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Ser mujer en la República Democrática del Congo Por: Luisa Palacios Luna
Las mujeres siempre han luchado por igualdad de condiciones y mayores oportunidades. Las mujeres congoleñas solo sueñan con tener la seguridad de que no serán maltratadas, violadas o asesinadas. Ellas son las principales víctimas de una sociedad dañada por los horrores guerra y de un gobierno corrupto al que poco le preocupa el bienestar de sus habitantes.
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a República Democrática del Congo (RDC) es un país ubicado en África Central. Entre 1971 y 1997 fue conocido como República de Zaire, durante la dictadura de Mobutu Sese Seko. Él se ganó la enemistad de los tutsis, debido a que apoyó a los hutus en el genocidio de Ruanda en 1994. Tutsi y Hutu son pueblos nativos de las naciones del África Central, Ruanda y Burundi. Históricamente, los hutus siempre han estado sometidos por los tutsis. En 1996 los tutsis, apoyada por los gobiernos de Rwanda y Uganda, se rebelaron contra el general Mobutu con la finalidad de sacarlo del gobierno y nombraron a Laurent Desiré Kabila como presidente del Congo. A este conflicto se le conoce como Primera Guerra del Congo. Sin embargo, Laurent Kabila solo gobernó tres años (1997-2001) porque fue asesinado en el 2001. Su hijo Joseph Kabila asumió la presidencia y sigue siendo presidente. Lamentablemente, la RDC volvería a estar en guerra. Sin embargo, las razones serían otras. A esta “Segunda Guerra del Congo” se le conoce como “la Guerra del Coltán”. El coltán es una mezcla de dos minerales, columbita y tantalita, que es muy escasa. El Congo posee el 80% de las reservas de coltán y se utiliza para la fabricación de aparatos
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tecnológicos como computadoras, celulares, entre otros. También se extrae diamantes ilegalmente, pero el coltán es más valioso. La mayoría de niños son obligados a trabajar en las minas de coltán y son sobreexplotados. La Guerra del Coltán empezó el 2 de agosto de 1998 cuando los Ejércitos de Burundi, Uganda y Ruanda ocuparon el territorio congoleño. Estos Ejércitos tienen el respaldo de Estados Unidos y China. Joseph Kabila, presidente del Congo y Paul Kagame, presidente de Rwanda firmaron un acuerdo de paz en Pretoria en el año 2002, pero el país sigue en guerra. Esta conflicto ha cobrado la vida de más de 3 800 000 personas que fallecieron asesinadas o debido a enfermedades, desnutrición o violaciones. Los principales afectados han sido las mujeres y los niños. Sin embargo, las mujeres se han llevado la peor parte en esta guerra. Los hombres también sufren maltrato y golpizas brutales, pero no se comparara con el sufrimiento de ellas. En la RDC hay cuatro mujeres violadas cada cinco minutos según un estudio publicado por el American Journal Health. Se estima que 400 000 mujeres fueron violadas entre el 2006 y 2007.
La ciudad de Bukavu, ubicada al Este de la RDC, es la más peligrosa de todas. Ser mujer y vivir en dicha ciudad es prácticamente una sentencia de muerte. Muchas no tienen dónde vivir porque han destruido sus viviendas, mientras otras son amenazadas con armas para que se vuelvan caníbales o para que ingieran excrementos.
La ciudad de Bukavu, ubicada al Este de la RDC, es la más peligrosa de todas. Ser mujer y vivir en dicha ciudad es prácticamente una sentencia de muerte. Muchas no tienen dónde vivir porque han destruido sus viviendas, mientras otras son amenazadas con armas para que se vuelvan caníbales o para que ingieran excrementos. Cuando hablamos de víctimas de violación, generalmente se piensa en adolescentes y jóvenes, peroen la RDC las víctimas son todas: desde bebés menores de un año hasta ancianas. En las sociedades occidentales, una mujer que ha sido violada tiene la posibilidad de denunciar el hecho y contará con el apoyo de sus seres queridos para superar el trauma. En la RDC, la mujer es vista como una paria: pierde el respeto de su familia y es expulsada de su comunidad por haber sido violada. Si ha quedado embarazada como producto de la violación, ella sola deberá cargar con ese hijo. Ellas no denuncian la violación y, si no han sufrido heridas graves, no van al médico. Quieren ocultarlo para no ser repudiadas. El hecho de ser expulsadas de la comunidad es devastador para ellas, pero también desintegra a la familia y a la sociedad. Las violaciones que sufren estas mujeres son impensables. Por violación se entiende sexo no consensuado, pero para ellas no implica solo eso. Son violadas con armas y con objetos calientes que literalmente las destruyen. Si sobreviven, contraen enfermedades de transmisión sexual,
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sufren de incontinencia o quedan estériles. La escasez de recursos o la gravedad del daño sufrido les impiden ser operadas. En Bukavu, el Hospital de Panzi del doctor Denis Mukwege se dedica a atender a estas víctimas, pero también sirve como un albergue. Ellas no quieren abandonarlo porque ahí se sienten seguras. Lamentablemente, el gobierno de la RDC no ha tomado acciones para mejorar la situación. Congoleños como el doctor Mukwage y la reconocida periodista Caddy Adzuba buscan el apoyo de otros países para lograr que la RDC sea un país seguro. Adzuba busca la atención de medios internacionales y sigue luchando por las mujeres congoleñas, a pesar de que ha sido amenazada de muerte. La violación es utilizada como un arma de guerra no solo porque mantiene constantemente aterrorizadas a las mujeres, sino porque saben que muy difícilmente denunciarán el hecho. Ellas son las principales víctimas de la guerra y su mayor deseo es tener una vida libre de violencia.
Lamentablemente, el gobierno de la RDC no ha tomado acciones para mejorar la situación. Congoleños como el doctor Mukwage y la reconocida periodista Caddy Adzuba buscan el apoyo de otros países para lograr que la RDC sea un país seguro.