No iriSh
No blAcks no dogS
Título original: No irish, No blacks, No dogs Primera edición: enero de 2007
Todos los derechos reservados. Printed in Spain - Impreso en España ISBN: 84-397-1154-9 Depósito legal: B. 47.819 - 2CC4 Compuesto en Fotocomposición 2000, S.A. GM 1 1 5 4 9
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or DiE!
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ni irlAndeses Ni neGros ni pErRos
Soy claustrofóbico. No puedo ir en el metro ni me gustan las alturas. También soy epiléptico pero no tomo medicación. Las luces estroboscópicas me causan ataques y también los rayos del sol entre los árboles cuando voy en coche. No aguanto los destellos constantes, así que no puedo estar en una discoteca que tenga luces rojas. Para mí las bombillas rojas son lo más nauseabundo del mundo. Se supone que la gente está muy sexy con esa luz, pero a mí me sienta fatal. No soy nada fácil para los directores de iluminación cuando estoy de gira, porque hay un montón de cosas que no se pueden hacer. No me importa que se utilicen luces de un rosa pálido en el escenario pero nunca rojo. Me pone malo. En la época de los Sex Pistols no había problema porque no había más que un par de focos en el escenario o una bombilla de cien vatios por encima y se acabó. Con algunas luces me olvido de donde estoy y pierdo la memoria. Siempre dejo mi libro de letras en el escenario por si las luces me desconciertan en mitad de una canción. Tampoco puedo ponerme a dar vueltas porque apenas tengo sentido del equilibrio y si doy vueltas mis ojos siguen abiertos y la sucesión de imágenes del escenario me paraliza el cerebro. Nunca tuve ataques de niño, por lo que mi epilepsia debe de ser leve. Puede que tenga que ver con la meningitis que tuve de pequeño. ¿Soy una contradicción andante? ¿Un cantante que nunca canta los discos que pone en casa? ¿Un artista que va de gira y no aguanta las luces intermitentes? ¿Un niño tímido que se convirtió en uno de los personajes más famosos del pop? Pues sí y no.
Todo se debe a la falta de consciencia durante los años de aprendizaje. Te bombardean con información que sólo sirve para que te sientas más desesperado. La época en la que sentí más náusea de joven era cuando no tenía perspectivas. Sin perspectivas no hay escapatoria. No hay futuro. Yo no tenía planes de futuro. No soy revolucionario, ni socialista, ni nada parecido. Es algo que no va nada conmigo. Políticamente creo en la individualidad. Todos los partidos políticos que conozco sobre la faz de la tierra parecen empeñarse en suprimir la individualidad. Necesitan colectivos que voten en bloque. Necesitan grupos. Lo que buscan es la homogeneidad de las masas. El feminismo se convirtió rápidamente en un movimiento opresor y el movimiento de liberación gay no quiere la igualdad de derechos sino la aceptación como colectivo. Si hay un homosexual dentro del grupo que se desvía de lo que está establecido, se le estigmatiza. Es el mismo sistema de siempre con ropajes nuevos. Odio todos los grupúsculos y cualquier tipo de asociación porque destruyen la personalidad y la individualidad. Quizá una habitación llena de gente con ideas muy distintas sea caótica, pero es un caos maravilloso, con altas dosis de diversión y muy didáctico. Así es como se aprende y no siguiendo la misma doctrina que todo el mundo. No creo que el tipo de mundo que propongo pueda hacerse realidad porque hay demasiados borregos que necesitan líderes. Sigan balando, yo no pienso ir. Prefiero salirme del rebaño y enfrentarme solo a los lobos. Se supone que la gente que crece en un entorno de clase obrera no debe salirse del sitio que le ha tocado y tiene que seguir las reglas de ese pequeño sistema, pero yo no estoy dispuesto a aceptar esa forma de ver el mundo. Chrissie Hynde: John es un cabrón pero tiene una parte dulce y tierna. Por ejemplo no es el tipo de persona que maltrataría a un animal. Todavía sigue burlándose de mí por ser vegetariana, pero sé de sobra que lo hace por picarme. Y él sabe que lo sé, así que no entiendo por qué se molesta. No me molestan sus comentarios, así que no sé por qué pierde el tiempo. Es un mamón y, como le he dicho muchas veces, toda la gente inteligente acabará siendo vegetariana, así que cuanto antes lo seamos mejor. Ni irlandeses, ni negros, ni perros. Así funciona la sociedad. Hoy en día
los prejuicios a los que nos enfrentamos son sustancialmente diferentes. Nuestros prejuicios modernos son algo así: “O estás en Greenpeace o no existes”, “O eres demócrata o estás muerto”. Es una nueva forma de autoritarismo pero de fondo siguen imperando las normas de siempre. Hay que rebelarse contra esa actitud porque no es sensata, sólo se basa en eslóganes. La juventud siempre está buscando batalla pero lucha en la guerra equivocada. ¿Quién empezó esa estupidez de rebelarse contra los adultos? Es lo que me preguntaba en los Sex Pistols. La verdad es que yo aprendí todo de gente mayor que yo... porque aprendí cómo no quería ser. Aprendí de sus errores pero ahora no parece que la juventud vaya por ese camino. Todo vuelve a ser como en Rebelión en la Granja. ¿Es esa la tragedia de nuestra historia, tener que perpetuar los mismos errores sin progreso alguno? Lo triste de la época actual es que lo queremos todo ya. Hemos perdido la paciencia. La literatura antigua estaba impregnada de presente, casi nunca miraban hacia el futuro, ni tampoco al pasado, sino que vivían en el transcurrir del tiempo. Ya nunca tengo la sensación de pertenecer a una época en concreto, pero sentirse desvinculado no es malo, sino más bien un síntoma de progreso y esperanza. Me gusta quejarme porque después me esfuerzo más. Es un don especial sentirse desvinculado desde joven. Los irlandeses llegaron al Nuevo Mundo y fueron los principales integrantes de las fuerzas policiales de Estados Unidos para huir de la discriminación. Fue algo muy inteligente viniendo de unos agricultores supuestamente tontos que vivían de cultivar patatas. Fue una estrategia muy audaz: ¿para qué quieres la mafia cuando se puede controlar la policía? Primero habría que adoptar formas de discriminación positiva y después la gente seguirá el camino. Es un proceso muy lento pero que puede funcionar al cabo de varias generaciones. Hay cierto progreso pero desgraciadamente no en el caso de los negros estadounidenses, que aún siguen apartados del Sueño Americano. Lo único a lo que pueden aspirar es a entrar en el ejército.