MI DEDO MÁGICO

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MI DEDO MÁGICO Me llamo Carla y tengo 11 años. Mi historia comienza un día de verano, hacía mucho calor… ¡Bueno!, no me enrollaré más, iré al grano. Un día estaba en el colegio, el maestro me preguntó: - ¿Cómo se deletrea hierba, Carla? Yo contesté: - J-i-e-r-b-a. El maestro se enfadó mucho y me dijo: - ¡¡ Niña, ¿no sabes cómo se deletrea H-I-E-R-B-A? YA ESTÁS EN 6º DE PRIMARIA!! Entonces se me puso la mirada negra y ¡PUM! Lo convertí en hierba


Al llegar a casa estaban mis primos mayores, Fernando y Rafael. Comimos todos juntos; después de comer nos fuimos al lago. Jugamos a tirar piedras, ganaba el que más lejos la tirara. Entonces, Fernando y Rafael empezaron a discutir; otra vez se me puso la mirada negra y ¡¡PUM!! Los convertí en piedras. Lo que más me sorprendió es que dos piedras salieron del lago y empezaron a convertirse en humanos. Yo me escondí detrás de un árbol y me eché a mis primos en el bolsillo.

Fui por todo el bosque buscando ayuda y encontré una caseta; parecía que allí vivía una bruja. Unas voces se oían por el bosque: - “¡Cuántas ganas tengo de beberme el veneno de la serpiente cascabel, je, je, je…!


Rápido me escondí detrás de un caldero enorme que había en el centro de la sala: - Hola, señora bruja ¿me puede hacer un favor? Ella me contestó: - Tengo tres cosas que decirte: 1º No estoy casada, soy señorita bruja. 2º ¿Quién te ha dicho que entres? 3º Me encantan los niños a la brasa, si no te vas ya no tendré más remedio que comerte. - ¡¡ Por favor, no me coma y ayúdeme a salvar a mis primos. Es que no sé cómo los he convertido en piedras!!- dije yo. La bruja contestó: - En ese caso déjame que les eche un vistazo a tus primos. La bruja le echó un vistazo y me dijo: - Si me consigues los ingredientes que te voy a decir, a lo mejor puedo convertir a tus primos en humanos otra vez.


Yo le contesté: - ¡Claro que si, dígame los ingredientes! - Tiene que ser antes del anochecer. Los ingredientes son: dos manzanas doradas y dos pétalos de flor de oro. Yo, tan contenta, fui a buscar los ingredientes sin perder más tiempo. Antes de irme, la bruja me dijo un acertijo que me ayudaría a encontrar las dos manzanas doradas: “NUNCA TE FÍES DEL MANANTIAL QUE AGUA MÁGICA TE DA” Rápidamente me dirigí al manantial más cercano, pensé y por fin se me ocurrió una idea: atravesar la cascada. Salté y me encontré con un manzano dorado. Solo cogí dos manzanas y me fui a buscar los pétalos de la flor dorada. En el suelo había otro acertijo: “LA LUZ DEL SOL TE GUIARÁ HACIA LA FLOR ESPECIAL”


Seguí la luz del sol y no encontré nada. Además ya casi era de noche. Muy triste me senté en una piedra, me pareció extraño porque no estaba dura. La levanté y ahí estaba la flor de oro. Cogí dos pétalos y me fui corriendo a la caseta de la bruja. La noche se me echó encima, ya no se veía casi en el bosque. Abrí la puerta de la caseta, pero las piedras convertidas en humanos me impedían entrar. Decían: - “Queremos ser humanos. Impediremos que tus primos se conviertan en humanos y nosotros nos volvamos piedras”.

Yo les dije: - Podéis ser humanos pero distintos a mis primos. Ellas aceptaron y nos dejaron pasar. Rápido, la bruja dijo las palabras mágicas y mis primos volvieron a ser ellos. La bruja. La bruja hizo humanas a las otras piedras y nosotros volvimos a casa. Cuando me quise dar cuenta era un sueño porque estaba en mi cama soñando esa maravillosa aventura.

CARLA MARTÍNEZ


¿QUÉ PASARÍA SI YO TUVIERA UN DEDO MÁGICO? Si yo tuviera un dedo mágico mi historia empezaría así… ¡Hola, me llamo Ana y tengo 11 años! Encantada de conocerte. Te voy a contar un secreto: me llevo fatal con mis vecinos, siempre están haciendo ruido y no me dejan estudiar ni hacer nada. ¡¡Son insoportables!! Un día estaba yo caminando cuando me los encontré. Estaban haciendo el tonto y haciéndome rabiar. ¡Me enfadé un montón! Después de un tiempo intentando hacerme enfadar, empecé a ver todo rojo y la punta de mi dedo índice de la mano derecha empezó a apuntarles y…¡FIU! Se convirtieron en perezosos, los animales que menos les gustan. Después de estar minutos, horas, días e incluso años suplicándome que los volviera humanos les propuse un reto: Debían ir a la torre más alta y traerme una pluma de cigüeña. Después de estar uno o dos días intentando conseguir la pluma lo lograron. La pluma era muy grande y ellos se pudieron convertir en humanos de nuevo.

Ana Plaza Castillo


MI MISTERIOSO DEDO MÁGICO Me llamo Lucía y tengo 11 años. Os voy a contar mi historia. ¿Os imagináis tener un dedo mágico? Pues esa es mi historia. Una historia que no quiero que sepa nadie, solamente vosotros, los lectores. Pues sí, un día iba paseando por la calle y todo iba normal hasta que ¡¡PUFFF, PUFFF!! Unos niños pegándole a otro que no les había hecho nada. Me sentí fatal y me fui corriendo .Por la tarde me eché la siesta pero ¿sabéis que soñé con esos niños que pegaron al pobre muchachito? Corriendo salí y los busqué, yo no sé lo que me pasaba. Los vi y mi dedo índice de la mano derecha se levantó y se oyó un trueno ¡¡PUFF!! No sabía lo que había pasado. Al día siguiente los vi pero, ¡ay que gracia! Se iban pegando entre ellos. Entonces supe que mi dedo era mágico. Después de una semana esos muchachos ya no volvieron a pegar en su vida.Pues sí. Desde ese momento todo lo que veía malo lo transformaba en bueno. Este es mi secreto. No se lo digáis a nadie, cuento con vosotros.

Lucía Aroca Losa


MALTRATO ANIMAL Un día de colegio un niño me pregunto: ¿Te gustan los toros? Yo le contesté que a él no le importaba. El niño se cabreó conmigo y me dijo:

-

Oye, que yo solo preguntaba.

Yo le pregunte que si a él le gustaban los toros. Me contestó que a él sí. Le gustaban los animales pero no le gustaba cuidarlos. Yo le dije a mi no me gustaba que los maltratasen por eso no me gustaban los toros.

-

Eso no es maltrato, es diversión.

A mí se me empezó a poner el dedo de color azul (como el de los pitufos). Sin querer lo señalé con el dedo índice de mi mano derecha y los toros que habían en la plaza de toros se convirtieron en personas guapas e inteligentes. Ese niño, Manuel, se convirtió en un toro grandísimo .Estaba en medio de la plaza de toros y lo iban a torear. Me dio mucha pena y lo señale con mi dedo índice de la mano izquierda. Manuel se convirtió otra vez en el niño que era y me prometió que nunca más iba a ir a ningún espectáculo en el que hubiera maltrato animal.

Elena Lara Herreros


El dedo mágico Hola soy Ana tengo 11 años y os voy a contar una cosa que me ocurrió. Un día iba paseando por el parque, toda la gente que veía iba con sus mascotas, menos una persona, Pedro, que iba solo sin mascota .El adoraba a los animales pero lamentándolo mucho, no podía tener una mascota ya que no tenía tiempo para cuidarla. Tras pensarlo mucho Pedro decidió que quería tener un perro sin tener en cuenta las consecuencias que eso le traería . Al mes siguiente Pedro ya se había deshecho de su perro. Yo lo vi por la calle y de repente lo empecé a ver todo rojo, lo señalé con mi dedo mágico y se convirtió en un perro. Salí corriendo. No sabía lo que había pasado. Nerviosa corrí hasta mi casa y allí estuve pensado en las consecuencias que podría tener que yo volviera a utilizar mi dedo mágico . No volví a verlo hasta la mañana siguiente cuando lo vi todavía seguía convertido en perro. Pero el al haberse convertido en perro se dio cuenta de lo mal que lo pasan los perros en la calle y se reconcilio con ellos y aunque no podía cuidarlos si podía quererlos .

Ana Mecinas Medina


MI DEDO ÍNDICE Hola. Me llamo Andrea y tengo un poder especial en el dedo índice de la mano izquierda y es poder hacer realidad mis deseos cuando señalo algo con ese dedo.

Un día me acerqué al parque y oí una discusión entre dos amigos: uno quería hacer toques de futbol y el otro quería jugar al baloncesto, así que decidí ayudarles. Señalé la pelota y la dupliqué. Los niños se pusieron muy contentos y yo me marché contenta a mi casa.


Otro día, en verano, me fui de vacaciones a la playa con mi familia y mientras ellos tomaban el sol yo me acerqué a las rocas para informarme de lo que estaban haciendo unos hombres. Tenían dos cubos y medio llenos de peces, estaban pescando más y además eran las cinco de la tarde, hora en la que estaba prohibido pescar. Entonces me dije a mi misma:

-

Están pescando un montón, además son peces que sólo se encuentran en esta zona. Debería darles su merecido. Entonces pensé en una maratón, apunté con mi dedo mágico a las piernas de esos hombres y…¡los hombres salieron corriendo sin saber qué pasaba! Al rato volví con mi familia a casa. Me olvidé de la maratón y aquellos hombres dejaron de correr. Nunca más volvieron a aquel lugar porque pensaron que estaba embrujado. Y aquí acaba mi historia de mi DEDO MÁGICO.

Andrea Gutiérrez López


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