Primera Edici贸n Perro Sucio Febrero de 2012 Tenerife
PRÓLOGO Perro sucio es una publicación online centrada en todo tipo de narrativa, desde relatos cortos, poesía, micro relatos, y texto libre. Con ello intento liberar gran parte de mi vida contenida en escritos que durante tiempo andaban archivados en mi ordenador. El fin es motivar al lector y a cualquiera que con ilusión, o no, esté dispuesto a colaborar en esta iniciativa enviando sus escritos (los cuales no serán modificados ni retocados), para darle vida y estilo a Perro Sucio. Se hará una publicación semanal (http://issuu.com/perrosucio) en la que se adjuntarán todas las colaboraciones firmadas por los autores (nombre real o pseudónimo). Esto acaba de empezar, gracias y a disfrutar. La vida es buena al fin y al cabo…
Firmado: Perro Malo y Sucio.
NEBRASKA Caminando paso firme entero vestido de negro y con las manos en los bolsillos, sacando tabaco del interior de su chaqueta y encendiendo el pitillo con un par de cerillas sueltas, bajó sus gafas de sol solo un poco, lo suficiente para mirar entre los cristales y su frente leyendo el anuncio de plaza vacante y abrió rápido y fuerte la puerta de cristal haciendo sonar la campanilla de la entrada. Pasó por delante de la secretaria que distraída leía una mierda de revista del corazón deseando ser de las furcias que se acostaban con aquellos hombres guapos y vacíos. Ni se dio cuenta de que Dylan, Ray Dylan dejaba su sombra tras de sí. Fuera sonaba una harmónica y un negro cantaba I’m a Man. Ray abrió la puerta del despacho: - ¿Es que no tienes un puto espejo para mirarte y desempolvarte la nariz, payaso? - Hola Ray, tú por aquí. Pensaba que mi secretaria me daría el aviso y te haría pasar. - Já ese culito solo tiene hueco en su cabeza para una buena manicura, no sirve ni para mamarla. - (Mario, el dueño del local de apuestas comenzaba a temblar, primero las piernas, y luego las caderas haciendo mover algo la silla). Bueno en el fondo sabes que la chica cumple con su trabajo y mientras lo haga, a mí me tiene contento. ¡Que se la mame a si misma y le pinte las uñas a su novio! Ji ji ji - Cállate la boca y déjate de rollos amigo, no estás cumpliendo. Si tú no cumples yo tampoco, y luego están con los que yo tengo que cumplir y si tú no lo haces me estás dando por culo y por culo solo dan los maricones, ¿eres tú maricón Mario, eres una señorita con falda y barba Mario? No me gustan ese tipo de gente y tú tampoco me gustas. Cumple con lo tuyo, y yo con lo mío y no tendrás que volver a ver mi jodido careto. - Lo se Ray y te juro que hago lo que puedo, estoy de papeleo hasta las cejas y cuando no es eso, es lo otro, ya sabes… la puta coca que me llama desde su bolsita trasparente para entrar en lo más profundo de mi ser. - Hijo de la gran puta. (Ray levanta a Mario por la camisa y cogiendo un abreagujeros de papel se lo mete por un orificio de la nariz y le perfora un enorme y perfecto círculo haciendo sangrar ésta mucho; Mario grita). La próxima vez que me vuelvas a vacilar te rajo la nariz y la lengua y te vas a meter la cocaína por la oreja. ¡Te lo juro por mi madre que en paz descanse, no juegues más conmigo! ¿Te queda claro? - Sí sí sí, clarísimo Ray, nunca más te lo prometo, te lo juro Ray, dame tan solo unos días y tendrás todo lo que quieres y donde lo quieres. - 3 días Mario. 3 días. (Ray lanza el abre-agujeros a la cabeza de Mario que se encuentra entre el suelo y el armario, éste gime en voz baja y entrecortada) Salió del local haciendo caer la campanilla al suelo. Ray cruzó la calle echando un par de monedas al vaso de cartón del negro con la harmónica que con un guiño de agradecimiento y con unos saltitos acompañó el ritmo de la música y cogiendo la guitarra acústica comenzó a tocar State Trooper de Bruce Springsteen mientras Ray ya giraba la esquina. Montó aquella gigantesca moto de gran manillar haciéndola rugir y sintiéndose bien, riéndose de la situación. Marcha a casa de Lilian, mientras el calor del verano se despedía y el frío comenzaba a erizar el bello de la piel. Ray aun no sabía que sería su último rugir de moto, que su bonita chaqueta y sus pantalones pegados negros iban a rajarse con el asfalto. Pero Ray vivía el momento y lo estaba disfrutando de lo lindo.
CRUEL PERO PRECISO
Jugando mucho con tu miembro, llegas a pensar en el concepto de Tristeza como tal. Es realmente cuando más cagado y solo te encuentras, pones música y te revuelcas en el sofá aun con la ropa de calle puesta. Quieres sentirte afectado por las cervezas, aunque solamente te hayas tomado un par, y pasar la culpa al alcohol aun y cuando tu mente te dice que te encuentras perfectamente. Es entonces cuando me digo a mi mismo: -me gusta verte cuando estás tocado y hundido, amigo. En cierto modo me recuerdas a mí. Cuando se trata de machacarte y ahogarte tú solo eres de los mejores; se que te encanta enamorarte de la que te siguen el juego solo por reírse de ti, apuestas al rojo sabiendo que la suerte nunca está de tu lado, jamás, y las previsiones están a un 75 sobre 1 de que toque el negro; sueñas con un grupo de rock en el que tú llevas la voz cantante y los solos de guitarra también, aunque nada más te sabes un par de canciones que ni siquiera suenan bien del todo; aspiras a una vida de artistas ricos, un mundo ideal de mujeres, fiestas y dinero que sabes que nunca va a llegar; sigues jugando el papel de tipo duro con miradas y posturas, pero al final del día duermes solo y agarrado a la almohada. ¿De verdad vas a seguir con esta farsa? tu madre lloraría al verte y tu padre apartaría la mirada. Levántate temprano, dúchate, mírate al espejo y acepta tu cara. Vístete y espera al autobús, ficha 10 minutos antes de la hora de entrada y trabaja duro. Intenta caerle bien al jefe y cumple, que ellos lo harán a final de mes con una pequeñita recompensa llamada sueldo. Vuelve a casa y duerme una pequeña siesta. Vuelve a despertar y no vas a saber como matar el tiempo libre que te queda de día; ah sí! Tu ropa tiene que estar limpia pronto, pon una lavadora, mientras se descongela tu pizza y crece tu barriga. Baja al bar colega, que te lo mereces. El camarero está harto de escuchar sobre tus problemas en el trabajo y sobre tu vida en general, pero él también cumple y te sonríe, al fin y al cabo sois casi la misma persona; déjale tu dinero y vuelve a casa para de nuevo tumbarte en el sofá y esperar tu serie favorita, esperar a tu héroe, tu alter ego y finalmente escapa de toda tu mierda soñando con todo lo que él es capaz de hacer y tú jamás lograrás. Es así aunque duela, yo solo soy un mesías que intenta hacerte el camino más claro; me despido de ti con un fuerte abrazo y gracias por sentirte identificado con estas palabras, perdedor! Ja ja ja. Te doy mi bendición, puedes morir en paz. Un saludo, Tu alter ego.
HIJO DEL MAR
De pequeño era fácil localizar las conchas y caracolas más brillantes, Travis Gonzalez lo sabía; tan solo había que saber dónde escavar y justo cuando bajaba la mar echaba un poquito de sal haciendo que aquellas maravillas de colores azules, rosados amarillentos salieran de la arena fría y fina. Era en ese momento cuando Travis agarraba un buen puñado y directamente lo dejaba en el saquito de tela, la única tela que colgaba de su cuerpo, todo lo demás era piel oscura y curtida bajo el sol, dura y escamosa. Sus pies podrían ser bien los de cualquier perro o gato, almohadillado y sin dolor a rocas puntiagudas ninguno. Se pasaba el día recogiendo caracolas, haciendo saltar piedrecitas por el agua y las olas y matando cangrejos también; ellos se la tenían jurada, pero aun no estaban preparados, mamá cangrejo sin descanso ninguno ponía huevecitos y papá cangrejo a sol y sombra los iba entrenando conforme estos crecían, sin embargo había demasiadas bajas al día como para revelarse contra aquel individuo corpulento y de ojos azules. No perdían la esperanza y mamá cangrejo se reproducía incluso con mayor frecuencia con papá cangrejo por aumentar en número y aniquilarlo. Travis iba creciendo, al igual que el número de cangrejos, al igual que la fuerza y la puntería del muchacho, fue por eso que los pequeños insectos marinos se dieron por vencido y emigraron a la costa este. El número de conchas y caracolas había disminuido notablemente y Travis había dejado de tener interés por ellas y prestaba atención a aquellas señoritas de bonito torso, rubia melena y bonitas y largas colas. Las había bautizado como “sirenas”; pese a su admiración por ellas nunca les dirigía la palabra, incluso a veces les tiraba piedras, como para hacerse el tipo duro y justo después escupía en la arena. Un día aburrido ya de tanto cangrejo, caracolas, arena, piedras, peces y sol, se fue directo a la cocotera y a golpes con un palo hizo caer 3 grandes cocos. Los abrió y Travis bebió directamente de ellos. Entró en un estado de embriaguez total, los cocos resultaron ser afrodisíacos y además contenían un alcohol que lo dejó completamente ebrio y fuera de sí; dejó su bolsa de tela, su único atuendo, colgado de la palmera y se fue directamente a la pequeña bahía donde en rocas y piscinas jugaban las sirenas. Ellas al verlo se escondieron donde pudieron. sus pupilas delataban que no se encontraba en perfecto estado y Travis emitió un grito y se zambulló en su búsqueda. Tras forcejeo, mordiscos y arañazos consiguió agarrar a cuatro sirenas de su bonita y celeste cola y las llevó a tierra firme donde se sentía más confiado. Amordazó a 3 con gruesas raíces y a la cuarta la tumbó boca abajo y le un tirón arrancando las conchas que tapaban sus gigantescos pechos. Travis empezó a tocarlos, besarlos y lamerlos y notó como los pezones se ponían duros. Subió besando el cuello, aproximándose a las orejas para luego dirigirse a los labios, carnosos y de un color rojo muy vivo. Al principio la sirena un poco reacia no abría la boca, pero tras segundos sus lenguas se mezclaron en un río de saliva y fue entonces cuando
Travis empezó a masturbarla, solo al acercar la mano ya notaba el calor que desprendía eso y lo húmedo que se encontraba. La sirena gemía de placer y el chico con los ojos cerrados seguía el guión a la perfección. Las otras tres miraban despavoridas pero a la vez algo emocionadas y quizás un poco excitadas. El rabo de Travis era inmenso y completamente moreno; pocos se habían visto así en esta vida. La cuarta sirena, llamémosla sirena 4 dejó de forcejear y rendida calló en un tremendo éxtasis. El chico desató a las otras tres, sirena 1, sirena 2 y sirena 3 y comenzaron una tremenda orgía junto con sirena 4 y Travis. Sirena 2 comenzó a besar el torso desnudo de Travis mientras este masturbaba y besaba a sirena 1, y mientras 4 y 3 desataban sus sostenes y se acariciaban entre ellas. Intercambiaron posiciones y sirena 1 cogió el pene de Travis y lo introdujo en su boca mientras éste abrazaba a sirena 3 y 4 y les comía los enormes pechos; sirena 2 a su vez completamente encendida por la situación se masturbaba con la escena hasta conseguir un orgasmo de casi un minuto y haciendo temblar y chasquear su gigantesca cola durante otro par de minutos más, sumida en un tremendo éxtasis. Travis se había corrido ya unas cuantas veces en el interior de las señoritas, sin embargo ya exhausto utilizó lo poco que le quedaba de fuerza para agarrar a las 4 del pelo y juntar las cabezas mientras ellas con la boca abierta esperaban el líquido de la felicidad. Tocaban las pelotas de Travis y escupían al capullo encendido del chico. Unos segundos más tarde aquello empezó a descargar a borbotones un líquido blanquecino y medio pegajoso que dejó cubierto la cara de las chicas. Se hizo la noche y tras ella el día y Travis amaneció con una gran resaca, con la boca llena de arena blanca y arañazos por el cuerpo… pero lo había conseguido, no sabía como pero había dejado embarazadas a 4 sirenas que ahora jugaban alegremente entre las olas y espuma del mar sin saber qué tipo de individuo albergaban en su vientre. Travis acercó las 2manos al agua de la orilla y se enjuagó la boca, echó una meada y fue a por su bolsa de tela. Pasó varias noches y días bastante agobiado. Durante 24 años había pateado aquellas playas de norte a sur, de este a oeste, se sabía cada planta, cada cueva y laja de rocas, cada grano de arena y pensó que era hora de subir a las montañas, prepararse un buen abrigo con piel de foca y colonizar cimas y laderas. Tras unos días de organización emprendió su camino por el empinado sendero y nunca volvió su mirada hacia las sirenas; estas con un llanto desolador se abrazaron entre ellas y se hundieron en lo más profundo del oscuro océano en espera de un nuevo Hijo del Mar.