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RENACER DE LAS CENIZAS: una historia de resiliencia tras los incendios forestales
Foto: © WWF Bolivia/ Rodrigo Urzagasti
Fuente: WWF Bolivia
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na intensa helada fue el preludio de un incendio que devastó 3,9 millones de hectáreas en Santa Cruz, en 2019. De ellas, más de 258 mil hectáreas correspondían al Territorio Indígena Originario Campesino (TIOC) Monte Verde, situado a 400 kilómetros al noreste de Santa Cruz de la Sierra, uno de los más grandes de Bolivia y con un gran valor forestal, ya que está cubierto de bos-
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ques. Aquella vegetación de pasturas y árboles ardió entre junio y octubre frente a los ojos de miles de personas alrededor del mundo que seguían el suceso por medios de comunicación y redes sociales. Fue la emergencia por fuego más grave de la última década en Bolivia, y también la más visibilizada. Desde entonces, los habitantes del lugar aseguran que el fenómeno de la helada se ha repetido en 2020 y a
finales de junio de este año. “El monte está choco”, dice un vecino de la comunidad Río Blanco para describir el color amarillo de la vegetación tras la última helada. “Eso que está seco ahorita, es por la helada, no es natural”, coincide Ignacia Supepí. El paisaje es elocuente. Incluso la hierba alta está quemada por el frío, y a ello se suma una vegetación seca por otro fenómeno también usual en los últimos años: la sequía.