Aletheia Platón

Page 1

A L É T H E I A

EDITADO EN VALENCIA POR ALÉTHEIA

VOL. I

ISSN 2660-5694

ARTES SERVIUNT VITAE, SAPIENTIA IMPERAT

PLATÓN



SUMARIO 1

BIOGRAFÍA, CONTEXTO Y MOTIVACIÓN FILOSÓFICA

28

LA ÉTICA

4

OBRAS, INFLUENCIAS Y REPERCUSIONES

36

PUNTOS CLAVE EN LA FILOSOFÍA PLATÓNICA

9

LA TEORÍA DE LAS IDEAS

43

CONCEPTOS PLATÓNICOS

16

LA EPISTEMOLOGÍA

50

SECCIÓN DE TEXTOS PLATÓNICOS

25

LA ANTROPOLOGÍA

80

ESQUEMAS SOBRE LA FILOSOFÍA DE PLATÓN


B I O G R A F Í A , C O N T E X T O Y M O T I V A C I Ó N F I L O S Ó F I C A

Aristocles nació en Atenas alrededor del año 427 A.C. y, aunque ese fue su nombre real, paso a la historia bajo el pseudónimo de Platón. Su padre, Aristón, descendía de la antigua familia real ateniense, mientras que su madre fue hermana de Carmines y prima de Critias, uno de los 30 tiranos que gobernaron en Atenas de forma despótica alrededor del año 404 a.C., Platón tubo con ellos la posibilidad de colaborar en su gobierno de forma más activa, no obstante, renunció motivado por las aberraciones cometidas por el gobierno tiránico. Platón desarrolló su pensamiento en una época posterior al gobierno de los treinta tiranos, durante el esplendor de la democracia con gobiernos como el de Pericles, la cual, a pesar de haber sido acogida de buen grado, también había comenzado a verse truncada debido a la necesidad de financiar una política de continuas guerras lo que supuso una mayor presión fiscal sobre los ricos y en consecuencia una incipiente desafección y radicalización de dicha clase hacia la democracia. Desde sus inicios, Platón tuvo como objetivo dedicarse a la política, su objetivo fue buscar cual podría ser el sistema político más justo posible dentro de la polis ya que había comprobado por él mismo que ni la oligarquía ni la democracia eran capaces de proponer un gobierno justo y producir ciudadanos virtuosos. Este interés por la

Página 1


política y la búsqueda de un Estado ideal, quedó patente en su obra magna la República. Durante su juventud, alrededor de los veinte años, Platón conoció a su maestro Sócrates con el que estableció una gran amistad. Platón lo consideraba el más justo de entre todos los hombres, no obstante, el gobierno democrático de Atenas lo condeno a morir tomando cicuta acusado de pervertir a la juventud lo que indignó profundamente a Platón y lo alejo definitivamente de ejercer de forma más activa en la política ateniense y acentuó su convicción de que la democracia no era el gobierno más justo dado que ningún gobierno justo habría condenado al “hombre más justo de todos”. Después de la muerte de Sócrates, Platón emprendió una serie de viajes donde intentó aplicar parte de su pensamiento, pero fracasó y se vio obligado a volver a Atenas donde fundó su Academia, un lugar donde poder desarrollar su filosofía, cuya función era la de educar a las próximas generaciones de gobernantes fundamentando esta educación en el sistema de pensamiento platónico. El principal objetivo de Platón fue crear una teoría/ciencia moral y política que tuvieran como eje vertebrador, el Bien, la Verdad y el Conocimiento. En ella dio las directrices para la creación de un Estado ideal donde los filósofos, en tanto que amantes del conocimiento y capaces de obtenerlo, gobernaran. A esta propuesta fue conocida como la doctrina del filósofo gobernante. Toda la propuesta de Platón tiene su fundamento en la filosofía socrática o, si se quiere, en la crítica al relativismo de los Sofistas, y en especial de Protágoras, cuya máxima fue “el ser humano como medida de todas las cosas”. En contraposición a ellos, Platón intentó buscar una serie de esencias universales, leyes fijas que pudieran ser validas en cualquier contexto, para no dejar en manos del subjetivismo conceptos como la bondad, la maldad o la justicia. El objetivo de Platón no consistió únicamente en buscar un Estado ideal sino además, en formar a ciudadanos virtuosos y felices. Para ello lo primero que debemos entender es que Platón concibió al ciudadano dentro del paradigma de la sociedad, el ser humano por si solo no existe, existe el ciudadano en una sociedad, por tanto, el buen funcionamiento del Estado requiere de gobernantes justos, y

Página 2


un ciudadano virtuoso solo puede darse en un Estado gobernado por justos. Para llegar a ello Platón utilizará el intelectualismo moral socrático y lo aplicará al ámbito de la política de forma que solo pueden ser hombres justos y buenos aquellos que sean capaces de contemplar y comprender la esencia de la Justicia y la Bondad. La educación tendrá un papel muy importante como herramienta para alcanzar la Verdad, el Conocimiento y en definitiva las esencias de Bondad o Justicia. En resumen, Platón crea el primer sistema filosófico completo que intenta aunar la ontología, la política, la ética y la epistemología. Su objetivo es la creación de un Estado Ideal donde sus gobernantes sean justos y sus ciudadanos virtuosos, todo ello fundamentado por medio de su epistemología y ontología.

Esquema filosofía de Platón

Página 3


O B R A S , I N F L U E N C I A S R E P E R C U S I O N E S

Y

OBRAS En referencia diálogos podemos destacar una serie de periodos con unas características concretas: Diálogos de juventud: Son diálogos inmediatamente posteriores a la muerte de Sócrates y en ellos queda muy patente la influencia y pensamiento de Sócrates, el tema principal es la Virtud. Las principales obras de este periodo son: Apología de Sócrates; Eufitrión (sobre la piedad); Laques (sobre la valentía); Critón (sobre el deber); Protágoras (sobre los sofistas); Cármidas (sobre la templanza); Lisis (sobre la amistad); y el primer libro de la República (sobre la justicia). Diálogos de transición: Se distancia levemente del pensamiento socrático y busca sus propias opiniones. Es un periodo plagado de viajes e influencias entre los que destacan los pitagóricos, o el orfismo. Durante este periodo construye la Academia basándose en el modelo pitagórico. En ellos trata temáticas como los problemas políticos entre los que se encuentran la retórica y a la justicia, y las virtudes con planteamientos como la teoría de la reminiscencia. Las principales obras de este periodo son: Gorgias (sobre la retórica); Menón (sobre la virtud); Eutidemo (crítica sofista); Hípias mayor (sobre lo bello) e Hipias menor (sobre el mal), Menéxeno (sobre la transmigración del alma).

Página 4


Diálogos de madurez: Se trata del periodo en el cual Platón expone sus propias ideas. En él explica y da a conocer su ontología (teoría de las Ideas), su epistemología y teoría política. Los diálogos de este periodo son los más conocidos y fundamentales, entre los más destacados encontramos: El banquete (sobre la belleza); Fedro (sobre el amor); Fedón (sobre el alma); y el resto de la República. Periodo de vejez o periodo crítico: Durante este periodo es hecho prisionero en Siracusa, pero consigue volver a Atenas gracias a la influencia de un amigo. Abandona la vertiente metafísica y se centra en la cosmología. Además, corrige y amplía sus teorías. Las obras pertenecientes a este periodo son: Teeteto (sobre el conocimiento); Parménides (sobre el Ser); El sofista (sobre el error); El político (sobre el gobierno); Timeo (sobre la naturaleza); Las Leyes (sobre la ley y la justicia); Filebo (sobre el placer y el bien); y Critias (sobre la guerra entre Atenas y la Atlántida). Como se puede observar, el pensamiento de Platón transcurre desde las enseñanzas de su maestro Sócrates mediante diálogos .donde expone su filosofía (también llamados diálogos socráticos), hasta que es consciente de las limitaciones y carencias de la filosofía de su maestro y se aleja cada para así crear un sistema filosófico propio de carácter positivista donde pueda fundamentar principios sobre una base sólida.

INFLUENCIAS Parménides: Platón acogió la idea de vía de la verdad y vía de la opinión de Parménides y las adaptó a su pensamiento dividiendo el conocimiento en dos tipos: la ciencia y la opinión. El pensador ateniense también tomó prestada la idea de una ontología (Realidad) dividida en dos regiones: el mundo aparente (de los sentidos) y el mundo verdadero (de la Razón) que pasarían a ser el mundo sensible y el mundo inteligible de Platón. Finalmente, Platón adoptó las características del Ser de Parménides (inmutabilidad, eternidad e indivisibles) y las aplicó a su concepto de Ideas así como la la creencia de que solo se podía acceder a ellas mediante el desarrollo de la Razón. Sus f Página 5


diferencias se centraban principalmente en el relativismo patente en Parménides en tanto que sofista y todo lo que ello conllevaba (oposición en torno a la educación; a la praxis y retorica sofista en temas de política o a su escepticismo. Pitagóricos: Con ellos Platón pudo comprobar la importancia de las matemáticas, de su capacidad para la abstracción y de su concepción de la armonía, tanto le interesaron que llego a darles un papel privilegiado dentro de su pensamiento. Del misticismo de los pitagóricos, Platón acogió la idea del cuerpo como prisión del alma, de la preeminencia del alma frente al cuerpo y de la reencarnación de la misma, esto llevo consigo el desprecio de lo sensible y de las formas en que este captaba la realidad. En otras palabras, los sentidos perdieron valor debido a su vinculación con el cuerpo y el mundo sensible, mientras que la Razón aumentó su valor debido a su vinculación con el Alma. Esta concepción del ser humano y su vinculación con la Verdad y el conocimiento quedó muy marcada en Platón, es por ello que su sistema filosófico girará en torno a dualismos como los de inteligible/sensible; verdad/opinión; apariencia/realidad; etc. Su diferencia más sustanciosa fue que mientras Platón se centró en el ser humano y asuntos que a este le incumben como la ética o la política, lo Pitagóricos, al igual que todos los presocráticos se preocupaba por la Naturaleza, por la physis. Heráclito: Platón recoge la concepción heraclitoniana de un Mundo Sensible cambiante y dinámico donde las entidades que lo componen están sometidas a un cambios constantes, este mundo será en Platón el mundo físico, el mundo que captamos por medio de los sentidos. Anaxágoras: Su influencia fue poco notable pero podemos destacar la concepción de un Nous como fuerza creadora que Platón adoptará y definirá como Demiurgo (artesano) Sócrates: Gran parte de las Ideas de Sócrates fueron asimiladas, desarrolladas o interpretadas por Platón, entre ellas podemos destacar la educación y el papel de la dialéctica como acceso al mundo inteligible y su semejanza con la mayéutica socrática cuya función no era otra que la de buscar definiciones objetivas sobre conceptos universales que contuvieran las esencias de las cosas

Página 6


(la Justicia en sí, el aplicado en el ámbito sofista y defensa de frente la concepción cosas..

bien en sí, etc.); el intelectualismo moral de la política y si oposición al relativismo valores morales absolutos e y a la verdad del ser humano como medida de todas la

Fuente: Comentarios a Platón: La República, Libro VI-VII (3.a ed.). (2015). Diálogo.

Página 7


Repercusiones Aristóteles: Al igual que su maestro, Aristóteles incorporó a su pensamiento el concepto de universales, es decir, esencias inmutables y eternas que compartían todos los objetos sentibles del mundo material. No obstante, a diferencia de Platón, ya no se encontraban de forma transcendente a dichos objetos sino de forma inmanente en ellos. La relación de la Razón con la divinidad o la inteligibilidad y la concepción de un ser humano necesariamente social, fueron algunas más de las influencias de Platón a su discípulo más brillante. Finalmente le dio mucha importancia a la relación entre la ética y la política siendo estos dos temas centrales en todo su sistema filosófico. San Agustín: Platón influyó en la concepción de San Agustín de conceptos universales, no obstante, estas entidades ya no habitaban en el mundo inteligible o de forma inmanente en los cuerpos del mundo físico sino en el pensamiento de Dios, del Dios cristiano. También rechazó el papel de los sentidos en la fundamentación del conocimiento y confió en la Razón por encima de los sentidos par alcanzar ese conocimiento divino. Otros pensadoras fueron Descartes o Kant. En el primero de ellos influenció su preeminencia de la Razón frente a los sentidos, la razón como seguridad ante todas las dudas de los sentidos, y su estrecha relación entre la duda metódica y la apariencia del mundo sensible. Con respecto al pensador alemán, decir que el concepto de "ideas puras" kantiano tiene su fuente en el pensamiento platónico, también, ve con buenos ojos la crítica a la democracia, que al igual que Platón ve que no es el mejor gobierno al que se puede optar, se trata de una dictadura de la mayoría y propone un modo de gobierno llamado "Republicanismo", nombre que comparte con el mejor gobierno, con el Estado ideal propuesto por Platón "República". Estos fueron algunos de los pensadores en los que más influyo el pensamiento platónico. Sin embargo, como dijo Alfred North Whitehead: "Toda la filosofía occidental es una serie de notas a pie de página de la filosofía platónica."

Página 8


L A

T E O R Í A

D E

L A S

I D E A S

PLATÓN Y SU PROPUESTA SOBRE LA REALIDAD

Se trata de la teoría más importante de Platón. En ella intenta construir un sistema basado en las enseñanzas de su maestro Sócrates y el pensamiento de algunos de los pensadores presocráticos. La teoría propuesta por Platón se fundamenta en la existencia de dos mundos separados el uno del otro y ontológicamente diferentes. El primero de los mundos y al que Platón le da especial importancia es un mundo inmaterial, eterno e inmutable, en él habitan unas entidades a las que el pensador ateniense dará el nombre de “Ideas” o “Formas”. Estos objetos, son arquetipos o esencias cuyas copias forman el conjunto de los objetos el mundo material, es decir, el mundo que el ser humano percibe con sus sentidos. La existencia del mundo de las esencias platónico es independiente al ser humano, no lo crea, sino que lo descubre. En este punto se puede ver claramente el distanciamiento de Platón con sus coetáneos sofistas. El pensador ateniense apuesta por la existencia de conceptos absolutos como Justicia o Belleza rechazando el relativismo propio de los sofistas. Este mundo que como se ha mencionado anteriormente, recibió el nombre de mundo de las Ideas o Inteligible, tiene una gran influencia en la perspectiva y trabajo realizado por los matemáticos, más concretamente de los pitagóricos. Platón se dio cuenta de que u

Página 9


los pitagóricos, cuando formulaban sus teoremas, hacían referencia a objetos del mundo inteligible, al objeto en sí (fuera este el Cuadrado, el Triángulo o el Círculo), sus teoremas no estaban subordinados a la opinión, “eran” con independencia de lo que se piense sobre ellos. Siguiendo esta línea, Platón pensó que, al igual que ocurría con las matemáticas, atributos como la Belleza, la Bondad o la Justicia, también deberían tener la misma realidad que los objetos matemáticos, es decir, si los matemáticos podían conocer y describir mediante sus teoremas las propiedades del “Triangulo” y aplicarlas a todos los triángulos (diferentes) del mundo material; lo mismo debería ocurrir con atributos como la Belleza, la Bondad o la Justicia, cuyas formas materiales eran las acciones justas, buenas o bellas. En contraposición, pero estrechamente relacionado con el mundo de las Ideas, se encontraba el mundo sensible, el mundo material. Este mundo, como se ha dicho anteriormente, es un mundo cambiante y donde los objetos suponen una multiplicidad que perece y cuya percepción se concibe mediante los sentidos. Los objetos del mundo sensible, son copias de los objetos o esencias que pueblan el mundo inteligible y en tanto que copias, son imperfectas, están corrompidas. Es por ello que Platón consideró al mundo sensible (o material) como ontológicamente inferior, es decir, menos real que el mundo inteligible (o de las Ideas), ya que no mostraba la Realidad en sí, sino una copia imperfecta de la misma. En este punto se puede observar la influencia de Heráclito y su visión en favor del cambio y del continuo devenir de los objetos del mundo. De todo ello se puede extraer que el objetivo de Platón en su ontología no es otro que el de conjugar el dinamismo del mundo heraclitiano, con el universalismo de la matemática pitagórica. Para poder explicar todo esto, Platón realiza un símil llamado comúnmente El símil de la línea expuesto en su libro República.

Página 10


En él, Platón diferencia los dos tipos de mundos y dentro de ellos diferentes grados de realidad de forma que, dentro del mundo sensible (visible) diferencia entre: (a) visible directamente: sombras e imágenes; (b) visible indirectamente: seres vivos y objetos. Por otra parte, en el mundo inteligible diferencia entre: (c) la región de la ciencia: matemáticas, que puede llegar a teoremas universales más allá de la sensibilidad, pero depende (aunque en menor medida) de objetos sensibles; (d) universo de las ideas: solo alcanzable mediante la razón y carente total de datos sensoriales/sensibles.

En el punto central del sistema filosófico de Platón, se encuentra la Idea de Bien. Esta idea, va más allá de la ética (propia en Sócrates), ocupa una posición privilegiada como origen y fin del Ser. Platón a diferencia de Sócrates, ya no se centrará únicamente en la ética sino además en la ontología, en la teoría del conocimiento y en la política. La centralidad de la Idea Suprema de Bien, queda patente en El símil del Sol, una alegoría en donde Platón explica cómo solo se puede reconocer al resto de Ideas a la luz del Bien. Como la Idea de Bien ilumina al resto de Ideas y permite contemplarlas de la misma manera que el Sol ilumina al resto de objetos y permite contemplarlos. Esta capacidad de contemplación de las Ideas por parte del ser humano le permite discernir entre las acciones justas o injustas, buenas y malas, etc. Ahora bien, para poder entender lo que esto significa primero deberíamos responder a la pregunta ¿Qué son las Ideas? En lo referente al concepto de Idea, cabe destacar en primer lugar que el sentido atribuido por Platón dista mucho del sentido que comúnmente se le ha atribuido como concepto subjetivo de la mente.

Página 11


Para el pensador ateniense, las Ideas hacen referencia al contenido objetivo de los conceptos universales, es decir, a las entidades que forman la realidad propiamente dicha. Un sinónimo del término de Idea que utiliza Platón, es el adjetivo “absoluto”, por ejemplo, “Belleza absoluta”. No obstante, llámele Platón Idea de Belleza o Belleza absoluta, en ambos casos se hace referencia a la esencia de donde beben todas las cosas particulares bellas. A diferencia de su discípulo Aristóteles, Platón considerará que las esencias o Ideas se encontraban de forma transcendente a los objetos del mundo sensible y no en los objetos de forma inmanente. Además, entre las diferentes ideas existe una jerarquía siendo la Idea “de las cosas” la de menor rango; seguida de las Ideas matemáticas; pasando las Ideas estéticas; y, finalizando en la Idea Suprema de Bien, idea de mayor importancia y punto vertebrador de todo el pensamiento platónico ya que de ella se nutren el resto de Ideas. A continuación, se muestra la diferencia entre Ideas y Objetos sensibles:

En lo que refiere a la realidad propiamente dicha, Platón considera que el pensamiento es el mecanismo mediante el cual se capta la realidad, en consecuencia, los objetos del pensamiento han de tener una realidad mayor a los objetos sensibles cuya realidad esta corrompida. El termino Idea se relaciona etimológicamente con el de “visión” las Ideas son algo que debe ser visto o descubierto, y solo aquellos más preparado pueden llegar a hacerlo. Es por ello que Platón propondrá a los filósofos, en tanto que amantes del conocimiento, como los ciudadanos más capaces de alcanzar a ver o descubrir las Ideas y en consecuencia la realidad, y por ello los colocará en un lugar privilegiado dentro de su teoría política, en el rol de gobernante.

Página 12


Símil del Sol

Página 13

Símil del la línia


Existen tres motivos fundamentales en base a los cuales se puede afirmar que Platón consideró al mundo de las Ideas como un mundo existente y fuera del mundo sensible, de igual modo existen también algunas consideraciones a tener en cuenta a la hora de afirmarlo:

Platón da a entender que el alma existía antes de la unión con el cuerpo en un mundo transcendental, allí contempló las Ideas, las cuales, constituirían una pluralidad de esencias independientes y aisladas. Este hecho junto con la forma de expresarse, dan a entender que el pensador ateniense presentaba el mundo de las Ideas como un mundo real y existente más allá del sensible. Algunas consideraciones que deben ser tenidas en cuenta sobre estas afirmaciones para la correcta interpretación del pensamiento platónico son, para empezar, el hecho que no debe atribuírsele demasiada importancia (solo la justa) a las teorías que se refieren a la persistencia del alma, a la teoría de la reminiscencia, ya que Platón recurría con bastante frecuencia a la utilización de mitos con el fin de explicar de forma más ilustrativa sus diferentes propuestas teóricas y otorgarles mayor veracidad. Otra consideración a tener en cuenta es el hecho de que las Ideas existan “aparte de” las cosas sensibles hace referencia a que existen en una realidad independiente a la sensible, no obstante, igual da si están fuera de los objetos o dentro ya que se trata de esencias incorpóreas las cuales no se encuentran en un lugar concreto, es decir, ni en un allí ni en un aquí.; que Platón las ubicara en un espacio concreto, no fue sino, una consecuencia derivada de la necesidad del ser humano y su lenguaje de expresarse en términos espaciales. Aristóteles remarcó una diferencia entre Sócrates y Platón. Mientras el primero no separó las ideas del mundo sensible, el segundo si lo hizo. Además, Aristóteles siempre dio a entender en su crítica, que los platónicos consideraban que el mundo de las Ideas se encontraba separado de sensible. Si bien es verdad que Aristóteles afirmó rotundamente que Platón “separó” las Formas, también es verdad que la interpretación aristotélica de lo que pudiese decir Platón con “separar” es subjetiva y personal, y en consecuencia hay que tener un especial cuidado a la hora de tener en cuenta las conclusiones

Página 14


críticas deducida por Aristóteles ya que es muy probable que ni el mismo Platón llegara a tales conclusiones y las críticas aristotélicas no sean sino una derivación lógica que el propio Aristóteles consideraba, de la teoría platónica. En el Timeo, Platón describe como el demiurgo (fuerza creadora) crea y configura los objetos y el mundo basándose en el modelo de las Ideas o Formas, esto significa que, para Platón, el mundo de las Ideas es independiente tanto del mundo Sensible como de la fuerza creadora o Demiurgo (equiparable a Dios). A pesar de ello, como se puede interpretar en el Timeo, el Demiurgo (Dios) parece no ser más que una hipótesis, y el teísmo platónico ciertamente cuestionable. Además, la doctrina que desarrollo Platón, no queda totalmente reflejada en sus diálogos. En el caso concreto del Timeo parece ser (según Aristóteles) que Platón expuso algunos de sus pensamientos de forma metafórica o figurativa.

Página 15


L A

E P I S T E M O L O G Í A PLATÓN Y SU TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

La epistemología platónica está estrechamente ligada tanto a su ontología como a la ética, antropología y política. En ella Platón a diferencia de sus predecesores, abandona el mundo sensible y la experiencia como fuente de conocimiento, y la substituye por la Razón de forma que cuanto más se emplea la razón y más valor tiene este conocimiento y más elevado es el rango ontológico. Platón diferencia cuatro grados de conocimiento: (a) la inteligencia o noesis; (b) el pensamiento discursivo; (c) la creencia o pístis; (d) la imaginación o eikasía. A diferencia del Sócrates, Platón considera que al mundo de las Ideas no se llega mediante la deducción, sino de forma antihipotetica sin hacer uso de la experiencia o sensibilidad, el ser humano reconoce las Ideas debido a que mediante el uso de la razón es capaz de recordarlas. Según Platón, nuestra alma ya ha tenido contacto con estas Ideas en otro momento, antes de nacer. Esta realiza el papel de intermediaria entre mundos (recordar es conocer), para ilustrarlo, el pensador ateniense recure a una otro símil, llamado comúnmente La alegoría de la caverna. En ella, se muestra como el ser humano, mediante el ejercicio de la Dialéctica (una variante de la Mayéutica socrática) puede alcanzar el mundo de las Ideas. Platón expone este método en la mayoría de sus diálogos no obstante, la problemática a la que se enfrenta el pensador ateniense es al cómo se puede obtener conocimiento si el ser d

Página 16


humano vive y existe en un mundo sensible. A pesar de ello, Platón ve posible el conocimiento por parte del ser humano o al menos por algunos de ellos, los mejores, aquellos que han recibido una mayor educación. Esta condición de posibilidad se debe principalmente a tres motivos. En primer lugar, a la correlación que existe entre el mundo inteligible y el mundo sensible y a su vez entre las Ideas y los objetos materiales; en segundo lugar, a la capacidad de llegar a las Ideas por medio de la Dialéctica, y a las relación jerárquica que existe entre ellas, donde unas participan de la otras; y en tercer y último lugar a la capacidad del alma de hacer de intermediaria entre ambos mundos.

Con el objetivo de aclarar la teoría del conocimiento, a continuación, expondremos de forma más extensa cada una de las características de la epistemología platónica. Para empezar, cabe poner de relieve que, al igual que en su teoría de las Ideas, Platón propone un dualismo epistemológico, donde separa lo que él considera conocimiento inteligible (o episteme), de lo que considera opinión (o doxa). Esta concepción recibe la influencia de Parménides quien diferenció entre dos vías del conocimiento. La primera, la vía de la Verdad, conduce de la Razón a la esencia de las cosas (en términos platónicos, a sus Ideas); y la segunda de ellas, la vía del error, conduce de los sentidos a la apariencia de las cosas. La diferencia entre ambos pensadores es

Página 17


que mientras Parménides consideraba que por medio de lo sensible no se podía alcanzar ningún conocimiento; Platón pensaba que, de forma puntual, la sensibilidad podía facilitar el recuerdo de Ideas y en consecuencia ayudar a alcanzar cierto grado de conocimiento. Para poder entender un poco la jerarquía epistemológica de Platón, expondremos a continuación de forma más detallada los diferentes grados de conocimiento y sus principales características: A) CONOCIMIENTO INTELIGIBLE (Nivel de la Ciencia): A.1) Nóesis o intuición intelectual: Se trata de la captación inmediata de las Ideas, sin mediar la deducción, su principal mecanismo es la Dialéctica la cual recibe gran influencia de la Mayéutica socrática y será considerada por Platón como aquello que permite alumbrar a la inteligencia para poder contemplar las Ideas. A.2) Dianoia o conocimiento discursivo: Se trata de un conocimiento deductivo, hipotético que tienen su base en las Matemáticas, es aquel que nos hace transitar del mundo sensible al inteligible de los números y la geometría. B) CONOCIMIENTO SENSIBLE (Opinión): B.1) Pistis o creencia: Se trata del conocimiento que nos pueden proporcionar los sentidos sobre los objetos del mundo material/sensible. B.2) Eikasía o imaginación: Se trata del proceso de obtener imágenes sobre las cosas sensibles, es el grado de conocimiento más bajo. Su principal representación es el Arte ya que nos proporciona copias de las copias de las ideas, es decir, copias del mundo sensible, entre sus géneros podemos encontrar al teatro o la poesía.

Página 18


Una vez expuestos los diferentes grados de conocimiento en la epistemología platónica, queda por exponer cómo es posible recorrerlos para así poder alcanzar el más alto grado de conocimiento o cómo es posible para el ser humano el conocimiento de las Ideas. La posibilidad del ser humano en conocer la realidad tiene tres pilares fundamentales en la filosofía platónica: La reminiscencia del Alma, la Dialéctica y el Amor por el Conocimiento. La influencia pitagórica, llevó a Platón a formular una teoría en donde el alma humana antes de unirse con el cuerpo coexistió junto con las Ideas, allí pudo contemplar el conjunto de Ideas que formaban el mundo, no obstante, cuando esta descendió para unirse al cuerpo se produjo un olvido o ámnesis que hizo que se olvidara de las Ideas que había contemplado en el mundo inteligible. Este fue el motivo por el que Platón introdujo la educación como mecanismo para, mediante la dialéctica, el alma pudiera llegar a re-conocerlas, a recordarlas. Este recuerdo que sufre el alma es conocido como anámnesis y queda reflejado en algunos de los diálogos platónicos como el Menón, el Fedón. En ellos, Platón afirma que "aprender es recordar", y su concepción donde narra como el alma se encontraba con las Ideas en un estado de preexistencia con el cuerpo y que la posibilidad de conocimiento ocurre debido a que el alma es esencialmente Ideal. Esta propiedad del alma es una propiedad que comparten todas las almas y en consecuencia, no pueden existir seres humanos más capacitados que otros (a priori) para conocer las ideas. La educación será en Platón el catalizador para poder recordar/conocer las Ideas y aquellos que lo consiguen estarían, según el pensamiento platónico, llamados a gobernar. Como hemos destacado anteriormente, Platón consideraba que el alma es un ente Ideal, esto se debe en parte a que comparte con las Ideas la propiedad de ser inmortal. Esta propiedad del Alma, queda recogida en el dialogo platónico del Fedón, en él podemos encontrar una serie de proposiciones relacionadas con el Alma entre las que podemos destacar la Rencarnación y la Transmigración. Además, Platón también destaca la función de la filosofía como preparadora del Alma para la muerte ayudándola a separarse y purificándola (catarsis). Este proceso será conocido como metempsícosis. El dialogo del Fedón nos sitúa unas horas antes de la muerte de Sócrates. En él, el protagonista se encuentra junto a sus amigos k

Página 19


debatiendo sobre la inmortalidad del alma y reafirmándose en su postura de no temer a la muerte. Sócrates, el cual consideraba que una vez muerto se reuniría con los Dioses y hombres mejores, estaba seguro que la muerte consumaría aquello que había anhelado durante toda su vida la libertad para poder pensar mejor y alcanzar un conocimiento más profundo del mundo, hecho que solamente era posible mediante la separación del alma con el cuerpo. Con tal de defender la inmortalidad del Alma ante sus compañeros, Sócrates aduce algunos argumentos : Influenciado por Heráclito, afirmará que, si la muerte viene de la vida, también la vida viene de la muerte, en consecuencia, las almas también se encuentran más allá de la vida. Este tándem tiene como consecuencia la existencia de un lugar donde habite la muerte: el Hades. Siguiendo con esta dualidad, Sócrates afirmará que si del dormir se sigue el despertar porque si no terminaría por estar todo dormido; de la muerte también se sigue el revivir sino todo terminaría por estar muerto. Otro argumento esgrime que del hecho de tener nociones como “ser igual que” previas al aprendizaje y la experiencia, se deduce que el alma lo ha aprendido previamente, cuando estaba con las Ideas, en ellas vio la relación en sí y pudo identificarla después en el mundo sensible. Esto va en la línea platónica de “aprender es recordar” ,el alma debe preexistir junto con las esencias en el mundo de las Ideas y en consecuencia debe ser inmortal. La relación entre los opuestos: Sócrates afirmará que solo puede descomponerse aquello que está compuesto, también podemos encontrar por una parte lo inmutable, invisible, es decir, el Alma; y del otro lado lo visible y cambiante, es decir, el Cuerpo. Sócrates identificaría aquello que se disuelve, que se descompone con el cuerpo, y lo que permanece indisoluble e idéntica a si misma con el Alma . Llegados a este punto del Fedón, Sócrates expone el futuro de las almas al llegar al Hades diferenciando entre unas y otras. La primera de ellas es el alma de los filósofos, las almas de los cuales, al ser puras no se destruyen sino que buscan aquello que más se le parece, es decir lo inmortal y sabio y por tanto su camino es hacia los Dioses; por otra parte, el alma del resto de seres humanos cuyas almas están corrompidas y no son puras, bucarán aquello que les es familiar,

Página 20


es decir, lo material, y se reencarnaran en animales u seres humano en función de si han llevado una vida más o menos virtuosa o llena de vicios.

Después de exponer el pensamiento platónico en relación al alma y su teoría de la reminiscencia, se debe abordar el segundo de los pilares que conforman su teoría del conocimiento: La Dialéctica. La Dialéctica, tiene su base en la Mayéutica socrática. Es un mecanismo de preguntas y respuestas cuya característica esencial es que sirve de herramienta al filósofo para alcanzar el mundo de las Ideas, el mundo inteligible. Para poder ilustrar lo que es la Dialéctica, Platón diferencia entre el método de las matemáticas y el método de la dialéctica. El primero de ellos, el método de las matemáticas, parte de las hipótesis y llega a conclusiones, es un método descendente, se ayudan de figuras geométricas para llegar a esas conclusiones, el matemático sigue ligado a lo fenoménico a las d

Página 21


imágenes sensibles. La dialéctica en contraposición, emplea un método ascendente, no recurre a imágenes, e intenta llegar a un principio no hipotético. En tanto que el mundo de las Ideas está jerarquizado, el método dialectico trata de subir los peldaños que representan las Ideas hasta llegar a la Idea Suprema de Bien, el conocimiento de la cual hace que las demás puedan ser conocidas por el ser humano. Esta idea suprema de Bien, es representada por Platón como el “Sol” en todas sus alegorías. Por tanto, el movimiento dialecto ascendiente trata de elevar al filósofo de Idea en Idea hasta llegar a la Idea suprema de Bien para así poder eliminar cualquier hipótesis. Se trata de un mecanismo que transita de lo múltiple a la unidad, del principio de las cosas al principio de los principios, al principio supremo. A pesar de ello, la dialéctica no se compone únicamente de un movimiento, sino de dos, el primero de ellos es el ascendente; el segundo movimiento es el descendente. Este segundo movimiento también llamado “diaíresis” tiene como objetivo desandar lo andado, es decir, realizar el mismo camino pero de forma inversa, se trata de ir desde la Idea suprema de Bien descendiendo y encadenando Ideas de forma que se obtenga una visión sinóptica del Mundo de las Ideas, en otras palabras la dialéctica descendente proporciona una visión clara y concisa de las partes principales del mundo inteligible. A pesar de contraponer el método matemático y el dialectico, las matemáticas tienen un papel muy importante en el camino hacia la Verdad, hacia la Idea suprema de Bien, se trata de un papel propedéutico, esto se debe a que ayuda al individuo a despegar del mundo sensible y por medio de la abstracción lo prepara para la ciencia del mundo de las Ideas. Solo mediante la educación, los seres humanos son capaces de pasar del método matemático al dialéctico y alcanzar así la Idea Suprema de Bien. El último de los pilares de la epistemología platónica, es el amor por el Saber. El amor comparte con la Dialéctica su transcurso es ascendente, se trata de una dialéctica emotiva y es el mayor apoyo con el que dispone la Dialéctica. El tema del amor se trata en diálogos como El Banquete y Fedro. En ellos se detalla como mediante él se puede alcanzar la Verdad, y de como este nos convierte en filósofos, la filosofía será por tanto amor. Se trata de un amor por el conocimiento y la verdad gracias al cual, el alma es capaz de conocer la Idea de Belleza. Si mediante la Dialéctica, el j

Página 22


alma era capaz de conocer la Idea suprema de Bien, mediante el amor el alma es capaz de conocer la Idea suprema de Belleza. A continuación analizamos de forma más extensa el contenido de los diálogos relacionados con el Amor: En el primero de los diálogos, El banquete, Platón trata la temática del Amor (eros), en medio de una fiesta (un banquete), Sócrates y el resto de comensales deciden hacer un elogio al amor. Alguno de los discursos más destacados son el de Aristófanes, que considera que en el inicio los seres humanos fueron andróginos, es decir, hombres y mujeres al mismo tiempo, no obstante, con el tiempo estos se dividieron en grupos separados de mujeres y hombres, quedando privados de una de sus partes. Este hecho lleva a Aristófanes a afirmar que el amor es amor por algo o alguien que no se tiene, es la necesidad de tener algo que le es proprio pero de lo que ya no se dispone, este amor impulsa al alma (por su relación con las Ideas) hacia la Idea suprema de Belleza. Otro de los discursos y el más central del dialogo es el realizado por Sócrates. El maestro de Platón, se centra en argumentar porque el amor necesita de la Belleza. Para ello recurre al relato mitológico del nacimiento de Eros (Amor) y de como este pese a la perfección de su padre, el dios Poros, también recibe imperfecciones de su madre Penia. Esto convierte al semidiós en un ser de constantes inquietudes que busca continuamente la felicidad eterna, y busca esa felicidad en la reproducción de la belleza. Es por ello que Sócrates considerará que el amor desea engendrar cosas bellas. El amor recurre, necesita y tiende hacia la Belleza. Después de exponer el mito por medio de Sócrates, Platón expone su teoría de las Ideas haciendo una defensa del amor de los cuerpos bellos para, en su justa medida y, de forma razonada, puedan impulsarnos pasando por los diferentes grados de conocimiento y realidad hacia la Idea de belleza, de donde participan todas las todas la demás Ideas y acciones bellas. El segundo de los diálogos tiene por título Fedro. La temática que se trata es el amor, la belleza y el alma. Además, se trata de una alusión directa a la teoría de la reminiscencia. En el dialogo, Sócrates establece que el amor es locura, es un don divino, el alma delira debido la observación de la Idea de Belleza en su preexistencia con el cuerpo. Sócrates lo expone como si el alma al juntarse con el cuerpo cayera en el mundo sensible y olvidara la idea de Belleza, no obstante, al ver las cosas bellas del mundo f

Página 23


sensible, recuerda algo que había olvidado, la Idea de belleza que había contemplado en el mundo Inteligible, esto produce en ella un delirio y una atracción inevitable por elevarse otra vez hacia la Idea de Belleza eterna. Solo los gobernantes-filosofxs tiene un alma capaz de recordar el viaje y su nostalgia por llegar a la Idea de belleza. En resumen, el amor hace que le vuelvan a crecer las alas al alma, si bien es un delirio, se trata de un delirio divino que, controlado por la Razón, produce una sabiduría profunda una “filosofía verdadera” que ayuda en ultima instancia a contemplar la Idea eterna de Belleza y en consecuencia el resto de Ideas. En recapitulación, Platón propone un dualismo epistemológico formado por diferentes grados de saber. Se trata de un recorrido ascendente en donde entra en juego la tendencia y necesidad del alma a ascender por medio del amor para así poder contemplar la Idea suprema de Belleza; la propiedad del alma de mediar entre ambos mundos; y el desarrollo de la dialéctica permite dejar de lado la matemática, la cual se encuentra a caballo entre el mundo sensible y el inteligible, en favor de este último para así poder contemplar el Bien absoluto y posteriormente descender para aplicar principios racionales en el mundo sensible. Debido a esto, el filosofo tiene la posibilidad de conocer las Ideas eternas, y universales que permiten conocer la realidad y entender el mundo sensible y por ende convertirse en un gobernante Justo.

Página 24


L A

A N T R O P O L O G Í A PLATÓN Y SU PRESPECTIVA DEL ALMA

Como se ha destacado anteriormente, Platón manifiesta un dualismo mente-cuerpo ligado al dualismo ontológico. El alma platónica, en concordancia con los pitagóricos, es un alma inmortal. Con tal de defenderlo, el filósofo ateniense esgrime una serie de premisas, entre las que destacan: (a) el alma es homogénea y por tanto inalterable; (b) la posibilidad del alma para conocer las ideas, se debe a que ambas son semejantes; (c) tiene una condición automoviente; (d) la condición inherente al alma es la vitalidad y no la muerte. La conclusión que se puede extraer de estas premisas es que el alma ya existía antes de la vida terrenal y existirá después de la vida terrenal. Según Platón, el Alma contiene en ella la esencia de lo divino, del Nous, no obstante, se encuentra limitada por los sentidos y el cuerpo, el cuerpo pasará a ser la prisión del alma, o según Platón su tumba, y su principal objetivo será el retorno a su estado divino originario. En el dialogo del Fedro, Platón expone su famoso “Mito del carro alado”. En él, el alma es representada por dos caballos unidos a un auriga, Platón distingue entre el alma de los dioses y la de los seres humanos. Los primeros además de disponer de buenos caballos, tienen también un movimiento armónico, lo que les permite surcar la bóveda terrestre y transcender para contemplar el mundo inteligible.

Página 25


Por el contrario, el alma humana tiene dos caballos díscolos, contrarios entre sí. Esta disonancia en el alma huma, no permite al ser humano seguir la estela de los dioses de forma que, si la lucha entre los caballos acaba en fracaso, estos pierden las alas y el alma se precipita al mundo sensible donde debe tomar posesión de un cuerpo y queda atrapada hasta la muerte del mismo. El cuerpo al que se liga el alma será diferente en función de si han conseguido ver algo del mundo inteligible o no. En caso de no haber llegado a contemplar el mundo de la Ideas, el alma se fijará en un cuerpo animal; en contraposición, si esta si que ha podido contemplar alguna de las esencias del mundo inteligible, se fijara en seres humanos mas o menos “virtuosos” en función de si ha contemplado durante más tiempo más o menos esencias, siendo los filósofos, los amantes de las sabiduría aquellos cuya alma ha tenido una visión más sinóptica del mundo inteligible, y los tiranos los que menos. En el alma humana se pueden diferenciar tres partes, además, también está patente la dualidad propia en el pensamiento platónico de forma que la primara parte esta ligada a la a la inteligencia a la inteligibilidad, mientras que las otras dos están ligadas al cuerpo y al mundo sensible. La primera de ellas, la vinculada con la inteligencia, hace referencia a la parte “racional”. Se trata del alma racional, que fue creada según aparece en el diálogo del Timeo directamente por el Demiurgo (Dios platónico) en el mismo momento en el que se creó el alma del mundo, debido a ello es capaz de contemplar el mundo Ininteligible y las Ideas, también es llamada Nous y hace referencia a la Razón, su principal atributo es el pensamiento y ejerce de director del resto de partes, mediante ella podemos alcanzar una intuición racional de las Ideas (noesis). En la parte sensible podemos encontrar otras dos partes, cada una de ella con unas características particulares. La primera de ellas es el alma irascible, también llamada Thymós, se trata de la parte referente al valor, contiene el deseo de acercarse a la parte superior a la inteligencia; la segunda parte y la más ligada a lo sensible es el alma concupiscible, también llamada Epithymía, es la parte referente al gobierno los deseos y la más ligada al mundo sensible y a lo fáctico. Para exponerlo mejor, Platón hace un símil donde la razón el conductor de un carruaje mientras que el valor es el caballo dócil y los deseos el caballo desbocado, es tarea por tanto de la razón f Página 26


conducir estos caballos para poder conducir al ser humano de forma armónica y evitar así que el alma no pueda purificarse (catarsis) y termine en una nueva prisión (un nuevo cuerpo), para ello es necesario el desarrollo de la educación (paidéia). Platón vinculará en su dialogo Menón cada una de las partes del alma con una parte del cuerpo humano de forma que vinculará la inteligencia (razón) a la cabeza; el valor con el corazón; y los deseos con el hígado.

Página 27


L A

É T I C A

P L A T Ó N I C A

LA VIRTUD COMO BRUJULA MORAL

A cada parte del alma, se le atribuye una serie de virtudes: (a) a la Razón la Sabiduría o Prudencia; (b) al Valor la Fortaleza; (c) a los Deseos la Templanza. Cuanto se alcanza una armonía entre estas tres virtudes, entonces se desarrolla una última virtud, la Justicia, esto permite actuar de forma buena, es decir, actuar éticamente. Platón considera que el conocimiento lleva al mundo de las ideas y forma seres humanos justos, no obstante, la tarea del sabio no es permanecer en la torre de marfil, aislado del mundo fáctico, sino poder transmitir esas Ideas a la cotidianeidad de la vida, la mejor vida será la que conduce de forma armoniosa todas las partes del alma teniendo como guía la razón y como objetivo transmitir esa Idea de Bien a las acciones mundanas. La virtud es necesaria para que la dialéctica y el amor puedan alcanzar el grado más alto de conocimiento ya que, por si solos, no son suficientes. La virtud es la única que puede enseñarles (al amor y a la dialéctica) lo que es el Bien y la Justicia. Platón diferenciará entre tres conceptos o perspectivas de virtud: Virtud como sabiduría (Sofía): Es un concepto que proviene del intelectualismo moral socrático, aunque Platón no lo abordó por completo. Por medio de esta virtud se alcanza un saber profundo, es decir, las Ideas de Bien, Belleza, Justicia, etc., solo aquel que conoce estas Ideas puede ser realmente bueno, se trata del l

Página 28


punto álgido del alma su cúspide. Mediante esta concepción, Platón pretende oponer su posición a la de los sofistas y su relativismo. Virtud como purificación (catarsis): Este concepto de virtud tiene su base en el pitagorismo y en su creencia de que el alma alcanza la virtud cuando se desapega de sus pasiones terrenales y mundanas. Esta perspectiva queda reflejada en diálogos como Fedro y Fedón, en ellos se explica como para un mejor acceso al mundo ininteligible, a las ideas. Es necesario abandonar las pasiones y prescindir del cuerpo en la medida de lo posible. Platón terminará por aceptar el placer de forma moderada como vida virtuosa y buena. Virtud como armonía (dikaiosine): Este concepto nos dice que el alma alcanza la virtud cuando sus partes se encuentran en armonía. Cuando esto ocurre se desarrolla la Justicia (virtud fundamental para ser un buen ciudadano). Esta armonía surge cundo cada parte hace lo que le es propio sin imponerse a las demás partes, es decir, cuando existe un equilibrio entre las partes. La concepción de virtud como armonía es desarrollada por Platón en el su libro la República, y, aunque contiene tintes pitagóricos, es quizá, la concepción más “platónica” de todas.

Página 29


P O L Í T I C A

Y

F I L O S O F Í A

EL ESTADO IDEAL Y EL GOBIERNO DE LA POLIS

El objetivo de Platón en mejor Estado posible”, desiderátum. El cuórum encontrar en sus escritos

referencia a la política es el de definir “el se trata de una especie de utopía o central de su teoría política, lo podemos "República” y “Las leyes”.

Queda patente en el libro de la Republica como la motivación de Platón por desarrollar una teoría filosófica se debe a su descontento con la democracia ateniense. Este descontento se funda en tres pilares: en primer lugar, en Atenas no era el pueblo el que gobernaba, no se trataba de una democracia en igualdad de condiciones, ya que en ella los sofistas y políticos ostentaban el poder aunque, sobre el papel, todo el mundo tenia derecho a la palabra; el segundo presupuesto hace referencia a la posibilidad que todos los ciudadanos tenían a ejercer (sin preparación) cualquier función política con lo que la polis terminaba por ser gobernada por ineptos. Platón lo ejemplifica por medio de una alegoría donde la tripulación se amotina contra el capitán y siendo marineros sin experiencia se disponen a tripular la nave con lo que la nave termina por ir a la deriva; el último y posiblemente el más emotivo de los motivos que lo llevó a rechazar la democracia ateniense fue sin duda, la condena a muerte de su maestro Sócrates a quien Platón consideraba el hombre más justo de entre todos. Todo ello lo llevo a afirmar dos proposiciones: 1) Todas las polis c

Página 30


también conocidas como (ciudades-Estado) estaban necesariamente mal gobernadas; 2) Era necesario una reforma radical para revertir ese mal gobierno. La proposición platónica, fue la búsqueda de una ciudad justa, gobernada por seres humanos justos y virtuosos, aquellos que hayan sido capaces de contemplar la Idea suprema de Bien y de Justicia, solo de esta forma puede un Estado presumir de buen gobierno. La filosofía pasará a ser en este caso una pedagogía política, que busca la Verdad. Para poder crear una ciudad justa, es necesario o bien que el gobernante sea un sabio-filósofo o bien que el filósofosabio sea quien gobierne. Esto es una critica directa a la democracia, una democracia desgastada por el relativismo sofista, donde todo es opinión y que entra en contradicción directa con la posición platónica de verdades absolutas. La intención de Platón fue vincular moral y política necesarios para la formación de una ciudad justa formada por ciudadanos virtuosas. La realización de esta ciencia de la moral absoluta, alejada del dinamismo fenoménico y del relativismo moral sofista, es la única que puede encontrar leyes ideales. No obstante, esto es imposible mientras no se vincule estrechamente la filosofía y la política, solo el amor por el conocimiento y la posibilidad de alcanzar la verdad mediante la dialéctica pueden conseguir que el nuevo régimen escape de las embestidas del devenir, en otras palabras, hasta que los filósofos no gobiernen no se podrá concebir una ciudad con leyes justas. La justicia que se trata el la Republica de Platón es una justicia individual y colectiva ya que no existe separación entre ambas, la armonía y la virtud del alma de los ciudadanos hará de la ciudad una ciudad justa, existe una correlación entre el Estado ideal platónico y el individuo, entre lo interno (Alma) y lo externo (Estado). Para el pensador Ateniense, el ser humano ha de unirse en comunidad de forma necesaria para satisfacer sus necesidades ya que un individuo por sí solo no puede realizar toda suerte de actividades. En consecuencia, las comunidades deben distribuir o dividir el trabajo. La división de los oficios o roles en la ciudad platónica, al igual que la división del alma, está formada por tres estamentos: (a) el estamento de los gobernantes, lo cuales deben ser sabios (filósofos), también llamado estamento instructor debido d

Página 31


a que su objetivo es orientar la conducta de todos los ciudadanos, es el estamento más alto y son escogidos de entre el estamento intermedio; (b) el estamento de los guardianes, también llamado estamento militar, se encarga de proteger o salvaguardar el Estado de forma interna y externa, surge del refinamiento de la ciudad, se preocupa de mantener la convivencia en la ciudad, los ciudadanos escogidos para ello son ciudadanos fuertes, valientes, etc.; (c) el estamento de los artesanos, comerciantes y labradores o estamento productor, es el estamento más bajo y más numeroso, tiene el objetivo de garantizar la producción de utensilios y víveres así como hacerse cargo y atender las necesidades humanas y sociales, este estamento forma el sustrato económico de la ciudad.

Platón se basó en su proposición de alma tripartita para estructurar cada uno de los estamentos de la polis. Si los individuos tienen un alma dividida en tres partes cada una con una características propias y la armonía entre ellas hacen que se desarrolle en ellos la virtud de la Justicia, en la polis ocurre lo mismo, la armonía entre los tres estamentos, cada uno con sus propias características, tienen como resultado una ciudad virtuosamente justa. El resultado de esta correlación entre Alma - Clase social - Virtud quedaría de esta forma: (a) Alma: racional - Estamento: Prudencia/Sabiduría (Sofía).

filósofos

Página 32

gobernantes

-

Virtud:


(b) Alma: (andreía).

Irascible

-

Estamento:

Guardianes

-

Virtud:

Fortaleza

(c) Alma: Concupiscible -Estamento: Productores- Virtud: Templanza (sophrosyne). En consecuencia, la armonía entre las tres resultado la justicia en la polis y del individuo.

partes

daría

como

Todo esto confirma que la teoría política desarrollada por Platón tiene dos ejes centrales: el primero de ellos que afirma que no existe diferencia estructural entre polis e individuo, es decir, ni el Estado es ajeno al individuo ni el individuo lo es de Estado y propone un paralelismo entre partes del alma y partes del Estado; y el segundo de ellos que hace referencia a la especificación del trabajo y oficios. Esta especificación predica que cada individuo debe de hacer aquello más adecuado a su naturaleza, se establece de esta forma un oficio, el más adecuado en función de sus características, para cada ciudadano, en otras palabras, en función de sus dotes, su naturaleza y sus capacidades e inclinaciones naturales cada ciudadano realizará un oficio, además deberá desempeñar solo la función social de la clase que integre de forma que un productor no pueda gobernar o formar parte del ejército. La sociedad que Platón impulsa es una sociedad estática monárquica o en su defecto aristocrática donde cada uno en función de sus aptitudes debe desempeñar las tareas propias dentro de la polis. Todo ello va seguido de una serie de medidas estatales que revierten cualquier efecto contra la tiranía individual. En primer lugar, desaparece la propiedad privada, con ello el gobernante pierde su egoísmo en favor del bien común; en segundo lugar, tanto las mujeres como los niños son comunes a todos, la procreación de los mismos queda regulada por el Estado; y en tercer y último lugar tanto hombres como mujeres estás cualificado para desempeñar cualquiera de las funciones dentro de la sociedad. En resumen, el estado platónico es un estado totalitario y aristocrático, donde el Estado retiene las producciones y bienes de sus ciudadanos y el gobierno está ostentado por los mejores entendiendo mejores como más preparados o capacitados. El último pilar de en el que se sgsvhg

Página 33


sostiene el estado ideal es la educación, una educación que comprende, en el caso de los Filósofos-gobernantes, gran parte de su vida, desde la infancia hasta la madurez. En tanto que el gobernante (filósofo) tiene el poder limitado por lo anteriormente dicho, la educación será para Platón clave, ya que, de ella dependerá la capacidad de discernir del gobernante entre lo justo de lo injusto, no es baladí que la educación de filósofo-rey tenga una duración de 50 años dividida en diferentes fases donde en cada una de ellas se descartan aquellos candidatos que no cumplen con el perfil deseado, las fases son las siguientes: (a) educación elemental en torno a la música la gimnasia has los 20 años de vida; (b) una educación en torno a las matemáticas, la armonía y la astronomía cuya duración será de 10 años; (c) fase de instrucción en la dialéctica con una duración de 5 años; (d) actividad de carácter práctico en el Estado con una duración de 15 años. Finalmente, y una vez terminado el proceso educativo el sujeto debe tomar posesión del gobierno del Estado. Dicho esto, Platón también hace un análisis de las diferentes formas de gobierno y diferencia, además de la forma aristócrata de gobierno, otras formas en una serie de ciclos y donde algunas se encuentran más cerca del gobierno ideal y otras más alejadas. A continuación se describen cada una de ellas y sus características. La primera de ellas es la “Timocracia”, se trata de una forma de gobierno transitoria que tiene como consecuencia la acumulación de dinero y patrimonio, esta gobernada por hombres fuertes, poco reflexivos e inclinados a la acción, a la praxis, en términos platónicos, son gobernantes dominados por la parte irascible del alma, esto conlleva conduce al abuso por parte del estamento militar. El desarrollo de la Tiranía termina por convertirse en una “Oligarquía” cuya principal característica es consecuencia directa de la timocracia. En ella, la propiedad y el poder convergen, a más propiedades, más poder, es un gobierno de ricos que perpetúa y acentúa la pobreza de la mayoría de la población, la parte del alma que domina a sus gobernantes es el alma concupiscible, la apetitiva, y con el desarrollo de la oligarquía se produce una escisión entre gobernantes y el resto de ciudadanos insalvable que termina por romper con ese sistema de gobierno y precipita en la siguiente forma de gobierno, la “Democracia”, que en el caso platónico tiene u

Página 34


significado peyorativo debido al creciente desorden (anarquía) que se produce en su seno. En ella, los ricos han sido eliminados por la muchedumbre y con ello se instaura un Estado que en apariencia parece justo, ya que cada ciudadano es igual ante la ley y tiene la misma importancia dentro de la sociedad, pero que no es sino una falsa justicia, esto se debe a que la mayoría de sus ciudadanos son ignorantes y en consecuencia es un gobierno de la opinión, en la democracia se confunde según Platón libertad con libertinaje. Este desorden y carencia de autoridad clara, termina por derivar en el peor régimen y más alejado al ideal platónico, la “Tiranía”. Esta surge como consecuencia del estado de anarquía al que tiende la democracia, en él, un caudillo se hace con el poder e instaura un régimen donde él es omnipotente. El hecho de no existir contrapesos que limiten el poder del tirano, hace que este termine dominado por la demencia y lleve a la ciudad a la catástrofe más absoluta. En su vejez, Platón abandonaría su idea del filósofo-rey ideal para decantarse por una regulación del Estado por medio de las leyes.

Regimenes políticos según Platón

Página 36


P U N T O S C L A V E E N L A F I L O S O F Í A P L A T Ó N I C A

ESTRUCTURA DEL MUNDO DE LAS IDEAS El mundo de las ideas platónico no es una amalgama de esencias entremezcladas sin orden ni estructura. Las entidades que lo formas no son universales inconexos sino que forman un sistema donde la Idea de Bien se encuentra en la parte superior y el resto de Ideas se encuentran subordinadas a esta. Es un sistema holístico y jerarquizado que compone objetos tales como Ideas de seres físicos, Ideas matemáticas y también Ideas morales y políticas. Todas ellas tienen la característica de participar de las situadas en un plano superior, es por ello que todas participan de la Idea de Bien. Esta Idea Suprema de Bien, no se agota en lo relativo al Bien y la Bondad. El Bien en el sistema platónico y en la Grecia clásica tenia una connotación de perfección o aquello que es conveniente, aquella que hace ser lo que se es. Se espera de ellas que sean determinadas, ya que la determinación es lo que hace que algo sea lo que es, la Idea suprema de Bien seria por tanto, dentro del pensamiento platónico, no una Idea de determinación sino la determinación misma, la Idea de la Idea. Además, esta no es únicamente causa de la acciones y cosas buenas, sino que es la Idea primera, el principio supremo de toda la realidad, es la idea más eximia, de ella emana toda la inteligibilidad del resto de Ideas.

Página 36


La determinación que componen tanto a las Ideas comunes como a la Idea suprema de Bien, se opone frontalmente a la multiplicidad del mundo sensible en tanto que este es "continuo devenir". Este continuo cambio hace de los objetos sensibles que lo que "ahora es después no sea", en otras palabras, los objetos del mundo son indeterminación debido a su constante cambio. En conclusión, el mundo de las Ideas quedará estructurado de la siguiente forma:.

Idea Suprema de Bien Idea de Justicia Idea de Belleza

Idea de Igualdad/desigualdad, Idea de Unidad/dualidad

Idea matemáticas Números y figuras geométricas

Idea de entidades naturales Idea de caballo, Idea de Arbol, etc.

RELACIÓN EXISTENTE ENTRE: MUNDO SENSIBLE E INTELIGIBLE En su sistema filosófico, Platón dividió la realidad en dos partes diferenciadas, a la primera de ellas y con más valor ontológico la llamó mundo inteligible; y la segunda, de menor categoría ontológica, mundo inteligible, a esta diferenciación se la conocerá como dualismo ontológico y, a pesar de las dificultades que entrañaba la concepción de dos mundos distintos jerárquicos y separados entre sí, Platón siguió adelante con la idea dando una g

Página 37


serie de directrices de como se relacionaban ambos mundos a fin de esclarecer su ontología. A continuación quedan reflejados los diferentes modos de relación entre ambos mundos: Imitación (mímesis): Los objetos del mundo sensible pretenden imitar o acercarse a las ideas, las cuales son modelos a los que que ningún objeto sensible, por mucho que se acerque, puede alcanzar. Participación (méthesis): Los objetos del mundo sensible participan de las Ideas,esto significa que los objetos sensibles toman de las ideas su ser su esencia a modo de reflejo o copia imperfecta, al igual que un espejo refleja lo que tiene delante. Finalidad (teleiosis): Se trata de una perspectiva teleológica (de fines) del Universo. Las Ideas son la causa última de las cosas y, en consecuencia, los objetos sensibles tratan de alcanzarlas y llegar a su perfección. De esto se deduce que todos los objetos del mundo sensible tienden al Bien a imitar su perfección puesto que es el principio rector, la Idea de Ideas y la cúspide a la que cualquier entidad le gustaría llegar. Presencia (parousía): El hecho de poder identificar los cuerpos sensibles como es el caso de arboles, casas, etc., se debe a que en ellos existe algo que no es cambiante, algo del mundo inteligible. En otras palabras, si podemos identificar a un árbol como tal es porque este participa de la Idea de árbol, existe algo de la Idea en el árbol que hace que podamos identificarlo.

EL ORIGEN DEL MUNDO SENSIBLE La sociedad helénica, a diferencia de lo que ocurre en algunas de las grandes religiones como el cristianismo o el islam, no concebía una creación del universo de la nada, de la nada nada se crea. La propuesta griega sobre el origen del mundo fue ofrecida por una serie de pensadores que se encargaban de analizar y reflexionar sobre la naturaleza. Concibieron su origen a partir de la preexistencia de elementos eternos como el aire o el fuego. En f

contraposición,

Platón

planteó

Página 38

una

cosmogonía

alejada

del


mecanicismo de los presocráticos, una cosmogonía teleológica (con una finalidad). Para ello, postuló la existencia de un artífice divino al que llamo Demiurgo. Este ”artesano” fue la causa inteligente que "creó" el Universo, lo ordenó a su antojo recurriendo a materia indeterminada e informe existente. En esta concepción teleológica, las Ideas no se agotan como causa de los objetos sensibles o modelos, sino que se también son su fin. La Idea tiene la función finalista sobre el mundo sensible y los objetos sensibles tienden a ellas. El Demiurgo tiene por tanto, la vista fijada en las Ideas durante la creación del mundo sensible. Platón subordina su cosmogonía a su ontología, a su teoría de la Ideas. Si todo objeto sensible participa de las Ideas, el universo en sí, en tanto que mundo sensible, también lo hace. Siguiendo la línea teleológica, si todo lo que nace tiene que tener una causa de la que es fin, el universo también ha de tenerla, esa causa será para Platón el Demiurgo. En consecuencia, el "artesano" siguiendo la jerarquía del mundo de las Ideas y más concretamente las Ideas de Bien y Belleza, hizo que el mundo fuera el mejor y más bello posible. A pesar de la bondad y sabiduría del Demiurgo, para poder crear el Cosmos tal y como lo conocemos, la “divinidad” platónica, no pudo recurrir a sí mismo, como si hizo el dios cristiano, sino que tubo que valerse de elementos y factores preexistentes a la creación. Esos factores preexistentes fueron: (a) las Ideas: son los modelos a los que recurre el Demiurgo para, mediante su habilidad, poder crear un mundo lo más semejante posible al inteligible; (b) el espacio: el cual es concebido como un almacén o contenedor de todo lo creado, de todos los seres y objetos que han sido y siguen siendo generados a lo largo de la historia del Universo; (c) la materia del universo: la cual, antes de que el Demiurgo la moldeara se encontraba de forma caótica, no era más que una masa informe, indeterminada y homogénea, y solo a partir de la acción del Demiurgo fue adquiriendo forma. Después de conjugar esta serie de factores con los que contó el Demiurgo, se originó el mundo sensible, con todas sus imperfecciones sus cambios, la mortalidad de las entidades que lo componen, con su creación, surge también el tiempo como contraposición a la eternidad e inmortalidad de las Ideas y del mundo Inteligible.

Página 39


El Cosmos es por tanto de un “ser viviente” y en consecuencia posee un alma formada por el Demiurgo, que da movimiento a todo y se identifica con el cielo. La estructura del Cosmos está fuertemente influenciada por la matemática de los pitagóricos, es por ello que el Cosmos, en tanto que copia del mundo Inteligible y receptor de todo lo sensible, tiene una forma esférica, la forma más perfecta y la que puede contener a todas las demás, este universo además de su forma, será para Platón, único y armonioso. En el centro del mismo se encuentra la Tierra rodeada del resto de planeta, también con forma esféricas; y estos a su vez rodeados por las estrellas fijas que en la concepción platónica hacen referencia a los dioses. Platón defiende que el Demiurgo creó el cosmos siguiendo una armonía matemática que en conjunto, responde a proporciones numéricas y armonías musicales.

DE LAS MATEMATICAS Y LAS IDEAS Los objetos matemáticos guardan relación con las Ideas en tanto que solo pueden ser captados por la Inteligencia. Por mucho empeño que se ponga en representar cualquier objeto matemático, este no será más que una copia imperfecta, por mucho que se disponga de la paciencia para dibujar una línea, esta no será perfecta ya que además de longitud, también tendrá amplitud, igual sucederá con el resto de objetos matemáticos. La única forma de "ver" o comprender lo que es, por ejemplo, una línea, es por medio de la abstracción, es decir mediante el pensamiento y la inteligencia. Platón consideró que los objetos matemáticos tenían una realidad más allá de la sensible y que los matemáticos no las creaban sino que las descubrían de igual manera que se descubrían las Ideas. A pesar de guardar una estrecha relación con la dialéctica y gozar de un lugar privilegiado dentro de la teoría del conocimiento y la ontología platónica. La verdad es que existen unas notables diferencias entre el método dialectico y el matemático. En primer lugar, a pesar de que ambas metodologías tienen como campo de d Página 40


estudio el mundo inteligible, las matemáticas, a diferencia de la ciencia dialéctica recurre a la sensibilidad a los objetos del mundo sensible para poder desarrollarse; en contraposición la dialéctica, va de Idea en Idea hasta la Idea Suprema de Bien sin recurrir en absoluto al mundo sensible. La segunda diferencia pasa por el hecho de que método matemático convierte las hipótesis en axiomas que no requieren de demostración, esto hace ver "lo que es", la realidad, de forma poco clara, además, a partir de las hipótesis y por medio de razonamientos y deducciones encadenadas, los matemáticos formulan teoremas cuya base no es la verdad sino las suposiciones no demostradas, es por ello que Platón la sitúa en un grado de conocimiento menor que al de la dialéctica pero mayor al resto debido a que gran parte de su estudio esta enfocado al mundo inteligible y a la abstracción. Para el pensador ateniense, las matemática y su método, son propedéuticas, y necesarias para poder llegar a la ciencia dialéctica y por ende a la Idea de Bien. ,

Página 41


EL BIEN Y SU TRIPE FUNCIÓN El bien es representado por Platón en el Mito de la Caverna por medio de la figura de "El Sol". Esta Idea Suprema de Bien tiene diferentes funciones entre las que cabe destacar tres: Función epistemológica: El ser humano en tanto que participa de la idea de bien, puede también conocer el resto de ideas. La luz que desprende la Idea Suprema de Bien ilumina el resto de Ideas y eso hace que el ser humano las pueda contemplar. Función Ontológica: La Idea Suprema de Bien es la causa del mundo material y aquello con un mayor grado de realidad, el resto de Ideas participan de ella y esta a su vez es necesaria para la contemplación del resto. Función ético-política: La idea de Bien sirve como fundamento ético del ser humano bueno. Es necesario el conocimiento del Bien para poder realizar acciones buenas y saber discernir entre lo bueno y lo malo. En lo que refiere a la política el gobernante también debe conocer la Ideas Suprema de Bien para así poder gobernar de forma justa y virtuosa.

Página 42


C O N C E P T O S

P L A T Ó N I C O S

UNA ACLARACIÓN DE LOS PRINCIPALES TÉRMINOS PLATÓNICOS

ALMA-CUERPO: Platón defiende el dualismo antropológico, según el cual el ser humano es un compuesto de un alma inmaterial e inmortal, y de un cuerpo material y mortal. El alma es para Platón el principio que infunde vida al cuerpo, y también el principio del conocimiento, pues su función propia es el conocimiento de la verdad. Influenciado por los pitagóricos, defiende que el alma ha tenido una existencia anterior, y que tiene que liberarse del cuerpo, que constituye su prisión, y purificarse a través del conocimiento. Distingue tres partes del alma: la racional, la irascible y la apetitiva (o concupiscible). ARISTOCRACIA: Hay que entender por aristocracia el gobierno de los mejores (en griego, los aristoi). Platón propone como forma ideal de gobierno una aristocracia, pero hay que dejar claro que no se trata del gobierno de los mejores en razón de su linaje, la sangre o el nacimiento, sino que de los mejores en virtud y en saber, y estos son los filósofos (a quienes deberá obligarse a encargarse de esta tarea). Sólo el que conoce la Idea de Bien actuará bien, tanto a nivel privado como a nivel público, y, por tanto, sólo el sabio será un buen gobernante. (Influencia del Intelectualismo ético de Sócrates) BELLEZA: Platón entiende la belleza como armonía y proporción. Aunque hay muchas cosas bellas y lo son en diferente medida, k

Página 43


para él ninguna de estas cosas representa la belleza en sí porque todas son copias más o menos perfectas de la Idea de belleza. Solo quien a través de la inteligencia (noesis) alcanza la esencia de la belleza, adquiere el criterio adecuado para distinguir qué cosas son bellas y cuales no lo son en el mundo sensible. Por otro lado, las cosas o personas bellas del mundo sensible se deterioran y perecen. Están sujetas al cambio y a la transformación que ellas mismas experimentan que experimentan también los gustos y las modas. Sin embargo, nada de esto afecta a la Idea de belleza. Es de sobra conocido que las Ideas son modelos de perfección y constituyen la auténtica realidad. Sabemos que son inmateriales, inmutables, imperecederas…y que están jerarquizadas. En el mundo inteligible, la Idea de bien representa la máxima perfección y la máxima realidad y, justo l lado de la Idea de bien, Platón sitúa la de belleza. Esta proximidad no es casual porque, a juicio de Platón, la belleza es lo más resplandeciente del Bien. En esto podemos reconocer una relación entre ética (bien) y estética (belleza). CIENCIA: Con esta expresión se traduce el término griego episteme, que se contrapone a la simple opinión o doxa. El conocimiento es siempre para Platón conocimiento de lo auténticamente real, de la esencia eterna e inmutable de la realidad, esto es, de las Ideas; es, por tanto, universal y objetivo, y sólo puede ser alcanzado por media de la razón (inteligencia), y no mediante los sentidos, a partir de los cuales sólo podemos elaborar opiniones acerca de las cosas del mundo sensible. Platón distingue dentro de la ciencia dos niveles de conocimiento: el pensamiento discursivo (o matemáticas) y la dialéctica (o inteligencia), aunque estrictamente hablando sólo ésta última es el auténtico conocimiento. DEMIURGO: ( que en griego significa “artesano”) Inteligencia suprema, de carácter divino, que ha creado el mundo material tomando como modelo las Ideas Eternas, dando forma a una materia preexistente y amorfa. DIALÉCTICA: Ciencia suprema acerca de la Ideas y sus relaciones, en especial de las relaciones de todas las Ideas con la Idea suprema de Bien. Es la única capaz de ofrecernos b

Página 44


verdadero conocimiento, y la última y principal enseñanza de la educación del filósofo gobernante. El método dialéctico es el arte de preguntar y argumentar con vistas al conocimiento de las Ideas, parte de hipótesis que deben ser puestas a prueba mediante críticas y refutaciones, “echándolas abajo” hasta que finalmente se llega a una que resiste la crítica. EDUCACIÓN: Tiene la finalidad de encaminar el alma del que se educa hacia el mundo de las Ideas, de modo que acabe centrándose en el estudio de las esencias eternas e inmateriales, donde hallará el conocimiento de la verdad y el Bien. Para ello hay que conseguir que el alma aparte su mirada de lo sensible y material, donde tan sólo hallará opiniones. Sin embargo, sólo las mejores naturalezas deberán ser educadas en este sentido, para que asuman posteriormente la misión de gobernar. La educación está, por tanto, subordinada a los fines de la política. ESENCIA: Aquello que hace que las cosas sean lo que son, es inmutable; en Platón las esencias son las Ideas. ESTADO: La “polis” griega constituía un Estado, ya que cada una era un todo organizado y autónomo. La preocupación fundamental de Platón era constituir un Estado fuerte, muy organizado y planificado, y basado en el concepto de Justicia, que consiste en la armonía entre las tres clases sociales que lo componen, en “la realización por cada uno de aquello que le corresponde, sin entrometerse en lo que a los demás les toca hacer”. El Estado debe procurar el bienestar de todos, deba organizarse para atender a sus principales necesidades: producción, defensa y gobierno (de ahí los tres estamentos sociales: productores, soldados y gobernantes). Es fundamental el orden y la planificación en la polis, y por tanto, un control de la educación para formar ciudadanos de acuerdo a lo que la sociedad necesite. FELICIDAD: Para la ética griega, en general, la felicidad es el máximo bien al que aspiran los seres humanos. Para Platón la felicidad es inseparable de la virtud moral, no hay felicidad sin virtud, ni virtud sin felicidad. Ésta no consiste en la posesión de honores y bienes materiales (como piensan la mayoría de los hombres), sino en una vida recta ligada al conocimiento de la ñ

Página 45


verdad y el Bien. (Influencia socrática). HIPÓTESIS: Supuesto no demostrado. Tanto el método dialéctico como las matemáticas parten de hipótesis. Pero las matemáticas no las prueban, sino que las toman como principios a partir de los cuales hace sus demostraciones. La dialéctica, en cambio, pone a prueba sus hipótesis y trata de “echarlas abajo” mediante la crítica racional y los argumentos, elevándose así, de hipótesis en hipótesis, hasta alcanzar una definición que recoja la esencia de lo investigado (las Ideas). IDEAS O FORMAS: (eidos en griego). Las Ideas son realidades inmateriales, conceptuales, eternas, inmutables, sólo accesibles a la inteligencia (razón), que constituyen las esencias, modelos perfectos e ideales que las cosas sensibles imitan o copian de forma imperfecta. Las Ideas son, por tanto, la causa del ser de las cosas sensibles, las cuales participan de ellas. Las Ideas existen con independencia de los hombres (subsisten). En lo más alto del mundo inteligible está la Idea del Bien. IGNORANCIA: Ausencia de conocimiento en el que se encuentran los que sólo conocen el ámbito de lo sensible. Esto les ocurre a los prisioneros de la caverna; su desconocimiento de la auténtica realidad les lleva a sentirse cómodos en su mundo y a resistirse a abandonar su ignorancia. IMITACIÓN: (mímesis en griego). Expresa la relación que se da entre las cosas sensibles y las Ideas. Las cosas sensibles son lo que son en la medida en que imitan o copian las Ideas, las cuales constituyen su esencia. (Véase también “participación”) INTELIGENCIA: Facultad innata del alma, que podemos identificar con la que Platón denomina parte racional del alma, mediante la cual es posible conocer la verdad, siempre y cuando se oriente en la dirección correcta (el mundo inteligible) mediante una educación adecuada. JUSTICIA: Platón utiliza esta expresión en varios sentidos: (1) Influenciado por los pitagóricos, identifica la justicia con la armonía y el equilibrio. En este sentido hay que distinguir entre: l

Página 46


a) La justicia como virtud individual, que consiste en la armonía entre las tres partes del alma, y b) La justicia del Estado que consiste en la armonía entre las tres clases sociales que lo componen. (2) La expresión “justicia en sí”, se refiere a la Idea de Justicia, eterna, permanente e independiente de las opiniones humanas. Tanto la justicia del individuo, como la del Estado participan de esta Idea o la copian. (3) Con la expresión “sombras de lo justo” Platón se refiere a la justicia de los hombres, expresada a través de las leyes de las ciudades. La justicia de los hombres no es sino una copia imperfecta de la Idea de Justicia. MATEMÁTICAS: En opinión de Platón las matemáticas sirven de preparación, de propedéutica, para acceder al conocimiento de las Ideas. Constituyen un paso previo ya que el alma, prisionera del cuerpo, de los sentidos, y acostumbrada a contemplar tan solo las cosas del mundo sensible, antes de iniciarse en la dialéctica debe familiarizarse poco a poco con el razonamiento abstracto. Recordemos que en el mundo inteligible, antes de las Ideas, se encuentran los entes matemáticos. Entes a los que no podemos acceder a través de la percepción, sino a través del pensamiento (dianoia). Platón insiste en que tales entes no son producto de la mente del matemático, ya que existen con independencia de ella. De aquí que afirme que las matemática no se inventan. Se descubren por los matemáticos sagaces. Mientras que cada Idea es única, los objetos matemáticos admiten la pluralidad: hay muchos círculos pero una sola Idea de circularidad. En el pasaje del símil de la línea, Platón compara el método axiomático o deductivo de las matemáticas con la dialéctica. Ambos versan sobre objetos inteligibles, pero son distintos. MITO: A lo largo de su obra, Platón recurre en varias ocasiones a lo mitos para exponer algunas de sus teorías más complejas. En esto no debemos reconocer una renuncia a la victoria lograda por el logos frente al mito en el siglo VI a. C. Platón es consciente del potencial didáctico de los mitos y los emplea para facilitar la comprensión de sus teorías. Con ello, además de dotar a sus textos de una belleza literaria, pretende exponer de forma l

Página 47


MUNDO INTELIGIBLE: Es el mundo de las realidades inmateriales, eternas, inmutables y abstractas; aunque a veces se utiliza como sinónimo del mundo de las Ideas, hay que tener en cuenta que abarca también a los conceptos matemáticos, que siendo también inmateriales, eternos e inmutables constituyen un nivel de realidad inferior a las Ideas. MUNDO SENSIBLE: Es el mundo de las realidades materiales, cambiantes, sometidas al devenir, al nacimiento y a la muerte. Es el mundo que percibimos a través de los sentidos, creado por el Demiurgo tomando como modelo las Ideas. El mundo sensible es el mundo de los seres materiales, pero también de los asuntos humanos (la política, la sociedad,...). OPINIÓN: (doxa en griego). Se trata de un conocimiento superficial, poco fiable, que tiene como fuente no la inteligencia (razón), sino los sentidos. El objeto de la opinión son las apariencias, las cosas materiales y cambiantes del mundo sensible. Forman parte de la opinión la conjetura y la creencia. Para Platón es algo intermedio entre la ignorancia absoluta y el conocimiento verdadero. En el mito de la caverna la opinión está representada por la visión de las cosas del interior de la caverna (sombras y estatuas que desfilan). PARTICIPACIÓN: Término mediante el cual Platón expresa la relación entre las cosas sensibles y las Ideas. Así podemos decir que las cosas sensibles son lo que son porque “participan” de las Ideas. ( Ejemplo: Un hombre justo, es hombre en la medida en que participa de la Idea de Humanidad, y es justo en la medida en que participa de la Idea de Justicia) .(Véase también “imitación”). VERDAD: Para los filósofos griegos en general, y para Platón en particular, el término “verdad” significa lo que no está oculto, lo descubierto. Procede etimológicamente de alétheia. La verdad se consideraba una propiedad del ser, de la realidad: la propiedad de desvelarse ante la razón, de quitarse el velo y mostrarse tal y como es. En la filosofía de Platón, la verdad se opone a la ilusión, a la apariencia. Y es, en este sentido, es idéntica a la realidad, a lo que no cambia. La verdad se identifica con el ser y

Página 48


es, por ello, inmutable. Desde esta concepción es fácil apreciar que lo permanente es concebido como lo verdadero, frente a lo cambiante que, no es necesariamente falso aunque sí aparentemente verdadero. De aquí que a la verdadera realidad solo se acceda mediante el pensamiento. Y esta realidad no es otra que la de las Ideas. Mientras que los sentidos solo nos permiten acceder a lo que Platón denomina copias, que son todo aquello que imita a las Ideas. Así pues, hay un conocimiento verdadero sobre la realidad inteligible, nunca sobre la realidad sensible. El primero es claro, objetivo, no relativo e invariable. El segundo es oscuro, poco fiable, relativo y cambiante. Para Platón no hay Idea de verdad, ya que la verdad consiste en tener una visión correcta de la realidad, es decir, de las Ideas. REMINISCENCIA: (anamnesis en griego, significa recuerdo) Para Platón conocer es, en realidad, recordar. El alma posee en sí misma el conocimiento de las Ideas, conocimiento que olvida al encarnarse en el cuerpo. Educar consiste en ayudar a recordar lo olvidado. (Sócrates ayudaba a parir ideas; el conocimiento no se transmite, sale de uno mismo).

Autor: Carlos Roser Martínez Fuente: Comentarios a Platón: La República, Libro VI-VII (3.a ed.). (2015). Diálogo.

Página 49


S E C C I Ó N D E T E X T O S P L A T Ó N I C O S

República, VI: La alegoría de la línea (...) No, no lo hagas-dijo. -Pues bien -dije-, observa que, como decíamos, son dos, y que reinan, el uno en el género y región inteligibles (el Bien), y el otro, en cambio, en la visible (el sol); y no digo que en el cielo para que no creas que juego con el vocablo. Sea como sea, ¿tienes ante tí esas dos especies, la visible y la inteligible? -Las tengo. -Toma, pues, una línea que esté cortada en dos segmentos desiguales y vuelve a cortar cada uno de los segmentos, el del género visible y el del inteligible, siguiendo la misma proporción. Entonces tendrás, clasificados según la mayor claridad u oscuridad de cada uno: en el mundo visible, un primer segmento, el de las imágenes. Llamo imágenes ante todo a las sombras, y en segundo lugar, a las figuras que se forman en el agua y en todo lo que es compacto, pulido y brillante, y a otras cosas semejantes, si es que me entiendes. -Sí que te entiendo.-En el segundo pon aquello de lo cual esto es imagen: los animales que nos rodean, todas las plantas y el género entero de las cosas fabricadas.

Página 50


-Lo pongo-dijo.-¿Accederías acaso -dije yo- a reconocer que lo visible se divide, en proporción a la verdad o a la carencia de ella, de modo que la imagen se halle, con respecto a aquello que imita, en la misma relación en que lo opinado con respecto a lo conocido? -Desde luego que accedo- dijo, -Considera, pues, ahora, de qué modo hay que dividir el segmento de lo Inteligible.-¿Cómo? - De modo que el alma se vea obligada a buscar la una de las partes sirviéndose, como de imágenes, de aquellas cosas que antes eran imitadas, partiendo de hipótesis y encaminándose así, no hacia el principio, sino hacia la conclusión; y la segunda, partiendo también de una hipótesis, pero para llegar a un principio no hipotético y llevando a cabo su investigación con la sola ayuda de las ideas tomadas en sí mismas y sin valerse de las imágenes a que en la búsqueda de aquello recurría. -No he comprendido de modo, suficiente -dijo-eso, de que hablas. -Pues lo diré otra vez - contesté-. Y lo entenderás mejor después del siguiente preámbulo. Creo que sabes que quienes se ocupan de geometría, aritmética y otros estudios similares, dan por supuestos los números impares y pares, las figuras, tres clases de ángulos y otras cosas emparentadas con éstas y distintas en cada caso; las adoptan como hipótesis, procediendo igual que si las conocieran, y no se creen ya en el deber de dar ninguna explicación ni a sí mismos ni a los demás con respecto a lo que consideran como evidente para todos, y de ahí es de donde parten las sucesivas y consecuentes deducciones que les llevan finalmente a aquello cuya investigación se proponían. -Sé perfectamente todo eso- dijo. -¿Y no sabes también que se sirven de figuras visibles acerca de las cuales discurren, pero no pensando en ellas mismas, sino en aquello a que ellas se parecen, discurriendo, por ejemplo, acerca del cuadrado en sí y de su diagonal, pero no acerca del que ellos dibujan, e igualmente en los demás casos; y que así, las cosas modeladas y trazadas por ellos, de que son imágenes las sombras y

Página 51


reflejos producidos en el agua, las emplean, de modo que sean a su vez imágenes, en su deseo de ver aquellas cosas en sí que no pueden ser vistas de otra manera sino por medio del pensamiento? -Tienes razón-dijo. XXI.-Y así, de esta clase de objetos decía yo que era inteligible, pero que en su investigación se ve el alma obligada a servirse de hipótesis y, como no puede remontarse por encima de éstas, no se encamina al principio, sino que usa como imágenes aquellos mismos objetos, imitados a su vez por los de abajo, que, por comparación con éstos, son también ellos estimados y honrados como cosas palpables. -Ya comprendo -dijo-; te refieres a lo que se hace en geometría y en las ciencias afines a ella. -Pues bien, aprende ahora que sitúo en el segundo segmento de la región inteligible aquello a que alcanza por sí misma la razón valiéndose del poder dialéctico y considerando las hipótesis no como principios, sino como verdaderas hipótesis, es decir, peldaños y trampolines que la eleven hasta lo no hipotético, hasta el principio de todo; y una vez haya llegado a éste, irá pasando de una a otra de las deducciones que de él dependen hasta que, de ese modo, descienda a la conclusión sin recurrir en absoluto a nada sensible, antes bien, usando solamente de las ideas tomadas en sí mismas, pasando de una a otra y terminando en las ideas. -Ya me doy cuenta -dijo-, aunque no perfectamente pues me parece muy grande la empresa a que te refieres, de que lo que intentas es dejar sentado que es más clara la visión del ser y de lo inteligible que proporciona la ciencia dialéctica que la que proporcionan las llamadas artes, a las cuales sirven de principios las hipótesis; pues aunque quienes las estudian se ven obligados a contemplar los objetos por medio del pensamiento y no de los sentidos, sin embargo, como no investigan remontándose al principio, sino partiendo de hipótesis, por eso te parece a ti que no adquieren conocimiento de esos objetos que son, empero, inteligibles cuando están en relación con un principio. Y creo también que a la operación de los geómetras y demás la llamas pensamiento, pero no conocimiento, porque el pensamiento es algo que está entre la

Página 52


simple creencia y el conocimiento. - Lo has entendido -dije- con toda perfección. Ahora aplícame a los cuatro segmentos estas cuatro operaciones que realiza el alma: la inteligencia (nóesis), al más elevado; el pensamiento (diánoia), al segundo; al tercero dale la creencia (pístis) y al último la imaginación (eikasía); y ponlos en orden, considerando que cada uno de ellos participa tanto más de la claridad cuanto más participen de la verdad los objetos a que se aplica. -Ya lo comprendo-dijo-; estoy de acuerdo y los ordeno como dices. República de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición)

Página 53


El mito de la caverna (República, VII) 514 a] Después de eso -proseguí- compara nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación con una experiencia como ésta. Represéntate hombres en una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta en toda su extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas [514b] les impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto, junto al cual imagínate un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima del biombo, los muñecos.

Descripción de la caverna

- Me lo imagino. - Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan sombras que llevan toda clase de utensilios y [515 a] figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan. - Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros. - Pero como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna que tienen frente a sí? - [515 b] Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas. - ¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del tabique? - Indudablemente. - Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven?

Página 54


Descripción de la caverna

- Necesariamente. - Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían que lo que oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos? - ¡Por Zeus que sí! - [515 c] ¿Y que los prisioneros no tendrán por real otra cosa que las sombras de los objetos artificiales transportados?

Liberación de un prisionero: "ojos llenos de fulgores"

- Es de toda necesidad. - Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz y, al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese [515 d] que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio, está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora? - Mucho más verdaderas. - [515 e] Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas son realmente más claras que las que se le muestran. - Así es. - [516 a] Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes de llegar hasta la luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado y, tras llegar a la

Página 55


la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?

Plan de estudios: De las sombras a la luz del sol

- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento. - Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio. - ¿Cómo no? - Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar. - Necesariamente -dijo.

La caverna vista desde la sabiduría

- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían. entre aquéllos? ¿O más bien no le pasaría como al Aquiles de Homero, y “preferiría ser un labrador que fuera siervo de un hombre pobre”[3] o soportar cualquier otra cosa, antes que volver a su anterior modo de opinar y a aquella vida? - Así creo también yo, que padecería cualquier cosa [516 e] antes que soportar aquella vida. - Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?

Página 56


Negativa de los filósofos a volver a la caverna

Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con aquellos que han conservado en todo momento las cadenas, y viera confusamente hasta que sus ojos se reacomodaran a ese [517 a] estado y se acostumbraran en un tiempo nada breve, ¿no se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo matarían, si pudieran tenerlo en sus manos y matarlo? - Seguramente. - Mira también si lo compartes en esto: no hay que asombrarse de que quienes han llegado allí no estén dispuestos a ocuparse de los asuntos humanos, sino que sus [517 d] almas aspiran a pasar el tiempo arriba; lo cual es natural, si la alegoría descrita es correcta también en esto.

Negativa de los filósofos a volver a la caverna

- Muy natural. - Tampoco sería extraño que alguien que, de contemplar las cosas divinas, pasara a las humanas, se comportase desmañadamente y quedara en ridículo por ver de modo confuso y, no acostumbrado aún en forma suficiente a las tinieblas circundantes, se viera forzado, en los tribunales o en cualquier otra parte, a disputar sobre sombras de justicia o sobre las figurillas de las cuales hay sombras, y a reñir sobre esto del modo en [517 e] que esto es discutido por quienes jamás han visto la Justicia en sí. - De ninguna manera sería extraño. - Pero si alguien tiene sentido común, recuerda que [518 a] los ojos pueden ver confusamente por dos tipos de perturbaciones: uno al trasladarse de la luz a la tiniebla, y otro de la tiniebla a la luz; y al considerar que esto es lo que le sucede al alma, en lugar de reírse irracionalmente cuando la ve perturbada e incapacitada de mirar algo, habrá de examinar cuál de los dos casos es: si es que al salir de una vida luminosa ve confusamente por falta de hábito, o si, viniendo de una mayor ignorancia hacia lo más luminoso, es obnubilada por el resplandor. Así, en un caso se felicitará de lo que sucede [518 b] y de la vida a que accede; mientras en el otro se

Página 57


apiadará, y, si se quiere reír de ella, su risa será menos absurda que si se descarga sobre el alma que desciende desde la luz. - Lo que dices es razonable. - Debemos considerar entonces, si esto es verdad, que la educación no es como la proclaman algunos. Afirman que, cuando la ciencia no está en el alma, [518 c] ellos la ponen, como si se pusiera la vista en ojos ciegos.

La educación. Críticas a los sofistas

- Afirman eso, en efecto. - Pues bien, el presente argumento indica que en el alma de cada uno hay el poder de aprender y el órgano para ello, y que, así como el ojo no puede volverse hacia la luz y dejar las tinieblas si no gira todo el cuerpo, del mismo modo hay que volverse desde lo que tiene génesis con toda el alma, hasta que llegue a ser capaz de soportar la contemplación de lo que es, y lo más [518 d] luminoso de lo que es, que es lo que llamamos el Bien. ¿No es así? - Sí. - Por consiguiente, la educación sería el arte de volver este órgano del alma del modo más fácil y eficaz en que puede ser vuelto, mas no como si le infundiera la vista, puesto que ya la posee, sino, en caso de que se lo haya girado incorrectamente y no mire a donde debe, posibilitando la corrección.

Educación y virtud

- Así parece, en efecto. - Ciertamente, las otras denominadas ‘excelencias’ del alma parecen estar cerca de las del cuerpo, ya que, [518 e] si no se hallan presentes previamente, pueden después ser implantadas por el hábito y el ejercicio; pero la excelencia del comprender da la impresión de corresponder más bien a algo más divino, que nunca pierde su poder, y que según hacia donde sea dirigida es útil y provechosa, [519 a] o bien inútil y perjudicial, ¿O acaso no te has percatado de que esos que son considerados malvados, aunque en realidad son astutos, poseen un alma que mira penetrantemente y ve con agudeza aquellas cosas a las que se dirige, porque no tiene la vista débil sino que está forzada a servil al mal, de modo que,

Página 58


cuanto más agudamente mira, tanto más mal produce?

Educación y virtud

- ¡Claro que sí¡ - No obstante, si desde la infancia se trabajara [519 b] podando en tal naturaleza lo que, con su peso plomífero y su afinidad con lo que tiene génesis y adherido por medio de la glotonería, lujuria y placeres de esa índole, inclina hacia abajo la vista del alma; entonces, desembarazada ésta de ese peso, se volvería hacia lo verdadero, y con ese mismo poder en los mismos hombres vería del modo penetrante con que ve las cosas a las cuales está ahora vuelta.

Negativa de los filósofos a volver a la caverna

- Es probable. - ¿Y no es también probable, e incluso necesario a partir de lo ya dicho, que ni los hombres sin educación ni experiencia de la verdad puedan gobernar [519 c] adecuadamente alguna vez el Estado, ni tampoco aquellos a los que se permita pasar todo su tiempo en el estudio, los primeros por no tener a la vista en la vida la única meta a que es necesario apuntar al hacer cuanto se hace privada o públicamente, los segundos por no querer actuar, considerándose como si ya en vida estuviesen residiendo en la Isla de los Bienaventurados?

Obligación de los filósofos a volver a la caverna

- Verdad. - Por cierto que es una tarea de nosotros, los fundadores de este Estado, la de obligar a los hombres de naturaleza bien dotada a emprender el estudio que hemos dicho antes que era el supremo, contemplar el Bien y llevar a cabo aquel ascenso y, tras haber ascendido [519d] y contemplado suficientemente, no permitirles lo que ahora se les permite. - ¿A qué te refieres? - Es muy cierto. - ¿Y piensas que los que hemos formado, al oír esto, se negarán y no estarán dispuestos a compartir los trabajos del Estado, cada uno en su turno quedándose a residir la mayor parte del tiempo unos con

Página 59


otros en el ámbito de lo puro? - Imposible, pues estamos ordenando a los justos [520 e] cosas justas. Pero además cada uno ha de gobernar por una imposición, al revés de lo que sucede a los que gobiernan ahora en cada Estado. - Así es, amigo mío; si has hallado para los que van a gobernar un modo de vida mejor que el gobernar, [521a] podrás contar con un Estado bien gobernado; pues sólo en él gobiernan los que son realmente ricos, no en oro, sino en la riqueza que hace la felicidad; una vida virtuosa y sabia. No, en cambio, donde los pordioseros y necesitados de bienes privados marchan sobre los asuntos públicos, convencidos de que allí han de apoderarse del bien; pues cuando el gobierno se convierte en objeto de disputas, semejante guerra doméstica e intestina acaba con ellos y con el resto del Estado.

Gobierno y virtud.

- No hay cosa más cierta. - ¿Y sabes acaso de algún otro modo de vida que el de la verdadera filosofía, que [521 b] lleve a despreciar el mando político? - No, por Zeus. - Es necesario que no tengan acceso al gobierno los que están enamorados de éste; si no, habrá adversarios que los combatan. - Sin duda. - En tal caso, ¿impondrás la vigilancia del Estado a otros que a quienes, además de ser los más inteligentes en lo que concierne al gobierno del Estado, prefieren otros honores y un modo de vida mejor que el del gobernante del Estado? - No, a ningún otro.. - [521 c]¿Quieres que ahora examinemos de qué modo se formarán tales hombres, y cómo se los ascenderá hacia la luz, tal como dicen que algunos han ascendido desde el Hades hasta los dioses? - ¿Cómo no habría de quererlo?

Página 60


La educación de los gobernantes-filósofos

- Pero esto, me parece, no es como un voleo de concha[6], sino un volverse del alma desde un día nocturno hasta uno verdadero; o sea, de un camino de ascenso hacia lo que es, camino al que correctamente llamamos ‘filosofía’. - Efectivamente. Habrá entonces que examinar qué estudios tienen este poder [521d]. - Claro está [...] Platón: República. Ed. Gredos. Madrid, 1986. Libro VII, 514 a - 521 c, pp. 338-348.

Página 61


Teoría de la reminiscencia ("Menón"(79 a 7-82 b 2) MEN.- ¿Y de qué manera vas a investigar, Sócrates, lo que no sabes en absoluto qué es? Porque ¿Qué es lo que, de entre cosas que no sabes, vas a proponerte como tema de investigación? 0, aun en el caso favorable de que lo descubras, ¿Cómo vas a saber que es precisamente lo que tú no sabías? Sóc.- Ya entiendo lo que quieres decir, Menón. ¿Te das cuenta del argumento polémico que nos traes, a saber, que no es posible para el hombre investigar ni lo que sabe ni lo que no sabe? Pues ni sería capaz de investigar lo que sabe, puesto que lo sabe, y ninguna necesidad tiene un hombre así de investigación, ni lo que no sabe, puesto que ni siquiera sabe qué es lo que va a investigar. MEN.- ¿No te parece que es un espléndido argumento, Sócrates? Sóc.- No. MEN. -¿Podrías decir por qué? Sóc.- Sí; porque se lo he oído a hombres y mujeres sabios en las cosas divinas. MEN.- ¿Y qué es lo que dicen? Sóc.- La verdad, a mi parecer, y bien dicha. MEN.- ¿Qué es, y quiénes la dicen? Sóc.- Los que la dicen son cuantos sacerdotes y sacerdotisas se preocupan de ser capaces de dar explicación del objeto de su ministerio. Pero también lo dice Píndaro y otros muchos de entre los poetas, cuantos son divinos. En cuanto a lo que dicen, es lo siguiente: y fíjate en si te parece que dicen la verdad. Pues afirman que el alma del hombre es inmortal, y que unas veces termina de vivir (a lo que llaman morir), y otras vuelve a existir, pero que jamás perece; y que por eso es necesario vivir con la máxima santidad toda la vida; "porque aquellos que a Prosérpina hayan pagado el precio de su antiguo

Página 62


pecado, al sol de arriba a los nueve años devuelve de nuevo las almas de ellos, de las que reyes ilustres y desbordantes de fuerza y en sabiduría los más grandes hombres saldrán; y para el tiempo restante héroes santos los llaman los hombres." Y ocurre así que, siendo el alma inmortal, y habiendo nacido muchas veces y habiendo visto tanto lo de aquí como lo del Hades y todas las cosas, no hay nada que no tenga aprendido; con lo que no es de extrañar que también sobre la virtud y sobre las demás cosas sea capaz ella de recordar lo que desde luego ya antes sabía. Pues siendo, en efecto, la naturaleza entera homogénea, y habiéndolo aprendido todo el alma, nada impide que quien recuerda una sola cosa (y a esto llaman aprendizaje los hombres), descubra él mismo todas las demás, si es hombre valeroso y no se cansa de investigar. Porque el investigar y el aprender, por consiguiente, no son en absoluto otra cosa que reminiscencia. De ningún modo, por tanto, hay que aceptar el argumento polémico ese; porque mientras ése nos haría pasivos y es para los hombres blandos para quien es agradable de escuchar, este otro en cambio nos hace activos y amantes de la investigación; y es porque confío en que es verdadero por lo que deseo investigar contigo qué es la virtud. MEN.- Sí, Sócrates; pero ¿Qué quieres decir con eso de que no aprendemos sino que lo que llamamos aprendizaje es reminiscencia? ¿Podrías enseñarme que eso es así? Sóc.- Ya antes te dije, Menón, que eres astuto, y ahora me preguntas si puedo enseñarte yo, que afirmo que no hay enseñanza, sino recuerdo, para que inmediatamente me ponga yo en manifiesta contradicción conmigo mismo. MEN.- No, por Zeus, Sócrates, no lo he dicho con esa intención, sino por hábito; ahora bien, si de algún modo puedes mostrarme que es como dices, muéstramelo. Sóc.- Pues no es fácil, y, sin embargo, estoy dispuesto a esforzarme por ti. Pero llámame de entre esos muchos criados tuyos a uno, al que quieras, para hacértelo comprender en él. Menón de Antonio Ruíz, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1970

Página 63


La prueba de los contrarios (Fedón, 71c-73a) — ¡Y qué!, repuso Sócrates: ¿la vida no tiene también su contraria, como la vigilia tiene el sueño? — Sin duda, dijo Cebes. — ¿Cuál es esta contraria? — La muerte. — Estas dos cosas, si son contrarias, ¿no nacen la una de la otra, y no hay entre ellas dos generaciones o una operación intermedia que hace posible el paso de una a otra? — ¿Cómo no? — Yo, dijo Sócrates, te explicaré la combinación de las dos contrarias de que acabo de hablar, y el paso recíproco de la una a la otra; tú me explicarás la otra combinación. Digo, pues, con motivo del sueño y de la vigilia, que del sueño nace la vigilia y de la vigilia el sueño; que el paso de la vigilia al sueño es el adormecimiento, y el paso del sueño a la vigilia es el acto de despertar. ¿No es esto muy claro? — Sí, muy claro. — Dinos a tu vez la combinación de la vida y de la muerte. ¿No dices que la muerte es lo contrario de la vida? — Sí. — ¿Y que la una nace de la otra? — Sí. — ¿Qué nace entonces de la vida? — La muerte. — ¿Qué nace de la muerte?

Página 64


— Es preciso confesar que es la vida. — De lo que muere, replicó Sócrates, nace por consiguiente todo lo que vive y tiene vida. — Así me parece. — Y por lo tanto, repuso Sócrates, nuestras almas están en los infiernos después de la muerte. — Así parece. — Pero de los medios en que se realizan estas dos contrarias, ¿uno de ellos no es la muerte sensible? ¿No sabemos lo que es morir? — Seguramente. — ¿Cómo nos arreglaremos entonces? ¿Reconoceremos igualmente a la muerte la virtud de producir su contraria, o diremos que por este lado la naturaleza es coja? ¿No es toda necesidad que el morir tenga su contrario? — Es necesario. — ¿Y cuál es este contrario? — Revivir. — Revivir, si hay un regreso de la muerte a la vida, repuso Sócrates, consiste en verificar este regreso. Por lo tanto, estamos de acuerdo en que los vivos no nacen menos de los muertos, que los muertos de los vivos; prueba incontestable de que las almas de los muertos existen en alguna parte de donde vuelven a la vida. — Me parece, dijo Cebes, que lo que dices es una consecuencia necesaria de los principios en que hemos convenido. — Me parece, Cebes, que no sin razón nos hemos puesto de acuerdo sobre este punto. Examínalo por ti mismo. Si todas estas contrarias no se engendrasen recíprocamente, girando, por decirlo así, en un

Página 65


círculo; y si no hubiese más que una producción directa de lo uno por lo otro, sin ningún regreso de este último al primer contrario que le ha producido, ya comprendes que en este caso todas las cosas tendrían la misma figura, aparecerían de una misma forma, y toda producción cesaría. — ¿Qué dices, Sócrates? — No es difícil de comprender lo que digo. Si no hubiese más que el sueño, y no tuviese lugar el acto de despertar producido por él, ya ves que entonces todas las cosas nos representarían verdaderamente la fábula de Endimión, y no se diferenciaría en ningún punto, porque las sucedería lo que a Endimión; estarían sumidas en el sueño. Si todo estuviese mezclado sin que esta mezcla produjese nunca separación alguna, bien pronto se verificaría lo que enseñaba Anaxágoras: todas las cosas estarían juntas. Asimismo, mi querido Cebes, si todo lo que ha recibido la vida, llegase a morir, y estando muerto, permaneciere en el mismo estado, o lo que es lo mismo, no reviviese; ¿no resultaría necesariamente que todas las cosas concluirían al fin, y que no habría nada que viviese? Porque si de las cosas muertas no nacen las cosas vivas, y si las cosas vivas llegan a morir, ¿no es absolutamente inevitable que todas las cosas sean al fin absorbidas por la muerte? — Inevitablemente, Sócrates, dijo Cebes; y cuanto acabas de decir me parece incontestable. — También me parece a mí, Cebes, que nada se puede objetar a estas verdades, y que no nos hemos engañado cuando las hemos admitido; porque es indudable, que hay un regreso a la vida; que los vivos nacen de los muertos; que las almas de los muertos existen; que las almas buenas libran bien, y que las almas malas libran mal. Versión de Patricio de Azcárate. Platón, Obras completas, vol. V, Madrid 1871

Página 66


La prueba de los contrarios (Fedón, 71c-73a) — He aquí lo que queríamos sentar como base; que hay ciertas cosas, que, no siendo contrarias a otras, las excluyen, lo mismo que si fuesen contrarias, como el tres que aunque no es contrario al número par, no lo consiente, lo desecha; como el dos, que lleva siempre consigo algo contrario al número impar; como el fuego, el frío y muchas otras. Mira ahora, si admitirías tú la siguiente definición: no sólo lo contrario no consiente su contrario, sino que todo lo que lleva consigo un contrario, al comunicarse con otra cosa, no consiente nada que sea contrario al contrario que lleva en sí. Piénsalo bien, porque no se pierde el tiempo en repetirlo muchas veces. El cinco no será nunca compatible con la idea de par; como el diez, que es dos veces aquel, no lo será nunca con la idea de impar; y este dos, aunque su contraria no sea la idea de lo impar, no admitirá, sin embargo, la idea de lo impar, como no consentirán nunca idea de lo entero las tres cuartas partes, la tercera parte, ni las demás fracciones; si es cosa que me has entendido y estás de acuerdo conmigo en este punto. Ahora bien; voy a reasumir mis primeras preguntas: y tú, al responderme, me contestarás, no en forma idéntica a ellas, sino en forma diferente, según el ejemplo que voy a ponerte; porque además de la manera de responder que hemos usado, que es segura, hay otra que no lo es menos; puesto que si me preguntases qué es lo que produce el calor en los cuerpos, yo no te daría la respuesta, segura sí, pero necia, de que es el calor; sino que, de lo que acabamos de decir, deduciría una respuesta más acertada, y te diría: es el fuego; y si me preguntas qué es lo que hace que el cuerpo esté enfermo, te respondería que no es la enfermedad, sino la fiebre. Si me preguntas qué es lo que constituye lo impar, no te responderé la imparidad, sino la unidad; y así de las demás cosas. Mira si entiendes suficientemente lo que quiero decirte. — Te entiendo perfectamente. — Respóndeme, pues, continuó Sócrates. ¿Qué es lo que hace que el cuerpo esté vivo? — Es el alma.

Página 67


— ¿Sucede así constantemente? — ¿Cómo no ha de suceder?, dijo Cebes. — ¿El alma lleva, por consiguiente, consigo la vida a donde quiera que ella va? — Es cierto. — ¿Hay algo contrario a la vida, o no hay nada? — Si, hay alguna cosa. — ¿Qué cosa? — La muerte. — El alma, por consiguiente, no consentirá nunca lo que es contrario a lo que lleva siempre consigo. Esto se deduce rigurosamente de nuestros principios. — La consecuencia es indeclinable, dijo Cebes. — Pero, ¿cómo llamamos a lo que no consiente nunca la idea de lo par? — Lo impar. — ¿Cómo llamamos a lo que no consiente nunca la justicia, y a lo que no consiente nunca el orden? — La injusticia y el desorden. — Sea así: y a lo que no consiente nunca la muerte, ¿Cómo lo llamamos? — Lo inmortal. — El alma, ¿no consiente la muerte? — No.

Página 68


— El alma es, por consiguiente, inmortal. — Inmortal. — ¿Diremos que demostración?

esto

está

demostrado,

o

falta

algo

a

la

— Está suficientemente demostrado, Sócrates.... — Precisamente tiene que decirse lo mismo de lo que es inmortal. Si lo que es inmortal no puede perecer jamás, por mucho que la muerte se aproxime al alma, es absolutamente imposible que el alma muera; porque, según acabamos de ver, el alma no recibirá nunca en sí la muerte, jamás morirá; así como el tres, y lo mismo cualquiera otro número impar, no puede nunca ser par; como el fuego no puede ser nunca frío, ni el calor del fuego convertirse en frío. Alguno me dirá quizá: en que lo impar no puede convertirse en par por el advenimiento de lo par, estamos conformes; ¿pero qué obsta para que, si lo impar llega a perecer, lo par ocupe su lugar? A esta objeción yo no podría responder que lo impar no perece, si lo impar no es imperecible. Pero si le hubiéramos declarado imperecible, sostendríamos con razón que siempre que se presentase lo par, el tres y lo impar se retirarían, pero de ninguna manera perecerían; y lo mismo diríamos del fuego, de lo caliente y de otras cosas semejantes. ¿No es así? — Seguramente, dijo Cebes. Versión de Patricio de Azcárate. Platón, Obras completas, vol. V, Madrid 1871

Página 69


La prueba de los contrarios (Fedón, 71c-73a) — También me parece a mí, Cebes, que nada se puede objetar a estas verdades, y que no nos hemos engañado cuando las hemos admitido; porque es indudable, que hay un regreso a la vida; que los vivos nacen de los muertos; que las almas de los muertos existen; que las almas buenas libran bien, y que las almas malas libran mal. Cebes, interrumpiendo a Sócrates, le dijo: lo que dices es un resultado necesario de otro principio que te he oído muchas veces sentar como cierto, a saber: que nuestra ciencia no es más que una reminiscencia. Si este principio es verdadero, es de toda necesidad que hayamos aprendido en otro tiempo las cosas de que nos acordamos en este; y esto es imposible, si nuestra alma no existe antes de aparecer bajo esta forma humana. Esta es una nueva prueba de que nuestra alma es inmortal. Simmias, interrumpiendo a Cebes, le dijo: ¿Cómo se puede demostrar este principio? Recuérdamelo, porque en este momento no caigo en ello. — Hay una demostración muy preciosa, respondió Cebes, y es que todos los hombres, si se les interroga bien, todo lo encuentran sin salir de sí mismos, cosa que no podría suceder, si en sí mismos no tuvieran las luces de la recta razón. En prueba de ello, no hay más que ponerles delante figuras de geometría u otras cosas de la misma naturaleza, y se ve patentemente esta verdad. — Si no te das por convencido con esta experiencia, Simmias, replicó Sócrates, mira si por este otro camino asientes a nuestro parecer. ¿Tienes dificultad en creer que aprender no es más que acordarse? — No mucha, respondió Simmias; pero lo que precisamente quiero es llegar al fondo de ese recuerdo de que hablamos; y aunque gracias a lo que ha dicho Cebes, hago alguna memoria y comienzo a creer, no me impide esto el escuchar con gusto las pruebas que tú quieres darnos. — Helas aquí, replicó Sócrates. Estamos conformes todos en que, para acordarse, es preciso haber sabido antes la cosa de que uno se

Página 70


acuerda. — Seguramente. — ¿Convenimos igualmente en que cuando la ciencia se produce de cierto modo es una reminiscencia? Al decir de cierto modo, quiero dar a entender, por ejemplo, como cuando un hombre, viendo u oyendo alguna cosa, o percibiéndola por cualquiera otro de sus sentidos, no conoce sólo esta cosa percibida, sino, que al mismo tiempo piensa en otra, que no depende de la misma manera de conocer sino de otra. ¿No diremos con razón que este hombre recuerda la cosa que le ha venido al espíritu? — ¿Qué dices? — Digo, por ejemplo, que uno es el conocimiento del hombre y otro el conocimiento de una lira. — Seguramente. — Pues bien; continuó Sócrates: ¿no sabes lo que sucede a los amantes, cuando ven una lira, un traje o cualquiera otra cosa, de que el objeto de su amor tiene costumbre de servirse? Al reconocer esta lira, viene a su pensamiento la imagen de aquel a quien ha pertenecido. He aquí lo que se llama reminiscencia; frecuentemente al ver a Simmias, recordamos a Cebes. Podría citarte un millón de ejemplos. — Hasta el infinito, dijo Simmias. — He aquí lo que es la reminiscencia; sobre todo, cuando se llega a recordar cosas, que se habían olvidado por el trascurso del tiempo, o por haberlas perdido de vista. — Es muy cierto, dijo Simmias. — Pero, replicó Sócrates, al ver un caballo o una lira pintados, ¿no puede recordarse a un hombre? Y al ver el retrato de Simmias, ¿no puede recordarse a Cebes? — ¿Quién lo duda?

Página 71


— Con más razón, si se ve el retrato de Simmias, se recordará a Simmias mismo. — Sin dificultad. — ¿No es claro, entonces, que la reminiscencia la despiertan lo mismo las cosas semejantes, que las desemejantes? — Así es en efecto. — Y cuando se recuerda alguna cosa a causa de la semejanza, ¿no sucede necesariamente que el espíritu ve inmediatamente si falta o no al retrato alguna cosa para la perfecta semejanza con el original de que se acuerda? — No puede menos de ser así, dijo Simmias. — Fíjate bien, para ver si piensas como yo. ¿No hay una cosa a que llamamos igualdad? No hablo de la igualdad entre un árbol y otro árbol, entre una piedra y otra piedra, y entre otras muchas cosas semejantes. Hablo de una igualdad que está fuera de todos estos objetos. ¿Pensamos que esta igualdad es en sí misma algo o que no es nada? — Decimos ciertamente que es algo. Sí, ¡por Júpiter! — ¿Pero conocemos esta igualdad? — Sin duda. — ¿De dónde hemos sacado esta ciencia, este conocimiento? ¿No es de las cosas de que acabamos de hablar; es decir, que viendo árboles iguales, piedras iguales y otras muchas cosas de esta naturaleza, nos hemos formado la idea de esta igualdad, que no es ni estos árboles, ni estas piedras, sino que es una cosa enteramente diferente? ¿No te parece diferente? Atiende a esto: las piedras, los árboles que muchas veces son los mismos, ¿no nos parecen por comparación tan pronto iguales como desiguales? — Seguramente.

Página 72


— Las cosas iguales parecen algunas veces desiguales; pero la igualdad considerada en sí, ¿te parece desigualdad? — Jamás, Sócrates. — ¿La igualdad y lo que es igual no son, por consiguiente, una misma cosa? — No, ciertamente. — Sin embargo; de estas cosas iguales, que son diferentes de la igualdad, has sacado la idea de la igualdad. — Así es la verdad, Sócrates; dijo Simmias. — Y esto se entiende, ya sea esta igualdad semejante desemejante respecto de los objetos que han motivado la idea.

ya

— Seguramente. — Por otra parte; cuando al ver una cosa, tú imaginas otra, sea semejante o desemejante, tiene lugar necesariamente una reminiscencia. — Sin dificultad. — Pero, repuso Sócrates, dime: ¿Cuándo vemos árboles que son iguales u otras cosas iguales, las encontramos iguales como la igualdad misma, de que tenemos idea, o falta mucho para que sean iguales como esta igualdad? — Falta mucho. — ¿Convenimos, pues, en que cuando alguno, viendo una cosa, piensa que esta cosa, como la que yo estoy viendo ahora delante de mí, puede ser igual a otra, pero que la falta mucho para ello, porque es inferior respecto de ella, será preciso, digo, que aquel, que tiene este pensamiento, haya visto y conocido antes esta cosa a la que dice que la otra se parece, pero imperfectamente? — Es de necesidad absoluta.

Página 73


— ¿No nos sucede lo mismo respecto de las cosas iguales, cuando queremos compararlas con la igualdad? — Seguramente, Sócrates. — Por consiguiente, es de toda necesidad que hayamos visto esta igualdad fintes del momento en que, al ver por primera vez cosas iguales, hemos creído que todas tienden a ser iguales como la igualdad misma, y que no pueden conseguirlo. — Es cierto. — También convenimos en que hemos sacado este pensamiento (ni podía salir de otra parte) de alguno de nuestros sentidos, por haber visto o tocado, o, en fin, por haber ejercitado cualquiera otro de nuestros sentidos, porque lo mismo digo de todos. — Lo mismo puede decirse, Sócrates, tratándose de lo que ahora tratamos. — Es preciso, por lo tanto, que de los sentidos mismos saquemos este pensamiento: que todas las cosas iguales que caen bajo nuestros sentidos, tienden a esta igualdad inteligible, y que se quedan por bajo de ella. ¿No es así? — Sí, sin duda, Sócrates. — Porque antes que hayamos comenzado a ver, oír, y hacer uso de todos los demás sentidos, es preciso que hayamos tenido conocimiento de esta igualdad inteligible, para comparar con ella las cosas sensibles iguales; y para ver que ellas tienden todas a ser semejantes a esta igualdad, pero que son inferiores a la misma. — Es una consecuencia necesaria de lo que se ha dicho, Sócrates. — Pero, ¿no es cierto que, desde el instante en que hemos nacido, hemos visto, hemos oído, y hemos hecho uso de todos los demás sentidos? — Muy cierto.

Página 74


— Es preciso, entonces, que antes de este tiempo hayamos tenido conocimiento de la igualdad. — Sin duda. — Por consiguiente, es absolutamente necesario, que lo hayamos tenido antes de nuestro nacimiento. — Así me parece. — Si lo hemos tenido antes de nuestro nacimiento, nosotros sabemos antes de nacer; y después hemos conocido no sólo lo que es igual, lo que es más grande, lo que es más pequeño, sino también todas las cosas de esta naturaleza; porque lo que decimos aquí de la igualdad, lo mismo puede decirse de la belleza, de la bondad, de la justicia, de la santidad; en una palabra, de todas las demás cosas, cuya existencia admitimos en nuestras conversaciones y en nuestras preguntas y respuestas. De suerte que es de necesidad absoluta que hayamos tenido conocimientos antes de nacer. — Es cierto. — Y si después de haber tenido estos conocimientos, nunca los olvidáramos, no sólo naceríamos con ellos, sino que los conservaríamos durante toda nuestra vida; porque saber, ¿es otra cosa que conservar la ciencia, que se ha recibido, y no perderla?, y olvidar, ¿no es perder la ciencia que se tenía antes? — Sin dificultad, Sócrates. — Y si después de haber tenido estos conocimientos antes de nacer, y haberlos perdido después de haber nacido, llegamos en seguida a recobrar esta ciencia anterior, sirviéndonos del ministerio de nuestros sentidos, que es lo que llamamos aprender; ¿no es esto recobrar la ciencia que teníamos, y no tendremos razón para llamar a esto reminiscencia? — Con muchísima razón, Sócrates. — Estamos, pues, conformes en que es muy posible, que aquel que

Página 75


ha sentido una cosa, es decir, que la ha visto, oído o, en fin, percibido por alguno de sus sentidos, piense, con ocasión de estas sensaciones, en una cosa que ha olvidado, y cosa que tenga alguna relación con la percibida, ya se le parezca o ya no se le parezca. De manera que tiene que suceder una de dos cosas: o que nazcamos con estos conocimientos y los conservemos toda la vida; o que los que aprenden, no hagan, según nosotros, otra cosa que recordar, y que la ciencia no sea más que una reminiscencia. — Así es, Sócrates. — ¿Qué escoges tú, Simmias? ¿Nacemos con conocimientos, o nos acordamos después de haber olvidado lo que sabíamos? — En verdad, Sócrates, no sé al presente qué escoger. — Pero, ¿qué pensarías y qué escogerías en este caso? Un hombre que sabe una cosa, ¿puede dar razón de lo que sabe? — Puede, sin duda, Sócrates. — ¿Y te parece que todos los hombres pueden dar razón de las cosas de que acabamos de hablar? — Yo querría que fuese así, respondió Simmias; pero me temo mucho que mañana no encontremos un hombre capaz de dar razón de ellas. — ¿Te parece, Simmias, que todos los hombres tienen esta ciencia? — Seguramente no. — ¿Ellos no hacen entonces más que recordar las cosas que han sabido en otro tiempo?— Así es. — ¿Pero en qué tiempo han adquirido nuestras almas esta ciencia? Porque no ha sido después de nacer. — Ciertamente no.— ¿Ha sido antes de este tiempo? — Sin duda.

Página 76


— Por consiguiente, Simmias, nuestras almas existían antes de este tiempo, antes de aparecer bajo esta forma humana; y mientras estaban así, sin cuerpos, sabían. — A menos que digamos, Sócrates, que hemos adquirido los conocimientos en el acto de nacer; porque esta es la única época que nos queda. — Sea así, mi querido Simmias, replicó Sócrates; pero ¿en qué otro tiempo los hemos perdido? Porque hoy no los tenemos según acabamos de decir. ¿Los hemos perdido al mismo tiempo que los hemos adquirido?, ¿o puedes tú señalar otro tiempo?— No, Sócrates; no me había apercibido de que nada significa lo que he dicho. — Es preciso, pues, hacer constar, Simmias, que si todas estas cosas, que tenemos continuamente en la boca, quiero decir, lo bello, lo justo y todas las esencias de este género, existen verdaderamente, y que si referimos todas las percepciones de nuestros sentidos a estas nociones primitivas como a su tipo, que encontramos desde luego en nosotros mismos, digo, que es absolutamente indispensable, que así como todas estas nociones primitivas existen, nuestra alma haya existido igualmente antes que naciésemos; y si estas nociones no existieran, todos nuestros discursos son inútiles. ¿No es esto incontestable? ¿No es igualmente necesario que si estas cosas existen, hayan también existido nuestras almas antes de nuestro nacimiento; y que si aquellas no existen, tampoco debieron existir estas? — Esto, Sócrates, me parece igualmente necesario e incontestable; y de todo este discurso resulta, que antes de nuestro nacimiento nuestra alma existía, así como estas esencias, de que acabas de hablarme; porque yo no encuentro nada más evidente que la existencia de todas estas cosas: lo bello, lo bueno, lo justo; y tú me lo has demostrado suficientemente. — ¿Y Cebes?, dijo Sócrates: porque es preciso que Cebes esté persuadido de ello. — Yo pienso, dijo Simmias, que Cebes considera tus pruebas muy suficientes, aunque es el más rebelde de todos los hombres para

Página 77


darse por convencido. Sin embargo, supongo que lo está de que nuestra alma existe antes de nuestro nacimiento; pero que exista después de la muerte, es lo que a mí mismo no me parece bastante demostrado; porque esa opinión del pueblo, de que Cebes te hablaba antes, queda aún en pié y en toda su fuerza; la de que, después de muerto el hombre, su alma se disipa y cesa de existir. En efecto, ¿qué puede impedir que el alma nazca, que exista en alguna parte, que exista antes de venir a animar el cuerpo, y que, cuando salga de este, concluya con él y cese de existir? — Dices muy bien, Simmias, dijo Cebes; me parece que Sócrates no ha probado más que la mitad de lo que era preciso que probara; porque ha demostrado muy bien que nuestra alma existía antes de nuestro nacimiento; mas para completar su demostración, debía probar igualmente que, después de nuestra muerte, nuestra alma existe lo mismo que existió antes de esta vida. — Ya os lo he demostrado, Simmias y Cebes, repuso Sócrates; y convendréis en ello, si unís esta última prueba a la que ya habéis admitido; esto es, que los vivos nacen de los muertos. Porque si es cierto que nuestra alma existe antes del nacimiento, y si es de toda necesidad que, al venir a la vida, salga, por decirlo así, del seno de la muerte, ¿cómo no ha de ser igualmente necesario que exista después de la muerte, puesto que debe volver a la vida? Así, pues, lo que ahora me pedís ha sido ya demostrado. Sin embargo, me parece que ambos deseáis profundizar más esta cuestión, y que teméis, como los niños, que, cuando el alma sale del cuerpo, la arrastren los vientos, sobre todo cuando se muere en tiempo de borrascas. — Entonces Cebes, sonriéndose, dijo: Sócrates, supón que lo tememos; o más bien, que sin temerlo, está aquí entre nosotros un niño que lo teme, a quien es necesario convencer de que no debe temer la muerte como a un vano fantasma. — Para esto, replicó Sócrates, es preciso emplear todos los días encantamientos, hasta que se haya curado de semejante aprensión. — Pero, Sócrates, ¿dónde encontraremos puesto que tú vas a abandonarnos?

Página 78

un

buen

encantador,


— La Grecia es grande, Cebes, respondió Sócrates; y en ella encontrareis muchas personas muy entendidas. Por otra parte, tenéis muchos pueblos extranjeros, y es preciso recorrerlos todos e interrogarlos, para encontrar este encantador, sin escatimar gasto, ni trabajo; porque en ninguna cosa podéis emplear más útilmente vuestra fortuna. También es preciso que lo busquéis entre vosotros, porque quizá no encontrareis otros más capaces que vosotros mismos para estos encantamientos. — Haremos lo que dices, Sócrates; pero si no te molesta, volvamos a tomar el hilo de nuestra conversación. Versión de Patricio de Azcárate. Platón, Obras completas, vol. V, Madrid 1871

Página 79


ESQUEMAS PLATร N

Pรกgina 80


Pรกgina 81


Idea Suprema de Bien

acinótalp acité y acitíloP Página 82


Pรกgina 83


"La razรณn y el valor siempre van a imponerse sobre la tradiciรณn y la ingratitud" - Platรณn -


Realizado por Carlos Montemayor


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.