Donald E. Keyhoe es mayor de la Fuerza Aérea de la Marina de los Estados Unidos, y después de la Segunda Gran Guerra ocupó el cargo de jefe de Informaciones de la Aeronáutica Civil. En esa época empezó a escribir de manera profesional sobre temas de aviación, espionaje y fenómenos espaciales. Dichos trabajos fueron publicados en revistas como Nacional Geographic, Saturday Evening Pose, Cosmopolitan y The American Weekly. Es autor también de varios libros sobre temas relacionados con el espacio, entre los cuales se halla el difundido La Conspiración de los Platos Voladores, considerado en general como la obra más seria y documentada sobre dicho tema. En Los desconocidos del espacio, Keyhoe enfrenta la conjura de silencio en torno al fenómeno OVNI, con todo el acopio de su vasta información y de los más irrebatibles testimonios. Todo lo investigado y denunciado por el autor en este libro se halla avalado por el hecho de que Donald E. Keyhoe fue designado en 1957 director del NI CAP (Comité Nacional de In vestigaciones sobre los Fenómenos Aéreos), organismo que ha utilizado los servicios de oficiales de alto rango en el ejército, de científicos y de ingenieros de renombre internacional, y que llegó a ser la mayor organización mundial de investigación de los OVNI, con más de treinta filiales en los Estados Unidos y en el extranjero.
DONALD
KEYHOE
CIRCULO DE LECTORES
Titulo del original inglés, Aliens from Space Tr.ducción, Sebastián Manínez y Luis Vigil Cubierta, Yzquierdo Circulo de L<e<ores, S.A. Valencia, 344 Barcelona 1234567890803 ©Editorial Pomaire, S.A., 1974 Depósito legal B. 5856-1980 Compue$tO en Garamond 10 Impreso y encuadernado por Printer, industria gráfica sa Sant Vicen> deis Horrs 1980 Printed in Spain
ISBN 84-226-1158-9
Edición no abreviada Licencia editorial para Círculo de Le«ores por cortesía de Pomaire Queda prohibida su venta a toda persona que no pertenezca a Círculo
En recuerdo de mi padre, y para Helen, que tambiĂŠn lo amaba.
Agradecimientos Durante m is largas investigaciones sobre los OVNI he contado con la ayuda de muchos centenares de estadounidenses y también de funcionarios y ciudadanos extranjeros a los que querría expresar mi gratitud. Adicionalmente, querría dar las gracias al vicealmirante R . H. Hillenkoetter, al contralmirante Delmer S. Fahrney, los coroneles Joseph Bryan y Robert B. Emerson y al exmayor de la
Inteligencia de la Fuerza Aérea Dewey Fournet por sus importantes datos acerca de la realidad de los OVNI y por confirmar en público la existencia de una censura oficial. También estoy agradecido a los otros miembros de las Fuerzas Armadas y órganos gubernamentales que me dieron pistas (sin violar la seguridad nacional) que me llevaron hacia informes ocultos sobre los OVNI y acontecimientos sucedidos entre bastidores. Estoy en deuda con el senador Barry Goldwater, con el antiguo portavoz de la Cámara John W. McCormack y otros miembros del Congreso por su valiosa ayuda. Y también deseo dar las gracias a los locutores y miembros de la prensa que han tratado este tema con seriedad, entre los que se encuentran Da ve Garroway, Mike Douglas, Deena Clark, Lou Corbin y Ken W. Purdy, el primer director de una revista a escala nacional que narró los hechos y reveló el secreto. Durante mis trece años como director del NICAP pude beneficiarme de las valoraciones efectuadas por nuestros consejeros especiales y por otros científicos o ingenieros que trabajaban en nuestros treinta y un subcomités, hombres como Clark McClelland, Robert Stevens y otros especialistas aeroespaciales del subcomité de Cabo Kennedy. Entre los jefes de subcomité había dos mujeres muy capacitadas a las que deseo dar las gracias de un modo muy especial : la señora ldabel Epperson, directora del subcomité de 7
Los Angeles, que logró los servicios de científicos y expertos tales como el mayor Paul Duich, antiguo navegante del Comando Aéreo Estratégico. Además de la investigación técnica, la directora Epperson organizó el sistema de información SKYNET, coordinado por las miembros Ann Druffel, Marilyn Epperson y un experto en comunicaciones. La segunda directora es la señora J anne Larson, del NI CAP de Seattlc, que también logró reunir una fuerza mvestigadora muy competente, consiguiendo informaciones de testigos dignos de confianza y desenmascarando los informes erróneos y las bromas, para así aumentar el prestigio del NICAP. También deseo dar las gracias a Julian Hennessey, director del subcomité de Londres, quien tuvo una actuación muy importante al organizar el EURONET, un sistema de recopilación de datos sobre los OVNI que incluía a centenares de pilotos comerciales europeos. Además de apreciar la labor de los subcomités, estoy agradecido al duro trabajo y logros conseguidos por Sherman Larsen, presidente de la Chicago Affiliate, y David Branch, presidente de la Southern California Affiliate. A lo largo de los años, ambos hombres lograron el apoyo de la prensa y el respeto público para el NI CAP, al presentar testimonios verificados y pruebas de que existía un secreto oficial. Y se debe un tributo especial al señor y señora Morris Frost, al difunto doctor Earl Douglass y a los otros miembros cuyas generosas contribuciones permiten al NICAP llevar a cabo sus investigaciones y luchar contra la labor de ocultamiento. Y, finalmente, deseo expresar mi profunda gratitud a Howard Cady por sus valiosos consejos y los ánimos que me ha dado durante los últimos años.
Prefacio Desde mediados de 1972, nuevas apariciones de OVNI (Objetos Voladores No Identificados) han puesto en un serio compromiso a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Muchos miembros de la Fuerza Aérea se oponen, en privado, al secreto mantenido sobre el tema. Algunos temen que un aumento de los encuentros con estos objetos, tanto en la nación como en el extranjero, llevados a cabo por los pilotos militares y comerciales, pueda producir un súbito cambio para el que no estén preparados millones de ciudadanos. Adicionalmente, muchos científicos responsables rechazan las negativas de la Fuerza Aérea sobre la realidad de los OVNI. El Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica (la organización más grande del mundo que agrupa a científicos e ingenieros aeroespaciales) está urgiendo con gran insistencia a que se lleve a cabo una nueva investigación, sin prejuicios y a gran escala, sobre la que no penda la censura. A pesar de todo estO, el Cuartel General de la Fuerza Aérea, siguiendo una política marcada en las altas esferas, continúa negando la existencia de los OVNI de manera pública, convencido de que esto es lo mejor para el país. Pero desde hace años la Fuerza Aérea posee pruebas bien concretas de la realidad de los OVNI. Durante mi larga investigación acerca de esos extraños objetos he visto muchos informes verificados por la Inteligencia de la Fuerza Aérea, narraciones detalladas de pilotos, operadores de radar y otros observadores expertos de la Fuerza Aérea, que prueban que los OVNI son aparatOs de alta velocidad superiores a cualquiera que haya sido construido en la Tierra. Igualmente, antes de que la censura se endureciese, también recibí las conclusiones secretas a las que habían llegado los científicos 9
y oficiales de la Inteligencia Técnica de nuestra Fuerza Aérea. En muchos casos, recibí valiosas pistas gracias a mis compañeros de curso de la Academia Naval, o a contactos realizados cuando era un piloto del cuerpo de los Marines, y luego cuando fui jefe de informaciones de la Aeronáutica Civil (ahora Administración Federal de la Aviación). Durante este período tuve la fortuna de establecer otros valiosos contactos cuando era ayudante del coronel (ahora general) Charles A. Lindbergh, y en la Segunda Guerra M undial, cuando volví al servicio activo. Después de la guerra empecé a escribir de nuevo de un modo profesional sobre la aviación, el espionaje y otros temas. En 1957, después de una investigación independiente sobre los OVNI, fui nombrado director del NICAP: la National Investigations Committee on Aerial Phenomena (Comité Nacional de Investigaciones sobre los Fenómenos Aéreos). Utilizando los servicios de oficiales de airo rango, tanto retirados como de la reserva, de científicos y de ingenieros, el N I CAP se convirtió en la mayor organización mundial de investigación de los OVNI, con más de treinta subcomités en los Estados Unidos y en el extranjero. El Consejo de Regencia incluía a hombres totalmente informados acerca de la seguridad nacional y el secretO que envolvía a los OVNI, entre los que se hallaba el vicealmirante R. H. Hillenkoetter, el contralmirante D. S. Fahrney y el contralmirante H. B. Knowles, el coronel R. B. Emerson, de la reserva del Ejército de los Estados Unidos, y el coronel retirado Joseph Brian de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. En una declaración unánime el Consejo declaró públicamente su postura: «La Fuerza Aérea ha mantenido en secreto, y sigue haciéndolo, información sobre los OVNI. La NICAP pretende lograr obtener todos los daros reales y verificados, para ofrecérselos al Congreso y al público en general. Igualmente, tratará de acabar con todo secreto no justificado.» Hacia mediados de los años sesenta habíamos analizado casi once mil informes sobre OVNI, de Jos cuales más de dos mil quinientos provenían de pilotos, científicos, operador es de rorres de control, expertos de radar y otros observadores cualificados y veteranos. Al concentramos en los hechos y exponer públicamente los fraudes conocidos habíamos logrado ganar 10
el respeto de muchos legisladores y miembros de la prensa. Pero aún había un gran obstáculo. La mayor parte de los científicos, confundidos por las negativas oficiales, rehusaban estudiar siquiera nuestra gran masa de datos. Pero de modo gradual, algunos de ellos fueron siendo convencidos de que el problema era grave y aceptaron ayudarnos como consejeros técnicos o científicos del NICAP, aunque al principio se mostrasen abiertamente escépticos. La resistencia inicial de los científicos puede ser resumida por la actitud del fallecido doctor James E. McDonald durante los debates celebrados en el Congreso, en 1968, sobre los OVNI. El doctor McDonald había investigado, contando con una beca especial de la Universidad de Arizona, centenares de informes sobre OVNI, en muchos casos con la ayuda del NICAP. Voy a citar la afirmación de este científico acerca del NI CAP y de mí mismo, porque demuestra el completo cambio que sufrió, dejando de ser un escéptico, en cuanto hubo estudiado los datos extstentes. Como afirmó McDonald, la investigación del NICAP era seria y concretada a los hechos: «Un trabajo mucho mejor que el de la Fuerza Aérea.>>Según dijo, antes de su propia investigación había tenido grandes dudas acerca de que los casos sobre los que yo informaba fueran verídicos. Pero ahora, según comentó al Comité de Ciencia y Astronáutica del Congreso, su opinión había variado. «Debo hacer hincapié en que un estudio profundo por mi parte me ha convencido de que la certidumbre informativa de Keyhoe es uniforme ... y se debe reconocer que su fiabilidad es impresionante .. . Durante el pasado mes he tenido oportunidad de examinar detalladamente una gran cantidad de material archivado con anterioridad como reservado y que apoya, en una medida casi alarmante, la autenticidad y, por consiguiente, la importancia científica de los casos en los que se ha basado Keyhoe ... para sus discusiones acerca de la historia de los OVNI» (pág. 35 del informe de los debates). Desde entonces, la situación de los científicos ha sufrido un cambio significativo, cuando muchos de ellos han examinado las evidencias más concretas sobre los OVNI. Esto se ha debido principalmente al fracaso del estudio financiado en la Universi-
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dad de Colorado por la Fuerza Aérea, con el que se esperaba acabar de una vez por todas con la cuestión de los OVNI. La aceptación por el Proyecto de la Universidad de Colorado de las negativas de la Fuerza Aérea ba sido criticado severamente y rechazado por muchos científicos y técnicos del campo aeroespacial y otras disciplinas. La controversia que ahora está surgiendo puede muy bien llevar a una confrontación final. El propósito de este libro es ayudar a preparar al público, para reducir el impacto de una admisión forzada o cualquier otro cambio repentino. Y también el ayudar a aquellos que están luchando contra el secreto (desde fuera o desde dentro de la Fuerza Aérea). Para ello, be dado la imagen global tal como yo la conozco, intentando sobre todo evitar cualquier advertencia infundada sobre un <<fin del mundo». Espero fervientemente que esto ayude a que surja nuevo apoyo público y en el Congreso, para que cese de una vez el secreto (sin reproches de ninguna clase) y que surja un nuevo y práctico programa con el que podamos lograr la respuesta a los problemas presentados por los OVNI. Todos nosotros tenemos un papel que desempeñar en esto. Según parece, por toda la evidencia de que disponemos, éste es uno de los problemas más grandes con el que tendrá que enfrentarse nuestro mundo ... aunque no haya en él ningún peligro.
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Extraña vigilancia Tras una nueva cortina de secreto, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos está envuelta en un peligroso juego relativo a ataques a los OVNI. A pesar de las negativas de la Fuerza Aérea, los Objetos Voladores No Identificados siguen operando en nuestros cielos. Durante 1972 los encuentros con los OVNI se incrementaron de repente. El Mando de Defensa Aeroespacial aumentó, inmediatamente, el número de persecuciones e intercepciones. Siguiendo órdenes estrictas del Mando, los pilotos fueron obligados a mantener en secreto sus peligrosas cacerías ... y el verdadero propósito de las mismas. Temiendo que el público se alarmase, la Fuerza Aérea ha negado siempre haber disparado contra los OVNI. Ahora, esto ha sido refutado por un informe especial de la Academia de la Fuerza Aérea. Como director del NI CAP (el Comité Nacional de Investigación sobre los Fenómenos Aéreos) fui informado de modo privado en octubre de 1969. 1 Tras revelar un ataque por artilleros soviéticos, el informe de la Academia describe una persecución de la Fuerza Aérea, mantenida en secreto: También nosotros hemos disparado contra los OVNI. Una mañana, hacia las diez, un puesto de radar situado cerca de una base de cazas captó a un O VN1 volando a 1120 kilómetros por hora. Luego, el OVNI disminuyó su velocidad hasta 150 kilómetros hora, y dos F-80 despegaron para interceptarlo. Al fin, uno de los F-80 se acercó al O VN 1 a unos 900 metros de altura. El O VN1 comenzó a acelerar, alejándose, pero el piloto aún logró llegar a unos l. Exist< una fotocopia del informe de la Acaderni• en el arch1vo del autor.
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500 metros del objeto durante un corto período de tiempo. Decididamente tenía forma de platillo. Mientras el piloto ponía su F-80 al máximo de velocidad, el O VN l comenzó a alejarse. Cuando la distancia fue de unos 1000 metros, el piloto conectó sus cañones y disparó en un intento de derribar el platillo. No lo logró, y el OVNI se alejó con rapidez, desvaneciéndose en la distancia (págs. 462-63 ).
En esta caza el piloto no corrió peligro, pero algunas persecuciones de OVNI han tenido un final trágico. Varios pilotos de la Fuerza Aérea han perdido sus vidas mientras perseguían estos extraños objetos . En un caso, un aparato de la Fuerza Aérea y su tripulación de dos hombres desapareció sin dejar rastro. Durante otra persecución, un OVNI obligó a un pilotO y a su operador de radar a saltar en paracaídas de su interceptor. El reactor se estrelló en una ciudad, matando a un hombre, a su esposa y a sus dos niños. Esos y otros accidentes relatados más adelante pueden haber sido advertencias contra nuevos ataques de la Fuerza Aérea, y no demostraciones de una clara hostilidad. Pero esto no disminuye su peligrosidad . En diciembre de 1969, para evitar revelar la verdad, la Fuerza Aérea anunció que todos los informes de OVNI habían sido explicados. En una sorprendente ruptura con la Fuerza Aérea, su principal consultor sobre el tema, el doctor J . Allen Hynek, negó en público esta afirmación. Según afirmó, la Fuerza Aérea tenía aún más de 3000 observaciones no explicadas, muchas de ellas procedentes de científicos, pilotos veteranos y otros fiables observadores. Pero la Fuerza Aérea insistió en que todas las observaciones eran errores, ilusiones o engaños. Esta negativa oficial cubría de ridículo a millares de observadores competentes, entre los que se hallaban el astronauta James McDivitt, el comandante de ala D . J. Blakeslee, el fabricante de reactores William Lear, el astrónomo Clyde Tombaugh, la exembajadora Ciare Booth Luce, el capitán de la Armada R. B. McLaughlin, Henry Ford JI, el juez de la Corte Superior Charles E. Bcnnett, Nathan Wagner, jefe de Seguridad de Proyectiles de White Sands, pilotos de todas las fuerzas armadas y de las principales aerolíneas mundiales, hombres y mujeres pertenecientes al mundo de los negocios y al gobier14
no, y otros ciudadanos responsables de la totalidad del país. En su mismo anuncio, realizado a escala nacional, la Fuerza Aérea declaró finalizada su investigación acerca de los OVNI.
En aquel mismo instante, los pilotos de intercepción de la Fuerza Aérea estaban tratando de derribar aquellos objetos volantes desconocidos, siguiendo órdenes secretas del Mando de ' Defensa Aeroespacial. Desde entonces las persecuciones de los OVNI han continuado sin pausa, a espaldas del Congreso y del público. Esto no es una acusación contra los censores. Muchos de ellos desaprueban totalmente las tareas de ocultación de datos y ridiculización de los testigos. Pero los altos cargos, atrapados en un serio dilema, están convencidos de que es mejor retrasar la admisión de que los OVNI son r~ales. Aunque recientemente la censura se ha endurecido, ha habido filtraciones acerca de algunas persecuciones de la Fuerza Aérea. A primera hora del 14 de septiembre de 1972, una máquina desconocida, pero diferente a cualquier avión, fue divisada en el Aeropuerto Internacional del Oeste de Palm Beach. Dos controladores de tráfico de la Administración de Aeronáutica de los Estados Unidos, C. J. Fox y A. W. Brown, siguieron la trayectoria del OVNI mientras maniobraba a algunos kilómetros de distancia. «No se parecía a ninguna otra cosa que hubiera visto ames», afirmó luego Brown. En la torre de control, el supervisor de la Administración Federal de Aviación, George Morales, estudiaba el brillante aparato mediante unos prismáticos. Su forma, elíptica y similar a un cigarro, quedaba claramente definida en la oscuridad previa al amanecer. En rápida sucesión, el OVNI fue divisado por el capitán B. F. Ferguson, de la Eastern Airlines, por la policía municipal y estatal y por numerosos ciudadanos, todos los cuales informaron de sus observaciones. Y, por aquel entonces, también estaba siendo seguido por operadores de la f AA en el aeropuerto internacional de Miami y por radaristas de la base de la Fuerza Aérea de Homestead. 15
Hacia las seis de la mañana dos interceptores F-106 despegaron de Homestead por orden del NORAD (Mando de la Defensa Aérea Norteamericana). Uno de los pilotos, el mayor general Srnith, subió por encima de las nubes y descubrió el brillante OVNI, pero el objetO desapareció antes de que pudiera tratar de acercársele. Cuando los periodistas llamaron a Homestead, tras enterarse del intento de intercepción, un portavoz de la Fuerza Aérea se encontró entre la espada y la pared. Normalmente, las preguntas de la prensa reciben una respuesta estándar: <<Hemos demostrado que los OVNI no son reales, así que ya no investigamos ese asumo.>> Pero en aquel caso una negativa hubiera resultado inútil, ya que la prensa tenía los informes de los comroladores de la FAA. No viendo forma de escapar, el portavoz admitió el imento de intercepción, ordenado por el NORAD. Durante esta grieta en la censura, el mayor Smith les dijo a los periodistas que «había algo definido en el cielo» sobre el oeste de Palm Beach. Según dijo, dos estaciones militares de radar lo habían confirmado. «Si hubiera resultado ser hostiJ,, añadió otro portavoz, «lo hubiéramos destruido». Para cubrir estas admisiones, la Fuerza Aérea trató de desacreditar la evidencia cuando los censores recuperaron el control de la situación. Según se dijo, el brillante OVNI era simplemente el planeta Venus. Los datos de los controladores de la FAA destruyeron esta afirmación. Su radar había seguido un <<blanco» duro y sólido, situado a menos de 26 kilómetros de distancia, y los informes visuales lo confirmaban. Afortunadamente para la Fuerza Aérea lo sucedido sólo fue comentado por la prensa local. Dado que el OVNI había evadido a los reacrores no había forma en que jugar a los tremendismos. Pero en otros casos, desconocidos para la m ayoría del público, los pilotos han sido atemorizados, e incluso aterrorizados, por encuentros muy poco agradables con los OVNI. Uno de tales casos, clasificado como «Secreto», estuvo enterrado durante años en el Informe Número 1 del Proyecto de la Fuerza Aérea. La acción ocurrió en una noche ventosa, cuando un interceptOr F-94, con dos píloros de la Fuerza Aérea a bordo, estaba sobrevolando la estación de energía atómica de Hanford, 16
Washington. El reactor se hallaba a 8000 metros de altura cuando el radar de tiro captó, repentinamente, un objeto no identificado que se aproximaba a gran velocidad. Luego, frente a ellos, surgió un brillo rojo, delineando una máquina con forma de disco, más grande que cualquier avión conoc1do. Mientras el OVNI se abalanzaba contra el reactor, el piloto que llevaba los controles dio un rápido bandazo hacia un lado para evitar la colisión. El disco volador invirtió con rapidez su dirección, regresando hacia el F-94. Creyendo que era un ataque, el piloto se apresuró a prepararse a disparar. Pero, en el último instante, el OVNI saltó hacia un lado. Una y otra vez, el disco se abalanzó contra el interceptor. En cada ocasión, el piloto más veterano se dispuso a disparar, pero el OVNI picaba o saltaba a un lado con una velocidad fantástica. Durante quince minutos, el disco volador mantuvo ese terrible juego del gato y el ratón. Luego, se detuvo bruscamente, hizo destellar por dos veces una luz roja y se perdió en la noche. Muchos casos importantes, algunos tan preocupantes como el encuentro tenido por el F-94, quedaron ocultos en los informes 1 al12 del Proyecto de la Fuerza Aérea,' que eran mantenidos en secreto con esta advertencia oficial: ADVERTENCIA: Este documento contiene información que afecta a la defensa nacional de los Estados Unidos, tal como viene definido por La Ley de Espionaje, Párrafo 18, Secciones 793 y 794. Su transmisión, o la revelación de su contenido, en cualquier modo, a una persona no autorizada, queda prohibida por la Ley.
Incluidos en esta evidencia censurada había impresionantes informes del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y pilotos de líneas comerciales y otros observadores competentes, entre los que se halla un comandante de ala de la Real Fuerza Aérea. Tres informes del Proyecto de la Fuerza Aérea, marcados como •Secreto" describen encuentros tenidos por bombarderos B-29 sobre Corea. En un caso, el OVNI parecía ser un artefacto cilíndrico con una estela de escape que pulsaba con rapidez. l. Fotocopoas de Jos informes 1 •112 del Proyecto de la Fuerza Aérea en los archivos del autor
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Girando en dirección al bombardero, el objeto se acercó «a gran velocidad» durante algunos tensos segundos. Después, picó hacia el suelo, pasando por debajo del B-29 y desapareciendo al instante. «Las fuentes de estos informes -afirmaban los analistas del Proyecto de la Fuerza Aérea - son veteranos de la Segunda Guerra Mundial, que ya han realizado anteriores misiones de combate sobre Corea. » En el informe n.• 1 del Proyecto había listados 36 casos confidenciales. Ejemplos: base de la Fuerza Aérea de McChord: un OVNI redondo que volaba a gran velocidad seguido por un equipo de teodolito; despegados cuatro F-94, no pudieron interceptarlo. Terre Haute, Indiana : el comunicador jefe de aeronaves del CAA (ahora FAA) divisó un OVNI que pasaba a gran velocidad sobre su aeropuerto. Base de la Fuerza Aérea de Larson, Washingron: el radar siguió a un OVNI que iba a 1500 km por hora; despegaron varios aviones, pero no pudieron interceptarlo. Battl~ Creek, Michigan: un disco de nueve a diez metros de diámetro, con una superficie de metal pulimentado, voló directo hacia el morro de una avioneta Navion; el piloto logró evitar por los pelos la colisión. Varios de estos casos ocultos estaban unidos por una pregunta vital : ¿Hay seres a bordo de algunos de los OVNI o se hallan todos bajo control remotO? Un caso que indica la respuesta se hallaba oculto en el informe n.• 9 del ProyectO, marcado como «Confidencial». El observador era un oficial de campo asignado al campo de pruebas de White Sands, en Nuevo México. El incidente ocurrió por la noche, mientras el oficial estaba conduciendo por terreno abierto. Se dirigía hacia White Sands cuando aparecieron extrañas luces frente a él, a la derecha del camino. «Pensé que el DepartamentO del Ejército tenía un nuevo tipo de pirotecnia», informó el oficial. Unos minutos más tarde observó una serie de luces que se aproximaban a una altura de unos 120 metros. Al principio creyó que podía ser un transpone C -119 o C-123 que estaba siendo usado para un lanzamiento de paracaidistas. Pero cuando el objetO giró en ángulo rectO sobre el camino vio que no se parecía a ningún aparatO que él conociese.
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«Había dos hileras de lo que parecían ser ventanillas, brillantemente iluminadas ... yo diría que tenían de un metro cincuenta a uno ochenta de altura, y que había de seis a ocho ventanillas en cada una de las dos hileras.» Antes que pudiera acercarse más, la máquina desconocida trazó otro ángulo de 90 grados y se desvaneció en la oscuridad. En otro caso secreto del Proyecto de la Fuerza Aérea fue divisado un OVNI con ventanillas iluminadas sobre Craig, Montana. Cuando fue visto por primera vez se hallaba sólo a unos cinco metros del suelo, moviéndose con tal lentitud que las ventanillas resultaban inconfundibles. Desde entonces, pilotos y otros observadores entrenados han informado haber visto otros OVNI con ventanillas. Parece obvio que tales aparatos hayan sido diseñados para llevar tripulación, aunque tal vez algunos fueran dirigidos por control remoto cuando se les vio cerca de la Tierra. En 1967, tras 15 años de permanecer en secreto, el Comité del Congreso sobre la «Libertad de la Información» obligó al Cuartel General de la Fuerza Aérea a entregar los informes, mantenidos ocultos durante tanto tiempo, para que fueran copiados en el Pentágono. Aunque las fotocopias obtenidas por el NI CAP llevaban la señal de «Eliminado de la lista de secretos», todos los informes del Proyecto aún llevaban los sellos originales de «SecretO>> o «Confidencial», además de la adverten.cia que hablaba de la Ley de Espionaje. Para aquellos que jamás dudaron de las negativas de la Fuerza Aérea, esta prueba de que se mantenían en secreto ciertos datos referentes a los OVNI puede ser preocupante. Y esto es sólo una pequeña parte del intentO de acallar el asunto. En una de las más increíbles acciones de la censura se hallaba involucrado un alto oficial de la Fuerza Aérea, el teniente general Nathan F. Twining. En 1947, tras un brillante historial en la Segunda Guerra Mundial, el general Twining estaba sirviendo como jefe del Mando de Material Aéreo. Cuando los objetos voladores desconocidos hicieron su primera aparición se dio cuenta de las graves implicaciones del asunto y ordenó una investigación detallada a su Mando. Tras tres meses de comprobaciones intensas y estudios técnicos, la opinión a la que llegó el AMC (Mando de Material Aéreo) fue solicitada por el general al 19
mando de la Fuerza Aérea del Ejército (que poco después se transformaría en Fuerza Aérea de los Estados Unidos). El23 de septiembre de 1947, el general Twining contestaba al general en jefe con una cana secreta:
1. Tal como ha sido requerido por A Cl AS-2, se detalla a continuación la opinión de este Mando con respecto a los llamados «discos voladores" ... Se llegó a esta opinión en una conferencia entre el personal del Instituto de Tecnolo gía Aérea, la Inteligencia, el jefe de la División de Ingenie ría y los Laboratorios de A eroplanos, M atores y Hélices de la División de Ingeniería. 2. Nuestra opinión es que: a) El fenómeno informado es real y no se trata de algo v isionario o ficticio. b) Hay objetos que probablemente tienen una forma aproximada de disco, de un tamaño tan apreciable que parecen ser tan grandes como los aeroplanos hechos por el hombre. e) Existe la posibilidad de que algunos de los incidentes hayan sido prov ocados por fenómenos naturales, tales como los meteoritos. d) Las características de operación informadas, tales como la capacidad extrema de ascensión, la maniobrabilidad (particularmente en las guiñadas), y las acciones que deben ser consideradas como evasivas cuando han sido div isados o contactados por av iones y radares amigos, dan verosimilitud a la posibilidad de que algunos de los objetos sean controlados ya sea manual, automáticamente o a distancia. e) La descripción común aparente de los objetos es tal como sigue: (1) Una superficie metálica o que refleja la luz. (2) Ausencia de estela, excepto en algunas ocasiones, cuando, según parece, el objeto estaba operando bajo condiciones de gran rendimiento. (3) De forma elíptica o circular, planos en la parte inferior y redondeados en la superior. 20
(4) Existen varios informes de vuelos en formación bien mantenida, agrupando de tres a nueve objetos. (5) Normalmente no hay ningún sonido asociado, excepto en tres ocasiones en que se oyó un rugido bastante apreciable. (6) Se les estiman velocidades de vuelo en horizontal que normalmente están por encima de los 550 km por hora... 3. Se recomienda que: a) El Cuartel General de la Fuerza Aérea del Ejército emita una directiva asignando una prioridad, una clasificación secreta y un nombre de código para un estudio detallado de este tema ... 4. Esperando una directiva específica, el AMC continuará la investigación dentro de sus actuales recursos ...
N. F. TWINING, teniente general, U.S.A. Como resultado de la recomendación de Twining, fue creado en secreto el Proyecto Sign, para el estudio de los OVNI. Pero durante casi diez años no hubo ni una sola información al respecto de las vitales conclusiones llegadas acerca de los «discos voladores» por el general Twining y los analistas técnicos del AMC. A fines de la década del sesenta, el antiguo coordinador del Proyecto de los OVNI, Edward Ruppelt, hizo pública la conclusión de que se trataban de objetos interplanetarios a la que había llegado el AMC, pero sin nombrar al general Twining o revelar ningún otro detalle de valoración. La afirmación de Ruppelt fue declarada fa lsa inmediatamente, con negativas repetidas que se producían año tras año, tales como esta típica afirmación del teniente coronel L. J. Tacker, portavoz del Cuartel General de la Fuerza Aérea: «Nunca ha habido una conclusión oficial de la Fuerza Aérea acerca de que los platillos volantes sean reales.» Mientras tanto, los altos jefes de la Fuerza Aérea seguían insistiendo en que no había ningún secreto. En 1958, el secretario asistente de la Fuerza Aérea, Richard E. Horner, dio esta clara negativa durante un programa televisivo nacional: «La Fuerza Aérea no está ocultando ninguna información ¡
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referente a los OVNI. Y digo esto sin ninguna clase de reservas.>> Aunque Horner se limitaba a cumplir órdenes, como secretario asistente se daba perfecta cuenta de la consigna de mantener el secreto. Una de las órdenes más estrictas se hallaba contenida en la JAN AP-146, emitida por Jos jefes de Estado Mayor Conjunto, titulada Instrucciones de Comunicación para la Información de Observaciones Vitales de Inteligencia desde los Aeroplanos (CIR VIS). Esta consigna no sólo se aplicaba a los aviadores militares sino también a los pilotos y tripulaciones de las líneas aéreas civiles. En la Instrucción 102, JANAP-146 enfatiza que los comunicados CIR VIS deben ser utilizados únicamente para las informaciones de importancia vital para la seguridad de los Estados Unidos. En la 201, pone en lista los informes sobre Objetos Voladores No Identificados como uno de los tipos que requiere una transmisión inmed iata, precedida por la «Señal de Urgencia» internacional, precedencia militar o emergencia. En la 206 ordena que todos los mensajes CIR VIS sean transmitidos al Mando de Defensa Aérea (ahora Aeroespacial), al Secretario de Defensa y al Mando Militar estadounidense más cercano. Tras un gran énfasis destinado a lograr una entrega inmediata, la JANAP-146 advierte que la transmisión no autorizada o la revelación de informes CIR VIS queda prohibida bajo la Ley de Espionaje, con las penas ya citadas. Bajo las normas de la JANAP-146, centenares de pilocos que informaban acerca de los OVNI han sido acallados estrictamente y aún hoy se ven silenciados de un modo oficial. Si se les permitiera revelar sus encuentros y observaciones, sus relatos constituirían una aportación muy importante a los datos verificados sobre los OVNI. Desde 1947, los OVNI han maniobrado sobre las bases espaciales, los centros de emergencia nuclear, los aeropuertos, las ciudades y las granjas, obviamente observando cada aspecto de nuestra civilización, para llevar a cabo algún propósito altamente importante. Durante esta larga vigilancia, la Fuerza Aérea ha hecho dos valoraciones en gran escala de los datos verificados. En ambos análisis, detallados y documentados más adelante, los científicos y oficiales de Inteligencia de la Fuerza Aérea han llegado a esta conclusión secreta: 22
Los OVNI son espacionaves de algún mundo más avanzado, que están dedicados a una extensa observación de nuestro mundo. Una fase importante de la vigilancia de los OVNI incluye la observación de nuestras defensas estratégicas. Desde principios de 1967 ha sido efectuada una detenida observación de nuestros grandes proyectiles Minuteman, los cohetes imercominentales tan vitales para nuestra defensa. En la noche del5 de marzo de 1967, un Objeto Volador No Identificad.o fue seguido por una estación de radar de la Fuerza Aérea situada cerca de Minot, Dakota del Norte. Estaba dirigiéndose hacia una de las bases Minuteman, donde los proyectiles se bailan en el interior de silos, dispuestos para su lanzamiento. En unos segundos fue dada la alarma a la base de la Fuerza Aérea de Minot y a los defensores de los proyectiles: «grupos de combate» de la Fuerza Aérea, equipados con rápidos camiones armados. Un minuto más tarde se divisaba al OVNI, un vehículo metálico circular de unos treinta metros de diámetro. Los guardas de los proyectiles, dispuestos a entrar en acción, contemplaron en tensión cómo descendía el aparato. Las luces que centelleaban alrededor de su borde hacían brillar un domo que había en el centro, aparentemente el compartimiento de control. Los soldados no podían decir si el OVNI estaba siendo pilotado o era controlado por un mecanismo. Los reflejos de las luces del borde les impedían ver el interior. Mientras el disco giraba hacia el silo más cercano, tres grupos de combate corrieron tras él. Súbitamente, el OVNI se detuvo y quedó flotando a unos 150 metros de altura. Los guardas apuntaron sus armas hacia el domo, pero retuvieron el fuego pues tenían órdenes de capturar la máquina sin causarle daños, caso de que aterrizase. Mientras tanto, en la base aérea de Minot, Inteligencia había enviado un mensaje urgente al NORAD, el Mando de Defensa Aérea norteamericano. Los pilotos de caza se hallaban a bordo de sus reactores F-1 06 dispuestos a despegar si el N ORAD ordenaba un ataque. Pasaron cinco minutos sin recibir respuesta. Entonces, un oficial de cohetes llamó ansioso a la base. El disco estaba ahora sobrevolando el centro de control de lanzamientos, 23
el corazón del sistema de silos. Operaciones estaba a punto de dar la partida a los reactores, sin esperar la orden del NORAD, cuando el OVNI saltó hacia arriba y se perdió de vista. Inquietantes actuaciones como ésta, en las que no se tiene ninguna pista del propósito perseguido por los alienígenas, están siendo aún llevadas a cabo cerca de las bases de proyectiles de Dakota del Norte, Montana y Wyoming. Este informe de Minot es uno de los millares que he logrado en veintiún años, durante trece de los cuales he sido director del N ICAP, la mayor organización de investigación sobre los OVNI que existe en el mundo. Además de los informes del NI CAP, tengo datos convincentes obtenidos a través de contactos establecidos cuando era piloto del Cuerpo de los Marines y luego jefe de información de la Aeronáutica Civil (ahora la Administración Federal de Aviación). Muchos de esos informes confirman o duplican p ruebas de la realidad de los OVNI que la Fuerza Aérea ha tratado de ocultar. Durante todo este tiempo, los miembros de la Fuerza Aérea fueron silenciados por una orden especial, AFR 200-2, luego renumerada 80-17. Se prohibió al personal de la Fuerza Aérea que discutiese sobre los OVNI con personas no autorizadas «a menos que se les diese una orden directa, y aun así sólo en base a lo que fuera necesario saber» (Sección B-1 0). Pero con todos los millares de encuentros y observaciones era inevitable que algu nos casos importantes fueran conocidos, especialmente antes que se endureciese la censura. Una filtración que produjo asombro en el Cuartel General se refería a un encuentro habido el 14 de marzo de 1969. Los testigos fueron los pilotos y tripulación de un avión cisterna KC-135 de la Fuerza Aérea con base en Tailandia y el coronel Roben M. Tirman, un médico de vuelo de la Fuerza Aérea. El coronel Tirman se hallaba en la sección de cola cuando oyó por el interfono las sorprendidas voces de los pilotos. Cuando llegó· a la cabina de vuelo se sintió muy asombrado al ver una máquina cilíndrica, más grande que el avión cisterna, que volaba en formación con éste y a su misma altura. La tripulación sabía que había OVNI cilíndricos, ya que uno de éstos había sido visto sobre Danang. Pero el ver personalmente aquel fantástico aparato los dejó a todos anonadados.
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Aunque parecía estar simplemente observando el avión cisterna, el comandante del mismo se puso en contacto por radio con una base de la Fuerza Aérea y pidió interceptores. Al cabo de algunos minutOs la base le volvió a llamar: Inteligencia se sentía ansiosa por obtener más detalles de aquel raro tipo de OVNI. Con gran cautela, el comandante se deslizó sobre un ala en dirección hacia el artefacto de extraño aspecto. No se veían señales de ninguna fuente de energía o controles. Estaba buscando portezuelas o ventanillas, o cualqu ier otra indicación de que fuese tripulado, cuando el OVNI giró y desapareció en pocos segundos. De acuerdo con AFR 200-2, fueron enviados inmediatamente informes por radio y en código al secretario de la Fuerza Aérea, el Directorio de Inteligencia y la División de Tecnología Extranjera de la base de la Fuerza Aérea de Patterson. Los detalles fueron analizados en secreto por los expertos e Inteligencia. Pero en diciembre de 1969 este informe fue públicamente desacreditado, junto con el restO. Pero, a pesar de las presiones oficiales, exmiembros de las fuerzas armadas que conocían la verdad han advertido del peligro que se corría al mantener este secreto. El coronel Joseph Bryan, miembro retirado de la Fuerza Aérea y que fuera asistente del secretario de la Fuerza Aérea durante las operaciones del asunto OVNI, dijo: «Los OVNI son aparatos interplanetarios que observan de un modo sistemático la Tierra, ya sea tripulados, controlados a distancia o ambas cosas. La información acerca de los mismos ha sido mantenida en secreto por las esferas oficiales. Esta política es peligrosa.» El vicealmirante R. H. Hillenkoetter, comandante de Inteligencia en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial y luego director de laCIA, afirmó: «La Fuerza Aérea ha estado engañando continuamente al público de los Estados U nidos acerca de los OVNI. Urjo al Congreso a que tome medidas para reducir el peligro que se deriva de mantener el secreto. » Otros veteranos militares que afirmaron la necesidad de que se comunicara lo que sucedía al público fueron, entre otros, el teniente general retirado P. A. del Valle, de los Marines. Los contralmirantes D. S. Fahrney y H. B. Knowles, el coronel 25
R . B. Emerson, de la Reserva del Ejército y el coronel Jim MsAsha.n, de la Reserva de la F uerza Aérea. En 1968 el Comité Espacial del Congreso fue informado de que el mantener en secreto la situación incrementaba la posibilidad de que estallase el pánico cuando, al fin, el público se enterase de la verdad. Una d e estas advertencias llegaba de un expsicólogo investigador de la Fuerza Aérea, el doctor Roben Hall, jefe del Departamento de Sociología de la U niversidad de Illinois. «El mayor riesgo de pánico -dijo el doctor Hall- surgiría de un enfrentamiento dramático entre los supuestos "visitantes" y una serie de humanos que no estuviesen preparados y a los que se les hubiese asegurado, por parte de sus líderes, que tales visitantes no existían.>> Incluso sin que sus ocupantes dieran señales de vida, la sola aparición de los OVNI ha aterrorizado a muchas personas. El doctor George Walton, iba en coche por N uevo México con su esposa cuando dos discos voladores descendieron cerca de su automóvil. El cientíÍlco apretó el acelerador hasta el fondo. Durante tres minutos frenéticos condujo el vehículo a 140 km por hora, tratando de escapar. L uego aparecieron frente a él las luces de un pequeño pueblo y los discos aumentaron su altura de vuelo, dejando a los Walton en un estado de shock. Una terrible experiencia, que la Fuerza Aérea trató de mantener en secreto, me fue comunicada por un agente del Departamento de J usticia que se hallaba efectuando un trabajo de campo. Su declaración firmada, que me fu e entregada con la aprobación de su jefe de sector, duplica el informe que dio a la Fuerza Aérea. D espués, me habló de la poderosa impresión que le causó aquel encuentro repentino. Justo después de la medianoche del 12 de enero de 1965, el inspector Ro ben E. Kerringer, que iba en un coche o ficial del D epartamento de Justicia equipado con radiotransmisor y armado con un revólver calibre «357 Magnum», se hallaba de patrulla al norte de Lynden, Washington. La noche era oscura, encapotada por una masa de nubes que se hallaba a 600 m de altura. E scuchando las charlas que por radio tenían otros agentes y el Cuartel General del sector situado en Blaine, W ashington, el inspector se dingía al oeste, a lo largo de una carretera bordeada de árboles.
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Antes de en rara form r pa tl d 1 DC:p.utamt tO d Just.I.I<J Kerringer había sen 1do du rmt~.; seis años en la Guard1a Aérea Nacional, asistiendo a varias escuda\ de la Fucr:t.a Aén:.a. Ahora, a los 28 años de edad , g raduado 1.n la Academia dd D~.putamen to, estaba considerado como un agente diciente, en d que se podía confiar por completo en caso de emergenCia. Conduciendo a uno~ 65 km por hora, Kerringcr se hallaba a algunos k1lómetros de 1 ) ndcn cuando, de repente, un bnllanrc destello iluminó el terreno «Era tan poderoso -me dijo- que podía ver las granjas en la distancia. Estaba a punto de detenerme ) Hlir cuando aquella enorme cosa brillante cayó hacia abajo, justo encima del cocht:. »Casi me muero de miedo ... estaba como paralindo . La co~a era redonda, de unos du.. t. metros d~.; diámetro, pero su brillo ·a tan cegador que no podía ver m 1gún Jetallc. C uando ~e dew' o, justo encima de la carretera, estaba a menos de quince metros de mí. Yo ya había pisado el freno a fondo pero estaba seguro de que iba a chocar con aquello.• Kerringer se pr,panba para el choque, cuando el 0\ '-I saltó hac1a arriba, apartándose. «Salí dd coche de un salto y lo vi flotando enc.:.una de mí. Estaba tan estremecido que saqué m revólver, pero algo me impidió disparar.» La extraña máquina permaneció encima del coche del Departamento de Justicia durante aproximadamente tres minutos. En el centro del d1sco había un área oscura redonda; el resto seguía brillando con gran fuerza. «Colgaba alh, inmóvil -informó Kerringcr-. Te nía una fuerte sensación de estar siendo obst:rvado Quizá me tstu\ 1cscn obser'>ando por control remoto, o tal vez. fuera pilotado. No había forma de saberlo .» Tendía la mano hac1a el micrófono de su radio para llamar al cuartel general, cuando el disco volador comen:.ró a movase Subiendo con mucha más velocidad que cualquier reactor, S{' desvaneció entre las nubes • Esto puede.. sonar ra o -me diJO el inspector-. ptro cuando me dio miedo dt verdad fue cuando se hubo 1do. l:.n realidad, hasta tuve náuseas.» Otros dos agentes del Departan cmo de justicia di isaron 17
también el OVNI, y la base de la Fuer:;(.a Aérea de Blaine afirmó que lo habían seguido con el radar, exactamente donde Kerringer lo había visto. Aunque la Fuerza Aérea no tenía ninguna autoridad sobre el inspector, un oficial de Blaine le advirtió que debía guardar silencio. Pero luego, recordando lo que había tenido que soportar, Kerringer no quiso seguir su consejo. Cuando se enteró de que yo estaba tratando de lograr que cesase ese secreto no justificado, a través del NI CAP y otros canales, convenció a sus superiores de que yo debía tener su informe, siempre que su nombre y el del Departamento se mantuvieran en secreto' . «La Fuerza Aérea está cometiendo un grave error al tratar de ocultar estO», me dijo. cE] asunto puede estallarles en la cara. Debería advertirse a la gente de que pueden sucederles cosas así. Yo no creía que los OVNI fueran reales. Tuve que enterarme por propia experiencia y, créanme, fue una experiencia muy dura ... Frecuentemente, tras vivencias asombrosas como ésta, los testigos me han preguntado si sé qué es lo que oculta la Fuerza Aérea. ¿Ha logrado saber por qué están aquí los OVNI? ¿Cree que estamos en peligro ? ¿Sabe qué clase de seres controlan los OVNI? ¿Qué es lo que sucederá si aterrizan aquí? Las respuestas tienen una importancia trascendental. Sí los humanos y los alienígenas se encontrasen, el impacto sería tremendo. Sin importar cuál sea nuestra edad, sexo, raza o religión, muchas fases de nuestra vida resultarían afectadas. Incluso sin que hubiese un encuentro físico, la comunicación con una raza avanzada tendría unas repercusiones muy notables. Podría ofrecernos conocimientos que cambiarían nuestro mundo: ayudas para progresar en muchos campos procedentes de una civilización mucho más allá de nuestro estadio de desarrollo. El contacto con una raza avanzada también podría causarnos problemas, aunque no hubiese una verdadera hostilidad. Pienso contarles todo lo que he descubierto acerca de los datos enterrados, los descubrimientos importantes, el juego oculto y otros aspectos cruciales de este compilado problema. Pero, pnmero, deberían conocer algunos hechos sucedidos al principio. l. Copias dd informe firmado por el InSpector en los ~rchivos del autor y dol NI CAP.
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Cuando los OVNI aparecieron por primera vez en las cabeceras de los periódicos, en junio de 1947, la mayor parte de la gente se burlaba de los relatos de platillos volantes. Yo era uno de los escépticos. Resultaba difícil creer que estábamos siendo observados por una raza superior a nosotros ... al menos en lo tecnológico. Muchos oficiales de la Fuerza Aérea ni siquiera querían molestarse en leer los informes sobre los OVNI. Pero otros, como el general Twining, estaban convencidos de que estos informes eran ciertos. No había ninguna indicación acerca de los motivos de los alienígenas, y el miedo de que pudieran ser hostiles aumentó después de la primera persecución que produjo efectos fatales. El 7 de enero de 1948, una gran máquina redonda descendió sobre Kentucky, siendo vista por el comandante y otros componentes de la base de la Fuerza Aérea de Godman, la policía estatal y millares de ciudadanos. Mientras sobrevolaba Godman, el capitán Thomas Mantell, as de la Segunda Guerra Mundial y otros dos pilotos de caza intentaron interceptarlo. Los compañeros de Mantell perdieron contacto con el capitán entre las nubes, pero el as salió por encima de éstas. «He divisado esa cosa -radió a la torre de Godman-. Parece metálica y es de un tamaño impresionante ... Ahora está comenzando a subir... Voy a seguirla hasta los 6000 metros. Si no logro acercarme, abandonaré la caza.» Fue su último mensaje. Luego, el cadáver de Mantel! fue hallado cerca de su destrozado aparato, a unos 150 kilómetros de Godman. La noticia, retransmitida por los servicios informativos, fue que había estado persiguiendo un platillo volante, pero la mayor parte de las personas no se creían este tipo de noticias y supusieron que debía de haber alguna razón más normal. Poco después de esto el Proyecto Sign comenzó su investigación en la base de la Fuerza Aérea de Wright-Patterson. Estaba compuesto por científicos de primera categoría e ingenieros, ayudados por oficiales de la Inteligencia Técnica Aérea. Durante seis meses, los miembros del Proyecto analizaron los datos, interrogaron a pilotos, seguidores de radar, científicos y otros testigos que tenían un entrenamiento especial. Se averiguó que la mayor parte de OVNI tenían forma de disco,
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habitualmente con un domo superior, y un diámetro de más o menos diez metros. Frecuentemente maniobraban en forma ción, siendo posible seguirlos visualmente y por el radar. En segundo lugar estaba el aparatO elíptico o «con forma de cigarro», que en algunos casos tenía dos cubiertas, con dos hileras de ventanillas. Ambos tipos eran capaces de rápidas aceleraciones, grandes velocidades e instantáneos cambios de dirección de vuelo. Resultaba claro que tenían un sistema energético revolucionariamente superior a todo lo conocido en la Tierra. En unánime acuerdo, los científicos y oficiales de Inteligencia del proyecto llegaron a esta conclusión, declarada de «Alto Secreto» :
Los O VN 1 son espacio naves de otro mundo, que observan la Tierra por algún motivo desconocido. En el caso de Mantell, la muerte del piloto no fue considerada como una prueba de hostilidad. Su persecución pudo haber sido considerada como un intento de ataque, originando una acción defensiva. El S de agosto de 1948 fue entregada en el Cuartel General de la Fuerza Aérea una estimación de la situación clasificada como «Alto Secreto». La conclusión referente a las espacionaves pasó por el DirectOrio de Inteligencia, sin que h ubiera una sola disensión, antes de llegar al jefe del Estado Mayor, general Hoyt Vandenberg. Por aquel entonces, algunos miembros del ProyectO y altos jefes del Estado Mayor estaban convencidos de que los alienígenas efectuarían una observación a escala global antes de iniciar cualquier acción. Esto podía llevar largo tiempo, ya que incluso una raza avanzada podría encontrar nuestro planeta difícil de comprender. El miedo a las enfermedades terrestres podría causar un retraso ... e incluso pudiera existir una barrera física o mental que impidiese el contacto con los humanos. Sobre esta base, ese primer grupo veía que debía mantenerse el secreto hasta que la Fuerza Aérea tuviera más información . Pero otros miembros del Proyecto y componentes del Estado Mayor se oponían a que la situación sigu iese así, y urgieron a Vandenberg a hacer pública la conclusión secreta y empezar 30
a preparar al público. Esto sería mucho mejor, le dijeron al general, que estar esperando hasta que algún suceso repentino obligase a efectuar una declaración apresurada. Pero Vandenberg se negó en redondo. Luego me enteré de sus razones por algunos miembros del ProyectO, entre los que se hallaba el capitán Edward J. Ruppdt. «El general dijo que esto causaría una estampida -me dijo Ruppelt- . ¿Cómo podíamos convencer al público de que los alienígenas no eran hostiles, cuando ni nosotros mismos lo sabíamos? También dijo que no teníamos ninguna prueba física, como una espacionave capturada, y que mucha gente asustada se basaría en esto para afirmar que nuestra conclusión era errónea a pesar de codos los datos de los expertos. Para ocultar la sugerencia de que se trataba de astronaves, el general mandó quemar el análisis secreto. Pero se salvó una copia ... la del mayor Dewey Fournet, y yo la vi en 1952.» (El mayor Fournet era el enlace en el Cuartel General del Proyecto sobre los OVNI.) La existencia de ese informe «Alto Secreto» ha sido confirma~ da en una declaración escrita por el mayor Fournet y por el teniente coronel George Freeman, antiguo portavoz en cuestiones de OVNI, para la oficina del secretario de la Fuerza Aérea. La carta de Freeman verificando la conclusión secreta y las reacciones de Vandenberg fue transmitida al NI CAP a través del jefe de nuestro subcomité en Londres, Julian J. A. Hennessey. Tras la decisión de Vandenberg, el Proyecto Sign cambió su nombre a Grudge y la Fuerza Aérea aumentó la virulencia de sus ataques contra los informes sobre los OVNl. En 1949 anunció que se había demostrado que todos ellos eran falsos y que la investigación de la Fuerza Aérea había terminado.
Esta afirmación era idéntica a la hecha pública en 1969. Después la Fuerza Aérea pasó a efectuar operaciones secretas ... exactamente tal como lo hizo en 1969. Pero en 1951, bajo un diluvio de informes publicados, se vio obligada a admitir que su investigación no h abía sido interrumpida nunca. A pesar de esta admisión, la Fuerza Aérea continuaba ridiculizando a los testigos. Algunos de los ataques casi resultaban increíbles, tal como esta afirmación pública del coronel Harold E. Watson, jefe de Inteligencia de la Base de la Fuerza Aérea de W righ t-Patterson: 31
«En el fondo de casi cada uno de los informes que hemos estudiado se halla un loco, un fanático religioso, un buscador de publicidad o un bromista pesado y malicioso.» Durante los años cincuenta, la Fuerza Aérea hizo grandes esfuerzos para tratar de enterrar todos los informes sobre los OVNI. Pero algunos casos especialmente dramáticos resultaron imposibles de ocultar. Un informe que llegó a las cabeceras de los periódicos y causó problemas a la Fuerza Aérea fue el dado por el capitán G . W. Schemel de las «Trans World Airlines». Cuando ocurrió el hecho, el vuelo 21 de la« TWA» acababa de pasar sobre Amarillo, Texas, en dirección al oeste. La hora era las 10.15 de la noche, la altitud 5400 metros y la visibilidad 25 kilómetros. El capitán Schemel se hallaba al mando y su copiloto estaba haciendo una comprobación de instrumental cuando, súbitamente, se mater iali~aron, aproximadamente a un kilómetro de distancia, las luces de un aparato desconocido. La repentina aparición del OVNI resultaba casi increíble. El extraño aparato se acercó en línea recta hacia el avión comercial, a una velocidad fantástica. Schemel picó justo a tiempo, y el OVNI pasó por encima de él, como una mancha de luz. A través de la puerta del compartimiento de vuelo, el capitán podía oír a los pasajeros gritando. Salió del picado, le dijo a su copiloto que se hiciese cargo de los mandos, y corrió hacia el compartimiento de pasajeros. Era un verdadero lío. Cuando el avión había picado, los pasajeros que llevaban desabrochados los cinturones de seguridad habían sido lanzados contra el techo . Al salir del picado, cayeron hacia atrás, chocando contra otros pasajeros o desplomándose en el pasillo. Una anciana, que sangraba por un grave corte en la cabeza, se hallaba sobre un amasijo de sombreros y paquetes. Otros siete pasajeros y las dos azafatas habían resultado heridos y algunos de los otros estaban casi al borde de la histeria. El capitán Schemel corrió hacia la cabina y llamó por radio al aeropuerto de Amarillo. Declarando que necesitaba efectuar un aterr izaje de emergencia, pidió ambulancias y doctores. A la mañana siguiente, la historia había sido divulgada por todo el país. La Fuerza Aérea trató de dar una explicación al «objeto
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misterioso» diciendo que se trataba sólo de un aparato normal que Schemel y su copiloto no habían logrado reconocer. Pero la tremenda velocidad del vehículo hacía que esta explicación no fuera aceptable. Más tarde, los investigadores de la Aeronáutica Civil demostraron que no había habido ningún avión convencional en un radio de 80 km. Pero la Fuerza Aérea jamás quiso admitir que se trataba de un OVNI. Los informes públicos surgidos en el extranjero también causan problemas a los encargados del asunto en la Fuerza Aérea. Desde 1947 se han producido millares de observaciones en todo el globo, en un total de 60 países. Entre los testigos más impresionantes de que se tiene noticia se hallan el general Paul Stehlin de la Fuerza Aérea francesa, el mariscal del Aire australiano sir George Jones, el general A. B. Melville de la Unión Sudafricana y miembros del Ejército y la Fuerza Aérea de la mayor parte de las naciones civilizadas. En algunos paises, los datos referentes a las naves espaciales alienígenas han sido discutidos abiertamente por los miembros de los Departamentos de Defensa. Pero en los Estados U nidos el secreto ha ido en aumento. En 1966 una nueva erupción en las operaciones de los OVNI hizo que los miembros del Congreso, la prensa y buena parte del público exigiesen saber la verdad. Además de los informes de observaciones, comenzaron a circular extrañas historias de seres espaciales. En California , un periódico sensacionalista afirmó que unos extraños seres del espacio habían violado a una chica de 19 años. El periódico afirmaba que la joven se hallaba sola en una playa cuando una astronave ater rizó cerca. Seis seres humanoides de piel azulada y pies palmeados surgieron del artefacto y la atraparon. Nueve meses más tarde, afirmaba el diario, había tenido un niño con pies palmeados y piel azulada. Fantásticos relatos de raptos, narraciones de peludos monstruos espaciales y la afirmación de que se producían extraños asesinatos debidos a los alienígenas añadieron leña al fuego. Para evitar una investigación detallada por parte del Congreso, la Fuerza Aérea pagó 523 000 dólares por una investigación, dirigida por el doctor E. U. Condon. En su contrato, Condon y los otros miembros de la Universidad de Colorado juraban que
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«el trabajo será llevado a cabo bajo condiciones de estricta objetividad». Pero, en privado, Roben J. Low, que poco después iba a convertirse en administrador del proyecto, mostraba una actitud muy diferente. En sus sugerencias escritas al vicepresidente de la Universidad de Colorado, Thurston Marshall y otros dirigentes universitarios, Low hizo esta interesante afirmación: «Nuestro estudio será llevado a cabo casi exclusivamente por incrédulos ... Me parece que lo que deberíamos hacer es describir el proyecto de tal forma que ante el público se presentase como un estudio absolutamente objetivo ... '» Durante más de un año, como director del NI CAP presencié las actividades internas del Proyecto de Colorado. Tal como verán más tarde, se trata de una forma de operar extraña y a veces asombrosa. La mayor parte de los científicos trataron de efectuar un examen serio e imparcial de la evidencia. Pero de los casi 15 000 informes sobre OVNI con que se podía contar (millares de ellos debidos a observadores muy competentes y fiables), Condon y Low seleccionaron apenas un centenar para su comprobación. Algunos eran tan dudosos que ya habíamos puesto en guardia a ambos hombres en su contra. Y fueron muy pocos los testigos responsables entrevistados. Sobre esta base tan tenue, Condon emitió una conclusión que casi repetía la afirmación de la Fuerza Aérea: no existe ningún secreto, ningún peligro por parte de los OVNI, ni siquiera evidencia de que tales objetos existan. El Proyecto de Colorado y las conclusiones de Con don fueron rápidamente denunciados por Hynek, antiguo consultor de la Fuerza Aérea, el congresista J. Edward Roush, presidente de los debates de 1968, consejeros técnicos del NI CAP y otros científicos e ingenieros bien informados. También fueron atacados acerbamente por el Instituto Estadounidense de Aeronáutica y Astronáutica, que cuenta entre sus 35 000 miembros a los principales científicos aeroespaciales. Furioso ante estas críticas, Condon estalló de una manera que asombró a sus colegas científicos y a otros que tenían de él la imagen de un investigador tranquilo y objetivo. Parte de su indignación iba dirigida contra los ed itores de obras sobre los l , •'otocopia del m~mor:ándum de l.ow <n los archtvos del autor
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OVNI y maestros que permiten a sus estudiantes leer esta «seudociencia» en su tiempo de estudio. <<Si son hallados culpables de esto -declaró Condon - , deberían ser azotados en público y expulsados para siempre de su profesión'.» En la batalla q ue ahora se está planteando es casi seguro de que el Proyecto Colorado quedará expuesto como algo sin valor alguno, lo que acelerará el fin de todo este secreto . La admisión de que los OVNI son naves espaciales alienígenas asombrará a millones de personas y probablemente, acusará a muchos al principio. Pero, en cuanto los ciudadanos conozcan todos los hechos, y vista la ausencia de cualquier ~ipo de hostilidad, la histeria d isminuirá. Durante años, nos hemos dado cuenta de que podemos ser aniq uilados sin previo aviso por medio de los proyectiles íntercontinentales o lanzados desde submarinos. Pero hemos aprendido á convivir con este peligro, porque lo conocemos. Una vez que el país sepa la verdad acerca de los OVNI es muy probable q ue aprenda a vivir con el problema .. . que puede ser mucho menos peligroso, en realidad, que la amenaza de una Tercera G uerra M undial. Al menos, de este modo estaríamos mejor preparados para cualquier cosa que pudiera suceder. Algunas personas que se oponen al m antenimiento del secreto, situadas en posiciones clave, están trabajando entre bastidores para conseguir que se realice una investigación n ueva, sin prejuicios y abierta, de toda la evidencia despreciada y oculta. Probablemente, esto lleve a un programa prioritario y a gran escala similar al Proyecto Manhattan que produjo la bomba atómica, en el que millares de científicos e ingenieros buscarían pistas que desvelasen la tecnología avanzada de los OVN I. Pero es mucho más urgente aún la necesidad de comunicarse con esos alienígenas desconocidos. Una y otra vez, las personas q ue están al control de la situación han rechazado todos estos planes ... en parte por miedo a poner en peligro todo su juego oculto. Si h u biéramos establecido comunicación cuando se hizo tal sugerencia po r primera vez a personajes de importancia, quizás l. Declaración a los educad o res )' científicos en los archivos del autor.
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ahora ya no tuv1eramos que preocuparnos acerca de algunos aspectos de la vigilancia. Una cuestión importante y que aún no ha sido desvelada es la referente a ciertos daños causados, según se dice, por los OVNI. En el informe de análisis de la Academia de la Fuerza Aérea, existen ciertas indicaciones, muy serias, de que los OVNI han infligido quemaduras y otros daños a personas humanas, y también que han causado ciertos efectos mentales y físicos muy peculiares. El número de casos es relativamente pequeño ... menos dell % de los encuentros sobre los que se poseen informes. Quizás algunos de los daños a las personas puedan haber sido causados por errores de control o por aparatos automáticos utilizados para impedir que los humanos se acerquen mucho a los vehículos espaciales. Pero en algunos pocos casos, muy graves, no se pueden aplicar estas explicaciones tan fáciles, y la Fuerza Aérea ha suprimido o ridiculizado tales evidencias para impedir la histeria. Es importante que averigüemos si alguno de estos daños ha sido infligido deliberadamente. Y, aunque ninguno de ellos hubiera sido intencional, la posibilidad de que más tarde se produzcan acciones hostiles no es algo que deba ser ignorado. Debemos tratar de descubrir, tan pronto como nos sea posible, las fuerzas utilizadas en estos casos, para así tratar de crear defensas contra las mismas... aunque quizá nunca sea necesario utilizarlas.
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Fuerzas desconocidas Uno de los más dramáticos casos de daños causados por platillos es el ocurrido en Fuerte ltaipu, en Brasil. 1 Los líderes militares brasileños se sintieron tan preocupados por lo sucedido que pidiero n ayuda a los Estados Unidos para llevar a cabo una investigación confidencial. Y, aunque esto sucedió en 1957, el caso no ha sido nunca cerrado. El hecho de Fuerte ltaipu ocurrió en un tiempo de gran
excitación en todo el mundo. Poco antes los rusos habían lanzado el Sputnik !, el primer satélite construido por el hombre que orbitase la Tierra. Fue seguido con gran rapidez por el Sputnik JI. Y como prueba del gran interés de los alienígenas por nuestro primer paso en el espacio, inmediatamente se incrementar on el número de observaciones de OVNI. En el área de pruebas de cohetes de White Sands descendió, posándose un breve instante, una nave con forma de disco. Fue vista por la policía militar del Ejército, pero volvió a despegar antes de que pudieran llegar a ella. Poco después, otros policías militares de White Sands vieron un segundo OVNI planeando a quince metros del suelo. En una declaración oficial del Ejército fue descrito como una nave controlada, de más de 60 metros de largo. Dada la excitación causada por este hecho, la censura comenzó a resquebrajarse. Fueron desveladas numerosas observaciones hechas por pilotos militares y civiles, operadores de torres de aeropuerto, un ingeniero en cohetes y otros observadores bien cualificados. A esta tensión se añadió el hecho de que diversas fuentes extranjeras diesen cuenta de informes similares en América del Sur, Canadá, Australia, Europa y Africa del Sur. Pero no l. C onfirmado y detallado en el in forme de la Academia d e la Fuerza Aérea, págma 459.
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se dio noticia de daño alguno ... hasta el extraño incidente del fuerte brasileño, sucedido el 4 de noviembre de 1957. Hacia la dos de la madrugada, dos centinelas de Fuerte Itaipu vieron una brillante luz por encima de ellos. Al principio creyeron que se trataba de una estrella que se encendía por alguna causa desconocida. Luego se dieron cuenta de que era un objeto que descendía a una tremenda velocidad, directamente hacia el fuerte. A unos trescientos metros por encima de ellos, el OVNI redujo su velocidad bruscamente. Luego, continuó descend iendo con lentitud, sin producir el menor sonido. Por aquel entonces los aterrorizados centinelas podían ver la forma del objeto a través del brillo naranja que lo rodeaba. Era circular, tenía al menos treinta metros de diámetro y era obvio que se hallaba bajo un control muy preciso. Aún en silencio, la extraña máquina se detuvo a unos cuarenta y cinco metros por encima del fuerte. Iluminados por el extraño brillo, los centinelas se quedaron petrificados. Cada uno de ellos estaba armado con una metralleta, pero ninguno pensó en disparar contra el OVNI o en hacer sonar la alarma. Por aquel entonces podía oírse un zumbido continuo, similar al sonido de un generador, surgiendo del interior del d isco que flotaba sobre sus cabezas. De repente, una ardiente ola de calor golpeó a los dos soldados. Fue instantánea y al momento alcanzó su máxima fuerza, sin que se vieran llamas ni rayo alguno. A los aterrorizados centinelas les pareció como si estuviesen ardiendo. U no, no pudiendo resistir el intenso calor, cayó de rodillas y se desplomó. El otro, aullando de dolor y miedo, se lanzó bajo un cañón para buscar refugio. Sus gritos despertaron a las tropas de la guarnición, pero, antes que ninguno de los soldados pudiera salir al exterior, se apagaron todas las luces. En el interior del fuerte sólo penetró una moderada cantidad de calor, pero esto, junto con la total oscuridad, bastó para iniciar un pánico. Al cabo de un minuto cesó el calor, y momentos más tarde volvieron a encenderse las luces. Algunos de los soldados brasileños, corriendo hacia sus puestos de combate vieron el brillante OVNI mientras se alejaba hacia el infinito. Los centinelas quemados fueron llevados al interior, prestándoseles auxilios médicos. Entonces, el comandante del fuerte 38
envió un mensaje urgente al Cuartel General del Ejército brasileño. Poco después la Fuerza Aérea brasileña iniciaba patrullas especiales. Y el asunto de Fuerte ltaipu era declarado secreto. Dado que los Estados Unidos tenían muchos más conocimientos acerca de los OVNI, los altos mandos brasileños pidieron a la embajada americana ayuda para la investigación. Tan pronto como fue posible, oficiales del Ejército y la Fuerza Aérea de los Estados Unidos fueron llevados al fuerte, acompañados por investigadores de la Aeronáutica brasileña. Los centinelas afectados por las quemaduras aún seguían en estado grave, pero podían hablar por breves períodos. Tras recibir los detalles de la aproximación del OVNI y del extraño calor, los investigadores se plantearon la pregunta más importante: •¿ Por qué fueron atacados los centinelas?, Buscando un motivo, uno de los oficiales de la Fuerza Aérea estadounidense recordó el informe del Proyecto Sign. Algunos de los miembros del mismo creían que la Tierra había sido observada de modo periódico por una raza adelantada, y sus opiniones estaban en el informe: •Tal civilización podría observar que en la Tierra tenemos ahora bombas atómicas y estamos desarrollando con gran rapidez cohetes espaciales. Dado el pasado histórico de la Humanidad (frecuentes guerras, que indican la beligerancia de la raza humana) podrían estar alarmados. Por consiguiente, éste es el momento en que podemos esperar, más que en ningún otro, tales VISitaS. ,.
Según esto, el principal propósito de los alienígenas sería mantener una vigilancia sobre nuestras investigaciones espacia les, por miedo a que se convirtiesen en una amenaza para otros mundos. Si esta teoría fuera correcta, podría ser utilizada para ligar el lanzamiento de los spumiks con el ataque a Fuerte ltaipu. Pero tales conjeturas suponían ir demasiado lejos, como todos los investigadores estuvieron de acuerdo. Eso significaría que los alienígenas estaban preocupados por nuestros primeros e inseguros pasos en el espacio, preocupados por unos pequeños vehículos espaciales tan primitivos como lo es una canoa tallada en un tronco en comparación con un paquebote transatlántico. Esto también significaría que las quemaduras pretendían ser una 39
demostración de una tecnología avanzada en armamentos que podría ser usada contra unos exploradores agresivos procedentes de la Tierra. Pero estábamos a muchos años de los vuelos espaciales tripulados, y eso a un lugar tan cercano como la Luna. Siguiendo una lógica humana, no podíamos suponer una amenaza para una raza espacial avanzada ni entonces ... ni posiblemente nunca. Y aunque los alienígenas creyesen que valía la pena dar su advertencia con mucha anticipación, ¿por qué elegir Fuerte ltaipu para esa demostración? ¿Por qué no la base soviética de lanzamiento de sputniks o nuestras áreas de pruebas de cohetes? Un investigador sugirió que sólo intentaban efectuar una demostración que no causase daños a nadie. Si así era, los centinelas podían haber sido quemados por un aumento accidental de la fuerza calorífica. Pero esta idea esperanzadora seguía sin explicar el que hubieran elegido un fuerte remoto en un país que no tenía ninguna conexión con los experimentos de viaíes espaciales. No pod:ía hallarse ninguna respuesta razonable al enigma... todo aquello no parecía tener sentido alguno. Cuando llegó un informe secreto sobre este caso a WashingtOn, el Cuartel General de la Fuerza Aérea había detenido ya la marca de publicidad acerca de los OVNI, sobre todo afirmando que los testigos eran incomprensibles ... o unos tontos integrales. En el primer incidente de White Sand s, el obíero que los policías militares habían visto aterrizar fue explicado como el planeta Venus. En el segundo caso de White Sands, el OVNI que flotó a 15 metros de altura fue «identificado,. como la Luna. Para desprestigiar el informe dado por un experto en cohetes de la Fuerza Aérea, ésta lo definió públicamente como un «bromista» ... y luego, en privado, le dio una promoción de dos grados después de que hubo cesado de discutir lo que había visto•. Pero, a pesar de todas sus negativas, el Directorio de la Inteligencia de la Fuerza Aérea estaba comprobando seriamente centenares de observaciones. Cuando se recibió el asombroso 1 De1alles d e los 111formes de los policí:u militares y las explicaciones de la Fuer u Aérea en los archivos del autor y del N ICAP La promocjón del experto en cohetes después que la Fuer>a Aérea ettquet:ue su informe: como una broma fue admitida al autor en una cana oficial del Centro de Desarrollo de Coh<tCs de la Fuerza Aérea.
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informe de Fuerte ltaipu, otros casos previos en los que había intervenido una fuerza calorífica fueron examinados rápidamente para tratar de obtener posibles claves del enigma. El caso más asombroso era el relativo a la tripulación de un interceptor de la Fuerza Aérea. Justo antes del mediodía dell de julio de 1954 un objeto volador desconocido fue seguido sobre el esrado de Nueva York por el radar de la base de la Fuerza Aérea de Griffiss. Se hizo despegar un F-94 Starfire y el piloto subió con un ángulo muy pronunciado hacia su objetivo, guiado por su observador de radar. Cuando la brillante máquina con forma de disco se hizo visible, comenzó a acercarse a la misma. De repente, un calor como de un horno llenó las carlingas. Jadeando por faltarte el aire, el piloto hizo saltar el techo de la carlinga. A través de la distorsión producida por las olas de calor vio cómo el observador de radar saltaba en paracaídas. Atontado, sin pensarlo más, se eyectó del avión. El aire frío y el tirón del paracaídas al abrirse lo despertaron. Vio horrorizado cómo el reactor caía en picado hacia el centro de un pueblo. El F-94 cayó aullando en W alesville, Nueva York, atravesó un edificio y estalló en llamas. En su trayectoria, la chatarra incendiada chocó contra un coche. Cuatro personas murieron en el siniestro: un hombre, su esposa y sus dos hijos. Otros cinco residentes de Walesville resultaron heridos, dos de ellos de gravedad. Poco después que el piloto tocase tierra, junto al pueblo, apareció un periodista en el lugar. Aún medio atontado, el piloto le empezó a hablar del extraño calor, pero antes que pudiera acabar de contarle la historia llegó un coche de la Fuerza Aérea. El piloto y el observador de radar fueron llevados apresuradamente a la base de Griffiss. Fueron prohibidas todas las entrevistas, y cuando apareció en la prensa el artículo del periodista hablando del repentino calor, la Fuerza Aérea lo negó inmediatamente. No había ningún misterio, informó el Cuartel General a la prensa; se trataba sólo de un fallo del motor. Muchas personas de Walesville se mostraron muy indignadas por la conducta de la tripulación al saltar en paracaídas, especialmente los heridos y la familia de los muertos. Otros pilotos de la Fuerza Aérea habían permanecido en sus aparatos averiados 41
(algunos incluso a pesar de que ello les costó la vida) para impedir que chocasen contra ciudades. Pero tras la afirmación de la Fuerza Aérea, muchos residentes de Walesville creyeron que los aviadores habían saltado al primer indicio de fuego, sin preocuparse en lo más mínimo de lo que había abajo. Aunque investigué ese caso en 1954, había algo de lo que no me enteré hasta 1968. Cuando la Fuerza Aérea estaba volviendo a estudiar el desastre de Walesville, a causa de otro incidente en el que el calor había producido daños, un oficial del Cuartel General me dio la siguiente información: «Ese piloto del F-94 dijo que notó otro efecro además del calor. Algo hizo que su mente quedase en blanco ... ni siquiera pod ía recordar el que hubiese saltado. Se acordaba del repentino calor y vio al observador de radar saltando. Pero todo estaba confuso desde ese momento hasta que su paracaídas se abrió. Esto hizo que medio saliese de la inconsciencia, pero aún se sentía como atontado. »Los médicos le dijeron que había sido el intenso calor lo que le ocasionó el desmayo. Y también que su sensación de atontamiento provenía, probablemente, de ver cómo el reactor se estrellaba contra Walesville. Pero él no se lo creyó. Estaba seguro de que había algo más, aparte del calor. •- ¿Y qué me dice del observador de radar? - le pregunté. ·-También estaba atontado, pero no perdió el conocimiento. Claro que salió del aparato antes que el piloto. ,. - Debió de ser terrible ver cómo el reactor picaba contra aquella ciudad. ,-Lo fue, y aquellos dos hombres pasaron luego por todo un infierno. El piloto suplicó a la Fuerza Aérea que le dejase hablar en privado con los familiares de los muertos y con la gente que resultó herida, para que supiesen lo que realmente había pasado. Pero no le dejaron. Los dos hombres fueron literalmente amordazados.» Aún hoy en día, el informe de la Fuerza Aérea sobre el accidente de Walesville sigue enterrado, y clasificado como •Secreto» . Varios investigadores creen que este caso indica que los alienígenas no son hostiles. No fue realizado ningún intento para dañar a los pilotos después que saltasen en paracaídas. Según
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parece, la fuerza calorífica fue utilizada únicamente para impedirles que se acercasen a distancia de ataque. Existen varios otros casos que parecen reforzar esta opinión. Carlos Alejo Rodríguez, piloto e instructor de paracaidismo, informó de otro encuentro, sucedido sobre Uruguay. Estaba volando cerca de la base aeronaval de Curbelo, cuando un OVNI de los del tipo de unos veinte metros de diámetro se acercó hacia él. Cuando se detuvo flotando, Rodríguez decidió que valía la pena correr el riesgo de acercarse más, a mirar. A media distancia hacia el disco volador se sintió casi sofocado por una oleada de calor. Mientras se deslizaba apresuradamente sobre un ala para escapar, el OVNI se alejó y la temperatura volvió a ser normal. En 1954 un piloto de pruebas francés de la fábrica de aviones Fouga vio una máquina circular sobre la ciudad de Pau. Mientras subía hacia ella, le golpeó una oleada de calor. Al borde del desmayo picó hacia un aire más fresco . El OVNI no hizo ningún intento de seguir su descenso . Pero, sea cual sea su propósito, esta extraña fuerza calorífica puede ser peligrosa, tal como lo demostró el caso brasileño. Si la temperatura fuera incrementada, podría convenirse en un arma mortífera. Esta es una razón más para la creciente y dura crítica que se hace al intento de mantener el secretO ... crítica que a veces llega desde los lugares más inesperados. Un ataque sorprendente fue el hecho por la Corporación RAND, que a menudo ha sido llamada el «grupo de pensadores» de la Fuerza Aérea. La RAND (que significa Investigación y Desarrollo) es conocida en general como una organización de consultas formada por expertos en asuntos militares, científicos e ingenieros, que actúa a los más altos niveles. En realidad, en algunas de sus actuaciones es, por lo menos, semioficial, debido a sus fuertes lazos con el Pentágono. Durante años, la RAND ha sido el primer organismo político de la Fuerza Aérea. En 1955, preparó un documento para la Fuerza Aérea titulado «Informe especial n .• 14 del Proyecto de la Fuerza Aérea», en el que se rechazaba la evidencia en pro de los OVNI. Sin embargo, en un posterior análisis, que casi constituía una revocación tOtal del anterior, preocupó al Cuartel General de la Fuerza Aérea; aunque llevaba una advertencia contra cualquier uso externo, no era una clasificació n oficial de la
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Fuerza Aérea que pudiera impedir su publicación. (A mí me dieron, en privado, una copia en 19701 . ) Llevando la etiqueta «Documento R AND», este análisis confirma las evidencias de la realidad de los OVNI, de los daños causados a seres humanos, de la interferencia con la energía eléctrica y otros importantes aspectos de la vigilancia. Calificando la investigación de la Fuerza Aérea como prácticamente inútil, urge a la creación de un ente de recopilación de información, cenrrali.zado y sin censura, y que se dé una información, exacta y seria, a la prensa. Este análisis de la RAND fue redactado no mucho después que un nuevo caso de daños fuera informado al Comité del Congreso para la Ciencia y la Astronáutica, durante los debates sobre los O VNI realizados en 1968 (pág. 79 de la memoria de los debates). La evidencia fue comprobada por el difunto doctor James E. McDonald, que cooperó con el NI CAP en varios centenares de investigaciones. Este extraño encuentro ocurrió cerca de Beallsville, Ohio, en la tarde del 14 de marzo de 1968. La observación fue verificada por testigos dignos de confianza en diferentes localidades, pero la acción principal se centró alrededor de un niño de nueve años de edad llamado Gregory Wells. El chico y sus padres vivían en una casa rodante situada a unos cuarenra y cinco metros de una casa, propiedad de la abuela del chico. Aquella tarde, Gregory había estado visitando a su abuela. Ya era casi de noche cuando salió de la casa de ésta, para volver a la suya. De repente, su abuela lo oyó gritar. Su madre, que estaba en la casa rodante, también oyó sus alaridos. Cuando las dos mujeres corrieron hacia él lo encontraron revolcándose por el suelo, con su chaqueta en llamas. Enrre ambas, lograron apagar el fuego. El muchacho sufría quemaduras en el antebrazo y se hallaba en un estado de shock, por lo que se apresuraron a llevarlo a un hospital. Mientras era atendido llegaron los ayudantes del sheriff, a los que habían avisado los vecinos de los W ells. El OVNI había sido visto ya por varios testigos. Los informes, dados por separado, describían un l. T>mbién existe una fotocopia archivada en el N ICAP .
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artefacto cilíndrico que se movía a muy baja altura hacia la propiedad de los Wells. Tan pronto como pudo hacerlo, Gregory explicó lo que había sucedido. Estaba a media distancia de la casa remolque cuando vio un extraño objeto iluminado que flotaba sobre unos árboles situados al otro lado del camino. Mientras se paraba para contemplarlo, un apéndice en forma de tubo surgió de la parte inferior del mismo. Girando para apuntar hacia él, emitió un destello o una llamarada. Inmediatamente, su chaqueta estalló en llamas. Cuando la madre y la abuela del chico corrieron al exterior, toda su atención estaba concentrada en él y en su chaqueta ardiendo. En su excitación, mientras trataban de apagar las llamas, no miraron a su alrededor hasta más tarde. Por aquel entonces, el OVNI ya había desaparecido. No se pudo encontrar ninguna explicación normal para aquel fuego repentino. Gregory no llevaba nada encima que pudiera explicar la llamarada que se había extendido con tanta rapidez. Pero la falta de un motivo era aún más asombrosa. N o era muy probable que se tratase de una prueba de cuáles eran las reacciones humanas frente al fuego ... esto ya había sido demostrado en la investigación de Fuerte Itaipu. Y tampoco podía ser una represalia por los recientes intentos de la Fuerza Aérea de derribar al OVNI. ¿Por qué atacar a un niño de nueve años de edad, que no estaba relacionado en nada con los cazas de los in ter ce p to res ? Tal como sucedía en el caso brasileño, no había explicación alguna ... a menos que se aceptase que los alienígenas atacaban en ciertas ocasiones a los seres humanos por pura satisfacción sádica. Y los millares de encuentros inofensivos eran un argumento bastante convincente en contra de esto. Aunque la Fuerza Aérea fue rápidamente informada del asunto de Beallsville, evitó realizar una investigación. En las bases de la Fuerza Aérea cercanas había investigadores especializados en OVNI disponibles, sujetos a una orden en vigencia del general Richard O'Keefe, inspector general en funciones.' Esta l. Fo1ocop•• en Jos archi,·os del autor y t n el NI CA P.
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orden estaba contenida en una instrucción privada a todos los comandantes de base de la Fuerza Aérea. • Lo que se necesita• , afirmaba el general O'Kcefe, .. es que cada observación de OVNI sea investigada y se de mformación de la misma al centro técnico de Inteligencia Aérea de la base de Wright-Patterson.» Admitiendo que los OVNI eran un problema grave, el general O'Keefe advirtió que las obsernciones de los mismos iban a aumentar, causando aprensión pública. Dio órdenes a los comandantes de base para que nombrasen oficiales especialistas en OVN I que conociesen las técnicas de investigación, y si fuera posible fuesen hombres con historiales científicos o técnicos. Dio instrucciones para que cada oficial especialista en OVNI fuera equipado con un contador Geiger, una cámara, prismáticos, una lupa y recipientes para muestras (esto se refería a las órdenes para el manejo de «materiales procedentes de OVNI o que se sospeche que lo sean• , citadas en 1 AFR 200-2). Aun a pesar de que la Fuerza Aérea temía que hubiese publicidad en los casos de daños, un oficial especialista en OVNI de una base de la Fuerza Aérea de Ohio podría probablemente haber dispuesto las cosas para llevar a cabo un interrogatorio confidencial de los testigos. Quizás esto hubiera dado alguna pista en el acertijo, aún no resuelto, de la fuerza calorífica. Pero los responsables decidieron no correr riesgos. Aún recordaban lo sucedido tres años antes con un caso de éstos. El testigo de este inusitado encuentro con un OVNI fue James W. Flynn, ranchero y entrenador de perros que vivía en Fort Myers, Florida. A pesar de que los hechos fueron transmitidos a miembros del NI CAP, en aquel tiempo, la verdadera historia de la acción de la Fuerza Aérea era conocida por bien pocos. La noche del 14 de marzo de 1965, Flynn estaba acampado en los E verglades después de entrenar algunos perros de caza. Ya había pasado la medianoche cuando vto un objeto brillante e iluminado que descendía a un par de kilómetros de distancia. Creyendo que debía de ser un avión con problemas, puso en marcha su vehículo de los pantanos y fue hacia la luz, que era visible a través de los árboles. A medio kilómetro 1~ distancia abandonó el vehículo y siguió a pie. Al ir acercándose, Flynn \:o que el objeto no era un avión sino
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una gran máquina con forma de cono que flotaba silenciosamente a poca distancia del suelo. Tenía unos 25 metros de diámetro en su base y unos 1O o 1S metros de altura. Se podía11 ver cuatro hileras de ojos de buey o ventanillas, a través de las cuales surgía una luz amarilla. Cuando se acercó más, Flynn oyó un sonido z.umbante, pero no pudo ver ni equipo ni ocupantes, pues parecía haber un panel o pared justo detrás de las ventanillas. Al cabo de varios minutos, Flynn comenzó a aproximarse al OVNI. Mientras se adentraba en el círculo de luz alzó una mano, pretendiendo que esto fuera un gesto amistoso, por si estaba siendo observado. Instantáneamente, un estrecho haz de luz centelleó procedente de una de las ventanillas bajas. Le dio de lleno en la frente, derribándolo por tierra, inconsciente. Cuando despertó, horas más tarde, estaba parcialmente ciego. Tenía un doloroso hematoma allí donde el rayo de luz le había alcanzado. El OVNI se había ido, pero se veía un área chamuscada donde había estado flotando. Y también habían ardido las copas de los árboles más cercanos. Flynn consiguió regresar a Fort Myers, donde pasó cinco días en un hospital. Además del golpe en la frente y de la pérdida de visión, se descubrió que sufría una merma en los reflejos de los músculos involuntarios y los tendones. Los informes de prensa sobre el encuentro de Flynn llegaron en pleno auge de visiones de los OVNI, por lo que había un gran incremento en las informaciones que eran publicadas. Para evitar cualquier alarma pública, el Cuartel General de la Fuerza Aérea intentó «matar>> la historia desmintiendo a Flynn. Los periodistas acreditados en el Pentágono recibieron la información confidencial de que aquel relato era un fraude y que los detalles serían hechos públicos más tarde. Cuando Flynn estaba en el hospital le habían telefon.eado oficiales de Inteligencia de la base de la Fuerza Aérea de Homestead, en Florida. Siguiendo las órdenes del general O'Keefe, habían obtenido un informe básico y luego le habían dicho a Flynn que se entrevistarían con él de nuevo cuando saliese del hospital. Tan pronto como el Cuartel General se enteró de esto, la
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entrevista fue anulada. Pero el plan de desacreditar a Flynn fue temporalmente interrumpido ante las noticias que llegaban de Fort Myers. Docenas de los principales ciudadanos de aquel lugar se habían unido para salir garantes de la veracidad de Flynn, y entre ellos se encontraban los directOres del periódico local News-Press, hombres de negocios, agentes de policía y el doctor de Flynn. Un día o dos más tarde, el Cuartel General decidió que el impacto de la noticia era tan sólo local y siguió adelante con el plan para hacer pública la afirmación de que se trataba de un fraude. Pero, sin que lo supiera la Fuerza Aérea, el caso había sido cuidadosamente investigado por un grupo muy competente en el que participaba un representante del NI CAP: el capitán Charles A. Foresman, miembro retirado de la Armada. El área chamuscada fue hallada tal como la había descrito Flynn. Y también las copas de los árboles incendiadas, que se hallaban de diez a doce metros del suelo. También fueron descubiertas marcas de raspaduras en varios troncos de árboles, lo que indicaba que un objeto pesado los había rozado al descender. Para que la historia hubiera sido un engaño, Flynn tendría que haber subido a los árboles y quemar sus copas, así como arañar los troncos. Y no había huellas de pasos alrededor de los árboles. También tendría que haber creado el área chamuscada circular, de nuevo sin dejar huellas. Para acabar de completar el cuadro, tendría que haberse dado un golpe en la frente con bastante fuerza como para causarse un hematoma y afectar su visión. Además, el doctor de Flynn afirmó que los daños a sus reflejos de los músculos involuntarios y los tendones no podían haber sido simulados. Cuando llegó la información de todo esto al Pentágono, el Cuartel General de la Fuerza Aérea abandonó inmediatamente el plan de hacer una declaración pública de que se trataba de un engaño. A los periodistas que preguntaron qué sucedía con la declaración prometida, se les dijo que el informe de Flynn había sido comprobado por la base de Homestead, pero que las conclusiones aún no habían llegado. A los que telefonearon a la base de Florida se les comunicó que en Homestead no se sabía nada del asunto. Para aclarar este punta, el N ICAP escribió a la base. Como
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réplica, el capitán Jon H. Adams, jefe de información, envió la siguiente nota : «Hemos investigado en los archivos de Homestead y no hallamos nada referente a este incidente en particular en el que el señor Flynn vio un brillante OVNI y experimentó un golpe "como de martillo pilón", tal como usted lo describe.» Después de los casos de la fuerza calorífica y del de Flynn, los efectos mentales citados en los análisis de la Fuerza Aérea y del RANO pueden parecer sin importancia. Naturalmente, algunos informes acerca de reacciones mentales han sido falsificados. Pero otros, detallados por ciudadanos responsables, parecen ser ciertos. La mayor parte de los efectOs no han sido graves, pero hay peligros potenciales ... incluso r iesgos definidos. Uno de los efectOs típicamente leves fue el informado por Russell Carter, residente de Pierre, Dakota del Sur. Carter iba en coche con su esposa una noche de 1967 cuando un artefacto redondo y luminoso se dirigió hacia ellos. Nivelando su vuelo a unos doce metros, siguió a los Carter durante cuatro o cinco minutos. «Era tan brillante que uno podía conducir sin los faros -informó Carter- . La cosa siguió a la misma altura, iluminando toda el área, y durante este tiempo tuve una extraña sensación en mi cuerpo. Mi esposa dijo que su rostro pareció entumecérsele. » Pero algunas reacciones mucho más preocupantes han sido dadas a conocer por un cierto número de testigos . Los efectos descritos han incluido mareos, náuseas, fuertes dolores de cabeza, repentinas sensaciones de cansancio y, en algunos casos, pérdidas de memoria durante el tiempo de encuentro con un OVNI. Hasta finales de los sesenta, se supuso que estas reacciones se debían a la excitación y al miedo a los artefactos desconocidos. Luego se descubrió que la mayor parte de los extraños efectos pudieran haber sido causados por ondas sonoras inaudibles. Durante los estudios para lograr el control de los ruidos, los científicos e ingenieros habían descubierto ya que el sonido audible, cuando sobrepasa un cierto número de decibelios, puede causar ataques al corazón y otras consecuencias graves. Tras comprobar diversos tipos de maquinaria y de equipo industrial, averiguaron que las ondas sonoras infrasónicas (bajo nuestro
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nivel auditivo) y los sonidos ultrasónicos (por encima del mismo) pueden provocar también efectos molestos y a menudo peligrosos. Entre las reacciones inducidas se daban las de fatiga, tensión, pérdida de equilibrio, náuseas, dolores de cabeza y, a veces, desmayos. Si bien esto no prueba que sean unas ondas sonoras inaudibles las que produzcan esos extraños efectos de los OVNI, esto ha llevado a la revisión de cienos informes, incluyendo los supuestos desmayos. En algunos incidentes de aproximación a un OVNI, los testigos fueron presa de tal pavor que no podían recordar todos los detalles. No es seguro que permaneciesen desmayados parte del tiempo, pero algunos otros testigos están convencidos de que los OVNI les causaron pérdidas totales de la memoria. Un hombre de Washington que me dio un informe confidencial me dijo que aún tenía una laguna en su memoria, aunque el encuentro con el OVNI había tenido lugar un año antes. Estas consecuencias son comunes ante fuertes impresiones. «Era hacia las dos de la madrugada -me dijo - . Yo estaba en la carretera 66, volviendo a Washington, cuando aquella brillante luz apareció en el espejo. Se acercaba con gran rapidez, por detrás de mí. Al principio pensé que era un faro sobre un coche, quizá la policía, así que disminuí la velocidad. Cuando me alcanzó pude ver que se hallaba a quince o dieciséis metros por el aire. Luego disminuyó su velocidad hasta igualar la mía y vi que tenía forma redonda. »Me produjo un tremendo shock cuando me di cuenta de que era un OVNI. Recuerdo haber acelerado. Luego se acercó aún más y, de repente, mis luces perdieron intensidad y el motor comenzó a fallar. • Fue entonces cuando sucedió... esa pérdida de memoria, o lo que fuera. La siguiente cosa de la que tengo recuerdo es que estaba viajando a unos ocho o nueve kilómetros de donde había estado ames. No había señal alguna del OVNI, y el motor y las luces volvían a funcionar normalmente. Estuve tratando de recordar lo que había sucedido después de que me hubiese desmayado, pero tenía la mente en blanco. Y aquel asunto me estremeció de tal modo que no pude dormir durante más de veinticuatro horas.• 50
En un informe similar, enviado al NI CAP desde Australia, el testigo tuvo pérdidas de memoria parciales, pero no un olvido completo. Los detalles fueron transmitidos por el agente Lenard Johnson de la comisaría de Boyup Brook, quien interrogó a los testigos, y un contratista local. A petición del contratista su nombre ha sido mantenido en secreto, aunque es citado en el informe. Por la narración hecha por el agente Johnson resulta. evidente que se sintió impresionado por el testigo. Cuando tuvo lugar el encuentro eran las 9.35 de la tarde del30 de octubre de 1967. El contratista se hallaba en la carretera de Kojonup a Mayanup, yendo en dirección a Boyup Brook, cuando su coche quedó detenido. Se paró el motor, se apagaron las luces y el coche frenó ... , todo esto sin que el testigo hiciese nada. No tuvo sensación de que se produjese un frenazo ni le pareció que actuasen los frenos. Después de que el coche se hubiera detenido, el contratista vio un rayo o «tubo de luz,. que era dirigido desde arriba hacia su parabrisas. Tenía aproximadamente medio metro de ancho. Mirando hacia arriba a lo largo del haz se quedó muy asombrado al ver un objeto de forma ovalada de unos diez metros de largo. Estaba rodeado por un brillo azulado que pulsaba en forma constante. Durante varios minutos el asustado testigo permaneció dentro del coche detenido, mirando el artefacto de tan extraño aspecto. Entonces, el OVNI se apartó y el rayo de luz desapareció. «Cuando se hubo ido - dijo el agente Johnson, citando al contratista - , el testigo halló que su motor funcionaba de nuevo y sus luces estaban encendidas.» Pero lo que resultaba más extraño es que el coche estaba viajando a 100 o 11 O km por hora, tal como había estado haciéndolo antes de que el OVNI lo detuviese. El contratista no tenía recuerdo alguno de haber puesto en marcha el motor o haberse alejado del lugar de los hechos. Aunque no es seguro que las ondas de sonido inaudibles puedan causar los efectos informados, podría ser un grave error el ignorar esta posibilidad . De los estudios de los problemas sonoros, algunos científicos e ingenieros han sacado la conclusión de que los sonidos audibles sostenidos y de tono alto pueden 51
provocar alucinaciones ... e incluso impulsos asesinos o suicidas. Si unas ondas sonoras inaudibles fueran generadas por alguna fuente poderosa, quizá pudieran ocasionar reacciones similares. Es de una tremenda importancia el que averigüemos las respuestas a todos los enigmas referentes a las fuerzas utilizadas por los OVNI, no sólo para que podamos tratar de construir defensas sino también para ayudar a preparar al público. Hasta que conozcamos esas respuestas vitales, no puede tener éxito ningún programa de preparación. En 1952, cuando centenares de OVNI estaban operando sobre los Estados U nidos, un grupo de oficiales de alta graduación de la Fuerza Aérea urgieron a que se llevase a cabo un cambio de política radical: Detengan las persecuciones por los interceptores y traten de comunicarse con los alienígenas que van en los OVNI.
Recordando cómo el Cuartel General había rechazado los planes de llevar a cabo un programa secr eto y acelerado, est aba seguro de que este nuevo plan tampoco sería puesto en práctica. U na semana más tarde, corrió un rumor por el Pentágono acerca de que el programa había sido iniciado. Aunque no me lo creía, fui a ver al encargado de prensa especializado en información sobre OVNI: un civil llamado Albert M. Chop. Tal como me esperaba, denegó el rumor. -¿Está usted seguro de que la Fuerza Aérea no ha intentado jamás comunicarse con un OVNI? - le pregunté. - Afirmativo - dijo Chop- . Oh, algún piloto quizás haya hecho parpadear sus luces o intentado un contacto por radio ... pero no hay ningún plan oficial para entablar una comunicación. No podernos montar un plan tan público corno ése. La gente lo tomaría como una admisión oficial de que los «platillos» son interplanetarios. Los temores de la Fuerza Aérea de que hubiera una histeria pública no estaban totalmente desprovistos de fundamento. Muchos oficiales del Cuartel General recordaban aún el pánico causado por una emisión de radio realizada por Orson W elles en 1938, cuando éste informó del aterrizaje de unos monstruos procedentes de Marte. La acción fue descrita en realísticos 52
boletines de noucJas procedentes de Nueva York y luego, aparentemente, de la escena de los aterrizajes. Aunque se había anunciado que el programa era ficticio, mucha gente conectó su radio después que hubiera sido hecha tal advertencia y tomó las emisiones por reales. Decenas de millares de personas huyeron de sus casas, iniciando un frenético éxodo en varios estados del Este. Muchos resultaron heridos en accidentes de tránsito, y otros se desplomaron, presas de ataques cardíacos. El pánico duró dos o tres horas, hasta que unos boletines de noticias de emergencia explicaron que la historia de la invasión marciana era pura fantasía. Si la Fuerza Aérea hubiera esperado hasta que el boom del cincuenta y dos hubiera terminado, quizás hubiera podido intentar llevar a cabo el plan de comunicaciones tras efectuar cuidadosas explicaciones al público, enfatizando que no había ninguna prueba de hostilidad. En cal caso, podríamos haber tenido hace ya mucho la respuesta a las preguntas más importantes: el propósito de esta vigilancia, la clase de seres que la realizan, si los daños causados a seres humanos por los OVNI eran accidentes o no y si eran posibles encuentros con alienígenas ... y en tal caso, si estaban programados. Quizá ya hubiéramos logrado un contacto real. Pero el plan para comunicarse ha sido siempre suprimido. Tal programa sería difícil de mantener en secretO, y la Fuerza Aérea aún tiene miedo de alarmar al público. Pero hay una razón mucho más poderosa ... un morivo en el que intervienen sobremanera los adelantos técnicos de los alienígenas. En varias ocasiones los expertos han admitido el enorme valor que, para las naciones de la Tierra, tendría la tecnología de los OVNI. El contralmirante D. S. Fahrney, antiguo jefe de cohetes de la Armada, d ijo al hablar de las increíbles maniobras y alta velocidad de los OVNI:" Tales maniobras tendrían que ser el resultado de una tecnología avanzadísima de la que no tenemos conocimientos en el presente.... Si estas observaciones continúan, creo que habrá un contacto que nos dará unas respuestas importantes.» William Lear, genio aeroespacial y fabricante del reactor Lear, comentó, tras ver de cerca un OVNI desde su avión 53
ejecutivo: <<Los seres que operan los OVNI deben de haber aprendido a neutralizar y controlar la gravedad. Una vez que podamos hacerlo nosotros, ya no tendremos que depender de la aerodinámica para elevarnos por los aires.» Monon Gerla, antiguo presidente de la delegación de Nueva York de la American Rocker Society afirmó: «Los OVNI son capaces de prestaciones que van más allá de nuestra habilidad tecnológica.>> En una declaración hecha al NICAP, enfatizó la importancia de aprender los secretos de las máquinas de los alienígenas. (Véase en el Apéndice B las declaraciones de los científicos e ingenieros acerca de las características superiores que poseen los aparatos con forma de disco.) Casi desde el principio, cienos planificadores de investigación de alto nivel de la Fuerza Aérea estuvieron determinados a descubrir la tecnología de los OVNI si ello era humanamente posible. Hacia finales de 1953 había test imonios de centenares de encuentros con OVNI.. . y tres pilotos habían perdido la vida persiguiéndolos. En 1957 el congresista (ahora senador) Lee Metcalf preguntó a la Fuerza Aérea si sus pilotos seguían persiguiendo a los OVNI. En la respuesta del Cuartel General, el general Joe W. Kelly adm itió que continuaban las cacerías. «Los interceptores de la Fuerza Aérea aún siguen persiguiendo a los Objetos Voladores No Identificados, por tratarse de un asunto de trascendencia para la seguridad de este país y para ver de determinar los aspectos técnicos del problema. >> En la revisión hecha en 1962 a la AFR 200-2, la directiva sobre los OVNI de la Fuerza Aérea, el Cuartel General hizo otra afirmación muy significativa: «La Fuerza Aérea continuará recogiendo y analizando informes sobre los OVNI hasta que tOdos ellos hayan sido explicados científica o técnicamente, o hasta que haya sido explotado rodo el potencial de estas observaciones.» (Párrafo A-2-b.) Probablemente pocos ciudadanos se dan cuenta de la grave situación producida por las persecuciones de los OVNI. El doctOr Bruce A. Rogers, miembro del Consejo de Gobierno del NI CAP, es una de las autoridades que se dan perfecta cuenta de este problema. En 1970 me escribió acerca del peligro de que otra nación terrestre pudiera enterarse de los secretos técnicos de los
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alienígenas. Afirmó que podría ser fatal para los Estados Unidos el que una nación no amistosa fuera la primera en adquirir estos cOnOCimientOS: «Eso podría convertir una nación en dueña del mundo ... La posesión de este conocimiento podría influir en gran manera en el futuro de los Estados Unidos y quizá determinar nuestra posible supervivencia.» Determinar nuestra supervivencia. Esta es la clave de las peligrosas persecuciones hechas por la Fuerza Aérea: la decisión de que seamos la primera nación en enterarse de los secretos técnicos de los alienígenas y de que los usemos para nuestra propia protección. Esas son las fuertes puestas que hay en el juego oculto. Es un juego muy arriesgado. Si fracasa, podría llevarnos a un desastre en el que nos viéramos todos envueltos. Pero si tiene éxito podría influir en nuestro futuro y determinar si podremos sobrevivir como nación libre.
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El juego oculto Justo antes del amanecer del24 de septiembre de 1959, un gran disco volador descendió cerca de Redmond, Oregón, iniciando una de las más desesperadas persecuciones jamás intentadas por la Fuerza Aérea y casi destruyendo la censura de la m1sma. Hacia las cinco de la mañana el OVNI fue visto mientras flotaba cerca del aeropuerto de Redmond. Los testigos, que formaban parte de la estación de comunicaciones del tráfico aéreo, eran miembros de la F AA (la Administración Federal de Aviación). A las cinco y diez la FAA mandó un informe urgente a la Fuerza Aérea. A las cinco y dieciocho, seis cazas reactores F-1 02 salieron rugiendo de su base en Portland, dirigiéndose a Redmond. Mientras despegaban, la torre habló por radio con los pilotos de un bombardero B-47 y un caza F-89, que estaban realizando vuelos de rutina por las cercanías, y les ordenó que se uniesen a los F-102 en la misión secreta. El propósito de la misma: capturar al OVNI... y a su tripulación, si es que había alguna a bordo. Todos los pilotos se daban perfecta cuenta de que en otros intentos de captura se habían producido accidentes fatales y escapatorias por los pelos. Pero también conocían la tremenda importancia de la misión. Si el OVNI estaba aún flotando a baja altura, quizá pudieran derribarlo sin graves daños. Pero aun así, la misión podía no tener éxito. La espacionave podría ser destruida ya en tierra ... o bien por su tripulación, o por control remoto si no había nadie a bordo. Pero si el aparato quedaba intacto, la Fuerza Aérea tendría su tan soñada oportunidad de enterarse de los secretos técnicos de 56
los OVNI. El vehículo sería trasladado a un lugar seguro y oculto, y entonces científicos e ingenieros de primera categoría, con o sin la ayuda de la tripulación, analizarían el sistema de energía, los controles y cualquier arma avanzada. Una vez obtenidas las respuestas, el Departamento de Defensa se apresuraría a iniciar un programa para duplicar los aparatos alienígenas, y también a construir cohetes superiores utilizando la propulsión del úpo OVNI. Si los Estados Unidos eran los primeros en construir una fuerza de OVNI armados, ninguna otra nación de la Tlerra se arriesgaría a atacarles. Y si ninguna otra nación se enteraba de esos secretos, eso podría significar una liberación de todo peligro de guerra. Este era el objetivo ... el trascendental propósito que había tras la misión de Redmond.
El primer testigo conocido en Redmond fue un policía de la ciudad, el agente Robert Dickerson, que estaba patrullando por los límites de la villa. Cuando el disco brillante cayó del cielo, pensó que se trataba de un avión ardiendo, a punto de estrellarse. Se quedó muy asombrado cuando se detuvo a sesenta metros de altura y vio su forma de disco. Durante algunos minutos, la extraña máquina permaneció inmóvil. Luego se alzó pasando frente al aeropuerto de Redmond y se detuvo de nuevo, flotando al nordeste de dicho campo. Dickerson fue con toda rapidez hasta el aeropuerto e informó sobre el OVNI al especialista de vuelo Laverne Wertz. A través de unos prismáticos, W ertz y otros miembros de la FAA observaron el disco durante varios minutos. El brillo había disminuido y podían ver con toda claridad extrañas lenguas de fuego (rojas, amarillas y verdes) apareciendo y desapareciendo del borde. A las cinco y diez, W ertz teletipó al Centro de Control del Tráfico por las Rutas Aéreas en Seattle. Su informe fue transmitido inmediatamente al Servicio de Vuelos Militares en la base de la Fuerza Aérea de Hamilton, California. Al cabo de pocos minutos, la Fuerza Aérea le dijo a Seattle que los reactores de Portland estaban despegando y que también el radar de la Fuerza 57
Aérea estaba siguiendo al OVNI en Klamath Falls, Oregón. En Redmond, los observadores de la F AA estaban aún contemplando el OVNI cuando oyeron el rugido de los reactores. Mientras los aviones picaban hacia la espacio nave, las lenguas de fuego desaparecieron. Entonces, una tremenda emisión de gases surgió de la parte inferior del disco. Acelerando a una terrible velocidad, saltó directamente hacia arriba, casi en la trayectoria de los reactores. El piloto más cercano dio un bandazo frenético para evitar una colisión. Y mientras el OVNI pasaba junto a él, otro reactor, atrapado en la onda de choque del escape de la máquina, casi perdió el control. Otros tres pilotos salieron de sus picados y subieron tras el disco que huía. Pero, incluso con la velocidad extra que les suministraban sus posquemadores, quedaron rápidamente atrás. Mientras el OVNI desaparecía entre las nubes, a más de cuatro mil metros de altura, un piloto de la Fuerza Aérea, guiado por su radar de puntería, subió tras el artefacto invisible. Aparentemente, su aproximación fue detectada a bordo del disco, pues instantáneamente cambió de rumbo, como pudo comprobar el radar medidor de altura de Klamath Falls. Incluso después que los pilotos de la Fuerza Aérea abandonasen la inútil persecución, los operadores de radar aún seguían observando al OVNI, que realizaba maniobras de alta velocidad entre los 2000 y los 16 000 metros de altura. Cuando aterrizaron los pilotos, aún en tensión tras su alucinante experiencia, fueron llevados apresuradamente ante los miembros de Inteligencia, para que tuvieran una sesión informativa. Tras describir el encuentro con el OVNI les fue ordenado que no discutieran la persecución, ni siquiera entre ellos mismos. Pero centenares de ciudadanos de Redmond habían oído el picado de los reactores. Varios de ellos habían visto los interceptores y algunos afirmaron haber contemplado un extraño brillo en el cielo. La Fuerza Aérea, temiendo que su intento de captura pudiese ser descubierto, se apresuró a explicar el vuelo como una comprobación de rutina, causada por un falso eco en el radar. El brillo fue dejado de lado, como si fuera algo imaginado por los testigos excitados. Al cabo de unas horas, una nueva situación trastornó a la
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Fuerza Aérea. Cuando el Cuartel General se enteró de la emisión de gases del disco, se temió que el OVNI estuviese usando energía nuclear. Por medio de la F AA de Seattle, se ordenó al especialista de vuelo Wertz que efectuase un reconocimiento aéreo en busca de una radioactividad anormal. Utilizando un contador Geiger, Wertz y el piloto de una avioneta Tri-Pacer trazaron círculos a diversas alturas en el área en la que había flotado el OVNI. Los resultados, teletipados a la Fuerza Aérea, nunca fueron hechos públicos. Pero, de algún modo, un periodista se enteró de esta prueba e hizo pública la historia. La filtración alarmó al Cuartel General: la F AA no estaría comprobando la existencia de radiación a menos de que realmente hubiese sido visto un objeto aéreo desconocido. Si se permitía que se divulgase esta prueba de la realidad de los OVNI, después de tOdas las negativas de la Fuerza Aérea, estO causaría una conmoción en el Congreso y posiblemente iniciaría un pánico. Para bloquear este proceso, tenía que explicarse el o bjeto misterioso del que hablaba el periodista. Tras una fútil búsqueda de alguna explicación plausible, el Cuartel General corrió el riesgo de dar esta increíble explicación oficial: El objeto visto ascendiendo cerca de Redmond era, probablemente, un globo meteorológico. Para cualquiera que conociese las evidencias, aquello resultaba ridículo. Los globos flotan con el viento; no tienen morores excepto los lentos y ya pasados de moda dirigibles. Era imposible que cualquier globo dejase atrás reactOres volando a casi mil kilómetros por hora. Los periodistas sabían que la explicación era falsa, pero el poder del Cuartel General de la Fuerza Aérea les impedía ridiculizarla como se merecía. Para los hombres encargados de mantener el secreto, ésta había sido una situación muy grave. Ya se hallaban bajo agudas críticas por parte de algunos oficiales de alto rango por poner temerariamente en peligro las vidas de los pilotos de la Fuerza Aérea. Lo sucedido en Redmond ocasionó nuevas peticiones de que terminasen las persecuciones de los OVNI. Per o para el grupo de censores a alto nivel no había otra alternativa. Al menos o tras cinco naciones importantes estaban interviniendo en esta batalla invisible para lograr los secretos tecnológicos de los OVNI. Para la seguridad del país, la Fuerza 59
Aérea tenía q ue lograr ser la primera en conseguir esta información, utilizando cualquier medio que fuera necesario para ello. Si lo lograba, aquello justificaría todas las cacerías, por peligrosas que hubiesen sido, incluso aquellas en que se h ubieran producido víctimas. A medida que se calmaba la excitación creada en Redmond, los censores del Cuartel General se relajaron, muy aliviados. Ahora, pensaron, el caso de Redmond estaba enterrado con toda seguridad, aunque había sido un asunto muy grave. Pero, sin que la Fuerza Aérea lo supiese, el NICAP había obtenido copias legalizadas de los diarios de la F AA. En años anteriores, la F AA había sido obligada a menudo a mantener silencio ... como también ha ocurrido posteriormente. Pero en aquel momento no había ninguna orden rígida man iatando a la agencia, y muchos miembros de la misma estaban preocupados por los intentos de mantener el secretO . Los diarios entregados al NICAP descri bían el OVNI, sus maniobras, las extrañas llamaradas, el tremendo escape de gases y el despegue vertical del d isco para eludir a los interceptOres. También incluían las confirmaciones de la Fuerza Aérea del seguimiento por radar, el despegue de los reactores de Portland, y el informe de Klamath Falls acerca de las operaciones evasivas del OVNI después que hubiese fracasado el ataque de la Fuerza Aérea. Los diarios oficiales estaban firmados por L. E. Davis, jefe de la Estación de Comunicaciones del Tráfico Aéreo de Redmond, y por William F. Zauche, jefe del Centro de Control de Tráfico de las Rutas Aéreas de Seatde. También fueron confirmados por carta por E u gene S. Kropf, asistente del gerente regional, Región 4 de la FAA, Los Angeles. Un informe separado del especialista de vuelo Wertz verificaba toda la operación. Cuando la Fuerza Aérea se enteró de que el NI CAP tenía los diarios de la FAA, hubo una gran consternación en el Cuartel General. La FAA era una agencia muy competente, y sus estaciones en los aeropuertos y en las rutas aéreas estaban servidas por personal cuidadosamente entrenado. ¿ Qué es lo que iba a creer el público y el Congreso ... los informes lega~ados de los observadores expertos de la FAA, o las dé biles tentativas de ridiculización de la Fuerza Aérea?
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Amenazado con el fin del secreto, el Cuartel General se arriesgó a dar el único paso que podía salvarle. Se denunció a la FAA por suministrar información falsa y toda su evidencia fue negada. Durante un tiempo, la Fuerza Aérea se aferró a la explicación del globo. Pero tras una lucha llev¡¡da a cabo por div.ersos legisladores y el NICAP, tuvo que rendirse y admitir que aquello era un error. Entonces, el Cuartel General anunció que había hallado la verdadera explicación: Los observadores de la FAA y los testigos de Redmond habían sido llevados a equivocación por el planeta Venus, al que tomaron por un objeto desconocido, maniobrando cerca de la Tierra. Esto era tan ridículo como la historia del globo, si no más. Si los observadores de la FAA eran así de estúpidos, la agencia debería despedirlos por incompetentes. Los altos cargos de la FAA insistieron en que los daros suministrados en los diarios eran correctos, pero la Fuerza Aérea rehusó proseguir con aquellas discusiones. La explicación de Venus sigue siendo listada como la solución probada... uno de los mayores engaños de la larga hilera de intentos por mantener el secretO. Cuando, al principio, la Fuerza Aérea se dio cuenta de que los OVNI eran espacionaves, el Mando de Defensa Aérea tomó la decisión de capturar uno de esos aparatos tan avanzados. Esto me fue confirmado en una entrevista personal por el general Sory Smith, subdirector de Información y el mayor Jeremiah Boggs, oficial de Inteligencia del Cuartel General. En contraste con las posteriores negativas, Boggs admitió abiertamente que la Fuerza Aérea había dado una orden especial a sus pilotos para que tratasen de capturar a los OVNI. «Naturalmente, nos sentíamos ansiosos por tener en nuestras manos uno de esos cacharros. Les dijimos a los pilotos que, prácticamente, podían hacer cualquier cosa para conseguirlo, aunque fuera necesario que los atrapasen por la cola. » Después, hablé con un piloto de interceptores que conocía y que había participado en dos cacerías. Cuando le cité las palabras de Boggs acerca de atrapar a un OVNI por la cola, me miró con aspecto hosco. «Eso está mucho más cerca de la verdad de lo que puedes imaginarte, aunque él lo dijese en plan de broma. Al menos en 61 .
nuestro escuadrón, nos dijeron que tratásemos de chocar contra uno de ellos y luego saltar en paracaídas, si es que había posibilidad de hacerlo sin sufrir daños personales. No sé de nadie que lo intentase ... a mí desde luego ni se me ocurrió. Después de lo que le pasó a Mantell, uno tendría que estar muy loco para intentar una cosa así.» En los primeros meses de observaciones masivas, la mayor parte de científicos e ingenieros aeronáut icos se burlaban de las informaciones referentes a las tremendas velocidades de los OVNI. Parecía imposible que ninguna máquina pudiera viajar con tal rapidez por la atmósfera, ya que el calor de la fricción con el aire debería haberla incendiado. Cuando la Fuerza Aérea verificó los informes de sus seguidores de radar acerca de las altas velocidades, algunos de sus técnicos decidieron que los OVNI debían de estar construidos con un supermetal que podía resistir el calor y también las tensiones producidas durante las bruscas maniobras. Pero había una cosa de la que la Fuerza Aérea y sus analistas técnicos estaban totalmente convencidos: ningún ser vivo podía soportar el intenso calor y los giros a alta velocidad. Entonces el Cuartel General descubrió un asombroso informe que había sido enterrado en la base de la Fuerza Aérea de MacDill, en Florida. El principal testigo era el capitán Jack E . Puckett, veterano de los combates de la Segunda Guerra Mundial y, posteriormente, subjefe de seguridad de vuelo, Mando Aéreo Táctico en el campo de Langley. El 1 de agosto de 1946 el capitán Puckeu volaba en un transporte C-47 Langley a MacDill, con el teniente Henry F. Glass como copiloto y un ingeniero de vuelo del que desconocemos el nombre. A unos SO kilómetros de Tampa vieron un gran OVNI que aceleraba hacia ellos en una trayectoria de colisión. «Aproximadamente a unos mil metros -informó el capitán Puckeu- giró para cruzar nuestro camino. Observamos que era un objeto largo y cilíndrico, de aproximadamente el doble de tamaño de un bombardero B-29.» Aparentemente el artefacto estaba propulsado por cohetes, pues le seguía un penacho de fuego de la mitad de su largo. Desapareció a una velocidad estimada entre 2400 a 3200 kilómetros por hora. 62
Pero la parte más asombrosa, para los analistas de la Fuerza Aérea, fue este descubrimiento: La nave desconocida tenía una hilera de ventanillas. Era el primer informe acerca de que los OVNI tuvieran ojos de buey. Luego fueron detectados más casos similares. Por increíble que parezca, las ventanillas indicaban que había seres vivos a bordo ... o al menos que el OVNI estaba preparado para transportar algún tipo de seres, a pesar de los giros y el calor. Algunos analistas creyeron que las ventanillas eran una ilusión causada por la alta velocidad. Pero posteriormente otros observadores competentes divisaron OVNI con portezuelas o ventanillas. Además de los casos citados en el capítulo 1, varios otros se hallaban listados en el informe secreto del Proyecto G rudge: Caso 144. En la noche del 24 de julio de 1948, una nave con forma de proyectil fue vista por el capitán C. S. Chiles y el primer oficial John B. Whitted de la Eastern Air Lines. Ambos pilotos lo describieron como de unos treinta metros de largo y con dos cubiertas, cada una con su hilera de ventanillas. Caso 168, tomado de un informe a la Fuerza Aérea del gobierno holandés: Arnheim, La Haya, 20 de julio de 1948: un objeto con dos cubiertas, sin alas, visto cuatro veces ... velocidad muy alta, comparable a la de una V-2 (el cohete alemán usado contra Londres en la Segunda Guerra Mundial). Además de los casos de las ventanillas, el Proyecto Grudge incluía el informe oficial que eliminó la teoría del supermetal. Caso 122. El6 de abril de 1948 unos seguidores de cohetes de la Armada y un científico divisaron un OVNI de forma oval muy por encima del campo de pruebas de White Sands. Seguido por los teodolitos, se descubrió que estaba volando a 29 000 km por hora. De repente inició una ascensión casi vertical, también registrada por los teodolitos, subiendo 40 km en 10 segundos. La atracción gravitatoria calculada para esta ascensión a alta velocidad resultaba casi increíble. Como ya saben, a lo que habitualmente estamos sometidos en la Tierra es a una gravedad (g), la fuerza que nos atrae hacia abajo a causa del campo gravitatorio del planeta. Un piloto gue vuela en horizontal nota el mismo efecto. Pero si sube repentinamente, sufrirá varios g, a causa de la tendencia de su cuerpo a continuar en línea recta (inercia). Los astronautas sienten efectos similares
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durante los despegues, debido al poderoso empuje hacia arriba de sus cohetes. Con un tipo convencional de máquina voladora, una repentina ascensión a 29 000 km por hora crearía un tirón hacia abajo de varios centenares de g. En realidad, jamás se podría alcanzar una velocidad tan alta en nuestra atmósfera, ya que el terrible calor causado por la fricción incendiaría el artefacto y lo convertiría en cemzas. La única explicación posible era la neutralización de la gravedad. En aquel momento, si la antigravedad hubiera sido relacionada públicamente con los OVNI, hubiera sido ridiculizada como una fantasía de ciencia ficc ión. Pero un cierto número de famosos científicos e ingenieros aceptaron, en privado, esta respuesta, tras analizar los datos sobre este OVNI. Entre ellos se hallaba el doctor Hermann Oberth, uno de los diseñadores de la V -2 y autoridad en viajes espaciales, y fabricantes de aviones tales como Grover Loening, Lawrence Bell e Igor Skorsky. Cómo funciona el control gravitatorio es algo que me fue explicado por el doctor Oberth mientras estaba en los Estados Unidos, ayudando al Ejército a realizar investigaciones antigravitawrias en el arsenal de Redstone. «En un OVNI equipado con gravedad artificial, el aire que lo rodea es mantenido contra la máquina y se mueve con ella cuando éste se traslada ... tal como la atmósfera del planeta es mantenida alrededor de la Tierra, a pesar de la alta velocidad de rotación, por el campo gravitatorio terráqueo. »Dado que este "cojín" de aire impide la fricción, el vehículo no se calienta. Y también se mueve en silencio, ya que no hay remolinos, ni turbulencia ni estampidos sónicos. »Con la propulsión normal, las violentas aceleraciones y maniobras de los OVNI pondrían en peligro a las espacionaves, aparte de que arderían a causa del excesivo calor. Igualmente, las fuerzas aplastarían a cualquier ser que se hallase a bordo contra los costados o el suelo de la máquina, aun antes de que se quemasen.» Como ejemplo, el doctor Oberth citó el caso de Redmond. «Obviamente esa nave no fue dañada ni sufrió tensiones porque estaba operando con un campo gravitatorio artificial. Incluso el poder aceleratorio de aquella violenta ascensión no
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haría daño a ningún ser a bordo, dado que el campo gravitatorio se aplicaría a ellos a la vez que a la espacionave. Incluso cuando estuviesen realizando rápidos cambios de velocidad y dirección, esos pasajeros no sentirían nada.>> Cuando los investigadores de la Fuerza Aérea se dieron perfecta cuenta de las asombrosas posibilidades de esto, el Cuartel General persuadió a los científicos, compañías aeroespaciales y laboratorios técnicos de que montasen proyectos de investigación de la antigravedad, mucños de ellos bajo contratos secretos. Con cada año que pasaba, el número de estos proyectos iba en aumento. En 1965 el intercambio de información científica del Instituto Smithsoniano me confirmó la existencia de 46 proyectos antigravitatorios no clasificados como secretos. De los 46, 33 estaban controlados por la Fuerza Aérea. La Armada tenía 3; el Ejército 1; la Comisión de Energía Atómica 1; la NASA 2, y la Fundación Nacional de las Ciencias 6. Adicionalmente, había al menos 25 contratos secretos que no podían ser listados. Al principio, algunos investigadores le advirtieron a la Fuerza Aérea que no esperase un resultado inmediato ... el conseguir las respuestas podía llevar años. Para reducir los riesgos, la Fuerza Aérea incrementó sus intentos por capturar algún OVNI. En 1952 se produjo un repentino incremento en las observaciones y aproximaciones a baja altura. Temiendo un ataque, el Mando de Defensa Aérea ordenó a los pilotos que disparasen contra las máquinas alienígenas, siguiendo la política de cuatro fases de la Defensa Aérea: Detección, identificación, intercepción y destrucción. La relación de esto con los OVNI estaba enfatizada en la AFR 200-2, que, en aquel entonces, estaba restringida a los mandos de la Fuerza Aérea. Pero algunos oficiales de alto rango del Cuartel General se dieron cuenta bien pronto de que la orden de tiro era un error. Fue rápidamente cancelada y se reanudaron los intentos de captura. Habitualmente, la Fuerza Aérea evita tales acciones a baja altura para impedir que tengan publicidad. Pero en varias ocasiones ha corrido el riesgo ... tal como sucedió en el caso de Redmond. En la noche dell de agosto de 1953 un escuadrón de cazas de la 65
Fuerza Aérea volaba sobre el parque nacional de Sequoia-Kings, en California. Durante tres noches, un gran OVNI con forma de disco había descendido sobre el parque, siendo visto en una ocasión, muy de cerca, por el superintendente del parque E. T. Scoyen y algunos miembros de su equipo. La Fuerza Aérea se sentía asombrada por el interés mostrado por los alienígenas por el parque, pero ordenó aquella misión especial por si el OVNI regresaba. Justo antes de la medianoche, los pilotos vieron el disco descendiendo a velocidad reducida. Cuando estaba muy por debajo de ellos comenzaron a bajar, igualando la velocidad del OVNI mientras se colocaban encima de él. A los pilotos les parecía imposible que la espacionave subiese sin chocar con uno o dos de los reactores y dañar gravemente su nave. Parecía posible que, en lugar de correr este riesgo, los alienígenas cederían y aterrizarían en el primer lugar seguro. Pero, de repente, sin frenar previamente, el OVNI se detuvo en medio del aire. Al instante, los reactores pasaron de largo. Antes de que los pilotos pudieran iniciar una maniobra de regreso, el disco subió en vertical y desapareció. Los informes de la prensa dijeron que algunos testigos habían visto reactores picando hacia un OVNI, pero como no había pruebas documentales, como sucedería posteriormente en el caso de Redmond, el público se olvidó bien pronto de esta historia. Justo después de la misión del parque Sequoia-Kings, varios pilotos de la Fuerza Aérea tuvieron alarmantes encuentros con los OVNI. Cerca de Moscow, Idaho, el9 de agosto, un disco de 60 metros picó hacia tres cazas F-86. Su aproximación de cabeza dio un buen susto a los pilotos antes de que se apartase a un lado. Durante una cacería sobre Dakota del Sur, tres noches más tarde, un piloto de F-84 se asustó tanto que radió a su base pidiendo que le permitiesen abandonar la persecución. Otros incidentes similares· hicieron que aumentase la tensión; algunos pilotos creían que estas acciones eran advertencias de que los alienígenas podían devolver el golpe por el intento de captura del parque. Pero la mayor parte de los altos censores estaban convencidos de que no había un grave peligro en esto. Incluso ahora, tras 66
cuidadosas valoraciones de la larga vigilancia, la mayor parte de los miembros de la Fuerza Aérea que controlan el asunto creen que tales ataques son poco probables. Aquí tenemos algunas de sus razones para continuar con este juego oculto: En primer lugar, la extensa vigilancia sin una abierta hostilidad debe significar que los alienígenas tienen un importante propósito que requiere contactos pacíficos con los humanos y un ajuste gradual, sin agresión. En segundo lugar, el número de OVNI que observa nuestro planeta no es lo bastante grande como para efectuar ataques a gran escala; probablemente la mayor parte de ellos sean aparatos de observación desarmados, que pueden evitar fácilmente a nuestros reactores gracias a sus maniobras de alta velocidad. En tercer lugar, no estamos tOtalmente indefensos. Tenemos numerosos cohetes capaces de alcanzar a las espacionaves,
incluso a muy grandes alturas. En cuarto lugar, los alienígenas han intentado, repetidamente, evitar hacer daño a los humanos, por lo que los pocos casos de daños deben de haber sido accidentales. Un ejemplo frecuentemente citado es el encuentro que tuvo la Armada en 1953. Un escuadrón de AD-3 con base en un portaviones estaba practicando maniobras de combate cuando una enorme máquina con forma de cohete descendió hacia ellos. Desacelerando hasta ponerse a la misma velocidad de los aviones, se estabilizó a unos 300 metros por encima del escuadrón. El comandante radió una orden apresurada y luego guió a sus pilotos en una ascensión casi en vertical hacia la astronave. Instantáneamente el OVNI giró de modo que su cola apuntó en una dirección diferente a aquella por la que se aproximaban los aviones. Luego, un tremendo escape de gases de propulsión surgió de esa parte trasera y la máquina se alejó en la distancia. Pero si no hubiera sido por ese giro apresurado, la masa de gases hubiera matado a algunos pilotos, e incluso quizás a todos.' Hay centenares de otros encuentros en los que los alienígenas que van en los OVNI han evitado causar daño a los humanos. Aunque algunas de estas razones parecen firmes, según la l. Confirmado al comralmirante D. S. Fahrney y ~~ autor por un comandante del Departamemo de la Armada .
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lógica humana, no hay ninguna prueba de que estemos a salvo de una represalia alienígena. Pero los esfuerzos llevados a cabo por otras naciones para conseguir los secretos técnicos de los OVNI han hecho que la Fuerza Aérea corriese el riesgo e intensificase sus intentos de captura. Durante años, la Inteligencia de la Fuerza Aérea ha sabido <;le los esfuerzos realizados por las fuerzas aéreas extranjeras para conseguir llevar al suelo a un OVNI. Uno de los países más determinados es la Unión Soviética. Tras constantes fracasos de sus pilotos de intercepción, los artilleros antiaéreos soviéticos recibieron la orden de disparar contra los OVN I. Aparentemente el alto mando soviético esperaba que una astronave fuera averiada y obligada a aterrizar sin que eso destruyese sus sistemas de energía y armamento. Uno de tales ataques fue confirmado por la valoración de la Academia de la Fuerza Aérea, realizada en 1968. «El 24 de julio de 1957 -afirma el informe de la Academia-, las baterías antiaéreas rusas de las Islas Kuriles abrieron fuego contra varios OVNI. Aunque todas las baterías antiaéreas soviéticas de las islas entraron en acción, no se consiguió ningún blanco. Los OVNI eran luminosos y se movían con gran rapidez.» Tal como ha sucedido en los Estados Unidos y en Rusia, los pilotos militares han tratado de un modo persistente de obligar a aterrizar a un OVNI en Gran Bretaña, Francia, Brasil, Canadá, la Unión Sudafricana, Noruega, Holanda y varios países más. Algunos pilotos extranjeros tienen órdenes de intentar establecer contacto por radio para ordenar a los alienígenas que aterricen. Si el OVNI no obedece, debe ser derribado, caso de que esto resulte posible. Un piloto de la Real F uerza Aérea holandesa tuvo una e~ eriencia de este tipo el 26 de enero de 1962, cuando se encontró con un extraño objeto volador sobre el este de Holanda. Siguiendo denes, el piloto radió una orden para que aterrizase, utilizando ersas frecuencias radiales. Al ver que el OVNI no dio respuesta alguna, se preparó a atacar. Su reactor F- 86 Sabre estaba equipado con cuatro cañones de 20 mm y un cohete Sidewinder. Armando sus cañones y el cohete, el piloto se acercó a toda velocidad. Pero antes que estuviera lo bastante cerca como 68
para disparar con puntería el OVNI se alejó, saliendo de su campo de acción. Aunque las persecuciones con reactor son el método habitual utilizado en los intentos de captura, al menos un país ha intentado un plan distinto. En 1954, la Inteligencia de la Fuerza Aérea se enteró de que Canadá había iniciado un proyectO altamente secreto, después que los pilotos de la Real Fuerza Aérea canadiense no lograran derribar un OVNI. Esperando atraer a los alienígenas a un aterrizaje, el Comité de Investigación de la Defensa estableció un campo de aterrizaje restringido cerca de su estación experimental en Sufield, Alberta. Se prohibió que todos los pilotos de la Real Fuerza Aérea y comerciales se acercasen al área. Al principio, algunos miembros del Comité de Investigación esperaban poder usar señales con radio y reflectores para atraer a los alienígenas. Pero los altos mandos militares advirtieron que esto pondría al descubierto el intento de captura y, por consiguiente, alarmaría al público, así que este plan fue abandonado. Frecuentemente se divisaban OVNI sobre Alberta, pero no había nada que indicase que aquel campo restringido estaba reservado a los artefactos alienígenas y ninguno se acercó a aquella área. Además, incluso aunque los alienígenas lo hubieran sabido, tal vez no se hubiesen arriesgado a aterrizar, después de los centenares de persecuciones anteriores a que los había sometido la Fuerza Aérea canadiense. A pesar del fracaso, este proyecto altamente secreto fue mantenido durante varios años. Finalmente, el ministro de Defensa Paul H. Ellyer reveló su existencia en 1967. A fines de los años cincuenta, a medida que iba aumentando el número de cazas realizadas por la Fuerza Aérea estadounidense y todas ellas resultaban inútiles, algunos pilotos comenzaron a estar convencidos de que los OVNI eran inmunes al fuego de cañón y de cohetes. Varios analistas de Inteligencia creían que los alienígenas podían estar usando alguna fuerza negativa unida al control gravitatorio para rechazar o desviar las balas y los proyectiles. Pero el grupo de control superior no estaba de acuerdo. En una valoración especial de los informes estadounidenses y extranjeros encontraron evidencias de que los OVNI no eran invulnerables. Algunos habían resultado averiados tempo-
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ralmente, según parecía, a causa de fallos de control o de energía, y algunos otros habían sido destruidos por completo por extrañas explosiones. En uno o dos casos parecía que la causa había sido cohetes o fuego de reactores. El 13 de noviembre de 1957 un Objeto Volador No Identificado estalló sobre el Hospital del Estado en Crownsville, Maryland. Un trozo de metal quemado cayó en los terrenos del hospital, donde fue rápidamente encontrado por los oficiales de Inteligencia del Ejército de Fon Meade y luego remitido a la Fuerza Aérea para análisis técnico. De varios lugares de los Estados Unidos han llegado informes de explosiones similares. En un caso, un disco volador había estallado a varios kilómetros de la base aérea de Richard Geba uer. El testigo era un ingeniero aeronáutico y expiloto de la Armada. Otros desastres similares han sido presenciados en diversos países del extranjero, entre los que se encuentran Nueva Zelanda, Francia e Inglaterra. En 1953, una nave de forma ovalada fue vista por el agente Florian Giabowski de la Policía Provincial de Ontario. Mientras lo observaba desde su coche patrulla, el OVNI se desintegró en una lluvia de brillantes panículas. El estallido fue visto también por un piloto que volaba cerca. Inmediatamente después, comenzó a caer una lluvia azul, muy peculiar. Las muestras estudiadas por el Comité de Investigación para la Defensa resultaron ser anormalmente radiactivas. Un asombroso informe referente a los Estados Unidos me fue suministrado por el capitán William Cal!, un veterano piloto de la Eastern Airlines. El incidente tuvo lugar en 1954, en una noche en que tres reactores de la Fuerza Aérea fueron hechos despegar para interceptar un gran OVNI que volaba sobre Connecticut. «Estábamos dando vueltas sobre el aeropuerto de Hartford -me dijo el capitán Cal!-. Estábamos a 2500 metros de altura volando con los instrumentos entre las nubes, esperando nuestro turno para aterrizar. De repente, hubo un tremendo destello, que aparentemente había sido causado por alguna tremenda explosión. Por un segundo, pensé que había estallado una bomba atómica. »La torre de Hartford me llamó y dijo que lo habían pasado muy mal. Un avión de la American estaba aguardando bajo 70
nosotros y la torre pensaba que habíamos entrado en colisión. »Puedo asegurarle una cosa : ninguno de nosotros había visto nada así antes. Iluminó el cielo en un centenar y medio de kilómetros.» Tras comprobar el informe del aeropuerto de Harúord por medio de la FAA, llamé a un contacto privado que tenía en el Pentágono, un oficial de la Fuerza Aérea que me había ayudado cuan·do podía hacerlo sin violar la seguridad nacional. Pero cuando comencé a hablarle del misterioso destello sobre Connecticut me interrumpió en seguida: -Estoy ocupado ... ya te llamaré. Me telefoneó una hora más tarde. -Te llamo desde el exterior. Lamento haber tenido que interrumpirte, pero ya me he jugado bastante el cuello con este asunto de los OVNI. -Debería haber esperado y haberte llamado a casa - le dije. Luego le hablé de los detalles suministrados por el informe del capitán Call-. Creí que quizá pudieras darme alguna pista que no fuera secreta. Aquella noche persiguieron un OVNI sobre Connecticut. Tengo un informe privado sobre esa alarma ... fue unos doce minutos antes de aquel terrible destello. -¿Crees que ambas cosas están ligadas? -dijo el miembro de la Fuerza Aérea. -No lo sé. Pero podría ser ... tal vez un piloto alcanzase al fin a un OVNI y lo hiciera estallar. -Si hubiera pasado algo así es probable que yo nunca me enterase de ello. Estoy autorizado a ver documentOs de alto secreto, ya lo sabes. Pero cualquier cosa tan importante como ésa estaría clasificada en un lugar mucho más alto. Honestamente te diré que no sé nada. Pudo haber pasado. Un piloto pudo haber hecho un blanco perfecto con un cohete ... o un proyectil dirigido haber sido lanzado desde el suelo. Pero yo espero que fuera un accidente a bordo. Algo que causase una explosión. La situación ya es bastante grave tal como está. Era la primera vez que había oído a una fuente de la Fuerza Aérea sugerir que se había llevado a cabo un ataque con proyectiles dirigidos contra un OVNI. Habían surgido varios otros informes, pero la mayor parte de ellos parecían ser falsos. La única excepción (un caso aún sin probar) era un informe que 71
me había sido transmitido por el difunto Frank Edwards, locutor de noticias bien conocido y consejero en relaciones públicas del NI CAP. La fuente de este informe era un oficial de un barco lanzacoh tes que, personalmente, le hizo a Edwards una narración de o sucedido. Un día, en 1963, cuando la nave se hallaba estacionada en el Atlántico Sur, un OVNI se aproximó al barco y 1uego se detuvo, flotando a unos seis kilómetros y medio por encima de él. Según el oficial, fue enviado un informe de emergencia en código secreto al Departamento de la Armada, quien ordenó que se realizase un ataque. Fue lanzado un proyectil superficie/aire, logrando un impacto de pleno y destruyendo por completo el OVNI. Tras una detallada discusión con Edwards, al que conocía desde hacía años, yo sabía que él estaba convencido de la veracidad de este informe. Pero me dijo que el oficial del lanzacohetes había insistido en que su nombre no fuera mencionado. Como director del NI CAP había intentado comprobar la historia, pero no pude verificar esta información, ni siquiera de un modo confidencial. Aparte de este informe de ataque con cohetes, el número de accidentes de los OVNI ha convencido a algunos oficiales del Cuartel General de que, eventualmente, la Fuerza Aérea capturará una de las espacionaves alienígenas. A principios de los sesenta, el fracaso de los intentos de captura fue temporalmente subsanado por los informes optimistas que llegaban de los proyectos antigravitatorios. Algunos investigadores creían que pronto seríamos capaces de duplicar los OVNI. Varios jefes de proyectos habían hecho ya declaraciones, antes que la censura corriese un tupido velo sobre el tema. Walter Dornberger, presidente de la compañía Bell Aerospace, había predicho velocidades de al menos 1 S 000 km por hora para los aviones de pasajeros. G. S. Trimble, director del gran proyecto antigravedad de la Martín Aircraft habló de más de 22 000 km por hora. El diseñador de aeroplanos Alexander D. Sversky predijo viajes a la Luna en tres horas y media, a Venus en treinta y seis, a Marte en dos días y al lejano Júpiter en seis. Hacia 1964 siete compañías aeroespaciales tenían proyectos antigravitatorios considerados como alto secreto: la Bell, la 72
Boeing, la Convair, la Douglas, la H ughes, la Lockheed y la Martín. Otros proyectos acerca de la teoría básica y los aparatos de prueba de la antigravedad, listados por el Intercambio de Información Científica, incluían el Labontorio de Dinámica de Vuelo de la Fuerza Aérea, la Investigación Física General de la Fuerza Aérea, la R CA, el Massachusetts Institute of T echnology e importantes investigadores de veintiuna universidades estadounidenses y extranjeras, entre los que se encontraban el doctor Thomas Gold de Cornell, el doctor Bryce DeWitt en Carolina del Norte, el doctor R. H. Dicke de PrincetOn y el doctor Herman Bondi en el Kings's College de Londres. Por aquel tiempo, se difundió una imagen casi increíble de los descubrimientos y predicciones de los investigadores y los datos verificados acerca de los OVNI: Vuelos de pasajeros alrededor del mundo en menos de dos horas; exploraciones espaciales realizadas a fantásticas velocida-
des y una situación militar estremecedora con bombarderos y proyectiles OVNI capaces de efectuar ataques por sorpresa a 15 000 km de distancia en 30 minutos o menos. Además, cualquier tipo de hostilidad extraterrestre podría ser evitada ... si es que nos permitían construir una fuerza de OVNI. Pero en 1966 se desvaneció esta imagen optimista. Aunque los investigadores de los proyectos seguían trabajando muy duro, no se acercaban ni con mucho al control de la gravedad. Cuando los principales científicos admitieron que no sabían por dónde iban, la Fuerza Aérea intensificó de nuevo sus intentos de capturar un OVNI. Cosa extraña, a pesar de todas las persecuciones y ataques, los OVNI habían hecho breves aterrizajes en los Estados Unidos y otros países. Probablemente los primeros fueran pruebas de aterrizaje. En los que siguieron es posible que los alienígenas quisiesen mostrar una buena disposición hacia unos encuentros pacíficos, esperando que terminásemos nuestras operaciones agresivas. Fueran cuales fuesen las razones, está claro que se dedicaron a hacer aterrizajes y a aproximarse a los aeropuertos. En julio de 1962 un extraño objeto volador descendió hacia el aeropuerto de Camba Punta en Argentina. El director del aeropuerto, Luis Harvey, ordenó inmediatamente que se despejase la pista de aterrizaje. En unos pocos momentos un OVNI 73
descrito como un «objeto perfectamente redondo» se aproximó a alta velocidad. Luego se detuvo y permaneció estacionario en el aire durante tres minutos. A pesar de que la Fuerza Aérea argentina había sido alertada, no fue intentada ninguna intercepción. Pero desgraciadamente, algunos testigos excitados corrieron hacia el objeto para efectuar una inspección más de cerca y el disco volador despegó a toda prisa. Aquel mismo año, el 22 de diciembre, se llevó a cabo un aterrizaje en el aeropuerto internacional de Ezeiza, cerca de Buenos Aires. En la oscuridad previa al amanecer, un reactor comercial DC-8 de la Panagra estaba efectuando su aproximación para el aterrizaje. Cuando se encendieron las luces del aeropuerto, los pilotos se sintieron muy asombrados al ver un objeto con forma de disco posado al extremo de la pista. Cuando el capitán llamó a la tOrre, un controlador de tráfico le dijo que aquel artefacto acababa de aterrizar. Dado que el OVNI estaba bloqueando la pista, el capitán hizo subir su aparato, para iniciar una órbita alrededor del campo. Durante un minuto más el aparato desconocido permaneció en tierra, iluminado por las luces de aterrizaje. Los pilotos del DC-8 esperaban ver cómo los coches del aeropuerto corrían a lo largo de la pista... o al menos se acercaban cuidadosamente al OVNI. Pero, sin que nadie apareciera, el disco se alzó lentamente y subió hasta perderse de VISta. Desde entonces, se han realizado «aterrizajes relámpagos» en diversos países extranjeros. En un caso verificado, un OVNI permaneció en tierra casi media hora: el aterrizaje más largo del que se tenga noticia. El informe de este hecho inusitado, que tuvo lugar en Australia, fue aceptado como genuino por el director regional de la Aviación Civil. Poco después de la medianoche del 24 de mayo de 1965, un objeto redondo y brillante se aproximó a Eton Range, situada a unos 68 km de Mackay. Fue visto por tres testigos en un hotel de vacaciones aislado: J. W. Tilse, Eric Judin y John Burgess. Tilse era un veterano piloto civil australiano, con once mil quinientas horas de vuelo. El OVNI, tal como lo describiría más tarde Tilse, era sólido, de aspecto metálico y de al menos diez metros de diámetro. Bajo una plataforma circular había una hilera de luces.
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Los aterrados testigos contemplaron cómo la máquina se aproximaba por encima de las copas de los árboles. Burgess, veterano de la Segunda Guerra Mundial, trató de ir por un rifle para disparar contra el artefacto que descendía, pero Tilse le advirtió que no lo intentase. Cuando el disco aterrizó disminuyó el brillo, pero no lo bastante como para saber si habían portillos o ventanillas. No sabiendo lo que podía pasar, los tres hombres mantuvieron su distancia. Durante unos treinta minutos el OVNI permaneció en tierra. Cuando se alzó, se pudo ver brevemente un tren de aterrizaje de trípode, antes que fuera retraído. El disco volador aceleró desapareciendo con rapidez. Donde había aterrizado se veía un anillo de 90 centímetros de anchura, cuyo diámetro interior era de 7 metros. Además, las copas de los árboles habían sido chamuscadas por el paso cercano del OVNI. «Siempre me he burlado de esos informes -admitió luego Tilse-. Pero todos lo vimos. Estaba bajo el control de alguna inteligencia, y desde luego no era ningún aparato aéreo conocido.» El informe y las evidencias del aterrizaje fueron comprobados y confirmados por el investigador del NI CAP Paul Norman, un ingeniero estadounidense residente en Australia. En los Estados Unidos han sido llevados a cabo varios aterrizajes verificados. U no fue en 1964, a algunos kilómetros de Socorro, Nuevo México. El agente de policía Lonnie Zamora estaba persiguiendo a un automovilista que había excedido el límite de velocidad cuando vio un artefacto de forma ovalada en una quebrada situada junto a la autopista. Abandonando la persecución, se dirigió hacia el OVNI, pero, cuando se detuvo junto a él, surgió una llamarada, parecida a la que lanza un cohete al despegar, de su parte inferior, y la nave desapareció con rapidez. Cuando la Fuerza Aérea investigó, comprobando las evidencias halladas en aquel lugar, nadie esperaba otra cosa que la habitual ridiculización y explicaciones. En lugar de eso, fue admitido que el agente Zamora había visto un «vehículo desconocido». La declaración oficial, firmada por uno de los portavoces del Cuartel General, el mayor Maston M. Jacks, asombró a mucha gente que conocía la política de negativas de la Fuerza
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Aérea. Aún hoy sigue siendo un misterio el porqué fue hecha tal declaración. Desde hace algún tiempo, varios consejeros del NJCAP y otros investigadores serios han presionado para que el público sea preparado para eventuales contactos con seres de otros mundos. Una persona que apoya con todas sus fuerzas esta opinión es un profesor de la Universidad de Stanford, el doctor Magoroh Maruyama, que tiene una gran experiencia en antropología, psicología y comunicaciones. Hasta ahora, las persecuciones de los reactores de la Fuerza Aérea y las negativas de la existencia de los OVNI han hecho que sea casi imposible iniciar un programa de preparación. Pero las recientes investigaciones sobre aterrizajes confirmados hechas por miembros de la Fuerza Aérea que se oponen a los intentos de captura, han dado lugar a sólidos argumentos para que se inicie una nueva operación: 1) En todos estos años, las persecuciones han fracasado. 2) Incluso si los alienígenas de los OVNI deseasen tener contactos pacíficos, los ataques continuados podrían llevar a una hostilidad abierta. 3) ¿Por qué no intentar un nuevo tipo de operación: dar a los alienígenas una oportunidad de aterrizar sin ser molestados? Detener todas las cacerías y ordenar a todos los pilotos que se mantengan alejados de los OVNI. Advertir a todas las bases navales y militares y a todos los aeropuertos para que no se produzcan intentos de tender una trampa. Probablemente se necesite el paso de un cierto tiempo, después de todos esos ataques, pero dado que los alienígenas ya han aterrizado, quizás estén dispuestos a intentarlo de nuevo. Esto podría llevar, eventualmente, a que nos enterásemos de la tecnología de los OVNI, sin ninguna nueva agresión. Hasta ahora, los altos planificadores han resistido a estas presiones. Algunos de ellos temen que los alienígenas no aterricen para establecer contacto... o que esto lleve demasiado tiempo. Mientras tanto, alguna otra nación (quizás un enemigo conocido) podría forzar a aterrizar a un OVNI y lograr los secretos que le dan su superioridad. Pero aun si nuestra Fuerza Aérea capturase un OVNI, los resultados podrían ser desastrosos ... especialmente si hubiera seres alienígenas a bordo. Para mantener en secreto la captura, es
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indudable que la Fuerza Aérea trataría de acordonar el área, tal como hizo cuando se informó de que espacionaves que iban volando a baja altura habían aterrizado en Pennsylvania y Nuevo México. Aparte de esto, no hay un verdadero plan para tratar a los seres espaciales. Sin saber cómo son, o al menos tener una idea aproximada, no podemos llevar a cabo ningún plan realista. Sin este conocimiento y cuidadosas preparaciones, resultaría terriblemente difícil el comprender a tales criaturas espaciales. En un estudio especial realizado para la NASA, el Instituto Brookins ha advertido que una raza superior del espacio puede estar tan avanzada que ni siquiera nos sea posible comunicarnos con ella. Pero otros que han estudiado cuidadosamente la situación de los OVNI rechazan este sombrío panorama. Algunos expertos en comunicaciones (unos de la NICAP y otros de la Fuerza Aérea) creen ahora que los seres de los OVNI han grabado un gran número de emisiones de televisión y radio durante su larga vigilancia. Si así es, habrían adquirido por estas fechas una colosal cantidad de información que añadir a sus observaciones visuales. Pero ¿podrían comprender lo que han visto u oído? ¿O, no estarán confundidos, o peligrosamente equivocados? Hace mucho, podríamos haber intentado establecer comunicación, para aprender todo lo que pudiésemos, especialmente cómo son esos desconocidos seres espaciales, tanto física como mentalmente, así como ellos parecen conocernos. Pero hasta que se intente por fin llevar a cabo una comunicación, podemos dar un paso importante. Podemos intentar vernos, tanto a nosotros como a nuestro mundo, de la manera en que nos ven los alienígenas de los OVNI. No es fácil. La mayor parte de nosotros ni siquiera nos podemos ver tal como realmente somos. Pero, en los últimos años, se ha llevado a cabo un trabajo serio al respectO por parte de lingüistas, ingenieros en comunicaciones, psicólogos, biólogos y otros especialistas preocupados por nuestro actual dilema. En estas discusiones privadas he oído serias opiniones basadas en nuestros propios planes de exploración espacial, estudios acerca de la posible vida extraterrestre, la evidencia de los OVNI y las emisiones de televisión y radio que los alienígenas pueden haber captado durante estos años. El principal propósito es tratar de
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responder a estas preguntas: ¿qué es lo que saben acerca de nosotros esos seres de los OVNI... o qué es lo que piensan después de observarnos durante todo este tiempo? Algunos de los resultados son asombrosos. Quizá crea que es imposible imaginarse a usted mismo en el lugar de un ser espacial desconocido. Pero, si hace la prueba, al menos podrá ver las dificultades que una raza, incluso avanzada, puede tener en el intento de comprender a los habitan tes del planeta Tierra. Tal vez pueda llegar a dar una ojeada, a través de los ojos de los seres espaciales, a la raza humana ... y a nuestra llamada civilización.
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A través de otros ojos En el gran número de em1s1ones que los seres de los OVNI pueden haber captado, deben haber encomrado numerosos comentarios poco halagadores acerca de los seres de otros mundos. Algunos de ellos pueden haber sido tremendamente preocupantes, e incluso alarmantes. Una de tales emisiones trataba del asesinato de los espacionautas. En 1963, tras informes públicos de que algunos ciudadanos disparaban contra los OVNI, el miembro del NICAP Larry Bryant preguntó al Departamento de Justicia si el matar a un ser espacial sería, legalmente, un asesinatO. En la respuesta del Departamento, el vicefiscal general Norben A . Schlei afirmó : Dado que las leyes criminales acostumbran a estar elaboradas de un modo muy estricto, es dudoso que las leyes contra el homicidio sean aplicables al asesinato de seres inteligentes y humanoides extraños a este planeta, a menos de que tales seres fueran miembros de la especie humana. Si matar a esos seres violaría otras leyes criminales, por ejemplo las que existen contra la crueldad con los animales o contra la perturbación del orden público, es algo que normalmente dependería de las leyes del Estado en particular en que tuviese lugar ese asesinato.
Si cualquier ser espacial captó y comprendió esta emisión, ya pueden imaginarse el efecto que le produciría. En 1960, el teniente general Rosco e C. Wilson, subjefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, anunció el Proyecto Saint, un plan para una nueva operación de defensa espacial. Tal como se explicaba en una noticia, el general Wilson había dicho que la intención de este ProyectO era crear un artefacto que pudiera
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efectuar citas espaciales con objetos desconocidos que orbitasen la Tierra. Si éstos resultaban ser hostiles, serían destruidos. Dos años más tarde, el general Douglas MacArthur dijo a una clase que se graduaba en W est Point que las naciones de la Tierra se unirían algún día contra los ataques de la gente de otros planetas. «Hablamos - dijo - del conflicto que se producirá entre la raza humana unida y las siniestras fuerzas de alguna otra galaxia planetaria.» A causa de su rango y gran experiencia militar, esta advertencia fue emitida por muchas estaciones. Aun antes, algunos científicos relacionados con nuestro programa espacial hablaron de los planes para establecer grandes colonias en otros planetas ... aunque éstos estuvieran ya habitados. Y esto es sólo una pequeña parte de las emisiones irresponsables de nuestro programa espacial que, probablemente, han llegado a los oídos alienígenas, junto con una oleada de otras informaciones, a menudo inductoras de error, acerca de nuestro perturbado mundo.
Durante una oleada de observaciones a escala nacional, una nave larga y ovalada aterrizó a algunos kilómetros de Exeter, New Hampshire. Observada de cerca por agentes de policía, la máquina flotó cerca del suelo, con cinco brillantes luces rojas pulsando en secuencia: 1, 2, 3, 4, 5 y luego 5, 4, 3, 2, 1. Las pulsaciones parecían ser señales. En varios casos similares los agentes de policía habían hecho centellear sus faros en respuesta, pero esta vez no se efectuó ningún intento y, al cabo de algunos minutos, el OVNI partió. Bajo creciente presión a causa de los informes de las señales de los OVNI, la Oficina de Investigación Científica de la Fuerza Aérea ruvo una discusión especial acerca de las comunicaciones con seres de otros mundos. La conferencia reunía al doctor William O. Davis, antiguo físico de la Fuerza Aérea que había ayudado a analizar las evidencias de los OVNI; el doctor John C. Lilly, un científico conocido por sus experimentos, subvencionados por la Armada, para comunicarse con los delfines; el doctor Paul Garvin, lingüista de la Bunker-Ramo Corporation, y un criptólogo gubernamental, Lambros D. P. Callimahos. Durante las valoraciones de los informes sobre los OVNI, el 80
doctor Davis había efectuado un cuidadoso estudio de cómo podrían comunicarse los exploradores alienígenas con los humanos. El contactO con unos seres de tan alto nivel sería gravemente perturbador para los habitantes de la Tierra, según él opinaba. Por esto, creía que los visitantes espaciales se darían cuenta de este problema y retrasarían las comunicaciones, mientras trataban de acostumbrarnos a que viéramos sus espacionaves. Durante este período estudiarían nuestro mundo y aprenderían nuestros idiomas (o aquéllos oídos más frecuentemente en las emisiones), para estar dispuestos a comunicarse cuando pareciésemos estar al menos algo preparados. Algún tiempo antes, la Corporación RAND había trazado un plan similar para la NASA, como guía de nuestros astronautas en futuras exploraciones de planetas habitados. Estas operaciones incluirían la captación y grabación de cualquier transmisión de radio y televisión y, probablemente, una traducción mediante computadores de los lenguajes, sistema que ya está siendo estudiado. Los miembros de una raza adelantada, tal como la que opera los OVNI, deberían ser capaces de hacer todo esto, y mucho más, gracias a su equipo superior. Pero ¿comprenderían esos exploradores por completo lo que verían y oirían? ¿Podrían darse cuenta los alienígenas de los OVNI de la diferencia entre la verdad y las afirmaciones sin fundamento? ¿Podrían discernir las exageraciones humorísticas y los dobles significados que se ocultan tras las palabras utilizadas? Imagínese por algunos minutos que es usted un observador de un mundo que nos lleva centenares, quizá millares de años de adelanto. Está usted a bordo de un OVNI de vigilancia que planea muy por encima de nuestra costa atlántica, más allá del alcance de los interceptores. Es de noche, y puede ver debajo las ciudades iluminadas. Está usted sentado en un compartimiento que contiene una bancada de unidades electrónicas que reciben y graban transmisiones de TV y radio. Con la ayuda de traductOres automáticos y otras supercompuradoras usted comprende el inglés, el francés, el ruso, el español y los idiomas de otras naciones importantes. Cuando es necesario, puede conseguir traducciones automáticas de las emisiones de muchos otros países. 81
Yendo de un lado a otro, escucha las noticias de actualidad, una diversidad de programas, discusiones de problemas mundiales y repeticiones de programas de televisión antiguos y de viejas películas. Oye un p rograma de noticias acerca de los últimos crímenes en los Estados Unidos: varios asesinatos, el secuestro de un avión comercial, la explosión de una bomba en un banco, la mortal paliza dada a un comerciante en un atraco a su tienda, el incendio de un gran almacén para obligar a que pague • protección". En un resumen de los crímenes, el locutor dice que nuestra capital, Washington, se lleva la palma en cuestión de asesinatos, violaciones, atracos y robos. En o tros canales estadounidenses oye a cirujanos discutiendo trasplantes de corazón ... ve una película del Oeste en la que los colonos y la caballería luchan con los indios ... el programa fantástico «Embrujada», en el que el esposo de Samamha es
transformado, de repente, en un perro ... un informe sobre el incremento de drogadictos ... una película en la que se ve una escena de un casamiento en una iglesia, seguida de una toma de un viejo pr ogram a de variedades, en el que un mago parece estar cortando a una mujer en dos. Durante un resumen de la situación mundial, oye un informe especial sobre la creciente miseria en el Afganistán conquistado, y recuerda las matanzas de hombres, mujeres y niños indefensos cuando la India invadió el país. Conecta las emisiones previamente grabadas que le recuerdan las guerras casi incesantes : Corea, Vietnam, Africa, América del Sur y Asia. Recuerda otros países arrasados por la guerra, tales como Biafra, con sus millares de niños desnutridos, muriendo de hambre. En una discusión sobre la «guerra fría», oye la advertencia de un comentarista: los Estados Unidos y la Unión Soviética tienen diez veces el número de bombas de hidrógeno y proyectiles necesarios para destruir toda la vida sobre la T ierra. Parecería lógico suponer que cada advertencia tendría que aterrorizar a todos los habitantes del planeta. Y, sin embargo, ha contemplado miles de programas que no mostraban el menor signo de preocupación. Apaga las unidades receptoras y recuerda alguno de esos
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programas: «Bonanza»... «Perry Mason» ... «F.B.l.» .. . «Los invasores»... <<Kung Fu» ... «El fugitivo» ... ¿Están realmente despreocupados los humanos por el problema de la extinción? ¿O acaso esos programas estaban pensados para ayudarles a olvidar el peligro y también sus Otros problemas graves? Si usted fuera un observador de una civilización avanzada, ¿podría comprender del todo lo que ha visto y oído? ¿Podría distinguir entre la verdad y las afirmaciones falsas ? ¿Podría reconocer lo que es humor, exageraciones inocentes y sátiras? ¿Podría comprender los puntos de vista conflictivos de las naciones de la Tierra? En resumen, ¿podría lograr tener una visión bastante adecuada de nuestro mundo? Hubo un tiempo en que yo creía que los seres de los OVNI podrían hacer eso tras muchos años de observación. Me parecía incluso probable que pudieran llegar a comprender las razones que había tras las afirmaciones de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de que los OVNI no existen. Pero ahora, tras discusiones con lingüistas, psicólogos y otros expertos que han estudiado el problema, estO me parece más difícil, aunque, evidentemente, no imposible. Las reacciones de los alienígenas ante nuestras emisiones y sus observaciones visuales dependerán de si sus procesos mentales, lógica y emociones son similares a los nuestros o radicalmente diferentes. Varios científicos bien conocidos creen que hay muchas posibilidades de que los visitantes del espacio se parezcan a nosotros en la forma. Entre ellos se encuentra el doctor Melvin Calvin, ganador del Premio Nobel y director del grupo biorgánico del Laboratorio de Radiaciones Lawrence de la Universidad de California; el docror Clyde Tombaugh, el astrónomo que descubrió el planeta Plmón, y el doctor C. F. Powell, otro ganador del Premio Nobel, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Bristol, Inglaterra. Esos científicos están de acuerdo en que existen en nuestra galaxia muchos planetas habitados por seres similares a los que hay en la Tierra. El doctor Calvin estima que su número es de un millón, o más. Según la lógica humana, parecería probable que los seres similares a nosotros buscasen entrar en contacto con su propia
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espec1e. No tenemos ninguna prueba de que los seres que tripulan los OVNI sean humanoides, pero aunque fueran casi idénticos a nosotros, aún serían extraños, con procesos mentales y emociones que nos resultarían difíciles de comprender, al menos en el primer período de contacto. Sin embargo, la posibilidad de una comprensión eventual sería mucho mayor. Mientras tanto, hay muchas claves que nos ayudan a comprender la opinión que los observadores de los OVNI tienen de nosotros. Hace algunos años, tracé seis fases principales en las operaciones conocidas de los OVNI. Una parte de su vigilancia parecía ser similar a nuestros propios planes de explo ración espaciaP. De acuerdo con los datos de que se dispone, los OVNI han estado realizando observaciones esporádicas de la T ierra desde hace más de dos siglos. El informe de la Academia de la Fuerza Aérea afirma que hubo «muchas observaciones documentadas durante toda la Edad Media, incluyendo una especialmente asombrosa de un OVNI sobre Londres el16 de septiembre de 1742». Aparentemente eran puras comprobaciones rutinarias de lo que ocurría en una civilización que progresaba con lentitud. El doctor Carl Sagan, astrónomo y consejero de la NASA, cree que la Tierra ha estado bajo observación ocasional desde los tiempos de la prehistoria. El análisis de la Academia de la Fuerza Aérea aún va más lejos, discutiendo las posibles evidencias de que hubiera visitantes del espacio hace millares de años. Una evidencia documental de seis fases es una fuente más definida para buscar claves del conocimiento de los alienígenas respecto a los humanos. Fase Uno. En los doscientos años anteriores a la Segunda Guerra Mundial unos objetos voladores desconocidos (del tipo de disco o cohete) fueron vistos ocasionalmente por astrónomos, capitanes de buques y otros testigos responsables. Europa fue el área más frecuentemente vigilada y fueron vistos OVNI sobre l. En 1965 expliqu<' mt v>loración "" un m lurnw h<,no • los mtembros d el NI CAP.
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Italia, Inglaterra, Alemania, Francia, y, esporádicamente, en otras partes del globo. Durante este primer período los alienígenas de los OVNI vieron los conflictos en Europa, los primeros veleros, buques de vapor, trenes y los frágiles aeroplanos de principios del siglo xx. No se tienen informes de demasiados intentos de aproximarse a los habitantes de la Tierra, pero con los aparatos de observación a larga distancia esto no sería necesario. Es casi seguro que algunos OVNI estarían equipados con telescopios y cámaras muy por delante de cualquier cosa que hayamos logrado ... y ya podemos captar los objetos de medio metro situados en la superficie de la Tierra desde 800 km de altura, en el espacio. En esta primera etapa hubo unos pocos informes sobre observaciones en los Estados Unidos. Un caso verificado fue el ocurrido en 1904, cuando tres objetos brillantes descendieron cerca del buque Supply. Manteniendo una cerrada formación triangular, nivelaron su vuelo cerca de la nave, siendo vistos por la mayor parte de la tripulación. Luego, con rapidez, subieron hasta perderse de vista. El incidente fue comentado al Departamento de la Armada por el teniente Frank Schofield (comandante en jefe de la Flota del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial). El informe oficial fue publicado en la revista de la Oficina Meteorológica de los Estados Unidos. Por aquel tiempo, los alienígenas pudieron haber escuchado las primeras señales «inalámbricas» y posiblemente algunas de las noticias y seriales de los años treinta. Pero no fue grabado ningún mensaje de los OVNI, y no se conoce ningún aterrizaje de los mismos. En general, los tripulantes de los OVNI demostraron bien poco interés hacia nuestro lento progreso técnico. No fue sino hasta la Segunda Guerra Mundial cuando comenzaron a mostrarse preocupados acerca de nuestro cambiante mundo. Fase Dos. Durante dicha guerra, los OVNI fueron vistos por los pilotos y tripulaciones tanto del Eje como de los Aliados. En solitario y en formación, siguieron a cazas y bombarderos, maniobraron sobre las fuerzas terrestres y trazaron círculos por encima de las semidestruidas ciudades. En el teatro de operq.ciones europeo volaron sobre bases de V-2 cuando los cohetes eran
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lanzados contra Londres, y también siguieron a los primeros reactores alemanes. En el Pacífico, los OVNI aparecían frecuentemente sobre las torturadas islas y a lo largo de las rutas de bombardeo a Tokio. Se dijo que uno descendió cerca de Japón justo después de la primera explosión de la bomba atómica, en Hiroshima. Si los alienígenas necesitaban conocer las reacciones humanas ante los OVNI, tuvieron muchas oportunidades de enterarse de ellas. Un encuentro tuvo lugar justo después que los aeroplanos estadounidenses hubieran bombardeado un depósito de combustible japonés en Sumatra. El capitán Alvah Rieda, comandante de un bombardero B-29, había recibido órdenes de quedarse atrás para fotografiar los daños. Mientras trazaba círculos sobre el mar de llamas, un artefacto de forma ovalada apareció repentinamente hacia su ala derecha. Pensando que se trataba de algún arma enemiga, el capitán Rieda trató frenéticamente de escapar de la misma, pero el OVNI fue imitando instantáneamente cada uno de sus giros. Si la máquina iba pilotada, algún ser espacial debió de ver los tensos rostros de Rieda y su tripulación a la luz del ardiente petróleo del depósito. Tras ocho aterradores minutos el objeto saltó recto hacía arriba y desapareció entre las nubes. (Informe firmado enviado al autor en el NICAP.) Tras contemplar esta gran guerra, con sus ciudades incendiadas, batallas aéreas, furiosos ataques terrestres y naves torpedeadas, los alienígenas quizá llegasen a la conclusión de que, a pesar de nuestros avances técnicos, los habitantes de la Tierra éramos unos bárbaros, en lo más profundo de nuestro espíritu.
Fase Tres. Tras las observaciones masivas de 1947, las apariciones de los OVNI fueron incrementándose de un modo constante. En 1952 se recibieron más de un millar de informes sobre observaciones, cuando las espacionaves maniobraron sobre ciudades, aeropuertos, bases militares y centros de energía atómica. En julio de 1952 los OVNI volaron sobre la Casa Blanca, el Capitolio, el aeropuerto de Washington y otras partes de la ciudad. Luego, los alienígenas pudieron haber oído cómo el general John M. Samford, director de la Inteligencia de la Fuerza Aérea, explicaba que sus naves eran <<espejismos» . Tam-
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bién podrían haber oído la admisión hecha por Samford de que se habían producido «varios cientos de persecuciones por parte de Jos interceptores•• (sin mencionar que se trataba de intentos de captura), y luego la afirmación del general de que, en todos aquellos vuelos, no había sido visto ni un solo vehículo desconocido. Durante esta fase los alienígenas podrían haber oído historias describiéndolos como gigantes de tres metros de alto con ojos hipnóticos, monstruos peludos con garras y otros seres aterrorizadores. En contraste, podrían haber oído los informes de quienes habían hecho un culto de los OVNI, describiéndolos como seres similares a dioses, de cabello rubio, que habían venido a salvarnos y a acabar con todos los males del mundo. (Evidentemente, se trataba de una tarea más difícil de la que se imaginaban.) Al principio, dado que no se había oído ninguna comunicación de los OVNI en la Tierra, algunos investigadores pensaron que tales seres avanzados no debían usar transmisiones de radio o televisión. Desde entonces, se han dado numerosos informes de OVNI con antenas, y existen evidencias de que los alienígenas no sólo oyen nuestra radio, sino que además entienden, por lo menos, algunos de nuestros mensajes. En numerosos casos, cuando los comandantes de vuelo de la Fuerza Aérea u operadores de torre han radiado a los pilotos que se acercasen a los OVNI o tratasen de hacerlos aterrizar, las máquinas alienígenas han cambiado inmediatamente de rumbo o efectuado otras maniobras evasivas. Tras la acción de 1952 en el aeropuerto de Washington, el veterano controlador de tráfico Jim Ritchey me habló de idénticas reacciones de los OVNI. Cuando radió a un piloto de la Capital Airlines que hiciera un rápido giro hacia el objeto desconocido más cercano, éste saltó recto hacia arriba, acelerando de 200 a 800 km por hora en cuatro segundos. Lo mismo sucedió en dos ocasiones cuando el primer controlador Harry Barnes radió a los pilotos que intentasen la intercepción. Barnes me dijo luego que estaba seguro de que los visitantes desconocidos estaban escuchando sus instrucciones. Un incidente similar fue comunicado por el líder del escuadrón del Cuerpo de Marines, mayor Charles Scarborough, tras un encuentro con 16 discos voladores sobre Texas. Con todos los informes esta-
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dounidenses y extranjeros de que disponemos, esta evidencia parece concluyente. Tras el invento de la televisión, quizá los alienígenas hayan sincronizado las acciones y los gestos con las palabras oídas, para ayudar a sus traductores automáticos. Sólo podemos imaginarnos qué efecto habrá producido la televisión. Añadir imágenes de la vida en la Tierra a las emisiones sonoras puede hacerles más fácil comprender a los humanos. Pero teniendo en cuenta cómo son los programas de televisión, quizá se hayan producido algunos extraños resultados.
Fase Cuatro. En 1957 los sputniks nos introdujeron en la Era Espacial, tal como se muestra en el Capítulo 2. Por la aceleración de nuestros planes espaciales, los alienígenas pueden haberse dado cuenta de que las espacionaves tripuladas llegarán a los planetas más cercanos antes que acabe el siglo. Su vigilancia fue aumentada inmediatamente, efectuando observaciones más de cerca de las bases de lanzamiento, e incluso, a veces, acompañando a nuestros cohetes y proyectiles. Fase Cinco. Desde 1957, ha habido centenares de emisiones acerca de nuestro programa de exploraciones espaciales. Algunas pueden haber alarmado a cualquier ser espacial que las haya oído. V éanse unos pocos ejemplos: 1) Antes del año 2000 tendremos colonias planetarias que contendrán a millones de terrestres, según expertos espaciales tales como el doctor Simon Ramo, jefe de los Laboratorios de T ecnología Espacial, el doctor G . G. Quarles, principal científico del Mando de Intendencia de Cohetes del Ejército, y el fallecido Andrew G. Haley, antiguo presidente de la American Rocket Society. A causa de la superpoblación, no tendremos otra alternativa que hacer esto, según la opinión del coronel J. E. Ash, antiguo jefe del Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas. La primera colonia estará en Marte; gigantescas espacionaves efectuarán viajes diarios al planeta rojo llevando a millares de trabajadores de la construcción e ingenieros, para erigir ciudades bajo cúpulas, o para construirlas bajo tierra. 2) Una afirmación del doctor Kraft Ehnricque, entonces principal consultor de la Convair Aircraft: «El sistema solar 88
y tOda la porción del U ni verso que el hombre pueda alcanzar son el legítimo campo de actividad de los seres humanos.» 3) Sugerencias hechas por el profesor Harold Lasswell, de la Universidad de Y ale, para llegar a controlar un planeta habitado a base de instigar a un grupo contra otro, y también para traer espacionautas vivos a la Tierra, como especímenes. 4) Un apoyo al plan marciano por parte del doctOr James B. Edson, director de la Investigación y Desarrollo del Ejército: «Una vez tengamos en Marte colonias independientes de la Tierra, si entonces la Tierra fuese destruida, el hombre podrá seguir adelante en ese mundo de reserva.» S) Sugerencia de científicos para mejorar el clima terrestre a base de cambiar las órbitas de otros planetas con explosiones de bombas de hidrógeno y también de impulsar Saturno hacia una órbita más cercana al Sol para hacerlo habitable para colonos llegados desde la Tierra. (Cambiar la órbita de los planetas podría alterar el equilibrio del Sistéma Solar. El doctor George Gamow, autor de Uno, dos, tres ... infinito, ha afirmado que las eras glaciales de la Tierra fueron causadas por una violenta perturbación en Saturno. Incluso la alteración a pequeña escala del clima de un planeta podría ser desastrosa para sus habitantes.) Quizá los seres de los OVNI puedan reconocer que la mayor parte de estas afirmaciones son especulacion es sin fundamento. En 1962 el Comité de Ciencia Espacial dijo que nuestras exploraciones espaciales estarían de acuerdo con la «naturaleza pacífica» de nuesuo país. Y el p lan de la NASA preparado por la Corporación RAND afirma también que nuestros astronautas procederán con gran cautela al explorar un planeta habitado, tratando a los alienígenas con una consideración exquisita. Pero ¿creerán los seres de los OVNI esto último, tras haber oído las otras emisiones? Apenas dos meses después del anuncio hecho por la Comisión de Ciencia Espacial, el general John A. McDavid, director de comunicaciones del Estado Mayor Conjunto, hizo una nueva advertencia acerca de la guerra espacial. Tal como fue citado por los noticiarios, el general McDavid afirmó que era casi. seguro que los encuentros con seres de inteligencia superior llevarían a conflictos. Durante la Fase Cinco, los OVNI se acercaron hasta unos quince metros de coches y peatÓnes. Si los observadores alieníge89
nas esperaban que nos estuviésemos acostumbrando a su presencia debieron sentirse muy desilusionados. La mayor parte de los seres humanos se quedaron muy aterrorizados ante tales encuentros. Incluso cuando los OVNI no estuvieron demasiado cerca, algunos testigos cayeron en el pánico. La noche del6 de octubre de 1961, una gran espacionave apareció sobre Santa Rita, Venezuela, iluminando la ciudad con su brillo. Mientras se movía lentamente sobre el Lago Maracaibo, la brillante luz iluminó varios botes pesqueros. La mayor parte de los pescadores saltaron por la borda y se dirigieron nadando frenéticamente hacia la costa. Pero un hombre, Bartolomé Romero, se ahogó, aparentemente bajo los efectos del pánico. Cuando terminó la Fase Cinco, los alienígenas debieron de comprender que pocos habitantes de la Tierra, si es que había alguno, estaban preparados para tener encuentros con los seres espaciales.
Fase Seis. A partir de 1963, las emisiones de radio y televisión han dado a menudo una imagen bien poco agradable de las condiciones existentes en la Tierra. Si los seres de los OVNI las han escuchado, se habrán enterado de nuestros motines civiles, ataques de terroristas, oleada creciente de crímenes, el tráfico, casi sin control ninguno, de las drogas, el hundimiento parcial de la moral y otras evidencias de un mundo en crisis. Y también habrán oído nuevas predicciones acerca de colonias planetarias y el uso de espacio naves armadas, por si encontramos resistencia. Habrán oído planes para enviar misioneros a los planetas, sin tener en cuenta el tipo de religión que puedan tener ya sus habitantes. Y lo que es mucho peor, habrán oído que se admitía oficialmente que nuestros vehículos espaciales no están totalmente esterilizados, y advertencias de que esto podría causar epidemias contra las que no tuvieran protección los seres de otros mundos. Se están dando pasos para mejorar la esterilización, pero quizá los alienígenas no sepan esto. Los riesgos admitidos pueden parecerles una indicación ominosa de lo que les cabe esperar si nuestros astronautas y colonos aterrizan en planetas habitados. La Fase Siete, si viene y cuando venga, será probablemente la
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operación final: el contacto, con aterrizaje e intentos de realizar el propósito que haya tras esa larga observación de nuestro mundo. Desde 1969, tratando de estimar el efecto que las observaciones visuales y las emisiones terrestres podían haber tenido sobre los alienígenas, he sido ayudado en privado por un grupo en el que se hallan lingüistas, un antropólogo, educadores, un psicólogo y un experto en comunicaciones. Sólo uno de los componentes de ese grupo creía que los observadores de los OVNI iban a conseguir una verdadera imagen de nuestro mundo... lo que ya sería bastante malo. Los otros decidieron que los alienígenas quizá nos comprendiesen en parte, pero que se equivocarían bastante en lo referente a algunos aspectos de la vida en la Tierra, y que probablemente no se darían cuenta de que la mayoría de los seres humanos están en contra del crimen y desean vivir en un mundo pacífico. «Si pudiéramos comunicarnos - nos dijo un lingüista-, sería posible despejar los errores ... al menos los peores.» Pero, por increíble que esto parezca, algunos de los princ;pales científicos espaciales úenen ahora un miedo profundo a entrar en comunicación con cualquier raza adelantada (incluso si está situada en un lejano mundo), y este miedo se ha extendido a algunos planificadores oficiales de alto rango. Un científico que habló al respecto es el doctor Albert Hibbs, del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la Caltex. Cuando le preguntaron cómo deberíamos replicar el primer mensaje de otro mundo, contestó secamente: « j Colgar el teléfono! ¡Fíjense en lo que les pasó a los indios!.,. El doctor Cacl Sagan dice que deberíamos evitar transmitir •porque no sabernos cuáles son las intenciones de una sociedad galáctica superior». El doctor Thomas Gold, de la Universidad de Cornell, nos advierte que tratar de comunicar puede ser un grave error. «Cualquiera que envía una señal está arriesgándose a un desastre.» Pero ya tenemos noticias de algunas señales espaciales, evidentemente dirig~das a la Tierra, que prueban que hay civilizaciones avanzadas que se dan cuenta de nuestra existencia y nuestro 91
progreso técnico. El que no contestemos no es una garanúa contra los visitantes espaciales ... Algunos científicos creen que la vigilancia de los OVNI es un segundo paso a los intentos de comunicación. La primera transmisión definida de la que tenemos noticias se produjo en 1899, cuando el genio electrónico Nikola Tesla recibió extrañas señales en su laboratorio de Colorado. Tes la informó que se trataba de transmisiones hechas desde el espacio por seres inteligentes, y que estaba convencido de que una civilización avanzada estaba tratando de enviarnos señales. En 1921 Guglielmo Marconi, inventor de la «telegrafía sin hilos», recibió señales en código del espacio. En 1924, cuando Marte estaba más cerca de la Tierra, el doctor David Todd, profesor de astronomía del Amherst College, realizó una grabación fotográfica de señales radiales. También fueron recibidas señales inexplicables en 1927, 1928 y 1964, según el doctor Ronald Bracewell, del Instituto de Radioastronomía de la Universidad de Stanford. En 1959 la NASA interceptó señales de un satélite desconocido que orbitaba la Tierra. Fue en este mismo año cuando la Fundación Nacional de C iencias montó un programa para escuchar posibles mensajes del espacio: un proyecto que llevó a la recepción de extrañas señales y a un repentino temor que se extendió entre muchos científicos. El proyecto de recepción fue iniciado sin ninguna publicidad en Greenbank, Virginia Oriental, en donde la Fundación Nacional de Ciencias operaba un observatorio radioastronómico. El director del mismo era el doctor O n o Struve, uno de los más distinguidos radioastrónomos del mundo. En 1960, el doctOr Struve asombró al mundo científico y al público en general al anunciar la creación del programa llamado Proyecto Ozma. En un sobrio informe a la prensa, afirmó que debía de haber al menos un millón de planetas habitados en nuestra galaxia. Era probable, según dijo, que muchas de las civilizaciones más avanzadas sospechasen, o tuviesen pruebas definidas, de la existencia de la Tierra. Y era vitalmente importante, enfatizó, el que tratásemos de establecer comunicación, empezando por escuchar posibles mensajes o señales inteligentes. En aquel tiempo, la mayor parte de los astrónomos profesionales evitaban discutir la posible vida en otros mundos, por 92
miedo a caer en el ridículo. Pero el impresionante historial y la reputación de Struve pesaban mucho, y dado que había estudiado este problema durante treinta años, su revelación de aquel proyecto fue tomada en serio, y se le dio una gran difusión. El director del Proyecto Ozma era el doctor Frank Drake, y en 1960 indicó públicamente los grandes beneficios que podríamos recibir de los contactos con mundos más avanzados: guías para acabar con las enfermedades y prolongar la vida, para vivir sin guerras, para acelerar los viajes espaciales y para aprender los secretos del Universo. En una ocasión dijo que el proyecto podía interceptar mensajes entre espacionaves alienígenas, pero tanto él como Struve evitaban discusiones sobre los OVNI, que podrían haberles creado problemas, ya que la Fuerza Aérea no estaba muy tranquila con respecto a este proyecto de escucha. A principios de 1961, Drake y su equipo dieron su primer gran paso, al concentrarse en Tau Ceti, uno de los soles más cercanos que es probable que tenga planetas. Y aunque habían estado discutiendo aquello durante muchas semanas, ninguno de los científicos estaba preparado para lo que sucedió. En menos de dos minutos comenzaron a oír fuertes señales que indudablemente formaban parte de un código inteligente. Para los maravillados escuchas un éxito tan inmediato resultaba asombroso. Pero estaba claro que habían sintonizado una civil ización situada en un planeta de T au Ceti. Al cabo de corto tiempo, las señales se desvanecieron, dejando a los científicos casi noqueados. Después, al describir el impacto de las mismas, el doctor Drake admitió que las «señales fantasmales» habían tenido un efecto inesperado: «Todo el mundo se quedó con la boca abierta», dijo. Para evitar la posible histeria se mantuvo en secreto, temporalmente, la historia, pero era demasiado dramática para que se pudiera ocultar. Cuando se desveló, inmediatamente fue hecha pública una explicación que pretendía ridiculizarla... emitida por el Pentágono. Las fuentes oficiales insistían en que las supuestas señales espaciales habían surgido, en realidad, de una estación militar secreta ... tan importante, que no podía ser identificada. Si esto hubiera sido cierto, el Proyecto Ozma hubiera continuado sin mayor problema. En cuyo caso, no se pueden expli93
car las increíbles acciones que se produjeron a continuación. Bruscamente, el doctor Struve declaró cerrado el Proyecto Ozma. Asombrando a los periodistas que le habían escuchado anunciar la búsqueda, varió por completo sus afirmaciones acerca de la importancia del proyecto. Dijo sin paliativos que era una locura el permanecer escuchando por si se captaban mensajes de otros mundos. Luego, cosa curiosa, añadió que, aunque se recibiesen tales señales, no sería muy prudente contestarlas. Cuando la prensa le preguntó cuándo volvería a reanudarse el proyecto, se quitó de encima a los periodistas con un «Vuelvan dentro de mil años». ¿Qué es lo que podía haber hecho que este famoso científico se expusiese al ridículo con u na actuación tan extraña ? Inevitablemente, surgió la conjetura de que el mensaje de Tau Ceti había sido descifrado ... y que había causado un miedo profundo y repentino. Aunque no resu ltaba difícil creerlo, traté de comprobarlo a través de fuentes bien informadas de Washington. Por lo que sé, se trató sólo de un rumor. Pero algo poderoso había intervenido para producir el repentino cambio de opinión de Struve. La prueba de estO es el acontecimiento que siguió, que quizá fuera el más increíble de codos. En noviembre de 1961, cuando la historia del ProyectO Ozma había sido medio olvidada, se celebró una reunión secreta de científicos en Green Bank. El propósito de la misma: estimar el número de planetas capaces de comunicarse con la Tierra. Como presidente de esta reunión estaba el hombre que había ridiculizado el tema: el doctor Oteo Struve. Con él trabajaban los doctores Melvin Calvin, John C. Lilly, FrankDrake, Carl Sagan y muchos otros muy bien informados de la urgencia del problema. Tras largos y cuidadosos cálculos y discusiones, todo el grupo aprobó la estimación secreta. Conocida como la Fórmula de Green Bank, quizá resulte ser la conclusión más importante a la que se haya llegado en toda la historia: Hay entre 40 y 50 millones de mundos que o bien están tratando de hacernos señales o bien escuchando para oír mensajes procedentes de la Tierra.
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Por fantástico que esto sea, lo remoto de esos mundos sirve para amortiguar el impacto en la mayoría de las gentes. Cuando la fórmula de Green Bank fue difundida, no se produjo alarma pública. Desde entonces, el Proyecto Ozma ha continuado escuchando para tratar de captar señales espaciales en una estación más grande sita en Puerto Rico. Sus operaciones están ahora bajo control de la Oficina de Investigaciones Científicas de la Fuerza Aérea, y es probable que cualquier mensaje de importancia sea mantenido en secretO. La verdadera historia del incidente de Tau Ceti pudo no haber sido jamás revelada. Parece casi seguro que se persuadió al doctOr Struve para que ocultase los hechos, en bien del público, aunque ello representase una situación humillante. Pasara lo que pasase, aparentemente fue causa del miedo que aún afecta a algunos cientificos espaciales. Algunos advierten que es incluso peligroso escuchar los mensajes espaciales. Anhur C. Clarke, una muy respetada autoridad en viajes espaciales, cree que una superraza malévola podría transmitir una información compulsiva y maliciosa que podría obligarnos a destruirnos a nosotros mismos. El miedo de entrar en contacto con una raza avanzada se ha extendido. también a las comunicaciones con los seres de los OVNI. Algunos de los científicos conocen las evidencias, las conclusiones secretas de la Fuerza Aérea y los intentos por capturar OVNI. Y aunque no hay ninguna evidencia clara de hostilidad, algunos científicos han advenido que no debemos esperar que todos los seres espaciales sean amistosos, y que nuestros visitantes pueden tratar de esclavizamos o destruirnos. El doctor Thomas Gold, en una advertencia similar, añadió que tales seres espaciales podrían incluso considerarnos como comida. Pero dejando a un lado estas advertencias alarmistas, necesitamos con urgencia enterarnos de tOdo lo que podamos acerca de los seres de los OVNI. En el informe a la NASA del Instituto Brookings acerca del impactO de la era espacial, se incluía un comentario de cinco páginas acerca de los posibles visitantes, aunque no se mencionaba los OVNI. El informe afirmaba que cualquier descubrimiento de seres espaciales inteligentes podría causar un grave efecto en el público: 95
<<Las sociedades seguras de su propio lugar se han desintegrado cuando se han visto enfrentadas con una sociedad superior. Otras han sobrevivido, aunque alteradas. Resulta claro que cuanto mejor lleguemos a comprender los factores inherentes en la reacción ante tales crisis, mejor preparados estaremos.» Al rehusar intentar comunicarse con los OVNI, algunos oficiales del Cuartel General de la Fuerza Aérea han argumentado que tal hecho no podría ser ocultado al público, y podría aterrorizarlo. Pero, desde 1961, existe un sistema especial de transmisiones que podría haber sido usado en secreto. Conocido como el «ultracom», fue desarrollado por la Westinghouse para crear un haz libre de toda intercepción. El doctor Patrick Conley, un ejecutivo de la Westinghouse, ha explicado el ultracom como un rayo ultravioleta casi imposible de interceptar. Su corta longitud de onda es absorbida por la atmósfera, previniendo cualquier contactO directo entre los vehículos espaciales y la Tierra. Además de la radio, puede llevar señales de televisión. <<Los vehículos espaciales tripulados podrían usar el ultracom para sus intercomunicaciones - ha afirmado el doctor Conley sin ser oídos en la T ierra. , Es muy probable que los alienígenas de los OVNI utilicen este sistema o algún otro similar, lo que explicaría por qué no hemos oído mensajes entre las astronaves de vigilancia. Poco después que se demostrase que el sistema ultracom estaba libre de interferencias, se urgió a la Fuerza Aérea para que instalase el equipo en varios aviones e intentase establecer contacto con los OVNI. Pero aunque el plan era apoyado por algunos oficiales de alto rango del Cuartel General, el grupo que lo controla temió que hubiera filtraciones y se prohibió efectuar tales pruebas. Desde entonces, diversos intentos efectuados para conseguir dichas pruebas no han tenido ningún éxito. Con toda la presión hecha sobre la Fuerza Aérea, puede parecer un milagro que la resistencia no se haya derrumbado hace tiempo, junto con todo el secreco. Así habría sido si la Fuerza Aérea no hubiera contado con ayudas, ya que nunca há tenido el poder necesario para lograr mantener una tal censura. Pero la Fuerza Aérea no ha estado sola. La CIA es el poder que se halla tras este mantenimiento en 96
secreto de la cuestión de los OVNI. Aunque en general no se sepa, laCIA tiene autoridad sobre los departamentos de Inteligencia de todos los servicios militares. Tiene una gran influencia sobre los jefes del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y el Cuerpo de los Marines. Puede ejercer presiones, aunque no tenga un control total, sobre la Administración Federal de Aviación (FAA), la Guarda Costera, la Comisión Federal de Comunicaciones y la mayor parte de los otros entes gubernamentales ... excepto el FBI. La CIA se apoderó de la investigación de la Fuerza Aérea en 1952 (el vicealmirante Hillenkoetter no estuvo envuelto en esto, ya que su período como director de laCIA terminó antes). Desde entonces, la Agencia Central de Inteligencia ha usado su poder para guiar y apoyar el engaño de que la Fuerza Aérea hace objeto al Congreso, a la prensa y al público. Por duro que esto parezca, no es un intento de crucificar a la CIA. Enfrentada con una decisión grave, tomó el camino que creyó más adecuado para la nación. Pero, sin tener en cuenta sus motivos, laCIA y la Fuerza Aérea han puesto ahora al país en una situación peligrosa. Y no podría ser peor si ése hubiera sido su propósito.
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La CIA se hace cargo La CIA tomó el control de la investigación de la Fuerza Aérea tras una lucha dura, en dos frentes, contra el secreto que cubría a los OVNI. Y aun así, no hay mucha gente que conozca la historia completa de esta batalla entre bastidores. Cosa extraña, fue un informe del secretario de la Armada, Dan Kímball, lo que llevó a la drástica acción por parte de la CIA. En abril de 1952, el secretario Kimball volaba rumbo a Hawai cuando dos aparatos con forma de disco se dirigieron hacia su avión ejecutivo de la Armada. «Su velocidad era asombrosa -me dijo más tarde, en Washington - . Mis pilotos la calcularon entre 2500 y 3000 km por hora. Los objetos nos dieron dos vueltas y luego se alejaron en dirección hacia el este. Había otro avión de la Armada detrás de nosotros, con el almirante Artbur Radford a bordo. Nuestra distancia era de unos 80 kilómetros. Hice que el piloto jefe radiase un informe sobre la observación. Casi en seguida el piloto de Radford le llamó a su vez, realmente excitado. Los OVNI estaban ahora dando vueltas alrededor de su avión, lo que significaba que habían cubierto los ochenta kilómetros en menos de dos minutos. Unos segundos después, el piloto nos dijo que habían abandonado su avión y se habían perdido de vista.» Tras aterrizar, el secretario Kimball hizo que radiasen un informe de la Fuerza Aérea, ya que ésta se ocupaba, oficialmente, de la investigación acerca de los OVNI. Cuando regresó a Washington hizo que un ayudante le preguntase a la Fuerza Aérea qué acción se había emprendido al respecto. Se le informó que el discutir el análisis de los casos iba en contra de las órdenes, y que estaba prohibido hacerlo incluso con los testigos que daban la información. Ese fue un error del que pronto iba a arrepentirse la Fuerza
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Aérea, pues Kímball no era un hombre al que pudiera hacérsele a un lado con facilidad. El secretario sabía que los pilotos de la Armada y del Cuerpo de los Marines habían dado numerosos informes verificados, así como los operadores de torre y otro personal de la Armada. Tras efectuar las oportunas comprobaciones, se dio cuenta de que la Fuerza Aérea había insistido en quedarse con todas las copias de los informes sin siquiera dejar que se efectuase una investigación preliminar de la Armada. Y, como en su propio caso, la Fuerza Aérea había rehusado contestar a cualquier pregunta acerca de esas observaciones, exceptuando algunas cosas que ya eran conocidas por la prensa, y que incluso trataron de ridiculizar. Tan pronto como se enteró de esto, el secretario Kimball tuvo una conferencia con el contralmirante Calvin Bolster, jefe de la Oficina de Investigación Naval (ONR). «Quiero que la ONR lleve a cabo una investigación completa, de ahora en adelante, de todos los informes de la Armada y los Marines. Y también que trate de conseguir duplicados de los informes de los testigos en los casos anteriores no explicados. Esto tiene que llevarse a cabo por separado del proyecto de la Fuerza Aérea' .• Cuando la Fuerza Aérea se enteró de esto, se llevó a cabo una apresurada conferencia en el Cuartel General. La situación ya era bastante mala. Se había iniciado el gran «boom• de 1952, y estaban llegando informes sobre OVNI de todo el país, y tanto el Capitolio como la prensa exigían explicaciones. Si se hacía público el hecho de que Kimball desconfiaba de la Fuerza Aérea, la noticia llegaría a las cabeceras de los periódicos y los censores tendrían problemas. Pero enfrentarse con el secretario de la Armada podía hacer que las cosas se pusieran aún peor: podía hacer público su encuentro sobre el Pacífico, junto con otros datos de la Armada. El grupo del Cuartel General estaba aún tratando de hallar una respuesta cuando los abrumó un nuevo suceso. De una fuente interior se enteraron de que un fotógrafo de la Aviación Naval había fotografiado una formación de OVNI. Siguiendo las órdenes de Kimball, la película estaba siendo l. Confi rmado al auto r por el con~ralm iran~e 8ols1cr, en 1953.
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valorada en el Laboratorio Naval de Interpretación FotOgráfica, situado cerca de Washington. A partir del primer análisis, parecía casi seguro que habían sido fotografiados unos OVNI genuinos. Si era así, estO podía ser una amenaza aún peor que la investigación de la Armada. Entrando en contacto con el jefe del laboratorio fotográfico, la Fuerza Aérea hizo valer su jurisdicción sobre los OVNI y le ordenó que entregase inmediatamente el filme para que pudiese ser analizado por ellos. Cuando la petición fue transmitida al secretario Kimball, ordenó que los expertos de la Armada continuasen analizando la película original, y sólo enviasen una copia a la Fuerza Aérea. Por aquel entonces, habían sido cuidadosamente comprobados todos los detalles de la observación. El 2 de julio de 1952, Delbert C. Newhouse iba en coche hacia un nuevo destino al que había sido asignado, acompañado por su esposa. Cerca de Tremonton, Utah, vieron un grupo de doce o catorce objetos voladores maniobrando a alta velocidad. Newhouse, un veterano fotógrafo de la Aviación Naval, los describió luego como diferentes a cualquier aeroplano que jamás hubiera visto, comp arándolos con dos platos colocados invertidos uno sobre el otro ... o sea los típicos discos voladores. Usando una cámara Bell & Howell con un teleobjetivo de 75 mm, Newhouse filmó 12 metros de película antes que los OVNI se perdiesen de vista. En el laboratorio de la Armada, los analistas de fotografías pasaron tres meses (unas 600 horas de trabajo) evaluando el filme en color. Tras minuciosas pruebas técnicas, llegaron a la conclusión de que resulta imposible duplicar las maniobras de los OVNI bajo condiciones simuladas. En su análisis fina l, también eliminaron los objetos convencionales : Aviones. .. Con la lente usada, los aviones hubieran resultado claramente identificados a 8 kilómetros de distancia. La velocidad de los objetos a esa distancia hubiera sido de 1045 km por hora ... En ese tiempo no había ningún grupo que volase con aparatos capaces de tales velocidades, y, ciertamente, nadie estaba capacitado para llevar a cabo tales maniobras a dicha velocidad.• 100
Globos. «Con el teleobjetivo utilizado, los globos podrían haber sido identificados hasta los 8 kilómetros de distancia. La velocidad, si estaban a sólo 4 kilómetros de distancia, hubiera sido de 523 km por hora, lo cual excede a la alcanzable por cualquier globo llevado por el viento.» Pájaros. «Ningún pájaro es lo bastante reflector como para hacer que la película reaccione con tal intensidad como ha ocurrido.» Los analistas también dejaron bien claro que, con tales velocidades, era ridículo tratar de explicar los OVNI diciendo que eran pájaros. Demostrado que no podían dar ninguna de las respuestas normales, los expertos de la Armada estuvieron de acuerdo en que sólo había una posible conclusión: «Objetos desconocidos bajo control inteligente.» En otoño de 1952 la valoración de la Armada fue entregada a la Fuerza Aérea. Aunque los censores habían esperado tal conclusión, se sintieron muy intranquilos al ver los datos técnicos con que la apoyaba la Armada. Hasta el momento, sus propios analistas habían chocado con obstáculos insuperables en sus esfuerzos por lograr ridiculizar el filme de Utah. Ahora, los expertos de la Armada lo habían hecho imposible. No había ni una sola escapatoria ... excepto si se utilizaba Ja mentira, lo que podía ser obvio y peligroso. Tratando de ganar tiempo, la Fuerza Aérea pidió a la Armada que no emprendiese ninguna acción hasta que hubiera terminado su propio análisis. El secretario Kimball, seguro de que no habría forma de que pudiesen dar una explicación con la que pudiesen enterrar el asunto, aceptó un corto retraso. Durante todo este tiempo, la CIA había mantenido una estrecha vigilancia sobre el problema de los OVNI y las operaciones de la Fuerza Aérea (como luego me admitiría el almirante Hillenkoetter, tal cosa venía sucediendo desde 1948, cuando él era director de la CIA). Pero, en 1952, sin que ni la Armada ni la Fuerza Aérea lo supieran, la CIA estaba apoyando con todas sus fuerzas el engaño. Cuando se enteró de la investigación de la Armada y de la conclusión a la que se había llegado acerca del filme de Utah,
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tomó la decisión de que había que detener a KimbaU. Sería una tarea arriesgada, ya que Kimball podía desafiar a laCIA y entregar al público el análisis de la película junto con todas las evidencias que poseía la Armada. Así que sería mejor tratar de evitarlo y ver de convencer al presidente Trumao de que Kimball debía ser silenciado. Pero también esto podía resultar mal, ya que no se podía estar seguro de la reacción de Trumao. La CIA decidió esperar a las elecciones de noviembre. La victoria del general Eisenhower les fue favorable, ya que el secretario Kimball sería reemplazado pronto por un republicano, por lo que no era probable que fuera a iniciar una lucha contra la Fuerza Aérea. Los jefes de la CIA tenían razón. Como muy bien sabía el secretario KimbaU, preparar un buen ataque contra la censura era algo que necesitaba tiempo. Y, tras las elecciones, le sería difícil lanzar un ataque contra la Fuerza Aérea, por tratarse de un miembro del Gabinete a punto de ser sustituido. Pero sus esfuerzos no habían sido en vano; si el nuevo secretario decidía seguir adelante, el almirante Bolster tendría todos los datos. Aunque la amenaza de Kimball parecía terminada, la CIA sabía que podía estallar otra lucha con la Armada, y que la Fuerza Aérea había demostrado que no era lo bastante dura como para enfrentarse con tal peligro. La única reacción posible era tomar el control de la investigación de la Fuerza Aérea e insistir en una censura dura y sin escrúpulos, para eliminar la creencia del público en los OVNI. Con el fin de conseguirlo, la CIA dispuso una reunión de científicos y representantes de la Fuerza Aérea en el Pentágono, para llevar a cabo un análisis confidencial de las evidencias referentes a los OVNI. En teoría, se iba a tratar de un examen cuidadoso y objetivo de los informes más verificados. En realidad, la CIA seleccionó científicos que eran bien conocidos como escépticos. La mayor parte de ellos no tenía un verdadero conocimiento de los OVNI y consideraban que aquel tema era una memez. Dado que los agentes de la CIA tendrían una completa autoridad, podrían limitar y eliminar la evidencia, llevando a los científicos hacia un veredicto completamente negativo. Los jefes de la Agencia tenían bien pocas dudas al respecto. 102
La mayor parte del grupo de la Fuerza Aérea se oponía al secreto, al menos en privado. Deliberadamente o no, fueron llevados a creer que la CIA estaba preocupada acerca de los riesgos de una creciente censura. Completamente desconocedores de la verdadera posición de la CIA, esperaban presentar pruebas irrefutables de la realidad de los OVNI y luego unirse a los agentes y a los científicos en la discusión de los planes para terminar con el secreto. El grupo de la Fuerza Aérea llamado a esta conferencia incluía a un general de la base de Wright-Patterson, a los coroneles William A. Adams y Wesley S. Smith del Directorio de Inteligencia, al mayor Dewey Fournet, enlace de la Inteligencia del Cuartel General para el Proyecto OVNI, al capitán Edward J. Ruppelt y otros oficiales del Proyecto, y Albert M. Chop, encargado por el Cuartel General de las relaciones con la prensa en lo referente a información sobre los OVNI. Sin que la CIA lo sospechase, el mayor Fournet y varios oficiales del Cuartel General habían trazado en secreto un plan para dar publicidad a los hechos, seis semanas antes que se dispusiese la conferencia de la CIA. Yo había estado trabajando en privado con algunos de los miembros de este grupo, y se me había comentado confidencialmente el plan, primero por parte de Chop y luego de Fournet y Ruppelt. Era un planteamiento tan atrevido que, al principio, no podía creer que pudieran llevarlo adelante. Durante la excitación de 1952, Fournet había sido la figura clave en la valoración de los centenares de informes. Como enlace del Cuartel General conocía toda la historia de los OVNI, y ahora estaba convencido de que el secreto debía cesar. Debido a su destino especial, tenía frecuentes contactos con oficiales de alto rango. Y había descubierto que algunos de ellos se oponían con todas sus fuerzas al engaño, y, tras cuidadosas discusiones, le habían ayudado a desarrollar un plan de acción. La clave sería una conferencia especial de prensa convocada sin previo aviso que fuera a alertar a la oposición. En primer lugar, los periodistas podrían ver el filme de Utah. A continuación seguirían las conclusiones de los analistas de la Armada, sin que la Fuerza Aérea hiciera intento alguno de ridiculizarlas. Luego se suministrarían los informes más impresionantes que contasen 103
con testigos válidos, algunos de los cuales estaban confirmados por seguimientos de radar, y en ellos se demostraría que no podían aplicarse las explicaciones ordinarias. Por fin, sería presentada una nueva valoración de los OVNI hecha por la Inteligencia y realizada por el mayor Fournet sobre la base de centenares de informes que había analizado, contando para ello con la ayuda de científicos y oficiales de Inteligencia Técnica destinados al Proyecto. La conclusión sería que había espacionaves alienígenas observando nuestro mundo. No se daría ninguna pista acerca de que la Fuerza Aérea había intentado capturarlas' . Era un plan increíble, pero, con la ayuda privada de los oficiales superiores, quizá pudiera tener éxito. Para reducir la posibilidad de que se produjese una alarma pública, el secreto sería admitido abiertamente y luego explicado tal como se pensaba para impedir que asustase al país mientras la Fuerza Aérea trataba de enterarse de más cosas acerca de los OVNI; y dado que no había ninguna prueba de que los OVNI fueran guiados por un motivo hostil, la Fuerza Aérea estaba segura de que el público aceptaría aquella revelación sin caer en una grave histeria. Esto también podría ayudar a sacar del aprietO a los censores ... al indicar su genuina preocupación por los ciudadanos. Y una vez que la prensa tuviera toda la historia bien documentada, era probable que los oficiales censores no se atreviesen a negarla. Al menos con eso era con lo que contaba el grupo de Fournet al llevar a cabo esta atrevida operación. Antes de la reunión de laCIA, Fournet decidió no mencionar el plan hasta que hubiesen terminado las discusiones principales. Pero aún esperaba que los científicos aceptasen la evidencia de la Fuerza Aérea y estuviesen de acuerdo en la necesidad de preparar al país. La conferencia de la CIA comenzó el 12 de enero de 1953. Estaba controlada por tres representantes de la Agencia Central de Inteligencia: los agentes Philip G. Strong y Ralph L. Clark y el científico de la CIA doctor Marshall Chadwell. Cuando hubieron terminado aquellos cinco días de martirio, un coronel de Inteligencia me dio, con cara hosca, la mala noticia, que luego sería confirmada por Fournet, Rappelt y Chop: 1 ConftrmJdo por d t~ni~nt~ coronel Jo>~ph Bioum.-r, dr l• lnt,·l,~,·n,·i , de la f-uer u Aerta, ~1 capttJn Roppch y Albert 'vi Chop
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«Caímos en una trampa. La CIA no quiere preparar al público ... Están tratando de enterrar el tema. Esos agentes llevaban todo el asuntO y los científicos les seguían el juego. Echaron a la basura el filme de Utah ... dijeron que los analistas de la Armada eran incompetentes. Teníamos más de un centenar de los informes más fiables y verificados. Los agentes ni tocaron los más difíciles. Los científicos sólo vieron quince casos y los hombres de la CIA trataron de hundirlos . Fournet tenía observaciones hechas por jefes militares y pilotos de líneas aéreas ... incluso de científicos. Los agentes hicieron que pareciese que los testigos eran unos cretinos, así que los científicos barrieron todo el informe de Fournet. ,. dijeron que no tenía la menor evidencia de que hubiesen espacionaves interplanetarias. Ed Ruppelt tenía un programa para un sistema de seguimiento espacial, y no quisieron ni oírlo. Sé que esos agentes de laCIA se limitaban a cumplir órdenes, pero hubo una o dos veces en que estuve a punto de estallar.» Afortunadamente el grupo de Fournet no había dado ninguna pista acerca de su plan secreto de preparación. En febrero hicieron un decidido esfuerzo de celebrar una conferencia de prensa especial. Parecían a punto de lograrlo... y entonces intervino la CIA. Aquella tarde, en el Pentágono, Chop me dijo lo que había pasado. «Destrozaron todo el problema. Nos han ordenado trabajar en una campaña nacional de ridiculización, colocando artículos en las revistas y preparando emisiones de televisión que hagan que los informes sobre los OVNI parezcan verdaderas tonterías.» Al cabo de unos pocos días Chop abandonó la Fuerza Aérea, pero yo me enteré de más cosas acerca de la toma del poder por la CIA por medio del capitán Ruppelt: «Lo que Al Chop le dijo no es lo peor de todo. Nos ordenaron que, cuando fuera posible, ocultásemos las observaciones; pero si surge un informe de cierra importancia tenemos que publicar inmediatamente una explicación ... inventarnos algo que acabe con el asunto al momento y que además ridiculice al testigo, especialmente si no podemos imaginarnos una respuesta plausible. Incluso tenemos que desacreditar a nuestros propios pilotos. Es un mal asunto, pero no podemos deshacernos de la CIA. Toda 105
esta situacJOn me enferma ... estoy pensando en retirarme.» El mayor Fournet ya había sido pasado a la lista de inactivos, con órdenes de no revelar las conclusiones que había sacado acerca de los OVNI. Su informe secreto había sido embotellado en el Cuartel General como «un documento no finalizado de la Fuerza Aérea». Bajo la nueva política, dictada por laCIA, incluso los observadores mejor considerados de la Fuerza Aérea fueron atacados despiadadamente. Una de las víctimas fue el comandante de Ala D. J. Blakeslee, un famoso as de la Segunda Guerra Mundial. Blakeslee estaba pilotando un reactor sobre el Japón una noche cuando oyó a los pilotos de otros dos aviones de la Fuerza Aérea que informaban a una base secreta acerca de un OVNI. Guiado por el radar de tierra, divisó el objeto, una máquina con luces rojas, verdes y blancas en rotación. Apagando sus propias luces, trató de acercarse. Aparentemente, su reactor no fue visto al principio. Pero, al cabo de un momento, el OVNI se alejó y desapareció. Cuando lo vio por segunda vez se dirigió hacia él a todo motor, encendiendo sus luces. Esta vez la nave desconocida partió a tremenda velocidad, desvaneciéndose en cin.co segundos. En un informe sobre el caso, un teniente coronel de Inteligencia afirmaba que Blakeslee había tenido importantes mandos, era estable y completamente fiable. Según decía, el objeto divisado era, definidamente, <<U n objeto volador no identificado». Después que la CIA se hizo cargo, se enteró de que este informe me había sido entregado. Bajo órdenes, la Fuerza Aérea explicó apresuradamente el caso de aquel OVNI, diciendo que se trataba del p laneta Júpiter. El radar de la Fuerza Aérea que había seguido al OVNI tenía un alcance de unos pocos centenares de kilómetros. Aquella noche Júpiter se hallaba a 585 millones de km de la Tierra. Pero la CIA trató, deliberadamente, de dejar como unos tontos al comandante de Ala Blakeslee, los otros pilotos y los expertos en radar de la Fuerza Aérea. En 1953, la verdadera historia de la película de Utah fue hecha pública por Walter Karig, asistente especial del secretario de la Armada. Evadiendo el análisis de la Armada, la Fuerza Aérea se apresuró a dar su respuesta: los OVNI eran simples gaviotas. No todos los oficiales de la Fuerza Aérea se rindieron a laCIA
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sin lucha. Un informe que causó una verdadera conmoción fue el suministrado por el profesor Henry Carlock, jefe del Departamento de Física de la Universidad de Mississippi, que también era coronel de la Reserva de la Fuerza Aérea. Una noche de 1957, Carlock observó un OVNI sobre Jackson, utilizando un telescopio de cien aumentos. En el informe público describió un artefacto que maniobraba y tenía tres ventanillas. En Washington, un agente de la CIA le dijo al encargado de la información pública de la Fuerza Aérea que propagase una explicación para el asunto. Pero resultó que este encargado conocía a Carlock. ·El coronel es un buen astrónomo - le dijo al agente de la CIA-. Es una verdadera vergüenza ridiculizarlo ... sé que vio lo que dice.» «No podemos evitarlo -le contestó el agente- . Tendrá que decir que fue una ilusión.» Tras una discusión, el encargado de prensa escribió una nota para los medios informativos. Pero, de algún modo, jamás llegó a los periodistas. Al intentar desprestigiar a los pilotos comerciales, algunos de los censores han hecho ataques realmente repugnantes. En un caso, un veterano capitán de la American Airlines informó haber visto tres OVNI que también habían sido vistos por su copiloto, pasajeros y las tripulaciones de otros cinco aviones comerciales. U n portavoz del Cuartel General, protegiéndose tras el seudónimo, no mencionó que había otros testigos y dio públicamente a entender que el capitán estaba borracho. Después que éste habló en público para tratar de contrarrestar el ridículo que caía sobre él y su fami lia, su empresa tuvo que silenciarlo. Algunas de las tentativas de mantener el secreto no sólo son de una gran dureza sino increíblemente estúpidas. Un piloto al que se le hizo un «tratamientO» fue Ernest Stadvec, un capitán de bombarderos de la Fuerza Aérea en la Segunda Guerra Mundial, y que posteriormente fue propietario de un servicio de vuelos en Akron. Stadvec volaba una noche sobre Ohio, con dos pilotos como pasajeros, cuando un OVNI muy brillante picó sobre su aeroplano. Justo cuando parecía imposible impedir la colisión, el objeto se detuvo bruscamente y luego subió alejándose con velocidad de
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cohete, dejando a los tres pilotos anonadados por el desastre apenas evitado. Cuando corrió la noticia, el portavoz de la Fuerza Aérea llamó apresuradamente a la prensa sin molestarse siquiera en interrogar a los testigos. Suponiendo que Stadvec había volado solo, dijo que el objeto que le había aterrorizado era simplemente la estrella Capella. Stadvec devolvió el golpe al portavoz con un irritado informe público. «Ese hombre de la Fuerza Aérea ni se preocupó en investigar. Conmigo iban otros dos pilotos y pueden testificar ambos que el OVNI casi chocó con nuestro aparato. Llevo diecinueve años volando, y millares de horas de vuelo nocturno, y desde luego no voy a llevarme un susto como el que me llevé sólo por imaginarme que me cae encima una estrella ... Pero la Fuerza Aérea nunca se retractó de esa increíble explicación con Capella. Bajo esta política de dura censura, la Fuerza Aérea ha denunciado públicamente una imagen de un OVNI dada por un
gobierno extranjero. U na nave plan era brasileña tomó la fotografía de un objeto volador de forma redonda, en pleno día, al tiempo que oficiales y tripulantes de la Armada brasileña contemplaban las maniobras del OVNI. Tras extensas pruebas de laboratorio bajo la supervisión del gobierno, la fotografía fue confirmada como auténtica por el ministro de Marina brasileño, almirante Garson de Macedo Soares, y otros altos oficialc:. navales. Después, fue faci litada al público por el presidente del Brasil. Cuando la imagen fue televisada en los Estados Unidos, el Centro de Inteligencia Técnica afirmó que se trataba de un .. falsificación. El teniente coronel L. J. Tacker, un portavoz de Cuartel General, afirmó que la Armada de los Estados Unidos había dictaminado que era un engaño. La Armada negó esta afirmación de la Fuerza Aérea, pero, durante meses, fue repetida al Congreso y la prensa. Este insulto deliberado, que causó mu} mala impresión en el Brasil, es algo de lo que deberíamo habernos retractado hace ya mucho, ofreciendo excusas. Pero bajo la política de supresión de laCIA y la Fuerza Aérea, esa foto sigue siendo considerada como una falsificación. 108
Ni siquiera los miembros del Congreso son inmunes a las presiones. En una ocasión, el fallecido senador Richard B. Russell divisó un OVNI mientras estaba en Europa. Alguien le dio la información a un periodista aeronáutico, Tom Towers, y éste escribió pidiendo detalles. «He discutido esto con los órganos del gobierno afectados por el asunto - le replicó el senador Russell- y son de la opinión de que no sería muy adecuado dar publicidad a este asunto en esros momentos.» Dado que el senador Russell era un líder del Congreso, presidente del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, aquélla era una noticia importante, y Towers hizo imprimir la carta como prueba de que había censura a alto nivel. La CIA entró apresuradamente en contacto con el senador y, desde entonces, se mantuvo en silencio. Durante años, la CIA y la Fuerza Aérea han mostrado una asombrosa falta de consideración por la autOridad del Congreso. Negativas absolutas de las evidencias referentes a las espacionaves han sido enviadas a los legisladores, firmadas por los directores de enlace legislativo, cuyo trabajo específico es dar respuestas concretas y veraces al Congreso. En este grupo se hallan incluidos varios generales, entre los que están el general Joe W. Kelly y el general W. P. Fisher. Ni siquiera los legisladores con autorización para enterarse de asuntos secretos pueden conseguir las respuestas veraces. Cuando el congresista John McCormack era líder de la mayoría del Congreso, trató denodadamente de enterarse de las conclusiones de la Fuerza Aérea. En una conversación personal y luego en una carta, me dijo que no podía conseguir los hechos, ni siquiera en sesiones a puerta cerrada con altos oficiales de la Fuerza Aérea. Al senador Keating, un general de la Reserva del Ejército, no sólo le fueron negadas las conclusiones de la Fuerza Aérea, sino que se le dio una explicación falsa de las observaciones de Washington en 1952. El senador Barry Goldwarer, general de la Reserva de la Fuerza Aérea, me dijo que había intentado repetidas veces enterarse de la verdad acerca de los OVNI. C omo general tenía autorización para enterarse de los Altos Secretos. Pero, según
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descubrió más tarde, la información crucial referente a los OVNI está clasificada a un nivel aún mucho más secreto. Incluso después que algunos legisladores recibieron información acerca de la conclusión altamente secreta de 1948, el Cuartel General de la Fuerza Aérea denegó su existencia. Docenas de legisladores han recibido la siguiente declaración, que fue enviada al congresista Thomas N . Downing tras una petición específica : «Jamás ha habido una estimación clasificada como alto secreto y efectuada por la Fuerza Aérea o el Centro de Inteligencia Técnica Aérea acerca de la situación que declarase que los OVNI eran interplanetarios.» Esta declaración estaba firmada por el Coronel Gordon B. Knight, jefe de la División de Indagación del Congreso . Y al menos otros cinco coroneles de la misma División han enviado el mismo tipo de negativa a otros miembros del Congreso. Uno de los aspectos más preocupantes de la operación de mantenimiento del secreto son las graves presiones que, a veces, han sido usadas contra algunos individuos. Muchos que conocen la historia entre bastidores creen que el capitán Edward Ru ppelt fue una trágica víctima de una de estas acciones. T ras pasar a situación de retiro, Ruppelt escribió un libro sobre los OVNI que atacaba a los censores con una gran cantidad de evidencias verificadas y revelaciones acerca del secreto . En varias cartas que me escribió se oponía con gran firmeza al engaño y juraba que jamás seguiría la «línea» de la Fuerza Aérea. Frecuentemente me daba valiosas pistas, y, cuando me convertí en director del NICAP, cooperó de forma continua con nosotros, alabando a la organización por s u lucha contra el secreto. Pero en 1959 cambió repentinamente de actitud. Ruppelt estaba trabajando entonces con una compañía aeroespacial que tenía contratos con la Fuerza Aérea. Y pasó algo que, obviamente, lo colocó bajo una enorme presión para que dejase de criticar las actividades de la Fuerza Aérea referentes a los OVNI. Una explicación, que no puedo probar, es que la Fuerza Aérea insinuase que los contratos de su compañía y su trabajo se resentirían si no cooperaba. Quizás haya otra respuesta, algo bastante poderoso como para hacerle abandonar. El objetivo 110
principal era su libro, tan revelador. Y, de algún modo, se le obligó a repudiarlo por completo. Añadiendo tres capítulos al final del mismo, Ruppelt cambió tOtalmente el significado de lo que había desvelado, rechazando todos los datos más fidedignos y ridiculizando a los testigos más expertos ... algunos de los cuales se habían convertido en amigos personales suyos. Ahora decía que sabía que las observaciones de OVNI eran sólo ilusiones, equivocaciones y fraudes: la línea estándar seguida por la Fuerza Aérea. Yo conocía bien a Ed Ruppelt. Había revelado, con gran valor, aquello que creía que debía saber el público, y este cambio tan violento no podía por menos que causarle un profundo daño. Además, era un hombre muy sensible, y cuando apareció la versión revisada de su libro se produjeron fuerces ataques a su integridad, algunos incluso de antiguos amigos que debieran haber imaginado cuál era la verdad. Como muchos otros que conocíamos bien a Ruppelt, yo siempre he creído que esta retracción a la que fue obligado y las acerbas críticas a que fue sometido fueron, en parte, el origen de su muerte prematura a causa de un ataque al corazón. La drástica acción emprendida contra Ruppelt debería haber sido una advertencia para el NICAP. Pero no había habido ninguna interferencia seria de la CJA en nuestros tres años de operaciones, aunque sabíamos que estábamos siendo vigilados. En varias ocasiones la CIA había intentado hacer presión sobre testigos que habían dado informes sobre observaciones al NJCAP. En 1957 dos agentes de la CIA habían obligado al consejero del NICAP, Ralph Mayher, a entregarles un filme sobre OVNI. Los agentes prometieron a Mayher que la Fuerza Aérea se lo devolvería con un análisis técnico, pero lo único que recibió fue un fragmento del que habían sido cortados los mejores fotogramas. Fue enviado en un sobre sin remitente, que no contenía ningún análisis ni podía ser relacionado con la Fuerza Aérea. Y en una ocasión un agente de laCIA había pasado por nuestras oficinas de Washington mientras yo estaba ausente, al parecer tratando de descubrir qué material confidencial teníamos guardado para los debates del Congreso. Pero mi equipo estaba preparado para un intento como aquél y el agente no se enteró de nada de importancia. 111
Aunque el NI CAP era una organización privada, había docenas de oficiales retirados y antiguos militares y ciudadanos influyentes en nuestro Comité de Gobierno, en la Junta de Consejeros Especiales y en nuestra lista de socios nacional. Creyendo que estábamos a salvo de cualquier acción importante, habíamos bajado nuestra guardia de un modo inconsciente. Cuando llegó el ataque fue un rápido golpe lanzado contra un objetivo de alto nivel. El efecto fue inmediato y desastroso. Y para los pocos de nosotros que sabíamos lo que había sucedido, al principio nos parecía imposible ... incluso tratándose de la poderosa CIA.
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Control invisible Fue a princtptos de 1962 cuando la CIA golpeó al NI CAP, para bloquear un enfrentamiento con el que la amenazábamos y que hubiera podido acabar con el engaño. Aquí, por primera vez, están todos los detalles de aquella increíble operación y su asombroso clímax. La explosiva situación que llevó a la acción de laCIA estuvo incubándose en la Colina del Capitolio en 1961. En la sesión precedente, el NI CAP había enviado un informe confidencial al Congreso con pruebas de la realidad de los OVNI, la censura y los crecientes peligros que creaba mantener el secreto. El informe confidencial fue aprobado por el Comité de Gobierno del NICAP, en el que figuraban veteranos militares con extensos conocimientos sobre las evidencias de los OVNI: el vicealmirante R. H. Hillerikoetter, antiguo director de laCIA, el contralmirante H. B. Knowles y el coronel de la Reserva del Ejército Robert B. Emerson, expertos ambos que han realizado cuidadosas valoraciones de los informes sobre los OVNI; el antiguo enlace de la Fuerza Aérea Dewey Fournet y J. B. Hartranft, teniente coronel en la Segunda Guerra Mundial y desde entonces presidente de la organización mundial Asociación de Pilotos y Propietarios de Aeroplanos. En marzo de 1961 el líder de la mayoría del Congreso, McCormack, me dijo en privado que había insistido en que se realizase una rigurosa investigación por parte del Comité de Ciencia y Astronáutica, dirigido por el congresista Overton Brooks. Por aquel tiempo, tras estudiar el informe confidencial del NI CAP, varias docenas de legisladores se habían pronunciado en contra del secreto que rodeaba a los OVNI, entre ellos los senadores Dodd, Goldwater, Keating, Kefauver, Proxmire 113
y Smathers, y los congresistas Addonizio, Baumhart, Downing,
Hardy, Metcalf, Scherer y L. T. Johnson. El representante Hiestan urgió al secretario de la Fuerza Aérea para que revelase los hechos. El representante Lindsay, luego alcalde de Nueva York, dijo que las observaciones de los OVNI eran un asunto de importancia vital. «La seguridad de los Estados Unidos -dijo- no requiere siempre un secreto absoluto ... El pueblo de este país es perfectamente capaz de comprender la naturaleza de dichos problemas.» El representante Leonard Wolf, miembro del Comité Espacial, dijo en el Congreso: <<Creo que la publicación del Informe del NI CAP (con una sección confidencial acerca de las cuestiones relacionadas con el extranjero eliminada) ayudaría a reducir los peligros citados por el vicealmirante H illenkoetter y otros miembros del NICAP.» Poniendo énfasis en el hecho de que el Informe del NI CAP era una valoración cuidadosa, que contrastaba mucho con los fraudes y mentiras acerca de los OVNI, Wolf urgió sobremanera para que se celebrasen debates abiertos. En mayo de 1961 se anunció una investigación acerca de los OVNI, que sería llevada a cabo por tres miembros del Comité Espacial del Congreso. Este subcomité debía ser dirigido por el congresista Joseph E. Karth, de Minnesota. Karth ya había criticado en público la censura e insistía en que los debates debían ser abiertos. La Fuerza Aérea había iniciado una lucha contra tales debates mediante la acción del general W. P. Fisher, director de Enlace Legislativo. En sus cartas y conversaciones con los legisladores insistía en este argumento: «Los debates sólo beneficiarían a los buscadores de sensaciones fuertes y a los editores de ciencia ficció n.» Otros oficiales de alto rango del Cuartel General se unieron a su acción, tratando de matar la investigación antes de que naciese. Pero había demasiado empuje tras el intento de celebrar esos debates. En agosto, Brooks, presidente del Comité Espacial, infligió la peor derrota a la Fuerza Aérea. Hasta entonces, no había estado a favor de los debates, aunque había aceptado, a disgustO, la creación del subcomité de los OVNI, tras fuertes presiones de McCormack, el líder de la mayoría. Pero aún rehusaba que se 114
realizasen discusiones a puerta abierta o incluso a examinar en privado la evidencia documentada del NICAP. Pero, a principios de agosto, algo ocasionó un cambio sorprendente. Sin explicar lo que había sucedido, Brooks programó una conferencia privada con el almirante Hillenkoetter y conmigo. Se nos pidió que llevásemos un resumen de nuestros casos más importantes y mejor documentados así como pruebas de la censura oficial y una explicación del peligro que llevaba consigo el mantener el secreto. Luego me enteré de que Brooks tenía un profundo respeto por los logros del almirante al haber organizado laCIA y dirigirla durante tres años, así como una alta opinión por su brillante historial en la Armada. Al ignorar el informe confidencial del NICAP, no se había dado cuenta de que Hillenkoetter era miembro del Comité, casi desde el principio. La conferencia fue programada para el 24 de agosto, pero nuestra esperanza terminó bien pronto. El congresista Brooks cayó gravemente enfermo, muriendo poco después. Su sucesor fue el congresista George P. Miller, que anunció secamente que no iba a ordenar que se realizasen debates. Las posibilidades de terminar con el engaño parecían casi nulas. Pero, en febrero de 1962, un congresista que había apoyado con todas sus fuerzas a Karth me pidió que fuera a verle a su oficina. - Hay otra forma de acabar con esto - me dijo - . Lo he hablado con algunos de mis colegas y estoy seguro de que podemos contar con Karth, Downing, Moss, Kornegay ... y tantos como queramos en el Congreso. Quizá podamos conseguir también la ayuda de McCormack, si es que eso no pone en peligro su posición como líder de la mayoría. En cuanto al Senado, estoy seguro de que podemos obtener el apoyo de Keating, Goldwater, Proxmire, Dodd y dos o tres más que ya se han manifestado en contra del secreto de los OVNI. »Ahora, en primer lugar, lo que queremos es que nos dé uno de los mejores casos que tenga el NICAP, totalmente documentado. Tiene que ser interesante y de gran impacto, con los bastantes testigos expertos como para que llegue a las primeras páginas de los diarios y a los programas de noticias de la televisión. -Sé de un caso importante que serviría para eso -dije-. Pero, sin los debates, ¿cómo se puede ... ? 115
-Se lo explicaré en seguida. Ahora, hábleme del caso. - El almirante Del Fahrney me dio la pista ... ha sido miembro del NICAP desde que se retiró como jefe de Proyectiles de la Armada. Puedo conseguir que se lo confirme personalmente. El informe detallado fue obtenido del testigo principal por el capitán James Taylor, y Fahrney dispuso las cosas para que me hiciese una verificación de todo el asunto. Si lo desea, puede comprobarlo hablando con Taylor. Ya está retirado, y me dijo que podía usar su nombre. - De acuerdo -dijo el congresista- . Hágame un resumen.
La noche del encuentro con el OVNI, un transporte cuatrimotor de la Armada volaba hacia el oeste sobre el Atlántico, a una altura de 5700 metros. En los controles se hallaba el comandante George Brent, que llevaba diez años como piloto de la Armada. (Para proteger a este oficial, su nombre ha sido cambiado.) Brent había cruzado el Atlántico en más de doscientas ocasiones. En este viaje estaba llevando a casa a dos tripulaciones, tras una misión especial en Europa. Contando a su propia tripulación, llevaba 25 pilotos, navegantes e ingenieros de vuelo a bordo del transporte. El avión se encontraba a unos ochenta kilómetros del aeropuerto de Gander, en Terranova, cuando Brent vio enfrente una formación de objetos iluminados. Aparentemente, se hallaban sobre la superficie del océano o cerca de la misma. Mientras el comandante trazaba un círculo para observar mejor aquello, todas las luces disminuyeron repentinamente de intensidad. Luego se dispersaron con rapidez y desaparecieron ... excepto una que se abalanzó hacia el transporte. Al cabo de unos segundos el objeto llegó a la altura del avión, siendo entonces claramente visible como un enorme disco volador, rodeado de un brillo. A los asombrados hombres que había en la carlinga les pareció que iba a chocar con ellos frontalmente . Luego, se inclinó con rapidez y se desvió hacia un lado. Reduciendo su velocidad, el disco volador giró para colocarse aliado del transporte. Era una visión increíble para los anonadados tripulantes y pasajeros. El OVNI era enorme, de más de 116
noventa metros de diámetro y al menos nueve metros de grosor en el centro. Gracias al brillo que surgía de su borde los miembros de la Armada podían ver la superficie reflectante, que aparentemente era de metal liso. Al cabo de unos diez segundos, el enorme disco se inclinó en ángulo recto, acelerando a una velocidad estimada de más de 3500 km por hora antes de desaparecer. Cuando Brent llamó por radio a Gander, el operador de la torre le dijo que había seguido al OVNI en su radar. Cuando el avión aterrizó, toda la tripulación fue interrogada por los oficiales de Inteligencia de la Fuerza Aérea. Llegados a su destino, la estación aeronaval de Patuxent, en Maryland, Brent y los demás fueron interrogados de nuevo por la Inteligencia Naval, solicitándoseles que firmasen informes completos. Luego, un científico gubernamental (aparentemente de la CIA), le mostró confidencialmente a Brent fotos secretas de los OVNI... una de las cuales era de un disco similar al que habían visto sobre el Atlántico. En una entrevista final, el comandante fue interrogado por los oficiales de la Inteligencia Técnica Aérea en la base de Wright-Patterson. Pero ninguno de los empleados de la Armada o la Fuerza Aérea, ni el científico gubernamental, querían contestar ninguna pregunta acerca de los OVNI.
- Ese es un caso importante -convino el congresista - . Es exactamente lo que necesitamos. - Probablemente esos testigos tengan miedo a las represalias -le dije-. Quizá no estén de acuerdo en hacer una declaración pública. -Dígales que podemos garantizarles la inmunidad. Si se encuentra con algún problema, estoy seguro de que el almirante Hillenkoetter podrá persuadirles para que declaren. -¿Quiere decir que también él tiene que ver con esto? -Aún no, pero esperamos que se adhiera. Bien, he aquí la estrategia: pretendemos organizar una conferencia de prensa, ya que no hay nada que impida que los miembros del Congreso se reúnan y hablen con la prensa. Deseamos que el almirante Hillenkoetter sirva de ariete en este encuentro, pues con su maravilloso historial de la Armada y el haber sido director de la 117
CIA durante tres años hará que la prensa considere qu.e esto es un asunto de la mayor importancia. >>Pero primero tendremos una reunión privada entre representantes de ambos partidos no relacionados con ningún comité, manteniéndola en secreto. Haremos que Hillenkoeuer, usted y varios otros miembros del Comité del NICAP vengan aquí, después que hayamos reunido a esos testigos de la Armada. Haremos que ese comandante nos dé su informe en primer lugar, y luego los otros testigos, para estar seguros de que todo anda perfectamente. También estudiaremos dos o tres de los otros casos importantes que ustedes puedan garantizar y cualquier nueva prueba documental de censura desde su informe al Congreso. -Hay una cosa que debería tener un gran impacto -le dije-. En otoño de 1961 logramos conseguir una fotocopia de un dibujo de la Inteligencia de la Fuerza Aérea de un disco volador. Fue tomado de un manual restringido para oficiales de Inteligencia de la Fuerza Aérea, titulado AFM 200-3. Podemos usarlo porque alguien metió la pata y se olvidó de volver a clasificarlo como «Confidencial» cuando fue eliminada la clasificación de <<Restringido». -¿Qué es lo que muestra? -preguntó el congresista. -En la parte inferior delantera hay un bombardero de la Fuerza Aérea. Encima se halla el típico disco volador con el centro en forma de domo, acercándose al bombardero. Pero lo importante es esto: este dibujo oficial está unido a una afirmación básica del manual: «El Centro de Inteligencia Técnica Aérea es responsable de impedir una posible "sorpresa tecnológica" por parte de los OVNI», tras haber estado denegando claramente que existen. El resultado es esta afirmación del informe del Proyecto Especial 14, p. 93: Aún resulta imposible hacerse una idea de cómo es verdaderamente un platillo volante ... de las 4000 personas que dijeron que vieron platillos voladores, sólo 12 dieron descripciones suficientemente detalladas. Habiendo recogido la flor y nata de estos informes, sigue siendo imposible desarrollar una imagen ... para de ella derivar un modelo fiable.
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- Eso es muy bueno - dijo el congresista-. Haremos fotocopias de ese fotostato y de esas afirmaciones de la Fuerza Aérea, y se las pasaremos a la prensa. Tal como veo las cosas, haremos que McCormack y Kanh abran la conferencia de prensa, con Goldwater u otro senador confirmando el propósito de la misma. Irán al grano directamente y dirán que este grupo del Congreso está muy interesado en el problema de los OVNI y la censura. Luego, el almirante Hillenkoetter se ocupará de todo. Repetirá su afirmación de que los OVNI son objetos reales bajo control inteligente y que la Fuerza Aérea está ocultando la verdad. Luego, presentará a los testigos de la Armada en el caso del Atlántico. Cuando terminen con su historia podremos continuar con unos pocos casos más que el NICAP tenga muy documentados, y Hillenkoetter podrá dar pruebas del intento de mantener el secreto, así como de los peligros de esta táctica. Para terminar, el grupo del Congreso hará una declaración pública
pidiendo el fin del secreto oficial. Si se llevan bien las cosas, ocupándose de que la radio y la televisión estén presentes, esto hará que el asunto quede al descubierto. A menos de que la Fuerza Aérea ceda, el Congreso tendrá que efectuar una investigación completa ... y abierta. -Si puede lograr esto sin aterrorizar al público, será un gran paso hacia la preparación de la gente. - Usaremos el mismo sistema que pretendía utilizar el grupo de Fournet - me aseguró el congresista - . Me ha dicho usted que iban a insistir en el hecho de que no existe ningún caso en que hayan dado pruebas de hostilidad. Nosotros haremos lo mismo ... quizás el alm irante Hillenkoetter debería iniciar su disertación con unas palabras al respecto. Naturalmente, algunas personas se asustarán un poco, pero si nos andamos con cuidado no creo que caigan en el histerismo. Confío en que Hillenkoetter nos será muy útil en esto. ¿Tiene usted alguna duda acerca de él? ¿Piensa que negará su participación? -No, estoy casi seguro de que estará de acuerdo; le molesta mucho todo este secreto. Lo conozco desde que éramos compañeros en la Academia Naval. Si acepta, no dudará en hacer todo lo necesario. - Por eso queremos su colaboración. ¿Se ocupará usted de sondearlo? 119
- Claro. Su oficina está en Nueva York ... es el jefe de una empresa de navegación. Si es necesario iré en avión. Preferiría no decírselo por teléfono. Pero lo esperamos aquí dentro de unos días. - No corre tanta prisa - dijo el congresista-. Dígame algo tan pronto como tenga noticias.
Cuanto más pensaba en esta posibilidad de romper el cerco del secreto, más animado me sentía. La mayor parte de aquel grupo del Congreso se había opuesto abiertamente a la política de encubrimiento. Por lo que sabía personalmente, estaba casi seguro de que McCormack, Karth y Goldwater lucharían con todas sus fuerzas. Sabía perfectamente que Karth había utilizado al máximo la evidencia suministrada por el NI CAP en los debates públicos. Tras un malentendido acerca del protocolo, que yo subsané rápidamente, el congresista Karth me escribió para decirme que esperaba un fuerte apoyo del NI CAP en la cuestión interplanetaria. Estaba seguro, dijo, de que podíamos facilitarle pruebas acerca de la realidad de los OVNI que le sería posible utilizar en un debate ... pruebas de que los OVNI «eran en realidad aeronaves (de algún tipo) de otros planetas• . De otro modo, afirmó, no habría estado interesado en que se celebrasen los debates. Al recibir los detaJles acerca de la.s pruebas disponibles, aceptó la oferta de la ayuda que le podía facilitar el NICAP. Indicándome su determinación de resistir a cualquier posible presión, me envió esta afirmación, subrayada:
«No soy un cautivo de la Fuerza Aérea. » Si Hillenkoetter actuaba como punta de lanza, esto, naturalmente, nos iba a facilitar una gran publicidad a escala nacional. Desde el principio, su historial en la Armada había sido asombroso. Estrella en Anapolis, se graduó con el número veinte en una clase de cuatrocientos cincuenta y siete. Había servido con grandes honores en submarinos, destructores y acorazados. Al principio de su carrera había efectuado varias misiones d iplomáticas en Europa y Sudamérica. Durante su servicio como agregado naval en París, Madrid, Lisboa y Roma había recibido 120
importantes condecoraciones extranjeras, incluida la de «oficial de la Legión de Honor francesa». Hillenkoetter era el oficial ejecutivo del West Virginia cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, y resultó herido cuando los japoneses hundieron dicho acorazado. Tras servir como jefe de Inteligencia en el Pacífico, entró en acción en las Islas Salomón y las Nuevas Hébridas, tras lo cual fue designado director de Planeamiento y Control de Guerra. Estaba presente en el Missouri en la ceremonia de rendición del Japón, y luego se le confió el mando de esta nave. En 1947, el presidente Truman ascendió a Hillenkoetter a vicealmirante y lo hizo el primer director de la recién creada Agencia Central de Inteligencia (CIA). Después de tres años en la misma regresó al servicio naval, como inspector general de la Armada. Luego, en 1957, se retiró, para encargarse de la gerencia de una naviera de Nueva York. En sus cinco años en el Comité del NICAP había tenido un importante papel en combatir el secreto impuesto con respecto a los OVNI. Si aceptaba formar parte de la actuación en el Congreso, probablemente nos ayudaría a abrir una importante fisura en el engaño. Antes de entrar en contactO con Hillenkoetter, di pasos para localizar al comandante «Brent». Conocía su verdadero nombre, pero el telefonear a la Oficina de Personal para pedir su actual destino podría ser una equivocación . Para evitar cualquier conexión con el tema de los OVNI usé un intermediario, un amigo que trataba con diversos departamentos del Gobierno como especialista en personal. A pesar de que tenía un interés serio en el problema de los OVNI, lo mantenía oculto. Sabía que podía confiar en él, ya que habíamos intercambiado información suprimida en varias ocasiones, sin que existiesen filtraciones. Y, como ahora está en la industria privada, puedo revelar el papel que jugó, aunque no su nombre. Lo llamaré Jack Morton. Tenía una razón especial para seleccionar a Morton. En 1959 se había encontrado con un piloto de la Armada destinado en WashingtOn. Cuando se hicieron amigos, Morton mencionó su interés en los OVNI. Luego, el piloto le reveló que, mientras iba a bordo de un transporte de la Marina había divisado de cerca uno de estos objetOs. Cuando Morton me comunicó estos detalles confidencialmente, yo supuse que se trataba del caso del
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encuentro en el Atlántico. Pero el piloto rehusaba cualquier contacto con el N I CAP, temiendo una fi ltración hacia la Fuerza Aérea. Cuando vi a Morton, en su casa, le expliqué la situación y estuvo de acuerdo en tratar de averiguar el destino de Brent. Le pregunté si creía que la Armada tendría una «banderola» en la ficha del comandante: una nota indicando que se rehusase toda información y se comunicase cualquier pesquisa. -No lo creo - dijo Morton- . Eso fue ya hace mucho. Pero, por si acaso, diré que conozco al co mandante y q ue he oído que lo van a transferir aquí. Entonces preguntaré su dirección para poder escribirle. Debería ser una cuestión de rutina. - Gracias - le dije-. Oye, hablando de ese piloto de la Armada que conoces y q ue vio un OVNI. Si realmente se trataba de uno de los testigos de ese caso del Atlántico,¿ crees que estará de acuerdo en unirse al comandante en esa conferencia de prensa? -Lo dudo . Le llevó ocho meses decidirse a hablarme a mí de esa observación. -Si realmente fue uno de esos testigos nos podría ser de una gran ayuda. Podría ponerse en contacto con algunos otros a los que conociese personalmente y decirles que se uniesen a nosotros. El congresista que me habló de todo esto me dijo que podía garantizar la inmunidad. - ¿Cómo podrían estar seguros? Quizá si el alm irante Hillenkoetter les prometiese protegerlos, estarían de acuerdo. H ablaré con ese piloto durante el fin de semana, es decir, si se trata del mismo caso . Mientras tanto, conseguiré los datos acerca delcomandante y te telefonearé mañana. Pero el siguiente día pasó sin que llegase la menor palabra. La secretaria de M o non me dijo que éste había tomado tiempo libre, pero nadie contestaba a las llamadas hechas a su casa. A la noche siguiente, tras repetidas llamadas, fu i en coche a su casa. Nadie salió a la puerta, pero poco después que volví a mi casa sonó el teléfono. - Tengo que hablar rápido - dijo co n apresuramiento- . Esa llamada a la Armada ha provocado un lío de miedo. Debían de tener una banderola en su ficha. Un oficinista me dijo que comprobaría dónde estaba destinado, pero no me volvió a llamar. Antes que pasase una hora aparecieron dos agentes de la 122
CIA en mi oficina. Hiciero n que me deshiciese de mi secretaria ... - Espera un momento, Jack -le interrumpí. -No me interrumpas ... corro un grave riesgo al llamarte. Esos dos agentes me hicieron un verdadero tercer grado. Me obligaron a decirles quién quería saber la dirección del comandante, y por qué. Estoy seguro de que la reunión del Congreso les preocupaba mucho. Me estuvieron presionando hasta que les conté rodo el plan y les hablé del almirante Hillenkoetter. Así es como están las cosas ... Morton se detuvo por un instante. Oí su voz ininteligible, y luego volvió a hablar: -Mi esposa está muerta de miedo. Podría tener problemas por llamarte ... me ordenaron que no te viera ni te dijera nada. Pero te vi venir a casa esta noche y sé que insistirás hasta que me veas. Mira, tengo que cortar. .. por lo que más quieras, no trates de llamarme o volver a verme nunca más. Cu<1ndo Monon hubo colgado noté una repentina sensación de culpa por haberlo mezclado en aquel asunto. Y, sin embargo, no tenía razón alguna para esperar que surgieran problemas. En dos ocasiones anteriores, Morton había actuado como intermediario, consiguiéndome las direcciones de testigos militares para casos bastante importantes. Y no habían habido repercusiones. Asimismo, tanto la CIA como la Fuerza Aérea sabían que yo tenía el informe sobre el encuentro en el Atlántico, pero que no había hecho ningún intento por entrar en contacto con los testigos. La principal razón era una sugerencia del almirante Fahrney, en 1959, acerca de q ue debíamos planear utilizar aquel asombroso caso y el testimonio de las tripulaciones de la Armada cuando tuviésemos debates en el Congreso. Todos confiábamos en que el Departamento de Marina nos facilitaría aquellos testigos sin atreverse a resistir a la petición de un comité del Congreso. Pero, aparentemente, la CIA y la Fuerza Aérea se habían dado cuenta del peligro potencial existente en aquel caso y habían continuado vigilándolo, a pesar de que no había señal alguna de problemas. Fuera cual fuese la explicación, el caso era que el daño ya había sido causado. Sabiendo laCIA el plan del grupo del Congreso, echaría toda la carne en el asador en un intento de bloquearlo.
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Aún había una oportunidad: si el almirante Hillenkoetter estaba decidido a seguir adelante, sin importarle la oposición, era probable que el grupo del Congreso lo respaldase en una lucha abierta. Sabía que tenía que advertirle acerca de la acción de los agentes de la CIA ... en especial dado que aún no se le había hablado del plan del Capitolio. Para evitar poner en peligro a Morton decidí volar a Nueva York para tener una entrevista privada. A la mañana siguiente telefoneé a mi secretaria, la señora Lelia Day, desde el aeropuerto de Washington. -Voy a tomar un vuelo a Nueva York. Si es necesario, puede llamarme a... -Espere -me dijo apresuradamente-. Hay una carta muy importante aquí que tiene que ver. Nadie más sabe que haya llegado. Se la podría leer, pero ... -Aguarde. Llego inmediatamente. Cuando vi el rostro de la señora Day supe que se trataba de malas noticias. Silenciosamente me entregó la carta, salió y cerró la puerta tras de sí. Tal como me había imaginado, la carta era de Hillenkoetter. Querido Don: En mi opinión, la investigación delNICAP ha ido lo más lejos que resulta posible. Sé que los OVNI no son artefactos estadounidenses ni soviéticos. Lo único que podemos hacer ahora es esperar alguna acción por parte de los OVNI. La Fuerza Aérea no puede hacer más en las presentes circunstancias. Ha sido una misión muy dura esta que le ha sido confiada y creo que no deberíamos seguir criticando su investigación. Presento mi renuncia al cargo de miembro del Comité de Gobierno del NICAP.
Mientras releía esta increíble carta, por mi mente pasaban algunas de las afirmaciones públicas de Hillenkoetter: «Los OVNI son objetos desconocidos que operan bajo control inteligente... La Fuerza Aérea está aún censurando las observaciones de OVNI. Centenares de informes auténticos hechos por pilotos veteranos y otros observadores que cuentan 124
con un entrenamiento técnico han sido ridiculizados o explicados como errores, alucinaciones o engaños ... Es imperativo que nos enteremos de dónde vienen los OVNI y cuál es su propósito. El público tiene derecho a saber .. . » La declaración más importante de todas era la que había firmado el2 de agosto de 1961, que fue enviada al Congreso tras el fallecimiento de Overton Brooks, presidente del Comité Espacial : De acuerdo con la mayoría de los miembros del Comité de Gobierno del NI CAP, urjo a que se lleve a cabo una inmediata acción del Congreso con el fin de reducir los peligros inherentes al secreto que rodea a los objetos voladores no identificados... Hay dos peligros que van en constante aumento: 1. El riesgo de una guerra accidental, al confundir las formaciones de OVNI con un ataque por sorpresa de los soviéticos. 2. El peligro de que el gobierno soviético pueda, en un momento crítico, afirmar, falsamente, que los OVNI son armas secretas rusas contra las que nuestras defensas resultan inermes.
Releí por tercera vez la asombrosa carta de renuncia del almirante. No había ninguna señal que indicase que se le había hablado del plan del grupo del Congreso para hacer público el asunto. Y, sin embargo, era la única explicación plausible. Pero Hillenkoetter había estado convencido por completo de que se debía acabar con el engaño. ¿Cómo se le podía haber presionado para que cambiase de una forma tan absoluta? Las amenazas no hubieran servido .. . conocía demasiado bien a aquel viejo luchador como para creer en tal cosa. La única respuesta era que lo hubieran persuadido, a muy alto nivel, de que era su deber el tratar de ayudar a bloquear el enfrentamiento del Capitolio e intentar un cambio en la política del NICAP. Pero esto aún requería una poderosa razón para continuar manteniendo el secretO. Me negaba a creer que se tratase de alguna circunstancia aterradora que debiera ser mantenida en secreto costase lo que costase. Con todas las fuentes confidencia-
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les de información que había establecido desde 1949, al menos habría tenido noticia de una cosa así. En un esfuerzo por hallar alguna clave, volví a repasar los puntos principales de la evidencia acerca de los OVNI. Pero la causa de la acción del almirante aún seguía siendo un misterio.
Fueran cuales fuesen los motivos de laCIA y de la Fuerza Aérea, su larga supresión de la verdad acerca de los OVNI es el mayor engaño público de la historia de los Estados Unidos. El29 de octubre de 1962, Arthur Sylvester, subsecretario del Departamento de Defensa admitió que estaba ocultando la información al público. Dijo que, si el fin lo justificaba, no era incorrecto el mantener en la ignorancia al público. En la Regla 11 -30 de la Fuerza Aérea, se admite como política oficial el ocultar información «en interés público». En la Regla 11 - 7 de la Fuerza Aérea se afirma que a veces no será suministrada información requerida por el Congreso, «ni siquiera a personas de confianza». Con respecto a los OVNI, la CIA y la Fuerza Aérea se dan cuenta de que es imposible engañar a todos los componentes del Congreso y del público. Su objeto ha sido siempre el mantener a la mayoría convencida de que ninguno de los informes ha sido correcto. Para llevar a cabo este programa se han visto obligados a recurrir a la técnica de la «Gran Mentira>>, para asegurar su éxito. Pero al hacer esto han construido los fundamentos para que se produzca una peligrosa alarma si un estallido de operaciones de OVNI en masa contradijese repentinamente sus falsas afirmaciones. Tras diversos aterrizajes hechos públicos en 1964, los encargados de la censura en el tema de los OVNI fueron advenidos de que una repentina prueba de la realidad de los OVNI causaría una oleada incontrolable de terror. Varios oficiales del Cuartel General de la Fuerza Aérea estaban considerando, con retraso, qué pasos dar en una emergencia así, cuando se inició, súbitamente, la primera fase de una nueva crisis. Los informes sobre encuentros con OVNI comenzaron acrecer desde la primera semana de 1965, hasta transformarse en una 126
avaJancha. A medida que pasaban los meses, se hicieron públicas extrañas historias de nuevos descu brimienros y de seres desconocidos. Antes que acabase eJ año Jos censores se encontraron con la peor crisis desde que se inició Ja vigilancia de los OVNI. Y no se veía el final por ningún sitio.
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Semillas de pánico Justo antes que oscureciese, el 3 de enero de 1965, un avión de pasajeros Electra estaba aproximándose a Washington, cuando un extraño objeto volador se abalanzó hacia el aparato. A la aterrorizada tripulación le pareció que sólo faltaban unos pocos segundos para que se produjese una colisión fatal. Entonces, de repente, el OVNI se desvió, alejándose'. Aquello era el inicio del gran oc boom» de 1965, que, finalmente, llevaría a la peor crisis que jamás experimentaron los censores de la Fuerza Aérea. Hacia el S de enero, a la Fuerza Aérea le estaban llegando docenas de nuevos informes. Aquella tarde, un gran disco volador pasó a gran velocidad sobre la estación de la NASA en Wallops Island, Virginia. El jefe de seguimiento de satélites, Dempsey BrutOn, calculó su velocidad en más de 150 km por minuto. Aquel mismo día la Armada reveló que dos OVNI habían sido seguidos por el radar del Centro Naval de Pruebas Aéreas en Maryland. Uno había realizado un cerrado giro a la increíble velocidad de 7700 km por hora. Atrapada con la guardia bajada por el repentino diluvio, a la Fuerza Aérea sólo se le ocurrieron algunas explicaciones inverosímiles. Dempsey Bruton y otros observadores de la Administración Espacial en Wallops Island fueron llamados incompetentes. Sin la menor investigación, el Cuartel de la Fuerza Aérea dijo que se había descubierto que el radar naval tenía fallas, y luego, para acabar de arreglar el asunto, afirmó que los operadores de dicho radar eran inexpertos. En cuarenta y ocho horas, docenas de otros informes factua l. lnformt dd capitán dado al NICAP .
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les habían sido apresuradamente explicados como errores o engaños. Durante aquel primer período, surgieron unas cuantas historias de extraños seres espaciales, que evidentemente eran bromas humorísticas. Dado que la mayor parte de ellas eran fraudes muy obvios, pocas personas se las tomaron en serio. Los verdaderos casos de observaciones eran ya lo suficientemente dramáticos sin que se necesitasen raros seres espaciales. El25 de enero, dos OVNI aterrizaron separadamente cerca de Williamsburg, Virginia, impidiendo el paso a los coches de los testigos. Estos informes fueron confirmados por la policía estatal. Dos días más tarde, una nave alienígena aterrizó cerca de Hampton, Virginia. Entre los testigos se encontraban dos ingenieros de investigaciones de la NASA: A. G. Crimmins y el mayor John Nayadley, piloto retirado de reactor de la Fuerza Aérea. cLo contemplé a través de unos prismáticos -afirmó Crimmins - . Zigzagueaba como si buscase un lugar en el que aterrizar. Podía ver luces centelleantes en el borde de un disco que giraba rápidamente.• El OVNI tocó suelo por un momento y luego se alzó casi vertical, para perderse de vista. Sin comprobar nada, el Cuartel General de la Fuerza Aérea lo explicó apresuradamente como un helicóptero que los ingenieros de la N ASA no reconocieron dado lo excitados que estaban. El Cuartel General se enteró demasiado tarde de que la base de la Fuerza Aérea de Langley había negado tal posibilidad, ya que no había ningún helicóptero volando en aquella área. Bajo la estricta política de la CIA, la Fuerza Aérea tenía que negar las observaciones tan rápidamente como le fuera posible. Y dada la presión ocasionada por la acumulación de informes, era inevitable que se produjesen errores. Un portavoz acosado negó que la Fuerza Aérea tuviera ningún informe de aterrizajes en Virginia. Aquella misma tarde unos investigadores de la Fuerza Aérea estaban comprobando los casos de Williamsburg, y la prensa atacó rápidamente la negativa. Para reparar este error, el Cuartel General mandó a toda prisa al jefe del Proyecto OVNI, mayor Héctor Quintanella, a Rich mond para que llevase a cabo una campaña de negauvas.
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Insistiendo en los engaños y fraudes, Quimanella d ijo a los periodistas que ni un solo informe sobre OVNI era genuino. Dado que entre los testigos que ridiculizaba estaban incluidos virginianos muy responsables, su campaña resultó ser un fracaso. Y un error aún mayor surgió a consecuencia de un caso inusitado ocurrido en Vermont. Entre los testigos estaban el patólogo estatal, doctor R. S. Woodruff, y un funcionario de alto rango de la policía del estado. Los dos hombres iban en un coche de la policia por las cercanías de Bethel cuando un OVNI, iluminado de rojo, pasó por encima. Otros dos le siguieron a intervalos precisos, llevando el mismo curso y a la misma altura. Los motOristas que seguían al coche de la policía fueron también testigos de esta operación. La velocidad del OVNI fue calculada por el func1onario de la policía en unos 3000 km por hora. Para enfrentarse con la avalancha de informes, dos o tres oficiales del Cuartel General estaban tratando de ayudar a los censores habituales, y uno de estos portavoces de emergencia fue el que tuvo que encargarse del caso de Vermont. -Esos OVNI eran simples meteoros - les dijo a los periodistas acreditados ante el Pentágono. Antes que pasasen veinticuatro horas, a aquel infortunado portavoz se le había caído el techo encima. Tal como varios periodistas señ-a.!.~_ron, los meteoritos caen al azar, a mucha más velocidad de 3SOO'Km por hora, y/o se queman o golpean contra el suelo. El descender juntos, frenar y volar en línea horizontal en una formación precisa resultaba absolutamente imposible. El comentarista de televisión Frank Edwards lo resumió en una puya irónica dirigida a la Fuerza Aérea: «Caballeros, lo harían mucho mejor si sacasen las respuestas al azar, de un sombrero.» Pero las tribulaciones de la Fuerza Aérea sólo acababan de empezar. Estimulados por la publicidad, comenzaron a aparecer testigos que revelaron importantes encuentros que habían mantenido en secretO, por miedo al ridículo. U no de los primeros fue el asombroso informe de un piloto veterano, que llevaba ocultándolo desde 1959. Piloto de la Armada en la Segunda Guerra Mundial, ahora era el jefe de ingenieros de servicio de una gran compañía industrial. Para sus viajes de negocios utilizaba su avión privado, un Cessna 170. 130
El 13 de agosto de 1959 volaba sobre Nuevo México cuando sus brújulas normal y eléctrica comenzaron a dar vueltas, en lugar de mostrarle el rumbo. Entonces vio tres máquinas grises y redondas que aceleraban hacia él. Antes que pudiera picar para alejarse, estuvieron frente a él, dando vueltas alrededor de su avioneta, muy de cerca. El piloto tuvo que soportar aquello, a pesar de la tensión a que estaba sometido, ya que el intentar una escapatoria podría significar una colisión. T ras dar varias vueltas alrededor de la avioneta, los OVNI se alejaron, y entonces sus brújulas volvieron a la normalidad. El piloto llamó al aeropuerto más cercano para informar del encuentro, pero un operador de torre de la FAA le interrumpió ordenándole que mantuviese silencio radial. «Me dijo que volase inmediatamente a la base aérea de Kirtland. Cuando aterricé allí me metieron en una oficina y fui interrogado por un mayor de la Fuerza Aérea ... el oficial de OVNI de la base. Entonces me dijo que por haber estado tan cerca de aquellos artefactos quizá fuese atacado por la enfermedad de la radiación. Me dijo que si notaba alguna molestia inusitada se lo hiciese saber a la Fuerza Aérea y me dirigiese inmediatamente a un hospital gubernamental. Me advirtió que debía mantener aquello en secreto para LOdo el mundo, excepto mi esposa, y asegurarme de que también ella permanecía con la boca cerrada.» En un informe firmado, que luego fue conseguido por el presidente del subcomité del NI CAP, Paul Cerny, el piloto dijo que la posibilidad de que se produjesen en él graves efectos a consecuencia de la radiación los había mantenido a él y a su esposa en un estado de pavor que había durado muchas semanas. En centenares de casos, ha habido gente que ha permanecido bastante cerca de OVNI sin que esto tuviera resultados graves. No obstante, se han dado algunos casos de espacio naves radiactivas. En 1956, el capitán Ruppelt reveló que los instrumentos de un área de pruebas de la F uerza Aérea habían revelado una cantidad anormal de radiación cuando los OVNI volaban por encima. Durante diciembre de 1964, un aterrizaje cerca de Grottoes, Virginia, dio pruebas adicionales de esto. Horacer Bu rns, pro-
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pietario de una armería, viajaba por el campo cuando un gran aparato metálico aterrizó cerca, posándose a un centenar de metros del camino. Antes que despegase, Burns vio una banda azul fosforescente alrededor de la base. El área de aterrizaje fue comprobada por un profesor de Harrisonburg, Ernest Gehman, del Madison College, y su contador Geiger indicó una fuerte dosis de radiación. Este dato fue confirmado por los ingenieros de la Dupont que trabajaban en la fábrica de esta compañía en Waynesboro, Virginia, quienes también hicieron extensas investigaciones con contadores Geiger. «Era un área "caliente", es decir, radiactiva -informó el ingeniero Lawrence Cook-. Pasamos 45 minutos en el campo ... así que fue una investigación muy exacta.» Aunque la radiación del lugar del aterrizaje era anormal, los ingenieros no sufrieron ningún daño. La radiación del OVNI era desconocida. Pero incluso a los investigadores experimentados, totalmente conscientes del secreto mantenido sobre el asunto, les resultó difícil creer que se tratase de una amenaza seria. Durante los años, algunas personas han informado haber sufrido ligeras quemaduras, efectos parecidos a un bronceado profundo, tras estar cerca de un OVNI. Pero en las investigaciones del NI CAP nunca se ha probado una relación con las radiaciones. Era imposible creer que la CIA o las Fuerzas Aéreas expusiesen a los ciudadanos al peligro de una radiación mortal sólo para seguir sin admitir que los OVNI son reales. Al parecer, la mayor parte del público tenía la misma creencia; cuando surgió la historia del piloto del Cessna no hubo alarma alguna. Pero en una emisión de noticias posterior, dos locutores relacionaron este caso con el informe de los ingenieros de la Dupont, exagerándolo de modo que parecía que la radiación fuera peligrosa. Un periódico sensacionalista publicó un artículo aterrador titulado: <<Fui asesinado por un platillo volante», en el que un escritor anónimo decía que estaba muriéndose a causa de las quemaduras de radiación causadas por un rayo surgido de un OVNI. Por desgracia para la Fuerza Aérea, esta errónea campaña sensacionalista recibió un impulso adicional del caso en que James Flynn había sufrido daños. Centrando su interés en el asunto del rayo, un programa de televisión explicó cómo Flynn 132
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había sido dejado inconsciente por un OVNI en las Everglades (como se detalla en el Capítulo 2). Aunque no había señales de pánico, la publicidad preocupaba a la Fuerza Aérea. Puesta entre la espada y la pared, no tenía muchas alternativas. Rechazando todos los informes, el Cuartel General negó tener datOs sobre radiación de los OVNI, y el asunto murió por sí mismo, al perder actualidad. Pero nuevos acontecimientos seguían manteniendo a la Fuerza Aérea al borde del precipicio. Un copiloto de línea comercial reveló un informe que había mantenido en secretO durante mucho tiempo en el que hablaba de una colisión que casi se produjo con dos OVNI. Varios pasajeros habían sido lanzados de sus asientos por las violentas maniobras de evasión del capitán. Da ve Garroway habló del secretO oficial en un programa de la cadena ABC. Un congresista puso al descubierto un intento de la Fuerza Aérea de ocultar su directiva referente a los OVNI, que contenía órdenes de censura. En contraste con la actitud del Pentágono, varias naciones extranjeras confirmaban públicamente los informes de los OVNI. Una de éstas era Nueva Zelanda, en donde el subdirector de operaciones de la Fuerza Aérea dijo a la prensa que se estaban tomando los informes muy en seno. Durante todo junio continuó la presión sobre la Fuerza Aérea. El 4 de junio, el astronauta James McDivitt fotografió un artefactO desconocido desde su cápsula espacial Gemini IV. Poco después, el astronauta Frank Borman divisó otro objeto espacial no identificado mientras su Gemini VII pasaba sobre Antigua. Ambos casos fueron dados a conocer rápidamente por la NASA. La Fuerza Aérea estaba comenzando a explicar la observación de Borman cuando la emisión de Anhur Godfrey hizo estremecer a los censores. Durante su programa regular a escala nacional, Godfrey reveló por primera vez un alarmante encuentro con un OVNI. Había sucedido de noche, cuando estaba volando en su avión de negocios privado con su copiloto Frank Munciello. Se acercaban a Filadelfia cuando un objeto, brillantemente iluminado, se acercó a su ala derecha. Godfrey se apresuró a dar una guiñada para evitar una posible colisión. Con una rápida maniobra, el OVNI tomó posición cerca del ala izquierda. Cuando 133
Godfrey trató de alejarse, fue siguiendo cada uno de sus movimientos. «Estaba allí, en mi ala izquierda, hiciese lo que yo hiciese - dijo Godfrey - . Tras varios tensos minutos, la máquina desconocida se apartó y desapareció. » Durante la emisión, Godfrey admitió que él y Munciello se sintieron aterrorizados por las pasadas que les había hecho el OVNI, tan de cerca. En un abrir y cerrar de ojos, el informe de Godfrey se convirtió en una pesadilla para los censores. Pues no sólo era una figura de calibre nacional, sino que había volado con aviones de la Armada, de la Fuerza Aérea y comerciales, incluyendo reactores, siendo considerado como un piloto experto. Y, además, era coronel de la Reserva de la Fuerza Aérea. Llegaron llamadas y cartas del público, incluso de algunos miembros del Congreso, preguntando cuál era la opinión de la Fuerza Aérea. ¿Aceptaban el informe de Godfrey? Si no es así, ¿qué es lo que tienen que decir? ¿Van a decir que estaba borracho? A medida que esas y otras preguntas, aún más comprometidas, se iban acumulando, algunos de los periodistas del Pentágono hacían presión para obtener una respuesta, e incluso alguno de ellos daba muestras de humor malicioso:«¿ Van a hacer lo de siempre?•, preguntó un periodista. «¿Observador incompetente ... o bromista de mal gusto? ¿O es que estaba viendo visiones?» El solo hecho de pensar en aquello era capaz de hacer que se estremeciese hasta un general de la Fuerza Aérea. Godfrey era bien conocido por su temperamento impetuoso y feroz. Incluso la menor muestra de descrédito de que intentase hacerle objetO la Fuerza Aérea provocaría un estallido por su parte (y por parte de la televisón) que no era fácil que fuera olvidado. Pero, a pesar de Godfrey y de los informes de los astronautas, el interés público fue decreciendo cuando disminuyó la oleada de observaciones. Los cansados portavoces de la Fuerza Aérea decidieron que aquel «boom» estaba llegando al fin, cuando todas sus esperanzas fueron destruidas por las noticias llegadas del Antártico. El3 de julio de 1965, un enorme disco volador fue seguido por radar y fotografiado en la estación científica argentina de la Isla de la Decepción. Durante veinte minutos, la enorme espacionave 134
maniobró a gran velocidad sobre la base antaruca, siendo observada a través de prismáticos por el equipo operacional de la base. Fueron tomadas fotografías en colores, que mostraban al OVNI mientras maniobraba y también mientras flotaba sobre la base. Durante este tiempo, el objeto causó también una fuerte interferencia electromagnética a los instrumentos utilizados para medir el campo magnético de la Tierra y a la radio. Por otra parte, el OVNI fue divisado por científicos chilenos que se hallaban en una base antártica de su país. Los informes detallados fueron confirmados por el ministro argentino de Marina y por el ministro de Defensa chileno. En pocas horas, la noticia de las observaciones hechas en la Antártida recorrió el mundo. A causa de los científicos que habían participado en ellas y de la confirmación que habían recibido a nivel tan alto, la mayor parte de la prensa y el público se tomaron estas declaraciones en serio. Al mismo tiempo, las operaciones de los OVNI se incrementaron de repente por todo el mundo, y todos los informes recibieron la atención de la prensa, tanto en los Estados Unidos como en el extranjero. En Lisboa, los funcionarios portugueses hicieron saber que había sido visto un enorme OVNI, con los mismos efectos electromagnéticos que la espacionave del Antártico. En Nueva Gales del Sur, un experto en aviación describió el aterrizaje de un OVNI sobre una playa. Una de las principales autoridades espaciales francesas, Alexander Ananoff, observó un disco volador cerca de Dreux, y lo fotografió para tener una prueba. Ell4 de julio, un OVNI descendió cerca de una base espacial australiana, interfiriendo el seguimiento del Mariner VI. También fue observado por los operadores de la torre del aeropuerto de Canberra. Dos días después, una nave alienígena similar fue vista cerca de Buenos Aires. Y aterrorizados automovilistas de una docena de países afirmaron que los habían perseguido los OVNI. En Australia, dos personas saltaron de su coche en marcha, y en los Estados Unidos y América del Sur varios conductores se cayeron a la cuneta. Hacia mediados de julio, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos estaba inundada de informes procedentes de todo el país, y el sistema de censura casi se había hundido. El 15 de julio, el Charleston Evening Post lanzó un grave 135
ataque contra la Fuerza Aérea: <<Al verse enfrentado con un informe referente a los OVNI, este servicio comienza inmediatamente a repetir, sin ton ni son, el mismo disco que ya lleva haciendo sonar desde hace veinte años: "Ras, ras, la Fuerza Aérea no tiene ningún dato, ras, ras, la Fuerza Aérea no tiene ningún dato ... "» Luego, el 31 de julio, los atareados censores fueron atrapados desprevenidos cuando repentinamente las observaciones se trasladaron hacia el Medio Oeste. En Oklahoma, Kansas, Nebraska, Texas y otros cinco estados, fueron vistas formaciones de OVNI por astrónomos, policías estatales, periodistas y millares de otros testigos de fiar. En el Parque de Artillería de Sidney, Nebraska, un capitán de la Guardia Nacional y otros testigos informaron haber visto un gran OVNI con otros cuatro más pequeños que lo seguían en formación de diamante. La oficina meteorológica de Wichita siguió docenas de naves alienígenas en su radar. Todos esos informes iban tecleando en el teletipo del Cuartel General de la Fuerza Aérea cuando, de pronto, un boletín de noticias produjo un verdadero shock a los censores. Violando la AFR 200-2, dos bases de la Fuerza Aérea: la de Tinker, en Oklahoma, y la de Carswell, en Texas, habían confirmado públicamente su seguimiento con radar de formaciones de OVNI. Jamás se explicó qué era lo que había causado esta asombrosa ruptura del secreto. Estas afirmaciones fueron rápidamente declaradas errores, tras irritadas llamadas del Pentágono. Para reparar los daños causados, se dio a la prensa una rápida explicación de las visiones. Los objetos brillantes de que hablaban los informes del Medio Oeste eran sólo el planeta Júpiter y las estrellas Betelgeuse, Rigel, Aldebarán y Capella. Esta respuesta oficial de la Fuerza Aérea estaba aún siendo facilitada por los boletines de noticias cuando algunos astrónomos veteranos la dejaron hecha un guiñapo. Ninguna de las estrellas nombradas era visible en los Estados Unidos en el momento de los informes. Sólo podían ser vistas en el otro lado del mundo. «Es lo más lejos de la verdad que uno pueda llegar a encontrar136
se», dijo Robert Risser, director del Planetario de la Fundación Científica de Oklahoma. Algunos miembros de la prensa habían comenzado a criticar a la Fuerza Aérea, pero después que esta falsa explicación fuera dejada al descubierto, los ataques de la prensa se convirtieron en una avalancha. El Star-Telegram de Fort Worth: «Ya pueden dejar de tomarnos el pelo con eso de que no hay nada cieno en los "platillos volantes". Demasiada gente, que evidentemente es muy sensata, los vio y dio información sobre los mismos, por separado.» El News de Cascade, Idaho: «La política oficial del gobierno es ... negar la existencia de cualquier cosa que no sepa explicar.» El ]o urna! de Meriden, Connecticut: «Muchos de los informes que hay en los archivos de la Fuerza Aérea fueron hechos por pilotos cualificados que, en el aire, se han encontrado con OVNI que seguían fantásticas trayectorias de vuelo. Y estas personas no son unos charlatanes.» El News Leader de Richmond: «Los intentos de dejar a un lado las informaciones sobre observaciones ... sólo sirven para acrecentar las sospechas de que hay algo ahí arriba que la Fuerza Aérea no quiere que conozcamos.» En los periódicos de muchos estados aparecieron editoriales similares y peticiones de que se realizase una investigación abierta y completa. En medio de todo esto, se descubrió que la Fuerza Aérea le había dicho al vicepresidente Humphrey, al senador Birch Bayh y a otros legisladores que se habían logrado explicar todos los informes sobre OVNI. (Las cartas de la Fuerza Aérea a esos legisladores fueron enviadas al NICAP, en su original o fotocopia.) Este descubrimiento aún produjo mayores críticas en la prensa. El Morning News de Dalias: «La Fuerza Aérea dice que todas las observaciones pueden ser explicadas mediante fenómenos conocidos.» Luego, citando una afirmación del Proyecto OVNI, el periódico añadía que la Fuerza Aérea admitía que había 633 casos no explicados. El Times de Seattle: «¿No tienen ustedes la sensación de que... la Fuerza Aérea niega las cosas con seis meses de adelanto?» Incluso algunos periódicos extranjeros se unieron al ataque. En Canadá el Eq uity de Shawville, Quebec, afirmó : <<Existe la
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fundada creencia de que los jefes militares saben más de los OVNI de lo que admiten, pero que lo mantienen como secreto bien guardado, para no causar pánico entre el público.» A finales de julio seguían aumentando los ataques de la prensa y la radio. Esta barrera de fuego asombró a la Fuerza Aérea. Con anterioridad, la mayor parte de la prensa había aceptado las negativas de la realidad de los OVNI. Sin este poderoso apoyo, el secreto hubiera desaparecido hacía ya mucho. Según las encuestas públicas y las estimaciones privadas de la Fuerza Aérea y el NI CAP, a principios de 1965 menos del20 % del público creía en los OVNI. Ahora, esta cantidad había pasado a ser de un 33 % y seguía aumentando de modo progresivo. En apenas cuatro semanas, millones de escépticos habían sido convencidos de que los OVNI eran reales y que la Fuerza Aérea ocultaba la verdad. Desde principios del tenso verano de 1952, los censores habían comprendido que existía una grave amenaza en que el público en masa creyese en los OVNI. Con cada invasión de observaciones, se había ido acercando este problema. Pero el peligro nunca había sido tan grande como ahora. Para los censores, el mayor temor era una inundación de observaciones que jamás hubieran sido desveladas por las personas que las habían hecho. Según estimaciones de la Fuerza Aérea, ni siquiera el 1O % de todas las observaciones realizadas en los Estados Unidos habían sido hechas públicas . (Tras un análisis esp~cial , el NI CAP estuvo de acuerdo con este dato.) A mediados de julio la Fuerza Aérea había tenido unos 9000 informes sobre OVNI. Si esta estimación del lO %era correcta, entonces aproximadamente unas 81 000 observaciones aún no habían sido reveladas. Si continuaba la tendencia en contra de la Fuerza Aérea, más y más testigos empezarían a revelar sus experiencias no hechas públicas, y este flujo de evidencia podría convertirse en una gran oleada que desbordase a la Fuerza Aérea. Naturalmente, un gran número de estos informes sería incorrecto. Pero, a partir de casos documentados, que me habían sido comunicados de modo confidencial a lo largo de los años y por testigos de primer orden, sabía que entre ellos habría una masa impresionante de pruebas aportadas por científicos, pilotos, ingenieros aeroespa138
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ciales y observadores fiables de muchas profesiones y oficios. Tal masa de evidencias factuales, combinadas con los nuevos informes sobre los OVNI y los ataques de la prensa, convencerían bien pronto a la mayoría de los ciudadanos de que los OVNI eran espacionaves de observación procedentes de una civilización avanzada. Bajo una tremenda presión pública, la Fuerza Aérea tendría que admitir la verdad ... a una nación casi completamente falta de preparación. Esta era la poca agradable posibilidad con que se enfrentaba la Fuerza Aérea a medida que llegaba el fin de aquel negro mes de julio. Pronto resultó claro que no disminuiría la tensión en agosto, y, además de las observaciones públicas, comenzaron a filtrarse, algunos informes de la Fuerza Aérea. En una increíble ruptura del secreto, la U nited Press lnternational recibió información sobre dos asombrosos casos del radar de la Fuerza Aérea, que transmitió por los servicios de cable a roda la nación: «El personal de la base de radar estadounidense de la Península de Keeweenaw informó hoy haber tenido un "contacto sólido de radar" con hasta diez objetos voladores no identificados que se movían en formación de V sobre el Lago Superior. Los objetos provenían del suroeste y se dirigían hacia el noroeste "aproximadamente a unos 14 500 km por hora". ,.Otros siete objetos fueron divisados en Duluth -dijo la UPI-. Los reactores de intercepción les dieron caza, pero no pudieron mantener la velocidad de los OVNI y fueron dejados atrás con facilidad por éstOS.» Otra noticia del cable informaba acerca de un artefacto de forma ovalada que había sido fotOgrafiado por Robert Campbell, un locutor de noticias de Sherman, Texas. El Christian Science Monitor analizó los negativos y publicó este serio comentario: .:Muchos texanos vieron algo que incluso los investigadores experimentados deben admitir que no tiene explicación ... (Aquello) se presentó como una brillante luz en el cielo, rodeada por un enjambre de otras luces más pequeñas. Fue fotOgrafiado. Un cuidadoso estudio de los negativos nos demuestra que allí había algo. La cámara estaba bien enfocada... Este caso parece ser el más claro que se haya dado hasta el momento de lograr profundizar en el misterio de los platillos.»
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A lo largo de 1965 se demostró el miedo que se sentía por los OVNI en numerosos casos que se convirtieron en públicos. Uno de tales encuentros estaba relacionado con dos ayudantes de un sheriff de Texas. La noche del S de septiembre B. E. McCoy y Robert Goods vieron un gran OVNI desde su coche patrullero. A la luz de la luna podían darse perfecta cuenta de que era ovalado y que tenía unos sesenta metros de largo. Mientras lo observaban con unos prismáticos, el OVNI bajó con rapidez hacia el coche de la policía, por lo que la luz de la luna proyectó una enorme y rápida sombra sobre el suelo. Aquellos hombres habían probado en muchas ocasiones su valor como policías. Pero la sola visión de aquel extraño aparato abalanzándose sobre ellos a 50 metros de distancia los hizo salir disparados a 180 km por hora. Por aquel entonces buena parte de la prensa había implicado que el miedo al pánico era la razón de que la Fuerza Aérea mantuviese el secreto. En una explicación úpica, el Mail Tribune de Medford, Oregón, dijo que quizá la Fuerza Aérea temiese «que una repentina revelación pudiera tener drásticos efectos emocionales• . Y aunque hubo menos observaciones al ir acabando el año, siguió la sospecha de que quizá la Fuerza Aérea estuviese ocultando algo ominoso. En febrero de 1966 las operaciones de los OVNI parecieron haber llegado a un nivel bajo. Si bien se seguía recibiendo información acerca de importantes observaciones, la crisis parecía finalizada, aunque para la Fuerza Aérea resultase un recuerdo nada agradable. Luego, sin previa advertencia, estalló, repentinamente, la Fase Dos. El verdadero estallido, que se produjo en Dexter, Michigan, sucedió la noche del 20 de marzo. Pero docenas de agentes de policía habían tenido una experiencia previa, que no fue hecha pública, seis noches antes. El 14 de marzo, a las 3.50 de la madrugada, B. Bushroe y J. Foster, ayudantes del sheriff, vieron varios objetos con forma de disco que maniobraban sobre Dexter. Luego cuatro OVNI fueron vistos volando en formación de línea. Llegado aquel momento, otras tres fuerzas de policía locales habían dado 140
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información sobre observaciones similares, y la base de la Fuerza Aérea de Selfridge las había confirmado con su seguimiento por radar. En un informe oficial, el ayudante de sheriff Bushroe explicó detalladamente las observaciones. Y luego añadió: «Esto es lo más extraño que Foster y yo hayamos contemplado jamás ... esos objetos podían moverse a velocidades fantásticas, hacer giros muy cerrados, subir o bajar y flotar con gran maniobrabilidad.» Los incidentes del 14 de marzo tuvieron poca publicidad. Luego, el20 de marzo, se informó que dos o tres luces se estaban moviendo por un área de pantanos situada cerca de Dexter. A la siguiente noche fueron vistas luces similares cerca de Hillsdale, Michigan. En centenares de casos mucho más importantes, solamente había aparecido la noticia en la prensa local, o ni siquiera eso. Por ello, aún hoy resulta un misterio para muchos investigadores experimentados el porqué los informes de H illsdale y de Dexter tuvieron una difusión nacional. En un abrir y cerrar de ojos reapareció la tensión de 1965. Los periodistas cayeron sobre Dexter. En el Capitolio, el líder de la minoría, Gerald Ford, pidió una investigación del Congreso, y otros legisladores apoyaron su petición. Para reducir la excitación creada, la Fuerza Aérea envió apresuradamente al doctor Hynek a Michigan. Apenas si había iniciado su investigación cuando del Cuartel General le telefonearon para darle una orden perentoria: «¡Dará una conferencia de prensa mañana por la mañana y explicará esas observaciones!>> Durante las noches del veinte y del veintiuno se habían producido informes, verificados, acerca de discos voladores, aparte de las historias conflictivas de luces que se movían cerca del terreno. Hynek no tenía ninguna explicación para los OVNI que maniobraron a alta velocidad. Puesto entre la espada y la pared por la orden del Cuartel General, trató de enfocar la atención en las historias referentes a las luces a nivel del suelo. Evitando hacer ninguna afirmación directa, el doctor Hynek les dijo a los periodistas reunidos que la causa del fenómeno 141
podía haber sido el gas de los pantanos, creado por la putrefacción de los vegetales en las áreas cenagosas. Sin esperar que Hynek terminase sus palabras, los periodistas corrieron a los teléfonos y la información sobre el gas de los pantanos apareció al instante por toda la nación. Jamás había recibido una explicación de la Fuerza Aérea sobre un caso de OVNI una acogida tan furiosa:
"La Ft{erza Aérea insulta al público con su teoría sobre el gas de los pantanos•, titulaba su ataque el Tribune de South Bend. El News Leader de Richmond reprochaba a la Fuerza Aérea suprimir evidencias y tratar de desacreditar a testigos. El Chroni-
cle de Houston atacaba sarcásticamente a la Fuerza Aérea por tratar de probar que los OVNI eran un producto de la imaginación de los testigos. El Newsde Indianápolis urgía a que se llevase a cabo una investigación del Congreso para acallar la inquietud pública. El ridículo a escala nacional por la explicación del gas de los pantanos fue creciendo con tal rapidez que casi parecía que la barrera de fuego de 1965 jamás se hubiera interrumpido. Y, para mayor tribulación de la fuerza Aérea, los expertos en gas de los pantanos pusieron en duda públicamente la explicación. En el programa de televisión de Johnny Carson, el doctor Albert Hibbs, científico del Instituto de Tecnología de California, rechazó la explicación de un modo categórico. La prensa y los comentaristas de televisión citaron a una de las máximas autoridades en el tema, M. Minnaert, autor de La naturaleza de la lttz
y el color al aire libre. Según Minnaen, el gas de los pantanos, o metano, puede producir luces que son conocidas como ,, fuegos fatuos». Parecen pequeñas llamas, que tienen de uno a doce centímetros de alto y apenas cinco centímetros de ancho. A veces están en el suelo, y otras veces a unos diez centímetros del mismo. Hay ocasiones en que son empujados unos cuantos centímetros por el viento antes de apagarse. Aunque se culpó incorrectamente a Hynek de tratar de explicar todos los OVNI con la teoría del gas de los pantanos, lo cierto es que la Fuerz.a Aérea era el principal objetivo. El articulista Roscoe Drummond recalcó la necesidad de que se llevase a cabo una nueva investigación a gran escala. Y también lo 142
hicieron muchos directores de periódicos y miembros del Congreso (tanto demócratas como republicanos). Los dibujantes de chistes y los humoristas de TV se lo pasaron en grande burlándose de la teoría del gas de los pantanos. Time Life, Newsweek y otras revistas utilizaron la historia, y las cadenas de televisión presentaron diariamente informes sobre los OVNI dados por pilotes, operadores de torre y otros testigos, de costa a costa. Para complicar el problema, aparecieron en la prensa o fueron retransmitidas histerias arerrorizadoras. El 2 de marzo, un hombre llamado John T. King informó que había disparado contra un OVNI que se acercaba a su coche. Según le dijo a la policía, viajaba cerca de Bangor, Maine, cuando vio un disco volador de los del tipo de domo si ruado sobre el suelo, cerca de la autopista. Mientras se acercaba al mismo disminuyó la intensidad de sus faros y se le paró la radio. Creyendo estar en peligro, King tomó su pistola Magnum. El OVNI estaba únicamente a 15 metros de distancia, según dijo, cuando abrió fuego. Al tercer disparo el disco despegó <<a una tremenda velocidad» . También se dieron informes durante marzo de varios OVNI que al parecer habían chocado con coches y casas remolque. Pocas personas creían tales informes, pero ahora los engaños venían a acumularse a la carga que tenía que soportar la Fuerza Aérea. Por aquel entonces ésta se hallaba en un buen problema. Para reducir el clamor que pedía una investigación a gran escala por parte del Congreso, aceptó de mala gana una breve sesión dedicada a este tema por el Comité de las Fuerzas Armadas del Congreso. La noche antes de la reunión, la Fuerza Aérea dio a la prensa una fotografía de un aparato con forma de disco, uno de los dos modelos experimentales que la compañía canadiense Avro Corporation había sido encargada de construir para los servicios militares de los Estados Unidos. En 1955, la Fuerza Aérea había anunciado que el aparato de la Avro iba a ser un interceptor revolucionario, diseñado para volar a casi 2500 km por hora y maniobrar a velocidades increíbles. Al público se le dijo que era inevitable que se hablase de él como un <<platillo volante» hasta que fuera más conocido. El objetivo obvio de hacer revivir la historia del Avro era tratar
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de que pareciese que los Avros habían estado operando durante años y habían originado muchos informes sobre OVNI. En cambio, si se hubiera afirmado esto factualmente, se hubiera tratado de un fraude deliberado. El Avro fue un fracaso completo. El 24 de junio de 1960, el Ejército afirmó oficialmente que sólo se alzaba a unos pocos cenúmetros del suelo y que resultaba difícil controlarlo. Su velocidad máxima era de 56 km por hora. Tras gastar en él 10 000 000 de dólares, la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea cancelaron el contrato canadiense. La foto del A vro rechazado fue impresa en muchos periódicos, pero no hubo señales de que el público fuese engañado por aquella fotografía tan pasada de moda. La breve sesión del Comité de las Fuerzas Armadas apenas si fue otra cosa que una farsa. El presidente E. Mendel Rivers dijo a los oficiales de la Fuerza Aérea que los OVNI no podían ser
eliminados de un golpe de pluma, pero ellos siguieron adhiriéndose a sus afirmaciones estándar: 1) No se ha retenido ninguna información. 2) La Fuerza Aérea nunca ha ridiculizado a los testigos. 3) No hay ninguna prueba de que los OVNI procedan de otros mundos ... o ni siquiera de que existan. 4) No hay ninguna fotografía o informe de radar que no haya sido explicado. 5) Jamás ha habido una estimación de la situación declarada altamente secreta y en la que se llegase a la conclusión de que los OVNI eran astronaves alienígenas. Algunos miembros del Comité dejaron bien claro que no aceptaban todas las negativas de la Fuerza Aérea. Pero Rivers, su presidente, decidió que no debía llevarse a cabo una investigación total y terminó la sesión. Tras aquella vicroria, el Cuartel General esperaba una desaparición de las creencias masivas en los OVNI. Pero entonces, una nueva encuesta de la opinión pública estremeció a los censores. Ahora, casi la mitad del público (el46 %) creía que los OVNI eran reales. Era un golpe muy duro, y la Fuerza Aérea sabía que podía 144
hallarse al borde de un desastre. En cualquier nueva invasión de los O VNI, las explicaciones no hu bieran dado ningún resultado, los ataques de la prensa se hubieran incrementado y una creciente mayoría pública hubiera obligado a que se llegase al final del engaño. Aunque no hubo ningún pánico, los altos jefes de la Fuerza Aérea sabían que podían ser denunciados por el largo tiempo en que habían estado manteniendo aquel engaño, aunque pareciese ser el camino más sensato y más seguro para el público. A hora, cualquier admisión repentina sería una invitación al desastre, y resultaba imposible llevar a cabo un programa de preparación apresurado. Pero la única esperanza que cabía de poder continuar manteniendo el secreto era llevando a cabo un cambio drástico en sus operaciones. Durante la sesión del Comité de las Fuerzas Armadas se había discutido acerca de una posible ayuda por pane de científicos universitarios en la evaluación de los datos y el Cuartel General decidió que quizás esto fuera una forma de escapar al dilema. En primer lugar encargarían un estudio sobre los O VNI a una universidad respetada y bien conocida. Se podría anunciar como una investigación sobre los OVNI nueva e independiente, sin que hubiese sobre ella ningún control de la Fuerza Aérea. Sin aguardar a tener un phn detallado, la Fuerza Aérea trató con rapidez de conseguir un contrato. Pero o bien los científicos universitarios tenían miedo de caer en el ridículo a causa de los «platillos volantes» o tenían dudas a causa del secreto mantenido por la Fuerza Aérea. Pasó un mes sin que tuvieran ningún éxito, y nuevos acontecimientos que se fueron produciendo aumentaron los problemas de los censores. El 25 de abril el gobernador de Florida, Haydon Burns, y un grupo de periodistas vieron de cerca un objeto volador no identificado. Se hallaban a bordo del C onvair del gobernador, en un viaje de su campaña electoral, cuando el extraño aparato comenzó a seguir al avión. El gobernador Burns ordenó a su piloto jefe que se acercase para dar una mejor ojeada al OVNI, pero éste desapareció inmediatamente, elevándose. El asunto recibió una amplia publicidad. Más o menos hacia este mismo tiempo uno de los principales expertos aeronáuticos alarmó a la Fuerza Aérea con la presenta145
ción en público de una gigantesca colección de datOs sobre los OVNI. Esta revelación fue hecha por el director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (lATA), Knut Hammarskjold . Hablando ante una reunión de escritores aeroespaciales, Hammarskjold dijo q ue recibió un gran número de informes sobre los OVNI cuando llegó a jefe de la lATA: encuentros verificados ocurridos a centenares de pi loros y tripulantes de aerolíneas estadounidenses y extranjeras que eran miembros de la Asociación de Transporte. Según dijo Hammarskjold, toda esta evidencia le convenció de que probablemente los OVNI fueran máquinas de observación llegadas del espacio exterior. Cuando la prensa pidió la opinión de la Fuerza Aérea sobre este asumo, ésta rehusó hacer ningún comentario. U n intento de desacreditar al director de la lATA podría haber hecho que éste hiciese pública toda la información de que disponía. La Fuerza Aérea seguía aún buscando en vano un contrato universitario cuando los noticiarios se llenaron con un informe de un ingeniero del proyecto espacial Apolo, que además era piloto y antiguo navegante de la F uerza Aérea: El23 de junio de 1966, el ingeniero del proyecto A polo,] ulián Sandoval y otros ingenieros testigos divisaron un OVNI de unos 90 metros de largo, cerca de Albuquerque, ;..fu evo México. Según dijo Sandoval, la espacionave partió a una velocidad increíble, alcanzando con gran rapidez los Mach seis (seis veces la velocidad del sonido, casi 7500 km por hora) antes de desaparecer. Pero lo más molesto para la Fuerza Aérea fue una declaración pública hecha por el doctor Hynek, que contradecía secamente las negativas oficiales hechas en la reunión del Comité de las Fuerzas Armadas. El principal consultor sobre OVNI de la Fuerza Aérea reveló que ésta tenía fotografías de OV;..JI e informes de radar no explicados. También reveló que las observaciones alcanzaban otro punto álgido desde principios de 1965, y que los informes desafiaban todo análisis. Pidiendo que acabase el intento de ridiculizar a los testigos, afi rmó que los informes realmente asombrosos eran los que llegaban de gente fiable, estable y educada ... incluyendo científicos. La primera reacción irritada del Pentágono fue pensar en despedir al docror H ynek; luego el Cuartel General se dio cuenta
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de que aquello sólo serviría para dar aliento a una nueva campaña de prensa. Por aquellos días habían comenzado a extenderse las afirmaciones que hablaban de la hostilidad de los alienígenas de los OVNI, que tenían como base toda una serie de revelaciones y observaciones factuales. Una de las narraciones hablaba de lo sucedido a una pareja de New Hampshire: Betty y Barney Hill. Supuestamente recordaron, bajo hipnosis y tras un encuentro con un OVNI, cómo los seres espaciales de una astronave que había aterrizado los habían sacado de su coche cuando se detuvieron en un camino solitario para observar la extraña máquina. Durante su estado hipnótico, inducido por un prominente psiquiatra, describieron los azarantes exámenes físicos a que les sometieron los alienígenas ames de devolverlos a su coche. Unas investigaciones realizadas por separado, entre las que se incluía una del NICAP, indicaron que el supuesto raptO probablemente era sólo una intensa reacción psicológica, una experiencia puramente imaginaria causada por el miedo tras un verdadero encuentro muy próximo con un OV)JJ. La historia se parecía muy poco a los habituales relatos de los «contactados», la mayor parte de los cuales ha podido demostrarse que no eran cienos, y la reputación de los Hill como ciudadanos de pro no hacía pensar que aquello se tratase de un engaño deliberado. Cuando parte de la narración fue publicada en un periódico de Boston, algunas personas que antes se habían reído de tales historias tuvieron una reacción más seria. Y si bien el informe no fue aceptado de un modo muy amplio, un número sorprendente de lectores comenzó a considerar que quizá pudiera ser cierto. Esto se relacionó rápidamente con un hallazgo de las encuestas de la opinión pública. La creencia en que existiesen otros planetas habitados había aumentado en gran manera desde principios de 1965. Ahora, el 34 % del público creía que existían seres inteligentes en muchas partes del universo, lo que hacía que resultase más fácil que fueran aceptados los informes sobre visitantes alienígenas a la Tierra. Por desgracia, la historia de los Hill sirvió para iniciar una serie de informes más preocupan tes. Comenzaron a circular dos o tres rumores sobre intentos de rapto. Uno estaba relacionado con un
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caso ocurrido en 1965 en Renton, Washingto n, en el que tres muchachas informaron haber visto seres espaciales de cerca: alienígenas con «Cabezas gigantescas de color blanco», ojos saltones y rostr os pétreos y grisáceos . En una versión exagerada, se dijo que las muchachas halbían afirmado que habían evitado a duras penas el ser capturadas. U n informe de Sudamérica describía un grupo de seres de un solo ojo y poderosa musculatura que trataron de arrastrar a un hombre hacia el interior de su espacionave. Según decía la narración, sus vecinos habían corrido en su rescate, y tras una lucha los alienígenas habían escapado en el OVNI. Durante la misión del Gemini X , en julio, el astronauta Collins divisó un objeto espacial desconocido moviéndose en una órbita polar. El Centro de Vuelos Tripulados confirmó públicamente este informe. Uno de los «COntactados» dijo en una entrevista de la televisió n que aquello era una advertencia: que lo que el astronauta C ollins había visto era una de las naves de una flota espacial de invasión que se disponía a conquistar la Tierra . Las narraciones como ésta eran recibidas con carcajadas, así como las historias acerca de gigantes de tres metros, enanos peludos con largas garras y un informe sobre una feroz mujer espacial de dos metros diez de altura, de piel atezada y un solo ojo, dorado y brillante, en medio de la frente. Pero algunas de las afirmaoeiones no eran tan divertidas. En artículos y libros sensacionalistas, algunos escritores etiquetaban abiertamente a los alienígenas de los OVNI como sangrientamente hostiles, y advertían a sus lectores que nuestro mundo estaba en peligro nortal. Por lo normal, la Fuerza Aérea hubiera dado la bienvenida a informes sobre extraños seres espaciales. Hasta hacía bien poco, la mayor parte de la gente los había rechazado como tonterías, y aquello había ayudado a eliminar algo de la tensión. Pero ahora parecía ser más seguro el mantenerse en silencio y no tratar de añadir ni un ápice a la publicidad del terror. Pero, a pesar de esas narraciones tan extrañas, sólo una pequeñ~ parte del público parecía preocupada. Hasta el momento no había ninguna señal de histeria. Con anterioridad se habían producido algunos pánicos a pequeña escala: en Francia, América del Sur y España. En los Estados Unidos, los residentes de un
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pueblo se habían sentido repentinamente aterrorizados cuando un globo había descendido, medio oculta por las nubes bajas. Docenas de ellos habían corrido hacia el artefacto con horcas, escopetas y otras armas. Hubo algunos minutos de tensión hasta que se reconoció lo que era en realidad el supuesto aparato espacial. Ahora el pánico estaba mucho más fundado, pero ni siquiera con toda la excitación y tensión se había producido una verdadera histeria. No fue sino hasta finales de agosto de 1966 cuando el temor público hacia los alienígenas de los OVNI comenzó a alarmar a la Fuerza Aérea. Ames de estO, una serie de operaciones de OVNI cerca de Washington había causado nuevos ataques contra los censores. La noche del1. 0 de agosto fueron vistos objetos que maniobraban a alta velocidad sobre el condado de Prince Georges, Maryland. Entre los testigos se hallaban agentes de policía del condado, policías estatales y un miembro de la Policía Federal de Parques. Durante este estallido de observaciones, el doctor Basil Uzunoglu, físico y experto en investigaciones electrónicas, dio noúcia de una experiencia inusitada. A las once de la noche estaba viajando por el Cinturón de Ronda del Capitolio, no muy lejos de Washington. De repente, vio un Objeto Volador No Identificado situado a unos 5000 metros sobre la autopista. Lo perdió de vista mientras descendía, pero luego sufrió un gran susto al verlo flotar sobre una casa, a sesenta metros del Cinturón de Ronda. Estaba a punto de detenerse y bajar del coche para dar una mirada más de cerca a la extraña máquina, cuando cambió de idea y se alejó a toda prisa. Como diría luego, tras informar en la base de la Fuerza Aérea de Andrews, se había sentido muy aterrorizado por aquel encuentro. Aquella misma noche, la policía investigó la historia de un aterrador ser espacial que había sido visto por una muchacha de Jamestown, Nueva York. Según la policía, la muchacha formaba parte de un grupo de jóvenes que se hallaban en un área de acampada de la Península de Erie. Estaban a punto de irse de allí cuando apareció un objeto volador que no les resultaba familiar, aparentemente para aterrizar no muy lejos. Mientras el resto de los jóvenes esperaba a ver si reaparecía, la joven regresó a su
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coche. Según contó a los agentes, unos minutos más tarde un extraño ser peludo trató de entrar en el coche y luego subió al techo del mismo. Cuando ella tocó frenéticamente la bocina para atraer a sus amigos, el monstruo saltó al suelo y desapareció. Fuera cual fuese la causa del mismo, la policía afirmó que el terror de la muchacha parecía genuino: era víctima de una histeria absoluta. Durante una investigación del NICAP, las afirmaciones del grupo mostraron discrepancias, y los hechos no fueron determinados. Pero la narración causó alguna alarma en el área y los artículos sobre las observaciones hechas en Maryland le dieron una publicidad adicional. Seis días más tarde, el tembloroso muro de secreto de la Fuerza Aérea sufrió otro golpe. Este provenía de una de las principales autoridades de la propia Fuerza Aérea sobre OVNI: el teniente coronel Charles Cooke, ya retirado. Como oficial de Inteligencia durante la Segunda Guerra Mundial, había analizado las narraciones hechas por los pilotos sobre sus encuentros con los OVNI. Después de la guerra se había convertido en fundador y director del Air lntelligence Digest, revista que hacía informes sobre centenares de casos documentados de la Fuerza Aérea. Luego fue director del Far EastAir Force lntelligence, un boletín en el que de nuevo analizaba centenares de casos verificados. El 7 de agosto, el Star de Washington incluía un artículo de toda una página del coronel Cooke dedicado a los OVNI. Indicando las poderosas evidencias que señalaban una conclusión interplanetaria, hacía un ataque muy duro contra •da miríada de explicaciones dada por el equipo del Proyecto Bluebook (Libro Azul) -a los que se refería como los "niñitos azules" o "los chicos del blues"- que incluían las habituales ridículas explicaciones a base de estreJias, planetas, meteoros, pájaros, luces reflejadas, visiones, gas de los pantanos, espejismos, engaños y trucos publicitarios». Un resultado inmediato de todo esto fue la reanudación de los esfuerzos por parte de algunos miembros del Congreso para lograr acabar con la censura. El congresista Edward Hutchinson ya había presentado una propuesta, HR 866, para que se investigasen los métodos del Proyecto Bluebook. La declaraciones del coronel Cooke produjeron nuevas adhesiones al intento de realizar esta investigación.
ISO
Poco después de esto tuve una charla privada con un oficial de la Fuerza Aérea que se oponía con todas sus fuerzas a la censura. Sin violar la seguridad interna, llevaba años dándome valiosas . . ptstas y conse¡os. -Este asunto se ha puesto realmente feo -me dijo-. Sigo estando en contra de la censura, pero no es un buen momento para acabar con ella. Después de que Hynek puso al descubierto todas esas mentiras en el debate, un montón de congresistas se enfadaron mucho. Y ahora Cooke ha echado más leña al fuego. Un día de éstos la Fuerza Aérea podría encontrarse con una investigación en toda regla del Congreso, y para algunos de los altos mandos sería desesperante. - Bueno, no dirán que no se les advirtió -comenté. -Sí, pero la culpa no es totalmente suya ... ya lo sabe. LaCIA nos metió en este lío, y ahora ellos se quedan muy tranquilos sentados entre bastidores, mientras la Fuerza Aérea recibe rodos los palos. -¿Qué pasó con el plan de la Universidad? Creí que habían firmado ya con Colorado. -Algo impidió que las cosas acabasen de arreglarse... aún no hay contrato. Y tal vez sea demasiado tarde, si el Congreso entra en acción. Una investigación ya sería bastante mala al poner al descubierto todas esas evidencias ocultas; pero ahora, además, estarnos recibiendo todas esas locas historias acerca de monstruos espaciales y gente que es raptada. -Al menos no hay señales de pánico. -No se olvide de aquella emisión de Orson Welles sobre la invasión. La gente no había sido puesta en situación con ningún informe sobre OVNI o seres espaciales. Pero cuando oyeron aquella emisión acerca de monstruos marcianos aterrizando en la Tierra, todos enloquecieron ... y millares de ellos salieron corriendo para perderse en la noche. En estos últimos meses el público ha sido sometido a roda una serie de informaciones bastante aterradoras. Aunque no se las crean, algunas de esas cosas quedan en su subconsciente, y un informe realmente grave podría originar una oleada de terror. Podría ser diez veces peor que el pánico que causó Welles. Tras esta conversación privada comprobé las más recientes historias aterradoras por ver si se estaba produciendo algún 151
inicio de pánico. Un informe llegado con retraso de Sudamérica describía un supuesto raptO sucedido a principios de 1965. Según la narración de la víctima, fue capt urado por seres espaciales y llevado a otro planeta en un OVNI con forma de disco. Durante su obligada estancia vio, según había dicho, una enorme flota de OVNI q ue estaban siendo preparados para la invasión de la Tierra. Tras esto, fu e devuelto a casa, sin que se le hiciera daño. O tras historias de raptos afirmaban que los humanos estaban siendo raptados para que los alienígenas pudieran enterarse de todo lo referente a nuestro mundo antes de aterrizar en él. Aquélla era, probablemente, la explicación de wdos los millares de desapariciones misteriosas que se producían cada año -decía un escritor-: las gentes desaparecidas seguían vivas, en algún planeta desconocido. A pesar de aquellas advertencias ominosas, nadie huía hacia las colinas. Sólo un informe aterrador recibió alguna atención pública de importancia durante todo aquel período intranquilo. Pero lo cieno era que el relato era fidedigno y había sido faci litado por la policía de Rio de Janeiro. El 20 de agosto, los agemes de policía habfan subido a una colina situada en Niterói, un suburbio de Rio, después de que una mujer informara acerca de que un plat illo había aterrizado poco ames en el lugar. No esperando encontrar nada allí, la policía hizo un macabro descubrimiento. Cerca de la cima de la colina yacían los cadáveres de dos hombres, cuyos rostros estaban cubiertos con máscaras de plomo. En el suelo había t rozos de papel con anotaciones en portugués. Una de ellas decía: «A las 4 .30 de la tarde tOmaremos las cápsulas ... Después de que se produzca el efecto hay que proteger la mitad del rostro con las máscaras de plomo . Y esperar la señal acordada.» La investigación policial fue supervisada por el inspector José Venancio Bittencourt, de la policía de Rio de Janeiro. Tras pruebas de laboratorio dijo que no había ninguna clave respecto a la causa de las muertes. «No había razón médica ... Los técnicos de nuestro laboratorio han eliminado la posibilidad de que fuesen causadas por veneno, violencia o asfixia.» Los forenses determinaron la fecha de la muerte como el17 de 152
agosto, y dos testigos dijeron que habían visto aquel día un OVNI que flotaba cerca del área en donde fueron encontrados los cadáveres. Cuando se dio noticia por vez primera de esta dramática historia en los Estados Unidos, se omitió el tema de los O VNI en la mayor parte de las emisiones. Una continuación de la noticia, puesta en amena por varias estaciones, mencionaba los rumores existentes en Rio acer~ a de que los dos hombres pensaban encontrarse con seres procedentes de un O VNI, y que los alienígenas los habían matado por alguna razón hasta el momento imposible de determinar. Aquella tarde tuve una llamada del oficial de la Fuerza Aérea con el que había estado discutiendo acerca del incremento de las historias terroríficas. «¡Gracias a Dios que esos asesinaros de las máscaras de plomo no han sucedido aquí! -me dijo-. No hemos tenido muchos problemas... algunas canas y unas pocas llamadas. Pero si hubiera sucedido aquí nos hubiéramos encontrado en un verdadero lío.» A finales de septiembre la policía hizo públicas sus conclusiones. El inspector Binencourt admitió que no tenían la menor idea de lo sucedido. Aunque no aceptó los informes sobre OVNI como prueba de que aquellos asesinaros hubieran sido cometidos por seres espaciales, parre de la prensa brasileña afirmó que la conclusión oficial era: «Asesinaros causados por seres o personas procedentes de lo desconocido. ,, Dado que las anteriores historias de la prensa ya habían sugerido esta posibilidad, era posible que este anuncio no hubiera añadido nada al impacto causado en el público. Pero apenas si hubo tiempo de considerarlo antes de que resultara eclipsado por una declaración de la Fuerza Aérea: un nuevo y científico estudio de los O VNI, encargado por la Fuerza Aérea, iba a ser realizado en la Universidad de Colorado. Su dirección sería encomendada al distinguido científico doctor E. U. Condon. La nueva investigación, que se iniciaría en noviembre, sería totalmente independiente de la Fuerza Aérea. Como si se hubiese dado la vuelta a un conmutador, cesaron los duros ataques. Casi en un abrir y cerrar de ojos, la mayor 153
parte de la prensa pasó a alabar esta nueva actitud. Y exceptuando a algunos congresistas que sabían cuál era la verdadera situación, la mayor parte del Congreso se unió a estas alabanzas. Durante los últimos veinte meses se había demostrado y vulnerado incontables veces la censura de la Fuerza Aérea. Y tam bién habían quedado al descubierto las explicaciones falsas, al tiempo que habían sido hechas públicas gran número de pruebas facilitadas por observadores muy calificados. Ahora todo aquello parecía olvidado, y se seguía una política de borrón y cuenta nueva. Tras lo ocurrido en los últimos meses, apenas si resultaba creíble. Pero era cierto. La Fuerza Aérea había dejado de ser acosada y el Proyecto Condon estaba a punto de comenzar. Y, aunque yo no lo sabía entonces, iba a verme muy envuelto en aquel «nuevo estudio independiente ...» en lo que iba a ser el período más increíble de m i larga investigación.
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Batalla en Boulder Fue el 7 de octubre de 1966 cuando el Cuartel General de la Fuerza Aérea anunció en Boulder el proyecto de investigación de la Universidad de Colorado. Tras nombrar al doctor Edward Condon como director del Proyecto de la U. de C ., la Fuerza Aérea declaró que éste llevaría a cabo una investigación seria, objetiva y científica. En menos de veinticuatro horas el doctor Condon hizo esta reconfortante afirmación y se reveló como un incrédulo acérrimo en el asunto de los OVNI. «Es altamente improbable que existan - declaró al New York Times y a docenas de otros periódicos-. El punto de partida de nuestra investigación va a ser el punto de vista de que los OVNI son alucinatorios, y trataremos de descubrir lo que hace que la gente se imagine que ve cosas.» Cuatro días antes de esto el doctor Con don había prometido un estudio cuidadoso e imparcial. Esra promesa estaba contenida en el contrato de la Fuerza Aérea que había firmado, junto con dos altos cargos de la U niversidad de Colorado: El trabajo será realizado bajo condiciones de la más estricta objetividad por investigadores que, tan cuidadosamente como pueda ser determinado, no tengan predilecciones o posiciones preconcebidas en el tema de los O VN l. Esto es esencial para que el público, el Congreso, la rama ejecutiva y la comunidad científica tengan confianza en el estudid . El9 de octubre el doctor Condon le dijo al Post de Den ver que l. Contrato F. 44620-67-C-OOJS <nlre la Fua >.., 1\er~~ y la Umvcrsidad de Colorado.
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creía que la Fuerza Aérea había estado haciendo un buen trabajo. «Aproximadamente el 95 % de los informes sobre los OVNI pueden ser identificados con relativa facilidad. Si tuviéramos más informaciones, podríamos explicar otros ... (lo que) indica una asombrosa falta de comprensión pública.» Aquel mismo día, el Post llevaba también una afirmación condenatoria hecha por Roben J. Low, administrador del «Proyecto»: «El proyecto estuvo a punto de resultar inacepta· blc ... (pero) uno no le dice no a la Fuerza Aérea ... Probablemente suministrará más información acerca de testigos que informan acerca de los OVNI que evidencias. » Anteriormente, el doctor Condon y Low habían pedido la evidencia que poseía el NI CAP y nuestra ayuda en sus investigaciones. Tras la larga censura de la Fuerza Aérea, parecía imposible el que se llevase a cabo una investigación independiente. Pero si nos rehusábamos se nos acusaría de no tener ningún dato verdadero que ofrecer. Les dije a Condon y a Low que los ayudaríamos ... si es que hacían una investigación a gran escala, libre de roda interferencia de la Fuerza Aérea. Ambos me aseguraron que aquél era exactamente su propÓSitO. Tras leer las declaraciones de la prensa, llamé a Condon y a Low. - Doctor Condon, por lo que le ha dicho usted a la prensa, ya ha llegado usted a una conclusión, sin siquiera molestarse en consultar la evidencia. - Eso es absolutamente falso -replicó Condon- . La culpa la tiene la prensa ... le han dado la vuelta a mis declaraciones. También Low echó las culpas a la prensa. «Seríamos estúpidos si buscásemos ponernos a malas con el NICAP. Tenemos puestas grandes esperanzas en su ayuda. Francamente, no sé ni por dónde empezar. Naturalmente, sus datos son importantes, pero primero necesitamos que sus subcomités nos ayuden a entrenar a nuestros investigadores de cam po ... que a l fin y al cabo es lo que ustedes acordaron hacer. » Pero eso se basaba en la promesa de un proyecto sin prejuiCIOS.
" Esas noticias de la prensa estaban equivocadas -insistió Low-. Hemos tenido ya cincuenta llamadas de periodistas y locutores. Esto ha sido un manicomio ... Era inevitable que se 156
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cometiesen errores. Si viene a Boulder para aquella entrevista que planeamos, podrá ver que no tenemos prejuicios.» Me resultaba difícil tragarme el que sus palabras hubieran sido mal interpretadas durante tres días seguidos con unos comentarios ran específicos y derogatorios. Pero consentí en aquella reunión en Boulder, esperando conseguir así la verdadera imagen de aquella operación financiada por la Fuerza Aérea. Lo que más me asombraba era el gran énfasis que se ponía en la evidencia del NI CAP, que totalizaba unos 9300 informes. Más de 2000 de ellos habían sido facilitados por pilotos, científicos, seguidores de satélites, operadores de rorre y radar de la FAA, ingenieros aeroespaciales y otros observadores altamente calificados. En muchas ocasiones, los escépticos habían resultado convencidos por aquellas evidencias tan imponantes y verificadas. Se podía haber esperado que la Fuerza Aérea hubiese hecho todo Jo posible para impedir que aquellos informes claves llegasen a manos de los científicos del Proyecto de la U. de C. En lugar de ello, el contrato de estudio había designado a la NICAP como fuente que debía ser verificada, siendo la única organización de estudios independiente sobre los OVNI que había sido nombrada en el contrato. La primera pista que me iba a llevar hacia una interpretación coherente surgió en Boulder, durante un intermedio en la entrevista. El doctor Condon había salido un momento para atender otra cita y, dado que Low era su lugarteniente, decidí darle un pequeño resumen de los daros que les íbamos a facilitar. -Los primeros informes incluyen algunos de los casos más famosos. Uno, por ejemplo, es el sucedido en un intento por parte de unos pilotos de reactor de la Fuerza Aérea por derribar un OVNI cerca de Redmond, Oregón. Estaba flotando cerca del aeropuerto de Redmond ... -¿Cuándo ocurrió eso? -me interrumpió Low. -El 24 de septiembre de 1959. Low agitó la cabeza. -Es demasiado antiguo. Los testigos no recordarán todos los detalles. -La Agencia Federal de Aviación tiene un informe completo. Los principales observadores eran empleados de la F AA en el 157
aeropuerto de Redmond . El diario oficial indica cada una de las fases de la acción, y tenemos extensas declaraciones de los testigos. - Le di a Low un resumen del caso (citado en el Capítu lo 3), incluyendo la confirmación hecha por altos dirigentes de la F AA. - No sólo tendrá pruebas documentadas, sino también las respuestas engañosas de la Fuerza Aérea. Low agitó de nuevo la cabeza. - No podemos perder el tiempo con viejos informes. -¿Están tratando de llegar a la verdad o no? - Naturalmente -dijo con rapidez Low-. Pero apenas si tenemos un año. Debemos limitarnos a los informes actuales. -Señor Low, éste es un caso tremendamente serio. Y la fecha no tiene nada que ver en el asunto, ya que se conservan tOdos los datos. Y muchos de los casos primitivos son tan importantes como éste, o incluso más : persecuciones efectuadas por la Fuerza Aérea en las que resultaron muertos pilotos, ocasiones en que casi se produjeron colisiones con aparatos comerciales y en que los pasajeros resultaron heridos ... - No me había dado cuenta de esto - dijo con ans iedad Low - . Hablaré del tema con Ed Condon. Mientras tanto, siga adelante y envíeme las listas. El resto de la conversación fue empleado en discusiones generales. El punto de vista del NICAP fue respaldado por el subdirector Richard Hall y por mí mismo, y Low hizo de moderador en los períodos de preguntas. El doctor Condon, un hombre de sólida constitución física, de unos 65 años de edad, tenía bien poco que decir. La mayor parte del tiempo permanecía escuchando en silencio, sin dar muestras de reacción alguna. Hubo una excepción, durante una corta valoración de los libros sobre los OVNI que hacían afirmaciones sensacionalistas acerca de los visitantes del espacio. El doctor Condon hizo un jocoso comentario sobre un libro de bolsillo que, entre otras cosas, relataba un encuentro inusitado entre una mujer espacial y un joven sudamericano. Exceptuando esta inesperada demostración de buen humor, la expresión del doctor Condon fue normalmente la de un jugador de póker. La mayor parte de los miembros del proyecto parecían sinceramente interesados, pero el único que sabía bastante acerca de los OVNI era el doctor David Saunders, psicólogo de la 158
Universidad, que había visitado el NI CAP y discutido el problema. Cuando terminó nuestra entrevista, seguía teniendo grandes dudas acerca del proyecto, pero le dije a Low que entrenaríamos a sus hombres de campo y ayudaríamos a conseguir una valoración objetiva. Antes de que me fuera, el doctor Saunders me llamó a un lado. «Puede contar con la mayor parte de la gente del proyecto -me dijo-. Trataremos con tOdas nuestras fuerzas de llevar a cabo una investigación completa ... dentro de lo que nos permite el contrato.» Low se unió a nosotros antes de que pudiera preguntarle qué era lo que significaba esto. Pero antes de regresar al NICAP estudié el contrato y hallé este preocupante párrafo:
Dado que el Proyecto Bluebook continúa ocupándose de todos los informes, se da por entendido que la Universidad no tiene la obligación de investigar otras observaciones señaladas más que aquellas que seleccionen para su estudio los investigadores principales (el doctor Condon y el administrador Low). A causa de esta previsión tan significativa, podía ser suprimida toda la masa de datos acerca de la realidad de los OVNI. Fuera o no ésta la intención de la Fuerza Aérea, los científicos del proyecto no podían examinar ni un solo caso a menos que Condon y Low lo aprobasen. Si esta regla era seguida al pie de la letra, millares de casos importantes, incluyendo aquéllos de los que teníamos informes documentados en el NICAP, podían ser dejados fuera de la investigación. Sólo había una forma de averiguarlo : entregando informes no explicados, pero documentados a Condon y Low ... e informando en privado a Saunders y a algunos de los otros científicos. Estos poderosos impactos podían causar mella en el escepticismo de Condon ... o quizá prefiriese ignorar tal evidencia. En cualquier caso, pronto sabríamos con qué nos enfrentábamos. Estaba comprobando informes primitivos para el primer grupo de casos cuando Gordon Lore, uno de los miembros 159
superiores de nuestro equipo, me tra¡o un recorte de prensa referente a Condon. - Quizá no hayas visto esto - dijo indicándome una frase subrayada: La mayor parte de los informes primitivos (había declarado Condon) son demasiado viejos y vagos para ser de alguna
utilidad. 1
-Gracias, quizá pueda usar esto. - Coloqué el recorte en un cajón de mi escritorio y luego le hablé a Lo re de mi discusión con el administrador Low. -Ahora veo por qué trató de dejar a un lado el caso de Redmond. Como prueba, comenzamos la primera lista con el informe de la Segunda Guerra Mundial dado por el capitán Albah Rieda, siguiéndolo con el caso Mantell, la desaparición del reactor de la Fuerza Aérea sobre el Lago Superior, la tragedia de Walesville, dos cuasicolisiones de aviones comerciales en 1957 en las que los pasajeros habían resultado heridos, y otros casos de terror causado por la aproximación de OVNI. Además, dimos una lísta de informes verificados procedentes de todas las fuerzas armadas, la NASA, la FAA y otros encuentros documentados hasta 1965, incluyendo los nombres de los testigos expertos. (Véase lista parcial en el Apéndice.) Tras enviar esta primera evidencia a Condon y Low comenzamos a trabajar en el siguiente grupo, abarcando los principales casos de 1965 y 1966 (descritos en el Capítulo 7). En la segunda mitad del sesenta y seis se habían producido dos o tres aproximaciones aterradoras. Un encuentro que causó gran pánico fue el que tuvo un antiguo investigador de la Seguridad Militar, J. ]. O'Connor, que ahora ejercía como abogado en Florida, y del que había informado al NICAP y a la Fuerza Aérea. El 20 de septiembre de 1966, O'Connor estaba pilotando su avión privado cerca de Sebring, Florida. Volaba a 2850 metros de altura cuando un enorme OVNI descendió directamente sobre él. Cuando su sombra cubrió el avión, O'Connor redujo apresu radamente su velocidad y picó. Al salir del picado, a 1000 metros de altura, vio que el objeto lo había seguido hasta allá abajo . Realmente aterrado ahora, tendió la mano hacia un revólver calibre 38 que llevaba en la carlinga. 160
Pero el tamaño del enorme aparato le hizo detenerse. Disparar contra él sería fútil, y también podía ser peligroso. Tras algunos momentos más de tensión, el OVNI subió en círculo hacia el firmamento y se perdió de vista. Muchos de los casos de la primera lista y los centenares suministrados luego al Proyecto de la U. de C. habían sido compr obados por investigadores experimentados del subcomité del NI CAP de Los Angeles (LANS) y otros subcomités de Cabo Kennedy, Seattle, Massachusetts, Texas, el área de la Bahía de San Francisco y otras veinte secciones del país. Los investigadores del NICAP también habían comprobado importantes casos extranjeros, en varios países. Los científicos de la Universidad de Colorado también recibieron un ejemplar de la valoración documentada del NI CAP: La evidencia acerca de los O VN / ,u n informe de 184 páginas que hablaba de más de 700 casos verificados, muchos de ellos dados por observadores de primera categoría y también analizados por el equipo del NICAP y por sus consejeros científicos y técnicos. Esta enorme compilación de datos, así como las pruebas del intento de censura de la Fuerza Aérea, habían convencido a muchos escépticos; sin embargo, de Boulder no nos llegó ni media palabra respecto a la reacción de Condon. Varias semanas más tarde, cuando Low estaba visitando el NICAP, le dije que aún no había tenido noticias del doctor Condon. -¿ Q ué decidió acerca del caso de Redmond? -le pregunté. -Aún no me ha dicho nada de eso. -¿Y qué hay de esa primera lista de casos? Low dudó. - Ed dice que tendremos que concentrarnos en los casos más recientes. No es que ignore los otros ... - Pero le parecen demasiado viejos y vagos, ¿no? - Saqué el recorte de periódico referente a Condon y se lo entregué. Low pareció azorado. -De acuerdo, tengo que admitir que éste es el punto de vista de Ed. Está convencido de que los informes primitivos no tienen ninguna validez. -¿Y cómo puede saberlo? Ed Condon me dijo que no había comprobado ningún informe. Tres semanas antes le había dicho
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a la prensa que los astrónomos, los operadores de la F AA y los seguidores de satélites jamás habían dado un informe sobre un OVNI. Tenemos centenares de tales informes, con pruebas. Había algunos en el primer grupo ... ¿Es que no ha leído ninguno de ellos? - Aún no - dijo Low, muy incómodo-. Lo lamento, pero no hay nada que pueda hacer al respecto. La decisión final la ha de tomar él. -No le echo las culpas a usted. Pero muchos de estos casos son vitalmente importantes .. . no hay nada vago en ellos. A lguien debería hacerle ver al doctor Condon de que está evitando examinar datos documentados. Y esto puede hacer que el tiro salga por la culata ... -Me detuve en seco. -¿Qué sucede? -me preguntó Low. -Si no están investigando ninguno de esos informes, ¿para qué quieren los datos del NICAP? -Oh ... eso es otra cosa. Los necesitamos para obtener una imagen completa. Y quizá luego estudiemos algunos de los casos más antiguos .. . -Señor Low, no vamos a trabajar en millares de casos a menos de que sepamos que van a ser examinados. Mire, aquí tiene nuestra segunda lista. Muestra las principales evidencias del boom del sesenta y cinco y buena parte de las del sesenta y seis. Dígale al doctor Condon que queremos una respuesta definitiva sobre si van a investigar estos casos ... No se puede decir que no sean bastante recientes. Entonces, decidiremos si seguimos adelante o nos retiramos. -¿Retirarse? -exclamó Low-. No pueden hacer eso . De acuerdo, hablaré con Condon tan pronto como regrese allí. Parecía poco probable que el director del proyecto mostrara un cambio de actitud. Pero, a principios de 1967 Saunders nos dijo que ahora estaban comprobando la hipótesis ET (extraterrestre). Tenía la cautelosa esperanza de que hubiera sucedido un milagro, pero se disipó bien pronto. El2 5 de enero el doctor Con don dio una conferencia ante dos sociedades científicas en Corning, Nueva York. Tal como informaron los periódicos, dijo que los OVNI no eran asumo de la Fuerza Aérea y no se tomó en serio el tema. «En este momento, mi actitud es de que no hay nada en todo 162
eso -dijo - , pero se supone que no debo llegar a ninguna conclusión antes de que terminemos. Hay menos de cien observaciones en estos veinte años que sean lo bastante significativas como para ser consideradas. De éstas, menos de veinte son realmente asombrosas, pero sólo debido a que conocemos bien poco a su respecto.» En lo referente al secreto dijo que cualquiera que creyese que la Fuerza Aérea estaba ocultando hechos sufría de paranoia. U n miembro del NICAP que estaba presente y que me confirmó aquellas afirmaciones vio a Condon tras la charla. -¿Aceptaría una declaración firmada hecha por testigos de buena reputación? - le preguntó. -No, no lo haría -replicó Condon. En Washington, un locutor de noticias relacionó la charla de Corning con una entrevista anterior concedida al News de Rocky Mountain. El 5 de noviembre de 1966 le habían preguntado a Condon si pensaba que la Fuerza Aérea pudiera estar ocultando hechos al Proyecto. •Tenemos que confiar en que la Fuerza Aérea no trata de engañarnos -contestó Condon-. Sé de algunas personas que creen que la Fuerza Aérea está tratando de engañarnos, pero yo no lo creo. Aunque tal vez lo esté intentando. No es que me importe mucho.» Después de todos los otros comentarios negativos de Con don, esta afirmación y las declaraciones de Corning eran ya demasiado para seguir soportándolo. Llamé a Boulder, y al no conseguir entrar en contactO con el doctor Condon, le di la noticia a Saunders. -No vale la pena que el NICAP siga adelante. Tendré que ponerle un cable a Condon para decirle que lo dejamos. - Hágame el favor de esperar... eso sería el fin del Proyecto. Déme dos horas de tiempo para tratar de llegar a una solución. Luego me enteré de que todo el grupo de científicos fue a ver al doctor Condon y le advirtió que el Proyecto no podía continuar sin la ayuda del NI CAP. Condon no era un hombre acostumbrado a ceder, ni siquiera cuando era presionado; tenía la tenacidad de un bulldog. Pero al fin aceptó llamarme. Yo le dije que sus afirmaciones públicas nos habían dejado en mal lugar. «Si seguimos adelante dirán que estamos ciegos o somos 163
estúpidos. Algunos de los miembros del Comité ya me han advenido de que quizá caigamos en el descréditO.» Como anteriormente, el doctor Condon me dijo que lo habían comprendido mal, pero yo le indiqué que no se había retractado en público de ninguna de sus afirmaciones. Tras diez minutos de una discusión que a menudo resultó muy tensa, el doctor Condon me prometió que no iba a hacer más declaraciones acerca de los OVNI. «De este modo no me volverán a malinterpretar - añadió. Se excusó por causar todos aquellos problemas-. Aprecio su cooperación en lo que vale y espero que el NICAP siga con nosotros .» Cuando le pregunté acerca de los informes ignorados, Condon me dijo que todo había sufrido un retraso, pero que nuestra evidencia sería examinada cuidadosamente tan pronto como fuera posible. <<Sobre esta base - le dije-, seguiremos ayudándoles.» Aparre de la evidencia sobre los casos, le dimos a la Universidad de Colorado copias de las órdenes con que se establecía el secreto: JANAP 146 y AFR 200-2, y pistas de otros documentos oficiales que estaban relacionados con el engaño. Entre éstos se hallaba el análisis hecho en 1947 con el Mando de Material Aéreo y la opinión firmada por el teniente general Nathan Twining, la Valoración Altamente Secreta hecha en 1948 por el Proyecto Sign Top acerca de que los OVNI eran espacionaves interplanetarias y canas restringidas sobre política, tales como la emitida por la Oficina del Secretario del Aire el 15 de agosto de 1960. Etiquetada como carta de política para los comandantes de la Fuerza Aérea, contenía esta afirmación titulada: «La Fuerza Aérea mantiene su ojo avizor sobre el aeroespacio»: «Existe una relación entre el interés de la Fuerza Aérea por la vigilancia del espacio y su continua vigilancia de la atmósfera cercana a la Tierra en busca de objetos voladores no identificados: OVNI ... Pero pasaron las semanas sin que hubiera señales de que estas pruebas que se mantenían en secreto tuvieran ningún efecto sobre Condono Low, o que se hubiera investigado alguno de los 164
casos principales. Tal como yo, la mayor parte de los miembros del equipo del NI CAP estaban convencidos de que no valía la pena seguir enviando nuestros daros. «Quizás haya alguna otra forma de sacarles de su indiferencia», sugirió Gordon Lore. Tras charlar del asunto, llegamos a una nueva política: el concentrarnos en los peligros que habían causado los OVNI. Incluso si aquellos objetos eran sólo algún extraño fenómeno natural (lo que nosotros sabíamos que era imposible) habían originado algunos peligros muy reales. Si podíamos lograr que Condon comprendiese esto, en lugar de insistir en las evidencias que indicaban que eran espacio na ves alienígenas, tal vez se llegase a dar cuenta de que se trataba de un problema grave. Esta sugerencia tenía que ser planteada a través de Low. Saunders me había dicho que el doctor Condon seguía aún irritado por haber tenido que excusarse por los problemas de Corning, y que probablemente ignoraría cualquier cosa que le enviase directamente. La siguiente vez que Lowvisitó el NI CAP le hablé en privado: -Hay un problema grave que quizá no conozcan usted y el doctor Condon. Es el riesgo de confundir formaciones de OVNI con un ataque soviético por sorpresa y de que se inicie la Tercera Guerra Mund ial. -¿Con todas las salvaguardias previstas por la Red de Alerta Avanzada? Eso es prácticamente imposible. -No, no lo es. El Mando Aéreo Estratégico ha enviado ya varias veces bombarderos H cuando confundió algún OVNI con un posible ataque por sorpresa. -¿Tiene alguna prueba de eso? -me preguntó Low. Le mostré nuestro Informe Confidencial al Congreso, aprobado por el almirante Hillenkoetter, el coronel Bryan, el antiguo coordinador de la Fuerza Aérea Fournet y todos los otros miembros del Comité del NI CAP. Esta advertencia acerca de los peligros de una guerra iniciada por accidente incluía esta afirmación: «En 1958, la Fuerza Aérea admitió que los bombarderos del Mando Aéreo Estratégico habían sido lanzados en más de una ocasión contra Rusia cuando el radar de defensa 165
había seguido objetos misteriosos, que mmca han sido identificados, y que aparentemente volaban en formación. Se comprobó que aquello eran errores, pero el peligro es aún mayor en la actualidad.~>
Tal como le dije a Low, esta admisión de la Fuerza Aérea fue presentada al presidente de la United Press, Frank Bartholomew, tras una conferencia de alto nivel en el Cuartel General del Mando Aéreo Estratégico. Fue aprobada por la Fuerza Aérea, en el Pentágono. El propósito original de la misma era informar a los soviets, a través de las declaraciones aprobadas de la UP, de que teníamos un poderoso sistema de Alerta Inmediata que detectaría cualquier signo de ataque y originaría una respuesta fu lminante. Lo que nunca ha sido explicado es por qué se añadió aquella información acerca de los OVNI. - Bueno -comentó Low- si cada vez se dieran cuenta de que era un error, entonces no hay un verdadero peligro. - No hay ningún sistema de alerta que sea perfecto. ¿Recuerda cuando el radar de defensa captó señales que habían rebotado en la Luna? El NORAD se llevó un buen susto: creían que era el inicio de la Tercera Guerra Mundial. Estaban a punto de lanzar una respuesta con todas nuestras fuerzas, cuando se descubrió el error. Como prueba adicional del peligro, le mostré a Low dos sobrias advertencias oficiales. Una provenía de Lyndon Johnson, cuando era el líder de la mayoría del Senado. Poco después de que enviase el informe confidencial del NI CAP al Subcomité de Prevención del Senado, hizo pública esta afirmación: «Los aliados de Occidente deben estar preparados para cualquier posibilidad ... sea deliberada o accidental.» La otra advertencia fue dada por el doctor Marvin Stern, subdirector de Investigación y Desarrollo del Departamento de Defensa: «No estamos pensando lo bastante en los factores de tensión y azar, que podrían llevar a la guerra de un modo accidental. , Aunque no fueron mencionados los objetos voladores no identificados, se sabía que éstos constituían una parte importante del peligro de una guerra accidental. - Bueno, aunque hubiera un tal peligro -afirmó Low-
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nuestro contratO con la Fuerza Aérea no nos da jurisdicción sobre el asunto. -Señor Low, la Fuerza Aérea dice que ustedes son independientes, y estO podría ser la parte más importante de su investigación. El secreto mantenido por la Fuerza Aérea ha confundido a muchos de los operadores de radar de la Alerta Inmediata. Se les ha dicho que los OVNI no existen, así q ue cuando captan algún objeto que se dirige a alta velocidad hacia los Estados U nidos es muy probable que piensen que se trata de un ataque enemigo por sorpresa. Tal como le expliqué, el peligro se había incrementado con la aparición de los submarinos lanzacohetes. Si de repente llegaba un OVNI del Atlántico, del Pacífico o del Golfo de México, los operadores del radar de defensa podían confundirlo con mucha facilidad con un cohete lanzado por un submarino. Se había seguido con radar algunos OVNI que iban a la velocidad de los cohetes intercominentales, con lo que se incrementaba el riesgo de una guerra accidental. -Si su proyecto expusiera estos hechos -le dije-, eso podría obligar a la Fuerza Aérea a entrenar a sus operadores de la Alerta Inmediata de modo que estuvieran en guardia contra tales errores. A menudo los OVNI tienen ciertas características que podrían ser enseñadas a los operadores, para que éstos tratasen de reconocerlas ... en cuanto se les diga que tales objetos son reales. Si los Estados Unidos tomasen esas precauciones, es probable que el Kremlin hiciera lo mismo. También los soviets han seguido OVNI con su radar, y es muy probable que también ellos hayan hecho despegar sus bombarderos por error. Su proyecto podría prestar un gran servicio al país, y creo que el doctor Condon debería saberlo. -Desde luego, si es así de grave, debería saberlo -contestó Low-. Le mostraré su Informe Confidencial al Congreso. Pero, un mes más tarde, me enteré de que el intento había fracasado. Condon había decidido que, si realmente existía aquel problema, era estrictamente un asunto del Departamento de Defensa. Con anterioridad, algunos miembros del NICAP estaban convencidos de que la Fuerza Aérea había persuadido al doctor Condon de que era su deber patriótico el ayudar a ocultar la 167
verdad hasta que estuvieran mejor preparados para enfrentarse con los OVNI. Aunque era posible, yo no lo creía. Por lo que me había enterado acerca de él, sólo había una respuesta posible: el doctor Condon era un hombre escéptico en un cien por cien, honestamente convencido de que los OVNI eran una tontería y todos los testigos que decían haber visto uno, personas irresponsables. Si hubiera tenido alguna vez la menor duda acerca de las negativas de la Fuerza Aérea se hubiera sentido preocupado por el posible peligro de una guerr a accidentaL Pero, a causa de su rígida convicción de que tenía razón, su mente estaba cerrada a esta pos1bilidad. Antes, había tratado de que los jefes del proyecto conferenciasen con los miembros del Comité, al menos con Bryan, Emerson, Fournet y otros que tenían pruebas del secreto oficial y evidencias de la realidad de los OVNI. Al ver que ignoraban mi oferta, envié a Low una reciente afirmación de un famoso científico griego, el doctor Paul Santorini, un físico e ingeniero de primer rango. Durante la Segunda Guerra Mundial, el doctor Santorini había ayudado a desarrollar el radar, las espoletas para la bomba atómica y el sistema de guía del cohete antiaéreo Nike. Hasta 1964 había sido director del Laboratorio de Física Experimental del Politécnico. En marzo de 1967, el doctor Santorini había revelado una experiencia con los OVNI, que había mantenido oculta durante largo tiempo. En una conferencia dada a la Sociedad Astronómica de Grecia, afirmó que había una <<conspiración mundial de silencio» alrededor de los informes de los OVNI. Según afirmó, en 1947, unos extraños objetos que volaban sobre Grecia habían alarmado al gobierno. Temiendo que se tratase de proyectiles dirigidos rusos, el mando del Ejército griego le había suministrado un equipo de ingenieros para investigar aquellas observaciones. <<Pronto llegamos a la conclusión de que no se trataba de proyectiles - dijo el doctor Santorini-. Pero cuando los altos mandos del Ejército griego interrogaron al D epartamento de Defensa de los Estados Unidos acerca de los misteriosos objetos, fueron obligados rápidamente a guardar silencio, y se ordenó al Ejército que terminase su investigación.• Después, según reveló el científico, fue severamente interrogado por científicos
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llegados de Washington. Más tarde, las investigaciones privadas de Santorini lo convencieron de que los OVNI estaban observando la Tierra ... probablemente como preludio a una invasión. Se había invocado la necesidad de mantener el secreto, afirmó, porque los funcionarios temían admitir la existencia de ingenios tan superiores que contra ellos «no había posibilidad de d,efensa». Dado que Santorini era un científico tan distinguido, pensé que Condon quizás hiciese que Low hablase con él. Pero uno de Jos miembros del proyecto me dijo en privado que la declaración de Santorini no había sido tomada en serio. Algunos días después de este acontecimiento, estaba tratando de pensar cuál iba a ser nuestra próxima actuación cuando el comentarista de televisión Frank Edwards llegó a mi oficina. En aquel tiempo su programa era realizado en Jndianápolis, pero hacía frecuentes apariciones en la mayor parte de las cadenas nacionales. Cuando pasaba por Washington acostumbraba a dejarse caer por el NI CAP, ya que como miembro del Comité tenía acceso a la última información acerca de los OVNI, que él acostumbraba á porter en antena. - ¿Cómo van las cosas? -me preguntó-. ¿Siguen tan despistados como siempre esos tipos de Boulder? -Las cosas aún están mucho peor, Frank. -Le expliqué los puntos principales. Frank pareció incrédulo. -Vaya, todo eso es fantástico. ¿Por qué no lo dejas correr de una vez? -Saunders sigue insistiendo en que no lo deje. Parece ser que tiene alguna razón muy poderosa para creer que él y los otros científicos pueden hacer cambiar de idea a Condon. Pero yo no acabo de creérmelo ... pienso que deberíamos organizar una conferencia de prensa y poner las canas sobre la mesa. -¿Por qué no lo pongo yo en pantalla? - dijo Frank- . Siempre puedo hacerlo en una de las cadenas principales. Tú puedes ayudarme a prepararlo, y yo haré que le den publicidad por anticipado como una revelación. Después de que hablamos acerca del asunto, estuve de acuerdo. -Si nuestra declaración es lo bastante impresionante, es muy
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probable que cause algún impacto en los altos cargos de la Universidad de Colorado. Y para salvar el tipo quizá lleguen a hacer algunos cambios. Aún hay tiempo: el proyecto va a durar hasta el 31 de enero de 1968. Frank tendió la mano hacia un bloc de notas. -Lo vamos a hacer así. Yo te presentaré como el director del NI CAP y explicaré lo que has tenido que soportar en Boulder. Tú puedes decir que no había ninguna necesidad de llevar a cabo un proyecto como ése ... puesto que la Fuerza Aérea ya tenía pruebas de que los OVNI son espacionaves. Luego expondré que se trata de una artimaña para quitar algo de presión de encima de la Fuerza Aérea, y diré que ésta ha engañado por completo a Condon y a Low para que creyesen que los informes eran puros cuentos. Eso nos llevará hacia toda esa evidencia tan sólida d el NI CAP que ellos han ignorado. ¿Cuál es la negativa más enérgica que jamás haya hecho la Fuerza Aérea acerca de la existencia de la censura? Saqué un grueso dossier. -Aquí debe de haber más de un centenar de negativas. Esta es bastante enérgica: es de un informe del Proyecto OVNI enviado a los miembros del Congreso y a la prensa, a principios de 1965:
.. Las personas que someten un informe sobre O VN1 a La Fuerza Aérea son libres para discutir con quien sea cualquier aspecto del mismo. La Fuerza Aérea no desea limitar la discusión acerca de tales informes ni desea reservarse o censurar ninguna información referente a este programa, que no es secretO.» Frank hizo una mueca. -¡Lo que se atreven a decir ! ¿Has dado al proyecto pruebas de la existencia de la censura? Le enseñé un sumario con la JANAP-146 y otras órdenes acerca del secreto, casos ocultos y los nombres de los testigos silenciados, el manual secreto de Inteligencia de la Fuerza Aérea con el dibujo de un OVNI con forma de disco, y otras pruebas de la existencia de la censura. -Pero, de todos modos, no sé cuántas de estas cosas h abrá 170
visto Condon, si es que ha visto alguna. Prácticamente deja que sea Low quien se encargue de todo. -Pero él sigue siendo el responsable y el principal investigador - dijo Frank-. Oye, ¿por qué no le escribimos a Condon y le decimos que se entreviste con el senador Goldwater y el congresista McCormack... ? Ellos han hablado acerca del secreto. Y con el coronel Bryan y el teniente coronel Cooke, que mostraron el pastel en aquel artículo del Star de Washington. -Lo intentaré, pero no servirá de nada. Hemos enviado a Condon los nombres de más de un centenar de testigos calificados y de primer orden, y no se ha molestado en hablar ni con uno solo de ellos. -De acuerdo; si ignora a esta gente emitiremos el programa. Quizá consigamos incluso que aparezca en él McCormack o Gold water, o al menos podamos pasar entrevistas filmadas con ellos - Frank miró su reloj-. Para empezar ya está bien. Envíame cualquier dato nuevo referente al proyecto. No podré arreglar esto para antes de un mes, pero eso nos dará tiempo para que nos cuidemos de que no haya ningún fallo. Después de que Frank se hubo ido pensé en el plan del programa de televisión. No tenía ninguna duda acerca del impacto que produciría. Frank era un profesional, un luchador convencido que tenía un sentido del humor que, de algún modo, aún daba más fuerza a lo que presentaba. En los diecisiete años que llevaba conociéndolo, lo había visto enfrentarse con oponentes rudos o fanfarrones utilizando una ironía suave que los hacía parecer ridículos. Durante su larga investigación del problema de los OVNI, había conseguido un auditorio impresionantementc extenso, gracias a su propio programa y a sus frecuentes apariciones en las cadenas nacionales. Fuera cual fuese el efecto en la Universidad de Colorado, un programa así daría al público una imagen correcta de la forma de operar del proyecto. Unos días más tarde, cuando Low me telefoneó acerca de un asumo rutinario, decidí, impulsivamente, probar cuál era su reacción ante el riesgo de que estallase el pánico. -Eso ya está cubierto en el contrato - me contestó Low - . Vamos a hacer un estudio especial para ver por qué reacciona la gente ante los OVNI de la forma en que lo hace. -No necesita hacer ningún estudio así - le dije- . También
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usted se asustaría .. e incluso lo haría el doctor Condon, si de repente apareciese un OVNI dirigiéndose hacia su coche, o hacia el avión en que usted viajaba. - Cité algunos informes que le habíamos enviado: el caso Stadvec, los disparos en Maine, las persecuciones de coches por parte de los OVNI, las cuasicolisiones con aviones de línea. - Sí, pero la gente tiende a exagerar. Usted mismo admitió que muchas de las historias aterradoras eran falsas. - Ya lo creo, pero eso no se aplica a los casos que les hemos enviado nosotros. Ya existe un fundamento sobre el que podría surgir una histeria repentina ... que podría ser causada por cualquier informe sensacionalista, incluso por un rumor casi increíble. Dígale a la Fuerza Aérea que le deje ver su análisis confidencial acerca de la emisión de radio de Orson Welles en 1938. Causó un pánico terrible, y la mayor parte de las personas que cayeron presa de él eran ciudadanos medios y normales. - Eso fue hace 20 años - replicó Low - . La gente está más preparada hoy en día. No puedo creer que fueran a caer en el pánico por una historia de OVNI. - De acuerdo - le dije con tono cortante- . Pero, ya que estamos en estO, hay algo más que me gustaría saber. ¿Cuántas explicaciones de la Fuerza Aérea han comprobado ustedes? - ¿Qué quiere decir? - El 8 de noviembre de 1966, el doctor Condon me escribió una carta dándome sus puntos de vista acerca de esta investigación. Dijo que su principal línea de conducta sería la que pareciese servir con más claridad los intereses nacionales .... que Jos hechos existentes y los informes de observaciones serían com probados en la medida que fuera posible ... - Sí, lo recuerdo - convino Low. - También dijo que ningún investigador que mereciera este nombre podía trabajar de otro modo. Ahí es adonde quiero ir a parar: el doctor Condon prometió que los casos que la Fuerza Aérea considera como explicados serían comprobados para ver si había alguna razón de sospechar que las respuestas no fueran válidas. En la evidencia que les hemos enviado hay más de un centenar de casos con respuestas absolutamente falsas ... Por ejemplo, ese de Redmond que ustedes han dejado a un lado, o el de Walesville. Podemos ofrecerles algunos centenares más 172
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de casos así. Y bien, ¿cuántos de ellos han comprobado ya? -Hasta ahora, ninguno -me contestó con calma Low-. El doctor Condon no ha encontrado ninguna explicación de la Fuerza Aérea que le parezca falsa. -Gracias. - Le colgué bruscamente y llamé a Frank Edwards. -¡Es lo más asombroso que jamás había oído! -me dijo. -Casi perdí el control -le dije- . Pero, después de todo, no es Low quien toma las decisiones. -¿Te ha dicho cuántos informes del NICAP han comprobado? -No se lo pregunté. Esroy esperando verle cara a cara para hacerle esa pregunta. Pasaron varias semanas antes de que se presentase Low. Tan pronto como estuvimos solos le hice la pregunta: -Les hemos entregado más de un millar de informes. ¿Cuántos de ellos habrán investigado para cuando se termine el Proyecto? -Bueno, aún no lo sabemos. Ya le dije que no podíamos comprobar un gran número de ellos. -Esperé, y al fin me lo dijo. - Probablemente cuatro o cinco. -Viendo mi hosca expresión, añadió con las orejas gachas: - Lo haremos lo mejor que podamos. -¿Cuál será el total, incluyendo los casos del NICAP? -De 85 a 90 investigaciones ... comprobaciones de campo y valoraciones en la Universidad. Tenemos poco personal y nos falta dinero. JustO diez días después nos enteramos de que la Universidad de Colorado estaba pidiendo 210 000 dólares extra. Le había expuesto a Frank Edwards los datos de la investigación de Low, y cuando oyó hablar de la petición de más dinero se mostró muy disgustado. -¡Don, no sé cómo tienen agallas para eso! -La petición indica que es para una extensión por cinco meses, para así poder hacer un estudio más profundo. Y escucha esto... dicen que en parte es para poder examinar más informaciones del NICAP. -¡Por eso sí que no paso! - exclamó Frank - . Voy a acelerar el programa. ¿Puedes venir aquí a ayudarme? -Seguro; ¿cuándo? 173
-Te llamaré. Trae todas las cosas de importancia de las que hemos hablado, y vamos a organizar una buena. ¡Esto va a ser el golpe del año! Aquéllas fueron las últimas palabras que oí pronunciara Frank Edwards. El23 de junio murió, repentinamente, de un ataque al corazón . Perder a Frank fue un terrible golpe. Habíamos sido amigos íntimos desde 1950, cuando vivía en Washington. A menudo trabajamos juntos, intercambiando pistas confidenciales e investigando casos para su programa de la Cadena Mutua. En dos o tres ocasiones había logrado animarme tras una derrota. Siempre había sido una figura tan fuerte y vibrante que era difícil hacerse a la idea de que había desaparecido. Tras la muerte de Frank, no hice intento alguno de llevar a cabo el programa para poner al descubierto la actuación de 1~ Universidad de Colorado. Había tres o cuatro comentaristas y coordinadores de programa que, probablemente, hubieran aceptado hacerse cargo del asunto. Pero, para conseguir el impacto total, hubiera sido necesaria una autoridad bien conocida en el tema de los OVNI que supiese perfectamente cuál era la situación entre bastidores, tal como lo había logrado Frank, durante los últimos diecisiete años. Durante el verano de 1967 continuó la tensa tregua con ' doctor Condon. La Fuerza Aérea seguía ridiculizando y desmintiendo los informes sobre los OVNI, y, en aquel momento, yo } .1 estaba convencido de que era ella quien se ocultaba tras lo) esfuerzos de la Universidad de Colorado para o btener toda h evidencia del NICAP. Si el doctor Condon daba un veredicto negativo, el Cuartel General podría afirmar que el proyecto había investigado nuestros millares de casos y descubierto que no tenían ninguna validez. Para evitar esto, disminuimos nuestro:. esfuerzos, reservándonos la mayor parte de los casos m ás importantes que aún nos quedaban, a pesar de las peticiones de la Universidad de Colorado para que les facilitásemos más informes. Hasta el 17 de septiembre, el doctor Condon había mantenido su palabra acerca de que evitaría hacer cualquier declaración con respecto a los OVNI. Pero aquel d ía cesó su silencio. En una charla dada en una de las instalaciones de h Comisión de Energía Atómica, Condon ridiculizó los informes 174
de los OVNI, centrándose en las historias de contactos que resultaban más humorísticas. El doctor William S. Bickel, un científico de la Universidad de Ariz.ona, le dijo al NI CAP que la conferencia había sido divertida ... pero que no daba ninguna sensación de que se estuviese llevando a cabo una investigación seria. Otros miembros de la audiencia de científicos estuvieron de acuerdo en ello. Cuando llamé a Bou lder, un miembro del Proyecto nos dio una noticia aún peor. Ignorando las protestas de la mayoría de los científicos, los jefes del proyecto habían ordenado una búsqueda de evidencias negativas. El doctor Condon y Low recibieron inmediatamente una noticia nuestra: en aquel mismo momento cesaba la transmisión de cualquier informe sobre OVNI en posesión del NICAP. Como íbamos a descubrir más tarde, esta nota produjo desaliento en Condon y Low. Con un mensaje urgente en que nos pedía que reconsiderásemos nuestra decisión, Condon envió a su administrador al NICAP. La discusión que siguió fue tan extraña en algunos momentos que casi parece increíble. Yo nunca había estado demasiado seguro sobre la actitud de Low. Pero, a pesar de nuestras diferencias y de algunas palabras malsonantes ocasionales, no me caía mal. Su papel de portavoz. de Condon iba a ser una prueba difícil para él; y en una o dos ocasiones casi sentí pena por Low. La reunión tuvo lugar en mi oficina. En aquel tiempo, Richard Hall había presentado su renuncia y Gordon Lore era el nuevo subdirector, por lo que le pedí que estuviese presente. Al principio, le dije a Low que ya habíamos ido demasiado lejos. -Ya hemos dado demasiados rodeos. No vamos a aceptar seguir adelante a menos que nos den algunas respuestas muy concretas. -De acuerdo. Usted está siendo franco ... yo también voy a intentarlo. -En primer lugar, ¿ha entrevistado alguna vez. el doctor Condona algún testigo de una observación de OVNI? Cuando Low negó con la cabeza, añadí: -¿Piensa hacerlo alguna vez? -No por el momento -me contestó Low. 175
- El único trabajo de campo que conocemos fue el efectuado después de que uno de los contactados le dijo a Condon que un OVNI iba a aterrizar cerca de una base de la Fuerza Aérea. Condon fue allí. .. y aún no sé muy bien por qué. - Esos contactados lo fascinan -explicó Low - . Pero tiene usted razón, no ha realizado ninguna otra investigación de campo. Y no planea hacer ninguna. Y también puedo decirle que ... si tuviera que llegar a una conclusión en este momento, sería negativa. Gordon Lore pareció muy asombrado. - ¿Sin siquiera examinar rodas las evidencias? Low asintió. - Está honestamente convencido de que no hay nada de verdad en el asunto. - Señor Low - le pregunté-, el doctor Condon lo ha enviado a usted aquí para que nos convenza de que sigamos enviándole informes. ¿Para qué son, exactamente ... dado que no va a examinarlos? - Porque podemos ser acusados de llegar a una conclusión sin haber examinado roda su evidencia. -El Proyecto va a ser acusado de mucho más - dije, muy irritado-, si dan ustedes un veredictO negativo y afirman que han examinado la evidencia del NI CAP. - Low iba a responderme, pero le interrumpí :- Algunos de los miembros y consejeros del Comité no creen que el Proyecto esté cumpliendo con ... -Espere un instante - dijo con rapidez Low-. No creo que les competa a ustedes el tratar de averiguar si estamos cumpliendo o no. Su trabajo debería ser entregarnos sus mejores evidencias y tratar de cambiar la actual incredulidad del doctor Condon. Durante un segundo, Lore y yo no pudimos hacer otra cosa que mirarlo, muy asombrados. -¿Después de codo lo que ha admitido usted acerca de Condon? - le pregunté- . Sólo hay una forma en que podrían ustedes conseguir que volviésemos a colabo rar: si el doctOr Condon nos diera una promesa escrita y firmada acordando investigar ciertos casos seleccionados, y con eso quiero decir una investigación completa, entrevistando a los testigos y dándonos copias de la valoración. Nosotros estaríamos de acuerdo en 176
mantener esto en secreto hasta que terminase el proyecto y fuese publicado el informe de Condon. - Bueno, trataré de persuadido -dijo con malhumor Low-. Y me sería de ayuda el que me pidieran esto por escrito. Mientras se preparaba para irse, se me ocurrió otra cuestión. - Se me ha dicho que la Fuerza Aérea le interrogó antes de firmar el contrato. ¿Cómo describió usted el problema? No esperaba que me diera una respuesta, y desde luego no la que me dio. -Nos dijeron que no sabían cómo preparar al público -espetó. Tras mi primera sensación de asombro, le urgí a que me diera detalles, pero aparentemente decidió que ya me había dicho demasiado-. No recuerdo si dijeron algo más. Durante unas tres semanas no le escribí a Condon, para ver si mi mensaje a través de Low había tenido algún efecto. Casualmente, se había producido un aumento en los informes sobre los OVNI. A primeros de octubre, la Real Fuerza Aérea canadiense había confirmado que un OVNI, brillantemente iluminado, había planeado hacia el agua frente a Shag Harbar, Nova Scotia, siendo visto por muchos residentes. Cuando pudo verse que una gran extensión del agua burbujeaba y quedaba cubierta por una espuma amarilla, los buceadores de la Armada canadien'e hicieron una búsqueda del objetO, pero aparentemente el OVNI se había ido de aquella área. Por las mismas fechas, el juez de la Corte Superior Charles E. Bennett informó haber visto tres OVNI cerca de Denver. En Dalias, el astronauta James McDivitt dijo a un periódico: «Los OVNI están aquí», al informar sobre sus observaciones. En la base de la Fuerza Aérea de Vandenberg, el diario oficial confirmaba el seguimiento visual y por radar de varios OVNI y un intento de intercepción por reactores. Entre el20 y el22 de octubre se hicieron once observaciones en Georgia. Aparte de estas observaciones había otros acontecimientos que deberían haber atraído la atención de Condon. El 17 de octubre el congresista Louis Wyman presentó una propuesta al Congreso para que se efectuase una investigación completa sobre los OVNI... sin esperar a que fuera publicado el informe Condon. Elll de noviembre, la URSS anunció una investigación
lsob,. los OVNI ag"n escala, quo soda didgida po' d gon::a;
Anatoly Stolyerov. Según declaró éste, las investigaciones serían llevadas a cabo por dieciocho científicos y un cierto número de oficiales de la Fuerza Aérea soviética. Los informes iban a ser transmitidos a Moscú por una red de 200 observadores. El general afirmó que esperaban analizar millares de casos de
OVNI. El14 de noviembre le escribí al doctor Condon, preguntándole si estaba de acuerdo en investigar la evidencia del NI CAP, tal como habíamos discutido con Low. «No pedimos ninguna garantía de que se vaya a llegar a ninguna conclusión positiva -le dije-. Pero pedimos que se nos garantice una investigación imparcial y una evaluación de la evidencia hecha por observadores honestos y calificados.» Unas preguntas similares le fueron hechas al administrado r Low en una cana distinta, también fechada el14 de noviembre. En sus respuestas, enviadas el 1. de diciembre, ambos directivos del proyecto rehusaron contestar a las preguntas, aunque alababan al NJCAP. <<Apreciamos profundamente su cooperación -dijo el doctor Condon-. La ayuda que nos han dado ha sido de gran importancia.» Low iba aún más lejos: • La asistencia del NICAP ha sido inestimable ... sus archivos, a causa de la precisión con que el NI CAP ha llevado a cabo sus investigaciones de campo, son de gran calidad ... nuestra relación de trabajo ha sido excelente ... sería una gran pena que terminase ... el doctor Condon les ha dicho que nuestro estudio está siendo realizado de un modo objetivo. Así es.» Parecíamos haber llegado a un punto muerto. Yo casi estaba por preguntar cuál era la opinión del Comité acerca de u anuncio público cuando Dave Saunders nos hizo una v1sita inesperada. Sabía todo lo referente a la visita de Low y a las cartas de negativa. «Pero, antes de que hagan nada, querría que supieran algo Primero, dé una mirada a estO.» Me entregó una fotocopia de u r memorándum de dos páginas, mecanografiado, firmado pe Low. Estaba fechado el 9 de agosto de 1966 y dirigido a lo directivos de la Universidad de Colorado E. James Archcr decano de la escuela de graduados, y Thurston E. Manmn 0
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vicepresidente de la Universidad. Subrayando algunos pumos de vista del Proyecto propuesto, afirmaba: «En orden a iniciar un tal proyecto, uno debe adoptar una actitud objetiva. Es decir, uno tiene que admitir la posibilidad de que esas cosas (los O VN 1) existan. Y no es respetable el considerar seriamente dicha posibilidad. En otras palabras, los creyentes se convierten en marginados .. . el admitir tales posibilidades... nos coloca fuera de la normalidad, y perderíamos más en término de prestigio ante la comunidad científica de lo que pudiéramos ganar haciéndonos cargo de esa investigación ... »
Bajo el título de «Comentarios•• Low hacía su propuesta sobre la forma de encargarse del Proyecto si es que éste era aceptado: "Nuestro estudio debería ser llevado a cabo, casi exclusivamente, por incrédulos, quienes, aunque posiblemente no pudieran dar un resultado negativo, podrían1 y probablemente así lo harían, lograr un impresionante cúmulo de ev idencias de que no hay ninguna realidad en esas observaciones. Opino que lo que habría que hacer es describir el Proyecto de forma que, ante el público, pareciese que era un estudio totalmente objetivo, pero para la comunidad científica presentase la imagen de un grupo de incrédulos haciendo todo lo que les fuera posible por mostrarse objetivos, pero sin casi ninguna esperanza de encontrarse con un platillo volante. Una forma de lograr esto sería insistiendo en la investigación no de los fenómenos físicos sino más bien de las personas que efectúan esas observaciones: la psicología y sociología de las personas y grupos que informan haber visto los OVNI ... »
Saunders estaba contemplando mi expresión. -¿No le parece increíble? -Es un buen golpe, aunque ya debería haber estado preparado. Sabía que su actitud era negativa. Pero esto ... -También a mí me dejó anonadado ... así como a la mayoría de los otros científicos. Ya estábamos muy escocidos por la búsque179
da de evidencias negativas. Luego, cuando descubrimos esto ... Bueno, abiertamente nos unió en contra de ignorar la evidencia. -¿Conoce esto Condon? -le pregunté. -N o estamos seguros. -¿ Qué es lo que van a hacer al respecto? -No lo hemos decidido aún. Se lo haré saber. Durante la cena, aquella tarde, le pregunté a Saunders si creía que la mayoría de los científicos del Proyecto opinaban que los OVNI eran espacionaves. -Hay una buena posibilidad de que así sea :-me contestó-. Al menos, habría una fuerte disensión en el caso de que se llegase a una conclusión negativa. -¿Y qué pasaría si la mayoría estuviese a favor de una respuesta interplanetaria? Saunders me miró muy en serio. -Creo que trataríamos de persuadir al doctor Condon para que le entregase un informe secreto al presidente, con el mejor plan que se nos ocurriese para ir preparando al público. -La Fuerza Aérea iba a poner el gritO en el cielo... eso va en contra del contratO. -Ya lo sé. - Saunders tenía aspecto decidido.- Pero no hay nada que pueda impedir que la mayoría entreguemos nuestras conclusiones al presidente, si es que la Fuerza Aérea trata de ocultarlas. Debería ser él quien decidiese acerca de si terminar con la censura o esperar. - Ojalá que esto funcione ... Creo que, por lo menos, el presidente debería tener dispuesto algún tipo de programa de preparación. -Incluso así sería una decisión difícil. No me gustaría estar en su pellejo. Ya he estado trabajando un poco en un programa así y el programa es para ponerle a uno los pelos de punta. -Debería haber sido iniciado hace mucho - dije-. De este modo, no se produciría un shock tan grande en caso de que surja un acontecimiemo repentino. Y, aunque yo no me enteré hasta más tarde, en aquel momento la Fuerza Aérea se estaba enfrentando ya con graves problemas. Cuando la Unión Soviética anunció su investigación a gran escala sobre los OVNI, el 11 de noviembre, aquello había causado una gran preocupación en la Fuerza Aérea. Era la 180
primera vez que los soviets habían admitido estar seriamente interesados en los objetos desconocidos. Tenía que haber una razón importante detrás de aquel sorprendente cambio de actitud y de la nueva operación que iniciaban, a tan alto nivel. La Fuerza Aérea estaba aún tratando de hallar una explicación cuando unos rumores muy inquietantes comenzaron a llegar al Cuartel General. Si eran correctos, resultaba que los soviets debían de haber realizado algún descubrimiento asombroso acerca de los OVNI, respaldado por pruebas científicas. Durante años, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos había conocido aquel dramático secreto y había tratado con todas sus fuerzas de mantenerlo oculto. En diversas ocasiones, a lo largo de los años, se habían producido fi ltraciones; pero gracias a sus rápidos esfuerzos por desmentir las informaciones, y a que había tenido mucha suerte, la Fuerza Aérea había logrado que la historia completa jamás hubiera sido presentada al público.
Cuando el general Stolyerov anunció que pronto iba a ser revelada una importante cantidad de datos acerca de los OVNI, aumentó la aprensión de la Fuerza Aérea. Algunos oficiales del Cuartel General esperaban aún que Moscú se daría cuenta del peligro de hacer públicos sus descubrimientos. Pero, a principios de 1968, uno de los principales científicos de la nueva Comisión sobre los OVNI hizo pública la evidencia oficial : las asombrosas y trascendentales observaciones hechas por los astrónomos soviéticos.
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Espacionaves gigantes El primer día memorable de este d ramático asunto fue el 18 de julio de 1967. Hasta el atardecer, había sido un día vulgar en la Estación Astronómica soviética situada cerca de Kazán A medida que iba oscureciendo, dos de los astrónomos del equipo comenzaron a hacer observaciones de rutina. De repente, apareció un enorme objeto volador, moviéndose con rapidez a través del cielo. Mientras pasaba sobre el observatorio, su brillo naranja lo hacía fácilmente visible en la penumbra. Era una visión asombrosa: un aparato con forma de cuarto creciente, tan enorme que al menos era ocho veces mayor que cualquier avión conocido. Las puntas del creciente estaban dirigidas hacia atrás, emitiendo escapes parecidos a los de los reactores. Volando a una increíble velocidad, la gigantesca astronave se perdió de vista en pocos segundos. Los dos astrónomos se quedaro n estremecidos por la experiencia. Al principio, no informaron de la misma por miedo a que nadie les fuera a creer Pero pronto llegó confirmación de la existencia de la gigantesca astronave por parte de otros astrónomos. El 8 de agosto, otra enorme lúnula voladora pasó a gran velocidad sobre la Estación Astrofísica soviética de Kislovodsk, que es operada por la Academia Soviética de las Ciencias. La observación fue entrada en el libro oficial por el astrónom~o. Anatoli Sazanov, uno de los doce miembros del equipo que vieron el enorme aparato. El 4 de septiembre, el 18 de octubre y varios días más de 1967, sobre la Rusia del Sur fueron vistos y seguidos por astrónomos aparatos idénticos. En febrero de 1968 algunos de estos informes fueron confirmados por Moscú en una declaración hecha oficialmente. Los datos más asombrosos de la misma eran los cálculos realizados 182
por los astrónomos del observatorio de Kazán tras diversas observaciones de la enorme astronave: El diámetro de las lúnulas voladoras era de unos 500 a 600 metros. Su '"elocidad era aproximadamente de S km por segundo, o sea 18 000 km por hora. Esta declaración, oficialmente aprobada, fue hecha pública por el doctor Fritz Zigel, uno de los principales científicos de la nueva Comisión de Investigación de los OVNI, que formaba parte del Comité de Cosmonáutica de la Unión. El doctor Zigel era también una figura clave en el Instituto de Aviación de Moscú. En la declaración de Zigel fueron omitidas algunas de las evidencias que poseían los soviéticos, pero esto no sirvió para reducir la preocupación de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. En una declaración pública anterior, el científico había indicado, con gran énfasis, que los OVNI provenían de un mundo más avanzado. También había ido en contra de la ridiculización de los testigos y ocultamiento de los datos que se habían efectuado tanto en los Estados Unidos como en Rusia. Urgiendo a que se terminase de una vez por todas con el secreto, había pedido un intercambio de información a escala mundial, a efectuar por todos los científicos para lograr determinar los hechos. En su nuevo puesto como ayudante y consejero del general Stolyerov, el doctor Zigel podía ser una verdadera amenaza para el secreto de la Fuerza Aérea. Si lograba hacer pública la suficiente evidencia soviética como para convencer de la realidad de los OVNI, eso ya sería bastante grave; pero si esto incluía pruebas de que gigantescas espacionaves estaban operando cerca de nuestro planeta, era casi seguro que originaría una oleada de terror. El Proyecto de Colorado se desmoronaría, y, lo que era mucho peor, la censura de la Fuerza Aérea quedaría inmediatamente a! descubierto, incrementando las posibilidades de que se produjese un pánico. Justo dos años antes, la Fuerza Aérea se había enfrentado con el mismo problema, cuando se había filtrado un informe sobre una espacionave gigante. La noche deltS de febrero de 1965, un avión de la línea flying Tiger que cumplía un chaner del DepartamentO de Defensa 183
volaba sobre el Pacífico, transportando un grupo del Ejército y de la Fuerza Aérea al Japón. Faltaba una hora de vuelo para llegar a Tokio cuando el radar de navegación captó tres grandes objetOs que se movían a alta velocidad. Al principio, el operador y los pilotos creyeron que el instrumento estaba funcionando mal, ya que jamás habían visto unos ecos tan grandes en una pantalla de radar. Luego, un brillo rojizo apareció en el cielo, por encima de ellos y hacia su izquierda. Mirando hacia arriba, el capitán vio tres enormes objetos de forma ovalada. Descendiendo a gran velocidad y en formación cerrada, parecían estar dirigiéndose en línea recta hacia el avión. El capitán comenzó apresuradamente a girar, pero se detuvo. Los tres gigantescos OVNI, desviándose hacia un lado, habían reducido bruscamente su velocidad. Ahora estaban estabilizando su vuelo a la altitud del aeroplano, aún en formación cerrada. El radar mostraba que estaban a ocho kilómetros de distancia, pero incluso así parecían gigantescos. Durante varios minutos, la tripulación de la Flying Tiger contempló, en tensión, los tres aparatos brillantes. Aunque no intentaban acercarse más, su formidable tamaño los hacía aparecer amenazadores. Mientras los gigantescos aparatos continuaban volando cerca del avión de línea, el capitán envió a un tripulante a la cabina de pasajeros. En unos instantes regresó con un oficial de la Fuerza Aérea. El capitán de la Flying Tiger esperaba que un mensaje de emergencia hiciera acudir reactores de Okinawa, en caso de que se encontrasen con problemas. Pero el miembro de la Fuerza Aérea, tras una asombrada inspección de los enormes OVNI, le advirtió que ni lo intentase. Aunque los reactores llegasen a tiempo, probablemente se verían inermes .. . y quizá dieran origen a un ataque. Durante varios minutos más los gigantescos aparates siguieron volando junto al avión, mientras la tensión iba llegando a extremos insostenibles dentro de la carlinga. De pronto, la formación empezó a subir en un ángulo muy agudo y, acelerando hasta 2200 km por hora, las astronaves desaparecieron en unos segundos. Cuando el avión aterrizó, la Inteligencia de la Fuerza Aérea envió un mensaje en código al Pentágono. Tuvo un pode184
roso impacto. El oficial de la Fuerza Aérea que había visto las enormes naves había estimado su tamaño, utilizando como base la suposición de que se hallaban a ocho kilómetros. Si sus cálculos eran correctos, las astronaves debían de medir casi 600 metros de largo ... y posiblemente aún más. Afortunadamente para la Fuerza Aérea, habían descendido sobre el océano. Si lo hubieran hecho sobre una gran ciudad, no habría habido manera de detener el pánico. Al principio, la Fuerza Aérea creyó que había logrado ocultar muy bien aquella historia. Pero un mes después me fue enviado al NICAP un informe firmado por un capitán de la Fuerza Aérea estacionado en el Japón. Tras analizar el caso lo incluimos en el UFO lnvestigator (El investigador de los OVNI), el informe q ue envía el NICAP a sus miembros; pero, a sugerencia de nuestro consejero psicológico, redujimos la estimación de tamaño a 210 metros. Cuando fue publicado, el estallido de observaciones del año 1965 estaba dando lugar a noticias casi diarias, y el encuentro del avión de la Flying Tiger no tuvo gran difusión. Pero poco después de esto la Inteligencia de la Fuerza Aérea tuvo otro momento de pánico cuando las primeras páginas de los periódicos publicaron artículos que hablaban de la observación de un enorme disco volador en el Antártico. Cuando el ministro de la Armada Argentina confirmó que habían sido tomadas películas del enorme objeto volador, algunos oficiales del Cuartel General de la Fuerza Aérea temieron que esto fuera el fin de la censura. Si se facilitaba fotografías de la espacionave a la prensa mund ial, los resultados podrían ser desastrosos. Quizá los altos jerarcas argentinos lo entendieron así o quizá fueron persuadidos para que no hiciesen pública la evidencia. Fuera cual fuese la razón, el caso es que las películas jamás fueron ofrecidas a la publicidad y, con la excitación del boom de 1965, la mayor parte del público se olvidó del asunto. Para la Fuerza Aérea esto supuso un alivio mucho mayor de lo q ue pudo imaginarse la gente. Desde 1953 había sabido que gigantescas espacionaves estaban operando cerca de nuestro planeta. Al menos en nueve ocasiones habían sido vtstos u observados en órbita enormes aparatos alienígenas, o bien habían sido vistos cuando descendían hacia la Tierra por breves períodos. En cada ocasión esto había representado una dura prueba para los
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censores de la Fuerza Aérea, que luchaban por ocultar los informes o por explicarlos cuando fracasaban sus intentos de censura. Durante 1953, la Fuerza Aérea comenzó a experimentar con nuevos equipos de radar de largo alcance. Mientras efectuaban las pruebas iniciales, los operadores de la Fuerza Aérea se sintieron anonadados al captar un gigantesco objeto que orbitaba cerca del Ecuador. Su velocidad era de casi 29 000 km por hora. Comprobaciones repetidas mostraron que el seguimiento era correcto. Algún enorme objeto desconocido estaba dando vueltas a la Tierra a 1000 km de altura. Poco después otro enorme objeto se aproximó a la Tierra. Seguido por los radaristas de la Fuerza Aérea, también entró en órbita a unos 800 km de altura. Los alarmados jefes del Departamemo de Defensa crearon apresuradamente un proyecto de emergencia para la detección de satélites, en White Sands, Nuevo México. El científico que estaba al mando de esta investigación secreta era el doctor C lyde Tombaugh, descubridor del planeta Plutón, el único astrónomo de fama que había admitido haber visto un OVNI. Esta «barrida del cielo» era un proyecto combinado de las Fuerzas Armadas, bajo los auspicios del departamento de Investigación de Materiales del Ejército. En febrero de 1954 un artículo redactado por la Sociedad Astronómica del Pacífico describió los planes de la búsqueda de satélites. Citando al doctor Tombaugh, dijo que sería empleado un equipo de telescopios especiales. El artículo había sido escrito antes de que comenzase el proyecto y no había en él alusión alguna a astronaves gigantes. Se decía que la operación era una búsqueda de objetos naturales. Pero la prensa pronto vio en aquello una historia oculta. En White Sands, los oficiales de la Investigación de Materiales sufrieron un diluvio de preguntas. ¿Acaso habían satélites desconocidos?.. . ¿De dónde habían salido? ... ¿Cuántos eran? ... ¿Había sucedido algo así ames ?... Al principio los censores comenzaron a actuar, pero el doctOr Tombaugh les persuadió de que su actitud no era demasiado inteligente. El3 de marzo fue hecha pública en White Sands una explicación oficial, aprobada por el Pentágono. Según Investigación de Materiales, las Fuerzas Armadas estaban buscando pequeñas lunas o «lunitas», objetos naturales que 186
habían llegado del espacio y ahora estaban o rbitando la Tierra. No habían sido descubiertos antes ni visualmente ni por el radar porque seguían órbitas cercanas al Ecuador y la escasez de observatorios en esa zona las hacía más difíciles de localizar. Además, serían necesarias cámaras automáticas especiales de seguimiento que se moviesen a la velocidad de los satélites, porque aquellos objetos que se movían con tanta rapidez daban muy poca luz y las cámaras telescópicas normales no los revelaban. Según explicó el portavoz, la intención de las Fuerzas Armadas era localizar clunitaS» adecuadas que pudieran ser utilizadas como bases espaciales y de lanzamiento de cohetes para la defensa del país. No se hizo mención alguna de que los satélites desconocidos pudieran ser aparatos controlados por seres inteligentes. La afirmación oficial implicaba que eran objetos similares a los asteroides y que no había nada grave en su existencia.
Era una explicación ridícula, pues resultaba imposible que varios asteroides llegasen del espacio y, sin ningún control, adoptasen las trayectOrias precisas para entrar en tales órbitas. Durante los primeros días el Pentágono sintió el temor de que esta explicación fuese rechazada públicamente. En el Cuartel General de la Fuerza Aérea sentían un temor adicional. Si fracasaba el intento de las «lunitas», quizá surgiese como única alternativa la verdadera respuesta, la de las astronaves. Si así era, esto podría revivir un molesto artículo que hablaba de una posible emigración alienígena a nuestro mundo. La Fuerza Aérea tenía buenas razones para temer que se diera más publicidad a aquel artículo, ya que había sido escrito por un alto oficial de la Inteligencia de la Fuerza Aérea: el coronel W. C. Odell. Nadie sabe por q ué fue escrito, y lo que aún resulta más asombroso es que fue aceptado por la Seguridad de la Fuerza Aérea... en un momento en que muchos recordaban aún la gran oleada de observaciones de 1952. Titulado «El planeta Tierra: alojamiento para seres extraterrestres• el artículo comenzaba con estas palabras:
Suponiendo que seres superinteligences de otro sistema solar estén buscando un planeta aceptable en el que fundar su segundo hogar, ¿por qué iba a ser escogida la Tierra?
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El coronel Odell había evitado el melodrama, pero sus mesuradas sugerencias tenían un impacto poderoso. Según su teoría, los seres alienígenas de un planeta moribundo estaban estudiando y observando nuestro planeta para ver si les servía como nuevo hogar, si era un planeta lo bastante similar al suyo propio como para poder sobrevivir en él y perpetuar su raza. El coronel Odell no hacía ninguna indicación de que fuera a ser una ocupación violenta de la Tierra. Pero, si su teoría era correcta, entonces nuestro planeta podría convertirse, pacíficamente o no, en «alojamiento para seres extraterrestres» . Cuando me mostraron este sorprendente artículo en el Pentágono me asombró mucho que hubieran autor izado su publicación. A petición del portavoz para asuntos de OVNI de la Fuerza Aérea, Albert M. Chop, hice que un amigo de Nueva York, director de una revista, leyese el manuscrito. Pero las estipulaciones de la Fuerza Aérea le preocupaban. Odell no debía ser identificado como oficial de la Fuerza Aérea. Ni tampoco debía mencionarse que el artículo había sido aceptado por la Seguridad de ésta. Lo que más le preocupaba al director era esta aceptación oficial cuando la Fuerza Aérea estaba aún negando públicament la existencia de los OVNI. Finalmente decidió que no qu<.:ría arriesgarse a verse envuelto en alguna lucha por el poder en el Pentágono, a pesar de que era indudable que el artículo hubiera sido de interés nacional. Durante las siguientes semanas el manuscrito del coronel Odell fue mostrado a varios miembros selectos de la prensa de Washington. Aparentemente, las restricciones de la Fuerza Aérea también les preocuparon, pues, por lo que sé, jamás fu , publicado, al menos no lo fue por ninguna revista o servicio de noticias de ámbito nacionaL Pero los censores del Cuartel General, que habían sido dejad e' a un lado por Seguridad en el asunto del artículo de la migracio escritO por el coronel Odcll, sabían que éste no había sid<.olvidado. Y si la creciente evidencia sobre astronaves gigantes er hecha pública, era probable que la conclusión del coronel d l Inteligencia fuera relacionada con las noticias, aumentando el riesgo de histeria. En 1954, nuevos informes tuvieron en tensión a la Fuerza Aérea. El S de mayo, dos enormes objetos maniobraron a gran 188
altura sobre Washington, siendo seguidos por el radar del Aeropuerto Nacional. Al siguiente día, el radar de la Armada siguió una enorme máquina que trazaba círculos a 27 000 metros sobre la capital. Ell2 de junio otro aparato gigante (o el mismo) hizo una aparición nocturna, flotando a 24 000 metros de altura sobre Washington y Baltimore. La Fuerza Aérea hizo despegar inmediatamente sus cazas reactores, para que estuvieran dispuestos por si la astronave alienígena llegaba a situarse dentro del radio de acción de sus armas. Durante una hora, el gigantesco aparato mantuvo su gran altura, mientras los reactores de la Fuerza Aérea daban vueltas, impotentes, por debajo. Luego, subió con rapidez hasta perderse de vista. Dos noches más tarde la misma astronave, u orra similar, regresó al área de Washington. Esta vez permaneció allí durante dos horas, maniobrando entre la capital y Baltimore. De nuevo despegaron apresuradamente los reactores de la Defensa Aérea, mientras la costa era puesta bajo alerta total. Pero la máquina alienígena no dio ninguna muestra de hostilidad ... ni tampoco ninguna indicación de cuál era su propósito. Durante casi un mes, esta historia fue mantenida en secreto. Cuando se filtró a los periódicos, la Defensa Aérea admitió la alerta, pero afirmó que los pilotos de los interceptores no habían visto nada. Luego, un piloto de la Fuerza Aérea al que conocía me contó la verdad acerca de aquellas tensas dos horas. "Ver aquella nave gigante era como una pesadilla. No sé lo que hubiéramos hecho si hubiera descendido hacia nosotros. La sola idea de tener que atacarla me daba escalofríos. Cuando aterrizamos, hablé con los otros dos pilotos... estaban tan aterrados como yo. » En octubre de 1954 una nueva incógnita apareció en relación con las gigantescas astronaves. En una declaración de prensa, la NASA dijo que había captado extrañas señales de un objeto desconocido situado en órbita. Poco después, un astrónomo francés reveló públicamente que también él había oído señales de una fuente desconocida que orbitaba la Tierra. Según sus informes no pudo reconocerse ningún mensaje. Para la Fuerza Aérea,los informes sobre espacio naves gigantes eran especialmente alarmantes a causa del pánico que podían despertar. Si bien los habituales informes sobre OVNI habían 189
causado inquietud en algunas ocasiones, eran mucho menos ominosos. Pero las enormes espacionaves podían albergar un gran número de seres alienígenas. Y, aunque no había prueba de ello, el público podía creer que las gigantescas máquinas eran parte de un plan de invasión. Para la mayoría de los analistas, tanto en la Fuerza Aérea como en el NICAP, las evidencias parecían inclinarse en contra de la hostilidad. Durante la larga observación hecha por los OVNI, la mayor parte de contactOs no habían producido ningún daño. Y las astronaves gigantes no habían mostrado hostilidad alguna durante sus poco frecuentes visitas. Si se pretendía efectuar un ataque, ¿por qué los siete años de espera desde las primeras observaciones masivas de 1947? No se podía ignorar la posibilidad de que se produjera un acto hostil, pero en siete años debería haber surgido alguna indicación de ello. Sin embargo, todo esto estaba basado en la lógica humana, y existían razones para creer que los alienígenas tuvieran algún propósito muy diferente. Por desgracia, la censura había incrementado el peligro de que
se produjese la alarma pública a causa de la creciente sospecha de que había algo terrible tras rodo aquel secreto. En 1955, los censores fueron atacados muy duramente por el columnista sindicado Stewart Alsop. A través de fuentes situadas en cargos muy elevados de los departamentos gubernamentales, entre los que se incluía el Consejo Nacional de Seguridad, Alsop se había enterado de la verdadera razón de las operaciones de detección de satélites. En aquel tiempo, al primer proyecto White Sands se le había añadido otro nuevo en Monte Wilson. En su columna, que era difundida a escala nacional, Alsop reveló la intensa búsqueda de satélites artificiales. Su descubrimiento de la falsedad de la explicación de las «lunitas» irritó a altos oficiales del Pentágono y del Consejo Nacional de Seguridad (NSC). En una posterior columna, Alsop informó que el secretario del NSC, Cutler, estaba tan furioso que los amigos íntimos del periodista que trabajaban en el NSC tenían miedo de ser vistos por él. Para evitar cualquier otra filtración grave, se incrementó la censura referente al «barrido del cielo», al mismo tiempo que aumentaban los intentOs por suprimir la información referente 190
a las astronaves gigantes. Pero, en 1960, se confirmó un caso importante, a pesar de los censores. El 25 de agosto un misterioso satélite fue visto y seguido durante varios días. Fue fotOgrafiado por la Corporación Aeronáutica Grumrnan, y todos los esfuerzos por explicar las fotos resultaron fútiles. El18 de mayo de 1961 fue descubierto otro misterioso objeto en órbita. La información sobre el mismo llegaba, sorprendentemente, del Observatorio Smithsoniano de Cambridge, Massachussets, que trabaja en muy estrecha unión con la Fuerza Aérea para operar una red mundial de estaciones de seguimiento. «El satélite fue descubierto por primera vez en Júpiter, Florida», dijo un portavoz. del Smithsoniano a la prensa. Describiéndolo como «un satélite inesperado e inusitadamente brillante», afirmó que podía ser visto a simple vista, si se daban las condiciones adecuadas. «Hemos pedido a las estaciones de seguimiento de satélites situadas por todo el mundo que nos ayuden a seguirle la pista», afirmó el portavoz. La Smithsoniana también alertó su red de cámaras telescópicas de alta potencia para que descubriesen y fotOgrafiasen el desconocido objeto en ó rbita. A finales de los sesenta el Consejo de Ciencia Espacial anunció un programa para acelerar la búsqueda de vida extraterrestre. De acuerdo con esto, la NASA inició sus preparativos para lanzar una espacionave no tripulada equipada con artefactos automáticos de observación y valoración, para que efectuase un viaje de once años por el sistema solar. Se espera que durante este tiempo observe y fotografíe Venus, Marte, Júpiter y los otros planetas solares, enviando una gran cantidad de información a estaciones espaciales situadas en la Tierra. El equipo robot comprobará constantemente todas las fases de la operación, llevando a cabo los ajustes necesarios y reemplazando las partes averiadas. El propósito más importante de esta astronave automática de observación será tratar de hallar áreas habitadas y enviar fotografías a la Tierra, incluyendo, si es posible, fotos de los seres alienígenas que vivan en tales zonas. Aun antes de esto, algunos investigadores del asunto de los OVNI suponían que las astronaves gigantes eran aparatos de
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observación espacial, y el programa de los once años de viaje causó un nuevo estudio de esta posibilidad. Si se trataba de una raza técnicamente avanzada, era indudable que aquellos enormes aparatos de observación llevarían un equipo adelantadísimo de fotografía, cartografía y captación y grabado de transmisiones de radio y televisión, así como otros artefactos posiblemente desconocidos para nosotros. Era casi seguro que estarían conectados con supercomputadoras para efectuar rápidas valoraciones de toda la información y fotogra fías obtenidas. Y aunque la mayor parte de esas operaciones fueran automáticas, era poco probable que unas astronaves tan gigantescas fueran lanzadas en misiones importantes sin una tripulación que vigilase el equipo de observación y se enfrentase con las emergencias que pudieran surgir. Tal tripulación podía incluir alienígenas experimentados con la capacidad de tomar importantes decisiones finales, después de estar enviando constantemente la información de lo descubierto a su planeta de origen. O quizá tuvieran primero que recomendar decisiones y acciones a los seres que controlasen su mundo. Esto podría significar una larga pausa antes de que la tripulación de la espacionave pudiera actuar. Para llevar a cabo una vigilancia larga y detallada, como presumiblemente exigía la observación de nuestro mundo, er lógico que las enormes naves llevasen discos voladores u otro~ tipos de OVNI para sus observaciones a baja altura. Las máquinas de tamaño medio podían llevar tripulantes, mientras que las más pequeñas quizás estuvieran controladas a distancta Muchos casos documentados de los que tenemos noticia han demostrado que, frecuentemente, las astronaves de gran tamaño lanzan vehículos más pequeños, que luego son recuperados cor rapidez y precisión. En 1952, la tripulación de un bombardero de la Fuerza Aérea siguió una formación de OVNI que iban a 8400 km por hora durante un vuelo de prácticas sobre el Golfo de México. Otra formación surgió por detrás del bombardero, disminuyó su velocidad para acompañar al aparato, y luego aceleró bruscamente hacia adelante, hacia una enorme nave que había aparecido de pronto en el radar del bombardero. Al cabo de unos segundos los OVNI más pequeños se habían unido, en el radar, con la nave 192
gigante. Evidentemente, aquello era una cita preconcertada para recoger los aparatos pequeños. Tan pronto como estuvieron a bordo, la enorme nave madre aceleró a una velocidad de casi 15 000 kilómetros por hora y desapareció de la pantalla. El informe del Golfo de México me fue facilitado a principios del 53, antes de que laCIA se encargase del asunto y aumentase la censura. El informe de la Fuerza Aérea, que me fue entregado con un permiso oficial de transmisión, firmado, admitía que no había ninguna explicación convencional para el asunto. Posteriormente, los ingenieros de radar calcularon el tamaño de la nave madre, mediante la indicación del gran eco que había producido en la pantalla de radar del bombardero. Según su estimación, la gigantesca nave tenía al menos 360 metros de largo. Este es sólo uno de los muchos informes confirmados de grandes naves madres o de transporte, que han sido observadas visualmente o seguidas por el radar du ram e la vigilancia de nuestro mundo efectuada por los alienígenas. Pero, a pesar de toda esta detallada evidencia sobre los OVNI, aún no ha sido descubierto el propósito de los alienígenas. Para algunos investigadores, la explicación más razonable es la necesidad de los alienígenas de emigrar a otro planeta. En algún lejano futuro, los habitantes de la Tierra se enfrentarán con este urgente problema, tal como nos indican los científicos. En ese lejano futuro, la Tierra puede perder su oxígeno, puede enfriarse cuando disminuya el calor del Sol, o puede volverse increíblemente calurosa por una expansión del mismo. El ho mbre puede intentar sobrevivir construyendo ciudades subterráneas con atmósfera y temperatura controladas, o puede tratar de escapar a otro planeta que no sea muy diferente de la T ierra. Tal como ya se ha dicho, una emigración en masa no es algo que siga siendo considerado como un sueño de ciencia ficción. Algunos planificadores muy serios creen que la superpo blación la hará inevitable. Según una predicción de Andrew Halley, antiguo alto cargo de la American Rocket Society, q uizá llegue el día en que gigantescas astronaves transporten seres humanos a Marte o a otro planeta en que sean construidas colonias. Si nosotros podemos conseguir lo, ¿por qué no iba a ser capaz de hacerlo también una raza espacial avanzada, llevando a cabo una migración espacial si su planeta se veía amenazado? Sería una 193
tarea compleja y difícil, incluso para una raza técnicamente avanzada. Podrían necesitarse años para completar la exploración, para asegurarse de que podrían vivir sin grandes dificultades en el planeta elegido. Y si este planeta estuviera ya habitado, quizás el problema de aterrizar sin hacer uso de la fuerza, ajustándose a una raza diferente, podría llegar a ser irresoluble. Pero si no se pudiera hallar un planeta más adecuado, quizá los alienígenas decidiesen que no tenían otra elección. No existen pruebas de que la emigración sea la explicación al problema de los OVNI, pero, si así fuera, ¿cuál es el origen más probable de esos alienígenas y sus gigantescas espacionaves? También desconocemos la respuesta a esto. Algunos científicos creen que tendrían que venir de fuera de nuestro sistema solar. Otros piensan que quizá sean originarios de uno de los planetas de nuestro Sol... o que los alienígenas han establecido una base en uno de estos planetas. Allá en 1948, los científicos del Proyecto Sign discutieron minuciosamente este problema. Sus opiniones fueron mantenidas en secreto hasta el27 de abril de 1949, cuando la Fuerza Aérea dio este resumen a la prensa : Desde que por primera vez aparecieron los platillos volantes en las noticias de prensa, hace casi dos años, ha existido una amplia especulación acerca de que este fenómeno aéreo pudiera ser, en realidad, algún tipo de penetración desde otro planeta. En realidad, los astrónomos están en general de acuerdo en que sólo otro miembro del sistema solar, aparte de la Tierra, puede albergar vida. Se trata de M arte. N o obstante, incluso M arte parece ser relativamente desolado e inhóspito, de modo que una raza marciana estaría más ocupada por su supervivencia de lo que es necesario en la Tierra. En Marte existe una pérdida, muy lenta, de la atmósfera, el oxígeno y el agua, contra la que quizá se hayan protegido los seres inteligentes, si es que allí existen tales, efectuando un control científico de las condiciones físicas. Según especulan los científicos, esto podría haber sido logrado mediante la construcción de casas y ciudades subterráneas, ya que allí la presión atmosférica sería mayor 194
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y, de este modo, se reducirían las temperaturas extremas. Naturalmente, existe la posibilidad de que la evolución haya producido un ser que pueda soportar los rigores del clima marciano, como se puede dar la posibilidad de que tal raza, si es que alguna vez existió, haya perecido ya.
Con anterioridad, los chistes y caricaturas en los que aparecían marcianos de extraño aspecto. se habían hecho bastante populares, y, de algún modo, la afirmación de la Fuerza Aérea dio un impulso adicional a esta tendencia. Aun hoy en día, la idea de la posibilidad de que exista vida en Marte hace reír a mucha gente. Pero quizá muchos se sorprendiesen si conociesen las sobrias opiniones de ciertos científicos muy respetados, entre los que se incluyen los planificadores de la NASA. En 1963 un alto cargo de la NASA asombró a los miembros del Instituto de Ciencias Aeroespaciales con una afirmación acerca de Fobos, la luna marciana. Se trataba de Raymond H. Wilson, jefe de Matemáticas Aplicadas. Según dijo Wilson a los científicos, la luna Fobos podía ser, en realidad, una colosal base espacial en órbita alrededor de Marte. Dando a conocer que la NASA estaba considerando muy seriamente esta posibilidad, Wilson también reveló que la Administración Espacial tenía planes para enviar sondas especiales que suministrarían la respuesta a este problema. Según dijo, Fobos llevaba mucho tiempo siendo un enigma a causa de su peculiar órbita, que parecía violar las leyes naturales. En 1959 un científico soviético, el doctor l. S. Shklovsky, anunció que Fobos era un satélite artificial, basando sus conclusiones en cálculos efectuados por el Observatorio Naval de los Estados Unidos. Según afirmó, Fobos estaba siendo frenado por el rozamiento electromagnético y la fricción de las mareas más de lo que era presumible para una verdadera luna sólida. La explicación estribaba en que Fobos era una esfera hueca, una enorme astronave esférica construida para albergar una colonia que tuviera que escapar de Marte cuando el planeta comenzase a perder su atmósfera. Dado que Fobos tiene 16 km de diámetro, el análisis ruso asombró a muchos científicos y dio origen a una violenta controversia. Pero las observaciones, que luego motivaron la 195
decisión de la NASA, convencieron a otros científicos y expertos espaciales, entre los que se encontraban el doctor Fred Singer, jefe de los consejeros espaciales del presidente Eísenhower, el profesor James A. Harder de la Universidad de California y Wells Alan Webb, ambos respetadas autoridades en lo referente a Marte. La decisión de la Administración Espacial de investigar Pobos estaba basada en su extraña órbita, según dijo Raymon Wilson a los científicos aeroespacíales. Fobos orbita alrededor de Marte más de prisa de lo que el planeta gira sobre su eje, fenómeno que no podría tener un origen natural. Fobos es el único satélite del sistema solar que gira más de prisa que su planeta. Su período es un tercio de la rotación de 25 horas que tiene Marte. Si se descubre que Fobos está hueco, se puede esperar que los astronautas terrestres lo aborden y entren en él tan pronto como resulte posible. Sí fue construido para albergar una colonia de Marte, estará sellado para impedir que se escape su atmósfera artificial, y es de suponer que será un pequeño mundo, equipado con todo lo necesario para la supervivencia de los colonos. Naturalmente, tal gigantesca estación espacial tendría que haber sido construida con secciones llevadas desde Marte por naves lanzaderas. Fobos fue observado por primera vez por un astrónomo en 1877, hace casi cien años. Según el doctor Shklovsky, quizá fue construido mucho antes, así que la posibilidad de encontrar vida a bordo podría ser muy pequeña. Pero los miembros de la colonia pudieron haber efectuado viajes con naves lanzaderas a Marte, construyendo allí refugios permanentes en los que pudieran vivir con seguridad. Estos podrían consistir en ciudades subterráneas, tales como las que sugería la Fuerza Aérea en su cita de 1949 sobre lo deliberado por los científicos del Proyecto Sign. O podrían ser grandes bases bajo domos, en la superficie del planeta. En 1962 el doctor Ernst J. Opik, un astrofísico de primera fila, hizo públicas evidencias en pro de esta segunda posibilidad. En el ecuador de Marte había sido descubierto un enorme bulto no natural, tras meses de observaciones efectuadas por los famosos astrónomos Trumpler, Muller y otros siete igualmente experimentados. Antes de confirmar su descubrimientO, los astrónomos habían comprobado cuidadosamente sus observaciones, 196
utilizando diferentes métodos para eliminar la posibilidad de que se tratase de una ilusión óptica. .. Hay muchas cosas que nos sugieren - dijo el doctor Opikque el bulto ecuatOrial de Marte es hueco, una especie de techo construido por los marcianos que vivieron, o aún viven, ocultos bajo el mismo, tal vez disfrutando de los beneficios de un clima y una atmósfera acondicionados artificialmente... Las fotos de los Mariner de la N ASA han sido tomadas desde una distancia demasiado grande de Marte para poder mostrar el citado bulto. Pero si Opik y los otros nueve astrónomos tienen razón, entonces quizá nuestros astronautas encuentren algún día un mundo oculto bajo un enorme domo en el ecuador marciano. Incluso quizás unas fotografías tomadas más de cerca por un Mariner no podrían darnos una respuesta definitiva. Según Ban J. Slattery, jefe de asuntos públicos del Centro de Vuelos Espaciales George C. Marshall, quizá tengamos que esperar al aterrizaje de los astronautas: «Es probable que sólo podamos saberlo con seguridad cuando lleguemos allí.» Igualmente, varias observaciones asombrosas esperan también una explicación. En 1949, el doctor Tsuneo Saheki, la famosa autOridad japonesa sobre el planeta rojo, vio una tremenda explosión en Mane. Su sugerencia, también aceptada por otros astrónomos distinguidos, fue que una bomba atómica había estallado, ya fuera por accidente, o bien en una prueba hecha por una raza ma"rciana muy avanzada. Durante las aproximaciones de Mane a la Tierra, cada 26 meses, han sido observadas por muchos astrónomos misteriosas nubes y cambios de color en la superficie del planeta. Uno de los enigmas mayores es el que concierne a los llamados •canales» de Marte. Durante muchos años, numerosos astrónomos de renombre han informado haber visto una trama geométrica de líneas, una red que insistieron que no podía ser accidental. Algunos otros habían informado acerca de áreas bastante grandes, denominadas «Oasis,., en donde se produce la intersección de las líneas. Se ha sugerido que las líneas son canales que llevan agua desde las cascadas polares, cuando se produce su fusión, y que los oasis son ciudades marcianas o estaciones de bombeo. Otros astrónomos rechazan esta hipótesis, diciendo que son puras tonterías y explicando los «Canales» como fisuras 197
en la superficie (a pesar de su trazado geométrico) y los «Oasis» como puntos en los que han hecho impacto meteoritos. En 1954, cuando Marte se acercó de nuevo a la Tierra, fue establecido un Comité Internacional de Mane, con la cooperación de la revista National Geographic. La «Patrulla Marciana» captó la imaginación del público. Los artículos de prensa y las noticias de las emisoras revivieron la cuestión de la vida inteligente en el planeta rojo, citando a astrónomos bien conocidos. El doctor Roben S. Richardson, el experto marciano en el Observatorio del Monte Palomar, dijo que las nuevas fotografías debían mostrar si los canales eran reales o no. Si lo eran, entonces probablemente habían sido construidos a lo largo de arcos de círculos máximos: la distancia más corta entre dos puntos sobre la superficie de una esfera. «Si las fotografías muestran que los canales siempre se hallan a lo largo de arcos de círculos máximos, sería una indicación de que son obra de seres inteligentes. Es concebible que alguna forma de vida bastante diferente de la nuestra se haya desarrollado en Marte», declaró el doctor Richardson. El doctor Fred C. Whipple, presidente del Departamento de Astronomía de Harvard, estuvo de acuerdo en la cuestión de la vida en Marre. <<Nuestro tipo de vida no es muy probable que se dé allí. Pero podría haber una forma de vida diferente ... una forma de la que no sabemos nada.» La inesperada publicidad causó un problema en el Cuartel General de la Fuerza Aérea, ya que no tenía ningún control sobre el Comité Marciano ... al menos oficialmente. Y, en abril, la revista Reader's Digest, habitualmente conservadora, aumentó sus problemas con un artículo titulado: «¿Hay vida en Marte? » En lugar de unos seres diferentes y de extraño aspecto, el Digest decía que los marcianos podían ser seres inteligentes similares a los humanos. Estaba de acuerdo en que Marte había perdido la mayor parte de su atmósfera, pero decía que, a medida que el contenido de oxígeno disminuía, sus habitantes podían haber aprendido a producirlo y también a controlar el problema de la temperatura (tal como había afirmado la Fuerza Aérea con anterioridad al sugerir ciudades subter ráneas). Describiendo las largas investigaciones de Percival Lowell, el creador del Observatorio Lowell, el artículo del Digest citaba su 198
convicción de que Marte, que estaba perdiendo lentamente su dotación de agua, era un planeta moribundo. Luego, seguían las palabras que preocuparon a los censores de la Fuerza Aérea: "Y, probablemente, los marcianos, una raza inteligente, estén buscando con desesperación febril otros planetas a los que poder emigrar. Y la Tierra es su vecino más cercano y adecuado. » Aquel mismo mes, los periódicos estadounidenses citaban a un conocido experto francés en Marte, el doctor Gerard de Vaucouleurs, uno de los astrónomos de la Patrulla Marciana que iban a estudiar el planeta desde el observatorio australiano de Monte Stromlo. En su entrevista para el Post australiano, el doctOr De Vaucouleurs afirmó: «Hay algo asombroso en Marte. ¡Si algún día pudiéramos concluir que se trata de una actividad desarrollada por mentes pensantes que habiten Marte, qué prodigioso impulso causaría en el pensamiento humano! » En un escueto comentario, el Post añadía : «Esto no es sólo una búsqueda científica de información académica. T ambién es una búsqueda de posibles enemigos procedentes del espac10.» El jefe del Comité Marciano era el doctor E. C. Slipher, del Observatorio Lowell, la más grande autoridad ~n Marte. La Fuerza Aérea ya estaba muy preocupada por el gran número de expertos en Marte que intervenían en aquel asunto: astrofísicos, astrónomos y meteorólogos prominentes de dieciséis países. En la conferencia final efectuada en Washington, el doctor Slipher les dijo a los periodistas que los miembros de la " Pztrulla» llevarían a cabo una vigilancia de Marte que duraría las 24 horas del día y sería efectuada por todo el mundo. Serían ofrecidos numerosos boletines de noticias ... diariamente, si se producían descubrimientos de importancia. -¿Qué pasará si encuentra pruebas de que hay vida en Marte? -le preguntó al doctor Slipher un per iodista. -¡Se lo anunciaré al mundo! - contestó éste. La noticia produjo desaliento entre los censores de la Fuerza Aérea. Los boletines diarios podían ir creando una febril excitación acerca de Marte ... en el peor de los momentos. Cada vez que Marte se había aproximado a la Tierra, desde 1948, se había producido un gran estallido en las observaciones de OVNI. Permitir que los boletines de la Patrulla Marciana apareciesen en
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aquel momento sería correr un riesgo peligroso. Debía bloquearse el plan publicitario de Slipher. Aún sigue siendo un secreto cómo se logró ... pero lo cieno es que no apareció ni un solo boletín de la Patrulla de Marte. Exactamente tal como habían temido los censores, comenzó una oleada de observaciones en cuanto Marte se aproximó a la Tierra. Llegaban informes de todo el país, y del ext ranjero. La tragedia de Walesville, las cuasicolisiones con aeroplanos, las terroríficas persecuciones de coches llegaban diariamente a las noticias. Pero no se supo nada de los descubrimientos de los astrónomos hasta que la Patrulla hubo terminado. A través del National Geographic me enteré de la respuesta vital que el doctor Slipher había transmitido : Los canales seguían arcos de círculos máximos. Pero no se hizo pública ni una sola palabra de todo esto. A pesar de la determinación del doctor Slipher de anunciar sus descu brimientos al mundo, éstos fueron censurados. En julio de 1965, el Mariner IV tOmó fo tos que mostraban «canales» rectOs. Esto fue negado al principio en el Laboratorio de Propulsión por Cohetes, que controla para la NASA las operaciones con Mariner. Pero más tarde el jefe del LaboratOrio, el doctor William Pickering, admitió que los canales habían sido fotografiados . Su existencia en las películas fue confirmada por el doctor Clyde Tombaugh, y al NICAP le fueron most radas copias por otro experto en Mane, el doctor Frank Salisbury Pero aún sigue en pie la controversia. Al fina l, quizá toda .a evidencia sea demostrada falsa, de algún modo. O tal vez sea correcta, y entonces tendremos que enfrentarnos con el problema de una raza avanzada en nuestro vecino planeta rojo. Mientras tanto, prosigue el misterio de las espacionaves gigantes. Poseemos pruebas de su existencia. Necesitamos con urgencia saber el propósito que ha traído esos formidables navíos hasta aquí, para observar nuestro mundo .
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Fracaso A comienzos de 1968, el Cuartel de la Fuerza Aérea seguía aún p reocupado por el repentino e intenso interés de la Unión Soviética por los OVNI. La Inteligencia de la Fuerza Aérea continuaba su búsqueda para hallar la respuesta a este fenómen o, cuando ocurrió otro acontecimiento perturbador. La Academia Soviética de Ciencias, la entidad científica de más alto nivel de Rusia, había anunciado que estaba preparando una publicación oficial que confirmaba la evidencia acerca de los OVNI. Para cualquiera que conociese la postura anterior de la Academia aquello resultaba increíble: la mayor parte de sus miembros y funcionarios se habían burlado abiertamente del tema. Pero el anuncio era explícito. La evidencia analizada iba a aparecer en una sección especial dedicada a los OVNI de un libro a publicarse en la Unión Soviética y que sería titulado .. El espacio exterior poblado». Estaba siendo coordinado por el vicepresidente de la Academia, Boris Konstantinov. Ya era bastante extraño, pero lo que asombró a la Fuerza Aérea fue esta afirmación adicio nal: el libro incluiría datos y discusiones de tres de las principales autoridades de los Estados U nidos sobre los OVNI : el doctor James E. McDonald, el doctor ]. Allen Hynek y el doctor Frank Salisbury, un exbiólogo bien conoctdo que había dado una conferencia en la Academia de la Fuerza Aérea acerca de las evidencias de que existía vida en Mane. Los tres científicos habían criticado duramente a la Fuerza Aérea por ocultar o falsear la evidencia y por su reprobable actitud general en la cuestión de los OVNI. Era seguro que sus declaraciones en un libro de la Academia Sovtética de Ciencias serían citadas por los periódicos y emisiones de noticias en los Estados Unidos, aumentando los ataques en contra de la censura. 201
Y lo que preocupaba aún más a la Fuerza Aérea era la continua transmisión de informes sobre observaciones soviéticas que hacía el doctor Zigel, que obviamente contaba con la aprobación oficial y la ayuda del general Stolyerov, jefe de la Comisión de los OVNI. Tras los primeros informes acerca de las enormes lúnulas voladoras, el doctor Z igel había faci litado datos verificados acerca de encuentros con OVNI en los años recientes, así como más detalles de las astronaves gigantes. En 1964, a un avión TU-104 que volaba sobre Bologoye se le había acercado un gran aparato con forma de disco. El OVNI pasó por debajo del avión, luego regresó y marchó a su lado durante varios minutos. Uno de los testigos fue el profesor Vyscheslav Zaitsev. Informó de que el disco estaba hecho con un metal brillante y tenía una estructura parecida a una carlinga en su parte superior. El 26 de julio de 1965 otro gran disco fue visto por los astrónomos de la República Socialista Lituana. Observado a través de telescopios, se estimó que el OVNI tenía un diámetro de unos cien metros. El disco volador era acompañado por tres objetos redondos, más pequeños. Durante quince minutos rodaron de modo continuo alrededor del OVNI más grande, luego se separaron del mismo y partieron en direcciones distintas. Asimismo, en el verano de 1965, una astrónoma geodética llamada Lyudmila Tsekianovick divisó un aparato alienígena cerca de Sukjumi, en las montañas del Cáucaso. Informó que el OVNI emitía luz por unas ventanillas o aberturas que tenía en el lado que daba hacia ella. El principal navegante de la aviación polar soviética, Valemín Akkurstov, informó sobre una observación realizada a corta distancia durante un vuelo de reconocimiento de los hielos a finales de 1965. «N os dejamos caer desde las nubes y, repentinamente, vimos un aparato volador desconocido», dijo el navegante. Afirmó q ue el piloto había tratado de acercarse más, pero el OVNI giró para alejarse y mantener la distancia. Tras seguir al avión durante veinte minutos, subió rápidamente, perdiéndose de vista. En 1966, un OVNI con forma de disco fue divisado por V. l. Duginov, director de la Escuela Hidrometeorológica de Kherson, y por otros cuarenta y cinco testigos. Aquel m ismo 202
año el jefe. del sistema de seguimiento espacial lituano, Roben Vitolniek, asentó en sus libros oficiales la confirmación hecha por radar de la realidad de los OVNI. Excepto cierta intranquilidad mostrada en los casos de mayor aproximación, la mayoría de los informes soviéticos no eran aterradores. Pero junto con ellos se dieron nuevos detalles acerca de las operaciones de las lúnulas voladoras. En varias ocasiones, los astrónomos soviéticos habían informado acerca de que las grandes espacionaves eran precedidas o flanqueadas por OVNI más pequeños qué mantenían formaciones precisas, igualando las tremendas velocidades de las lúnulas . En los informes públicos no se daban explicaciones ni se sugerían motivos. En el Pentágono, algunos analistas creían que Moscú estaba creando una base para llegar a una aceptación pública de la realidad de los OVNI a través de los informes más rutinarios, antes de hacer pública toda su información acerca de las espacionaves gigantes. Se suponía que pronto se haría público otro grupo de observaciones por la Comisión de los OVNI o por el doctor Zigel. Pero, en lugar de esto, se produjo una sorprendente pausa, sin que llegasen nuevas informaciones o declaraciones de la Comisión de los OVNI. Era como sí oficialmente se hubiera impuesto el silencio sobre el tema. Pero de Moscú no llegó ni explicación ni pista alguna sobre la razón de este cambio de actitud. Poco antes, en enero de 1968, se había llegado a un punto crítico en la Universidad de Colorado. Durante una conferencia con el doctor James McDonald, yo le había hablado confiadamente acerca del memorándum del administrador Low. McDonald se sintió muy asombrado, y estaba seguro de que muchos otros científicos, así como miembros del Congreso y el público tendrían la misma reacción. -Esto es dinamita -comentó - . Deberíamos usarlo para hacer que la Universidad de Colorado cumpliese con el acuerdo de su contrato. Ciertamente no desearían que esto fuera hecho público. -Saunders lo sabe, pero no creo que esté de acuerdo en usar ninguna amenaza -le respondí. -No hablo ni de amenazas ni de hacer nada a sus espaldas. Saunders ni siquiera tiene que aparecer en todo esto. Yo podría 203
escribirle una carta a Low, con copia para Condon, diciendo que tengo una fotocopia de este memorándum. Iría directamente al grano diciéndoles que es contrar io a lo que han afirmado en público, y urgiéndoles a cambiar el Proyecto y a cumplir con sus promesas. No sería necesario enviar copias a las personalidades universitarias ... al menos al principio. Creo que eso aterrorizaría a Condon y a Low, de modo que dejarían que Saunders y los otros científicos tratasen de llevar a cabo el programa que han estado defendiendo desde el principio. -Espero que tenga razón -le dije-. Pero tendría que hablarlo antes con Saunders. Me dio esa copia del memorándum confidencialmente. Sé que no le importará, dado que usted le ha estado ayudando. -Hablaré con él y seré muy cuidadoso -me prometió McDonald. Dos días más tarde habló con Saunders y el doctor Norman Levine, que también había estado trabajando duramente para conseguir una investigación más completa. Ambos hombres se mostraron intranqu ilos, pero finalmente estuvieron de acuerdo. McDonald obtuvo igualmente su permiso para informar al jefe de la Academia Nacional de las Ciencias, si creía que era necesario. Según el contrato de la Fuerza Aérea con la Universidad de Colorado, se suponía que un grupo de la Academia debía revisar el Informe Condon. Si alguien podía triunfar en un plan así, ése era McDonald. Era graduado en química, meteorología y física. Había sido físico investigador en la Universidad de Chicago. En la Segunda Guerra Mundial había servido en la Inteligencia Naval y después había sido miembro de los grupos científicos de la Fundación Nacional para las Ciencias y la Academia de Ciencias. Ahora era físico jefe de la Universidad de Arizona, y durante dos años había estado investigando científicamente los OVNI con una beca de la Universidad. Durante aquel tiempo había dado conferencias en numerosas sociedades científicas y de ingenieros y establecido importantes conexiones con las Fuerzas Armadas, incluyendo los miembros del Proyecto OVNI de la Fuerza Aérea. El S de febrero de 1968, llegó la fatídica carta de McDonald a Low. C uando Low y Condon la leyeron se sintieron furiosos. Tal como Saunders le dijo más tarde, e hizo público en un libro
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titulado UFOs? Yesl (¿OVNI? ¡Sí!), Condon le dijo secamente: .¡Por un acto como éste (permitir que McDonald se hiciese con el memorándum de Low) debería ser arruinado profesionalmente!» Al doctor Levine le dijeron que sus acciones eran «traicioneras». Al día siguiente, ambos hombres fueron despedidos del Proyecto. En una declaración a la prensa, Condon los acusó a ambos de incompetencia; pero, según el periodista R. R. Harkins, luego dijo que lo que quería decir era «COntumacia» o sea insubordinación. Justo tres días después un boletín trajo malas noticias de Rusia. En un brusco cambio de actitud, la Academia Soviética de Ciencias denunció a la nueva Comisión de los OVNI como «sensacionalista y anticientífica». La Academia también rechazaba todos los informes sobre las enormes lúnulas voladoras, incluso los suministrados por veteranos astrónomos de la Academia. Un fuerte ataque en Pravda, el periódico del Partido Comunista, indicó un completo giro en los más altos niveles soviéticos, y pareció casi seguro que con aquello había terminado la investigación de la Comisión de los OVNI a la que tanta publicidad se había dado ... o en todo caso que ahora iba a ser mantenida en secreto. Fuera como fuese, el ridículo de que los propios soviéticos hacían objeto a sus informaciones sobre astronaves gigantes tranquilizaron los temores de los censores del Pentágono: era un nuevo golpe de fortuna para la fuerza Aérea. El despido de los dos científicos de la Universidad de Colorado también parecía una contingencia afortunada; los otros miembros del Proyecto habían abandonado la lucha y ya no se había producido más publicidad. Pero ya estaba preparándose un ataque contra el Proyecto de la Universidad de Colorado. El autor John Fuller había sido informado por McDonald y fue preparado un artículo que sería publicado en la revista Look a finales de abril, con datos internos facilitados por los dos científicos y el NICAP. Sin tener conocimiento de esto, la Fuerza Aérea continuaba con su política de desmentir rápidamente los informes públicos sobre los OVNI. Ya habían sido rechazados sumariamente varios casos muy importantes. En Columbus, Ohio, habían sido vistos dos OVNI que hacían maniobras, por la policía urbana, 205
periodistas, ayudantes de sheriff, fotógrafos de prensa, y otros testigos convincentes. En una apresurada explicación, la Fuerza Aérea implicó que los objetos eran, posiblemente, estrellas fugaces. Una aterradora experiencia de la que habían dado cuenta una pareja de Dakota del Sur recibió un tratamiento aún más duro. Robert y Lynn Ballard estaban viajando hacia Vermillior, cuando un OVNI descendió sobre su coche. Aterrizó brevemente en el camino, por delante de ellos, y luego continuó siguiendo al coche. Ballard conducía a 160 km por hora, tratando de escapar. Pero el OVNI siguió con ellos durante cinco tensos minutOs, llegando casi hasta el borde de la ciudad. Sin nombrar a la pareja, un portavoz de la Fuerza Aérea afirmó que muchos de estos informes de persecuciones por parte de OVNI eran visiones o bromas de mal gusto. Hacia mediados de abril la mayor parte de los testigos que habían visto OVNI habían dejado de dar informaciones públicas. Luego, un ciudadano bien conocido de los Estados Unidos, ignorando las tácticas de la Fuerza Aérea, puso en un tremendo aprieto a los censores del Cuartel General. Ese ciudadano era Henry Ford II. El 16 de abril de 1968 se hallaba a bordo de uno de los aviones de la Compañía Ford, un Jet Star, acompañado por otros ejecutivos de la empresa. Estaban volando a 10 500 metros de altura, en ruta de San Antonio a Detroit. Cerca de Austin, Texas, los pilotos vieron un enorme objeto redondo que volaba por encima de ellos. A causa de su tamaño, al principio creyeron que se trataba de un globo de investigaciones inusitadamente grande. Luego se dieron cuenta de que se movía con ellos. Tras comprobarlo durante varios minutos, descubrieron que al parecer el objeto desconocido seguía al reactor, igualando su velocidad de 985 km por hora. «Tenía dos veces el tamaño de un DC-8 -informó luego el piloto al NICAP, por órdenes del señor Ford-. Nuestra suposición es que tenía de 150 a 180 metros de diámetro. No se veían en él ni protuberancias ni ventanillas. Y todos los pasajeros Jo vieron, pero ninguno pudo identificarlo.» Por su parte, el señor Ford confirmó la observación al News de Detroit. Según dijo, el OVNI había seguido al Jet Star durante al menos una hora. También reveló que había pedido al piloto que entrase en contacto con la Fuerza Aérea para que enviaran un 206
interceptor. Pero el piloto le había suplicado que no se lo ordenase, temiendo que la Fuerza Aérea lo pusiese en ridículo. Cuando se difundió la noticia, los periodistas del Pentágono cayeron sobre el Cuartel General de la Fuerza Aérea. Atrapados en un grave dilema, los portavoces de la Fuerza Aérea trataron de ganar tiempo. Los pilotos de la Compañía Ford ya habían eliminado la teoría del globo, que era una de las explicaciones favoritas de los censores. Y sería una locura afirmar que el informe era un engaño o implicar que los ejecutivos y los pilotos de la Ford habían sufrido alucinaciones. Al final, el Cuartel General recurrió a su única alternativa: la Fuerza Aérea no tenía nada que comentar. Y la Fuerza Aérea estaba aún evadiendo comentar el informe Ford cuando apareció el artículo de Look, afirmando que el Proyecto de Colorado era un «fracaSO». Además de revelar qué era lo que había ocasionado el despido de los cienúficos, anunciaba la completa ruptura de las relaciones entre el NI CAP y la Universidad de Colorado. Algunos periódicos y emisoras denunciaron el Proyecto, pero las críticas más fuerces llegaron del Capitolio. Los congresistas J. Edward Roush, William F. Ryan y otros legisladores pidieron una investigación del Congreso. Roush, veterano miembro del Comité de Ciencia y Astronáutica del Congreso, atacó a la investigación de la Universidad de Colorado en una sesión del Congreso. Según el Post de Denver del 2 de mayo de 1968, también dijo en Washington que el estudio de la Universidad de Colorado era un «trucO» de la Fuerza Aérea, que había sido preparado como tal desde el principio. Además, como miembro del Comité de Operaciones Gubernamentales, que comprueba las posibles malversaciones de los fondos federales, el congresista Roush solicitó al contable general que investigase aquella operación. En una conferencia de prensa dada en Washington, el NICAP dejó bien claro que no acusábamos a Condon o a Low de un comportamiento deshonesto. Ambos parecían creer que sus acciones eran correctas a causa de sus convicciones de que los informes sobre los OVNI eran tonterías: convicciones que resultaban de no haber examinado el cúmulo de evidencias disponibles.
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Con la aprobación del Comité del NICAP, le envié al presidente Johnson el memorándum Low y otras indicaciones de un comportamiento lleno de prejuicios, urgiéndole luego a que crease una organización nueva e imparcial, libre del control de los militares o de cualquier otro organismo gubernamental. Se le sugería que se le entregasen a él directamente las valoraciones de esta organización y que se acabase de una vez por todas con el secreto. Le fue ofrecida al presidente toda la cooperación posible por parte del NICAP, de los miembros de su Comité y de sus consejeros científicos y técnicos. Cuando Johnson era el líder de la Mayoría del Senado, habia mostrado un gran interés por el problema de los OVNI y la investigación del NICAP. En 1961 había examinado nuestro Informe Confidencial al Congreso y había instruido al Subcomité de Preparación del Senado para que valorase la evidencia, que mostraba el riesgo de que se produjese una guerra accidental. N o parecía probable que fuera a pasar por alto la situación en Boulder. .. si es que recibía la cana del NICAP. La respuesta llegó de la oficina del secretario de la Fuerza Aérea, firmada por el coronel B. M. Ettenson. El coronel decía que replicaba por orden del presidente, pero esta fórmula se acostumbra a utilizar cuando se contesta la correspondencia de la Casa Blanca. El miembro de la Fuerza Aérea de la casa presidencial podía haber enviado la carta del NICAP directamente al Pentágono. Ignorando por completo la evidencia de que había una actitud llena de prejuicios, el coronel Ettenson escribía:
La Fuerza Aérea concedió el contrato sobre los Objetos Voladores No 1dentificados... convencida de que serí.t hecho un estudio imparcial, abierto, independiente, objetivo y científico, y esperamos que el doctor Condon cumpl' con los términos del acuerdo. Este seco corte aumentó la determinación del NICAP El informe Condon no tenía que aparecer hasta al cabo de seis meses. Aún teníamos posibilidades de lograr denunciar ante e público la censura realizada por la Fuerza Aérea, con lo que anularíamos cualquier conclusión negativa. La mejor forma de poner al descubierto el largo engaño sería 208
una investigac10n a gran escala hecha por el Congreso. Lo habíamos intentado antes y habíamos fracasado. Pero el artículo del Look y nuestras declaraciones en la conferencia de prensa habían causado un fuerte impacto en el Capitolio. Y, aunque se trataba de un año de elecciones, encontramos un apoyo alentador para la realización de una investigación del Congreso que esclareciera e hiciera público el asunto. Trabajando con el congresista Roush, comenzamos a reunir nuestras pruebas más importantes. Cuando la Fuerza Aérea tuvo noticia de ello, actuó con rapidez para bloquear cualquier debate, tal como lo había hecho antes. Por un tiempo temimos que fuera a lograrlo, pero luego nos llegó un mensaje del Capitolio. El presidente del Comité de Ciencia y Astronáutica del Congreso, George P. Miller, había aprobado que se celebrasen debates. El congresista Roush estaría a cargo de los procedimientos y se invitaría a científicos que conocían el problema de los OVNI para que testificasen. Los primeros de la lista eran el doctor Hynek y James McDonald. Los debates se iniciarían a las diez de la mañana del 29 de julio de 1968. Entusiasmados por esta noticia, añadimos algunas evidencias importantes para los debates. Tal como se relata en el Capítulo 1, la Fuerza Aérea había ocultado los Informes 1 al12 del Proyecto durante quince años, negando incluso su misma existencia. Tras la presión del Comité Moss, la Fuerza Aérea había permitido, finalmente, que los miembros del equipo del N ICAP hicieran fotocopias de los informes originales de observaciones, que aún llevaban sus etiquetas «Secreto» o «Conlidencial». Además de esta p rueba de la censura de la Fuerza Aérea, muchos de estos informes eran sólidas pruebas de la realidad de los OVNI, como los casos citados anteriormente. Se describía un encuentro efectuado por una tripulación de B-29 sobre Corea. El bombardero se encontraba en una misión de rutina cuando apareció un extraño objeto volador, que arrastraba una nube de escape de tres veces su largo. Volviéndose hacía el B-29, se le acercó a alta velocidad. Parecía estar en curso de colisión, cuando, rápidameme, inclinó la proa y pasó por debajo del bombardero. Una aproximación aún más cercana fue la informada a la Fuerza Aérea por un pilo ro de Michigan. Se hallaba volando a mil 209
metros de altura cuando, de repente, apareció un aparato con forma de disco, que se acercaba a él de frente. Hasta el último momento voló en línea recta hacia el avión, y luego se desvió hacia un lado. Se acercó tanto que el piloto pudo ver con claridad su superficie metálica pulimentada. Según dijo, el OVNI tenía entre nueve y doce metros de diámetro. Entre los otros casos largamente ocultos se hallaban informes dados por operadores de radar de la Fuerza Aérea. En la base de la Fuerza Aérea de Larson se siguió por radar a un OVNI que viajaba a 1500 km por hora, que era una velocidad mayor de la que podía alcanzar cualquier avión conocido en aquellos tiempos. Otro informe de radar, mucho más asombroso, aludía a un OVNI que viajaba a 6000 km por hora. Y todo esto se refería a un tiempo en que la Fuerza Aérea insistía en que no había ninguna evidencia sobre los OVNI. En el informe del Proyecto 3, la Fuerza Aérea demostraba que se daba perfecta cuenta del mal efecto que producía la ridiculización de los testigos. Según el documento, un grupo de pilotos le había dicho a la Fuerza Aérea que «Se resistían a informar sobre cualquier tipo de objeto no identificado a la Fuerza Aérea» ... y esta actitud afectaba a pilotos de la misma Fuerza Aérea: «Si el navío espacial volase en formación conmigo -había afirmado un piloto- , no informaría de ello.» Para obtener un mayor efecto, decidimos publicar un informe especial del NI CAP sobre estos datos, reproduciendo las fotocopias de los documentos de la Fuerza Aérea con sus clasificaciones ..secreto» y «Confidencial». Acelerando los trabajos de imprenta, estábamos dispuestos a someter esta prueba de la censura, junto con los otros daros, mucho antes de la fecha de los debates. Pero nuestro optimismo se trocó en desencanto cuando nos enteramos de la verdad sobre los supuestos debates: No se permitiría ninguna crítica contra la Fuerza Aérea o el Proyecto sobre los OVNI de la Universidad de Colorado. Esta orden había sido dada por el presidente Miller. Se aplicaba al congresista Roush y a los otros miembros del Comité de Ciencias y Astronáutica. También se había hecho una advertencia a los científicos invitados. Estaba prohibida cualquier declaración que pudiese llevar a afirmaciones poco halagüeñas 210
acerca de la investigación de la Fuerza Aérea o el Proyecto de la Universidad de Colorado. Y aunque el NICAP había tenido un papel trascendental en conseguir que se produjesen los supuestos debates, no podíamos ofrecer ninguna información. No sólo se nos bloqueaba nuestra evidencia, sino que además no podíamos hacer comentario alguno sobre las discusiones. No se permitiría ninguna pregunta hecha por el equipo del NICAP, aunque estuviesen desprovistas de toda crítica contra la Fuerza Aérea o a la Universidad de Colorado ... sólo podíamos acudir a las reuniones como espectadores silenciosos. Y aunque se llamaba oficialmente debates a aquellas discusiones, la reunión fue también calificada como simposio sobre los objetos voladores no identificados, para eliminar cualquier idea posible de que se trataba de una verdadera investigación y dejar de esta manera tranquila y confiada a la opinión pública. Si bien la prensa había sido invitada, también se había prohibido a los periodistas que hicieran ninguna pregunta. Algunos de ellos conocían la verdadera historia y podrían haber causado problemas. Uno de los corresponsales, al que yo conocía desde hacía años, esperaba que la orden de silencio despertara indignación. -La Fuerza Aérea debe de haber obligado a Miller a que hiciera eso -me dijo - . Pero algunos de los miembros del Comité Espacial están muy irritados. Todos estaban dispuestos a ir en contra de la Fuerza Aérea y de ese ProyectO de Colorado. Conozco a dos que van a tratar de saltarse la orden. No voy a citar nombres, pero ... -Creo que sé a quién se refiere. -Bueno, eso puede originar una buena pelea, y entonces sí que tendríamos un artículo interesante. Es la única razón por la que voy a ir, pues ya sé la mayor parte de las cosas de que van a hablar McDonald y los demás. Pocos minutos después de que comenzase el simposio, el presidente Miller repitió su advertencia en contra de las críticas hacia la Fuerza Aérea. «Quiero señalar que su presencia aquí no es un reto a la obra que está siendo llevada a cabo por la Fuerza Aérea... por desgracia hay quienes se muestran muy en desacuerdo con la 211
Fuerza Aérea, diciendo que no ha tratado adecuadamente este tema. Quiero que sepan que de ninguna manera vamos a intentar introducirnos en un campo que es suyo por ley, y, por consiguiente, que no tenemos ninguna crítica que hacer contra las actividades que está llevando a cabo la Fuerza Aérea. »Debemos contemplar el problema que no estamos aquí para criticar las acciones de la Fuerza Aérea.» El primer intento por saltarse la orden de silencio fue hecho por el congresista Ken Hechler. «¿Supone usted - le preguntó al doctor Hynek- que la Fuerza Aérea ... no ha llevado a cabo un análisis perfectamente científico de los OVNI?, Pero Hynek rehusó contestar a esta pregunta . << La carta que acompañaba a la invitación para hablar aquí afirmaba enfáticamente que no debíamos discutir la participación de la Fuerza Aérea.» El congresista William F. Ryan, mientras interrogaba al doctor McDonald, trató de obtener su opinión acerca del Proyecto de Colorado. Roush, presidente del simposio, intervino con rapidez, siguiendo órdenes: «Hemos acordado que no es éste el lugar para discutir eso ... estoy seguro de que el doctor McDonald tendrá mucho gusto de poder conferenciar con usted en privado sobre ese tema." Tomando otro camino, el congresista Ryan llevó a McDonald a hablar del memorándum de Low a la Academia Nacional de las Ciencias. -¿Escribió usted ... con referencia a este Proyecto? -Sí -le contestó McDonald - , y recibí una carta.. . diciendo que debíamos dejar que el Proyecto de Colorado siguiese su curso. El congresista Roush le interrumpió: -Les agradecería que dejasen ese tema. Pero R yan insistió: - Sugiero que quizás este Comité debiera efecturar una investigación sobre el Proyecto de la Universidad de Colorado. Miller, presidente del Comité, lo interrumpió inmediatamente: -No tenemos autoridad para hacer algo así. A pesar de la orden de guardar silencio, en la Memoria Oficial
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de los Debates fue publicada una cantidad sorprendente de críticas abiertas en contra de la Fuerza Aérea y del Proyecto de la Universidad de Colorado. La mayor parte de las mismas estaban contenidas en declaraciones preparadas que no fueron leídas en voz alta o citadas en el simposio. Un comentario muy hiriente en contra del Proyecto de Boulder fue el hecho por el doctor Garry C. Henderson, científico investigador en ciencias espaciales de la General Dynamics de Fort Worth, Texas. El doctOr Henderson decía que prominentes científicos no habían empleado unos métodos cuidadosos de investigación al enfrentarse con el problema de los OVNI. «Un ejemplo de ello - afirmaba- es la desafortunada selección del equipo de la Universidad de Colorado, que es dirigido por un respetado científico, con el resultado de que la atmósfera de jaula de ardillas que habitualmente se halla asociada con el interés por los OVNI ha sido aumentada por el prejuicio y la confusión, en lugar de ser eliminada por una dedicación científica ... Se ha llevado al público a creer que se ha hecho todo lo posible para probar o desmentir la existencia de los OVNI... ¡Tonterías! El tener una información de naturaleza realmente fiable debería hacer que se incrementase la actividad y no que se trate dicha información con negligencia o, lo que aún es peor, que se la ridiculice.» Otro documento, insertado en la Memoria Oficial por el representante James G. Fulton, fue preparado por el científico nuclear Stanton T. Friedman, que ha trabajado en estudios nucleares y de radiación en la General Motors, la Westinghouse y la A ero jet Corporation. Friedman decía que sus largos estudios e investigaciones sobre los OVNI le habían convencido de que la Tierra está siendo visitada por vehículos espaciales controlados por alienígenas. Refiriéndose a las explicaciones condenatOrias de la Fuerza Aérea, añadía: «El pequeño porcentaje de desconocidos (casos sin resolver) es resultado directo de los engaños perpetrados por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos ... » Otra indicación de la duplicidad de la Fuerza Aérea apareció en un trabajo del doctor Roben M. L. Baker, un notorio científico investigador que trabajaba en proyectos de la NASA, la Armada y la Fuerza Aérea. Como consultor de la Douglas 213
Aircraft Company había hecho un estudio y análisis científico de dieciocho meses de duración sobre las famosas películas de Utah y Montana. Cosa extraña, dicho estudio había sido solicitado por la Fuerza Aérea, a pesar de que había ridiculizado las imágenes de la cinta, explicando que eran pájaros y reflejos de aviones. Durante su extenso examen, el doctor Baker había descubierto que las explicaciones de la Fuerza Aérea eran incorrectas. Informó de sus hallazgos, con todos los análisis detallados, al general H. E. W atson, jefe de la Inteligencia Técnica Aérea. Pero, a pesar de haberse demostrado que eran incorrectas, nunca fueron retractadas aquellas explicaciones oficiales. (En el momento de los debates, la Fuerza Aérea aún estaba esgrimiendo aquellas explicaciones falsas.) El doccor Baker urgió para que se realizase una investigación sobre los OVNI verdaderamente científica, con una fuerza móvil de científicos alcamente calificados que lograsen la mejor información posible: un sistema especial de seguimiento; «puestos de escucha» para buscar posibles mensajes alienígenas. Según dijo, debían hacerse planes para extraer información valiosa de una sociedad avanzada, si es que la teoría de los extraterrestres resultaba ser cierta. También urgió para que se realizasen estudios con los que aprender las características de una civilización avanzada y estar dispuestos para el impacto psicológico en nuestra propia cultura, en caso de «COntactO». <<Alcanzar la meta de la comprensión - afirmó-, puede ser de una importancia sin precedentes para la raza humana.» Las afirmaciones de la Fuerza Aérea con respecto a que los OVNI no existían fueron rechazadas por el doctor James A. Harder, profesor de ingeniería de la Universidad de California. Afirmó que una investigación prolongada había demostrado la realidad de los OVNI. También enfatizó la necesidad de averiguar los secretos técnicos de aquellas espacionaves tan avanzadas. Los graves efectos del ridículo fueron puestos en evidencia por el doctor Roben L. Hall, jefe del Departamento de Sociología de la Universidad de Illinois y antiguo psicólogo de la Fuerza Aérea. Como ejemplo, citó el caso de un coronel de artillería en Corea, que, volando en su aparato de observación, se había encontrado con un típico OVNI, a muy poca distancia. 214
«Era un observador experimentado -dijo el doctor Hall-, pero cuando regresó fue ridiculizado de tal manera que abandonó la idea de ser tomado en serio.» «Hay que hacer algo para prevenir el riesgo de un pánico motivado por un repentino contacto con los alienígenas,., advirtió el doctor Hall. En lugar de hacer declaraciones tranquilizadoras, él opinaba que el público debía recibir toda la información, a través de un programa cuidadosamente preparado. La denuncia más detallada de la censura de la Fuerza Aérea fue hecha por el doctor James McDonald. Y fue hecha sin ningún ataque violento, a través de una extensa declaración en la que se incluían más de treinta páginas de informes verificados, con pruebas de que las explicaciones públicas no eran ciertas ... siendo la mayor parte de ellas respuestas ridiculizadoras de la Fuerza Aérea. Se cubrían casi todos los aspectos importantes del problema de los OVNI, que eran analizados de un modo científico
según las evidencias confirmadas. Incluso el doctor Carl Sagan, el menos positivo de los científicos del simposio hizo algunas admisiones importantes. Consejero habitual de la NASA, el doctor Sagan es graduado en física, astronomía y astrofísica. Es profesor asociado de Astronomía en la Universidad de Cornell y también tiene relaciones con el Centro de Radiofísica e Investigación Espacial de dicha institución. Según dijo el doctor Sagan a los miembros del simposio, no resulta imposible pensar en vuelos interestelares a una velocidad casi igual a la de la luz, incluso dentro de los actuales límites de la ciencia: <<Si estamos siendo visitados por representantes de la vida extraterrestre, limitarnos a esconder la cabeza en la arena no sería una política demasiado acertada ... Si existen otras civilizaciones técnicas, cualquiera de ellas, tomada al azar, es muy probable que se halle muy avanzada con respecro a nosotros. Y es poco probable que exista alguna otra civilización en la galaxia que esté tan retrasada (como nosotros).» El único científico que se oponía taxativamente a la aceptación de la evidencia con respecto a los OVNI era el doctor Donald H. Menzel, antiguo director del Observatorio de Harvard. En su declaración preparada, Menzel explicaba los OVNI como espejismos, reflejos de ventanas, antenas de televisión y parachoques de los automóviles, y también como ilusiones ópticas: imágenes
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remanentes, o sea puntos ante los ojos. Según dijo el doctor Menzel, los pilotos y otros observadores entrenados pueden cometer a menudo grandes errores. También declaró que muchos objetos no identificados eran sólo pájaros, nubes con forma de plato o sombreros arrastrados por el viento, telas de araña, plumas o semillas voladoras. En conclusión, el doctor Menzel afirmó: «Ya ha llegado el momento de que la Fuerza Aérea cierre el Proyecto Bluebook ... para acabar de una vez de cazar fantasmas, trasgos, visiones y alucinaciones.» Ninguno de los otros científicos aceptó las explicaciones de Menzel. El doctor E. Leo Sprinkle, profesor de psicología de la Universidad de Wyoming, estaba convencido de que los OVNI eran naves espaciales de una civilización alienígena. A través de su larga investigación de la evidencia, había llegado a la conclusión de que debíamos estar cerca del «período más excitante y que planteaba el mayor reto de la historia del hombre». Recomendó que se crease un centro nacional de investigaciones que sirviese para averiguar todas las implicaciones de la vigilancia de los OVNI. Los otros dos científicos que entregaron declaraciones, el docror Roger N. Shepard, profesor de psicología de la Universidad de Stanford y el doctor Frank B. Salisbury, exbiólogo de la Universidad de Utah, también urgieron a que se celebrasen investigaciones científicas intensas sobre la evidencia de los OVNI. Considerando todas las críticas de los proyectos de la Fuerza Aérea y de la Universidad de Colorado contenidas en las declaraciones preparadas, y la orden de prohibición dada por el presidente Miller, puede parecer increíble que se les permittera aparecer en la Memoria Oficial de los Debates. Si la prensa hubiera conocido estos ataques y la gigantesca masa de datos incluidos en la Memoria, el simposio hubiera llegado a las primeras páginas de los periódicos. Pero la prensa no tenía manera de saber que existía esta munición oculta. Descorazonada por la falta de fuegos artificiales, dio bien poca publicidad al simposio. Tras los debates, varios legisladores insistieron en que se llevase a cabo una investigación genuina. El congresista Ryan le 216
dijo al Post de Denver que debía realizarse un examen inmediato del Proyecto de la Universidad de Colorado. Con anterioridad, el congresista Louis Wyman había presentado una resolución que requería una investigación completa por parte del Comité de Ciencia y Astronáutica (H. R. 946). Algunos de los legisladores que estaban en contra de la censura renovaron sus esfuerzos por conseguir que fuera aprobada, utilizando como palanca la Memoria de los Debates. Se esperaba que las críticas y las pruebas de la realidad de los OVNI contenidas en las declaraciones preparadas forzasen a que se llevase a cabo una acción favorable. Pero la presión del Pentágono era demasiado fuerte. De nuevo, la Fuerza Aérea, apoyada por la CIA, había impedido que la atención del Congreso cay·ese sobre el secreto de los OVNI. Resultaba difícil comprender cómo habían logrado salirse con la suya durante tanto tiempo ... pues en el Congreso había hombres muy decididos. Pero, de algún modo, esos legisladores, al menos los presidentes de comité, habían sido persuadidos para que evitasen un enfrentamiento. Una noche, poco después del simposio, tuve una charla privada con un oficial de la Fuerza Aérea que antes había tenido un destino en el Pentágono. Durante las investigaciones sobre los O VNI llevadas a cabo a principios de 1965 se había dado cuenta del creciente peligro que representaba el secreto . Después de que lo conocí a través de otro contacto en la Fuerza Aérea, habíamos discutido confidencialmente el problema. Como sigue aún en actividad, me limitaré a llamarlo Johnson. -Sé que la Fuerza Aérea y laCIA están en un mal punto -le dije-. Pero tratando de mantener oculta la verdad, sólo consiguen que las cosas empeoren. -Creo que sólo hay una explicación -dijo Johnson-. Que no saben qué hacer. -Es la segunda vez que he oído eso -respondí. Le hablé de la afirmación de Robert Low durante nuestra conferencia en el NI CAP el6 de octubre de 1967. El dijo que la Fuerza Aérea no sabe cómo preparar al público. Johnson pareció sorprendido . -Eso es extraño. La Fuerza Aérea contaba con los escépticos como Low y Condon para que llegasen a una conclusión negativa. ¿Por qué le dirían a Low una cosa así? 217
- Yo tampoco me lo pude explicar, y tampoco por qué iba a querer decírnoslo. Y sin embargo, había algo en la forma en que lo mencionó ... prácticamente se le escapó ... parecía que estuviese diciendo la verdad. Naturalmente, quizás hubiera comprendido mal lo que le dijeron. - Sigo sin acabar de ver por qué se lo dijeron... pero creo que es la verdad. - Johnson me miró con gran seriedad. - Porque eso es también lo que cree la C IA. No piensa que el público pueda ser preparado jamás. - ¿Jamás? Pero, si eso ... -me detuve-. ¿Cómo sabe eso? - Lo dijo un agente de la C IA mientras había una pelea en el Cuartel General. Había t res agentes allí, y él era el más veterano. Fue cuando los periódicos estaban haciéndonos pasar p or el tubo, después de aquel asunto del «gas de los pantanos>>. Un coronel de la Fuerza Aérea dijo qu e sería mejor que comenzásemos a preparar al público antes de que fuera demasiado tarde, en lugar de tratar de seguir engañando a la gente. Fue entonces cuando intervino el más antiguo de los tres agentes. ,."¡Vamos a mantener este asunto en secreto ... durante tanto tiempo como nos sea posible! R ealmente no hay forma de preparar al público." »Actuaba como un loco, y el coronel se irritó . "Admitiré que éste es un mal lío -dijo-, pero el pueblo de los Estados Unidos puede sop ortar lo que sea. ¿Por qué no va a poder ser preparado? D éme una sola buena razón." "El hombre de laCIA le lanzó una mirada extraña, y luego se calmó. "Lo lamento, coronel, me parece que hoy estoy un tanto nervioso. Me pongo así cuando las cosas se complican. Olvídelo ... Es sólo mi opinión ." Johnson agitó la cabeza. - No me lo creí. Los otros agentes parecían asombrados ... y muy preocupados. Creo que, en realidad, ésa era la opinión de la CIA. - Eso explicaría el porqué luchan con todas sus fuerzas por mantener el secreto. Pero yo no puedo acabar de creer que hayan descubierto algo tan malo ... tan terrible que la gente no pueda soportarlo. - Yo t ampoco -dijo Johnson - . No podrían ocultárselo a la Fuerza Aérea y yo estoy autorizado a llegar hasta el «Alto 218
Secreto» ... así que es seguro que lo sabría. Y con todos los contactos que usted tiene, es muy probable que también hubiera tenido alguna pista al respecto. Estuve de acuerdo con él, pero después de que se hubo ido, recordé repentinamente que había una clasificación por encima de «Alto Secreto». Esto había detenido a varios legisladores, que además eran oficiales de alto rango de la Reserva, cuando habían intentado obtener los daros acerca de los OVNI. Uno, que ya ha sido mencionado, era el senador Goldwater, que era general de la Reserva de la Fuerza Aérea. Otro era el senador Kenneth Keating, un general de la Reserva del Ejército. El28 de junio de 1963, el senador Keating había escrito a un miembro del NI CAP, tras no lograr conseguir las respuestas a pesar de haber utilizado su credencial que le daba acceso al «Alto Secreto». Como oficial de rango, dijo, no sentía ninguna admiración por los oficiales de la Fuerza Aérea que intervenían en las investigaciones de los OVNI ni estaba mayormente impresionado por sus declaraClOnes. -Como ustedes saben, no dudo en discutir con las entidades gubernamentales acerca de los peligros con que se enfrenta nuestro país ... pero lamento decir que parece no haber nada que yo pueda añadir a la cuestión de los OVNI, en el momento actual. En dos ocasiones, yo había tratado de averiguar cuál era esa clasificación aún más secreta, a través de fuentes en el Pentágono que siempre habían demostrado ser de fiar. En ambas ocasiones me habían dicho que concernía a planes para una defensa de emergencia si los alienígenas de los OVNI resultaban ser agresivos. Aunque no podían discutir detalles, me di cuenta de que tales planes incluirán nuestros cohetes espaciales más secretos, además del programa original Project Saint de aparatos para atacar satélites desconocidos que pareciesen ser hostiles. Dado que la política de la Fuerza Aérea era la de considerar que cualquier artefacto u objero desconocido era hostil hasta que no se demostrase lo contrario, ésta parecía una explicación razonable. Yo no la acababa de aceptar por completo, ya que una protección supersecreta podía ocultar una información totalmente distinta y tan importante que incluso mis fu emes tuvieran que tratar de engañarme. Pero no consideraba en serio que se 219
tratase de algún descubrimiento aterrador. Tal como johnson había dicho, yo estaba seguro de que en este caso hubiera recib1do alguna advertencia velada, y al menos una indicación de que existía alguna grave amenaza. Pero ¿y si me equivocaba? Aunque seguía sin creérmelo, decidí volver a comprobar todos los informes e incidentes preocupantes. Con algunos de los miembros del equipo del NI CAP y otros investigadores anteriores que conocía, ya había rebuscado entre toda esta evidencia, tratando de hallar alguna pista de los motivos de los alienígenas. Pero una nueva comprobación podría ofrecerme algún rastro que antes se me hubiese pasado por alto. Y, aunque no fuese así, podría obtener un resultado valioso: tratando de ver aquellos casos, que a veces resultaban aterradores, a través de los ojos de los ciudadanos medios, debería resultarme más claro su efecto atemorizador. La imagen final podría ser una guía, muy necesaria, para reducir el miedo a los seres de los OVNI y preparar a los millones de ciudadanos ... para lo que fuera a venir.
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La cuestión crucial En el clímax de la crisis de 1966, con la censura a punto de hundirse, la Fuerza Aérea y la CIA casi se vieron obligadas a hacer estas dos admisiones, que llevaban mucho tiempo temiendo: 1) Una revelación del largo secreto oficial, mantenido por creerse que era un interés nacional. 2) Una revelación de las evidencias ocultas y conclusiones secretas de la Fuerza Aérea que decían que los OVNI eran astronaves alienígenas dedicadas a efectuar un reconocimiento detallado de nuestro mundo .. . con un propósito aún desconocido. A pesar de que logró evitarse la amenazada fisura en el secreto, los censores se quedaron muy atemorizados ante lo cerca que había estado el peligro. Otra crisis de este calibre podría hacer imposible continuar con el secreto, dejándoles ante el terrible problema de tratar de preparar al público. En un momento tan crítico, la mera admisión de la realidad de los OVNI podría causar una oleada de temor y la revelación de accidentes y daños causados por los OVNI aún haría que la situación fuera peor. Para reducir la posibilidad de pánico, los funcionarios empezarían por hacer públicos informes inocuos de los millares que tenían archivados. Probablemente los casos preocupantes serían hechos públicos de uno en uno o por parejas, al principio los menos asombrosos, yendo luego a un gradual incremento hasta llegar a los informes más graves. Pero, eventualmente, la atención caería sobre los accidentes más alarmantes. Y si la prensa desenterraba algunos de los primeros casos, que ya estaban casi olvidados, esto podía acabar rápidamente con los intentos de llevar a cabo una preparación gradual. Temiendo una repentina histeria, algunos funcionarios po221
dían retrasar los peores casos «de terror» ... o incluso tratar de ocultarlos indefinidamente. Pero incluso una censura en pequeña escala podría poner en peligro el programa de preparación si se filtraba su existencia, como era casi seguro que sucedería. Sólo hay una manera de educar al pueblo de los Estados Unidos y ayudarle a aceptar el problema de los OVNI sin que se corra un grave riesgo de provocar el pánico. Debe contarse toda la historia: los aspectos aparentemente alentadores y los info rmes de accidentes que, aunque son menos, pueden resultar aterradores. El público debe saber que se le ha dicho la verdad, sin que se le haya ocultado nada. La evidencia que sigue fue pensada al principio sólo para una nueva comprobación en busca de posibles pistas pasadas por alto de que existiese un peligro no reconocido. Pero este informe tiene una doble importancia. Servirá como guía para comprobar la verdad cuando se examine cualquier futura admisión oficial sobre los OVNI. Para revelar todos los hechos conocidos, cualquier programa oficial de preparación debe incluir los casos detallados de accidente y daños que se describen en la subsiguiente valoración. El primer accidente analizado, en junio de 1953, estaba relacionado con un DC-6 de la Transocean Airlines. Habiendo partido de Guam con una tripulación de ocho hombres y cincuenta pasajeros, el avión voló hasta la Isla de Wake, primera escala en su vuelo hasta Oakland, California. A las siete de la mañana, después de repostar combustible, el DC-6 partió hacia Honolulú. Hacia las ocho y media el capitán se puso en contacto radial con Wake. Informó que las condiciones eran normales. El avión estaba volando a velocidad de crucero a 4500 metros. Esta fue la última noticia que se ruvo del vuelo de la Transocean. Al no llegar el siguiente informe programado, los operadores de la Isla de Wake trataron de ponerse en contacto con el DC-6, sin éxito. Entonces, la Armada, la Guardia Costera y la Fuerza Aérea iniciaron inmediatamente una búsqueda de emergencia, a petición de la Administración de Aeronáutica Civil (ahora FAA). Poco después, los operadores de Wake captaron misteriosas señales en la frecuencia internacional de peligro. Nadie
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podía descifrarlas, y jamás se determinó cuál era su fuente. Durante la búsqueda del DC-6, los pilotos y tripulaciones que la efectuaban vieron extraños objetos que se movían a gran velocidad con brillantes luces verdes. Esta fue la primera pista de que los OVNI pudieran estar relacionados con el caso. En 1948, un nuevo tipo de OVNI había asombrado a la Fuerza Aérea y a los astrónomos. Noche tras noche, los objetos desconocidos volaban sobre Nuevo México y luego estallaban en silencio con un destello de luz. verde casi cegador. En el Instituto de Meteoritos de Nuevo México, uno de sus principales científicos dijo que eran algún tipo extraordinario de proyectiles. Hacia 1953, casi ya no había observaciones de los mismos. No se había producido ningún informe de daños, ni ninguna indicación de peligro ... hasta que había desaparecido el transporte de la Transocean. Tras varias horas de búsqueda, la tripulación del vapor Bartlett encontró 25 cadáveres flotando cerca de fragmentos del avión siniestrado. Por el estado de los mismos resultaba claro que todo el mundo de a bordo del DC-6 había muerto instantáneamente. Quedaba eliminada la posibilidad de que se tratara de falla de los morores debido a causas ordinarias, pues era muy poco probable que los cuatro motores fallasen al mismo tiempo. Y aunque así hubiese sido, el capitán hubiera tenido mucho tiempo para emitir un «Mayday», la señal de peligro, y un informe sobre la posición del aeroplano. Siguiendo el procedimiento estándar, tendría que haber instruido a los pasajeros para prepararse para el amaraje, mientras estaba planeando desde sus 4500 metros de altura. Mientras el avión se acercaba al océano, debería haber reducido la velocidad, eligiendo la mejor dirección para amarar, causando el menor daño a los pasajeros y al aeroplano. Pero los restos del aparato probaban que se había producido un tremendo impacto a causa de un picado a alta velocidad ... o que el avión se había hecho pedazos en el aire. Era evidente, por los informes de los pilotos que habían participado en la búsqueda, que hablaban de objetos iluminados de verde, que aquellos extraños OVNI habían estado en el área del accidente. Durante la investigación, se realizó una comprobación de las operaciones de los misteriosos objetos en los 223
archivos de la Fuerza Aérea. El Proyecto Sign mostraba en sus informes que la mayor parte de los OVNI de «bengala verde» eran vistos sobre Nuevo México, apareciendo algunos pocos en los estados adyacentes. Tras un estudio especial llamado Proyecto Twinkle, la Fuerza Aérea informó que se había seguido a alguno de aquellos extraños objetos silenciosos a velocidades de hasta 22 500 km por hora. Los equipos de tierra de la Fuerza Aérea habían investigado extensas áreas después de que los OVNI estallasen, pero no se había hallado nada. Aunque no había ninguna prueba definida de que los objetos de «bengala verde» hubieran causado el desastre del Transocean, no se podía encontrar otra explicación. Fuera lo que fuese lo que hubiese sucedido, aparentemente había sido muy repentino. Quizás uno de los artilugios desconocidos cayó hacia el DC-6 en rumbo de colisión. En un frenético intento por evadirlo, el capitán pudo haber picado a alta velocidad, hundiéndose en el océano antes de poder nivelar el aparato. O el avión de linea pudo haber sido destruido en medio del aire por alguna fuerza o explosión causada por el OVNI. Durante semanas, el Comité de Aeronáutica Civil y los investigadores de la Fuerza Aérea estudiaron y volvieron a estudiar los datos existentes. No fue hecho público ningún informe de la Fuerza Aérea. Al cabo de muchos meses, el Comité dijo que s.e desconocía la causa del accidente. Pero para docenas de pilotos de líneas aéreas que examinaron el detallado informe, la única posible respuesta se hallaba en los OVNI iluminados de verde. Otro choque asombroso, éste en los Estados Unidos, fue el que le ocurrió a un Electra de la Braniff Airways. Los informes de los testigos indicaron que algún mortífero aparato de un OVNI había causado el desastre. En la tarde del 29 de septiembre de 1959, el cuatrimotor Electra despegó de Houston con destino a Nueva York. Designado Vuelo 542, llevaba una tripulación de seis hombres y veintiocho pasajeros. Su altitud asignada era de 4500 metros. El avión de línea estaba pasando sobre Buffalo, Texas, cuando algunos testigos desde el suelo vieron un repentino y brillante destello en el cielo. Luego escucharon una violenta explosión. Al cabo de unos segundos un extraño sonido silbante llenó el aire, mientras millares de fragmentos caían a tierra ... era todo lo 224
que quedaba del avión y de quienes iban a bordo del mismo. Para los investigadores, aquél era el más anonadante desastre de avión de línea que jamás hubieran conocido. R. V. Carie ton, el jefe de operaciones de la Braniff, les dijo a los periodistas que jamás había oído hablar de un accidente tan terrible. «He investigado montones de casos en que un avión se ha estrellado, pero jamás he visto uno en el que el aparato haya sido demolido de una forma tan completa, en que los restos se hallan tan desparramados y las personas tan horriblemente mutiladas. Y no había nada entre los restos que indicase que se había producido un fuego o había estallado una bomba a bordo del avión.» Ninguno de los testigos había visto desintegrarse el aparato de línea. Al principio se creía que el brillante destello había cegado a los observadores. Pero los investigadores se dieron cuenta bien pronto de que la secuencia de que les habían informado era errónea. La misteriosa explosión que había destruido el Electra había ocurrido en primer lugar. El sonido habría tardado casi veinte segundos en llegar al suelo desde los 4500 metros, pero el tremendo destello había sido visto instantáneamente. Un residente de Buffalo, W. S. Wepp, dijo que había visto un objeto pequeño y brillante atravesar el cielo. Dos o tres testigos más hablaron de ese mismo objeto, o uno similar, que parecía una pequeña bola de fuego. En aquel momento, ya parecía obvio que alguna fuerza externa había destrozado el Electra, pero ningún fuego de SanTelmo normal podía haber causado tan tremenda destrucción, incluso aunque hubiera golpeado el avión ... lo que ya era una posibilidad muy remota. Los investigadores seguían aún asombrados cuando un piloto de la Fuerza Aérea, el mayor R. O. Braswell, hizo un informe asombroso. Cuando el avión de línea de la Braniff se aproximaba a Buffalo, el mayor Braswell estaba pilotando un C-47 de la Fuerza Aérea, dirigiéndose a Lufkin, Texas. Volaba a unos dos mil metros cuando de repente apareció el destello rojo de la explosión. «Tenía el color de un gran fuego y parecía una nube atómica -informó-. Era un objeto gigante, y se hallaba a unos cinco 225
grados por encima de mi avión. La base estaba a una altura de 3600 a 4500 metros. (El Electra había estado volando a 4500.) La parte superior se hallaba a unos 5000 metros de altura.» Si la descripción de la nube atómica era correcta, aquello podía explicar cómo había sido destruido el avión. Incluso una pequeña bomba atómica, usada como cabeza de combate de un proyectil dirigido, podía haber sido capaz de hacer pedazos el avión. Al principio aquello parecía demasiado horriblemente fantástico para siquiera considerarlo, ni aun pensando en una posible represalia por los ataques de la Fuerza Aérea contra los OVNI. Las persecuciones de los reactores de la Fuerza Aérea llevaban produciéndose desde hacía mucho tiempo. ¿Por qué aquella repentina decisión de devolver el golpe? Había una posible respuesta : el intento de captura de Redmond, llevado a cabo cinco noches antes. Había sido la operación de captura más decidida que jamás hubiera iniciado la Fuerza Aérea. Pero ¿por qué elegir un avión comercial para llevar a cabo aquella terrible advertencia? ... ¿Por qué no elegir un avión de la Fuerza Aérea? Tanto para el Comité de Aeronáutica Civil como para la compañía aérea, la investigación del desastre del Electra había sido una experiencia anonadante. Incluso la menor alusión oficial de la existencia de una posible relación con los OVNI hubiera parecido un grave error, dado que los sangrientos detalles del accidente aún estaban muy frescos en las mentes de muchos ciudadanos. El informe público del Comité, en el que se decía que la causa era desconocida, no fue dado a conocer sino hasta muchos meses después. Para entonces, la mayor parte del público se había olvidado de la historia, o al menos de sus partes peores. Pero los pilotos de línea aérea que conocían toda la evidencia no la olvidaron, especialmente aquellos que casi habían colisionado con algún OVNI. Las presiones y el miedo al ridículo habían hecho que algunos de sus informes no hubieran sido nunca dados a conocer, pero varios capitanes decididos habían hecho públicos sus aterradores encuentros. En un caso, el capitán Edward Batchner había presentado un informe oficial al Comité de Aeronáutica Civil. Estaba pilotando un avión de la American Airlincs, con 85 pasajeros a bordo, cuando un extraño aparato volador descendió cerca de él. Girando con rapidez, el OVNI se dirigió en línea recta hacia el
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avión. Batchner picó bajo el mismo, evitando por un pelo una colisión de cabeza. Su apresurada maniobra lanzó a muchos de los pasajeros fuera de sus asientos, causando heridas a diez de ellos y magulladuras a varios otros. Durante un minuto o dos se produjo un auténtico pánico en la cabina de pasajeros; luego la tripulación logró calmarlos. Mientras les suministraban los primeros auxilios, el capitán Batchner llamó por radio al aeropuerto más cercano y luego hizo un aterrizaje de emergencia. El9 de marzo de 1957 el Comité de Aeronáutica Civil recibió un mensaje urgente del Control de Tráfico Aéreo de Miami: .. Douglas 6A Vuelo 257 PAA. Para evitar objeto volador no identificado que volaba Este a Oeste, piloto tomó acción evasiva violenta. Objeto parecía tener centro blancoverdoso brillante con anillo exterior que reflejaba el brillo del centro .. . anterior descripción concuerda con lo visto por otros siete vuelos ... Miami informa no ha habido actividad cohetes ... eliminados informes originales de posible actividad de reactores.• En un informe remitido a continuación al Comité, el capitán de la Pan American, Matthew Van Winkle, dijo que, cuando vio por primera vez al OVNI, pensó que podía ser un reactor: dado que estaba fuera de curso, para evitar una tormenta, quizás un piloto de interceptor de la Fuerza Aérea estuviera comprobando la identidad del avión. Luego vio que la luz era demasiado brillante. Parecía ser reflejada por el borde brillante de algún objeto volador desconocido. Para evitar la colisión, el capitán Van Winkle dio un tirón hacia atrás de los controles, haciendo subir bruscamente su aparato. Para cuando lo niveló, había subido 450 metros. Cuando volvió a descender, muchos de los pasajeros fueron lanzados de sus asientos y varios de ellos sufrieron heridas. Como en muchos de los casos de cuasicolisión, el capitán tuvo que enviar un mensaje por radio pidiendo que doctores y ambulancias estuviesen esperando a su aparato. Después de qu·e la narración apareciera en la prensa, la Fuerza Aérea trató de desacreditar al veterano capitán de la Pan American. Ignorando la confirmación de otras siete tripulaciones de aparatos de línea, implicó que había sido alarmado por una estrella fugaz que había pasado a muchos kilómetros de distancia. 227
Otros casos similares han sido mantenidos en secreto. Algunos de ellos eran aterradores. Más de un piloto de aerolínea, y probablemente muchos pasajeros, recordarán durante mucho tiempo dichos encuentros. Los informes como ésos han preocupado siempre a la Fuerza Aérea. Y, dado que podían causar alarma entre los viajeros de línea aérea, algunas de las compañías han estado de acuerdo en amordazar a sus pilotos. A pesar del peligro potencial que existe durante las aproximaciones cercanas de OVNI, la Fuerza Aérea ha rehusado constantemente el contestar a las preguntas de los pilotos acerca de estas emergencias. Mientras un capitán estaba siendo interrogado por los oficiales de Inteligencia de la Fuerza Aérea, tras la maniobra de un OVNI cercana a su avión, preguntó qué era lo que debía hacer si aquello sucedía de nuevo. - ¿Debo efectuar un aterrizaje de emergencia, pedir reactores por radio ... o qué? -No podemos contestar a eso - le dijo uno de los oficiales. -¿Por qué no? - preguntó el capitán-. Me han traído aquí para informarles acerca de ese OVNI y he cooperado. Puedo asegurarles que ha sido una experiencia muy poco agradable. Mi copiloto y yo nos hemos asustado mucho. Si los pasajeros no hubiesen estado dormidos aquello se hubiera convertido en un verdadero infierno. ¿Por qué no pueden aconsejarme lo que debo hacer... extraoficialmente, si es necesario? Pero los oficiales de Inteligencia rehusaron sugerir cualquier medida de emergencia. Cuando el capitán me habló de ello, algunos meses más tarde, aún seguía irritado. - Alguien tendría que hacer correr la noticia entre los pasajeros -me dijo - . Yo mismo lo haría, si no fuera porque tengo miedo de perder mi trabajo. -Si se encuentra de nuevo con un OVNI, hay una cosa que puede intentar -le respondí. Le conté acerca del capitán William Bruen, de la National Airlines. Una noche, mientras se estaba acercando a Washington, un OVNI apareció repentinamente cerca de su aparato. Bruen apagó rápidamente todas sus luces, pero el objeto permaneció a su lado, apenas visible en la oscuridad. Siguiendo un impulso, el capitán encendió todas las luces, incluidos los potentes faros de aterrizaje. Al instante, el intruso se alzó y desapareció en la lejanía.
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-Recordaré eso -me dijo el capitán-. Pero espero no volver a ver nunca más una de esas cosas. En cierta época, incluso la F AA se sentía inerme en lo referente a asistir o a aconsejar a los pilotos de aerolinea en relación con los OVNI. En febrero de 1959, tres objetos voladores no identificados fueron vistos sobre Pennsylvania y Ohio por las tripulaciones de seis aparatos de línea. En dos ocasiones, uno de los OVNI se separó de los otros y bajó hacia un aparato de la American Airlines, el Vuelo 713. El capitán Peter W. Killian comenzó a efectuar un giro apresurado durante la primera aproximación, pero el objeto se mantuvo a una distancia segura, al parecer observando el aparato de línea. Tras unirse a los otros OVNI, realizó una segunda aproximación, más cercana. Esta vez Killjan mantuvo el rumbo. Por el brillo del objeto podía deducir que era grande, mucho mayor que su avión. Ya había advertido a los pasajeros, a través del interfono, de lo que estaba pasando. Sólo uno de ellos había mostrado señales de pánico, pero Killian sabía que ahora podía cambiar rápidamente de curso si el extraño aparato se acercaba más. Se estaba preparando para efectuar una apresurada maniobra evasiva cuando el OVNI se alejó y se unió a los otros. Contestando a una llamada de radio de Killian, otros dos capitanes de la American Airlines informaron que también ellos estaban viendo los tres objetos. Uno de los pasajeros de Killian era un experto en aviación: N. D. Puncas, gerente de una planta de la Curtiss Wright, y cuando llegaron a Detroit, se puso en contacto con los periódicos. «Vi esos tres objetos en un cielo claro - les dijo a los periodistas - . Eran redondos y mantenían una formación precisa. Jamás he visto nada similar.•• Cuando se hizo pública la noticia, la observación de los OVNI fue confirmada por un capitán de la United Airlines, A. D. Yates, y el ingeniero de vuelo L. E. Baney. Otras dos tripulaciones de la United, las de los Vuelos 937 y 321, verificaron también la detallada narración de Killian y estuvieron de acuerdo en que los objetos no eran ningún avión de tipo conocido. Como la Fuerza Aérea rehusó comentar el asunto, llamé a la FAA. Era obvio que el funcionario con el que me puse en contacto estaba muy nervioso. Tras tratar de ganar tiem229
po, me dijo que la FAA no iba a investigar esos informes. -¿Por qué no? -le pregunté-. El avión de Killian estaba en un pasillo aéreo federal, y el OVNI se situó lo bastante cerca como para ponerlo en peligro durante esa segunda pasada. Si hubiese tratado de alejarse y el OVNI hubiera girado al mismo tiempo, podían haber entrado en colisión. El hombre de la FAA no contestó, pero yo insistí. -Se supone que la FAA debe salvaguardar a los pasajeros y tripulaciones de las aerolíneas en todo lo que sea posible. ¿Por qué no les dice a los pilotos lo que deben hacer cuando se encuentren en una situación grave como ésa? - La responsabilidad de la F AA termina cuando se transmite un informe sobre un O VNI a la Fuerza Aérea. Aparte de esto, no hay ningún comentario que hacer. Aunque las otras tripulaciones de aerolínea habían confirmado el informe de Killian, sus afirmaciones concretas eran las que habían recibido mayor publicidad. Para desmentir este grave caso, la Fuerza Aérea dijo que Killian sólo había visto estrellas a través de agujeros en las nubes. El capitán neutralizó inmediatamente este intento de explicación: las nu bes estaban bajo su avión y el cielo estaba despejado por encima del mismo. Cambiando de respuesta, la Fuerza Aérea afirmó que Killian no había reconocido una operación de reaprovisionamiento en el aire que se estaba realizando en aquel instante. Luego, para desacreditarlo por completo, un portavoz del Cuartel General que se ocultaba en el anonimato implicó que el capitán estaba borracho. En un abrir y cerrar de ojos el ridículo se extendió a la familia de Killian. Varias personas de su comunidad comenzaron a gastarle bromas a su esposa, y sus niños sufrieron burlas en la escuela. Muy irritado, el capitán Killian logró un espacio radiofónico y atacó ferozmente a la Fuerza Aérea. En veinticuatro horas la Fuerza Aérea apretó los tornillos a 1 American Airlines y el capitán Killian fue silenciado. En sus quince años en la línea aérea había tenido un historial completamente limpio. Pero, bajo presión de la Fuerza Aérea, se k prohibió defenderse en emisiones, en entrevistas de prensa o incluso en una discusión con sus amigos. Tras este repugnante ataque hecho por la Fuerza Aérea, algunos empleados de la F AA comenzaron a rebelarse contra e. 230
control de la misma. Aparentemente, esta sensación de culpabilidad por no haber acudido en ayuda de Killian se extendió a los niveles superiores. Llegó a su punto álgido siete meses después, cuando se produjo la publicación oficial de los libros de la Fuerza Aérea en Redmond. La denuncia de la Fuerza Aérea contra la FAA intensificó la terca resistencia de esta organización que, durante la década de los sesenta, hizo públicos algunos informes significativos sobre OVNI que la Fuerza Aérea estaba tratando de ocultar. Pero los esfuerzos del Pentágono por arruinar a Killian fueron una gran victoria para los censores: la mayor parte de los pilotos de aerolínea dejaron de informar sobre sus encuentros con los OVNI, por miedo a recibir el mismo tratamiento. Y esos pilotos amargados siguen manteniendo en secreto centenares de informes dramáticos y a veces asombrosos. Este es uno de los factores más importantes en la lucha de los censores contra todo intento de preparar al público. Tanto la Fuerza Aérea como laCIA saben que muchos pilotos amargados están esperando tener una oportunidad para devolver el golpe. Una admisión de la realidad de los OVNI iniciaría un torrente de informaciones por parte de los pilotos de aerolínea, originando a su vez un desbordamiento de millares de otros informes de testigos serios y competentes.
En la misma Fuerza Aérea se han producido accidentes a causa de los OVNI y otros casos que indican que es casi seguro que en ellos tuvieran algo que ver los alienígenas. Dado que las órdenes militares hacen más fácil ocultar tales casos, quizás existan algunos accidentes cuya conexión con los OVNI no haya podido ser sospechada fuera de la Fuerza Aérea. Pero ya hay bastantes casos incluidos en los archivos de la Fuerza Aérea y, al menos en parte, admitidos por el Cuartel General, que deberían ser incluidos en cualquier programa de preparación honesto. Un accidente misterioso ocurrió en la tarde del l.• de abril de 1959. Poco después de las siete, un transporte C- 118 de la Fuerza Aérea despegó de la base de McChord, en Washington, para un viaje rutinario de entrenamiento. Hacia las 8.19 la torre de McChord recibió un frenético mensaje radiofónico del piloto: 231
<<Hemos chocado con algo ... o algo ha chocado con nosotros. » Tras esta apresurada llamada de socorro el piloto dijo que trataría de regresar a la base. Pero poco después el 118 se estrellaba en la abrupta área del Lago Rhodes, muriendo el piloto y los tres miembros de su tripulación. Antes del accidente, algunos testigos en el área divisaron las luces de objetos voladores desconocidos. Algunos informes fueron confirmados por Fred Emard, jefe de policía de Orting, Washington. Los testigos dijeron que dos objetos brillantes iban siguiendo al avión antes del desastre. En cuanto le fue posible, la Fuerza Aérea acordonó el área del suceso. Los periodistas fueron notificados de que sólo les sería facilitada información a través del Cuartel General de la Fuerza Aérea. Pero la llamada de emergencia del piloto ya había sido hecha pública en la base de McChord por el coronel Robert Booth, oficial al mando del Grupo de Entrenamiento Número 1705. «Evidentemente ha sido una colisión en el aire», le dijo a la prensa. No quiso especular acerca de lo que podía haber chocado con el C -118. En el Pentágono, la Fuerza Aérea se apresuró a dar una explicación diferente, para refutar la admisión del coronel Booth. Por alguna razón desconocida, afirmó el Cuartel General, el piloto había volado demasiado bajo y había chocado contra la cima de una colina. En McChord esta apresurada respuesta fue desmentida, en privado, por los amigos íntimos del piloto, quien era un experto en vuelos nocturnos y estaba familiarizado con el terreno. Si algo lo hubiera obligado a efectuar un descenso inesperado, hubiera encendido sus luces de aterrizaje, para poder así evitar cualquier cosa que se interpusiese en su camino. Igualmente, hubiera hablado en seguida por radio con McChord, para que los equipos de búsqueda y rescate lo hubieran podido encontrar rápidamente si tenía que efectuar un aterrizaje de emergencia. El informe de la investigación de la Fuerza Aérea sobre el accidente del C-118 ha sido mantenido en secreto desde 1969, pero en cualquier programa realmente válido de preparación del público debería ser revelado por completo. Si la Fuerza Aérea llegó a la conclusión confidencial de que un OVNI había causado
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aquel desastre, esto debería ser admitido. Si en cambio tiene pruebas de que ningún OVNI tuvo nada que ver en aquello, a pesar de los informes de los testigos, también debería hacerse público este dato, para eliminar el caso de la lista de accidentes que se creen causados por los alienígenas que vigilan la Tierra. Este mismo procedimiento debería ser seguido estrictamente en todos los informes de accidentes y daños que se relacionan con los OVNI. En primer lugar de esta lista se hallan las persecuciones de OVNI que han resultado fatales para algunos pilotos de la Fuerza Aérea. Uno de los casos más extraños de los que se tenga noticia ocurrió en 1953. Y aunque haya recibido una considerable publicidad, el público en general desconoce algunos de los acontecimientos subsiguientes al mismo. La noche del 23 de noviembre de 1953, un interceptor todo tiempo F-89 fue hecho despegar de la base de la Fuerza Aérea de Kinross para ir a investigar acerca de un OVNI que volaba sobre las compuertas de Soo. El reactor tenía una tripulación de dos aviadores: el teniente Félix Moncla, piloto, y el teniente R. R. Wilson, observador radarista. Guiados por una estación de radar GCI (Control de Intercepción en Tierra), Monda siguió a la máquina desconocida por encima del Lago Superior, volando a 800 km por hora. Minutos más tarde, el controlador del GCI se quedó muy asombrado al ver cómo los ecos del reactor y del OVNI se juntaban repentinamente en la pantalla de su radar. Fuera lo que fuese lo que hubiese pasado, había una cosa cierta: el F-89 y el OVNI estaban unidos. Mientras el eco combinado salía de la pantalla, el controlador se puso apresuradamente en contacto por radio con Búsqueda y Rescate. Quizá Monda y Wilson hubieran saltado en paracaídas antes de la colisión. Ambos llevaban chalecos salvavidas y balsas individuales inflables ... por ello, podían sobrevivir durante algún tiempo, incluso en aquellas aguas tan frías. Durante toda la noche, aviones de búsqueda canadienses y estadounidenses estuvieron dando vueltas a baja altura, lanzando bengalas. Al llegar el día, una docena de botes se unieron a la 233
búsqueda, mientras los pilotos zigzagueaban sobre el lago, en un centenar y medio de kilómetros a la redonda. Pero no se encontró ni rastro de los aviadores, su reactor o el OVNI. La búsqueda seguía aún cuando la base de la Fuerza Aérea de Truax dio a la Associated Press esta información oficial: <<El aparato fue seguido por el radar hasta que se juntó con un objeto a 112 kilómetros frente a Punta Weweenaw, en el Michigan Superior.» Teniendo en cuenta el secreto de la Fuerza Aérea, aquello era una admisión sorprendente. La afirmación apareció en una de las primeras ediciones del Tribune de Chicago, bajo el titular
Reactor, con dos hombres a bordo, desaparece sobre el lago Superior. (Fotocopia en posesión del autor.) Luego, el Cuartel General de la Fuerza Aérea hizo morir la historia. Negando que el reactor hubiese chocado, la Fuerza Aérea dijo que los operadores de radar habían comprendido mallo que habían visto en la pantalla. Según afirmaba, el supuesto OVNI había sido un avión de línea canadiense que se había salido de su rumbo y que el F-89 había interceptado e identificado. Después de esto, especulaba la Fuerza Aérea, era evidente que el piloto había sufrido vértigo y su reactor se había estrellado contra el lago. La compañía aérea canadiense negó inmediatamente que hubiese estado realizando cualquier vuelo por aquel área. Y también algunos pilotos expertos impugnaron la explicación de la Fuerza Aérea. Monda podía haber conectado el piloto automático hasta que le hubiese pasado el vértigo; y Wilson podía haber tomado temporalmente el mando. Como era su costumbre, la Fuerza Aérea envió dos oficiales a las familias de los pilotos desaparecidos para entregarles mensajes oficiales de simpatía. De acuerdo con las cartas que me envió un pariente de Monda, he aquí lo que siguió. Al explicar el accidente, el representante de la Fuerza Aérea le dijo a la viuda de Monda que el piloto había volado demasiado bajo mientras identificaba el supuesto avión de línea canadiense y se había estrellado en el lago. Por algún lío que se debió originar en el Cuartel General, un segundo oficial de la Fuerza Aérea fue enviado a ofrecer sus
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condolencias a la familia Monda. Cuando la viuda de éste le preguntó si podría ser recuperado el cadáver de su esposo, el oficial le dijo que no había posibilidad de ello ... ya que el reactor había estallado a gran altura, destruyendo a sus ocupantes. Durante un año, la Fuerza Aérea siguió aferrada a la historia del avión de línea canadiense, a pesar de las negativas. Luego, un portavoz del Cuartel General, el mayor William T. Coleman, varió la explicación de la Fuerza Aérea. Según escribió a los que le interrogaban acerca del caso, el F-89 había interceptado un aparato de la Real Fuerza Aérea canadiense que se hallaba en un vuelo de rutina. Cuando el NICAP interrogó sobre esto a la RCAF, su jefe de Estado Mayor nos informó que no se había producido jamás tal vuelo. Luego, mientras estaba tratando de desvelar el secreto de este caso, recibí una carta de la madre de Félix Monda, dándome las gracias por tratar de averiguar la verdad. «Supongo que la Fuerza Aérea tiene sus razones para no dejarnos saber lo sucedido -me escribió - . Pero es muy triste para una madre. Dios le bendiga por estar tratando de ayudarnos.,. En su explicación oficial, la Fuerza Aérea aún sigue insistiendo en su explicación acerca del reactor de la RCAF, a pesar de la denegación de ésta. El informe del accidente, clasificado como secreto en 1953, no ha sido jamás hecho público. Otro caso fatal en el que se indicaba la posibilidad de una cacería de OVNI fue el relacionado con el coronel Lee Merkel, comandante de la Guardia Aérea Nacional de Kentucky. En enero Q.e 1956, el coronel Merkel se estrelló y resultó muerto poco después de que se informase acerca de un objeto volador desconocido. Jamás se ha sabido si estaba persiguiendo al OVNI o había hecho contacto con él... Tampoco en este caso se ha hecho nunca público el informe de la Fuerza Aérea. Y entre los informes secretos que deben ser revelados también se incluye el trágico caso de Walesville, ya que la verdad está oficialmente enterrada desde 1954. En 1958, la tripulación de un transporte de la Fuerza Aérea tuvo un aterrador encuentro sobre el Pacífico. El avión volaba de noche, entre Hawai y el Japón. Sin previo aviso, se produjo un destello cegador, como una explosión, cerca del aparato. Luego, 235
el radar del avión captó un OVNI que seguía al aeroplano. El piloto disparó un cohete de advertencia, y como respuesta se produjo el disparo de una bengala roja, seguida por una segunda explosión azul verdosa, y luego una bengala roja final. No se había producido ningún daño y el OVNI desapareció pronto del radar, pero la alarmada tripulación permaneció en guardia durante toda la noche. En una copia literal de la entrevista realizada por la Inteligencia de la Fuerza Aérea, que me fue entregada confidencialmente por una fuente de la misma, el capitán del aeroplano dijo que estaba convencido de que les habían «disparado». El oficial de Inteligencia, un teniente coronel, añadió otra información, aún más ominosa: «Toda la tripulación, incluyendo al capitán ... conocían los incidentes en los que han desaparecido polimotores de transporte de la Fuerza Aérea mientras volaban entre... y ... La tripulación creía que lo que les había pasado estaba relacionado con las anteriores desapariciones.» Varios aviones de la Fuerza Aérea se habían desvanecido entre Japón y Guam, y las palabras omitidas eran, evidentemente, los nombres de esas localidades geográficas. La Fuerza Aérea rehusó comentar nada cuando se le hicieron preguntas acerca del encuentro de 1958. Pero, en un programa de preparación, tendría que divulgar este caso y revelar también cualquier cosa de la que se hubiese enterado acerca de los transpones desaparecidos. Y además de las misteriosas «bengalas verdes», también se tendrá que hablar de la asombrosa «rociada roja». Una noche de 1949, un nuevo tipo de OVNI descendió cerca del aeropuerto de Albuquerque, Nuevo México. Se aproximó a 1SO metros, luego descendió a 60 y estalló en una nube como de rocío rojo. Al principio se temía que aquello fuera algún tipo de: gas, pero no causó ningún efecto nocivo. Este fenómeno se repitió durante otras tres noches, a la misma hora y en el mismo lugar, probando que los OVNI de la «rociada roja• estaban bajo comrol preciso. Los incidentes fueron confirmados por el Informe del Proyecto Grudge de la Fuerza Aérea, sin ninguna opinión acerca del propósito de los mismos. Dos años más tarde fue arrojada nueva luz sobre este asunto por los pilotos de un DC-4 de la American Airlines. El 2 de
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noviembre de 1951, el aparato estaba volando a su velocidad de crucero a 1350 metros de altura, al este de Abilene, Texas. A las siete y cuarto de la mañana, un brillante objeto verde pasó a gran velocidad junto al DC-4. En la breve ojeada que pudieron darle, a los pilotos les fue posible ver que tenía forma de proyectil. Tenía una cola blanca, como de gases de combustión, y mantenía el mismo curso y altura que el avión. Justo cuando acababa de pasar a su lado, el OVNI con forma de proyectil estalló, lanzando bolas rojas de fuego en todas direcciones. «Era como un cohete de artificio», informó luego el copiloto. Pero no era ninguna broma. Si el artefacto hubiera estallado un momento antes, alguna de las bolas rojas hubiera golpeado el avión. No hay forma de saber cómo había sido lanzado el cohete o si estaba destinado a destruir el DC-4. Pero ahora resultaba clara una cosa: la llamada rociada roja era mucho más peligrosa de lo que creían los observadores de Albuquerque. Aparentemente, las bolas rojas se habían desintegrado antes de llegar al suelo, cerca del aeropuerto. Por desgracia, varios accidentes de aeroplanos de la Fuerza Aérea han sido considerados como prueba de hostilidad por parte de los alienígenas sin que hubiese ninguna evidencia de que los OVNI tuvieran que ver nada con ello. Desde el 8 al 12 de febrero, se produjeron tres desastres, que aún no han sido explicados. El8 de febrero, un nuevo bombardero a reacción B-57 estaba siendo probado para la Fuerza Aérea por un piloto de la Compañía Glenn Martín. Tras despegar de la instalación de la Martín en Baltimore, el nuevo bombardero estalló misteriosamente sobre Be! Air, Maryland, matando al piloto. Casualmente, dos reactores Sabre de la Fuerza Aérea canadiense se estrellaron cerca de Chadham, Nueva Brunswick, aproximadamente en el mismo momento. Ambos pilotos resultaron muertos y la causa de los accidentes resultó desconocida. Al día siguiente, dos cazas reactores Starfire de la Fuerza Aérea de los Estados U nidos se estrellaron cerca de la base de la Fuerza Aérea de la Bahía de Goose, en el Labrador. En el Pentágono, un portavoz de la Fuerza Aérea dijo que habían colisionado, pero el Cuartel General del Mando Aéreo del Noreste de los Estados Unidos denegó inmediatamente tal afirmación. 237
«Los aviones cayeron con cinco minutos de diferencia el uno del otro y a casi doce kilómetros de distancia>>, declaró el Mando del Noreste. El12 de febrero un bombardero Stratojet de la Fuerza Aérea estalló mientras realizaba un vuelo de entrenamiento sobre el Artico. El aparato se hallaba a 10 500 metros de altura cuando se produjo el repentino estallido. Dos miembros de la tripulación resultaron muertos. Los otros, el teniente coronel K . G. McGrew y el capitán L. E. Epton fueron lanzados al exterior, inconscientes, cuando el bombardero se desintegró. Afortunadamente, ambos se recuperaron a tiempo para abrir sus paracaídas. No tenían ninguna explicación para la explosión : se había producido sin previo aviso. En todos estos desastres no había evidencia alguna de que estuviesen relacionados con los OVNI, al menos por lo que yo pude determinar. Pero, al producirse tan seguidos y siendo sus causas misteriosas, fueron citados por dos o tres escritores alarmistas como prueba de la hostilidad de los alienígenas. Asimismo, los extraños accidentes motivaron a que la prensa hablase de otro caso asombroso, sucedido unos meses antes. El 12 de octubre de 1954, el piloto George Wells estaba efectuando algunas comprobaciones finales en un reactor F-1 00 Supersabre para la North American Aviation Company. Volaba sobre California, cuando el F-100 resultó repentina y totalmente destruido. Durante tres meses la North American trató de hallar alguna explicación, con ayuda de los investigadores de la Fuerza Aérea . Era obvio que el piloto de pruebas había resultado muerto instantáneamente, aniquilado por la misma fuerza misteriosa que había hecho pedazos su caza. El 9 de febrero de 1955, en plena serie de accidentes, la Nonh American le dijo a la prensa que el F-1 00 había sido destruido por alguna fuerza terrible, totalmente desconocida. «El desastre del F-100 fue causado por algún fenómeno aerodinámico nunca antes experimentado por el hombre>>, afirmó solemnemente la Compañía. Al informar sobre esos extraños accidentes de aviones, no tengo ninguna intención de dar a entender que hayan sido causados por OVNI. Pero, dado que algunas emisiones y artículos de prensa sugirieron que los alienígenas eran responsables de
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los mismos, estos casos deberían ser explicados en cualquier revelación oficial sobre los OVNI. Por desgracia, resulta difícil probar que los alienígenas no estuvieron mezclados en casos m isteriosos como éstos, incluso cuando parece cierto que no ha habido ningún nexo de unión. Esta es una razón más por la que los funcionarios preocupados por el problema temen que llegue el momento de acabar con la censura.
Desde 1957 la Fuerza Aérea ha tenido buenas pruebas de la habilidad de los alienígenas de los OVNI para interferir los circuitos eléctricos, evidentemente a base de controlar y dirigir las ondas electromagnéticas. Una y otra vez los OVNI han detenido coches y apagado sus luces. También han interferido con el equipo eléctrico de los aviones, incluyendo el instrumental de navegación y las ayudas de radio. Estos fallos pueden ser graves, especialmente en el caso de aparatos volando instrumentalmente en medio de un denso tráfico o en la aproximación para el aterrizaje. Pero hay otro efecto electromagnético que puede ser más peligroso ... el dejar sin luz a grandes áreas, incluyendo ciudades importantes. Antes del gran apagón del Noreste de los Estados Unidos, sucedido en la noche del9 de noviembre de 1965, se produjeron varios casos, aunque a menor escala. Uno había sucedido seis semanas antes en Cuernavaca, México. La tarde del23 de septiembre de 1965, un objeto brillante con forma de disco apareció cerca de la ciudad, siendo contemplado por el gobernador Emilio Riva Palacio y la mayor parte de los residentes locales. Mientras se acercaba a la vertical de Cuernavaca, a baja altura, las luces perdieron intensidad y el equipo eléctrico comenzó a fallar. Cuando el OVNI se detuvo y quedó flotando, todas las luces se apagaron. Durante algunos minutos, la ciudad permaneció a oscuras, y luego el disco subió con rapidez hasta perderse de vista, volviendo entonces la luz. Además del gobernador Riva Palacio, los observadores incluían al alcalde Valentín Palacios y al jefe de la zona militar, Rafael Enrique Vega. Anteriormente se había informado de otros casos en varios países. La primera falla de energía ocurrida en los Estados 239
Unidos fue en Tamaroa, Jllinois. El14 de noviembre de 1957, un OVNI que flotaba dejó sin energía un área de casi siete kilómetros durante diez minutos. Once días más tarde, las luces de la ciudad fallaron en Mogí Mirim, Brasil, mientras tres máquinas desconocidas volaban por encima de la población. El3 de agosto de 1958 parte de la ciudad de Roma fue dejada sin luz por un breve espacio_de tiempo por un objeto redondo y luminoso. El 22 de enero de 1959 el mismo tipo de OVNI pasó sobre Salta, Argentina, y se apagaron las luces. Hasta 1965 se produjeron otros informes confirmados acerca de actuaciones electromagnéticas de los OVNI, pero nada que se aproximase al tremendo apagón del Noreste, que cubrió un área de 200 000 km 2 con una población de más de 26 millones de personas. Afortunadamente, la mayor parte de los millones de ciudadanos atrapados en Nueva York y las otras poblaciones no sabían nada de los apagones causados por los OVNI. Asimismo, desconocían que antes de y durante el apagón se habían visto OVNI sobre el Gran Nueva York, pues de lo contrario sus reacciones podrían haber sido muy distintas. La aparición de los OVNI fue probada luego por informes verificados y una fotografía tomada desde el edificio de la revista Time, prueba que fue entregada a la Fuerza Aérea y a la Comisión Federal de Energía. El primer informe de un objeto extraño, visto al inicio del apagón, fue hecho por el subcomisionado de Aviación de Syracuse, Robert C. Walsh. Poco después de que la energía fallase en Syracuse, un objeto redondo y brillante fue visto desde el aeropuerto de Hancock por varios testigos, entre los que se encontraba Walsh, que acababa de aterrizar. Aparentemente era como un rayo en forma de bola ... y muy grande, según la descripción de Walsh. Pero por su forma de actuar quedó bien claro que no era ningún rayo en forma de bola. Cuando fue visto por primera vez estaba ascendiendo a una velocidad moderada desde poca altura, mientras que un rayo en forma de bola habría caído con rapidez, golpeando el suelo. Algunos minutos más tarde Walsh y otros observadores en el aeropuerto vieron una segunda «bola de fuego" tan grande como la primera, que en aquel momento ya había desaparecido. En ese instante, un instructor de vuelo, Weldon Ross, se estaba 240
acercando al aeropuerto de Hancock para aterrizar cuando vio el segundo objeto brillante; le pareció tan cercano al terreno que, al principio, creyó que era un edificio que estaba ardiendo. Luego se dio cuenta de que estaba en el aire y de que era un objeto redondo de unos treinta metros de diámetro. Tanto Ross como su pasajero, un técnico en computadoras llamado James Brooking, se quedaron muy asombrados por el globo «color de llamas», como lo llamó Ross. Tras aterrizar en el oscurecido campo, Ross informó de su observación a la torre y al subcomisionado Walsh. Según había calculado, el objeto brillante desconocido se hallaba directamente encima de la subestación de energía de Clay, una unidad automática de control a través de la cual fluía, ordinariamente, la energía de las Cataratas del Niágara a Nueva York. Aproximadamente en el momento en que Walsh vio la primera «bola de fuego>>, algunos testigos que se hallaban en el edificio Time-Life descubrieron un extraño brillo en el cielo sobre el oscurecido Manhattan. Parecía venir de un objeto redondo que flotaba sobre la ciudad. Esto sucedió veinte minutos después de que las luces empezasen a apagarse. Uno de los fotógrafos de la revista Time tomó varias fotografías, una de las cuales apareció en el ejemplar del 19 de noviembre. Durante la primera hora, otros testigos divisaron uno o más OVNI, según informaciones dadas por neoyorquinos y observadores de Nueva Jersey y Pennsylvania. De las pocas que pudieron ser comprobadas con detalle, varias parecían confirmar la presencia de OVNI. Una de ésas era un informe suministrado por el piloto Jerry Whitaker y su pasajero George Croniger. Aproximadamente cuarenta y cinco minutos antes de que se iniciase el apagón, los dos hombres presenciaron una persecución de OVNI sobre Tidioute, Pennsylvania. Dos objetos desconocidos, a los que ellos denominaron «objetos brillantes», volaban a mayor altura que su aparato y, tras ellos, corrían reactores de intercepción. Según dijo Whitaker, uno de los OVNI dio una «terrible acelerada» y se apartó con gran rapidez de los reactores. Mientras él y Croniger estaban contemplando esta fuga, perdieron de vista al otro OVNI. Presumiblemente escaparía de la misma manera. Poco después de que el apagón afectase a Manhattan, se
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extendió a partes de otros seis estados y un trozo del Canadá. El sector que más sufrió fue la misma ciudad de Nueva York, en la que millones de personas iban hacia sus casas en una hora punta. Unos 600 trenes, con más de 600 000 pasajeros, quedaron atrapados en los túneles del metro. Miles de personas se hallaron bloqueadas en los ascensores. Los puentes y los túneles estaban atascados y, con todas las luces de tráfico apagadas, la circulación era un verdadero lío en la mayor parte de las calles. Algunos vuelos operaban en el aeropuerto de La Guardia, pero el Internacional de Kennedy tuvo que cerrar, desviando docenas de vuelos de llegada a otras ciudades. Cuando el apagón afectó a Nueva York, se envió un aviso a Washington y al presidente Johnson, que se hallaba en su Casa Blanca de Texas. Temiendo un pánico, el presidente ordenó a la Oficina de Planificación de Emergencia que no anunciase un estado nacional de excepción. Durante tOda la noche le fueron llegando informes al presidente con intervalos de cinco minutos. Los expertos de la compañía de energía seguían sin tener ninguna explicación. Era imposible que el tan alabado sistema de red se estropease ... pero así había sido. Aunque casi parecía un milagro, no hubo ninguna oleada de pánico. Muchas personas seguían aún atrapadas en el metro, y algunas de ellas estaban histéricas. Pero la mayoría se mantenían bajo control, aunque la tensión iba creciendo a medida que pasaban las horas. Ya era más de medianoche antes de que los últimos pasajeros fueran sacados de los trenes y guiados a lo largo de las oscuras vías hasta las estaciones y las salidas del metro. Durante el apagón, las emisoras neoyorquinas siguieron emitiendo, usando transmisores de baterías o equipo de emergencia. También se telefoneó la noticia a las ciudades de fuera del área afectada. Casi todos los comentaristas dijeron que no se produjo alarma alguna en Manhattan. En Washington, el comentarista de la ABC, Edward P. Morgan, retransmitió una afirmación hecha en Nueva York acerca de que la situación era «una maravilla de calma y cooperación». Y si bien decir esto era muy sensato, dichas noticias no eran totalmente correctas. Algunas de los millares de personas atrapadas en los oscuros ascensores estaban a punto de caer en el pánico. En aquellos lugares en los que había puertas para el ascensor en todos los 242
pisos, los trabajadores partidos al rescate podían abrir la puerta situada sobre la cabina detenida, descender con una escalera y abrir el techo, de forma que los pasajeros pudieran salir. Pero en los pozos de ascensores expreso, que son «ciegos» en buena parte de su extensión, esto era imposible. Los trabajadores tenían que abrir orificios en las paredes y en los ascensores para lograr sacar a los pasajeros. En muchos casos hubo personas atrapadas durante horas. Algunas se hallaban en un estado de shock o habían perdido su control emocional antes de ser liberadas. Según una noticia dada por la CBS, la catedral de San Patricio estaba atestada de gente que, aparentemente, temía un ataque enemigo o un acontecimiento sobrenatural. Algunos hospitales con sistemas de emergencia insuficientes tuvieron que utilizar la luz de velas o apuntar los faros de los coches de forma que brillasen a través de las ventanas del primer piso. El tráfico de buques y barcas en el puerto de Nueva York o en los ríos Hudson y East quedó expuesto a posibles peligros cuando fallaron las ayudas de radar y navegacionales. Durante toda la noche, la gente, hambrienta y cansada, esperó que terminase aquella prueba, tratando de dormir en los trenes suburbanos parados, en las estaciones de ferrocarril, autobús y metro, en los vestíbulos de los edificios ... e incluso en las aceras. Entre los centenares de millares de personas, unos pocos cayeron en la histeria, pero la inmensa mayoría no causó problemas. En otras ciudades sin luz la situación era aproximadamente la misma. Partes de ocho estados se hallaban sin energía: Connecticut, Massachusetts, Maine, New Hampshire, Nueva Jersey, Nueva York, Pennsylvania y Vermont. Se produjeron algunos desórdenes y algunos saqueos. En Massachusetts, el gobernador Volpe ordenó que las unidades de la Guardia Nacional saliesen a la calle, como medida de precaución. Pero, en general, la reacción fue sorprendentemente moderada. La mayor parte de la gente supuso que se trataba de algún problema ordinario, una avería mecánica, lo que había causado el apagón. No había demasiados que supieran que la enorme red de energía había sido declarada invulnerable. Esta red, que era un sistema entrelazado que unía a 29 compañías de electricidad, tenía centenares de controles automáticos y sistemas de seguridad. Docenas de expertos en energía le habían explicado al 243
Congreso y a la prensa que era imposible que se produjese una avería grave. Cuando el gran apagón cayó sobre el Noreste se quedaron anonadados. Varios funcionarios de las compañías de electricidad, que hablaron por las emisoras, admiúeron que la causa era un misterio... algo completamente fuera de lo comprensible. En Manhattan y otras ciudades afectadas, algunas radios de los coches atascados eran encendidas intermitentemente para oír las últimas noticias. Si se hubieran emitido los informes sobre las observaciones de OVNI tras la admisión de que aquello era un misterio, quizá se hubiera producido alguna alarma. En Washington, varios de los miembros de la Fuerza Aérea se sentían inquietos a causa de las afirmaciones de los expertos de la red. Cuando cesó el apagón sin que hubiera ninguna señal de que podía ser relacionado con los OVNI, los monitores de la Fuerza Aérea se relajaron. Pero esto no duró mucho. Durante la noche, el presidente Johnson había ordenado una investigación completa por parte de la Comisión Federal de Energía. En el Cuartel General de la Fuerza Aérea se esperaba que la Comisión fuera a concentrarse en el problema técnico, pero algunos de los primeros periódicos de la mañana hablaron de la cuestión de los OVNI, revelando que se habían visto objetos voladores no identificados antes y durante el apagón. Las negativas de la Fuerza Aérea de que hubiesen observaciones verificadas fueron inmediatas. La mayor parte de la prensa las aceptó. Pero algunos directores de periódicos y comentaristas de las emisoras, recordando los anteriores informes de 1965, que aún estaban por resolver, rechazaron los esfuerzos por desmentir lo sucedido por parte de la Fuerza Aérea. Hacia finales de aquel día, se había sugerido abierta y seriamente que los objetos voladores no identificados eran la causa del extraño fallo de la red de ener gía. Este giro inesperado que tomaba la situación preocupó a la Fuerza Aérea. Habiendo sido hecho públicas la mayor parte de las observaciones de OVNI realizadas durante el apagón, sería imposible el escamotearle esta evidencia a la Comisión Federal de Energía. Si la orden del presidente Johnson era cumplida al pie de la letra, la Comisión tendría que investigar esos informes. Aquello podría representar el final de la censura.
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Detrás del apagón Una de las primeras declaraciones acerca de observaciones de OVNI fue hecha por el Herald-journal de Syracuse. Describiendo los extraños objetos vistos cerca de la subestación de energía de Clay, sugirió decididamente que los OVNI habían causado el apagón. El Starde Indianápolis, haciendo hincapié en el largo historial de interferencia de los circuitos eléctricos por parte de los OVNI, también los relacionaba con el fallo de la energía en el Noreste. -.La respuesta es bastante obvia: Objetos Voladores No Identificados. Este es un punto de vista que una investigación completa no debería pasar por alto.» Para los censores de la Fuerza Aérea el informe más preocupante era el de Syracuse. Normalmente, toda la energía eléctrica de la ciudad de Nueva York y la mayor parte del estado fluía hasta el Sur desde los generadores de las Cataratas del Niágara, pasando por la subestación de Clay. El 9 de noviembre, el secretario de Defensa Cyrus Vanee, la Oficina de Planeamiento de Emergencia y la mayor parte de los expertos de la red habían Uegado a la conclusión de que la ruptura se había producido en alguna parte de dicha área. El 10 y el 11 de noviembre, los comentaristas repitieron el informe de Syracuse, haciendo un mayor hincapié en la posibilidad de que la explicación estuviera en los OVNI. Los expertos de la compañía de electricidad empeoraron la situación al admitir que la causa del apagón seguía siendo un misterio para eUos. e No tenemos explicación alguna -dijo Charles Pratt, jefe de la gran planta de Niágara-Mohawk, la principal fuente de energía de los estados del N o reste y parte del Canadá- . N o había líneas de transmisión rotas, generadores defectuosos o interruptores del circuito que fallasen.»
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En Nueva York, un portavoz de la Consolidated Edison comparó el corte de energía con una gigantesca ruptura en una conducción de agua. «Las redes de energía interconectadas perdieron grandes cantidades de electricidad, como si se hubiese producido un gigantesco cortocircuito con el suelo. No sabemos cómo explicar esto.» El presidente de la Comisión Federal de Energía, Joseph C. Swidler, se sentía igualmente asombrado. Como jefe de la investigación comenzó a comprobar los datos, ayudado por dos expertos de primer orden en cuestiones de energía. Al cabo de dos días, hizo esta sombría declaración: «Quizá nunca se logre explicar del todo el apagón del Noreste, y no hay garantía alguna de que no vuelva a suceder.» En aquel momento, los directivos de las compañías sabían que se hallaban en problemas. Cuando se propuso por primera vez la red energética, se explicó que era tan beneficiosa para los consumidores como para los productores. Con todas las plantas de energía conectadas, la electricidad podía ir de un lado a otro, fluyendo hacia donde fuera necesaria para mantener el voltaje adecuado. La Comisión Federal de Energía y un Comité del Congreso habían recibido todas las garantías necesarias de que los centenares de sistemas automáticos de seguridad impedirían cualquier reacción en cadena de tipo cascada o un fallo en las Üneas de transmisión. Ahora la red había fracasado casi por completo, dejando sus promesas expuestas a la duda, e incluso al ataque directo. Y la Comisión Federal de Energía también se encontraba en problemas. Tras comprobar todos los planos y equipo de la red, había asegurado a la Casa Blanca y al Congreso que el sis~ema estaba totalmente protegido de cualquier ruptura seria. Ahora podían ser acusados de incompetencia o negligencia en la supervisión. A estos problemas de la Comisión se añadía el hecho de que algunos periodistas y locutores aún seguían sugiriendo que la interferencia electromagnética de los OVNI había sido la causante del gran apagón. Un comentarista unió a esto las afirmaciones de un expertO en energía canadiense. Según dijo este ingeniero, parecía que alguna causa desconocida había creado una extraña reacción en los circuitos de controles de la red. Era,
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dijo, «como un ataque de nervios en el cerebro electrónico que controla el amplio sistema de la red». El14 de noviembre, el primer ministro del Canadá advirtió a la Comisión Federal de Energía que quizá su país tuviera que salir del CANUSE (la interconexión entre el este del Canadá y de los Estados U nidos), para proteger a su país de cualquier otro fallo de energía en los Estados Unidos. Aquel mismo día, el comentarista de la NBC Frank McGee emitió un nuevo informe sobre los OVNI. Poco antes de que se iniciase el apagón, un piloto había divisado un objeto redondo y brillante cerca de la central de energía de las Cataratas del Niágara. La historia fue recogida por la Associated Press y publicada en numerosos diarios. A la siguiente mañana, el ]ournal American de Nueva York dedicó un artículo de fondo al informe de Syracuse, en el que se acusaba a los OVNI del desastre de la red. Este artículo también fue citado por las emisoras, contribuyendo a crear un estado de opinión acerca de que se trataba de un acto deliberado por parte de seres de un mundo más avanzado. De repente, cesaron las discusiones sobre los OVNI, eclipsadas por una noticia dada en Washington. Según afirmaba la Comisión Federal de Energía, el gran apagón había quedado explicado. El misterio que había intrigado a los principales expertos en el ramo tenía una solución muy simple : un relé roto, un disruptor de circuito, en una planta de energía canadiense. Según la Comisió n, aquel sistema que había costado miles de millones de dólares había resultado averiado a pesar de los centenares de sistemas de seguridad. El relé supuestamente roto fue localizado en la central Adam Beck número 2 de Ontario. De algún modo, durante los cinco días en que se había estado buscando una respuesta, aquella explicación había sido pasada por alto. Pero tras todas las afirmaciones de los expertos en la red, la respuesta sonaba increíble. Y además era falsa. El relé de la central Adam Beck no se rompió. Fue movido por alguna inexplicable oleada de electricidad. Posteriormente serían reveladas pruebas de que el relé no se
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había roto, en un informe especial publicado por el boletín de ese ramo industrial Power, que tiene importantes nexos con las compañías. El informe fue escrito por el director ejecutivo de la publicación, J. J. O'Connor, después de una minuciosa investigación realizada por su revista1 • Los siguientes detalles del informe de Power ofrecían una asombrosa imagen de la catástrofe que afectó al sistema de la red: A última hora de la tarde del·9 de noviembre, la central Adam Beck N.o 2 estaba operando normalmente. Sus generadores suministraban corriente a la ciudad de Toronto a través de cinco líneas de transmisión. Las cargas de energía estaban dentro de los límites de seguridad. Pero, repentinamente, un relé saltó, como si se hubiese producido una sobrecarga inesperada. Al hacerlo, el relé desconectó una de las cinco líneas de Toronto. Normalmente, solucionar aquello hubiera sido una operación rutinaria. La reacción que se produjo, tal como es descrita por el informe de Power, suena como si fuese una fantástica pesadilla. En sólo cuatro segundos la red canadiense-estadounidense se desintegró. Al instante, las otras líneas de Toronto saltaron. Y, como si no hubiese habido ningún control de seguridad, una tremenda sobrecarga de electricidad corrió a lo largo de las líneas, hacia el Sur. En una violenta reacción en cadena, la subestación de Clay y una central del río San Lorenzo fueron puestas fuera de uso. Entonces, toda la red CANUSE se partió en cuatro pedazos. Hasta que ocurrió el desastre, veintinueve centrales energéticas estaban conectadas con el sistema de la red. En unos pocos casos, los sistemas automáticos separaron las centrales de la red o los ingenieros cortaron apresuradamente la conexión. Pero en la mayor parte de las centrales generadoras la enorme oleada de energía llegó con demasiada rapidez. Jamás antes se había producido tal caos. En algunos puntos la corriente en cascada cambió de dirección, incrementando peligrosamente la tensión sobre la red. Más y más de los generadores a vapor se vieron obligados a interrumpir su trabajo mientras la presión del vapor, al alcanzar límites peligrosos, hacía saltar las válvulas de seguridad de las calderas. Al cesar la corriente, l.
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fallaron las bombas, los compresores de aire y otros mecanismos auxiliares. Las centrales que no tenían equipo auxiliar de emergencia no pudieron reiniciar las operaciones durante varias horas. Mientras tanto, los inermes encargados de las mismas recibían innumerables quejas de las áreas afectadas y exigencias de que fuera restablecido el fluido. En muchos detalles, la imagen que da Power del desastre es correcta. Pero falta cierta información importante. No se menciona la supuesta invulnerabilidad de la red, y Powerda un rodeo para evitar hablar del fracaso del extenso sistema de seguridad. Y, lo que aún es más curioso, en realidad no contesta la gran pregunta. ¿Qué es lo que causó el enorme apagón? Según Power, no hubo ninguna interferencia exterior. La causa del problema se haJlaba dentro de la red: el hecho de que saltase un «simple relé» en la Adam Beck N.• 2, a lo que siguieron una serie de «acontecimientos improbables». Según afirmó Power, la carga de la línea estaba «muy dentro de la capacidad de transporte». A pesar de esto, el relé saltó, iniciando una violenta reacción que iba a inutilizar el sistema en cuatro segundos. Si esto era cierto, entonces una cosa queda bien clara: El tan alabado sistema de seguridad no era más que un peligroso fraude. Pero aquello era absurdo. Significaría que las compañías de electricidad habían engañado al Gobierno, operando bajo el constante riesgo de un enorme apagón, y esperando que solamente fuesen a producirse fallos energéticos de menor importancia. Era casi seguro que la Comisión Federal de Energía habría descubierto la conspiración y los jefes de las compañías habrían sido expuestos a los ataques de la Casa Blanca y el Congreso, a la indignación pública y, probablemente, habrían sido objeto de una acción legal. El ponerse en una situación tan peligrosa hubiera sido poco menos que una locura. Además, los sistemas de seguridad de la red ya se habían enfrentado con la amenaza de un gran fallo de energía. Durante varios años se habían producido una serie de apagones en pequeña escala, y dichos sistemas habían impedido que se extendiesen . Estos mismos sistemas de seguridad tendrían que haber confinado el problema del 9 de noviembre a un área
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bastante reducida, si lo que hubiera hecho saltar el relé de Adam Beck hubiera sido algún aumento ordinario de energía. En lugar de ello, docenas de otros interruptores de circuito habían fallado en aqueLlos cuatro tensos segundos, mientras una extraña oleada de electricidad atravesaba el sistema de la red. Sólo había una posible explicación: una impredecible e irresistible interferencia electromagnética contra la que no habían sido diseñados los sistemas de seguridad. Durante algunos años se habían estado dando informes verificados de que los OVNI pueden causar fallos de energía. Este mismo tipo de interferencia eléctrica pudo haber sido dirigido contra uno o más lugares estratégicos de la red del Noreste, causando la incontrolable y tremenda oleada que llevó al desastre. Los objetivos pudieron ser la subestación de Clay, la central de San Lorenzo o el enorme sistema de generadores de las Cataratas del Niágara, según las observaciones de OVNI realizadas. Aunque no se demostró que hubiera una relación con los OVNI, las pruebas eran demasiado fuertes para poder ser ignoradas o desmentidas de haber sido expuestas rodas abiertamente, junto con los informes de los anteriores apagones causados por los OVNI. Las crecientes sugerencias de la prensa sobre una relación con los OVNI estaban comenzando a preocupar seriamente a la Fuerza Aérea, cuando ésta se enteró, a través de la Comisión Federal de Energía, de la cuestión de Adam Beck. En realidad, el mensaje oficial canadiense a la Comisión informaba del fallo del relé de Adam Beck y de rodos los demás en el rápido d esastre. Para la Fuerza Aérea, aquello representaba un peligro inmediato, que era casi seguro que llevaría a especulaciones acerca de la extraña oleada de energía, especialmente al no conocerse su origen. Para evitarlo, y también para apartar la atención de la explicación de los OVNI, se inventó la historia del «relé roto». Dado que se podía considerar que esto era echarle las culpas al Canadá, antes se debió convencer al primer ministro de ese país de que era mejor para ambas naciones no revelar la verdadera situación. La falsa explicación preocupó a algunos presidentes de compañías eléctricas estadounidenses. Para la prensa y el público, podía 250
parecer que sólo intentaban parecer asombrados, y que sabían que la culpa era de los fallos en la red. Pero las críticas eran relativamente suaves. Al parecer, la mayor parte de la gente no se daba cuenta de que se suponía que la red era invulnerable, y les parecía que un sistema de seguridad roto era una respuesta razonable al problema. Y, aunque no habían sido negligentes, las compañías eléctricas comenzaron a buscar nuevos métodos con los que reforzar la red, por si volvía a plantearse aquel mismo problema. Y no sólo las compañías sino la FAA,Ias industrias, los hospitales y algunos edificios de apartamentos y oficinas se apresuraron a preparar planes para conseguir equipo auxiliar de emergencia: generadores movidos por motores Diesel o a gasolina, prestando una especial atención a los ascensores expresos en los que habían quedado atrapadas millares de personas. Los anuncios de todas estas mejoras, junto con la explicación del relé roto, redujeron las hipótesis sobre los OVNI; pero esta pausa cesó bruscamente cuando se produjeron nuevos apagones. La noche del 26 de noviembre de 1965 dos secciones de St. Paul, M innesota, se quedaron sin energía eléctrica. Los residentes de una sección informaron de que por encima de ellos había varios OVNI iluminados, y la compañía de electricidad no tuvo explicación alguna para el apagón. Del segundo fallo se culpó al viento, que, aparentemente, había unido dos líneas eléctricas. El 2 de diciembre diversas zonas de Texas, Nuevo México y México fueron afectadas repentinamente por un fallo en la red. Resultaron afectadas casi un millón de personas, desde El Paso hasta Juárez. Hubo un informe, no verificado, acerca de que había un OVNI en el área. La reacción en cadena dejó a oscuras almacenes, casas, hospitales, aeropuertos e incluso bases defensivas: Fort Bliss, la base de la Fuerza Aérea de Holloman, el campo de pruebas de White Sands y la base de la Fuerza Aérea de Bigss. El 5 de diciembre unos 40 000 hogares del este de Texas quedaron a oscuras a causa de otro fallo de la energía. El número de apagones en diciembre fue superior de lo que normalmente hubiera cabido esperar, y el caso del2 de diciembre fue un fallo aún más grande. No se probó que hubiera una 251
relación con los OVNI, y la compañía eléctrica dio una explicación rutinaria. También en diciembre se produjo una inusitada oleada de fallos energéticos en el extranjero. Uno ocurrió en la central de Zwolle, este de Holanda, otro en la Arabia Saudita. El26 de diciembre Helsinki y otras tres ciudades finlandesas se quedaron a oscuras. Aquel mismo día, una reacción en cadena en la red de Buenos Aires detuvo los trenes de cinco líneas de metro y cuatro líneas suburbanas. Millares de personas quedaron atrapadas en los ascensores. Las luces se apagaron en todos los edificios; y, para aumentar la tensión, fallaron todas las comunicaciones, dejando a millones de personas sin tener idea de cuándo iba a terminar aquel problema. Tras el apagón, un locutor lo relacionó con el gran fallo energético del Noreste, y sugirió una relación con los OVNI, actitud que fue haciéndose cada vez más frecuente a medida que ocurrían otros incidentes en el extran¡ero. En la primera mitad de 1966 continuaron los apagones en los Estados Unidos y en el extranjero, afectando a ciudades de Italia, Perú e Inglaterra y áreas en Wyoming, Utah, Nebraska y Colorado. Los fallos energéticos de los Estados U nidos ocurrieron durante el incremento de tensión debido a la crisis de los OVNI, a medida que iban siendo dadas notjcias de observaciones de los mismos por todo el país. Ninguno de los apagones pudo ser relacionado positivamente con OVNI, y quizá no existiese tal relación. Pero las noticias en las que se hablaba de esta posible relación fueron incrementando la presión que existía sobre los censores. Por aquel entonces ya resultaba claro que la Comisión Federal de Energía, al igual que la Fuerza Aérea, estaba determinada a mantener los datos en secreto. Esto me fue confirmado por el doctor James McDonald, que había efectuado una intensa comprobación durante el apagón del Noreste. A causa de su situación social como científico altamente respetado, se le permitió que entrevistase a ciertos funcionarios de la Comisión. • Admitieron que tenían los informes de Syracuse y de las Cataratas del Niágara - me dijo -, así como la mayor parte de los otros de aquella noche. Pero no quieren ni discutir la posibilidad de los OVNI. Quizá la Fuerza Aérea les haya convencido de que 252
los informes sobre los OVNI son puras tonterías, o al menos de que no tienen conexión alguna con el gran apagón. Pero, sea lo que sea lo que crean, pienso que están convencidos de que no se debe contar la historia al público, y por eso aceptaron la explicación del "relé roto". En cualquier caso, era obvio que estaban ocultando algo.» Cuando se anunció el Proyecto de Colorado cesaron la mayor parte de las discusiones públicas sobre el apagón . Pero algunos legisladores siguieron tratando de lograr que se llevase a cabo una investigación completa. Uno de ellos fue el congresista William F . Ryan, del distrito de Nueva York. En los debates de 1968 entraron en las actas las declaraciones del doctor McDonald sobre la interferencia electromagnética de los OVNI, pasando luego al apagón del Noreste. En respuesta a las preguntas de Ryan, el doctor McDonald dejó bien claro que el problema era grave. Según afirmó, había demasiados casos de apagones causados por los OVNI como para ser ignorados. Luego acusó a la Comisión Federal de Energía de estar evadiendo toda evidencia que relacionase los OVNI con el gran fallo energético del Noreste. •La Comisión ha tenido muchas docenas de informes de observaciones realizadas aquella famosa tarde - explicó al Comité del Congreso- . Hubo informes procedentes de toda Nueva Inglaterra durante aquel apagón.» McDonald enfatizó también que el relé de Adam Beck había fallado bajo una sobrecarga producida por alguna causa desconocida. «El impulso energético que hizo fallar el relé no ha sido nunca identificado>>, afirmó. Pero luego añadió que se sospechaba que el OVNI visto sobre la subestación de Clay había tenido algo que ver con el apagón. Desde los debates de 1968 el congresista Ryan y otros legisladores habían tratado de conseguir una investigación completa. Pero las presiones de lo alto habían impedido todo intento de que se llevase a cabo un estudio por parte del Congreso. En cualquier programa destinado a preparar al público, la Fuerza Aérea tendrá que revelar la evidencia de que los OVNI causaron el apagón del Noreste. Esta admisión será bastante penosa después de todas las negativas oficiales. Pero reconocer
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que aún se desconoce el propostto de los alienígenas sería empeorar mucho más el problema. Este es uno de los grandes factores que influyen en la obstinación de los censores en continuar con su engaño.
Cuando estuvo terminada esta nueva comprobación de la evidencia, seguía sin aparecer ningún signo de alguna horrible amenaza que pudiera originar un pánico incontrolable. Pero aun sin tal amenaza había los suficientes casos preocupantes como para ser un problema cuando hubiese que preparar a los millones de ciudadanos. Como otros investigadores que habían pasado años analizando la evidencia, yo me había enterado gradualmente de estos incidentes, constatados entre centenares de informes que hablaban de encuentros inocuos. Como es natural, su escaso porcentaje reducía su impacto. Pero ahora, al ver esta evidencia en forma concentrada, podía comprender el modo en que debía de afectar a los censores. Para la Fuerza Aérea, aquellos informes preocupantes debían de ser un gran problema en cualquier programa de preparación. Además, el largo secreto podía acabar por producir un resultado contrario al que se buscaba, y podía darse el caso de que muchos ciudadanos desconfiasen de las admisiones de la Fuerza Aérea, por Llegar éstas tan tarde. Cuando se sumaban todos estos riesgos, ofrecían un aspecto tan desalentador que es muy probable que tanto la CIA como la Fuerza Aérea creyeran en verdad que era imposible preparar al público. Pero, más pronto o más tarde, el secreto acabará por desaparecer, y entonces sería mejor tener a un público sólo parcialmente preparado que enfrentarlo con una repentina y forzada admisión de la realidad de los OVNI. El pueblo estadounidense ha sabido salir adelante cuando se ha visto enfrentado con una crisis nacional. Probablemente lo haría de nuevo incluso si los informes sobre los OVNI fueran noticias realmente malas. Al principio se produciría algo de alarma y algunos días de tensión. Pero era probable que la mayoría reaccionase sin caer en un pánico absoluto si se le decía la verdad, si la Fuerza Aérea contaba el propósito existente tras la larga vigilancia.
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Pero la Fuerza Aérea no puede hacerlo. Pues, tras todos estos años, sigue sin saber cuál es la respuesta a este problema, aunque trate de hacer creer lo contrario. El teniente general James M. Gavin, como el general MacArthur, hizo una advertencia pública: «Es muy probable que nos encontremos con seres poco amistosos con respecto a la Tierra.» Estando de acuerdo con los generales, varios científicos de renombre advirtieron que el comunicarse con seres de otros mundos podría traer un desastre. En este grupo se encontraban cuatro científicos citados con anterioridad: el doctor Albert Hibbs, del Laboratorio de Propulsión por Reactores de la Caltex, el doctor Otto Struve, antiguo director del Proyecto Ozma, el doctor Thomas Gold, profesor de astronomía de la Universidad de Cornell, y el doctor Carl Sagan, consejero habitual de la National Aeronautics and Space Administration. El informe preparado para la NASA por la Brookings Institution tuvo también un papel importante en impedir que se llevasen a cabo intentos de comunicación. Discutiendo el impacto de la era espacial, añadía una escueta máxima que decía que «las sociedades seguras de su p r opio lugar se han desintegrado cuando se han visto enfrentadas con una sociedad superior>>, como sucedió en el caso de los indios americanos. En los años transcurridos desde entonces se ha vuelto cada vez más importante el aprender todo lo que se pueda acerca de la vigilancia de los OVNI, por si sucediese que los alienígenas aterrizasen en la Tierra. Todavía sigue en vigencia la prohibición de comunicarse por radio o televisión. Pero hay otra forma, un método importante que aún se halla en estudio, con que conseguir esas cruciales respuestas. Este procedimiento lleva en sí una operación única pero práctica que incluye sugerencias de lingüistas, antropólogos, educadores, psicólogos, especialistas en comunicaciones y expertos de varios otros campos .. Evitará las prohibidas transmisiones por radio y televisión y también cualquier contacto directa durante las vitales primeras fases. Puede ofrecernos una información detallada sobre los seres de los OVNI, sin ninguna acción hostil por nuestra parte y sin que haya casi ningún riesgo de agresión por parte de los alienígenas. Este plan ha sido desarro255
liado sin publicidad alguna para evitar la oposición y posibles interferencias. Más tarde daré todos los detalles de este plan de tan amplias miras y tan inusitado, pero aquí está el primer y vitalmente tmportante paso: Observar a los seres alienígenas ... sin que ellos lo sepan. Necesitamos con toda urgencia saber cuál es su apariencia. ¿Son similares a los humanos? ¿Provienen de uno de los muchos planetas que, según algunos científicos de renombre, deben de tener una vida parecida a la de la Tierra? ¿O son tan diferentes que los encuentros con ellos serían aterradores - tanto para unos como para otros- haciendo que la relación entre los humanos y los alienígenas resulte casi imposible? La operación especial puede darnos la respuesta a esta vital pregunta. Puede decirnos los motivos que hay tras la larga vigilancia de los OVNI, si piensan efectuar algún aterrizaje y qué es lo que podemos esperar en el futuro. A través de esta operación única también podremos enterarnos de la verdad acerca de los apagones, las persecuciones de reactores que han resultado fatales, los daños causados por los OVNI y otros incidentes graves. Probablemente, tras las primeras fases tendremos la oportunidad de corregir cualquier falsa impresión causada por la falta de comunicación. Mientras tanto, deberíamos tratar de condicionamos a nosotros mismos, en lo que resulte posible, para las respuestas que vayamos a obtener, sean cuales sean. En el resumen que sigue se enterarán de las opiniones de los científicos que han estudiado cuidadosamente los problemas de la vida en otros mundos. En una información tomada del estudio de la Academia de la Fuerza Aérea encontrarán una sorprendente sugerencia acerca de los visitantes espaciales, apoyada por datos interesantes. También se enterarán de algunas raras historias de «COntactados» que afirman haberse encontrado con espacionautas (hombres y mujeres), que les ayudarán a separar lo falso de lo verdadero. Y aunque no hay ninguna imagen comprobada que muestre cómo son los alienígenas de los OVNI, verán cuáles son las posibilidades, incluyendo una probable, que es aceptada por bastantes científicos. 256
Y a menos que se produz.ca alguna acción inesperada por parte de los alienígenas de los OVNI, es probable que tengamos que esperar a que la operación especial nos dé las respuestas finales. Pero este resumen puede ayudarles a estar al menos parcialmente preparados por si los desconocidos seres espaciales aterrizan en nuestro planeta.
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Los seres de los OVNI «Hay por lo menos un centenar de millones de planetas habitados. En muchos de ellos, los habitantes serán muy superiores a nosotroS.>> Cuando el doctor Harlow Shapley, antiguo directOr del ObservatOrio de H arvard, hizo esta declaración, asombró a la mayor parte de sus colegas, así como al público. Afirmar que creía en otros mundos habitados, cosa que en otro tiempo era atacada como blasfemia, era algo que aún se resistían a hacer la mayor parte d e los astrónomos. Y admitir la creencia de que existiesen seres más avanzados parecía una gran audacia, pero Shapley tenía una base sólida: una intensa valoración del problema llevada a cabo durante dos años, con la ayuda de otros científicos. Desde entonces, la mayor parte de los astrónomos de prestigio han aceptado que debe de haber un número enorme de planetas habitados, probablemente muy superior a la estimación mínima de Shapley. El docror Otto Struve dice que sólo en nuestra galaxia puede haber mil millones. La mayor parte de estOs científicos también aceptan una segunda valoración hecha por el doctor Shapley y sus investigad ores. Según dijeron éstos, es lógico que los seres de otros mundos estén divididos en tres grupos. El primero, a causa de un mayor tiempo de desarrollo, estará mucho más avanzado que los habitantes de la Tierra. El segundo se hallará a un nivel aproximado. Y los alienígenas del tercer grupo no habrán llegado aún a nuestro estado de civilización. Según teda la evidencia obtenida y verificada, los tripulantes de los OVNI deberían pertenecer al primer grupo, altamente avanzado. Las precisas maniobras de los OVNI, llevadas a cabo a menudo a altas velocidades, han sido descritas por los pilotas
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milltares y civiles, los seguidores de espacionaves de la NASA, los operadores de radar y torre del FAA y muchos otros observadores calificados. Un caso significativo que prueba la habilidad técnica de los astronautas alienígenas es el encuentro del Golfo de México, parcialmente descritO antes. Tal como se detalla en el informe oficiaJ de la Fuerza Aérea, la tripulación de un bombardero B-29 vio tres grupos de OVNI durante un vuelo de práctica sobre el Golfo. Los dos primeros grupos fueron vistos por varios componentes de la tripulación mientras atravesaban el cielo. Los tres radares del bombardero mostraban que la velocidad de los OVNI era de 8400 km por hora. El tercer grupo se detuvo repentinamente, reduciendo su velocidad hasta equiparada a la del B-29, siguiendo a su lado durante diez segundos. De repente, una enorme nave espacial apareció en las pantallas de radar. Era obvio que se trataba de un transporte o nave madre que acudía a una cita previamente concertada. Los OVNI situados detrás del bombardero volaron en dirección al gigantesco aparato, acelerando hasta igualar su velocidad. Seguidos por los radares del B-29, los pequeños objetos se fundieron con rapidez con su nave madre. En el instante en que es[Uvieron a bordo, el gigantesco ponanaves aceleró hasta los 13 500 km por hora. El control de esta operación requeriría una precisión absoluta y un secuenciado perfecto. Era indudable que era automática, pero para crear y controlar un equipo de recuperación de esta categoría se necesitaría poseer un alto nivel de inteligencia y una gran capacidad técnica. El informe oficial que me fue entregado anres de que laCIA se hiciera cargo del asunto contenía la confirmación por parte de la Fuerza Aérea de los detalles y admitía que no existía una explicación convencional. Para construir y operar los OVNI, especialmente la gigantesca astronave, los alienígenas deberían llevarnos muchos siglos de vemaja. William Lear, el genio aeroespacial, tras ver un OVNI desde su avión ejecutivo, dijo que debían de estar miles de años más avanzados que nosotros. El documento RANO sobre los OVNI acepta que las civilizaciones más viejas deben de estar extraordinariamente avanzadas. Incluso la Fuerza Aérea ha 259
aceptado la teoría de que el hombre tiene un desarrollo medio y que algunas razas espaciales deben de tener una habilidad técnica mucho mayor (dicho en una declaración del Cuartel General del 27 de abril de t 949). Pero en cuanto a la cuestión referente a qué aspecto pueden tener los visitantes alienígenas, no hay ningún acuerdo . A la controversia vienen a añadirse los divertidos dibujos de extraños seres espaciales publicados por las revistas y los periódicos o los programas dedicados a las afirmaciones de los «contactados ... Es obvio que la mayor parte de las narraciones acerca de tripulantes de OVNI son falsas. Pero hay unos pocos informes hechos por ciudadanos de buena reputación que no han sido rechazados por los investigadores, aunque no constituyan pruebas concluyentes. El 24 de mayo de t 962 el Gobierno de Argentina informó oficialmente de que un OVNI había aterrizado en La Pampa. Esto sucedió después de centenares de observaciones en cinco provincias, muchas de ellas confirmadas por la policía y las autoridades locales. En el caso de La Pampa, una emisión gubernamental dijo que varios testigos fiables habían visto un OVNI con forma de disco que aterrizaba cerca de un rancho. Dos figuras, que fueron descritas como "parecidas a robots», descendieron, según los informes, de la máquina. Momentos después los supuestos robots se dieron la vuelta y vieron que estaban siendo observados. Fuera cual fuese su intención original, la abandonaron y, apresuradamente, volvieron a entrar en el OVNI. El disco desp egó con rapidez y desapareció. Después de una investigación, un oficial de la Fuerza Aérea argentina afirmó que había comprobado el aterrizaje de un OVNI: el suelo estaba chamuscado en un círculo de cinco metros y medio, donde el aparato se había posado. También declaró que los testigos habían sido aterrorizados por dos extrañas figuras que se movían como autómatas. En varios informes han sido descritas figuras similares, de aspecto mecánico. Según parece, la mayor parte de esas afirmaciones de encuentro parecen haber sido fraudes, pero no se puede descartar la posibilidad de que los tripulantes sean robots. Dentro de no demasiado tiempo, la N ASA tendrá algunos robots 260
de exploración realmente interesantes, y una raza espacial avanzada podría estar usando ya tales aparatos. Sin embargo, hay una posibilidad aún más preocupante. Si alguno de estos informes sobre robots era correcto, los testigos podían haber contemplado algún tipo peculiar de exploradores espaciales, similares a los pavorosos «Cyborgs» que la NASA está considerando para sus viajes largos. El Cyborg (organismo cibernético) es la meta de un programa que ha sido contratado por la NASA. Utilizando la cirugía y «alteradores mentales» químicos, algunos astronautas futuros podrían ser transformados en semirrobots. Pero a este plan fantástico se oponen con todas sus fuerzas algunos médicos y científicos, entre los que se encuentra el doctor Toby Freedman, de la North American Aviation. «Estas modificaciones quirúrgicas - dice el doctor Freedman-, producirían un ser extraño que cumpliría su misión espacial a base de cambiar la mayor parte de sus sistemas fisiológicos por electrónicos, un ser cuya boca estaría sellada, sus pulmones contraídos, cuyas defecaciones serían recicladas a través de sí mismo, cuyos caminos neurales habrían sido seccionados en parte y todas sus sensaciones emocionales eliminadas. Estaría cambiado de un modo tan fantástico que jamás podría volver a formar parte de la raza humana.>> Estos astronautas de «Circuito cerrado» serían una fusión del hombre con la máquina. Unidades artificiales reemplazarían sus corazones y la mayor parte de los demás órganos principales. No necesitarían ni agua ni alimentos, ya que tendrían en su interior suministradores de energía. Eventualmente, incluso sus mismos cerebros podrían ser reemplazados. El Cyborg, ese semirrobot sin emociones, sería utilizado para los largos viajes que podrían aniquilar a un astronauta normal. No hay duda alguna de que puede realizarse... ya sea por nosotros o por una raza alienígena. Y quizás ésta pueda haber sobrepasado a los Cyborgs con algún horror mecánico-biológico. Si algunos de esros semirrobots aterrizasen en la Tierra no sólo causarían alarma sino que probablemente serían tomados por especímenes típicos de su raza, que sin embargo, podría ser humanoide. De la misma manera, nuestros Cyborgs podrían aterrorizar a seres de tipo humano existentes en otro planeta. 261
En lugar de los Cyborgs, el doctor Freedman y sus asociados han sugerido el «Optiman» (hombre óptimo), un superhombre creado por la aceleración de sus funciones. «Su apariencia externa sería normal - explica el doctor Freedman-. Pero habría sido adaptado a los requerimientos de oxígeno de un sherpa del Himalaya y a la resistencia calorífica de una de esas personas que caminan sobre carbones encendidos. Necesitaría menos comida que un ermitaño, tendría la fuerza de Sonny Liston y correría una milla en tres minutos mientras resuelve problemas de análisis tensoriaL» Pero incluso Opriman podría dar una falsa imagen, aunque no quizás atemorizadora, de los habitantes de la Tierra. Algunas personas pueden no ver la necesidad de los Cyborg o de Optiman, a causa de su creencia en que el hombre es el más alto exponente de la evolución, o que fue creado a imagen y semejanza de Dios y representa el más alto nivel de la vida. Como resultado, a menudo se piensa en la figura erguida, los dos brazos, las dos piernas y el otro equipo estándar del Horno sapiens como el último estadio del desarrollo, junto con dos ojos para visión binocular, dos oídos para audición binaural, la eficiente disposición de dedos y pulgares, y el extremo campo de la mente e imaginación humanas. Algunas personas, entre las que se incluyen respetados científicos, insisten en que los alienígenas nunca podrían ni acercarse a nuestro supuesto alto estado de desarrollo. El fallecido doctor Willy Ley, famoso escritor sobre temas espaciales, causó un gran revuelo con una afirmación publicada en una de sus obras, al decir que los espacionautas se parecían «al tipo de la puerta de al lado». De un modo casi unánime, los científicos rechazaron la posibilidad de que todos los exploradores espaciales fueran humanoides. Desde entonces, un número creciente de ellos han estado de acuerdo en que los seres de millones de planetas probablemente no siempre se asemejarán a nosotros, sino que, eventualmente, nos encontraremos con miembros de varias razas. No obstante, otros científicos que han estudiado el problema de la vida extraterrestre creen que lo más posible es que no se produzcan tales encuentros.
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Una de las autoridades reconocidas en cuestiones de problemas espaciales es el profesor Zdenek Kopal, ciudadano estadounidense nacido en Checoslovaquia. El profesor Kopal fue ayudante de investigación en la Universidad de Harvard desde 1940 a 1946, profesor ayudante del Massachusetts Institu te of Technology desde 1947 a 1951 y, desde entonces, profesor de astronomía en la Universidad de Manchester, Inglaterra. En los pasados diez años ha sido miembro del Comité Planetario y Lunar del Consejo Nacional Espacial de los Estados Unidos, llevando a cabo una importante labor en los preparativos para los aterrizajes lunares. Como Shapley, Mervin Calvin y otros científicos notorios, el doctor Kopal está totalmente de acuerdo en que debe de haber un gran número de planetas habitados. En un libro reciente, Man and his Universe (El hombre y su Universo) discute este y otros fascinantes aspectos de la exploración espacial y la cuestión de la vida en otros mundos. El doctor Kopal deja sin embargo bien claro que, incluso aunque haya muchos mundos en nuestro estadio de desarrollo, quizá jamás nos encontremos con seres procedentes de esas civilizaciones. «En nuestra galaxia -escribe-, quizá podamos encontrar una muestra al azar de la vida planetaria en todos los estados de evolución: desde centenares de millones de años por detrás de nuestro nivel hasta centenares de millones de años por delante. En la escala cósmica, un millar o diez millares de años de diferencia evolutiva no representan nada.» Es poco probable, dice el doctor Kopal, que encontremos una civilización similar, con la que podamos llegar a una comprensión intelectual. Dado que ganaríamos poco de encontrarnos con una civilización muy avanzada -o de una muy por detrás de nosotros- no habría razón alguna por la que intentar este encuentro. Pero, ¿qué pasaría si fuéramos visitados por seres extraterrestres lo bastante inteligentes como para haber descubierto nuestra existencia? «Existen muchísimas posibilidades - contesta el doctor Kopal- de que nos encontremos en sus tubos de ensayo y otros aparatos dispuestos para investigarnos tal como nosotros lo hacemos con los insectos o los conejillos de Indias. Quizá nos 263
ignorasen por completo; pero, si es así, ¿para qué iban a hacer ese largo viaje a través del espacio para visitarnos?» Como Hibbs, Gold y otros reputados científicos, el doctor Kopal recalca el posible peligro de encontrarse con una raza superior: «Se ha demostrado ampliamente que el impacto de una civilización más avanzada sobre otra menos desarrollada trae más peligros que ventajas para la más débil de las dos partes. La historia humana está repleta de ejemplos de la brutalidad de tales encuentros... siendo uno de los más significativos la colonización europea de América y otras partes del mundo durante los siglos XVI a) XIX. » El doctor Kopal y los otros científicos se muestran muy serios en sus advertencias porque están convencidos de que podemos hallarnos en grave peligro. Pero existe cierta información importante que quizá conozcan: datos muy concrews acerca de que en otro tiempo unos seres técnicamente superiores visitaron nuestro planeta sin hacer daño a ninguno de sus habitantes. En realidad existen tres aspectos de esta impresionante evidencia, que indican que los alienígenas visitaron y exploraron nuestro mundo, hace mucho. Mi conocimiento del primer aspecto llegó a través de la Oficina de Investigación Naval, en una discusión confidencial con un capitán y un comandante de la Armada. Después, el asunto ha sido confirmado por la Oficina Hidrográfica de la Armada. A comienzos del siglo XVI, un oficial naval turco, el almirante Piri Reís, adquirió un mapa usado por Cristóbal Colón en su viaje de 1492 a América. En 1513, el almirante creó un planisferio basado en el mapa de Colón y en mapas griegos que se remontaban a tiempos de Alejandro Magno. Evidentemente el significado del mapa de Colón no era conocido de una forma general; y tras la muerte del almirante fue casi olvidado. En 1933, un oficial naval turco, asombrado por ciertos aspectos del planisferio de Piri Reís, envió una copia del mismo y también una copia del mapa de Colón a la Oficina Hidrográfica de la Armada de los Estados Unidos. Para tener la opinión de un experto, el ingeniero jefe de la misma hizo que los mapas fueran examinados por un capitán retirado, A. H. Mallery, una autoridad en viejas cartas de navegación que ya había
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ayudado en anteriores ocasiones a la Oficina Hidrográfica. El capitán Mallery, dándose cuenta de la importancia del descubrimiento, urgió a la Armada a que hiciese una valoración total. Tras un largo estudio y una serie de pruebas técnicas, los ingenieros de la Oficina Hidrográfica, ayudados por Mallery, llegaron a estas asombrosas conclusiones: En el viaje a América, Colón tenía un mapa que mostraba partes de la costa sudamericana, incluyendo el Antártico. El mapa original se remontaba al menos a cinco mil años de antigüedad y posiblemente a mucho más. Para producir unas cartas tan asombrosamente exactas hubiera sido necesaria una observación aérea y un grupo altamente especializado de cartógrafos. Algunas de las costas mostradas por el mapa de Piri Reís llevaban siglos enterradas bajo el hielo. Para verificar estas costas, la Armada buscó la ayuda de un experto en sondeos sísmicos, el reverendo Daniel Linehan, director del Observatorio de W es ton en el Boston College. Tras extensos sondeos a través del profundo hielo, el sismólogo descubrió que las costas eran idénticas a las mostradas en el mapa de Piri Reís. Esto probaba que la carta original había sido trazada más de veinte siglos antes, cuando la Tierra no estaba cubierta de hielo. Luego, el mapa de Piri Reís fue comparado con fotografías wmadas desde los satélites de la NASA. En ambos casos se veía idéntico defecto distorsionador debido a la curvatura de la Tierra, que afectaba a las áreas más separadas del centro. Sólo cabía una explicación: la antigua carta en la que se basaba el mapa de Piri Reis había sido hecha con fotOgrafías tomadas desde una gran altura, aproximadamente la de un satélite. O bien la observación aérea había sido realizada desde una espacionave alienígena o bien desde un vehículo espacial construido por alguna avanzada civilización terrestre que luego se desvaneció sin dejar rastro. Mientras discutía el mapa de Piri Reís con los dos oficiales de la Investigación Naval, traje a cuento el asunto de la civilización desaparecida. «Es imposible - dijo el capitán-. Incluso nuestros mejores aparatos de hoy en día no pueden ni acercarse a esa altura. Así que por lo menos tendrían que haber logrado un primer paso en 265
las operaciones espaciales. Y construir y mantener espacionaves o satélites, incluso muy pequeños, necesitaría de una enorme industria. Y también deberían haber tenido otras industrias, como las que nosotros tenemos hoy en día. Pero jamás hemos hallado un signo de tales fábricas, plantas de energía o laboratorios. Simplemente, nunca existió un equipo industrial moderno.» En tales circunstancias, la única explicación realista parece ser la observación llevada a cabo por una espacionave alienígena. La segunda parte de la evidencia está contenida en el análisis de los OVNI realizado por la Academia de la Fuerza Aérea en 1968. Aunque la argumentación de la Fuerza Aérea se basa en antiguas leyendas, los analistas tenían buenas razones para examinar este material. Existe una curiosa similitud en las llamadas leyendas, sean cuales sean los países en que se hayan originado -en Europa o Asia- y a pesar de que éstos no hayan tenido relaciones los unos con los otros. La valoración de la Academia indica que en aquellos tiempos antiguos los observadores no estaban preparados para describir de una forma exacta los fenómenos técnicos: A los observadores de la antigüedad no sólo les faltaba la terminología necesaria para describir artefactos complejos (tales como los helicópteros de hoy dia) sino que también les faltaban los conceptos necesarios para comprender la verdadera naturaleza de cosas tales como la televisión, las astronaves, los cohetes, las armas nucleares y los efectos de la radiación. Para algunos de ellos, el concepto tecnológico más avanzado era un carro de guerra con hojas cortantes en los ejes de las ruedas. Tras este comentario acerca de posibles malas interpretaciones, el análisis de la Academia de la Fuerza Aérea continúa diciendo : No obstante, comencemos con una historia intrigante que se halla en una de las crónicas más antiguas de la India ... el Libro de Dzyan ... leyendas que fueron finalmente reunidas en forma de manuscrito cuando el hombre aprendió a escribir.
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Una de las historias habla de un pequeño grupo de seres que, supuestamente, llegó a nuestro planeta hace muchos millares de años en una nave metálica que orbitó la Tierra varias veces antes de aterrizar. Tal como se dice en el libro: «Aquellos seres vivían para sí mismos y fueron reverenciados por los humanos entre los que se aposentaron. Pero al fin surgieron diferencias entre ellos y dividieron su número, yendo varios de los hombres y mujeres y algunos niños a habitar a otra ciudad, en donde fueron rápidamente nombrados dirigentes por la asombrada población. .. La separación no trajo la paz a aquel pueblo, y finalmente su ira llegó a tal punto que el dirigente de la primera ciudad tomó consigo un pequeño número de sus guerreros y se alzaron por los aires en un gran vehículo de metal brillante. Mientras se hallaban a muchas leguas de la ciudad de sus enemigos, arrojaron una gran lan za brillante que viajaba sobre un rayo de luz. Destruyó totalmente la ciudad de sus enemigos con una gran bola de fuego que saltó hacia los cielos, llegando casi hasta las estrellas. Todos aquellos que se hallaban en la ciudad quedaron horriblemente quemados e incluso aquellos que no estaban en la ciudad, sino en sus alrededores, también fueron quemados. Aquellos que habían mirado la lanza y la bola de fuego quedaron para siempre ciegos. Aquellos que entraron en la ciudad a pie enfermaron y murieron. Incluso el polvo de la ciudad estaba env enenado, como lo estaban los ríos que fluían a través de la misma. y los hombres no se atrevían a acercarse a la ciudad, por lo que gradualmente fue derrumbándose en el polvo y quedó olvidada por el hombre. »Cuando el líder v io lo que babia hecho a su propio pueblo, se retiró a su palacio y rehusó ver a nadie. Luego reunió a su alrededor a los guerreros que le quedaban, con sus esposas y sus hijos, y entraron en sus navíos, se alzaron por los aires y se alejaron. Y nunca regresaron. » ¿Podría ser esta v ieja leyenda la narración de una colonización extraterrestre, con alusiones a un proyectil dirigido de cabeza nuclear y a los efectos de la radiación? Es dificil aseverar la validez de tal explicación ... como es di-
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fícil explicar porqué la mitología griega, romana y nórdica describe las guerras y conflictos entre sus «dioses» ... ¿Podría ser que cada grupo hubiese dado su punto de vista privado de lo que en realidad fue un conflicto global entre los colonizadores o visitantes alienígenas? Varios científicos, entre los que se encuentran Thomas Gold y Carl Sagan, creen que la Tierra fue visitada en la Antigüedad. El doctor Sagan dice que nuestro planeta puede haber sido visitado en diez mil ocasiones durante su larga existencia. Otros se burlan de esta sugerencia y consideran que las «leyendas>> son visiones poéticas de los narradores, a pesar de la extraña similitud que existe entre las de varios países. Pero hay algo más que leyendas en el informe de la Academia de la Fuerza Aérea para apoyar esa creencia en antiguos visitantes espaciales. Es el tercer aspecto de la evidencia ... unos datos con un fundamento sólido que resultan imposibles de explicar satisfactOriamente, tal como prueba el informe de la Academia:
Tschi Pen Lao, de la Universidad de Pekín, descubrió evidencias de lo que quizá sea un posible contacto aún anterior. Encontró asombrosos bajorrelieves en granito en una montaña de la provincia de H unan y en la isla de llago Tung-ting. Se ha calculado que esos bajorrelieves tienen 47 000 años de antigüedad, y muestran a gentes con grandes troncos (¿aparatos respiratorios?) ... Hace ocho mil años se esculpieron rocas en la meseta del Sahara denominada Tassili, en las que se ven lo que parecen ser seres humanos con extrañas cabezas redondas (¿escafandras?). En varias partes del mundo existen bajorrelieves similares, y también áreas planas muy peculiares que, desde el aire, recuerdan bases de aterrizaje y lanzamiento. Una de ellas está en el Valle de Palpa, cerca de la antigua ciud ad de Nazca, Perú, en donde hay una zona plana de 60 km de largo por 1,5 km de ancho. N unca se ha descubierto el propósito de la misma. Otra posible base ha sido descrita en el conservador diario Star de W ashington, tras un reciente descubrimiento efectuado en
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Asia, cuando un arqueólogo soviético encontró una pintura de la Edad de Piedra que recordaba a un «cosmonauta». La figura -decía el Star- llevaba algo que parecía ser una escafandra hermética con antenas en la cabeza y algún artefacto volador en la espalda. Los frescos de Tassili, enclavados cerca de la frontera sur de Argelia, muestran exactamente las mismas características: grandes cascos, artefactos voladores y antenas. ¿Quiénes eran esas figuras? ¿Cómo es que poseían los medios para hacer vuelos espaciales cuando nuestros antepasados aún no tenían la rueda? Es instructivo recordar que, más o menos a media distancia entre los dos lugares, se halla el Oriente Medio, zona en que se dieron las más antiguas civilizaciones. Allí se encuentran también los ziggurats, las grandes plataformas escalonadas, montañas hechas por el hombre en la llanura. ¿Eran torres de lanzamiento? Resulta humillante pensar en que, justo cuando estaba iniciándose nuestra historia, la mejor parte de la Humanidad se marchó de aquí mientras le era posible, llevándose sus conocimientos con ella. La alternativa no es mejor: puede ser que, hace todas esas eras, nuestro planeta fuera descubierto por criaturas superiores procedentes de otra parte de la galaxia, que lo exploraron en puntos muy dispersos e informaron a su planeta de origen que no valía la pena establecer una colonia en este lugar.
Al norte de Damasco hay otra curiosa construcción que podría haber sido utilizada en las operaciones de astronaves. Se llama la terraza de Baalbek y está construida con enormes bloques de piedra, algunos de los cuales tienen más de 18 metros de largo y pesan unas 2000 toneladas cada uno. No hay explicación alguna acerca de cómo fue construida. Aparte de las bases espaciales sugeridas existen enormes estructuras en Egipto y otros países que también rehúsan toda explicación. Algunas, como la Gran Pirámide, están hechas con enormes piedras que fueron extraídas a gran distancia, limpiamente talladas y pulimentadas y luego de algún modo, transpor-
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tadas a los lugares de edificación. En algunos casos fueron alzadas a considerables alturas y colocadas con gran precisión en su lugar... todo esto mediante el trabajo manual, según algunos arqueólogos. Por ejemplo, la Gran Pirámide tiene casi 150 metros de altura, y sin embargo se supone que los pesados bloques de piedra fueron llevados hacia arriba, mediante rampas, por obreros egipcios que no utilizaban ningún tipo de ayuda mecánica. En algunas de esas extrañas estructuras, terrazas y muros antiguos, los bloques de piedra son gigantescos, con un peso de más de un centenar de toneladas, y también en este caso se supone que fueron tallados y llevados a su lugar sólo mediante trabajo manual. La explicación de los arqueólogos es increíble; incluso con los modernos equipos de construcción resultaría difícil reproducir tan colosales edificios y plataformas de piedra.
Los tres aspectos de la evidencia deben ser considerados por separado, aunque puedan estar interconectados. El mapa de Piri Reis es una buena prueba de que la Tierra fue . cartografiada desde una espacionave, hace millares de años. El informe de la Academia de la Fuerza Aérea llega a varios puntos importantes además de discutir la posibilidad de que hayan existido visitantes espaciales. Algunos de éstos han sido presentados en capítulos anteriores. Adicionalmente, el informe contiene una seria advertencia a los científicos que afirman que los OVNI no pueden ser espacionaves porque las velocidades y maniobras que se les atribuyen violan nuestras leyes físicas. No deberíamos negar la posibilidad de un control alienígena de los O VN 1 basándonos en nociones preconcebidas no establecidas como relativas a los O VN !.
La discusión de la leyenda del Libro de Dzyan puede tener un interés especial. Se implicaba que los supuestos visitantes espaciales eran de formas similares a los humanos; no había ninguna indicación de que existiesen diferencias molestas. Los analistas de la Academia no hacen ningún intento de relacionar a los posibles visitantes con los alienígenas de los OVNI. Pero si esta narración se basa en un verdadero aterrizaje, entonces, al menos 270
en una ocasión, miembros de una raza humanoide avanzada visitaron nuestro planeta. Si ha sucedido en una ocasión, es concebible q ue pueda volver a suceder. No podemos saber si los exploradores espaciales - o algunos de ellos- tratarían de buscar a su propia especie. Pero si la leyenda del Libro de Dzyan es cierta, entonces tal reunión no es totalmente imposible. Los misteriosos edificios, monumentos y ruinas que se remontan a los tiempos primitivos no son prueba de antiguos visitantes espaciales. Pero esta posible explicación no tiene que ser descartada a la ligera pues, hasta el momento, ninguna otra explicación logra superar un análisis realmente profundo. Además de las antiguas leyendas, la valoración hecha por la Academia cita evidencias de siglos más recientes. «Durante la Edad Media ocurrieron muchas observaciones documentadas -afirma el informe- . En Lyon, Francia, tres hombres y una mujer descendieron de una supuesta nave aérea o espacionave y fueron capturados por una multitud y asesinados.» De la frase «tres hombres y una mujer» los analistas creyeron poder deducir que los supuestos seres eran muy parecidos a los h umanos. Naturalmente, muchas personas rehúsan aceptar los informes de la Antigüedad. Pero el análisis de la Academia contiene narraciones oficiales de operaciones de los OVNI durante la actual vigilancia que no pueden ser denegadas. El siguiente caso incluye la observación de dos seres alienígenas. Aquellos que ya conozcan este famoso incidente quizás encuentren un interés adicional en leer la confirmación de la Fuerza Aérea:
Ahora examinaremos uno de tales casos. Es la observación hecha en Socorro, Nuevo México, por el sargento de policía Lonnie Zamora. El sargento Zamora estaba patmllando el 24 de abril de 1964 cuando v io un objeto brillante que descendía hacía un área de hondonadas situada al borde de la ciudad. También oyó un estrepitoso sonido rugiente que le hizo pensar que un viejo cobertizo de dinamita que se hallaba en aquella dirección había estallado. Inmediatamente llamó al cuartel de la policía y se dirigió hacia el cobertizo. Zamora se vio obligado a dete nerse a unos 150 metros de distancia de una profunda 271
barranca en la que parecía hallarse un coche volcado. Radió que estaba investigando un posible accidente y luego llevó su coche hacia el borde de la hondonada. Estacionó allí mismo, y cuando caminó los últimos pasos hasta el borde, se quedó muy asombrado al ver que no se trataba de un coche sino de un extraño objeto con forma de huevo, de unos cuatro metros y medio de largo y color blanco, que descansaba sobre cortas patas metálicas. junto a él, y sin haberse dado cuenta de su presencia, se hallaban dos humanoides vestidos con guardapolvos plateados. Parecían estar trabajando en una porción de la parte inferior del objeto. Zamora seguía allí, sorprendido, cuando repentinamente lo vieron y corrieron fu era de su vista, tras el objeto. También el sargento se dirigió en dirección contraria, volviendo hacia su coche. Miró hacia atrás, al objeto, justo en el momento en que una brillante llama azul aparecía en su parte inferior. En unos pocos segundos el artefacto con forma de huevo se alzó de la barranca con un «rugido que rompía los tímpanos .. . Casi inmediatamente el objeto se perdió de vista sobre las montañas cercanas, y el sargento Zamora se alejó en dirección opuesta, con casi la misma rapidez, cuando se encontró con el sargento Sam Chávez que respondía a las llamadas por radio de Zamora. juntos examinaron la barranca y hallaron los matorrales chamuscados y aún humeantes allá donde la llama azul había caído sobre ellos. Alrededor del área chamuscada se veían cuatro profundas marcas en los puntos donde habían descansado las patas metálicas. Cada una de estas marcas tenía unos nueve centímetros de profundidad y era de forma circular. La arena de la quebrada estaba muy apretada, de forma que no podía verse en ella señales de las pisadas de los humanoides. Aquel mismo día fue iniciada una investigación oficial, y todos los datos apoyaron las narraciones de Zamora y Chávez ... En una extraña excepción a la política de desmentidos de la F uerza Aérea, el Cuartel General admitió posteriormente que el sargento Zamora había observado «Un vehículo no identificado», tal como había informado. Pero la declaració n evitaba toda 272
referencia a los dos humanoides. La admisión oficial iba firmada por el mayor M. M. Jacks, un portavoz de la Oficina de la Secretaría de la Fuerza Aérea. En otra peculiar transgresión de su política, el Cuartel General aceptó el informe de un ciudadano de Kansas llamado William Squyres, que divisó un OVNI de forma ovalada flotando cerca del suelo. Según el testigo, la vegetación fue agitada por el soplo del sistema de propulsión del objeto. ¡Este hecho fue verificado posteriormente por la Fuerza Aérea! Squyres afirmó que podía ver una figura humanoide silueteada por un brillo azulado en la parte delantera de la máquina, justo antes de que el OVNI despegase. Este caso fue listado en el Informe 14 del Proyecto Espacial de la Fuerza Aérea. Algunos otros testigos de buena reputación han informado haber visto seres humanoides cerca de OVNI aterrizados o en el interior de máquinas que maniobraban lentamente a baja altura. En un caso investigado por el presidente del Subcomité del NICAP de Dakota del Norte, testigos de localidades distintas describieron figuras humanoidcs en el interior de un OVNI iluminado. En las visiones nocturnas o cuando los supuestos seres no se hallan lo bastante cerca como para discernir detalles definidos, siempre hay una posibilidad de error aun cuando se sepa que los testigos son de fiar. Algunos de esos informes podrían ser correctos, pero, hasta ahora, la evidencia no es concluyente. Sin embargo, tales informes no deberían ser clasificados con el cúmulo de relatos poco fiables y con las afirmaciones, habitualmente ridículas, de Jos «COntactados,.. El más notorio de estos «contactados" fue el difunto George Adamski, quien informó haberse encontrado con seres parecidos a dioses y de cabello dorado en el desierto, haber volado en OVNI ... y haber visto a un amigo espacionauta en uno de sus restaurantes favoritos, en donde un alienígena d isfrutaba comiendo hamburguesas y pastel de manzana. U na mujer de Sil ver Spring, Maryland, narró una historia acerca de unos espacionautas que frecuentemente aterrizaban cerca de su casa y se dejaban caer por allí para desayunar. El contactado Sid Patrick les dijo a los periodistas que había tenido una larga charla con un espacionauta llamado Ziena, que iba vestido con un traje azul muy conservador y que hablaba en excelente inglés. Según dijo
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Ziena, en su planeta no había enfermedades, ni policía, ni vicio, ni escuelas. "Vivimos juntos como si fuéramos una sola persona ... y tenemos un control de natalidad muy estrictO.» Otra de esas personas contactadas fue un hombre que se hacía llamar Me! Noel. Según dijo, en sus frecuentes viajes a Marte había conocido a muchos de sus 80 millones de habitantes ... una gente encantadora de más de 1,80 metros de estatura, con piel de color platino y cabello rosa. Según afirmó, había sido seleccionado para ayudar a organizar viajes de ida y vuelta para personajes del Departamento de Estado y las Fuerzas Armadas que ayudarían a preparar al público de los Estados Unidos (se me dijo que estaba en lista, pero algo debió de ir mal luego). La razón por la que menciono algunas de estas narraciones es para ayudar a eliminar las historias extrañas y ver cuáles son los hechos ciertos. Por desgracia, muchos miembros de la prensa colocan todos los informes sobre «espacionautas» juntos, haciendo que muchas personas rechacen todas las evidencias sobre los OVNI. No es difícil comprender el motivo de esto cuando uno considera alguna de las locas historias que se ha inventado la gente: El informe de un ser listado como una cebra que podía cambiar de color como un camaleón ... la afirmación de que un alienígena ha sido mantenido en una incubadora durante varios años, mientras los lingüistas le enseñaban inglés ... la historia de un gran ser que siempre usaba chancletas y hablaba en latín ... La mayor parte de estas tOnterías no hacen ningún daño, como no sea confundir al gran público . Pero unos pocos de estos informes son potencialmente peligrosos, como la historia del ser de 3,60 metros con seis brazos y ojos hipnóticos que paralizaba instantáneamente a los hombres. En Sudamérica ha habido informes de ataques e intentos de secuestro por enanos peludos y con aspecto de oso. En aquel tiempo, estas informaciones tuvieron graves efectos en algunas de las poblaciones locales . En los Estados Unidos, durante los años sesenta, se dio difusión nacional al relato de un supuesto secuestro por parte de seres de OVNI. Me refiero al famoso caso de Betty y Barney Hill, un dramático ejemplo de cómo, en cierras circunstancias, el miedo a los OVNI puede casi salirse de todo control.
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Cinco años antes de que el caso se conociera ampliamente, la señora Hill me escribió al NICAP. Tras leer su extraña cana dispuse una investigación confidencial. Pero, antes de darles los detalles, citaré el breve sumario de la extraña experiencia de los Hill, tal como era dado por el informe de la Academia de la Fuerza Aérea: En un viaje a través de Nueva Inglaterra, perdieron la conciencia durante dos horas de la noche del19 de septiembre de 1961, sin darse cuenta de ello. No obstante, después de aquella noche, tanto Barney como Betty comenzaron a tener problemas psicológicos que, al fin, se volvieron lo bastante graves como para que se sometiesen a examen y tratamiento psiquiátrico. Durante el curso del tratamiento fue utilizada la hipnoterapia, que proporcionó unas narraciones muy detalladas y similares de Barney y Betty. Básicamente decían que habían sido secuestrados hipnóticamente, llevados a bordo de un O VN l, sometidos a un examen físico de dos horas y liberados con una sugerencia posthipnótica de olvidarse de todo el incidente. Existe una evidencia bastante sólida de que esto es lo que los Hill creen, incluso en su subconsciente, que les pasó. Y es de una particular importancia el que después de que fue eliminado el rbloqueo posthipnótico» ambos quedaron libres de tener sus problemas psicológicos. La descripción dada por los H ill de los alienígenas era similar a las descripciones suministradas en otros casos. Aunque el resumen de la Academia es básicamente correcto, la hipnoterapia no terminó con los problemas a veces aterradores, de los Hill. Cuando me escribió la señora H ill, el 25 de septiembre de 1961, ni ella ni su esposo tenían ningún conocimiento consciente de lo que podía haber sucedido durante aquellas dos horas perdidas. Pero ambos recordaban que un OVNI había descendido hacia la autopista y que algo que había sucedido les había hecho escapar a toda prisa de aquel lugar. Cuando llegaron a su casa, en Portsmouth, New Hampshire, sus recuerdos estaban desdibujados; pero durante las siguientes noches Betty Hill 275
comenzó a tener inquietantes sueños, aparentemente relacionados con lo que le había sucedido durante las horas perdidas. Los esposos Hill no deseaban ninguna publicidad, pero era evidente que la señora Hill esperaba que el NI CAP le diera algún consejo. Y como esta historia tenía el aspecto del habitual engaño de los contactados, dispuse una comprobación por parte de nuestro consejero especial W alter W ebb, conferenciante de Astronomía del Planetario Hayden de Boston. Webb averiguó que los Hill tenían una buena reputación, y quedó convencido de que habían tenido un verdadero encuentro con un OVNI, lo que, de algún modo, les estaba creando un creciente miedo y tensión nerviosa. Las entrevistas de Webb y dos ingenieros que colaboraban con el NI CAP llevaron a consultas con un doctor local que recomendó un examen hecho por el doctor Benjamín Simon, un neurólogo y psiquiatra de renombre, de Boston. Utilizando la hipnosis, el doctor Simon comenzó a hurgar en la aparente amnesia simultánea de los Hill. Poco a poco comenzó a surgir una extraña historia ... una historia, a veces aterradora, que era evidente que
los Hill creían que era cierta. Aunque el doctor Simon creía que detrás de aquella historia se ocultaban algunas extrañas reacciones psicológicas, estuvo de acuerdo con la opinión de Webb acerca de que los Hill habían tenido una experiencia con algún fenómeno aéreo inusitado ... algo lo bastante intenso como para causarles su gran tensión emocional. A continuación doy el resumen de la historia de los Hill, tal como le fue contada a Walter W ebb tras salir a la luz en las sesiones hipnóticas durante las cuales el doctOr Simon grabó sus preguntas y las respuestas de Betty y Barney. La noche del19 de septiembre de 1961, los Hill regresaban de unas vacaciones en el Canadá. Hacia las once de la noche se hallaban en la Carretera 3 de los Estados Unidos, en dirección a Portsmouth, cuando vieron un objeto grande y brillante que descendía. Al cabo de unos pocos minutos pudieron ver que era algún tipo de artefacto con luces centelleantes. Mientras bajaba hacia ellos, Barney detuvo el coche, tOmó sus prismáticos y caminó hasta un campo cercano para tener una mejor visión. Para aquel entonces podía ver que la máquina que se aproximaba era redonda y más grande que un reactor de línea. Tenía dos 276
hileras de ventanillas iluminadas, y cuando enfocó los prismáticos en ellas tuvo un sobresalto : por las mismas le estaban mirando unas figuras con uniformes negros, seres de extraños ojos. En aquel momento el gran disco se hallaba a sólo unos 30 metros del suelo. De repente, Barney sintió pánico ante la idea de que Betty y él iban a ser capturados. Aterrado, corr ió hacia el coche y lo lanzó a toda velocidad a lo largo de la desiena carretera. Algunos minutos después de esto, los Hill oyeron un extraño sonido rítmico, como si alguien estuviese dando golpecitos a la tapa del maletero. Luego, ambos comenzaron a sentirse amodorrados y somnolientos. Al parecer sus mentes conscientes perdieron el sentido; y los detalles de esta fase no resultan demasiado claros. Pero bajo repetidas sesiones de hipnosis recordaron que el coche fue detenido y que varios de los seres de uniforme negro lo rodearon. Los cuerpos de los alienígenas eran humanoides, pero sus rostros resultaban aterradores. Sus cabezas tenían formas extrañas, con sólo unos agujeros en lugar de orejas. Para darles un aspecto aún más horrible, sus bocas y narices estaban comprimidas, de forma que apenas si se veían desde los lados. Pero lo peor de todo eran sus largos y oblicuos ojos que se extendían hacia los lados de sus rostros, confiriéndoles un aspecto siniestro. Durante las sesiones hipnóticas, tanto Betry como Barney dijeron que sus captores les habían dicho que no se les iba a hacer daño. Pero era obvio que habían estado aterrorizados, al menos parte del tiempo. C ada vez que el doctor Simon comenzaba a hablar de los supuestos seres, ambos mostraban súbitamente su pánico y tensión. En sus respuestas grabadas, Betty y Barney describieron cómo fueron llevados a bordo de la nave con forma de disco y sometidos a una larga serie de exámenes físicos. Aunque Jos seres espaciales no los maltrataron, fue una dura prueba. Tras los exámenes, fueron bajados a la carretera y liberados, con la sugerencia posthipnótica de que no recordasen lo que había sucedido. Antes de que las sesiones con el doctor Simon hubieran terminado, se filtró parte de la historia y fue publicada por un periódico de Boston. Por desgracia, esto fue el origen de toda una
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serie de falsas historias de raptos. El psiquiatra y los Hill habían estado evitando toda publicidad, pero decidieron que de bían revelar la historia para corregir cualquier falsa impresión. Un conocido periodista, John Fuller, se había enterado del caso en una charla confidencial en el NICAP. Se dispuso que fuera él quien preparase un trabajo, utilizando las preguntas grabadas del doctor Simon y las respuestas de los Hill. El libro de Fuller, El viaje interrumpido, fue publicado en forma de serial en muchos periódicos y fue tomado bastante en serio, en contraste con el habitual tratamiento dado a las historias de «COntactad os» . Las conclusiones del doctor Simon quedaban muy claras: según decía, los H ill creían realmente que aquélla había sido una experiencia verdadera; pero, en su opinión, el supuesto rapto era una reacción psicológica a un encuentro con alguna actividad o fenómeno aéreos desconocidos. A pesar de esto, un inesperado número de personas creyeron que el informe del rapto era cierto ... o al menos que pudo haber sucedido. Durante un tiempo, los tratamientos de hipnoterapia parecieron aliviar las tensiones emocionales de los Hill. Pero, por lo visto, el efecto era demasiado fuerte para Barney, pues la angustia que sentía fue incrementándose de modo gradual. Y en febrero de 1969 murió de una hemorragia cerebral. Aunque probablemente hubo otros factores que influyeron en esto, el volver a vivir lo que creía ser una verdadera experiencia fue, al menos, parte de la causa de q ue muriese a los 46 años. U na fase del informe de los Hill continúa constituyendo una incógnita. Tras el interrogatorio del doctor Simon, Betty y Barney hicieron por separado di bujos de unos de los seres espaciales, mientras estaban bajo hipnosis. Según las conclusiones del d octor Simon (que yo, personalmente, considero correctas) d ichos d ibujos eran representaciones imaginarias creadas por sus mentes subconscientes. Pero cuando se les mostró a los Hill los d ibujos, tras salir de su estado hipnótico, ambos se sintieron muy alterados por aquellos rostros repulsivos que habían dibujado . En 1968 el artista David Baker se entrevistó durante largo rato con los Hill y, posteriormente, realizó varios dibujos más, después de que el doctor Simon hubiera puesto a Barney bajo 278
hipnosis para que de nuevo pudiera ser interrogado acerca de los supuestos alienígenas. Esos dibujos muestran unos rostros realmente repugnantes, y de nuevo ambos esposos se sintieron emocionalmente perturbados cuando los vieron. Nunca se ha logrado explicar plenamente lo que causaba que las mentes subconscientes de aquellas dos personas creasen tales visiones en su imaginación . Pero hay una cosa cierta. Si alguna vez aterrizaran tales seres en la Tierra, aterrorizarían a la mayor parte de los seres humanos, fueran cuales fuesen sus intenciones. Buscando posibles claves sobre la apariencia de los alienígenas, han sido examinados algunos puntos de vista de diversos científicos. Algunas de sus ideas son tan extrañas como los más locos informes de los embaucadores. El doctor Carl Sagan sugiere que quizás encontremos a una criatura espacial con un <<Ojo-radar»: un desarrollo de la evolución que le permita ver a través de la atmósfera neblinosa de su planeta. Otras especulaciones incluyen seres con cuatro brazos o cuatro piernas, o ambas cosas. El doctor Herman Muller cree que los órganos y miembros de los seres espaciales pueden ser tan diferentes que nos causarán asombro ... y que lo mismo les ocurrirá a ellos con los nuestros . «Los alienígenas pueden sentirse asombrados -dice- ante la disposición de nuestros órganos sensoriales o de otro tipo .. . por lo diferentes y variados que pueden ser de los suyos.>> El doctor Richard S. Young, ex biólogo de la N ASA, ha listado varias fases de la evolución que podemos llegar a descubrir. Entre ellas se hallan la vida primitiva, la vida inteligente, la vida químicamente diferente de la nuestra y la vida con metabolismos, sistemas energéticos y características físicas ligeramente diferentes. Siguiendo esta hipótesis, algunos científicos creen que podemos llegar a encontrarnos con seres con los que jamás podamos intercambiar información porque se comunican únicamente a través de la telepatía. Aparte de la posible apariencia física de los alienígenas, los científicos han especulado acerca de los inquietantes motivos que puede haber tras las operaciones llevadas a cabo por seres adelantados. El doctor Freeman Dyson del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton dice que deberíamos estar en guardia contra posibles sorpresas nada agradables: pues podríamos descubrir seres con gran sabiduría y serenidad ... o una raza de 279
impulsos asesinos. El profesor Jeremy Bernstein del Instituto Stevens de Tecnología dice que es bastante ingenuo el esperar que la vida extraterrestre sea benigna. Utilizando nuestro mundo como ejemplo, afirma: «Cuanto más tecnológica se convierte nuestra propia civilización, peor se vuelve en algunos aspectos ... y uno puede imaginarse civilizaciones terribles con un alto grado de tecnología.» Las posibilidades especulativas son casi ilimitadas. Pero, en resumen, todo esto sólo significa que no sabemos nada acerca de los seres espaciales ... y esta ignorancia se vuelve peligrosa cuando se refiere a los alienígenas de los OVNI. En contraste, los seres de los OVNI deben de haber reunido una enorme cantidad de información acerca de los seres humanos durante su larga vigilancia. En la conferencia militar de 1965 sobre si comunicarse o no con los extraterrestres, varios de los científicos invitados discutieron esta posibilidad. 1 El doctor Williams O. Davis, antiguo físico de la Fuerza Aérea que se había visto relacionado con el problema de los OVNI, estaba convencido de que los visitantes espaciales aprenderían nuestros idiomas antes de intentar un contacto verdadero. En estos momentos, los alienígenas deben de saber qué aspectO tenemos, gracias a los programas de radio y televisión, y asimismo cómo reaccionamos ante muchas situaciones distintas. De lo que no tenemos ni idea es de cómo interpretan eso ... podrían estar totalmente equivocados con respecto a nuestro mundo. En 1963 el Consejo de Ciencia Espacial recalcó el gran impacto que tendría sobre todos nosotros el hallar vida en otros mundos: «El descubrimiento de vida en otros planetas tendrá un enorme y duradero efecto sobre las gentes de wda raza y cultura», dijo el Consejo. También afirmó que nuestro princ1pal objetivo debería
ser el hallar otra vida inteligente. En los años transcurridos desde entonces sólo se ha dado un pequeño paso oficial que esté remotamente relacionado con las comunicaciones con los seres espaciales. Es el intento de la Armada de llegar a un entendimiento con los delfines, un programa dirigido por el doctor John P. Lilly. La Armada ha llegado incluso a llevar un delfín a una escuela, para educarlo en 1. Detalles en d c~puulo 4
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asociación con niños. No estoy tratando de ridiculizar el asunto, ni mucho menos. El proyecto es muy serio, y el doctOr Lilly ha conseguido ya algunos éxitos. Según este científico, su trabajo tiene una gran importancia, pues el aprender a comunicarnos con los delfines puede ayudarnos en nuestros contactos con los seres espaciales. Pero, aunque esto resultase ser cieno en un futuro, ahora no nos· es de ninguna ayuda. Necesitamos con urgencia un programa de comunicaciones a gran escala para enterarnos de la situación y corregir nuestros graves fallos y errores. Pero la oposición de Hibbs, Gold, Kopal y otros científicos muy respetados sigue constituyendo aún una influencia demasiado poderosa en contra de un tal proyecto. Una de las advertencias más enérgicas con respecto a un tal intento fue la hecha recientemente por el doctor Kopal en su libro Man and his Universe: Los riesgos entrañados por un encuentro con otra civilización excederían, con mucho, cualquier posible interés ... y no digamos beneficio, y podrían resultar fácilmente fatales. Por consiguiente, si alguna vez oyésemos sonar ese «teléfono espacial:•, bajo la forma de una evidencia observada que no admite ninguna otra explicación, íPOr Dios, no contestemos, sino que más bien comportémonos de la manera más anodina que nos sea posible, para evitar atraer la atención/
Pero ya es demasiado tarde. Los seres de otro mundo mucho más avanzado están ya aquí. Y es imposible ocultarse de ellos. Sólo nos queda un camino sensato : iniciar un programa cuidado pero práctico para enterarnos de todo lo que podamos acerca de los alienígenas de los OVNI, para luego intentar una comunicación y un contacto. El plan especial ya mencionado, que evita las transmisiones por radio y televisión en su primera fase, ha sido preparado cuidadosamente para superar las principales objeciones. Y hasta que sea aprobado como proyecto oficial, voy a designarlo con un nombre que a mí me parece que es el que mejor le va : OPERACióN SEÑUELO ( O PERATION
LuRE) 281
En otoño de 1968, el plan básico para la Operación Señuelo estaba ya lo bastante avanzado como para llevar a cabo una discusión confidencial sobre el mismo con los miembros del Congreso que se oponían al secreto mantenido acerca de los OVNI. No obstante, en este crítico año de elecciones, había muy pocas posibilidades de conseguir que fuera llevado a la práctica. Como es natural, la mayor parte de los legisladores evitarían cuidadosamente abordar un tema tan controvertible. Así que parecía mucho más lógico el esperar hasta que hubiese cesado la excitación creada por las elecciones, y a que el nuevo Congreso se hubiera estabilizado en su actuación, para comenzar entonces la búsqueda y captación del máximo apoyo posible. Pero, a finales de octubre, la situación cambió de un modo repentino, ofreciendo la posibilidad de llevar a cabo una actuación mucho más rápida de lo que habíamos creído posible. Durante más de dos meses, la Fuerza Aérea había estado muy preocupada por el desarrollo de una situación que podía representar el final de la censura mantenida sobre el tema de los OVNI. Para combatir este peligro potencial había estudiado un plan en el que se hallaba involucrado el Proyecto de Colorado. Inesperadamente, este plan de la Fuerza Aérea tuvo un efecto contrario al buscado y, durante varias semanas, el control de la censura fue puesto en un grave peligro. Si la historia hubiera llegado a ser conocida por la prensa, los diarios le hubieran dedicado sus primeras planas. Aquello podría haber acabado con el Informe Condon.
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Un intento fallido La figura clave en este dilema de la Fuerza Aérea no era otra que Richard M. Nixon, el candidato republicano para la Presidencia. Pero el problema básico que se ocultaba tras esa situación difícil para la Fuerza Aérea se había iniciado hacía ya mucho. Durante años había existido un antagonismo enconado entre Nixon y Condon. Cuando N ixon era miembro del Comité de Actividades Antiamericanas del Congreso, Condon había aparecido ante el mismo para ser interrogado. Durante la sesión se habían producido fuertes altercados entre ambos hombres. Luego, cuando fue puesto en duda si se podía confiar en el científico en lo referente a cuestiones de seguridad, resultó claro que Condon culpaba de ello a Nixon. La animadversión entre ellos jamás había sido zanjada. Hacia 1968 no había muchos motivos para recordar este incidente, pero la Fuerza Aérea no lo había olvidado. Si Nixon era elegido, los legisladores que tenían pruebas de la censura oficial - entre ellos McCormack, Karth y Goldwater- podían contarle la verdadera historia. Y como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas podía ordenar que se interrumpiese la redacción del Informe Condon hasta que el proyecto fuera minuciosamente investigado. Poco después del nombramiento de Nixon como candidato, la Fuerza Aérea había realizado una gran presión sobre la Universidad de Colorado para que apresurase la realización del informe, y así pudiera ser publicado ames de la elección. Pero era imposible cumplir con este plazo. Se suponía que el informe tenía que haber sido compilado por Robert J. Low, el administrador, pero a éste le habían sido asignadas otras misiones despu és de que la revista Loo k hubiera 283
publicado su memorándum. El que le reemplazaba conocía bien poco sobre los OVNI y aún menos sobre el trabajo del ProyectO. Los investigadores de la Universidad de Colorado habían valorado menos de cien casos de entre los quince mil informes existentes. No obstante, muchos de los análisis y discusiones eran muy extensos, y también había capítulos sobre consultas a la opinión pública y otros temas que aumentaban la longitud del informe, aunque tenían bien poco que ver con las verdaderas investigaciones. El nuevo recopilador tenía ante sí una tarea formidable para ordenar aquella masa de material y completar el documento de 1500 páginas de extensión en un tiempo récord. A principios de octubre, los informadores del Pentágono que estaban luchando en privado contra el secreto que rodeaba a los OVNI me hablaron de este apresuramiento. Y, desde este momento, me tuvieron informado sobre e1 desarrollo de la situación, con detalles factuales que luego han sido totalmente comprobados. El31 de octubre de 1968, la Fuerza Aérea recibió el voluminoso Informe del Proyecto de la Universidad de Colorado, y los oficiales del Cuartel General iniciaron una apresurada revisión del mismo. En la parte inicial, el doctor Condon negaba que los OVNI fueran otra cosa que ilusiones, identificación errónea de objetos ordinarios e informes amañados. Según declaraba, muchos testigos eran ineptos, estaban excitados sin motivo alguno o eran poco de fiar, por cualquier otro motivo. También negaba que existiese cualquier amenaza contra la seguridad nacional, cualquier problema para la defensa, y que hubiese alguna evidencia de que la Fuerza Aérea estuviese manteniendo algún secreto. Como era bien conocido el punto de vista del doctor Condon, escéptico en lo que se refiere al asunto de los OVNI, estas conclusiones no eran ninguna sorpresa para los oficiales de la Fuerza Aérea. Los que efectuaban la revisión también suponían que los miembros del ProyectO compartían las creencias de Condon. Pero cuando llegaron a los análisis de los casos se llevaron una buena sorpresa. En lugar de apoyar sólidamente a Condon, caso tras caso mostraba fuertes evidencias de la realidad de los OVNI. En casi un 30 % de ellos, los científicos que habían llevado a cabo el
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análisis afirmaban que los objetos divisados no podían ser explicados con argumentos ordinarios. Y las altas calificaciones de los testigos de los casos también representaron un golpe adicional: la mayor parte de los observadores eran astronautas, pilotos militares o civiles, y otros especialistas de cuya competencia no cabía dudar. Fue el Caso número 2 el que causó el primer sobresalto a los miembros de la Fuerza Aérea. La acción había tenido lugar cerca de Lakenheath, Inglaterra, y había sido una dramática persecución de un OVNI que fue seguida por los centros de control de los Estados Unidos y de la RAF. Aunque este encuentro había ocurrido en 1956, el incidente seguía siendo ocultado bajo un tupido velo, por tratarse de una evidencia inusitadamente importante. Según el contrato de la Fuerza Aérea y la Universidad de Colorado, el Cuartel General había prometido no negarle ninguna información al Proyecto; pero a la Universidad de Colorado no se le había dado ninguna pista sobre este caso. La primera información que habían tenido sobre el mismo fue una declaración completa de uno de los principales testigos de uno de los centros de control de radar: un sargento de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, ya retirado, que había sido especialista en control de tráfico por radar durante más de dieciséis años. Cuando la Universidad de Colorado reveló su conocimiento del caso, el Proyecto Bluebook admitió finalmente el encuentro, con un informe detallado que confirmaba del todo la declaración del sargento. Hacia las 10.30 de la noche del13 de agosto de 1956, un objeto iluminado fue observado desde la torre de una base de la RAF. También fue seguido por tres Centros de Control por Radar del Tráfico Aéreo (RA TCC). Se hizo despegar un caza reactor Venom de la RAF para que lo interceptase, y el piloto se acercó al OVNI guiado por la Estación A del RA TCC. Segundos más tarde el piloto informó al control que tenía apuntados (por radar) sus cañones contra el objeto. Al instante, el OVNI se situó tras el interceptor. La maniobra, asombrosamente rápida, fue confirmada por el sargento de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que había sido supervisor de guardia en la Estación A aquella noche. También describió los
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frenéticos intentos del piloto por deshacerse de su perseguidor. A pesar de las rápidas maniobras del piloto, el OVNI permaneció muy cerca tras él. E n el con trol, los operadores podían notar por su tensa voz que estaba bastante aterrorizado. Cuando el reactor empezó a quedarse sin combustible, se mandó despegar otro Venom. El primer pilotO radió una breve advertencia mientras el segundo aeroplano despegaba, admitiendo que estaba totalmente indefenso contra el OVNI. E l segundo reactor acababa apenas de ponerse en vuelo cuando tuvo problemas y se vio obligado a aterrizar. Un T -33 estadounidense intentó una intercepción, pero el OVNI se escapó de aquella área. Un minuto más tarde el piloto de un transporte C-47 informó de que el artefacto desconocido acababa de pasar a gran velocidad por debajo de su avión. Y los operadores de una torre de la RAF pudieron darle una rápida ojeada mientras pasaba sobre ellos. A partir de los informes visuales se estimó que volaba a más de 3500 km por hora, llegando posiblemente hasta los 7000. En el Informe de la Universidad de Colorado fueron hechas valoraciones por separado por dos científicos del Proyecto familiarizados con el radar. Citando los libros de registro oficiales, el primer analista hacía hincapié en la asombrosa aceleración y los giros a aha velocidad efectuados por el OVNI. Según se cuidó de recalcar, tres estaciones de radar habían seguido simultáneamente al OVNI, lo que era prueba de que sobre aquella área se encontraba un objeto desconocido. La conclusión final del analista de la Universidad de Colorado era suficiente como para dejar anonadado a cualquier corrector de la Fuerza Aérea:
Era muy probable que en aquel caso hubiera existido un auténtico OVNI. Pero la conclusión del segundo científico aún asesraba un golpe más fuerte. Calificando el caso como el más inusitado de los que se conocían con comprobaciones simultáneamente visuales y de radar, y con evidencias de que el OVNI estaba controlado de un modo inteligente, el analista afirmaba que la explicación más probable al misterio era que se tratase de un artefacto mecánico ... de origen desconocido.
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Era casi increíble que en el Informe de la Universidad de Colorado figurasen tales conclusiones ... y aquello era sólo el principio. Uno de los casos más sensacionales era el número 46. Aún era más perturbador que el Caso número 2, debido a una inaudita contradicción. Aunque era uno de los informes más antiguos, le había causado inusitados problemas a la Fuerza Aérea; pero, tras sus repetidos esfuerzos por desmentirlo, el Cuartel General creía que ya había sido olvidado. Descubrir aquel caso en el Informe de la Universidad de Colorado constituyó una sorpresa muy poco agradable para los miembros de la Fuerza Aérea que estaban efectuando la revisión del mismo. En la tarde delll de mayo de 1959 un brillante OVNI metálico fue visto desde una granja situada a quince kilómetros al suroeste de McMinnville, Oregón. Los testigos fueron el señor Paul Trent y su esposa, propietarios de la granja (los investigadores de la Universidad de Colorado habían eliminado los nombres en la mayor parte de los casos, pero los T rent habían sido identificados ya en público). Mientras el objeto se aproximaba con lentitud, Trent corrió al interior a buscar su cámara. Cuando romó la primera foto, se podía ver claramente la superestructura en forma de domo del OVNI. Unos segundos más tarde, el extraño artefacto se inclinó ligeramente. T rent le hizo otra fotografía antes de que acelerase y desapareciese hacia el oeste. Tal como confirmaba el científico investigador, Trent no buscaba publicidad . Al principio pensó que el OVNI debía de ser algún tipo secreto de artefacto gubernamental, y tuvo miedo de «tener problemas con el Gobierno». Pero después de mostrarle las fotos a algunos amigos, un periódico de McMinnville se enteró del incidente. Tras un cuidadoso estudio de los negativos, el periódico publicó las fotos, declarándolas auténticas. Poco después, periódicos de Los Angeles y Portland también publicaron las fotos junto con un resumen de los puntos culminantes de la hisroria. Más tarde, la revista Life analizó los negativos e imprimió las fotos por considerarlas evidentemente genuinas. (En aquel tiempo llegaron a mi conocimiento detalles del caso, y luego al NICAP. En 1967 urgí a Low, administrador del Proyecto de la Universidad de Colorado, para que valorase este informe.)
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Durante la investigación llevada a cabo por el experto fotográfico del Proyecto de la Universidad de Colorado, este científico quedó impresionado por la obvia sinceridad de los Trent, haciéndolo constar así en su estudio. Numerosos residentes de McMinnville, entre los que se incluían banqueros, garantizaban la integridad de los Trent. No obstante, para llevar a cabo una valoración completa, el experto de la Universidad de Colorado realizó numerosas pruebas, posibles dada la claridad de las fotografías. Dichas pruebas incluían un completo análisis fotométrico, con dibujos que mostraban las características geométricas del artefacto, la intensidad de lu~, medidas de objetos en el último plano y otros factores significativos. Detalles de este análisis, con fórmulas técnicas, fueron incluidos en el informe de la Universidad de Colorado, permitiendo que los fotógrafos independientes comprobasen cada paso de la investigación. En su sumario, el investigador decía que las fotografías tenían consistencia en relación con el testimonio de los testigos. No había ninguna prueba de que se tratase de un fraude. La conclusión más directa, proseguía el analista, era que las fotografías confirmaban precisamente lo que habían afirmado los Trent. Por lo que añadía el experto de la Universidad de Colorado, las fotografías mostraban un objeto brillante y luminoso situado a considerable dist ancia de los testigos. Según afirmaba, el tamaño del OVNI era de varias decenas de met:ros de diámetro. El término «decenas de metros» significa que el diámetro del OVNI tenía un mínimo de dos veces diez metros, o sea veinte. Generalmente se ha interpretado esta expresión como equivalente a tres o cuatro veces diez metros, lo que da un diámetro de treinta o cuarenta metros. Posiblemente el OVNI era aún más grande. En su conclusión final, el analista de la Universid ad de Colorado estaba casi al borde de decir que el OVNI era una espacionave alienígena. Los factores geométricos, psicológicos y físicos, añadía, parecen coherentes con el informe de los testigos, indicando que éstos vieron un extraño objeto volador, metálico, de color plateado y de decenas de metros de diámetro.
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Por sí mismo, esto ya habría hecho estremecer a los correctores del Cuartel General. Pero había algo más que lo hacía mucho más peligroso. En la Sección II del Informe de la Universidad de Colorado, el doctor Condon mencionaba las fotos de McMinnville, tras asegurar que el Proyecto había examinado esas fotos de OVNI con gran cuidado. Entonces, llegaba la increíble afirmación que anonadó a los miembros de la Fuerza Aérea: En este caso, decía el doctor Condon, las imágenes del OVNI resultaban ser demasiado borrosas, por lo que no era posible una valoración fotogramétrica que valiese la pena. Para los que revisaban el libro en nombre de la Fuerza Aérea, la negativa del doctor Condon aún era más peligrosa que las conclusiones del analista. Sería un verdadero milagro que ningún periodista la trajese a cuento en alguna conferencia de prensa, pidiendo una explicación. Y si Richard Nixon era elegido, se enfrentarían con un problema mucho más grande. Hasta ahora, habían confiado en que estuviera demasiado ocupado tras su investidura para interesarse por el asunto de los OVNI. Asimismo, l.a posibilidad de ser ridiculizado por la oposición le disuadiría, naturalmente, de todo intento temprano de estudiar el asunto de los «platillos volanteS>>. Pero si se hacía pública una gran cantidad de información sobre los OVNI, junto con la negativa del doctor Condon en el caso del detallado análisis de McMinnville, hubiera tenido un poderoso motivo para actuar. Y no sólo esto, sino que probablemente conseguiría el apoyo de una parte de la oposición que conocía el asunto de la censura. La forma más obvia para salir de aquel atolladero era eliminar la evidencia y las conclusiones peligrosas. Se necesitaría el apoyo del doctor Con don y posiblemente tambié n el de varios directivos de la Universidad. Este intento sería peligroso, ya que la Fuerza Aérea había prometido que no habría ninguna interferencia con el estudio de la Universidad de Colorado, lo que no convencía a muchos científicos y periodistas. No obstante, parecía cierto que Condon no había sabido nada del análisis y conclusiones de McMinnville, o nunca hubiera aventurado tal negativa. También parecía probable que no
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hubiera sabido nada acerca de la conclusión de Lakenheath sobre el «OVNI probablemente genuino». Probablemente la explicación estribaba en la rapidez con que había sido realizado el trabajo. Con las prisas por terminar el informe, le habría sido difícil a Condon comprobarlo todo en el voluminoso manuscrito. Pero aunque aquélla fuera la explicación, era difícil creer que cualquiei,"a de los científicos se hubiera aprovechado de la prisa y la confusión para insertar aquellos casos, esperando que pasasen desapercibidos sin que el doctor Condon se diese cuenta. Recordando cómo habían sido despedidos Saunders y Levine tras haber dejado que el memorándum de Low fuese hecho público, ninguno de los investigadores se hubiera arriesgado a esto. Si los correctOres de la Fuerza Aérea hubieran conocido la historia interna del Proyecto, les hubiera resultado clara la respuesta. Hacia mediados de 1967 varios de los miembros del Proyecto creían que la hipótesis de las espacionaves alienígenas era la explicación más probable. En la reunión de octubre en el NICAP, Low había admitido que se había producido una importante fisura en el Proyecto y, tal como luego me había dicho Saunders, la mayoría de los científicos estaban planeando una protesta en contra de que se ignorase la evidencia más importante sobre los OVNI. Mientras trataban de resolver esta incógnita, los correctOres de la Fuerza Aérea llegaron, finalmente, bastante cerca de la verdad. Los miembros del Proyecto habían creído sinceramente que sus conclusiones eran correctas y habían incluido aquellos casos, pensando argüir para que fueran tenidos en cuenta en la realización del informe final. Los analistas de la Fuerza Aérea tenían buenas razones para creer que Condon desconocía muchos de los casos más importantes, y aunque había sido nombrado investigador principal en el contrato de la Fuerza Aérea y se le consideraba el número uno, no había hecho ni una sola investigación de campo. Todos los informes y análisis de los investigadores habían sido entregados a Low y, como muchos científicos se habían quejado, pocas veces tenían la oportunidad de discutir las evidencias con Condon. Incluir casos importantes en el informe de la Universidad de Colorado era su última oportunidad para 290
conseguir llamar su atención. Y si bien era poco probable que fuera a cambiar de opinión, tendrían la posibilidad de discutir por si les dejaba presentar un informe de la minoría. (En una carta de diciembre de 1967, el doctor Condon me había dicho que no pensaba reprimir las opiniones contrarias de ninguno de los científicos, aunque esperaba que se pudiera llegar a un acuerdo completo.) Fuera cual fuese la explicación, los correctores de la Fuerza Aérea sabían que estaban metidos en un buen lío. Ames de decidir si devolver el informe a Boulder o no, profundizaron más en el voluminoso documento. Y cuanto más leían, peor se hacía el problema. En la Sección 111, Capítulo 6, uno de los principales investigadores del Proyecto de la Universidad de Colorado analizaba tres observaciones no explicadas realizadas por astronautas. Dado que este científico había trabajado anteriormente en el programa de vuelos tripulados, sus valoraciones tenían una importancia especial. Dos de los informes habían sido presentados por el astronauta James McDivitt: observaciones efectuadas desde el Gemini IV mientras orbitaba la Tierra. (Los informes detallados de McDivitt estaban en mis archivos y los del NI CAP ames de que se hablase siquiera de un proyecto de la Universidad de Colorado. En 1967 urgimos a ésta a que investigase aquella evidencia.) El4 de junio de 1965, el astronauta McDivitt divisó un extraño objeto cilíndrico desde el Gemini IV. Podía ver «dos grandes brazos que salían del mismo», como antenas. El objeto parecía estar cerca y acercándose, y, al principio, McDivitt pensó que tendría que cambiar de rumbo para evitar una colisión. Cuando vio que no se estaba acercando peligrosamente, tomó una foto y luego rodó unos cuantos fotogramas de una película en blanco y negro. Más tarde, la NASA haría pública una foto que mostraba un objero de forma ovalada con una débil estela. Los intentos por parte del N ORAD para explicar ese objeto como un artefacto espacial construido por el hombre, o parte de uno, fueron invalidados. El investigador de la Universidad de Colorado no intentaba explicar lo que era el OVNI. En su valoración decía que la 291
descripción de McDivitt sugería que se trataba de una astronave con una antena. El segundo objeto desconocido visto por McDivitt estaba demasiado lejos para que pudiera divisar ningún detalle. La tercera observación analizada fue la protagonizada por el astronauta Frank Borman, quien describió un «objeto» volando en formación con su espacionave, el Gemini VII. En el análisis del científico de la Universidad de Colorado se hacía hincapié en la habilidad de los astronautas, su excelente visión, y sus observaciones cuidadosas y precisas, que daban a sus informes el más alto nivel de credibilidad. Según él mismo admitía, aquellas tres observaciones no explicadas eran un reto a los analistas. En el Caso 11, un veterano capitán de las aerolíneas canadienses describió cómo su reactor DC-8 fue seguido durante dos minutos por un aparato desconocido. La noche del 29 de diciembre de 1966, el avión del Vuelo 421 de la Canadian Pacific se hallaba a 1O 500 metros de altura en ruta desde Lima, Perú, a la ciudad de México. Al sur del Ecuador, un objeto con dos luces blancas descendió hacia el avión, y luego niveló su vuelo a la altura del reactor. •Parecía haber una masa sólida entre las dos luces- informó el capitán Roben Millbank, un piloto con 26 años de experiencia- . También había una rendija de luz ... se parecía mucho a las luces de la cabina de un avión.» Durante dos minutos el OVNI mantuvo su posición junto al ala izquierda, siendo observado por toda la tripulación del DC-8. Luego se dejó caer hacia atrás, desapareciendo tras el avión de línea. (Los detalles dados por el Proyecto de la Universidad de Colorado duplican un informe anterior del capitán Millbank, retransmitido al NICAP.) En un intento por explicar el encuentro, el investigador de la Universidad de Colorado sugirió que el OVNI podia haber sido únicamente un fragmento de alguna etapa de un Gemini, que caía hacia la Tierra. Pero esta idea tan absurda, que suponía que los experimentados pilotos y tripulantes habían imaginado el resto, resultaba ridícula a la luz de la evidencia. El OVNJ había resultado visible durante siete minutos. Había volado paralelamente al DC-8, manteniendo la misma altitud durante dos
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minutos. En todo este tiempo había sido observado muy detenidamente por toda la tripulación, y cada uno de sus miembros había divisado el grupo de luces que parecían ser ventanillas. Aunque el investigador trataba de apoyar su descabellada sugerencia, su valoración final mostraba una conclusión muy diferente: Los aparentes dos minutos en que el OVNI se había mantenido al mismo nivel que el reactor eran, como admitía el analista, todo un enigma. Además, según decía, el dibujo del OVNI hecho por el capitán Millbank sugería algún tipo d e vehículo. Citando la creencia del capitán acerca de que el objeto era una nave con una velocidad y capacidad de maniobra superiores a todo lo que conocemos, el investigador estaba de acuerdo en que la evidencia sugería la intrigante posibilidad de que se tratase de un artefacto controlado inteligentemente. Otra sorprendente admisión hecha por un investigador d istinto de la Universidad de Colorado era la que aparecía en la Sección III, Capítulo 1. Según decía, algunos casos cuentan con unos testimonios tan inusitados que, si se aceptan como válidos, sólo pueden tener una explicación: la presencia de algún extraño tipo de vehículo. Como ejemplo citaba el Caso 6 del Informe de la Universidad de Colorado, que había sido investigado previamente por el NI CAP. El incidente del Caso 6 era un aterrador encuentro próximo con un OVNI. Una tarde de la primavera de 1966 fueron vistas sobre la Escuela Superior de Beverly, Massachusetts, varias luces q ue fueron descritas como OVNI. Tres mujeres que se hallaban cerca de la escuela vieron un objeto que descendía hacia ellas. Tenía forma de disco, el color del aluminio, pero mate, y aproximadamente el tamaño de un gran coche. Los testigos podían ver una brillante luz en su parte superior. A medida que el OVNI bajaba sobre ellas, dos de las mujeres, aterrorizadas, corrieron para salir de abajo de la máquina desconocida. La otra mujer, casi paralizada por el miedo, no se movió. Cuando sus compañeras volvieron la vista atrás, el disco se hallaba a menos de diez metros por encima de ella, que seguía en pie, con las manos apretadas contra la cabeza.. . pues, como luego d iría, estaba convencida de que el artefacto iba a aplastarla. 293
El OVNI se detuvo a unos siete metros y medio por encima del suelo. Luego, se inclinó ligeramente y se elevó para pasar por encima de la Escuela Superior. Las tres mujeres corrieron hacia las casas cercanas y llamaron a sus vecinos. Varios salieron a la calle, siendo seguidos poco después por la policía. Dada la excitación del momento, algunos de los mirones confundieron estrellas brillantes con el OVNI, después de que éste hubiera desaparecido. Este hecho fue establecido en una investigación del NICAP, y el científico jefe del equipo de la Universidad de Colorado que luego comprobó el caso estuvo de acuerdo con esta conclusión. Como el NI CAP, también él puso el informe de las tres mujeres en una categoría diferente, tratándolo con gran seriedad. En su detallado análisis admitía que no podía encontrar ninguna respuesta normal para el asunto. Era obvio que la evidencia de este caso impres ionaba a dicho investigador. En otra parte del Informe de la Universidad de Colorado, añadía este significativo comentario: «El incidente de 1966, sucedido en Beverly, Massachusetts, sólo podría ser explicado mediante la hipótesis de los vehículos alienígenas si se aceptan las afirmaciones de los testigos. » El hecho de publicar cualquier caso •aterrador» ha preocupado siempre a la Fuerza Aérea, y aquél podía causar problemas extra si seguía en el informe de la Universidad de Colorado. Las repetidas referencias a extraños vehículos alienígenas del investigador podía multiplicar el efecto del miedo. Entre los informes inquietantes había algunos casos listados como explicados. Algunos eran prácticamente duplicados de anteriores respuestas cxplicatorias de la Fuerza Aérea; otros parecían ser correctos. Pero esto tranquilizaba bien poco a los correctores: los casos difíciles e inexplicados quedaban aún más en relieve por el contraste. Uno de los informes asombró a los hombres de la Fuerza Aérea, porque creían que aún permanecía en secreto: el Caso 21, Sección III, Capítulo S. La noche del13 de mayo de 1967 un OVNI fue seguido por el radar mientras se aproximaba al aeropuerto de Colorado Spring. Dado que el Cuartel General del N ORAD se encuentra en dicha área, todo avión no identificado u OVNI atrae bien pronto la
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atención de la Fuerza Aérea. Si es necesario, los interceptores despegan para efectuar una rápida comprobación del «desconocido». Aunque había lluvias y nevadas intermitentes, la visibilidad era bastante buena. Pero el OVNI permanecía invisible, aunque los fuertes ecos de la pantalla de radar mostraban algún aparato sólido que se acercaba al aeropuerto. Estos ecos no eran «fantasmas,, y los operadores eran expertos que sabían que estaban siguiendo algún objeto real. Las características de vuelo eran las de un reactor interceptor F-100 o F-104. Los operadores de la torre del aeropuerto estaban aún tratando de ver el misterioso OVNI cuando aterrizó un avión de línea de la Braniff. Casi al mismo tiempo el aparato invisible se desvió hacia la derecha, siendo aún seguido por la torre. Tal como mostraba el radar, el OVNI volaba sobre el aeropuerto a unos 60 metros de altura. Este es el procedimiento normal para un aeroplano que sobrepasa a o tro, o si el piloto está practicando un acercamiento guiado por sus instrumentos, sin llegar a aterrizar. Según el radar, el OVNI se aproximó a unos dos kilómetros y medio de la torre de control, pero los operadores de la misma no pudieron verlo, ni siquiera con prismáticos. Para el experto en radar de la Universidad de Colorado que investigó el caso, aquél era el más asombroso de los que estaban relacionados con el radar. Admitió que no podía hallar una explicación satisfactoria. Pero para la Fuerza Aérea era algo más que asombroso. Sus propios expertos en radar habían llegado a la misma conclusión. Algún aparato desconocido de alta velocidad había maniobrado sobre el aeropuerto sin ser visto por nadie.¿ Acaso los alienígenas tendrían algún método para hacer invisible su espacionave? Parecía fantástico, pero ¿qué otra respuesta quedaba? Y si aquello era cierto, podría haber graves problemas en el caso de que se produjera un ataque de los OVNI. Aunque los reactores podían atacar blancos gu iados por su radar y sus. cañones o misiles aire-aire podían ser operados automáticamente, luchar contra un enemigo invisible podía resultar muy difícil y enervante. Si bien el analista de la Universidad de Colorado no recalcaba este detalle, algún periodista astuto podía darse cuenta de la
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posibilidad y relacionarla con la conclusión de la Universidad de Colorado. En el informe de la Universidad de Colorado había otros casos recientes no explicados ... que eran menos graves, pero potencialmente importantes. Caso 8. En el verano de 1966, un funcionario federa l, de mucha responsabilidad, presenció un aterrizaje momentáneo en la ladera de una colina entre Minot, Dakota del Norte y la frontera canadiense. En un momento, el OVNI se halló a sólo 60 metros de su coche, afectando al sistema eléctrico. Era de día, y podía ver con toda claridad el artefacto: una nave redonda y metálica con un domo en la parte superior. El aterrizaje y despegue del OVNI desplazó varias rocas. El informe fue investigado tanto por la Fuerza Aérea como por la Universidad de Colorado, y no pudo ser explicada la observación. Dos casos no explicados estaban relacionados con interferencias electromagnéticas ... que el doctor Condon había despreciado en su parte inicial. U no de los incidentes, el Caso 1O, había sido informado por un físico nuclear: la observación de un OVNI con un centelleante brillo, que él sugería pudiera estar relacionado con la energía nuclear. Justo después de que los correctores de la Fuerza Aérea acabasen de estudiar los casos que iban de 1966 a mediados de 1968, uno de mis informadores en el Pentágono me puso al día. Dado que el doctor Condon había indicado que los informes antiguos eran prácticamente inútiles, los oficiales del Cuartel General esperaban que en el informe de la Universidad de Colorado quedasen en blanco los años que van desde 1947 a 1966. Y era cieno que un gran número de casos importantes habían sido desdeñados, pero, de algún modo, algunos informes ocultos habían sido incluidos en la recopilación del Proyecto. El caso más importante de este grupo era el relacionado con el dramático encuentro entre un bombardero a reacción del Mando Aéreo Estratégico (SAC) y un OVNI. Como en el caso de Lakenheath, el proyecto de la Universidad de Colorado se había enterado de éste por accidente. Durante una conferencia de los oficiales de bases en Boulder, un coronel reveló que había tenido una asombrosa experiencia con un OVNI en otoño de 1957. Intentando seguir esta pista, el Proyecto trató de obtener la 296
información pertinente de la Fuerza Aérea. Cuando el Proyecto Bluebook de la F uerza Aérea negó tener tal info rmación, los investigadores de la Universidad de Colorado probaron en el Cuartel General del N ORAD, el Mando de Defensa Aeroespacial y el Mando Aéreo Estratégico. Los tres contestaron a la Universidad que no había información referente a tal caso. En lugar de abandonar, uno de los investigadores de la Universidad logró los detalles del antiguo piloto del SAC, que en aquel tiempo era mayor, el copiloto y un tercer oficial de la tripulación: un especialista en radar. Los tres habían quedado muy impresionados por la experiencia y, a pesar del tiempo transcurrido, aún se acordaban de los principales detalles. A primera hora de la mañana del19 de septiembre de 1957, el B-47 regresaba a su base del SAC en Texas, tras un vuelo de entrenamiento. Sobre el área de Dallas-Fort Wonh, el mayor (al que llamaré «G ,.) y su copiloto divisaron una luz blanca por delante de ellos. El piloto advirtió a la tripulación que estuviese dispuesta por si tenía que ejecutar una repentina maniobra de evasión. Pero el OVNI se situó frente al avión más de prisa que cualquier aparato conocido antes de que pudiera girar. Almayor G. el objeto le pareció «tan grande como un granero». Poco después se volvió a ver el OVNI frente al bombardero, siendo esta vez visible como un gran brillo rojo. El piloto extrajo el máximo de potencia a sus motares y voló hacia el aparato desconocido. El OVNI desapareció con gran rapidez, pero mientras el B-47 comenzaba a regresar, reapareció bajo el avión. Con permiso del Control de Tierra, el mayor G. picó hacia el «objetivo». Antes de que pudiera acercarse, el OVNI desapareció de nuevo con toda rapidez, tanto de su vista como de las pantallas de radar. Y como al B-47le quedaba ya poco combustible, el piloto abandonó la persecución. La importancia de este caso viene señalada por dos comentarios distintos del investigador, uno en la Sección 111, Capítulo 1, y otro en el Caso 5, Sección IV, Capítulo l . Subrayando que los pilotos y la tripulación eran observadores altamente entrenados, que jamás ames habían visto nada parecido a un OVNI, el analista admitía que no podía encontrar ninguna explicación normal. Otro de los primeros encuentros, sólida evidencia de la 297
realidad de los OVNI, fue listado como no identificado en el Caso 1482-N. Durante un vuelo nocturno, el 23 de junio de 1955, los pilotos de un avión de la Mohawk Airlines vieron un OVNI con ventanillas iluminadas que les pasaba por encima. El extraño aparato, que sólo estaba a 150 metros sobre ellos, tenía forma elíptica y unos 45 metros de largo. Después de acelerar y perderse de vista fue observado brevemente por dos pilotos de la Colonial Airlines y la tripulación de otro avión. El OVNI también fue visto por los operadores de la torre de control del aeropuerto de Albany, mientras seguía a toda velocidad la Ruta Aérea Víctor 2. Fue seguido minutos más tarde por el radar de Boston, aún en la Ruta Aérea Víctor 2. Según los tiempos controlados después de ser visto en Mohawk, se estimó que la velocidad era de 6500 a 7700 k~ por hora. Este intrigante caso no admitía una explicación ordinaria, afirmaba el investigador de la Universidad de Colorado. Por ello, recomendaba fervientemente que se siguiera examinándolo. (En la parte inicial, escrita por el doctor Condon, se había afirmado que no estaba justificado seguir efectuando nuevos estudios sobre los OVNI.) Como en varios otros casos del Informe de la Universidad de Colorado, el incidente de la Mohawk Airlínes había sido comunicado al NICAP por uno de los pilotos, antes de que la Universidad de Colorado examinase la evidencia. Otro de estos informes me fue suministrado, mucho ames de la comprobación del Proyecto de la Universidad de Colorado, por el capitán W. J. Hull, de la Capital Airlines al que conocía personalmente. El14 de noviembre de 1956, el capitán Hull y su copiloto divisaron un OVNI que maniobraba con gran rapidez a unos cien kilómetros de Mobile. Durante varios minutos los pilotos contemplaron cómo la máquina efectuaba maniobras, bruscas detenciones y extraños movimientos. Luego, el OVNI desapareció a fantástica velocidad. El capitán HuU también me informó de un segundo encuentro efectuado sobre la Bahía de Chesapeake, el 30 de agosto de 1957. En el informe 14-N de la Universidad de Colorado, un analista admitía que los dos casos no podían ser explicados y los listaba como incógnitas. Cuando los revisores de la Fuerza Aérea llegaron al Caso 47, su conclusión les causó un fuerte impacto: el analista de la 298
Universidad de Colorado había rechazado la explicación de la Fuerza Aérea. Se trataba del famoso caso de Great Falls, Montana, en el que se hallaba relacionada una película de dos OVNI tomada por el gerente de un equipo de pelota base. Los dos objetos brillantes habían sido explicados como reflejos de dos reactores de la Fuerza Aérea. El investigador de la Universidad de Colorado, tras afirmar que aquella explicación se hallaba más allá de los límites de lo creíble, etiquetaba al informe como «inexplicado». (También era ésta la conclusión del NICAP, que había investigado el caso mucho antes que el Proyecto de la Universidad de Colorado.) Pero este rechazo de una explicación de la Fuerza Aérea era superado por un descubrimiento wdavía más grave: dos informes de la Universidad de Colorado sobre maniobras de ocultamiento de la Fuerza Aérea. En otoño de 1967, a la Universidad de Colorado se le había informado de que seis OVNI habían seguido a un avión experi mental de gran altura, tipo X -15, durante un vuelo desde una base de la Fuerza Aérea de la costa oeste. La fuente de esta información, que el Proyecto consideraba fiable, sugería que la Fuerza Aérea poseía películas que mostraban los OVNI. Cuando los miembros del Proyecto interrogaron a la base, Operaciones negó este informe. La indicación de que se trataba de un secreto oficial fue incrementada por un empleado de la base, hombre de gran responsabilidad (llamado señor A en el informe), que había confirmado en privado la observación del OVNI por pilotos y operadores de la torre de control. Cuando el director informativo de la base comenzó a escabullirse, los investigadores de la Universidad de Colorado llamaron al Pentágono. Al parecer, al director le fue ordenado que aclarase la situación. Pero el único resultado fue la negativa de un asistente de que existiese tal informe sobre un OVNI. A petición del Proyecto, el señor A trató de mantenerse al corriente. Pero, tal como les había dicho a los investigadores de la Universidad de Colorado, el director de información le había ordenado <<mantenerse fuera de esto». El analista de la Universidad afirmaba secamente que los intentos de investigación por parte del Proyecto se encontraron con las evasivas de la Fuerza Aérea. 299
El segundo caso de evasión estaba listado en la Sección III, Capítulo l. Según la información del Proyecto, los cazas reactores de una base de la Fuerza Aérea habían sido puestos en alerta para la persecución de un OVNI. Los interceptores, armados con cohetes, habían salido de la pista cuando se dio contraorden al despegue. Un oficial de la base, que hizo una comprobación con el escuadrón de cazas de defensa, dijo a los investigadores de la Universidad que se había producido una alerta y los reactores habían sido situados en la pista, pero que no era muy segura la cuestión de los OVNI. Para determinar si había sido un OVNI el que había causado la alarma, el Proyecto interrogó al Cuartel General de la Fuerza Aérea; pero los oficiales del mismo negaron que hubiese habido tal alerta, y los investigadores de la U niversidad de Colorado se encontraron en un callejón sin salida. Adicionalmente a estas implicaciones de que existía un secreto, el Proyecto daba una explicación de que los testigos no hiciesen públicos sus encuentros con los OVNI. Entre las razones aducidas estaban: el miedo al ridículo, el miedo a verse mezclados en restricciones militares o de seguridad ... y el miedo a la JANAP- 146 y sus penalizaciones. Cuando los revisores acabaron de comprobar las evidencias acerca de la realidad de los OVNI y los casos de censura, estaban ya terriblemente nerviosos. Pedirle a la Universidad de Colorado que alterase todo aquel material que tan peligroso podía ser era correr un gran riesgo. Si el doctor Condon no había llegado a enterarse de los casos más relevantes y de las conclusiones, esto ocasionaría, probablemente, una explosión. Si despedía a alguno de los científicos, era casi seguro que la prensa se enteraría y trataría de averiguar los motivos. Los cor¡rectores de la Fuerza Aérea estaban aún tratando de llegar a una decisión cuando Nixon fue elegido presidente. Devolver ahora el informe sería demasiado peligroso. Cualquier despido de un científico en Boulder, junto con esta importante evidencia sobre la realidad, causaría un estallido en el Capitolio. Y era casi seguro que el presidente Nixon ordenaría una comprobación a gran escala. Pero la decisión dejaba a la Fuerza Aérea en una situación grave. Era imposible dar un carpetazo al informe de la Universidad de Colorado, ya que el Cuartel General había anunciado 300
que sería dado a conocer a través de la prensa tras una revisión independiente realizada por la Academia Nacional de Ciencias. Antes de ver el informe, los oficiales del Cuartel General no se habían preocupado por la Academia. Muchos de los miembros de la misma no sabían nada acerca de los hechos referentes a los OVNI, y la mayorfa creía que los informes sobre observaciones eran tonterías. Si las valoraciones de la Universidad de Colorado hubieran sido totalmente negativas, tal como se esperaba, no se hubiera planteado problema alguno. Pero los cicntificos de la Academia no podían pasar por alto las evidencias positivas acerca de la realidad de los OVNI y las claras contradicciones. El presidente de la Academia, el doctOr Frederick Seitz, había sido informado por el doctor McDonald de que el estudio de la Universidad de Colorado ignoraba importantes datos, y como prueba había entregado informes verificados, hechos por testigos de muy buena reputación. También había enviado al doctor Seitz una copia del memorándum Low. Si Seitz daba esta información al grupo que debía llevar a cabo la revisión, estOs datos procedentes de un científico respetado podían hacer que los miembros comprobasen con mayor cuidado el informe de la Universidad de Colorado. La suma de todos estOs casos tan importantes y conclusiones acerca de la realidad de los OVNI podía hacer que los científicos en cuestión preparasen una enérgica crítica del informe y se lo devolviesen a la Fuerza Aérea. No obstante, habían sido impuestas unas estrictas reglas de revisión para evitar cualquier verdadera investigación de los datos. La Academia es un organismo paraoficial, una agencia de publicidad para el Gobierno, y a menudo se paga su servicio oficial con fondos federales. Y si bien su revisión debía ser en teoría totalmente independiente, la Academia no objetó a las reglas. Se ordenó al grupo de la Academia que examinase tan sólo la metodología, para aprobar o no la forma en que había sido llevado el proyecto. No podía entrevistar a ningún testigo. No podía examinar ninguno de los millares de casos verificados que habían sido omitidos en el informe, aunque los dirigentes de la Academia sabían que todo este cúmulo de datos podía ser hallado en el NICAP. Y a los científicos del grupo no se les permitía consultar a los miembros del Congreso que conocían los hechos. 301
Tampoco podían entrevistarse con ninguno de los investigadores del Proyecto de la Universidad de Colorado. Y todo estO había sido impuesto por el sistema de o lo coma o lo deja. Pero ¿y si los científicos de la Academia se sentían obligados hacia el público? Después de todo, aquella revisión iba a ser pagada por los contribuyentes. Y aunque significase criticar a compañeros científicos, tal vez se rebelasen contra las restricciones y rehusasen aceptar el Informe. Durante más de una semana, la Fuerza Aérea estuvo titubeando. Luego, el 15 de noviembre, no viendo otra escapatoria le envió el Informe al doctor Seitz. Mientras el Cuartel General estaba esperando el resultado de dicha acción, numerosas observaciones, de las que dio noticia la prensa, fueron incrementando su intranquilidad. El 22 de noviembre, las tripulaciones de unos pesqueros situados en el Golfo de México fueron sobresaltadas por la aproximación de un OVNI. El patrón de uno de los pesqueros, P. L. Mallette, dijo que el artefactO lanzó un haz de brillante luz hacia los miembros de la tripulación antes de desaparecer de su VlSta.
El 26 de noviembre se produjo la noticia de incidentes verificados en Dakota del Norte y Florida. En Bismark, Dakota del Norte, fueron vistos dos OVNI de forma redonda por los operadores de la torre de control, dependientes de la F AA, y un piloto instructOr de la Capital Aviation que estaba en aquella área. El controlador de tráfico, Jack Wilhelm, informó que la capacidad de maniobra a gran velocidad del OVNI iba más allá de las posibilidades de cualquier avión conocido. Aquella misma tarde, cuatro OVNI del tamaño de grandes transportes de la Fuerza Aérea fueron vistos por los píloros de dos avionetas Cessna. Como tres de los aparatos desconocidos estaban siguiendo a las avionetas, el piloto de una de ellas encendió sus luces de aterrizaje y luego giró sobre un ala con gran rapidez, dirigiéndose hacia el OVNI. El extraño objeto se elevó con gran rapidez y desapareció. Su velocidad estimada era de más de 3000 km por hora. (Caso investigado por ingenieros aeroespaciales, miembros del subcomité de Cabo Kennedy del NI CAP.) Aún estaban llegando informaciones sobre observaciones, cuando la Academia devolvió el Informe de la Universidad de 302
Colorado. Esperándose al menos algo de crítica, los censores de la Fuerza Aérea se quedaron muy asombrados ante el veredicto. Los científicos de la Academia aceptaban unánimemente las conclusiones del doctor Condon y alababan al Proyecto por su .. fiable» estudio sobre los OVNI. Totalmente de acuerdo con Condon, el grupo investigador dijo que no había ninguna evidencia de que los OVNI fueran máquinas avanzadas y desconocidas. Según afirmaba, la mayor parte de los informes eran errores ... fallos en el reconocimiento de objetos convencionales. No había ningún secreto oficial ni ninguna necesidad de seguir llevando a cabo un estudio sobre los OVNI. Era imposible que los científicos no hubiesen visto todos los importantes datos sobre los OVNI y las peligrosas contradicciones ... a menos que no hubiesen leído el Informe. O bien sólo habían leído los dos capítulos iniciales de Condon, o habían ignorado deliberadamente todo lo que iba en contra de sus conclusiones. Fuera cual fuese la explicación, había terminado la primera prueba de los censores. Pero el enfrentamiento principal, un peligro mucho mayor, aún estaba por llegarles. Antes de la investidura de Nixon, el Informe de la Universidad de Colorado debía ser entregado a la prensa de Washington. En aquel grupo de periodistas se hallaban centenares de profesionales veteranos: directores de servicios de noticias, corresponsales de periódicos, comentaristas. Dado que la Fuerza Aérea había subrayado encarecidamente la importancia del Proyecto, era de esperar que los periodistas pasasen varios días para examinar las 1500 páginas del Informe. Y aun así, muchos periodistas que sólo tenían un conocimiento moderado del tema pasarían por alto parte vital del material. Pero algunos de los miembros de la prensa sabían demasiado acerca de los OVNI. Si se les daba tiempo para leer cuidadosamente el Informe, podrían encontrar los datos y las conclusiones convincentes, así como las omisiones graves y las increíbles explicaciones dadas en otros casos para desacreditarlos. Entre otras omisiones, se hallaban la del accidente de la Transocean y el desastre de la Braniff en 1959; el intento de derribar un OVNI cerca de Redmond, Oregón, probado por los libros oficiales de la F AA y los informes de los controladores de
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tráfico. El encuentro del transporte de la F uerza Aérea en el que el capitán había informado de que había «recibido el fuego » de un OVNI, y otros casos serios y significativos. Los casos de daños causados por OVNI eran refutados o ni se los incluía, y entre ellos se hallaban algunas cuasicolisiones de aviones de línea en las que habían resultado herid os varios pasajeros. La tragedia de Walesville, mencionada brevemente, no estaba en la lista de casos regulares, sino que, sin ninguna explicación, era incluida en la Clase II: ecos de radar. Aceptando la explicación de la Fuerza Aérea sin ninguna investigación por parte de la Universidad de Colorado, el Informe omitía la descripción del piloto del F-94 sobre el mistenoso y terrible calor. Citando un informe de un accidente de La Fuerza Aérea, un analista de la Universidad de Colorado explicaba que el aumento de temperatura había sido causado, evidentemente, por problemas en el motor, que habían originado una señal de advertencia de incendio, tras la cual « ... ambos miembros d e la tripulación se eyectaron con éxito». El hecho de que el reactor no se incendió hasta haberse estrellado no es mencionado. El breve estudio de la Universidad de Colorado : media página, en contraste con varias páginas completas dedicadas a incidentes triviales, admite de una forma sucinta la tragedia: «E l avión se estrelló en la W alesville Intersection y resultó destruido. El aparato chocó contra una casa y un automóvil, alcanzando fatalmente a cuatro personas ... No existía ninguna relación con n ingún OVNI.» (Caso 19-B.) Docenas de otros serios casos de OVNI fueron dejados fuera del Informe, y algunos millares más fueron omitidos a causa de la decisión del doctor Condon de que estudiar casos antiguos era perder el tiempo. Como resultado de esto, el 98 % de la evidencia sobre los OVNI fue ignorada, incluyendo muchos casos no explicados, con testigos de gran categoría. No se examinó ni uno solo de los casos de Michigan de marzo de J 966: y éstos eran los que habían causado la crisis que Llevó al Proyecto de la Universidad de Colorado. De Jos centenares de casos acaecidos en 1965 sólo se listaban tres. La gran oleada de observaciones de 1952 y sus evidencias <<básicas» sobre la realidad de los OVNI era evadida casi por completo, al igual que la significativa <<oleada» de 1957. Además de omitir un gran cúmulo de evidencias, el Informe de
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la Universidad de Colorado ignoraba los incidentes causados por los OVNI que podían haber originado una guerra accidental, la interferencia electromagnética en circuitos eléctricos y la alta probabilidad de que los OVNI tuvieran que ver con los apagones. Y todo esto era sólo una porción de la información vital que no había sido considerada, o que había sido desmentida y ridiculizada en el Informe del Proyecto de la Universidad de Colorado. Permitir que la prensa de Washington pudiese trabajar a sus anchas con esta increíble valoración hubiera sido invitar al desastre. Los periodistas imaginarían que a aquello iba a seguir una conferencia.de prensa, que es lo acostumbrado en los casos de asuntos importantes. Y tras descubrir los increíbles fallos y contradicciones, era casi seguro que solicitarían una discusión completa del asunto. Y había cuestiones punzantes que los portavoces de la Fuerza Aérea no podrían evadir. Este era un riesgo que no se atrevían a correr los oficiales de información pública. Pues podía llegar a ser su Waterloo. La única forma de evitarlo era apresurar la entrega del Informe sin conferencia de prensa, dándoles a los periodistas sólo el tiempo preciso para una apresurada inspección antes de la hora de entrega determinada. Una vez que decidieron utilizar esta táctica tan poco convencional, los oficiales de Información Pública de la Fuerza Aérea esperaron algunos días más, sabiendo que la prensa estaría mucho más ocupada a medida que se iba acercando el día de la investidura del presidente. El 8 de enero, para preparar el camino, facilitaron a la prensa el veredicto del equipo de la Academia Nacional de Ciencias, recalcando el hecho de que se trataba de una cuidadosa y seria revisión por parte de los principales científicos del país. Tras haber hecho pública la alabanza de ese grupo hacia el doctor Condon y el estudio del Proyecto, la Fuerza Aérea entregó a los periodistas ejemplares del voluminosísimo informe... para que fuera publicado al día s1guiente. El efecto fue exactamente el que habían esperado los oficiales de Información Pública. Enfrentados con la imposible tarea de leer el enorme documento en una noche, los periodistas y locutOres suplicaron que la Fuerza Aérea les entregase un sumario para 305
la prensa. En lugar de esto, los oficiales de Información Pública les dijeron que lo importante eran los dos primeros capítulos de Condon, pues, según afirmaron, cubrían los puntos principales ... que era justO lo que necesitaba la prensa. Cuando terminó el día, los censores de la Fuerza Aérea estaban bastante seguros de que su plan iba a tener éxito. Pero aún podía haber problemas: algún periodista importante que conociese la verdadera historia podía leer apresuradamente el Informe y buscar los suficientes casos importantes y discrepancias como para afirmar que allí había gato encerrado. Pero era poco probable, ya que un periodista veterano o comentarista de fama dudaría en efectuar un ataque y arriesgar su reputación sin conocer todo lo que había en el Informe. En cualquier caso, la suerte estaba echada. En las veinticuatro horas siguientes se sabría cuál era el resultado.
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El tiro por la culata En la tarde del 9 de enero, en el Cuartel General de la Fuerza Aérea se sabía que la táctica empleada había tenido éxito. Combinando las conclusiones de Condon con las alabanzas de la Academia Nacional de Ciencias, los periodistas y locutores le habían comunicado a la nación que un grupo de distinguidos científicos había demostrado que los OVNI no existían. Y, por increíble que pueda parecer, ni una sola de las enormes contradicciones de los casos más controvertidos fue mencionada por la prensa o las emisoras. Aunque el «Informe Condon» llegó a la primera plana, se produjeron algunas fuertes disensiones. El congresista William Ryan atacó las conclusiones en el Congreso, exigiendo una investigación sobre el Proyecto. El Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica reveló una investigación objetiva y científica llevada a cabo durante dos años, y rechazó el Informe de la Universidad de Colorado. Al mismo tiempo, el doctor Hynek denunció en público las conclusiones del Proyecto. Y el periodista Roscoe Drummond apremió para que se realizase un estudio nuevo y sin prejuicios, diciendo que había «demasiados OVNI no explicados». El Informe también fue criticado por docenas de periódicos, entre los que se encontraban el Free Press de Detroit, el Times de El Paso, el Journal de Knoxville, el Tribune de San Diego, el Daily News de Dayton y el Post de Chattanooga. El Daily Newsde Nueva York dijo que el estudio «ha sido atacado desde el principio, ya que se supone preparado para lograr el veredicto deseado por la Fuerza Aérea». Pero ninguno de los críticos citó las conclusiones sobre «OVNI genuinos» o las asombrosas contradicciones, ya que no habían tenido tiempo para investigar las 1500 páginas del Informe. Como resultado de ello, la mayoría de la prensa y de los 307
programas de radio y televisión prestaron bien poca atención al documento. Al cabo de unos días, la publicidad inicial era seguida por una edición del Informe en forma de libro de bolsillo, de 965 páginas de extensión. Aunque el estudio de la Universidad de Colorado había sido financiado por el contribuyente con un total de 523 000 dólares, la Fuerza Aérea permitió que la Universidad de Colorado publicase una edición encuadernada y vendiese a la editora Bantam los derechos para hacer una edición de bolsillo, quedándose en ambos casos con los beneficios. La presentación, hecha por W alter Sullivan, del Times de Nueva York contenía una sorprendente admisión acerca del doctor Condon y la Fuerza Aérea: Según decía Sullivan, el doctor Condon se había enfrentado en una ocasión con el Comité del Congreso sobre Actividades Antiamericanas, y Richard Nixon, entonces miembro de dicho Comité, había tenido que ver con el hecho de que se dudara si se debía conceder la autorización para realizar trabajos secretos al doctor Condon. Y a causa de la animadversión existente entre ambos, la Fuerza Aérea estaba ansiosa por lograr que el informe Condon fuera publicado antes de que Nixon se convirtiese en presidente. Si la Fuerza Aérea se hubiera enterado a tiempo de esta afirmación, es casi seguro que hubiera hecho que la eliminasen junto con otra cándida admisión de Sullivan. Según decía éste, la Fuerza Aérea esperaba ser acusada de «colisión» si el Informe del Proyecto de la Universidad de Colorado estaba de acuerdo con sus afirmaciones. Por ello, añadía el periodista, había enviado el Informe a la Academia Nacional de Ciencias, creyendo que una aprobación dada por un grupo de científicos de dicha institución reduciría las críticas públicas. Sullivan había cometido al menos un grave error. Según decía, el «extenso» estudio de la Universidad de Colorado había investigado «Centenares de casos>> . En realidad, sólo se habían investigado 59, y no todos ellos detalladamente. El resto, menos de 40, habían sido evaluados sin una comprobación a gran escala. Desprestigiando a los testigos de OVNI, Sullivan dijo que el 308
Informe de la Universidad de Colorado probaba la falibilidad de los pilotos de aerolínea, los operadores de radar y otros «observadores sobrios». Refiriéndose a la creencia en fantasmas de otros tiempos, implicó que quizás algunos de los testigos hubiesen sido condicionados a creer en los OVNI. En el informe en sí, Condon decía en primer lugar que la mayor parte de las personas que daban noticias sobre observaciones de OVNI parecían ser individuos normales y responsables. Pero esta imagen cambiaba con gran rapidez. El doctor Condon afirmaba que, además de ser ineptos, algunos de los testigos embellecen sus informes, y a menudo los testigos múltiples comparan sus notas y cambian sus narraciones, quizás inconscientemente, hasta que están de acuerdo. Incluso llegaba a insinuar que los informes de los astronautas no eran de gran valor, ya que a menudo las ventanas de sus espacionaves estaban sucias y sus múltiples tareas los mantienen tan ocupados que no les queda tiempo para concentrarse en sus observaciones. Las afirmaciones de algunos científicos del Proyecto contribuían a la ridiculización de los testigos. Sus testimonios eran declarados intrínsecamente poco fiables. Los casos en que sólo había un observador eran eliminados en su mayoría, con la implicación de que muchos testigos no podían ser creídos si no existía una confirmación. Uno de los miembros del Proyecto sugirió que algunos testigos podían estar buscando fama, notoriedad, atención o dinero. Al principio, algunos testigos responsables comenzaron a contraatacar al Proyecto de la Universidad de Colorado, pero el incremento de la ridiculización era demasiado grande. Durante varias semanas, los observadores de OVNI mantuvieron un hosco silencio. La Fuerza Aérea y la CIA creían haber vencido, y daban por hecho que la cuestión de los OVNI había quedado enterrada para siempre. Pero, sorprendentemente, el cadáver volvió a la vida cuando algunos testigos se atrevieron a enfrentarse con el ridículo público. Uno de los primeros informes públicos fue el hecho por el jefe de policía de Westhope, Dakota del Norte. Hacia las diez del 10 de marzo de 1969, Lavern Janzen, el citado jefe de policía, patrullaba en su coche oficial cuando, repentinamente, una brillante luz iluminó el área a su alrededor. 309
<<El maldito coche se iluminÓ>>, le diría luego el jefe Janzen al presidente del subcomité de Dakota del Norte del NICAP, Donald E. Flickenger. Luego vio un OVNI de los de domo que emitía un brillo verdiazulado y flotaba a unos doscientos metros por encima del coche. El disco tenía alrededor de su parte central una banda rojiza y parecía estar girando sobre sí mismo. Un rayo de luz, casi cegador, salía de la parte inferior del objeto. «Al principio me sentí muy atemorizado -dijo Janzen-. Pensé en usar mi revólver de reglamento, pero decidí no hacerlo porque, de todos modos, de poco me iba a servir.» Mientras el OVNI estaba sobre él se produjo, según informó el jefe, una fuerte interferencia en su radio. Y, después de diez o quince minutos, el artefacto desconocido «marchó hacia el Sur con un repentino aceleramiento, desapareciendo» . En la tarde del17 de marzo, los pilotos Herman Slater y Ben Ripley, que volaban en un Cessna 150 sobre A rizo na, se encontraron con un grupo de OVNI de forma ovalada. Por encima del monte Buckskin divisaron aproximadamente 25 objetos que tenían un tamaño de, más o menos, el triple de un coche normal estadounidense. Los pilotos informaron que los OVNI estaban «ondulando al unísono, de una manera ordenada, como si estuviesen bajo control remoto» . Volando a unos 500 km por hora, las extrañas máquinas pasaron bajo el avión, y luego se desvanecieron entre Phoenix y Lake Havasu City. Poco después de esto, se recibió un informe de J ulián Hennessey, presidente del subcomité del NICAP en Londres. En la noche del25 de febrero, un OVNI con una poderosa luz roja fue observado por la tripulación de un vuelo de Iberia. El aparato no identificado había seguido al avión de línea desde Mallorca a la península. Descendió cerca del suelo, luego comenzó a subir y se perdió de vista. El hecho de que el OVNI les seguía fue confirmado por el capitán Jaime Ordovás, el copiloto Agustín Carvajal y el ingeniero de vuelo José Cuenca. Durante los sigu ientes tres meses, aumentaron los informes de los testigos. Un piloto de avión de línea reveló una observación que había realizado en California. Un empleado de la F AA describió un OVNI visto en el aeropuerto de Knoxville. Y llegaron informaciones adicionales de observadores en Florida, Kentucky, Michigan, Missouri, Tennessee, Virginia y otros esta310
dos, así como detalles de encuentros en Canadá, Nueva Zelanda y Australia. Hacia mayo se había llegado a conocer en los Estados Unidos el encuentro de un OVNI con la tripulación de un avión tanque KC- 135 de la Fuerza Aérea (del que se habla en el Capítulo 1). Este incremento de los informes públicos sobre los OVNI preocupó mucho a la Fuerza Aérea, por lo que intensificó sus esfuerzos por mantener en secreto los informes de los pilotos ... no sólo los casos de la Fuerza Aérea sino también las observaciones de otros aviadores militares, pilotos de líneas aéreas y personal de la FAA. Un caso dramático que no fue conocido por el público durante dos años y medio estaba relacionado con el controlador de tráfico de la F AA James V. Beardsley y las tripulaciones de tres aviones. El detallado informe fue dado a la luz por el NI CAP en 1972, revelado por el mismo Beardsley . En la tarde deiS de junio de 1969, Beardsley se hallaba a bordo de un reactor 707 de la American Airlines: el Vuelo 112 de Phoenix a Washington. Dado que su propósito era un «vuelo de familiarización» oficial, destinado a observar la actuación del piloto en relación con las maniobras de control de tráfico de la FAA, se hallaba directamente tras el capitán, en un «asiento plegable». Frente a él se hallaba el ingeniero de vuelo, que estaba sentado tras el copiloto. El 707 estaba volando hacia el Este a 11 400 metros de altura. A doce kilómetros por detrás de él se hallaba un vuelo de la United Airlines, y unos cuantos kilómetros más atrás, un avión de la Guardia Nacional. Los tres seguían exactamente el mismo rumbo. El piloto de la American había entrado en la cabina de pasajeros cuando, repentinamente, cuatro objetos desconocidos aparecieron a proa. El copiloto llamó al Centro de Control de la FAA de St. Louis. Un controlador le dijo que estaban siguiendo por el radar unos <<objetos desconocidos» que se hallaban cerca del avión de línea. Los OVNI seguían dirigiéndose hacia el707. Aunque no se acercaban a una velocidad demasiado grande, se hallaban a sólo unos segundos de distancia. «Iban en formación de cuatro -le dijo Beadsley al NI CAP - . El más grande tenía de cinco a seis metros de largo, un par de 311
metros· de grosor en el centro y unos tres metros y medio de ancho en la parte de atrás. Los otros eran más pequeños y puntiagudos en la parte delantera, como dardos. Los cuatro tenían el color del aluminio bruñido. »El que se hallaba en el ángulo inferior derecho estaba en curso de colisión con nosotros -continuó Beardsley-. De repente pareció que los otros (los más pequeños) subían hacia el grande.» Tras aquella rápida maniobra, los OVNI pasaron a distancia segura. «Cuando cruzaron a nuestro lado se hallaban aún separados, a unos seis metros de distancia••, informó Beardsley. Algunos segundos después de que pasase la formación, se oyó la voz del piloto del avión de la United: «¡También nosotros los vemos!», exclamó. Luego se unió al coro el piloto de la Guardia Nacional, muy excitado: «¡Maldita sea, por poco no me alcanzan!» Después, describió la aproximación de los OVNI. Tal como había sucedido con el aparato de la American Airlines, la formación se había dirigido en línea recta hacia él. Luego, en el último momento, los OVNI habían llevado a cabo una rápida maniobra evasiva. A causa de la habitual ridiculización, todos los testigos se mantuvieron en silencio acerca del encuentro. Beardsley redactó un típico informe oficial de la F AA, pero no fue conocido, excepto para la Fuerza Aérea, hasta 1962. Después de que el informe se hizo público, los censores trataron de explicarlo diciendo que aquellos OVNI eran meteoros. Todos los pilotos relacionados con el caso habían visto centenares de meteoros, y la velocidad de los objetos era demasiado lenta para ser adecuada a esta explicación, por no hablar de sus rápidas maniobras. Como en centenares de otras observaciones de pilotos, este caso sigue siendo inexplicable, a pesar de los esfuerzos de los censores. A mediados de 1969, el Informe de la Universidad de Colorado había perdido buena parte de su prestigio, a causa de las fuertes críticas hechas por el doctor H ynek, el Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica y el doctor James McDonald. El documento de la RAND sobre los OVNI, que había 312
sido revelado por filtraciones, también ayudó a incrementar el interés científico por el fenómeno. Antes de esto, la mayor parte de los científicos habían aceptado las conclusiones de Condon. Pero ahora, algunos empezaron a hurgar en el voluminoso documento, y se llevaron grandes sorpresas. Una de ellas era especialmente asombrosa. Se trataba de la descripción que daba el doctor Condon de la supuesta relación sexual mantenida entre una mujer espacial y un joven campesino brasileño llamado Antonio Villas-Boas. Según un libro de Coral Lorenzen, Platillos voladores: la asombrosa ev idencia de una inv asión desde el espacio exterior, Villas- Boas estaba arando un campo cuando un OVNI aterrizó cerca de él. Los miembros de la tripulación, que eran humanoides, le obligaron a subir a bordo, desnudarse, y pasar por un examen físico. Citando el libro, el doctor Condon proseguía: " ···Y entró una mujer pequeña pero bien proporcionada y completamente desnuda.. . Tras una descripción de su «figura voluptuosa y totalmente femenina », el doctor Condon continuaba: «El propósito de la mujer resultó evidente en seguida ... tuvo lugar un acto sexual muy normal, y, tras nuevas caricias, respondió una vez más ... Los sonidos aullantes que emitía durante el coito casi echaron a perder todo el acto (para Villas-Boas), pues le recordaban a un animal.» Poco después, el joven brasileño fue echado del OVNI, que entonces despegó y desapareció. En opinión de la señora Lorenzen, según dijo el doctor Condon, los alienígenas trataban de averiguar qué podía suceder en caso de un cruce con los terrestres, antes de decidirse sobre si colonizar o no la Tierra. Citando una historia menos erótica, el doctor Condon describió la supuesta entrevista de un cazador con seres alienígenas y también con robots que eructaban nubes de un extraño humo para hacerle perder el sentido. Tras una horripilante noche, según informó el cazador, logró escapar, al borde del colapso. En base a estos supuestos incidentes, el doctor Condon decía que el Proyecto no hallaba ninguna evidencia convincente de que los OVNI fueran espacionaves que visitasen la Tierra procedentes de otro mundo. Para la mayor parte de los científicos que leían el informe, 313
r-esultaba increíble que aquellos extraños relatos pudieran tener la menor influencia en Condon o cualqu ier otro miembro del Proyecto. ¿Por qué no habían ignorado aquellas estúpidas historias, para concentrarse en los centenares de casos serios y factua les, relatados por observadores responsables? Pero Condon tenía una respuesta para esto . «Los incidentes anecdóticos del pasado -dijo-, eran de poco valor, excepto quizá para descubrir discrepancias.» Un ejemplo de esta política de dejar de lado lo que no le interesaba fue la manera en que trató el Proyecto el caso del Golfo de México : el informe de la tripulación del bombardero B-29 sobre cómo vieron unos OVNI y los siguieron hasta que se unieron con un objeto más grande, evidentemente una nave madre. Según un analista de la Universidad de Colorado, los OVNI vistos eran meteoros. Y el que hubiesen sido seguidos por radar se debía a algún fenómeno peculiar «que en la actualidad sólo es vagamente comprendido» (Caso de la Universidad de Colorado 103-B ). O tra afirmación de Condon también preocupó a esos científicos. Si se podía explicar plausiblemente un informe sobre los OVNI, en términos ordinarios, entonces el Proyecto aceptaba la explicación, aunque no existieran pruebas absolutas de que fuera cierta. Al <<explicar» varios casos, los analistas abusaban de la plausibilidad, hasta llegar a un punto límite. Un ejemplo de ello era el Caso 1, el informe de un meteorólogo experto, que hablaba de una nave provista de motor que volaba a velocidades de entre 150 y 300 km por hora. La explicación de la Universidad de Colorado : probablemente se trataba de restos llevados por el aire, como un globo infantil casi deshinchado, o un trozo de papel. Una explicación aún más ridícula era la dada en el Caso 304-B, el informe sobre la cuasicolisión de dos pilotos de la Fuerza Aérea que iban en un interceptor F-94 sobre Odessa, Washing. ton (véase Capítulo 1). El enorme OVNI con ventanillas iluminadas que maniobró violentamente alrededor del reactor fue considerado «probablemente un globo iluminado». En varios casos, los analistas conjuraron respuestas que ni siquiera ellos podían explicar. Uno de los informes, dado por el capitán James Howard y la tripulación de un avión de línea }14
británico, describía un grupo de OVNI que se habían unido a un objeto mayor con el que habían desaparecido a gran velocidad. La explicación del Informe de la Universidad de Colorado: algún fenómeno que es casi seguro que es natural, pero tan raro que nunca antes había sido presenciado y que jamás había sido vuelto a ver (Sección III, Capítulo S). En un punto, el doctor Condon decía que debían ser evitados los ataques a aquellos que tenían distinta opinión sobre los OVNI. Pero el informe acostumbraba a ir en contra de esto, calificando como «estupideces» muchas de las observaciones e insistiendo en la advertencia de que incluso los informes de los observadores fiables tenían que ser contemplados con cautela. Discutiendo la pobre percepción de los testigos, un científico empezaba por describir las reacciones de un gato ante los sonidos cliqueteantes y luego al ver a una rata. A partir de esto pasaba a los errores en la percepción de los humanos al confundir con OVNI diversas cosas tales como insectos, cometas, pájaros, incluso restos arrancados de la Luna por el viento. Enfocando la atención de sus colegas sobre el Informe, el doctor Hynek atacó aquel cúmulo de «discusiones triviales y que no vienen al caso, prácticamente puro rellenO•>, que incluían cuatro consultas de la opinión pública, un tratado sobre la estadística, una autOdenominada historia de los OVNI, centrada en los miedos del hombre en la antigüedad, y otros materiales especialmente contratados que totalizaban 112 950 dólares. Tras leer el Informe, más y más científicos comenzaron a apoyar la contundente crítica de Hynek. «¿Qué derecho tenemos a ignorar tal evidencia y decir que los testigos se equivocaban ... o a llamarles, lisa y llanamente, mentirosos?» (Véase lista de científicos en el Apéndice.) Un científico de lengua viperina comenzó a llamar CUR (que en inglés significa hombre vil) al Informe de la Universidad de Colorado (Colorado University Repon), y esto comenzó a extenderse con gran rapidez. Si el doctor Condon se enteró de esto, quizás ello recrudeciese su reacción contra los críticos, una furia que recordaba los ataques contra Giordano Bruno, un filósofo del siglo XVI. «En el espacio -escribió Bruno- hay innumerables constelaciones, soles y planetas ... y también hay muchas tierras que dan 315
vueltas alrededor de sus soles ... pero ninguna mente razonable puede asumir que no pueda haber cuerpos celestes más magníficos que el nuestro o que en ellos no puedan darse criaturas similares o incluso superiores a las que habitan nuestra Tierra.» Por estO, Bruno fue quemado en la hoguera por la Inquisición. Si bien el doctor Condon no recomendaba ir tan lejos, su ira le llevó a recomendar dar de latigazos a los maestros que permitiesen a sus alumnos leer textos sobre los OVNI y también a los editOres de artículos y libros pseudocientíficos sobre los OVNI. Posiblemente esta sorprendente denuncia influyó en que muchos científicos dieran una ojeada más detenida al Informe de la Universidad de Colorado. Durante 1969 y después, varios pilotos de aerolínea tuvieron terroríficos encuentros cercanos con OVNI. Algunos de ellos me han dado informes confidenciales, siguiendo una práctica que venía confirmada por el análisis sobre los OVNI de la Academia de la Fuerza Aérea:
Es interesante saber que, incluso hoy en día, el NICAP
sigue recibiendo informes de pilotos comerciales que no quieren hablar con la Fuerza Aérea o incluso con sus líneas aéreas. En una ocasión, un reactor de la Fuerza Aérea se acercó rápidamente a un OVNI que estaba siguiendo a un reactor 727 de línea. Después, el capitán del727 me dio en privado los detalles:
Era ya pasada la medianoche. Estábamos a 9300 metros de altura cuando aquella cosa se acercó a unos 60 metros de nuestra ala derecha y comenzó a seguirnos. Tenía forma redonda, como un domo en su parte central, y podíamos ver un débil brillo a su alrededor. Admitiré que aquello me dio un buen susto, pero no iba a dejarme llevar por el pánico, al menos mientras no se acercase más. Hice que mi copiloto encendiese las luces de aterrizaje para poder ver mejor el O VN J. Al siguiente segundo, apareció un reactor de la Fuerza Aérea en la luz , picando hacia el O VN f. Aquello me dejó totalmente aterrorizado. No me atrevía 316
a efeauar mo'Uimiento alguno, pues podíamos tener una triple colisión. Afortunadamente el O VN1 se ele'UÓ bruscamente y el reactor Lo siguió. No sé lo que pasó ... no los 'UOl'Uí a 'Uer. Pero, repentinamente, me puse a her'UÍr de indignación. Aquel piloto de La Fuerza Aérea podía habernos ad'Uertido: conocía nuestra frecuencia radial. M e enfadé tanto que iba a contárselo a los periódicos o a acudir a una emisora para atacar a la Fuerza Aérea; pero después de aterrizar me con'Uencieron para que no lo hiciese. A la Compañía le podría haber perjudicado la publicidad, y quizá yo me encontrase sin trabajo. Naturalmente, la Fuerza Aérea hubiera negado todo aquel asunto.
En noviembre de 1969 los censores de la Fuerza Aérea se vieron enfrentados con una nueva y grave amenaza. La Sociedad Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), impresionada por los ataques de científicos contra el Informe de la Universidad de Colorado, decidió anunciar un simposio sobre los OVNI que tendría lugar durante su reunión anual. Los jefes de la Fuerza Aérea, laCIA y también la Universidad de Colorado se sintieron alarmados por los planes de la AAAS. Era casi seguro que el Proyecto de Colorado sería duramente atacado. Y, dado el prestigio de la Asociación, no sólo podría anular el Informe del Proyecto sino también desacreditar toda la investigación de la Fuerza Aérea. El doctor Condon, en un intento por detener la discusión pública, hizo una súplica a los jefes de la AAAS. Al no tener éxito, apremió al vicepresidente Agnew para que usase su influencia para cancelar el simposio. El vicepresidente rehusó interferir en el asunto. Por aquel entonces, la Fuerza Aérea se había dado cuenta de que no sólo iba a tener que desbaratar la actuación de la AAAS, sino que también tendría que defenderse de otros ataques similares. Sería preciso efectuar una poderosa actuación, mucho más dura que cualquier otra que hubiera sido intentada hasta entonces. Hasta aquel momento, la Oficina de Investigación Científica de la Fuerza Aérea no había aceptado el Informe de la Universidad de Colorado de un modo oficial a causa de sus fallos 317
reconocidos . Pero, bajo las crectentes presiones, se cambió rápidamente de actitud. El 17 de diciembre, justo nueve días antes de la programada reunión de la AAAS, la Fuerza Aérea asestó un tremendo golpe a sus críticos y los millares de testigos de OVNI. Las cadenas de emisoras y los servicios de noticias por cable, aceptando sin objeción alguna las afirmaciones de la Fuerza Aérea, repitieron los principales puntOs en historias difundidas por toda la nación : - Las investigaciones del Proyecto de Co lorado eran generalmente aprobadas y sus conclusiones totalmente aceptadas. - La Fuerza Aérea jamás había encontrado la menor evidencia de que los OVNI fueran máquinas o naves desconocidas. - Ni un solo testigo había visto jamás una espacionave alienígena. Toda persona que había informado sobre un OVNI había sido objeto de una ilusión óptica, o m ental, se había equivocado viendo un o bjeto ordinario, o había intentado perpetrar un engaño. - El Proyecto Blue Book estaba cerrado y había term inado la investigación sobre los OVNI de la Fuerza Aérea. Como pretendía la Fuerza Aérea, la acción del l7 de diciembre casi arruinó el simposio de la AAAS. A causa de las duras afirmaciones de la Fuerza Aérea, las discusiones recibieron bien poca publicidad. Tal como habían planeado también los estrategas del Cuartel General, el m iedo al ridículo silenció a la mayor parte de los testigos de OVNI. Este ultrajante tratamiento de los observadores responsables llegó a nuevos puntos de infam ia. Aunque la Fuerza Aérea evitaba usar nombres, millares de testigos habían recibido pu blicidad en sus comunidades, y algunos de ellos en toda la nación. Además de los que formaban parte de las Fuerzas Armadas y otros entes gubernamentales, había hombres y mujeres de muchas profesiones que habían suministrado informaciones sinceras, muchas de ellas totalmente verificadas. (Véase lista de testigos en el Apéndice.) Entre ellos se hallaban abogados, doctores, maestros, func ionarios municipales y estatales, y ciudadanos con otras profesiones. Dado el intento deliberado llevado a cabo por la Fuerza Aérea para desacreditar a todos los testigos de OVNI, muchos de ellos eran ridiculizados y algunos llegaron a sufrir perjuicios en su vida social y de negocios . 318
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Pero los que luchaban contra el secreto, tanto dentro como fuera del Pentágono, siguieron testarudamente hacia adelante ... incluso había alguno en la Fuerza Aérea, y sabía el riesgo que estaba corriendo. Lentamente, sus esfuerzos fueron teniendo éxito. Aquí y allá algunos testigos comenzaron a hacer públicas sus observaciones, aunque la mayor parte de los grandes casos permanecían ocultos . A finales de 1970 la Fuerza Aérea vio cómo su gran plan de ocultamiento comenzaba a desmoronarse con gran rap idez cuando se hizo público el análisis de la Academia de la Fuerza Aérea sobre los OVNI. Esta seria valoración había sido preparada en 1968 como medio para darle a los cadetes superiores de la Fuerza Aérea un resumen de la situación. Los datos y una exposición de los principales puntos fueron usados para un capítulo especial en el estudio de la Academia de Ciencias Espaciales. El documentado informe del NI CAP La evidencia de los O VN1 y dos de mis libros sobre los casos verificados y la demostración de la existencia de la censura se hallaban citados entre las referencias. Si este material tan explosivo hubiera sido entregado al Cuartel General, se hubieran producido unos buenos fuegos artificiales. Pero el capítulo sobre los OVNI nunca fue enviado al Pentágono. Para cuando el Cuartel General se enteró, los cadetes ya habían visto las peligrosas afirmaciones, tales como «también nosotros hemos disparado contra los OVNI » y el caso de lo sucedido en Fuerte Itaipu. Los desconsolados censores de la Fuerza Aérea ordenaron que el capítulo fuera reemplazado por un trabajo de ridiculización total, eliminando tOdas las evidencias de casos y todas las revelaciones serias. Mientras tanto, se hacían apresurados intentos por impedir que la va loración original se filtrase . Pero ya le había sido dada una fotocopia en privado a un presidente de una filial del NI CAP y otra copia me había llegado a mí, en Washington. Este fue sólo uno de los muchos casos en los que los que luchaban contra la censura se arriesgaron a provocar las iras del Cuartel General, e incluso a ser objeto de un consejo de guerra por ayudarnos a finalizar con este peligroso trabajo de encubrimiento. Cuando un periódico publicó parte del análisis original, la Fuerza Aérea trató rápidamente de suplantarlo con una <<versión 319
puesta al d ía», pero una serie de nuevos acontecimientos ocasionaron que no lograran llevar a cabo sus planes. El primero de esos acontecimientos fue un fuerte ataque al Informe de la Universidad de Colorado por parte del Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica (AIAA). El I nstituto instaba al Gobierno a llevar a cabo nuevas investigaciones científicas, sin prejuicio alguno. Afirmaba que el 30 % de los casos del Proyecto de la Universidad de Colorado no habían sido explicados y subrayó la importancia de los muchos informes anteriores. Según decía la AIAA, las conclusiones personales de Condon d iferían de las de un buen número de sus analistas. El Instituto también rechazaba la arriesgada predicción de Condon. Según él, no habría ninguna visita extraterrestre a la Tierra en, al menos, diez mil años. Como otros críticos, la AIAA indicaba que era imposible predecir las acciones de razas espaciales desconocidas. Algunos de los miembros de la prensa y locutores se basaron en esta frase y compararon al doctor Condon con anteriores expertos que habían declarado que ciertos adelantos resultaban imposibles. Entre ellos se hallaban lord Kelvin, eminente físico británico, que afirmó que los rayos X eran u n fraude, insistió en que el vuelo en avión era imposible y que la radio no tenía ningún futuro ... El doctor Vannevar Bush, consejero científico del presidente durante la Segunda Guerra Mundial, que afirmó que los proyectiles dirigidos de largo radio de acción eran algo que no podría existir en un largo período d e tiempo ... y el contralmirante W illiam Leahy, que declaró, como experto en explosivos, que una bomba atómica nunca estallaría; y el astrónomo británico que en 1957 afirmó que hablar de viajes espaciales era una «solemne tontería». Tras todo esto, la Academia Nacional de Ciencias fue atacada por el antiguo secretario del Interior Stewart Udall. En una reunión de la AAAS, Udall afirmó que la Academia Nacional de Ciencias era «prácticamente un títere del Gobierno», y pidió que se la reprobase por no oponerse a la política oficial. Aunque no mencionó el Informe de la Universidad de Colorado, algunos comentaristas relacionaron sus ataques con la aprobación por parte de la Academia de las conclusiones de Condon. En 1971 aparecieron en la prensa nuevas críticas. Uno de los ataques más fuertes fue hecho por uno de los escritores de la 320
redacción del Christian Science Monitor, Peter Henniker Heaton.
Leído en su conjunto, el informe no podía ocultar el considerable cúmulo de evidencias que indicaban que el de los OVNI se trataba de un importante e inexplicable fenómeno. Pero el resumen introductorio del informe llevaba a cabo una labor de poda contra los platillos voladores que pocas veces ha sido igualada en el campo de la investigación. Y, como todo el mundo sabe, cuando un estudioso y científico se dedica a podar, hace su trabajo con una eficacia y tenacidad sin paralelo.
En abril de 1971 la Fuerza Aérea y el Proyecto de la Universidad de Colorado fueron atacados por una respetada revista de ingeniería, Industrial Research. U na encuesta entre sus miembros mostró que el 80 % rechazaba el Informe de la Universidad de Colorado; aproximadamente el76 % creía que el gobierno estaba ocultando algunos de los hechos que había tras la cuestión de los OVNI, y el 32 % estaba convencido de que los OVNI venían de otro mundo. En 1971 las críticas públicas y los períodos de observación fueron incrementándose de modo continuo. Luego, en 1972, se aceleró el ritmo a causa de una importante revelación en una reunión de la Asociación de Oficiales Retirados de Baltimore. El auditorio incluía oficiales retirados de alto rango en la Armada, el Ejército, el Cuerpo de Marines y la Fuerza Aérea. La revelación fue hecha por el antiguo oficial de Inteligencia del Ejército teniente coronel Lou Corbin, ahora comentarista jefe de la WFBR de Baltimore. Durante más de quince años había estado haciendo públicas sólidas evidencias sobre lo~ OVNI y pruebas de la existencia de la censura, algunas de las cuales habían sido conseguidas gracias a sus estrechos nexos con el Pentágono. «Aunque la Fuerza Aérea lo negará - dijo Corbin a los oficiales reunidos - , están aún investigando los OVNI. Esta investigación se lleva a cabo a través de dos proyectos: Vieja Nueva Luna y Papel Azul... Los OVNI no son ficción.» Después, ral como Corbin me contó, algunos oficiales, entre 321
ellos antiguos miembros de la Fuerza Aérea, confirmaron la continuación de las investigaciones, que la Fuerza Aérea estaba determinada a mantener ocultas. Aunque el Cuartel General de la Fuerza Aérea se enteró de que Corbin había identificado los dos proyectos, el miedo de que acabase por denunciarlos por radio yTV hizo que Jos censores se mantuviesen en silencio. La creciente publicidad de los OVNI era ya una preocupación. Así que la Free Press de Detroit y otros periódicos dieron nueva respetabilidad al tema. Poco después, el doctor J. Allen H ynek dio un nuevo impulso a la aceptación seria de la evidencia de los OVNI cuando publicó un libro titulado La experiencia de Los OVNI: un estudio científico. Aunque evitaba hacer una crítica dura de la Fuerza Aérea, revelaba con claridad su incorrecta actuación en la investigación de los OVNI y su deliberado engaño al público y a la prensa. Concentrándose en el hecho de que el Proyecto de Colorado no hubiera utilizado toda la masa de datos y su mal planteamiento al no emplear unos métodos científicos verdaderos, dejaba bien clara su opinión de que la llamada investigación de la Universidad de Colorado era una forma bastante triste de malgastar el dinero de los contribuyentes. Entre mediados de junio y de septiembre, varios informes sobre OVNI vinieron a complicar los problemas de la Fuerza Aérea. En la noche dell7 al18 de junio, dos policías de seguridad de la Fuerza Aérea divisaron un objeto brillante, de color naranja, al que estimaron de unos 115 metros de diámetro, cerca de la base de la Fuerza Aérea de George. De algún modo, la prensa se enteró de este incidente y lo relacionó con otras visiones habidas al mismo tiempo, incluyendo un informe «aterrador». Cerca de finales de junio llegó de Beaufort, Africa del Sur, un informe con algunos aspectos que podían causar terror. Según la prensa, la policía de Beaufort y un campesino llamado Bennie Smit abrieron fuego contra un OVNI con sus rifles. Después, el 8 de julio, ocurrieron dos explosiones justo después de que Smit viera un OVNI sobre su granja. Cuando comprobó los daños, descubrió que un gran depósito hecho con ladrillos había sido destruido. Una de las narraciones de la prensa afirmó que habían sido hechos intentos por silenciar a Smit y a su esposa. Y aunque se tratase de un informe extranjero, su publicación
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en los Estados Unidos aumentó la intranquilidad de la Fuerza Aérea. Luego, el 23 de agosto, la persecución de un OVNI, oculta durante tres años, llegó de repente a la prensa. La narración fue publicada por el Register de Santa Ana, California, tras una comprobación realizada por David Branch, presidente de una de las filiales del NICAP, y uno de sus investiga.dores asociados, Roben B. Klinn. Elll de mayo se vio al norte del Valle de Yucca, California, un objeto brillante. Los testigos eran un investigador científico y otros cuatro residentes. En un momento dado, el OVNI lanzó hacia abajo un poderoso rayo que iluminó una amplia área. Después de que se apagase el rayo, los testigos oyeron un ruido como de reactores, y entonces vieron tres interceptores que corrían hacia el OVNI. Antes de que los cazas pudieran acercarse a él, el objeto aceleró a alta velocidad y desapareció. Antes de que se publicase este caso oculto, Bob Kirkpatrick, direc·tor del periódico Register, preguntó a la Fuerza Aérea si los cazas seguían persiguiendo a los OVNI. Le llegó una respuesta del teniente coronel George L. Salem, jefe de la Oficina de Información de la Fuerza Aérea de Los Angeles. <<El Mando de Defensa Aeroespacial lleva a cabo cualquier acción necesaria para identificar los objetos que aparecen en las pantallas de radar de la defensa», dijo el coronel Salem. Y esto incluía el despegue de los interceptores. Pero evitó cualquier detalle sobre intercepciones <<dado que el Proyecto Blue Book había sido finalizado». Sería imposible, explicó, justificar el trabajo de compilar un informe acerca de intercepciones. «La Fuerza Aérea de los Estados Unidos - agregó el coronel Salem- ya no lleva a cabo ninguna investigación sobre los OVNI. » Añadió que no se necesitaba ninguna investigación por parte de la Fuerza Aérea, y que no existían reglas nuevas para este asunto. No mencionó el sistema de información de emergencia CIRVIS (Instrucciones para Inlormar sobre Observaciones Vitales para Inteligencia), instituido por los jefes del Estado Mayor Conjunto, ni la JANAP-146, que indicaba las graves penas que caerían sobre cualquiera que revelase un informe CIRVIS ... cosas que siguen aún vigentes. (Fotocopia de la carta de la Fuerza Aérea en los archivos del autor, transmitida por el subcomité del NICAP de Los Angeles.) 323
Dos días después de que se conociese la silenciada persecución de los reactores de 1969, la agencia de prensa UPI hizo pública la grave narración de un encuentro con un OVNI en Wisconsin. A primera hora del25 de agosto, un automovilista había visto un disco volador flotando a nivel de la copa de los árboles. Tenía unos diez metros de diámetro. El conductor frenó en seco para contemplar el objeto, pero éste despegó en cuestión de segundos. Entonces el conductor descubrió que sus luces, bocina y radio no funcionaban . La investigación de la policía halló marcas de derrapaje allá donde había frenado repentinamente. También se vio con sorpresa que todos los fusibles del coche habían saltado y que, por algún motivo desconocido, el motor se había recalentado. Cuando los OVNI volvieron a ser noticia, parte de la prensa comenzó, con retraso, a comprobar el Informe de la Universidad de Colorado. Uno de los miembros de la prensa al que yo conocía era un comentarista de la televisión de Washington. A medio leer el Informe, me dijo que se sentía asombrado por los datos positivos que eran simplemente ignorados en las conclu siones principales. «Ahora veo por qué la Fuerza Aérea se dio tanta prisa, no dejándonos tiempo para leerlo. Creo que toda la investigación de la Fuerza Aérea no pasa de ser un burdo engaño, y voy a hablar con mi emisora para que me dejen descubrir este sucio asunto.» Pero dos semanas más tarde me comunicó que los altos cargos le habían puesto el veto. «Me han dicho que íbamos a parecer unos estúpidos por haber apoyado el Informe sin haber leído lo que decía. Y que además íbamos a crear un buen lío. Y no sólo sería a causa de la Fuerza Aérea ... sino porque hay millones de personas que no quieren creer que estamos siendo vigilados por una raza mucho más adelantada que nosotros.>> Esto era cierto, como yo bien sabía. Muchas personas creían sinceramente que no era posible que existiesen visitantes espaciales. Uno de los que había expresado tal idea era sir John Eccles, famoso fisiólogo británico, especializado en cerebro, que ahora se hallaba en los Estados Unidos. «Es imposible que existan espacionaves extraterrestres -afirmó-. La T ierra es el único lugar en el que existe vida inteligente.
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Esto nos sitúa por encima de cualquier otra cosa que haya en el Universo.» Muchos incrédulos habían sido tranquilizados por las personas que se habían encomendado a sí mismas la tarea de desmentir las observaciones de los OVNI, tales como el doctor Donald Menzel, quien comparaba la idea de las espacionaves tripuladas con los «Conceptos de las brujas, hadas, elfos, ogros o el diablo» (afirmación que se halla en los archivos del Congreso procedente de los debates sobre los OVNI llevados a cabo en 1968). D etrás de toda esta campaña existe una situación que cada vez se hace más grave. En estos momentos, la Fuerza Aérea y laCIA saben que su gran complot de diciembre de 1969 ha fracasado. Algunos altos jerarcas de la Fuerza Aérea y la CIA siguen aferrados a la esperanza de que exista algún bloqueo (mental o físico) que impida que los alienígenas se relacionen con los humanos, por lo que aquéllos pronto abandonarán sus intentos y regresarán a su propio mundo. Pero, aunque no se marchen, quizá siga retrasándose el encuentro, y es evidente que estos altos cargos confían en que dicho retraso nos dará tiempo para mejorar las actuales armas espaciales o construir otras nuevas, por si llegase a suceder que los alienígenas resultasen agresivos. Pero, mientras tanto, las persecuciones continuadas y los intentos de captura incrementan la posibilidad de que se produzca una réplica por parte de los alienígenas. Pero a pesar de este y otros peligros, siguen bloqueándose todos los intentos de comunicación. Tal como han admitido recientemente algunos científicos muy respetados, el miedo al contacto con una raza avanzada sigue siendo un factor muy importante. Uno de estos científicos ha sido el biólogo de Harvard, ganador de un Premio Nobel, doctor George Wald, quien tomó parte en un simposio de la Universidad de Boston acerca de .. La vida más allá de la Tierra, y la mente del hombre». Discutiendo la posibilidad de llevar a cabo una comunicación, el doctor Wald dijo que la perspectiva de un contacto con una raza técnicamente superior le resultaba «algo aterradora>>. Como el profesor Z . Kopal y otros científicos de primera fila, advirtió que semejante contacto podría resultar ser una pesadilla que tuviese como resultado la destrucción de nuestra civilización.
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Durante todos los años del reconocimiento de los OVNI sólo se ha dado un paso oficial hacia una posible comunicación con otro mundo : un diminuto paso que sólo tiene una posibilidad entre un trillón de tener éxito. En marzo de 1972, un artefacto espacial de 230 kilos, denominado Pioneer X, fue lanzado desde Cabo Kennedy, equipado con aparatos científicos destinados a sondear los secretos del U ni verso e informar de ellos a la Tierra por radio, hasta que la distancia sea tan fantásticamente grande que cese la comunicación. Pero antes de que suceda tal cosa, los científicos de la Tierra pueden escuchar, a lo largo de los años, claves referentes a los actuales misterios de nuestra galaxia y al espacio infinito que hay más allá. Y adherida a los codales de las antenas del Pioneer X hay una placa anodizada con oro que muestra a un hombre y a una mujer desnudos, nuestro sistema planetario y varios símbolos técnicos. El propósito de tal placa es mostrar de dónde procede aquella nave no tripulada, cuándo fue lanzada y el tipo de seres que habitan nuestro planeta. Esta sonda espacial no ha sido lanzada contra ningún objetivo en especial, sino que debe pasar a una cierta distancia de Marte, luego trazar un círculo alrededor de Júpiter y más tarde ir más allá de Plutón, hacia el corazón de la Vía Láctea. Se espera que, a menos que se produzca un accidente, el Pioneer X recorra durante millones de años una tremenda distancia, hasta que al fin sea interceptado por una espacionave de algún mundo avanzado o, por simple casualidad, aterrice en algún lejanísimo planeta. Si tal cosa sucediera, la raza avanzada del mismo podría ser tan diferente que quizá no lograse interpretar los símbolos. Y, aunque lo hiciese, tal vez no tuviese interés alguno en intentar contestar al mensaje ... lo que podría precisar el transcurso de millares de siglos, para que la respuesta llegase hasta la Tierra; eso suponiendo que nuestro planeta aún siguiese existiendo en ese lejano tiempo. Considerando la remota posibilidad de que esto sea de algún beneficio, incluso para nuestros descendientes de dentro de varios trillones de años, no había la menor necesidad de que el Pioneer X llevase esa placa simbólica. Pero hoy existe una necesidad urgente: una necesidad de 326
acabar con el largo engaño sobre los OVNI y comenzar a preparar al público para lo que vaya a suceder. Los grupos científicos, como la AIAA, están tratando de ayudar a ello. En la" Universidad Invisible• del doctor Hynek se agrupan muchos científicos de gran categoría que sólo están esperando, tal como ha afirmado Hynek, que cese el estigma, para poder salir a la luz y proporcionar de este modo su valiosa ayuda. Pero es ahora cuando se necesita actuar. Una nueva y repentina oleada de observaciones, tales como las producidas en 1965 y 1966, podría originar una nueva crisis. Hay una docena de formas en que podría irse al traste todo el secreto. Uno de los peligros ya comprobados es el riesgo de que se produzca una colisión entre un OVNI y un avión de línea, o daños graves causados por frenéticas maniobras de evasión. Este peligro es mucho más grande hoy en día con los enormes y rápidos aviones de transporte a reacción . «Ya era bastante malo -me decía hace poco un veterano capitán de la aviación civil- cuando sólo eran aviones de hélice los que se veían envueltos en tal tipo de incidentes. ¿Recuerda aquel caso de un avión de la compañía Trans World Airlines, cuando el capitán Schemel picó por debajo de un OVNI? Estaba volando a unos 500 km o menos cuando picó, y, además, no se trató de una picada violenta ... pero una docena de personas resultaron heridas. »¿Se le ha ocurrido alguna vez pensar en lo que pasaría con un reactor 747? Habitualmente uno tiene 350 pasajeros y unas 20 azafatas que se mueven por el interior. La mayor parte de los pasajeros no están con los cinturones de seguridad abrochados. Así que imagínese lo que pasaría si de repente apareciese un OVNI en curso de colisión. Con el reactor volando a unos 800 kilómetros por hora, el capitán sólo tendría, digamos, aproximadamente dos segundos para reaccionar. E hiciera lo que hiciese, tanto si picaba como si subía, iba a lanzar por todas partes del interior del avión a doscientas o trescientas personas. Y buena parte de ellas iban a resultar heridas, incluso quizás alguna muerta. Y el pánico que se iba a producir ... uno no puede ni imaginarse lo que podría suceder en la cabina de pasajeros. Incluso si el capitán lograba volver a controlar el aparato 327
y conseguía descender sin más problemas, no le iba a resultar posible a nadie ocultar una cosa así. Una hora después de que hubiese aterrizado, la noticia sería comentada en absolutamente toda la nación. Y después de esto, ya puede imaginarse lo que pasaría. » Quizá nunca suceda una tal catástrofe. Pero, sin importar la forma en que se acabase el secreto, lo más probable es que se produjese una oleada de histeria, a causa del prolongado engaño. Sólo hay una forma cuerda y práctica en que reducir los actuales peligros: Terminar con las persecuciones de los reactores y luego iniciar un programa para averiguar las respuestas cruciales y comenzar a preparar al público. Se puede hacer. El plan está dispuesto. La clave del m ismo : Operation Lure (la Operación Señuelo).
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Operación Señuelo El primer encuentro planeado entre alienígenas y humanos podría ser el inicio de una serie de ajustes mutuos, que llevase a grandes adelantos para nuestro mundo. Pero quizá los ajustes resultasen demasiado difíciles, dejándonos con serios problemas para toda la Humanidad. Para que esta primera y crucial entrevista tenga una buena posibilidad de éxito, los humanos que tomasen parte en la misma deberían conocer ya dos datos vitales : 1) La apariencia física de los alienígenas. 2) Las reacciones generales de esos seres hacia los humanos. Enterarnos de esto antes de encontrarnos con un alienígena puede parecer algo imposible. Pero se puede lograr. Es el primer objetivo de la Operación Señuelo, un plan único, pero práctico, que evita tener que usar las comunicaciones radiales o televisivas, contra las que existe tanta oposición. La idea básica fue sugerida en primer lugar por un consejero especial del NI CAP, Roben Spencer Carr, antiguo director de la Investigación Educativa de los Estudios Walt Disney, especialista en la educación audiovisual, que ha formado parte del Servicio de Orientación del Ejército y producido películas educativas para el Departamento de Estado. Desde que planteó su sugerencia, he estado perfeccionando en privado este plan con la ayuda de Carr, lingüistas, psicólogos y expertos en otros campos. No hay nada misterioso en esta operación, aunque algunos de los pasos a dar pueden parecer sorprendentes. El Señuelo será una base aislada con estructuras inusitadas y objetos raros, designados para atraer la atención de los alienígenas de los OVNI. Ha quedado demostrada la curiosidad de los seres espaciales en centenares de ocasiones por sus aproximaciones cercanas a coches, trenes, barcos y aviones, así
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como con su repetido detenerse sobre teatros al aire libre, plantas de energía y edificios inusitados. El primer intento por atraer a los alienígenas fue hecho por el Comité de Investigación para la Defensa del Canadá, cuando estableció un «campo de aterrizaje para OVN I» altamente secreto, en 1958. El proyecto fracasó porque no había en él nada inusitado que atrajese la atención de los alienígenas . El Señuelo tend ría tres o más OVNI sim ulados, del tipo de disco con domo, construidos con aluminio. Cada uno de ellos dispondría de paneles transparentes para mostrar que no había nadie oculto en el interior. No se produciría ningún intento por capturar a los alienígenas o a los OVNI. La base estaría desierta y los humanos más cercanos se hallarían estacionados en puestos de observación ocultos a un par de kilómetros de distancia. N o se permitiría que ningún avión ni ningún tráfico terrestre se acercase al Señuelo, y finalizarían todas las persecuciones de los interceptores. Cerca de los OVNI simulados se alzarían varios ed ificios ed ucativos de un solo piso, con una diversidad de muestras con las que se trataría de interesar a las tripulaciones de los OVNI. Para recalcar el hecho de que no había ningún humano oculto, los techos se harían con cristal irrompible, de modo que el interior pudiera ser visto desde el aire. Cada edificio tendría una pared de cristal para permitir su inspección desde el suelo. No obstante, tras las otras paredes, habría micrófonos y cámaras de televisión ocultos, conectados a través de cables enterrados con el Control del Señuelo : el principal punto de observación. Todos los puestOs de observación se hallarían bajo el suelo, a excepción de sus techos mimetízados, bajo los cuales se instalarían cámaras cinematográficas de gran sens ibilidad, con lentes telescópicas, así como telescopios de alto poder de resolución, también ocultos. Cada uno de estos puestos estaría conectado por teléfono con el Control. En el Control, existiría una conexión por teletipos y teléfonos con «Relé>•, una estación de comunicaciones situada a 40 kilómetros de di.stancia. En una emergencia, Relé podría poner en contacto a Control con la Casa Blanca, el Departamento de Defensa u Otras entidades gubernamentales. También estaría en contacto con varias estaciones de radar que continuamente 330
vigilarían las áreas cercanas a Señuelo, en busca de OVNI. Los OVNI simulados no serían erigidos hasta el último momento, para que los alienígenas no comenzasen a investigar mientras la base estaba aún en construcción. Luego, cuando la base estuviera terminada, se ocuparían los puestos de observación y se iniciaría la Operación Señuelo con los OVNI simulados y los edificios educacionales iluminados por focos desde la puesta del sol hasta el amanecer. Podrían pasar varios días antes de que hubiera alguna reacción, pero hay sólidas razones para creer que el Señuelo daría resultado. Si los alienígenas intentasen atacar o invadir nuestro mundo, podrían haberlo hecho hace ya mucho. Durante la larga vigilancia se han producido ya más de 3000 persecuciones de OVNI, incluyendo los intentos de captura. Y sin embargo, los seres espaciales han mostrado un control sorprendente. Ante estas evidencias, parece claro que su propósito principal requiere contactos pacíficos y la cooperación con los humanos. Una prueba de ello es el hecho de que los alienígenas hayan respondido a señales producidas por humanos, de las que existen numerosos informes. Un caso típico fue el narrado en 1967 por un antiguo operador de radar de la Fuerza Aérea, Gary M. Storey. En la noche del26 de julio, fue visto sobre Newton, New Hampshire, por Storey y su hermana y cuñado, los señores Frappier, un OVNI que volaba muy bajo. El artefacto dio varias pasadas sobre el grupo y en cada ocasión pudieron ver cinco luces que se encendían y apagaban siguiendo una secuencia definida. Apuntando al OVNI con una linterna, Storey produjo tres destellos de un segundo, como señal. El objeto regresó rápidamente y encendió y apagó sus luces por tres veces. Pero, antes de que Storey pudiera volver a hacerle señales, aparecieron rugiendo dos reactores de la Fuerza Aérea y el OVNI se alzó por los aires, perdiéndose de vista. Aparte de muchos informes de señales, algunos de ellos dados por pilotos, los aterrizajes verificados indican también un deseo de efectuar un contacto con los seres humanos, si esto pudiera ser logrado sin peligro. Interrumpir todas las persecuciones de OVNI podría incrementar en gran medida la probabilidad de que se produjesen descensos en la base de Señuelo. Probablemente, la primera acción tendrá lugar tras una llama331
da de Relé: un informe de radar que diga que un OVNI está trazando círculos muy por encima de Señuelo. Luego, los observadores ocultos lo verán descender lentamente. Se detendrá a baja altitud, quedando suspendido en el aire; los extraterrestres estudiarán los OVNI simulados y los edificios de techo de cristal. Tras un intervalo, el aparatO se irá, sin aterrizar. Quizá pasen unos días de cautas inspecciones, pero es indudable que, más pronto o más tarde, aterrizará un OVNI. Para los centinelas ocultos aquél será un momento de tensión. Pero lo más probable es que en este primer aterrizaje no descienda nadie. Incluso tal vez la nave esté movida por control remoto, siendo una prueba para ver si no se trata de una trampa. Durante otro aterrizaje de prueba, quizá los observadores de Señuelo puedan dar una breve ojeada a figuras que se muevan dentro de la nave, antes de que ésta despegue. E incluso si los centinelas no obtienen ninguna imagen definida, la tensión irá en aumento. Es casi seguro que los seres espaciales aterrizarán y examinarán el equipo de Señuelo en cuanto crean que no corren peligro. La perspectiva de ver realmente a seres de otro mundo es algo que hace reflexionar. .. si no estremecerse. ¿Cómo serán esos alienígenas? Muchos analistas de la evidencia sobre los OVNI han tratado de responder a esta pregunta. Siguiendo la lógica humana, parece que lo más probable sería que fuesen seres humanoides, similares o nosotros, si es que no idénticos. Si el propósito de los alienígenas requiere encuentros pacíficos y ajustes con seres de otro planeta, parece vitalmente importante que fueran a buscar a su propia especie... o al menos seres que no fueran demasiado diferentes a ellos, ya que cualquier diferencia aterradora haría que los ajustes fueran extremadamente difíciles, o tal vez imposibles. Los alienígenas de los OVNI se deben de haber dado cuenta de esto bien pronto: que ellos y los humanos no pueden reunirse pacíficamente si existe el miedo y la repulsión. Tendrían entonces dos posibilidades de elección : llevar a cabo una invasión por la fuerza, para lograr sus fines, o abandonar por imposibles sus planes con respecto a la T ierra. Y la larga vigilancia a escala mundial en la que no se ha producido ningún ataque parece buena prueba de que los humanos y los alienígenas de los OVNI no tienen una apariencia demasiado distinta.
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Pero esto no prueba nada. La lógica humana podría estar equivocada, o ser únicamente buenos deseos. Los hombres de Señuelo sabrán esto mientras esperan, intranquilos, la respuesta. Quizá los alienígenas continúen aterrizando sin aparecer. Si es así, entonces Control puede tratar de convencerlos de que no hay ningún peligro. En una plataforma cerca de uno de los OVNI simulados habrá una gran pantalla cinematográfica, colocada horizontalmente, con un proyector a control remoto situado bajo la misma. Desde Control, un operador pondrá en marcha el proyector y cualquier alienígena que se halle sobre la base podrá ver una película de dibujos animados especialmente preparada. La película mostrará un disco volador seguido de cerca por interceptores. De repente, los reactores cambiarán de rumbo, dejando solo al OVNI. Tras repetir varias veces esta secuencia, la última escena mostrará las luces de aterrizaje de los reactores encendiéndose y apagándose mientras éstos parten ... con la intención de darle una señal de «adiós». Sea o no decisivo esto, es casi seguro que los alienígenas aparecerán en Señuelo para efectuar una inspección más detenida de los OVNI simulados y de los artículos contenidos en las salas educativas. Se producirá un momento tenso y dramático cuando los ocultos observadores de Señuelo vean aparecer al primer ser espacial, saliendo de un OVNI. En aquel instante quizá vean a un ser que se parece al hombre... o a uno tan diferente que les produzca un sobresalto. Si el análisis según la «lógica humana» resulta cierto, los centinelas verán, con una repentina sensación de alivio, una figura humanoide. Indudablemente, habrá diferencias de pequeño grado. Quizá sea más alto o más bajo que el hombre medio. Sus brazos, piernas y torso pueden tener unas dimensiones algo distintas. Sus ojos, boca y orejas pueden variar de una forma muy notoria de los de la mayoría de los humanos, pero no hasta un punto que produzca terror. De cualquier modo , lo esencial es que puede parecerse lo bastante al horno sapiens como para reducir los temores de los observadores. Probablemente los alienígenas comenzarán por examinar los OVNI simulados, mientras los fascinados observadores contero333
plan cada uno de sus pasos. Tras una cuidadosa comprobación de una de las salas educativas a través de una de las paredes de cristal, es probable que entren ... aunque quizá sólo lo haga uno o dos de ellos, mientras los demás permanecen en el exterior, para prevenir cualquier repentina aparición de humanos, o la aproximación de interceptores. En Control, los operadores pondrán en marcha las cámaras ocultas de televisión para captar primeros planos de los alienígenas, mientras éstos contemplan los objetos exhibidos. En uno de los edificios podrán ver una representación visual del desarrollo de nuestro país desde los primitivos tiempos de los pioneros hasta el primer vuelo de un avión, los primeros coches y el inicio de la era espacial. Mediante docenas de otras exhibiciones se les irá dando una imagen general de nuestra civilización, con la ayuda de imágenes animadas y otros sistemas audiovisuales. Mientras tamo, en Control, médicos, psicólogos y antropólogos contemplarán cada uno de los movimientos de los seres, estudiando la fuerza, rapidez de reacción y muchas otras características de aquellos seres. El siguiente paso importante será determinar si los alienígenas usan la palabra para comunicarse entre sí. Si no utilizan los sonidos, entonces los lingüistas y los expertos en medios audiovisuales deberán imaginar métodos con los que conversar a través de signos, dibujos y animación de objetos. Pero existen ciertas evidencias de que los seres de los OVNI pueden oírnos y comprendernos. Durante los sucesos del Aeropuerto Nacional de Washington, en 1952, fueron descubiertos varios OVNI sobre el área. Uno de ellos fue visto por el capitán Casey Pierman, un piloto de la Capital Airlines, mientras se aproximaba al campo. Cuando habló por radio con el aeropuerto, Harry Barnes, controlador jefe del tráfico, le pidió que se dirigiera hacia el objeto para darle una ojeada desde más cerca. Instantáneamente, el OVNI se alejó en línea vertical hacia arriba, acelerando a una tremenda velocidad. Por otros incidentes sucedidos aquella noche, Barnes quedó convencido de que los alienígenas oían y comprendían nuestras transmisiones radiales. Otros pilotos civiles y militares de este país y el extranjero han revelado docenas de incidentes similares. 334
Si en Control de Señuelo se oyen sonidos de conversación, inmediatamente se pondrán a trabajar en ellos los lingüistas y otros expertos, ayudados por máquinas traductoras automáticas . Aparte de los numerosos productos exhibidos, las salas educacionales contendrán aparatos de televisión unidos mediante circuitos cerrados con el Control. Seleccionando trozos de películas, noticiarios y programas de televisión, que mostrarán a los alienígenas, los observadores ocultos tratarán de averiguar si los seres espaciales comprenden el inglés ... y también el francés, español y los otros idiomas más comunes. Si parecen comprender el inglés, los observadores de Control verán cuáles son sus reacciones ante nuestras películas del Oeste, de ciencia ficción, las comedias, los programas de crímenes y noticiarios de actualidad. Probablemente los alienígenas se darán rápidamente cuenta del propósito de los programas de televisión y de los artículos exhibidos. Quizá sospechen que van a llegar repentinamente hombres armados, o que los reactores de la Fuerza Aérea van a tratar de impedirles que despeguen. Posiblemente finalicen de un modo brusco esta primera visita. Pero si el Control de Señuelo evita cuidadosamente cualquier acción inquietante, su curiosidad y su evidente deseo de entrar en contacto con los humanos es casi seguro que los hará regresar. Después de una o dos visitas más, Control dará el primer paso hacia una reunión. U tilizando las imágenes tomadas por las cámaras ocultas, los expertos en medios audiovisuales prepararán un filme de animación mostrando a dos o tres alienígenas acercándose lentamente al mismo número de humanos. Este encuentro se realizará en un área abierta, lejos de las estructuras de Señuelo. Los dos grupos se detendrán a unos quince metros o más de distancia. Además de la necesidad de guardar una cierta cautela, hay otro problema que aún tiene que ser resuelto: el peligro de contaminación por parte de extraños gérmenes de enfermedades. Hace algún tiempo este peligro fue analizado por un grupo de biólogos. Luego, el doccor Colín S. Pittendrigh, del Comité de Ciencias Espaciales hizo esta grave advertencia:
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La introducción en la atmósfera de la Tierra de organismos alienígenas destructivos podría ser un desastre de enormes proporciones para la Humanidad. No podríamos concebir •ma consecuencia más trágicamente irónica de nuestra búsqueda de vida extraterrestre.
Pero esto también podría ser un peligro en ambos sentidos, como indudablemente deben saber los alienígenas. Si nuestros lingüistas consiguiesen comprender el lenguaje de los seres espaciales, tal como ellos comprenden el nuestro, ello aceleraría la solución de este problema. Quizá llevase semanas, o quizá mucho tiempo más, el que los alienígenas estuviesen de acuerdo en aceptar una cuarentena tal como la que sufrieron nuestros astronautas cuando regresaron del viaje a la Luna. A cambio, los humanos tendrían que someterse a cualquier paso que pudiera ser dado para proteger totalmente a los visitantes del espacio. No obstante, esto no tendría por qué detener ni retrasar el intercambio de información vital. Podrían llevarse a cabo conversaciones evitando el acercarse, o mediante un circuito cerrado de televisión. Si los alienígenas están de acuerdo en que el problema de la contaminación ha sido finalmente controlado, entonces podría tener lugar el primer encuentro cara a cara. Para los humanos que interviniesen en el mismo se producirían momentos de tensión por muy cuidadosamente que se hubiesen preparado. Es probable que también les sucediese lo mismo a los seres espaciales. No podemos ni imaginarnos cuánto tiempo llevará el primer ajuste. Pero si no sucede ningún incidente desafortunado, las sucesivas reuniones nos darían la respuesta a las preguntas más importantes: ¿Cuáles fueron las razones de los daños causados por los OVNI, de los choques fatales de interceptores de la Fuerza Aérea y aviones civiles, de las quemaduras de los centinelas de Fuerte ltaipu? ¿Qué le pasó al F-89 que desapareció durante la persecución de un OVNI sobre el Lago Superior? Si los alienígenas causaron el gran apagón del Noreste, ¿por qué lo hicieron? ¿Por qué esas pasadas tan de cerca y tan peligrosas a los aviones de línea, que ocasionan daños a los pasajeros? Y, lo más importante 336
de todo: ¿por qué están aquí? ¿Por qué esta larga vigilancia de nuestro mundo? Los alienígenas pueden a1irmar que todos esos incidentes fueron accidentales. Pueden acusar a la Fuerza Aérea de sus persecuciones y de haber disparado contra los OVNI y admitir haber respondido en algunas ocasiones, con objeto de tratar de disuadir a los responsables para que no se produjesen nuevos ataques. Incluso pueden llegar a admitir que los apagones y otros casos de interferencia electromagnética eran demostraciones de sus adelantos técnicos, con los que intentaban impresionar a los humanos para obligarnos a acabar con nuestras reacciones hostiles. Incluso pueden tener otras razones que nunca hayamos considerado. A lo largo de los años, los analistas serios han sugerido un cierto número de posibles motivos para la larga observación de nuestro mundo. 1. Emigración, tal como ha supuesto el coronel W. C. Odell, de la Inteligencia de la Fuerza Aérea. En opinión del coronel Odell, es probable que los seres espaciales procedentes de un planeta moribundo estén buscando un «segundo hogar» en el que poder perpetuar su raza, y la Tierra podría ser lo bastante similar a su mundo como para que la eligiesen. Si así era, dijo Odell, el planeta Tierra podría convertirse -voluntariamente o no - en «alojamiento de una vida extraterrestre». En este caso, los alienígenas podrían estar sopesando varios problemas: el peligro de una guerra nuclear a escala mundial, el incremento de la polución, la hostilidad entre las naciones y la amenaza de la superpoblación. La larga vigilancia podría no parecerles larga a los seres espaciales; pues, tal como ha sugerido el doctor Hynek, quizá su período de vida sea muchísimo más largo. 2. Los alienígenas de los OVNI vigilan nuestras operaciones espaciales por miedo a que nos convirtamos en una amenaza para otros mundos habitados. Si ésta es la respuesta, entonces quizá quieran darnos una advertencia o tomar medidas antes de que podamos iniciar exploraciones espaciales agresivas y a gran escala. 3. Si los alienígenas provienen de Marte o han establecido una gran base allí, pueden temer que una guerra nuclear en la Tierra
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pueda iniciar una reacción en cadena que afecte la órbita del planeta. A su vez, esto podría cambiar las condiciones en Marte o en otros planetas del sistema solar. Esta sugerencia se suele basar en la teoría del doctor George Gamow de que algún cambio inexplicado producido en Saturno originó nuestras eras glaciales. 4. Los alienígenas pueden desear establecer una gran base espacial en nuestro planeta; dado que la Tierra.está en el borde exterior de nuestra galaxia, puede ser considerada como un punto de partida adecuado para los viajes a otra galaxia ... la más cercana a la nuestra. Esta decisión podría llevar consigo una mejora de las condiciones en la Tierra, que podría explicar esta continua vigilancia, sin ninguna acción. Se han sugerido otras explicaciones, naturalmente, incluyendo el simple ataque e invasión. Pero la mayor parte de los analistas que han estudiado las posibilidades de vida extraterrestre y que conocen la evidencia referente a los OVNI, no creen que corramos un grave peligro. Según dice el doctor Allen Hynek, establecer contacto con los seres espaciales podría ser una gran aventura que produjese enormes beneficios. El doctor Hermann Oberth, que cree que los OVNI provienen de un planeta de Tau Ceti o Epsilon Eridani, está convencido de que los alienígenas son observadores científicos sin intenciones hostiles. La autoridad en cuestiones espaciales Arthur C. Clarke, que en un tiempo temió que nos pudiéramos encontrar con malévolos seres en el espacio, ahora cree en algo distinto: «Con los conocimientos superhumanos deben tener igualmente una gran compasión y tolerancia.» El doctor Frank Drake, el director del Proyecto Ozma, que ha continuado trabajando hacia una eventual comunicación con los alienígenas, espera que podamos aprender muchas lecciones valiosas acerca de cómo acabar con las enfermedades, prolongar la vida y lograr conocimientos que hoy están fuera de nuestro alc¡mce. Entre los mayores adelantos que se podrían conseguir se hallan los secretos técnicos de los OVNI, que podrían ser utilizados para propósitos pacíficos y como elemento disuasorio contra la hostilidad de cualquier otra nación. Pero aunque los alienígenas sean humanoides, ello no garantí338
zaría que tengan que ser altruistas. Una autoridad espacial que ha afirmado esto es el doctor Donald N. Michael, uno de los principales consultores de la NASA. «Los seres espaciales pueden ser éticos, morales, inmorales, estéticos o cualquier cosa diferente de nosotros. Tales seres pueden tener ideas hacia las relaciones correctas entre los seres que habitan los planetas que quizá vayan en pro o en contra de nuestras creencias más firmes.» Si el propósito de los alienígenas fuera la emigración a la Tierra, ello podría originar una oleada de miedo e histeria. Quizás ofreciesen su conocimiento técnico superior a cambio de una emigración limitada, a pequeña escala; pero siempre se correría el riesgo de que, al final, dominasen el mundo. Los alienígenas podrían exigir que se aceptase su emigración, amenazando con el uso de la fuerza; y el actual número de OVNI, relativamente pequeño, podría ser incrementado quizá con la ayuda de enormes espacionaves. Pero nuestros ataques podrían acabar fácilmente con sus esperanzas de emigrar a la Tierra. Aunque los proyectiles estadounidenses y rusos no lograran detenerlos, nuestras armas nucleares ocasionarían una lluvia radiactiva sobre una gran área. La radiación mortal que se produciría en muchas partes de nuestro planeta impediría su ocupación. Incluso si el matar humanos no les importase en lo más mínimo, la posibilidad de emigración quedaría impedida durante muchos años. Si el propósito de los alienígenas no es emigrar, entonces habrá mucha mayor posibilidad de que se llegue a un acuerdo. Aún habría peligros potenciales: una raza avanzada podría tratar de imponernos sus puntos de vista, con el fin de mejorar nuestra civilización. En el mejor de los casos, nuestro mundo y nuestras vidas se verían alterados de muchas maneras. Por consiguiente, no es imposible que podamos mantener el control y que, como creen algunos cienúficos, podamos beneficiarnos de muchas formas que lleven hacia un mundo mejor. Pero si los seres alienígenas resultasen diferentes a los humanos, entonces los ajustes podrían ser casi imposibles. Tales seres pudieran ser pacíficos y no tener ninguna intención de dañar nuestro mundo. Un pequeño grupo de humanos, cuidadosamente entrenado, que actuase en Señuelo, podría, posiblemente, 339
llevar a cabo un cauto encuentro con algunos alienígenas preparados de una forma similar y dispuestos a enfrentarse con seres tan distintos de ellos que pudiesen provocar el terror. Y, a pesar de la tensión y el miedo, ambos grupos podrían ser así capaces de intercambiar información. Pero cualquier contacto con el público resultaría imposible. U na simple ojeada a uno de estos seres, en la televisión, podría iniciar una oleada de pánico. Cuando se sopesan todos los factores, es posible comprender el miedo que siente la CIA y su opinión de que el público jamás estará preparado. Pero aceptar una actitud tan desprovista de esperanza es un grave error. Como ya se ha explicado, es poco probable que los seres espaciales sean terroríficos, y el cúmulo de evidencias parece apuntar hacia la inexistencia de una amenaza concreta. Al principio, puede parecer difícil para nuestro mundo el aceptar a esos seres alienígenas ... incluso si son similares a nosotros. Pero el continuar engañando al público sólo incrementaría los problemas, dejando a nuestra gente sin preparación para cualquier aterrizaje y contacto.
Si se hubiera llevado a cabo con anterioridad la Operación Señuelo, en estos momentos es probable que ya tuviéramos una parte, por lo menos, de las explicaciones, lo que nos sería de una gran ayuda en la preparación del público. Durante los años sesenta, el plan fue discutido en privado con varios funcionarios de Washington que creen que es peligroso mantener el secreto. Entonces me dijeron que no había ninguna posibilidad ... que era casi seguro que la CIA y la Fuerza Aérea pondrían su veto. En 1965, el miembro del NI CAP John Kelly me envió un dibujo de un proyecto básicamente similar al Señuelo, aunque sin las muestras y planes especiales. Al mismo tiempo envió una copia a la NASA, pero jamás recibió respuesta. U na razón de la lucha mantenida en las esferas oficiales contra los intentos de comunicación con los alienígenas es la declarada por el doctor Michael de la NASA. Refiriéndose al probable efecto de los mensajes que prueban la existencia de una raza espacial inteligente, el doctor Michael dijo: «Me imagino que este descubrimiento puede presentar amenazas muy reales para el Pentágono ... y una de estas amenazas sería la de quedar anticuado, a causa del avance de la sociedad ... » Según dijo Michael, un 340
mensaje de los seres de otros mundos podría ser una amenaza para la mayor parte de las figuras públicas y militares, «que podrían intentar dar nuevo impulso a las creencias actuales en lugar de tratar de enfrentarse con la situación utilizando nuevos puntos de vista». Pero sólo hay una forma cómo superar esta determinada oposición. Sería un programa urgente creado por el presidente bajo sus poderes de emergencia. Semejante programa, similar al famoso Proyecto Manhattan, que produjo la bomba atómica, debería ser realizado por científicos, ingenieros y especialistas en educación sin prejuicios y directamente bajo las órdenes del presidente. Su administrador debería hallarse bajo estrictas órdenes de no permitir la interferencia de ninguna entidad gubernamental. No debería haber ninguna posibilidad de que el Señuelo fuera convertido en una trampa destinada a capturar alienígenas y OVNI. El costo sería muy inferior al del lanzamiento de un Apolo hacia la Luna o cualquier otra operación espacial de importancia. En 1972 la NASA intentó poner en órbita un poderoso telescopio para estudiar las lejanas estrellas y galaxias. El intento fracasó, costándole a los contribuyentes 98 millones de dólares. El Señuelo, incluso tratándose de un programa urgente y de primera importancia, no costaría mucho más, y los resultados serían de trascendental importancia. Cuando se iniciase la construcción del Señuelo, o incluso antes, comenzaría el primer programa público de preparación. Sería necesaria una orden presidencial, pero debería llevarse a cabo como parte vital del plan. Presentando gradualmente las pruebas de la realidad de los OVNI y haciendo hincapié en el alto porcentaje de encuentros inofensivos, prepararía al público para las revelaciones finales. Si los alienígenas de los OVNI fueran humanoides que no albergasen ninguna intención alarmante hacia la Tierra, esto sería revelado cuidadosamente a lo largo de un período de tiempo. El impacte de la noticia sería reducido si la Casa Blanca o el Control de Señuelo pudiera revelar al m ismo tiempo la posibilidad de que se obtuviesen valiosas ayudas y beneficios de aquella raza avanzada. Si, inesperadamente, los seres resultasen ser diferentes a nos341
otros en un grado asombroso, ello crearía un problema tremendo. Es indudable que, de resultar posible, este dato sería mantenido en secreto, con el fin de impedir un pánico generalizado. Si los alienígenas no lo sabían ya, pronto se darían cuenta de que iba a resultar totalmente imposible que tuviesen encuentros con los terrestres que fueran a ser coronados por el éxito. Incluso revelar q ue se estaban realizando contactos con alienígenas similares a los humanos ya sería un problema capaz de quitar el sueño a aquellos que tuvieran que llevar a cabo tan crucial revelación, sin igual en la historia de la raza humana. «Sería una responsabilidad realmente aterradora - dice ese gran experto en problemas espaciales que es Anhur C . Clarke-. Sólo tener que informar al público de los mensajes de una raza espacial desconocida constituiría un problema realmente difícil. Pero esperar, en la confianza de que jamás se fuera a producir ni una comunicación ni un encuentro, podría ser un juego aún mucho más arriesgado.» Y para muchos ese juego tan arriesgado ya ha tenido un final trágico : los pasajeros y tripulaciones de aviones comerciales de línea que han muerto en accidentes originados por los OVNI; la familia que pereció dentro de un coche envuelto en llamas, en Walesville; el capitán Thomas Mantel! y otros pilotos de la Fuerza Aérea que han perdido sus vidas cumpliendo la orden de perseguir a los Objetos Voladores No Identificados, y otros tripulantes de aparatos de la Fuerza Aérea a los que se les ordenó que persiguiesen a los extraños aparatos desconocidos, y que jamás volvieron a ser vistos. Ha llegado el momento de interrumpir este largo engaño, la deliberada labor de desacreditar a millares de testigos honestos. En cualquier momento se podría producir un acontecimiento repentino para el que estuviéramos totalmente faltos de preparación. Deben acabar el secreto y la censura. Debemos terminar con un juego tan peligroso, y en el que podríamos vernos todos envueltos.
Epílogo En 1973, a medida que iban incrememándose con rapidez los informes sobre los OVNI, los censores redoblaron sus esfuerzos por desacreditar a los testigos y silenciar a quienes denunciaban el engaño. Durante algún tiempo han corrido rumores sobre presiones oficiales ejercidas sobre el NICAP, que desde hace mucho es conocido como el más poderoso y decidido enemigo del secreto. El rumor creció repentinamente cuando el director ejecutivo del NI CAP fue entrevistado en la KFI de Los Angeles. Interrogado acerca de la evidencia sobre la realidad de los OVNI, asombró a millares de personas de su auditorio. «El NICAP no tiene pruebas reales -dijo - . De hecho, nos parece que jamás hemos logrado ninguna prueba sólida de que haya sucedido algo extraordinario.» Los veteranos investigadores del NICAP y otros oyentes que conocían los hechos se sintieron muy asombrados ante esta afirmación. Prácticamente, era una negativa completa de las valoraciones publicadas po.r el N ICAP y las opiniones de la mayor parte de los miembros del Comité, todo lo cual estaba basado en un cúmulo de informes verificados, suministrados por observadores de primera categoría. La emisión, que fue citada por la prensa, produjo una desagradable impresión entre los investigadores y consejeros técnicos dedicados y que llevaban largo tiempo con el NI CAP, quienes pensaron que esto significaba el fin de los objetivos originales de la entidad, tal como habían sido llevados a cabo durante mis trece años como di rector. Preocupado por lo que sucedía, y actuando como miembro del Comité, le escribí al presidente del NI CAP, John L. Acuff, que también es presidente del Comité. En su respuesta, me dijo que el 343
NICAP estaba en desacuerdo con la afirmación de su director ejecutivo, hecha en la KFI. «Tenemos pruebas sólidas de que ha ocurrido algo extraordinario. No sé por qué hizo esa afirmación.» En aquellos momentos, un cierto número de investigadores y consejeros técnicos de los subcomités habían presentado su renuncia, por no estar satisfechos con lo que consideraban errores de política. Esperando que la situación podría ser corregida, le hice algunas preguntas claves a Acuff. En lo que se refería al secreto, Acuff afirmó: «Todos sabemos que el Gobierno clasificó como secretos muchos documentos referentes a los OVNI, los cuales le fueron negados al NICAP y al público en general, y que es probable que siga haciéndolo así.» Con respecto al Proyecto Colorado, Acuff expresó un punto de vista negativo. A petición mía prometió que el NI CAP haría una afirmación de política rechazando las conclusiones del Proyecto Condon. Tras una reunión especial con el director ejecutivo del NICAP, el presidente y miembros del subcomité de Los Angeles me dijeron que aquél había hecho una afirmación muy inquietante: el NICAP no iba a criticar nunca más a la Fuerza Aérea. Cuando se lo pregunté a Acuff negó que esta afirmación fuera cierta. Según parece, algunos de los problemas del NICAP son resultado de graves diferencias de opinión a njvel administrativo. He aconsejado al presidente Acuff que efectúe una rectificación pública de la afirmación hecha por la KFI y que tome medidas para evitar errores similares. Además, le he instado a que el NI CAP trate de recuperar a los competentes investigadores y consejeros técnicos que sus subcomités han perdido, y que regrese a nuestro programa operacional y objetivos originales: acumular todas las evidencias verificadas, poner al descubierto los peligros del secreto y terminar con la censura. Para conseguir la atención del público, también le he instado a realizar una revisión pública de las evidencias más importantes y las pruebas de la realidad de los OVNI que son aceptadas por los miembros del Comité del NICAP. Si el NI CAP acepta esto, como espero fervientemente, y sigue
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su tarea con determinación, jugará un papel importante en la consecución del fin del engaño. Esta lucha wtal podría también lograr eliminar cualquier sospecha de que se halla bajo la presión o el control oficial. Sin embargo, las fuerzas que ahora están actuando harán que resulte inevitable la fisura final. A medida que va disminuyendo el ridículo, testigos responsables han ido informando de sus observaciones en los Estados Unidos, Inglaterra, Austria, Argentina y una docena de o tros países. Más y más miembros del Congreso, de la prensa y del público se han ido dando cuenta de la grave situación de la que ya advertía, hace algunos años, el fallecido doctor Carl Jung, el famoso analista suizo. Miembro del N ICAP, me escribió en una ocasión desde Zürich. Querido mayor Keyhoe: Le estoy agradecido por todas las cosas valerosas que ha hecho usted para tratar de dilucidar el espinoso problema de la realidad de Los OVNI... Si es cierto que la Fuerza Aérea estadounidense o el Gobierno de ese país oculta hechos muy explicativos, entonces uno sólo puede decir que ésta es la política menos psicológica y más estúpida que se podría adoptar. Nada ayuda más a los rumores y el pánico que la ignorancia. Y resulta evidente que se debería contar la verdad al público. Mi querido mayor, quedo a su servícto, Afectuosamente, C. G. Jung Si la evidencia documentada de este libro le ha convencido de que el problema de los OVNI es grave, puede usted ayudar escribiendo a sus senadores y congresistas. Puede pedirles que ayuden a terminar con el secreto y revelar la verdad . Usted tiene derecho a saber ... sea cual fuere la respuesta.
Apéndice A Científicos que rechazan las afirmaciones de la F~terza Aérea de los Estados Unidos
El creciente número de científicos que se toman en serio el problema de los OVNI es indicativo de la necesidad de una nueva actuación y de que debe hacerse pública la importante información que ha sido denegada al Congreso y a la gente en general. La siguiente lista muestra solamente un pequeño porcentaje de los científicos que han instado a que se lleve a cabo una nueva investigación, intensa y sin prejuicios ... y que se termine con el secreto. Dr. Charles P. Olivier, presidente de la Sociedad Americana de los Meteoros. Dr. William S. Bickel, físico de la Universidad de Arizona. Dr. Darrell B. Harmon, vicegerente de Programas de la McDonnell Douglas Corporation. Dr. Frederick F. Cranston, físico, exmiembro del Equipo de Física Nuclear del Laboratorio de Los AJamos (durante diez años). Ahora, catedrático de Física del Humboldt State College. Dr. Charles Gaston, Ciencias Atmosféricas y Espaciales, IBM. Dr. Roger W. Westcott, presidente del Departamento de Antropología de la Universidad de Drew, New Jersey. Dr. H. E. E. Greenleaf, jefe del Departamento de Matemáticas y Astronomía de la Universidad de DePauw. Dr. Roben H. Williams, Química de Radiaciones, Investigación y Desarrollo, Mobil Corporation. Dr. Garry C. Henderson, jefe de Investigación Científica, Ciencias Espaciales, General Dynamics. Dr. Fulton Koehler, Instituto de Tecnología, Universidad de Minnesota. 346
Dr. Magoruh Maruyama, Departamento de Psicología, Universidad de California. Dr. Roben Hall, catedrático de Sociología, Universidad de Illinois. Dr. Stanton Friedman, Laboratorio Astronudear Westinghouse. Dr. H. H. Damm, exingeniero de cohetes alemán, ahora ciudadano estadounidense. Dr. Roben Baker, Departamento de Astronomía, UCLA. Coronel R. B. Emerson, de la Reserva del Ejército de los Estados Unidos, físico nuclear y jefe de los Laboratorios de Pruebas de Emerson. Frank J. Sgro, investigador del Centro de Investigaciones de la Universidad de Rutgers. Dr. James A. Harder, ayudante de cátedra de Ingeniería, Universidad de California. Dr. Roger N. Shepard, Departamento de Psicología, Universidad de Stanford. Roben Bulkley, especialista en Astronomía, Laboratorio de Propulsión a Cohetes, Caltex. Leon B. Katchen, físico especializado en la atmósfera superior, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA. Alan C. Holt, especialista del Centro de Vuelos Espaciales de la NASA. Dr. Norman S. Wolf, biólogo especialista en radiaciones, Universidad de Washington. Dr. Frank Salisbury, ecólogo, Universidad del Estado de Utah. Frank Rawlinson, físico de la NASA. Dr. D. H. Bragg, jefe del Departamento de Educación, Universidad de Drake. Varios científicos, tras extensos estudios y experimentos, han afirmado que la forma de disco o «platillo» es verosímil e idónea para los viajes espaciales. Uno de los primeros en experimentar con la forma discoidal fue el doctor W. F. Hilton, jefe de Aerodinámica de la Armstrong-Whitworth Aircraft Corporation de Inglaterra. El doctor Roben A. Cornog, físico de los Laboratorios de Tecnología 347
Espacial de Los Angeles, es otro científico que ha mostrado las similitudes existentes entre los OVNI y los aparatos de alta velocidad propuestos para el futuro. En un informe a la American Rocket Society (Sociedad de Cohetes de los Estados Unidos), el doctor Cornog dijo que el avión de línea a propulsión por cohetes del futuro tendría el aspecto de un gigantesco «platillo volador». Y mientras viajase por el cielo, a 5000 km por hora o más, brillaría al rojo vivo. Pero, según afirmó, los pasajeros y tripulación no notarían nada. Otras adhesiones a la forma circular en los aparatOs voladores han sido manifestadas por el doctor Martín Gerloff, experto en aerodinámica de la empresa General Electric. Según dijo, la forma discoidal puede operar de un modo eficiente en el aire denso, en las áreas de aire rarificado y en el espacio vacío. Es muy superior a la forma de los aviones normales en los despegues, en la subida y en el vuelo de crucero. Y, como energía, uno de tales platillos podría utilizar una turbina cerrada de agua, calentada por energía solar, lo que le proporcionaría una gran reserva energética para las maniobras a alta velocidad. Y tOdo esto constituye sólo una leve pista de lo que nos espera cuando nuestros científicos de mayor categoría utilicen su influencia para alzar la «tapa del ridículo • que cubre el asunto y saquen a la luz los OVNI y su tecnología avanzada.
Apéndice B Afirmaciones de miembros de las Fuerzas Armadas que indican la censura de los O VN l
Muchos miembros de las Fuerzas Armadas creen que mantener el secreto sobre los OVNI es un grave error. A causa de la política oficial, muchas de las personas que se hallan en activo han evitado llevar a cabo críticas públicas, y se supone que en la Fuerza Aérea las restricciones se aplican también a aquellos que se encuentran en estado de reserva o retirados. A pesar de esto, algunos miembros de la reserva o retirados han tenido el valor de hablar. He aquí algunos de los que lo han hecho: Teniente general (R) Curtiss LeMay, de la Fuerza Aérea, antiguo jefe del Mando Aéreo Estratégico y luego jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea. En 1965 el general LeMay habló de los OVNI con el escritor MacKinlay Kantor, Premio Pulitzer y coautor con él del libro Mission with LeMay. My Story. En contradicción con las afirmaciones de la Fuerza Aérea, el general dijo que había muchas observaciones no explicadas realizadas por científicos, pilotos y otros testigos responsables. «Hay algunos casos que no podemos explicar - subrayó LeMay-. Repito. Nunca podremos explicarlos.» Coronel Howard Strand, comandante de Destacamento, Base de la Guardia Aérea Nacional, Battle Creek, Michigan. Durante vuelos en interceptores todo tiempo F -94, el coronel Strand tuvo tres encuentros con OVNI. «No eran ningún producto de mi imaginación. Demasiados observadores inteligentes y competentes han informado sobre sus encuentros con OVNI. Mi conclusión es que forman parte de un programa de reconocimiento de una civilización avanzada. 349
Solicito que se lleve a cabo una investigación del Congreso sobre los OVNI y el secreto militar que los rodea.» Coronel (R) Joseph Bryan, de la Fuerza Aérea de los Estados U nidos, asistente especial del secretario de la Fuerza Aérea durante las primeras operaciones de los OVNI y luego asignado al Estado Mayor del general Lauris Norstad. Tras afirmar que conocía los muchos casos de observaciones de OVNI y seguimientos por radar hechos por observadores competentes, el coronel Bryan añadió: «Los OVNI son artefactos interplanetarios que están observando de un modo sistemático la Tierra, ya sean tripulados, manejados por control remoto o ambas cosas Se ha retenido oficialmente la información sobre los OVNI. Esta polÍtica está equivocada y es peligrosa.» Teniente coronel James McAshan, de la Reserva de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos: «Al ocultar las evidencias sobre las operaciones de los OVNI la Fuerza Aérea está cometiendo un grave error. El público debería ser informado de los hechos ... Teniente coronel Richard T. Headrick, piloto de la Reserva de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que manifestó su oposición al secreto al enviar al NICAP información sobre su observación de dos OVNI. Mayor (R) Paul Duich, navegante del Mando Aéreo Estratégico de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. En una declaración al director del NI CAP, el mayor Duich estuvo de acuerdo en que los OVNI son vehículos interplanetarios y que el secreto mantenido por la Fuerza Aérea es peligroso. Mayor Dewey Fournet, antiguo coordinador del Proyecto OVNI en el Cuartel General de la Fuerza Aérea: •La Fuerza Aérea mantiene en secreto la información sobre los OVNI, en la que se incluyen datos sobre observaciones.» Mayor William D. Leet, exmiembro de la Fuerza Aérea que, habiendo detectado tres observaciones mientras era piloto de bombardero, acepta la evidencia de que los OVNI son vehículos 350
interplanetarios y está de acuerdo en que el secreto es peligroso. Mayor John F. McLeond, de la Reserva de la Fuerza Aérea: «No creo en la censura, especialmente cuando es tan dogmática e implacable como la impuesta sobre la difusión de toda información referente a los OVNI.» Mayor (R) Edwin A. Jerome, de la Fuerza Aérea, que apoya tOtalmente la lucha contra «este estúpido velo de la clasificación secreta. Sugiero que estamos a varios siglos por detrás de los intelectos de otros planetas ... La política nacional debería ser tratar de educar al público». Mayor F. Thomas Lowrey, exmiembro de la Fuerza Aérea, graduado en el Carnegie Institute of Technology, con servicios durante la Segunda Guerra Mundial como ingeniero en el Laboratorio de Aeronaves de la base de la Fuerza Aérea de Wright-Patterson: «Estoy totalmente convencido de que los "platillos voladores" provienen de algún lugar extraterrestre. No puedo comprender la política de la Fuerza Aérea de pretender que no existen.» Además de estos y otros m iembros de la Fuerza Aérea, oficiales muy responsables de la Armada, el Cuerpo de los Marines y el Ejército, se han opuesto públicamente a la censura. ARMADA: vicealmirante R. H. Hillenkoetter, antiguo director de la CIA; contralmirante D. S. Fahrney, antiguo jefe del programa de proyectiles dirigidos de la Armada; contralmirante H. B. Knowles, que ha investigado las evidencias sobre los OVNI durante varios años; capitanes K. C. Mclnstosh y H. C. Dudley, y subcomandante John C. Williams, testigos durante una observación masiva. CuERPO PE LOS MARINES: teniente general P. A. del Valle, líder del ataque contra Okinawa durante la Segunda Guerra Mundial y otras acciones de importancia: «Debería hacerse una investigación seria sobre los informes auténticos y toda la evidencia factual y las posibles conclusiones deberían ser hechas públicas.» 351
EJtRCITO: coronel Robcrt B. Emerson, de la Reserva del Ejército de los Estados Unidos, físico en la vida privada, cuyas largas y detalladas valoraciones en sus laboratorios de pruebas le han convencido de que los OVNI son verdaderos y se hallan bajo control inteligente. Teniente coronel Samuel Freeman, piloto de enlace del Ejército en la Segunda Guerra Mundial y luego operador de un servicio aéreo en Nueva Jersey. E l grupo aquí listado comprende sólo una pequeña parte de los miembros de las Fuerzas Armadas que se oponen al secreto de los OVNI. Además de los que se hallan en la Reserva o están retirados, hay muchos en servicio activo que comparten esta misma preocupación acerca de los peligros de la censura. Algunos apoyan en privado los esfuerzos por crear un programa práctico destinado a preparar al público y acabar con el engaño, y esos esfuerzos se hallan en constante incremento.
Apéndice C Testigos en Archivo En diciembre de 1969, cuando la Fuerza Aérea afirmó que habían cesado sus investigaciones sobre los OVNI, tenía 15 000 informes en sus archivos, de los cuales al menos 3000 no habían sido explicados, según confirmó el exconsultante científico de la Fuerza Aérea doctor J. Allen Hynek. En aquel mismo momento el NI CAP tenía más de 12 000 informes, varios centenares de los
cuales duplicaban los casos de la Fuerza Aérea. Los testigos incluidos en la lista que sigue son sólo una pequeña fracción de aquéllos e u ya evidencia factual sobre la realidad de los OVNI ha sido sometida a la Fuerza Aérea y al NI CAP. Pero incluso este pequeño muestreo denota la competencia y fiabilidad de los observadores, lo que desaprueba totalmente las afirmaciones oficiales de que todos los testigos de OVNI han sufrido ilusiones ópticas, fueron incapaces de reconocer objetos familiares o son culpables de perpetrar engaños. OBSERVADORES DE LA FUERZA AÉREA
Comandante de Ala de la Fuerza Aérea Dona Id J. M. Blakeslee, el más importante as de la Fuerza Aérea durante la Segunda Guerra Mundial, quien trató en vano de interceptar un OVNI que volaba a alta velocidad. Coronel Howard Strand, comandante de Destacamento de la Base de la Guardia Aérea Nacional, Battle Creek, Michigan, que ha tenido tres encuentros con los OVNI. Coronel Henry Carlock, jefe del Departamento de Física de la 353
Universidad de Mississippi en su vida privada, que vio un OVNI con ventanillas iluminadas. Teniente coronel Richard Headrick, que observó cómo unos reactores de la Fuerza Aérea trataban en vano de interceptar a dos OVNI. Teniente coronel E. Garrison Woods, oficial ejecutivo de la Base de la Fuerza Aérea de Godman, cuando el capitán Thomas Mantell resultó muerto en la persecución de un OVNI. Jumo con la mayor parte de los componentes de la base, el coronel Woods pudo observar con toda claridad el OVNI mediante unos pnsmáticos. Mayor Paul Duich, navegante del Mando Aéreo Estratégico, que vio un gran OVNI con pequeños artefactos rodeándolo ... una observación que también fue realizada por una docena de otros oficiales del Mando Aéreo Estratégico de la Base de OFFUTT. Mayor William D. Leet, comandante de Bombardero, que vio, junco con su tripulación, un enorme disco volador que se desplazaba sobre el Japón a una velocidad muy superior a la de cualquier avión conocido. Mayor James B. Smith, uno de los dos pilotos a los que se ordenó interceptar un OVNI cerca de la base de la Fuerza Aérea de Wright-Patterson. El aparato desconocido dejó rápidamente atrás a los pilotos. Capitán William Patterson, cuyo caza reactor se vio repentinamente rodeado por varios OVNI durante un intento de intercepción sobre el Aeropuerto Nacional de Washington. Capitán Edward Ballard y teniente W. S. Rogers, que informaron que un OVNI se les escapó a más de 1400 km por hora cuando trataron de acercársele. Teniente George Kinnan, que informó de que un OVNI con 354
forma de disco hizo repetidos pases de frente sobre su caza, deslizándose sobre su carlinga a sólo unos pocos centímetros de distancia. OBSERVADORES DE LA ARMADA
Capitán R. B. McLaughlin, oficial de cohetes de la Armada en White Sands. Comandante M. B. Taylor, experto en proyecúles dirigidos, que junto con centenares de otros tesúgos contempló un OVNI que maniobraba sobre una exhibición aérea. Subcomandante John D. Williams, piloto de la Armada durante diez años, quien, junto con otros doce testigos, pudo observar un disco volador, que, según sus cálculos, tenía al menos 100 metros de diámetro. Comandante L. H. Witherspoon, otro testigo de la Armada en una observación múltiple. Subcomandante Thomas M. Lasseter, que informó de un disco brillante que flotaba a la altura de la copa de los árboles, a unos cincuenta metros de donde él se hallaba. A medida que el OVNI giraba sobre sí mismo se podía ver una hilera de portillos o luces alrededor de su borde. Teniente J. W. Martín y oficial subalterno R. E. Moore, pilotos, que vieron un disco con domo que efectuaba una rápida pasada por delante de sus aviones. TESTIGOS DEL CuERPO DE LOS MARINES
Mayor Charles Scarborough, mayor E. C. White y capitán Charles Stanton, que hicieron una observación diurna de 16 discos que iban en perfecta formación. Cuando los pilotos de reactor de los Marines trataron de interceptarlos, los OVNI se alejaron, según informó Scarborough, a una velocidad casi increíble. 355
Capitán Don Holland, que tuvo un encuentro con un OVNI que iba a alta velocidad; su informe fue verificado por el general William Manly, del Cuerpo de los Marines. Teniente E. J. Ambrose, que presentó un informe sobre una fútil persecución a un OVNI. Teniente Edward Balocco, que efectuó otra vana persecución de un vehículo con forma de cohete, sobre Virginia. OBSERVACIONES DEL E JÉRCITO
Teniente coronel Roben R. Staver, experto en cohetes; informó acerca de unos OVNI que maniobraban a más de 1500 km por hora sobre Los Altos, California. Teniente coronel Samuel E. Craig, que vio un objeto circular volando a gran velocidad bajo su avión de observación del Ejército. Mayor Herbert W. Taylor, del Cuerpo de Señales, que observó cómo descendía un disco, flotaba durante cono tiempo y luego salía a gran velocidad. Capitán Clayton]. Boddy y otros ingenieros del EjércitO, que vieron unos objetos brillantes, "con forma de platillo,., operando sobre Nuevo México. Capitán ]. B. Oouglas, del 489 de Anillería de Campaña; observó durante la Segunda Guerra Mundial un OVNI sobre Holanda. ClENTfFICOS E INGENIEROS
Doctor Clyde Tombaugh, descubridor del planeta Plutón y jefe de la investigación realizada por las Fuerzas Aéreas en busca de objetos desconocidos en órbita. En su informe, el doctor Tombaugh describió un objeto desconocido provisto de ojos de buey o ventanillas rectangulares, que se movía a gran velocidad. 356
Doctor Seymor Hess, jefe del Departamento de Meteorología de la Universidad del estado de Florida, informó sobre un disco a motor, visto durante el día. William Lear, ingeniero aeroespacial y constructor de aviones, que vio con su copiloto un disco volador desde su avión ejecutivo. Doctor Charles H. Otis, biólogo, que divisó una formación de OVNI con forma de cohete. John Zimmerman, geólogo, y Charles Fisher, ingeniero civil, quienes observaron dos discos voladores que picaban frente a su aeroplano y luego daban vueltas muy cerradas a su alrededor. Muchos otros informes verificados de ingenieros, entre los que se incluyen a Nathan Wagner,jefe de seguridad de cohetes de White Sand; C. T. Zohm, especialista de un proyecto de cohetes de la Armada; Paul R. Hill, ingeniero aeronáutico; Harold Lamb y otros tres ingenieros de la Rocketdyne; Víctor G. Didelot, ingeniero investigador de aviación; Charles B. Moore, aerólogo de White Sands, y J. J. Kaliszewski, investigador de un estudio de la Armada sobre los rayos cósmicos. PILOTOS DE LíNEAS A~REAS
American Airlines. Capitán Willis Sperry, cuyo aparato fue rodeado desde muy cerca por los giros de un OVNI, en las proximidades de Washington, D. C. Capitán Raymond Ryan, que persiguió a un OVNI siguiendo instrucciones de la Fuerza Aérea. Capitán Peter W . Killian, que fue silenciado por la Fuerza Aérea tras informar de un encuentro con un OVNI. Capitán Paul Carpenter y capitán W. R. Hunt, que verificaron informes de los que ya se tenía noticia. Eastem Airlines. Informes confirmados por el capitán C . S. Chiles, los capitanes William Call, Trumao G ile, Robert E. Reilman y otros pilotos de la línea.
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Pan American Airways. Capitán Matthew van Winkle, que tuvo que elevarse precipitadamente para evitar una posible colisión con un OVNI. Primer oficial (ahora capitán) W. B. Nash, que vio una formación de discos de treinta metros volando bajo el aparato que pilotaba. Otros pilotos de la PAA que participaron en informes: capitanes Jack Adriance, Ned Mullens, Joseph L. Flynn, H. Dunker, Kenneth Brosdal, Charles Zammett, Roben Harris, James King y William Hutchins. Trans World Airlines. Capitanes Roben Adikes y Roben Manning, cuyo vuelo de la TWA fue seguido muy de cerca por un OVNI brillante, en las proximidades de South Bend, Indiana. Capitán Charles Kratovil, que informó de una persecución similar cerca de Boston. Otros capitanes con informes confirmados: W. H. Kerr, D. W. Miller, M. H. Rabeneck, ArthurShuns, Irving Kravitz y G. W. Schemel, cu.yo encuentro, con una colisión apenas evitada, ha sido detallado en el Capítulo l. Desde 1947, los pilotos de todas las principales compañías aéreas y de la mayoría de las secundarias han informado de encuentros con OVNI. A causa del espacio limitado, se han citado relativamente pocos; pero existen centenares de otros pilotos de aerolínea, igualmente capacitados, que se han encontrado con OVNI, tales como el capitán Emil J. Smith, de la United, capitán William Bruen, de la National, capitán Max Jacoby, de la Pioneer Airlines y capitán B. C. Carlson, de la Nonhwest. Los centenares de informes verificados presentados por estos observadores, altamente entrenados, constituyen una parte muy importante de la evidencia sobre los OVNI, y constituyen una buena prueba factual de la realidad de esos extraños objetos.
Indice
Agradecimientos Prefacio . . . . Extraña vigilancia Fuerzas desconocidas El juego oculto A través de otros ojos LaCIA se hace cargo Control invisible Semillas de pánico Batalla en Boulder Espacionaves gigantes Fracaso ... La cuestión crucial . . Detrás del apagón Los seres de los OVNI Un intento fallido El tiro por la culata O peración señuelo Epílogo Apéndice A ApéndiceB ApéndiceC
7 9
13
37 56
79 98 113
128 155
182 201 221 245 258
283 307 329 343 346 349 353