La Etnografía de los Balcones

Page 1

La Etnografía de los Balcones Pía Aldana



Tienes en tus manos el ejemplar Nº……



Morada, colección e identidad: La poética del habitar o sobre LA ETNOGRAFÍA DE LOS BALCONES

El concepto de morada, de casa, supone en primer lugar un espacio de protección, de cobijo, de arraigo. Estar en nuestro hogar determina valores que lo distinguen de cualquier otro espacio construido por el ser humano. La casa, el lugar al que denominamos morada, constituye el primer universo al que tenemos acceso, en ella se fundan nuestras primeras memorias y se contienen los primeros espacios oníricos. Configura de forma precisa y profunda más que cualquier otro sitio, nuestro sentido de pertenencia, de identidad y arraigo.


Gastón Bachelard dedica capítulos completos de su texto La poética del espacio, a los valores que cobija este espacio vital. Lo considera espacio evocador, espacio de seguridad, intimidad y ensoñación. Al construir morada no solo lo hacemos desde un sentido estético/utilitario, debido al poder sugestivo, biográfico y memorial que posee este espacio, indefectiblemente se van transfiriendo al mismo numerosas dimensiones del ser humano que le habita, quien a su vez configura una proyección idealizada de aquel espacio que se despliega como una extensión de su propio universo interno, íntimo y particular. Desatándose la compleja valoración simbólica asociada al hogar, en donde múltiples anécdotas están sujetas a las paredes, muebles, plantas, libros, chucherias, aromas y sonidos que cobija el espacio. Cuando coleccionamos, los objetos modifican su naturaleza de idéntica manera, un coleccionista al observar su colección no solo observa objetos, sino que reconoce en los mismos valores inmateriales, arraigos, memorias profundas, ritos, significancias y apreciaciones dificilmente explicables en el plano de lo racional, apreciándolos desde su propio y particular territorio secularmente sagrado. Debido a ello, las formas de coleccionar y los tipos de colección se amplían sistemáticamente, diversificándose y desplazándose hacia territorios que dificilmente tienen cabida en lo que convencionalmente se entiende por coleccionismo. Suscitándose en la práctica de coleccionar una serie variaciones, experiencias, de formas de coleccionar y de tipos de colección.


ampliándose así, infinitamente la concepción de lo que es coleccionable, guardable o atesorable…qué es nuestra memoria, por ejemplo, sino una basta y magnífica colección de recuerdos?. Desde estas reflexiones se suscita LA ETNOGRAFÍA DE LOS BALCONES es al detenerme en aquel umbral entre lo público y lo privado que propone el balcón, recogiendo imaginando e insinuando por medio de reconstrucciones miniatura las eventuales historias, memorias, ficciones, impresiones y percepciones de quien (es) pudiesen habitar dichos espacios, es en el ejercicio de imaginar esas historias en dónde desde la empatía recogo los valores simbólicos que probablemente allí aniden, y transformo, dichos espacios en una variación del acto de coleccionar, sumando esta vez, cuál objetos atesorados: “espacios balcón”, aquellos que cotidianamente han acompañado mis tránsitos silensiosos por la ciudad, formando así parte del reservorio de mis memorias. Es al observarlos y reconstruirlos, como una colección, que me observo menos ajena, menos espectador, menos desarraigada y más parte de las infinitas variaciaciones desde las que el ser humano escoge vivir, conformar barrio, ciudad, cultura, pueblo, sociedad, historia, y tiempo. Pía Aldana



ZONAS DE CONTACTO, SABERES Y ARCHIVOS NEGADOS: LA ETNOGRAFÍA DE LOS BALCONES de PÍA ALDANA “…que los espacios regionales que la cultura dominante ha extraído de lo cotidiano y personal y ha constituido como reinos separados (política, ciencia, filosofía) se constituyen en la mujer a partir precisamente de lo considerado personal y son indisociable de él. Y si lo personal, privado y cotidiano se incluyen como punto de partida y perspectiva de los otros discursos y prácticas, desaparecen como personal, privado y cotidiano: ése es uno de los resultados posibles de las tretas del débil”. (Josefina Ludmer, Las tretas del débil).

Las emociones configuran las “superficies” de nuestros cuerpos individuales y colectivos. Se activan en el contacto con y entre otros objetos, sujetos, espacios, significados, prácticas sociales y culturales. Es importante recordar que emoción, viene del latin emotio, por ello comparte raíz con en el verbo movere, es decir, mover. Las emociones son, en efecto, agencias activas que constantemente generan saberes. Desde ahí se activan y despliegan los procesos reflexivos y creativos detrás de las prácticas artísticas, y desde ahí también, creo, proviene su estrecha relación con la política.


Mi primera reacción, emotiva, por cierto, ante la producción de la artista visual Pía Aldana, fue de orden estético. El lenguaje del diorama no sólo asombra, intriga y conmueve; sino que en la observación de quienes se acercan a él, impera una apreciación basada en lo bello en tanto universal incuestionable para la cultura occidental. A partir de esta evidencia, aparece la pulsión de esta breve reseña. Porque, precisamente, es la esfera de lo estético, lo que me gustaría problematizar para proponer una lectura a La etnografía de los balcones. La estética - en singular y sustentada en ciertos cánones propios de la producción de conocimiento occidental, por ejemplo, desde la noción de belleza- es un concepto que es necesario desmontar para elaborar una crítica de la cultura en general. El concepto se origina en Europa donde se retoma el concepto de aestesis, noción vinculada a los afectos y los sentimientos. En el siglo XVIII, la subjetividad europea se apropia de dicha noción y gira la aestesis hacia la estética, como hoy la conocemos, refiriéndose a la acción de apreciar y juzgar lo bello y sublime. Es decir, afincada en una disciplina (el Arte) de antigua raigambre colonial, histórica, universal, científica y, por tanto, objetiva y neutra, la norma estética rige, siguiendo a la teórica del arte Rían Lozano, las posibilidades e imposibilidades de visibilidad, dejando, por ejemplo, fuera de consideración a todas las actividades que no encajan en dicho canon de la representación. Sin embargo, no sólo afecta las políticas de representación que atraviesan las prácticas


artísticas, sino que, también, impacta en las escalas de producción. En ese sentido, la teoría crítica contemporánea, sobre todo las teorías feministas, fueron importantes a la hora de cuestionar una restringida idea del arte, al abrir la discusión en torno a la “obra artística” como, efectivamente, agencias políticas y procesos de orden epistémico. Lo primero que creo interesante en La etnografía de los balcones, es el cruce metodológico. Y es que tanto la práctica etnográfica, propia de las ciencias sociales, como el lenguaje del diorama, acá entendido como una producción artística, tienen en común instituirse como un conjunto de técnicas donde la observación es fundamental. En ese sentido, relevo a ambas como prácticas políticas, sobre todo, afectivas; que buscan una lectura de las representaciones identitarias, las comprensiones culturales sobre el cuerpo y la subjetividad, pero – sobre todo- como medios para ponerse en (con) tacto con las y los sujetos implicados en un determinado proceso. Práctica etnográfica y práctica artística, por ello, se entraman en el deseo de visibilizar la forma en que las historias de amor, vergüenza, ira, entre otras, se movilizan en el entramado público y definen procesos de subjetivación. El corpus de dioramas exhibidos en La Etnografía de los balcones, supone situar un espacio, el del balcón, como una mirilla donde se intersectan distintos focos y perspectivas. Pía articula un espacio intersticial disruptivo de la clásica dicotomía entre lo público y lo privado, haciendo visible aquella zona de lo íntimo, es decir, una zona de contacto. Judit Vidiella, en el trabajo .


Actos indocentes: hacia una pedagogía de contacto”, explica que “en una zona de contacto emergen tanto las zonas de proximidad como las de alejamiento, las fricciones, tensiones y desavenencias, las diferencias de posición y de agenda política... es una práctica política de auténtico riesgo en la confrontación interpersonal con los demás”. A través de la producción de la serie de dioramas de algunos balcones que forman parte de sus tránsitos por la ciudad de Concepción, la artista construye un pasadizo, un entrepuente mediador no sólo hacia un conocimiento etnográfico de los posibles relatos anidados en cada espacio creado, sino que supone, también, que nosotros/as nos transformemos en testimoniantes al subvertir nuestra posición como observadores/as. Propone nos situemos de manera activa frente a los objetos/relatos que contiene, nos desafía a realizar una observación multifocal y cercana a lo exhibido, volviendo porosa la tradicional contemplación de la obra de arte. Lo que envuelve el diorama, el oficio (su techné) y sus procesos, constituyen para el campo de las artes visuales contemporáneas un modo de hacer, fundamentalmente performativo, que sugiere mirar no desde una pulsión normalizadora de las temporalidades y espacios, sino que entendiendo ambos como agencias constructoras de un saber. La producción del diorama y su despliegue en la exhibición, constituyen un lenguaje artístico que claramente no sólo debe ser recibido desde el mero goce estético; sino que sugiere ser entendido como una praxis epistemológica. La teoría crítica feminista sitúa los procesos reflexivos de las artistas, escritoras y/o productoras visuales, como saberes y


genealogías, pues es precisamente el archivo el que nos ha sido negado dentro de la historiografía occidental. Se entienden como prácticas artísticas que se configuran como objeto de conocimiento y conocimiento en sí mismo, por lo que no entra y no pretende entrar en el canon tradicional verbalizado de las estéticas tradicionales, sino que, por el contrario, pretende impugnarlo. Generar un lenguaje nuevo que se configure, en/desde el texto diorama, como un archivo negado, es en el caso de La etnografía de los balcones, una apuesta por la desuniversalización. No sólo por develar micro espacios íntimos como objeto de estudio y creación, sino que, porque a través de ellos, de la techné implicada, le devuelve a la práctica artística esa esfera de lo cotidiano. El sugerente cruce entre la genealogía femenina y la técnica del oficio. Paulina Barrenechea



La Etnografía de los Balcones: Réplicas Miniatura Este proyecto se constituye de una serie de 22 DIORAMAS MINIATURA CON MOVIMIENTO., de Concepción y la inter comuna. Cada espacio ha sido reconstruido y situado al interior de una vitrina contenedora/exhibitiva, con luz interna y atingente a cada espacio. Se emplazaron como escenarios y poseen, a modo de ”Passe Partout”, un “suelo” también penquista Asimismo el proyecto contempló la captura, edición y masterización de treinta audios identitarios del territorio en el que estos balcones reconstruidos en miniatura se ubican, y que por tanto, refieren a los ritmos, ajetreos, clima, aves, entornos naturales y urbanos que rodean los espacios aludidos.


Página 17 La memoria desbordada y los afectos Balcón ubicado en Janequeo entre Carrera y Heras. Sector de Remodelación Paicaví. Concepción. Diorama Miniatura/ Vitrina Contenedora/Iluminación Interna Técnica Mixta 41 x 38 x 18 cms Página 18 Detalle diorama miniatura: La memoria desbordada y los afectos. Página 19 Ídem. Vista Frontal





Página 21 Verde Balcón ubicado en Janequeo esquina Carrera. Sector Remodelación Paicaví. Concepción. Diorama Miniatura/ Vitrina Contenedora/Iluminación Interna Técnica Mixta 31 x 39 x 18 cms Año: 2015/2016 Página 22 Diorama miniatura “” “” fuera de la vitrina contenedora Página 23 Ídem. Vista Frontal





Página 26 Territorios y cicatrices Balcón ubicado en Plaza Perú; Chacabuco esquina Paicaví. Barrio Universitario. Concepción. Diorama Miniatura/ Vitrina Contenedora/Iluminación Interna Técnica Mixta 31 x 39 x 18 cms Año: 2015/2016 Página 27 Detalle diorama miniatura Territorios y Cicatrices Página 28 Ídem. Vista angular.





Página 30 La enredadera y otros seres vegetales Balcón ubicado en. Víctor Lamas entre Castellón y Tucapel. Sector Parque Ecuador. Concepción Diorama Miniatura/ Vitrina Contenedora/Iluminación Interna Técnica Mixta 41 x 23 x 18 cms Año: 2015/2016 Página 31 Vista superior diorama miniatura La enredadera y otros seres vegetales. Página 32 Ídem. Vista frontal.





Página 34 Sosiego Balcón de Chacabuco esquina Rengo. Concepción. Diorama Miniatura/ Vitrina Contenedora/Iluminación Interna Técnica Mixta 28 x 33 x 18 cms Año: 2015/2016 Página 35 Detalle diorama miniatura Sosiego Página 36 Ídem. Vista angular





Página 38 Ruinas Balcón ubicado en Diagonal Pedro Aguirre Cerda entre plaza Perú y Cochrane, tercer piso. Sector Barrio Universitario. Concepción. Diorama Miniatura/ Vitrina Contenedora/Iluminación Interna Técnica Mixta 28 x 30 x 18 cms Año: 2015/2016 Página 39 Detalle diorama miniatura Ruinas Página 40 Ídem. Vista angular.





Página 42 Hay colores todavía Balcón ubicado en Chacabuco entre Castellón y Tucapel. Concepción. Diorama Miniatura/ Vitrina Contenedora/Iluminación Interna Técnica Mixta 73 x 30 x 18 cms Año: 2015/2016 Página 43 Detalle diorama miniatura Hay colores todavía Página 44 Ídem. Vista frontal.





Mis agradecimientos a Mario Santa Cruz. Un viejo noble, hacedor de juguetes de madera. Que en los años de mi infancia tuvo la generosidad de mostrarme su maravilloso universo creativo. Atesoro a diario sus enseñanzas. A mi equipo de trabajo, Alex Vigore que desde su expertis técnica en todo lo relativo a sonido se ha ocupado de registrar, editar y masterizar los numerosos audios del entorno penquista (natural y urbano) que forman parte de este cuerpo de obra y Paulo Arias que capturó gran parte de las fotografías de este catálogo. Agradezco la tremenda rigurosidad con la que han colaborado en este proyecto. Y a Leo, compañero felino irrefutable, que ha aportado ronroneos y presencias en tantos días y noches de trabajo.


CRÉDITOS

Este proyecto fue Textos: Pía Aldana, Paulina Barrenechea financiado por Fondart Arte y diseño libro catálogo: Pía Aldana, Registro de Regional 2014 .Región del audios penquistas y su posterior edición, masterización Bío Bío: Alex Vigore Fotografías: Paulo Arias, Pía Aldana.

Este proyecto fue financiado por Fondart Regional Bío Bío 2015


Pía Aldana Licenciada en Artes Plásticas. Mención Grabado Udec. Magister en Literatura hispanoamericana Udec. Premio universidad de Concepción (2008) Dioramista/ Artista visual Investiga sobre el coleccionismo doméstico, la arqueología cotidiana, la museología, la etnografía, el patrimonio y lo que denomina “relicarización secular” como concepto intrínseco al acto de coleccionar. Entre sus proyectos se encuentran: Relatos de habitación; Espacios de coleccionismo y memoria (2009/2010) Vacíos: Figuraciones de lo inasible (2012) Jardines Aproximaciones a Herbolarias (2013) Herbolarias micro narraciones de jardines interiores e internos (Fondart Regional (2014-2016) La etnografía de los balcones (Fondart regional 2015) La memoria de los Umbrales (2016) Flora y Fauna; Fragmentos de un paisaje endémico (20162017)



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.