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Tenga cuidado con la doble raíz
Aquímismo en este espacio mencioné que un gazapo es un conejito recién nacido y que se le llama así también a un error periodístico porque éste es tan huidizo como aquel, o sea que el conejito se nos escapa y el error también, para cuando acordamos, ya se nos fue.
Bueno, pues con su permiso quiero hacer una aclaración, ya que ahora me encuentro con que el gazapo-conejo y el gazapo-error tienen raíces diferentes, así que me apresuro a hacer el señalamiento correspondiente para reconocer que mi explicación del gazapo era un gazapo, o sea un error.
Según esta fuente que es altamente fidedigna, el gazapo-error proviene de gazafatón, una antigua palabra española derivada del griego kakénfaton que quiere decir “error de lenguaje” o “palabra malsonante” y pues sí, suena bastante feo la palabreja.
El gazapo-conejo, en cambio, toma su nombre de otra palabra griega: dasupous que se refiere a un “conejito”. Sí se nota la diferencia.
Llama la atención esto porque hay algunas palabras como la que cito, que en el español actual son exactamente iguales pero significan cosas muy diferentes porque proceden de raíces muy diferentes. Son los casos que yo he llamado “de doble etimología” o “doble raíz”.
Otro caso de esta categoría es la palabra escatológico. Lo escatológico es lo que se refiere a los excrementos… ¡giu! Eso ya lo habíamos mencionado, hasta que un día me encontré con que lo escatológico se refiere también a algo muy diferente: a las creencias religiosas que se relacionan con la vida después de la muerte y con el final del hombre y de todo el universo.
Entonces hay escatología fisiológica —recordándole atentamente que la fisiología es la ciencia que estudia las funciones de los seres orgánicos— y hay otra escatología que podemos llamar la escatología religiosa.
La escatología fisiológica —la que huele—tiene sus raíces en el griego skatós que significa excremento. La otra, la religio-