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¡Un delirante AMLO pelea con el espejo!

Apenas el pasado jueves advertí de la creciente preocupación que existe en Palacio por la salud mental del Presidente mexicano.

Dije en esa entrega del Itinerario Político que colaboradores cercanos y médicos del Mandatario han elevado el nivel de alerta en Palacio, a causa de una demencia cada día más evidente de López Obrador.

Un trastorno de personalidad visible no solo en sus declaraciones “mañaneras” sino que aparece en su comportamiento cotidiano y, sobre todo, se percibe en el lenguaje corporal y facial.

Pero si existía alguna duda, apenas el fin de semana último, un delirante y locuaz Obrador exhibió un extremo que no puede ser ignorado más por las instituciones del Estado mexicano; el extremo de llevar al país a “una guerra” imaginaria por López; despeñadero que arrastraría al caos toda una nación.

¿Y por qué tal comportamiento no puede ser ignorado un minuto más? Por elementales razones de Estado que ponen en peligro a todas las instituciones y a todos los ciudadanos.

Y es que en su defensa a ultranza de los barones de la violencia y el crimen -aliados de su Gobierno y que se han apoderado de gran parte del territorio mexicano-, López Obrador respondió al espionaje de Washington con la arenga demencial de que el Gobierno de Estados Unidos estaría listo para lanzar una invasión a México.

Sí, de ese tamaño el locuaz Presidente mexicano y el riesgo al que lleva al país.

Más aún, en medio de ese comportamiento demencial, Obrador llamó a todos los mexicanos a estar listos no solo para la defensa de la patria, sino de la soberanía y de todo México.

Es decir, López llamó a los ciudadanos a enlistarse en la guerra contra los “molinos de viento” que solo aparecen en su cabeza.

Sí, así de locuaz está López. Pero vamos a los detalles.

En un momento de éxtasis de poder, el propio Presidente mexicano gritó así el pasado sábado: “Esta política (de abrazos, no balazos) se va a mantener vigente. Y en el caso de que se requiera defender el territorio, nuestra soberanía, no debemos olvidar que son otros tiempos.

“México tiene mucha autoridad moral, tiene el respaldo de la mayoría de las naciones del tado avión debe haber sentido el alivio de aquél a quien le extirpan una buba, forúnculo o divieso en parte innominable que le impedía sentarse. A juicio de expertos, en esa compra y en aquella venta salió perdiendo la administración. Imagino que tanto el vendedor de las instalaciones eléctricas en vías de obsolescencia como el comprador del almodrote aéreo hicieron antes de la venta y de la compra la misma señal que hacía el comerciante y comisionista de mi historia. El marido llegó a su domicilio en hora inesperada y sorprendió a su esposa en ayuntamiento carnal con un sujeto. Al verlos prorrumpió en denuestos contra ambos. A ella la llamó “vulpeja” -o sea zorra-, “pendona” y “meretriz”; a él le dijo “hideputa”, “bellaco mal parido” y “rufián”. Luego, dirigiéndose a la mujer, le preguntó furioso; “¿Por qué haces esto?”. Con ejemplar sin-

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