El equipo fotográfico con el que cuentan es muy antiguo.
Al ingresar al recinto, pareciera que el tiempo se detuvo.
Luis Gutiérrez / EXPRESO
HERMOSILLO
Luis Gutiérrez / EXPRESO
Martes 15 de Septiembre de 2009
Luis Gutiérrez / EXPRESO
2B E X P R E S O
Don Ernesto Padilla es uno de los socios del negocio.
FOTO ROBERT CIERRA SUS PUERTAS
LOS RECUERDOS
Luis Gutiérrez / EXPRESO
CONGELA
Atrás quedará el trabajo ‘artesanal’ de la fotografía.
Después de más de 60 años al servicio de los hermosillenses, dará hoy su último click Por Zorayda Gallegos
Luis Gutiérrez / EXPRESO
Sin duda alguna, parte de la magia de la fotografía quedará en el recuerdo con el cierre de Foto Robert.
Luis Gutiérrez / EXPRESO
El uso de las placas y del revelado, ya es cosa del pasado.
Foto Robert el próximo 15 de septiembre. El motivo: la quiebra. -Antes, toda la población de Hermosillo concentraba sus compras en el centro de la ciudad; a raíz de la expansión se crearon centros comerciales, que a todos nos ha afectado, más a la fotografía, ya que en cada negocio hay centros fotográficos. Y para argumentar lo que dice, señala que mientras en 1980 llegó a retratar a 775 personas en un día, hoy acuden en promedio sólo 20 personas. Esto, en vez de generar ingresos, provoca más egresos. -Perdimos la línea telefónica por no tener recursos, perdimos el agua por no tener para liquidarla y las cuentas del Seguro Social los requerimientos son a diario. No hay capacidad económica para continuar, no hay los suficientes clientes para seguir persistiendo. La tienda es parte de una sociedad entre don Ernesto Padilla, su hermano Francisco y Luz Estela Figueroa. Todos ya tomaron la decisión. -Ellos ya sabían que esto en determinando momento tenía que cerrarse, el local es rentado, lo poco que existe al interior es de nosotros, pero es para archivo histórico- dice don Ernesto. ***** El negocio fue fundado en la pri-
Hoy terminan más de 6 décadas.
Con las fotos se congela el tiempo.
do, hasta los aparatos que ahora son digitales. -Antes, tomábamos en placa rígida la negativa, la revelábamos nosotros mismos, pasaba al retoque, la imprimíamos, la revelábamos, enjuagábamos y fijábamos. Después lavábamos y secábamos para venir a cortar y entregársela al cliente. Un proceso de 5, 7 horas. Además, continúa, mucho más antes se tomaba en blanco y negro, se viraba el papel fotográfico a sepia y se pintaba con colores líquidos, posteriormente llegó el color a las imágenes. Hace dos años, explica, Kodak
Mexicana producía material fotográfico, pero a raíz de que dejó de producirlo, ya no pudieron seguir adquiriendo el producto. -¿Qué es lo que hicimos? entramos a un proceso que un laboratorio nos maquilara, tomábamos la foto, la retocábamos y la mandábamos al laboratorio. Así tratamos de subsistir desde hace dos años. ***** Él, comenzó a trabajar ahí desde el 14 de diciembre de 1964, cuando llegó al negocio de su tío a pedirle que le pagara aguinaldos porque tenía que comprar un regalo para
mavera de 1949 por don Roberto Ley Grijalva en el número 72 de la entonces avenida Vildósola, hoy llamada Plutarco Elías Calles. Posteriormente se recorrió unos metros, al número 69 de la misma calle, cuenta don Ernesto, sobrino de don Roberto. Cuando el dueño falleció fue traspasada a sus empleados como pago de su liquidación, así quedaron a cargo de ella Ernesto y Francisco Padilla y Luz Estela Figueroa. En esa época había pocos negocios en la ciudad: estaba Foto Cossío, Foto Loño, otro más por la calle Matamoros, Foto Rosas y Foto Carlos. Todo era tranquilo. -Antes te ponías aquí en la puerta y podías contar los automóviles, podías grabarte las placas de los automóviles. A unos pasos había una librería, El Renacimiento, había un local aquí donde tenían una vaca lechera grande en el aparador, una línea aérea en Garmendia y Elías calles. En la esquina había una Casa Duarte, el hotel de enfrente se llamaba de Anza y hoy están a punto de venderlo. Entre ese antes y ese después del que habla este fotógrafo de 59 años, también está el cambio que ha sufrido la industria. Desde los materiales, el método de revela-
Luis Gutiérrez / EXPRESO
La fotografía fue afectada por los laboratorios de revelado rápido.
Luis Gutiérrez / EXPRESO
Desde afuera, el negocio Foto Robert, invita a los recuerdos. Sus puertas rojas de madera, sus paredes grises y agrietadas, los mosaicos naranja, hacen pensar que el tiempo no ha pasado por ahí. Hacen suponer que la década de los cincuenta se quedó estacionada entre los muros de adobe y que todo cambió: menos él. Adentro, las paredes verdes parece que se desgajan, el piso de cemento deja asomar varios hoyancos y el abanico que cuelga del techo gira sin fuerzas. A un costado de la puerta que lleva al estudio fotográfico, tres cuadros que cuelgan de la pared parecen el reflejo de las generaciones que han pasado por ahí: peinados de melena, trajes pulcros, colores opacos. Al otro costado de la puerta está el mostrador, y detrás de él una hoja con letras rojas que anuncia el fin de seis décadas: Foto Robert cierra sus puertas. El letrero detiene en seco a los que llegan. Provoca preguntas, lamentaciones y buenos deseos. El letrero también invita a los recuerdos. Un hombre que rebasa las cinco décadas, dice que él se tomó la primera fotografía ahí cuando tenía 6 años, otro señor, pregunta por el cunero donde le tomaron su primera foto de bebé. Y así, gente que llega, recuerda y se va con las emociones despiertas. Y es que este negocio ubicado sobre la calle Plutarco Elías Calles, en el mero corazón de la ciudad, es de los más antiguos de Hermosillo. Al verlo, es innegable su resistencia al tiempo. Entre todas las tiendas que se ubican por esa rúa, Foto Robert acaba con la homogeneidad del resto de los negocios. Mientras las otras construcciones sobresalen por sus colores, este luce opaco, gris, desgastado. Y no es para menos; el edificio donde se ubica es de 150 años de antigüedad, es de esos que están hechos de adobe y techo de tierra, que se están cayendo con el paso del tiempo, con cada lluvia o con la humedad, dice don Ernesto Padilla –uno de los dueños del negocio y quien cuenta la historia-. El hombre que ha trabajado ahí desde 1964, que ha presenciado el inicio y el declive de varios comercios, que ha visto aparecer y desaparecer calles, ahora vive el fin de seis décadas del trabajo que ha sido todo para él. ***** En el fondo, allá adentro, en el estudio donde toman las fotos, tres sacos y dos camisolas blancas cuelgan como de un perchero sostenido en una pared que en alguna ocasión fue blanca. En el fondo, dos cortinas moradas dan el marco perfecto para los hombres y mujeres que llegan a detener el tiempo en una fotografía. Instalada en medio del cuarto, una cámara fotográfica 5x7, de cincuenta años de antigüedad -que en alguna ocasión sirvió para capturar imágenes- ahora sirve para provocar rostros de asombro entre los clientes. Más allá se ve un reclinatorio, y un banquito -donde sientan a los clientes para las fotos- tan viejo como el negocio. Y entre todo esto: muebles, paredes despintadas, trajes negros y polvo, está don Ernesto Padilla, comparando épocas, evocando recuerdos, sacando cuentas y llegando a la misma conclusión a la que llegó un viernes: el cierre definitivo de
Luis Gutiérrez / EXPRESO
zgallegos@expreso.com.mx
el intercambio escolar. -No, el aguinaldo es para el trabajador- le contestó el tío. -Bueno, entonces deme trabajo- le sugirió Ernesto. Desde ese día comenzó a aprender viendo el proceso que hacían, así pronto comenzó a gozar su trabajo. Nunca imaginó que lo aprendido ahí lo llevaría después a exponer su trabajo en 55 exposiciones y a ganar el Premio Estatal de Fotografía. -El trabajo en sí de la fotografía es el trabajo más interesante que puede existir. El fotógrafo tiene la capacidad de retener la muerte, tú puedes fotografiar a un individuo y lo conservas de por vida- explica moviendo las manos, emocionado. Pero esta emoción se detiene, cuando recuerda el 15 de septiembre. Ese día a las 6 de la tarde el comercio cerrará sus dos puertas rojas de madera que resguardan la entrada. Ese día es el que remueve de nostalgia y cristaliza la mirada de don Ernesto. Pero es que, agrega con las palabras que apenas le salen, ya ha analizado todo y no hay otra alternativa. Entonces, cómo no frustrarte, cómo no ponerse triste, señala, si fue ahí donde aprendió a tomar una foto, donde nació su pasión por esta profesión, donde descubrió sus sentimientos más humildes. -Aprendes a desarrollarte, a tratar a la gente, a hacerte más humano, te llega un cliente que no se acabala con unos pesos para retratarse para su solicitud de trabajo, y en determinado momento hasta se la regalas. Por eso, es inevitable la nostalgia, por eso asimilas todo con dolor, afirma. -Me dio para hacer amigos, para pagarle el estudio a mis hijos: tengo un abogado, un contador y un comunicólogo, por la fotografía hice grandes amigos, conocí países por el solo hecho de ir a tomar imágenes.