Pablo Marcos: el prisionero de las viñetas

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PABLO MARCOS El prisionero de las vi単etas Kriss Fuentes Criado

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Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados. Pablo Marcos El prisionero de las viñetas ©Kriss Fuentes Criado, 2012

Primera edición: julio del 2012 Diseño de cubierta: Elvis Fuentes Tiraje: 3 ejemplares Impreso en Galerías Centro Lima

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A mi hermano, mi mejor amigo

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PRÓLOGO

Pude conocer a Pablo Marcos cuando ya era toda una leyenda del género de Terror y Fantasía Heroica de la historieta internacional, gracias a un especial por Fiestas Patrias que preparamos en el Blog de LaNuez, en el cual convocamos a dibujantes peruanos triunfadores en el exterior. Hay que decirlo, sólo dos artistas accedieron a la convocatoria: uno de ellos fue Boris Vallejo: y el otro, Pablo Marcos. Por supuesto nos dimos por satisfechos. Lo mejor vino después: Marcos anunció pronta visita a Lima (diciembre 2005), ciudad que no visitaba desde hace tiempo atrás, a los amigos que dejó para hacer su periplo a la fama. Y por supuesto era obligatorio recibirlo como lo ameritaba. 5


Su primer gesto fue quedar una par de horas previas para conocernos y antes de la llegada de los admiradores y colegas que venían a celebrar su llegada, un abrazo inicial selló nuestra amistad. Escuchando su historia mientras veía los trabajos originales de personajes que yo había admirado desde siempre en los cómics: Marvel, DC o Warren, me convenció que su grandeza y humildad siempre fueron sus escudos para salir bien librado de sus incontables aventuras. Quien lo conozca se dará cuenta que su aparente timidez jamás fue obstáculo para emprender no una, sino muchas aventuras que lo obligaron a hacer tabla rasa de su pasado y empezar una historia nueva, justo como los cómics de superhéroes que el dibujó, en donde uno

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puede confiar en que en el siguiente número que leerá será una nueva aventura pero con el mismo protagonista. Pablo Marcos al igual que otros ilustres autores del Noveno Arte ha puesto su talento

para contar

historias: historias que hablan de la lucha entre el bien y el mal, actos heroicos donde los protagonistas, bajo circunstancias adversas, no se amedrentan y luchan por lograr sus objetivos, como en las historietas. Kriss Fuentes nos narra la historia de Marcos desde su inicio en la hacienda Laran, Chincha, al sur de Lima y cómo de pequeño dio muestras de un poder inigualable para llenar de dibujos todo papel que caía en sus manos. Y cómo siendo un púber, podía igualar el trazo de dibujantes consagrados.

Leerán,

además,

cómo nuestro protagonista salía de su “Villachica” para llegar a la meca del Comic mainstream. 7


Así de manera coloquial y efectiva, Fuentes nos llevará párrafo a párrafo una verdadera “Vida Ilustre” y ésta irá reparando un injusto olvido y reconocimiento a unos de los autores consagrados que ha dejado arriba el nombre del país: Don Pablo Marcos Ortega.

Javier Prado

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I PABLO MARCOS: EL PRISIONERO EN SU LABERINTO

María Ortega no lo soportó más. Tomó el montón de papeles que se había acumulado por todos los rincones de su casa y los botó a la basura. El pequeño Pablo, su tercer hijo y el autor intelectual de todos esos bocetos, no se inmutó. Sabía que siempre podía dibujar más. No tenía papel fino como el bond, pero recolectaba boletos del micro, el papel kraft de los sacos de arroz y azúcar, pedazos de servilletas, alguna boleta de pago… En fin. Eso era suficiente para dejar volar su imaginación y realizar los trazos que él quisiese.

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Por ese motivo, su madre decidió terminar con ese desorden: porque sabía que la historia se volvería a repetir. ¡“Cuántos trabajos se habrán ido!”, recuerda ahora la hermana mayor de Pablo, Gloria Marcos. —Pablo, botas los papeles después de usarlos. ¡No quiero que se sigan apiñando por toda la casa! —le pidió su madre como en anteriores ocasiones. Sin embargo, la situación nunca cambió. Y es que Pablo Marcos Ortega, nacido el 31 de marzo de 1937, era un niño especial. Poseía un don en sus manos que no dejaba de expresar sobre cualquier superficie lisa que tuviese a su alcance. Pedirle no dibujar, resultaba imposible. El arte de trazar bocetos con figuras humanas, animales, lugares lo llevaba inexplicablemente en las venas. Era una habilidad innata que aprovechó al máximo y que, años posteriores, lo 10


llevó a conocer un mundo fascinante: el universo del cómic. Desde pequeño, la mirada taciturna y apacible con la que observaba a los demás representaba su tímida personalidad, la misma que lo ha acompañado durante el resto de su vida. De pocas palabras, el pequeño Pablo disfrutaba de la lectura de las historietas que su padre le conseguía. Cuando aún era un niño de apenas 5 años, le compraba la revista del Pato Donald, una publicación de historietas que era distribuida por la famosa Editorial mexicana Novaro y que en el Perú solo era vendida en la ciudad de Lima. Era el año 1942 y para la familia Marcos Ortega este gasto que ahora parece insignificante era casi una cachetada a su condición económica. Originarios de Larán, Chincha Alta, esta familia no podía derrochar dinero en revistas. María Ortega 11


Guzmán, ama de casa y madre de los 6 hijos del matrimonio, siempre le recordaba esto a su esposo Pablo Marcos Castilla, un chofer de camiones petroleros. Pero no importaba cuántas veces se lo repitiera, él siempre se salía con la suya y conseguía el dinero suficiente para adquirir la revista. —Hasta ahora —cuenta Marcos— me intriga el por qué mi papá nos compraba esa única revista con el presupuesto tan limitado con el que mi familia contaba. La situación financiera nunca fue muy solvente en la familia Marcos Ortega, pero Pablo Marcos padre nunca dudó en brindarles ese gusto a sus hijos. La razón es casi obvia: el gusto del dibujo estaba impregnado en cuatro de sus seis hijos. Sin embargo, Manuel y Pablo fueron los más entusiastas con este arte. Quizá la alegría en sus miradas, la emoción en sus palabras mientras 12


conversaban sobre las novedades de la revista, llevó al padre a invertir lo poco que tenía en la oportunidad de hacer felices a sus hijos. O probablemente una de las razones por las que Pablo Marcos padre contradijera a su esposa es por un cuaderno cuadriculado. Sí, el niño Pablo dibujó una historia de vaqueros contra indios en un cuaderno cuadriculado que hasta el día de hoy añora encontrar. Los trazos de palitos y círculos que hacían las veces de brazos y piernas de los personajes que creó en su combate western inmortalizaron los primeros esbozos de su posterior carrera como dibujante. Cuando

la

situación

mejoró,

sus

padres

decidieron migrar a Lima. Pablo Marcos padre consiguió costear un auto propio para convertirse en taxista mientras que su esposa María Ortega adquirió una 13


máquina de costura. Lima los recibió aún bajo miradas de prejuicio, pero a la pareja no le importó pues deseaban lo mejor para el futuro de sus hijos. Un futuro que debía ser diferente al de ellos. A pesar de contar con una personalidad introvertida, al pequeño Pablo le gustaba el fútbol. La pasión por el deporte rey lo obligaba a romper su timidez y participaba activamente en las ‘pichangas’ que se organizaban en su nuevo barrio en Magdalena. Posición: arquero, una ubicación llena de responsabilidad y, de nuevo, lejanía de los demás. El fútbol era su afición predilecta, incluso más que el dibujo. Curiosamente años después ambas disciplinas –arte y deporte– se cruzarían en su trabajo y darían como resultado las famosas ilustraciones de los jugadores de fútbol del mundial México 70, un encargo del diario mexicano Excélsior 14


para su edición vespertina Últimas Noticias, que se compilaron en ‘La Historia Gráfica de todos los Mundiales de Fútbol.’ Su hermano Manuel, el cuarto en línea, era su camarada. Ambos habían sucumbido al amor por las historietas y no dudaban en rentar –pues no podían costear la compra– la revista ‘Avanzada’, una de las pocas especializada en el género que los divertía con su historias inocentes. Lejos estaría Pablo de imaginar siquiera que detrás de los dibujos estaban dos genios del trazo: Juan Osorio y Hernán Bartra, personalidades que posteriormente influyeron en su estilo de dibujo. Mientras el fútbol le permitió convertirse en un chico más sociable durante su época escolar, sus dibujos empezaron a generar notoriedad entre sus profesores. Estos no dudaban en felicitar a sus padres por el talento 15


que desbordaba y en varias ocasiones era Pablo quien se encargaba de dibujar en la pizarra para las clases de sus maestros. — ¡Marcos!, ¡Marcos!, ¿No me oyes? Ven a la pizarra de inmediato” —, exclamó el profesor de Ciencia y Ambiente durante una clase. Pablo se sobresaltó. Se encontraba tan absorto pensando en llegar a casa para leer sus revistas junto a Manuel, su hermano, que no escuchó a su maestro. Intempestivamente, el pequeño Pablo se levantó de su carpeta de madera, dejó sus pensamientos de lado y tomó la tiza que su maestro le extendía. —Dibuja esta figura en la pizarra, por favor —, le pidió su profesor, mostrándole el aparato circulatorio de su libro de texto. 16


—Sí —replicó el niño. Automáticamente, Pablo tomó la tiza e inició la labor mientras que su maestro explicaba la clase a sus compañeros. Empezó por la silueta del cuerpo humano y continuó con los detalles interiores. En un dos por tres, el trabajo estaba terminado. Dejó la tiza y regresó a su sitio. —Recuerdo que los

profesores le pedían

constantemente a mi hermano que les dibujara varias figuras para que ellos pudieran utilizarlas en sus clases. —Cuenta Gloria Marcos, su hermana. — Siempre le decían a mis padres que tenía un hijo talentoso y que debían reforzar su talento. La oportunidad no tardó en llegar.

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—Yo regresaba de Buenos Aires —relata el reconocido

escritor

y

dramaturgo

Juan

Rivera

Saavedra—. Había viajado para estudiar dibujo, retratos y murales. Como pertenecía al Magisterio de Educación, ellos me asignaron el Colegio Bartolomé Herrera como siguiente destino de enseñanza. Allí tuve a varios jóvenes que se iniciaban en el dibujo, incluyendo a Pablo, por supuesto. El creador de las series ‘Gamboa’ y ‘El diario de Pablo Marcos’ —esta última en honor a su alumno—, Juan Rivera Saavedra, era todavía un profesor muy joven de la clase de Dibujo cuando conoció al entonces estudiante. “Los alumnos me perseguían para escuchar mis historias. Lo único que yo hacía era transmitirles las emociones de lo que había visto, escuchado y aprendido en Argentina.” 18


El joven profesor Rivera apenas podía controlar a sus pupilos durante las clases. Ni siquiera él podía consigo mismo. Había conocido un mundo totalmente diferente durante su estancia en el país vecino. A pesar que Perú se había convertido en un exponente de dibujos humorísticos, el género de la historieta apenas y había evolucionado. Rivera no dejaba de contar sus experiencias con el historietista Hugo Pratt —, uno de los mayores exponentes mundiales de historietas y quien posee una larga lista de publicaciones en italiano y español—, o sus conversaciones con el todavía precoz Quino —quien ni siquiera había creado a la pequeña niña Mafalda, una de los mayores más famosas tiras cómicas en América Latina—. Pablo escuchaba absorto todo lo que les contaba. Ese mundo detrás del lápiz y el papel, los 19


colores, la tinta y las historias, lo dejó fascinado. Y Rivera lo notó. Fue así como jugando, que el maestro empezó a prestarle atención al niño tímido y talentoso del salón. Poco a poco, ambos acortaron distancias y Marcos comenzó a sumergirse con mayor profundidad en el mundo del dibujo. Rivera entonces decidió compartir con él algunas historietas extranjeras. De este modo, Marcos podría ampliar su —hasta ese momento— limitado conocimiento del arte. Si había algo que había llamado la atención del todavía estudiante de secundaria, definitivamente era la historieta. Eso ya estaba claro. Este género se había vuelto su predilección. Para que pudiera desarrollar una visión más amplia de este estilo de dibujo, Rivera le prestó diferentes tipos de historietas: las italianas 20


‘Misterix’ y ‘Corriere dei Piccoli’ con su corte educativo; las latinas tales como ‘Rico Tipo’ (Argentina) y ‘El Peneca’ (Chile) ambas eminencias del humor gráfico, y por supuesto las oriundas de Estados Unidos: Cisco Kid, Flash Gordon, Li’l Abner, entre otros títulos que son indispensables para cualquiera que quiera ingresar a este mundo de trazos. Para Pablo era demasiada información que procesar. Pero no le importó. Estudió con cuidado a cada autor y cada uno de sus trabajos. Estaba atónito por la diversidad de historias que se podían encontrar desde diferentes partes del mundo. Nada comparado con el Perú. Para Rivera estaba claro que el futuro de este chico estaba destinado a conseguir grandes logros, logros que ni él como maestro podía ser capaz de alcanzar.

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Mientras más convivía Marcos con el material que su profesor compartía, su técnica de dibujo comenzaba a evolucionar. Y eso era precisamente lo que Rivera deseaba: la madurez del trazo. Si Pablo lo lograba, él se comprometía a presentarlo con artistas locales. Lo consiguió. Julio Fairlie era el caricaturista por excelencia durante los años 50. Aunque todavía no había creado a su famoso ‘Sampietri’ en el periódico ‘Última hora’, su carrera estaba en ascenso en ‘La Prensa’, otro diario de prestigio y reconocimiento por sus ilustraciones. Poseía un espacio propio dentro del suplemento ‘Siete Días’ titulado “La página del flaco”, en alusión al sobrenombre que se había ganado desde siempre. Además estaba a 22


cargo de la caricatura política para la edición diaria del periódico, un trabajo que requería de rapidez y precisión absoluta. De la mano de este dibujante, Pablo Marcos comenzó su aventura artística. —Cuando empecé a trabajar en ‘El Diario’ — relata Marcos—, edición vespertina de ‘La Prensa’, hacía las veces de caricaturista e ilustrador de las últimas noticias, generalmente de carácter policial o de accidentes. Gobierno del general Manuel A. Odría, época del 50. Encontrar fotografías en los periódicos era un lujo que pocos medios impresos podían costear. Para acompañar los textos, los diarios contrataban a dibujantes que ilustraran los hechos relevantes de la noticia. Este cargo se denominaba ‘ilustrador diario’ o ‘dibujante de redacción’ y eran ellos quienes, a base de 23


reportes policiales o cables nacionales debían inventar las imágenes. A veces la tarea no era tan complicada, sobre todo si se trataba de políticos o personalidades públicas. El problema surgía cuando se debía ilustrar hechos ocurridos en territorios recónditos a personas desconocidas y sin siquiera tener una idea de cómo lucían. Era un reto diario y Pablo aprendió a vivir con ello. Sí. Su primer trabajo artístico en un diario estaba completamente

alejado

de

su

género

favorito.

Inicialmente Fairlie lo adoptó como su asistente, su sustituto. La capacidad del joven estudiante para captar la estética de los artistas había convencido al periodista del talento que se traía entre manos. Era 1951, Pablo apenas tenía unos 13 años y ya se ganaba sus primeros ‘cachuelos’ en el medio. Su jefe decidió tomarse unas 24


vacaciones y no dudó en dejar al joven Marcos a cargo de los dibujos. Nadie nunca lo notó. Era un secreto entre ambos. Un buen inicio para un alumno de secundaria de un colegio estatal que nunca había recibido instrucción alguna sobre el dibujo y que solo había aprendido de las historietas prestadas por un profesor entusiasmado con el arte. Luego de finalizar sus estudios secundarios Pablo Marcos ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para estudiar Economía. La elección por esta carrera fue casi por descarte. Su primera alternativa fue la carrera de Medicina. “Sin embargo, tuvo que dejar esa idea porque los estudios eran caros y nuestra familia no podía costearlos”, cuenta su hermana Gloria Marcos. “En los cinco años de carrera, jamás le vi los deseos de 25


siquiera buscar algún trabajo en esa materia. Todo se lo dio el dibujo”, comentó. Y fue así. Paralelamente a sus estudios universitarios consiguió trabajos en donde pudo explotar sus dotes como dibujante. Ingresó a las revista de humor ‘Rochabús’, dirigida por Guido Monteverde, donde trabajó junto a su ex jefe, Julio Fairlie, ya no como asistente sino como colega. Dos años después, en 1960, compartió créditos con uno de los hombres que había dado vida a la revista ‘Avanzada’ que Pablo y su hermano Manuel se desesperaban por leer años atrás: Juan Osorio, en la revista de humor político ‘Zamba Canuta’. Aunque esta revista tuvo un corto tiempo de circulación, aprendió todo lo que pudo del mundo de la caricatura.

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En cierta forma, él se había convertido en una especie de superhéroe. De día, asistía a clases junto a sus compañeros, aprobaba los exámenes y entregaba los trabajos. En las tardes y tiempos libres, se dedicaba a trabajar en las revistas, dibujando. Eso era lo que más disfrutaba y, al mismo tiempo, le daba un pequeño sustento económico para compartir con su familia. Jamás ejerció la carrera de economista.

—La escena —explica Pablo Marcos— de los caricaturistas y los artistas de dibujos serios, como la historieta e ilustración, son completamente diferentes. Yo había practicado desde pequeño las ilustraciones serias, nunca la caricatura.

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En ‘Rochabús’, revista estrictamente política, Marcos realizó portadas, páginas centrales e, incluso, creó a un personaje que bautizó con el nombre de STUPIDO. Es aquí donde encuentra mayor libertad artística para crear los dibujos, siempre bajo los argumentos y las historias de Guido Monteverde, el director. Para realizar este trabajo, tenía que estar atento a la realidad nacional y saber cómo retratar a los personajes. Después de sus experiencias con el mundo de la caricatura política, Marcos decidió trabajar nuevamente en un medio de prensa. El diario Expreso le ofreció la oportunidad y él la aceptó. Su trabajo en este medio fue demandante. El diario poseía no solo una edición vespertina llamada Extra, sino también publicaba suplementos como 28


Estampa y El Escolar, ambos semanarios. En todos ellos, Marcos tenía una tarea específica asignada: Para Extra desarrolló la tira “Benito Puma” y la adaptación en historieta de dos películas recién estrenadas de James Bond: Dr. No y Goldfinger; en Estampa se encargaba de la portada del suplemento y en El Escolar realizaba las ilustraciones, sin contar con el trabajo como dibujante de redacción en el mismo diario Expreso. Con los guiones de Hernán Velarde, “Benito Puma” se lanzó en Extra. Esta tira cómica relataba la historia de las vivencias de un niño provinciano cuando llegaba a la capital. Aunque Pablo se encargaba de la parte artística, el personaje compartía similitudes con las experiencias del dibujante cuando él mismo llegó a Lima cuando tenía 5 años. 29


El trabajo como ilustrador diario era el más extenuante de todos. El trabajo bajo presión y la rapidez con

la

que

debía

terminarlos

ponía

a

prueba

constantemente su valor como artista. —Me basaba —cuenta— en los reportes policiales

para

imaginar

e

ilustrar

los

últimos

acontecimientos. Otras veces me tocaba presenciar hechos y luego ir al periódico a dibujarlos, como por ejemplo el día que observé en la isla de San Lorenzo, la ejecución de ‘Pichuzo’. Guillermo Lavalle Vásquez, alias Pichuzo fue fusilado en la Isla San Lorenzo en 1966 por encontrarlo culpable en el caso de abuso sexual y decapitación de un menor de edad. Este hecho estremeció a la población al guardar semejanzas con el caso del ‘Monstruo de Armendáriz’ de 1957. En el caso de Pichuzo, todas las 30


pruebas lo acusaban aunque juró su inocencia hasta el final. —Me dijeron que llevara mi lápiz —recuerda Marcos—, pero no lo hice. Fuimos, en la madrugada y vi la ejecución. No tomé ningún apunte, pero todo lo capté: los soldados, cuántos eran, todos los pormenores. Y, después, a dibujar. Ver morir a un hombre no es tan fácil. Este fue uno de los episodios más duros que tuvo que presenciar. También fue testigo de la ejecución del Monstruo de Armendáriz unos años antes, pero prefiere no recordarlo. Jorge Villanueva Torres, el verdadero nombre del ‘monstruo’, había clamado su inocencia hasta el último segundo con desesperación y lágrimas en sus ojos antes de que se abriera el fuego.

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El trabajo en Expreso ocupaba todo su tiempo. Cuando regresaba a casa después de alguna comisión, se encerraba en su cuarto para continuar con su trabajo. A su familia le costó entender su lejanía y ausencia, pero le dieron su apoyo incondicional. Pablo fue el primero en ingresar al mundo del dibujo. Su hermano Manuel le siguió los pasos. El compañero de infancia con quien compartió el amor por las revistas gráficas también ingresó a trabajar en Expreso como ilustrador y se especializó en los dibujos del suplemento El Escolar en donde permaneció por 20 años. El quinto hermano, Alfredo, también continuó con la ‘tradición’ artística de la familia, pero encontró su hogar dentro del mundo de la caricatura política. “Alfredo y Pablo son completamente diferentes”, cuenta 32


Juan Rivera. “No sólo en sus estilos artísticos, también en sus personalidades”. Alfredo Marcos es el autor de caricaturas como Los Calatos, Las viejas Pitucas El hombre que no podía irse y Los achora'os. A Rivera le molesta que el nombre de su discípulo no sea conocido en su propio país. “Pablo ha logrado muchísimas cosas más que Alfredo. Sin embargo cuando viene de visita al Perú, nadie lo reconoce. Sólo los que están metidos en este mundo de las historietas. Él hace dibujos ¡bellísimos, inigualables! ¿Cómo es posible eso?” Ninguno de los dos hermanos sabía qué les deparaba el futuro. Ni siquiera Alfredo se imaginaba la popularidad de su trabajo durante los años 80 con sus personajes. Su hermano mayor ya no estaba en Perú, sino triunfando en Estados Unidos, México, Italia y 33


Reino Unido lugares a donde sus dibujos y entintados habían llegado. Tal vez fue lo mejor que sus destinos no se hayan cruzado. “Ambos son talentosos”, sentencia Gloria Marcos la hermana mayor. “Lamentablemente nosotros como familia de Pablo no fuimos capaces de gozar del éxito de mi hermano quien había empezado tan pequeño y que siempre había mostrado un sincero cariño a su profesión de artista” Durante su estadía en el diario Expreso, Pablo Marcos se había convertido en todo un hombre. Y a su vida llegó el amor. Conoció a la mujer que le cambió la vida, su compañera en el primer viaje hacia el triunfo: Norma Martínez. Ambos se conocieron en el barrio de Magdalena. “Nosotros vivíamos en la calle Bolognesi”, relata Gloria 34


Marcos, su hermana. “Norma vivía en la calle Grau, a espaldas de nuestra casa” Los amigos en común entre ellos los hicieron conocerse. Las escapadas de Pablo para verla eran constantes y en un principio su familia ni siquiera sospechaba que andaba de Don Juan. Norma Martínez era apenas una muchachita de 17 años cuando tuvo a su primera hija Judith en 1957, producto de una relación anterior. Para el corazón de Pablo, la niña no representó ningún un impedimento para dejar de frecuentar a Norma. Aún bajo la mirada severa de toda su familia, Pablo continuó cortejándola. Y es que Norma era una chica astuta y vivaz que siempre sabía lo que quería. Sus grandes ojos negros y el don de mando cautivaron al dibujante. Pablo decidió que no había

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razón para continuar en enamoramientos y salidas de novios: le propuso matrimonio. Ella, sin dudarlo, aceptó. Era 1960. Pablo y Norma se dieron el sí en la Iglesia de los Desamparados junto a sus familiares y amigos. Para Pablo, la unión matrimonial significó uno de los momentos más trascendentales de su vida. Esta mujer lo acompañaría en la cúspide de su carrera en el extranjero. Fue ella quien se ocupó de la crianza de los niños para que él desarrollase su talento. Y fue también ella quien lo dejó sumido en la más terrible depresión después de su muerte. Juntos, lograron formar una familia conformada por 4 hijos: Judith, la hija mayor de Norma y a quien Pablo siempre consideraría como suya; Gisella, Normita, y finalmente un varón al que también bautizaron como Pablo. 36


Parecía que Pablo Marcos lo había alcanzado todo. Tenía al amor de su vida, una hermosa familia y un trabajo que le permitía gozar de lujos que antes no podía costear. Su prominente carrera en Expreso lo mantenía ocupado pero feliz. No le pedía más a la vida. Y sin embargo, algo más grande le aguardaba.

Fue en el año 1967 que Marcos decidió tomarse unas vacaciones después de la ajetreada rutina de Expreso. Acompañado de otro futuro gran dibujante internacional como Gonzalo Mayo, enrumbó sin su familia a México para encontrarse con su compatriota Marino Sagástegui, quien había sido uno de los principales caricaturistas del diario Extra y a quien Pablo estimaba por los años que trabajaron juntos. 37


Lo que empezó como un viaje de placer, terminó por convertirse en una posibilidad de empleo dentro de la Editorial más renombrada de Latinoamérica: La Editorial Novaro, la misma que había hecho posible que él se enamorara del dibujo. La emoción de poder formar parte de una editorial que le dio tantas alegrías cuando niño parecía un sueño. —Marino —recuerda Marcos 44 años después— me sugirió que visitara la Editorial Novaro. Allí conocí al director Alfredo Cardona Peña. Le encantó mi trabajo, e inmediatamente me propuso que colaborara para su empresa. Ese mismo día me entregó

algunos

argumentos. Estos argumentos son los guiones de las historias que el dibujante va a producir. Mientras a los actores se les da guiones para que sepan qué decir, a los 38


historietistas se les brinda argumentos para que tengan conocimiento sobre la trama de la historia. Por lo general, cuando un dibujante está iniciando un nuevo trabajo se le asigna sólo un argumento para que pueda demostrar su versatilidad en la construcción de esa historia. El caso de Marcos fue diferente. Se le entregó más de un argumento, y de historias que se encontraban en circulación como ‘Joyas de la Mitología’ o ‘Leyendas de América’. Pablo Marcos no podía salir de su asombro. Editorial Novaro se encargó por casi 30 años de crear y traducir historietas en diferentes formatos. Posicionada como una de las editoriales más populares dentro del mercado latinoamericano, Novaro fue la encargada de traducir los trabajos norteamericanos más populares como Superman, el Capitán Marvel y Batman, entre otros títulos. 39


Dibujar historietas era su sueño. Lo había sido desde su infancia y ahora se encontraba frente a la posibilidad de poder realizarlo. Sin embargo, él estaba acostumbrado a las caricaturas e ilustraciones y no se sentía completamente seguro de su capacidad para cambiar de rubro. Además, Marcos tenía presente en todo momento a su familia: aceptar el trabajo implicaba una mudanza que cambiaría sus vidas para siempre, sin dejar de lado las comodidades a las que ya se habían acostumbrado. Tomó una decisión. Se estableció en México. Su esposa y sus hijos se encontraban todavía en Lima y para él su bienestar era una preocupación constante. Conversó con su esposa Norma sobre el asunto y, después de discutirlo, acordaron que primero él 40


se iría solo para consolidar su carrera y fortalecer sus cimientos en la nueva faceta artística a la que se iba a dedicar. Durante casi un año estuvo trabajando con mucho esfuerzo para poder alcanzar el nivel de los otros artistas gráficos. La rapidez que había adquirido con su labor dentro de los medios de prensa de todos los días le permitía avanzar de manera fluida con los trabajos que se le encomendaba. La ventaja de sus trabajos anteriores le abrió oportunidades económicas y, en menos de un año consiguió una casa y un auto. Pero la nostalgia de su país y la soledad con la que convivía durante su estancia en México no lo dejaban tranquilo. Pidió un par de días para regresar a Lima y tomar una decisión definitiva. —De regreso a Lima —recuerda Marcos—, el director de Expreso y todos mis amigos me animaron para dar un paso adelante en mi carrera profesional. Fue 41


un poco difícil tomar la decisión porque contaba con una buena posición en el diario y con el mejor pago en ese medio. Sin embargo Carlos Sánchez, el director de Extra, me convenció de seguir en el mundo de la historieta. Fue gracias al consejo de sus allegados y por supuesto luego de conversarlo con su esposa Norma, que Marcos decidió mudarse con su familia a México ya de forma permanente. En la Editorial realizó una serie de trabajos originales. Como ocupaba el cargo de dibujante, Marcos se zambulló de lleno en las historias que se creaban para Latinoamérica y no en las provenientes de Estados Unidos. De esta manera, realizó los dibujos de las historietas para las series como Vidas Ilustres, Leyendas de América y, de manera paralela, consiguió que lo contratara la casa editora del diario Excélsior en 42


su ‘Magazine de Policía’ en donde realizaba las ilustraciones de las noticias y, de manera ocasional, alguna caricatura. Sin embargo, durante los tres años que permaneció en México, Marcos se especializó en el género de la historieta. También tuvo la oportunidad de participar en el proceso de desarrollo de ilustraciones de los jugadores de fútbol del mundial México 70 que se recopilaron en La Historia Gráfica de todos los Mundiales de Fútbol. Gracias a este trabajo, consiguió retratar a reconocidas figuras del balón pie que habían marcado su estilo de juego

durante

su

juventud:

Edson

Arantes

do

Nascimento, alias ‘Pelé’, entre otros tantos. Pero la Editorial Novaro no solo le brindó la posibilidad de poder desarrollarse en el género de la

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historieta. También le dio la libertad de crear su propio personaje. Su propio universo. Su primera historia. ‘Hatha-Yoga’ se titulaba el nombre de esta serie que contaba las historias de tres personajes dominados por el poder de un cerebro mecánico y la única manera de hacerle frente era comunicándose entre ellos a través de su habilidad especial: la telepatía. Aunque la trama de la historia fue bastante básica, el propósito del dibujante Marcos no apuntaba únicamente a conseguir solo popularidad, sino que deseaba que la gente reconociera que no los personajes de ficción no necesitaban súper poderes para salvar el día. —La diferencia —reflexiona Marcos— con las historietas americanas era muy simple: mis personajes eran reales, sin poderes sobrenaturales; simplemente

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eran aventuras de tres jóvenes que contaban con una sola arma: la comunicación telepática entre ellos. Gracias a esa oportunidad, Marcos consiguió trazarse nuevos retos y con ellos logró constantes reconocimientos dentro del medio. No había en la Editorial quien no lo conociera y, mucho menos, que no lo saludara. Poco a poco consiguió el respeto y la amistad de los otros dibujantes. Con este trabajo, nuevas posibilidades

de

seguir

creciendo

se

asomaban

lentamente. Sus superiores lo sabían. Y su esposa Norma también.

Eran fines del año 1970. Al regresar a casa, su esposa Norma le sugirió la idea de hacer un viaje a Estados Unidos. Unas merecidas vacaciones no le caían 45


mal a nadie. En especial a un dibujante que constantemente se encontraba encerrado en su estudio de trabajo cuando no se encontraba en el taller de la Editorial. La idea no era mala. Hasta tenía sentido dejar por un tiempo el dibujo y compartir tiempo con su familia. Pero Pablo todavía no estaba seguro. Nunca le gustó dejar el trabajo por tiempo libre. Su vida estaba dedicada al dibujo. Sin embargo, las continuas insistencias de su esposa no podían ignorarse. Norma era la mujer de su vida, su mano derecha, su compañera incondicional, aquella que apoyó su decisión de viajar por primera vez a México y que aguardó por él sola en el Perú con sus 4 hijos. Era la voz de su conciencia que no podía callar. Un no como respuesta era imposible.

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Por otro lado se encontraba su amigo Guillermo Cortez Núñez, ex director de Expreso y quien también radicaba en México como asilado político. Ambos habían trabado una amistad muy profunda cuando todavía laboraban en el diario peruano. En muchas ocasiones, acudía uno al otro para intercambiar consejos personales. Marcos le comentó a su amigo la idea de su esposa de conocer Estados Unidos y darse un respiro de la Editorial. Cortez no podía estar más de acuerdo. Durante semanas él y su esposa Norma estuvieron torturando a Marcos con la idea. Parecía que Pablo no tenía escapatoria. Le comunicó al director de Novaro, Alfredo Cardona, la decisión que había tomado y éste no tuvo problema en darle permiso en el trabajo.

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Sólo había un pequeño detalle. Su amigo Guillermo le pidió un favor algo extraño a última hora. —Guillermo —recuerda Marcos—, mi gran amigo, me dio una dirección y un sobre, y me dijo: “Ve y busca a tal persona. Le entregas el sobre y le dices que disculpe la demora. Si no la encuentras, tú lo abres”. Pablo no hizo preguntas acerca del contenido del misterioso sobre. Si su amigo se lo había encargado era porque confiaba en su discreción. Tomó el sobre y lo guardó entre sus pertenencias. — Lo que yo creía que era un viaje de placer estaba planeado para que yo probara el mercado americano. —dice Marcos después de recordar el momento en que su vida cambió para siempre. Su llegada a Estados Unidos no había sido obra de la casualidad. 48


Su esposa Norma, en confabulación con el jefe Cardona de Novaro se aseguraron de empacar no sólo sus mejores historietas —conocidas en Estados Unidos como cómics—, sino también varios argumentos de ‘Hatha-Yoga’. Ellos pensaban que podría tener éxito en este país de grandes sueños. La primera puerta que tocó en el universo de los cómics fue Skywald Publications. Este sello editorial fue fundado por uno de los grandes de la historieta en el mercado norteamericano: Sol Brodsky, director de producción de Marvel Comics y mano derecha del guionista y editor de cómics estadounidenses Stan Lee; e Israel Waldman, un pequeño empresario. La especialidad de la casa: cómics de terror. —Pasó igual que en Novaro en México — reflexiona Marcos—: les gustó tanto mi trabajo que el 49


mismo día me entregaron también argumentos. Yo mismo no podía creer que estuviera vinculado a unas empresas de tanto prestigio así de fácil y rápido. Ese sobre, el que me encargó mi amigo Guillermo, me enteré meses después que contenía $1,500.00 en efectivo para apoyarme si llegaba a ser necesario. Éramos una familia de seis, el menor de solo 3 años, ninguno de nosotros sabía inglés y no teníamos ninguna conexión. Estaba viviendo una completa aventura.” Hasta ese momento, la vida de Pablo Marcos no había sido más que eso: una aventura. Un recorrido inexplicable por lugares a los que él jamás pensó llegar. El Perú ya no era suficiente. Había un mundo todavía más grande que debía conquistar: Estados Unidos. Era hora de decirle adiós a la hispana historieta y saludar al americanizado cómic. A partir de ese momento, 50


comenzaba la verdadera aventura. Y si Pablo no estaba listo, debĂ­a prepararse. Porque lo mejor de su carrera estaba por comenzar.

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II VIVIENDO ENTRE VIÑETAS Y NORMA Skywald Publications se convirtió en el primer reto artístico de Pablo Marcos. Como especialidad de la casa: el género de terror. Entre los títulos más famosos que esta empresa publicó se encuentran Nightmare, Psycho, y Scream. Todas con un profundo sentido de monstruosidad en sus personajes de la mano de relatos llenos de suspenso. A pesar de que su paso por Skywald no duró más de un año, Pablo Marcos tomó la oportunidad de mostrar al máximo su potencial como artista adentrándose al mundo de los zombies, de los cadáveres seccionados y las persecuciones

a las

indefensas mujeres. “Producir miedo —cuenta Marcos, recordando sus primeros trabajos— y una cantidad 52


grande de páginas al mes, con el agravante que yo hacía prácticamente todo en el trabajo artístico: el lápiz, la tinta, la trama y el medio tono parecía imposible” Aún así, Pablo Marcos aprendió a trabajar dentro del género, como alguna vez lo había hecho con las caricaturas en el Perú. Aunque Skywald le dio la mano en su llegada a Estados Unidos, el artista decidió migrar a una de las editoriales de cómics de terror más reconocidas: Warren Publishing. La prueba de ingreso la aprobó con elogios: demostró que era capaz de realizar la historia que le solicitaran no en un mes, como cualquier dibujante lo haría, sino tan solo en una semana. Así, aseguró su entrada.

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Con esta casa editora sus trabajos no fueron publicados inmediatamente como en otras ocasiones. Se decidió por unanimidad del equipo creativo que lo mejor era juntar todos los trabajos del peruano y publicarlo unos meses después para hacerlo de manera continuada. A pesar de que el estilo de trabajo era distinto, el artista comprendió la decisión.

Luego de algún tiempo,

descubrió que la compañía mantenía en un almacén cantidades de dibujos con más de un año de creados y que no habían sido expuestos, así que se sintió más agradecido con la oportunidad de que los suyos no hayan tenido que esperar tanto para mostrarlos al público. The Water World Creepy Nº 39 fue su trabajo debut en la compañía. Su trazo demostró una versatilidad y fluidez en el ambiente de terror que rápidamente se 54


convirtió en un referente: el miedo se expresaba en los ojos de sus personajes de una manera tan real que parecían fotografías, la anatomía detallada de sus muertos vivientes, el claroscuro de las tintas y los trazos precisos mantenían al lector en constante suspenso al voltear cada página, sin saber qué esperar de la historia. En Warren Publishing no sólo encontró un nuevo género sino también un amigo: Boris Vallejo. Este peruano más tarde se convertiría en uno de los dibujantes de Tarzán y quien se volvió todo un especialista dentro del género fantástico y erótico. Durante su carrera en el mundo del arte, Vallejo había perfeccionado su trabajo con el cuerpo humano, la anatomía de los hombres bruscos, los detalles en las líneas que definen a sus personajes heroicos, la 55


exageración de los músculos, los matices de colores que ensalzaban su poderío. No solo se trataba de un buen colega de Pablo Marcos, alguien de quien pudo aprender técnicas modernas e innovadoras, sino también, se trataba de un buen amigo con quien siempre estuvo agradecido por el apoyo que le brindó desde que llegó a los Estados Unidos. Pablo Marcos había llegado a Nueva York junto a su esposa Norma y sus cuatro hijos: Judith, Gisella, Norma y el menor, Pablito, quien apenas tenía 2 años. Adaptarse a la ciudad fue un reto para la familia Marcos Martínez. Llegaron a Gran Manzana con nieve sobre sus hombros. Era la primera vez que veían una ciudad vestida de blanco. El frío de las calles llenas de rascacielos y luces que adornaban cada esquina dejaban 56


a los niños encantados, como si fuese un espectáculo vivo que se repetía todos los días hasta el final de la estación. El idioma fue otro gran desafío. Ser latinos y no hablar ni una pizca de inglés dificultaba la transición de la familia, sobre todo de los más pequeños. Marcos aseguró que nunca se sintió discriminado por parte de los estadounidenses o alguno de sus empleadores. “Tuve suerte de que mis jefes hayan sido tan amables conmigo”, me comentó. Sin embargo, reconoce que la adaptación fue gracias a la tenacidad de su adorada esposa Norma. Fue ella quien impulsó a sus hijos a no dejarse maltratar en la escuela, integrarse con sus compañeros, practicar

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deportes y participar de otras actividades que les permitieran sentirse ‘iguales’ al resto. Y es que Norma Martínez Mendoza era la jefa de la familia. La esposa del artista fue la piedra angular que mantenía el equilibrio entre el trabajo de Marcos, la educación de los niños y el tiempo en familia que pasaban todos juntos. Sin ella, recuerda Marcos, el sistema no funcionaba. Las reglas de juego en la familia Marcos Martínez estaban muy bien establecidas: la esposa estaba a cargo de los chicos mientras que el esposo se hacía cargo del sustento familiar a través de su exigente dedicación al trabajo. Su hijo, Pablo Marcos Jr., también lo recuerda así. Radicado en Nueva York, Estados Unidos, el menor de los cuatro hijos, dueño de dos compañías de 58


arquitectura y diseño de interiores en la ‘gran manzana’, siempre se acuerda que en la época de su niñez y adolescencia su padre se encontraba solo encerrado en su estudio casi todas las horas del día. Tal vez el tiempo transcurría rápido para un niño de 8 años, porque le parecía que en ningún momento del día alcanzaba a verlo. “Mi mamá no dejaba que me acercara —recuerda el ahora empresario—. No quería que nada lo distrajera. Ella era la encargada de la educación de sus hijos y de que mi papá mantuviera su atención en el trabajo. Él nunca se metía”. —Con mi mamá no se jugaba —confiesa Pablo

Marcos Jr. en un español masticado. Vivir más de 30 años en Estados Unidos tiene sus secuelas pero él todavía se aferra a su lengua hispana—. Era bien ‘brava’. Decía orgullosa que venía de La Victoria. Ninguno de 59


mis hermanos ni yo nos atrevíamos a hacerla enfadar. Daba miedo.

Siendo aún todavía pequeño, una tarde Pablo Jr. se moría de miedo. El menor de los cuatro hermanos había venido reprobando en la escuela. ‘Pablito’, como lo llamaba cariñosamente el artista Pablo Marcos, su esposa e hijas, rondaba los 11 años y estaba en la época de la rebeldía: le ponía más atención al deporte que a las clases y casi nunca hacía la tarea. No recuerda muy bien cuál era la asignatura pero una cosa es cierta: se moría de miedo. Al día siguiente, viernes, debía llevar obligado el reporte firmado por alguno de sus padres o de lo contrario quedaría suspendido. Por primera vez el niño no sabía qué hacer: No podía contar con su papá porque 60


estaba prohibido de molestarlo. “Mi papá nunca firmaba los papeles de la escuela —recuerda ‘Pablito’—. Era como el político que no quería enterarse de nada”. Su mamá Norma, por otro lado, no significaba una opción, sino un deber. Temía por el castigo y no sabía a quien más

recurrir.

entrometerse:

Ninguna conocían

de

sus

hermanas

de

primera

mano

quiso las

consecuencias de desaprobar en la escuela. Parecía que no había escapatoria. Armándose de todo el valor que pudo, el pequeño de la familia decidió abordar a su madre. Quizá ella lo veía venir. “Si tienes que decirme algo, dímelo de una vez ah!”, le increpó. El niño no hacía más que mirar al suelo, como si estuviese encantado con el encerado de la semana. Su madre perdía la paciencia y eso nunca era buena señal. Finalmente, en voz baja y casi inteligible 61


pudo enunciar una oración “Yo…necesito, ehm…una firma, mommy. Es…estoy reprobando” Antes siquiera que su madre pudiese reaccionar, ‘Pablito’ huyó de su presencia creyendo que dejaba zanjada la situación. Se equivocó: mommy corrió como una bala detrás de él para evitar que escapara. El niño no sabía dónde esconderse: su cuarto estaba descartado, las habitaciones de sus hermanas Judith, Gisella y ‘Normita’ las consideraba como territorio hostil, casi enemigo. Sólo había un lugar y una persona a quien acudir: su padre. Escuchaba la voz de su madre gritando su nombre, acercándose más y más. Actuó rápido y corrió velozmente hacia el estudio. Se encontraba al menos a 3 metros y podía ver que la puerta estaba abierta. 62


—“Estoy salvado”, pensé. De verdad creí que estaba salvado. ¡Cuánto me equivoqué!—, dice ahora ‘Pablito’ recordando la anécdota esbozando una sonrisa. Los recuerdos de aquellas épocas los atesora y no pretende olvidarlos. Lo siguiente que ocurrió fue como sacado de película: la cámara lenta se aprovechó de la escena. Pablito vio cómo lentamente la puerta se cerraba casi frente a él. Corrió con todas sus fuerza y estiró su brazo para evitar quedarse fuera del estudio pero no alcanzó a lograrlo. Lo más desconcertante fue el sonido casi burlón de la puerta haciendo ‘clic’ y dejándolo definitivamente sin salvación. Del otro lado de la puerta, Pablo Marcos solo atinó a decir con una voz muy serena: “Es tu problema”.

63


Forcejeó la manija en vano, creyendo que se trataba de un error. Golpeó y golpeó una y otra vez y no volvió a escuchar palabra alguna de su padre. Ocasionalmente, su mamá llegó y le reprochó no sólo por reprobar, sino también por hacer tremendo escándalo por toda la casa y distraer al artista de su trabajo. Esa misma noche, en su cama, Pablito se encontraba muy molesto. Su papá no había hecho nada para evitar que lo castigaran y ni siquiera en el momento de la ‘persecución’ de su madre quiso darle la mano, dejándolo a merced de la figura materna. No podía entenderlo. Sin embargo, antes de quedarse dormido su padre llegó a su cuarto y se sentó junto a él en su cama. Pablo Marcos deseaba que su hijo entendiera por qué decidió no intervenir. “Mejora tu conducta. No siempre voy a estar ahí para cubrir tus malas costumbres”. 64


—Aunque eso fue profundo, me di cuenta que no podía contar con él para cubrir mis travesuras. “¡Estoy solo!” pensé. Jajajajaja— Dice ahora con una sonora carcajada, mientras conversamos en un restaurante de San Isidro. Pablo Marcos no quiso entrometerse en la educación que su esposa les impartía, no porque no le importara sino porque sabía que nadie podía ser mejor que Norma para criarlos. Él tenía miedo de equivocarse. Su esposa, en cambio, siempre fue una mujer de armas tomar, segura de sí misma y de un ímpetu de temer. Y eso era lo que más amaba de ella, su carácter dominante y decisivo lo habían hipnotizado desde el primer momento que la vio en el barrio de Magdalena del Mar, justo a espaldas de su casa. 65


15 años habían transcurrido desde que se dieron el sí en una iglesia de Lima y su lazo seguía más fuerte que nunca. Habían sorteado una serie de obstáculos para considerarse felices: los prejuicios de la familia, la hija de Norma (Judith), el viaje de Pablo Marcos a México donde residió solo por casi un año, el viaje casi fortuito a Estados Unidos y la adaptación a la nueva sociedad a la que llegaban. Si afrontaron todo eso, no había nada más que pudiera interponerse en su camino. La carrera de Pablo Marcos en el género iba cada vez creciendo a pasos agigantados y cuando comenzaba a adoptar su marca personal, se reencontró con un viejo amigo, aquel quien le dio da oportunidad apenas había llegado a Estados Unidos: Sol Brosky. El director de producciones de Marvel Comics había seguido de cerca 66


el desarrollo del peruano en el género de terror y no dudó en reclutarlo para los proyectos que Marvel Comics manejaba en el mismo ámbito. El artista no se lo esperaba. Estaba satisfecho con su carrera en Warren Publishing y ni siquiera había concebido la idea de trabajar en una de las más famosas editoriales de cómics en Estados Unidos. Accedió a trabajar para Marvel Comics. Esta decisión, sin embargo, no significaba para nada dejar su trabajo en Warren Publishing. Un artista de cómics tiene la libertad de poder trabajar en cuantas editoriales les sea posible. Grandes compañías, empero, prefieren que sus figuras sean exclusivas y por eso les hacen firmar contratos en donde se establece un trabajo fiel a la casa editora. 67


Mientras trabajó como asistente artístico de Sol Brodsky para Marvel del Reino Unido, Marcos no firmó contrato de exclusividad puesto que la cantidad de trabajo en Warren, en lugar de preocuparlo lo emocionaba. Podía pasar días de días dibujando o entintando y nunca llegaba a aburrirse. El arte es su filosofía de vida, aquella que lo impulsa, desde su juventud, a siempre aspirar a más y no quedarse solo en los sueños sino atreverse a cumplirlos. Con la oportunidad de trabajar para Marvel, Pablo Marcos participó en el proceso de creación de personajes que sólo había seguido cuando revisaba a otros dibujantes y editoriales. Trabajó para el género de terror al que se estaba introduciendo Marvel de la mano de proyectos como ‘Vampire Tales’, ‘Legion of 68


Monsters’, ‘Dracula Lives!’ y ‘Savage Tales’, además de su más famoso trabajo en el género ‘Tales of the Zombie’ publicado entre 1973 y 1975. Este cómic seguía de cerca la historia del muerto en vida Simon Garth quien, poseso por un espíritu maligno era capaz de asesinar personas que amaba. Así, con el estilo que lo caracterizaba, el dibujo de Marcos estimuló esa vulnerabilidad del personaje principal y, al mismo tiempo, insertó elementos de sensualidad macabra para la construcción de las anatomías. Anatomías que sobresalen en todos sus trabajos por el detalle y los tonos que utiliza.

El éxito de su obra en Reino Unido no hizo esperarse y pronto artistas ‘amateurs’ del continente europeo empezaron a adoptar su estilo y elogiar su 69


marca personal. La satisfacción del artista no pudo ser mayor cuando artistas de Italia iban a felicitarlo personalmente a Estados Unidos o le mandaban saludos a través de los editores de Marvel. —Para

Conan, el Bárbaro —relata Pablo

Marcos— lo primero que hice fue una ilustración para la página de contenidos de Marvel Comics. Algo supuestamente sencillo. Cuando Roy Thomas, el editor, lo revisó, le gustó lo suficiente para encargarme una portada y luego aventuras completas del person

aje.

Era el año 1974 y The Savage Sword of Conan (‘La Espada Salvaje de Conan’) se inauguraba en el mundo de Marvel. El protagonista de la historia era el bárbaro que Robert E. Howard había creado en 1932 para una serie de relatos destinados a la revista Weird 70


Tales. De la mano del dibujante John Buscema, el cómic de Conan nació. Y Pablo Marcos estuvo con él para la primera publicación colaborando con el entintado.

Para el primer número, Pablo Marcos realizó esa faena en 18 páginas del cómic tan sólo 3 días. Toda una hazaña si se toma en cuenta que este trabajo se realiza usualmente en un mes. “Puedo decir —confiesa— que me encapriché haciendo esas tintas. Mi esposa tenía que apagar la luz para que yo me separara de mi tablero de dibujo. Generalmente empezaba a entintar a las 6 de la mañana y seguía hasta las 12 de la noche sin parar”. Conan

ocupaba

todo

su

tiempo.

Los

interminables días y noches encerrado en su estudio se volvieron más comunes. Ya casi no veía a sus hijos en ningún momento del día. Aunque le apenaba pensar que 71


ellos se estaban criando sin una imagen paterna, se convencía a sí mismo que era lo mejor para que disfrutaran de una vida acomodada, que nunca les faltara educación y salud y que aprovecharan las oportunidades que él jamás consiguió durante su difícil infancia. El guerrero era un personaje que exigía un gran esfuerzo artístico. No sólo él, sino toda la historia que le precedía. Aunque en las primeras ocasiones Pablo Marcos tuvo a su cargo el entintado del héroe, eso no le quitaba la laboriosidad al trabajo. El género de ‘espada y hechicería’ al que Conan pertenecía era definitivamente algo diferente al género de terror. Pero aún guardaba cierta relación: la importancia de la anatomía. Pablo Marcos pudo percibir que la minuciosidad que John Buscema —el encargado del dibujo en el primer 72


número— le daba al cuerpo humano era una constante de los dibujantes encargados del guerrero. Sin embargo, había algo que el peruano no comprendía: ¿Por qué si se trataba de un bárbaro con una fuerza descomunal, su cuerpo no era voluminoso? Para Pablo Marcos era una interrogante que se planteaba una y otra vez, tratando de entender el punto de vista del escritor, quien no permitía que el desarrollo físico del personaje emergiera. Sin embargo, decidió dejar de lado ese pensamiento, asumiendo que tal vez el equivocado era él. Roy Thomas fue el editor en jefe de Marvel Comics que se aventuró a adaptar la historia del guerrero al mundo de los cómics. Por entonces, en 1974, no existía el género de ‘espada y hechicería’ dentro del mundo de los cómics. Era algo nuevo, diferente, que 73


nadie hasta ese entonces había intentado. Sin embargo, Thomas estaba decidido a darle una oportunidad y había alguien que lo apoyó: el famoso Stan Lee. Lee, el guionista y editor más representativo de Marvel Comics había mostrado curiosidad por el proyecto que Roy Thomas se traía entre manos. No tenía objeción pero sí exigía excelencia. De esta manera es que Thomas se enrumba en la búsqueda de los artistas encargados del dibujo, el entintado y el color. Por ser un proyecto nuevo, él mismo se encargaría de escribir los argumentos. De esta manera, Roy Thomas conoció al trabajo de Pablo Marcos. En su investigación, llegó a sus manos ‘Zombie’, el protagonista de ‘Tales of the Zombie’ y simplemente fascinó al hombre de Marvel. Decidió que 74


ésa era la tinta que buscaba para la primera portada de Conan. Pero no sólo quedaría en la tinta. —A Roy [Thomas] le gustó tanto mi trabajo con la primera publicación de “The Savage Sword of Conan” que me dio la oportunidad de mi vida: dibujar a Conan— . Cuenta Pablo Marcos con la misma emoción con la que recibió la noticia la primera vez 36 años atrás. Su debut oficial en los lápices con Conan llegó con el nº3, “At the Mountain of the Moon-God” y el nº9 “The Curse of the Cat-Goddess”. Para ambas historias, Roy Thomas no fue muy preciso en el libreto, factor que preocupó al peruano, pero que luego adoptó como un reto y aprendió a vivir con él. —Mi relación con Roy [Thomas] siempre fue muy grata

—reconoce

Pablo

Marcos,

desde

la 75


comodidad del recuerdo—. Siempre fue disciplinado y respetó mucho la versión artística de sus colaboradores. Él nunca me dio argumentos para desarrollar, me daba solo la idea global y me brindaba toda la libertad para interpretarla y desarrollarla. Pero eso le trajo algunos problemas, no con los creativos, sino con el público. Los lectores de la serie de Conan opinaron sobre los dos números que Pablo Marcos tuvo a cargo y señalaron que “el estilo del artista para retratar a un bárbaro era demasiado ‘físico y brutal’”. Para Marcos resultó algo difícil de comprender: se presumía que Conan representaba hombría y fuerza, ¿cómo se suponía que representara esas características si solo dibujaba un hombre formado, pero para nada 76


musculoso? Se trataba de guerrero despiadado, bárbaro como decía su propio nombre. Al menos, esa era la idea que el creador original Robert E. Howard había intentado exponer con su trabajo, o quizá sólo fue eso lo que entendió el peruano cuando investigó sobre el guerrero. Más allá de molestarle las críticos, estaba preocupado por conocer la opinión de su editor Roy Thomas. No tuvo problemas. Siguió adelante. Thomas sólo le advirtió que por tratarse de las primeras ediciones a la venta, sería recomendable disminuir algo la brutalidad, pero el cambio nunca llegó a efectuarse. Pablo Marcos continuó con su trabajo, muy confiado en la marca personal que estaba dejando en el personaje. 77


“Me parecía que Conan”, admite ahora Pablo Marcos, “era demasiado flaco para estar envuelto en acciones tan brutales y sanguinarias. Así que cuando se me presentó la oportunidad de realizar mi propia versión de este gran personaje, lo hice. Le di a Conan otra fisionomía. Más fuerte y mucho más alto. Sin ningún gesto de delicadez en su personalidad. Quizás muy brutal pero en ese mundo donde se desarrollan sus aventuras, se hacen necesarias esas características”. Ahora, 25 años después, lo único que recuerdan los fanáticos es exactamente esa brutalidad y fisionomía que Pablo Marcos le brindó a Conan. Resultó gracioso para el artista tanto en 1984, como ahora, 2012, que un solo estilo, un trazo distinto al de los demás dibujantes, solo una concepción diferente a la palabra ‘bárbaro’ 78


pudo ser capaz de lograr. Hasta el día de hoy, cada vez que algún fan le pide un dibujo de Conan, el concepto que utiliza es el mismo que el de la primera vez. El afán y la pasión por una fisionomía que ofrece trabajo y dedicación lo hipnotizan hasta el día de hoy, a pesar de sus 75 años de vida. En el año 1982 se realizó la primera película de Conan, El Bárbaro, protagonizada por el entonces desconocido Arnold Schwarzenegger, un fisicoculturista que había llegado a ocupar un rol para el que muchos deportistas reconocidos también había audicionado. Sin embargo ninguno de ellos lograba transmitir la ferocidad que Schwarzenegger albergaba en su expresión y sus movimientos de pelea. La película fue un suceso exitoso en el cine y convirtió a Conan como el favorito de los 79


inicios de los 80, no solo en el séptimo arte sino también en los cómics. Dos años después, se estrenó la secuela Conan, el Destructor contando nuevamente con Arnold Schwarzenegger. Aunque Pablo Marcos lo niega, la decisión

del

estudio

para

elegir

al

austriaco

fisicoculturista no fue sino la brutalidad que emanaba de él y la mirada fría que mantenía durante las escenas de acción, tal como lo retrató el peruano en el cómic. Marcos había creado el molde y Schwarzenegger lo llenó. Según la opinión de Ernie Chan —colega de la época de Pablo Marcos en Marvel Comics y un muy buen amigo—, Schwarzenegger le debería agradecer el papel y posterior estrellato a uno de los dibujantes más humildes que han podido existir.

80


—Pablo nunca pide nada —afirma Chan de manera sentenciosa—, ni fama, ni reconocimiento. Si los demás lo conocen y se acercan a saludarlo, a él no le incomoda. Y si nadie lo hace, también está bien para él. Así fue desde el primer día que lo conocí hasta el último que lo vi en Estados Unidos, antes de irse a Colombia. Para el artista peruano no existía mayor satisfacción que el proceso de dibujar o de entintar. Era demandante, pero ese sentimiento que lo recorría mientras le daba vida a personajes de fantasía era la razón por la que había elegido ser quien hasta ese momento era. Quien hasta ahora es. —Con Conan, la vida me ofreció la fortuna de dibujar no sólo músculos sino también acción. Anatomía y acción son dos ingredientes con los que puedo “jugar” 81


como si fuera un niño. El género de la espada y la brujería me apasiona y me sigue gustando cada vez más. Conan el Bárbaro es su personaje favorito. Con él alcanzó la felicidad que cualquier artista pudiese desear. No sólo significó uno de los momentos cúspides de su carrera, sino también fue el personaje que le permitió mostrar todo el talento que podía ofrecer en un mercado tan competitivo como Estados Unidos, en una época en la que predominaban excelentes artistas internacionales como él. Aunque su fantasía cada día se volvía más y más real, su realidad se convertía en una pesadilla. Su esposa Norma estaba enferma. Desde inicios de los años 80, la esposa del artista empezó a engordar. Aunque al principio no le tomó 82


importancia porque ella provenía de una familia con esa tendencia,

el

problema

no

era

solo

ese.

Inexplicablemente, empezó a mostrar unos cambios de ánimo muy radicales: podía estar feliz en un minuto, y al siguiente, lanzaba improperios a sus hijos y a su esposo sin ninguna razón. La familia creyó que la repentina subida de peso era la causante del constante cambio de genio y lo dejaron pasar. Sin embargo, su esposa empezó a quejarse de dolores en sus manos y sus piernas, a tal punto de ni siquiera caminar por el sufrimiento que le causaba estar parada. Muchos doctores de Nueva York la atendieron y cada uno le diagnosticó una enfermedad diferente:

depresión,

artritis,

menopausia,

descalcificación de los huesos, problemas de tiroides, problemas cardiacos y tantas otras enfermedades. Finalmente, y antes de rendirse, Pablo llevó a su esposa 83


al Centro Médico de la Universidad de Nueva York, con la esperanza de poder encontrar alguna respuesta. La consiguió. Después de meses de intensa búsqueda, su esposa fue diagnosticada con Poliarteritis nodosa, mejor conocida como PAN. Se trata de una enfermedad vascular que produce inflamación de los vasos sanguíneos. Y además, es incurable. La noticia fue tan devastadora como

el

sufrimiento que implicaba. La razón por la que fue tan difícil de diagnosticar recaía en el hecho de que esta enfermedad cuenta con una lista interminable de síntomas. Síntomas que, mientras transcurre y se desarrolla, se incrementan en número y dolor.

84


Como se trataba de un proceso, se decidió intentar con todos los medicamentos posibles para aliviar el dolor y disminuir en lo posible el número de síntomas. Gracias a su detección, Norma vivió cinco años más. Sin embargo, en septiembre de 1985 tuvo que ser admitida en el Centro Médico de la Universidad de Nueva York. Nunca más volvió a salir. A partir de ese momento, Pablo Marcos no volvió a separarse de su esposa. Decidió aligerar su carga de trabajo y dedicarse al cuidado de Norma en el hospital. Para lograrlo dejó ir varios proyectos de alto calibre.

Marvel

independientes

Comics para

las

y

otras

que

casas

también

editoras trabajaba

comprendieron los problemas del artista. De esa manera, le ofrecieron trabajo asegurado como entintador. 85


—Ella ya sabía que se estaba acercando a su fin. Y él también—. ‘Pablito’ apenas y puede hablar acerca de la muerte de su madre. Es una pérdida que aún le duele y que no sabe si alguna vez podrá superar. Detiene el recuerdo del pasado para evitar llorar en el presente. Norma Martínez Mendoza se despidió de su familia el 6 de noviembre de 1985 a los 42 años. Los dos años siguientes pueden ser considerados como los años oscuros en la vida de Pablo Marcos. Sumergido en el dolor de la muerte del ser humano que lo había inspirado a alcanzar todos sus sueños, cayó en una profunda depresión. El alcohol fue el único aliciente que le quedó para evitar el dolor. Ni siquiera el dibujo fue un consuelo. Su tinta cambió y su trazo no era el mismo de antes. Sus hijos, quienes estaban necesitados 86


de la figura paterna, no hicieron más que consolarse entre ellos siendo Judith, la hermana mayor, quien se hizo cargo de la carga familiar tal como su madre siempre le inculcó. La pérdida de Norma marcó un antes y un después en la vida del artista peruano. Había logrado triunfos en su país, llegó a conocer figuras reconocidas en México y su carrera en Estados Unidos le auguraba un futuro lleno de comodidades. Consiguió al personaje que cualquier niño aficionado en esa década le hubiese gustado tener en su poder. Nada volvió a tener el mismo valor. Todo era inútil y superficial si no existía una persona con quien compartirlo. Hasta que nuevamente apareció.

87


III EL PRISIONERO EN EL EXILIO -Pablo, el desayuno está listo-, exclamó Myriam Giraldo, llamando a su esposo a la mesa. Eran las 8 de la mañana de un día de verano en el municipio llamado Carmen de Viboral, en Antioquia, Colombia. “Mi flaquita es muy buena”, me contó en secreto una noche Pablo mientras Myriam se había retirado a la cocina a lavar los platos. “Ella me salvó. Yo era un desastre cuando me conoció y fue por ella que yo retomé mi carrera”. Myriam Giraldo también es una artista. Le encanta la pintura y escultura y tuvo a su cargo algunas exposiciones en Nueva York durante su juventud. Pablo 88


Marcos conoció a la colombiana en el verano de 1987. Ella se convirtió en su asistente durante el proceso de varios proyectos personales en los que se desarrolló como entintador y que había dejado de lado después de la muerte de su esposa Norma. Ambos trabajaron con mucha dedicación y en el proceso, la menuda colombiana sólo 4 años mayor que la primera hija del artista, conquistó su corazón. Nunca supo cómo, sólo sabía que estaba enamorado. Y ella también. Aunque la diferencia de edades les trajo algunas rencillas con los hijos de Marcos, ellos continuaron con su romance. No tardaron mucho para darse el sí. El 10 de diciembre de ese mismo año celebraron su matrimonio en la ciudad de Nueva Jersey ante la presencia de la familia en pleno. 89


Decidieron no tener hijos. Y eso nunca generó ningún problema. Su hogar solo lo conformaban ellos y eso era suficiente para ambos. Estados Unidos fue su hogar durante los siguientes 22 años. La casa en la que reside el dibujante actualmente desde el 2010 está ubicada dentro de un valle de la cordillera central de los Andes colombianos lleno de caminos rurales, carreteras en las que transitan caballos con pintorescos jinetes y campos de cultivos de tomate, zanahoria y papa, entre otras muchas verduras. El Carmen, como comúnmente los pobladores se refieren a su distrito, es el típico escape que cualquier citadino necesitaría para respirar aire fresco. Fresco y frío, pero que invita a dar un paseo y apreciar paisajes naturales que literalmente te roban el aliento. 90


El cielo celeste enamora. Un visitante –como en mi caso– podía quedarse horas sólo apreciando esa bóveda azul llena de nubes como pintadas en un fresco y que, por las noches, es adornado con estrellas brillantes y tintineantes que buscan la atención de su público espectador cada vez que uno alza la vista. En las mañanas, el sol se asoma alrededor de las 6 de la mañana, dos horas después de que se las ordeñen las vacas y salgan a pastar. El amanecer es un espectáculo diario y que cada día asombra gratamente. Pablo Marcos lo ve todos los días. -Ya voy, flaquita- le responde el dibujante a su mujer inmediatamente. La voz proviene de su estudio, el cual habita casi todas las horas del día, sin considerar

91


claro,

las

tres

comidas:

desayuno,

almuerzo

y

lonche/cena. La mesa del comedor está llena de arepas, una especie de tortilla de trigo propia del país cafetero y que se come casi religiosamente en las tres comidas del día; el infaltable café o tinto servido en pequeñas tazas; y la mazamorra, una bebida extraída del maíz hervido que se puede acompañar con mermelada de guayaba para endulzar el paladar. El dibujante se sienta a la mesa mientras Myriam continúa con el ajetreo matutino llevando todo lo necesario para el desayuno. A su lado, y recostada en una silla de ruedas se encuentra Doña Isaura, su suegra.

92


-Ella es Doña Isaura, la engreída de la casa–, me dice. –Es una mujer fuerte. Con 91 años encima y mira qué bien se encuentra. ¡Ya quisiera yo llegar a esa edad! -¿Qué dice usted? ¡Hable más fuerte! – le reclama la susodicha. –¿Qué estará usted hablando de mí? Doña Isaura tuvo 11 hijos y ya perdió a su esposo hace aproximadamente 60 años. Fue por ella que Pablo y Myriam decidieron dejar las tierras norteamericanas y cambiarlas

por

el

campo.

La mujer sufrió de

descalcificación y todos los discos de su espalda cayeron uno a uno como una escalera. Por ese entonces, los hermanos de Myriam se hicieron cargo de la situación y la internaron en el hospital como lo había indicado el doctor. Sin embargo, la calidad de vida de la paciente 93


decrecía

y

la

esposa

de

Pablo,

quien

viajaba

ocasionalmente para ver la evolución en la salud de su madre, se preocupaba cada vez más con cada visita. Entonces

decidió

regresar

a

Colombia

permanentemente. “Mira cómo es mi flaquita”, me contó Pablo Marcos, “me dijo que vendría a hacerse cargo de su madre, a regresarla a su casa porque de ninguna manera la vería morir en una cama del hospital. Eso pasó ya en el 2010”. El artista amaba demasiado a su esposa como para renegar de su decisión y aunque le entristeció pensar su vida alejado de ella, entendía que Myriam no estaría tranquila hasta cuidar ella misma de su madre y verla recuperada.

94


–Pero yo no podía dejarla sola. –Recuerda Marcos– Así que después de unos meses, decidimos instalarnos permanentemente en Colombia. Su madre la necesitaba. Y yo la necesitaba a ella.

–¿Está rica la mazamorra, mi princesa?, – exclamó Myriam una vez de regreso en el comedor. –Pues está muy caliente, mija, yo creo que usted quiere que me queme. –respondió Doña Isaura. –Ay mi reina, –le increpó su hija– ¿cómo va a creer eso pues? Tiene que comer toda la mazamorra usted solita. –Esto es de todos los días–, me dice el artista– pero Myriam es feliz de que su madre pueda comer ella 95


sola, que se lave la cara y pueda caminar hasta el baño. Antes sólo andaba postrada en una cama. Mi flaquita es muy fuerte, ¿no? Myriam esbozó una sonrisa avergonzada. Pablo se sentía orgulloso de comentarme lo feliz que estaba con su flaquita, la mujer que no sólo había decidido dejar sus comodidades en la ciudad, por convertirse en una especie de enfermera para su madre, sino también la mujer que lo había sacado del agujero oscuro al que cayó cuando perdió a Norma, su esposa. Los primeros años de convivencia juntos fueron complicados. Pablo había desarrollado una dependencia al alcohol luego de quedarse viudo, y no fue fácil para ninguno de los dos combatir con ello. Myriam lo controlaba cuidadosamente, quitando todas las botellas 96


de la casa, evitando que salga hacia algún club o bar a beber. La mínima excusa era buena para que un vaso de alcohol cayera en sus manos y no podía permitirlo. A partir de su matrimonio, la colombiana no se dedicó a otra cosa más que a cuidarlo. Sabía que su ahora esposo había tenido un periodo oscuro en su vida y una mujer había sido la responsable. Ella lo sabía muy bien y nunca trató de ignorarlo. Aprendió a vivir con ello. Poco a poco para Marcos le llegó una especie de despertar. Myriam le trajo alegría a su vida apagada desde la muerte de su primera mujer. Fue gracias a su apoyo incondicional que el peruano combatió el consumo de alcohol y, de nuevo, volvió a la carga con su pasión, aquella que había 97


quedado guardada mientras se deshacía del dolor: el dibujo. –Bueno, muchas gracias por el desayuno. –Se excusó el dibujante –Estuvo muy bueno. Ahora, si me disculpan, me retiro. –¿No quieres un tinto amor, para que te baje el desayuno? –le preguntó su esposa. –No, gracias flaquita. –Le respondió– Tengo que mucho que avanzar. Alrededor de las 9:30 am, Pablo Marcos regresó a su estudio. No salió hasta el mediodía. Era parte de la rutina diaria y que casi nunca –salvo con un invitado en casa- se rompía.

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Un día común en la vida de este artista es bastante estructurado y sin muchas variaciones. A las 6 de la mañana, Pablo Marcos y su esposa se despiertan para salir a caminar por el valle. Toman el camino más largo y ven juntos el amanecer. No trotan, ni hacen ejercicios. Sólo caminan juntos conversando sobre los planes del día, las compras que necesitan hacerse, la invitada a su casa que ha puesto de cabeza el rutinario horario. Después de un poco más de una hora, cuando el pueblo empieza con sus actividades, regresan a casa. A veces Myriam decide ir a hacer yoga a un local ubicado a unas cuadras de la casa, mientras que Pablo regresa comprando las arepas. Una vez en casa, se baña e inmediatamente se encierra en su estudio hasta la hora del desayuno. 99


–Siempre tengo el televisor encendido en CNN. – Me cuenta el artista– Puedo estar trabajando con mis dibujos, pero no por eso debo dejar de estar informado sobre el mundo. Si no, sería un completo antisocial. Su espacio de trabajo está lleno de libros en español, inglés y japonés. Tiene una mesa de trabajo de vidrio que ocupa un cuarto de la habitación. Esta, se encuentra invadida de papeles con bocetos, pruebas de las mezclas de colores de sus óleos, anteriores referencias para el dibujo actual, entre muchos de los pinceles que utiliza para cada mínimo detalle de su última creación. El espacio de trabajo contiene 2 impresoras: una tamaño oficina y otra que duplica su tamaño. Además,

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cuenta con un escáner tamaño A3 para enviar sus trabajos y propuestas al extranjero. Utiliza una PC con una pantalla de 29 pulgadas para trabajar en la parte digital de su trabajo. Los retoques a computadora, la inserción de los posibles textos, el escaneo o la impresión. En la pared, cuelga un cuadro dibujado por él en el que, a modo de caricatura, se retrató a sí mismo junto su esposa Myriam, por quien agarra de una muy delgada cintura. “Ese es uno de mis dibujos favorito”, me cuenta mientras me muestra su espacio. Además, cuenta con un sillón amplio para recibir a alguna visita –como mi caso– que quiera hacerle compañía durante su horario de trabajo.

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Mientras me encuentro allí, acompañándolo, sin palabra pronunciada, el se concentra en su reciente creación artística. Prueba los colores, bocetea las formas de la mujer amazonas que está por retratar y que anteriormente ya ha realizado. Esta vez, sin embargo, quiere probar una nueva pose para ella. No hay palabras. Sólo el ruido de la televisión prendida rompe con la monotonía del momento. Me paseo por la habitación, admirando sus libros, la larga pila de hojas acumuladas por montones en diferentes partes del cuarto, pero mi presencia no lo incomoda. Se concentra en su trabajo y en cada uno de los detalles femeninos del cuerpo de la heroína. Cambia los lápices que usa, saca su cuchilla y empieza a afilarlos. Regresa a

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la hoja en semi-blanco y continúa. No dice palabra. Tampoco yo por temor a interrumpirlo. A las 12 del mediodía en punto, deja su trabajo en la mesa y sale automáticamente a dar un paseo por el pueblo. A veces lo acompaña su esposa; otras, simplemente lanza un: ‘ya vengo’, coge su casaca y sale a caminar. “Myriam me ha acostumbrado a salir. Dice que no puedo estar encerrado todo el tiempo y tiene razón”, me cuenta mientras lo acompaño en una de las tantas ocasiones. En aquella oportunidad, visitamos a uno de los hermanos de su esposa, Archibaldo, el más ocurrente y gracioso de la familia Giraldo. “Me divierte. Es el más disparatado de toda la familia de mi ‘flaqui’”, me cuenta.

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Intercambian chistes, conversan sobre la falta de atención del municipio por las obras de recuperación de carreteras, mencionan las buenas relaciones entre Perú y Colombia debido a mi presencia. Marcos sólo atina a reír con todas las ocurrencias de su cuñado. Después de una corta charla, decidimos continuar con el recorrido, buscando algún establecimiento para tomar el tinto de rigor. “Es una costumbre que ya no se me quita con nada. Soy peruano, mexicano, colombiano. ¿Soy muchas personas, no crees?” “Sí, lo es”, pensé. Es uno y varios al mismo tiempo, pero a través de sus dibujos. A pesar de estar en ‘pausa’ y beber su café, Marcos aún tiene su atención sobre aquella hoja a medio dibujar que dejó en su mesa. No está seguro de si deba 104


seguir exagerando los músculos del cuerpo de la fémina, o empezar a decidir los colores que la acompañarán. El aire es cálido en El Carmen. El sol empieza a pegar con fuerza y los pobladores alimentan a las pocas palomas que se acercan a la fuente. Marcos susurra para sí, toma la servilleta y saca un lápiz de su bolsillo de la camisa. Escribe algunas ideas que se le ocurren, bocetea lo que se le ocurre y, al percatarse de mi atención, me comenta: –Yo hago las cosas al revés. Me dicen A y yo hago B–, me cuenta mientras toma un par de tragos de su café-. Empiezo por el final y termino por el comienzo. La cuestión es sencilla. Por ejemplo, como una regla implícita, los dibujantes suelen pintar primero el fondo, el paisaje, el background pues contienen formas, 105


tamaños y mezclas de colores que determinarán el trabajo final. Una vez que lo tienen listo, empiezan a bocetear y pintar el personaje del primer plano. Bueno, Marcos hace lo opuesto. Él empieza trazando al personaje principal que estará sobresaliendo y luego lo pinta. Después, se hace cargo del fondo. Esta tarea resulta más complicada pues es más sencillo empezar desde lo grande hacia los detalles minuciosos del cuerpo, pero él ya se malacostumbró. Se encuentra sumergido en esta disyuntiva, pensando qué colores debe utilizar. De repente, su esposa llega a donde nos encontrábamos, pide su tinto y casi inmediatamente, Marcos le comenta su idea sobre los colores que piensa usar. Son como cómplices, compartiendo opiniones, definiendo ideas, concluyendo, 106


como ya lo han hecho antes, que así no debe trabajar. Marcos promete una vez más cambiar su estilo, aún sabiendo que no lo hará. Siempre va a su ritmo, a su manera. Regresamos a casa luego de diez minutos de conversación. Apenas llegamos, él ingresa nuevamente a su estudio y se sumerge en su obra mientras esperamos por el almuerzo que se sirve sacramentalmente a la una en punto de la tarde. –Rutina –sentencia mientras conversamos una noche durante la cena–, esa es la mejor forma de mantener todo organizado. Y aún así no me alcanza el tiempo para hacer todo lo que quisiera.

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-Pero los trabajos que hace son para usted mismo –me atrevo a preguntar–, ¿por qué dice que no le alcanza el tiempo? -Porque todo dibujo tiene su momento – sentencia–. Es así. Como artista, lo sientes. Si le das demasiado tiempo, te aburre, te cansas de él y lo deshechas. Mientras más te concentres en él y lo desarrolles, será una pieza viva, que respira por sí sola y que podrá contar una historia. No es sólo un pedazo de papel. Para Marcos, el dibujo -su arte- es un ser vivo. Y por eso no lo considera sólo como un trabajo. Para él es algo más. Es un estilo de vida, por el cual propone una visión de su propia realidad, dentro de fantasías, súper poderes y tragedias entre sus personajes. 108


–Cuando viajé a Perú en el 2009 –me cuenta–, me sentí muy emocionado por ver compañeros de trabajo que compartieron un poco de su sabiduría. No creí que hubiese tanta gente de mi generación reunida para hablar de la historieta. Nunca lo hubiese creído. En el 2009, Pablo Marcos recibió una invitación del Club Nazca de la Historieta de Perú, una organización formada por artistas, conocedores y coleccionistas de la historieta, para recibir el Premio ‘Serrucho y Volantín’, un reconocimiento simbólico por su vasta carrera en el extranjero. Este grupo se fundó el 24 de abril de 1984, con el único fin de difundir la cultura del cómic en el Perú. De esta manera, la cultura de la historieta que nació en los años 60’ seguiría vigente hasta la actualidad. 109


Por eso, el Club institucionalizó el 12 de setiembre como el Día de la Historieta Peruana, en conmemoración de un hecho ocurrido en esa misma fecha en 1956: El diario ‘Última Hora’ decidió reemplazar tiras cómicas extranjeras por producto nacional. A partir de entonces, los artistas nacionales buscaron distintas formas de difusión de sus trabajos para demostrar que también los peruanos son capaces de contar historias de calidad y entretenimiento. Pablo Marcos agradeció el gesto que sus amigos de otrora época habían tenido con él. Decidió dejar Colombia y viajar junto a su esposa Myriam por un par de semanas para el evento. La actividad se realizó en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú y reunió a 110


Marcos con amigos como Carlos Crisóstomo, el humorista gráfico y editor de la página de cómics, Javier Prado, su colega Juan Acevedo –creador del Cuy-, así como con su maestro de la infancia, el guionista Juan Rivera Saavedra, quien le La actividad se realizó en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú y reunió a Marcos con amigos como el humorista gráfico y editor de la página de cómics LA NUEZ, Javier Prado, su colega Juan Acevedo –creador de El Cuy-, así como con su maestro de la infancia, el guionista Juan Rivera Saavedra, quien fue quien lo inspiró con las historias del precoz Quino, creador de la siempre astuta ‘Mafalda’. –Aquella ocasión –recuerda–, me emocioné mucho. No pensé que habría tanta audiencia interesada 111


no sólo en mi arte y trayectoria, sino en el mundo del cómic. Mi hermano Alfredo estuvo allí y me dedicó unas palabras muy emotivas. No pensé que la legión de fanáticos en Perú había crecido tanto. Marcos vive tranquilo en Colombia, con su producción de dibujos tanto para su propio portafolio como para algunas comisiones que le encargan en Estados Unidos. Es decir, trabajos que son requeridos por amigos, fanáticos o amantes de su estilo. Pese a su retiro, Marcos no se detiene. Cada año viaja al menos unos tres veces a Estados Unidos para participar de convenciones de cómics que se celebran principalmente en Florida. –Llegar a una convención –relata– en donde se reúne el amor a este arte, y demostrar tu producción es 112


como una fiesta. Todos compartimos el mismo sentimiento: contamos historias de acuerdo a nuestro estilo y relatamos un universo paralelo para cada uno de nuestros personajes. Pablo Marcos tiene 75 años de vida y no quiere detenerse. El dibujo es parte de su día a día y aunque está alejado de todo ese ajetreo de la industria del cómic en las tierras de Stan Lee y se encuentra en un apacible pueblo de los andes colombianos, continúa produciendo.

Él se siente afortunado de haber cumplido su sueño: vivir de su afición. Su primera esposa le dio la mano para llegar a la cima, y al mismo tiempo, tras su muerte, lo sumergió en las más profundas de las tristezas. Sin embargo, se redime en otra mujer, quien, a 113


base de paciencia y guía, ordena su vida nuevamente para que se levante una vez más, tome el lápiz por una segunda vez y continúe realizando su sueño. Es ahí, es en ese instante en el que se da cuenta que su obsesión por el arte no es lo que lo mantiene a flote. Es ese apoyo, el sentir ese empuje de estas dos mujeres, que cada una en su momento, le dieron un sentido a su vida. Sin ellas, no pudo convertirse en ese cautivo de las viñetas que sólo existe dentro de sus dibujos en el gran universo del cómic, un mundo lleno de historias y personajes que siempre lo harán soñar.

CÓMO SE HIZO Más allá del prisionero, las viñetas y sus mujeres

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Escribir un libro no es una tarea tan simple. Sobre todo cuando decides enfocar tu atención en un personaje que ni siquiera vive en tu país pero que su drama personal te parece interesante y relevante. Pablo Marcos es uno de los historietistas peruanos más reconocidos en Estados Unidos, en donde la meca del ‘cómic’ cada vez acoge a más fanáticos de personajes con súper poderes. Pues bien, encontrar un sentido al libro al contar el drama de un hombre que encuentra una dirección en su vida a través del dibujo y el amor a sus dos esposas (enviudó y volvió a contraer matrimonio) ha resultado confuso. La información de reporteo y datos sobre sus logros es basta. Enumerar sus creaciones en tinta no es lo complicado. Lo que sí, es narrar ese drama personal que lo llevó a la cima de su carrera artística y al mismo 115


tiempo involucró la presencia necesaria de su primera y segunda esposa. Encontrar la forma de realizar escenas resultó la tarea más complicada por el tema geográfico. Él actualmente reside en Colombia. Yo, en Lima. Después de un esfuerzo, viajé hasta su casa en Antioquia, Medellín para convivir unos 5 días con él y su esposa Myriam. Luego de leer entrevistas que brindó a los medios tanto peruanos como extranjeros, y conversar con familiares y amigos cercanos que residen en el Perú, y algunos en el extranjero, me di cuenta que Pablo Marcos no tenía problemas para contar sus logros o la cronología de su trabajo –algunas veces con ciertas lagunas en la secuencia debido a la edad, naturalmente-. Sin embargo, 116


conversar de sus temas íntimos, como la muerte de su primera esposa Norma y su caída en el alcohol tras esa pérdida fueron los retos que me trazó, además de su peculiar timidez. Y al mencionar esto último, no me refiero a que no sea conversador o sea introvertido, sino más bien, me refiero a una timidez de carácter. Toma con calma los inconvenientes que pueden presentarse, no se exaspera fácilmente y es difícil lograr que algo verdaderamente lo moleste. La redacción de los dos capítulos de este libro se basó, durante el primer ciclo, en la narración de su carrera como caricaturista e ilustrador en diarios locales de los años 60, como Expreso, aquí en el Perú. Narrar su historia familiar y cómo viajó de su natal Chincha hasta Lima fue complicado para su hermana mayor Gloria 117


Marcos, quien en todo momento se mostró desconfiada con la cantidad de situaciones anecdóticas que contaba ante mi grabadora. Sin embargo, luego de mucha persuasión e insistencia, permitió que muchos de los pasajes que la incomodaban, puedan salir a la luz. Durante la construcción de los dos episodios, pude conversar con Marcos a través de correos electrónicos o vía Skype, debido a la, ya mencionada, distancia. Siempre se mostró muy abierto a contarme los detalles de cada pregunta que poseía para él, recordando anécdotas a veces hasta inútiles para mis propósitos académicos, pero relevantes para entender su carácter. La entrevista con su hijo menor, Pablo Marcos Jr., fue casi un regalo de la casualidad. Él reside en Manhattan, Nueva York, pero en el 2011, se encontraba 118


de viaje de negocios por Lima, y su tía Gloria Marcos, me comunicó de su presencia en nuestra capital. Para no desaprovechar esta oportunidad, decidí contactarlo. Muy amablemente decidió cederme un espacio en su agenda para poder conversar sobre su padre y la relación con su madre Norma, así como lo que significó su muerte en la familia y, sobretodo, en el artista. Al ir avanzando con la escritura de este libro, me percaté que no sólo el dibujo era el único y más importante tesoro para Marcos. La importancia de la figura conyugal como su primera esposa Norma, y posteriormente con su actual señora, Myriam Giraldo, me hicieron caer en cuenta que era la mujer quien sostenía este estilo de vida que lo permitía encerrarse entre sus dibujos y que mantenían, en cierta forma, el 119


orden de su vida real, con los hijos y los problemas cotidianos. Por ello, el enfoque del libro que tenía en un primer momento, cambió de rumbo y por ello decidí darle más potencia no sólo a su consistencia con el trabajo, sino resaltar la presencia de estas dos mujeres en su vida, quienes lo ayudaron a organizarla y, de alguna manera, mantenerlo despreocupado del exterior de su estudio. La historia resulta interesante. Con su primera esposa, quien se encarga del sostén familiar y la educación de los hijos, es que Pablo Marcos consigue enfrascarse en su mundo de trazos e historias, lo que le permite recibir mayores ofertas y mejores salarios,

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además de la oportunidad de conocer nuevas técnicas y mejorar la suya. La muerte de Norma Martínez Mendoza fue lo que desencadenó un quiebre en la historia de Marcos. No sólo en el ámbito personal, sino también laboral. Lo sumergió en una depresión, descuidó la convivencia con sus hijos y por sobretodo, dejó de lado ese arte por el que supuestamente vivía. No fue sino hasta la aparición de su nueva esposa, Myriam Giraldo que Pablo Marcos dejó sus vicios, organizó nuevamente su vida y retomó proyectos que había dejado en el olvido. Es así que la presencia de estas dos mujeres cambió el rumbo de este perfil. Pues pusieron sobre la mesa una tesis que debía ser considerada para entender al Marcos, para observar que todo personaje tiene inflexiones en su vida que lo 121


hacen detenerse y que lo deja a la deriva: rendirse o continuar. Una vez realizada la convivencia con Pablo Marcos, decidí realizar el tercer capítulo contando su vida en Colombia ya en el supuesto retiro obligatorio – por la edad, más que por el deseo-. Conocerlo de cerca, me dio una mirada distinta a todo lo que había leído. No se trataba de un personaje taciturno y solitario. Se trata de un dibujante que se enclaustra a sí mismo en su arte para contar sus propias historias a través del lápiz y los colores. Además, decidí integrar en esta última parte del relato, el reconocimiento que obtuvo en el 2009 por la Universidad Católica del Perú como historietista ilustre. Esto me pareció necesario incluirlo puesto que, en su 122


propia tierra, es un perfecto desconocido, alguien de quien no se conocen los máximos logros que alcanzó en los Estados Unidos; un campeón a quien no se le reconocen las victorias. CRONOLOGÍA 1937: Nació Pablo Marcos Ortega el 31 de marzo en Larán, Chincha Alta. 1951: A los 13 años, Pablo Marcos obtiene su primer trabajo en la edición vespertina del diario ‘La Prensa’, ‘El Diario’ como caricaturista e ilustrador. 1957: Nace la hija de su primera esposa Norma Martínez Mendoza, Judith, producto de una relación anterior. 1960: Empezó a trabajar en la revista de humor político ‘Zamba Canuta’ junto a Juan Osorio. Pablo Marcos y Norma Martínez se dieron el sí en la Iglesia de los Desamparados junto a sus familiares y amigos.

123


1966: Guillermo Lavalle Vásquez, alias Pichuzo fue fusilado en la Isla San Lorenzo al encontrarlo culpable en el caso de abuso sexual y decapitación de un menor de edad. Marcos presencia su ejecución e ilustra el hecho. 1967: Pablo Macos viaja sin su familia a México y trabaja en la Editorial Novaro. 1968: La familia de Marcos se estableció con el artista en México de Manera permanente. 1970: Pablo Marcos y su familia viajan a Estados Unidos de manera permanente. 1972 Publicación DOSSIER NEGRO, Libro de historietas del sello IBERO MUNDIAL DE EDICIONES, en los números: Ext.2 (EXTRA VERANO 73), 35, 37 (FRANKENSTEIN), 45 (EL POZO DEL HORROR), 50 (LA MALDICIÓN DEL BRUJO), 51, 52 (¡VENGANZA, HERMANO, VENGANZA!), 56, 57 (LA VIEJA DAMA VAMPIRO), 61 (ÁLZATE Y MUERE DE NUEVO), 62 (LOS MÓNSTRUOS DE LA POLUCIÓN), 64 (LA REINA DE LOS VAMPIROS), 66 (UN VAMPIRO CONTRA EL VUDÚ), 67 (LA SAGA DEL MÓNSTRUO DE FRANKENSTEIN), 69, 83 (ORGÍA DE SANGRE / EL MEJOR VAMPIRO / EL CUBIL DEL MÓNSTRUO), 84, 121, 122, 126 (FANGO MORTAL), 131, 133 124


(BONGA Y YO), 139 (VENGANZA Y CÍA), 188 (YO... VAMPIRO) 1973 ESCALOFRIO, Cuaderno de historietas del sello EDICIONES VÉRTICE, S.A., en los números: 1, 3, 8, 12, 37 VAMPUS, REVISTA DE HISTORIETAS del sello IBERO MUNDIAL DE EDICIONES, en los números: Ext.4 1974 RUFUS, REVISTA DE HISTORIETAS del sello IBERO MUNDIAL DE EDICIONES, en los números: Ext.1, 22 1975 S.O.S., Cuaderno de historietas EDIVAL, S.A., en el número: 15

del

sello

RELATOS SALVAJES V.1, REVISTA DE HISTORIETAS del sello EDICIONES VÉRTICE, S.A., en los números: 22, 25, 73 1979 ANUAL`80, Libro de historietas del sello EDICIONES VÉRTICE, S.A., en los números: 1 (CONAN THE BARBARIAN. ANUAL`80) 1980 LOS INSUPERABLES V.1, Cuaderno de historietas del sello EDICIONES VÉRTICE, S.A., en los números: 26, 27 125


DELTA, REVISTA DE HISTORIETAS del sello EDICIONES DELTA, en los números: 1 1982 Estreno de la película basada en el comic Conan El Bárbaro, estelarizada por Arnold Schwarzenegger. Publicación de LA ESPADA SALVAJE DE CONAN, REVISTA DE HISTORIETAS del sello EDITORIAL PLANETA, S.A., en los números: 25, 26, 28, 31, 32, 46, 58 SUPER CONAN, Libro de historietas del sello EDITORIAL PLANETA, S.A., en los números: 4 (CONAN EL RENEGADO), 11 (EL PUEBLO DEL CÍRCULO NEGRO Y OTRAS AVENTURAS) 1983 CAPITAN AMERICA, Cuaderno de historietas del sello EDICIONES SURCO, en los números: 2, 3 LOS 4 FANTÁSTICOS, Cuaderno de historietas del sello EDICIONES FORUM, S.A., en los números: 8, 12, 13, 14 1984 Se funda el 24 de abril el Club Nazca de la Historieta de Perú. 1985: Norma Martínez Mendoza falleció el 6 de noviembre a los 42 años.

126


BATMAN, Cuaderno de historietas del sello EDICIONES ZINCO, S.A., en los números: 13 1986: EL HOMBRE DE HIERRO. IRON MAN, Cuaderno de historietas del sello EDICIONES FORUM, S.A., en los números: 13 1987: Pablo Marcos y Myriam Giraldo se casaron el 10 de noviembre. 1988 STAR BRAND, Cuaderno de historietas del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: 10 1989: CONAN, Cuaderno de historietas del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: 11, 12 MARVEL HEROES, del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: Ext.6 1990 LIGA DE LA JUSTICIA EUROPA, Cuaderno de historietas del sello EDICIONES ZINCO, S.A., en los números: 15 1991: LA ESPADA SALVAJE DE CONAN. 2ª EDICIÓN, REVISTA DE HISTORIETAS del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: 13 127


1995: SOLOMON KANE, PUBLICACIÓN CON HISTORIETAS del sello FANTASÍA E ILUSTRACIÓN FANTÁSTICA, en los números: 1 STAR TREK: LA NUEVA GENERACIÓN, Libro de historietas del sello EDITORIAL PLANETADEAGOSTINI, S.A., en los números: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12 1996 EXTRA CONAN, Libro de historietas del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: 2 2004 RUSE, Libro de historietas del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: 4 (Las maquinaciones de Miranda Cross) 2005 SPIDERMAN, PETER PARKER, del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: 10 2006 LA ESPADA SALVAJE DE CONAN (3ª EDICIÓN), REVISTA DE HISTORIETAS del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: 28, 31, 32, 46, 58 2007 SAGAS DC, Libro de historietas del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: 4 (INVASIÓN) 128


2008 LA IRA DEL ESPECTRO, Libro de historietas del sello EDITORIAL PLANETA-DEAGOSTINI, S.A., en los números: 1 CLÁSICOS DC. LOS NUEVOS TITANES, Libro de historietas del sello EDITORIAL PLANETADEAGOSTINI, S.A., en los números: 26 RED SONJA. LA DIABLESA DE LA ESPADA, Libro de historietas del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en los números: 2 (ARQUEROS), 6 (MUERTE) 2009 Marcos recibió en el Perú el Premio ‘Serrucho y Volantín’, un reconocimiento simbólico por su vasta carrera en el extranjero de parte del Club Nasca. Publicación de RED SONJA, Libro de historietas del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en los números: 4 (VIAJES), 5 (RELATOS SALVAJES) 2010 Pablo Marcos y Myriam Giraldo se mudan a Carmen del Viboral, Medellín, Colombia. Publicación de LOS VENGADORES. LA SAGA DE KORVAC, Libro de historietas del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en los números: 1 2011 LOS VENGADORES. NOCHES DE WUNDAGORE, Libro de historietas del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en los números: 1 129


VIDA Y MUERTE DEL CAPITÁN MARVEL, Libro de historietas del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en los números: 1 2011 EL PODEROSO THOR, Libro de historietas del sello PANINI ESPAÑA, S.A., en los números: 1. 2012 Pablo Marcos fue invitado a una serie de conferencias sobre el cómic en California, Estados Unidos.

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FOTOGRAFÍAS

Pablo Marcos en una hacienda ubicada en el municipio de Carmen del Viboral, Antioquia, Medellín - Colombia

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1967. Pablo Marcos (arriba, izquierda) en un dĂ­a de playa junto a su esposa Norma MartĂ­nez (abajo, izquierda), su hermana Gloria Marcos (abajo, derecha), su cuĂąado (arriba, derecha) y su sobrina. 132


Pablo Marcos durante sus primeros años trabajando para el diario Expreso.

El último trabajo de dibujo. Un proyecto presentado en el Perú para lanzar un cómic o como parte de un libro de Educación. 133


Matrimonio. Pablo Marcos y Norma MartĂ­nez, junto a sus familias, contrajeron matrimonio civil.

2012. Estudio de Pablo Marcos en Colombia. 134


2007. Pablo Marcos junto a su segunda esposa Myriam Giraldo en una exposici贸n en Estados Unidos. 135


Conan, el bรกrbaro, trabajado por el artista Pablo Marcos. 136


Ilustraci贸n realizada por Pablo Marcos de Conan el B谩rbaro. 137


ÍNDICE

PRÓLOGO por Javier Prado

5

CAPÍTULO 1

9

Pablo Marcos: El prisionero en su laberinto CAPITULO II

55

Viviendo entre viñetas… y Norma CAPITULO III

94

El prisionero en el exilio CÓMO SE HIZO

123

Más allá del prisionero, las viñetas y sus mujeres CRONOLOGÍA

132

FOTOGRAFÍAS

140

138


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