Fantoba

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río. Humedad. Ambiente navideño. Nadie camina a estas horas, un sábado a las nueve de la mañana. La gente corre, vuela al son del cierzo: Las últimas y suculentas compras (los que pueden permitírselo), los últimos regalos; hora

de abrir las tiendas e ir a trabajar. Para otros, la hora de rezar e ir a misa. La calle Don Jaime descansa del bullicio por unos instantes. Es su momento de relax. Sus horas muertas, a pesar de que sigue viva. Está cansada. Es vieja, y le gusta la paz y la tranquilidad. Le gusta escuchar de vez en cuando la voz de algún tenor que practica en el Teatro Principal. Le gusta que la Seo haga los

Fantoba, la flor al pie del cañón

coros repiqueteando campanas. Le gusta la delicada caída del amanecer en los finos telares de los vestidos de novia. Le gusta disfrutarlo en soledad. Las campanas vuelven del Pilar vuelven a sonar. Son las diez de la mañana. La gente empieza a fluir con más frecuencia, pero todavía con cuentagotas.

Cada día cierra en España, de media, entre 100 y 180 pequeñas y medianas empresas. Sin embargo algunas, como Fantoba, siguen en pie a pesar del tambaleo constante que producen las franquicias o empresas multinacionales. Más de 100 años de historia. Más de 100 años perdurando en el tiempo en la capital aragonesa. ¿Su secreto? No parar nunca. No dejar de crecer. No dejar de creer. Texto e imagen: Beatriz Jericó

Le gusta el aroma que se respira en la esquina con su calle vecina Mendez Nuñez. Ese aroma que engorda solo de mirarlo. El aroma de más de 150 años de historia. Y es que Fantoba: La flor de almíbar se ha convertido en todo un referente de la repostería, tanto a nivel local, como nacional e internacional. La gente se detiene durante unos instantes para saborear el arte con los ojos. Tan solo hay que pararse a mirar el escaparate para deleitarse con el sabor de lo artesano, de lo tradicional. “El secreto está en hacerlo bien, como se hacía antes”, nos dice Alberto Molina, uno de los actuales propietarios de la empresa; “Hacemos lo que a la gente le gusta: lo tradicional, nada industrial”, añade.

Conservar el amor por lo tradicional no implica no innovar.

En 2003, la Fundación Basilio Paraíso otorgó a Fantoba la ‘Medalla Empresa Centenaria’. Y así lo

demuestra Alberto, sonriente, enseñando la foto de su hermana con el Príncipe de Asturias.

Fantoba a principios del siglo XX: Imagen cedida por el actual propietario de Fantoba al historiador Rafael Castillejo. http://www.rafaelcastillejo.com/zaragoza002.htm

De arriba a abajo: 1. Un hombre se para a hablar con la dependienta mientras esta abre la tienda a las 10 am; 2. una pareja se para frente al escaparate durante unos minutos…¡es imposible resistirse a hacerlo!; 3. Los cuadros de celebridades descansan en las estanterías de madera de roble americano.


Frutas de Aragón preparadas con esmero...

Lo tradicional

Lo no tan tradicional

Las paredes conservan todavía

Conservar el amor por lo tradicional no

la decoración que Ricardo

implica no innovar. A día de hoy, el perso-

Magdalena diseñó y construyó

nal de Fantoba se esfuerza día a día por

en 1856. Columnas, paredes,

innovar e investigar sabores nuevos. Como

techo, mostrador, friso. La

Alejandrita, la trufa que “vale su peso en

madera de roble americano

oro”, ya que su ingrediente secreto, es ese:

original se mantiene en pie. Y no es para menos, ya que por

Y para diabéticos… ¡chocolate sin azúcar! En tabletas o, como en este caso…¡bombones! (de rosas, de frutos secos, de curry…)

Pilas de turrón de curry, naranja, rosa… ¡Ñam!

oro en polvo y pequeños pétalos de rosa. … y la bolsa de Fantoba. ¿Y esa caja? ¡Guirlache!

aquel entonces “la madera costaba tanto como una casa de la época”, expli-

Los bombones sin azúcar (y con estevia) se entre-

Flores que se abren al meterlas en champán, ¡increíble!

mezclan con los las Glorias de hojaldre y azúcar glas. Los turrones de naran-

La famosa (y muy exquisita) Alejandrita

ca Molina mientras toca madera.

ja, rosa, lavanda y curry se apilan en torretas. Y zapatos del 35 de caramelo

El pasado observa entre las esquinas. Empezando por los frisos de estilo

y chocolate se ordenan con elegancia alrededor de pasteles de frutas del

¿SABES POR QUÉ…

neoegipcio. Siguiendo por las decenas de rostros inmortalizados que des-

bosque.

… hay tantas figuras de aves por todo

cansan en las estanterías, ya sean retratos con pose solemne o con una sonrisa natural. Ana Rosa Quintana, Dani Zueras, Santiago Segura, Maribel Verdú, Belén Rueda, Amaral, o Alberto de Mónaco son solo algunas de las personas que dejaron su huella por la pastelería. Las Frutas de Aragón, Guindas al Marrasquino, o su producto estrella, el

“La arquitectura es una de las bellas artes, y la pastelería su rama principalísima” (Antoine Carême). No, no la quitamos la razón a Carême, y menos estando al lado de una inmensa estructura de merengue hecho con 600 huevos.

Guirlache, son solo unos pocos de los muchos productos que ofrecen. Algu-

“Y ese solo es el tamaño media, que se podría hacer más grande”, confiesa

nos de ellos están elaborados en una piedra de Calatorao. Tal y como explica

Alberto.

Alberto, la piedra conserva mucho el calor, y a la hora de elaborar los turrones no se pega. “Por eso nuestro guirlache tiene esa textura de caramelo crujiente”, nos cuenta.

Está claro. Quien diga que la repostería no es un arte, es que todavía no conoce Fantoba.

Fantoba? El padre de Alberto es pintor… ¡y le encanta el plumaje de las aves! Cada vez que ve una en alguna feria, la trae.


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