Manual del
editor
ANDREA GARCÍA RODRÍGUEZ TZIRANDA LIZÁRRAGA ALMEIDA MARTHA LÓPEZ MARTÍNEZ PEDRO ANTONIO ORTIZ RAMÍREZ IRIS GISELLE VILLANUEVA AQUINO
Manual del editor Andrea García Rodríguez Tziranda Lizárraga Almeida Martha López Martínez Pedro Antonio Ortiz Ramírez Iris Giselle Villanueva Aquino Primera edición, 2013 D.R. © 2013 Andrea García Rodríguez Tziranda Lizárraga Almeida Martha López Martínez Pedro Antonio Ortiz Ramírez Iris Giselle Villanueva Aquino Fotografía de portada: Sam Davis © Getty Images ISBN 978-607-488-674-8 Impreso en México Reservados todos los derechos.
Módulo 1
I Origen y evolución de la escritura La escritura es una forma de almacenar información. Durante mucho tiempo la memoria fue la que cumplió esta función pero requería un contacto personal prolongado y su soporte sólo era perdurable para ciertas narraciones, además de ser una transmisión inmediata sólo accesible para el interlocutor o receptor. Así mismo, quien enuncia el discurso es quien lo modifica de acuerdo a sus intenciones personales. Al respecto, Paul Ricœur menciona que: “en el discurso hablado, la oración designa a su hablante por diversos indicadores de subjetividad y personalidad, […] (lo cual) presenta un carácter de inmediatez porque el hablante presenta un carácter de inmediatez porque el hablante pertenece a la situación de interlocución. […] Consecuentemente, la intención subjetiva del hablante y el sentido del discurso se traslapan de tal manera que es lo mismo comprender lo que el hablante quiere decir y lo que su discurso significa”1.
Sin embargo, siempre hubo una necesidad de transmisión de ideas, principalmente, para el intercambio comercial y los cálculos numéricos como fechas, conteo de ciclos de la agricultura y registros legales. Así, los primeros usos de la escritura fueron éstos. Cada sociedad adoptó sus propias formas de escritura para almacenar información. Inicialmente se utilizaron recursos nemotécnicos. Como se mencionó anteriormente, la memoria es uno de las principales herramientas de transmisión de la información, pero implica una constante transformación del discurso. De esta manera, la escritura permitió recuperar textos y almacenar mayores cantidades de información, sólo era necesario aprender el código para reproducirlo. Además, permitió y generó la discusión del discurso y la memorización de fragmentos. Asimismo, propició la reflexión y la relectura de textos, lo que, eventualmente, daría lugar al pensamiento crítico al reinterpretarlos y sacar nuevas conclusiones a lo ya dicho. Algunas formas de escritura se pueden ver en piedras, cuevas, paredes y otros objetos, como es el caso de las pinturas rupestres de Altamira, en España y Lascaux, en Francia. Por otro lado, en Perú se utilizaban los kipus; el wampum2 era utilizado en Norteamérica como moneda de cambio para transmitir mensajes y los dakotas usaban el kiwani owapi, ‘despertar de la
1 Ricœur, Paul. Teoría de la Interpretación. Discurso y excedente de sentido. Ed. Siglo XXI, México, 1995. p. 41. 2 Cinturón tejido en el que se incorporaban conchas y cuentas de vidrio; moneda de intercambio, registro de convenios y prenda matrimonial.
tierra’, para dar cuenta de los acontecimientos más importantes. Los aborígenes australianos usaban el ‘bastón mensajero’ para emitir y grabar órdenes. Posteriormente, vendrá la invención de la escritura de manera formal, ubicada en Mesopotamia (V-III a.C.), la cual será después adoptada por los acadios como escritura cuneiforme que constaba de 5000 símbolos para luego reducirse a 600. De ser recurso nemotécnico, la escritura pasó a ser usada para contratos y documentos legales. Sus representaciones eran: • Pictográfica: pictogramas que significan lo que representan. • Ideográfica: símbolos que denominan conceptos complejos, por ejemplo, se dibuja un pie y se alude al acto de caminar. • Fonética: mediante fonemas. A lo largo del tiempo, se fueron separando las palabras en lo que ahora son los fonemas, otorgándoles a cada parte, un signo. La representación fonética se dio principalmente en Fenicia y permitió descomponer palabras en sonidos más simples, a los que, a su vez, se les asignó un signo determinado, con ello surgió el alfabeto. Alfabeto proviene del fenicio ’alp o aleph, la primera letra del alfabeto fenicio. De ella derivan la ‘alaph siríaca, la álef hebrea, la alif árabe, la alfa griega, la A latina y la a cirílica; y de bet, que es la segunda letra del alfabeto fenicio. Representaba el sonido obstruyente, bilabial y sonoro transliterado como /b/, aunque en neopúnico también podía representar la variante fricativa /v/.1 De esta letra derivan la beth siríaca, la bet hebrea, la b árabe, la beta griega, la B latina y las Б y В cirílicas. Significaban ‘buey’ y ‘casa’, respectivamente. Pasaron al griego como ‘alpha’ y ‘beta’, las dos primeras letras griegas. El alfabeto fenicio constaba de 22 elementos consonánticos. Fue adoptado por muchas culturas y adaptado a sus diferentes idiomas como el arameo y el griego (y por extensión, el latino, el cirílico3 y el copto4). No hubo unificación de los signos en el alfabeto hasta mucho tiempo después. Además, los filólogos alejandrinos crearon los signos críticos para una sola versión autorizada de los poemas homéricos. Los etruscos desarrollaron un alfabeto que dio origen al alfabeto latino. Lo característico de ellos es el uso del punto (.) para la separación de las palabras, hasta que luego adoptaron la escritura griega sin separaciones: scriptio continua. Posteriormente fue adoptado por los romanos hacia el S. VII. Años después, para la evangelización en Rusia, se adaptó este alfabeto al ruso:
Yuri e
Iuri ie
La lectura era oral hasta muchos siglos después, cuando cambia a la lectura en silencio. Cada lengua cuenta con sus propios recursos grafémicos e incluso al interior de la lengua, un texto puede variar de acuerdo con el uso que tendrá dicho texto. La escritura se denomina como tal, cuando se plasma en un soporte como la arcilla, cera, seda, algodón, piedra, piel, conchas, hojas de palma, cerámica, mármol, etc. Lo que propicia una relación entre el escritorio y el soporte. Los materiales escritorios se utilizan desde el principio de la escritura y son perecederos e imperecederos. Éstos pueden influir en el aspecto del texto, en la forma gráfica y la dirección de la escritura. Por supuesto, también en el modo de lectura.
Libro tablario códice libro impreso libro electrónico
3 El Alfabeto cirílico fue inventado en el siglo IX por San Cirilo, en Bulgaria, durante el Imperio bizantino. Basado en el alfabeto griego con sonidos eslavos. Fue implementado para traducir la Biblia en el siglo IX y utilizado por la Iglesia ortodoxa rusa entre los siglos IX y XII. Este alfabeto aún es usado por lenguas como el bosnio, búlgaro, macedonio, mongol, ruso, serbio, ucraniano, entre otras.4 Cinturón tejido en el que se incorporaban conchas y cuentas de vidrio; moneda de intercambio, registro de convenios y prenda matrimonial. 4 El alfabeto copto es utilizado para escribir el idioma copto de Egipto.
II El libro en la Antigüedad Se puede hablar de un comercio librario cuando alguien se dedica profesionalmente a producir y vender libros5. La aparición de un comercio librario puede establecerse en el periodo de mayor poder de Atenas, hacia la segunda mitad del siglo V a.C. Hay indicios que permiten suponer que los libreros eran pequeños comerciantes que colocaban sus puestos en el mercado, igual que los comerciantes de otros gremios. Éupolis, un famoso autor griego de comedia ática, habla de la venta de libros de tal manera, que permite concluir que la venta de libros se hallaba concentrada en un punto determinado de la ciudad, además de utilizar el término bibliokàpelos para referirse a un ‘pequeño comerciante de libros ambulante’. El término bibliothèkai, muy similar al utilizado por Éupolis, se conserva gracias al lexicógrafo antiguo Julio Pólux, del siglo II. d.C. Las primeras noticias de Atenas, permiten saber que para el siglo V ya había un buen número de colecciones privadas de libros, que se incrementaron en el siglo IV. Es altamente probable que Platón poseyera una colección de libros y se sabe que Aristóteles contaba con una extensa biblioteca privada, ordenada científicamente. Él es reconocido como el primer coleccionista de libros famoso y quien le enseñó al rey de Egipto el método para organizar una biblioteca. Sin embargo, el comercio librario no se limitaba a Atenas, hay datos de libros encontrados en navíos embarrancados en Tracia; es probable que también en la isla de Rodas, ubicada en el tráfico comercial con Egipto, floreciera el comercio librario, así como en Esparta, donde Isócrates afirma que su obra era leída. Para finales del siglo IV a.C., el coleccionismo librario estaba mucho más extendido. Alejandro Magno era un ávido lector y se sabe que entre sus posesiones se hallaban textos de los grandes poetas trágicos y los escritos históricos de Filisto. A partir de los fragmentos literarios en papiro que se han hallado, se sabe que los siglos II y III d.C. son aquellos con mayor representación, lo cual es lógico si se considera que “los tres primeros siglos de nuestra era constituyen el gran periodo de florecimiento de la cultura grecorromana en Egipto y fue entonces cuando la formación literaria y la pasión por la lectura alcanzaron su máxima expresión.”6 De acuerdo con Tönnes Kleberg, el comercio librario alcanzó su plena madurez en relación con una biblioteca destinada a la investigación, pues ésta necesita un comercio de libros para poder constituirse y para crecer y desarrollarse, mientras que el comercio librario necesita una biblioteca para asumir el cumplimiento de obligaciones más elevadas que la mera satisfacción de un deseo momentáneo de lectura. Así, en Alejandría, durante el siglo III a.C. y en los años posteriores inmediatos, se construyó una relación equilibrada y mutua entre la cultura libraria, la biblioteca y el comercio. La biblioteca de Alejandría era un centro de investigación filológica y literaria de altísimo nivel.
Hipatia de Alejandría
“El Museo era, ante todo, un recinto sagrado donde se rendía culto a las Musas y, subsidiariamente, a un muerto. El vínculo de las Musas con un culto funerario se explica por un elemento común: la memoria. El museo sería, pues, el conservatorio del recuerdo”.7 Alejandría fue el centro más rico del comercio librario del mundo antiguo, pero lenta y progresivamente, fue superada por Roma. Hacia finales del siglo III a.C. comienza el influjo de la cultura griega en Roma y, con ello, también se llegan las colecciones de libros y el comercio librario. 5
Guglielmo Cavallo, dir. Libros, editores y público en el Mundo Antiguo. Versión esp. De Juan Signes Codoñer. Madrid, Alianza, 1995. 6 Íbid. p. 59. 7 Citado por: Aránzazu Serantes, María. “El Otro ‘faro’ de Alejanría: la biblioteca y sus márgenes” en Cuadernos de Babel. Universidad de Santiago de Compostela. Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2010, p. 11.
Es la forma más antigua del libro. Se utilizaban tablillas de arcilla desde 2.3 cms. hasta 30 cms. de largo. Para la escritura, se empleaba un estilete de marfil, madera o metal que permitía la escritura cuneiforme. Tenía un largo periodo de permanencia, pues las tablillas conocidas con mayor antigüedad datan del año 4 a.C. Conocidas como tabula cerata o codicilli ceratis. Eran pequeñas planchas de madera, rebajadas por el centro, en la que se vertía cera entintada de color negro, regularmente. Una vez que la cera se endurecía, se podía grabar en ella con un punzón llamado stilus. Al quitar la cera, era posible borrar y sólo era necesario elaborar el proceso con yeso, para dejar la escritura fija. Para protegerla, se cubría con tablillas de madera. Además, se hacían conjuntos de tablillas unidas con correas de piel, como una encuadernación rudimentaria. De este modo, se elaboraban dípticos, trípticos y polípticos.8 Se han encontrado tablillas en Transilvania que datan del año 67 a.C. y otras elaboradas en la Edad Media. Representa la segunda etapa histórica del libro. Para su elaboración, se usaban hojas de papiro llamadas plágalas o kollemata, provenientes de una planta propia de las orillas del río Nilo (la técnica inició en Egipto), que eran unidas con una varilla llamada ónfalo para formar largas tiras9. Sin embargo, las dimensiones eran muy variables, tanto de anchura, como de longitud. El rollo, llamado scapus, se componía de unas veinte hojas que se enrollaban alrededor de un umbilicus, el cilindro de madera o marfil que soportaba el rollo. La escritura se realizaba en columnas paralelas en sentido horizontal de derecha a izquierda. Para escribir, se empleaba la caña rígida para un trazo fino o la tinta hollín, mientras que para los títulos, se usaba tinta roja. Al pie de la última línea, se proporcionaban los datos del papiro como la línea y número de hoja. Toda la escritura se realizaba en la cara interior del rollo. Además, se sabe que los más antiguos (anterior a 14 a.C.) llevaban una plaquita con el nombre de la hoja. Se guardaban en cajas para protegerlos del deterioro y habilitar su traslado e incluso su comercio. Se enterraban en tumbas con difuntos como parte del tributo que les acompañaba, por lo que su contenido, frecuentemente, se refería a oraciones o plegarias. Entre las dificultades que presentaba, se encuentran la incomodidad para su lectura y para encontrar pasajes específicos, poca practicidad para su conservación y su vulnerabilidad ante la humedad y la manipulación.
Libro tablario
Tablillas de cera
Rollo o volumen
Códice
Libro italiano
En un inicio, se llamaba libro cuadratus, pues retomó la forma de las tablillas. Se diferenció formalmente del papiro en que en el códice sí era posible escribir por ambas caras, lo que permitió abaratar costos y convirtió al papiro en un material de edición de lujo, frente a los códices, vistos como materiales “de batalla”. De este modo, el códice y el papiro coexistieron durante algún tiempo. Con la aparición del códice, hubo una mayor capacidad de escritura y se facilitó su almacenamiento, pues los códices se guardaban en cajas de madera. El códice de pergamino fue el que se impuso con mayor fuerza por tener la posibilidad de doblarse en múltiples piezas. En este sentido, es importante mencionar que la forma del libro condiciona la manera de leer, por lo los cambios materiales van acompañados de cambio de hábitos y formas de lectura. Posteriormente, se empezaron a unir los cuadernillos con hilos y, con ello, nace el oficio de encuadernador. El códice se producía como ejemplar y circulaba para su lectura. Los primeros ejemplares eran de formato pequeño, pero en el siglo V aparecieron formatos de mayores dimensiones. Se componía de textos a dos columnas predominantemente, a partir de cajas de texto marcadas con litio. Los márgenes variaban según el tipo de edición, pues para las populares, los márgenes eran más reducidos para aprovechar el espacio. Asimismo, se conservó la tradición del papiro de poner el nombre del autor y título al final del libro, mientras que al inicio se utilizaba el HIC (‘aquí empieza’), para luego conservar sólo el título de la obra. Se empezó a emplear la foliación para indicar el número de cuadernillo, de modo que el encuadernador no se confundiera en el orden. Finalmente, el códice y la posibilidad de espacio, permitieron incorporar imágenes (sin perspectiva), figuras y adornos que fueron evolucionando hasta convertirse en ilustraciones de mayor calidad (elaboradas por miniaturistas), capitulares y portadas con mayor trabajo gráfico. Amanuense El autor dictaba su obra para elaborar el primer ejemplar. Éste se utilizaba para la lectura personal o entre amigos y después era publicado. Su reproducción se realizaba en copias manuscritas elaboradas en talleres de impresión de libros. Para ello, se repartían los cuadernillos del códice entre los copistas y se iba dictando. Los escribas eran generalmente esclavos libertos o ciudadanos libres. Posteriormente, el lector anagnostes revisaba cada ejemplar y agregaba correcciones, señalando cada línea. Al final, agregaba su firma como una especie de certificación. Sin embargo, en muchos casos no eran del todo competentes. La labor de anagnostes evolucionó después a la de corrector. Por su parte, al autor no se le pagaba nada, éste sólo recibía el prestigio de sus publicaciones. Al copista se le pagaba por línea y por calidad tipográfica. Había dos tipos de escritura: la óptima y la sequens. En cuanto al corrector-anagnostes, no se sabe cuánto se le pagaba. El precio final del libro dependía de la calidad y estado del ejemplar, considerando que el libro era más caro, cuanto más grandes eran sus márgenes. Los ejemplares para venta se distribuían en las librerías llamadas “Biblioteca”, en latín Taberna libraria, o por los libreros ambulantes. Cultura libresca La aparición de librerías y la circulación, cada más incrementada, de libros e impresos, generó la apertura de centros de discusión filológica-literaria y la formación de relaciones entre impresores, libreros, editores y lectores. Del mismo modo, se empezaron a conformar las bibliotecas privadas que contaban con un promedio de 700 a 1000 libros, así como una cultura del coleccionismo, con hombres en busca de las ediciones más prestigiadas, avaladas por el autor o en ediciones raras o antiguas.
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Fuente: (http://www.imperio-romano.es/2010/03/las-tablillas-de-cera/) consultado el 21/Feb/2013. Íbid. p. 59.
III El libro durante el Medievo europeo
S. II d.C.
Los coptos empezaron a establecer las primeras bibliotecas sacras o cristianas. Es el llamado catolicismo primigenio, donde el libro era de gran relevancia, pues en la escritura se plasma la “palabra de Dios”.
S. IV d.C.
Orígenes fundó una biblioteca en Palestina, donde se producían biblias de lujo y gran renombre. Con el edicto de libertad de culto que Constantino avaló, se permitió la formación de bibliotecas. Asimismo, él creó una biblioteca con espacio designado para el estudio y un taller para la creación de copias.
S. V d.C.
Bibliotecas monásticas donde se guardaban manuscritos griegos y romanos. Con las invasiones bárbaras, muchos fueron destruidos. • En el mundo árabe se crean molinos de papel y, con ello, la producción editorial inicia. • San Benito funda un monasterio en Italia donde se le da gran importancia a la lectura. Se hacen talleres de copistas. • En Irlanda y Escocia se realizaban traducciones y revisiones por parte de los frailes, o copistas. Los talleres eran llamados scriptorum donde había mesas con todos los materiales para los frailes, además de un atril para colocar el original. • Predomina el códice de pergamino. • El jefe del scriptorum era el librerum, quien hacía el cálculo de hojas. Se hacía un trazo en las hojas, definiendo la caja de texto. El copista hacía su labor y dejaba los espacios para imágenes que realizaban los miniaturistas (quienes trazaban el contorno con rojo ‘minio’) y eran coloreados por los ilustradores (quienes daban “luz” a esos contornos). • Se empieza a notar una organización en los textos y una identidad.
S. VIII d.C.
Rasgos de identificación: • Filigrana.- marca en el papel (tipo Kimberly-Klark) • Incipit.- viene del latín incipio ‘empezar’ y se refiere a la primera frase de una obra, el adelanto o preludio de lo que vendrá después. • Signatura.- firma que identifica libro y pliego • Reclamo.- primera sílaba o palabra con la que se iniciaba en la siguiente página. • Foliación.- marca en el anverso de las páginas. • Paginación.- es posterior y es la marca en todas las páginas. • Ex libris.- indicación del propietario del libro. • Ex picit.- indica el nombre de todos los que intervinieron y el día en que se terminó de imprimir el libro. Es el antecedente del colofón. • Alabanza.- se cerraba con una alabanza.
Encuadernación: Incrustaciones en las tapas, “encuadernaciones de altar”, “encuadernaciones de cuero” con dibujos o diseños grabados en el cuero. Ornamentación con motivos vegetales, escenas amorosas, etc. Estampados en seco y en frío (a presión) con figuras geometricas. • Guarniciones de latón: aplicadas a las esquinas, protegían los libros de caídas y el tiempo. • Escolios En el periodo Carolingio se conformaban bibliotecas donde se realizaban ediciones filológicamente correctas y la unificación de la letra carolingia, que eventualmente toma más curvas y da origen a la letra gótica. También hay diferentes tipos de capitales (cursiva, libraria, uncial, semiuncial, que pasa a ser carolingia).
S. XIII d.C.
• Con la letra gótica, se empiezan a separar las palabras. • Durante esta época, los monasterios franciscanos forman el primer catálogo de libros, en medio de la creación de universidades. • La Universidad de Bologna es la primera en entrar en funciones. • Surge la figura de stationarius, que era el encargado de la biblioteca universitaria, comprometidos con la publicación de ediciones revisadas o autorizadas y con ejemplares disponibles permanentemente. Los ejemplares en las universidades eran alquilados mediante el sistema de pecia, utilizado también las bibliotecas.
S. XIV d.C.
• Aumentan las bibliotecas en las nuevas universidades creadas. Además, los mercaderes ricos empiezan a solicitar la creación de libros especializados y posteriormente se da con mayor intensidad la creación de libros en lenguas vernáculas. • En Valencia se establece el primer molino de papel (S. XII) y en Venecia después (S. XIII).
S. XV d.C.
• Italia se convierte en el máximo productor de papel. • Hay cierto abandono de las bibliotecas y descuido de los libros. • Los benedictinos buscan reavivar las antiguas tradiciones pero sólo los Cartujos quedan como copistas. • Se empiezan a hacer las bibliotecas de los humanistas. • Petrarca buscó fundar una biblioteca pública y donó la suya a la ciudad, pero por diversos problemas ésta se dispersó. Aún quedan en la biblioteca de París ejemplares de La Iliada y la Odisea con las anotaciones de Petrarca. • Durante el periodo de los Médici, se dio la búsqueda de información donde se le conseguían títulos raros a cósimo de Médici. Asimismo, él fundó una biblioteca. • Vespaciano tenía taller en Urbino y en Florencia. El duque de Urbino fundó una amplia biblioteca gracias a él.
IV El libro impreso Tipos Móviles Xilografía Fue creada en 594 a.C. en China, con bloques de madera. Posteriormente, se retoma en Holanda en la 2ª mitad del S. XIV. Se grababa toda la imagen en una tabla, se entintaba y se imprimía en una hoja húmeda. En el siglo XV se populariza en toda Europa este tipo de impresiones, desplazando a la escritura de monjes. Las narraciones eran principalmente imágenes, para un público más extenso y quizá no letrado. En Asia, Pi Sheng utilizó moldes metálicos y luego estaño para hacer los tipos. En Korea, en el siglo XIV, también había algunas imprentas con tipos móviles. Lorenzo Jansoon (kóster o “sacristán”) en Holanda hizo impresiones con tipos móviles. Gutenberg se dedicaba entonces a los trabajos mecánicos. Empieza con grabados para luego emplear los tipos movibles de madera y luego metal. Adapta una prensa de uvas para insertar una caja de composición en vez del cubo con uvas. Así se componían los tipos y se imprimía de una sola vez (1440). En 1443 instala su taller en Maguncia y se asocia con Johann Fust en 1450 para fundar la “Fábrica de los libros”. Posteriormente, se integra Schöfer que estiliza los tipos movibles y logra una aleación de plomo y antimonio con tintas mejores que mejora la calidad de los libros. En 1452, Gutenberg empieza a componer la biblia de 42 líneas. Gutenberg sale al no poder pagar la inversión y Schöfer queda a cargo. Salterio latino es la primera obra con lugar y año de impresión, colofón y registro de impresión. En 1460, Gutenberg deja de trabajar por su ceguera y en 1465 recibe el nombramiento de “Hombre de la Corte” que le asegura una pensión. En Maguncia, se va creando una pequeña sociedad de artesanos impresores hasta que, tras un incendio, éstos emigran a toda Europa.
“Los incunables” son de este periodo. No hay distinción en tamaño de letra, ni signos de puntuación. Son textos corridos con un exceso de abreviaturas, sin mayúsculas, ni minúsculas; papel corriente. El objetivo era que se parecieran a los códices. El tiraje inicial era de 100150 ejemplares y después ascendió a 400-450 ejemplares. El cajista, corrector, maquinista o prensista, el copiador y el encuadernador eran quienes integraban el equipaje de impresión. Los primeros años del libro impreso, se le consideraba como edición vulgar. El mercado empezó a crecer y se empezó a dar la competencia. No había derechos de autor. Con el crecimiento de la imprenta, se le da mayor importancia a las lenguas de cada lugar, así como a las lenguas clásicas y sus obras, como el Latín.
V Tipógrafos, libreros y editores Adolph Rush es un editor que contrataba a otras imprentas a las que les pagaba con papel. A fines del S. XV, se sabe que ha hay libreros establecidos que sólo se dedicaban a la venta. Era frecuente que los libreros también fueran encuadernadores. A fines del S. XV se empezó a buscar una encuadernación más barata. En Holanda lograron una técnica de estampado en frío que permitió bajar costos. También, el oficio de encuadernador quedó establecido. Por otro lado, está la encuadernación italiana, basada en la persa, que tenía tapas con solapas grabadas. También tenía una figura simétrica al centro. Un personaje importante fue Aldo Manuzio, nacido en 1450 cerca de Roma. Buscaba inculcar el conocimiento como modelo para los estudiantes, valorando los clásicos griegos y latinos. Como parte de los renacentistas que retoman los grandes clásicos y quieren leer a los autores en su lengua original. Aldo quería enseñar temas de Humanidades y después de intentar ser pintor, decide ser editor. Publica entonces una Gramática Latina con Andrea Torresano de Azola como editor. Después, se asocia con él para fundar su casa editorial en Venecia, lugar elegido por ser un punto de cruce comercial, cultural e intelectual. Ahí se ubicaba un punto potencial de comercio. Aldo busca publicar textos clásicos en su lengua original. Tenía buscadores de manuscritos antiguos y gradualmente, formó un Comité de Obras Griegas para analizar y elegir la mejor versión para publicar. Él inauguró la figura del editor como intelectual y empresario, además de mostrar un claro esfuerzo por hacer ediciones cuidadas, con buenas tipografías (supervisadas y creadas por Francesco Griffo) y mayor variedad, pues introdujo nuevos tipos, incluyendo la letra cursiva: itálicas, aldosinas, bastardillas y grifa/agrifada. En sus ediciones, incorporó letras iniciales con una concepción estética innovadora; empleó tapas de cartón, en vez de madera, para las ediciones rústicas y realizó también encua-
dernaciones personalizadas con lomos, tapas de pergamino y guardas decoradas, añadiendo además, las hojas de cortesía. Asimismo, mejoró la calidad del papel y logró reducir precios para equilibrar la relación libro-costo, además de disminuir el tamaño del libro (precursor del libro de bolsillo). La Academia, encabezada por Aldo, estableció un programa de publicaciones que definía qué obras se imprimirían. Las encuadernaciones de alta calidad llevaban guardas (papel decorado) para la solapa que continúa siendo usada. Pier Francesco Barbarico también colaboró con Aldo Manuzio y Pico Della Mirandola en su labor filológica. Él se dedicaba a editar textos griegos. Por otro lado, Fracesco Griffo es otro de los personajes influyentes. Es aun artista y calígrafo dedicado a la fundición de tipos cursivos a partir de los modelos de Manuzio. Busca retomar los modelos romanos antiguos y apartarse de la tipografía gótica. Durante este periodo, sólo el 8% de la población estaba alfabetizada, por lo que no había un amplio mercado para el comercio de libros. De esta manera, la venta sólo era redituable si se daba a nivel internacional.
Johannes
Gutenberg (1397-1468)
William
Caxton (1421-1490)
Nicholas
Jenson
Claude
(1420-1480)
Aldo
Manuzio
Garamond
(1490-1567) John
(1450-1550)
William
Caslon
Baskerville (1706-1775)
Francois
(1692-1766) Pierre Simon
Fournier (1712-1768)
Didot
(1730-1804) Giambattista
Bodoni
(1740-1813)
El panorama editorial de los siglos XVI y XVII El maestro impresor o tipógrafo (como Sebastián de Covarrubias) dirigía y supervisaba a los empleados. Si tenía un buen repertorio tipográfico podía hacer libros y dependía de aquellos que tenían buena demanda. En cambio, se daba el “privilegio” para que sólo un impresor pudiera imprimir determinadas obras. El pago se realizaba con papel o efectivo y por hoja impresa. Generalmente tenían una librería y el maestro impresor buscaba clientes y contactos mientras el librero ampliaba su repertorio de impresiones y mantenía contacto con los autores. Se producía en una ciudad y se enviaba a otro, por lo que hacían recorridos alrededor para buscar clientes. Taller de impresión/tipográfico. La figura de los trabajadores cambia, pasan a ser obreros y pierden respeto y estima social. El taller estaba conformado por: • Cajistas • Prensistas • Aprendiz: entre 12 y 20 años. Debían saber leer latín y griego. Tenían un contrato para un tiempo de 2 a 5 años. • Oficiales: de dos tipos, de esmero y a destajo. Los segundos eran los cajistas (o monos. Formaban las líneas y ajustaban la caja) y los prensistas. • Corrector: fijación ortográfica, se basaban en un determinado autor y otra persona podía fungir como tal. • Regente del taller: sabía latín, supervisaba el funcionamiento del taller. Las jornadas eran generalmente de 12 horas, trabajaban en sótanos y a la luz de las velas, sin embargo, tenían mayor remuneración que otro tipo de obreros. Tenían fama de pendencieros, malhablados y con gran orgullo por su trabajo. Durante este periodo hay una gran generación de humanistas que buscaban mejor calidad en los textos y la figura de editor se empieza a construir, como grandes difusores de los libros e incluso promovían y publicaban sus propias obras. Buscaban ediciones correctas que restituyeran la importancia de los poderes de la iglesia. Se realizaron ediciones “Princeps”, la primera edición de una obra, con grandes autores como Bocaccio, Petrarca, E. De Rotterdam. Joss Bade, es otro de los humanistas que le dedicaron cuidado a la impresión de libros. Fue docente y en 1492 comenzó a preparar ediciones cuidadas y, posteriormente, se le confía la figura de editor editorial que busca darle una identidad al fondo editorial y a la colección, ve las adquisiciones y toma la decisión de qué publicar. Descuidó su propia obra por la carga de trabajo. Durante este periodo también surgieron los conceptos de “libro para la playa” y “libro para la batalla”. El primero se refiere al libro de bolsillo, austero, práctico, formato para lecturas placenteras, mientras que el segundo se refiere a los libros de estudio. Es importante considerar que de aquí se origina el principio editorial que afirma que el exterior físico indica algo sobre el contenido del libro y el público al que va dirigido. Asimismo, el hábito de la lectura se va modificando y se empieza a dar la lectura en silencio e individual, que propicia una lectura más analítica. Los libros azules tienen también su origen en este periodo, englobando a las novelas de caballería, textos hagiográficos y finalmente, tragedias francesas, todos, libros populares. Empieza a haber inconformidades porque las imprentas sólo buscan sobrevivir y publican obras seguras, por lo que todas las obras nuevas o de escritores pobres, quedaban excluidas. Así, se empieza a conformar un grupo de escritores intelectuales, cultos, que serán quienes impulsarán la enciclopedia francesa. Había agentes de ventas que iban a buscar clientes a otras ciudades, así como ferias de libros como la de Lyon en Francia y la de Frankfurt.
VI El libro en América La cultura escrituraria no fue ajena a los pueblos precolombinos. Éstos, con sus modos, materiales y formas también reivindicaron el papel de lo escrito como ejercicio mnemotécnico y de resguardo de lo que habrían de entender y construir de sí mismos. Sistemas de escritura que hicieron uso de caracteres pictográficos, ideográficos e, incluso, en algunos casos, fonéticos. Cada uno según sus necesidades y sus desarrollos propios. En el caso de México, los pueblos prehispánicos que desarrollaron con más ahínco esta práctica documentaria fueron los olmecas, mixtecos, toltecas, náhuatls y mayas.
Códice
El mayor antecedente del libro en América es el códice. Éstos “fueron el vehículo de comunicación de que se valió la población indígena para hacer conocer su vida, su historia, costumbres y evolución cultural”1. Recursos mnemotécnicos que tenían como función resguardar las tradiciones, mitología, historia, los conocimientos calendáricos, la literatura y cualquier otro conocimiento viable de perderse. Soporte elaborado con los más diversos materiales, como la corteza de árbol –es decir, el amate– fibras vegetales –hojas de maguey o de higuera– o piel curtida –como la del jaguar o el venado–. En cuanto a los colores o tonalidades utilizados, éstos se lograban gracias a sustancias procedentes de origen mineral y vegetal. Entre sus formatos, se conocen cuatro: Hoja: Consistía en un pedazo de material sin uniones. Más tarde, este formato se constituyó como el prototípico en la etapa colonial.
Tira: Unión de varias hojas. Conjunto largo y estrecho que podía o bien transportarse en rollo o doblarse. Su lectura podía hacerse en varios sentidos: de arriba abajo o viceversa, de izquierda a derecha o al inversa; situación que aún se presta a confusión en el momento de su interpretación.
Biombo: Forma prototípica del códice prehispánico. Se le llama así a la tira que acoge la forma de fuelle o biombo. De lectura horizontal. Recubierto de tapas de piel o madera, las cuales lo hacían parecer semejante a un libro actual.
Lienzo: Soporte de gran dimensión, fabricado con fibras de algodón, amate u otro material. De una sola pieza o conjunto de ellas, por lo general cocidas. Se utilizó sobre todo para registrar áreas, delimitar pueblos o representar hechos históricos importantes.
Por su temática, se les ha dividido en rituales, calendáricos, históricos, genealógicos, cartográficos, económicos y etnográficos. Entre los pueblos más preocupados por el almacenamiento y resguardo de sus documentos fueron los náhuatls. De ahí que dentro de su sistema educativo10, tuviesen entre sus principales objetivos el estudio concienzudo de sus manifestaciones escriturarias. Así, los códices fueron tanto una materia de estudio como de interpretación. En los códices náhuatls, su manufactura estaba a cargo de dos figuras: • Tlamatines: sabios o especialistas en algún conocimiento o hecho en particular que narraban o dictaban aquello que se fuera a plasmar en el códice. • Tlacuilos: escribanos, pintores o cualquier otro realizador manual que requiriera la elaboración del códice. Asimismo, dicho pueblo fomentó la existencia de bibliotecas o espacios destinados a la conservación de códices. A este lugar se le llamaba Amoxcalli. Son los conquistadores quienes, más tarde, dan cuenta y difunden (y también destruyen) estos códices y materiales escritos. Así, Hernán Cortés fue el primero en enviar uno de éstos a la Corona. Asimismo, Pedro Mártir de Anglería en Décadas del Nuevo Mundo fue quien realiza por vez primera una descripción de estos códices. Los códices constituyen un valioso testimonio histórico y estético. Pocos han sobrevivido a los embates del tiempo: sólo unos quinientos perduran. De ellos, sólo cuatro permanecen en México; los demás, se ubican alrededor de todo el mundo (prácticamente). De los realizados durante el periodo prehispánico, sólo subsisten entre catorce y veintidós (aún no hay consenso entre los estudiosos); la mayoría de ellos fueron destruidos en los primeros años de la Conquista. Un ejemplo de esto fue la destrucción del archivo de Texcoco que llevó a cabo el obispo Zumárraga.
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El sistema educativo náhuatl se basa en dos instituciones, ambas de carácter obligatorio: • Calmécac: escuela especializada destinada para los hijos de nobles y sacerdotes. • Telpochcalli: centro de estudio para el pueblo raso.
La mayor parte de los códices que conocemos, por ende, corresponden a la época posthispánica. Códices que más que generar nuevos discursos, reconstruyen o rehacen los originales prehispánicos, ahora ya con caracteres latinos. Muchos de estos fueron promovidos y realizados por clérigos con afanes evangelizadores. Por su variedad y pluralidad, esta labor fue importante y de gran trascendencia durante el primer centenario después de la llegada de los españoles al continente americano. Ejercicio y, por lo tanto, también oficio que decae en el siglo XVI y que desaparece finalmente en el siglo siguiente.
VII El libro en México: de los códices a los incunables americanos Con la llegada de los españoles, también han de desembarcar los libros a América. En un principio, los libros, la mayoría de tintes religiosos, fueron transportados como una mercancía más, producto de las necesidades de los nuevos habitantes –frailes, religiosos, prelados y los conquistadores mismos–. Libros tanto para evangelizar como libros para el consumo personal. Sin embargo, a diferencia de los libros catequizantes y didácticos, los libros con otras temáticas (sobre todo aquellos literarios y filosóficos) fueron ampliamente regulados por la Corona y la Inquisición españolas (cuyo Tribunal se ubicaba en la ciudad de Sevilla). No obstante, a pesar de que ambas instituciones buscaron controlar aquello que se leía (y por ende, pensaba) en las colonias americanas, el acceso a los contenidos vetados siempre logró sus propios caminos y lectores. Así, multitud de estrategias se llevaron a cabo para lograr trasponer las medidas inquisitoriales: cambio de tapas, intercalado de pliegos de otros libros, escondrijos en el fondo de los contenedores de vino, variación en el nombre de los autores y títulos, por solo mencionar algunos. En el marco legal, la primera disposición que se extendió en contra del envío y circulación de libros de romances; novelas de caballerías, pastoriles, picarescas, históricas; poesía épica y heroica; los clásicos de los Siglos de Oro, así como historias vanas y profanas, fue la Real Cédula de Ocaña11 el cuatro de abril de 1531. Decreto que se fundamentaba en que dichas materias podrían ser una “mala influencia” para las conciencias indígenas. En 1543 esta norma es nuevamente refrendada por la Real Cédula de Valladolid. Legislaciones que no impidieron la lectura y difusión de obras censuradas. Circunstancia que llevó a la Inquisición a tomar una política a tabla rasa sobre cualquier material sospechoso de hereje; de ahí que se perdieran y quemaran innumerables materiales valiosos. Años después, con el tránsito y asentamiento de importantes comunidades peninsulares, así como del cada vez mayor interés por parte de los letrados indígenas, se establece la primer imprenta en América en la Ciudad de México en el año de 1539. Gestionada gracias al obispo fray Juan de Zumárraga, durante el virreinato de Antonio de Mendoza. Maquinaria compleja que hubo de requerir la asistencia de un impresor profesional. Aunque no existe información precisa que lo confirme, se piensa que el italiano Juan Pablos fue el primer impresor oficial en México12. Personaje que desembarca en la Nueva España, apadrinado y delegado por el impresor alemán Juan Cromberger, dueño de una reconocida imprenta en Sevilla, España.
Pablos, administrador y regente de la primer imprenta en México (así como de América), se instala en un inicio como delegado de Cromberger (cual sucursal de aquella imprenta sevillana). De ahí que las primera publicaciones lleven el nombre de aquel impresor alemán. Es hasta 1548, después de la muerte de dicho impresor radicado en Sevilla, que Juan Pablos compra la imprenta y establece por fin el taller a su nombre. El primer libro que sale a nombre de este impresor italiano fue Doctrina Castellana y Mexicana. Características de impresión: • Asistemático en la fijación de su nombre en sus publicaciones: algunas veces castellanizado; otras, en italiano; mayúsculas • Uso de tipografías: sobre todo, gótica; aunque también trabajó la romana y cursiva. • Formatos: principalmente in quarto; en ocasiones, in folio, in octavo. • Portadas heráldicas, renacentistas. • Utilización de dos tintas: roja y negra. • Manejo de abreviaturas. • “Pie de lámpara” a final de capítulo. El papel de la Iglesia Cabe destacar que es justo en esta época, a mediados del siglo XVI, que el panorama cultural y académico empieza a desarrollarse en la Nueva España. En 1551 nace la Real y Pontifica Universidad de México; periodo en el que, a su vez, también surgen importantes colegios. Gracias a este impulso, el mundo de los libros cobra fuerza: poco a poco se requieren más textos para el devenir educativo propio de los centros de estudio. La iglesia y, aún más la orden de los Jesuitas, es definitoria para el desarrollo cultural de la Colonia. En manos de los religiosos se ubicó el conocimiento y todos los procesos educativos. Fueron éstos quienes se encargaron de todos los niveles de instrucción: desde aquellos centros donde se enseñaba a leer y escribir hasta las universidades.
11 Medidas que devienen de normas anteriores como la Real Pragmática del 8 de julio de 1502, que entre otras cosas enuncia: “por la cual los Reyes católicos exigen el otorgamiento de la licencia real para imprimir y su complementaria del 7 de septiembre de 1558 por la que se establece la censura real. Para obtener dicha licencia el autor debía presentar al escribano de la Cámara del Consejo el manuscrito ya censurado de su obra; sólo entonces enmendado y censurado se remitía éste a la imprente. Si la edición estaba de acuerdo con el manuscrito, se otorgaban la licencia, la tasa de venta de los pliegos y la cédula de privilegio, debiendo estamparse el nombre del autor si éste era conocido, nombre del impresor y lugar de la tirada.”. Hipólito Escolar Sobrino. Historia ilustrada del libro español. p. 4574 12 Se sabe que Esteban Martín ya estaba asentado en la Ciudad de México con anterioridad y que posiblemente contaba con una imprenta rudimentaria para 1539, sin embargo no se cuenta con información suficiente que lo confirme.
VIII El libro y las publicaciones periódicas en el México colonial Bibliotecas Las bibliotecas, en este sentido, en un inicio fueron también iniciativa de prelados, religiosos y sacerdotes. Las instituciones educativas, dependientas de las órdenes religiosas, a su vez formaron notables espacios librescos (resalta el hecho de que los religiosos fueran quienes más incentivaron estos sitios a través de la donación de materiales a estas instituciones). Destacan las bibliotecas Turriana5 y la Palafoxiana6 de Puebla en este periodo colonial. Claro está, nunca dejaron de existir las bibliotecas privadas de ciudadanos “comunes”. En el siglo XVII destaca la biblioteca de Melchor Pérez de Soto, albañil que poseía alrededor de 1670 volúmenes. Personaje que posteriormente es apresado en 1655 por mandato de la Inquisición. Ya en el siglo XVIII famosas bibliotecas, como la de Sigüenza y Góngora7 o la de Sor Juana Inés de la Cruz habrán de ser recordadas.
Antonio de Espinosa Sevillano, considerado como uno de los mejores impresores del s. XVI en América. Reconocido como el segundo impresor de este continente; viaja a España con la intención de revocar el privilegio de Juan Pablos como único impresor oficial en las colonias, lo logra y vuelve a México donde instala su taller en 1559. Talle que, por cierto, habrá de ser reconocido como uno de los mejores y más equipados de su siglo. Características del taller de Antonio de Espinosa: • Manejo de gran variedad de tipos: góticos, romanos, cursivas. • Crea su propia fuente: Espinoso. • Empleo de notas de canto llano. • Utilización de escudo. • Sin normatividad en sus criterios. • Iniciador en la impresión de libros de canto gregoriano.
Pedro Ocharte
De origen francés, fue el tercer impresor establecido en México en 1563. Casado con la hija de Juan Pablos, se acerca al negocio de la impresión por razones de proximidad. Más tarde compra el taller de Juan Pablos. En 1572 la Inquisición lo encarcela dos años por “practicas luteranas”. Sin embargo, su taller no deja de imprimir libros en este periodo, gracias a que Ocharte delega el trabajo a otros impresores mientras su encarcelamiento. Es el primer antecedente de la figura de editor en México. Características de su imprenta: • Sin formato definido: utilizó todo tipo de tipos. • Diversidad de iniciales y grabados • Impresión ortográfica tanto en una misma palabra como en el uso de mayúsculas y nombres propios.
Otros impresores
Pedro Balli De posible origen salamanquino. Librero, encuadernador e impresor. Publicó textos bilingües: en castellano y lenguas indígenas. Trabajó sobre todo libros de Artes, Diccionarios y Vocabularios. Antonio Ricardo. Italiano. Su taller se ubicaba dentro del Colegio jesuítico de San Pedro y San Pablo. Trabajó en México de 1577 a 1597; después, se traslada a Lima e instala en aquella ciudad la primer imprenta del Virreinato del Perú. Melchor Ocharte. Hijo de Pedro Ocharte. Su imprenta se ubicó en el Colegio franciscano de Santiago de Tlatelolco. Posteriormente, su hermano Luis Ocharte, años más tarde, toma cargo del taller. Henrico Martínez. Impresor francés. Trabajó para los Colegios de la Compañía de Jesús. Se le recuerda por sus amplios conocimientos en cosmografía. A lo largo de los siglos XVII y XVIII el oficio de impresor se acrecienta. Trabajo que continuamente es heredado de padres a hijos e incluso a algunas viudas. Así, a fines del siglo XVII aparecen Las imprentillas: talleres rudimentarios que se dedicaban a imprimir hojas sueltas u opúsculos (primeros antecedentes del periodismo). En el caso de la provincia, la primer imprenta que se erige fuera de la capital, es en Puebla en 1640.
Legislación Con el tiempo, las normas de impresión fueron cambiando: del privilegio a la legislación. Durante la Colonia, para imprimir un libro era necesario seguir ciertos pasos pocas veces sencillos, debido a la fuerte censura implantada por la Inquisición. Primero se solicitaba una licencia; el texto, en este punto, se revisaba y era sujeto de ser enmendado. Después, el texto pasaba a manos del impresor, quien realizaba una copia la cual se cotejaba con la manuscrito autorizado. En cuanto al precio, este se definía de acuerdo al número de pliegos. Acto seguido, se otorgaba la licencia, la tasa de venta y el registro (que, a su vez, debía imprimirse e integrarse al texto). En el último pliego, asimismo, se requería especificar el nombre del autor, lugar y año de impresión. Siglo XVIII El siglo XVIII se destaca en la historia de la edición debido a que es en este siglo cuando la Real Academia de la Lengua inicia la normatividad respecto a la fijación ortográfica. El tomar conciencia del lenguaje y sus posibilidades motiva la creación de valiosos diccionarios como es el Diccionario de Autoridades. Asimismo, en este siglo surgen pequeñas publicaciones, o gacetas, que paulatinamente se van afianzando en el gusto de los lectores. También es en esta centuria cuando aparecen los primeros periódicos: en 1722 nace la Gaceta de México y Noticias de Nueva España. Respecto a la escritura misma y su labor profesionalizante, a finales del XVIII los autores empiezan a recibir honorarios por su obra; no obstante, dicha paga podía ser de lo más distante entre un impresor y otro.
IX El libro en el México decimonónico Siglo XIX El periodismo se impone en la vida pública mexicana en el siglo XIX. Es este quien será protagonista de la historia y devenires del país. En 1805 el Diario de México se erige como el primer diario de la Nueva España. Cinco años después, en 1810, nace la primera publicación oficial conocida como la Gaceta del Gobierno de México. El ejercicio periodístico se instituye así como medio definitorio en transmisión de las ideas independentistas. Importantes editores y conocedores del mundo editorial se dan cita en este siglo:
Mariano Galván Rivera Gran editor, reconocido por su calendario que el mismo realiza, con lo que transforma la idea que se tenía de este anteriormente. Fue uno de los grandes empresarios de la época: importó libros, compró derechos de obras (para adaptarlas al público mexicano), motivó toda una estrategia comercial –como las reseñas de sus propios libros–, realizó una guía de forasteros. Fungió, asimismo, como editor de obras e impresor.
Ignacio Cumplido Fundador del periódico Diezinueve. Hombre de letras en contacto con las tendencias europeas de la época. Entre sus propósitos personales se ubica el acerca la cultura a los mexicanos, de ahí que se esforzara en construir un catálogo editorial muy amplio. En lo concerniente a su labor como editor, realizó ediciones muy esmeradas, así como poseyó un repertorio sustancioso de materiales tipográficos. Neurótico, buscó la optimización de su taller con acciones como la instauración de un reglamento y un sistema de estímulos (donde se tomaban en cuenta la deficiencia, el cumplimiento y la asistencia). Además, tenía todo un regimiento de aprendices y mano de obra. Cumplido, cabe resaltar, dominaba todos los procesos editoriales. Su taller pude haber sido sin problemas, el más organizado y moderno de México. Preocupado por el negocio libresco en sí mismo, contaba con sus propias librerías (al mismo tiempo que surtía a otras), publicitó sus ediciones y desarrolló un sistema eficiente de distribución, tanto en el interior del país como en el extranjero. Por todo esto, no es cosa menor plantear que Ignacio Cumplido, gente de letras y empresario, fue el mejor editor del siglo XIX mexicano.
Vicente García Torres Creador del periódico Monitor Republicano, la revista de niños El diario de los niños y el seminario de Revista de Señoritas. Traductor (ejercicio que llevó a cabo con la obra de Dumas, la cual él mismo publicó), así como conocedor de las novedades literarias imperantes en Europa. Editor de textos diplomáticos y culinarios, así como de obras enciclopédicas y diccionarios –Espasa-Calpe–. Fue un ávido conocedor del medio y mercado de los libros en México durante el s. XIX. En el siglo XIX el comercio de libros aumenta, así como el número de editores. Los espacios para la venta y lectura de libros se multiplican considerablemente. Cincuenta y cinco librerías o sitios de venta (desde puestos de periódico –con venta de libros de viejo–, “alacenas”, “cajones”, hasta “gabinetes de lectura”) se establecen oficialmente en este siglo. Los gabinetes de lectura, de origen francés, por ejemplo, fungían como espacio complementario a las librerías. Recintos –sin fines de lucro– que se abrían hacia la tarde noche, donde los clientes suscritos podían reunirse a leer (con un máximo de veinte a veinticinco libros al mes). La ventaja de estos lugares consistía en el acceso a libros prohibidos o a lujosas colecciones. El primero de éstos en la Ciudad de México fue inaugurado por Fernández de Lizardi. Gabinete que, a pesar de haber contado con una importante popularidad, no duró mucho tiempo en funcionamiento (sobre todo por falta de recursos). Más tarde, el gobierno promueve este tipo de salas en comunidades pequeñas. Iniciativa que no alcanza a prosperar en tanto que aquellos sitios prácticamente sólo operaban como transmisores de información gubernamental. Aún así, los gabinetes fueron frecuentes en el siglo XIX; poco a poco desaparecen en el XX. Otro espacio más eran las cámaras de lectura, igualmente procedentes de Francia; éstas, a diferencia de los primeros, funcionaban de manera parecida a una cooperativa o club de lectores. Ambos, sitios a fin de cuentas elitistas. Finalmente, en el otro extremo, existían –como aún hoy día– comerciantes ambulantes que por una pequeña cantidad alquilaban libros, periódicos o gacetas; renta que podía ser ya fuera por hora o por día. Espacios que buscaron y fueron buscados por los libreros, editores y lectores. El siglo XIX fue, a todas luces, trascendental para la cultura letrada en el país. Gracias a los esfuerzos de editores como Ignacio Cumplido o Vicente García, el contacto con los textos y la literatura fue posible para muchas miradas decimonónicas.
X Del taller tipográfico al consorcio internacional: las transformaciones tecnológicas, metodológicas y económicas del quehacer editorial en el siglo XX
Para 1806, se inventó la máquina de escribir, que Pellegrino diseñó para su amiga. En 1866, ya había máquinas de escribir de diversos tipos y para 1912, se crea la primera máquina de escribir eléctrica. Posteriormente, se crea la Composer con algunas funciones del trabajo editorial. En 1950 surge la Fotocomposición, creada por Porzol. Se hacían los negativos y se componían en una caja que se iba guardando con todas las marcas para la impresión. Todo se guardaba en un disco que después era revelado con papel fotográfico. Así, surge también el formador o paste-up que realizaba el acomodo de todas las páginas para la impresión. Con el tiempo, se digitalizaron las tipografías y en México, se empezaron a imprimir libros con procesos digitales, aunque con deficiencias, a principios de los 90’s. En la actualidad, hay formadores, diseñadores y tipógrafos. El diseñador define los aspectos formales del libro. El formador conoce el programa y el flujo de texto, mientras que los tipógrafos conocen de tipología y tipometría, es decir, los cánones de la formación y composición tipográfica. Grandes ejemplos en la historia de la edición son Antonio Bolívar, Vicente Rojo y Miguel Prieto. Offset / Impresión digital Debido a su costo, requería por lo menos 1000 - 2000 ejemplares. Aquí distinguimos los costos fijos (no dependen del tiraje de libros o ejemplares) y variables (que sí dependen del tiraje), donde el incremento de ejemplares disminuye el precio unitario. Sin embargo, el exceso de libros puede resultar aun más costoso por la preservación. Además, los libros tienen un valor fiscal y no es posible deshacerse de ellos fácilmente. Con las nuevas técnicas de impresión se disminuyeron los costos en la impresión. Se crea el programa Acrobat que permite tener el archivo del libro con todos los elementos integrados y con alta calidad en la impresión. En la segunda mitad del siglo XX, con la llegada de españoles exiliados, se da un cambio y un surgimiento de editoriales alternativas y nuevas técnicas editoriales.
Vicente Rojo
Vicente Rojo Almazán nació en 1932 en Barcelona, ciudad en la que hizo estudios de escultura y cerámica. En 1949 llegó a México, donde estudió pintura y tipografía, realizando durante más de cincuenta años una extensa obra como diseñador gráfico, pintor y escultor. Ha colaborado, además, en la fundación de editoriales, suplementos culturales y otras publicaciones. Rojo pertenece al grupo de artistas denominados de ruptura, aunque él considera que es más bien de continuidad; renovador de la forma y del color, hace variantes de un mismo tema y logra que toda su obra sea igual al mismo tiempo que diferente; como editor contribuyó a la calidad de la industria editorial mexicana y creó con sus discípulos la más original generación de diseñadores.
mis obras más recientes quiero “ Enmostrar un conjunto de escenas
íntimas, de instantes luminosos y de leves destellos con la intención de que mi obra pueda sentirse como un canto o un susurro... Vicente Rojo
”
Miguel Prieto
Miguel Prieto, fue un artista con múltiples facetas como pintor, tipógrafo, figurinista, ilustrador y escenógrafo (sus obras estuvieron junto a las de Picasso, Miró, Alberto Sánchez y Renau en la Exposición Universal de París, celebrada en 1937). A través de sus facetas de pintor y diseñador gráfico a las que acompañó un constante compromiso intelectual en lo social y en lo político, Prieto encarna, sin lugar a dudas, una de las figuras más sugestivas de la Edad de Plata de la cultura española y del diseño y la ilustración mexicana.
XI Panorama de la edición actual Con las nuevas técnicas de impresión se disminuyeron los costos en la impresión. Se crea el programa Acrobat que permite tener el archivo del libro con todos los elementos integrados y con alta calidad en la impresión. En la segunda mitad del siglo XX, con la llegada de españoles exiliados, se da un cambio y un surgimiento de editoriales alternativas y nuevas técnicas editoriales. A finales del siglo, se da una reconfiguración económica donde grandes grupos empresariales compran pequeñas editoriales con afanes de prestigio y reconocimiento. Con esto, los objetivos cambian drásticamente y se coloca como el primero un 12% de utilidades, lo que ha deformado completamente la industria. Igual sucedió con las librerías y el caso de Gandhi o El Sótano que cambiaron el modelo de negocios y fue imposible competir con ello. Con la imprsión y la lectura digital, han surgido nuevas propuestas editoriales o editoriales independientes: • Consorcios • Editoriales independientes (ERA, Almadía) • Editoriales semindependientes (libros por encargo) • Editoriales Alternativas (proyectos culturales) • Editoriales Institucionales Problemas de la industria editorial • No hay programa genuino de gestión editorial • Burocracia que resulta en una producción sin límites • Procesos editoriales pobres Vs. Proceso sistematizado en la Universidad de Chicago, cuyo proceso dura 7 meses para su publicación. • Insertos de citas perjudican la legalidad, copia de métodos estadounidenses. • Pobre visión de los editores para vislumbrar buenos autores desde jóvenes en diferentes disciplinas. • Perspectivas extremistas del financiero y el autor. • Distribución en México se cobra en un 60% del precio. • Outsourcing en las empresas editoriales.
Módulo II EL PROCESO DE LA EDICIÓN
Introducción al quehacer editorial
E
l proceso editorial ha cambiado significativamente con el paso del tiempo su complejidad, forma de estructura y metodología. Por su labor de difusión los editores tienen un papel de suma importancia en la sociedad, ya que establecen un puente en entre el autor y el público lector. Es variable la función que desempeña cada persona dentro de un grupo editorial, por lo que cada una requiere una especialización y cada proceso requiere habilidades especiales; también son variables los intereses que cada participante pueda tener en la obra con respecto a las necesidades personales. Los servicios que brinda una casa editorial pueden ser distintos pero generalmente se clasifican en cinco grupos: • Editorial – En general, se establece el tipo de libros y colecciones que publicará la casa editorial. Tratos y negociación con los autores, ya sea para que escriban una obra o comprar los derechos de una obra ya escrita. También se realizan los debidos estudios para determinar costos de producción y la revisión y preparación del texto para su publicación. • Producción – Diseño, trabajos de impresión y de encuadernación. • Ventas o mercadotecnia – Creación de estrategias para la difusión y comercialización de las obras según el perfil del lector. • Distribución – Recepción y almacenaje de las obras, entrega de pedidos, facturación y cobranza. • Administración – A esta área corresponden las finanzas y contabilidad interna, así como procesos fiscales y regalías. •Encargados de compra de derechos •Encargados de edición •Diseñadores e ilustradores •Personal de producción •Gerentes de ventas •Representantes de ventas
•Directores de mercado •Venta de derechos •Distribución •Servicios al cliente •Crédito y cobranzas •Regalías •Administración
funciones específicas de una casa editorial
Partes del libro Lomo. Contiene información de la colección o de la edición e información del autor. Solapa. Regularmente se introduce el autor y el título. De abajo para arriba en México; en la tradición anglosajona, al revés. Cubierta o primera de forros. Contiene información comercial, como el nombre del autor o los autores, título de la obra y editorial. Segunda de forros. (Reverso de la primera de forros), generalmente va en blanco. Páginas falsas o páginas de cortesía. Son las páginas 1 y 2, usualmente son en blanco. Portadilla o anteportada. Es la página 3 por lo general, lleva el título de la obra, colección y casa editorial a la que pertenece. Contraportada. Página 4. Suele aparecer en blanco, aunque también puede contener información del traductor e ilustrador, si los hay. Portada. Es la página 5. Debe contener los siguientes datos: nombre del autor título completo de la obra nombre y logotipo de la editorial lugar donde está establecida la editorial Página legal. Lleva año, derechos titulares y de la obra, ISBN (código de barras), autor, páginas, título, créditos de traductor, diseño, cuidados de edición, número de edición y reimpresión.
Dedicatoria o epígrafe. La dedicatoria no lleva punto final y va alineada al centro. El epígrafe debe ir justificado, con sangría y en composición de 2/3. Corpus. Puede Se divide en capítulos, subcapítulos, pares, notas (paratextos autorales o editoriales), a pie de página, al final del corpus o en sistema parentético. La numeración de las notas comienza en cada capítulo. Apéndices o anexos Es de mayor extensión y se relaciona con el contexto, es un texto periférico. No deben exceder el 40% del corpus total. Si hay glosario, va en este punto. Bibliografía Se ordena alfabéticamente y con una sangría francesa o párrafo francés y versalitas en el encabezado de la ficha. Puede o no tener un renglón en blanco, dependiendo de los criterios editoriales. Los apellidos del primer autor van en versalitas, el segundo ya no lleva inversión de apellidos y sólo se ponen 3 autores en la ficha. Índices particulares. Con antropónimos, topónimos, índice analítico y de ilustraciones. Van a doble columna y con un puntaje menor que el del corpus, en párrafo francés. Índice general. Debe incluir todos los capítulos y subcapítulos para mostrar la estructura completa de la obra. Colofón. Va en página impar. No es obligatorio en otros países pero en México sí. Debe llevar fecha de impresión, razón social o dirección del impresor, número de ejemplares, créditos faltantes de los procesos de impresión. También puede incluir tipo de papel, familia tipográfica utilizada con puntaje de cuerpo y de interlínea. (El papel se indica por peso y se agrega el nombre de familia tipográfica. Ejemplo: Bodoni de 12:14) Tercera de forros. Generalmente se deja en blanco, aunque algunas editoriales la utilizan para fines publicitarios. Cuarta de forros o contracubierta. Puede contenercomentarios, función comercial. Puede incluir o no la foto del autor
Los procesos: ruta de la producción crítica El editor establece el tema, índice y contenidos. Se hace un dictamen de la obra. Ya sea un dictamen académico: •Contribución al área de conocimiento •Condiciones discursivas Un dictamen editorial: •Si la obra se ubica en la línea de la casa editorial •Valoración si la obra se ajusta al perfil del lector; si necesita modificarse. La estructura apropiada (si está bien o mal, si es potencialmente mejorable), si el lenguaje es apropiado para el perfil del lector. •Posible el impacto del mercado del lector •Si la obra es viable según los criterios de la editorial, se le da al autor un anticipo. Los anticipos de regalías son del 10% regularmente. En el caso de escritores reconocidos este anticipo se subasta.
El original del autor Una vez que se ha elegido el texto idóneo se le debe hacer un tipo de limpieza, como es, regular márgenes. Si el original del autor que se entrega es un manuscrito se debe capturar en la computadora. En el caso de que esté en un archivo electrónico, se hace una revisión para advertir errores ortográficos y erratas. Es recomendable cambiar de tipografía a Curier o Curier New ya que, por ser una fuente con el mismo ancho en todos sus caracteres, facilita el trabajo. Facilita hacer las correcciones sobre el papel y utilizar tintas de colores para marcar indicaciones y errores. Con formato digital se realiza la separación de los capítulos preliminares en archivos independientes donde se separan las tablas, gráficos e imágenes. El autor debe indicar dónde los requiere exactamente para incorporarlos posteriormente al texto. Así mismo, el autor debe indicar las características específicas que desea para la entrega del original, es decir, tamaño de letra, justificación de márgenes, impresión en una cara de lo hoja en ambas, etc. Es preferible que lo anterior vaya incluido en el contrato. No debe haber notas manuscritas del autor. Si se quieren hacer correcciones posteriores, es preferible hacer un texto con “fe de erratas”. Las correcciones en papel y digitales deben corresponderse, todo debe quedar exactamente igual. Toda corrección ha de subirse al archivo. En el caso de los textos especializados, debe realizarse también una revisión de contenido por un experto en el tema.
La corrección de estilo Uno de los trabajos más arduos en el proceso de edición es la corrección de estilo, en ella el corrector debe dar uniformidad y corregir todo el texto en los siguientes aspectos: •El estilo del autor: léxico, puntuación, sintaxis, gramática, claridad y estilo. •Vicios del lenguaje: cacofonías, calcos, préstamos, muletillas (generalmente en obras no literarias) •Ortografía. •Normas de la instancia editorial: uso mayúsculas, minúsculas. Las normas de estilo editorial deben ser plenamente sistemáticas. •Corrección idiomática: la correcta derivación o composición de las palabras. •Expresiones de guarismos (signos aritméticos) o vocablos (palabras). •Verificación de fechas, nombres, cuentas, datos y referencias. •Grafías: palabras de otras lenguas. Si es una traducción, tener siempre una copia del original •Aparato crítico: citas textuales, sistema de referencias bibliográficas. El corrector de estilo puede ser parte de la nómina del la editorial, aunque también se puede contratar externamente. Es recomendable que el corrector tenga una relación más estrecha con las personas involucradas en el quehacer editorial para lograr resultados más efectivos. Las mejores herramientas de este profesional son su cultura, conocimientos y agilidad mental. Entre más sólida sea su preparación en general, mejor se desempeñará su trabajo.
El diseño El diseñador hará un discurso visual con el libro. Usualmente se piden 3 propuestas de diseño si no hay un diseño de la colección establecido. Se entrega un dummy con los principales elementos (pocas páginas, portada, uso de imágenes, planteamiento general). Los forros tienen una función comercial fundamental que implica la atracción de los lectores. También debe haber una muestra del índice. Los aspectos a considerar para el diseño son: •Tipo de libro: académico, de mesa, creación literaria, científico, literario. •Necesidades gráficas: cuadros, fotos, textos largos, textos dinámicos. •Estructura y organización: títulos, subtítulos. •Materiales: papel, tintas, tipo de impresión, tipo de encuadernación. •Materiales complementarios: dossiers, anexos, etc. Elementos del diseño •Formato: tamaño del libro. En los libros de mesa puede haber otros tamaños como valor agregado pero en general, se ajusta a los estándares. •Tipo de papel y gramaje. •Tipo de impresión. •Tipo de encuadernación. •Familias tipográficas. •Elementos de la página.
La formación tipográfica y la producción electrónica Se requiere un lenguaje de programación o una herramienta de autor. Cuando el documento está completo se puede guardar en formato pdf, pero integrado a InDesing. Si bien el planteamiento general de la estructura de la página es parte del diseño, la formación como tal la puede hacer un tipógrafo o un formador. La tipografía es el conjunto de normas y preceptos que regulan el correcto uso de las
tipografías para optimizar la lectura y legibilidad. Ortotipografía es el conjunto de normas que rigen la correcta composición de la tipografía. Formador es aquel que tiene el dominio técnico del software para el diseño de la página. El tipógrafo es el conocedor de los aspectos técnicos, estéticos, tipográficos. Es importante elegir la técnica con que se habrán de componer las palabras. La composición es parte indispensable del proceso pues en esta fase se ordenan adecuadamente los caracteres –letras, espacios y signos- para formar líneas. La composición se puede realizar manualmente o por algún sistema mecánico. A continuación se muestra un esquema con los distintos tipos de composición:
•Por su figura. Cursivas, negritas, redondas, minúsculas o bajas, versalitas y versales. •Por su estilo o familia. Se denomina familia al conjunto de tipos de un mismo estilo, aunque hay distintas clasificaciones, usualmente se reconocen cuatro grupos: —Grotesca o antigua. Caracteres gruesos, inspirados en inscripciones antiguas de monedas griegas —Egipcia. Letras con desbordamientos laterales, remates gruesos y cuadrangulares —Romana antigua. Se combinan trazos gruesos y finos, se identifica por sus remates triangulares. —Romana moderna. Basada en los caracteres romanos, se contrastan más los trazos gruesos y finos •Por sus elementos Recta (N, T, L) Circular (O, Q) Mixta (D, R) •Por su ojo Fina Seminegra Negra Supernegra
La corrección de pruebas Cuando ya está resuelta la corrección de estilo, se incorporan las correcciones a los archivos. En este proceso de captura se puede reevaluar una corrección. En la primera prueba se revisan todos los elementos que pudieron haber pasado inadvertidos. El encargado de la corrección ahora, es el diseñador. En la segunda prueba se corrigen los elementos ortotipográficos, se verifica la exactitud de las distancias, colgado, márgenes, todos los elementos de la página, etc. En la tercera prueba es deseable que sólo resten los últimos cambios y verificaciones del texto. Se hace un cotejo de correcciones y una corrección sistemática por ejes: cornisas, folios, títulos, subtítulos, notas de pie de página, índices, coincidencias. Este tipo de revisión permite la concentración en los detalles en un aspecto específico del libro. Paralelamente, puede ser necesario revisar la producción electrónica como retoque digital, cuadros, gráficas, ilustraciones, etc.
El cierre de edición Todos los colaboradores se juntan y analizan el libro que ya casi está listo para llevarlo a la imprenta. Generalmente se entregan archivos en formato PDF e InDesign. Se realiza la compaginación (armado de pliegos en el orden que deben ir para la impresión). En este punto, hay una última oportunidad de corrección, “las pruebas azules”, para identificar errores de impresión, “piojos” (manchas de tinta) o errores de compaginación. Normalmente se hace una lectura de las páginas del libro desde lejos para identificar los pormenores como la falta de paginación, algún espacio en blanco o un error en el diseño de la imagen. Aquí es donde concluye la labor del editor y del corrector en cuanto a correcciones y cambios textuales. Se hacen estas correcciones, para después ser llevado a almacenamiento, y al día siguiente ser enviado a la imprenta Elaboración de películas y láminas (offset). Una vez hechas las correcciones correspondientes y con el texto listo se obtienen los fotolitos de una filmadora de fotocomposición en las que aparece el libro sobre una película o soporte transparente. Es necesario que los fotolitos vayan acompañados con las pruebas y verificar que las páginas coincidan. Después de eso, se revisa que no haya defectos en los fotolitos, manchas, rayones, partes veladas, etc. Existen tres tipos de fotolitos: •De línea o plancha. Películas de texto trazo pleno. •Directos. Un solo color con diferentes intensidades. •Fotocromos. Son las películas del color. Hasta hace poco tiempo, uno de los sistemas más utilizados para la impresión era el offset. Actualmente, especialmente para tiradas cortas, se impone gradualmente el uso de impresión digital.
Pruebas azules y de color (blueprint u ozálidas, cromalines y plotter) Actualmente, se utilizan técnicas como el Computer To Plate (CTP) que permite prescindir del fotolito ya que el documento digital pasa directamente a la plancha, con este sistema se obtienen unas pruebas que se denominan plotters, equivalentes a las ozálidas , en las que se puede ver las partes de color que tiene el libro. En el taller de impresión, los fotolitos se imponen en un astralón –una película plástica estable, indeformable e incombustible- con el trazado de las páginas; es decir, la hoja o guía de papel en la que se ha dibujado el casado o lanzado de las páginas de los pliegos, según la forma de impresión que se quiera obtener, para que cuando se doble según las partes marcadas, cada página ocupe su sitio: con las separaciones oportunas de cabeza, pie y laterales. Este proceso se efectúa sobre una tabla luminosa o electrodifusora y se lleva a cabo en dos partes: el casado, trabajo teórico de las páginas y la imposición o montaje, en que se manipulan los fotolitos y se pegan encima del astralón. El resultado de este montaje son las denominadas ozálidas, océs o ferros. La revisión de ozálidas o plotters es una de las últimas pruebas que se realizan antes de la impresión. En estas pruebas todavía se pueden añadir fotolitos faltantes o quitar alguno repetido. En esta revisión se deben considerar los siguientes aspectos: •Correlación de páginas. •Colocación de imágenes •El índice •Las páginas preliminares. •Ubicación de páginas en blanco •Firma o numeración de los pliegos. Al término de estas pruebas, se procede a la insolación de planchas –para las ozálidas- y a la entrada en máquinas –para los plotters•Industrial: todo proceso está automatizado. Puede ser o rústica (cosido y pegado) o estadounidense (no lleva costura, sólo se monta con pegamento).
La impresión Existen 3 tipos de impresión: •Offset: se elaboran láminas de todo el pliego. Se aplica una tinta con base de aceite sobre una plancha metálica. Basados en el principio de que el agua y el aceite no se pueden mezclar, la plancha se impregna de la tinta en las zonas donde hay un compuesto que repele el agua y el resto de la plancha se moja con agua para que repela la tinta. La imagen o el texto se transfiere por presión a una mantilla de caucho, para pasarla, finalmente, al papel por presión. •Digital: es la impresión directa del papel en la que se utilizan máquinas impresoras que pueden ser de inyección de tinta, toner en edición láser. Sin embargo sólo permite tirajes menores. •Serigrafía: se emplea principalmente para la impresión de forros. Es utilizada por tener “mayor presencia” de la tinta, es decir, una textura. No se recomienda para impresiones con muchas formas curvas o círculos por el “efecto sierra”. •Una última oportunidad de corrección es pedirle al impresor “capillas”, que son los pliegos ya doblados pero sin coser, de modo que si hay algún error, se pueda sustituir el pliego para pasar a la encuadernación.
Comercialización A la hora de definir el precio del producto se deben incluir los costos de elaboración, de promoción y la ganancia que se espera tener de dicho libro. Para que un libro pueda ser vendido y agotado fácilmente, es necesario recurrir a los procesos de mercadotecnia y promoción. Para esto debe considerarse: •Producto: nuestro libro, finalmente, es un producto que debe ofrecerse al público así que de su calidad dependerá la preferencia de los compradores. •Plaza: Un pequeño estudio definirá los puntos de venta (librerías, ferias, puestos de revistas o hasta restaurantes). •Promoción: al conocer el perfil del lector se puede estimar la preferencia del producto. •Precio: otro de factores que definen la preferenciade los compradores es el precio. Si nuestro libro es de alta calidad, pero es económicamente inaccesible a un público más amplio, el lector no lo comprará. Debe haber un equilibrio entre la calidad del libro y su precio.
Tipos de editores Como hemos visto, a través de los siglos, las figuras encargadas de fabricar libros se han ido especializando hasta llegar ser profesiones independientes. La persona que se encarga de coordinar a un equipo para lograr la impresión de un libro es el editor que con los suficientes conocimientos y los elementos adecuados logra orquestar la empresa editorial. A partir de la imprenta podemos encontrar varios tipos de editores, como: •Editor impresor. •Editor librero. •Editor humanista: persona de cultura y negocios. Coordina procesos administrativos, comerciales, intelectuales, de diseño, etc. Construye una oferta cultural. Selecciona y vende contenidos, impulsa la cultura. •Publisher: persona de negocios, empresario editorial. •Editor: figura que deriva del editor humanista, construye cultura, pero también hace negocios •Editor redactor: tiene una visión integral de los procesos de edición. Se especializa en los procesos editoriales y técnicos, pero conoce bien todas las fases. A su vez, elabora un documento del proyecto editorial. •Editor crítico: Filólogo. Cuando se realiza una edición crítica: se cotejan las diferentes versiones y se busca la mejor.
Consta de un aparato crítico con anotaciones. Se da información del contexto histórico. •Editor textual: Establece una estructura, busca hacer un corpus unitario de una serie de textos diversos, conforma un cuerpo bibliográfico al final. Es diferente a un compilador, este último sólo agrupa los textos. Puede añadir un glosario, bibliografía, etc.
El proyecto editorial •Introducción: •Breve planteamiento del tema. •Motivos para realizar el proyecto. •Investigación del mercado. ¿Quién es destinatario del libro? ¿Qué tipo de libros circulan en el mercado? •Concepto editorial. Se indica que tipo de libro será. Características tanto textuales como iconográficas. •Perfil del lector: lector idóneo.¿A quién va dirigido el libro? •Nivel socioeconómico del lector. •Requerimientos: todos los involucrados en el proyecto: autor, diseñador, editor, corrector •Especialistas:incluyen también otro tipo de colaboradores (fotógrafos, enlaces, traductores). •Infraestructura específica:materiales y todo lo que pueda repercutir económicamente. •Contenido. Lista tentativa de artículos o capítulos indicando la obra y los autores de la misma. •Características físicas. Formato (medidas en centímetros). Tentativo número de páginas y de imágenes. Tipo de impresión. Tipo de papel (clase y gramaje). •Encuadernación y forros. Acabado. Retractilado. •Costos. Autorales. Editoriales. Cotización de imprenta (a veces se debe incluir la cotización de dos o más imprentas) •Calendario. Cronograma de tiempo de cada etapa y proceso editorial. Fechas tentativas de avances, entregas y pruebas. Debe ser un calendario real, conveniente y convincente con un margen adicional contemplado para retrasos.
Bibliografía recomendada BUEN, Jorge de, Manual de diseño editorial. México, Santillana. 2000. 400 pp. GRAHAM, Gordon. “Qué hacen los editores –del autor al lector-” en: Libros de México, México: Caniem. octubre-diciembre, Núm. 29. 1992. LÓPEZ VALDÉS, Mauricio. “Esquemas y perfiles: la organización editorial libraria”. Ponencia presentada en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. 12 de Octubre de 2006. MAGANDA SANZ, Alfonso, Cálculo editorial para obras académicas. México, Ediciones Ermitaño/UNAM CRIM, 2009. 176 pp. POLO PUJADAS, Magda. Creación y gestión de proyectos editoriales en el siglo XXI: del papel a la era digital. Prólogo de José Martínez de Sousa. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Cantabria, Universitat de les Illes Balears, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha. 2011. SMITH JR., Datus C., Guía para la publicación de libros. Trad. De Danny Clint y J. David Rodríguez Álvarez. Guadalajara, Jalisco, Universidad del Guadalajara, Asociación de Editores de Instituciones de Educación Superior, 284 pp. ZAVALA RUIZ, Roberto. El libro y sus orillas: Tipografía, originales, redacción, corrección de estilo y de pruebas. 3era edición. México: UNAM. 2008.
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Manual del editor se terminó de imprimir en marzo de 2013 en Imprenta Copilco, Odontología 34, Copilco, Coyoacán, México, 06890, DF Para la formación de este libro se utilizaron las tipografías Bodoni a 10 y 18 puntos, y Minion a 12 puntos. El papel es Bond de 75 gr. El cuidado de la edición estuvo a cargo de los autores. 500 ejemplares
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Este manual reúne las notas tomadas en el curso de edición del profesor Mauricio López Valdés en la Facultad de Filosofía y Letras.