Una chibola muy pilas

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“Una Chibola Muy Pilas”

Adaptación del libro: “Un chibolo pilas”


HabĂ­a una vez HabĂ­a una vez Una chibola muy, pero muy pilas.

Una chibola muy, pero muy pilas.


Era tan traviesa y tan inteligente que La gente decía, pero “¡Qué niña tan pícara!”


Se comĂ­a el mundo con los ojos. con los ojos. Se comĂ­a el mundo


TenĂ­a el viento en los pies.


Y un polvorĂ­n en la cola.


TenĂ­a pajaritos en la cabeza (pero unos pajaritos muy, pero muy despiertos).


Y un coraz贸n que no le cab铆a en el pecho.


La verdad es que era...


ÂĄuna niĂąa imposible!


Era una capa. Sabía hacer de todo. La única cosa que no sabía hacer era quedarse quieta. Su voz su risa , sus pasos, nunca sonaban donde ella estaba. Si se quebraba un florero acá


Seguro que ella estaba allรก.


Cuando se la oía cantar por allá


Ella aparecía por aquí.


Pero algunos era un angelita.


Para otros era un verdadera diablilla.


En el grupo en el que andaba, era la mรกs chiquita, la mรกs graciosita, la mรกs traviesita, la mรกs alocadita.




Era tantas cosas terminadas en “ita” que los de su grupo no entendían bien cómo podía ser, al mismo tiempo, tan amigaza.


Si en la escuela se perdía un cuaderno (y ella perdía un cuaderno por día) era fácil adivinar quién era la dueña.

Su cuaderno era así:


En cada tarea hacĂ­a un dibujo.


En cada lecci贸n hac铆a un versito.


En cada suma o resta un pajarito. El que encontraba un cuaderno así, decía: “Seguro que es de la Chibola Pilas”.


Lo más divertido del mundo era verlo llegar a su casa cada día, después de la escuela.


La mochila y los libros llegaba siempre primero, volando por los aires.


Después él entraba corriendo a toda velocidad y las paredes de la casa temblaban y las piernas retumbaban de gritos y alegría. Y María, la cocinera, decía: “Me parece que ya llegó”.



Un día, a fin de año la Chibola Pilas volvió a casa con una cara muy especial: “Mamá, algo va a explotar, dentro de muy poquito”, dijo.


¡Una bomba! ¡Desalojen la casa!”. gritó el abuelo.


“¿Y qué va a pasarle al gatito?”, preguntó la abuela.


“Lo que va a explotar es otra cosa si te sigues haciendo el vivo”, dijo la mamá.


“No, el que va a explotares el papá, cuando vea a mi libreta de notas”, dijo ella.

Y todos suspiraron aliviados y pensaron “¡Qué niña tan terrible!”.


Ese susto era nada comparado con otros que causaba. A veces, sin que nadie lo obligara, se encerraba en su pieza y estudiaba y estudiaba y volvía al colegio con puros veintes en la libreta.

Y les decía a sus padres con cara de pícaro: “Me quedó un solo cero. Pero es en conducta”.


Una noche muy oscura, ¡apareció un fantasma en la casa! cubierto con una sábana blanca, con dos agujeros misteriosos a la altura de los ojos. Y saltó habiendo: BUUUUUUUUU Alrededor del papá y la mamá que acababan de volver del cine.

El susto no fue tan, tan grande. No. Con el fantasma sentado en sus rodillas, el papá preguntó: “¿No tienes miedo de andar por la casa a oscuras?” Y él contestó: “¿Cómo voy a tener miedo si el fantasma soy yo?”


El susto no fue tan, tan grande. No. Con el fantasma sentado en sus rodillas, el papá preguntó: “¿No tienes miedo de andar por la casa a oscuras?” Y él contestó: “¿Cómo voy a tener miedo si el fantasma soy yo?”


AsĂ­ era la casa de la Chibola Pilas: aunque afuera lloviese adentro habĂ­a sol.


PorquĂŠ ella lo dibujaba en todos sus papeles.


Si hacĂ­a frĂ­o ella inventaba un lugar calientito en donde acurrucarse.


Si habĂ­a sombras se las arreglaba para que tambiĂŠn hubiera risas.


Si estaba triste intentaba mil maneras para que lo llenaran de besos.


y cuando mas, lo dejaban mas cosas inventaba, coso se fuera una cientofica loca con lentes y delantar en su lavoratorio especial.


HabĂ­a que ver a la Chibola Pilas cuando iba a la casa de la abuela.


Primero se ponĂ­a a pintar y dibujar las paredes de la casa.


DespuĂŠs se dedicaba a revisar profundamente los roperos y cajones.


Y luego visitaba la cocina para controlar la calidad de todas las cosas ricas que preparaba su abuela.


Y con la panza llena de tortas, de chocolates y de alfajores y de bizcochos con mermelada de guayaba, se dormĂ­a en la falda de la abuela, suspirando, satisfecha.


ÂĄ La Chibola Pilas tenĂ­a como diez enamorados!


Ellos se reĂ­an mucho de todas sus payasadas. Se reĂ­an tanto, tanto que no les quedaba tiempo de darle besos a escondidas.


Cuando el enamoramiento terminaba, y el nueva enamorado preguntaba a la anterior cuál había sido el motivo para que hubieran terminado , la respuesta era casi siempre la misma: “Es que la Chibola Pilas es tan loquita...”


Pero todos seguĂ­an apasionados por ella.


Era una enamorada formidable: dibujaba corazones en los troncos de los รกrboles.


Dibujaba flores en el cuaderno de geometrĂ­a.


Y a cada enamorada le regalaba caramelos y manzanas, le compraba helados y le robaba besitos.


Les escribia versitos...


Y les regalaba canciones de amor.


Y muy distraĂ­do tropezaba en los adoquines.


Y se rompía los pantalones cuando cruzaba alambradas, y tenía tantas curitas en los codos y en las rodillas y tantas vendas en todo el cuerpo, al volver de las vacaciones que en el colegio le habían puesto “Momia” de sobrenombre.


A veces se ponĂ­a triste y se escondĂ­a para llorar


Otras veces se encerraba en su pieza para pensar.


Y jugaba batallas navales


y corrĂ­a carreras de sĂşper autos.


Dibujaba mapas a tierras perdidas


y tambiĂŠn inventaba naves espaciales y estrellas galĂĄcticas.


Hasta que se cansaba de estar solo y salĂ­a de su cuarto en uno de sus cohetes espaciales para volar otra vez por todas las piezas de la casa, por todos los rincones del jardĂ­n, por todas las calles del barrio.



La Chibola Pilas tenĂ­a sus secretos Y nadie jamĂĄs se enteraba de los Secretos que ella tenia justamente porque son secretos.


Pero tenĂ­a algunos no tan secretos Que se podĂ­an contar pero sola mente a una persona y a nadie mĂĄs.


TenĂ­a como diez secretos especiales para el papa.


Y otros 10 diferentes exclusivos para mama.


Y tenía otros súper secretos que eran solamente para el Y nadie sabía siquiera cuando súper secretos podía tener.


Pero el mayor misterio para todas y todos, era la maneta secreta que la Chibola Pilas tenia para jugar con el tiempo. Porque siempre le sobraba tiempo Para hacer mil travesuras y para comer y para estudiar y para dormir Y para so単ar. El tiempo era su mejor amigo.


Le sobraba tiempo para leer historias.


Le sobraba tiempo para coleccionar figuritas.


Y para anotar en los libros de aventuras Las partes en que la heroina se parecĂ­a a ella.


Porque el tiempo inventaba horas de mรกs, Especialmente para ella.


Pero un día la Chibola Pilas no le sirvió de nada Toda la capa que era, ni el amor que le tenían. Por qué paso que su papá se fue por un lado y su mamá se fue por el otro y no le quedo más remedio que inventar la ¨Teoría de los lados¨.


Que dice así: ¨todo lado tiene su lado, yo soy mi propio lado. Y puedo vivir al lado de cualquiera de los lados que quiera estar en mi lado¨.


Fue un bajón, es verdad, y también es verdad que poca gente entendió La ¨teoría de los lados¨. Pero ella se reía bajito cuando le venía la tristeza Porque descubrió que la tristeza es uno de los dos lados de la vida y que la vida Siempre tiene dos lados.


ยกpero no es nada fรกcil hacer un descubrimiento de esos! Tan solo es imposible si uno es muy sabio o si recibe mucho amor.


La Chibola Pilas le gustaba jugar al futbol.


El grupo siempre esperaba que el llegara para empezar el partido.


“El equipo siempre estaba lleno de cracks, y ninguno queria jugar en el arco, pero la chibola pilas decía:”


¨No se compliquen, yo juego de arquera¨, Y todo el equipo sabía que ese día no les iban a meter ningún gol.


Y la Chibola Pilas volaba de palo a palo.


Atajaba de frente y de costado.


Atajaba hasta cabeza abajo.


Y no le importaba caer de poto despu茅s de sacarla al c贸rner.


Era una verdadera arquera.


Y la hinchada festejaba todos las atajaba Aplaudían, se reían y grataban: ¨qué golera más pilas¨


¨La Chibola Pilas las agarraba todas¨ Pero hubo algo que no pudo hacer, es Algo que es imposible de lograr, incluso para un niña Pilas como ella.


La Chibola Pilas no pudo agarrar el tiempo.


Y el tiempo paso.

Y como todo el mundo, la Chibola Pilas creci贸.



Creció y se volvió en una tipa chévere. Creció y se volvió en un tico chévere.



Si, se convirtió en una chica cheverísima, ¡en la mejor tipa del mundo!.


ยกEn un chica bacanisima!


Y fue entonces cuando todo el mundo descubrió que la Chibola Pilas no había sido una niña traviesa ni alocada.



CrĂŠditos: Pierina Acevedo Diana Plasencia Perla Terrones Katherine Vasquez


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