20 Caras de la Felicidad.

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Juk’al ruwäch ri kikotemal

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caras de la felicidad

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Acreditadora: Universidad Internacional Antonio de Valdivieso, León Nicaragua Conducción pedagógica: Universidad La Salle Costa Rica

Doctorado en Educación con Énfasis en Mediación Pedagógica Tesis colectiva-rizoma 20 caras de la felicidad Asesor pedagógico Dr. Augusto César Montenegro Rangel Doctorandos proponentes Herbert Mauricio Alvarez López (Wuqub’ Ajpu) Walter Yovani Saquec López Edwin Estuardo Martínez García Juan Fernando Porres Arrellano Diagramación y fotografía (portadas) Heidy Lucas Cabrera Guatemala, diciembre de 2020.

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Rub’atz’inem ruk’u’x na’oj Hilos temáticos

Ruq’inib’äl jalajöj b’ey Urdiendo caminos

Rutzub’al ri kikotemal Horizontes de la felicidad Nab’ey rukajtz’uk ri Kajulew Rincón del Universo 1 Mirada desde el Oriente Ubicación temática Nab’ey ija’tz – Semilla 1 Cosmovisión maya y felicidad 1.1. Saberes del Pueblo Maya y felicidad a) Dependencia-relacionalidad con la divinidad b) Armonía con el entorno natural c) Relaciones de bien con la comunidad d) Búsqueda de la sabiduría e) Paz, el gran regalo de la armonía, la sabiduría, la ética y la relacionalidad 1.2. Winäq o persona, un espacio para la felicidad Ruka’n ija’tz – Semilla 2 Más allá de la cosmovisión occidental 2.1. Cooptación de la felicidad por el paradigma mecanicista a) El universo es una máquina b) El universo es un rompecabezas 2.2. Infelicidad en la cotidianidad 2.3. Nuevos paradigmas 2.4. Universo complejo y autoorganizado a) Si la vida es un fenómeno complejo, lo será entonces, la felicidad b) Felicidad y autopoiésis 2.5. Libertad y felicidad 2.6. Revelarse frente a la “normalización” 2.7. Felicidad y realidad ecológica-multidimensional 2.8. Felicidad creativa y significante 2.9. Dejar la puerta abierta Rox ija’tz – Semilla 3 Un primer acercamiento a la implicación: educación-felicidad 3.1. ¿Cómo explicamos que el sistema mecanicista cooptó la educación y la felicidad? 3.2. ¿Educar en y para la felicidad? 3.3. Aprendizaje y felicidad 3.4. Incertidumbre y felicidad Referencias bibliográficas

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Kikotemal pa nima’etamab’äl chuqa’ pa k’ulunem Sabiduría y encuentro como felicidad Ruka’n rukajtz’uk ri Kajulew Rincón del Universo 2 Mirada desde el Occidente Ubicación temática Rukaj ija’tz – Semilla 4 Decolonialidad y felicidad 4.1. Las definiciones de felicidad desde occidente 4.2. Descripción fenomenológica de la felicidad 4.3. Occidentalización de la felicidad ¿qué significa? 4.4. Las epistemologías del Sur y su propuesta de felicidad 4.5. A propósito de la decolonialidad 4.6. La diversidad sexual como descolonización de las categorías de una moral tradicional y su infl uencia en la felicidad 4.7. El principio de lo femenino como descolonización de la felicidad Ro’ ija’tz – Semilla 5 Felicidad y entornos virtuales 5.1. Rodeados de tecnología 5.2. Generación XXI y colonización virtual a) Ser observado b) Ser creativo e inventivo a la “carta” c) Escuchar lo que se quiere oír, relacionarme solo con lo que me interesa d) Reducir el mundo de lo simbólico y empático a un emoticon 5.3. Redes sociales, emocionalidad y felicidad a) Emociones 1.0 b) Emociones 2.0 c) Emociones 3.0 5.4. La parábola del perro gordo, un llamado a la felicidad 5.5. Educar para la felicidad y la tecnología 5.6. Los desafíos éticos del progreso tecnológico 5.7. Últimas palabras en torno a la tecnología Ruwaq ija’tz – Semilla 6 Saberes del Sur para repensar la felicidad 6.1. El Sumak Kawsay 6.2. Ütz K’aslemal Referencias bibliográficas

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Kikotemal pa na’onem chuqa’ pa chojna’oj Estesis, ética y felicidad Rox rukajtz’uk ri Kajulew Rincón del Universo 3 Mirada desde el Norte Ubicación temática

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Ruwuq ija’tz – Semilla 7 Estesis y felicidad 7.1. Estesis 7.2. Cotidianidad sensible 7.3. Cognición, estesis y felicidad Ruwaqxaq ija’tz – Semilla 8 Ética, valores y felicidad 8.1. Contextualizando la felicidad 8.2. Conceptos sobre ética y valores 8.3. Complejidad, futuro y felicidad a) El modelo holístico y ecológico en relación con la felicidad b) Fractalidad y felicidad 8.4. Sutileza de los valores, historización y felicidad 8.5. Principios y valores en la cosmovisión maya 8.6. Caos, creatividad y cosecha 8.7. Futuro de los valores entre la caducidad y la perpetuación 8.8. Las primeras semillas en torno a la felicidad 8.9 A modo de conclusión: estesis, cognición, ética y felicidad Referencias bibliográficas

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Tijonïk richin jun k’aslem pa kikotemal Educar en y para la vida y la felicidad Rukaj rukajtz’uk ri Kajulew Rincón del Universo 4 Mirada desde el Sur Ubicación temática Rub’elej ija’tz – Semilla 9 Observancia de la vida 9.1. Educar en el cuidado de la casa común 9.2. Educar para la ciudadanía 9.3. Educar desde el juicio crítico para la libertad 9.4. Educar para la diversidad sexual y de género 9.5. Educar contra los fundamentalismos ideológicos, religiosos y políticos 9.6. Educar para la interculturalidad 9.7. Educar desde la cotidianidad 9.8. Educar para la imaginación 9.9. Educar desde experiencias significativas 9.10. Educar para la incertidumbre 9.11. Educar en el holismo y la complejidad 9.12. Educar para la felicidad 9.13. Educar para la transformación social

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Rulaj ija’tz – Semilla 10 Educar en y para la vida en plenitud 10.1. Felicidad como expresión 10.2. Felicidad e incertidumbre a) La felicidad como incertidumbre b) Educar para la felicidad desde la incertidumbre 10.3. Felicidad para la convivencia a) Tres modos de vivir b) Autopoiésis: principio socialista de la vida c) La compulsión del éxito: atrofia familiar y educativa d) Vivir es aprender, y aprender es convivir, defender y resistir 10.4. Vivir en el gozo y la alegría a) ¿Cuándo gozamos de la vida? b) En las cosas más sencillas se construye la felicidad c) Conmovernos es el punto de partida ¿Qué nos emociona? d) El gozo libera, la apatía mata e) Educar en el gozo para la vida y para el aprendizaje Rujulaj ija’tz – Semilla 11 Hacia la transformación social 11.1. Una escuela ciudadana planetaria 11.2. La vida desde el sur, el buen vivir: el Sumak Kawsay – Ütz K’aslemal 11.3. Una nueva forma de dirigirnos al futuro tecnológico Referencias bibliográficas

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Juk’al ruwachinem ri kikotemal 20 cosechas de felicidad Ruk’u’x Kaj Ruk’u’x Ulew Corazón del Cielo y Corazón de la Tierra Mirada desde el Centro Ubicación temática 20 cosechas de felicidad

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Ri qakem Nuestro tejido

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La felicidad desde la comunidad de aprendizaje Rukemïk Na’oj

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Ruq’inib’äl jalajöj b’ey Urdiendo caminos

En la cultura maya, cuando la abuela decide hacer un tejido, después de la preparación de los materiales, y de haberse encomendado al Ajaw, entrelaza los hilos que va a usar. Ese entrelazamiento o urdimbre será lo que después de mucho tiempo, de mucho trabajo, de mucho cuidado, de muchas refl exiones, de muchas conversaciones con las compañeras de tejido, o las hijas o las nietas, evolucionará en un precioso diseño que portará como parte de su vida o de la vida de otras personas. La Universidad Internacional Antonio de Valdivieso de Nicaragua, y la Universidad La Salle de Costa Rica, desde su programa de Doctorado en Educación con Énfasis en Mediación Pedagógica nos ha dado la oportunidad de hilar experiencias, lecturas, refl exiones, relaciones. Para ello, dentro del camino de estudios doctorales se ha creado comunidades de aprendizaje llamadas “rizomas”, las cuales debían generar una propuesta, una mirada en torno al campo de la educación en una realidad compleja. Nuestro rizoma o comunidad de aprendizaje se llama Rukemïk Na’oj– Tejiendo Sabiduría. Eso es lo que hemos experimentado y eso es lo que deseamos compartir. Nuestro ch’umilal (interés, espíritu, mirada personal que se transformó en grupal) se decantó por la complejidad de la felicidad. La felicidad como estesis de vida, experiencia compleja y desafío de la educación. Los caminos y las veredas tomadas en pos de un diálogo en relación con la complejidad de la felicidad, contextualizada en nuestra realidad pluricultural, se expanden a partir de la cosmovisión maya. Hemos tomado como guía la expresión simbólica del altar maya de la vida, la creación, y el cosmos. Los cuatro rincones o lados o esquinas del Universo descritos por significados profundos desde los colores rojo-oriente; negro-occidente; blanco-norte; amarillo-sur; y el centro-verde/azul son la plataforma desde donde extendemos nuestra mirada. El Popol Wuj fundamenta esta mirada, y a nosotros nos guía su fuerza y su cosmovisión.

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Por ello, hacemos cuatro refl exiones con base teórico-práxica, y una puesta en escena de experiencias propias de vida en torno a 20 Winaqi’ (20 personas). Así es como el nombre de esta propuesta es Juk’al ruwäch ri Kikotemal (20 caras de la felicidad). Intentamos que la refl exión teórica sea cuestionada, apoyada o negada por la realidad de la experiencia de vida de 20 ch’umila’. Estas personas fueron escogidas desde diferentes ámbitos de la vida: académica-científica, étnica, clases sociales, adherencia religiosa, marginalidad social. ¿Por qué 20? Porque para decir “persona” en idiomas mayas decimos Jun Winäq. Y así nombramos también al número “20”. Esto significa una realidad total de vida. Un ser de múltiples vivencias, relacionalidades y significados. Por ello la base de la matemática maya, la expresión de las fuerzas de vida desde los nawales y la definición de persona se expresa con el “20”. Hemos querido, entonces, presentar 20 caras, 20 vidas que intentan refl ejar los diversos caminos en que se bifurcan los días, las miradas, los sueños, las desesperanzas, persiguiendo un envoltorio sagrado que llamamos felicidad. “Felicidad”, es un nombre de otras 20 caras: armonía, esperanza, equilibrio, sentido de vida, autorrealización, nudo de relaciones, plenitud de vida, vida misma. “Felicidad” en este camino, es sólo un código de entendimiento. La felicidad como tal no existe: existen las muchas felicidades, porque ellas son experiencias trascendentes. De igual manera no hay felicidad como un “producto privado, monocultural y de consumo” sino en una red de relaciones colectivas y cósmicas.

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Hemos visualizado de la siguiente forma nuestros caminos: - Rincón del Universo 1 (Oriente–rojo): Rutzub’al ri kikotemal – Horizontes de la Felicidad - Rincón del Universo 2 (Occidente–negro): Kikotemal pa nima’etamab’äl chuqa’ pa k’ulunem – Sabiduría y encuentro como Felicidad - Rincón del Universo 3 (Norte–blanco): Kikotemal pa na’onem chuqa’ pa chojna’oj – Estesis, ética y felicidad - Rincón del Universo 4 (sur–amarillo):} Tijonïk richin jun k’aslem pa kikotemal – Educar en y para la vida y la felicidad - Centro Corazón del Cielo y Corazón de la Tierra (verde–azul): Juk’al ruwachinem ri Kikotemal – 20 vidas y cosechas de felicidad

Esperamos que nuestra refl exión sea una casa de puertas y ventanas abiertas para entrar, mirar, descansar, hablar, reír, llorar, disensionar, salir; en torno a nuestra mirada compleja acerca de la Educación y la Felicidad. No pretendemos ni conclusiones cerradas ni palabras finales. Pero sí pretendemos apertura, refl exiones inconclusas, incertidumbre, caos, vida. Ojalá podamos lograr abrir más surcos de curiosidad, refl exión y experiencia de vida entre nuestros lectores; ojalá puedan otear tres o cuatro o veinte miradas para dialogar o discutir; ojalá podamos conversar con sus corazones:

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Nunca un río es río sino habla con las piedras, si ellas no responden tronando y saltando con alegría. Nunca una hoja es hoja sino es escuchada por su árbol, ni el árbol lo es si ellas no le soplan al oído, a sus ramas, raíces, sombras y recuerdos. Igual, esta palabra no lo es si sus letras no inquietan, agradan o provocan. Caminemos pues, la urdimbre está, los hilos se han movido, y la vida más. (Wuqub’ Ajpu)

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Rutzub’al ri kikotemal Horizontes de la felicidad

Nab’ey rukajtz’uk ri Kajulew Rincón del Universo 1

Mirada desde el Oriente 11

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Ubicación temática Sólo estaban Tz´aqol, Bitol, Tepew Q´ukumatz, Alom, K´ajolom en el agua. Dimanaban luz (…) De grandes sabios de grandes pensadores es su esencia. (Colop, 2012, p. 4)

Damos apertura a la primera puerta, Rincón del Universo 1, a partir del significado de los colores mayas que hacen referencia en primera instancia a una identificación: los cuatro lados, esquinas, ángulos, rincones o caminos del Universo, según el Popol Wuj. En segunda instancia, hacen referencia a un significado vivo: la totalidad de la vida, la totalidad del Creador y Formador (Tz’aqol – B’itol), todo aquello que existe, lo que comprendemos y no comprendemos, lo que dejó de existir y lo que nacerá, adelante y atrás, arriba y abajo, lo comprendido y lo no comprendido, lo hablado y lo meditado, lo dicho y lo aún no revelado. Presentar “esta palabra” desde los colores mayas, es una forma de decir, caminos que van tejiendo sabiduría. La expresión “caminos que van tejiendo sabiduría”, usa un gerundio, un movimiento: ir tejiendo. Este ir tejiendo denota que, como los colores referentes a una totalidad, a lo que ha existido, existe y existirá; es una totalidad inacabada. Por ello, nuestra palabra es una propuesta, lejos de estar terminada, abierta a ser acogida, a ser pensada, a ser corregida, a ser aumentada, a ser dialogada. No obstante, nuestra palabra incluye sabidurías, sueños, realidades, sensibilidades, caos, es decir: vida. Desde el espíritu del Popol Wuj nos remontamos en búsqueda. Recorremos caminos como los primeros líderes, Jun Junajpu y Wuqub Junajpu:

Enseguida llegaron donde se encontraban cuatro caminos (…) (…) donde se entrecruzan los cuatro caminos: un camino era rojo, los otros eran un camino negro, un camino blanco; y el otro un camino amarillo” (Colop, 2012, p. 48)

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Mirada desde el oriente


Esta primera mirada la denominamos “Rincón del Universo 1”. Nos ubicamos desde el oriente o zona donde nace-sale el sol, es de color rojo, lugar de Ajaw-Dios en la vida, dirección divina hacia donde se orientan en cada amanecer las personas, los animales, la vegetación. De allí viene la fuerza que hace crecer y vivir, la iluminación que hace evolucionar, el calor que abraza nuestros corazones y que destruye las maldades. La sangre es de color rojo, siempre en movimiento, nunca detenida, lleva y trae vida. “20 caras de la felicidad” es una investigación compleja, que, que en primera instancia revisa paradigmas que nos acercan a un fenómeno, en este caso, la percepción de la felicidad. Pedimos permiso al Ajaw por lo que vamos a dejar de decir y por la incapacidad de poder decirlo todo, porque siempre se está en deuda con la realidad, con la verdad. Al mismo tiempo, damos inicio a la refl exión con energía, con el impulso de la sangre; la nuestra y la que recorrerá las venas de quienes danzarán junto a nosotros a través de la lectura. El “Dúo Guardabarranco” nos diría que la felicidad es una casa abierta (Cardenal, 1992), y en esa dirección va también, nuestra mirada. Lo abierto es acogedor, invitante, katok pe (pasá adelante), espacioso, inspirante, risas y sentimientos que necesitan de sustento sin que puedan quedarse adentro. Dialogaremos con la felicidad como quien intenta alcanzar su sombra. Desde este “Rincón del Universo 1” propondremos: una mirada acerca de la felicidad desde el sentir maya, una advertencia acerca de los enfoques tradicionales mecanicistas de la felicidad, y una llamada a educar para la felicidad.

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Mirada desde el oriente


Nab’ey ija’tz Semilla 1

Cosmovisión maya y felicidad

1.1. Saberes del Pueblo Maya y felicidad Después de una tapizca, el niño, cansado, adolorido y picoteado; preguntó a su abuelo: - Abuelo, ¿por qué se sufre tanto tapizcando? Porque queremos ser felices. La felicidad es como la mazorca que tuviste hoy en tus manos: todo sirve. Los granos para alimentarnos, el olote para el fuego o comida de animales, la caña para alimentar la tierra. Tal vez no hay que ver el dolor primero sino el gozo venidero. (Wuqub’ Ajpu)

El Instituto Nacional de Estadística (INE) presentó para el año 2016 una estimación de población guatemalteca de 16,548,168; sin embargo, los resultados del Censo del año 2018 reportan 14,901,286 habitantes. De ellos 6,207,503 mayas configuran el 41.66% de la población. En el año 2014, presentaba datos de un 40%. Las organizaciones alternativas y mayas expresan que la población indígena es más del 50% con un techo máximo de 80%. La vida de relaciones comunitarias profundas, la familia, la ayuda mutua, la espiritualidad, conforman los pilares fundamentales de la población maya. En el pueblo maya todo lo que forma la realidad es entendido desde la divinidad. Nada queda fuera de ella. Desde este contexto: ¿qué podemos decir de la felicidad desde la sabiduría ancestral maya? La cultura maya como muchas culturas originarias no crea conceptos ni define. Todo lo expresa desde oraciones, metáforas, mitos, cuentos, desde la comparación o la reverencia a la naturaleza, desde la vivencia comunitaria, desde la práctica cotidiana. Por ello, no se cuenta con una definición específica de felicidad, a la

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manera de un diccionario occidental. Es más, no existe el término felicidad en la lengua maya. Pero sí se puede intentar describir qué se entiende por el término felicidad usando códigos occidentales. Podría proponerse varios términos o expresiones como sinónimo de felicidad, sin que cada término abarque el todo: el cuidado mutuo, la relación profunda o sincronización de energías o armonía o mirada consciente o conexión o el crecer juntos del Ser Humano con el Cosmos acompañados del Tzaqol-B’itol, Creador y Formador. Todos, términos de significaciones profundas, pero finalmente expresiones, y no toda la realidad. La felicidad en el mundo maya no es un solo punto, una sola experiencia: recoge el conjunto de la vida que impulsa a la armonía, al sentido y la relacionalidad y se opone a la opresión, el daño y la individualidad. Esto, anteriormente expresado en términos, está presente a lo largo del Popol Wuj, el sagrado libro Maya K’iche’, desde narraciones ancestrales. Se destaca aquí algunas experiencias vivenciales que mueven a lo que llamamos occidentalmente “felicidad” en el Ser Humano.


a) Dependencia-relacionalidad con la divinidad Ésta era, pues, la súplica de sus corazones: _¡Que amanezca!, tú de los cinco días, tú, Jun Raqan, tú, Corazón del Cielo y de la Tierra, tú proveedor de la abundancia y del alimento; tú, dador de hijas e hijos. (Colop, 2012, p. 191)

La primera y más grande percepción o conciencia es la relacionalidad del Ser Humano con la divinidad, aquí nombrada como Jun Raqan (Huracán), como Corazón del Cielo y de la Tierra. La adhesión a la fuerza divina es imprescindible para la experiencia y el desarrollo de la vida, que es el recipiente de la felicidad. Vida ya es sinónimo de felicidad. Es ser, existir en relación con lo divino. Esta vida del gran Ajaw se simboliza en las celebraciones a partir del color rojo ubicado desde el occidente, donde sale el sol. De la relación con lo divino, entonces, se desprende todo lo demás, toda la realidad como posibilitadora de la vida, pero no cualquier vida, sino la vida que plenifica, realiza, potencia, ayuda, perdona, hace reír, hace caminar; hacer ver con tu mirada, la de los demás; sentirte acompañado por el árbol o el jaguar. Todo es para todos. Siendo deudores de la refl exión de Falla (2013); en el texto hay referencia a una sociedad con abundancia en cosecha, fertilidad de hijos e hijas y vida nueva. En definitiva, el fl uir de la vida lleva consigo el deseo del grito alegre de la expansión. Pero nótese que la palabra “abundancia” hace alusión a un destinatario específico colectivo, al ser “la súplica de sus corazones”: una comunidad. No es el hartazgo de un individuo. Por lo tanto, no hay felicidad si no hay abundancia, es decir que “para todos, alcance”. Es una experiencia, una realización de todos. Por eso, en los pueblos mayas, la comunidad es un valor insoslayable.

b) Armonía con el entorno natural

Que se multipliquen, que crezcan los que te sostengan, los que te guarden; los que te invoquen en los caminos, en las veredas; en los ríos, en los barrancos; debajo de los árboles, debajo de los bejucos. (Colop, 2012, pp. 191-192)

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La palabra armonía, más que estado, es realidad relacional. El ser humano que se multiplica lo hace desde una casa común, desde una ubicación natural: los caminos, veredas, ríos, barrancos, árboles, bejucos. La alusión “debajo de” informa que no se trata de una expresión superficial, romántica y utópica. Es una realidad profunda. Nuestra casa o lugar de ubicación es en la naturaleza. Por eso, los pueblos originarios hemos dicho siempre “la madre naturaleza”; porque en ella existimos, ella nos da a luz, somos hijos-parte de ella, la conformamos, y no somos más que ella. No es una materia de estudio, sino es nuestra mirada. Por eso, la armonía con el entorno natural significa estar cuidando, potenciando, amando lo otro fuera de sí y a nosotros-as mismos-as. La felicidad como armonía propone hacerse cargo de nuestro ser natural y en relación a ella: muere ella, morimos nosotros; vive ella, vivimos nosotros. En cualquier lugar, en cualquier acción o tiempo crece la vida, la fortuna, la hoja, el dolor, el colibrí, la emoción, la estrella o el conocimiento; todo en un movimiento cósmico no discriminante. Todo aporta, todo es vital. Crecer es ir sintiendo, conociendo, superando peldaños lastimosos, gozando miradas presentes, y abriéndose a lo nuevo como la apertura irrenunciable al futuro.

c) Relaciones de bien en la comunidad Que no haya desgracia, desastre, infortunio, desventura que nadie los engañe detrás, ni delante. Que no lleguen a ser juzgados, que no se hieran, que no sean abusados, que no sean condenados por la justicia. (Colop, 2012, p. 192)

Es todo un camino ético. Se describe desde una mirada negativa. No se puede trastocar la común-unidad. Lo que pasa entre la naturaleza y el ser humano: ambos, parte de lo mismo; es lo que debe vivirse a nivel comunitario. Se requiere cuidarnos, ayudarnos, corregirnos mutuamente, alegrarnos. La felicidad necesita también de lo ético. Nada que haga daño hace crecer una planta o reír a una niña. El respeto al otro-comunidad implica procurarle la vida. No es válido ejercer la violencia contra alguien (“no ser condenados por la justicia”) ni imponerse desde el dominio, la esclavitud o colonización (“que no sean abusados”). Se exige al individuo una madurez para “que no haya culpa, prisión, vergüenza, desastre”; y para que haya un cuidado de los otros: “Que nadie los engañe detrás, ni delante”. 1555

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Recordar que no se trata sólo del ser humano. Se rebasa la frontera antropocéntrica. Se entiende también el no abuso contra los bosques, el agua o los animales; la piedra, el mar o la ciencia.

d) Búsqueda de la sabiduría

Que no caigan en la bajada del camino en la subida del camino. Que no haya obstáculo, ni tropiezo detrás, ni delante de ellos. (Colop, 2012, p. 192)

Una alusión al camino, en mirada negativa, a la ejercitación de la sabiduría. La sabiduría se obtiene en la vida, en las veredas y ella es un bastión que nos ahorra el dolor, el error, la tragedia y nos remonta al equilibrio de vida. Falla (2013, p. 158), interpreta este texto como el hecho de que “la vida son caminos y el arte es ni perderse ni morir en ellos, como los héroes de Xibalbá. Se apunta aquí a una sabiduría de las personas para distinguir su misión y su sentido en la vida, diríamos, la identidad”. El equilibrio de la vida, es el sentido de vivir, potenciado por la capacidad y sensibilidad de no caer ni en la subida ni en la bajada del camino: elegir siempre lo mejor para la vida propia, para la comunidad y para el cosmos. La búsqueda de sabiduría es también elemento de la felicidad. Desea evitar el dolor, pero también ayuda a superarlo. Nos expande más allá de la frontera que dan los ojos o la piel, nos remonta a ver sin superficialidad, es decir, con valores, sueños e ideales.

e) Paz, el gran regalo de la armonía, la sabiduría, la ética y la relacionalidad ¡Que sólo haya claridad, que sólo haya paz ante tu boca, ante tu presencia, tú, divinidad! (Colop, 2012, p. 193)

La paz, otra realidad necesaria para la felicidad. Esta idea presentada acá como un paradigma de la felicidad en el mundo maya, es llamada por Falla (2013) como la oración de los padres y madres originarios, expresada como imagen de la sociedad ideal.

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A partir de esto, hay que notar que donde él interpreta imagen de la sociedad, se interpreta acá como el llegar a ser del Ser Humano, de la Naturaleza, de la Vida, de la Existencia. Ese ideal maya también es entendido como felicidad. Llegar a ser con sentido, con valor, con armonía de relación entre todo lo creado. Notamos que felicidad es muchas dimensiones, y no el resultado de todas ellas, sino ella en todas esas dimensiones. La felicidad, más que un estado, es experiencia de vida que da sentido, que mantiene el deseo de actuar, que potencia el sentido de admirar, que causa sentimiento de reír, soportar o agradecer: es no dejarse morir o bien la alegría de existir. Esto dos polos entre la muerte y la vida, simbolizan el espacio de acción y tiempo de la felicidad; pero también de la ubicación de la vida: unas veces en gran enamoramiento (alegría de existir), y otras veces en crisis (no dejarse morir). Y entre ambos polos, miles de experiencias. Por ello, intentando resumir, felicidad hace alusión a vida. Vida jaloneada siempre por el deseo de ser apreciada, degustada. Y cuando la vida como felicidad está malherida, también existe la felicidad como deseo, como meta de existencia. La lucha por salir de los sinsabores es expresión de querer regresar a estados de goce.

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1.2. Winäq o persona, un espacio para la felicidad

La palabra felicidad no es usada en la cosmovisión maya. Ya describimos que un posible sinónimo como término, más no como total definición, es la palabra “armonía”. Esa armonía, se expresó, es experienciar la vida en relación, siendo naturaleza y sólo dentro de su regazo en correlación con el Ajaw. Nacer, es decir vivir, es un don del Ajaw, del Creador y Formador. El Ajaw ha provisto que cada persona al nacer traiga consigo el “ch’umilal”, su estrella o vocación, don, cualidades, virtudes, habilidades; configurando así las actitudes y la misión de cada persona en la vida (Ixcoy, 2009). Esto no es un destino preestablecido, por lo tanto, un devenir obligado; sino expresar que nuestros ancestros supieron leer la correlación de energías presentes en el engendrar y el nacer en un espacio-mundo donde todo confl uye. Toda la naturaleza es inherente a cada ser: aire, frío, agua, luna, sol, nubes, clima. Todos somos codependientes de mecanismo similares, energías iguales: somos “polvo de estrellas”, naturaleza pura afectada por todo lo Otro fuera de nosotros. Todo está en la cotidianidad. Esta es la dimensión en que vivimos y allí se construye la armonía del ser humano. Esa armonía ofrece preguntas, se desliza en retos, desea superar dolores, adquirir sentidos, sentir amores. A esto podríamos llamarle a su vez espiritualidad. Una espiritualidad entendida como la capacidad y la experiencia relacional con uno mismo y con todo lo que le rodea, entendiendo que cada ser depende de todos los otros seres; que hay vida

en mí y en todo lo otro fuera de mí. Todo me infl uye y todo lo infl uyo, y por ello un río, un árbol y una danta juegan en mi vida un rol decisivo, al igual que un hijo o una madre, un conocido o un desconocido. El Ajaw, Dios Padre y Madre, es él y su existencia; él y su presencia en todo: naturaleza, ser humano, espacio infinito. La persona, al decir que trae consigo el “ch’umilal”, que trae consigo habilidades, carácter, misión; no se trata, como se dijo, de un predeterminismo encadenante, de un destino fijado e inamovible. Se trata de reconocer la creación natural a partir del movimiento de la luna y el sol, de las energías que se mueven en el espacio de la vida. Ellas también hablan, influyen, poseen valor y fuerza. La persona es en definitiva, un espacio relacional. Desde este espacio somos, sentimos, pensamos y seguimos viviendo. El pueblo maya asumió conscientemente el espacio referencial de la persona y quiso eternizarlo en su verbalización significante. Jun Winäq, significa una persona o un ser. Usar esta expresión es elevar a la categoría de irrenunciable su relacionalidad natural. Es tan importante, que una de sus mayores creaciones, el sistema matemático vigesimal fue inspirado desde la naturaleza: veinte dedos, diez de las manos y diez de los pies. Un sistema entero, y abierto a la infinitud; pues los pies y las manos no son estáticos, son movimiento siempre.

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El número 20 en la escritura maya se simboliza desde el cero y el uno: • El cero representa, según Ajpub´, Curruchiche y Taquirá (2009), el espíritu o el ser. Ruk’u´x K’aslemal, Ma juk´utaj es en maya-kiché la expresión usada para decir espíritu de la vida que no se ve, que existe y es sagrada. Por lo tanto, el cero cuenta, posee sentido de plenitud. • El uno, es la naturaleza del ser como hombre o como mujer. Una anatomía que guarda relación con el cosmos y la madre naturaleza. • Ese espíritu que se materializa, conforma el Jun Winäq, la persona, y se representa así: uno y cero en niveles. Numeral 20:

El cero es el espíritu de ese ser materializado (el uno). Podría decirse espíritu más materia, no a la manera griega (cuerpo + alma) sino espíritu que camina (materializado). Es decir, persona. Jun Winäq, una persona lleva consigo la referencia al Ajaw y la condición de naturaleza. Este es el espacio para la realización personal, para vivencia armónica, para construcción de sentido, todo ello, elementos constitutivos de lo que entendemos por felicidad. Jun Winäq, es surgir a la vida material, finita, pero desde la infinita o espiritual. Por eso somos un espacio relacional formado de finitud e infinitud. Entendido así, el “ch’umilal”, el don, la vocación, la misión, la estrella que nos guía, es una correlacionalidad entre la fuerza espiritual y natural, presente en la persona. Nuestro “ch’umilal” se manifiesta desde un nawal, nuestra energía significante. Allí se hace presente el Ajaw, los antepasados, la naturaleza, la historia; y ellos conforman mi persona, mi fuerza, mi energía. Somos espacios de interrelacionalidades, de múltiples miradas, y de búsquedas perennes. Estermann (2007) expresa que para los pueblos originarios la base de irradiación de su espíritu no parte del “amor al prójimo” sino de “la convicción de que este universo está interconectado y que obedezca a un orden cósmico y antropológico fundamental”.

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El mismo autor menciona unos rasgos, unas realidades que son parte de la armonía para la vida (no sólo para el ser humano): • La relacionalidad (nos infl uimos positiva y negativamente con todo). • La correspondencia (el micro y el macrocosmos se manifiestan en lo pequeño y lo grande). • Complementariedad (lo otro fuera, necesario para ser completo y capaz de existir y actuar). • La reciprocidad (cada acto tiene un elemento recíproco: si afecto me afecta, si potencio me potencia). • Ciclicidad histórica (el tiempo es cualitativo, cada tiempo tiene su propósito específico. No es una línea sin fin, sino dialéctico y discontinuo, circular o espiral interminable). Se podría agregar: • La celebración festiva: regeneración de fuerza y risa del espíritu. • La escucha atenta de abuelas y abuelos. Los que ya han caminado y nos allanan camino, nos transmiten la sabiduría. • La comunicación con el Gran Espíritu, con el Ajaw, Dios que está en el cielo y la tierra (en todo) y por eso es Ruk’u’x Kaj - Ruk´u´x Ulew (Corazón del Cielo - Corazón de la Tierra). A partir de que la vida es energía, implicación, conexión y armonía con el cosmos, el agua, la tierra, el fuego y el aire; no cabe duda de que las y los abuelos plantearon una dinámica compleja y holista al modo de permanencia del ser humano en el tiempo y en el espacio. La creación de la mujer y del hombre de maíz hacen referencia a otra manera de entender qué es la persona en la obra perfecta del Creador y del Formador, de la Abuela y del Abuelo progenitores. El Popol Wuj narra unos intentos de creación: - el ser de lodo se deshizo, - el ser de madera (no se doblegó ni rindió tributo), - la mujer de zibake y el hombre de tz’ite (no pensaban, no hablaban), - la mujer y el hombre de maíz hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas; eran seres humanos buenos y hermosos; y agradecieron a sus creadores. A partir de la creación de la mujer y del hombre se inicia el camino y la búsqueda de la identidad, el sentido de pertenencia y la plenitud conforme se danza en el tiempo y el espacio interconectados con el Corazón del Cielo y el Corazón de la Tierra. Esta búsqueda de tantos elementos que hacen al ser humano contar con sentido, es una prefiguración de lo que podríamos entender como felicidad.

Se describió con anterioridad que dentro de todos estos elementos que hacen a la persona, hay unos que adquieren más atención, pero no por eso más importantes que otros: la relación con la divinidad, con la naturaleza, con la comunidad, la búsqueda de la sabiduría, la construcción de la convivencia en paz.

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Se nota que estos elementos más relacionales adquieren mayor significancia que la inteligencia, por ejemplo. Esa es la diferencia con el mundo occidental. Para ese mundo, al describir lo más profundo del ser humano, no dudarían en poner primero esta situación de proporción individual. En el Popol Wuj, incluso la inteligencia es para la relacionalidad con el cosmos, y hace más referencia a sabiduría que a cociente intelectual. El texto expresa que: “fueron dotados de inteligencia, vieron y al punto se extendió su vista, alcanzaron a ver, alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Cuando miraban, al instante veían a su alrededor y contemplaban en torno a ellos la bóveda del cielo y la faz redonda de la tierra”. La inteligencia es para contemplar, para descubrir la huella del Creador y Formador, para relacionarse con todo lo que vive. El texto continúa: “Luego dieron las gracias al Creador y al Formador; ¡En verdad les damos gracias dos y tres veces! Hemos sido creados, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, oímos, pensamos y andamos; sentimos

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perfectamente y conocemos lo que está lejos y lo que está cerca. Vemos también todo lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra. Les damos gracias, pues, por habernos creado. ¡Oh Creador y Formador! Por habernos dado el ser ¡Oh abuela nuestra! ¡Oh nuestro abuelo!, dijeron, dando las gracias por su creación y formación. (CNEM, 2007, p. 50). ¿Cómo entender el modo de vivir, la manera de entenderse así mismo desde esta cosmovisión? La vida es equilibrio con todas las energías cósmicas y terrenas, porque somos consolidados en materia cuántica, savia de verde y rojo, sueños de aire y fuego. Por esta razón, el Consejo Nacional de Educación Maya (CNEM 2007, p. 50), expresa que: “El hombre de maíz es el Jun Winäq, la persona completa, en el que confían las energías cósmicas, el mantenimiento del mundo y la vigilancia del cosmos”. A partir de esto se podría hacer un perfil para poner en imagen lo que se desea expresar con el término persona, espacio para la felicidad.


Figura 1 El perfil del Jun Winäq, la persona completa

Comnunidad relacional

Norte

Búsqueda constante de la sabiduría

Occidente

Jun Winäq Una persona con vida integrada en relación con la divinidad, la naturaleza y el cosmos, la comunidad, y en búsqueda de la sabiduría: la paz en construcción

Oriente

Reconocer la divinidad

Sur

Relación armoniosa con la naturaleza y el cosmos

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Ruka’n ija’tz Semilla 2

Más allá de la cosmovisión occidental

Para millones y millones de seres humanos, el verdadero infierno es la tierra. - Shopenhauer

2.1. Cooptación de la felicidad por el paradigma mecanicista Nuestras generaciones son deudoras todavía de una específica manera de ver el mundo en la Edad Media. Se caracteriza básicamente por un relato religioso, mítico (por supuesto, mal interpretando algunos textos sagrados del cristianismo); por no inducir a hacer preguntas, sino solo a dar respuestas a cualquier dilema de la vida, desde ese relato mítico. En el siglo XVII se dio un fenómeno social, político y científico que revolucionó y rompió esa forma tradicional, religiosa y hasta podríamos decir, “oscurantista”, con que el ser humano trataba todos los fenómenos de su entorno. Con los aportes de Newton y Descartes, se inició lo que para muchos es la base del “método científico” y que en su momento fue un paso muy importante y significativo en el desarrollo del pensamiento del ser humano. Esta revolución o cambio de paradigma posibilitó la nombrada “revolución industrial”, sentó las bases teóricas, hermenéuticas y estructurales del capitalismo moderno. Resumimos en el siguiente cuadro, los elementos o características del modelo mecanicista moderno y postmoderno que sigue imperando hoy, en el espacio de las respuestas científicas a los fenómenos de la existencia:

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Tabla 1

Elementos que identifican el modelo mecanicista

Ser humano

Naturaleza

Es un reloj, una máquina precisa No hay relación de armonía o “con-vivir”, sino relación de dominación, por lo que no se considera autónoma Se le manipula por medio del conocimiento de sus leyes, que están al alcance del ser humano El mundo y las cosas no se pertenecen a sí mismas, sino que son siempre para y desde el yo Los fenómenos son predecibles, controlables y parametrizables

Inteligencia, aprendizaje, conocimiento

Imagen de lo divino

Solo desde la razón, no la intuición ni el sentimiento ni los saberes ancestrales Racionalista, conceptual, memorística, dogmática, cerrada, impositiva, colonialista, jerárquica patriarcal, basada en el poder, la sumisión, el miedo, coerción y obediencia Todo se puede conocer, mediante el descubrimiento de las leyes Conocimiento fragmentado Valora las ideas, leyes precisas No parte de los sentidos

Las consecuencias de este paradigma han llevado a la formulación de dos axiomas que han desencadenado relaciones que han roto el equilibrio primigenio: el universo es una máquina y un rompecabezas.

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a) El universo es una máquina EL universo es una máquina cuando se le pretende medir, dominar, predecir y controlar. Experiencias tan humanas como la felicidad están circunscritas a lo que dicen los manuales, a lo que dicta las teorías científicas, deben estar sujetas a la inquisición lógica, a la lupa humana de la verdad y el raciocinio. No debe caber ni un ápice de duda, cuestionamiento, contradicción, o disensión a la hora de formular los conceptos. Más bien la experiencia no existe, si no brota del manantial infinito de la verdad y el dogma puro, sobre todo si es de la ciencia. No se es feliz porque el “yo” se descubre en el mundo. Se es feliz, porque el “yo” domina y está por encima del mundo, y en ese mundo no cabe lo débil, lo femenino, lo imaginativo, lo placentero, lo mitológico, lo intuitivo, lo relacional. La felicidad es confundida a menudo con la seguridad, por la pulcritud de una conciencia liberada de cualquier sentimentalismo, en un ejercicio ético donde prevalece más el mérito que la compasión y el cuidado (Boff 2004). Una definición simple de felicidad revela mucho: “estado de satisfacción general, caracterizado por el contento de la vida en conjunto” (Howard, 1996). Esta definición publicada en 1934, recoge un ideal que sigue dos cauces de inspiración: el androcentrismo con satisfacción del ser humano; y el control sobre las variables internas y externas del propio ser humano definido como contento de la vida. Esa definición es un ideal para el pensamiento occidental de la sociedad del bienestar. Para los que viven de los seguros capitales a costa de la explotación de otras sociedades. Se podría decir que dicha definición ni llena expectativas de realidades mundiales ni se ajusta a un humanismo solidario. En esta perspectiva la felicidad se reduce al ámbito privado, individual, pero sobre todo a lo intimista y al bienestar económico. Brota

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de las ideas de que el tiempo es para producir, todo es cuantificable y monetizable. No hay espacio para las experiencias negativas, más bien es una contradicción tener la gallardía de encontrar en medio de la pobreza, el hambre, la exclusión un sentido que oriente y haga sobreponerse a toda una cultura individualista. No obstante, la realidad expresa que el sufrimiento es parte de la existencia y que no es un contento. La insatisfacción que produce la finitud en el morir tampoco llega a ser un contento común a todos los seres humanos. Y qué decir de niñas-os o jóvenes que crecen y mueren en tiempos de guerra, donde la experiencia es para nada sinónimo de alegría.


b) El universo es un rompecabezas El universo se convierte en un rompecabezas, cuando en aras de la superación del modelo mecanicista newtoniano, el “yo” se hace un falaz amigo del todo y el universo. Este pensamiento rompe con los moldes tradicionales de la época modernista y se convierte en un amigo íntimo de la naturaleza, e incluso en aquella alma cósmica que es capaz de dar un abrazo al árbol. La propuesta es que todo tiene significado, pero ese todo se entiende como partes independientes que colocadas en cierta manera nos ayudan a nosotros, seres humanos, a estar bien. Pero su pensamiento y conocimiento sigue fragmentado, por no decir dualista. Todo debe cazar en una perfecta armonía, como un gigantesco puzle, donde la mano del ser humano hace encajar todas las piezas, y las que no, pues encuentra y crea algún vacío para eso. Es la pretensión de cierto holismo, que según Maldonado (2018), está desfasado cuando sigue teniendo en el centro al “yo” como elemento integrador, o al menos la “conciencia” absoluta, madura, racional y más importante, de todas las otras conciencias de los seres vivos, que, por cierto, se cree, no tienen conciencia. Todas las demás piezas, queremos decir, seres vivos, tienen un papel preponderante siempre y cuando coadyuven a la felicidad integral del ser humano, que muchas veces no ha superado todavía el “androcentrismo”. Y ya sabemos, desde la cosmovisión maya y de los pueblos originarios, que la felicidad no trata solo acerca del ser humano, sino de éste y todo lo que lo rodea. La felicidad sigue definida y tal vez encuadrada en un marco que, si bien es integral, no deja de ser solo la suma de una serie de “áreas”, o una lista de cotejo que hay que tratar de cumplir a cabalidad: felicidad psicológica, económica, espiritual, ecológica, emocional, laboral, etc. De tal manera que, si no se cumple con toda la lista, difícilmente será tomada en cuenta como una felicidad integral. Siempre sigue siendo el hombre occidental y su propuesta, el modelo. Ni la mujer indígena ni el hombre negro africano son el gran significante de todo el universo. En la evolución del pensamiento y percepción de la realidad, en el tema que nos ocupa, se produjo ese impacto de lo externo al entendimiento de la felicidad. La presencia de la realidad hizo ir más allá de lo individual y plantear la felicidad como “sentido de vida”.

Según Cuéllar - Rovira (1983), el sentido de la existencia humana se refiere a la “razón de ser” y a la “finalidad” del existir. Los seres humanos nos vemos obligados a preguntarnos el quiénes somos, cómo vamos y hacia dónde vamos. En esta etapa hay una fijación en el valor o los valores que promueven el sentido y razón de vivir. Y luchar por ellos, vivirlos, entregarse a ellos es el ideal para poseer el sentido de vida capaz de hacer permanecer a gusto en la existencia. Pero esta definición sigue a expensas de lo individual y antropocéntrico. De la posesión y control de un estado de existencia, si bien ya se habla de felicidad como sentido de vida a pesar del sufrimiento. Una capacidad de seguir apostando por la vida a pesar de Auschwitz, la tortura, el hambre, la pobreza, la falta de afectividad. Una búsqueda del no morir con mi consentimiento.

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2.2. Infelicidad en la cotidianidad

Para unos cuantos, por no decir casi la mayoría de la población, vivir en el planeta tierra supone caminar en un territorio, donde su vida corre peligro, por el hambre, la pobreza, la extorsión y la violencia (de género, racismo, etc.,). Por si no basta, además del riesgo y catástrofe social (Marroquín 2018), está el “riesgo geográfico”, inducido por la desigualdad estructural, como lo vivieron las comunidades de El Rodeo en las faldas del volcán de Fuego y su fatídico final el 03 de junio de 2018.

Figura 2 Víctimas de la erupción del Volcán de Fuego

Nota: Familiares de las víctimas en la Escuela Normal de la colonia Hunahpú, Escuintla, donde habilitaron una morgue. Foto: Carlos Sebastián

Es muy significativo que en esta erupción no sufrieron la misma suerte que las comunidades afectadas, al menos 300 personas que estaban hospedadas en un resort de lujo y que fueron evacuadas con suficiente tiempo. Frente a estas situaciones desconcertantes, paradójicas e inhumanas, la discusión sobre la felicidad no tiene nada de trivial y superficial, al contrario: el grado de alegría, satisfacción y trascendencia, como también el grado de 18

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tristeza, insatisfacción y desolación, pone en jaque muchas de las categorías (religiosas, culturales, económicas, étnicas, políticas, etc.), con las que miramos el mundo que habitamos. ¿Qué perspectiva hermenéutica nos podría ofrecer una refl exión que supere el dogmatismo, el cientifismo, el dualismo humano y nos ponga en el vórtice vital de la incertidumbre y la paradoja universal desde la mirada de lo que llamamos felicidad?


2.3. Nuevos paradigmas Desde la refl exión anterior deseamos enunciar un camino de entendimiento y vivencia de la felicidad que proponga la superación del antropocentrismo mecanicista y del holismo a medias tintas, a partir de una introducción a las ciencias de la complejidad y del caos. Hay un debate teórico por la significación del término “paradigma”, que en muchas “ciencias” sobre todo sociales, se interpreta de diversa forma. Acosta (2009), hablando de la irrupción de nuevos paradigmas, acota la llegada de ese cambio desde ciertas características: a) cambio de condiciones de espacio-tiempo, b) cambio en el objetivo principal de un proceso, c) cambio en modelo fundamental de la educación, d) cambio en la forma de gestionar la información y los conocimientos, e) cambio de funciones y relaciones. Por de pronto, lo que podemos decir es que el cambio de un paradigma, pensando en una persona y su comunidad, se da en un entramado de ideas, principios, valores, modos de conocer y acceder a la realidad, lo social, lo político, e incluso “lo divino” que, en conjunto, orientan ya sea de forma positiva o implícita la praxis humana, en una coordenada específica de tiempo y espacio. Las propias limitaciones del pensamiento cartesiano-newtoniano: la reducción de la estructura de los organismos vivos a una visión mecanicista, la consideración de que la naturaleza es una gigantesca máquina, la infl uencia de este modelo en las diversas ciencias como la psicología, la economía, etc., lo han conducido a su crisis. También contribuyó el descubrimiento de que hay fenómenos que, por su complejidad, ya no pueden ni deben explicarse desde el enfoque tradicional, donde la razón quiere medir, predecir y controlar (Maldonado 2013). Por eso se habla hoy, de una ciencia revolucionaria, que no responde

a preguntas, sino concibe problemas relacionados. Estas ciencias revolucionarias son las llamadas ciencias de la complejidad. Su nombre deriva del no establecer objetos sino problemas de frontera, que para su interpretación recurren a la interdisciplinariedad de las ciencias. Estas ciencias revolucionarias, ya no parten del enfoque tradicional del abordaje de una parte o segmento de la realidad, sino tienen más bien una visión integral, holística y sintética; sumiéndose en una experiencia conjunta con las ciencias de la tierra, de la salud, de la vida, del espacio, las cognitivas, etc. Parte de esa experiencia que proporcionan las ciencias de la complejidad son las ciencias del caos, entendidas como la refl exión científica que trata de los fenómenos impredecibles, incontrolables incuantificables. Veamos la felicidad desde una mirada de la complejidad y el caos.

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2.4. Universo complejo y autoorganizado

Cuando se da un paso más, casi al vacío, descubrimos maravillosamente al universo como una obra diversa, autoorganizada: se asume un paradigma revolucionario que es el de la complejidad. El “yo” es ante todo un observador-observado, un ser viviente en el universo de los vivientes, un músico, que hace sus “solos”, en simultánea armonía con los “solos” de otros músicos universales y cósmicos, que tocan juntos una cantata que se llama vida; y aunque este músico no ha estado ni estará todo el tiempo, la música seguirá sonando. Más que certezas, leyes, normas y verdades “extraídas” por la razón humana, ahora se debe caminar con incertidumbres, dudas, paradojas y vórtices, que le hacen más bien partir del conocimiento externo, para llegar al conocimiento de sí mismo y su misión en el universo. El paso actual hacia una nueva comprensión de la felicidad está determinado por la concienciación de características de la existencia que siempre han estado allí, pero en las cuales no habíamos reparado: • Del antropocentrismo a la convivencia con un Universo donde no somos el centro, o al menos no sabemos si lo somos (en la cosmovisión maya esto se sabe desde hace siglos). • La aceptación de la Naturaleza como influyente en el Ser Humano (los nawales del mundo maya son una evidencia de esto). • La imposibilidad de definir: ninguna ciencia puede arrogarse el derecho de decir ella, y sólo ella, la mejor palabra sobre la verdad, o en este caso, sobre la felicidad. • La complejidad de la vida, de la existencia. • La diversidad de percepción del Ser Humano. • La diversidad geográfica e histórica desde donde se habla de felicidad. La felicidad por tanto expresa, sin definir, un ir experienciándose a gusto en la vida. Una vida que incluye mi identidad en relación con la naturaleza, mi ser en relación con el universo, mi ser en relación con la paradoja, mi ser en relación con posibilidades. Es como la realización de un irse haciendo donde descubro día a día mis capacidades, mis limitaciones, mis desafíos, mis dolores, mis crisis, mis imposibilidades y mis creaciones, sin renunciar a vivir. La felicidad es una creación continuada de esperanza por procurar lo mejor posible el gusto por la vida y su promoción para todo lo que nos acompaña en la existencia. No poseemos una fórmula o un camino. Nos

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sorprendemos cada mañana en el abrir de la ventana y la entrada de rayos múltiples que alegran o entristecen, que fortalecen o debilitan; pero siempre percibimos aliento de posibilidades. La felicidad es apertura al río o al árbol. Toda realidad dentro de una bolsa debe respirar el mismo aire, compartir el mismo espacio, delimitar sus acciones. No podemos comprendernos sin referencia al lugar que ocupamos: el planeta tierra, parte de la realidad sideral. Hemos de volver nuestra mirada a profundizar más la presencia de la naturaleza y el cosmos en nuestras venas para poder integrarlos en nuestra visión y nuestra acción.


La felicidad, como la creación del espacio y el tiempo gracias al Big Bang, posee coordenadas específicas, y no son fuera de ellas, donde su historización será posible. Sin pretender definir la felicidad, desde el modelo de la ciencia normal, que da definiciones e intenta resolver problemas, queremos seguir esbozando algunos rasgos característicos de la felicidad, con el aporte de las ciencias de la complejidad.

a) Si la vida es un fenómeno complejo, lo será entonces, la felicidad Como muy bien lo ha dicho Maldonado (2017 y 2018), los sistemas complejos son crecientes y de estos el más complejo es la vida misma, porque la vida es una proporción emergente de la materia. Ser feliz significará vivir la vida con una ruptura epistemológica de las ideas que reducen la felicidad a ciertos ámbitos de la vida, a realizar quiebres con pensamientos medievales como el premio el castigo. Un apostar por otro vórtice: tal vez la libertad que implica responsabilidad y autonomía. La vida unicelular no es producto del azar o la generación espontánea, más bien se da ésta cuando se cumplen una serie de condiciones y posibilidades hechas realidad. No se es feliz por pura predestinación, sea del orden que sea. Se es feliz de acuerdo a los procesos de autoorganización que una comunidad de vida ha generado y “estructurado”. Este proceso es personal, comunitario, social y estructural. Trasciende nuestras “membranas circulares personales”, sociales y políticas. La felicidad por lo tanto está marcada por nuestra forma de organizar “el oikos”, la casa común. No se está diciendo que la felicidad la define el estado, la sociedad y la comunidad, sino que su experiencia y vivencia de todos y para todos, depende de la autoorganización en estas cuatro dimensiones.

b) Felicidad y autopoiésis Maturana y Varela (2002) acuñaron el concepto de “autopoiésis”, expresando la capacidad de un sistema para reproducirse y mantenerse por sí mismo, ilustrando con mucho detalle las características de lo que es un sistema vivo. Las características de la autopoiesis que ellos presentan son:

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Figura 3 Características de un sistema autopoiético

Unidad

Constitución de la identidad

Emergencia y enacción

Autoorganización

Automantenimiento

Autonomía

Nota: la síntesis presentada está basada en Varela, F. (2002). El fenómeno de la vida.

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A partir de estos aportes biológicos respondemos a preguntas como, por ejemplo, por qué somos lo que somos: sistemas autopoiéticos mínimos, autoorganizados, interconectados e interdependientes. Gracias a estos sistemas complejos tenemos un cuerpo somático que podemos ver y tocar. Así como el ser humano, también la hormiga, el tulipán, la ceiba, la jirafa, el perro, el quetzal… Todos los seres vivos somos sistemas autopoiéticos. Si la vida es un fenómeno complejo, también lo es la felicidad. Partamos de la presente analogía relacionada a un sistema autopoiético, Varela (2002): “el sistema vivo debe diferenciarse de su medio ambiente y al mismo tiempo debe mantener su vinculación con él; este vínculo no puede deshacerse ya que el organismo emerge desde el medio ambiente, pero a la vez se debe al mismo”. En tal sentido la felicidad es un proceso de construcción, producción, y emergencia que conduce a la autonomía personal, que hacen de la persona constituirse en su propia identidad. Es decir, un proceso que emerge desde lo más íntimo de nuestro ser, relacionado a nuestras aspiraciones, miedos, anhelos, esperanzas, desesperanzas, sentimientos, emociones, motivos, pensamientos, ideas… y siempre dentro de un contexto: naturaleza, historia, cosmos. Por ello, no puede desarrollarse como tal si no tiene una vinculación directa con el contexto circundante.

La lectura que se hace de la realidad se vincula con lo que se desarrolla a lo interno de cada persona. La felicidad es un proceso interrelacionado a lo que somos internamente y a lo que somos colectiva y contextualmente. Es una tensión que nace y se construye en el ser de cada persona, y que al mismo tiempo se vincula en gran medida con lo que sucede en la colectividad y el contexto. Un contexto referido a la naturaleza, el cosmos y los sistemas de relacionalidad sociocultural creados por el ser humano mismo. Dicho en otras palabras, la felicidad es un proyecto de vida personal y a la vez, colectivo. No existe felicidad como tal si se reduce únicamente a la vida material y superficial que el mundo moderno nos presenta. La felicidad trasciende, tiene que ver con lo que somos y con lo que queremos ser. A continuación, se presenta una lista de aspectos de la vida cotidiana que podrían ser portadores o no de la felicidad, pero sí significativos para experenciarla. Como se notará, no se trata de elevadas fórmulas ni extrañas cosas a poseer; más bien es redescubrir sensibilidad para reconocer en cada acto consciente un pedazo más de más valía. Y, no obstante, no se agota lo que abarca la experiencia de la felicidad.

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Tabla 2 Causas de la felicidad

Aspectos de la vida

Causa Muy fuerte

Felicidad plena

Tener pareja

NO

Salud física y emocional estable

NO

La casa soñada o esperada

NO

Un nuevo trabajo

NO

El nacimiento de un hijo

NO

Los amigos y las amigas

NO

Estar sexualmente activo

NO

Tener un ingreso económico estable

NO

Apertura de un nuevo negocio

NO

La mejor cosecha del año

NO

Nula

Débil

Media

La tabla que se presenta es confusa ¿no creen? Aparentemente todos los aspectos de la vida cotidiana son causas muy fuertes para ser felices, sin embargo, no garantiza la felicidad plena. ¿Por qué no son causas suficientes para la felicidad plena? ¿Por qué todas son causas fuertes y ninguno es causa nula o causa media?

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Las preguntas nos llevan a profundizar un poco más. Todos los aspectos presentados son causas muy fuertes porque se refiere a necesidades de mucha importancia y experiencias significativas profundas. Y sabiendo que cada persona tiene motivos muy diferenciados para ser feliz, según su contexto, intereses, aspiraciones… cada aspecto de la vida expresada en la lista no refleja la felicidad plena porque la felicidad no es un producto. Es una experiencia polisémica: logro, emoción, relación, sentido; que, cada vez que se realiza, da paso a la búsqueda de nuevas realizaciones, de manera voluntaria o no. Entonces, ¿si una persona tiene una relación de pareja, buena salud física y emocional, tiene una buena casa, el mejor trabajo… es feliz plenamente? Sí contribuye a su felicidad, y tiene derecho a sentirse feliz. Pero no es un estado que dura eternamente, sino una búsqueda constante. En el ser humano, cuando se logra algo deseado; instantáneamente surgen otros deseos porque el ser humano es una multidimensionalidad de experiencia. Quizá porque la felicidad, como se indicó anteriormente, es una construcción desde el ser interior, el ser colectivo y el cosmos, no se enfoca solamente en unos pocos ítems importantes de la vida sino desde una polisemia de la realidad.

La felicidad realmente es efecto, pero a la vez es causa de relaciones, significados y dimensiones. En cuanto a la autonomía, los organismos vivos se caracterizan por su presencia y la correlación, dialéctica e imbricación con su entorno. No es solo una simple alteridad entre personas y cosas, sino un resultado de dichas relaciones. La felicidad debe emerger a partir de esa autonomía, como un camino personal, pero que no se puede realizar sin el propio contexto. La autonomía en el ser humano, no se da de forma automática sino precisamente emerge cuando implica otros procesos internos: autoestima y valía personal, autodeterminación, autoliberación, autoconciencia crítica. La autonomía y la autoorganización nos hace estar en una constante relación con lo que está “más allá de nuestra membrana circular”. Esta relación dinámica, estructural y vital, nos identifica y nos da identidad. Al haber muchas formas de autoorganización en diversos contextos culturales, se producen muchas identidades. Estas no son estáticas, sino en apertura y evolución constante, pero sí se caracterizan y estructuran por una serie de sentires y saberes.

La felicidad no tiene medida, niveles o categorías. La medida de la felicidad es ser feliz sin medida, es decir, sin poder explicarla toda ni poder definir cada uno de sus elementos y experiencias válidas.

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2.5. Libertad y felicidad

Si el ser humano crece y se socializa en ambientes donde prevalece el sistema cientifista no será un ser libre. La libertad es uno de los mayores grados en que la vida llega a su plenitud, pues esta llevará al ser humano a la paz, a la armonía, la felicidad, el cuidado y el respeto también por el otro u otra. Ser libre le llevará también a abrirse a la dimensión estética, a captar del universo no con un lenguaje matemático, aritmético, etc., sino con el lenguaje creativo, intuitivo de la poesía, que, ante una obra como tal, lo que queda no es la idea sino la experiencia del gozo, del placer que humaniza y relaciona. Queda tácito también, el hecho de la exigencia de la no opresión social desde la guerra, colonización o manipulación de la persona. Toda violación a la libertad, por lo tanto, violencia, expresa el retroceso en el camino evolutivo histórico de la humanidad.

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2.6. Revelarse frente a la “normalización”

Desde el paradigma de la ciencia “normal”, la gestión del conocimiento solo se refiere a un traspaso mero acumulativo de la información, sin llegar a verdaderos grados de interpretación. Gente normalizada sería aquellas que son el producto de la educación lineal, mecánica (en el sentido newtoniano) y cientifista, que se preparan solo para un tiempo, y no para la vida. Una educación de este tipo, llevaría a la búsqueda de la felicidad lineal, que no cuestiona, que sigue instrucciones, pero no intuiciones, que se preocupa por el orden y equilibrio de las cosas, pero le tiene pánico al desorden y al caos creativo. Esta educación responde al poder que fija las metas. Un sistema abierto, una felicidad abierta es el deseo que debe provocar rebelión. No todos los fenómenos son complejos, pero todos los sistemas complejos son abiertos, no son cerrados ni aislados (Maldonado 2017). Y sólo desde sistemas abiertos hay esperanzas de futuro. La lógica natural nos muestra que nunca nada sigue eternamente igual. Por eso se aprecia ahora la incertidumbre, elemento connatural de sistemas abiertos. Los seres humanos y algunas clases de seres vivos, somos capaces y susceptibles de aprender, de jugar, de responder, de adaptarnos al medio, de utilizar la técnica y alguna base numérica, establecer alguna relación amorosa y hasta compartir experiencias espirituales como la autoconciencia. Es decir, el mismo sistema abierto del universo generado desde la gran explosión, hasta la formación de la vida gracias al polvo de estrellas y las primeras

células (Betto 1998) nos hace caer en la cuenta de que la felicidad no se sustenta en la visión androcéntrica, sino más bien bio y ecocéntrica. Lo anterior quiere decir que compartimos algo en común, pero que, de acuerdo con su propia estructura y medio, nos fuimos especializando y adaptando a diversas condiciones, en un mundo y en un universo que también es paradójico (Betto, 2006). Sistema y felicidad abierta, quieren decir que, si hemos descubierto que nuestro universo es producto de “lo Otro”, que continúa en expansión desde hace unos 50 mil millones de años, y que caminamos inexorablemente hacia el colapso de nuestra estrella madre, el Sol, quien se convertirá en una estrella enana; entonces sabemos que somos desde lo otro. No nos damos sentido a sí mismos solos. Y eso es ya apertura. Nuestro sistema solar se encamina hacia la destrucción y transformación de toda esta energía. Aún desapareciendo nuestra casa común, el planeta tierra, se genera una renovación en el universo, una paradoja entre la vida y la muerte, pues la misma vida produce elementos de no-vida, para hacerse cada vez posible. La muerte no es el acabose del sistema o círculo de la vida, sino es más bien la transformación de la materia e información, en energía para otros sistemas abiertos, que, al colapsar, se seguirán transformando y así, hasta el infinito. Apertura constante y eterna. Esta apertura a la vida y a la muerte, a la transformación e incertidumbre no puede permitir un único modelo que se llame el “normal”, el único. La realidad es cambio.

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2.7. Felicidad y realidad ecológica-multidimensional

Vale más saber alguna cosa de todo que saberlo todo de una sola cosa Blaise Pascal

Para el pensamiento y la ciencia clásica, lineal y normalizadora, el tema “ecológico” es un tema que está de moda y que, como tal, pasará tarde o temprano. Sin embargo, gracias a las nuevas percepciones y ciencias de la complejidad, se ha superado una visión fragmentada del ser humano y del universo. El ser humano será capaz de pensar y ser libre, cuando deje de querer dominar al otro (naturaleza, mujer, ecología, etc.) y se lance desde el acantilado cósmico, asombrándose de la belleza inextinguible del firmamento y la tierra, en su perenne transformación. La felicidad es una realidad ecológica, en el sentido descrito con anterioridad, a saber, que ya no es “solo” el individuo, el “hombre”, la medida de todas las cosas, el centro del universo. El ser humano como bio-ecocéntrico describe a un universo que no gira en torno nuestro, somos más bien un parte, un sonido en esta sinfonía cósmica de seres vivos, que respiran, viven, sienten, piensa, crean y se transforman en energía y vida. La felicidad no es por lo tanto una realidad, que se reduzca al ámbito meramente humano o psicológico, sino que deberá entenderse en este mundo de relaciones múltiples. Si bien es cierto, el holismo plantea y nos recuerda la interconexión que tiene el ser humano con todo, corremos el riesgo de fragmentar nuestro conocimiento y por ende la realidad, poniendo el todo en un lugar al que me acerco o se acerca, y el nosotros en otro. El devenir, la historia del ser humano, sus complejidades, con sus contradicciones, sus momentos críticos, con su hominización y su deshumanización, y sobre todo su esperanza y utopía, deben situarse en las coordenadas de un movimiento superior, de una órbita ancestral. Debe encontrar el sentido de su latido, bajo el latido de los otros seres que han existido mucho antes que él mismo. Por eso la felicidad es multidimensional, porque el universo lo es; existen otros universos y realidades que sobrepasan y superan la nuestra.

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2.8. Felicidad creativa y significante Los seres vivos al igual que su constitución celular, tienen la capacidad de autoregenerase y autoproducirse. La autogeneración se puede vincular a procesos humanos, sencillos y complejos como la inventiva, la creatividad, el arte, la generación de posibilidades, etc., que son producto de esa capacidad de apertura humana desde el sentir. Sin embargo, la creatividad no parte de cero o de la nada. Al ser los humanos seres autopoiéticos, nos desarrollamos gracias a la repetición de patrones que configuran un proceso y una estructura. La creatividad es por lo tanto un salto cualitativo de un ser autopoiético, que se libera de los patrones y estructuras y que estos, lejos de reprimirla, la posibilitan y desencadenan. Desde la periferia, el sur y el sentir de los pobres, emerge la búsqueda de la felicidad con creatividad, cuando buscando satisfacer nuestras necesidades más básicas en un mundo injusto y adverso, surge todo un potencial creativo que los lleva a la adaptación, el riesgo y la novedad. Los seres vivos al tener una continua interrelación con lo externo, generan un continuo aprendizaje. Este no solo es cúmulo de datos, informaciones, sensaciones, sino la actividad reflexiva, generalmente guiada por la red de redes, grabados primero en nuestro cerebro. Metafóricamente hablando, éste se pregunta a cada momento: ¿qué hacemos con los datos? ¿cómo los interpretamos? ¿quién, cómo

o cuál es la referencia a la cual se deben remitir todas estas informaciones? La vida es aprendizaje y búsqueda de sentidos e interconexiones. Sin embargo, no es una búsqueda intimista y personalista, es una interconexión de los datos, informaciones, sensaciones y refl exiones que el aprendizaje-vida me está generando, con significados e interpretaciones que me hacen introducirme en la dinámica comunitaria del respeto a la vida y a la tierra. Son aprendizajes significantes: lo que no sirve se olvida, lo que no significa se ignora, lo que no tiene valor, desaparece. La creatividad es significante, puede ser sobrevivencia, éxito, estésis. Eso supone muchos desafíos, una batalla de interpretaciones y significados. Por eso hoy, cuentan otras miradas, como la de los pueblos originarios, la de las mujeres, la de los afrodescendientes, la de la comunidad LGTB, etc., para abordar temas como el desarrollo y la economía, la educación, la salud, etc. Esto no era posible años atrás. Aún en medio de crisis, van brotando y regenerándose los sentires y saberes ancestrales, o las miradas de las diversas disidencias, que nos posibilitan otra construcción del futuro; un cúmulo de Ecología de Saberes que va generando pequeñas revoluciones ofrendando herramientas para que la comprensión y vivencia de la felicidad evolucione, avance y se profundice, de manera diferente al modelo mecanicista.

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2.9. Dejar la puerta abierta Ya ha dicho la Psicología que la felicidad no es una sola cosa, sino un constructo que compromete varios elementos: - el aspecto sensorial y emocional que incluye las experiencias placenteras, la alegría y las emociones positivas; - el componente cognitivo, que se refiere a cómo evaluamos nuestra vida y qué tan satisfechos estamos con ella; - y el sentido de vida, el sentir que nuestra vida tiene propósito y vale la pena. - Agregamos, yendo más allá de la perspectiva occidental; la situacionalidad en el cosmos y la naturaleza, de la que ya se ha expuesto. Humberto Maturana (2011), refl exionando acerca de la felicidad comparte: “Supongo que el no tener aspiraciones ni deseos, vivir la vida en la armonía de las circunstancias. Esto no quiere decir vivir flotando. Uno hace lo que hace porque quiere hacerlo y si no resulta, hace otra cosa. La gente cree que la felicidad está en todas las cosas que uno hace, algunas andan más o menos, algunas resultan bien, otras mal, la infelicidad es el apego a que resulten bien, uno se entusiasma, se ciega en la celebración. Entonces uno anda por la vida de saltos a saltos, de la angustia a la felicidad. Yo por lo menos no ando así, pero soy alegre justamente por eso.” Así las cosas, el acompañamiento emocional es un aperitivo que busca las bases del bienestar y de la felicidad, así como las fortalezas y virtudes humanas. Su principal objetivo es desarrollar aspectos como la gratitud, el optimismo o el amor, y aprende a identificar y conocer los factores que permiten sacar el máximo partido a la

vida y las habilidades para vivirla más satisfactoriamente. Pero de allí, lo individual, hay que remontarse a lo externo, la sociedad, lo colectivo, la naturaleza, el cosmos o la divinidad. La felicidad es una conducta aprendida, por consiguiente, implica el desarrollo de habilidades y destrezas en interacción social, propias del ser humano por naturaleza, ya que como bien diría Maturana y Varela se encuentra relacionada con la sensación de alegría. Mihalyi Cskszentmihalyi, formuló la Teoría de la Experienica Óptima, o Flow, inicialmente en 1975, en un artículo publicado en el Journal of Humanistic Psychology. El Flow o experiencia óptima es un “estado en el que la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden una a otra sin pausa” (Mesurado, 2010).

Esa experiencia óptima e incluso un conocimiento adquirido por medio de la experiencia (enacción) poseen las siguientes características: a) La actividad o meta es posible de alcanzar b) Nos podemos concentrar en ello c) La actividad misma tiene unas metas claras d) Las metas claras permiten una retroalimentación inmediata e) Se actúa sin esfuerzo, totalmente concentrados y distanciados de preocupaciones f) Crea un sentimiento de control y una tendencia al orden g) Desaparece la preocupación por la personalidad h) El sentido de la duración del tiempo se altera 2

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Si lo vemos así se pasa del caos al orden, implicando el pensamiento, sentimientos y acción del individuo en contexto. El fl ujo sobreviene cuando se produce un equilibrio entre los desafíos de la tarea o actividad que estamos afrontando y las habilidades de las que disponemos para dicho afrontamiento. El modelo de fl ujo se considera normalmente como la idea líder de la felicidad basada en la actividad. El sistema de autoorganización del cual es parte el ser humano le hace constantemente y plenamente estar en acción, por consiguiente, el ser un “ser humano” le convierte directamente en un aprendiente. Ser un aprendiente implica nuevamente buscar un equilibrio entre lo que se piensa de las cosas, lo que genera a nivel sensorial y tomar una decisión para la acción. Hablar de felicidad, es hablar de un proceso de aprendizaje constante, puesto que se descubren y experimentan en una constante. Dicha constante se autorregula y autoorganiza en función de las necesidades internas y externas, las cuales nos llevan a un equilibrio. El equilibrio lo ve Boff como salud: “la salud no es un estado, sino un proceso permanente de búsqueda de equilibrio dinámico de todos los factores que componen la vida humana. Todos estos factores están al servicio de la persona para que tenga la fuerza de ser persona autónoma” (Álamo, 2011); es decir, que pueda autorregularse y autoorganizarse por sí mismo. La fuerza-salud de ser persona significa la capacidad de acoger la vida tal como es, con sus posibilidades y su entusiasmo intrínseco. Por consiguiente, también con su finitud y su condición mortal. La fuerza de ser persona traduce la capacidad de crecer, de humanizarse y de convivir con estas dimensiones de vida, de enfermedad y de muerte. A esto se enfrenta el aprendiente. Llegar a conocer que la felicidad no es la meta, es un camino. Vivir con felicidad es vivir con retos y satisfacciones, crisis sin perder sentido, afectividades y sudores, ... “Es un río sin cauce ni desembocadura, solo agua que da vida”. Por eso dijo aquella abuela a su nieta: _ Abuela, ¿dónde está la recompensa de la vida? _ En la bolsa de tu chaqueta. _ ¡Pero si solo tengo migajas de pan! _ No. Una puerta por donde cupo tu mano. La recompensa de la vida es la posibilidad de entrar, una puerta abierta que da paso a espacios diversos, cómodos o intrigantes. Una puerta que se siente segura con una llave llamada felicidad, que es un río sin cauce ni desembocadura, solo agua que alimenta la vida. (Wuqub’ Ajpu)

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Rox ija’tz Semilla 3

Un primer acercamiento a la implicación: educación-felicidad

La educación ha de ir a dónde va la vida. Es insensato que la educación ocupe el único tiempo de preparación que tiene la persona, en no prepararla. La educación ha de dar los medios para resolver los problemas que la vida ha de presentar. José Martí

3.1.

¿Cómo explicamos que el sistema mecanicista cooptó la educación y la felicidad?

Entendemos la cooptación en dos líneas de ideas: • Primero, la educación está ligada a toda práctica cotidiana, a la vida misma. Es decir, si está ligada a lo que hacemos tendrá utilidad en nuestra vida misma. Es la dimensión práctica de la educación. • Segundo, si lo que hacemos en la escuela vincula o parte del contexto inmediato, nuestra identidad, nuestra cultura, se hace sentido, da significados y configura nuestra posición en el mundo. Es la dimensión existencial de la educación. En la conjunción de ambas dimensiones surge la tensión hacia un valor álgido de la educación: ayudar a la consecución de la plenitud de vida, que es una forma de entender y llamar a la felicidad. Si no se da esto, hablamos de cooptación de la felicidad, invitándonos a preguntar si la vida

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se escapó de la escuela, y de ser así, en qué momento pasó. Para especificar sus efectos, compartimos algunas características de las prácticas escolares más comunes. Roncal (2005) nos ejemplifica acertadamente estas características: • Los escritorios generalmente están colocados en filas, con dos ideas: mantener un mejor control de la disciplina y que todos puedan ver al maestro o maestra. • El maestro o maestra está casi siempre delante de la clase para poder ser visto y escuchado por todos y todas. • Las cosas dentro del aula están ordenadas según diga el maestro o maestra: cartelera, carteles, librera… • Los maestros y maestras escogen los libros que los niños y niñas deben leer; tanto los de texto para las distintas asignaturas como los de literatura.


• El maestro o maestra pone las normas de la clase: qué está permitido hacer, qué no, qué castigos o sanciones se imponen a quienes las incumplen. Además, explican al detalle cómo deben hacerse las tareas para considerar que están bien hechas y sean calificadas satisfactoriamente. • Las evaluaciones por lo general se hacen sobre la base de lo que el maestro o maestra ha decidido que los niños y niñas deben aprender. • Los niños y niñas deben obedecer y realizar las actividades que el maestro o maestra propone, sin opción a elegir o negarse. • El maestro o maestra “da” consejos a los niños y niñas para que “mejoren su forma de ser y actuar”. • El maestro pasa casi el 80% del tiempo dando clases, y los niños y niñas deben permanecer sentados, escuchando, repitiendo, copiando y resolviendo ejercicios... • Los contenidos de las clases se refieren a temas de las ciencias presentes en el programa, los cuales se consideran como lo más importante a cubrir. Las vivencias, los problemas, miedos, alegrías y deseos que los niños y niñas experimentan, no son motivo ni de compartir, ni de charla, ni de análisis, ni de aprendizaje. • La escuela cuenta con un único espacio de expresión libre: el recreo, muchas veces también controlado por una constante “vigilancia” de los maestros/as para evitar los confl ictos y mantener el orden. • Los valores y las actitudes se aprenden a través de largas charlas y consejos impartidos por los maestros/as (no desde lo que sucede en la vida misma). Así, se habla del respeto, de la libertad, de la tolerancia, de la responsabilidad, etcétera, pero no siempre se brindan los espacios para practicarlos y reflexionar desde esa práctica y las experiencias de otros y otras. • Nunca, jamás, se ocurre a la escuela llevar a niños y niñas a una protesta social, y menos a la universidad, sobre todo, si es privada. Si hay ausencia de medicamentos en los hospitales por causa de ineficiencia y corrupción del Estado; toda institución (escuela, iglesia, club de futbol, …) debieran organizarse para obligar al Estado a proveerlos. Hay una ruptura entre la vida de la sociedad y una escuela para la transformación social. Se trata de vida en juego: ¿hemos desaprendido su dolor?

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Estos “síntomas” de las escuelas de hoy, más fuertemente marcados en unas que en otras, nos demuestran que la educación, la escuela y los maestros mismos, siguen en coordenadas de educación bancaria, como lo expresan las ya viejas críticas de Paulo Freire. Otro ejemplo para ilustrar esta cooptación, es el texto de Redes, TVE (2011):

Si ya no me acuerdo de lo que estudié el año pasado… Pero… cómo voy a estar atento en clase, datos y datos; fórmulas, información. Si ya no me acuerdo de lo que estudié el año pasado. Que, si la capital de Ecuador es Quito, pero si seguro que eso está en Google. Me parece que nos enseñan igual que antes, nos educan igual que a mis padres y a mis abuelos, y a los padres de mis abuelos. Así es difícil estar motivado. Ahora se ha puesto de moda decir que tenemos TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) porque no atendemos en clase, algunos niños sí que tienen un problema y les dan pastillas, todo pastillas. Pero a otros lo

que nos pasa es que estamos muy aburridos, porque con las cosas que nos gustan podemos pasarnos horas y horas. ¿Por qué en lugar de darnos pastillas, no intentan motivarnos? Para que seamos creativos, para que inventemos, para que soñemos, que nos den ganas de aprender. Pero si vivimos en una época súper chula, tenemos el mundo a nuestro alcance, con un clic yo me paso horas navegando por internet: viendo vídeos, jugando… No sé, es que en el colegio me duermo…

Como es notorio, el aburrimiento, el desgano, la desmotivación, la repetición, la memorización... cooptan lo más importante en cualquier sistema educativo y en la vida misma: el goce y disfrute, la felicidad por aprender. Pero también, se olvida la humanización. Es inintendible que, en espacios de marginación, pobreza y descarte, la educación no se ocupe de esas cadenas que atan y matan la vida. La cooptación, entonces, es entendida desde la perspectiva de que el sistema operante impuso un modelo en donde desligó el contexto cotidiano en las prácticas educativas. El modelo mecanicista ha implementado prácticas educativas que redujo las posibilidades de: a) Aprender por placer, goce, gusto y disfrute. b) Experienciar los procesos educativos como procesos de búsqueda de felicidad y de transformación social.

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3.2.

¿Educar en y para la felicidad?

Ahora bien, desde estas ciencias revolucionarias también tejemos un nuevo pensamiento respecto al papel de la educación sistemática y su relación con la complejidad. ¿Cómo hacer que el aporte de estas ciencias, sobre todo del caos, se incorpore al sistema educativo nacional? Si la escuela tradicional quería proveer grandes y numerosas “certidumbres”, a las que las ciencias antiguas no tenían acceso y que hoy gracias a la tecnología, se van produciendo a un ritmo vertiginoso; un nuevo sistema educativo debe ante todo provocar grandes incertidumbres. Sabemos cada vez más de nuestro universo, pero, ¿realmente sabemos hacia dónde va y porqué nació? Sabemos cosas importantes del ADN humano, permitiendo remontarnos a su origen, pero ¿cómo nació esta información decodificada?, ¿cuál es el sentido de la evolución y nuestra existencia?, ¿en las grandes desigualdades entre los seres humanos, el hambre y la muerte impuesta a unos por otros, podemos creer que es el destino irremediable o una nueva forma de la selección natural? ¿por qué no tenemos, como estudiantes, los mejores recursos para crear, inventar, promover? Poner en tensión y equilibrio los avances de las ciencias con otras incertidumbres, debe ser el papel preponderante de la educación sistemática (Pedroza y Masé 2009). Contrastada esta información con un recorrido in situ de varios centros de educación del país, nos lleva a la conclusión de que estamos todavía reproduciendo el antiguo paradigma: un aprendizaje y enseñanza de corte racionalista, que no toma en cuenta las diversas inteligencias, la emocional, espiritual, de la naturaleza, del cosmos. Un enfoque segmentado, memorístico, bancario, que no promueve la creatividad, sino más bien, la pasividad; es decir un paradigma que no toma como punto de partida y llegada la vida integral del ser humano. Ahora bien, ¿cómo estamos viviendo dentro del tiempo que se nos ha concedido estar? ¿libres, oprimidos, serenos, agitados, armoniosos, perplejos, plenos, felices…? La forma de estar dentro del ciclo del tiempo depende en gran medida de las infl uencias que recibimos y de las decisiones que tomamos constantemente. Esa influencia

se llama “educación” y no precisamente se habla de los sistemas educativos formales. Pero ¿qué entendemos por educación? Todo nuestro ser, sentir, pensar, accionar, decir y gustar no sucede de automático. Por ejemplo, aprendimos a caminar y a balbucear las primeras palabras, aprendimos a leer y escribir, aprendimos a jugar y a cantar, aprendimos a ejecutar algún instrumento musical y a usar las redes sociales, hemos aprendido un sinfín de cosas sobre la vida, sobre el mundo que nos rodea, sobre las constelaciones, sobre la semejanza con los demás, sobre el hecho de que otros seres vivos diferentes a nuestra especie humana tienen autoconciencia. Incluso nuestros miedos, sueños, ilusiones, esperanzas, retos, habilidades, destrezas las hemos aprendido de a poco. “¡Cuántas veces la lectura de un libro no ha sido la encrucijada que ha cambiado de curso la vida de una persona!”, expresa Henry David Thoreau.

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En tal sentido, todo lo que somos es el resultado de alguien o algo que infl uyó o infl uye en nosotros. Como indica Aldana (2011): “¿Ves qué personas, cosas o hechos pueden desarrollar y ejercer infl uencias en nuestra manera de ser, sentir, actuar y pensar? (…) Pero entonces, ¿a qué podemos llamarle educación?”

Educación es el proceso de infl uencias que determinan o transforman el modo de ser, pensar, sentir y actuar de los seres humanos. Por, ello, si hablamos de infl uencias, no estamos hablando de la educación formal únicamente sino la educación en todo el sentido de la palabra; incluyendo la educación no formal y la educación informal. La escuela, la familia, la iglesia y otros ámbitos influyen en nosotros.

Por ello, educar en felicidad es cuando la mamá junto a sus hijas, tortean con alegría; cuando el papá le indica a su hijo cómo cultivar la tierra y disfrutan juntos las primeras cosechas; cuando la tía reveló el secreto de una receta de cocina a los sobrinos después de tantos intentos; cuando el sacerdote o el pastor visitan enfermos, defienden la tierra y protegen a los más vulnerables; cuando el entrenador da indicaciones que persiguen un objetivo: ser campeones; o bien la vida que se aprende en la escuela: conocimientos, relaciones, afectividades. Educar en felicidad es vivir la vida con asombro, con entusiasmo, con ternura, con alegría, con contacto físico significativo, con misterio; con dudas incluso, pero motivados a seguir descubriendo lo que hace falta por descubrir. No hay un solo camino sino caminos complejos y diversos pero transitables y retadores que buscan la felicidad constante. Educar para la felicidad significa el acto consciente que infl uencia para que los otros y las otras descubran el valor profundo de la vida, su cuidado y su desarrollo. Es ayudar a la búsqueda constante de momentos significativos que involucren en los otros y otras el deseo de sentirse plenos, queridos, satisfechos, amados, regocijados, triunfadores, reconocidos, inquietos, alegres, liberados, acompañados, llamados a la rebeldía o la resistencia, al canto o a la poesía.... Significa, que tanto en la escuela como en la casa o en cualquier otro espacio encontramos nuevos motivos para gozar y disfrutar. Significa, que cuando la madre y el padre con asertividad, empatía, escucha activa, diálogo y comunicación efectiva y afectiva corrigen y orientan a los hijos e hijas; están perpetuando esta manera de ser para cuando ellos y ellas sean padres y madres. Pero hay que tomar en cuenta que lo dicho pareciera solo un trabajo de actitud a nivel personal. Y la felicidad va más allá. También se expresa en la condición social. No se puede ser felices si un sistema económico mata cientos de personas, si una decisión gubernamental coarta la libertad de las personas. La felicidad también exige transformación social. Y la educación es un gran medio para lograrla. Esta presencia de la acción personal y social en la educación, es muy decisiva. Supone la conjunción de toda la existencia. Y la felicidad, por lo tanto, de igual manera. Educar para la felicidad, es en definitiva educar para la vida. Resumamos las pulsiones de la educación en la siguiente tabla.

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Figura 4 ¿Qué entendemos por educación? La educación ocurre por las influencias que surgen Todos y todas en las interrelaciones nos educamos. entre seres humanos

La educación ocurre sólo si las personas son sus protagonistas

La educación es un proceso, o la suma de distintos procesos, por lo tanto, la educación tiene lugar durante toda la vida de una persona

El sistema social es producto del tipo de educación. Por ello, si pobreza, corrupción, injusticia social es algo que caracteriza negativamente a América Latina, ese es el tipo de educación que promovemos

La educación es causante de desarrollo y transformación de los seres humanos y de su mundo

Nota: tomado y adaptado de Aldana (2012). Pedagogía para nuestro tiempo: enfoque vivencial para estudiantes.

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3.3.

Aprendizaje y felicidad

Durante mucho tiempo, hemos hablado en la acción pedagógico-educativa acerca del proceso enseñanza-aprendizaje, donde siempre privó la enseñanza. En la actualidad, las nuevas teorías y paradigmas educativos parten del eje central del aprendizaje. Y tiene que ser así. ¿Quién estudia? El niño y la niña, él y la adolescente, él y la joven, el adulto y la adulta. Es decir, el centro de la acción educativa, son ellas, ellos, los y las estudiantes. Por lo tanto, ellos y ellas deben estar en primer plano siempre. Pero no siempre o casi nunca fue así durante mucho tiempo. Pero, ¿y qué pasa con quienes no van y no fueron nunca a la escuela? ¿o con los que ya no van? ¿o con los que han renunciado a ella?: ¿aprenden algo? Estas preguntas valen en cuanto al tema de la felicidad. Valen porque este no es un tema sólo de escuela, si bien se ha dicho siempre que el aprendizaje escolar debe servir para alcanzar la felicidad.

Assmann (2002), desde el punto de vista de las biociencias, apuntala que la vida es “esencialmente aprender”. Esto debe entenderse a todos los niveles en la complejidad toda de la vida. Se aprende entonces no sólo en la escuela sino también en la esquina, en el mar, en el hogar, en el estadio, en el teatro, en la calle, en el sueño, en el arte, en el recuerdo, en las relaciones, en el poema, en… Aprender es un supra principio relacionado con el “estar vivo” sigue diciendo Assmann. Aprender es algo que sucede desde lo biofísico hasta lo mental, desde lo consciente hasta lo inconsciente, desde la madrugada hasta la noche, desde el ayer hasta el mañana. El aprendizaje es, entonces, un elemento constitutivo en la experiencia llamada felicidad. Si la vida es aprender, si aprender se relaciona con el estar vivo, si la felicidad no es algo dado con la naturaleza o contra natura, sino un proceso sentiente para ir experienciando y comprendiendo; entonces la felicidad también se aprende.

El aprendizaje es definido por Assmann (2002, p. 6) como “una red o trama de interacciones neuronales muy complejas y dinámicas, que van creando estados generales cualitativamente nuevos en el cerebro humano”. Y sigue: “consiste en una cadena compleja de saltos cualitativos de autoorganización neuronal de corporeidad viva, cuya cláusula operacional (léase: organismo individual) se autoorganiza en cuanto se mantiene en un acoplamiento estructural con su medio”. Es decir, el aprendizaje se da solo si logra un cambio en el ser humano, en el cerebro humano (y en todo el ser humano diría Maturana y Varela). Se trata de una nueva forma cualitativa del ser vivo. Por ello, la felicidad también es un aprendizaje. El aprendizaje de la felicidad, entendida ésta no como ausencia de sufrimiento sino como sentido de vida, se va generando poco a poco en el desarrollo de la vida, en la suma de experiencias y en la comprensión de esas experiencias. Para ese aprendizaje hay una relación entre la persona y su medio. Una autogeneración de la experiencia de la felicidad con un significado complejo, dada la realidad de la vida, pero con una certeza de vivir y poseer la vida. Maturana y Varela (2003) hablan de autopoiesis como la característica sine qua non del ser vivo: producirse o regenerarse a sí mismo. Un proceso de constitución de identidad de forma circular o autoproducción única de la unidad viviente a nivel celular. La felicidad también es de carácter autopoiético: cada persona va generando autónomamente su experiencia, concepto y sentido de felicidad. Y ella es una interacción entre la persona misma y su medio. Hay una recíproca infl uencia, pero siempre una propia y única realidad diversa en cada persona. Por eso se puede decir que hay tantas felicidades como personas. 28

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3.4.

Incertidumbre y felicidad

¿Qué relación podríamos encontrar entre incertidumbre y felicidad? ¿Qué ideas tenemos sobre la incertidumbre? ¿A qué viene la palabra “incertidumbre” en el tema de la felicidad? Alguien interpretó alguna vez la historia del gran jugador Ronaldinho. Y se imaginaba, después de informarse; que la razón por la cual, alguien como él, que estaba llamado a ser mucho más grande que el actual Messi o Ronaldo, no había podido perpetuarse por muchos más años, ganar más y ser más famoso, porque pesó en él la incertidumbre. Él tenía algo que no tienen Messi y Ronaldo. Tenía la alegría y el ritmo. La diversión y la pasión a flor de piel, expresadas en su sonrisa. Tenía una magia alegre. Messi tiene una magia profesional y responsable. Ronaldo tiene una magia ambiciosa de éxito. Cuentan que de niño prefería la pelota a la escuela. Y soñó con ser el mejor del mundo. Y lo fue. Y una vez en la cima: se desplomó. Ya había alcanzado lo que tanto soñó, y no fue capaz de mantenerse. Alcanzada una meta ya no hubo ideal. Se logró todo, costó, se trabajó. No hay más que alcanzar. Y llegó la incertidumbre. La incertidumbre de talante negativo. Frente a esa incertidumbre no hubo una respuesta, un hacerse cargo de la realidad actual: todo cambia, y cambia rápidamente. Y en ese cambio no vale perder la vida, sino incorporarse a una nueva experiencia que siga manteniendo el sentido. Eso es la incertidumbre en la época actual. Una fuerza que lejos de ser dañina, es el jaloneo del desafío, de la búsqueda de la adaptación, el acicate que mueve la creatividad, el camino para descubrir la continuidad equilibrada en la vida. Messi, por lo contrario, era afectado por el crecimiento de su desarrollo físico. Le producía desesperanza, le preocupaba no recibir la oportunidad que deseaba: ser jugador de élite mundial en uno de los grandes clubes del mundo. Tuvo incertidumbre, pero para él, fue lucha, esperanza, garra, desafío, perseverancia; y se transformó en éxito. Un éxito acompañado de sabiduría. Sigue estando en el top por más de una década, 14 años ya desde su debut. Supo manejar la incertidumbre, y ella lo catapultó a sus metas. La incertidumbre hoy es una característica de la época y de las personas. Todo cambia con rapidez y facilidad. Los conocimientos cambian, las relacionalidades cambian, las ubicaciones geográficas del individuo cambian, las necesidades cambian. Por ello se hace necesario hoy, educar para la incertidumbre. Es imposible enfrentarse hoy al ritmo de la vida

sin la presencia de la incertidumbre. Hemos descubierto su presencia natural. Pero se hace al mismo tiempo una ventaja de adaptación, un elemento de creatividad y una seguridad de la continuidad del sentido de vida. La vida es en incertidumbres, se continúa con su valor y por lo tanto se crece en la sabiduría de existencia. Casi no hay verdades seguras en la actualidad, pero en el ser humano hay una naturaleza de conservación de la vida, donde uno de los efectos es adecuarse a la incertidumbre. Y ella relanzará al desarrollo, al sentirse bien en los nuevos escenarios de la realidad. La contribución de la incertidumbre a la felicidad es relanzar en la inseguridad, en la falta de certezas. Buscar la continuidad del estar en el mundo, de manera creativa y esperanzadora. Acostumbrarse al rol cambiante de las cosas. La incertidumbre puede mostrarse en el dolor, en el fracaso, en la enfermedad, en la falta de sueños futuros. 49

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Allí se hace necesario concienciar que nuestra condición negativa de algún día no debe ni puede ser la realidad del mañana. Saber que la vida también está hecha de incertidumbre es acostumbrarnos a generar creatividad.

Revisemos que entienden Gutiérrez y Prieto citado por Roncal (2004) en torno al educar para la incertidumbre:

Tabla 3 Educar en y para la incertidumbre

¿Qué significa educar en y para la incertidumbre en una sociedad como la actual? 1

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En las refl exiones del Rincón del Universo 4 ahondaremos en nuestra propuesta de Educar para la Felicidad. Recapitulando las refl exiones de este Rincón del Universo 1. En el mundo maya, esa búsqueda de felicidad, es mirar hacia el rojo: vida. Es interesante que simbolicemos la sangre con el rojo. El rojo también alude al sol. ¿Qué no crece con su luz? Y si dejáramos por un momento fuera, el hecho de que, para los mayas, el sol expresa la divinidad creadora y formadora; cualquier persona puede ubicarse hacia este lado del universo, al lado de donde nace el sol, el oriente, y estar agradecido de estar en un mundo que se entiende como vida. Hemos compartido y aprendido entonces que, felicidad, término occidental, es entendido como: vida, relacionalidad con lo divino-lo humano-la naturaleza, armonía, actuar ético, actuar justo, búsqueda de sabiduría, paz, libertad. Y de todas estas expresiones, la que más parece ganar terreno como término y mirada cósmica maya, sinonimando el término occidental “felicidad”, es la palabra armonía. Pero se dijo, que se trata nada más de un término condensador, resumen, ahorrador de tiempo y palabras; aún este término no puede contener la experiencia de vida que se desea expresar con el término felicidad. “Felicidad” es un término muy respetable en el mundo occidental. Nos referimos al mundo de los sabios, de los pobres, de los idealistas, de los que luchan por la justicia, por la ciencia en pro del bien común, … No vemos la realidad a la que quiere aludir el término “felicidad” desde experiencias de superficialidad, posesión o definitividad. Y ese será el sendero desde el que esperamos ser comprendidos. A menudo imaginamos la felicidad como la lucha por llegar a un estado de satisfacción absoluta, con el objeto de quedarnos allí y no desear más, sosteniendo eternamente la agradabilidad de la hiper-realización. Pero, con frecuencia, nos damos cuenta de que diez minutos después, estamos buscando otra vez llegar a más. Lo que nos jalonea son las expectativas, y si se llenan, hay algo que nos hace empezar de nuevo: el ser humano es la pregunta, el impulso, el deseo que no termina. Porque así es la vida: siempre en movimiento. Por ello, lo que entendemos como felicidad, nunca es un punto llano y cerrado de llegada. Es llegar y empezar de nuevo para querer volver a llegar. Es experiencia tras experiencia, día tras día: momentos de realización, búsqueda diaria con tiempos perfectos, un nunca parar. Wuqub’ Ajpu recuerda en sus versos una de muchas miradas de la felicidad o la armonía, la dicha de tener vida. Un don y una tarea. No se trata solo de celebrarla, se trata de defenderla, promoverla, pujar y empujar porque ella prevalezca:

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De lo único que estoy agradecido, es de tener ojos y ver la luna, tener piel y sentir el sol, caminar y llegar muy lejos, escuchar tus palabras y tentar tu voz. A esto le llamo agua o sol o estrella, la nombro pájaro, montaña, piedra o quimera. Es que no quiero decir vida porque esa es mi cita primera.

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Ubicación temática Enseguida llegaron donde se encontraban cuatro caminos (…) (..) donde se entrecruzan los cuatro caminos: un camino era rojo, los otros eran un camino negro, un camino blanco; y el otro un camino amarillo. (Colop, 2012, p. 48)

Otro lado o esquina o rincón del Universo, es el negro. En dirección al oeste, donde se pone el sol. La noche, tiempo y lugar del descanso después del trabajo; se reponen energías, y por eso es también esperanza, es el cabello que cubre. El ser humano, las fl ores, muchos animales, son seres que necesitan regenerarse. Por eso el sol se mete, muere para volver a nacer. Las energías deben reponerse, es la dinámica de la existencia. Violarla significa enfermedad. El negro, por lo tanto, no es algo a temer, sino algo a cultivar. El negro es también lugar de paz, refl exión, de calma, de escucha. Por la noche, no abrimos la boca para que todos nos oigan, y para no dejar en paz a quienes pueden escuchar. Todo lo contrario, casi como un impulso natural, escuchamos. Abrimos los oídos, los ojos se mueven del frente a los dos lados de la cabeza: oír es mirar, introyectar, rumiar en sabiduría. En la actualidad, tenemos luz eléctrica. Los humanos fuimos hechos para el reino de lo diurno, no somos búhos; sin embargo, hoy hay “Super 24”. Los académicos se desvelan preparando, investigando, calificando; los trabajadores están por turnos; los supermercados se ufanan del 24-7 o de los 365 días abiertos. ¿No es eso signo de alguna enfermedad? Allí es donde el negro también es advertencia, puede haber desgracia, desviación del camino del que venimos (el rojo, la vida, Ajaw-Creador y Formador) para no despertar de nuevo a esa vida (porque después de la oscuridad y la noche viene de nuevo el sol, el día). Previene de la muerte, las desgracias cuando no se sabe oír, ver bien, reflexionar, decidir acertadamente. Hay posibilidad de malos augurios, de ejercer el mal. Desde este espíritu, abordaremos la felicidad como sabiduría. Esto equivale a decir multidiversidad, ecología de saberes: de formas de amar, de ser, de hacer, de tener, de saber, de poder, de vivir la vida como un don. Por ello, haremos tres miradas para procurar refl exión buscando caminos de paz, descanso rehabilitante, esperanza; como el color negro promueve:

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a) Haremos una protesta como decolonización de la felicidad. b) Advertiremos desde la ambigüedad de la tecnología acerca de salvar la sabiduría y promover un encuentro equilibrado con ella, para la felicidad. c) Recordaremos la propuesta de los saberes del Sur, “el buen vivir” -Suma Kawsay o bien Ütz K’aslemal- para ver con los oídos otros susurros de felicidad.


Rukaj ija’tz Semilla 4

Decolonialidad y felicidad

Eran cuatro caminos. Entonces habló el camino negro: _A mí deben seguirme yo soy el camino hacia los Señores, dijo el camino. Allí pues, comenzó su derrota, al tomar el camino de Xibalbá. Cuando llegaron a la casa de consejo de los Señores de Xibalba fueron vencidos de nuevo. (Colop, 2012, p. 48)

El negro es el camino de Xibalbá (Qajb’al Q’ij, 2016). Todo camino, toda vereda, toda dirección lleva hacia algún lugar, hacia alguna experiencia. Puede ir al descanso que regenera, a la refl exión, al acopio de las vivencias del día, semillas de sabiduría. Pero también el camino negro es una voz de prevención. En este pasaje del Popol Wuj, el camino negro “lleva a la muerte, a la derrota”: Los caminos nos hablan y pueden engañarnos, como el camino negro que promete llevar a los héroes donde el señor y ellos no distinguen su voz y se tiran por él con los ojos cerrados y por eso desde ese momento están ya perdidos (Qajb’al Q’ij, 2016, p. 5).

La ubicación geográfica que dio lugar a este texto era el cruce de los cuatro caminos. Un cruce es polivalente. Puede ser la experiencia de la diversidad, la apertura a la aventura, la posibilidad de nuevos conocimientos; pero también “un lugar peligroso porque es donde podemos perdernos”. El negro es descanso, calma, sabiduría, reflexión, pero también muerte, posibilidad de hacer o recibir el mal.

Un cruce de caminos, entonces, es un lugar de decisión. ¿Qué ha decidido la historia que vivimos hoy? Unas relaciones de colonialidad. Es decir, opresión, explotación, no libertad, no aprecio, discriminación, pobreza, corrupción… Entre esos brazos, ¿cómo puede fluir la felicidad? Apelamos a la sabiduría que nos invada de espíritu de decolonialidad.

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4.1. Las definiciones de felicidad desde occidente

Los términos de referencia de la ciencia, la economía, la tecnología, son dados por el mundo occidental, de esto se ha tratado en la primera semilla, en el camino rojo. De esto no escapa la Psicología Positiva como un “estudio científico que permite prosperar a los individuos y a las comunidades”, la cual expresa que: La felicidad no está sujeta a lo externo sino a la percepción que cada persona tiene de las cosas. Arguís et al (2002) enuncian que el esfuerzo por ser feliz depende del desarrollo de capacidades y fortalezas personales que promueven el disfrute de las cosas, la posesión del equilibrio y la satisfacción de la vida. Es una mirada individualista, porque: a) Se obvia la vida como red interrelacional. b) Se deja fuera la infl uencia de la estructura social. Sobre todo cuando hay dominios conlonialistas y neoliberales, lo cual hace de esta definición un soporte intelectual a los poderes internacionales y nacionales. c) No se toma en cuenta de ninguna manera la relación con la naturaleza y el cosmos.

Lyubomirsky (2008, p. 48) define la felicidad como “la experiencia de alegría, satisfacción o bienestar positivo, combinada con la sensación de que nuestra vida es buena, tiene sentido y vale la pena”. Sigue la misma tónica individualista, aunque se reconoce el aporte de “tener sentido de vida”, (Arguís et al –2002- lo expresa como disfrute, equilibrio y satisfacción de vida), algo que puede abonar bien a la mirada y experiencia personal-individual. Estamos de acuerdo con esta visión, porque toda cultura tiene siempre buenos aportes, aunque no todo sea así. Sin embargo, como ya se dijo, la persona no es una isla, un individuo en soledad. Según Lyubomirsky (1993) hay tres factores que se implican en la construcción de la felicidad: biología, realidad social y el “Yo personal”. A esos factores Lyubomirski, Sheldon y Schkade (2005) les llaman valor de referencia, circunstancias y actividad deliberada.

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Lo biológico influye en un 50%, lo circunstancial o realidad social 10% y en nuestras manos hay un 40%. Lo biológico es imposible modificarlo, lo circunstancial puede ser igual o difícil de cambiar, pero “tenemos plena disposición para trabajar sobre nuestras variables de personalidad, mejorando nuestros modos de pensar, sentir y actuar, para lograr una vida satisfactoria” según Arguís et al (2012, p. 16). Esto ya parece mucho mejor: biología – realidad social – el individuo. A primera vista ya parece una visión holística y de la complejidad. Pero realmente, es una visión occidental y dirigida al mundo occidental. Una visión de intelectuales que escriben teniendo asegurada la existencia en condiciones bastante humanas de preservación de la vida.


Es por eso que, a partir de una refl exión decolonial, se puede decir que nos resistimos a creer que, en las sociedades del sur, un solo 10% denominado circunstancia o realidad social (ingresos económicos, matrimonio, salud, trabajo, etc.) tenga impacto en la felicidad. En el cálculo de la pobreza multidimensional en Guatemala donde se toma en cuenta 17 indicadores en las siguientes cinco áreas: - salud y seguridad alimentaria y nutricional, - educación, - empleo digno, - vivienda y - acceso a servicios básicos; el peso de estas realidades no es poco infl uyente en el ritmo de vida de una persona. Para el 2014, el Instituto Nacional de Estadística (INE), mediante la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) aportaba como dato de pobreza, un 59.3% desde una medición relacionada al poder adquisitivo. Aplicando los términos de pobreza multidimensional desde la Dirección de Evaluación Social del Ministerio de Desarrollo (MIDES), la pobreza es de 61.1% (Prensa Libre, 20 de junio de 2019). La visión occidental está bastante infl uida por las variables del individualismo y el bienestar económico. Las definiciones presentadas lo evidencian, y podría ser lo que ellas describen, por ejemplo, en a un país como Dinamarca donde la salud está cubierta de gran manera, la educación es pública, el trabajo se da en buenos porcentajes y el desempleo se cubre con un salario para asegurar la vida mientras se busca y encuentra trabajo, etc. Pero entre las comunidades rurales maya-q’eqchi’ de Cahabón, Guatemala casi no hay fuentes de trabajo clásicas que aportan un salario mensual con seguridad social y prestaciones de ley. Se depende de la tierra para producir su propia alimentación familiar; y no tenerla es la debacle de la vida: es casi imposible vivir sin producir su propio alimento. No hay parámetros de globalización neoliberal en gran parte. La individualidad no es su medida de vida, sino la vida en clan familiar, en relación comunitaria; más la relación con la tierra-naturaleza, y la fuerza de la espiritualidad. Es preciso, entonces, revisar la percepción acerca de la felicidad: quién lo dice y a quién se lo dice. De Souza Santos citado por Grosfoguel, llama la atención diciendo que “la comprensión del mundo es mucho más amplia que la com­prensión occidental del mundo”. ¿Cómo nos han educado en felicidad? ¿Qué hemos entendido por felicidad? ¿Qué hemos cosechado con la felicidad con que nos han educado y desde dónde la hemos concebido? Cada persona ha crecido y se ha educado en contexto distinto, las experiencias varían según la religión, la cultura, la etnia, tendencia ideológica, ubicación geográfica, condición económica, entre tantos otros aspectos. Sin embargo, existe un patrón generalizado de cómo se educa y se practica la felicidad desde la niñez, la adolescencia, la adultez hasta la vejez.

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4.2. Descripción fenomenológica de la felicidad

Seligman (2002, pp. 346-347), para agregar otra definición occidental, propone tres aspectos intrínsecos en torno a la felicidad: a) La vida placentera, referida a emociones positivas centradas en placeres sensoriales y emocionales que tienen una característica aproximadamente momentánea y sujeta a las condiciones externas. b) La vida comprometida, referida a gratificaciones obtenidas desde la fuerza interior de nuestras actitudes personales. Suponen una intención desde la propia persona y se asemeja a la propuesta de las virtudes de Aristóteles. c) La vida significativa, referida a un servicio más allá de nuestra persona. Lo que comúnmente se denomina trascender y evoca la expresión “sentido de vida”. Podría ser la lucha contra la injusticia, la erradicación de la pobreza, el esfuerzo por lo ecológico, etc. Si es mito juzgue usted, si es realidad conversemos y compartamos experiencias. Desde que un recién nacido abre sus ojos al sistema-mundo lo primero que observa o percibe son los juguetes, ropa, sábanas y un sinfín de regalos, quizá el olor a caldo de gallina criolla según el contexto y cultura, aroma a incienso y candelas. Otros con una cuna, tina, carruaje, porta bebés y desde la otra cara quizá una hamaca, una caja de madera como cuna, juguetes de trapo y de madera. No queremos llamar la atención acerca de si el recibimiento del recién nacido es bueno o malo, sino que desde que nacemos nos hacen ver que, a través de las cosas materiales, ya sean suficientes o insuficientes, radica nuestra felicidad. Es decir, el niño es feliz si tiene juguetes, si tiene leche, si tiene suficiente ropa y

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otras condiciones materiales. Pareciera ser que el primer destello que recibimos del sistema-mundo es de consumismo y, por ende, condenados a la cosificación. El niño de 5 años de edad ha crecido bajo la idea de que para ser “normal” igual que todos, es necesario que tenga los juguetes que ofrece el mercado, que se vista de superhéroe, que calce los zapatos que están a la moda… Los papás, por su parte, se esmeran porque su hijo lo tenga. Habrán escuchado alguna vez que un padre de familia se exprese así: “Si mi hijo es feliz con un celular, yo se lo compro”, “a mi hijo todo lo que quiera”, “mi hijo tiene de todo porque lo quiero ver feliz”, y otras más. Este patrón no es en poco porcentaje y alude a una felicidad que tiende al “tener”, en contraposición al vivir y al ser.


No cabe duda que estos ejemplos son una metáfora acerca de cómo se educa. En el caso de la adolescencia, ser feliz es tener aquella bicicleta, motocicleta o aquel carro soñado, tener un IPod, una Tablet, una computadora, un teléfono inteligente o un apartamento; ser independiente en su negocio, trabajar la tierra con sus propias manos para comprar ropa, comprar un televisor, un equipo de sonido, construir una casa y otros quizá ahorrar dinero. Esta felicidad está circunscrita en poseer cosas materiales, algunos por vanidad otros por necesidad. Pero se ve ese sueño para ser feliz. El joven adulto… ¿cómo busca la felicidad? El que ha crecido en la ciudad vive una dinámica diferente al de área rural. A menudo se siente alegre, completo, realizado, si tiene un trabajo, puede comprar en los grandes centros comerciales, usar los zapatos de marca que están a la moda. Esto por supuesto, contrasta con los urbanos de áreas marginales, que muy probablemente tienen los mismos sueños, pero menos acceso. El joven adulto de área rural también tiene sus sueños de felicidad. Quiere acceder a servicios y cosas como los que hay en las ciudades, carreteras, trabajo remunerado, … Se hace necesario, sin embargo, advertir que, aunque la tendencia es el individualismo, el consumismo, la producción de capital, el uso explotador de los bienes naturales (llamados recursos naturales en el mundo occidental) en las culturas urbanas, no todas las personas son así. También hay búsqueda de buenos caminos. Hay presencia de resistencia tanto dentro del propio mundo occidental empoderado como desde el mundo de los marginados. Por lo tanto, también hay otras propuestas como el “Sumak Kawsay” o “Utz Kaslemal” que más adelante se propondrá. ¿Qué decir de la vejez? Ver a los nietos y nietas crecer, a las hijas e hijos “realizados”, algunos con estudios académicos, otros con un buen negocio, otros luchando por salir adelante, sin embargo, todos son felices total o parcialmente en un contexto ideal. Es adrede una mirada desde la negatividad, y tampoco se habló en estos ejemplos de la percepción desde la No-Vida, la pobreza excluyente, la violencia deshumanizante, la enfermedad como verdugo de la vida. Esto se tratará más adelante.

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4.3. Occidentalización de la felicidad ¿qué significa?

Precisamente lo descrito con anterioridad es una de las formas en que concibe “occidente” o la felicidad. Debe de nuevo, hacerse la salvedad que, si bien esa es la tendencia, también hay resistencias dentro de su propio sistema. En el sistema-mundo occidental ser feliz es tener más que ser, dicho en otras palabras, el que tiene “mucho” es feliz y el que tiene “poco” es infeliz. Esto parece muy fácil decirlo, pero dada la dinámica que produce su evolución cultural, esto es así. En nuestros pueblos, desde la pobreza y ruralidad, o la práctica cotidiana urbana de clases bajas; aunque parezca exagerado, las personas tienen experiencias de felicidad si tienen para comprar una Coca-Cola, aunque no tengan para pagar la luz, el agua o la medicina. De igual manera se busca tener un televisor, el último modelo de teléfono celular o ropa de marca. Es un lenguaje “el tener”. No es lo importante el ser. Constatamos que las consecuencias occidentales de la felicidad han llegado a todas las condiciones sociales y a todas las culturas del mundo a través, sobre todo de los medios de comunicación, y normalmente las resumimos en lo que se ha llamado consumismo, capitalismo y monoculturalización. Esto, por supuesto, no es suficiente, puesto que no se visibiliza lo suficiente el problema

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ecológico, por ejemplo. Este modelo perverso se repite constantemente porque ya lo vemos tan normal, lo hemos apropiado en el pensamiento, en el lenguaje y en las acciones. Así nos educaron, así educamos y así hemos introyectado el entendimiento de la felicidad. Su origen ha sido el continente europeo, extendiéndose posteriormente a Estados Unidos de Norteamérica, que ha salido del oscurantismo y que gracias al aporte “cientifista y racional”, logra empoderar no al ser humano, sino al hombre blanco, burgués, oligárquico, aristocrático europeo y estadounidense, que en sus ansias de poder y extensión, ha invadido, saqueado y expoliado otros pueblos basado en sus ideas racistas que muchas veces tienen su asidero ideológico en la manipulación del mensaje bíblico. Por lo tanto, la colonización de la felicidad y de este sistema-mundo, ha supuesto para los habitantes del sur y de manera especial para los pueblos originarios: a) La negación y desprecio profundo por la vida y sus expresiones, pero sobre todo el desprecio a la dignidad del cuerpo de la mujer y de nuestra madre tierra, al ser ellas violadas, sacrificadas, despreciadas y mutiladas en honor del “dios dinero”, que es el motor que mueve la historia (Ellacuría, 1989).


b) La imposición de un modelo económico que resquebraja la unidad, armonía y el equilibrio humano-ecológico, e introduce categorías epistemológicas como el dualismo, la culpa, el miedo, el racismo, y desplazando las razones cordiales como el cuido por la vida y la naturaleza, la comunitariedad, el bien común, y la existencia desde el plano de la esperanza y no de la culpa-miedo. c) La imposición y preeminencia de un idioma sobre otros. Para muchas personas, por ejemplo, es visto con buenos ojos que en la mal llamada “evangelización del nuevo mundo” existan cosas positivas como por ejemplo el idioma castellano y la fe. Si el idioma resulta ser más que un conjunto ordenado de fonemas y grafemas por lo cual un grupo humano se comunica y es más bien uno de los medios por el cual un grupo humano transmite su cosmovisión y a partir de ahí configura todo su sistema-mundo: un evento-fenómeno-actividad humana que celebra la hegemonía del logos europeo (en este caso, hombre, blanco, burgués, aristocrático) sobre el logos indígena (aimara, xinca, qechua, maya, garífuna, etc) es una colonialidad clara. d) Esta imposición no solo se da desde los ámbitos públicos, sino también es introyectado en el inconsciente colectivo de nuestros pueblos y es elevado al estado de las ideas, con la creación del “reino de la culpa y el miedo”, como efecto de la lectura del Requerimiento (Domínguez y Carrillo, 2008), que al parecer todavía resuena en nuestros oídos ancestrales. Ese miedo y culpa son justificados por una lectura personal y comunitaria de los mitos cristianos, que lejos de encargarse de la realidad, hacen “abrazar el yugo y lamer la bota del explotador” y más que promover un camino de liberación histórica, promueven una cultura de alienación e imágenes religiosas de lo divino y sagrado que son expresión de auténtico y brutal sadismo humano. ¿Dónde estaría la propuesta decolonial? Inicia con este debate, acerca de las definiciones occidentales de felicidad, revisando sus significados más allá de su enfoque personal; visualizando la tendencia hacia “el tener”, más que el ser; y trayendo a la palestra la infl uencia de un poder económico capitalista neoliberal, que produce un determinado modo de ser. Esta nueva manera de comprender la articulación de la vida, de la sociedad y de la persona, es el primer paso para el ejercicio de la sabiduría: ver más allá, aprender a descubrir el esquema de lo que no fomenta ni produce la vida.

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4.4. Las epistemologías del Sur y su propuesta de felicidad

La felicidad no existe, las felicidades sí. Es decir, no se puede ni debe dar una sola definición de la felicidad. Hay múltiples formas de expresar la felicidad. La realidad es holista y compleja, y las experiencias profundas, tanto en su vivencia como en su búsqueda. Desde el sur experienciamos múltiples lugares de realidad: como indígenas, como poblaciones afro, como rurales, como urbanos, como marginados, como clase media, como analfabetos, como académicos, como migrantes, … La propuesta desde el sur es una propuesta desde humanos, por lo que conecta también con presupuestos occidentales, pero también va más allá. Se trata de tomarse en serio la “Ecología de Saberes” propuesta por Boaventura de Sousa Santos. Es decir, si bien hay diferencia de lugares de vida, y por tanto, no puede ser aplicable totalmente al sur lo que se describe en el norte, también hay elementos comunes entre diversas culturas. Al fin y al cabo, somos humanos. Por ello se imbrican una innumerable cantidad de experiencias y significados en el planteamiento de la felicidad: no sólo se puede hablar de lo biológico como el carácter, las realidades sociales con escasa infl uencia, el “yo personal” o el esfuerzo individual desde actitudes y perspectivas de la vida. También hay otras mil y una experiencias y significados más: la relación con la naturaleza, la espiritualidad, la comunidad como dadora de identidad, calor, cercanía. La siguiente anécdota puede ilustrar: Estando una vez en la plaza central de Berlín, viendo, curioseando; me acerqué a la venta de productos de un inuit que había extendido un manto a media plaza. Al verme y notarme indígena, en mi caso, maya-kakchiquel, sin mediar explicación ni presentación, me vio con ojos de amistad, de colegas de la vida, de idénticas miradas, y sin saludarme o ese era su saludo, me dijo: ‘What are you doing here lost?’ (‘¿Qué andás haciendo aquí perdido?’). Yo no andaba perdido. Andaba turisteando, pero en su lógica y mi lógica profunda estar fuera de nuestra comunidad, es andar perdido. Es decir, sin equilibrio total, con la ausencia de la familia y el pueblo, con la lejanía de nuestras veredas, y montes, y piedras, y pájaros, y ríos, y hielo, y sol, y… La felicidad nuestra incluye la cercanía con nuestra tierra donde nacimos, las gentes con las que convivimos, la naturaleza que es nuestra madre (Anécdota propia de un miembro de la comunidad Rukemïk Na’oj).

Le hace falta lo anterior a un suizo que viaja, o un holandés que visita otros países. Notará la diferencia cultural, su comida, su clima, pero ¿le harán falta también sus vecinos, sus árboles, su pueblo; o sólo sus buenos servicios, su confort, su seguridad? Somos diferentes. Y debemos aprender a dialogar, a trasegar nuestros frutos positivos culturales, abrir los ojos a la diversidad. No hay ni debe haber un camino hegemónico sino muchas búsquedas para vivir la vida y entender las muchas felicidades. 34

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Nuestro “buen vivir” desde este continente abyayalense es otra mirada que invita a ser experimentado. Sería la única manera de saber si una de las propuestas del Sur puede dar un plus en la existencia actual. ¿Podemos darnos esa oportunidad en una colonialidad imperante? Allí va surgiendo un desarrollo de la felicidad como sabiduría para ir visualizando aquello que nos va degradando en sentimientos, razón y relaciones.


4.5. A propósito de la decolonialidad

Silvia Regina de Lima Silva (2011) alude al término colonialismo, tomado de una definición de Arturo Colorado, como: “la posesión directa de tierras conquistadas por las potencias industriales, en las que ejercen un control político, económico y social y que tienen su desarrollo principal en el último tercio del siglo XIX”. De allí que la manifestación del colonialismo en el presente se denomina “colonialidad”. En ese sentido, la colonialidad se manifiesta en muchas dimensiones de la vida, representando un proyecto colonial, que además de conquistas de tierras controla la subjetividad, la cultura, el conocimiento, los cuerpos de hombres y mujeres. Hay una configuración histórica del poder expresados en las relaciones sociales de hoy: los que tienen y los marginados del acceso a la dignidad humana. El proceso de liberación de realidades de colonialidad es llamado “descolonización”. Carlos Mendoza-Álvarez (2019), entiende por decolonialidad o pensamiento decolonial: “la mirada crítica y antisistémica que formula las cuestiones necesarias para deconstruir el pensamiento hegemónico que se impone en la aldea global de la mano del capitalismo, el patriarcado y el colonialismo, con la justificación religiosa de una versión sacrificial de lo sagrado”. Por su parte, Mingolo (2011), uno de los autores más conocidos propone que la decolonialidad se refiere a opciones analíticas y prácticas que se enfrentan y se desvinculan de la matriz colonial del poder. Por eso es que Boaventura de Souza Santos citado por Grosfoguel expresa que “la comprensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo”, pero el mundo occidental se ha impuesto en muchas formas de comprensión de la realidad social. A partir de un sistema con características diversas con un denominador común llamado “poder”, se ha bifurcado ese poder de diversas maneras: imperialismo, capitalismo, neoliberalismo, patriarcalismo, colonialismo, cientificismo. Se trata de expresar una jerarquía superior que se impone en el conocimiento, en las relaciones, en la economía, en la política, en el arte, en el deporte, en …, en lo religioso. En cuanto al conocimiento, Grosfoguel refl exiona acerca del racismo epistémico como una “jerarquía de dominación colonial donde los conocimientos producidos por los sujetos occidentales (imperiales y oprimidos) dentro de la zona del ser -es decir, los que significan- es considerada a priori como superior a los conocimientos producidos por los sujetos coloniales no-occidentales en la zona del no ser”. Y la única solución a ello, según Quijano (1991), es apartarse de lo occidental, hoy representado en lo europeo y lo estadounidense. Este es el reto: cómo crear conocimiento fuera de las categorías y metodologías europeas o estadounidenses. Desde la refl exión de Boaventura de Souza Santos se propone realizar una teoría crítica descolonial que “haga visibles las experiencias desperdiciadas e invisibilizadas por las teorías críticas nórdico-céntricas de la zona del ser”. Nos movemos hoy desde:

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• Una monocultura del saber (lo bueno y de confianza es lo occidental) y del rigor (a través del método científico); • Una monocultura del tiempo lineal (la historia tiene una dirección y los que van adelante son los occidentales); • Una monocultura de la naturalización de las diferencias (raciales, étnicas, sexuales, religiosas); • Una monocultura de la escala dominante (universalismo antes, hoy globalización); • Una monocultura del productivismo capitalista (el crecimiento económico determina la productividad del trabajo y la naturaleza). Desde este sistema occidental se produce cinco sujetos correspondientes: el ignorante, el residual, el inferior, el local/particular, el improductivo. Está servida así, la mesa para denigrar y esclavizar. Como alternativa, Boaventura propone cinco ecologías correspondientes: • Ecología de saberes (el saber científico actual debe dialogar con otros saberes, los del sur, los indígenas, los rurales, los urbanos marginales, las mujeres, la diversidad sexual, los migrantes, las diversas religiones...). • Ecología de las temporalidades (hay otros tiempos no solo el occidental). • Ecología del reconocimiento (distinguir lo que es producto de la jerarquía y aceptar solo las diferencias que se produzcan después de desechar las jerarquías). • Ecología de la trans-escala (articular lo local, nacional y global). • Ecología de las productividades (recuperación y valorización de otros sistemas de producción: ancestrales, cooperativas, economía solidaria, etc.). Desconstrucción, desencialización, destotalización son caminos fundamentales de descolonización del conocimiento. Un desafío urgente con una única lógica: nadie puede imponerse a nadie subvalorándolo y vilipendiándolo; y eso también debe exigirse a la vivencia de todas las expresiones sociales. La felicidad como sabiduría para desarrollar la criticidad frente a un sistema imperante, y como encuentro con otras maneras de ser, es imprescindible. Los otros mundos también existen y aportan. Un encuentro de brazos abiertos con otras propuestas es como un abrazo con un extraño, se siente diferente, pero ya se ha cruzado la línea de mi frontera.

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4.6. La diversidad sexual como descolonización de las categorías de una moral tradicional y su infl uencia en la felicidad

Capitalismo, patriarcado y colonialismo son los sistemas que a menudo se describen como los portadores de colonialidad. En este apartado aludiremos como refl exión de descolonialidad, a solo un elemento de la patriarcalidad: la diversidad sexual y lo femenino. ¿Acaso la vida surgió con género y con sexo? Sabemos hasta hoy, mientras no se diga otra cosa, que todo inicia en la gran explosión: Big Bang. Vivimos en el sistema-mundo en donde todo se concibe en dos o en binario, en blanco y negro, en hombre y mujer, en día y noche, en norte y sur, en científico y empírico, en cuantitativo y cualitativo, en bueno y malo, en equilibrio y desequilibrio, en católico y protestante… Dejando por un lado tantas posibilidades de ver el mundo y el Universo, de vivir la vida. Desde la propuesta de Boff (2002), en las investigaciones sobre género sobresalen dos corrientes investigativas importantes y otra resultante de éstas. La primera corriente afirma que el hombre y la mujer poseen memoria sexual propia, fundada en el largo proceso evolutivo de la vida. Este factor da origen a comportamientos distintos con características psicológicas propias. Se concede importancia al aprendizaje y a los procesos de socialización, pero tales realidades serán siempre moldeadas por las matrices biológicas previas. La segunda corriente sostiene que las diferencias sexuales, de personalidad, de roles y de ejercicio

del poder resultan de condicionamientos sociales. El hombre y la mujer concretos no existirían in natura. Serían construidos social y culturalmente. Esta posición subraya el hecho de que en el nacimiento predomina una clara neutralidad psicosexual. Por eso, la fisiología y la psicología, consideradas aisladamente, serían insuficientes para explicar la división política y económica entre los sexos. La tercera línea se esfuerza por recoger el momento de verdad de cada una de las posiciones anteriores y procura dialectizarlas. El ser humano no es la especie más compleja del género de los mamíferos. Las diferencias sexuales son dadas y simultáneamente construidas. Por eso es importante considerarlas siempre conjuntamente para hacer justicia a esta realidad dialéctica. El comportamiento sexual, con las armonizaciones y confl ictos que comporta, se forma y se desarrolla a medida que el ser sexuado, dotado de determinadas características genéticas, entra en interacción con el medio socio-cultural específico y sus estímulos singulares. El proceso de la biogénesis que ayuda a comprender a profundidad la cuestión de género presupone la necesidad de dialectizar todos los factores y superar nuestra visión antropocéntrica, sociocéntrica y sexocéntrica. Leamos este texto que presenta Boff (2002).

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¡La vida generada hace 3, 800 millones de años! Así la sexualidad emergió hace mil millones de años como un momento avanzado de la vida. Después del desciframiento del código genético por Crick y colaboradores en 1950, hoy sabemos, de manera comprobada, que en la cadena de la vida prevalece la unidad: algas, setas, árboles, bacterias, hongos, peces, animales y humanos somos todos hermanos y hermanas porque descendemos de una única forma originaria de vida. La reciente decodificación del genoma humano, en febrero de 2000, mostró el profundo parentesco existente entre todos los organismos vivos, también entre aquellos que, en una comprensión superficial e ideológica, parecen más humildes, como las moscas, los gusanos, los ratones y las malas hierbas. Tenemos, por ejemplo, 2.758 genes iguales a los de la mosca y 2.031 iguales a los del gusano.

Mosca, gusano y ser humano poseemos una hermandad fundamental basada en 1.523 genes iguales. Este dato se explica por el hecho de que todos, sin excepción, estamos construidos a partir de veinte proteínas básicas combinadas con cuatro ácidos nucleicos: adenina, timina, citosina y guanina. Todos descendemos de un antepasado ancestral común que se desarrolló originando la ramificación progresiva del árbol de la vida. Cada célula de nuestro cuerpo, hasta la más epidérmica, contiene la información básica de toda la vida que conocemos. Hay, pues, una memoria biológica inscrita en el código genético de todo organismo vivo. La sexualidad representa un momento importante de ese proceso (p. 25).

Finalmente, es importante abordar el proceso de la sexogénesis. Tal como lo describe e ilustra Leonardo Boff, el antepasado de todos los seres vivos, fue, probablemente una bacteria (organismo unicelular y sin núcleo); luego surgieron colonias de bacterias a través de la división celular denominada mitosis y reinaron dos mil millones de años. ¿Qué ocurrió después? Hace aproximadamente dos mil millones de años, ocurrió un importante fenómeno para la evolución posterior: la irrupción de una célula con membrana y dos núcleos. ¿Cuál fue la importancia de esa célula binucleada para nuestro tema? El hecho de que en ella se encuentra el origen del sexo. En su forma más original y primitiva el sexo suponía el intercambio de núcleos enteros entre células binucleadas, llegando a fusionarse en un único núcleo diploide que contenía todos los cromosomas en pares. Hasta aquí las células se multiplicaban por mitosis (división), perpetuando el mismo genoma. La forma eucariota de sexo, que se da por el encuentro de dos células diferentes, permite un fantástico intercambio de informaciones contenidas en los respectivos núcleos (Boff, 2002). Según los datos presentados, ¿el sexo se refería a la diferencia de que algunas células tenían penes y otras vaginas? Definitivamente que no. Se hace alusión al intercambio o encuentro de células, una de núcleo entero y otra binucleada. Estas ideas originan a lo que Boff le llama biodiversidad. Surge, pues, un nuevo ser vivo, la célula que se reproduce sexualmente a partir del encuentro con otra célula. Tal hecho apunta ya hacia el sentido profundo de toda sexualidad: el intercambio, que enriquece la fusión y que crea paradójicamente diversidad. Todos los organismos mayores y los seres humanos, somos representantes de los celulares nucleados que se reproducen sexualmente (Boff, 2002).

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Está comprobado que inicialmente todos estos procesos vitales sucedieron en los océanos, ya que en ellos se encontraban las condiciones ecológicas favorables a la vida. En los océanos pasó y todavía pasa el 90% de la historia de la vida. En los primeros dos mil millones de años de vida no existían órganos sexuales específicos. Había, diríamos, una existencia femenina generalizada, que en el gran útero de los océanos, lagos y ríos producía vidas. En este sentido podemos decir que el principio femenino es primordial y originario. Después, lentamente, con la evolución de las especies que abandonaron los océanos y se internaron en tierra firme, las condiciones presentes en los mares, con todos sus nutrientes, pasaron en el caso humano al cuerpo de la mujer (Boff, 2002). Ante tal realidad podemos afirmar que la comprensión del género y la sexualidad humana sigue siendo compleja. Es más, no es posible afirmar que el origen haya sido hembra y macho, mujer y hombre, vagina y pene. Cabe preguntarnos sobre los movimientos, acontecimientos y pensamientos surgidos en las sociedades actuales sobre la diversidad sexual. ¿Ser intersexual o en el lenguaje coloquial ser hermafrodita es pecado, es sucio, es antisocial, anticultural y es abominable? ¿Ser homosexual es la peor condición que puede vivir el ser humano? ¿Haber nacido con otra expresión genital o haber optado por otra preferencia sexual a la común o a la “universal” es atentar contra la vida misma? La visión del “sistema imperialista, occidentalocén­trico, capitalista, patriarcal, moderno, colonial” como le llama Grosfoguel, ha tenido sus repercusiones. Tal como expone Boaventura de Souza Santos citado por Grosfoguel (s.f.):

(…) la racionalidad que domina en el Norte ha tenido una infl uencia enorme en todas nuestras maneras de pensar, en nuestras ciencias, en nuestras concepciones de la vida y el mundo. A esa racionalidad la llamo indolente, perezosa (...). Entonces, lo que estoy intentando hacer aquí hoy es una crítica a la razón indolente, perezosa, que se considera única, exclusiva, y que no se ejercita lo suficiente como para poder mirar la riqueza inagotable del mundo. Pienso que el mundo tiene una diversidad epistemológica inagotable y nuestras categorías son muy reduccionistas (…).

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4.7. El principio de lo femenino como descolonización de la felicidad

_ ¡Papá! ¿Por qué no puedo estudiar yo, al igual que mis hermanos? _ ¡Porque en tres años más, a los 14, te van a robar, y habrá sido en balde todo lo invertido en vos! Pasaron 20 años. El padre recobra la conciencia después de varios días de haber tenido una operación larga y difícil. Quiere agradecer a los médicos que le han salvado. _ ¡Enfermera! ¿Podría decirme quién me operó? ¡Desearía agradecerle! ¡Le debo la vida! _ ¡Con gusto Señor! Pero fueron varios doctores, sin embargo, la doctora en jefe de la operación, que es la especialista y la que dirigió todo vendrá en 5 minutos. Desea revisarlo… _ ¡Hija! _ ¡Papá! Después de 14 años, de haberse fugado de la casa, se había convertido en un gran médico. Al abrir los ojos, el gran patriarca sucumbió. De pronto la luna era sol, la rosa era clavel. Su mundo se androginó. (Wuqub’ Ajpu)

¿Por qué hoy nos interesa hablar del principio de lo femenino? ¿Por qué decolonizar lo femenino? Porque asistimos a una época de conciencia, de lucha, de resistencia frente a una esclavitud a todas luces propiciada por un sistema. La existencia de un sistema cultural que determina la visión de la persona, de su sexualidad y de su género. Hoy, ese sistema, es el patriarcalismo. Y éste, a su vez, se entiende aquí como Gerda Lerner (1990) lo describe: una “creación histórica elaborada por hombres y mujeres en un proceso que tardó casi 2,500 años en completarse”. Es decir, un constructo primario sobre el que está construida la sociedad hoy, que Dolors Reguant define como “una forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la idea de autoridad y liderazgo del varón, en la que se da el predominio de los hombres sobre las mujeres, el marido sobre la esposa, del padre sobre la madre y los hijos e hijas, y la de descendencia paterna sobre la materna”.

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Se evidencia la toma del poder histórico del hombre, el cual domina en gran medida la sexualidad de las mujeres, su prole; realidad que se une a toda una estructura social simbólica que legitima el sistema patriarcal. Lo religioso ayuda también a ello, haciendo sagrado un comportamiento de opresión. Sin embargo, esta relacionalidad hombre-mujer construida históricamente, ha llegado hoy a un punto de inflexión: la mujer se está haciendo visible. Este predominio del varón sobre la mujer en diversos estratos de la persona y de la sociedad, produce un determinado comportamiento, unos roles específicos según una persona se entienda como hombre o como mujer, y eso es el género. Butler (2008) describe la posición de Julia Kristeva en su teoría de la dimensión semiótica basada en parte en el lenguaje simbólico de Lacán, quien expresa que la “ley paterna” es el principio organizador universal de la cultura.


Continúa afirmando Butler, que el discurso de Kristeva conecta con Focucault, para quien el cuerpo no es sexuado, sino que el cuerpo adquiere significado dentro del discurso en el contexto de relaciones de poder. Simone de Beauvoir dirá que no se nace mujer sino se llega a serlo. Es decir, la categoría de mujer es un logro cultural viable. Nadie nace con género, éste es adquirido. Pero el género, concluye Kristeva, no es un modelo sustancial de identidad sino una temporalidad social constituida. Se instaura mediante actos internamente discontinuos. Y no pueden ser ni falos ni verdaderos ni reales ni originales, pero dada su significancia simbiótica pueden ser radicalmente increíbles. En otras palabras, lo que Kristeva desea fundamentar, es que las construcciones culturales de género cambian de significados según la interpretación de los símbolos. Para la construcción psico-social del cuerpo se debe tener en cuenta que allí se inscribe la sexualidad y desde allí se construirá la identidad sexuada de una persona de manera individual y social. Eso incluye tanto la vivencia de afectos como de discursos o normatividades de un sistema. Este sistema elabora patrones culturales de significación y deseabilidad social. El cuerpo se generiza, y dada la realidad patriarcal actual, se promueve las relaciones de desigualdad también a partir de las concepciones del cuerpo. De las formas culturales de entendimiento del cuerpo, que son líneas directrices de las cuales no se puede salir, se subraya, por ejemplo,

modernamente la delgadez en las mujeres (y cada vez más en hombres) como una señal de bienestar y éxito social y símbolo de una idolatría corporal y una tiranización de uniformidad modélica, según Carballo (2005). Ella misma, en sus aportes, especifica que entre la pluralidad de los significados del cuerpo que encarnan la desigualdad genérica puede mencionarse: a) La dimensión reproductiva. b) La dimensión productiva. c) La dimensión del deseo. La dimensión reproductiva se refiere a la funcionalidad biológica y social del cuerpo: la madre como útero, vientre, pecho, vagina; y el hombre como pene = potencia, o el pecho = fortaleza; donde este falo como sistema simbólico masculino tiene como principio organizador el poder (Boff y Muraro, 2004). La dimensión productiva se refiere al cuerpo como fuerza de trabajo, simbolizado en el trabajo doméstico en las mujeres; y en la imagen del guerrero y cazador del varón. En cuanto a la dimensión del deseo se norma a través de la heterosexualidad y la sexualidad genital, que tiene una referencia a la mujer como objeto sexual con una metáfora de mujer perversa o prostituta, tentadora y pornográfica. Y por otra parte la presentación de un cuerpo ideal y atractivo como esteticidad que difumina la diversidad en la uniformidad a partir de modelos.

En la actualidad hay relaciones de poder sobre el cuerpo donde se hace normal la definición de varones y mujeres desde una oposición y asimetría. Esa lectura génerica de los cuerpos ha hecho normal los siguientes estándares: Mujer = juventud, belleza, delgadez, suavidad Varón = fortaleza, potencia, tosquedad

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Esto construye la autoimagen, la satisfacción corporal, el carácter de las relaciones entre los cuerpos, el significado y la experiencia de la sexualidad. Los cuerpos sexuados son sometidos a un proceso de domesticación y de anulación. Los significados normativos controlan la corporalidad a través de su representación social y de la socialización de género. En este sistema patriarcal actual hay una lógica que va de la fragmentación del cuerpo a la anulación del sujeto, a partir del hecho de que su propuesta de interpretación de los sexos imprime carácter en las personas y se llega a escribir sobre los cuerpos las reglas de la estructura de poder. Los símbolos del poder patriarcal escritos sobre los cuerpos se manifiestan en: a) Naturalización de la diferencia sexual (la naturaleza eficiente, racional y no emocional del varón trasladada a la potencia sexual y a la musculatura crea una virilidad “natural”). b) Fragmentación del cuerpo (el cuerpo se parcializa y las partes se toman por el todo. El pene es potencia y dominio; el tórax y las piernas son fortaleza y protección. Se desplaza la funcionalidad biológica a las características psicológicas y sociales. En el caso de la mujer, los pechos, el vientre y el útero son reproducción como rol femenino por antonomasia; pero también hay partes sexualizadas como grados de atracción y deseo: la vagina, las caderas, el abdomen, las piernas, los pechos, los labios; generando atención ansiógena o necesidad de control de esas partes para que signifiquen lo que deben significar a través de gimnasia, dieta o cirugía). c) Conversión en objeto (se trata del “ser para otro” en el marco del “deber ser”. La cosificación como desposesión, es el núcleo de la violencia de género. Hay apropiación y consumo. El cuerpo es un objeto para la mirada del otro, por ello apariencia y atractivo es una preocupación para la búsqueda del hombre y para el show de la mujer que desea convertir su cuerpo en objeto de deseo. En este sentido, así como descolonizar el conocimiento es salirse de lo occidental para pensar dese los otros mundos; descolonizar el género es salirse del patriarcado y sus códigos culturales genéricos. Esa es la gran tarea para acabar con la opresión de género. A partir de lo ya expresado hay que hacer hincapié en la epistemología feminista como la posibilidad de una mirada liberadora diferente del acceso al conocimiento y de la extensión del conocimiento. La ciencia actual androcéntrica y occidental mayoritariamente, debe conocer esa otra mirada si no quiere ignorar la existencia del otro 50% de los vivientes pensantes. Para las mujeres (y los grupos de hombres subordinados y reprimidos) la historia se ha convertido en una fuerza de lucha, de clamores y acciones de emancipación. a) El nivel de independencia económica que tengan gracias al trabajo. b) El nivel de educación al que accedan, junto con una propuesta liberadora de aprendizajeenseñanza en ese sistema educativo. c) La educación a la que pueda acceder el varón en el campo de la vivencia de otras masculinidades. Esto es una llamada a poner en el centro de toda refl exión y acción el valor y la presencia de las mujeres; y sospechar de toda teoría dominante, puesto que han sido forjadas por varones, pero también revisar críticamente una propuesta femenina, puesto que no hay que olvidar que se forman dentro de la tradición patriarcal y podrían inconscientemente, seguir en ese mismo círculo patriarcal. 3 255

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Se pide entonces, una actitud de creatividad, de riesgo y de sentido. Creatividad para no repetir la historia que afecta; riesgo para permitirse explorar y fallar en una búsqueda de algo mejor; y sentido porque es lo que nos da la certeza de hacer decisiones y buscar liberaciones. La felicidad también depende de la libertad. Y ella no germina en un ambiente patriarcal. Según saberespractico.com el 49.5 de la población mundial no tendría acceso a dicha felicidad; por ello, de nuevo el camino de la sabiduría para la criticidad, y el encuentro para la armonía. ¡He allí otro insumo para experiencia de felicidad! En el siguiente poema, se destaca parte de la realidad actual en tiempos de globalización, pero también la resistencia del varón que empieza a creer en otras masculinidades. Esto es parte del cambio que la lucha de género, la unidad de los hombres que no estamos ya a gusto con la opresión de la mujer, porque con ello también perdemos nosotros:

Quiero ser… no quiero Quiero ser como Fray Luis de Leon, “La naturaleza no las hizo para el estudio de las ciencias, ni para los negocios de dificultades, sino para un solo oficio simple y doméstico, así les limitó el entender y, por consiguiente, les tasó las palabras y las razones”. Yo quiero ser como Maluma, con sus cuatro babies, dándome lo que quiera, chingando cuando yo les digo y ninguna me pone pero… Quiero ser como Trump porque cuando eres una estrella puedes hacer cualquier cosa. Agarrarlas por el coño, lo que quieras. Igual que con Megyn Kelly puedes ver cómo les sale sangre de sus ojos, de su… de donde sea. Y podría disparar a gente en la Quinta Avenida sin perder votos. Quiero ser hombre latino, guatemalteco puro, porque quiero comer chile, no llorar, ser el jefe de la casa, sustentar mi familia, nunca dejar que me saquen la madre, o parar defendiendo la institucionalidad o la gobernabilidad. Si eso es, yo no quiero ser hombre: Prefiero ser piedra, mar, flor o paloma. Quisiera ser ruptura, duda, pregunta o ternura. Quisiera ser palabra ética y acción estética, ojos de asombro y sueños de colores, No quiero ser “mitad no-social, no-política, no humana” y menos quitar esa mitad que casi me deja sin nada. Volver a nacer no puedo, Volver a entender lo intento.

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Ro’ ija’tz Semilla 5

Felicidad y entornos virtuales

Había una vez un perro tan gordo, tan gordo, que no podía verse la cola. Un buen día se enfermó producto de tantas cosas. Entonces vio su cola. La tocó, la experienció. Solo entonces vio la brecha entre su todo y lo que parecía nada. Y entonces existió. (Wuqub´ Ajpu)

Vivir la felicidad en códigos de sabiduría y reencuentro, también es posibilitada gracias a la tecnología, pues esta ha hecho posible lo que la imaginación, los poetas y la literatura, soñaron hace tiempo. Felicidad en los tiempos virtuales, es un reto postmoderno ineludible. Así como el agua permea cualquier rendija, la tecnología permea nuestra vida con pequeñas o grandes rendijas. Gracias a los algoritmos, “conjunto de reglas que, aplicadas sistemáticamente a unos datos de entrada apropiados, resuelven un problema en un número finito de pasos elementales” según Peña (2006), y los avances de la conectividad a nivel de comunicación, desarrollo y tecnología, se han podido “cumplir los sueños” de la humanidad post-moderna, newtoniana y cientifista. ¿Qué relación existe hoy en día entre felicidad y tecnología? La parábola del perro gordo con que iniciamos este apartado intenta visualizar el peligro de perder de vista el “todo” y “el equilibrio”, cuando no tenemos autocontrol en las redes sociales. ¿Cómo tenemos que educarnos para la felicidad desde la virtualidad? ¿Cuáles son algunos desafíos éticos del progreso tecnológico? ¿Es posible la sabiduría y el encuentro como felicidad desde la tecnología?

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5.1. Rodeados de tecnología

Hoy hay diversos mundos donde se anidan diversas personas. Uno de esos mundos es la tecnología, y su refl exión nos conduce por varias preguntas, dudas e incluso aseveraciones. El mundo de la tecnología es un mundo de rápido cambio, y ese cambio, en palabras de Juan Manuel Zafra (2018), exige de nosotros una “adaptación permanente”. Los avances científicos de la tecnología producen, alegran y hacen esperanzadora la vida cuando sus inventos tratan situaciones de sentido de vida como la salud o la producción de comida. Pero la vida no es solo salud y comida, es también diversión, economía, comunicación, deporte, dolor, preguntas, sueños. Y todo ello está permeado por este nuevo mundo tecnológico. No obstante, surgen las preguntas: ¿accedemos todas las personas de igual manera a dicha tecnología? ¿es necesario eso? ¿es posible? ¿es sano? ¿es un derecho? Constatamos por cientos de estudios y artículos que hay una brecha muy grande entre quienes poseen tecnología y quienes no la poseen. La evidencia, en gran manera, es la cantidad de pobres, de marginados, de míseros en el mundo. El paisaje humano viajando en un tren de Freiburg hacia Berlín es diferente al de una camioneta que va de Huehuetenango a

Todos Santos, Cuchumatán, Guatemala. En el primer caso, trenes rápidos: eléctricos, confortables, rápidos; humanos viajeros con un libro en la mano, ya sea desde su Tablet o en físico. En el segundo caso, aparato con más de 20 años de vida, contaminación, ruido, falta de espacio y confortabilidad, lentitud. Los accesos son también cosa de sistema sociopolítico. No obstante, en el tren también hay individualidad, soledad, espacio privado, diálogo conmigo mismo. En la camioneta hay grandes conversaciones, música, espacio compartido, ayuda mutua… En estos contextos, ¿qué podemos decir de la felicidad en una era tecnológica? Alrededor nuestro vemos ya cantidad de dispositivos de diversa índole. A primera vista sentimos que esta tecnología nos ayuda; y poco a poco vamos captando que los datos son la perla preciada del ambiente interconectado. Cada vez más comunicación y tecnología es una amalgama que va rigiendo el ritmo de la historia. Algoritmo, nanotecnología, robot… son vocablos y realidades que se hacen parte de nuestro diario vivir. Y la vida, nuestra vida, importa. ¿Cuánto influye la comunicación y la tecnología en nuestra felicidad?

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5.2. Generación XXI y colonización virtual Todos, de alguna manera, para hacer una tarea, para comunicar una noticia o por pura distracción, hacemos uso de la virtualidad, de las redes sociales y, por ende, le damos poder a la pequeña élite feudal que lo controla todo: GAFAM (Google, Amazon, Facebook y Mycrosoft). En el actual sincretismo cultural con pluralidad de visiones y cosmovisiones del mundo, estamos en un colonialismo 2.0. Decimos esto porque es evidente el hecho de que unos tienen el poder de los datos, tienen el poder de la información y sus respectivas ganancias económicas. Por ese monopolio, ellos deciden qué usamos y cuánto vale. Esto para las comunicaciones; pero sucede lo mismo con otras tecnologías: a menudo los beneficios son para quienes pagan. ¿Y los pobres? Sin embargo, los que tienen acceso, los que están fuera de la periferia virtual y no están

excluidos; viven en una especie del mito de la caverna 2.0, donde la realidad ya no es una sombra, ni una impresión en los sentidos: es una realidad smartphone, o smartzombie, que el mercado y su bolsillo consiga. A partir de la descripción de las 4 formas de ejercer el poder desde las redes sociales, en el libro “Acepto las condiciones” (Cobo, 2019, pp. 74-77), proponemos a continuación cuatro intentos de ser feliz a partir de las redes sociales y la tecnología. Los exponemos a manera de prevención, como una crítica a un camino desequilibrado de felicidad. Sin embargo, parece que cada vez más el nativo digital se acostumbra a este modelo de ser. Es interesante que cada una de ellas sea resultado negativo de las 4 formas de ejercer el poder propuestas por Cobo: vigilancia y monitoreo, infl uencia, pérdida del autocontrol, sobrecarga cognitiva.

Tabla 4

Formas de ejercer el poder y perfiles de felicidad

4 formas de ejercer el poder

4 realidades del ser en el nativo digital influyentes en su experiencia de felicidad Ser observado Ser creativo e inventivo “a la carta” Escuchar lo que se quiere oír Reducir el mundo de lo simbólico y empático al emoticon

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Cada vez hay más casos de usuarios de la tecnología y las comunicaciones modernas, que reafirman, consciente e inconscientemente, perfiles de felicidad a partir de:

a)

Ser observado Estamos tendiendo a hacer de lo privado e íntimo algo público y de dominio de la web. A pesar de los filtros correspondientes, los datos intercambiados o complementados con terceras fuentes, hacen escapar la información. No se sabe en manos de quiénes está nuestra información, pero eso no nos importa. “Navego, luego existo…” Es decir, mi historia se vuelve únicamente real, en este nuevo escenario virtual, si se “publica” o sube a la nube. Aquí la lógica de la existencia es: hacer de la vida un dato, un número, un algoritmo. La disidencia y un verdadero acto subversivo no será adentrarse en la cultura del “me gusta”, sino más bien el silencio creativo, a lo cual apunta Lanier en sus “Diez razones para eliminar tus redes sociales ahora mismo” (2018, p. 31).

b)

Ser creativo e inventivo a la “carta” Dentro de las múltiples aplicaciones virtuales, existen una diversidad de “plantillas” y formas de “personalizar” páginas electrónicas, blogs, perfiles, líneas de tiempo, canales, etc. En las redes obtenemos nuestra información preferida, pero además se crea una realidad digital hecha a nuestra medida. A eso le llamamos infl uencia. Nos dan plantillas ya elaboradas, y es más difícil crear las propias. La creatividad “solo debe seguir un algoritmo”, el mío. Una de las características de las generaciones post-millennials es ser consumidores y, solo unos pocos, ser creadores de contenidos. Es verdad que, en las redes, algunos crean; los demás repetimos eso que es creado. ¿Dónde queda la capacidad de los organismos vivos autopoiéticos que se manifiestan en sorprendernos con algo diferente, propio, nuevo? Debemos renunciar al hecho de convertirnos en repetidores de plantillas universales y collages fantásticos que no dependen del todo de nosotros. La web lleva dentro de sí un “dinamismo” para hacernos pasivos, a “elegir lo ya elegido”.

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c)

Escuchar lo que se quiere oír, relacionarme solo con lo que me interesa Las tecnologías digitales nos acompañan todo el día. Invaden cada momento. No hemos tenido tiempo de integrar eso y hemos perdido el autocontrol. Las horas al día en que estamos expuestos a las redes sociales, buscando sólo lo que se quiere, nos hace aislarnos de las realidades inmediatas. Buscamos nuestro interés. Un interés especificado por información y relación que a menudo tiene que ver con conocimiento superficial en cuanto a la información (resumido y no científico); y con relaciones en lejanía. Una familia va de paseo, pero todos van inmersos en sus celulares: no disfrutan la naturaleza, no conversan entre ellos, pierden interés en todo lo que no sea tener entre las manos un dispositivo que posee el “poder” de darles lo que desean. Hay que llenarnos de espíritu de rebeldía y subversión; quedarse en el solo conocer mis gustos y mis intereses, y no los de los otros, es un real y virtual narcisismo. Es muy interesante y lógico, en la lógica del mercado, que el algoritmo está diseñado para ofrecerte la temática que has buscado antes, de una y mil maneras. De pronto ves notificaciones de temáticas que no estás buscando en ese momento, pero que has buscado antes; y te atrapa. El algoritmo te vuelve a tus intereses y parece que da gusto a tus deseos.

d)

Reducir el mundo de lo simbólico y empático a un emoticon Hay un exceso de información, una sobrecarga cognitiva. ¿Cómo enfocarse en lo más importante? La tecnología tiene éxito porque ha estudiado nuestros comportamientos y debilidades. Ahora se hace necesario educar para el uso de la tecnología. La información tiene más relación con lo cognitivo que con lo emocional. Sin embargo, lo emocional aparece también en el uso de las redes sociales. Cada vez más se universaliza y estandariza el uso de emoticones para poder resumir en un símbolo virtual, una emoción y reacción humana. Muchos nativos digitales toman muy en serio el número de personas que les dan “me gusta” a sus publicaciones, o dan una carita de aprobación y los haters que puedan tener. Parece lógico en un contexto individualista occidental, pero ¿cómo se vive eso en los mundos relacionales del Sur? Seguramente en mucho menos medida; pero sí es verdad que cada vez más perdemos la relacionalidad. Vamos en autobús o caminando por la calle con nuestros auriculares o los ojos clavados en el celular. Nos está cambiando la relacionalidad, y con ello también la emocionalidad. A propósito de ella, profundicemos un poco más en el tema de la emocionalidad,

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5.3. Redes sociales, emocionalidad y felicidad Las emociones son una realidad inherente al ser humano. A lo largo de la historia han pasado a formar parte de la vida coloquial pero también de la ficción: poemas épicos, leyendas, teatro, novelas, cine… Asimismo, han sido un factor importante en el desarrollo de las relaciones humanas entre individuos, naciones, pueblos, determinantes en algunos casos para comprender bien la configuración de la sociedad actual, aunque no siempre han sido dotadas de la importancia debida. Con la aparición del internet, las emociones

a)

tienen un lugar nuevo en el que desenvolverse, especialmente en aquellas herramientas útiles para las relaciones humanas. Pero ¿se desenvuelven de la misma manera que en una relación en la que las personas están presentes? Indudablemente que, ante cualquier tipo de información y relación, hay una respuesta emocional pero no sucede de igual modo si se está interpelando e involucrando a la persona en cuestión o si ésta es una mera receptora de información.

Emociones 1.0 Podríamos decir que la web 1.0 se relaciona con las emociones de la persona de igual manera a como lo haría un libro, un periódico, etc., solo ha cambiado el medio de transmisión, pero el tipo de lenguaje es el mismo. Incluso en ocasiones se podría asemejar al cine si se introduce sonido (Segura García y Rodrigo Martínez, 2010).

b)

Emociones 2.0 La persona está recibiendo de modo pasivo un mensaje que puede provocar una respuesta emocional. Sin embargo, en el caso de la web 2.0, estamos ante una relación con un instrumento de comunicación diferente. La persona participa de modo activo, en ocasiones se exige una respuesta. El sujeto elabora su propia producción. El neurólogo portugués Antonio Damasio (2009), en una de sus observaciones en este terreno publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Science, señala a nivel neurológico cómo se desenvuelven las emociones con algunas herramientas de Internet. Estudió imágenes de violencia y sufrimiento en televisión, infl uencia de medios digitales cada vez más veloces y difíciles de procesar, relaciones personales sustituidas por redes sociales como Facebook o Twitter... ¿Cómo podría infl uir todo esto en las capacidades cognitivas del ser humano? ¿Procesamos de igual manera las emociones cuando éstas nos llegan a través de un formato digital? Después de escuchar historias reales que trataban de despertar en ellos sentimientos de admiración y de compasión en el sentido físico como de empatía social, se observó lo que ocurría en su cerebro mediante imágenes de resonancia magnética.

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Hasta ahora los estudios cerebrales sobre la compasión estaban limitados a los sentimientos que despierta en nosotros el dolor ajeno; ésta es la primera vez que se extiende este concepto en un sentido más amplio de compasión o empatía social y se aborda además la admiración. Es decir, estamos ante la misma realidad que definía Adam Smith como ponerse en el lugar de otro. Los sentimientos relacionados con cuestiones morales y psicológicas (admiración por un buen acto o una habilidad) tardaron más en activarse en el cerebro que los relacionados con cuestiones físicas (ante un accidente, por ejemplo). Sin embargo, si los sentimientos “sociales” tardaron alrededor de seis a ocho segundos en surgir (frente a unas décimas de segundo en el caso de reacciones ante estímulos físicos, como el daño ajeno), los investigadores también descubrieron que duraban más tiempo activos en el cerebro de los participantes. Esto pone de manifiesto que el cerebro es capaz de distinguir perfectamente las emociones que tienen que ver con las cuestiones físicas de aquellas que suscitan las dimensiones morales o psicológicas de una situación.

c)

Emociones 3.0 Trasladando el problema a las redes sociales, incluso a la Web 3.0 por ejemplo, nos encontramos con que las emociones que surgen de la empatía social tardan en aparecer pero duran más. Sin embargo, si el instrumento es Twitter por ejemplo, o cualquier otra red social; dada la rapidez de la comunicación, surge la duda de si el cerebro humano está preparado para producir emociones adecuadas a esa velocidad. La clave está en que la empatía social necesita cierta ponderación o refl exión. Con la velocidad de las redes sociales, apenas da tiempo a que se elabore dicha refl exión. Las redes sociales se han convertido en una parte importante de la vida de amplios sectores de la sociedad en los últimos años. Además de compartir gustos, aficiones o fotografías, las redes sociales nos mantienen conectados con otras personas; igualmente, las redes se usan para plasmar, directa o indirectamente, opiniones sobre temas de actualidad y política. En ese aspecto, podríamos pensar que indagando en las redes sociales podríamos conseguir acertar en la opinión pública general sobre un tema en particular. Pero genera una duda: ¿qué congruencia existe entre lo publicado, lo pensado y lo sentido? La congruencia en el pensar, sentir y actuar es la que encamina el sentido emocional, ya que la utilización de las redes sociales con una finalidad establecida; es decir, crear un perfil por reencuentro familiar o de amistad, comunicación académica, social o cultural, promoción profesional o de mercado; hablaría de un perfil realista y propicio ante su creación.

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La emocionalidad personal por naturaleza nos lleva a buscar la repetición continua de momentos placenteros y al mismo tiempo la disminución de momentos displacenteros. La felicidad por tanto es parte fundamental de la naturaleza humana y se construye con la repetición constante el mundo interno de emociones agradables. Las redes sociales presentan dicha característica en su formato e interpretación más noble. La infelicidad por consiguiente es rechazada desde la naturaleza humana y se presenta como parte del equilibrio interno; claro está que, desde una visión de integración emocional, permite la diferenciación de cada uno de los estados anímicos. Ahora bien, la desproporción y desmedida de eventos o exposiciones displacenteras hace que la persona se comprenda a sí mismo y por consiguiente a los demás de una manera errónea. Es aquí en donde se debe tener cuidado, ya que las redes sociales presentan perfiles ideales de las personas, con momentos y pensamientos utópicos, que inicialmente buscan espacios de placer y goce, pero que al entrar en contacto con los mundos ideales de los demás carece en algunos momentos de realidad y por tanto, genera sentimientos opuestos a los deseados inicialmente. Se es feliz en el contacto y la relación humana. El algoritmo tecnológico sitúa “aparentemente” los perfiles de cada usuario, recomendando búsquedas, videos, posibles amigos, posibles grupos de interés. Esa posibilidad puede estar cerca de los gustos y agrados personales, pero también encasilla el ideal de la persona misma, colocándola en un extremo de su mismo ser. Los extremos del ser nos llevan a gustos adquiridos y placeres extremos, como también a lados oscuros de la personalidad, generando frustración y enojo. Al ser las redes sociales un instrumento de la tecnología y del mercado, implica una rapidez y fl uidez importante para la vista y la comprensión inmediata, las imágenes pasan tan rápido que la respuesta conduce a uno de los dos extremos inmediatamente. La refl exión que hemos hecho notar antes, viene después. La refl exión que se adquiere posteriormente al uso de la red social conduce a la felicidad en la manera en que esta logra empatar con la emocionalidad positiva, pero al mismo tiempo puede llevar al extremo opuesto. La tecnología, los medios masivos de comunicación y los discursos hegemónicos imponen, crean “nuevas sociedades” relacionadas con “la práctica sistemática e ilusoria de internet”. (Augé, Marc. 2019) El acceso a las redes sociales es público, la instrucción y aprendizaje en su utilización no. Al ser una aplicación automática en los aparatos tecnológicos y móviles, asume esa necesidad de uso. Es por ello que se requiere de una información previa que permita al usuario comprender las implicaciones de su uso y darle utilidad desde las ventajas potenciales.

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5.4. La parábola del perro gordo, un llamado a la felicidad

Es denominado perro gordo como una expresión del ser humano actual que tiene acceso a tecnología e información. Ese acceso, en especial desde las redes, le hace invertir tanto tiempo y energía en lo virtual, que deja de cultivar otras actividades que son esenciales: la relacionalidad face to face, la refl exión, contacto con la naturaleza pura, el dolor de la pobreza a su alrededor, la atención en todo lo que se hace… El ser humano se reduce a redes sociales e intereses personales. Pero la saturación de información supone un estrés para elegir, un tiempo que se invierte casi siempre con inercia. El timbre de un mensaje que entra, la vibración de una nueva noticia, la llamada, la búsqueda constante. Algún desequilibrio se va produciendo. Algún accidente sucede en la carretera. Eso nos hace vernos la cola. Somos más que redes. Experienciar el dolor; la cercanía de la afectividad, de la risa, del abrazo, puede ser una ventana para divisar un camino de regreso. De regreso al equilibrio. No se trata de renunciar al hoy postmoderno, sino de guardar en la postmodernidad un equilibrio que nos mantenga en la tensión entre la individualidad y la colectividad; entre lo cercano y lo lejano; entre la información y el sentimiento; entre lo superficial y lo profundo. Pero todo esto, inevitablemente, se aprende. Uno de los ideales del ser humano es existir con sentido de vida. La tecnología y las redes son parte de la realidad actual, y por tanto, del paisaje de convivencia. Es parte integral del ambiente donde se es feliz o infeliz. Algunas pistas para empezar a prevenir desequilibrios que hagan daño, que coarten la realización humana, y por tanto su felicidad, podrían ser: • Ciudadanía informada: utilizar sitios de comprobación de contenido que detectan bulos y fake news. • Códigos éticos que rijan el mundo de la tecnología y las redes. • No seguir la lógica superficial del “me gusta”, sino del “qué me sirve para ser más humano”. • Tener control sobre el uso de los aparatos en cuanto a tiempos y temas. • Sobreponer siempre la atención de las personas.

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5.5. Educar para la felicidad y la tecnología

No se puede satanizar cualquier cosa solamente porque produce algo malo dentro de todo su potencial. La tecnología, al ser producto humano, debe tener también esencia de su humanidad, bondad, misterio, mansedumbre, curiosidad, sorpresa, encanto, … Quizá sea una ilusión o realidad, pero los horizontes tecnológicos son abrumadores, inquietantes e invitan a soñar, imaginar y a recrear nuevos escenarios de esperanzas. Posibilitan las fantasías y las creatividades como nunca antes se había visto. La tecnología es un poderoso motor de cambio social que remodela y traza nuestras formas de vida. ¿Hacia dónde caminan la ciencia y la tecnología del siglo XXI? Para responder a esta gran pregunta, Amador Menéndez, parte de que el siglo pasado (XX) se resume en cuatro palabras: átomo, gen, bit y neurona. Mismos que han dado lugar a cuatro disciplinas emergentes del siglo XXI: nanotecnología, biotecnología, computación y neurotecnología. A estos avances se les denomina tecnologías emergentes. Sin duda alguna, como se ha dicho, las tecnologías emergentes están cambiando nuestros estilos de vida. ¿En qué sentido van encaminados estos cambios? Consideramos que principalmente en las formas de comunicarnos con los demás, acceso a la información con tan solo un clic, disposición de herramientas tan diversas para aprender mejor, aportes a la salud preventiva y curativa, la posibilidad de la inteligencia artificial y colectiva, la

digitalización como oportunidad para el empleo, otras formas de organización social, en fin, somos parte de esta revolución tecnológica porque estamos aquí y ahora. Las instituciones sociales han cambiado su forma de ver y entender la vida. La iglesia, el Estado, la familia, el sistema educativo son parte de esta revolución. Sin embargo, cabe destacar la función tanto de la familia como de la escuela en estos horizontes tecnológicos: ¿cómo nos están educando?, ¿cómo estamos educando desde estos nuevos escenarios?, ¿cuánto ayuda a la felicidad humana el panorama tecnológico posmoderno?, ¿mejoran realmente nuestra calidad de vida?, ¿son pertinentes social y culturalmente?, ¿aportan valores como amor, igualdad, justicia, diversidad, solidaridad, felicidad…? Consideramos que la educación es el medio más efectivo para mediar nuestros estilos de vida ante los escenarios del siglo XXI. Nadie puede negar que la búsqueda constante es vivir bien y ser felices. Entonces, los sistemas educativos junto a las familias tienen como desafío crear el encuadre ético de las tecnologías. Es decir, frente a las tecnologías emergentes más que detractores o defensores debemos asumir una actitud con sentido crítico. Al asumir posiciones quizá caigamos en el dilema, o error, que consideremos este mundo (altamente virtual) como obra del “demonio” o como el nuevo “dios”.

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5.6. Los desafíos éticos del progreso tecnológico

A continuación, se describen algunos desafíos relacionados al progreso de las nuevas tecnologías o tecnologías emergentes, tomados de Fundación Telefónica (2018, p. 7). Nuestro aporte será dilucidar estos desafíos vinculados a la educación y la felicidad.

Los avances científicos y tecnológicos nos obligan a revisar los parámetros éticos establecidos en nuestras culturas, ya que un futuro deshumanizado y deshumanizante solo conduciría a la desaparición del propio ser humano.

Casos de esterilidad, de cáncer, embarazos de riesgo, mala cosecha, monocultivo… no son atendidos pertinentemente porque los códigos culturales de las comunidades no lo permiten. La escuela tiene la función mediadora ante el uso de los avances científicos y tecnológicos sin la pérdida de la identidad. Las tecnologías deben posibilitar la humanización y mejorar la calidad de vida de las personas.

La ciencia y la tecnología son producto de la creatividad humana. El progreso en esos campos debe revertir en una mejora de la humanidad, del bienestar individual y con el entorno.

Es imprescindible desarrollar el sentido crítico y responsable en la aplicación de la ciencia y la tecnología desde la vida cotidiana. Por ejemplo, la bomba atómica ha sido para la destrucción misma de la humanidad, pero el invento de la vacuna ha servido para mejorar la calidad de vida. Los nuevos científicos y tecnólogos deben anteponer el bienestar común antes que el individual. Que las nuevas creatividades y potencialidades sean patrimonio comunitario en la búsqueda constante de la vida en plenitud.

El bienestar social es el principal objetivo del progreso tecnológico y científico.

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El progreso tecnológico y científico debe basarse en las necesidades, aspiraciones y demandas sociales y culturales, y la escuela debe educar en la sensibilización, concienciación y compromiso social ante el consumismo. Todo es importante pero no todo es indispensable. Si el enfoque se aparta del bienestar social y la felicidad colectiva, entonces no es indispensable ni necesario.


La equidad es un principio básico en la era de la singularidad: los beneficios de la sociedad digital deben ser asequibles.

El acceso a las tecnologías debe ser un derecho y no un privilegio, principalmente su acceso debe ser desde la educación. Es conocido por todos que las brechas y asimetrías digitales son enormes. Su asequibilidad debe favorecer a todos.

Un uso responsable de la tecnología significa libertad para el individuo, sin que ello implique manipulación o injerencia de parte de quienes la ejercen.

Uno de los grandes dilemas en cuanto al progreso de la tecnología es que ha sido pensada para nosotros, pero no pensada con y entre nosotros. Es decir, somos candidatos consumidores de primera. Mientras la pobreza, el hambre, el desempleo, desnutrición crónica… se agudizan en nuestras comunidades; en los medios y en el mercado nos ofrecen refrigeradoras, televisores, teléfonos inteligentes, computadoras, cable satelital, entre tantas cosas. La educación y la tecnología deben favorecer las libertades y no la manipulación. Si sacrificamos un tiempo de comida con tal de que el celular tenga saldo, eso no es libertad ni felicidad.

La robotización y las posibilidades que abre la investigación genética obligan a repensar la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Los códigos culturales y éticos cambian con el tiempo. La sociedad evoluciona en su accionar, pensar y sentir, más cuando visualiza otras oportunidades y facilidades de cómo vivir. Sin embargo, el aprendizaje basado en las colectividades humanas jamás será sustituido por la robotización (al menos hasta hoy). Por ello, es necesario revisar y proponer nuevos límites entre investigación genética y vida. Mucho es posible, pero ¿eso mucho, es ético?

La idea de un futuro marcado por la superinteligencia y la superlongevidad solo tiene sentido si va a acompañada de felicidad individual y colectiva.

La felicidad es el punto de partida del futuro promisorio cuando se habla de que cada vez somos más inteligentes o que con los avances científicos es posible alargar más la vida. Pero de qué sirve ser más inteligentes y vivir más tiempo sino no somos felices tanto individual y colectivamente. Hablamos en este trabajo de investigación de una felicidad como sentido de vida, como relacionalidad armoniosa, de cuidado y a gusto con el entorno natural y el cosmos; como solidaridad, bienestar social, justicia, fraternidad y sororidad; como realización personal y colectiva. 45

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La automatización del trabajo, de la sociedad en su conjunto, exige plantearnos nuevas formas de vida y cómo integrarlas.

Consideramos que no podemos actuar ajenos ante lo inevitable. La inteligencia artificial y la robotización están mejorado la productividad y transformando el mercado laboral. ¿Cómo nos estamos preparando ante este estilo de vida? Urge que el sistema educativo sea quien integre a su proyecto curricular las nuevas formas de vida a partir del trabajo basado en máquinas.

Necesitamos una nueva ética de datos. Se debe empoderar a las personas para que puedan decidir cómo y cuándo se utilizan sus datos y también para que puedan disfrutar de su valor.

Estamos tan expuestos ahora que ya nada es privado. La gobernanza de internet debe constituirse en una de las políticas públicas. Entre los ejes del currículo debe aparecer la ética de datos. El empoderamiento y la capacidad de decisión en cuanto a cómo y cuándo se utilizan los datos debe ser una tarea de la escuela. Necesitamos educarnos en estas áreas.

Las naciones afrontan ya una carrera por el dominio de la inteligencia artificial, pero solo tiene sentido si se trata de satisfacer las necesidades de las personas y de dar sentido a sus vidas en un mundo repoblado con robots.

La tecnología y el progreso científico deben centrarse en el ser humano. Ha llegado la hora de que la sociedad alcance un pacto digital que garantice el bienestar.

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Claro está que, si el progreso científico y tecnológico no está vinculado a las necesidades, a la vida, a las realidades y aspiraciones de la gente, no tiene ningún sentido promoverlo y aplicarlo.

El pacto digital de bienestar social debe involucrar a todos los sectores como el Estado, la iglesia, la universidad, la escuela, las instituciones de investigación y tecnología. Se tiene que asegurar que las herramientas tecnológicas de punta estén centradas en el ser humano. No podemos seguir idiotizados ante el consumismo. ¿Quiénes accederán a la vacuna contra el COVID-19? Todas las naciones por igual, o primero los países más ricos y poderosos, dejando que se peleen los sobrantes, los países más pobres.


5.7. Últimas palabras en torno a la tecnología

Por ello se ha titulado este rincón “Sabiduría y encuentro como felicidad”, porque en este entramado actual de vida hay que dedicarse a percibir con la razón, con el corazón, con la piel, con los ojos, con los oídos, con los otros; el pro y contra del desarrollo acelerado de tantas posibilidades con las que no se contaban a todo nivel y en toda temática. A eso le llamamos sabiduría, y ello ayuda al ir forjando y experienciando felicidad. Nos ha sorprendido este “encuentro” acelerado propiciado por la posmodernidad. Pero también es inevitable. Y llamamos encuentro como rechazo de una conquista sobre el ser humano. El encuentro es metáfora de acercamiento, de interrogante (¿cómo fue, por qué, qué lo propició, qué movió en mí?), de afección, de nuevas posibilidades, de evolución de mi ser. Ambas experiencias, sabiduría y encuentro son alas que empujan a la experiencia llamada felicidad. Desde este punto, expresamos que la felicidad promovida desde la tecnología podría basarse en: a) La conexión y generación de refl exión propicia en el uso de cualquier red social. b) El grado de realización personal, de ayuda a necesidades, de solaz y esparcimiento sin agotar. c) Evitar una dependencia desequilibrante en el grado de relación entre la realidad y mis intereses y deseos personales. d) Una línea fronteriza de uso a partir de valores éticos. La vida se respeta tanto en el “face to face” como online. e) Toda tecnología necesaria debe servir al bien común y debe ser de libre acceso para todos, primordialmente en temas de salud, educación, vivienda, trabajo, información.

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Ruwaq ija’tz Semilla 6

Saberes del Sur para repensar la felicidad

Padre Fuego: Ni más ni menos no somos porque nosotros mismo somos fuego. Yakumama: Ni más ni menos no somos porque nosotros mismos somos agua. Padre Viento: Ni más ni menos no somos porque nosotros mismo somos aire. Pachamamita: ni más ni menos no somos porque nosotros mismos somos tierra. Cumba citada por Arteaga-Cruz (2017).

Hemos hecho una crítica a la visión occidental de la vida que posibilita la felicidad, una advertencia en torno a adquirir la conciencia de estar viviendo estructuras de colonialidad, y refl exionado acerca de la tecnología y su impacto en la vida del ser humano actual en torno a la felicidad. Es momento entonces de recordar las propuestas de saberes del sur para repensar la felicidad.

6.1. El Sumak Kawsay

Expresamos “recordar” porque la propuesta del Sur ha estado siempre allí. Iniciamos con la propuesta que se ha convertido en la más conocida, la del mundo andino denominada “Sumak Kawsay”, en lengua kichwa ecuatoriana, traducida al español como “el buen vivir” o “vida en plenitud”. Esta misma expresión en lengua aymara boliviana sería “Suma Qamaña”, que traducida al español es: “Convivir bien”. El Subsecretario de Educación para el Diálogo Intercultural del Ministerio de Educación del Ecuador en el 2007, Ariruma Kowii, define el Sumak Kawsay como:

…una concepción andina ancestral de la vida que se ha mantenido vigente en muchas comunidades indígenas hasta la actualidad. Sumak significa lo ideal, lo hermoso, lo bueno, la realización; y kawsay, es la vida, en referencia a una vida digna, en armonía y equilibrio con el universo y el ser humano, en síntesis el sumak kawsay significa la plenitud de la vida.

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Como se nota, hay una concepción de que la naturaleza tiene vida y que muchos de sus elementos son considerados como los dioses mayores de los pueblos ancestrales. Por ello, la naturaleza es entendida sagrada, y así, los lugares y los individuos están íntimamente relacionados. El nivel de infl uencia es mutuo, y por tanto, es una relación espiritual personanaturaleza. Los kichwa ven desde esa cosmovisión la constante referencia a la “pacha mama”, es decir al universo.

contagiado de energía positiva, promoviendo así el “wiñak kausay”, la creatividad, buscando permanentemente el “tinkuy” o nuevas innovaciones.

Esta plenitud de vida se concreta en acciones reales de la comunidad, sabiendo que la tierra no es de nosotros, sino que nosotros somos de la tierra, del universo, de la pacha mama.

Evidentemente, un ideal descrito de esta manera conlleva al “samak kausay”, la serenidad. Serenidad como el horizonte, los lagos al amanecer, la noche cuando llega y se mantiene. Así se da el paso al “saber ser” o “runakay”. Todo esto engloba el Sumak kawsay. Un ideal, lo bueno, hermoso; la realización de la kawsay, de la vida: armonía con la naturaleza de presencia sagrada a partir del cuidado comunitario. Esto es felicidad en el mundo andino: un buen vivir como plenitud de existencia.

El trabajo produce “pakta kausay” o equilibrio; que no se refiere solo a la capacidad de tener lo suficiente para vivir, sino también al aspecto emocional. Tener trabajo es caminar con las necesidades personales, familiares y comunitarias cubiertas. Y esto produce el “alli kausay” o armonía: el entorno está

Es otro camino, otro sendero con los mismos actores. Veámoslo desde el concepto del desarrollo en línea de decolonialidad. Macas (2010, pág. 14) un dirigente respetado de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) ofrece la siguiente definición de Sumak Kawsay:

… la vida en excelencia material y espiritual. La magnificencia y lo sublime se expresa en la armonía, en el equilibrio interno y externo de una comunidad. Aquí la perspectiva estratégica de la comunidad en armonía es alcanzar lo superior […]. La convivencia es posible en tanto existan los consensos y la voluntad y las condiciones para lograr la armonía en la comunidad, obviamente la comunidad y la naturaleza. Estas formas de relaciones determinan las formas y los sistemas de vida en los seres humanos. Es decir que somos colectivos. Todos los pueblos originarios, incluso en el occidente, nacieron así. Luego nos individualizan, nos ciudadanizan.

De esta definición y la de Ariruma Kowii notamos que la naturaleza es un ser vivo, un sujeto de derechos; hay una ética que ordena la vida de la familia y la comunidad (ayllus), no del individuo en sí. La referencia a la comunidad es el corazón de la relacionalidad humana. La experiencia espiritual es determinante, y lo material es imprescindible. La manera de interrelación es consensuada. Esto es el buen vivir. Y esto sería la experiencia de felicidad. Nótese que no se habla de posesión, propiedad privada, producto interno bruto, mayor producción, última moda. Más parece que se habla de lo necesario, lo natural, lo espiritual, lo comunitario. ¿No es esto diferente al mundo occidental?, ¿no se parece esto a la cosmovisión maya presentada en la primera semilla: Felicidad desde el sentir maya.

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Se nota a primera vista una diferencia con el sistema neoliberal-capitalista. Maldonado (2009) ve esas diferencias desde 5 ópticas, que bien pueden ser reducidas a tres: a) El sujeto a quien se refiere el sistema Sumak Kawsay, es colectivo. b) Hay complementariedad armoniosa entre la naturaleza y ese ser colectivo. c) Se valora las relaciones comunitarias en el uso de bienes, promoviendo la abstención de la acumulación y la redistribución del excendente. Veamos la propuesta de Maldonado (2009), haciendo una comparación entre el capitalismo y el Sumak Kawsay en términos de desarrollo.

Tabla 5

Capitalismo y Sumak Kawsay

Capitalismo

Sumak Kawsay

Propiedad privada – capital Ser humano egoísta – Sujeto económico individual Busca rentabilidad económica individual Acumulación Control del mercado Obsesión por el Crecimiento Económico Predominio de las Empresas Privadas Depredación de recursos naturales Producción orientada a satisfacer necesidades creadas desde las empresas. Reglas del mercado, oferta y demanda

Importante es resaltar lo que expresa Arteaga-Cruz (2017), el desarrollo en el mundo andino no es sinónimo de “Estado de Bienestar”, convirtiéndose al mismo tiempo en una propuesta de decolonización del panorama político-económico imperante. Lo sistematizado ya por el mundo andino es vivido también por el mundo maya. En las últimas décadas se le ha dado el nombre de “Ütz Kaslemal”.

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6.2. Ütz K’aslemal

En la cultura maya, una vez acogida la propuesta kichwa del “Sumak Kawsay” se empezó a ordenar el pensamiento de lo que ya se vivía. Todas las culturas originarias de este continente “Abya Yala” han tenido el mismo camino de sabiduría, pero fueron los andinos quienes sistematizaron su propuesta y fue hecha pública y de conocimiento universal. Por supuesto que cambian nombres y organizaciones, pero los ejes espirituales, naturales y relacionales son similares. La “Ütz K’aslemal” podemos traducirla como “la buena vida”. El equipo doctoral denominado Jootay, compañeros de este estudio, la han definido como:

tener una vida espiritual que fomenta la cooperación, solidaridad y la interrelación humana en armonía con nosotros mismos y con todos los elementos de la madre naturaleza y el universo con la orientación de Ajaw, el creador y formador.

Al igual que la propuesta kichwa hay elementos que son irrenunciables en las poblaciones originarias: relación con la divinidad, espiritualidad naturaleza, comunitariedad, solidaridad. Vivir en un pueblo es determinante para poder observar la Ütz K’aslemal. Las relaciones son cotidianas. Nadie dice estoy viviendo la Uzt K’aslemal, eso pertenece a la rutina de la vida, no interesa reducir. Es el modus vivendi. No vemos la vida como un producir y poseer, sino un tener lo necesario, un relacionarse con la comunidad, una vida acompañada de agradecimiento al Ajaw-Creador y Formador en el caminar con la madre naturaleza. Tener una vida plena, llena de equilibrio y conexión con todo lo que nos rodea para alcanzar un buen vivir, desde lo que necesitamos como seres humanos, con nuestros esfuerzos para contribuir a una sociedad con armonía, es la imagen de nuestra sociedad ideal. Hay una tz’aqatil-complementariedad no solo a nivel personal, sino también a nivel cósmico y espiritual.

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Pero nótese que es un ideal comunitario no personal. Para ello se necesita de valores descritos como Ch’ojch’oj k’aslemal. La reconexión con la madre tierra se da a través de la producción de nuestros alimentos, el trabajo. Hay inmersa una dinámica compleja, de muchas aristas. En la siembra se le pide permiso a la madre tierra para sembrar porque se le hiere. Una herida que después da fruto, como la madre embarazada que gime al parir, y de pronto ríe con su criatura. para sentir que la Tierra es nuestra madre. En nuestro libro sagrado Popol Wuj encontramos una oracióninvocación de los padres y madres originarios, que Falla (2013) presenta como imagen de la sociedad ideal. Este ideal social es el ideal de felicidad, armonía o plenitud, términos que son sinónimos desde la cosmovisión maya. Recordemos que en los pueblos originarios no existe el individuo sino la persona en comunidad. La describimos aquí desde el texto de Colop (2012, pp. 191-193):

Ésta era, pues, la súplica de sus corazones: _¡Qué amanezca!, tú de los cinco días, tú, Jun Raqan, tú, Corazón del Cielo y de la Tierra, tú proveedor de la abundancia y el alimento; tú, dador de hija de hijos. Desparrama, deja caer lo que es verde lo que es maduro. Concédeles vida y desarrollo a nuestras hijas, a nuestros hijos. Que se multipliquen, que crezcan los que te sostengan, los que te guarden; los que te invoquen en los caminos, en las veredas; en los ríos, en los barrancos; debajo de los árboles, debajo de los bejucos. Dales sus hijas, sus hijos. Que no haya desgracia, desastre, infortunio, desventura que nadie los engañe detrás, ni delante. Que no lleguen a ser juzgados, que no se hieran, que no sean abusados, que no sean condenados por la justicia. Que no caigan en la bajada del camino en la subida del camino. Que no haya obstáculo, ni tropiezo detrás, ni delante de ellos. Ubícalos en el camino verde, en la vereda verde. Que no tengan desgracia, ni desastre; por tu culpa por tu conjuro. Que sea buena la existencia de los que te dan sustento, de los que proveen en tu boca y en tu presencia. ¡Tú, Corazón del Cielo, tú, Corazón de la Tierra, tú, Envoltorio Sagrado, tú, también, Tojil, Awilix, Jaqawitz; bóveda del Cielo, superficie de la Tierra; las cuatro esquinas, los cuatro lados! ¡Que sólo haya claridad, que sólo haya paz ente tu boca, ante tu presencia, tú, divinidad!

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Falla (2013) expresa que Sam Colop (desde un artículo en Prensa Libre del 16 de julio de 2011) entiende los caminos verdes, las veredas verdes como el camino de la vida, la ruta sobre la cual se invoca el acompañamiento divino y el bienestar de las generaciones futuras. Falla ve en esta invocación un código ético social para la paz que supone abundancia (mucha cosecha y maíz amarillo), mucha fertilidad (vida nueva). Desde peticiones negativas (“que no haya desgracia, …”) en relación con enfermedades, crímenes y desastres naturales; o bien “que nadie los engañe detrás ni delante” como alusión a enemigos internos y externos; o no cometer violencia; “que no sean abusados”, refiriéndose sobre todo a abusos sexuales hacia mujeres; se expresa un tipo de comportamiento que propicie armonía, paz. Hay en una tercera parte de esta invocación, presencia del Corazón del Cielo y el Corazón de la Tierra, se le invoca desde las cuatro esquinas o lados del Universo representando así, “la presencia de la divinidad en toda la extensión del mundo, no sólo en el centro del cielo, ni sólo en el centro de la tierra, sino en las esquinas y lados del Universo” (Falla 2013, pág. 159); es decir en todo el cosmos. Finalmente se habla de verdad y paz, resumiendo toda la invocación. Este es el camino que se describe en la cosmovisión maya: dependencia-relacionalidad con la divinidad; armonía con el entorno natural; relaciones de bien en la comunidad; búsqueda de sabiduría; la paz, el gran regalo de la armonía, la ética y la relacionalidad (profundizar en la Primera semilla: Felicidad desde el sentir maya; 1.1. Los saberes del Pueblo Maya en relación a la felicidad).

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Esta es una de las propuestas de los Sures negados, marginados y olvidados. Podríamos hablar también de la filosofía-espiritualidad Ubuntu, del grito Dalit y de otras mútliples propuestas de pueblos originarios. Es un panorama diferente a la propuesta neoliberalcapitalista con su sistema de colonialidad y patriarcado. Hemos compartido en esta semilla desde la esquina oriente, donde el color negro nos ofrece descansar, recuperar fuerzas y llenarnos de sabiduría; unas reflexiones en torno a dos realidades posmodernas: colonialismo y tecnología. Se intentó visualizar una mirada decolonial y una advertencia frente a las posibilidades tecnológicas, abordando específicamente el poder de la comunicación global. No podemos contentarnos con la uniformización y virtualización de la felicidad, que, siguiendo la narrativa postmoderna de la sociedad líquida, es reducir, “algoritmizar”, diluir la felicidad y su equilibrio humano, a los placeres de la sociedad del “me gusta” o “del poseer para ser”. El ser observado, dejarse infl uenciar, no tener autocontrol, invertir nuestro tiempo en las redes sociales y no en la creación social, face to face, coarta nuestro ser autopoiético. De la misma manera, estar sometidos a un poder universal capitalista. El Sumak Kawsay o la Ütz K’aslemal nos recuerdan que otro mundo es posible, otra manera de vivir es posible, otros sistemas estructurales son posibles. Hasta hace muy poco, los pueblos originarios solo habían significado resistencia. Ahora también aportan un modelo, una cosmovisión para el buen vivir. Ojalá se cumplieran las palabras de Wuqub’ Ajpu:

Ojalá un día me tomaran en cuenta. Conocerían otra alegría, otra forma de bañarse en la pradera. Se darían cuenta que obviarme fue la jugada fatal de la pandemia. Una vez más, escucho la voz entre las sombras. Y una vez más, este buen vivir, te lo ofrezco por si lo tomas.

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Referencias bibliográficas

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Ubicación temática Salieron después en un lugar donde se cruzan cuatro caminos, ellos ya sabían de los caminos de Xibalba: un camino negro, un camino blanco, un camino rojo, un camino verde. (Colop, 2012, p. 81) Ganaremos cuatro recipientes de flores, dijeron los de Xibalba. _ ¡Está bien! ¿Qué clase de flores?, preguntaron los muchachos a los de Xibalba. _ Un recipiente de pétalos rojos, un recipiente de pétalos blancos, un recipiente de pétalos amarillos, un recipiente de [pétalos] grandes, dijeron los de Xibalba. _ ¡Está bien!, contestaron los muchachos. (Colop, 2012, p. 87)

El color blanco en la cosmovisión maya representa la vida de nuestros antepasados. Por eso es símbolo de los huesos, de los muertos. Este color blanco se ubica en la esquina norte de nuestra casa común. Alude a la sabiduría que nos acompaña desde los que ya murieron. El lado norte nos remite también al nacimiento del aire. El aire nos llena de vida, nos infl a los pulmones, se convierte en fuerza, potencia. El cuerpo se mueve cada vez que se inspira o expira. Y por eso se camina, se ríe, se llora, se ayuda, se alegra, se abre la persona al abanico de realidades. El aire, aunque invisible, mueve, historiza, hace palpable. Nuestra vida se hace pneumática porque en nosotros se continúa el rastro de la evolución biológica y humanística, campos acásicos y mórficos que buscan otros futuros. Los antepasados, las abuelas y abuelos hicieron camino antes que nosotros, y hoy, como estrellas, desde su experiencia nos guían y nos dan consejo. La vida y todas sus luchas comunitarias, sus diálogos acerca de la existencia, su refl exión, su ciencia, su sensibilidad, sus sonrisas, sus valores; son heredados, no de forma automática, mecánica sino más bien de forma relacional, creativa, a través de las fiestas, las curaciones, las relaciones, las siembras, etc.

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Reproducimos y entregamos lo mejor de la sabiduría heredada para crear nuevos rizos, bifurcaciones, conocimientos, sentimientos y así cumplir la misión y vocación que tenemos, según nuestro ch’umilal, estrella, nuestro llamado a ser.

se trata de experienciar. Por eso apelaremos al “sentir” como manera de apropiarse de los hechos, de las certezas, de las incertidumbres, de los esfuerzos. La experiencia vivida sin embargo se da en el enlace profundo de estesis, cognitividad y ética.

En el Rincón del Universo 3 abordaremos la estesis humana desde la cotidianidad expresada en la sensibilidad y los valores. Ambas experiencias humanas, similares a dos alas que remontan a un aprecio profundo por la vida: sentir como estesis, cuidar la relacionalidad, como valores; son un componente primordial en la construcción de un proceso inacabable llamado felicidad.

Sentir, entender lo sentido, y cuidar lo vivido, es el camino que parece brindar un acercamiento a la descripción de la felicidad. Cuidar alude a la apropiación empática como un ideal que podría llegar a ser un “deber ser”. Allí estamos en lo que comúnmente se llama ética, expresada de los valores como timones de vida para direccionar nuestra perfección en coordenadas de cuidado, no de premios ni castigos.

Las 20 caras de la felicidad se han convertido en nuestra realidad-problema o nudo de problemas, porque se nos sitúa en las contradicciones existentes en nuestra sociedad y la complejidad que supone crear equilibrios entre las personas, la naturaleza y las cosas, desde lógicas humanizadoras y portadoras de sentido.

Esos valores no son solo individuales como en el mundo occidental, sino también comunitarios, como lo propone la cosmovisión de los pueblos originarios y su visión armónica del universo. Por ello nos acercaremos a los modelos holísticos y ecológicos que evidencian la conexión integral que existe en la realidad y sobre la que pueden sustentarse los valores de una ética del cuidado como posibilidad de un nuevo modelo social. Una propuesta que pretendemos sea deseada y comprendida.

A partir del pensamiento de Mandoki (2006) planteamos una estesis de la felicidad, una sensibilidad realizante del ser humano. Esto significa que sentir es vivir, es ser, y a partir de allí es factible hablar de felicidad. Más que razón,

Wuqub´Ajpu nos dice:

No se trata de ver el camino sino de querer que los pies estén sobre él, dejen sus huellas y pidan avanzar; no se trata de tomar el guacal y llenar el tecomate, sino que se sienta su frescura raspando la garganta y sentir su energía que fortalece y vivifica: solo así el agua es agua.

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Ruwuq ija’tz Semilla 7

Estesis y felicidad

7.1. Estesis Escuché una vez el canto del pájaro, pero no lo sentí. Vi que el arroyo daba vueltas, fresco, alegre; pero no lo entendí. Y entonces supe que entender es sentir, y sentir es vivir. (Wuqub’ Ajpu)

Assmann (2002, p. 2) desde las biociencias expresa que la vida es, “esencialmente, aprender”, por reciprocidad, aprender debe ser para la vida. Para que la vida se realice y se realice bien. Por ello hay que aprender a aprender otra manera de hacer, pensar y vivir la vida. Necesitamos de nuevos paradigmas, aquellos que den cuenta de la transformación personal, social y del cosmos. Gadotti (2003, p. 14-18), propone que “los nuevos paradigmas procuran centrarse en la totalidad. Una educación orientada hacia el futuro será siempre (…) una educación mucho más orientada hacia la transformación social que a la transmisión cultural”. Assmann y Gadotti son claros en su percepción del accionar humano: la vida es aprender, y se aprende para transformar. Con esto tenemos un panorama que podría preciarse de equilibrado, y, sin embargo, hacemos una acotación: no se puede prescindir de la estesis. La estesis para Mandoki (2006) es un efecto de la condición sensible del ser humano, es la capacidad de sentir. La sensibilidad es una característica humana fundamental en la búsqueda y vivencia de la felicidad. Esta experiencia estética hace preguntar la manera en que se manifiesta la sensibilidad humana para decir algo con relación a la felicidad. Llegados a este momento, hay que clarificar que Mandoki prefiere usar la 5

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palabra estesis y no estética para denotar más un proceso, una característica, un movimiento y no una ciencia. En la actualidad se sabe que todo está condicionado social e históricamente en coordenadas de espacio y tiempo. El espacio es el “aquí de mi cuerpo”, y el tiempo “el ahora de mi conciencia cuando hay percepción o sensación” Mandoki (2006, p. 63). Sin el cuerpo no hay estesis, sensibilidad. El espacio se percibe corporal cuando se entiende como nuestra percepción del mundo. Y alude, por supuesto, a la complejidad de la vida. El tiempo, por su parte, es un ritmo biológico y social como fondo de vida desde donde se otorga sentido a ésta, la concienciación de lo vivido. Hablar de sentido es referirse a “lo sensorial, lo sensacional, lo sensitivo, lo sensible, lo sentimental, lo sensual” Mandoki (2006, p. 64), y más. El sentido, por tanto, es materia de subjetividad, es decir, presente en el cuerpo y en la mente o significante. Entonces, cuando reflexionamos sobre “el sentido de las cosas”, aludimos al significado emotivo, vital, relacional, sensorial que tienen las cosas para la persona; y a la experiencia vivida desde la corporalidad. Por lo anterior, la felicidad puede expresarse también como sensibilidad (estesis) de la vida. Una vida en clave de:


Figura 5 Felicidad como estesis de vida

Comer, dormir, respirar Permanencia

Amistad, amor, relacionalidad, admiración Interrelaciona-lidad

Frente al dolor, enfermedad, decepción, cansancio Esfuerzo

Alegría, triunfos Agradabilidad

Sueños, metas, inseguridades

Ética, religión, espirtualidad

Desafíos

Trascendencia

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“Y entonces supe que entender es sentir, y sentir es vivir…”, expresa el poema descrito. Y vivir- sintiendo-el-sentido de vida puede ser una de las formas de definir la felicidad. Ese sentir, la estesis, se diversifica según el cuerpo y el tiempo. Habrá una estesis femenina o masculina, negra o indígena, heterosexual, homosexual, transexual, etc., en el polo norte o en el trópico, etc. La diversidad de cuerpos condiciona la diversidad de estéticas porque los modos de percibir la realidad dependen de las diversas maneras de vivir el cuerpo. De la misma manera, el tiempo como conciencia variará según nuestra experiencia de infante o de adulto, en la Edad Media, hoy o dentro de veinte mil años. Eso significa la característica bifurcante de la estesis. Es una realidad compleja. Se dice felicidad como sustantivo singular, pero en realidad la experiencia es “muchas felicidades”, como sustantivo plural. La estética de la felicidad es referida entonces a cómo sentimos lo que nombramos felicidad. Y esto, puede apuntarse como expresa Sotolongo y Najmanovich (2006) como “una estética paradójica, vital, dinámica e implicada.” Como seres humanos creamos una cartografía vital desde nuestra propia experiencia. Nadie puede vivir el mundo de igual manera. Esa es la riqueza, el desafío, la alegría, y tal vez la complicación. Por ello hay que preguntarnos: ¿qué me hace sentir felicidad?, que es lo mismo a decir: ¿qué me hace sentir gusto por la vida?; o bien, ¿qué estesis me mantiene el gusto por vivir?

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7.2.

Cotidianidad sensible

Hemos querido reunir aquí un hermoso racimo de pensamientos que, sin orden aparente, hacen un recorrido por los aspectos más esenciales de la sensibilidad y la estética, recogidos de filósofos, pensadores y artistas, que abrieron canal de comprensión y una vía de accesibilidad en el misterio de la felicidad. Su contenido creemos, que puede ayudar a potenciar en cada cual la prosaica (sentido de la vida cotidiana) latente o activa hacia lo bello, así recrear en refl exiones, aspectos invisibles y profundos de la vida y la naturaleza humana.

Figura 6 Racimos de pensamientos y sentires

-“Cuando nací, me pusieron dos lágrimas en los ojos, para que puidera ver el tamaño del dolor de mi gente.” (Ak’abal)

“Loq’olej qate’ Ulew/ Loq’oläj ulew, utz awäch nana, utzilej aq’ij/ Janatape’at qate’/jan tape’ at qate’, Loq’oläj ulew. /Loq’oläj ulew chuwach wakamin, / Kowlaj ulew, kowlaj juyu’, Ra wutzi’l/ Loq’olej Ulew/Qate’ulew, ja rat nab’ey ixoq xatetzel’ex para qa tinamit/ Toq xoqa’ri kaxlan taq Winaq pa qa tinamit Abya Yala/ Loq’olej Ulew/ Qate’ ulew, ja ratri nab’eyixoq’xoq’ pa ki bi’ ri ra’l toq xekamisax, ra bi’ y a mam, achi’a, exoq’ i’ akwala’, te’ tata’. (Calixta Gabriel Xiquin)

(A ti madre tierra/ Abuela de ayer, abuela de todas las generaciones, /Tierra sagrada siempre. / Madre tierra y sagrada de hoy y de mañana/ tierra potencialmente espiritual. /Eres grande para nosotros tus hijos e hijas. / A ti madre tierra / Fuiste la primera mujer violada, ultrajada por las balas de los invasores de estas naciones. / Cuando llegaron los invasores a esta tierra llamada América. / A ti madre tierra/ Fuiste la primera mujer que lloró al ver caer y morir a tus verdaderos hijos mayas; mujeres, hombres, niños, ancianos).

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-”Deberás crear belleza, no para excitar a los sentidos, sino para darle sustento al alma”. (Gabriela Mistral)

-“Vivimos en un océano de vida, inconscientes de la mayor parte de la belleza que pertenece a las manifestaciones más significativas de la vida; lo que perdemos porque solo nos interesa buscar el placer en los niveles físico y psíquico, lo cual resulta intrínsecamente superficial”. (Sri Ram)

-“Necesitaríamos cambiar los fundamentos del Arte: regresar al hombre al concepto de lo bello, de lo bueno y de lo justo, como diría Platón. Necesitamos que el hombre deje de tener esas posturas sofisticadas, completamente exteriores y asépticas, para sentir realmente el arte: el arte debe sentirse con lágrimas en los ojos, con el corazón compungido, con las manos apretadas. El arte no es simplemente una especie de especulación teorética o mental, es más”. (J.A. Livraga)

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Sensibilidad, fortaleza y debilidad La sensibilidad es un valor humano para potenciar en una sociedad en apariencia, tan insensible. Gracias a ella mejoramos nuestras relaciones, nuestra empatía e invertimos en entornos más respetuosos. La sensibilidad en nuestra manera de comportarnos, comprender y comunicarnos no es un signo de debilidad, sino una fortaleza. Esta afirmación es contraria a lo que parece sostenerse en el pensamiento de muchas personas que entienden que los sentimientos nos hacen vulnerables. Las emociones, los sentimientos y las sensaciones han sido castigadas a lo largo de nuestra historia en numerosas ocasiones. Por ello, no es extraño que la sociedad piense que sentir nos hace menos eficaces, fuertes y capaces a la hora de tomar decisiones y caminar por la vida. Sánchez (1992, p. 57) considera que “La estética es la ciencia de un modo específico de apropiación de la realidad, vinculado con otros modos de apropiación humana del mundo y con las condiciones históricas, sociales y culturales en que se da”. La sensibilidad no es algo de lo que tenemos que avergonzarnos, es un proceso de cognición estética que nos puede llevar a la felicidad.

Bohm (1997) insiste, no obstante, en que la observación sostenida de la naturaleza de la conciencia y del “sustrato del ser” resulta esencial si queremos tener una perspectiva que pueda poner fin a la fragmentación del mundo. Este tiene que ver con la identidad; y esta identidad, será entendida como el contacto con la sensibilidad, una sensibilidad que emerge desde lo cotidiano y que madura con la liberación del pensamiento. Ser libres, es construir la felicidad en el plano físico, mental, sentimental, sentiente, energético, intentando alcanzar la totalidad y la complejidad que ello conlleva. Sin embargo, frente a un mundo en modernidad, lo sensible es la apertura. Hablar de actualidad, de innovación y/o tecnología se cree que es un proceso científico, objetivo y racional. Pero en realidad nunca será suficiente si no se contemplan las miradas de lo humanista, subjetivo y emocional, puesto que será la orientación hacia la valoración de cada invento o descubrimiento, o en la forma de pensar lo que determine el nivel de significancia profunda de cada cosa o experiencias. No se puede lograr un proceso cognitivo sin procesos de estesis.

Quien anhele conocer la compleja belleza: debe integrar sus emociones y pensamientos en el actuar, hasta que reflejen como en un espejo las emociones y pensamientos de la vida.

“Hemos de llegar a ser traslúcidos en lugar de opacos, tal como somos en general y hemos de conseguir esa armonía entre lo interno y lo externo, entre lo superior y lo inferior, que es una condición de la verdadera comprensión e idoneidad” (Sri Ram). “El arte es catarsis… frente de purificación, justamente a causa del contacto entre el hombre y las ideas arquetípicas. Ese contacto limpia el alma de escorias y le otorga la eterna juventud, que acrecienta la imaginación y la mantiene siempre despierta, siempre activa, siempre en busca de algo superior a lo ya obtenido” (Delia. S. Guzmán). Quien anhele conocer la compleja belleza: debe integrar sus emociones y pensamientos en el actuar, hasta que reflejen como en un espejo las emociones y pensamientos de la vida. La vida, espacio mayor, debe siempre llamar al mayor espacio de la felicidad. De aquí la necesidad de estudiar lo bello, lo estético, lo cotidiano y lo natural. 105

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7.3.

Cognición, estesis y felicidad

Las personas desarrollamos la capacidad de percepción en diferentes grados y por ende nuestra capacidad de sensibilidad ante la vida. Percibimos y sentimos la vida. La vida a través del aleteo de una mariposa, el trabajo colaborativo de las hormigas, la sintonía al unísono de roles en un panal, el cuidado de los huevos tanto del macho como de la hembra entre los quetzales, el recibimiento con la cola en movimiento del perro de la casa, el canto de los grillos durante la noche, la estrategia de vuelo en “V” de los gansos, la migración de los chocoyos o de las golondrinas, el ocaso, el amanecer, la mirada y la sonrisa de un bebé, el abrazo de un amigo, el beso de la persona amada, la melodía de una orquesta sinfónica ante un auditorio y el grito de lucha y de resistencia de los pueblos. Es en su esencia, la estética de la vida. Percibir y sentir la ecología de la vida es un acto de presencia en y para la vida misma. Es decir, “en las interacciones de los seres vivos con su entorno, observamos estrategias expresivas (miméticas, de atracción, seducción, disuasión, etc.), las cuales actúan en la percepción de otros seres vivos para incidir en su conducta. Apariencias manipuladas, atracción, encantamiento, estrategias disuasorias, juego. Algo más complejo que simplemente belleza, gratuita e inconsciente de sí misma” (Cerdas 2006, p.7). El acto de presencia en la ecología de la vida al cual nos referimos cobra sentido y significado cuando comprendemos lo que sucede en ella. Es un proceso de interpretación y asignación de significados a nuestras percepciones. Cuando nuestra percepción y presencia cobra sentido y significado se convierte en estética como manifestación cognitiva. Es decir, la comprensión del otro e incluso de uno mismo marca la pauta para nuestras acciones en función de lo que vamos comprendiendo, lo que significa que desarrollamos la capacidad de controlar nuestros actos. Como se ha afirmado anteriormente, la estética es una relación cognitiva porque emana de los sentidos, sentimientos, pensamientos, los deseos, las emociones, simultánea y concatenadamente, es decir, desde la integralidad del ser. Implica que no somos simples perceptores de la realidad, sino que nos convertimos en actores y transformadores de esa realidad. Percibimos, comprendemos, construimos, recreamos, producimos y comunicamos estéticamente desde procesos autopoiéticos y colectivos.

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Si vivir es un proceso cognitivo y recreado estéticamente en el tiempo y en el espacio, entendemos que los significados que otorguemos a las interacciones que surjan en la ecología de la vida nos permite, a la vez, encontrar un significado pleno a nuestro hacer cotidiano y pertenencia en la realidad. Cuando nuestra capacidad de percepción y comprensión de la vida, de la realidad y del mundo, es de calidad damos un salto a la recreación de la vida plena y gozosamente.


Somos felices estética y cognitivamente cuando desde la prosaica, la vida cotidiana, sentimos la necesidad de ayudar al otro, preparamos la receta que más nos gusta, cuando protegemos a nuestra familia, cuando abrimos paso para que nuestros hijos emprendan nuevos caminos, cuando recibimos a los amigos para gestar convivencia. Cuando degustamos la fruta que preferimos, culminamos metas, viajamos, disfrutamos de un concierto musical, cuando nuestra pareja nos sorprende con detalles, cuando gozamos de un partido de fútbol, cuando después de años de sacrificios vemos la casa que hemos querido, cuando nos bifurcamos en un acto de placer sexual, cuando nos sumamos a los movimientos sociales en beneficio colectivo, en fin, son tantas las representaciones en las cuales experimentamos la felicidad en un marco y contexto que implique interacciones, reciprocidades, colectividades, afectividad, gozo, experiencias del cuidado entre nosotros y en la ecología de la vida. La comprensión de la felicidad debe crearse y recrearse en las cosas más sencillas de la vida cotidiana “y claro, desde sus complejidades”. La felicidad no es un círculo vicioso como se entiende desde el pensamiento y el mundo occidental, el bienestar basado en la acumulación de riquezas, bienes materiales, poder, consumo, destrucción, control y conquista; la felicidad es un círculo virtuoso basado en el bienestar colectivo e individual, en el compañerismo, en el cuidado, en la ética, en los valores, en el compromiso, en la identidad y en el reconocimiento del otro. La felicidad es un proceso estético, cognitivo, ético y complejo.

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Ruwaqxaq ija’tz Semilla 8

8.1.

Ética, valores y felicidad

Contextualizando la felicidad

Si la estesis es sentir, y la cognitividad significar, nuestra evolución humana nos recomienda apreciar, cuidar. Esto será el sentido de lo que entendemos como ética. Apelamos a una mirada profunda que pueda integrar como primordial humano, la capacidad de valorar la vida. Pero esto, debemos ubicarlo desde nuestro nichonido de existencia: el contexto guatemalteco. Este no promueve ni defiende la vida digna, sobre todo de los más pobres; entre otras cosas porque el Estado, con la aquiescencia de grupos de poder ha sido cooptado. A esto se suma la inercia planetaria que impone el desarrollo como producción económica. Hablar de felicidad en medio de tanta exclusión, muertes, hambre, desesperanza, representa un gran reto para la razón y la sensibilidad. No obstante, a pesar del contexto descrito, los informes de World Happiness Report, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas — ONU— expresan que los guatemaltecos somos felices. En el informe mencionado se relaciona la felicidad, el bienestar, el desarrollo y el bien común, a partir de 7 variables:

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Figura 6 Los factores de la felicidad según informes de la ONU

2. La expectativa de vida

1. El PIB real per cápita

7. La generosidad

3. Buena salud Felicidad Bienestar Desarrollo Bien común

4. Tener a alguien en quien apoyarse

6. Libertad respecto a la corrupción

5. La libertad percibida en elecciones de vida

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Desde estas variables, Guatemala pasó del puesto 43 al 39. En el último informe obtuvo el puesto 30 de 156 países y el noveno entre los primeros 10 países latinoamericanos. Desde una refl exión holística y del caos, ¿qué nuevos rizos fractales, bifurcaciones y ampliaciones, van surgiendo de esta realidad? ¿Cuál es nuestro aporte desde una nueva mirada, para experienciar de forma diferente la felicidad? Frente a este nudo de problemas hay respuestas simplistas, como la del capitalismo que reduce la felicidad al plano individualista. Otra ya no tan radical, asume que debe entrar en juego una economía social de mercado, enfocada ahora un poco más en la construcción del bien común. Sin embargo, son enfoques parciales para la complejidad de nuestro país. Desde las ciencias de frontera, como la complejidad y la teoría del caos, la realidad de la felicidad implica otros y nuevos elementos y caminos. Este abordaje nos ha resultado fascinante y cuestionador de nuestros propios esquemas. Sin embargo, necesitamos procesos para deconstruir, desmitificar, desacralizar y des-demonizar algunas ideas individuales y sociales sobre este tema.

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Una visión reduccionista de la sociedad y lo religioso, nos ha hecho pensar que la falta de conflicto es la verdadera paz y felicidad. Pero existen otras visiones que nos hacen pensar que la felicidad es el resultado de diversos vórtices, remolinos y torbellinos existenciales. Vivir la felicidad de manera individual, lineal, convencional y conservadoramente, nos lleva a ser estoicos y sádicos en la existencia y no abrirnos a lo alucinante de experimentar un caos autoorganizado. Así es la tendencia desde el mundo occidental. Aquí se presenta otra lógica, en el sentido de que mientras más vivimos la contingencia, a más turbulencias, más oportunidades y más posibilidades tendremos en nuestra vida. Esto nos lleva a vivir, de cierta manera, un caos creativo pues todos nos movemos en el horizonte del saber, no saber y de la incertidumbre. Solo de esta manera seremos capaces de superar nuestra obsesión por el control y el dominio no solo interno, sino del otro-otra y los otros seres vivos de esta casa común.


8.2.

Conceptos sobre ética y valores

Entendemos lo ético como la estructura, el lugar, la casa, el ambiente común donde se genera la vida y además lo ético aterriza, nos lleva a lo moral, que son las normas, costumbres y valores que ayudan a la convivencia entre seres humanos dentro de este ambiente que cuida y debería favorecer la vida, según nos lo ha explicado Boff (2001). Para comprender el surgimiento de la experiencia y el concepto de la felicidad, debemos caer en la cuenta de que estas dependerán de que cómo el ser humano conciba, surja y experimente la ética, la moral y sus valores. Estas concepciones pueden ser lineales, en consonancia con paradigmas anteriores. Pero pueden ser más abiertas y evolucionadas desde otros paradigmas como el caos, pues son procesos abiertos como un espiral que se abre y bifurca constantemente.

Visto así, la realidad humana es caótica pues nos da una serie de posibilidades a las cuales optamos y decidimos, según nuestras experiencias previas y valores. Sin embargo, a lo largo de la vida se producen amplificaciones y bifurcaciones, retroalimentando de forma positiva o negativa, creando así nuevas turbulencias y un caos autoorganizado. En este sentido, Leonardo Boff (2001) propone que, en este proceso de surgimiento de la ética y los valores, confluyen otras plataformas y experiencias humanas que los amplifican. Boff (2001), describe que se ha tratado de fundamentar racionalmente la ética. En esta búsqueda, el ser humano ha encontrado que la fuente originaria es el afecto, es el pathos (dejarse afectar por los otros). Es la ternura (pathos) y vigor (razón), un nuevo rizo fractal para entender y fundamentar los valores y la ética.

El ethos es la casa o morada, que viene a ser las relaciones que se generan en torno a la vida y que cristalizan en un conjunto de valores, principios que pretenden ser universales, pero no en el sentido de uniformar, sino más bien, como lo que todos los seres humanos deberíamos aspirar. Por último, recuerda que el “daimón”, que quiere decir, genio, en griego. El pensamiento de Boff (2001) sobre la ética y valores, adquiere matices, amplificaciones y bifurcaciones interesantes, a la hora de trasladarlo a la experiencia guatemalteca. Múltiples realidades y respuestas dan cuenta de valores que se hacen presente. Si hablamos de agresión a la tierra y a las comunidades, hablamos también de respuesta con resistencia pacífica, militancia activa, autoorganización comunitaria como es el caso de la Resistencia de la Puya, que se ubica entre San José del Golfo y San Pedro Ayampuc. Hoy hay más de 300 resistencias en todo el territorio guatemalteco. Esta realidad negativa supone apostar por un valor: la dignidad humana. Y así se harán interminable las acciones humanas que responden a cada valor como defensa o como elección para una vida mejor.

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8.3.

Complejidad, futuro y felicidad

La vida se hace al andar, según el poema de Machado (2020). Pero ¿qué sucede cuando caminamos y el futuro no es mejor que el pasado, y se convierte en frustración y desesperanza? (Lederach, 2008, p. 13) al analizar muchos de los procesos de paz en países que han salido de conflictos armados internos y hablar con muchas personas, se encontró con la terrible frustración que las guerras terminaban, pero la paz de los acuerdos firmados no trajo la felicidad y, por tanto, el cumplimiento de las expectativas de hombres y mujeres ante un nuevo escenario que parecía prometedor quedó como eso, una expectativa no alcanzada. Esto nos hace pensar que la paz o la felicidad no son el resultado de acuerdos firmados entre actores de poder, o del logro automático proporcionado por los actuales modelos económicos y sociales. El progreso, entendido desde el modelo occidental no equivale a la mejora y transformación de las condiciones de vida. Al contrario, la felicidad personal y comunitaria en un contexto de desarrollo integral no pueden darse sin asumir las contradicciones propias de la convivencia: luchar en medio de las relaciones de poder, marcadas por el miedo, la exclusión y la pobreza. Solo conquistando, luchando y participando por el territorio podremos mejorar nuestra calidad de vida. La felicidad y el buen vivir, se construyen entonces, asumiendo y transformando dichas contradicciones. Para esto, es de vital importancia la lógica del cuidado o la ética del cuidado, que en palabras del papa Francisco, implica una nueva comunión con la creación y aprender de la experiencia de muchos (de los sin poder, sobre todo), para dar respuestas a los desafíos mundiales (LS, 19). Esa nueva comunión es un nuevo pacto con la naturaleza y con las personas, donde nos estamos jugando nuestro futuro que, puede tornarse en un abismo difícil, por el tipo de prácticas económicas, tecnológicas y sociales que se derivan de un modelo extractivista y destructor de los ecosistemas. La ética del cuidado apunta a generar aliados y diálogos con todos los que apuestan por la solidaridad, frente a la insostenibilidad del sistema, cuyas víctimas son principalmente los pobres (LS 19). Por lo tanto, la felicidad, también pertenece al horizonte de la utopía, en la dimensión del futuro posible, pero enraizada en la dimensión de lo posible, de lo cotidiano y prosaico. Una historia, para ejemplificar esto. “Sólo queríamos unir nuestras cabezas”, decían, “para ver qué sabíamos y qué podíamos hacer. Decidimos que el lugar desde donde empezar era el mercado”. Se pusieron de acuerdo en una idea básica. El mercado debería ser un lugar seguro para cualquier mujer de cualquier clan, seguro para acceder, vender y comprar. Las mujeres estaban pensando en su prole. El acceso y la seguridad en el mercado era un derecho inmediato que tenía que ser garantizado. Dado que el mercado era gestionado básicamente por mujeres, fueron corriendo la voz. Establecieron observadoras que vigilaban cada día lo que ocurría en el mercado. Estas personas daban cuenta de cualquier infracción, de cualquier abuso contra alguien por su clan u origen geográfico. Cuando surgían litigios, una pequeña comisión de mujeres actuaba rápidamente para resolverlos. En poco tiempo, las mujeres crearon una zona de paz en el mercado. Sus reuniones e iniciativas desembocaron en la creación de la Asociación de Mujeres de Wajir por la Paz.” (Lederach, 2008, p. 13)

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a)

El modelo holístico y ecológico en relación con la felicidad El modelo holístico ofrece nuevas perspectivas sobre la relación entre la felicidad, el Buen Vivir: las personas encuentran sentido en la medida que dan significado a su identidad y pertenencia dentro de su entorno comunitario. Desde esa lógica, abordar, armonizar, integrar y no separar todas las dimensiones de la vida personal y comunitaria se convierte en una tarea imprescindible. Los modelos holístico y ecológico proporcionan una clave de lectura para superar un pensamiento determinista, binario y dualista. Abordar la integralidad, lo personal y comunitario, ser humano y naturaleza, ayudará a emprender acciones que posibiliten cambios. En este contexto, las experiencias y modelos de felicidad pueden reducirse a una sola dimensión, como “nuestra propia utopía”. Solo es posible avanzar a la integralidad, al ser críticos de nuestras posiciones y, cuando, asombrosamente, la descubrimos en las prácticas de las comunidades, en su resiliencia en entornos complejos y en el sentido de sus luchas por su sobrevivencia. Una comunidad en Verapaz que visitamos

hace algún tiempo -en Cahabón para ser precisos-, tiene una esperanza de vida muy alta, pero su vida ha estado en una relación respetuosa con su entorno y producen lo que necesitan. No tiene excedentes, es cierto, pero nos dice algo: la felicidad no está con tener muchas cosas, sino en construir lo posible y en equilibrio con las cosas. Otro ejemplo es Japón, una cultura y sociedad que ha implementado satisfactores para las necesidades de su población: economía sana, tecnología, entre otras cosas. Sin embargo, hay un fenómeno: los y las ancianas viven en soledad y buscan cometer un delito para ir a la cárcel, pero lo hacen para tener con quien hablar y tener compañía. Una de cada cinco reclusas en las cárceles japoneses es mayores de 60 años, en una sociedad donde más más del 25% son mayores (BBC, 2019). Lo material no es una garantía de la felicidad. La integralidad de la felicidad tiene que ver precisamente con nuevas y creativas iniciativas, así como en la construcción de redes de diálogo, basadas en el cuidado.

¿Cómo hago que aparezca la imaginación moral? preguntó una lectora. No tengo una fórmula mágica. No existe ninguna receta, contestó el dramaturgo. Pero si prestas atención, puede que el consejo acompañe tu búsqueda. ¡Observa y escucha!. Cuando te sientas denigrado, dijo el joven Konkomba, ofrece respeto. Frente al miedo, aconsejó Abdul, ofrece tu vulnerabilidad. Cuando la división y el odio te rodean por todas partes, respondieron las mujeres de Wajir, construye solidaridad con aquellas personas que tengas a mano y luego tiende la mano a los demás, llegando lo más lejos que puedas. Frente a la violencia y la amenaza, dijeron Josué y las campesinas y campesinos de Magdalena Medio, ofrece verdad, transparencia y diálogo. Cuando te abrume la complejidad, bromeó el maestro del haiku, busca la elegante esencia que lo mantiene todo unido. Piensa en el espacio que se extiende ante ti, sugirió la araña. Piensa en cuánto hilo de seda tienes. Sé ingeniosamente flexible. Pisa con cuidado, dijeron las y los observadores de telarañas. Eres parte de algo más grande que tú, incluso si ese algo no es visible. No dejes que la meta de tu viaje te ciegue impidiéndote aprender sobre tu propósito a lo largo del camino advirtieron los príncipes de Serendip. Deja entrar a la música, cantó el flautista de Hamelín. Sigue tu voz hacia el hogar, dijo la flauta de junco. Sigue caminando. Los ancestros te aguardan. (Lederach, 2008, p. 7)

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b)

Fractalidad y felicidad La teoría de los fractales no solamente puede ayudarnos en geometría o en la física, sino que nos ayuda a acercarnos a la vida. Porque vemos un fenómeno a través de sus interrelaciones con otros y parte de la idea de que, el actuar de las personas, depende del contexto en el cual actúan y cómo esto se va reproduciendo en sus partes, esas dinámicas lo regeneran de nuevo. Al final, todos dependemos de todos y como reproducimos en nuestras vidas esas relaciones, vamos encajando las piezas de la realidad (Marinoff 2016). La complejidad de la realidad no se reduce a estados individuales o fenómenos aislados, sucesivos y yuxtapuestos, sino una dinámica trenzada en la historia, por muchos factores, que conducen a otros y cuyo culmen o punto final no es el infinito, sino más bien la presencia de infinitas posibilidades en el aquí y ahora. Esto se relaciona con la armonía y el equilibrio en la cosmovisión maya, sobre todo desequilibrios provocados por el ser humano, que son desafíos para el buen vivir. Todas las partes están relacionadas y no necesariamente aquellas que son más evidentes. Los fractales son esas irregularidades que parecen caóticas, pero que se hallan relacionadas y nos permiten entender cómo funciona la realidad. Cuando se siembra se pide permiso, cuando hay conflictos hay que restaurar el equilibrio. Todo tiene que ver con esa relación entre las cosas y las persona, por lo que al hablar de las posibilidades que se tiene en la vida y en la construcción de la felicidad, obliga a una relectura de nuestras formas de pensar y de relacionarnos. Aquellas prácticas sociales que se han normalizado en las dinámicas cotidianas terminan finalmente, por reproducirse en las personas y no solo por una decisión personal: hay un aprendizaje que reproduce lo que hemos hecho como sociedad. Un ejemplo de ello es la violencia y cómo se ha se ha normalizado en las formas de entender el país. Evidentemente, la fractalidad y la felicidad, plantea retos en un sistema educativo que segmenta la realidad en unidades separadas, en un mundo que ha olvidado la integralidad de la naturaleza, que no es lineal sino complejo y un proceso que conjuga la experiencia y la interacción de los sujetos con el entorno. Todo confluye en la persona y termina por ser complementario con los otros, otras y con las cosas lo que obliga, además, a la creación de una nueva epistemología fractal (Pestana, 1999).

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8.4.

Sutileza de los valores, historización y felicidad

Entender la complejidad de nuestras acciones es una tarea cotidiana, encontrar algún punto armónico es significativo y descubrir su impacto en nuestras vidas y en el universo es un regalo, cuando sus retroalimentaciones convergen siempre en positivo. Así como la planta trepadora usa cualquier artimaña posible para llegar a los rayos del sol y conseguir mejor posición en el jardín para extenderse y crecer a como dé lugar, nuestra capacidad de infl uencia es semejante a ella. Muchas veces no estamos conscientes de cómo influimos en los demás y de cómo estos, se retroalimentan constantemente. En tal sentido, podemos preguntarnos, ¿de qué calidad y tipo de infl uencia ejercemos? La infl uencia que ejercemos está constituida por nuestro sistema de valores, nuestro modo de ser, de sentir, de pensar y es clave para construir caminos para sentir y vivir la felicidad como tal. La teoría del caos propone entender e interpretar la Ley de la infl uencia sutil como nuestra afirmación de ser, con nosotros mismos y con los demás.

Figura 7 Ley de la infl uencia sutil

VALORES

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¿Cómo entendemos la ley de la infl uencia sutil desde los valores? Para acercarnos a una posible explicación acerca de la infl uencia sutil desde los valores. Leamos: Querido diario Como sabes, Julia y yo somos amigas desde hace tiempo. Siempre hacemos todo juntas, pero ella es mucho más grande que yo y es muy mandona. Cuando jugamos de casita ella es la mamá y yo la hija. Si compartimos una naranja, ella se come el pedazo más grande y a mí me da el más pequeño. Si vamos a las hamacas, ella se mece primero y yo debo esperar; si la bola se va de largo, a mí me toca ir a traerla. Un día hice un dibujo muy lindo y todos en clase lo alabaron. Cuando se lo enseñé a Julia, lo miró y me dijo: “te lo voy a arreglar” y me lo rayó con sus lápices de color. Yo me enojé mucho y le dije que ya no seríamos más amigas. Pasaron varios días y aunque me hubiera gustado jugar con ella, recordaba cómo me había dolido lo del dibujo y lo mal que me sentí. El lunes Julia vino con un dibujo parecido al que me había echado a perder, con una dedicatoria que decía: “Me porté mal contigo, discúlpame. Quiero que seamos amigas otra vez”. Ya nos contentamos, pero ahora, si la bola se va, Julia va por ella; si compartimos la refacción, lo hacemos por partes iguales y cuando jugamos, hacemos los personajes que nos gusta a cada una. Me siento bien de que ella me respete. Así somos mejores amigas. (Siglo Veintiuno, 2004)

La infl uencia sutil hacia los demás es constante y cotidiana, cargada de valores o antivalores. En el ejemplo se hace énfasis en la dignidad como valor. Si los valores como el respeto, la tolerancia, la justicia, la libertad, la solidaridad, se inculcan en la vida de una persona en todas sus acciones, lo que aseguramos es un ambiente favorable para potenciar el surgimiento y perpetuación de una persona digna. No obstante, no podemos olvidar que el ser humano es “una caja de pandora”, pertenece a su misterio, la creatividad para el bien o la destrucción de la vida. Por ello, lo único seguro es lo que como comunidad podemos construir, y esperar agradecidamente, que ese ser humano escoja lo que hemos comprendido como un “bien”. Y en caso de que escoja la destrucción de la vida, su misma comunidad de “hermanos, hermanas de camino”, se haya en la posición de defender la vida, creando para ello leyes o normas de convivencia que esperamos, den los resultados esperados.

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Si la cotidianidad nos ofrece amor y respeto; si reconocemos que importamos y que tenemos valor porque existimos; si reconocemos que tenemos algo valioso que dar a los demás, si respetamos y nos damos a respetar… entonces, estamos abiertos a la maravillosa experiencia de felicidad plena y de calidad. No realizar esto supone una cooptación de la vida, que se refleja en la injusticia, y que obliga a la intervención de un ser humano frente al otro, idealmente para asumir el cuidado del vulnerador. Porque quien escoja la no-vida es un vulnerable: fue herido por el dolor, la discriminación, la soledad, la crueldad, el hambre, el desprecio, la pobreza, la individualidad, la riqueza, la insensibilidad, … ¿Qué tipo de infl uencia queremos ser?, ¿Negativo, positivo, honesto, deshonesto, reflexivo, colaborador, feliz?, ¿Desde qué paradigma queremos infl uir, desde la conquista o desde el cuidado? ¿Qué valores nos permiten autoconfirmarnos e integrarnos? Como se trata de conversar acerca de los valores, es necesario realizar aproximaciones relacionadas a su vivencia e impacto tanto en el ser personal como en el ser colectivo. No cabe duda que la vivencia de ellos, nos permite construir nuevos caminos y nuevos paradigmas de vida porque “No hemos nacido solamente para nosotros” (Cicerón).

Vórtice, bifurcación y generación de los valores El vórtice en su comprensión desde la teoría del caos hace referencia a la turbulencia y a la rotación espiral de los fenómenos creativos de la naturaleza, y la bifurcación referida a los cambios producidos por este. La teoría del caos hace hincapié en que nuestra forma de ser está creada y sostenida por el flujo del que somos parte. Desde esa lógica de ideas y procesos parten los valores. Es decir, en un momento de caos y turbulencia podría nacer un valor y este genera cambios e impacto en determinado contexto, pero lo más importante es que esos cambios generados se amplifican y se retroalimentan. Solemos escuchar algunas expresiones como estas: ¡Qué sereno!, ¡Es la persona más humilde que conozco!, ¡Es admirable por su perseverancia, nunca se da por vencido!, ¡Siempre da sin recibir nada a cambio!, ¡Está presente con nosotros en las buenas y en las malas! En determinado momento de la historia de la humanidad alguien en sus acciones impactó en los demás y ahora son prácticas cotidianas que nos hacen ser plenos. Fueron flujos y ahora se retroalimentan diariamente. Como un legado del caminar histórico, desde el espíritu del norte o lugar de nuestros antepasados, el aire-fuerza que emana esta esquina o lado del universo, nos deja como herencia 4 valores que queremos compartir desde la situación específica del Pueblo Maya Kaqchikel.

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8.5.

Principios y valores en la cosmovisión maya

“Había una vez un joven cazador y sembrador de maíz; el cual tenía una energía de vida como los colores de las flores: agradable, hermosa y sabia. Un día preguntó a un abuelo: “¿qué debo hacer para estar completo?” Y él respondió: ¡Preguntale al río. Interrogá a la montaña. Hablá con el viento. Dialogá con la Madre Tierra. Divertite con los animales. Jugá con la lluvia. Ayudá a tu pueblo. Conversá con el Ajaw! Y cuando hayas hecho eso, vení y decime qué te dijeron. (Wuqub´Ajpu’)

Se trata de una metáfora para expresar dos conceptos que no se usan en las lenguas mayas: felicidad y realización plena (plenitud). No obstante, sí existe noción de ambos conceptos puesto que todos los humanos son un camino de búsqueda, de realización de y para sentirse a gusto en la vida. Para el término felicidad se usa la palabra “armonía”. Es una deducción clara de una de las 20 caras de la felicidad que se presentará más adelante. Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz, en su entrevista, usa como palabra recurrente “armonía”. Esa armonía produce realización plena o plenitud, que en lenguaje maya se expresa con el “haber lo completo” que podría entenderse como “estar completo” (en las lenguas mayas no existe el verbo ser o estar, sino el verbo haber). A partir de allí se habla de principios mayas o pilares que sostienen la vida de un pueblo y de una persona. Los principios aluden a grandes lineamientos macro que son externos al individuo, pero que inspiran su actuar. 5 3555

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El Curriculum Nacional Base (2009), describe como principios filosóficos mayas, los siguientes: a) La materia-energía-tiempo-espaciomovimiento: atracción entre familias cósmicas que interactúan en energía: plantas, animales, estrellas, humanos. b) La complementariedad: lo que es una persona se complementa con lo que le rodea: agua, aire, fl or…Todos son hermanas-os. c) La armonía-equilibrio: se expresa en la paz, belleza, justicia, expresión de la vida plena. d) El sistema y funciones: cada ser existente tiene posiciones dinámicas y funciones específicas. La luna juega un papel decisivo en procesos biológicos y agrícolas y en el equilibrio de nuestro planeta; al igual que el ser humano debe proteger la naturaleza porque su vida es la vida de él mismo.


Nuestra propuesta de principios generales, sin embargo, desde la mirada del pueblo Maya-Kaqchikel son los siguientes:

Figura 8 Principios desde la Cosmovisión Maya

Adhesión al Ajaw Reconocimiento de la naturaleza como madre y hermana

Pueblos originarios

La vida en comunidad solidaria

Estos principios son la inspiración de la vida del pueblo, el basamento de su vida en cuanto la mirada, el espíritu, la fuerza que rige la existencia. Desde estos principios mencionados, surgen los valores. La concreción práctica, nuestra conducta diaria. El valor en la filosofía maya, según Salazar (2007, p. 40) es el “Ruk´ux Na’oj o corazón y energía del pensamiento y la sabiduría”. El conocimiento adquirido por la experiencia de algo debe pasar primero por el corazón, por lo sentiente según Zubiri. Es decir, para ser sabio y pensar bien y vivir bien, se necesita de un conjunto de valores que potencien a la

persona en sus relaciones sociales de familia y de su comunidad, sus relaciones con la naturaleza y con el gran Espíritu. El Ruk´ux Na’oj es fuerza para actuar y actuar bien, que se materializa en la vivencia de determinados valores. Esa fuerza materializada en valores desde la cosmovisión maya produce una manera sabia de pensar, de actuar, de aprender y de devolver a los otros lo aprendido y vivido. El Ruk´u’x Na’oj de cada persona está definido en el “uwach q’ij, que es “el conocimiento, la sabiduría que cada persona trae consigo desde que nace” (Ixcoy, 2009).

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“Uwach” para este caso significa “característica o tipo” y “q’ij”, sol o día. Entonces “uwach q’ij” hace referencia al tipo de día en que la persona nace, día que a su vez define las actitudes y la misión que debemos cumplir en la vida. Esa sabiduría dada por el día en que se nace debe ser desarrollada por la persona. No obstante, también hay en el día fuerzas o energías negativas o antivalores que hay que trabajar constantemente para obtener y vivir en armonía. Lo dicho anteriormente está sujeto a una realidad: toda actuación humana es referida a la relación con él mismo, con los otros-as, con la naturaleza y con el Ajaw (Dios). El ser humano es un elemento más de la tierra, es un elemento más dentro de todos los elementos o seres que tienen vida útil (Tzirín, 2009), y eso produce una vida correlacional. Y solo con esa dimensión correlacional se puede llegar a la armonía.

Se puede describir muchos valores en el mundo maya al igual que en el mundo occidental. El Currículum Nacional Base (2012) ya citado identifica los siguientes valores: -

La vida La gratitud y el agradecimiento El trabajo El carácter sagrado de la existencia El respeto y cumplimiento de la palabra La vida comunitaria La plenitud de vida: armonía de relación El cuidado de todo lo que existe El compartir La resistencia del pueblo La cooperación

En este trabajo de investigación, se ha optado por cuatro valores como las cuatro esquinas del universo:

Figura 9 Valores del pueblo Maya Kaqchikel En colectividad construimos Pa q’uch

N

Lo colectivo-comunitario

El intercambio - trueque Pa k’ex

O

E

S Sentir la necesidad del otro Pa poqonob’äl

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El cuidado del otro Pa Komon

Lo individual


La comprensión de los valores descritos desde el lenguaje maya kaqchikel es profunda y compleja. La traducción al lenguaje occidental sería así: Pa Q’uch – en colectividad construimos; Pa K’ex el intercambio, Pa poqonob’äl sentir la necesidad del otro, Pa komon el cuidado del otro - apoyo mutuo (Una visión recogida por Walter Saquec y Herbert Álvarez). Ahora bien, visualicemos estos valores desde lo cuatro puntos cósmicos del universo.

Tabla 6

Los valores del pueblo maya kaqchikel y los cuatro puntos cósmicos

Experiencia individual

Este Pa komon = el cuidado del otro /apoyo mutuo Sur Pa poqonob’äl = sentir la necesidad del otro/la solidaridad

Experiencia comunitaria

Norte Pa Q’uch = en colectividad construimos / la cooperación Oeste Pa K’ex = el intercambio /trueque

Nuestros pares de lógica espiritual es N ↔ S y O ↔ E. Aquí vemos las mismas direccionales, colores, significado, pero en lógica N ↔ E y O ↔ S para expresar la unidad de todas las esquinas del Universo; y en clave persona↔comunidad (experiencia individual↔experiencia comunitaria).

Estos valores en su momento fluyeron, fueron practicados, retroalimentados, amplificados, y ahora, se continúa esta misma dinámica. A pesar de una invasión occidental que pretendió destruir o desarticular la identidad cultural, colectividades enteras se autoorganizan en función de estos valores.

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Pa Q’uch, en colectividad construimos. Se trata de la cooperación se refiere a la consecución de un objetivo común de parte de un grupo con relaciones sociales profundas. Es un acto de unidad comunitaria. Los vecinos, no solo los familiares, me ayudan a tapiscar; los familiares y vecinos me acompañan en la muerte, el velorio, el entierro y los nueve días de mi difunto. Yo ayudo a los encargados de la fiesta patronal en algo para que todos gocemos. Es la reafirmación de los otros como importantes para mí y yo para ellos. El ejemplo descrito de la tapisca es muy elocuente. El Pa Q’uch “es el valor que orienta el trabajo cooperativo basado en procesos integrales donde todos participan en beneficio de un objetivo común; por ejemplo: la construcción de una vivienda y la cosecha de maíz, entre otros. La cooperación es un medio por el cual se socializa el aprendizaje en estrecha vinculación con el trabajo”. (Mineduc, 2012). Lo que la teoría del caos define como la Ley de la creatividad y la renovación colectiva va en esta línea del Pa Q’uch. Pa K’ex; el intercambio. Es el trueque, como manera de obtener lo que necesito y no tengo; y de dar lo que tengo. Es un dar y recibir. Una complementariedad de dones y de cosas. En la comunidad yo doy el dinero para algo de la fiesta y el otro da su trabajo porque no puede dar dinero, y así todos contribuimos. La diferencia con la cooperación es dar lo que el otro no tiene e intercambiar o recibir lo que no tengo.

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Pa Poqonob’äl; sentir la necesidad del otro. Es una expresión a escala social de la misericordia (corazón para sentir la necesidad de los demás) de los cristianos o la solidaridad del mundo secular. Es el encargarse del otro o los otros a partir de evidenciar con el corazón y la razón la necesidad sufriente o la carencia de un bien común. El pueblo maya es solidario como muchas otras culturas. En el tiempo de la guerra, la gente huía; y al encontrar familias en lugares libres del conflicto podían quedarse a vivir con ellas. Se acogieron niños y niñas huérfanos-as. Se es solidario con su sufrimiento, con el riesgo de su vida, porque también es vida nuestra. Pero el otro o la otra, no es sola la persona. Eso sería muy antropocéntrico. La naturaleza también cuenta como madre o como hermana. Surge allí la acción del cuidado, estar atento a quererla, no herirla, alimentarla, tratarla bien. Repetimos una y otra vez: si la naturaleza muere, si un árbol muere, si el agua se seca; morimos también los humanos, pues no somos más que vida, al igual que todo lo existente. Pa komon; el cuidado del otro. Es el apoyo mutuo. Se refiere a la necesidad individual percibida. La necesidad urgente (in situ, face to face) que debe ser atendida sin premeditación porque así lo percibe el corazón, el sentimiento y la razón. Lo inmediato que se presenta y que exige una respuesta individual pronta y certera.


8.6.

Caos, creatividad y cosecha

Así inicia el caos… Con un día de anticipación los abuelos junto a sus hijos y nietos preparan las redes y costales. Y la abuela con su hija, nueras y nietas de igual forma preparan la comida y bebida que será servida durante el gran acontecimiento. El día de la cosecha, a temprana hora llegan los vecinos. Los que tienen caballos se presentan con ellos, los perros no pueden faltar. Un instrumento indispensable es el “simäj” en kaqchikel o tapiscador, el cual se utiliza para abrir las mazorcas quitándoles la tusa o envoltura. En fin, la mirada y los pies se dirigen camino al campo; con mucha alegría entre historias y anécdotas, ni se siente el recorrido. Llegados allá, se pide permiso al Corazón del Cielo y de la Tierra: así cómo se hirió a la madre tierra para depositarla semilla; ahora se agradece por haber dado su fruto, por mostrar su ternura, dándonos alimento. Seguidamente, los convocados toman su surco. Como a las 10:00 horas ya son notorios los bultos de mazorcas en el suelo. En tres o cuatro vueltas se completa la tapisca de una cuerda de terreno y así sucesivamente hasta terminar. Terminada la tapisca la ubicación es frente a los diversos bultos de mazorcas para comenzar a llenar las redes. A la espalda se llevan a un punto específico para cargarlas a caballo: cooperación intensa, pa q’uch de los pueblos. Mientras eso sucedía en el campo; en la casa, la abuela, señora y cuidadora del fuego sagrado, preparaba el platillo y la bebida que serían servidos. El plato fuerte es un recado especial llamado k’äj hecho de maíz de “saqpor” que puede ser de una, dos o tres carnes; preparado en apaste y servido en escudillas. La bebida es un atol hecho a base de masa y se le denomina atol de ratón, qor ch’oy, servido en jícaras especiales. Al menos, esta sería la culinaria de muchos pueblos kaqchikeles.

jícaras se toma el atol ceremonial preparado. Al mismo tiempo, se prepara la comida ceremonial que será servida como almuerzo. Los hombres proceden a vaciar las redes en la “troja”, lugar especial para guardar la cosecha durante un año. Con olor a pino y a incienso sucede este gran acontecimiento.

El perro anuncia la llegada de la caravana de hombres y caballos cargados de redes de maíz blanco, amarrillo, negro y algunas mazorcas de granos rojos. La abuela sale al encuentro con incienso hasta el patio principal.

Finalmente, se sirve el rico almuerzo acompañado de tamalitos envueltos en hojas especiales y propias de la región. Una delicia y todos disfrutan el momento. Este mismo acontecimiento y ciclo se repite cuando otro vecino fija un día especial para la cosecha de maíz. Cada valor tiene sus rizos que se retroalimentan cada vez que se viven. A veces no encontramos palabras para expresar toda la creatividad de la naturaleza de la cual somos testigos.

Descargan todas las redes de mazorcas y las mismas sirven de asientos. Luego, en

De esta realidad vivida surge el nombramiento de principios y valores desde la cultura maya.

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Mirada desde el norte


8.7.

Futuro de los valores entre la caducidad y la perpetuación

Alguna vez nos hemos preguntado si los valores, así como nacen en algún momento en el caos creativo, también ¿caducan? Si caducan ¿a qué se debe? Es un tanto arbitrario asegurar la caducidad de los valores. Lo que si es cierto es que cuando su práctica no es constante y ya no se retroalimentan, su estadía en el tiempo y en el espacio es estático. Tal como sucede con unos de los valores referidos con anterioridad como ejemplo, la cooperación/Pa Q’uch, en el tema de la tapisca, en la región maya Kaqchikel, cada vez más desaparece su práctica cotidiana. En este caso, la situación deriva de la diversificación de los trabajos. Se está en proceso de abandono de la agricultura; o bien la producción ya no es solo para la manutención familiar, sino para vender a los recolectores que surten a las grandes cadenas de supermercados. Otras veces se vende la tierra por necesidades económicas o se abandona porque se ha obtenido un trabajo en alguna fábrica, taller, etc. Muchas comunidades prefieren comprar los quintales de maíz para el sustento diario. De tal modo el caos creativo de la cosecha de maíz ya no es posible vivirlo con tanta frecuencia como antes. Lo que debe ser motivo de búsqueda es por qué si está cambiando la dinámica de la siembra, no se continúa el valor que es una práctica humana. Puede desaparecer la siembra, pero no debería hacerlo la cooperación. ¿No hay más actividades para vivir el Pa Q’uch? Dentro de la autoorganización creativa del ser humano y las colectividades sucede que algunos valores quedan en suspenso, estancados y quizá otros perpetúen. Los sistemas van potenciando más unos valores que otros, o generan resistencias con valores que toman importancia. Por eso, aquellos valores plenos, que nos hacen vibrar, que nos hacen sentir parte del todo, que nos permiten descubrir nuevas formas de autoorganización, que nos hacen felices o hacen que el ser humano individual y socialmente, promuevan siempre la vida, deben perpetuarse ahora y siempre. Briggs y Peat (1999) expresan que “cada mañana tenemos también la oportunidad de mostrarnos abiertos a la creatividad del caos, abiertos al mundo que nos rodea, abiertos a la posibilidad de crear nuestras vidas de nuevo, como el pan del panadero” (Briggs y Peat, 1999). Esto significa que cada comunidad deberá ir generando respuestas a sus amenazas o nuevos contextos. De esta manera esperamos que los valores ancestrales puedan ejercer en un ambiente global neoliberal, un rol subversivo dada las contraposiciones.

Figura 10

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Individualismo, explotación de la naturaleza, consumismo, patriarcado, antropocentrismo, poder autoritario.

Mirada desde el norte

Comunidad, cuidado y sacralidad de la naturaleza, obtener lo necesario para vivir, visión holísitica de la existencia, poder como servicio comunitario.

Cosmovisión de pueblos originarios

Cosmovisión occidental neoliberal

Diferencias entre los valores de los pueblos originarios y los occidentales


8.8.

Las primeras semillas entorno a la felicidad

Se percibe entonces que una definición de la felicidad no basta. Ninguna cultura ni concepto acoge una realidad tan profunda, un ideal tan pleno, un camino diario. Lo que en lenguaje occidental podría aludir el término “felicidad”, en la cosmovisión maya es “armonía”. Es necesario atender a todos los elementos o realidades fractales. Desde la propuesta del World Happiness Report de la ONU, pasando por la propuesta religiosa (cristianos y su ideal de justicia y amor; islamistas y su práctica de misericordia como fruto de su relación con Alá; budistas y el dominio de la voluntad), hasta la espiritualidad maya y su oferta de armonía en un espacio no solo de relaciones humanas sino con la naturaleza y el Ajaw (Dios); o la vivencia de valores humanos profundos del ateo. Todas esas propuestas válidas y complementarias, en el fondo expresan la lucha y la tenaz preocupación por sentirse bien en la vida, sentirse a gusto en cada lugar, en cada momento. Es necesario lo material: acceso a salud, vivienda, educación. Es necesaria la promoción sociopolítica de la vida del humano desde la paz, el trabajo, la libertad. Es urgente la regeneración de la naturaleza ya destruida; y la relacionalidad específica humana desde la cooperación, el trueque, la solidaridad y el apoyo mutuo. ¿Por qué los valores son una arista que promueve la felicidad-armonía? Simple, grandiosa y maravillosamente porque son conductas prácticas que los pueblos y las personas han creído y probado que les ayuda a crear un mundo mejor, potenciar su sentido de vida, y asegurar la eliminación de conflictos. Es la búsqueda del placer de vivir, de gustar el contexto de ubicación, de asegurar un nido para habitar. El cumplimiento o historización de estas realidades y actitudes expresadas en valores nos resultarán en un ser completo, armónico, con sentido, feliz. La felicidad no es más, entonces, que una evidencia humana de sentirse a gusto, en armonía y equilibrio en la existencia a partir de tesoros (llamados valores) para el bien y la confraternidad universal entre seres humanos y naturaleza, en referencia a un Dios para quienes lo tienen o a sentidos profundos para el increyente.

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8.9.

A modo de conclusión: estesis, cognición, ética y felicidad

Cogito, ergo sum. Un paradigma resumido en tres palabras, que Descartes

(1637) formuló en su famosa obra Discurso del Método. Dicha idea ha dominado desde el occidente, toda la geografía universal durante más de tres siglos. Desde nuestra comunidad de aprendizaje, proponemos la alocución: “Siento, significo y cuido”.

Figura 11 Pobreza y extrema pobreza

Felicidad - Estesis - Cognición - Ética

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Proponemos estos tres caminos indispensables para apoderarse de la experiencia llamada felicidad. Sentir o estesis es la ubicación desde el espacio-cuerpopercepción-sensación y el tiempo-ahora de mi conciencia, es el estado de decir que vivo; la cognición es la asignación de significados, interpretar lo que estoy sintiendo; y la ética, el cuidado de todo lo que experiencio. Sentir-interpretar-cuidar nos parece una trilogía significante fundamental para llegar a la experiencia de felicidad. Sabiendo que la felicidad puede tener múltiples descripciones, nombres, experiencias; que no hay un estado total de felicidad, puesto que una vez alcanzada alguna meta-experiencia de felicidad, inmediatamente surge otro desafío; que puede haber niveles de estar más feliz que ayer, o ayer más que hoy; no podemos sino concluir que lo expresamos como felicidad es un ideal a alcanzar, y que, una vez llegado a él, vuelve de nuevo a comenzar. Que nunca llena ni dura para siempre el llegar, pero que es necesario ese momento de apropiación total de la felicidad, aún sabiendo de su duración efímera. En Teología se habla “del ya pero todavía no” como la posesión de Dios en nosotros aquí en el ahora, suficiente para seguir creyendo y esperando; pero con la certeza de que todavía falta un encuentro definitivo y total en la muerte. Sí hay experiencia de Dios aquí, pero falta la última y total, al morir. Quizá ahora podamos nombrar algunas características de la felicidad, trayendo a colación los dos rincones anteriores y el presente.

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Figura 12 Características de la felicidad

Cósmica

Experiencia sentiente y cognitiva

Cuidado

Compleja

Es apertura circular creciente

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Este sentir (estesis)-interpretar (cognitividad)cuidar(ética) es un itinerario para intentar describir parte de la realidad llamada felicidad. Esto da pie a decir que la felicidad produce alegría, sensación de gustedad (estar a gusto en la vida), sentido, experiencia de plenitud, realización personal, admiración por la comunidad, fusión profunda con la naturaleza, apuesta por ideales sumos como la justicia o la solidaridad, armonía como expresan los pueblos originarios, risa, sonrisa, placer, mirada, silencio. La felicidad es una mano de muchos dedos, o dedos con múltiples huellas. Así las cosas, surge la pregunta de si es feliz alguien que es diagnosticado con una enfermedad terminal y sufre dolores indescriptibles, o bien alguien que ve torturar a sus padres o a sus hijos; alguien que vive su vida tetrapléjicamente. Ante semejantes cuestionamientos, y sobre todo experiencias, solo podemos decir que como en todo hay campos fuera de lo lógico-ordenado que merecen diversas respuestas. Estos casos, por así decirlo, de extrema experiencia negativa y dolorosa, queda la felicidad como un deseo irrealizable, herido, invadido, desgarrado. El dolor no puede ser feliz. Debemos ser sinceros, el dolor no es deseable; y, de hecho, la felicidad es también una lucha por no sufrir en todos los niveles y experiencias de la vida. Por lo tanto, en el sinsentido de la vida, solo queda la felicidad como deseo.

Pero ese deseo es la esperanza de intuir y estar seguro de que todo podría ser mejor. Y eso abre las puertas al intento, a la lucha, a procurar vencer lo posible esa negatividad que se vive. El abuelo sufre dolores extremos por el cáncer, sabe que morirá pronto; pero le regala una sonrisa a su nieto, le toca la mano suave, le habla, se hace el fuerte o se le llena el corazón de melancolía al observar un ser a quien no acompañará más. Allí, en esos momentos, superó por instantes la cárcel del dolor. Y seguirá así hasta agonizar y morir. La cercanía de los otros u otras es básica y deseable, puesto que nos entendemos relacionales. En estos momentos fronterizos, el otro surge como un báculo que ayuda a no ver todo, del todo perdido. El sentir al otro da fuerza, acompaña en el miedo o la desesperación. Más la vida no ha sido solo esa última fase de agonía. Tuvo un antes, un recorrido, que se espera, sea portador también de significantes que den fuerza. En estas fases, el ser humano hace acopio de todo lo que pueda fortalecerle: familia, amigos, recuerdo buenos, Dios, … Es una manera de enfrentar con sentido lo que viene: recorrido imparable hacia la muerte, y con dolor insoportable.

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Estas experiencias negativas por el dolor que se vive nos enseñan que la felicidad puede ser también búsqueda de fortalezas en momentos extenuantes de la existencia. Pertenece al sentido de la vida, la posibilidad de sufrir y sufrir en serio. Por ello, al meditar sobre la felicidad, se prefiere pensar en los caminos ideales, para dirigir todos nuestros esfuerzos a hacer posible semejante empresa. Y por eso, porque hay valor, al sentir-estesis, al significar-cognición, le acompaña el cuidado-la ética; porque apreciar y proteger lo bueno, es un signo de evolución humana en la idea del bien o de la felicidad. Más, no es imposible, pero no tan fácil decir … Pareciera llegar a los linderos del misterio:

Qué es el ser humano sino un misterio develado en la palma de una mano. Qué es la existencia sino la certeza de los pies que pisan, buscando huellas por todos lados tras arenas movedizas, queriendo siempre alcanzar la sombra de la vida llamada felicidad. (Wuqub’ Ajpu’)

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Referencias bibliográficas

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Ubicación temática Enseguida llegaron donde se encontraban cuatro caminos (…), donde se entrecruzan los cuatro caminos: un camino era rojo, los otros eran un camino negro, un camino blanco; y el otro un camino amarillo. (Colop, 2012, p. 48)

Cuando nuestros abuelos y nuestras abuelas nos enseñan a dirigirnos al Corazón del Cielo y el Corazón de la Tierra, nos dirigimos en cuarto lugar, a la cuarta esquina del Universo: al Sur. Éste representa la abundancia, la fertilidad, la producción, la cosecha. Es el ejercicio de la vida que va abriendo su camino y se va desparramando. Una abuela maya, transmisora de nuestra espiritualidad milenaria, Ernestina López Bac; y un abuelo zapoteca, muy reconocido en la refl exión originaria de los pueblos latinoamericanos, Eleazar López Hernández nos dicen que: “el color amarillo es el color de las flores, de la primavera, lugar de los cantos, de la alegría y de la esperanza de los pueblos. El amarillo es símbolo de la fecundidad, de la madurez. Es símbolo del nacimiento de la primavera, de la fecundidad de la tierra, de la fecundidad de la mujer”. A los mayas se nos dice “mujeres y hombres de maíz”. Porque esa es la naturaleza de nuestro cuerpo formado de mazorcas blancas y amarillas. Por eso entendemos el amarillo como creación y energía de vida que produce más vida:

He aquí el principio de cuando se pensó en la creación humana y de cuando se buscó la naturaleza de su cuerpo. (…) De Paxil de K’ayala’, así llamados vinieron las mazorcas amarillas, las mazorcas blancas. Estos son los nombres de los animales los que trajeron el alimento: la zorra, el coyote; la cotorra, el cuervo. Fueron cuatro los animales los que trajeron la noticia [de las mazorcas amarillas, de las mazorcas blancas]. (…) Allí encontraron el alimento, los ingredientes para el cuerpo de la gente creada, la gente formada. (…) Sólo fueron mazorcas amarillas, mazorcas blancas su carne; (…). (Colop, 2012, pp. 111-113)

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En una de las pruebas puestas por los señores de Xibalbá a Junajpu e Xbalamke (hijos de Ixkik’ y la cabeza-calavera de Jun Junajpu), se pide a los hermanos que, si son vencidos en el juego de pelota, deben entregar un recipiente-olla de pétalos rojos, blancos, amarillos y grandes. Flores es hoy expresión de primavera, de alegría de vida, de cosecha del color y de la vida: que salvan la vida, en este caso del texto del Popol Wuj:

_Ganaremos cuatro recipientes de flores, dijeron los de Xibalba. _ ¡Está bien! ¿Qué clase de flores?, preguntaron los muchachos a los de Xibalba. _Un recipiente de pétalos rojos, un recipiente de pétalos blancos, un recipiente de pétalos amarillos, un recipiente de [pétalos] grandes, dijeron los de Xibalba. _ ¡Está bien!, contestaron los muchachos. (Colop, 2012, p. 87)

El amarillo, lugar de abundancia: la vida que avanza: Se pusieron contentos al encontrar un lugar de abundancia lleno de fragancias, abundante en mazorcas amarillas y mazorcas blancas, abundante también en pataxte y cacao; de incontables zapotes, anonas, jocotes, nance, matasanos y miel. Estaba rebosante de alimento este pueblo de Pan Paxil, Pan K’ayala’, así llamado. (Colop, 2012, pp. 112-113)

Estamos ante la cosecha: generar proceso de vida en una Educación para la Felicidad. Esto es lo que deseamos que sea nuestra fragancia. Una propuesta: educar para la felicidad.

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La escuela ha estado en el ojo de las críticas debido a la denuncia realizada ya hace varias décadas por Paulo Freire: una realidad bancaria que no ayuda a la transformación social. Por ello proponemos que el tema Educar para la Felicidad sea parte de los planes curriculares. Es una manera de no olvidar y asegurar que, si la Educación no ayuda a una evolución humana que contribuya a crear personas, familias y naciones en búsqueda de la plenitud posible del género humano y su casa común, de la solidaridad existencial y de la alegría de vida; entonces es solamente una alienación y un instrumento al servicio de poderes opresores de la vida. Nuestra propuesta es una sucesión de realidades: observar la vida, educar para la vida en plenitud, transformar la sociedad. Demos paso a un camino, una flor desde donde crear polen para fertilizar la vida: Me mandaron a educarme y no fui a la escuela: fui a la vida. Al regazo de mis abuelos, a las trenzas de mis abuelas, al arrullo de los riachuelos al vuelo del colibrí. A la escuela solo fui para poner por escrito que nacer es para vivir. (Wuqub’ Ajpu)

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Rub’elej ija’tz Semilla 9

Observancia de la vida

Nuestra propuesta inicia con un paso irrenunciable: observar la vida. Somos educadores y educadoras en y para este siglo. Estamos inmersos en la gran aventura de educar. Nos inquietamos ante los asombrosos avances de todo tipo, tecnológicos, científicos y en nuestro caso como pedagogos, de los educacionales. Partimos de la premisa más importante, desde la cual se fundamenta cualquier accionar educativo: la Educación es una expresión de la evolución humana que contribuye a crear personas, familias y naciones en búsqueda de la plenitud posible del género humano y su casa común, de la solidaridad existencial y de la alegría de vida. Cualquier otro significado de la educación será solamente una alienación o un instrumento al servicio de poderes opresores de la vida. Por ello, más allá de teorías educativas, debemos contextualizar la educación en la realidad social. Desarrollamos trece tópicos que afectan y moldean la vida de cualquier persona, y que no deben faltar si deseamos educar para la vida en plenitud. ¿Por qué 13 tópicos? Desde la cosmovisión maya el numeral 13 es representativo porque son 13 articulaciones del cuerpo humano, 13 son los niveles energéticos en el Calendario Sagrado (Cholq’ij), 13 son las menstruaciones biológicas que tienen lugar en la mujer cada 28 días durante un año solar (365 días) y 13 son las órbitas de la Luna a la Tierra que guardan relación natural con el ser. Además, si multiplicamos las 13 energías por los 20 nawales del Calendario Sagrado, suman 260 y este es equivalente a 9 lunas llenas, es decir, 9 meses es el tiempo que trascurre para dar a luz un nuevo ser. Los numerales 13 y 20 se convierten en números claves para medir el movimiento en el espacio y nos permiten a los seres, en la cosmovisión maya, conectarnos con la energía del Universo. Entonces, 13, es un número para la globalidad; significando las diversas aristas de la realidad y de los contextos. Si la idea es, ir construyendo caminos y complejizar nuestros pensamientos y prácticas, entonces, la respuesta es perfectible y multidiversa. Lo cierto es que la presente propuesta, incierta e inacabada, surge del sentir de que es necesario vincular los saberes y las prácticas educativas con las complejidades, los entornos naturales, retos y problemas del siglo XXI.

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9.1.

Educar en el cuidado de la casa común

El cuidado es el principio y valor de todo lo que existe, pero principalmente del cuidado de la Tierra, nuestra morada, nuestra única comunidad, nuestro domicilio, nuestra casa común. ¿Qué es sentirse Tierra? Es sentirse parte de la gran comunidad de seres vivos porque la red de la vida está constituida por los micros y macroorganismos, desde un renacuajo hasta una ceiba. Es sentirse flor, agua, viento, árbol, hormiga, lluvia, fruto, pez, ave… todos hijos e hijas de la gran y generosa Madre, la Tierra. El cuidado es un modo de ser, reflejado en el actuar cotidiano de cada persona para con la Tierra y con todo lo que en ella existe. A lo largo de la historia humana han existido dos modos de ser, el de la conquista y el del cuidado. La conquista domina, controla y destruye, reflejado en la depredación y poder absoluto sobre la Tierra. El cuidado es un gesto amoroso con la realidad, gesto que protege y da serenidad y paz, es convivencia. Sin embargo, vemos con desenfreno que nuestra casa común sufre de contaminación, deforestación, escasez de recursos, sequías, hambruna, extrema pobreza. Existe una ausencia de compromisos y una conciencia ecológica y planetaria más profunda. La preservación de nuestra casa común depende de la conciencia ecológica y la formación de la conciencia depende de la educación. ¿Cómo estamos formando a las nuevas generaciones sobre el cuidado de la

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casa común? ¿Qué implica cuidar de la Tierra y todo lo que en ella existe? Implica según Boff (2002): “tener intimidad con ellas, sentirlas dentro, acogerlas, respetarlas, darles sosiego y reposo. Cuidar es entrar en sintonía con las cosas, auscultar su ritmo y estar en (armonía) con ellas. (…) En lugar de agresividad, hay convivencia amorosa (p. 78)”. Podemos afirmar sin titubear que el planeta Tierra merece un cuidado especial porque es nuestro único hogar común para vivir. Esto implica que todo lo bueno o dañino que hagamos tiene un alto impacto en ella. ¿Cómo educadores o educadoras cómo podríamos sensibilizar, crear conciencia y establecer acciones concretas con el grupo de aprendientes que nos toca acompañar a nivel de aula?


9.2.

Educar para la ciberciudadanía

Observemos con detenimiento la siguiente lista de aplicaciones que en internet están sustituyendo trabajos, empresas y formas de organizar el trabajo humano.

Tabla 7

Las aplicaciones digitales y sus consecuencias

Aplicaciones

Pone en peligro y/o sustituye

Netflix Booking Google Airnb Watsapp, Skype, Telegram Uber y Cabify OLX Los móviles ZipCar Tesla Email Waze Original y Nubank La Nube YouTube Facebook Tinder Wikipedia PC, laptops, PDF, e-libros Con todos estos cambios tecnológicos, ¿Cómo nos vislumbramos dentro de 10 a 15 años a nivel formativo, como profesores y la situación nacional? ¿Cuál es el papel de la educación frente a un sistema que bifurca a los seres humanos entre los que tienen el poder y al acceso a los datos y aquellos que por su pobreza van siendo excluidos de la “sociedad de la información”? 139

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El papel de la educación no será aislar a la comunidad humana de los cambios vertiginosos, ni tampoco una adaptación acrítica de todos los beneficios que estos cambios supongan. El objetivo será la conciencia de una ciber-ciudadanía que desde la globalización capitalista logre pasar a otra globalidad, del cuido de la casa común, del respeto y acogida de los migrantes, de la fraternidad y la sororidad. Estos contenidos y principios pueden vivirse y romper el esquema individual que es exacerbado en el uso de la tecnología, pensado más en un fin que en un medio para la humanización. Educar para la ciberciudadanía implica ser críticos a la hora de ver y valorar las grandes ficciones que nos han creado, por ejemplo, la del cine con películas como Terminator (1984). Debemos darnos cuenta que la Inteligencia Artificial, con todos los dilemas éticos que se pueden generar, ha venido para quedarse y que la verdadera batalla humana no será contra ella, sino contra los monopolios que, teniendo el poder económico, ahora tienen el poder de manejar nuestros datos, información personal, entre tantas cosas. Si educamos para ejercer una ciberciudadanía desde otra globalización y desde el paradigma del cuidado y la ecopedagogía, estaremos dispuestos a alzar nuestra voz cuando la IA sea desviada para usos militares y de control de la población. Sin alarmismos debemos asumir que, poco a poco la IA superará la inteligencia humana cuando esta suponga la capacidad de análisis y procesamiento de datos, gracias a sus algoritmos que, en cuestión de segundos o microsegundos, tendrán alguna respuesta y reacción, como por ejemplo a la hora de manejar un automóvil. Gracias a la inteligencia de red, no habrá un piloto, sino un sistema que controlará los autos y de esa forma se podrá disminuir la muerte por accidentes de tránsito. Educar desde la ciberciudadanía implica darle el justo lugar a la relación cara-cara, volviendo a la razón cordial, no instrumental, ni racional que domina el modelo y el sistema que todavía predomina en nuestra sociedad capitalista. De alguna manera es dejar de exponernos en una ventana virtual a que nos miren o den like a todas las publicaciones que hacemos. Se trata más bien de exponernos día a día desde la cotidianidad a que uno, dos amigos o una familia toquen y palpen nuestra historia a través del encuentro, del diálogo de la creación de redes, no solo virtuales, sino redes comunitarias que alimentan nuestra identidad personal. Educar a ciberciudadanos implica ser capaces de encontrarse y superar las fake news, como lo ha sugerido Adela Cortina (2019), que proliferan en la web y que lejos de informarnos, pasamos a ser creyentes más de una serie de relatos mitológicos que a fuerza de la repetición se vuelven verdades. Dicha superación no es tampoco mágica, ni la misma web la da. Se supera con una sólida

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formación, basada no solo en los saberes de las ciencias, sino también la sabiduría que nuestros ancianos y representantes de nuestra comunidad poseen. La educación, por tanto, tiene muchos retos: contenidos de aprendizaje, metodología, principios y objetivos. Pareciera que el aspecto laboral es más fuerte en el sentido que muchos trabajos irán desapareciendo paulatinamente, gracias a la irrupción de la IA. En un estudio reciente del Fondo Monetario Internacional, Doncel (2018), afirma que la robotización de los trabajos afectará más el trabajo de las mujeres que los hombres. Flexibilidad y adaptación, serán también retos. Pero creemos que uno de los principales retos de la educación será fomentar la consciencia del ciberciudadano del siglo XXI, no solo en las competencias “tecnológicas” que se requieran, sino en la capacidad crítica y autocrítica de los relatos y mitos que se construyan y divulguen en el ciberespacio.


9.3.

Educar desde el juicio crítico para la libertad

Hay un pajarito muy lindo de las tierras altas de Guatemala, “Guardabarranco” se llama. Es el pájaro que canta más lindo. No es el canario, como muchos dicen. Un día fue cazado uno de ellos. El campesino se lo llevó a su casa. Allá cantaba también. Era una maravilla. A cambio, el campesino le daba su comida: aguacate, masa de maíz, arroz. Esto parecía una relación idílica: el guardabarranco cantaba, el campesino lo alimentaba. Era una relación de amor. Opacada solo por unas rejas. (Wuqub’ Ajpu)

Lugonés (2008) expresa, desde el pensamiento de Quijano, que el poder está estructurado en relaciones de dominación, explotación, y conflicto entre actores sociales que se disputan el control de «los cuatro ámbitos básicos de la existencia humana: sexo, trabajo, autoridad colectiva y subjetividad/intersubjetividad; sus recursos y productos». Esto significa que pertenece al entramado de las relaciones actuales en la sociedad una pugna por el poder. Quien posee el capital, la tecnología, el ejército, la ciencia, posee el poder. Y se acostumbra a él. No puede dejar de ejercerlo. A través del desarrollo de la historia, el ser humano se acostumbró a vivir el poder como una necesidad, una objeción, y una crueldad. Por ello, la educación debe posibilitar el aprendizaje del poder como servicio: ¿cómo ayudamos a dar de nosotros para que haya buenas relaciones comunitarias? ¿Cómo podemos esforzarnos para cuidarnos como humanos, y así superar nuestra animalidad? De esto se trata una educación que posibilite el juicio crítico. Aprender lo evidente y descubrir lo encubierto. Esto es un proceso que ayuda a comprender la libertad. Una libertad entendida como la posibilidad de elegir en nuestras vidas,

sin que esa elección afecte la vida misma, y que lo elegido sirva para potenciarnos como personas. Hay que descubrir por qué nunca, los países latinoamericanos podremos tener el mismo desarrollo que los llamados “países desarrollados”, si entendemos el desarrollo como crecimiento económico. No bastaría el planeta para obtener la materia prima necesaria. Los países desarrollados deben renunciar a su consumo innecesario y compartir con los “no desarrollados” mayores posibilidades. Todo afecta nuestra libertad. Desde la opresión individual hasta la social. La individual se expresa en los acosos sexuales, los asaltos, las manipulaciones psicológicas, entre otras. Y la opresión social a través de leyes, de imposiciones globales, del mercado internacional. La educación debe desarrollar una agilidad de pensamiento crítico para que el aprendiente pueda acceder a las causas de la no vida en la realidad social. La pobreza, la guerra, el desempleo, la calamidad ecológica, no se desarrollan solas. Eso se crea. Y se debe “desnudar” las causas, las razones. Eso es educar para el juicio crítico que persigue la libertad. La vida oprimida debe ser liberada. Eso es un imperativo ético universal.

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9.4.

Educar para la diversidad sexual y de género

Para muchas personas, hablar de género significa “hablar de sexualidad” y hablar de sexualidad será “hablar de sexo”, o de “hacer el amor”, es decir, hablar de relaciones sexo genitales. En estos casos, reducimos el género a lo que “hacen” las personas con sus genitales, es decir, a la genitalidad. Cuando las personas creen que la sexualidad y la genitalidad son el mismo asunto tienden a valorar la sexualidad negativamente. Las personas que tienen una opinión negativa de la sexualidad presentan dificultades para hablar del tema de manera natural y manejar apropiadamente, sin malicia, las cuestiones que se asocian con ella (León, 2001). Es en la interacción social que las personas atribuimos significado a los asuntos relacionados con el sexo y, en ese proceso, vamos desarrollando la idea que la sexualidad es sinónimo de genitalidad. El ser humano es el único ser vivo capaz de reconocerse y definirse teniendo en cuenta diversos dominios, entre ellos, el físico, el académico, el profesional, el familiar, el socioeconómico, el étnico, el cultural y, por supuesto, el sexual. Ahora bien, mientras que en los siglos XV al XVII se asumía la identidad como algo asignado desde el nacimiento, que permanecía fundamentalmente igual durante toda la vida según el territorio donde se nacía, la familia de donde se provenía, el poder económico o político que se heredaba; en la actualidad, se considera que se trata de un fenómeno cambiante construido a través de la interacción compleja de procesos cognitivos, afectivos y sociales que ocurren en un contexto cultural y relacional particular. Los hombres y las mujeres son definidos cada vez más, no a partir de su sexo biológico o factor cultural, sino a partir del hecho de ser personas. Entendemos aquí por persona todo aquel o aquella que se siente dueño de sí y que ejercita la libertad para plasmar su propia vida. La capacidad de autoproducción en libertad (autopoiesis) es la suprema dignidad del ser humano que no debe ser negada a nadie (Boff, 2014). A diferencia del sexo, el género es una

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construcción social, sus características son específicas de cada cultura, cambian con el tiempo y las aprendemos al interactuar con los otros miembros de la sociedad. Las características de género incluyen las normas, las responsabilidades, las obligaciones, los privilegios, las oportunidades, las cualidades y los comportamientos que en una sociedad se han definido como deseables para los hombres, características masculinas, y para las mujeres, características femeninas (Bandura, 1999).


Por ejemplo, durante muchos años se consideró que la función de la mujer era garantizar el bienestar de su familia haciéndose cargo de las labores de cuidado, crianza y educación de los hijos, preparando los alimentos, manteniendo limpio y organizado el hogar y satisfaciendo las necesidades de protección y apoyo emocional de sus miembros. Al hombre, por su parte, se le asignaba la función de trabajar fuera del hogar, a fin de producir los recursos necesarios para el sostenimiento económico de su familia. A manera de ejercicio, podríamos hacer una revisión de las últimas tres generaciones en la familia respecto al tema, ¿Qué cambios notamos con el paso de una generación a otra? ¿Cómo se ven desde la experiencia personal hoy en día a las mujeres y a los hombres? En este nuevo contexto se deben recuperar aquellos valores considerados antiguos y propios de la socialización para cuando se habla de diversidad, se trata de un ideal humanitario para ambos. Boff (2014) nos plantea algunos valores: • • • • • •

Las personas son más importantes que las cosas. Cada persona debe ser tratada humanamente y con respeto. La violencia nunca es un camino aceptable para la solución de los problemas. Es mejor ayudar que explotar a las personas, dedicando especial atención a los pobres, a los excluidos y a los niños. La cooperación, la asociación y el compartir son preferibles a la competencia, la autoafirmación y el conflicto. En las decisiones que afectan a todos cada persona tiene derecho a decir su palabra y ayudar en la decisión colectiva. Estar profundamente convencido de que lo cierto está del lado de la justicia, de la solidaridad y del amor, y de que la dominación, la explotación y la opresión están del lado equivocado.

La educación desde la diversidad sexual y de género, implica que la sexualidad y el género trascienden los conceptos de hombre y mujer, porque no son las únicas categorías en la complejidad de la vida. La sexualidad es la que cada uno desee ser y actuar desde la ética del cuidado.

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9.5.

Educar contra los fundamentalismos ideológicos, religiosos y políticos

Una vieja sabiduría de los pueblos indígenas de Estados Unidos, dice:

Todo lo que da a luz es femenino. Cuando los hombres empiecen a comprender las relaciones del universo que las mujeres han conocido siempre, el mundo empezará a mejorar. Lorraine Canoe (mohawk), 1993.

Mientras que muchas veces no se valora a la mujer, esta forma de pensar de pueblos indígenas nos presenta a la mujer como la poseedora de una sabiduría que hace falta en el mundo, en las relaciones, en la mirada, en la acción. La mirada de muchas personas se cierra, cree que tiene una verdad que es única, y que debe, además ser impuesta a los otros. En la sociedad del siglo XXI, el pensamiento occidental que promulga la libertad conlleva en sí mismo una paradoja. Habla de libertad, pero al mismo tiempo somete mediante la guerra. Este paradigma se configura en los Estados Unidos, por ejemplo, este país alardea de su democracia, de sus principios políticos; pero todos sabemos que es un imperio que desea mantener su primacía económica, bélica y cultural. Invade países (recordamos Vietnam o Guatemala, nuestro país), planifica la caída de gobiernos (acabamos de ver lo que sucedió en Bolivia con Evo Morales), promueve embargos como a Cuba, impone el dólar como moneda en las relaciones comerciales a nivel macro, entre tantos casos. La Estatua de la Libertad es el símbolo, entonces, de una doble moral. Esto es un “caldo” de cultivo para reacciones contrarias, y por

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ello ambas cosas, la sociedad o la persona que doblega a otra, como el doblegado pueden responder con lo que llamamos fundamentalismo. Thomas Meyer define el fundamentalismo como: “un movimiento de exclusión arbitrario, una tendencia opuesta, aunque inherente, al proceso de apertura general del pensamiento, a la toma de iniciativas, una tendencia enemiga de las formas de vida particulares y sociales que caracterizan a la Modernidad; frente a ello, el fundamentalismo pretende ofrecer, en la medida en que condena toda posible alternativa, certezas absolutas, sostén firme, auxilio permanente y orientación incuestionable”. La actitud de oposición es un rasgo principal del fundamentalismo. Cuando se siente amenaza, ataque de la ciencia, la cultura, la religión, entonces se hace uso de defensa, contraatacando. Es una reacción. Hay un miedo al cambio porque amenaza referencias importantes. Se trata de aplacar una angustia vital, de buscar una seguridad sin fisuras con un líder guía infalible o unos textos sagrados.


Entonces, frente a la agresión de los medios de comunicación que llegan a lugares remotos como, por ejemplo, una comunidad islamista de Pakistán, se elevan oposiciones a otras formas de ver la vida, estando acostumbrados a un modo propio. Frente a la invasión militar también hay respuesta, y frente al intento de imponer una religión igual. Harari (2018) recuerda que muchas veces las religiones tradicionales se fortalecen y se defienden porque preservan una identidad nacional única. Por ello, cuando una religión se quiere posesionar de una región o un país o una comunidad donde ya hay otra religión, se produce una defensa fuerte del propio espacio. Sobre todo, porque la religión lleva en sí lo sagrado. Y lo sagrado profundo se defiende hasta con la vida. Los fundamentalismos hoy se expresan en la no aceptación de la cultura del otro (tensión del mundo árabe y el mundo occidental), la religión del otro, la diversidad sexual, entre otros. La educación hoy, en un intercambio globalizado de información y relaciones, debe educar para la convivencia en paz. ¿Cómo superar fundamentalismos? ¿Cómo vivir la fraternidad y sororidad humana? A raíz de los fundamentalismos, podemos preguntarnos a nivel personal o colectivo: a) ¿Qué actitudes, sistemas, costumbres, son difíciles de aceptar de otra cultura o religión? b) ¿Qué actitudes, sistemas, costumbres propias, creemos que deberían de aprender los otros? ¿Por qué? ¿Es posible?

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9.6.

Educar para la interculturalidad

Antes de compartir algunas ideas, hay una canción que podríamos escuchar: “Latinoamérica”, de Calle 13, pulsemos acá: La canción aparte de que tiene ritmo y de manera pegajosa nos invita a reflexionar sobre el sentido de identidad y pertenencia: somos latinoamericanos. ¡Qué dicha! Con una historia común, con una identidad que se construye cotidianamente, pero, sobre todo, con una diversidad que enriquece si sabemos encontrarnos y aceptarnos. Pensando la cultura desde la vida cotidiana, desde el modo como vivimos, no podemos negar nuestro papel como actores culturales. Lo que hacemos en el transcurrir del día es relevante, porque en esa cotidianidad plasmamos lo que somos. Los primeros informantes para comprender lo que significa educar en la cultura y para la interculturalidad somos nosotros mismos. Un buen ejercicio desde las aulas sería escribir, contar con lujo de detalles la manera cómo transcurre un día en la escuela, pero principalmente, un día en el aula. No sólo referirse a lo extraordinario o a lo que ocurre rara vez, sino que, preferiblemente, lo que hacen los aprendientes habitualmente, todos los días. Seguramente les pasa de todo, juegan, ríen, lloran, comparten, cantan, saltan, gritan, e incluso actúan silenciosos… Es un encuentro en la diversidad. ¿Qué importancia puede tener el conocer la cultura de nuestros aprendientes desde la perspectiva de la vida cotidiana? Actualmente somos más de siete mil millones de personas en el planeta Tierra. Con una diversidad de historias, culturas, etnias, idiomas, valores, escrituras, artes, ciencias, vestimentas, creencias, relatos, cosmovisiones tan peculiares para entender e interpretar la vida y el mundo. ¿Cómo está educando la escuela para la diversidad y las diferencias culturales? “La educación válida para todos los niños y niñas ha de ser intercultural, es decir, ha de educar al ciudadano en el conocimiento, comprensión y respeto de las diversas culturas en un plano de igualdad, configurando una realidad cultural dinámica, en continua transformación, donde la diversidad se entiende como un elemento enriquecedor para todos y todas (Vivamos la diversidad, 1998)”. Tal como lo afirma Gadotti (2003): Una sociedad multicultural debe educar un ser humano multicultural, capaz de oír, de prestar atención a lo diferente, respetarlo (…). La diversidad cultural es la riqueza de la humanidad. Para cumplir su tarea humanista, la escuela necesita mostrar a los alumnos que existen otras culturas además de la suya. La autonomía de la escuela no significa aislamiento o cerrazón en una cultura particular. Escuela autónoma significa escuela curiosa, osada, que busca dialogar con todas las culturas y concepciones del mundo. Pluralismo no significa eclecticismo, un conjunto amorfo de pedazos culturales. Pluralismo significa, sobre todo, diálogo con todas las culturas a partir de una cultura que se abre a las demás. (pp. 49-51).

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9.7.

Educar desde la cotidianidad

Qué pensamos o cómo reaccionamos si alguno de nuestros aprendientes, en cualquiera de los niveles, dijera: “El colegio fue inventado por un señor loco que no sabía qué hacer con los niños”. ¿Han visto este video? ¿Qué opinan sobre lo que dice este niño? Video viral de Facebook y Youtube: Aunque estamos en el siglo XXI, las directrices, objetivos, metas, de la educación nacional, es decir, el qué, para qué y el cómo debe llevarse a cabo los procesos educativos, siguen gestándose desde el escritorio de algún técnico o “experto” en pedagogía y planificación. No suelen provenir de procesos de consulta popular y comunitaria, donde las necesidades de todos toman la palabra. Si el derecho a la educación es un derecho de todos, entonces todos estamos involucrados y nos compete la educación de nuestra comunidad, como lo afirma Gadotti (1999), en la Escuela ciudadana. ¿Qué quiere decir esto? En la práctica educamos para poder cubrir los contenidos que el Currículum Nacional Base (CNB) nos propone, porque se “nos ha dicho” que es lo mejor en educación, pero ¿Será lo mejor para Guatemala y nuestras comunidades? Muy pocas veces educamos para la vida. No quiere decir que la forma memorística de aprender las tablas de multiplicación no sea algo útil en la vida del aprendiente. No, no se está diciendo eso. La educación en el siglo XXI o parte de la cotidianidad del aprendiente o se vuelve más bien algo irrelevante, una información más, un dato que tarde o temprano los aprendientes tropezarán con él en Facebook o en otras redes sociales, pero que no aportará nada nuevo en el proceso de descolonización de su forma de pensar y actuar. Educar para la cotidianidad, es más que una frase poética y romántica, en estas relaciones sociales, definidas desde la competencia, el utilitarismo, el patriarcado y la explotación de los recursos naturales de nuestra casa común.

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Educar desde la cotidianidad implica: • Promoción del aprendizaje del sentido de las cosas a partir de la vida cotidiana, Gutiérrez y Prado (1998). Esto significa encontrar el sentido al caminar, viviendo el contexto y el proceso de abrir y recorrer nuevos caminos, no solo observar o definir noética y cognitivamente el camino. • Toda formación está ligada al espacio y tiempo en el cual se realizan concretamente las relaciones entre el ser humano y su medio ambiente. Por lo tanto, se trata de un proceso de sensibilización y concientización, más que racionalización sobre el entorno. Precisamente por un paradigma lineal, conductista, racional, occidental, colonizador, prisionero de una cultura cristiana predatoria de la casa común, ha hecho que estos elementos, del encuentro, del diálogo con las cosas y los seres vivos, de la diversidad de sentires y placeres, de lo cotidiano al fin, pasen desapercibidos y renegados al subconsciente colectivo. • Aprender números, oraciones, frases o fórmulas matemáticas no solo leyendo los libros sobre dichas materias, sino relacionándolos con la propia experiencia de los aprendientes con su entorno vital. Se aprende entonces, del libro primigenio de la vida, observando el crecimiento de los árboles, caminando por las calles perpendiculares u oblicuas de la comunidad, escuchando el canto de los pájaros, viendo y sintiendo en carne propia la contaminación ambiental, sonora y del paisaje, que causa este modelo capitalista y extractivista de la naturaleza. Por lo tanto, se aprende con la emoción, con la experiencia, más que con la razón y la abstracción. • Ayudar a ser conscientes de las múltiples formas de vivir en relación con la madre tierra, que generosamente comparte la vida con otros seres vivos. La educación en el siglo XXI tiene ese gran reto: hacer ver que la vida tiene sentido, pero ella solo existe cuando existe en relación justa, humana, solidaria y fraternal entre todos y todas.

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9.8.

Educar para la imaginación

¿Han escuchado alguna vez la canción “Imagina” de Jon Lennon? Les invitamos a leerla y escucharla, luego respondamos: ¿Qué significa que el ser humano tiene imaginación? ¿Qué es lo que han imaginado en algún momento de ustedes mismos, de su profesión como docentes y de nuestro país? Educar en el siglo XXI supone ante todo el reto de incentivar a la creatividad, a la superación de los dogmatismos, a pensar que los dilemas se pueden responder no solo con una y única respuesta e introducir el tema de la incertidumbre y el caos en el aprendizaje. En fin, el reconocimiento de que la intuición, la sensibilidad y la propia experiencia aportan algo valioso para la humanización de las personas. Educar para la imaginación en el siglo XXI, implica que: • El ser humano ha sido un ser individual y colectivo que ha creado ficciones, relatos que de su imaginación han trascendido el aspecto meramente personal, religioso y se ha convertido en verdaderos esquemas legitimadores y creadores de realidad, como Harari (2018) ha expresado. • Cada comunidad y pueblo originario ha tenido siempre un relato y una forma para contarlo, de cómo ha surgido el mundo, el universo, el ser humano y el cosmos. Como se ha dicho anteriormente. El problema no es tanto en sí la capacidad imaginativa-del relato, sino más bien que hacemos con ella, para construir nuestros lazos con los demás, el entorno y la naturaleza o lo contrario. • Educar en el siglo XXI para la imaginación tiene como el presupuesto crítico de establecer esas diferencias de los relatos-imaginarios, ficciones que históricamente se han materializado en la vida del ser humano, como también hacer conciencia de que muchos de los avances que se han tenido ha sido gracias a que varias personas, hombres y mujeres se atrevieron a soñar, pensar, diseñar y concretizar lo que habían imaginado, aun teniendo en contra una serie de obstáculos de carácter económico, social y cultural. • Para algunos antropólogos y especialistas la imaginación es una de las características más peculiares de los seres humanos en comparación a otros seres vivos. Esto no nos convierte en mejores o superiores a los demás, sino simplemente en aquellos que por su adaptabilidad (como cruce de variables entre su imaginación, la técnica y las necesidades propias de su medio ambiente) han podido sobrevivir en lugares y condiciones que no parecen ser las óptimas para la vida.

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• La imaginación, no se reduce exclusivamente a las expresiones artísticas como el dibujo, la pintura, la poesía, el teatro, etc., y otros campos más grandes que se están creando incluso con las tecnologías de la información. La imaginación tiene que ver primariamente con lo cotidiano, con las diversas formas de resolver los problemas, de caminar y aprender de los errores, de la diversas inteligencias y las formas de aprehender las cosas y objetos como reales. • La imaginación y creatividad tampoco es un gen que se transmite de una generación a otra, tiene que ver con los campos mórficos, por las habilidades adquiridas que se aprenden cuando existen las adecuadas condiciones y estimulaciones para hacerlo. Es verdad que podremos encontrar algún niño o niña que con solo 20 movimientos pueda resolver el cubo de Rubik, o que en una o dos sesiones de dibujo sean capaces de resolver con cierta facilidad la composición de algún cuadro espectacular. • La creatividad y la imaginación ya no está asociada a la aleatoriedad o decendencia directa de algún artista de sangre azul. No. En el siglo XXI, está ligada más bien a procesos y patrones, a la resonancia mórfica que ya comentamos; a la exposición, estimulación y provocación temprana que la educación y sobre todo los docentes, puedan facilitarles a los aprehendientes. • La imaginación por tanto es un vehículo poderoso para crear identidades, un camino hermoso para ir consolidando la búsqueda de sentido en la vida; no es solo una “actividad humana” en un horario y/o pénsum establecido, sino es un modo de vivir lo humano, que hace resurgir preguntas existenciales de gran valor y que puede y debe estar al servicio de los valores de la justicia, la fraternidad, sororidad, la compasión y la dignidad humana.

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9.9.

Educar desde experiencias significativas

¿Qué es una experiencia significativa? Desde la perspectiva de desarrollo hacia la significación, es una práctica concreta (programa, proyecto, actividad) que nace en un ámbito educativo para desarrollar un aprendizaje significativo a través del fomento del análisis crítico y el valorar la experiencia como tal. Atiende una necesidad del contexto identificada previamente; genera un impacto en la calidad de vida de la comunidad, posibilitando la mejora continua del establecimiento educativo en uno o en varios de sus componentes. Pensemos en una experiencia significativa de vida: (no necesariamente escolar) ¿Cómo me hace sentir el recordarla? ¿Me permite valorar el momento vivido? ¿Esa sensación se ha repetido? Maturana (2017) dice a los educadores: Cuando decimos que amar educa, lo que decimos es que el amar como espacio que acogemos al otro, que lo dejamos aparecer, en el que escuchamos lo que dice sin negarlo desde un prejuicio, supuesto, o teoría, se va a transformar en la educación que nosotros queremos. Como una persona que reflexiona, pregunta, que es autónoma, que decide por sí misma. Amar educa. Si creamos un espacio que acoge, que escucha, en el cual decimos la verdad y contestamos las preguntas y nos damos tiempo para estar allí con el niño o niña, ese niño se transformará en una persona reflexiva, seria, responsable que va a escoger desde sí. El poder escoger lo que se hace, el poder escoger si uno quiere lo que escogió o no, ¿quiero hacer lo que digo que quiero hacer?, ¿me gusta estar donde estoy?”, son algunas de las preguntas que aparecen. Para que el amar eduque hay que amar y tener ternura. El amar es dejar aparecer. Darle espacio al otro para que tengan presencia nuestros niños, amigos y nuestros mayores.

Una experiencia significativa viene a ser parte de una vivencia con sentido y con opinión, es un espacio de interacción con nuestro pensamiento y las emociones que conlleva ese pensar y saber que estoy sintiendo. Pensar consiste en imaginar, eso es, crear imágenes y jugar con ellas; variarlas, intercambiarlas, transformarlas (Maldonado, 2017). Una experiencia significativa es la que nos hace pensar y volver a vivir el momento en nuestra mente. Es resolver un problema, aunque la prueba ya ha pasado, es imaginar lo que

continuará en un libro que nos ha interesado, es buscar soluciones a los problemas que se tienen en una u otra comunidad, tanto de forma realista o bien, utópicamente. Qué pasaría si llevamos a los aprendientes al mercado y les pedimos que vivan la experiencia de ir al mercado. Al regreso, organizamos un núcleo generador de aprendizaje a partir de los puntos de vista e intereses en el grupo. Pensemos en la experiencia que a nosotros nos genera ir al mercado y plantear dicho núcleo generador de aprendizaje.

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9.10. Educar para la incertidumbre Vivimos en una sociedad del riesgo, esta característica diferencia nuestras sociedades actuales y las sociedades industriales, (Beck, 2012). Quisiéramos profundizar en la experiencia de la incertidumbre y sus posibles consecuencias y modalidades que, pretendemos llevar a la matriz educativa. La idea fundamental es la siguiente: la incertidumbre no es una anomalía, una excepción que haya que erradicar; al contrario, es una constante clave que debería introducirse en todos los elementos de una educación del Siglo XXI. Desde esa afirmación nos gustaría que piensen en la educación de hoy en día, tanto la que reciben como la que facilitan: ¿Cómo pueden dar certezas del futuro? ¿El futuro es efímero o es algo tangiblemente visible? Si tiene sentido verdaderamente aprender a aprender, es porque sabemos de antemano que el presente no tiene asegurada una linealidad y secuencialidad en el futuro, en una sociedad industrial sí la tenía. No hay certeza en qué elementos serán los principales en nuestro itinerario biográfico y profesional; no hay certeza en la dinámica de los procesos económicos, sociales o políticos donde vivimos y estamos; no hay certeza en las estructuras que, por inercia, nos rodean y protegen actualmente: qué tipo de Estado o qué tipo de mercado, qué tipo de sistema educativo o sistema sanitario, son estructuras que acelerarán su dinámica, hasta convertirse en rostros irreconocibles para las personas en la actualidad (Coronado, 2018). Una educación para la incertidumbre debería interiorizar estas características, significando su inevitabilidad y estrategias. Una educación para la incertidumbre, es una educación para la fl exibilidad del tiempo y el espacio. Castells (2005) nos describió cómo las nuevas tecnologías estaban transformando estas nuevas relaciones temporales y espaciales. No se trata de elegir entre lo lineal o lo fragmentario, deberíamos construir la capacidad del aprendiente para contextualizar esas dos dimensiones. ¿Qué significa educar para la incertidumbre en una sociedad actual? Educar para interrogar en forma permanente a la realidad de cada día y, por lo tanto, no enseñar ni inculcar respuestas. Como nos indica Gutiérrez (1999): “No se trata de una pedagogía de la respuesta sino una pedagogía de la pregunta, como dice Freire. La incertidumbre actual es de tales dimensiones que nadie –y menos aún un educador- tiene las respuestas. Éstas son siempre respuestas del pasado, tal como lo muestran hasta el cansancio los libros de texto y buena parte del discurso escolar. Si eso es válido en el plano de los conocimientos sistematizados, mucho más lo es en el acontecer cotidiano”. Analicemos nuestra práctica docente a nivel de escuela y profundicemos si somos de los profesores que normalmente dan respuestas o invita a sus aprendientes a buscar respuestas. Si somos de los que están acostumbrados a dar recetas, verdades y trasladar información; o bien a presentar una gama de posibilidades y caminos posibles a seguir, sin infl uir en las decisiones de quienes quieren aventurarse cada día hacia lo desconocido e incierto. 7 255

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9.11. Educar en el holismo y la complejidad Alguna vez se han quedado a contemplar como las nubes pasan, el aleteo de una mariposa, el brillo de las estrellas, la luna llena y esplendorosa, las olas del mar, un niño jugar o llorar, a sentir el viento y el aroma de una flor. Incluso a contemplar las relaciones, reacciones, encuentros y juegos de los niños durante un recreo en la escuela. ¡Creemos que sí! Lo han hecho más alguna vez.

Juntos leamos el presente texto de Humberto Ak’ab’al: Así me fui alimentando de las narraciones de mis mayores y de sus conocimientos. Me fui nutriendo de la cosmogonía de mi pueblo. Aprendí con él a leer los relámpagos, las tempestades. A calibrar el viento, a comprender el lenguaje de los pájaros. El comportamiento de los animales. El rumor de los ríos.

¿Qué les provocan estas ideas? Queremos ilustrarles que la dinámica de la vida está interconectada con todo y en todo. Nuestros aprendizajes no se reducen a lo que hacemos en la escuela, sino que trascienden porque somos y vivimos en el presente. Porque estamos hechos de sueños, de narraciones, de imaginaciones, de incertidumbres y de los saberes comunitarios; de las energías de las estrellas, de la luna y del sol; estamos hechos de plantas, de la brisa matutina y somos Tierra porque habitamos en ella. Comprender el lenguaje de los pájaros, el comportamiento de los animales, la alegría y la creatividad de un niño, eso es holismo.

sus expresiones?, ¿Cómo se resuelven los conflictos, basados en la disciplina y sanciones o en la gestión de la convivencia?, ¿Cómo se promueve el respeto y el goce de la interrelación con personas, pueblos y culturas distintas a la propia? y ¿Qué cambios estamos generando desde nuestra práctica docente?

El holismo entendido como la integralidad, la totalidad y la complementariedad de la vida. Todo está interconectado, amor y opción por todo tipo la vida, aprender a relacionarnos con todo y entre todos, respeto y vivencia de la diversidad, el cambio como valor que marque nuevas posibilidades en la educación (Aldana, 2012, pp. 70-74).

Somos sistemas abiertos, caóticos, aleatorios. Nos desarrollados y fluctuamos en redes y colectividades. Nos autoorganizamos y co-organizamos. Nada de lo que vemos, sentimos, pensamos, hacemos y somos, está fijo, dado, predertminado, mecanizado, controlado, ordenado, equilibrado, estandarizado. Simplemente somos nosotros mismos en un Universo caótico pero creativo a la vez. Estas ideas son aportes para la interpretación y resignificación de la vida desde una perspectiva complejizada.

¿Cómo están pensados los proyectos en la escuela, integrales o reduccionistas?, ¿Cómo se promueve la dignidad y la vida en todas

Si interconectamos todo en la escuela y en el aula, los aprendizajes tienen alto significado y sentido. Si optamos por el holismo como cambio de posición paradigmática en este siglo estamos sumergiéndonos y dando paso a la complejidad de la educación.

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El aula es un sistema abierto, y complejo a la vez. Educar en la complejidad significa que las puertas del aula deben estar abiertas, de par en par, para lo desconocido, lo inacabado, lo imprevisto, el error, la duda, la pregunta, la imaginación, los sueños, los descubrimientos, las hazañas, las aventuras, las equivocaciones y las libertades. “Se trata de posibilidades de y para la vida, antes que de destrezas, habilidades, competencias, técnicas, contenidos cognitivos o comportamientos (Maldonado, 2017)”. La educación en este siglo se complejiza aún más cuando todo se mueve de prisa y la velocidad de los avances tecnológicos y científicos nos han acostumbrado a la inestabilidad y a la exigencia de adaptación permanente. ¿Cómo responde la escuela ante estas inestabilidades y adaptaciones? Si para vivir tenemos que romper el equilibrio y no pensar en automático, entonces el

aprendizaje por naturaleza es un proceso dado en libertad y plenitud. ¿Qué aspectos de la escuela hay que romper y desequilibrar? Es necesario romper los horarios que nos atan, la rutina cotidiana, las recetas, las taxonomías, los reglamentos rigurosos, las sanciones tanto en la vida cotidiana como en la escuela y las áreas curriculares impuestas por el sistema educativo. Las competencias u objetivos, la planificación, las técnicas, los recursos, la evaluación… son importantes más no indispensables en un proceso formativo basado en el holismo y la complejidad. Un aula holista y compleja rompe el equilibrio y las estructuras que normalizan y controlan. “Imagínate el lugar que habría si sacáramos todas las pendejadas que nos han enseñado, por lo menos seríamos Octavio Paz”. – Facundo Cabral

9.12. Educar para la felicidad

Un antiguo cuento de la India dice que un día el Divino se sentía solo y quería sentirse acompañado. Entonces creo a unos seres para que le hicieran compañía. Pero un día, estos encontraron la llave de la felicidad y entonces siguieron el camino hacia el Divino y se fundieron en él. El Divino volvió a quedar solo. Entonces pensó, reflexionó y decidió: “¡Crearé al ser humano!”. Sin embargo, le preocupaba una cosa: “¿Dónde oculto la llave de la felicidad para que el ser humano no la encuentre?” Vio como posibilidad el fondo del mar, una caverna en los Himalayas, en el confín del espacio sideral. Pero no sentía seguridad de que no fuese encontrada la llave. Algún día el ser humano estaría en cada uno de esos lugares. Pasó toda la noche en vela, ya amanecía. De pronto, con la luz del sol, al amanecer, se le ocurrió una idea. El único lugar donde el ser humano no buscaría la llave de la felicidad: dentro del ser humano mismo. Por eso el maestro dice: “Busca dentro de ti mismo. Desafía a Dios y róbale la suprema felicidad”.

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Pues, creemos que cuentos de este tipo son muy buenos en cuanto a reflexión, pero cuando reflexionamos profundamente notamos algunas cosas que pueden ser discutibles. Desde nuestro punto de vista, la felicidad es una tensión entre el yo-y lo otro fuera de mí. Es decir, si bien nosotros mismos como personas decidimos con nuestra actitud y sabiduría buscar la felicidad, es igual de importante e influyente todo lo que nos condiciona desde el exterior: la violencia o la paz, el buen salario o la falta de empleo, una vivienda digna o al borde de un barranco. De esta manera, creemos que el cuento debe ser criticado. La felicidad no depende solo de mí. Se construye en relación con lo otro: personas, sistemas económicos o políticos, la naturaleza, la escuela. A partir de esto, en la dinámica de la vida, irrumpe también la educación. Ésta, como elemento en la realización de la vida humana, debe servir también para eso mismo: promover la vida, ayudar a sentirse a gusto en ella, disfrutarla, pensarla, servirla, encauzarla, vivir con sentido … Y esto es lo que entendemos por felicidad: la constante y perenne certeza de vivir con sentido, o al menos buscarlo, descifrarlo, ser jaloneado por él. Todo lo que el humano hace o piensa debe orientarse al bien de su propia persona. Ya sabemos que la educación se da de varias maneras, puede ser de manera cotidianainformal o puede ser de manera sistemática-

formal a través de las escuelas. Por lo tanto, todo debe apoyar a la consecución de la felicidad, del sentido de vida: las relaciones, la naturaleza, el trabajo, el amor, el deporte, la lectura, etc. Y por ende también la educación. Frente a un mundo globalizado actual, con desafíos causados por un sistema neoliberalcapitalista que somete las personas a través de la economía y la alienación cultural mediante los medios de comunicación y la tecnología, hay que recurrir a una educación específica para nuestros tiempos. Eso obliga a cambiar urgentemente de paradigmas. En cuanto a la educación sistemática, de la educación bancaria descrita por Paulo Freire, hay que redirigirse a experiencias liberadoras, a aprendizajes significativos. Para Aldana, la educación ocurre por infl uencias que surgen en las interrelaciones entre seres humanos, en un proceso que dura la vida misma de la persona. Por ello debe provocar desarrollo a todos los niveles, y transformar a los seres humanos y a su mundo. Educar para la felicidad significa conducirnos hacia momentos cotidianos que nos hagan sentir el deseo de vivir y el cuido propio de la vida. Si la educación no sirve para la felicidad, entonces es un daño irreversible que nos somete a una dinámica donde vamos perdiendo paulatinamente la propia vida.

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9.13. Educar para la transformación social

Por favor, observemos con detenimiento la siguiente imagen.

Figura 13 Pobreza y extrema pobreza

Nota: Fuente: tomada de la web

Podríamos reflexionar muchas cosas, Assmann (2002, p. 2) desde las biociencias expresa que la vida es, “esencialmente, aprender”, por reciprocidad, aprender debe ser para la vida. Para que la vida se realice y se realice bien. Por ello hay que aprender a aprender otra manera de hacer, pensar y vivir la vida. Informal y formalmente, la educación. Ante ello, Gadotti (2003, pp. 14-18) propone que “los nuevos paradigmas procuran centrarse en la totalidad. Una educación orientada hacia el futuro será siempre (…) una educación mucho más orientada hacia la transformación social que a la transmisión cultural”. Centrarse en la totalidad se refiere a todos los elementos objetivos y subjetivos de la vida; y

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que un aprendizaje de este tipo redunda en cambios personales y sociales. No es solo un ejercicio de cognitividad sino un cambio de sociedad. No hay que olvidar que el contexto del origen de la frase “aprender a aprender” es un ambiente escolar e individual desde la Comisión para la Educación de la Unión Europea, quien la define como “capacidad para proseguir y persistir y organizar el propio aprendizaje”. A eso no nos referimos. Es necesario superar ese enfoque de corte economicista-productivista en competencias de la Unión Europea. Hay que ir más allá: se trata no sólo de que el aprendiente obtenga resultados, sino que conciencie a qué sistema sirve, y si ese sistema promueve la vida. Sí hay más que productividad para una sociedad: una mayor humanización del ser humano.


Y mayor humanización significa muchos frentes para el desarrollo del ser humano; pero no un desarrollo referido sólo a lo científico y económico sino también vivir más feliz, con más justicia social, con más eticidad, con más bondad, con más solidaridad, más ecológica. Los ejercicios de solidaridad en el pueblo, los proyectos comunitarios ayudan a transformar la sociedad. Eso es una educación comunitaria, una sabiduría que no se vive en las aulas.

Aclaramos… No pretendemos en 13 características, definir todo el abanico de posibilidades, retos y virtualidades que la educación del siglo XXI debería tener, para estar a la altura de los tiempos. Pero sí definir, desde nuestra comunidad de aprendizaje, algunas claves que nosotros consideramos importantes y vitales, máxime si nos formamos o ejercemos la docencia, principalmente si nuestro ejercicio es desde el sector público. Sabemos que es paradójico, utópico y contracultural, hablar de una educación para la transformación social, para la felicidad, la incertidumbre, el caos y otros retos más, cuando la existencia humana, la de ustedes y la nuestra pasa necesariamente por el tema económico, cuando hay profesores que ni siquiera llegan al salario mínimo, en una sociedad que padece los lastres de la corrupción, la impunidad, desigualdad social, el hambre y la pobreza. Pero aún, dentro de los sistemas tanto nacional como educativo, se puede pensar y vivir la educación de forma alternativa, creando y aprovechando esos espacios de libertad. Les recordamos que todo está relacionado, desde las sinapsis que ocurren en nuestro cerebro, con la realidad social, política y económica. Como lo ha dicho el historiador Yuval Harari, que “lo personal, siempre es político”. Estas trece características son una invitación a vivir-aprender de una forma insospechada, digamos “fuera de la caja”; para que despertemos la imaginación y creatividad, la capacidad de hacer preguntas, nuestras raíces más profundas. Es decir, para que rescatemos la identidad personal y comunitaria. Solo así podremos encontrar el sentido de la vida, la capacidad de resistencia en una globalización capitalista que daña nuestra casa común y la esperanza de que otra sociedad es posible.

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Rulaj ija’tz Semilla 10

Educar en y para la vida en plenitud

Las trece realidades contextuales que hemos revisado, son base para presentar el camino holístico-complejo a la plenitud, que puede ser llamada felicidad como ideal y tarea. Hay 4 elementos que nos permiten percibir a profundidad el entramado de lo que deseamos proponer como felicidad: • • • •

Felicidad en un mundo interior Felicidad desde la incertidumbre Felicidad para la convivencia Vivir en el gozo y la felicidad

La felicidad es una estación en el caminoentre lo demasiado y lo muy poco. Jackson Pollock

A menudo, la vida del ser humano se posiciona frente a preguntas muy profundas. La felicidad es una de ellas. Estos 4 elementos son semillas, es decir, insumos para reflexionar sobre la felicidad. La tierra donde se desean depositar es la propia experiencia de vida.

10.1. Felicidad como expresión

Imaginemos a un niño que viene de la escuela, triste y apesadumbrado porque se ha peleado con su mejor amigo. Seguramente recordarán una situación similar en su infancia y, creyendo actuar con empatía le expresarían algo como: No te preocupes, ya verás que mañana se le ha olvidado y volverán a ser amigos. Sin embargo, el niño no sentirá que nos hemos puesto en su lugar, sino que le estamos quitando importancia a algo que en ese momento resulta fundamental y vital para su forma de ver el mundo.

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Es común caer en el error de considerar que los demás ven la vida desde nuestro propio punto de vista. Ya nada se encuentra más lejos de la realidad. En cada situación hay tantos puntos de vista como personas que se ven involucradas en la misma. Por eso, una buena comunicación siempre parte de una buena escucha. Una escucha limpia de juicios, interpretaciones y estereotipos, una escucha que tiene como ingrediente fundamental la empatía. Ser empáticos con alguien supone no sólo ponerse en su lugar sino, además, hacer que la otra persona sienta y perciba que es así.

Veamos y reflexionemos una frase de Nelson Mandela. ¿Qué nos genera? ¿Cómo nos hace sentir?

“Nadie nace odiando a otra persona por su color de piel, o su origen, o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario”. Nelson Mandela (1918-2013)

Un bebé no habla, pero aprende a comunicarse, aprende a solicitarle a su mundo exterior cada una de las necesidades que tiene; higiene, alimento, atención, cariño. Así como nos sitúa la frase anterior, todos podemos aprender a ser felices y a expresarnos.

profundo y ver lo maravilloso en este momento. Amar que estamos vivos, darnos permiso para querernos. Vámonos, mirémonos al espejo y digamos cuánto nos amamos. La felicidad nos ayudará a tener fuerzas para darle sentido a la vida y estar más en paz.

Wilber (1987, p. 22) expone: Así como el rayo de luz solar se dispersa en los siete colores del arco iris, así surge la intuición de que la personalidad humana es una manifestación o expresión en múltiples niveles de una sola conciencia (forma de pensar y sentir).

Entonces, ¿qué podemos decir acerca de la felicidad? La felicidad no es una emoción pasajera. Ser feliz no es una meta que hay que alcanzar; ser feliz es una decisión que debemos tomar día a día, y desde esa decisión podremos encontrar el propósito de nuestra vida y darle sentido a todo lo que hacemos. Ser feliz no es quedarnos solo en las emociones positivas, sino aprender a vivir con las emociones que tenemos (buenas o malas), aceptarlas e integrarlas. La felicidad es una expresión.

Ser feliz es una herramienta que podemos usar para vivir la vida con sentido. Para poder expresar lo que sentimos, pensamos y queremos. Para conectarnos con la felicidad solo tenemos que respirar

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10.2. Felicidad e incertidumbre

¿Cómo estamos hoy? ¿Qué hemos hecho? ¡Lo más importante por supuesto! Si pensamos en tan solo tres cosas, éstas deberían tener algún grado de importancia y prioridad. Pero ayer ni siquiera sabíamos que eso iba a pasar. Ese no saber, incluso las inseguridades, son características de la incertidumbre. La Real Academia Española define la felicidad de la siguiente manera: “estado de grata satisfacción espiritual y física”. Y el genetista celular francés Mattieu Ricard, asesor personal del Dalai Lama dice que la felicidad es “un tesoro escondido en lo más profundo de una persona. Atraparlo es cuestión de práctica y fuerza de voluntad, no de bienes materiales, poder o belleza. Los que llegan al final del viaje y logran la serenidad que lleva a la dicha, sienten lo mismo que un pájaro cuando es liberado de su jaula” (Segura y Ramos, 2009, p. 11). En la primera definición se pide llegar a ese estado, si no, no hay felicidad, pero ¿el ser humano es capaz de mantener siempre un estado así? La segunda definición de Mattieu, se presenta la felicidad como una dicha que se logra, y al ser lograda no hay que hacer nada más, sino solo mantenerla.

a)

La felicidad como incertidumbre La felicidad, por lo tanto, es algo complejo. Maldonado (2017), complejólogo por vocación, expresó la idea de que todo lo que es complejo es no previsto ni controlado, irreversible, sucede de súbito, impredecible: es incertidumbre. La felicidad también es incertidumbre. Los seres humanos hemos evolucionado hasta hoy, usando muchas maneras de creer, comprender, responder. La ciencia es una de esas maneras de evolución. Pero la ciencia como la conocemos hoy adquirió el hábito de querer responderlo todo, medirlo todo, encasillarlo todo, tener certezas. Pero la vida es todo, menos certeza. No sabemos qué va a pasar mañana, a pesar de que tengamos deseos de cómo lo será. La vida es movimiento y constante cambio, y la vida es para algo, llega a algo. Pero no sabemos cuál es exactamente el punto; pueden ser muchos lugares. Y una vez llegados a un punto, hay que volver a comenzar, porque la vida siempre es movimiento. La vida, nuestro cerebro y la felicidad en sí mismas son complejas de abordar. La felicidad tiene que ver con la vida, y por eso también es cambiante en su expresión, su sentir, su consecución, su percepción: se vuelve una realidad buscada, hallada, vivida, pero siempre renovándose y siempre impredecible como la vida misma. La que hoy se llama ciencia del caos dice que lo impredecible conduce a lo nuevo (Briggs y Peat, 1999). La felicidad alude a una constante renovación.

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La felicidad se manifiesta de diferentes formas: un encuentro emotivo, un logro académico, el primer beso de adolescente, un libro que fascina, un nuevo y mejor trabajo o no tenerlo y buscar otras alternativas, una refl exión que termina en sentirse agradecido, fuerzas para nuevas metas, un helado deseado. ¡Todo lo que nos hace sentirnos bien es ya felicidad! Pero no lo es todo, porque la felicidad siempre se renueva. No es solo la emoción sino el valor que le damos a lo vivido. Nosotros creemos que la felicidad podría empezarse a sentir y comprender como la búsqueda y como el sentir, el sentido de vida. Tener en el horizonte la seguridad y el sentimiento de que la vida vale la pena, es un tesoro que se debe mantener y poseer. Es una tarea, un desafío; y por eso, algo que no se puede medir, encerrar, encuadrar, en definitiva, otra vez, algo impredecible pero que se mueve. Briggs y Peat (1999, p. 53) expresan que en términos de caos “los sistemas que operan mediante la connivencia y el automatismo no son sistemas creativos ni abiertos”. La felicidad no es un automatismo, no es la suma de dos más dos, no es una fórmula, sino que es una búsqueda, un logro perenne, un vacío-lleno constante, renovada cada día. No sabemos qué ocurrirá mañana o en 60 segundos. Pero sí sabemos que deseamos estar vivos para ese momento. Esto incluye la presencia de una incertidumbre natural en el desarrollo de la vida. La incertidumbre es parte connatural de la existencia humana. Esta existencia se define en la intervención de tres realidades: la naturaleza, la decisión de los otros y las propias decisiones. Todo influye directa y sutilmente en cada ser existente. El aprendizaje a estar a gusto en la existencia, o la esperanza de seguir buscando le llamamos felicidad. Como nos damos cuenta no es algo

concreto sino algo abierto. ¿Qué nos da gusto, valor, alegría, esperanza, fuerza, gozo, placer o desafíos y sorpresa? ¿Qué nos hace estar vivos y querer estar vivos? La felicidad: el motorcito, el viento, la brisa que nos mueve a existir, a darle valor a la vida. Esto es realidad y búsqueda. Logro y tarea. Es un logro, que una vez alcanzado, desencadena un nuevo desafío o nuevos horizontes a alcanzar o una nueva insatisfacción que lleva a volver a buscar o readecuar caminos para siempre estar mejor. Esa búsqueda, como ya se dijo, no se da aisladamente, se da en el contexto de la existencia, es decir, bajo los influjos de la naturaleza o de los otros (el mar, la familia, el estado, la iglesia, el deporte, libros, poesía…). Esa capacidad humana para la búsqueda de la felicidad está determinada por aceptar un deseo de sentirse bien con el acompañamiento de la brújula ética; por el aceptar y descubrir que los otros influyen en mí; por abrazar la infl uencia del cosmos natural; y por concienciar que también yo soy artífice en gran medida de mi propia realización como persona. La realización entendida como la autopoiesis, la característica de regenerarme a mí mismo biológicamente y desde el sentido o lectura de la vida. Por eso, qué pasará mañana, es una apertura que está inscrita en nosotros como un jaloneo motivante. Esa incertidumbre me mueve porque mañana tengo algo qué hacer, tengo una cita con mi propio destino, donde yo tengo como responsabilidad seguir estando bien o buscar soluciones a lo que me molesta o me insatisface. La incertidumbre es parte de la vida, y por tanto de la felicidad. Esta es una pregunta que nos mueve siempre para sorprendernos y movilizar nuestros sistemas de respuesta para continuar.

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b)

Educar para la felicidad desde la incertidumbre Gutiérrez y Prieto (1999) nos dice que la vida desde las organizaciones, los métodos y las ideologías, está organizada para crear seguridades. Pero la realidad tiene otra cara: ¿hay seguridad en un mundo de violencia? A diario escuchamos noticias sobre las maras, el narcotráfico, desastres naturales. Es decir, nuestro mundo es un mundo de riesgos. Y tal vez eso es lo que nos hace buscar la seguridad. Sin embargo, en la felicidad lo importante es el sentido, el dejarse llenar de la perenne ilusión de vivir. Lo importante no son las respuestas sino las preguntas. Hay que educar para interrogar. ¿Preguntémonos, estamos a gusto hoy en nuestra vida? Allí empezamos a sentir el movimiento de la felicidad. Ambos autores citados nos dicen que hay que educar para procesar la experiencia, para resolver problemas, porque son parte connatural de la existencia. Esto tiene que ver con el futuro, porque la vida jalonea hacia adelante. Para procesar la experiencia hay que expresarse: “sin expresión no hay educación” nos dicen Prado y Gutiérrez. Se invita a desenmascarar falsas seguridades, certezas. En cierta forma, ya es tiempo de ser seducidos por la incertidumbre, por el caos, por el desafío a partir de la fuerza de la vida, porque ella tiene sentido. Lograr este cometido es estar ya en camino a la felicidad. Y es verdad que tendremos momentos, épocas donde diremos ser felices; pero algo concreto es que no siempre y perennemente se es feliz. Insistimos que es un desafío. Es un irse haciendo. Y está trenzada con la realidad del ser humano como pregunta que no cesa. Llegamos a una respuesta y tenemos 100 preguntas más. La felicidad no es una emoción, aunque conlleva la experiencia de la emocionalidad. La emoción es pasajera. La felicidad es una paradoja, y por ello otra vez, incertidumbre. ¿Por qué? Porque a pesar de que puede manifestarse en lo emocional, es más una actitud que dura, o que se intenta mantener. Fordyce (1983) citado por Segura y Ramos (2009, p. 18) sintetiza unos principios que según él ayudan a educar para la felicidad:

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Tabla 8

Reglas fundamentales de mejora de la felicidad

1.

Ser más activo y permanecer ocupado en: • Actividades placenteras • Actividades de alta demanda física • Actividades novedosas • Actividades en compañía • Actividades no triviales

2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14.

¡Bueno! Son consejos. ¡Solo eso! No son fórmulas, ni son todos los posibles existentes ni la felicidad depende exclusivamente de una tabla así. ¡Recuerda! La felicidad también está inmersa en la incertidumbre. 163

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10.3. Felicidad para la convivencia Alguna vez en nuestra infancia tuvimos el agrado de jugar y hacer mover la perinola que nos lanzaba las siguientes frases: “pon uno”, “pon dos”, “todos ponen”, y la que todos esperábamos que nos saliera: “toma todo”. En muchas áreas de la vida del ser humano, especialmente en el modelo económico capitalista actual, el modelo educativo que lo reproduce y hasta en la concepción personal y comunitaria de la felicidad, la lógica del “toma todo”, del todos pierden y uno gana, es la filosofía de vida que se impone y se debe introyectar para que seamos felices. Desde la música latinoamericana hay claros ejemplos de que esta lógica hace que se muevan las personas, pero debe ser cuestionada y cambiada, como por ejemplo la Fábula de los tres hermanos del trovador cubano Silvio Rodríguez: De tres hermanos el más grande se fue, por la vereda a descubrir y a fundar. Y para nunca equivocarse o errar/ iba despierto y bien atento a cuanto iba a pisar. De tanto en esta posición caminar/ Ya nunca el cuello se le enderezó/ Y anduvo esclavo ya de la precaución/ Y se hizo viejo, queriendo ir lejos, con su corta visión Ojo que no mira más allá no ayuda el pie/ Óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú.

a)

De tres hermanos el de en medio se fue/ Por la vereda a descubrir y a fundar/ Y para nunca equivocarse o errar iba despierto y bien atento al horizonte igual/ Pero este chico listo no podía ver/ La piedra, el hoyo que vencía a su pie. Y revolcado siempre se la pasó. Y se hizo viejo, queriendo ir lejos, a donde no llegó. Ojo que no mira más acá tampoco fue/ Óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú.

De tres hermanos el pequeño partió/ Por la vereda a descubrir y a fundar/ Y para nunca equivocarse o errar/ Una pupila llevaba arriba y la otra en el andar/ Y caminó, vereda adentro, el que más/ Ojo en camino y ojo en lo por venir. Y cuando vino el tiempo de resumir/ Ya su mirada estaba extraviada entre el estar y el ir. Ojo puesto en todo ya ni sabe lo que ve/ Óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú.

Tres modos de vivir De lo visto y escuchado con anterioridad podríamos descubrir algunas interpretaciones de la canción: Primer hermano “Mirar solo los pies”. Caminar en la vida preocupado solo por las opciones, solo lo que nos toca vivir, desde el individualismo y pragmatismo.

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Segundo hermano “Mirar solo el horizonte”. Caminar en la vida preocupado solo por el ideal, “lo que debe ser... “Teniendo sueños y proyectos pero “sin los pies en la tierra”, “utopías y sueños que no se enlodan o encarnan” en acciones concretas de todos los días.

Tercer hermano Mirar el horizonte y mirar los pies, para terminar con una visión cruzada, o como popularmente se dice terminar bizco. Es tan grande la tensión entre el ser y el deber ser, que la persona termina atrapada en todo, “ojo puesto en todo, ya no sabe ni lo que ve”. • ¿Cuál sería la mejor forma de caminar y hacer historia, según esta canción? • ¿Qué nos querrá comunicar el autor con estos tres símbolos o maneras de vivir?

Los tres caminos presentados son válidos, importantes y hasta necesarios para emprender un proyecto. Pero lo mejor sería hacer lo que los tres hermanos no hicieron: caminar juntos, ponerse de acuerdo y comunicarse entre ellos, enriqueciéndose y retroalimentándose mutuamente, cada uno desde su particular punto de vista de estar y vivir el mundo. Lo más terrible de la situación de los

b)

tres hermanos, es que precisamente los unía un lazo de consanguineidad, pero no fueron capaces de construir entre todos, una felicidad y bienestar comunitario, sino cada uno buscaba la suya, sin importarle el desenlace del otro. Es decir, algo se hizo mal, algo rompió el lazo consanguíneo y el lazo más primigenio y primitivo del ser humano que es el de la comunitariedad, la convivencia, la fraternidad.

Autopoiésis: principio socialista de la vida Los biólogos Carlos Maturana y Francisco Varela, acuñaron el término Autopoiésis: la organización de lo vivo, para tratar de caracterizar la vida y superar idea de la “generación espontánea” y la visión creacionista del mundo, que se basa en una incorrecta interpretación de los primeros capítulos del libro del Génesis. Según estos biólogos la vida no hubiera sido posible sin las condiciones necesarias, tanto físicas y químicas, que dieron origen a los organismos unicelulares y que gracias a sus metabolismos fueron capaces de autoproducirse, autogenerarse, pero nunca de forma aislada sino siempre en continua relación e interacción del centro de su núcleo interno, con lo que estaba más allá de su membrana circular: lo externo, que además era su nicho o medio ambiente. Es decir, cada organismo vivo trae en su ADN una especie de dinamismo de compartir, convivir, confraternizar, intercambiar, interconectar, e interpenetrar. Sin este intercambio básico, primitivo y primigenio no hubiera vida. Esto no quiere decir que los seres humanos por naturaleza o de forma automática somos seres abiertos al compartir y confraternizar, si no se ha tenido antes una experiencia humana de aprendizaje y un ambiente o nicho, que nos haya dado tal significación. Pero sí queremos enfatizar que la misma producción de la vida, en todas sus formas básicas, tiene un dinamismo que supera la visión individualista y que si bien es cierto cada organismo vivo es capaz de autoproducirse, eso no fuera posible sin el intercambio con su ambiente. 165

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Por eso decimos que la autopoiésis, es el principio socialista de la vida, pues hace poner en juego lo particular de cada individuo con ese compartir e intercambiar los recursos, como lo expresa Frei Betto: “No hay futuro para la humanidad, fuera del socialismo”. Al relacionar la autopoiesis como principio socialista de la vida, queremos indicar:

De lo anterior podemos afirmar lo que han expuesto muchas autoras ecofeministas, como Shiva (2006) y autores como Boff (2014), e incluso el papa actual Francisco I, en la encíclica Laudato Si: el origen de la crisis mundial es un antropocentrismo exacerbado que hace romper las relaciones de armonía y equilibrio del ser humano con todos y sobre todo con la naturaleza, a través de sistema y modelos económicos como el capitalismo y el socialismo. Sin embargo, en esta gran transformación existen también signos de esperanza como la creciente conciencia ecológica y el rescate y vivencia de valores ancestrales de los pueblos originarios mayas que nos recuerdan que desde el cuido, el compartir, la cooperación, el respeto y la veneración a la madre tierra, se puede combatir esta crisis.

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c)

La compulsión del éxito: atrofia familiar y educativa La vida misma ha surgido y pervivido nos solo por la ley de la selección natural y por ende la competencia, sino de la convivencia, la cooperación, de la supervivencia primaria del clan, el grupo más que la del individuo, varón, jefe o propietario de grandes extensiones. El rompimiento de la cooperación no es algo natural, sino aprendido culturalmente. Esta lógica que ha devenido en una verdadera compulsión se puede manifestar en muchos escenarios.

• Área familiar Según Cabarrús (2009), la compulsión de buscar el éxito por encima de los demás es el mecanismo de defensa que bloquea el sufrimiento causado por las voces internas y externas que dicen a través de agentes intermediarios, generalmente las personas que nos rodean cuidan y están o deberían estar para cuidarnos. Las voces internas: “Tú no eres bueno para esto, tu hermano sí…”, son los detonantes de estos mecanismos de defensa, que son tan fuertes que hasta configuran nuestra postura corporal y crean falsas ideas o fetiches de “dios” (con minúscula porque ese dios no es el Dios cristiano, en este caso un dios negociante, que pide cultivar la imagen). Solo alguien que sea capaz de descubrir y hacer un camino de sanación puede desactivar los mecanismos de defensa, superar el peso de la herida y vivir en plenitud que no es más que redescubrir sus propias cualidades, o lo que es igual el pozo y manantial personal.

• En el ámbito educativo Cada vez son más las voces autorizadas para afirmar que el aprendizaje, como proceso cognitivo y neuronal, siempre está interconectado con los otros y el entorno. Es decir, no se aprende solo. Pero volviendo la mirada a nuestro sistema educativo, nos damos cuenta de que: se promueve y premia la competencia de los alumnos más que la cooperación y el compartir aprendizajes; es un sistema antidemocrático, antinatural; y es el principal tropiezo para el desarrollo emocional y cognitivo de los estudiantes. Hay esfuerzos, todavía tímidos, para hacer que la escuela se convierta en un centro donde se promueva el disfrute y goce de los estudiantes, a través del juego, del arte, y se promueva un pensamiento alternativo, no lineal, que supere la visión colonizadora de la educación capitalista actual y se transforme en una verdadera comunidad de aprendizaje. Todavía no se ha dado el paso de dejar la evaluación sumativa como la última expresión y casi garantía, de que se han alcanzado los objetivos. Se evalúa y se obtiene un número, pero éste no dice las dificultades y formas creativas que los estudiantes tuvieron que emprender para aprender, que es ante todo producir su propio conocimiento a partir de la cooperación con los otros. De tal forma los rankings son expresión de que el sistema educativo esta cooptado por la dinámica de la competencia y no por el espíritu de la cooperación.

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d)

Vivir es aprender, y aprender es convivir, defender y resistir Vivimos un tiempo entre la esperanza y la locura. Por ejemplo, mientras el Estado de Guatemala está a merced de una clase política que es incapaz de escuchar los clamores populares, legislando desde sus intereses y protegiéndose con toda impunidad, otros prefieren ver un partido de fútbol, distraerse en un centro comercial, o simplemente ignorar lo que está pasando y esperar que venga la rutina del lunes. Pero mientras eso pasa, algunas y algunos, como la comunidad en resistencia, La Puya, decide montar vigilancia las 24 horas del día, entre el límite de los municipios de San Pedro Ayampuc y San José el Golfo. ¿Por qué? Ramos, J. (2017). Corte confirma fallo contra minera en La Puya. Prensa Libre.

Corte confirma fallo contra minera en La Puya La decisión se tomó porque el Ministerio de Energía y Minas no consultó a las comunidades de la localidad su posición por los trabajos de extracción. La resolución del máximo tribunal del país fue emitida el pasado 30 de mayo, e indica que la referida cartera omitió efectuar la consulta. Con lo cual se negaron derechos que se establecen en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo que tiene rango constitucional. La decisión de la CC confirma la decisión de la Corte Suprema de Justicia del 5 de agosto del 2016, cuando amparó provisionalmente a las comunidades de La Puya. La Corte Suprema consideró que vieron como una violación a sus derechos las operaciones de la mina Progreso VII Derivada, de Exploraciones Mineras de Guatemala, S. A.

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A continuación, proponemos 10 prácticas desde una educación basada en la competencia y de prácticas de una educación basada en la convivencia, el compartir y resistir, que tiene mucho que ver con la historia de la resistencia pacífica de La Puya.

Tabla 9

10 prácticas para la educación basada en la superación de lógica de la competencia

Educación para la competencia

Educación para la convivencia-resistencia

1 2 3 4 5

6 7

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10.4. Vivir en el gozo y la alegría

¿Alguna vez nos hemos preguntado si somos personas gozosas o no? Quizá ya sepamos qué es sentir gozo porque lo hemos vivido y experimentado en algún momento, pero también es posible que no. Es oportuno que reflexionemos algunas ideas que nos pueden ubicar en cierta manera lo que se entiende por gozo. Nadie nace con gozo ni lo cultiva de manera automática a través del tiempo. Nos preguntamos: ¿Por qué no? Sencillo, porque el gozo auténtico y puro forma parte del fruto de nuestro accionar y sentir diario. Es decir, sentimos gozo porque nuestras acciones, pensamientos y sentimientos nos llevan a vivir ese momento. Es una decisión constante porque el momento es hoy y no mañana. El gozo es la manifestación de que estamos felices y placenteros en la vida. Ahora que tenemos claridad sobre qué es el gozo, podemos acercarnos a verificar que tan gozosos somos. Reflexionemos cada una de las características de una persona gozosa y luego identificamos si las tenemos o no.

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¿QUÉ ES GOZO? Será importante aclarar que sentir gozo no es lo mismo que estar alegre. Para partir presentamos un ejemplo, una persona que toma demasiado alcohol tal vez se ría mucho, pero, cuando se le pasa la borrachera, deja de reírse y recordemos que todavía tiene muchos problemas. Entonces, su alegría era temporal. Es decir, no era gozo de verdad. El gozo es algo muy diferente a lo que hemos presentado. Es un sentimiento profundo de felicidad o placer que se experimenta al poseer o esperar algo bueno. Sentir gozo significa sentirnos felices sin importar que las circunstancias sean buenas o malas. De hecho, una persona puede sentirse mal por algo y aun así sentir gozo.


• Una persona gozosa:

Se centra en lo bueno que tiene ahora.

Espera paciente y serena.

Nunca desfallece antes los problemas.

Motivada, animada y dispuesta a aceptar nuevos retos.

Su percepción de vida es multidiversa.

Se encanta y apasiona por lo que hace.

Nada es imposible si creemos y confiamos que podemos ser una de esas personas en el mundo que camina gozosa siempre. Nuestra familia, amigos, pareja, compañeros de trabajo… seguramente esperan que tengamos la seguridad de que nuestros proyectos de vida nos permiten ser gozoso, es decir, ser felices en lo que nos toca hacer.

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a)

¿Cuándo gozamos de la vida? Sería interesante que contáramos qué nos hace sentir gozo en la vida, cuáles son los momentos que más hemos tenido sentido y significado en nuestra vida. Por eso nos hacemos la pregunta: ¿qué más gozamos en la vida y por qué?, ¿qué nos entusiasma?, ¿qué nos hace sentir plenos?, ¿qué cosas de la vida nos hacen vibrar? Es decir, todo aquello que nos impulsen hasta lograr nuestros sueños, proyectos, metas y objetivos. Cuando nos sentimos bien, es algo que se nota. No solo estamos más predispuestos a enfrentar el día a día, sino que como muchos dicen, “la felicidad es algo que se contagia” realmente.

b)

Nos sentimos útiles. Reconocemos nuestros progresos. Dialogamos afectiva y sanamente con los demás. Nos hacen sentir importante en todos los encuentros de la vida. Compartimos con los demás lo mucho o lo poco que tenemos. Compartimos un vaso de vino, una taza de café, la intimidad, los sentimientos. Vemos nacer y crecer nuestra obra maestra. Cantamos para nosotros y para los demás. Vemos el amanecer y el atardecer. Vivimos intensa y libremente nuestra libertad. (Gutiérrez y Prieto, 1999, p. 37).

En las cosas más sencillas se construye la felicidad El gozo, la paz, el entusiasmo, el placer… deben ser los ingredientes importantes para la construcción cotidiana de la felicidad. Ser felices no debe ser una opción sino una condición. Si así lo decidimos, por supuesto. Les invitamos a escuchar la canción “Gracias a la vida” en la voz de Mercedes Sosa. Y nosotros le damos gracias a la vida por darnos tanto y qué tanto nos ha dado la vida.

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Somos gozosos cuando...

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Una novia o novio. Un padre y una madre. Un trabajo. Un nuevo proyecto. Un viaje. Una sonrisa cotidiana de la persona que amamos. Una casa. Un hijo o hija. Un hermano. Un abrazo sincero…


c)

Conmovernos es el punto de partida ¿Qué nos conmociona? “Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres”. El Principito

Cuanta verdad hay en esta frase. Precisamente es un claro ejemplo de lo que podría conmocionarnos. Además, es el inicio a algo más grande y maravilloso, ser feliz. El regalo más preciado que podemos dar alguien, por ejemplo, es el regalo de nuestro tiempo y atención. ¿Quién no estaría agradecido al recibir como regalo el tiempo y atención significativa de la persona amada o querida? Que tan seguido nos conmovemos con lo que hacemos, vemos, tocamos, oímos. La vida nos presenta varios caminos y el recorrido a veces se torna complicado, sin embargo, avanzamos porque siempre encontramos nuevos motivos, nuevas formas de emocionarnos para seguir adelante. Entonces, este es un buen espacio y momento para revisar qué cosas nos conmociona y cuando las hayamos identificado, pongamos nuestra atención posible en ellas. Cuando sabemos qué nos conmociona aprenderemos a compartir con amor y a regalar sonrisas con el corazón. Aprenderemos a superar los obstáculos, a levantarnos en cada caída, a dar la mano amiga a quien la necesita, a disfrutar y gozar de la vida en momentos de tribulación y vicisitudes. A sí que conmocionarnos es el punto de partida para disfrutar el misterio y regalo de la vida, es el punto de partida para ser feliz.

d)

El gozo libera, la apatía mata El gozo es un sentimiento que conduce al ser humano a sus mejores expresiones de vida. Qué experimentamos y sentimos cuando bailamos, reímos, cantamos, comemos, abrazamos, besamos o andamos en bicicleta… seguramente, mucho gozo. Nos hemos preguntado alguna vez si nuestros encuentros con los demás trasmitimos ese mismo gozo, placer y felicidad. O somos de esas personas que todo lo ven, sienten y piensan en gris. Como dicen por allí: “Ni hace ni deja hacer”. Somos sistemas de energía abiertos. Todo lo que hagamos tiene un impacto en el Universo. Lo desadaptativo daña y mata poco a poco. Es decir, si somos de las personas gozosas seguramente irradiaremos esperanzas, motivaciones, oportunidades, sentido de pertenencia, concordia fraterna y perseverancia. Ahora bien, si somos de las personas apáticas seremos de las que caminen en el sendero del abismo y pocas veces le encontremos sentido a la vida.

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¿Somos de los que liberan o matan? Hasta hoy cómo hemos llenado y cómo hemos caminado las veredas inciertas de nuestra vida. Seguro nos ha tocado momentos duros, pero también hemos recibido los mejores regalos del Universo.

¿Cómo la estamos buscando?

e)

Estamos hechos para buscar la felicidad. Y está claro que los sentimientos de amor, afecto, intimidad y compasión traen consigo la felicidad. Estoy convencido de que todos poseemos la base para ser felices, para acceder a esos estados cálidos y compasivos de la mente que aportan felicidad. Dalai Lama

Educar en el gozo para la vida y el aprendizaje Estamos entrampados en un sinfín de cosas no solo a nivel personal, sino que también a nivel laboral, institucional y social. Sin embargo, es posible comenzar a sembrar las semillas para cultivar la felicidad. Desde el contexto educativo preguntémonos, ¿por qué no se educa en, por y para el goce? En las escuelas, colegios e incluso en las universidades se han dedicado principalmente a enjaular a los estudiantes con “exámenes”, tareas, investigaciones sin sentido, exposiciones, acumulación de puntos, a cumplir con los contenidos programados, entre otras cosas. Es decir, poco es el tiempo dedicado a lo que nos gusta y provoca placer. No será nada extraño que nos identifiquemos con algunas prácticas de las que se han mencionado. Preguntémonos. ¿cómo educar en, por y para el goce?

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Leamos, el siguiente extracto de un artículo sobre el aprendizaje por placer. Desde este rincón amarillo, refleja el estado primaveral, colorido, fecundo y maduro que debería tener nuestros aprendizajes en la vida y a través de los diversos sistemas educativos. No es algo utópico o irrealizable pero sí es tremendamente indisciplinar, complejo, antisistémico y necesario para nuestros contextos.

Hacer del aprendizaje por placer una fiesta Por Walter Saquec López (…) Una fiesta del aprendizaje por placer es de locos, es de los que se salen del “guacal”, es de los que experimentan algo nuevo y diferente, es de los que se animan a indisciplinar los programas escolares, es de los que a pesar de que todos estén en contra aun así se lanzan a la aventura, incluso con equivocaciones y errores, pero con la satisfacción de haberlo intentado. La fiesta del aprendizaje por placer es un encuentro significativo en donde la alegría, la ternura, el gozo, la libertad, la flexibilidad, la improvisación, la subjetividad, las emociones, las sensaciones, la diversidad, la comunicación efectiva y afectiva, los desacuerdos, el cambio de planes, el incorporar a última hora otras cosas constituyen los ingredientes más ricos y embelesadores. Esto es aprender por placer y aprender en encuentros significativos. Es decir, que el cambio de rumbo y la transformación en la educación sólo puede ser comprendido justamente como parte de un proceso más amplio y más complejo: la metamorfosis de la sociedad en su conjunto. El problema educativo no se soluciona con nuevas metodologías, o con más tecnologías, ni siquiera con novedosas pedagogías, aunque sean necesarias y valiosas (Najmanovich, s.f.).

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Rujulaj ija’tz Semilla 11

Hacia la trasformación social

Paulo Freire expresaba que “el momento fundamental en la formación permanente de los profesores es el de la refl exión crítica sobre la práctica”. La práctica es la realidad social donde se vive. El rasgo más original de la educación de este siglo es la modificación de enfoque, de lo individual a lo social, a lo político y a lo ideológico. Los nuevos paradigmas procuran centrarse en la totalidad. Una educación orientada hacia el futuro será siempre (…) una educación mucho más orientada hacia la transformación social que a la transmisión cultural (Gadotti, 2003). La pedagogía de la praxis, como una pedagogía transformadora, en sus varias manifestaciones, puede ofrecer un referente general de humanización, a través de ciertas categorías como: contradicción, determinación, reproducción, cambio, trabajo, ciudadanía, planetariedad, sustentabilidad, virtualidad, globalización, transdisciplinariedad, complejidad, holismo, transculturalidad, transversalidad, multiculturalidad, dialogicidad, dialecticidad, ecoformación e interculturalidad Todas estas categorías aportan al desarrollo del ser humano tanto a nivel individual como colectivo. Por ello son importantes en la consecución de la felicidad. Y por ello, deseamos expresar que la educación es uno entre varios caminos para el desarrollo de la felicidad. Sabemos de sobra que la escuela no debe únicamente transmitir conocimientos, sino también preocuparse por la formación global de los aprendientes, en una visión donde el conocer y el intervenir en lo real sean praxis cotidiana.

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11.1. Una escuela ciudadana planetaria

Educar para la ciudadanía planetaria supone el reconocimiento de una comunidad global, de una sociedad civil planetaria. Sus exigencias deben ser trabajadas pedagógicamente a partir de la vida cotidiana, a partir de las necesidades e intereses de las personas. Se trata de la práctica de una escuela honesta, seria, amiga, compañera, con una nueva cualidad, una escuela que atienda a las necesidades de los niños, de los jóvenes y de los adultos, de las comunidades, que aporte para el “buen vivir”, esto es, para una vida más saludable, productiva, sustentable y feliz. La mayor ambición de la Escuela Ciudadana es contribuir a la creación de las condiciones para el surgimiento de una nueva ciudadanía, como espacio de organización de la sociedad para la

defensa de los derechos y la conquista de otros nuevos (Gadotti, 2002). La garantía de derechos es un apoyo ineludible para el desarrollo de las sociedades, y eso produce una plataforma social para aminorar agresiones a la vida humana, que coarten las experiencias que en conjunto apoyen la experiencia de felicidad: salud, vivienda, educación, trabajo, salario justo, diversión, agua potable, no violencia, no discriminación racial, no machismo. Se ve, entonces, que la escuela debe ser dirigida a la formación en participación social, crítica política e incidencia en el entorno cercano comunitario. Esto es necesario para la creación de una cultura de participación ciudadana tan necesaria en un contexto latinoamericano de corrupción, de colonialidad y discriminación.

La ciudad hoy, se considera sólo como un mercado. En este caso, la pedagogía neoliberal intenta formar consumidores para ese mercado. Se propone lo contrario, formar ciudadanos para la crítica social y el cambio estructural social. ¿Cómo incluir en la visión de ciudadanía el desarrollo de la ruralidad? ¿Cómo posicionar en las categorías de pensamiento una ecología de saberes más allá de lo occidental? Necesitamos una ecopedagogía y una ecoformación hoy (…) justamente porque sin esa pedagogía para la reeducación del hombre o la mujer (occidentales), prisionero de una cultura cristiana predatoria, no podremos hablar de la Tierra como un hogar, como un abrigo, para el “bicho-hombre” (Gadotti, 2005). No aprendemos a amar la tierra leyendo libros sobre esa materia, ni tampoco en libros de ecología integral. La experiencia propia es lo que cuenta. Sabemos que hoy, no habrá mejores condiciones de vida en una estructura planetaria regida por el neoliberalismo, el antropocentrismo, el patriarcalismo y el paradigma mecanicista-newtoniano de la ciencia. Por ello, a la visión de una escuela ciudadana hay que promover otros estilos de vida. En nuestro caso, debemos hacer visible el Sumak Kawsay, que en la cosmovisión maya se llama Ütz K’aslemal.

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11.2. La vida desde el sur, el buen vivir: el Sumak Kawsay – Ütz K’aslemal Transformar la sociedad, presupone recoger de esa misma sociedad los frutos buenos, las inspiraciones profundas que ha desarrollado. No toda la evolución ni toda la creación cultural ha sido equivocada, mala o dañina. Repetimos la idea de que no habrá cambios desde el neoliberalismo, el antropocentrismo, el patriarcado y el modelo mecanicista newtoniano de la ciencia que hoy vivimos. Y lo repetimos porque hacer énfasis en ello, supone el deseo de grabar en la memoria y las actitudes esta propuesta. Por ello, se hace necesario apoyar, fortalecer y aportar desde la ecología de saberes de los pueblos originarios a partir de la propuesta del Sumak Kawsay - Buen vivir. Esta es una filosofía de vida, un tipo de pensamiento y práctica que se ha vivido milenariamente en los pueblos originarios latinoamericanos. Esto es algo que debe permear nuestra práctica educativa, o de vida cotidiana. En el Rincón del Universo 2 de este trabajo de investigación ya se esbozó el contenido del Sumak Kawsay – Ütz K’aslemal. Presentamos aquí del buen vivir maya 13 principios que dejan percibir otra forma de vida: menos individual y más comunitaria; menos depredadora y más relacional con la naturaleza; menos consumista y más portadora de experiencias espirituales profundas. Principios sistematizados por las comunidades de aprendizaje de este doctorado: Jootay, Tz’unun y Rukemïk Na’oj.

Principios del ütz k’aslemal o vida en plenitud

Colectividad e interdependencia

Somos seres colectivos. Cada elemento de la naturaleza se relaciona entre sí en una dinámica de energías, lo que significa que ningún elemento del universo y la naturaleza ha sido formado por y para sí mismo, sino que todos están íntimamente relacionados y cada quien cumple una misión con los demás.

Consensos y acuerdos

Practicamos el diálogo que permite establecer acuerdos que nos conducen a múltiples consensos. Un proceso que consiste en la construcción de pactos, producto de la consulta entre seres humanos y con el resto de seres. Se consulta para buscar el parecer de los elementos de la Madre Tierra.

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El equilibrio requiere reciprocidad, respeto, equidad en distintos ámbitos, así como el reconocimiento de las diferencias como dinámicas para las transformaciones colectivas. Lo entendemos como la misma mirada, las mismas oportunidades para las partes, sin hacer diferencias que puedan dañar o beneficiar más a una o a otra; donde nuestro bienestar colectivo está antes que el individual. Armonía, equilibrio, equidad.

La armonía se encamina al logro de la cosmo-conciencia para promover la vida en plenitud o Ütz K’aslemal. “Armonía” es un término equivalente a “Felicidad” en el pensamiento maya. Se vive con lo necesario, con “ri rajawaxik” en idioma k’iche’. Es otra mirada que encaja en la humildad, la simplicidad, vivir con poco, apartándonos del consumismo que ha inculcado el capitalismo. El rajawaxik en palabras de Leonardo Boff, es la medida justa que te hace feliz.

Complementariedad

Somos parte de un todo, sin jerarquización. Todos los seres que habitamos el cosmos somos pactantes, aportamos y nos aportamos mutuamente.

Ri rajawal

Es el respeto que tenemos a la organización y espíritu de los elementos de la naturaleza. Es la ética liberadora, respetuosa, amigable y comprometida que tenemos con la vida. Es el respeto a la integridad y esencia de los seres. Lo asumimos como principio de reciprocidad, sabemos dar y recibir. Es la cooperación, intercambio y corresponsabilidad en el cuidado de la vida. Nos lleva a tener consciencia de la reciprocidad para valorar la vida de cada uno de los seres en el cosmos.

Pa komon

Pixab’

Esta es la razón por la que antes de sembrar nuestros granos de maíz, frijoles, ayote, hierbas, frutas, pedimos siempre al dador de la vida, al Ajaw Q’anil que nuestras siembras tengan fruto porque sabemos que nos escucha y mostramos humildad porque nosotros no tenemos el poder de hacer que las plantas crezcan, florezcan ni menos que den fruto. Debemos aprender a pedir siempre. El Pixab’ es el recibir y dar consejo. Sabemos compartir las enseñanzas y sabidurías de la madre naturaleza, nuestras experiencias (mayores, jóvenes, niñez) como parte de un sistema permanente de aprendizaje, consejo, decisión y acción. Es aprender haciendo que se vuelva en un compromiso y responsabilidad personal y colectiva. Mantener la sabiduría de la vida, la cultura y la convivencia con todos los seres es una responsabilidad intergeneracional, que corresponde a los ancianos, los adultos y las generaciones jóvenes. Por ello, no es opcional, es parte del equilibrio natural de la vida. 179

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Kab’awil

Conocemos y actuamos en el mundo a partir de la percepción interna y externa; implica una múltiple mirada hacia adentro y afuera, arriba y abajo, adelante y atrás, cercano y lejano. Significa visión profunda, unión de energías, visiones y saberes diferentes e iguales para la consecución de la unidad de nuestros pensamientos y acciones para la creación, recreación y preservación de la vida.

El cuidado

Reivindicamos la cosmo-convivencia, que es la relación en equilibrio, armonía y respeto mutuo entre los seres visibles e invisibles de la Madre Naturaleza y el cosmos. Retomar nuestro rol de “chajinela’ o cuidadores” de lo que existe en la madre tierra, porque el ser humano es el único que con sus acciones puede causar destrucción a la naturaleza; los demás seres, solamente actúan para equilibrar la permanencia de la biodiversidad.

Qate’ Ruwach’ulew

La Madre Naturaleza tiene y da vida de manera permanente de acuerdo con sus ciclos vitales; nuestra vida humana debe estar en equilibrio y armonía con ella. Nuestra acción humana no debe interferir de tal manera que la dañe al punto de la destrucción de ella y los seres que cohabitamos. Como humanidad privilegiamos la conciencia hacia la liberación de la expoliación de los territorios en la búsqueda del equilibrio, a través del cuidado y reproducción de la vida.

Los Pueblos reconocemos y promovemos el ejercicio de las diferencias que existen en las personas que los integramos, abriendo los caminos para procurar la plenitud y la realización individual en la construcción de comunidades sanas y armónicas. Autonomía, libre determinación

Las personas y los Pueblos debemos vivir con libre autodeterminación, cultivando nuestras formas propias de organización social, política y económica, sin imposiciones patriarcales, coloniales y capitalistas. Esto nos permite ejercer con plenitud la autonomía sobre nuestros cuerpos, vidas y territorios. Es la forma de organización independiente que garantiza nuestra existencia, satisfacción de nuestras necesidades comunes en la búsqueda del equilibrio, a través del cuidado y reproducción de la vida

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El ser humano fue creado para convivir con otras formas de vida en la madre tierra, con una misión y varios propósitos. Se le dieron condiciones, habilidades y talentos especiales para comunicarse, agradecer a sus creadores por la vida Dicho agradecimiento puede hacer a través de varias formas, pero en la cosmovisión maya lo hace a través del Kotz’ij.

Xukulem-mejelem y k’awomanïk

Es la práctica de esa espiritualidad, lo que lo diferencia de los demás seres vivientes. La actitud de agradecimiento o k’amowanïk en idioma kaqchikel es el principio del tejido de la vida del ser humano, el principio de la felicidad, la libertad y la autonomía. La espiritualidad maya se caracteriza por el conjunto de ideas, altares y ofrendas que adquieren importancia para alcanzar un estado religioso; esa reunión del Yo con la naturaleza, con la cosmovisión y cosmogonía propias sin dogmas (Ak’abal, 2018, p. 100).

Uxlanem

Uxlanem significa tomar aire o mejor dicho tomar oxígeno para seguir viviendo. El uxlanem invita a la renovación y la recarga de las energías positivas para vivir a plenitud. Los abuelos descansaban en los corredores de sus casas, mientras descansaban hacían algo, tomando conciencia de algo. Es el cambio de actividad para recuperar las energías. Ese respiro no es quedarme sin acción, está muy relacionado con uno de los cuatro puntos energéticos del universo, ubicado en la caída del sol.

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Estos trece principios nos conllevan a: Proponernos un cambio de mentalidad. Significa desaprender, descolonizar nuestros pensamientos, y comprender que nuestra identidad, nuestras prácticas tienen un valor incalculable y vale la pena seguirlos practicando. Lo importante es evaluar y valorar los grandes alcances de las prácticas que nuestros ancestros nos han heredado, y que hoy por hoy se pueden convertir en lineamientos estratégicos para las nuevas generaciones. El vivir bien tiene un sabor diferente. Podemos cambiar de rumbo. La ecología de saberes debe ser algo real. El sur debe ser tomado en serio. El Buen Vivir es otra manera de ser y actuar. Se necesita de una conciencia global profunda, y una humildad aprendida de los pueblos llamados “desarrollados”, para darse la oportunidad de tener diferente actitud: menos consumismo, menos saqueo de los pueblos pobres, más acciones globales a favor de la vida y de la ecología. Compartir en tiempos buenos y tiempos difíciles. Hay un dicho muy común entre los abuelos y abuelas y es que debemos visitar a nuestros vecinos, a los familiares, a los ancianos y llevarles algo, sin importar el valor y la cantidad de lo que uno comparte. Esta práctica alegra el corazón de la persona que lo proporciona, así como las personas que lo reciben y hay reciprocidad de compartir el bien. Esta acción se hace no solo en tiempo difíciles, sino en cualquier momento y de esa forma se práctica y se fortalece el Ütz K’aslemal. Tampoco se hace sólo de manera individual, ni entre los pueblos, sino también a nivel de naciones. Se trata del valor de lo pequeño para remontarse a la sororalidad y fraternidad universal.

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11.3. Una nueva forma de dirigirnos al futuro tecnológico

La vida evoluciona. Y el futuro está labrándose ya. Dada la realidad actual y las previsiones de científicos, filósofos, sociólogos, antropólogos físicos; podríamos expresar un futuro a la manera de una naranja de dos lados. Por un lado, el mundo de los que tienen acceso a lo que hoy se llama desarrollo como “crecimiento económico”; y por otro los que sobreviven, o cada vez más sobrevivirán por no llegar a ser los descartados de la historia. Lo anteriormente dicho no es un reduccionismo fácil y barato, sino una evidencia del camino que como humanos estamos delineando. Harari (2018) incluye en su tesis la refl exión acerca del tema de la felicidad, y afirma que es un tema muy complicado en el que normalmente no se repara. Muchas veces se equipara felicidad-bienestar. Expresa que ser millonario o vivir en un país rico brinda más satisfacción y placer hasta cierto nivel de ingresos; pero hay un momento en que cualquier mejora en las condiciones de vida genera más expectativas, y lo que determina la satisfacción o felicidad es el cumplimiento de las expectativas. Y así se puede ser insatisfecho o más insatisfecho que antes. Harari (2018) expresa que la felicidad es un fenómeno de gran carga biológica, producto de sensaciones que resultan de procesos químicos en nuestro cuerpo. Cree que solo hay una situación responsable de la felicidad o la satisfacción: la sensación dentro de nuestros cuerpos. No se es feliz por ganar la lotería, aumento de sueldo o encontrar el amor, sino por la sensación de placer dentro del cuerpo. Al ganar la lotería, son las reacciones del cuerpo ante el evento lo que provoca placer; no el evento en sí mismo. Y esas reacciones

son un sistema regulado bioquímico. Pero las sensaciones placenteras son pasajeras. Por eso cree también que a ello hay que agregar condiciones externas donde la familia o la comunidad tiene mayor impacto en la felicidad que el dinero. Las relaciones sociales con calidad, sobre todo con familiares, amigos cercanos (o con la comunidad en países originarios o del sur, agregamos nosotros) producen más felicidad o satisfacción que la salud o la cuenta bancaria. Por ello la gente pobre puede experimentar mayores niveles de felicidad y satisfacción si hay mayor relacionalidad comunitaria. El problema de la pobreza no es ella en sí misma que causa más desdicha sino su efecto en las relaciones sociales o familiares, por ejemplo, migrar para mantener la familia, desgarra a la persona. De la entrevista donde Harari expresa esto se deduce que apuesta por la felicidad entendida como satisfacción, y ella desde las sensaciones corporales junto a las relaciones sociales. Pero las relaciones sociales en esta modernidad están cambiando: tecnología, comunicación, ingeniería genética. Hay ahora un intercambio entre el cerebro humano y las computadoras como un paradigma para “mejorar al ser humano”, y esto parecer la más grande revolución humana de la historia: cyborgs. En las revoluciones anteriores hubo cambios económicos, culturales, sociales, políticas, pero se mantuvo constante el ser humano: los mismos cuerpos, cerebros, mentes. No obstante, la tecnología y las ciencias informáticas cambiarán nuestros cuerpos, mentes y cerebros; y estos serán los productos del futuro; ya no carros, yates o rubís o armas.

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Sin embargo, hay un gran riesgo de diferencias biológicas de ricos y pobres; hubo siempre diferencias de clases, pero no biológicas entre el rey y el labrador, por ejemplo. Con la ingeniería genética si podrá haber, por vez primera en la historia, diferencia biológica entre ricos y pobres. Podría crearse una especie de humano diferente con habilidades y cualidades diferentes. La medicina cambia, las comunicaciones cambian. Antes se quería curar al enfermo como proyecto igualitario para que haya igual nivel de salud para todos; pero en el siglo XXI se trata de mejorar a la persona sana. Y esto es desigual porque da ventajas o habilidades a algunos, y solo ellos, los ricos tendrán al alcance ello y todos los beneficios tecnológicos. Harari (2018) cree que es realista y no pesimista u optimista frente al futuro del ser humano. Expresa que ve ambas cosas, pues si solo ve una cosa no ve todo o la mayor parte de la realidad. Esto expresa que el futuro de la Humanidad es incierto. Puede tomar cualquier rumbo hacia un bien o hacia un mal, o ambas cosas. Pero la vida es la que está en juego. Éticamente, en el mundo de la ciencia no hay prohibiciones ni permisos para manipular la vida, sino “una moratoria”. La primera moratoria fue hecha precisamente en 1975 para evitar la primera manipulación genética: la recombinación del ADN. En cuanto a nuestro tema de la felicidad, se desea destacar el peso de dos naturalezas: lo biológico y lo relacional. Y eso se va construyendo en la estesis cotidiana. No obstante, hay hoy ya, un ambiente creado. Hay una realidad que no puede ocultarse. Si bien la tecnología debe avanzar porque también debemos enfrentar nuevos virus como el COVID-19, hay una responsabilidad ética frente a la vida. Pero ¿quién pone las fronteras? Este es un desafío del futuro que debemos ir decidiendo hoy como humanos. Por ahora vemos una realidad mundial que deseamos resumir en dos polos en torno a la Vida en la Casa Común. No se trata de ser excluyentes y ver la realidad sólo en color negro y blanco, sino de expresar que, las tendencias de las estructuras humanas planetarias jalonean la historia desde esos polos que hemos ido creando. No se ve un grupo en el centro que intente conciliar el mundo de los poderosos y los pobres, de los occidentales y las otras ecologías de saberes. No se nota hoy esa tendencia. Se nota más la intención de mantener un sistema de capitalismo neoliberal global que a todas luces no ofrece soluciones humanistas al tema de la vida. En el siguiente esquema, intentamos presentar las líneas generales de la actual estructuración de las realidades mundiales.

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APERTURA A POSIBILIDADES FUTURAS

Esperanza en la incertidumbre

Violencias y resistencias

Pobreza, marginación y descarte en aumento

Liberación de los oprimidos

¿Organización o huida?

Ecología devastada

Ecología de saberes

Estructuración de la realidad mundial

Figura 14

Vida en la casa común

Acceso a ciborgs

Acceso a la tecnología de salud, educación, vivienda y comercio

Manipulación genética, educación virtual, casa D-FAB, bitcoins

Relaciones Acceso a la comunicación globales líquidas digital

Modelo mecanicistamewtoniano de la ciencia

Patriarcalismo

Antropocentrismo

Neoliberalismo

DESTRUCCIÓN MUERTE


El esquema presentado no es optimista si lo verificamos en la cotidianidad, pero presenta esperanzas desde las resistencias ya organizadas y las que surgirán por el propio ritmo de la postmodernidad. Y en esta realidad se ubica nuestro tema de la felicidad. Por ello, advertimos acerca de la urgencia de desarrollar una actitud de alerta frente al desarrollo de la tecnología y de la ciencia, de la economía y la política, como portadores de la punta de lanza que abre los caminos futuros. Y eso nos hace volver la mirada a quienes se inventan caminos alternativos o a quienes hace milenios, siempre han tenido otros caminos, otras vías: los pueblos originarios. ¿Quién sabe si lo prudente y sabio será asumir de estos pueblos la única esperanza verdaderamemte humana de la vida? Por lo pronto somos pocos los que creemos ya así: los del Sur Global. Hay que educar, como ya se abordó, para convivir con la tecnología. Esta es parte también, ahora, de nuestras responsabilidades humanas. Pero allí se juega tambíen el misterio del futuro, de la felicidad, en defintiva de la vida. Creemos en el ser humano, creemos en la Naturaleza, creemos en la Trascendencia, creemos en los ojos abiertos que tocan la piel del otro y ríen conjuntamente en sus corazones para seguir generando, cuidando y disfrutando la vida; que eso es también felicidad:

Y me preguntaron del futuro, y les respondí con el ayer… me acosté contento sin saber qué vendría hoy, y estoy aquí añorando estar mañana. Esa es la felicidad: la constante y perenne voluntad de querer seguir viviendo. Porque vale la pena ver una flor, Porque vale la pena jugar futbol, Porque me gustan tus ojos, los deseos del niño sonriendo al juguete, divisar el mar, oír tu voz, oler la humedad. ¿Y mañana?: ¡Deseo continuar …! No importan las lágrimas, los dolores, las penas, los sinsabores; si estás conmigo todo se superará, poco, mucho, ¿qué más da? Yo soy junto a vos, al otro, la otra, la hoja, la estrella, el gusano … Ningún precio para la vida, ninguna vida sin felicidad, ¿se pueden tasar tus pies sobre la arena? ¿hay mayor satisfacción que estar a gusto sobre la hierba? (Wuqub’ Ajpu)

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Mirada desde el sur


Juk’al ruwachinem ri kikotemal 20 cosechas de la felicidad

Ruk’u’x Kaj Ruk’u’x Ulew Corazón del cielo y corazón de la tierra

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Ubicación temática En las oraciones aprendidas de nuestros antepasados, además de las cuatro esquinas o rincones del universo ya abordados, hay un quinto espacio, una quinta ubicación: el centro. Sus colores son el azul y el verde. Simbolizan el todo: arriba el cielo, abajo la tierra. Es la forma maya de expresar que nada queda fuera. Todo vive entre el azul y el verde. Los significados de la existencia están allí. Por eso también se llama a Dios desde esas coordenadas en maya-kaqchikel: Ruk’u’x Kaj–Ruk’u’x Ulew, Corazón del Cielo–Corazón de la Tierra. Esa dualidad de la realidad es una visión muy propia. Occidentalmente se habla siempre de resumir, de poner los significados de todo en un solo término, en un solo recipiente. Desde el pueblo maya, sin embargo, la realidad total se expresa en pares: arriba–abajo; atrás–adelante; mujer–hombre; abuela–abuelo; cielo y tierra. Como cultura basada en la espiritualidad, la máxima fuerza divina es descrita, como se ha dicho, desde varios nombres, y en pareja: Aquí iniciamos la enseñanza, la aclaración y la relación de lo oculto y lo revelado por Tz’aqol, Bitol; (Creador-Formador) Alom, K’ajolom nombres de (La que da a luz hijas – El que da a luz hijos) Junajpu Wuch’, Junajpu Utiw; (Cazador Tacuacín – Cazador Coyote) Saqi Nim Aq, Saqi nim Sis, (Gran Jabalí Blanco – Gran Pizote Blanco) Tepew, Q´ukumatz; (Gente conquistadora - Majestuosa serpiente emplumada/ quetzal) Uk´u´x Cho, Uk´u´x Palo; (Corazón del Lago - Corazón del Mar) Ajraxa Laq, Ajraxa Tzel; (Guías espirituales del Verde Plato/Tierra – y del Plato Azul/ cielo) Iyom, Mamom; (la comadrona – el abuelo comadrón) Xpiyakok, Xmukane; (El gran abuelo – La gran abuela) Matzenel, Chuqenel; (Protectores/Amparadores) Kamul Iyom, Kamul Mamom; (Dos veces comadrona – dos veces comadrón) como se les dice en la historia k’iche’. (Colop, 2012, pp. 1-2)

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Ajraxa Laq, Ajraxa Tzel como nombres de Dios nos interesan. Dios, Ajaw, es llamado: Guías espirituales del Verde plato/superficie plana/Tierra – Guías espirituales del plato redondo o jícara guacal /bóveda azul/cielo. También podría expresarse como Señor/Señora del Plato Verde – Señor/Señora de la Jícara Azul (Ajraxa Laq, Ajraxa Tzel), según (Qajb’al Q’ ij 2016). En castellano decimos “verde” para el plato de superficie plana y llena de vegetación, la tierra; y traducimos “azul” para el plato redondo, bóveda, jícara guacal o cielo. Pero en Kaqchikel se usa “räx” para “verde” o para “azul”. Al menos, así es en el Popol Wuj. Hoy, sin embargo, a veces se usa “räx” para decir “verde”, y “xar” (al revés) para decir “azul”. Así nos informa Qajb’al Q’ij (2016). En el Popol Wuj, entonces, hay 5 colores: los cuatro ya abordados (rojo-negro; blancoamarillo) y el räx (verde-azul). Pero eso no significa que no se diferencie un color del otro. La diferencia la da el contexto:

En el principio, no había movimiento, solo agua, y allí estaban los progenitores: Dimanaban luz estando envueltos en plumas de quetzal (el texto no lo dice, pero entendemos verdes) en plumas azules; De ahí la nominación de Serpiente Emplumada. (Colop, 2012, pp. 1-2).

Ésta ha sido la traducción del maestro Adrian Recinos y de Sam Colop, pero realmente, el texto original en k’iche’ expresa que los progenitores estaban enterrados en cotinga (raxon-un pájaro de color azul turquesa) y en quetzal. Por ello aparecen las plumas azules y verdes. En esta refl exión final, desde el centro, la totalidad, intentaremos ir a la vida misma de las personas. Presentaremos 20 vidas, 20 experiencias, 20 surcos donde se recrea la existencia. Nuestra palabra la hemos llamado “20 cosechas de la felicidad”. Hemos dicho ya que el 20 significa Jun Winäq, una persona, es decir la referencia a un espíritu que camina, la fuerza de Dios que se desplaza, lo divino y lo natural, vida finita-infinita.

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20 vidas que nos cuentan su percepción de la vida, su experiencia sentiente. Al igual que los 20 nawales o 20 energías que rigen la vida, estas 20 prendas nos muestran caminos diversos que han comprendido una determinada manera de ser. Indagaremos cuál es su percepción de la felicidad. Para ello se ha diseñado una entrevista donde las preguntas intentan, concatenadamente, recibir como en un recipiente la catarata de emociones, sentimientos, dolores, alegrías y esperanza que se mueven dentro del horizonte de la felicidad.

Abrámonos, pues, a tierra sagrada, la vida de 20 seres que se mueven ahora en este universo:

Y escuché su llegada: era un viento, una sombra, un fuego, una brisa, era tierra, era planta. Era ella, la mujer, Era él, el hombre, El niño, la niña, el joven, la señorita, el adulto, la adulta. Los abuelos, las abuelas, eran ellos los que habitaban. Eran estrellas, eran gotas, arenas, cohollos, gaviotas. Démosle la palabra. Abramos los oídos, y escuchemos el corazón. Lo que cuentan es sagrado, supone millones de momentos que se fundieron entre la esperanza y la ilusión. (Wuqub’ Ajpu)

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min s. Fe ista. ico

rsos econó ecu m sr lto

jadora sexual. Guía raba esp T . o iritu Ate al . z m a

a. Químico-biólogo tólog . Inv poli es t i g ado rn a tu ra l

. Filósofo y teólogo ritor . E c s du .E c a ay

ular. Persona c on pop or a ad

a K’iche’. Pr en. May em i o . Jov No asa be ec l d el ad a Am P a. ist

Garífuna. Clas sta urbano. e me o. Arti dia. g o g Esc a d e p rito y ra or t i r yp c s E oe tis a

. Descendiente xinca. Tra nse gélica n a v xua e a r t l. E s ini scr M . ito l e ra. k hi c So q a ció k a ay

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20 cosechas de la felicidad.

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Ana Mirasol Reyes Betancourt

• Datos biográficos

Ama de casa de 47 años, guatemalteca, con identidad cultural mestiza, cristiana evangélica.

• Estesis de vida

Para ella la vida es tiempo, salud y compartir. Además, considera que no es vida el malgastar el tiempo, los recursos, es decir, todas las cosas. Los momentos más significativos de su vida han sido el haber estudiado y haberse graduado, haberse casado, tenido a sus hijas y ver los logros de que ellas han ido teniendo en la vida.

• Experiencia personal y felicidad

Se considera una persona feliz, porque ha tenido todas las cosas que la vida le ha permitido realizar. Le atribuye su felicidad al haber alcanzado cosas, haberse realizado como mujer, el hecho de ser madre es algo fundamental y poder ser de alguna manera una guía, dejando huella en la vida de sus hijas. Percibe como desacierto el no haber seguido estudiando en su juventud, cuando lo debía haber hecho. Considera que sí existe la infelicidad.

• Experiencia colectiva y felicidad

La situación política, económica, la realidad local y la realidad global influyen en su felicidad con un impacto considerado como normal. Porque considera que, si permite que esos temas entren, para impactar su vida de manera negativa, no le va a llevar a nada. Prefiere verlo de la mejor forma posible y tratar de reducir gastos, colaborar en lo que puede.

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Los demás son importantes para su felicidad de una manera equilibrada, no es que no los necesite. Pero tampoco de ellos va a depender su felicidad, cree que primero se debe estar bien con uno mismo y ser feliz con lo que se ha vivido y alcanzado, con lo que se es. Por lo tanto, los demás serán otra parte. Una educación basada en la felicidad es importante, porque se disfruta, se bebe el conocimiento de los catedráticos, siempre se está abierto a aprender.

• Mi cara de la felicidad

Entiende por felicidad como lo que le va a motivar para seguir adelante, es lo que le va a permitir tener una esperanza de vida. Es feliz cuando alcanza sus metas y comparte con sus seres queridos. Es infeliz cuando de alguna manera se le frustran los planes. Cuando le hablan de felicidad piensa en su familia, amigos, seres queridos y metas alcanzadas. En una sola palabra la felicidad para ella es “familia”. Cuando piensa en la felicidad lo relaciona con amor y compartir con sus seres queridos. Lo que más le molesta en la vida es la injusticia. A lo que más le teme es a no terminar lo que empieza y no dejar un legado para sus generaciones. La naturaleza para ella representa la vida. Los demás son felices cuando alcanzan sus metas. Su país es feliz cuando tiene paz.


Antonio de León Aguilar

• Datos biográficos

Estudiante, con gusto por el karate, la pintura y la música, de 14 años, guatemalteco, con identidad cultural ladina, cristiano católico.

• Estesis de vida

Para él la vida es un grupo de emociones, acompañado de los sentimientos y la felicidad. Además, considera que no es vida el no tener felicidad, ya que es lo que podría impulsar la vida.

• Experiencia colectiva y felicidad

La situación política, económica, la realidad local y la realidad global influyen en la felicidad, porque lo que sucede afecta al país y a la larga impide la libertad, aunque se supone que todos esos elementos se trabajan o construyen para buscar la libertad.

Los momentos más significativos de su vida han sido el nacimiento de su hermana y cuando han llegado las mascotas a casa.

Los demás son importantes en su felicidad, y considera entre ellos, en primer lugar, a su familia. Una educación basada en la felicidad daría armonía.

• Experiencia personal y felicidad

• Mi cara de la felicidad

Considera que a veces es una persona feliz, porque le da cierta infelicidad lo que acontece en el mundo. Le atribuye su felicidad a Dios, por lo que le da cada día, a su mamá y hermana. Considera que han existido momentos de ofuscación por pérdida momentánea del estar conscientes por distractores externos que nublan su entendimiento. En esta etapa de su vida no tiene fracasos ni desaciertos. Lo que puede hacer es relacionar como desafortunado el haber calificado personas bien y no resultaron ser así. Sí existe la infelicidad, ya que se experimenta en algunos momentos de la vida.

Entiende por felicidad como la propia armonía. Es feliz cuando está con su familia. Es infeliz cuando no está con su familia. Cuando le hablan de felicidad piensa en armonía. En una sola palabra la felicidad para él es “armonía”. Lo que más le molesta en la vida es estar sin hacer nada. A lo que más le teme es al desequilibrio emocional de las demás personas. La naturaleza para el representa armonía. No sabe en qué momento podría ser feliz su país, lo percibe como muy controversial y parece no estar feliz con nada.

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Armando Cáceres • Datos biográficos

Químico-biólogo e investigador naturalista, de 81 años, guatemalteco, con identidad cultural ladina y con espiritualidad universal.

• Estesis de vida

Para él la vida es el presente y la trascendencia, lo que logremos. Además, considera que no es vida el pasado y el futuro. Los momentos más significativos de su vida han sido cuando ha alcanzado interiorización con su ser.

• Experiencia personal y felicidad

Se considera una persona feliz, porque ha aprendido a viajar introspectivamente y regresar con más conocimientos sobre su persona. Le atribuye su felicidad a estar consciente que la felicidad está en la paz interior. Considera que han existido momentos de ofuscación por pérdida momentánea del estar consciente por distractores externos que nublan su entendimiento. Sí existe la infelicidad, cuando no existe la interiorización y se busca la felicidad en los bienes materiales. Existe la infelicidad cuando no se reconocen los méritos y virtudes, los defectos y fracasos propios, y buscamos responsables externos (personas o creencias) de nuestros logros o fracasos.

• Experiencia colectiva y felicidad

Los demás son importantes en la felicidad propia en la medida en la que se les haga partícipes de nuestro propio espacio. Una educación basada en la felicidad sería ideal. Empezar por el autoconocimiento del Ser mismo, lo demás será fácil de aprender porque se sabrá ver con los ojos de la consciencia.

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• Mi cara de la felicidad

Entiende por felicidad como el despertar del yo interior, que nos permite ser felices hoy con lo que tenemos y aspiramos. Es feliz cuando está consciente de quién es y hacia dónde quiere ir. Es infeliz cuando se deja envolver por factores externos que perturban su visión y consciencia. Cuando le hablan de felicidad piensa en su llama interna. En una sola palabra la felicidad para él es “estar consciente”. Cuando piensa en la felicidad lo relaciona con su interior. Lo que más le molesta en la vida son los factores externos que distraen la mente consciente y arrastran al mundo material de la ceguera interna. A lo que más le teme es al tiempo que tomará para que el Ser Humano despierte del letargo en que está sumido. A la proliferación de creencias y falsos profetas que llevan al Ser Humano como rebaño al despeñadero de los inconscientes. A los individuos que le dejan la responsabilidad de ser felices a otros en una búsqueda externa permanente. La naturaleza para él representa vida, respeto, autoconocimiento, aprendizaje y felicidad. Desde su experiencia considera que las emociones se generan en el mundo interior que cada quien lleva dentro de sí mismo, se relaciona con los otros seres vivos donde cada individuo lo permita conscientemente, haciendo al individuo un Ser Íntegro. Cuando se hace inconscientemente, las emociones no se dominan, causando desequilibrio en nuestro Ser. Nuestro mundo interior consciente y su relación con nuestros semejantes nos da felicidad.


Carlos Humberto Aldana Mendoza

• Datos biográficos

Guatemalteco, mestizo, tiene 60 años de edad, practica una espiritualidad induista, budista y católica. Se dedica al trabajo educativo, trabajo social, la defensa de los derechos humanos, trabaja en el centro para la prevención de la violencia en Centroamérica y es profesor universitario. Domina el Castellano y el inglés parcialmente. Padre de cuatro hijos. Es doctor en Educación, Licenciado y Máster en Pedagogía (USAC, UNAM). Durante varios años, profesor de primaria y secundaria. Desde hace veinticinco años es profesor universitario (Facultad de Humanidades, Universidad de San Carlos de Guatemala). Ha sido educador popular (jóvenes, pueblos indígenas, derechos humanos), conferencista nacional e internacional. Autor de una cuarentena de libros sobre educación, pedagogía, filosofía y derechos humanos.

• Estesis de vida

Describe la vida como el conjunto de emociones, vivencias, hechos, objetos y personas con las que vamos construyendo lo que somos. Además, considera que no es vida el paso entre el nacimiento y la muerte, sino que realmente es lo que somos, lo que vamos haciendo y siendo a lo largo de la vida. Los pasos más significativos en su vida se vinculan con la gente. Su familia, sus padres, sus hermanos, sus hijos, su primera y segunda esposa, sus amigos, sus estudiantes. El momento significativo no se reduce en un hecho particular si no que en varios hechos y tienen que ver con todas las personas con las que interactúa. Todo lo significativo en la vida tiene que ver con otros, ya sean cercanos o lejanos.

• Experiencia personal y felicidad

Se considera una persona muy feliz pero consciente de las propias angustias e infelicidades. La felicidad se aprende, es una decisión y es una construcción. Atribuye su felicidad a una de las bendiciones más grandes recibidas en la vida, que consiste en el hecho de tener la oportunidad de trabajar con y para la gente. La felicidad es una ventana que se abre hacia afuera y que le permite ir hacia el encuentro de otros. Cuando se abre la venta, da ciertas vueltas por el aire que entra e impacta hacia adentro. Este ejercicio de construcción de la felicidad le ha permitido descubrir la meditación, la respiración, el ejercicio físico y la vocación por la felicidad. Ha tenido un sinfín de fracasos, errores, desaciertos, situaciones complicadas tanto a nivel personal como profesional. Sin embargo, la clave es que no está marcado por todo lo negativo que ha podido vivir y siempre está en la búsqueda de una vida más plena. La vida es integral por lo tanto existe la infelicidad y esta consiste en el apagamiento de la persona. Es un tipo de abandono sobre sí mismo y la ausencia de una mirada hacia adelante. Es un apagamiento del espíritu y de la energía interior, la pérdida de un horizonte. La infelicidad no se refleja en el exterior sino en el interior de cada persona.

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• Experiencia colectiva y felicidad

Ha estado cerca de muchas víctimas, le ha tocado ver situaciones muy duras y vivido luchas políticas en contra del sistema y del gobierno. Sin embargo, el dolor que siente por las personas, las comunidades y los estudiantes, no le ha permitido perder la felicidad. Porque las tristezas, las injusticias estructurales, la pobreza que les daña; deben fluir a través de la meditación, la respiración, el cambio de actividad, el ejercicio físico, gozarse las cosas de la vida para que no convertirnos en receptáculos de tristeza o barril de tristeza. Si uno se debilita ya no puede hacerse nada por los demás ni por uno mismo. La felicidad no es un escape de la realidad social pero la misma tiene que estar con nosotros aún en los momentos más duros de la vida. La vida está basada por los otros, sin embargo, los otros no son determinantes para ser feliz. Las posiciones, los trabajos, los perfiles, los puestos importantes… no determinan el ser feliz. Descubrió que la felicidad depende de la actitud personal, del trabajo personal, del interior fortalecido. Como pedagogo indica que una educación basada en la felicidad empieza por la felicidad de aquellos que educan. La educación en la felicidad no es un contenido curricular. Es una fuerza, es una energía que viene desde adentro y la responsabilidad radica en quien educa. La educación para la felicidad no es algo transportable, sino que es algo que nace desde el interior y se construye en las sanas relaciones. El clima emocionalmente sano contribuye grandemente para ser feliz. Entonces, la educación basada en la felicidad empieza por los adultos que educan, se fortalece en las sanas relaciones y se construye a partir esas relaciones, pero desde las energías y las fuerzas que cada uno va obteniendo. Los otros no son garantía de la felicidad, pero sin los otros tampoco hay felicidad.

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• Mi cara de la felicidad

La felicidad es un fuego interior que nos mueve, basado en el entusiasmo que nos conduce hacia afuera para con los otros, pero somos retribuidos hacia adentro. Soy feliz cuando estoy emocionado por mí y por otros. Soy infeliz cuando encuentro motivos para estar vivo. Cuando me hablan de felicidad pienso en gente y en acciones. En una sola palabra la felicidad para mí es “vivir a tope”. Cuando pienso en la felicidad lo relaciono con personas, acciones y esfuerzos. Lo que más me molesta en la vida es el egoísmo y la prepotencia. A lo que más le temo es a ser incapaz de ser feliz. La naturaleza para él representa la casa. Los demás son felices cuando en su interior descubren el sentido de la vida. Mi país es feliz cuando todo mundo come y todo mundo trabaja.


Debby Marcella Maya Linares Sandoval

• Datos biográficos

51 años de edad, identidad de género femenina y sexo: masculino. Espiritualidad: católica, comunidad étnica: mestiza/ladina. Lenguas: Castellano, 50% de inglés, 30% garífuna, 20% de Qeq’chi’. Es oficial de programas, nacionalidad guatemalteca.

• Estesis de vida

Para ella la vida se explica como todo ser viviente en la tierra, animal o vegetal, que ocupa un espacio, en donde algunos dependemos de otros. Dentro de los animales, hay animales racionales que tenemos pensamiento, dotados de reproducción sexual. En otro aspecto amplio, citando a Freire y la educación popular, vida es la naturaleza, la lucha, la resistencia. Es algo importante, a pesar de que está tipificado como un delito el quitarla, hay personas que no tenemos vida, teniendo vida. Opina que es algo ilógico e irracional tener la vida y no tener las mismas oportunidades que tienen otras personas que son heterosexuales, que son normados en una estructura.

• Experiencia personal y felicidad

Uno de los momentos más significativos ha sido conocerse a sí misma. Tenemos un patrón de aprendizaje donde nos enseñan lo binario: hombre-mujer, macho-hembra, pero cuando hay otros colores, otros grises que forman parte del paisaje, que también son colores, no se ve como normal. Cuando no se funciona así, se comienza a ver una distorsión porque no “se encaja” en lo normal. Fue significante identificar que no era la persona que le quisieron hacer creer, descubrirse como persona, como humana y diferente. Le dio a ella mucha apertura el poder identificar su sexualidad, su género y de romper el paradigma hombre-mujer: ser un hombre y convertirse en femenina.

Cuando se está entre la espada y la pared se busca cómo solucionar para poder sobrevivir. Muchas mueren en el intento, otras sobrevivimos. Otras tomamos como muy natural la violencia, la falta de familia, el rechazo, las mismas oportunidades y es ahí donde muchas sacan fuerza para vencer esos estereotipos de la sociedad que se forman en la familia. Es feliz porque tiene una lucha. Está dejando una huella, está formando, ayudando a que otras personas se empoderen. Esto hace que las otras personas le den reconocimiento como lideresa, activista de derechos humanos, que tiene conocimientos, que puede dar aportes, para lograr hacer cambios.

• Experiencia colectiva y felicidad

El primer fracaso fue huir cuando en su casa no le aceptaron construir su identidad, si se quedaba le hubiera tocado más duro. Alejarse de ahí, irse sola, le causó problemas y dificultades. Para ella, el ser infeliz sería no reconocer cuando uno se equivoca, cuando cometes errores, tener soberbia, ser negligente, una persona indisciplinada, no ser responsable, eso no me llena de felicidad. Esta infelicidad la entristece, y le hace mucho daño. No poder hacer nada, estar atada de manos, el ver que la gente se está muriendo de hambre, ver la injusticia, la violencia, violación a los derechos humanos y no denunciar, y no defenderlos, es causa también de tristeza.

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El entorno influye en su felicidad principalmente en cuanto a la impunidad, corrupción. Ver a los tomadores de decisión, le da mucha rabia y se enoja. Manejar a las personas como un simple títere, defendiendo a los corruptos, que no cumplen con la ética, con ser profesionales.

la gente, lo que uno siembra eso cosecha. El perdonar, dentro de esta educación en la felicidad, es importante pues a veces vivimos tan inmersos en que no podemos perdonar a los que nos hicieron daño y nos causa un montón de inconvenientes.

Los otros son parte de un sistema, un hábitat donde se aprende a compartir y aceptar errores. La otra, el otro, tienen que estar ahí con la característica de que cada cabeza es un mundo. Hay cosas positivas, negativas, pero hay algunas cosas transversales que nos unen, como lo sanguíneo, las luchas, la resistencia.

• Mi cara de la felicidad

Lo que necesitamos es desaprender lo que nos han enseñado mal. Primero se trata de cambiar pensamientos, después enseñarle a

Ella es feliz cuando logra cambios. Es infeliz cuando existe la impunidad e injusticia. Cuando le hablan de la felicidad piensa en su familia. En una sola palabra la felicidad es “compartir”. Lo que más le molesta en la vida es la corrupción. A lo que más le teme es la soledad. La naturaleza representa todo. Los demás son felices cuando armonizan. Su país es feliz cuando se acabe la impunidad y exista transparencia.

Dina Elías

• Datos biográficos

Es una guatemalteca de 46 años de edad, mestiza, psicóloga clínica y comunitaria, docente e investigadora. Católica feminista.

• Estesis de vida

Para Dina la vida es la posibilidad de ser de manera digna. No es sólo ser un organismo operativo sino entidades llamadas para trascender. Se refiere no solo a la vida humana sino también la vida de otros seres. La novida sería la negación de las posibilidades de existencia. Lo que destruye la energía que somos: una energía interna, vitalidad, existir biológica, espiritual, individual y colectivamente. Dos de sus momentos significativos son: le gustaba leer de niña y leyó todos los Evangelios y supo que al morir íbamos a ir al cielo, pero se dio cuenta de que ya no iba a ver a las personas. 55

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Ese día lloró mucho, y se dio cuenta de la finitud de la vida, por lo cual se debe hacer lo mejor que podemos en el tiempo que tenemos. Por ello pensó en aprovechar a su papá, mamá, y hermana mayor. Todavía no estaba la menor. Cada momento es para trascender. La otra experiencia fue que, de adolescente, tipo 17 años, sintió una paz interna y creyó que en ese momento se podía morir. Se sintió realizada. Lo que había hecho estaba bien.

• Experiencia personal y felicidad

A la pregunta de si era feliz expresa que “sí y no”. “Sí” porque sabe apreciar lo que tiene y lo que puede aportar. Esta consciente de las bendiciones y privilegios de la vida. Agradecida,


pero eso le genera inquietud e interpelación por todo lo que pasa fuera de ella. No puede ser feliz si hay personas sufriendo, niñas violentadas. Todos merecen tener cosas buenas como las que quiere para su hija. Dina le atribuye su felicidad a elementos internos y externos. Por una parte, por azar, formación u otras variables es una persona optimista y fuerte. Psicológica y espiritualmente es fuerte. Interiorizó una fe de un Dios no castigador, sino de misericordia y amor. Por otra parte, entre los elementos externos, su profesión y su trabajo le ofrece la oportunidad de tocar la vida de otras personas; y junto a ello, el amor de su familia. No sabe si llamar “fracasos” a las experiencias negativas, sino oportunidades de crecer o transformarse. Oportunidades de resignificación. No está arrepentida de cosas, sino que hoy haría mejor el trabajo que hizo con determinados grupos. La pérdida de su papá también fue una experiencia negativa. En el tema de la infelicidad expresa que los humanos necesitan ver las cosas con concreción. Y parece que la felicidad o infelicidad se ven como objeto de estudio, como que si ambas fueran juntas: una hay que alcanzarla y la otra hay que rechazarla. Alguna gente cree que sí existe la infelicidad porque así lo ha concebido.

no están bien. Hay que crecer en conjunto. Una educación para la felicidad debe ayudar a deconstruir la idea de que es algo concreto, o un estado, o algo que se debe alcanzar fuera de sí, o que hay que ir a obtener como un producto. La felicidad es un desarrollo en conjunto con los otros, es una plenitud de lo que debes tener. No necesariamente debe significar ideal, sino que se pueda desarrollar como persona, con un componente de solidaridad muy grande en conexión con otras personas y otros seres. Hay una trampa capitalista neoliberal, por el creer que tener más es ser más.

• Mi cara de la felicidad

Su concepto de felicidad es entendido como un compromiso continuo con la vida, la dignidad de las personas, para consigo misma, para los otros y con los otros. Un compromiso transformador del bienestar psicosocial. Por ello cree que hay que aportar para que los demás vivan mejor y es infeliz cuando ve tanta niña maltratada y violada, el despojo y la injusticia. Invita a debatir lo que comúnmente se entiende como felicidad.

• Experiencia colectiva y felicidad

Dina expresa que lo socioeconómico influye mucho. No hay que quedarse indiferente, se mantiene alerta y preocupada, interpelada. No se puede eludir el dolor ajeno. Los otros son importantes. Hay que perseguir el bienestar individual, pero éste no es posible si los otros

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José Augusto Yac Noj

• Datos biográficos

Guatemalteco, es de la comunidad K’iche’ (norte de Sololá), tiene 65 años de edad. Fue acólito, catequista, seminarista, pero en la actualidad practica la espiritualidad maya. Se dedica al campo de la educación. Habla la lengua k’iche y la castellana. Es Ajq’ij (guía espiritual y contador del tiempo).

• Estesis de vida

Inicia su refl exión recordando la energía del día desde el Calendario Sagrado. Ante la energía de Wuqub’ Aj: la ternura, la esencia del hogar y la familia, conecta su diálogo entorno a la felicidad. En su interpretación la felicidad se basa en la ternura. Las preguntas constantes en la vida, son, ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde vamos? Son preguntas filosóficas que nos permiten entender la vida. Es importante conjuntar todo porque la vida no solo se refiere a la existencia personal, sino que tiene que ver con todo lo que existe: la inmensidad, los planetas, la Madre Naturaleza. Todos somos hermanos, no estamos encima de lo creado, somos una parte nada más del todo. Somos cuidadores.

• Experiencia personal y felicidad

Indica que los momentos más significativos de su vida se marca en tres ciclos importantes. El primer ciclo corresponde a los primeros trece años: la culminación de su educación primaria y la muerte de su abuelo paterno a la edad de siete años. Su abuelo era un gran guía espiritual maya en la comunidad que coincidió con la ola del vaticano y los misioneros enviados desde los Estados Unidos. Su papá era católico y catequista, fue infl uenciado por toda la doctrina católica durante ese tiempo y quería que uno de sus hijos fuera sacerdote algún día. Durante el lecho de enfermo de su 55 2

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abuelo, su papá hizo que le dieran la extremaunción a pesar de que el abuelo no quería. El sacerdote le arrebató todos los instrumentos y signos que tenía el abuelo desde la espiritualidad maya. Seguidamente lo arrebatado fue tirado al río. El segundo ciclo corresponde a sus 26 años y le marca la búsqueda se sus propias raíces para poder entender y fortalecer su identidad. En el tercer ciclo, antes de sus 39 años, le marcó el encuentro con el complemento de su vida, su esposa. Cerca del cuarto ciclo, el inicio de su ancianidad le marca el recibimiento del Tz’ite’, es decir, la misión y la vara sagrada como guía espiritual maya o contador del tiempo. Considera que la felicidad máxima no se logra porque la misma es una lucha constante, es un seguimiento y consiste en las vivencias cotidianas. No se es feliz todo el tiempo. Es una búsqueda de equilibrio y armonía personal. La felicidad se expresa en la presencia misma desde el silencio, pero reflejada en alegría, tranquilidad y serenidad. La persona feliz está bien consigo misma y permite una interacción de energías sanas. Uno de los desaciertos que ha vivido fue que por infl uencia de su padre se integró a la formación sacerdotal en el seminario menor y mayor, pero pudo notar que no era feliz porque estaba desvinculado con lo que realmente quería en la vida. Abandonó la formación sacerdotal. Pudo descubrir que su energía o nawal lo estaba preparando para algo más grande y maravilloso.


La no felicidad se manifiesta a través de la ausencia de energía, el sufrimiento, los problemas, la angustia… que se apoderan de uno mismo porque la energía está dispersa.

• Experiencia colectiva y felicidad

La situación política, económica, la realidad local y la realidad global influye en su felicidad y en la de todos. Porque básicamente como pueblos mayas estamos constituidos en comunidad. Sin embargo, en la situación actual se anteponen los intereses personales ante los intereses comunitarios. Se han perdido muchos valores como estar en comunidad y la búsqueda de la vida en plenitud. No debemos perdernos en todo aquello que viene del exterior. Los otros (las personas, los animales, las plantas) son importantes para la construcción de la felicidad personal y colectiva. Porque la vida se basa en relaciones, somos seres de relaciones. Entre más y mejor, relaciones tejemos, mucho mayor es nuestra felicidad. Cree que una educación basada en la felicidad desde el modelo que sea debe partir de las relaciones sanas y la ternura. Que incluya a

toda la comunidad educativa: estudiantes, profesores, directores, padres y madres de familia, las plantas, los animales, los minerales. Porque todos aportan integralmente para la construcción de la felicidad.

• Mi cara de la felicidad

La felicidad en K’iche’ es Kikotemal, lo que significa dulzura, riqueza y plenitud de vida. Además, existen dos expresiones complementarias el Jororem que implica estar pleno, completo, sano, armónico y equilibrado; y k’asasem que implica estar despierto, activo, entusiasta, con energía y con ganas de vivir. Soy feliz cuando comparto. Soy infeliz cuando estoy mal consigo mismo. Cuando me hablan de felicidad pienso en mi familia. En una sola palabra la felicidad para mí es “equilibrio”. Cuando pienso en la felicidad lo relaciono con mi servicio. Lo que más me molesta en la vida es que las personas no busquen la felicidad. A lo que más le temo es al dolor y al sufrimiento. La naturaleza para él representa una madre. Los demás son felices cuando comparten entre sí. Mi país es feliz cuando “no sé cuándo”.

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Gabriela Aguilar • Datos biográficos

Directora del Departamento de Proyectos de Desarrollo Rural del Gobierno de Guatemala; de 33 años de edad, guatemalteca, con identidad cultural ladina, cristiana católica.

• Estesis de vida

Para ella la vida es circular en el aquí y ahora, respirar y despertar. No es vida el dejar de vivir, y eso puede ser la muerte física o estar muerto en vida, no asimilar el día a día. Los momentos más significativos de su vida ha sido el ser madre como experiencia que rebasa a todas las demás, pese a ser posterior de otros momentos significativos en su vida; los hijos adoptivos de cuatro patas, sus mascotas, a lo que no humaniza, pero le ven como su familia; y el alcanzar metas personales en el ámbito académico, deportivo y laboral.

• Experiencia personal y felicidad

Se considera una persona feliz, aunque no es siempre. Pero la felicidad es parte de su elección personal. Le atribuye su felicidad a poder elegir serlo, segmentada en el crecimiento espiritual que le hace ir más allá desde su cosmovisión, su esencia y perspectiva en la vida, y por ello ver a sus hijos como una de parte de esa esencia de su felicidad. No se siente fracasada aún, quizá en algún momento consideró que hubo etapas en la vida en las que se han atravesado por esas sensaciones. Pero es de igual forma una decisión, dejar que algo le devaste o no. Desaciertos sí se han tenido, en cosas, en momentos, en las que no ha sido asertiva, pero esos momentos han generado experiencia. Considera que sí existe la infelicidad, aunque depende mucho de la personalidad y la capacidad de resiliencia que se tenga.

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• Experiencia colectiva y felicidad

Considera que la situación política, económica, la realidad local y la realidad global influyen en la felicidad de las personas, porque le atribuyen demasiado poder a un sistema sobre ellos mismos. Para ella, no es esa su función, no existe para ello, la felicidad es algo personal que depende de ella misma. Pero sí influye mucho, ya que conlleva a tener momentos en los cuales hay estancamientos, no se llega a metas o propósitos, porque el país está en crisis. Los demás son importantes para su felicidad, porque son sus hijos, sus mascotas. Pero la felicidad, siendo ella la cabeza del hogar debe iniciar por ella misma, si no cómo podría dar amor y ver a los otros como algo importante. Considera que si uno no logra crecer personalmente, tampoco puede dar y valorar esos momentos que son los detalles del día a día, que llenan la vida y que le hacen feliz. Una educación basada en la felicidad sería única, porque los educadores dejarían de ser parte de un sistema repetitivo que no ve las capacidades ni las destrezas, dejarían de ver al sistema educativo como una fuente del capitalismo, que no es malo, pero tampoco es bueno, porque los seres humanos pueden ser más productivos si aprenden siendo vistos como una fuente única y sin igual, y no es un récord estructurado donde no todos encajan. Todos tenemos formas de ver la vida, de proyectar. Si no se tiene respeto, si no se encuentra equilibrio, no se logra aprender, y aprender con felicidad ayuda mucho al cerebro, a las neuronas, facilita el aprendizaje.


• Mi cara de la felicidad

Entiende por felicidad como equilibrio y esencia, de uno mismo. Es feliz cuando está con sus hijos, con todo su entorno. Es infeliz cuando no está con su familia, con su entorno, cuando no tiene espacio consigo misma. Cuando le hablan de felicidad piensa en su familia. En una sola palabra la felicidad para ella es “equilibrio”, “esencia”, “familia”. Cuando piensa en la felicidad lo relaciona su familia. Lo que más le molesta en la vida es el negativismo, la falta de actividad.

A lo que más le teme es a la falta de valores en el sentido espiritual en las personas. La naturaleza para ella representa equilibrio, esencia, libertad, fuente de inspiración, vida. Los demás son felices cuando se deciden a crecer. Su país nunca será feliz, solamente por grupos. Guatemala tiene una gran dificultad para asimilar sus diferencias étnicas, culturales, económicas, etc. Y una gran fuga por la tremenda corrupción. Considera que, si la educación y la salud se unieran como con todo, con valores, constancia y disciplina, se podría alcanzar en una gran medida y tener ciudadanos más enfocados en sí mismos, más productivos, más dispuestos a tener amor en su cotidianidad.

Juan Pablo Romero Fuentes

• Datos biográficos

Educador de 37 años de edad, guatemalteco, con identidad cultural en búsqueda, increyente. Es fundador del movimiento educativo “El Patojismo: sueños e ideas en acción”, el cual promueve una educación con énfasis en el servicio comunitario.

• Estesis de vida

Para él la vida es el bien común, vivir con dignidad. Y la no-vida sería no tener acceso a servicios básicos, dolor, desigualdad, racismo, injusticia, no contar con espacios verdes para promocionar el desarrollo de los niños. Lo que ponga en riesgo la libertad del ser ya no es vida. Los momentos significativos de su vida son la adolescencia, la decisión acerca de qué hacer con su vida, que la familia cediera su casa al servicio de la comunidad; a partir de esto hace un voto personal de dedicarse a la causa social de un movimiento educativo para el servicio comunitario. Fue la decisión más hermosa y dura de su vida.

• Experiencia personal y felicidad

No se cree una persona feliz sino una persona de esperanza, con una búsqueda de equilibrio entre la rabia y el amor. Le atribuye su felicidad a sus papás, quienes le enseñaron el servicio social. A su proyecto desde las familias a quienes ha tratado como iguales. Ha cometido errores como no seguir los protocolos de cómo funcionan los sistemas legales, lo cual provocó la pérdida de lo construido-invertido en un campus; rodearse de personas que se aprovecharon de la causa para sus propios intereses personales. No habla de infelicidad, sino que los seres humanos son seres de oscuridad y de luz. Es superficial que se diga que Guatemala es el país más feliz del mundo. 205

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• Experiencia colectiva y felicidad

La situación social local y global condiciona los discursos, las acciones, las actividades diarias. El 21 de noviembre de 2020, se hacía una manifestación pacífica y de pronto se vuelve represión estatal. Por eso también condiciona la vida, la esperanza de la persona. Y la educación debe responder al carácter global y humano.

diversa. Repensar conceptos de educación, comunidad, o realidades socioeconómicas es necesario.

• Mi cara de la felicidad

No acepta el término felicidad y prefiere el término esperanza: luchar por narrar las propias experiencias. No volar es la desesperanza.

Los otros son decisivos en su vida. Sin las otras personas no hay proyecto. Se ve como parte de la colectividad que busca el bienestar común. Juan Pablo expresa: “sin el resto no puedo ser”. Son vitales: sus decisiones, colores, risas.

Le hace infeliz que llore un joven o una persona. Pero sus padres le recuerdan qué es ser feliz. Una felicidad que entiende como esperanza. Sus temores son a él mismo. Ve la naturaleza como vida, y a los demás como felices sólo si pueden ser. Y, finalmente imagina un país en condiciones felices cuando sea un estado plurinacional.

Una educación basada en la felicidad. Prefiere hablar de la esperanza y no de términos occidentales como paz o felicidad, porque ésta ha estado ligada al consumo. La esperanza es distinta: tiene más campo, es más humana, más

Prefiere explicar la felicidad desde el término “esperanza”: una búsqueda de equilibrio entre la rabia y el amor. Eso se manifiesta en el servicio comunitario desde la educación.

Juan Tacen (Mimo Tamagochy) • Datos biográficos

Identidad de género: masculino, de 35 años de edad, de raíces mayas de parte de su papá procedente de San Martín Jilotepeque. Ha investigado sobre el origen y significado de su apellido: Taxen o Tacen quiere decir los desarrolladores de consejo.

• Estesis de vida

Para hablar de vida, hay que ser conscientes de lo que le hicieron creer e integrar a él, a través de luchas familiares. Le infl uenciaron de tal forma que creció en un ambiente donde lo principal era el punto de vista del adulto no del niño y esto viene de generación en generación. Le hicieron creer que la vida es una continuidad de lo que hacían sus papás, para hacer un proceso igual que ellos. La vida era según las metas de ellos, cuando no se cumplen, no lo es. Si a un niño le piden que vaya a lustrar zapatos y él no lo hace, 55 6

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entonces no está cumpliendo esa vida. El primer acontecimiento significativo en su vida sería cuando su madre lo trajo al mundo. Su esposa le hizo descubrir cosas, Cree que como artista tiene varias responsabilidades, como pagar impuestos para sostener este país. Otro hecho significativo fue cuando le comentó una madre, que su hijo, tras sufrir la separación del divorcio, le confesó que había desistido de suicidarse porque al llegar al show del Mimo Tamagochy, cada fin de semana a la calle del arco, se llenaba de alegría y se relajaba más. En sus rutinas aplica frases de su abuelo: “¡cuando te caes levántate! ¡Cuando lo intentes, no lo intentes una o dos veces, inténtalo mil veces!”


• Experiencia personal y felicidad

Tiene un 98% de felicidad y un 2% de realidad. Porque tiene un peso al salir de casa, porque a veces se desahoga y le dice a la gente: “no pases pena, esto va a pasar”. Un 2% por que a veces le pasa a él. Ha perdido a familiares. Hace un año perdió a un sobrino con cáncer, que era como su hijo. Pero la parte cuando le dice a otras personas, todo va a estar bien, para él, es felicidad. Ese 2%, que le ha tocado, porque así estaba escrito. Puede tener uno un mal día, pero al día siguiente hay que sonreírle a la gente. ¿Pero por qué sonríe? Es como lo significativo de la máscara del payaso, el mimo o la persona común. Entra, se levanta y se pone una máscara. Marcel Marceau, el maestro del silencio, le encanta a él por su rutina de las máscaras. Él venía, se la ponía y quitaba. Por eso dice que tiene un 98% de transmitir alegría y un 2% de ser real en su propia persona. Ese 98 % de felicidad se lo debe a 3 cosas que tiene en la vida desde niño: comer, viajar y vivir del arte. Fueron sus primeros principios desde su personalidad y sus primeros deseos. Su mayor desacierto es que todo el mundo convencional cree que todo, en cada persona tiene que ser así. Que el alcohol es parte de una destrucción que surge de las personas porque tienen un puesto, por ello sería mejor no llegar a tener un puesto. Eso es lo que a él le duele. Una experiencia dolorosa es pensar que tristemente en Guatemala, el arte no es valorado, pero también artistas que no han dado la pauta para que se valore. La felicidad nunca será al 100%. La infelicidad es como la tristeza, en la película de “Intensamente”. Cree que todo está balanceado.

• Experiencia colectiva y felicidad

Hay un 40% que no tiene acceso al internet. Vivimos en una situación difícil. La situación política es una razón por lo que la gente es feliz cuando le llevan Q 100.00 o arroz, a cambio de un voto. Mientras se juega un puesto, los políticos dan. Ese es un momento de alegría

cuando desembolsan. La realidad política es hacer sonreír, cuando les brinda lo económico. En la realidad Local, después de marzo a la fecha, por ejemplo, descubrió que a muchas personas no les gustaba su show, pero ahora a través de lo que está pasando, le dicen que lo extrañan y esperan verlo en la calle del arco. Ya no es tanto una actividad económica y política, sino la necesidad de sonreír. En esta pandemia oyó decir que el Circo Soleil se declaró en bancarrota, él quería estar ahí, ese era su sueño. La sonrisa es necesaria, pareciera que no es parte de lo político, de lo local o global. La sonrisa es universal. La política y la economía estarán siempre ahí, no puedo decir que no me afecta. La felicidad va a estar ahí también. Educar en felicidad significa que los niños sean expresivos, creativos, inclusivos, basados en los sueños de ellos mismos. La felicidad es todo aquello que uno alcanza, tiene y desea para poder lograr sus sueños, metas y todo lo que te hace sentir bien a ti mismo.

• Mi cara de la felicidad

Entiende por felicidad como lo que le va a motivar para seguir adelante, es lo que le va a permitir tener una esperanza de vida. Es feliz cuando alcanza sus metas y comparte con sus seres queridos. Es infeliz cuando de alguna manera se le frustran los planes. Cuando le hablan de felicidad piensa en su familia, amigos, seres queridos y metas alcanzadas. En una sola palabra la felicidad para él es la “familia”. Cuando piensa en la felicidad lo relaciona con amor y compartir con sus seres queridos. Lo que más le molesta en la vida es la injusticia. A lo que más le teme es a no terminar lo que empieza y no dejar un legado para sus generaciones. La naturaleza para él representa la vida. Los demás son felices cuando alcanzan sus metas. Su país es feliz cuando tiene paz.

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Leonardo Boff • Datos biográficos

Escritor, filósofo y teólogo de la Liberación, de 82 años de edad, brasileño y de espiritualidad cristiana católica. Habla portugués, castellano, italiano, alemán, e inglés.

• Estesis de vida

La vida es la más grande floración del universo. Porque el sentir de la vida es vivir. Y vivir es la alegría de vivir, la alegría, de existir, de amar, de admirar la grandeza del Universo, de estar aquí presente. Entonces fundamentalmente vida, es darse cuenta de que es una alegría estar aquí, relacionado con todo. Y el reverso de esto no es la muerte. Son los fracasos no asumidos, los dolores no aceptados. Una muerte existencial, no una muerte biológica. Eso exige de uno para superarla, una espiritualidad que es la expresión más alta de la vida. El que se conecta con Dios termina aceptando todo eso, porque dice: tiene un sentido. Una experiencia significativa fue cuando estudió en Alemania y le hicieron una invitación para quedarse como profesor de la universidad. Es lo máximo que se puede ofrecer a un extranjero porque todos tienen que ser alemanes. Pero sintió una inmensa felicidad de poder volver a su país después de 5 años y empezar la enseñanza de la teología y eso fue una especie de sorpresa, un alivio, una vez en la vida siente esa felicidad.

• Experiencia personal y felicidad

No utiliza mucho la palabra felicidad por la manipulación de los medios, habla más bien de autorrealización. Él se siente autorrealizado. En gran parte, porque sus grandes deseos y propuestas ha conseguido realizarlas: a) trabajar la teología, la filosofía, b) estudiar mucho, c) tener dos pasiones: la pasión por Cristo, por

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Dios, por San Francisco; y la pasión por los pobres los que estaban al margen, e intentar unir las dos pasiones. Eso le ha dado mucha felicidad. Uno puede ser solamente feliz, en la medida que hace a otros felices. No se puede ser feliz, solo uno, para sí y con medios rápidos, sino que tiene que salir al encuentro del otro, haciéndolo feliz. La máxima expresión de la felicidad: hacer a otros felices. Una experiencia de fracaso, podría ser el juicio que Roma le impuso no por el juicio mismo, sino por lo injusto. Las acusaciones que eran mentirosas, venían de Alfonso López Trujillo y de los grupos más reacios. No tenía capacidad de defenderse, sin poder tener abogado, sin conocer los acusadores, tener que someterse totalmente. Eso le produjo una especie de depresión inicial, indignación, y contradicción que esto pudiera ocurrir en la iglesia, en la herencia de Cristo, que fue amigo de todos. El ser humano es infeliz cuando no acepta las contradicciones que son de la condición humana, que pueden defraudarse, engañarse, que puede quedarse enfermo. La suprema infelicidad es no poder amar, no poder dar amor a la persona que ama, o no poder recibir amor de la persona que ama, eso es una felicidad intangible que atañe solamente a su corazón. En ese sentido hay muchas personas infelices en el mundo, porque no alcanzan a realizar su deseo máximo de estar junto con la persona amada.


• Experiencia colectiva y felicidad

Nacer es ya la gran felicidad. Es como los niños que juegan y corren por todas partes. Es la irrupción de las energías de la vida. La felicidad en estado puro. Lo bueno de la felicidad es que uno no se da cuenta cuando es feliz porque uno vive bien la situación. Y lo más grande de la felicidad, como reto, es aceptar que el ser humano es complejo: puede ser demens y sapiens. Puede tener rabia y exclusiones, tener cariño, abrazar al otro, son dos situaciones que conviven en el ser humano. Pero la felicidad emerge cuando acepta las dos y sabe dar más espacio a la dimensión de luz y mantener bajo control esa dimensión de sombra. El efecto de eso es una felicidad madura, la felicidad más perenne. El cosmos tiene un papel importante en la felicidad del ser humano. Es difícil para las personas urbanas porque casi no ven el cielo, pero cuando uno está en la oscuridad, ese cielo profundo lleno de estrellas. Eso produce más que una felicidad, una profunda tranquilidad, en el fondo sentimos que venimos de allá, de que un día vamos a retornar a las estrellas.

que el mundo la reduce al consumo, los viajes, en el nombre, en vacaciones. Son todas de ilusiones. Van allá para descansar, pero al final regresan más cansados. La felicidad deber ser como los mayas dicen: tiene que escuchar su corazón, desde lo más profundo, de lo que le sale de allá y seguir eso. Visitar a una región bella, donde haya silencio, tranquilidad o también llegar a ver multitudes y preguntarse qué es lo humano, que camina siempre pero no sabe hacia dónde va. Entonces nace una admiración, un profundo respeto. Es una felicidad de otro tipo, pero también es ser feliz.

• Mi cara de la felicidad

La felicidad es siempre consecuencia de cosas anteriores. Especialmente la felicidad como relación buena consigo mismo, con su conciencia, con su profundidad, y una relación adecuada, buena fraterna, con el otro. Una relación también cuidadosa, con la naturaleza con capacidad de admiración, veneración. Especialmente una conexión y relación muy íntima con Dios, con la divinidad. Lo que resulta de ese conjunto de relaciones, ya que el ser humano es un nudo de relaciones y si esas relaciones están muy adecuadas, el efecto de eso es sentirse bien, esa es la felicidad.

Para educar en la felicidad primero hay que limpiar el campo: las ilusiones, propaganda

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María Antonieta Gonzáles Choc (Ixsu’m)

• Datos biográficos

Guatemalteca, maya kaqchikel. Es sociolingüista, escritora y poetiza maya kaqchikel. Es católica, pero a la vez practica la espiritualidad maya. Es nieta de un ajq’ij (guía espiritual maya) e hija de una curandera maya. Habla el idioma kaqchikel y el Castellano; escribe y entiende todos los idiomas de la rama K’iche’, parcialmente habla el inglés.

• Estesis de vida

Describe la vida como don y regalo concedido al ser humano y a todos los seres que habitan en la Madre Tierra. Desde la cosmovisión del pueblo maya lo mineral también tiene vida, entonces, tiene vida la piedra de moler, un ave, las plantas medicinales. Dentro los momentos más significativos señala que comenzó a valorar la vida cuando supo que no vino en el maletín de la comadrona, narración que le había contado su madre cuando era niña. Sin embargo, al transcurrir del tiempo su madre le contó la verdadera historia y con lujos de detalles sobre su proceso de nacimiento. Este hecho lo registra en una entrevista que tituló “El nacimiento de la niña”. Cuando interiorizó y reflexionó su nacimiento pudo valorar más la vida, valorar más a su madre y la hizo más humana. Otro acontecimiento que recuerda como significativo fue la muerte de su padre. Sintió que su familia quedó incompleta pero también la hizo más fuerte y tomó las riendas del hogar como hija mayor. Otro momento significativo y fuerte fue su encuentro con la muerte. Recuerda haber muerto unos segundos inexplicables accidentalmente y agradece a la vida por la segunda oportunidad que le fue concedida. Finalmente, un cuarto momento importante fue el encuentro con su “ch’umilal”, su misión de vida. Jamás supo que iba a ser 55 55

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la sucesora de su madre en esta misión, que consiste en ser una “aq’omanel”, es decir, curandera desde las plantas medicinales.

• Experiencia personal y felicidad

Se considera una persona feliz, pero a la vez está consciente que la vida le ha traído episodios de tristeza y desequilibrados. Es feliz porque nació en un hogar integrado, porque fue educada desde el hogar antes de ser una estudiante escolarizada y por haber tenido una conexión con la madre tierra desde pequeña (trabajo de campo). Además, es feliz porque tuvo la oportunidad de ser una estudiante escolarizada, se considera amante de los libros. Jamás tuvo un libro de niña por esa razón comenzó el ejercicio de escribir libros. La carencia de libros en el hogar le permitió descubrir su camino hacia la escritura y la lectura. El camino académico y las artes han contribuido a su felicidad. Ha tenido etapas de desequilibrios en la vida. El desequilibrio que recuerda haber cambiado su existencia, es el hecho de abandonar su municipio cuando era adolescente por alcanzar un sueño. La tristeza o el desequilibrio, a veces, son necesarios porque muestran caminos positivos. Insiste que en la vida transitamos por momentos positivos y negativos, así como existe la noche y el día, la vida y la muerte. Desde la cosmovisión de los pueblos se entiende que en la vida tenemos límites, no somos eternos. Por lo tanto, no existe la infelicidad como tal, sino que únicamente tenemos límites.


• Experiencia colectiva y felicidad

Está consciente que la situación política, económica, la realidad local y la realidad global, influye en su existencia por la impotencia que podría tener al no poder aportar positivamente en lo que acontece en los diferentes contextos. Muchas veces estamos con los brazos cruzados no por acomodamiento, sino que por las imposibilidades o limitaciones. Sin embargo, es importante fortalecer la inteligencia emocional a nivel personal para que las injusticias, los desastres naturales y demás situaciones no afecten la estabilidad emocional y la felicidad propiamente. No podemos estar eternamente tristes por lo que acontece a nuestro alrededor. Podemos vivir el enojo, la impotencia, el coraje, la frustración… pero jamás perder la felicidad. No podemos ser indiferentes, pero tampoco apropiarnos tanto para no sufrir los desequilibrios. Los otros influyen en su felicidad. Por ejemplo, ver como sufre la madre naturaleza, como sufren otros hermanos y hermanas, pero también, ver los logros colectivos, que otros estén bien, la estabilidad y la felicidad de los demás, influye porque estemos bien.

Una educación basada en la felicidad debe estar diseñada desde el educando, desde su cosmovisión, contexto, necesidades. De tal manera que sea una educación pertinente y con calidad. Una educación basada en la felicidad debe ser pública, gratuita, accesible, equitativa para todos y desde la perspectiva de los pueblos.

• Mi cara de la felicidad

Soy feliz cuando disfruto de libertad, de educación y de la gran oportunidad de cumplir con mi misión de vida. Soy feliz cuando escribo. Soy infeliz cuando me despierto tarde. Cuando me hablan de felicidad pienso en leer. En una sola palabra la felicidad para mi es “salir a hacer ejercicio”. Cuando pienso en la felicidad lo relaciono con hilos de muchos colores para tejer y bordar. Lo que más me molesta en la vida es ver sufrir al otro. La naturaleza para ella representa vida. Los demás son felices cuando tienen algo que comer. Mi país es feliz cuando no haya pobreza.

Marta Elena Casaús Arzú • Datos biográficos

Guatemalteca, escritora, socióloga, historiadora y politóloga. De 72 años de edad, mestizaladina, su lengua es la castellana.

• Estesis de vida

Para ella la vida es todo aquello que produce un desarrollo humano-animal-vegetal, que contribuye al bienestar y felicidad del ser humano. La vida puede ser animal, vegetal, mineral e incluso astral. Vida sería también todo aquello que complementa y satisface al ser humano.

Los momentos significativos han sido el nacimiento de sus hijas, el haber contribuido a que en Guatemala se realizara un diagnósticopolítico del racismo, y ser parte del peritaje en las sentencias condenatorias a violaciones a los derechos humanos, como es el caso del genocidio en Guatemala: un momento de mayor satisfacción y felicidad.

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• Experiencia personal y felicidad

Se considera una persona profundamente feliz. Considera un privilegio tener todo aquello que se necesita, desde lo material e inmaterial. En estos momentos de su vida, cree que puede decir como Neruda: “confieso que he vivido”. Nunca le ha dado miedo la muerte, incluso en esta pandemia del coronavirus. Ha vivido cuándo, cómo y con quién ha querido. Siente la satisfacción de haber alcanzado logros, más que materiales, que siempre los ha tenido. Parte de su felicidad, es haber ayudado a la formación de la Fundación María Antonio Dubó, como un centro de debate entre ciudadanos guatemaltecos. En un 60% le atribuye alcanzar su felicidad a su marido e hijas. Ella aduce que sería muy prepotente decir que no ha tenido fracasos. Confiesa que le hubiera gustado haber tenido más tiempo para vivir en Guatemala y se lamenta haber vuelto tan tarde. Asegura que uno de sus fracasos, es tener una familia muy complicada, de origen, que no se corresponde en nada a todo lo que ella piensa, vive, siente y ama; una familia tan diferente, tan despegada, tan poco empática de las cosas por las cuales ella vive. Lee como fracaso el proyecto político y social, la injusticia y corrupción. Pero, todos sus objetivos, incluso los personales, como seguir bailando a los 72 años, le produce un gran placer. Reconoce el fracaso como el no poder convencer a más gente que hay que cambiar a nuestro país. Para ella la infelicidad es la sensación de frustración, resentimiento y envidia que el ser humano tiene frente a no ser capaz de adecuar sus metas a su realidad: la incapacidad de vivir las cosas en su justo término.

• Experiencia colectiva y felicidad

En esta etapa del coronavirus ha visto la crudeza de un mundo que genera sus propios monstruos y la capacidad de autodestrucción. Siente que vamos hacia un camino sin salida, de mucha desesperanza y angustia. La infelicidad se manifiesta en tener un mundo más desigual, terrorífico y angustioso. Pero al

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mismo tiempo hay esperanza: procesos como los de George Floyd, visibilizando el racismo en USA, le produce una felicidad infinita; o las declaraciones del alcalde de Comalapa; los 48 cantones de las autoridades ancestrales poniéndose e imponiéndose y declarando non grato al presidente. Son actos no de valentía sino de posición política, de una magnitud que no hay marcha atrás. Le produce mucha infelicidad la pobreza y la desigualdad, pero también mucha esperanza la lucha de la gente por salir de esta situación. Ella considera que los otros son enormemente importantes para su felicidad. No se concibe en términos individualistas. Asegura más bien que el individualismo es uno de los elementos que genera mayor infelicidad. Los otros forman parte de su yo desde la naturaleza hasta el otro. No podría vivir sin los otros. Por tal razón recomienda una educación donde se enseñe a los niños, que no son nadie sin los otros. Inculcar el respeto desde pequeños, la diversidad étnica, cultural, de género. Enseñar que la tolerancia y la comprensión son las bases del entendimiento y la convivencia. Afirma que no hay una persona que conozca que sea feliz por sí mismo, él o ella sola, no la hay. Visualiza tres pecados capitales: a) el individualismo, el no compartir con los demás lleva al egoísmo. b) La envidia: querer siempre lo que los demás tienen y estar buscando lo que el otro tiene más que uno. c) Por último, la avaricia-codicia que es no estar contento con lo que uno tiene. Comenta que ha conocido a personas que han vivido en condiciones de extrema pobreza y eran felices y se consideraban así mismas felices, porque lo que tenían, lo compartían. La felicidad es compartir con los otros, con la familia, el entorno y el país aquellos logros o no logros que, como seres humanos, la vida nos ha permitido tener, dar y transmitir. Felicidad, es el mejoramiento de los valores éticos, sociales, económicos del conjunto de la población y el mejoramiento de ti como persona.


• Mi cara de la felicidad

Es feliz cuando ve un atardecer, toma un ron, ve a sus hijos y nietos crecer. Es infeliz cuando mira la pobreza, la miseria, injusticia, la corrupción y la deslealtad. Cuando le hablan de felicidad piensa en el desarrollo, mejoramiento del ser humano y la sociedad. La felicidad para ella es muy cursi decirlo, pero es “amor”. Es decir, entrega y darse. La felicidad la relaciona con la entrega, el amor, el bienestar, la realización. Lo que más le molesta en la vida es la injusticia.

Lo que más le teme no es la muerte, es la desesperanza y el odio. La ecología representa algo importante pero no exclusivamente importante. Le parece que el ser humano es más importante. Para ella el ser humano está por encima de la ecología. Los demás son felices cuando se realizan como personas y son suficientemente generosos como para socializar su felicidad. Su país sería feliz cuando tuviera otra forma de gobierno, otros líderes y otro desarrollo más integral, con menos desigualdad.

Miriam Azucena Rosal Sagastume

• Datos biográficos

Guatemalteca, de 57 años de edad, es mujer, cristiana, mestiza. Domina el español y el inglés. Es docente universitaria y ministra evangélica.

• Estesis de vida

Entiende la vida como la posibilidad de existir con un cuerpo, es el sentido biológico de la vida. Vivir es existir, que combina la consciencia, el análisis y la interacción con las personas que nos rodean. Vida es posibilidad de ser. Interpreta la no vida cuando la persona no tiene una digna existencia.

• Experiencia personal y felicidad

Narra que los momentos más significativos en su vida tiene que ver con su núcleo familiar y a la comunidad de fe a la que pertenece desde pequeña. En el plano personal el logro más significativo es haberse convertido en ministra de la palabra y de los sacramentos a la iglesia a la cual asiste. Se considera una personal feliz pero consciente de sus desaciertos, contradicciones y coyunturas. Atribuye su felicidad a la visión íntegra de los fenómenos, es decir, no solo mira

el ahora sino el antes y el después. También es feliz porque su fe más que ligada a la religión, está ligada a una experiencia de espiritualidad. Ha tenido desaciertos en su vida y no los puede negar. Estos están referidos a su desinterés y su poca persistencia en ciertas actividades que le ha tocado vivir, es decir, los logros escasos o poco reconocimiento le ha conducido a sus desaciertos. En cuanto a la infelicidad cree que sí existe. Cuando la vida de una persona, están dadas las condiciones para ser feliz, pero desde sus percepciones personales no lo son, entonces, será infeliz. Estas condiciones tienen que ver con la alimentación, techo, vestuario, trabajo, educación mínima; que son consideradas las necesidades básicas de la existencia. La persona es infeliz cuando aún mira muchas situaciones que no le permite el disfrute, el goce y lo celebrativo.

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• Experiencia colectiva y felicidad

Considera que en el plano de lo reflexivo influye en su felicidad la situación política, económica, la realidad local y la realidad global. No puede considerar un bienestar completo o una disposición al goce y a lo celebrativo, cuando hay amplios sectores de la población sumidos en la pobreza por un sistema injusto. En el plano reflexivo no le permite la felicidad plena, sin embargo, es honesta al decir que, a pesar de las condiciones que se viven en el ámbito mundial y local, no le afectan. Ella no se considera feliz sola. Los otros tienen sus intervenciones, pero no puede responsabilizar a los demás para que sea feliz o infeliz. Las satisfacciones personales y comunitarias le permiten construir constantemente su felicidad. Cree que una educación basada en la felicidad debe partir desde las personas que se educan. No es suficiente tomar en cuenta los saberes porque se torna a una práctica más directiva. La educación para la felicidad debe tomar en cuenta el contexto y al educando desde sus intereses y sus propias aspiraciones. No se necesita únicamente de sujetos felices cuando se habla de una educación basada en la felicidad.

• Mi cara de la felicidad

Entiende la felicidad como una disposición personal a valorar los acontecimientos históricos, familiares, personales y sociales, en su correcta medida. Es decir, no dejarse llevar únicamente por el juicio colectivo de éxitofracaso, sino es necesario tomar en cuenta la satisfacción personal de la consciencia del ser en cada una de las cosas que nos tocan que vivir. La felicidad es únicamente la ausencia de tristeza, es la suma de lo que se persigue en la vida. Soy feliz cuando disfruto de cada momento y situación que viene a mi vida. Soy infeliz cuando me dejo llevar por el negativismo, el pesimismo y cuando hago caso a los comentarios mal intencionados de las personas. Cuando me hablan de felicidad pienso en la capacidad de celebrar la vida, conmigo misma y en comunidad. En una sola palabra la felicidad para mí es “armonía”. Cuando pienso en la felicidad lo relaciono con la música. Lo que más me molesta en la vida es la injusticia. A lo que más le temo es a la agresión física. La naturaleza para mi representa una madre. Los demás son felices cuando tienen las condiciones para serlo y cuando asumen el reto de ser felices diariamente. Mi país es feliz cuando todos pensamos en el bienestar propio y en el de los demás en la misma medida.

Nelson Bladimir Marroquín Ramos

• Datos biográficos

Trabaja en Recursos Humanos de 35 años de edad, guatemalteco, con identidad cultural ladino, ateo.

• Estesis de vida

Para él la vida es el tiempo que se tiene y lo que se hace con él. Lo contrario a la vida es no hacer nada con ese tiempo que se tiene.

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Los momentos más significativos han sido, el conseguir un primer trabajo, la graduación de una carrera media, su primer emprendimiento, el fracaso del primer emprendimiento, el segundo emprendimiento, el nacimiento de sus sobrinos. A nivel social han existido momentos duros y complejos, en primer lugar, por los


gobiernos de turno, principalmente por las catástrofes vividas en el país (desastres naturales), los cuales han marcado una diferencia.

• Experiencia personal y felicidad

Se considera una persona promedio, con altas y bajas emocionales. Cree que ha aprendido a desarrollar inteligencia emocional y de ahí parte la estabilidad emocional. Cree que el hablar de ser una persona feliz es hablar de plenitud, de una persona plena, por lo que no considera aún haber llegado a ello, ya que hay cosas y experiencias que le hacen falta en este momento. Le atribuye su felicidad a momentos específicos, de logro, de plenitud. Tener la sensación de haber hecho algo bien, independientemente si han sido para uno mismo o los demás. Percibe como desacierto la selección de algunos empleos, el haber interrumpido los estudios y haber tardado en retomarlos. También le vienen a la mente algunas relaciones sentimentales. El primer emprendimiento fue un fracaso, aunque ha dejado mucho aprendizaje, pues ha sido la base para nuevos retos. Considera que sí existe la infelicidad, pero está determinada por decisiones propias. Ya que se pueden modificar las circunstancias.

• Experiencia colectiva y felicidad

La situación política, económica, la realidad local y la realidad global influyen en su felicidad muy poco, ya que considera que todos somos responsables de nuestras condiciones y situaciones; por lo tanto, de cómo le pueden afectar. Sin embargo, existen algunos sectores en el país que son más castigados, ya que son apartados y marginados, cree que a estos sectores sí les influye muy considerablemente.

Considera que todos influyen en la felicidad de los demás. Todo depende del círculo íntimo de cada uno. En su caso, al ser limitado, todos los que se encuentran en él, tienen impacto en su vida. Todos los que estén fuera del círculo, influyen poco o nada. Una educación basada en la felicidad formaría personas de una calidad muy elevada, personas que estarían en constante búsqueda de la felicidad, una constante búsqueda de metas. Hoy en día la educación no es así, ya que busca formar mano de obra.

• Mi cara de la felicidad

Entiende por felicidad como períodos de tiempo, porque una persona no puede ser permanentemente feliz, ni tampoco puede ser permanentemente infeliz. Son períodos de plenitud, de lograr algo, de realizar algo bien, de haber alcanzado una meta. Esos períodos, esos momentos, son los que definen la felicidad. Es feliz cuando las limitaciones son mínimas. Es infeliz cuando las limitaciones son muchas. Cuando le hablan de felicidad piensa plenitud y bienestar. En una sola palabra la felicidad para ella es “plenitud”. Cuando piensa en la felicidad lo relaciona con el alcance de metas, de sueños, de hacer algo bien. Lo que más le molesta en la vida son las personas que creen tener la verdad absoluta A lo que más le teme es a no alcanzar las metas que tengo a largo plazo. La naturaleza para el representa una fuerza muy poderosa. Los demás son felices cuando sus limitaciones son pocas. Su país es feliz cuando existen muestras de solidaridad

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Pavel Alvarado León • Datos biográficos

Es guatemalteco, ingeniero mecánico industrial, católico y empresario.

• Estesis de vida

Pavel asocia la palabra “vida” con familia y trabajo. Y no-vida es la no relacionalidad familiar y no poder proveer a su familia. Los momentos significativos de su vida son de contexto personal: la muerte de su padre a los nueve años, la separación de su madre y sus hermanos cuando estos se fueron del país, la pérdida de sus abuelos. Por otro lado, momentos lindos significativos de su vida son el nacimiento de sus hijos, su matrimonio, momentos con sus hermanos a quienes ve poco, éxitos personales de trabajo, y su práctica del deporte. Recuerda que cuando nació su primera hija también pudo completar la competencia del “triatlón ironman”, y allí se juntaron dos grandes felicidades

• Experiencia personal y felicidad

Expresa que es complejo para él decir que sí y porque ahora no es el mejor momento para decirlo. O puede decir que sí, aunque siempre hay algo que anda buscando. Le atribuye su felicidad a la relacionalidad familiar, poder trabajar y proveer. Cree que sus desaciertos personales y profesionales le han ayudado a aprender “a prueba y error”, y que el anteponer el trabajo a todo lo demás es algo que debe cambiar, sin embargo, afirma que ha podido ser una mejor persona gracias a su esposa. En cuanto a la infelicidad cree que sí se manifiesta y la ve como una zona gris, etérea. Expresa tener una vida privilegiada y más de lo necesario para vivir, a la luz de los problemas que tienen las personas en este país y en otros.

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• Experiencia colectiva y felicidad

La situación socioeconómica influye, puesto que no se puede estar desconectado. El tema político incide en los temas económicos. Personalmente ha tenido muchas pérdidas en el presente año por el mal manejo de un político: el presidente. Internacionalmente hemos sido el patio trasero de “los señores del norte”, y esto tiene un efecto en nuestra vida, no sé si en la felicidad, pero sí en temas económicos. Los otros son importantes para su felicidad si son los de su círculo primario y un par de amigos. Los demás influyen poco. Una educación basada en la felicidad es tratar de dejar ser y que las personas desarrollen su máximo potencial posible, siendo conscientes de una frontera entre lo que uno cree que es felicidad y lo que verdaderamente los pueda llevar a tener una vida, si no tan feliz, plena. Por ello a sus hijos los ha educado más con base en darles oportunidades según una visión que él tiene y no en torno al concepto felicidad.

• Mi cara de la felicidad

Su concepto de felicidad es que su círculo primario familiar se desarrolle y estén satisfechos con lo que hacen, y él poder proveer lo necesario para facilitar ese desarrollo y formación. Esto es lo máximo, se da “más que servido” con eso. Por ello es feliz cuando está con su familia, comparte, convive, y le da lo mejor posible; y no lo es cuando no tiene el trabajo que requiere para sostener a su familia. Cree que el país tendrá mayor oportunidad de ser feliz cuando haya menos pobreza y oportunidades para todos.


Ramiro López Ramírez

• Datos biográficos

Es xinka de 54 años de edad, quien trabaja ofreciendo servicios técnicos al Ministerio de Cultura y Deportes, de espiritualidad xinka.

• Estesis de vida

Para él la vida es el hecho de tener conciencia, de que respira, puede movilizarse, valorar el contexto en que vive, es decir, su ambiente y cultura. Eso se complementa en la medida en que se relaciona con armonía con ese entorno. La no-vida es no reconocerse co-dependiente de otros elementos. Los momentos significativos han sido encontrarse consigo mismo, con su entorno, con su contexto, con su territorio, con los suyos: reconocerse tal cual es.

• Experiencia personal y felicidad

Se considera una persona feliz. Pero su “realización humana no es individual sino colectiva” en la medida en que puede ser útil a los demás.

Los desaciertos han sido: “Me costó entender que para encontrarme conmigo mismo tuve que desprenderme de muchas cosas: materiales y espirituales”. El fracaso más grande ha sido la pérdida de su casa y de sus bienes materiales. Pero no ha sido determinante, porque le permitió hallarse a sí mismo. Fue una lección de vida. Respecto a la infelicidad, no cree que exista. Lo que existe es la confusión en la misión del ser humano. En la medida en que no encuentro lo que debo hacer, allí estaré mal. La felicidad o infelicidad es un proceso que se construye, que se va tejiendo, encontrando. Pero todo tiene sentido en el servicio a los demás.

• Experiencia colectiva y felicidad

La realidad socioeconómica influye de manera negativa y positiva. Si no se está consciente de lo que se es, la realidad global puede despersonalizar, porque puede generar Le atribuye su felicidad a: - Tener conciencia de que puede razonar y falsas expectativas de felicidad. A esto se le llama aculturación. Hay que potenciar la tiene vida. - Haber encontrado el camino del destino identidad cultural local para no perderse en la globalización. que debe recorrer. - Eso le permitió tener conciencia de la misión-función para lo que la vida le ha puesto en un espacio y tiempo determinado. No se puede pensar solo en uno mismo, debe haber conciencia de que venimos de un legado histórico, familiar y cultural al cual uno se debe. A partir de esto se puede acoger principios, valores que sustentan el desarrollo de nuestro ser: y si a eso se le puede llamar educación, entonces lo será. Pero es más allá de lo occidental.

A nivel local, la felicidad no incluye solo aspectos propios del ser humano, sino también en las condiciones del Estado Nacional en que la persona se encuentra. El Estado debe proveer condiciones adecuadas para la realización. Pero, el caos e incongruencias del Estado, puede tener una infl uencia relativa en la persona, porque cada uno puede seguir teniendo luz para servir.

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Los otros son importantes para la felicidad porque sin ellos: la vida personal no tiene sentido. En la medida en que se puede sentir útil para los demás, se va encontrando la propia felicidad. Los otros no son solo los seres humanos sino con todos los seres que tienen vida: viento, agua, fuego, montañas, animales. La caricia del viento en tu piel te hace sentirte feliz. Una educación para la felicidad debe partir del sentir y no del razonar, porque te permite, palpar la vida en tu interior, y la vida de los del alrededor. Y en la medida que partamos del sentir, se llega a razonar más integral. Un título es solo un paso dado, pero no lo es todo. Si la educación se sustenta en el sentir entonces se percibe la alegría, de los demás, el sufrimiento

de los demás, la realización de los demás. Hay que mostrar al ser humano la capacidad que tiene de sentir.

• Mi cara de la felicidad

Ramiro describe la felicidad como tener conciencia de la capacidad de respirar, pensar, ver, escuchar, trabajar; y que esa conciencia permita ser luz para los demás. Usa las expresiones “realización humana, bienestar para los demás, conciencia humana de saber vivir, encontrarse a sí mismo” para describir la felicidad. Su concepto de felicidad está ligado a adquirir conciencia de sí mismo y su misión para servir a los demás: alude a un quehacer para la colectividad.

Rigoberta Menchú Tum

• Datos biográficos

Guatemalteca, originaria de San Pedro Jocopilas, El Quiché. Trabajó como sirvienta en casa particular, se educó desde la educación de adultos por eso su vida se vincula con los procesos de alfabetización (cursó cuatro grados en un solo año). Se casó a los 33 años y tuvo dos hijos (uno fallecido). Actualmente tiene 61 años de edad y tiene 40 años de carrera internacional. Es académica, asesora a nivel nacional en instituciones de gobierno y consultora a nivel internacional. Trabaja en la UNAM; es parte de la Facultad de Derecho y parte de la Coordinación de Humanidades de la misma universidad. Habla el k’iche’, el castellano y parcialmente el inglés. Es guía espiritual maya. Lideresa maya, defensora de los derechos humanos, embajadora de buena voluntad de la UNESCO, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1992 y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 1998.

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Mirada desde el centro

• Estesis de vida

Su sentido de vida se basa en el Sagrado Calendario Maya o Calendario Lunar (Cholq’ij). Es el que rige el ser y todo lo que se es según nuestros ancestros. Durante nueve energías o nueve meses, es decir, 260 días es el tiempo que estamos sumergidos en el vientre de nuestra madre. Es el tiempo de la gestación y va hilado y predestinado al día de nuestro nacimiento, a lo que llamamos futuro. Para los mayas el futuro no es mañana, sino que nuestro futuro, nuestro presente y nuestro pasado va hilvanándose junto e integralmente desde nuestra gestación. Esta integración está vinculada a la energía personal desde el nacimiento. Entonces, de acuerdo a la energía personal, hay inclinación a ciertos intereses, lo que sentimos y lo que no sentimos. En tal sentido la plenitud de vida no


es posible si no nace desde nosotros mismos y parte desde el código del sentir. El sentir es felicidad y el no sentir es la infelicidad. El sentir es un sagrado tesoro que nos posibilita desarrollar una consciencia sobre cada aspecto de la vida.

• Experiencia personal y felicidad

Su experiencia personal es que no es posible la plenitud de vida si no sentimos y el sentir es una práctica permanente. No se es feliz, integral o pleno si no va con el sentir de lo que hacemos, tener consciencia y la práctica de vida. Por eso es feliz porque es armoniosa consigo misma. Cuando siente armonía tiene ganas de realizar muchas cosas, tiene motivación. La felicidad es la armonía personal y colectiva. La infelicidad es la desarmonía. Tiene que ver con el no tener consciencia de lo que se tiene y entramos en una búsqueda sin sentido. Por eso la felicidad no tiene que estar vinculada a muchas cosas. Cuando no se armoniza la casa, el dinero, la comida y las relaciones familiares entramos a una experiencia de infelicidad.

• Experiencia colectiva y felicidad

Desde la colectividad ha podido experienciar que el ser humano es quien construye su felicidad y moldea su entorno. Sin embargo, cuando vemos miseria manifestada a través del racismo, la discriminación, el odio, las fobias; de alguna manera es la inconformidad del ser humano con su propio ser. Todos tenemos una práctica de vida. Por lo tanto, influye en su felicidad la situación política, económica, la realidad local y la realidad global. El nosotros, influye en todo lo que somos colectivamente, tarde o temprano vamos a tener la misma necesidad. El código del materialismo no debe ser codicioso. Los corruptos, los asesinos, los genocidas, los racistas, los fóbicos y toda actitud condenable, obstruyen la armonía colectiva.

Sin nuestros hermanos mayores no somos felices. Por ejemplo, me levanté y siento una armonía enorme porque vi un cielo tan azul. Este alcance no depende de mí directamente, sino que de lo que mis ojos alcanzan a ver. Me levanto y siento un ambiente hermoso y me dan ganas ir a ver un río. Esta es la conexión con la Madre Tierra y muchas veces olvidamos dónde estamos y con quiénes estamos, el paquete de cemento (casa física) nos quita la conexión con la Tierra. No tiene nada que ver si yo tengo un doctorado o no, sino que cuenta el sentir que yo tengo y por lo tanto le doy valor a lo que hago. Entonces, soy feliz. La humildad es un código de vida que permite construir la felicidad. Hay que hacer las cosas con mucha pasión. Una educación basada en la armonía es posible porque se aprende a equilibrar armoniosamente. Para comenzar es necesario saber escuchar, el autocontrol, saber ceder, la humildad, la prevención, hacer consciencia, no señalar el pensamiento del otro (no censurar la idea del otro), entre otros ejercicios.

• Mi cara de la felicidad

La felicidad o armonía es una construcción individual y colectiva basada en la conexión permanente con los otros, la Madre Tierra y el Universo. Somos una parte íntegra de lo que existe. Soy feliz cuando tú quieras. Cuando me hablan de felicidad pienso en equilibrio, mesura, reflexionar mejor, no ser arrebatada, tratar de consensuar. Cuando pienso en la felicidad lo relaciono con humildad que es la suma de todos. Lo que más me molesta en la vida es que me duela algo o que esté afectada emocionalmente. A lo que más le temo es a la incapacidad, impotencia y la poca posibilidad de resolver.

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Mirada desde el centro


Amanda de Paz (alias)

• Datos biográficos

26 años de edad, ladina, guatemalteca, espiritualidad católica, trabajadora sexual

• Estesis de vida

Para ella la vida es estar con sus seres queridos. No vida es estar separado de ellos, no tener una parte de ella. Los momentos más significativos son tener a su familia completa, eso le hace ser muy feliz. Además, terminar sus estudios y poderse graduar, es lo que le haría muy feliz.

• Experiencia personal y felicidad

Es feliz porque tiene trabajo, es joven y su familia está bien. El fracaso es cuando todo le sale mal, algo, las cosas. Fracasar también significa no tener una buena relación de pareja, en su caso ha tenido uno. La infelicidad es la situación cuando no se tiene lo que uno desea, porque no está cerca de su familia, no puede cumplir sus metas en la vida y no hay una base o sustento económico.

• Experiencia colectiva y felicidad

Lo que pasa en Guatemala influye negativamente, en cuanto a la situación económica. Educar en la felicidad significa estar con los niños-las niñas, que estén bien cuidados, educarlos para que sean buenas personas. Ser responsables con ellos y pedirles a ellos también su parte de responsabilidad. La felicidad es vivir bien, estar bien, a gusto con lo que nos rodean, con los hijos y la familia y tener lo mínimo asegurado en la vida.

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• Mi cara de la felicidad

Ella es feliz cuando está con su familia. Soy infeliz cuando todo le sale mal. Cuando le hablan de felicidad piensa en su futuro. En una sola palabra la felicidad es su “familia”. Cuando pienso en la felicidad lo relaciono con el futuro. Lo que más le molesta es el fracaso. A lo que más le teme es a: al fracaso. La Naturaleza me representa la belleza, algo lindo. Los demás son felices cuando todo está bien. Mi país es feliz cuando todo marcha y/o debería marchar bien.


Wilson Rigoberto Norales Trigueño

• Datos biográficos

Es garífuna guatemalteco de 35 años de edad, trabaja para el Ministerio de Cultura y Deportes, Viceministerio de Patrimonio Cultural; estudiante de Licenciatura en Teología.

• Estesis de vida

Para él la vida es compartir y verse en el otro u otra. El egoísmo no es vida. Si yo tengo, mi hermano también tiene. Un momento significativo ha sido el obtener su primer trabajo de oficina, ya que significó mucho esfuerzo y precariedad para venir hasta la capital a su entrevista.

• Experiencia personal y felicidad

Es una persona feliz porque tiene vida, familia de sangre, familia comunitaria, ama su color, sangre, trayectoria e historia, sabe de dónde viene, dónde está parado y lo que quiere para mañana. Atribuye su felicidad al ser máximo que es Dios (Baba, Yeiba), al acompañamiento de sus ancestros y los dones que Dios le ha dado. Como desaciertos ve que en algún momento le enseñaron que no era lo mismo ser garífuna que ladino, y que no podía tener tanto peso como garífuna. Los fracasos los ve como pruebas. Aprende de lo que no sale bien. La infelicidad es un tema personal. Cada uno es feliz o infeliz según cómo lleve su vida. Según como se vea el mundo es feliz o infeliz.

• Experiencia colectiva y felicidad

La infl uencia de lo socioeconómico en la felicidad es en cuanto cómo puede ser identificada la persona, en el caso de él por el color de piel. Los otros influyen en su felicidad “50-50”, uno decide si quiere ser feliz o no; y lo otro son las relaciones de fuera. La educación basada en la felicidad debe ser sin fronteras ni colores. A veces te marcan como un color o un número y no por tus talentos y fortalezas.

• Mi cara de la felicidad

Su concepto de felicidad es: ser uno mismo. Vernos iguales. Reconocerse en el otro es verse feliz. Por eso es feliz cuando ve sonreír a los demás, hay unidad y solidaridad entre las personas; y es infeliz cuando ve injusticias, cuando está integrado en su familia. Dios es importante en su vida. Entiende el término felicidad como ser uno mismo. Aceptar y comprender lo que cada uno es. Pero desde allí da el salto a lo colectivo para expresar que hay que verse como iguales, reconocerse en el otro: su sonrisa, su unidad, su solidaridad. Dios, sus ancestros y sus dones son los que posibilitan su vida, su felicidad.

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Ri qakem Nuestro tejido Hemos presentado al inicio los hilos multicolores que se fueron hilvanando a lo largo de los cuatro Rincones del Universo y desde el Centro. Cada uno de estos hilos fueron urdiendo caminos diversos y hemos llegado a este punto para presentar nuestro propio tejido. A partir de estas 20 cosechas de la felicidad, podemos identificar la importancia que tienen cuatro elementos: - la estesis de vida, - la experiencia personal, - la experiencia colectiva, - y la relacionalidad cósmica para verbalizar la percepción y vivencia de la felicidad. Esto brinda la posibilidad de ensamblar distintos aprendizajes como miradas desde el centro para una interrelacionalidad multidimensional de las semillas tratadas en los apartados anteriores. Las veinte cosechas perciben, entienden y describen la felicidad como: a. Una expresión de la vida, en el sentido más personal y profundo: tiempo, trascendencia, hechos, naturaleza, lucha, resistencia, posibilidad de ser, la existencia (ser cuidadores), el bien común, la dignidad, consciencia, don, regalo, bienestar, energía personal, libertad y compartir, paz interior, armonía, relacionalidad, logro de metas, compartir, equilibrio y esencia de uno mismo, esperanza, servicio social.

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b. La felicidad es ser para los demás y lo otro fuera de sí. Algunas frases significativas que la describen: • Los demás son importantes de una manera equilibrada • En primer lugar la familia • En la medida que se les haga partícipes (a los demás) de nuestro propio espacio, tendrán mayor significación • Los otros son parte de un sistema, un hábitat donde se aprende a compartir y aceptar errores • Hay que crecer en conjunto • Somos seres de relaciones • Sin las otras personas, no hay proyecto • La felicidad emerge cuando se sabe dar espacio a la dimensión de luz y mantener bajo control la dimensión de sombra • No existe infelicidad, sino que tenemos límites • Produce mucha esperanza, la lucha de la gente por salir de esta situación • Los otros no son solo los seres humanos sino con todos los seres que tienen vida: viento, agua, fuego, montañas, animales • El nosotros, influye en todo lo que somos colectivamente, tarde o temprano vamos a tener la misma necesidad • Sin el resto no puedo ser • La realización humana no individual sino colectiva • Los otros son decisivos • Realización humana, bienestar para los demás, conciencia humana de saber vivir, encontrarse a sí mismo • Reconocerse en el otro es verse feliz • Hay que perseguir el bienestar individual, pero éste no es posible si los otros no están bien • Ser uno mismo, dando un salto a lo colectivo desde una fe en Dios y los ancestros • Es un fuego interior que abre a la relación y que al mismo tiempo recibe • Es una lucha constante, búsqueda de equilibrio • El sentir de la vida es vivir • Autorrealización de la más grande floración del universo que es la vida • Uno puede ser feliz en la medida que se hace a otros felices • Tener consciencia de la capacidad de respirar, pensar, ver, escuchar, trabajar • Una relación buena consigo mismo, relación fraterna con el otro y relación cuidadosa con la naturaleza; a partir de una fe en Dios • Libertad y cumplir su misión de vida • Satisfacción personal de la consciencia del ser en lo que se vive; ausencia de tristeza y suma de lo que se persigue en la vida

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c) Se desconfía del término felicidad, por alusión a realidades superficiales como ser = tener. Por ello se propone resignificar el término para decir felicidad, por ejemplo: • esperanza • armonía • motivación • familia • consciencia • plenitud • equilibrio • nudo de relaciones • amor d) Los y las que han participado en la mirada desde el Centro, entienden la vida como bien común, y lo que pone en riesgo la libertad del ser es la no-vida, la cual es descrita como pobreza, violencia, racismo, discriminación, desigualdad, perder el tiempo… La vida es compartir y verse en el otro u otra. e) La vida, al igual que la felicidad es co-dependencia: de los otros, de la naturaleza, de los sistemas socioculturales. No se puede ver al ser humano aislado. Por ello toma fuerza en la mirada desde el Centro el tema de la familia, y en cuanto a lo social el trabajo y el bien común: ser de manera digna. f) En cuanto a felicidad y educación: se invita a repensar conceptos de educación; se debe educar para sentir, no para razonar, porque así se puede palpar la interioridad y el contexto social. Hay que aprender a ser en conjunto con los otros. g) La felicidad es un proceso que se construye, que se va haciendo. Se perciben varios movimientos en torno a la felicidad: en relación a sí mismo, una relacióntensión entre lo individual y colectivo. Por una parte, se piensa en el encontrarse a sí mismo, ser para los demás, y relación con todo lo otro fuera de sí: familia, comunidad, territorio, identidad cultural. Pero también se alude siempre por una sociedad justa y sin violencias, lo que hemos llamado bienestar social o justicia social. Asimismo, se encuentra alusión a una relacionalidad cósmica. No se trata de ser feliz si se cumplen a cabalidad cada uno de los aspectos anteriores, sino que esos aspectos ayudan en la búsqueda y experiencia de la felicidad. Por supuesto que hay más énfasis de unos elementos en unas personas, y otros elementos en otras.

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La percepción de la felicidad desde las 20 cosechas es un entramado de relaciones que podríamos expresar en una gráfica así:

Ser para los demás: familia, comunidad, territorio, identidad cultural

Encontrarse-Ser uno mismo

FELICIDAD

La vida relacional no es solo con el ser humano, sino también con la naturaleza

Sociedad justa y sin violencias

Lo expresado en el intercambio de palabras de cada una de las 20 cosechas, que son en realidad, 20 caras de la felicidad; y la síntesis de elementos significativos que hemos recogido, se vinculan fehacientemente con las refl exiones expresadas en cada rincón del universo abordado. Estas personas, las cuales no tuvieron el ritmo de lecturas y refl exiones que hemos tenido los aprendientes doctorandos, han descrito en su prosaica de vida lo que nosotros hemos leído. Vale la pena reproducir aquí algunas evidencias irrefutables en la percepción de la felicidad: •

La felicidad tiene implicaciones a varios niveles concatenados: individual, colectivocomunitario y cósmico. Lo cósmico ha sido lo menos potenciado en las culturas occidentales, y relegado en las culturas originarias dada la infl uencia colonialista de un sistema global monocultural. Esto, cada vez más, está cambiando. Estamos frente al inicio de relacionalidades cósmicas profundas que promueven el cuidado de la casa común. Nos ha sorprendido que las experiencias de vida arrojan un alejamiento de una vista individualista de la felicidad. Podría ser por tener mucha infl uencia de cultura originaria y la presencia de valores latinoamericanos mestizos-ladinos como la estrecha vida familiar.

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• •

Los diversos nombres o sinonimaciones del término felicidad, expresan la apertura de una experiencia que no puede ser nombrada de una sola manera. Hay aquí, entonces, una presencia de la complejidad como bifurcaciones de innumerables caminos para la realización de la persona. Los relatos han dado a los desaciertos y fracasos un nombre de lecciones de vida. Y en ese sentido la descripción de la no-vida ha generado posiciones de esperanza y resistencia, convirtiendo la negatividad en un resorte de sentido. Hay una presencia de ecología de saberes que no se queda sólo en teoría. Se recogió la mirada de personas pertenecientes al mundo maya, garífuna, xinka y mestizo-ladino. Esto abona a legitimar la propuesta del sur andino denominada Sumak Kawsay o Ütz K’aslemal, en kaqchikel (Buen Vivir), como alternativa de sistemas, redes y resignificaciones de la vida en un contexto global, androcéntrico, machista, y mecanicista de la ciencia. Es de valor trascendente percibir que la estesis cotidiana es una red de relaciones que apoyan la vida y la digna realización humana. Por eso hemos dicho con anterioridad, que, si la estesis es sentir y la cognitividad es signifcar, la evolución humana recomienda apreciarnos y cuidarnos. Al menos en el discurso esta es la línea programática que expresaron los y las participantes en mirada desde el Centro. Lo que se ha dicho hasta ahora puede parecer muy idealista. Sin embargo, hubo conciencia de leer las diversas violencias como no-vida y determinar sistemas estructurales responsables de aminorar las experiencias humanas de autorrealización. No sabemos cuál es el sentir de un sicario o un genocida, de un narcotraficante o un pedófilo en torno a la felicidad. Este es un reto futuro para indagar. Una Educación para la Felicidad supone revisar o resignificar qué es educación. La felicidad no es un contenido curricular sino el ejercicio de un estilo de vida, el propósito de fijarnos más en la vida que en el conocimiento, ayudar a sentir más que a razonar, experienciar la ternura, la inclusión, la transformación, la esperanza y la incertidumbre más que un banco de contenidos que sólo sirven para ofrecer mano de obra a un proyecto neoliberal de producción. Por ahora deseamos dejar en sus manos este tejido de palabras vertidas por una de las 20 cosechas que refleja su estesis de sabiduría y vida:

La felicidad en k´iche’ es Kikotemal, lo que significa dulzura, riqueza y plenitud de vida. Además, existen dos expresiones complementarias: el Jororem que implica estar pleno, completo, sano, armónico y equilibrado; y K´asasem que implica estar despierto, activo, entusiasta, con energía, con ganas de vivir.

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La felicidad desde la comunidad de aprendizaje

Rukemïk Na’oj Edwin

Martínez

La felicidad es un viaje de resistencia y de belleza, hacia la construcción y defensa de la identidad personal y comunitaria entre los surcos inciertos de la vida. Nos acompaña la fuerza de la totalidad, del Creador y Formador. Es una travesía con momentos imprescindibles para la reflexión, el descanso e incluso para aprender del dolor, la muerte y la derrota. Pero solo esto, posibilitará la vida. Es un camino de aprendizaje, siguiendo las huellas y la sabiduría de nuestros antepasados. De sus huesos, nos viene el aire y el espíritu para ser revolucionarios. Por último, es una fiesta, un gozo no consumista ni trivial, sino primaveral y cósmico donde las flores, las estrellas y los seres humanos cantamos, dibujamos y creamos poesía juntos al Corazón de la Tierra y el Corazón del Cielo. Todo esto proporciona una experiencia que da sentido y armonía para luchar por los derechos de los más pobres en el contexto de nuestra casa común.

Fernando Porres

La ciencia debe buscar las explicaciones más simples de los fenómenos más complejos, hablar de felicidad implica experiencias personales y colectivas desde la multidimensionalidad y multimodalidad, ya que darle espacio al pensamiento, sentimiento y conducta pareciera algo complejo, pero en realidad es vida y esencia. La prosaica de la vida es una explicación propia y de cada uno, con un sentido armónico de comunidad. Para conocer, encontrar y entender la felicidad, hay que vivir.

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Walter Saquec

La felicidad consiste en la búsqueda permanente de la plenitud gozosa de la vida tanto a nivel individual como colectiva. Es decir, ninguna persona es feliz automáticamente sin haber experimentado estar en comunidad. Además, es un proceso de aciertos y errancias, que se construye cotidianamente desde adentro hacia afuera como también se fortalece desde afuera hacia adentro. Es un abanico de posibilidades, esperanzas, caminos, sentires, pensares y actuares. Es medio y fin, es punto de llegada y punto de partida; es caos y orden, es perpetua y aleatoria, es sonora y silenciosa, es simple y compleja, es dinámica porque se entreteje en la vida misma.

Herbert Alvarez

La felicidad es la armonía de la vida del ser humano. Una armonía que se expresa desde la multidiversidad de experiencias: a) A nivel individual: experiencia de sentido de vida que se construye desde la tensión relacional entre yo y todo lo otro fuera del individuo: redes relacionales con los cercanos (la familia), la comunidad-pueblo (amistadesfiestas-religiosidad-vecindad), la sociedad macro (trabajopolítica-costumbres-globalidad) y la naturaleza. Esto influye en el individuo y se convierte en vida de gozo, alegría, sueños, deseos de vivir cuando todo va bien; y, en esperanza, fortaleza, creatividad cuando las situaciones van mal. Pero siempre priva el deseo de vivir o luchar por la vida. Por ello la felicidad no es sólo la emoción placentera sino también el esfuerzo por una vida que sea agradable.

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b) A nivel social: todo lo otro fuera de nosotros influye en nuestra experiencia de vida, y por tanto en nuestra experiencia de felicidad. Un sistema social donde hay guerra, violencia, explotación, injusticia, no deja que la vida se desarrolle, y entonces se busca la liberación de esas negatividades. La felicidad no es una emoción pasajera sino emociones que potencian la búsqueda consciente del estar bien y a gusto en la vida. Y la infl uencia de lo social puede coartar eso. La felicidad, por tanto, también tiene una fuerza social. Es un sendero incierto y desafiante que posee una certeza: no puedo ser feliz totalmente si los otros tampoco lo son. c) A nivel cósmico. La naturaleza es también parte constitutiva de la felicidad. La vida se da en un ambiente cósmico. La naturaleza es vida, y además es nuestra casa, nuestro nido. Si ella cambia, los humanos cambiamos. La naturaleza es responsable de nuestro aire puro, del agua para calmar la sed, de los alimentos saludables, las vistas paradisíacas. Pero si el ser humano trastoca, interviene, explota y no cuida la naturaleza, entonces al agredirla, está matando a su madre. Somos pues, los seres humanos, parte de la naturaleza, y ella influye en nuestra experiencia de felicidad. El contenido de la felicidad es la vida buena, y el sujeto somos todos los seres existentes. Por ello se interrelacionan el nivel individual-social-cósmico. Además, personalmente, todo lo expresado está dentro de la esfera de la creencia en el Corazón del Cielo – Corazón de la Tierra (Ruk’u’x Kaj – Ruk’u’x Ulew).

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