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Programa de Gobierno Cambio, Futuro y Esperanza: Sebastián Piñera E. Viernes 3 de Abril de 2009. ¿Qué Ataja el Poderoso Vuelo? Hace más de 100 años, cuando Chile se aprontaba a celebrar su primer Centenario, desde las tribunas del Ateneo de Santiago, Enrique Mac Iver pronunció un discurso que quedó grabado a fuego en nuestra historia. Mac Iver denunciaba: “Me parece que no somos felices”; y agregaba: “La holgura se ha trocado en estrechez; la energía en laxitud; la confianza en temor; las expectativas en decepciones”. Y se preguntaba ¿Por qué nos detenemos? ¿Qué ataja el poderoso vuelo que había tomado la República? En esos tiempos, Chile tenía 3,2 millones de habitantes, la expectativa de vida era de 31 años, sólo el 10% de la población vivía en Santiago y nuestro país se recuperaba del terremoto de Valparaíso de 1906. Una preocupación que tengo con el Centenario, y que espero no se repita en el Bicentenario, es lo que ocurrió con los Presidentes. En efecto, el Presidente Pedro Montt murió en Europa en agosto de 1910. El Presidente que lo sucedió, Elías Fernández, no duró ni un mes en el cargo. Murió en septiembre del mismo año. Finalmente fue Emiliano Figueroa, el tercer Presidente en ese año, quien celebró el Centenario. Poco más de 100 años después, muchos nos hacemos la misma pregunta. ¿Qué pasó con la promesa de llegar al Bicentenario como un país desarrollado y sin pobreza? ¿Dónde está el crecimiento sólido y esa férrea voluntad de innovación y emprendimiento? ¿Cuándo los delincuentes atemorizaron a los chilenos y nos arrebataron las plazas y los parques? ¿Dónde está nuestra admirada tradición de eficiencia y probidad en el servicio público? ¿Cuándo las envenenó la incompetencia y la corrupción? ¿Cuándo y por qué Chile perdió el liderazgo?
La Concertación Se Agotó Después de 20 años en el poder la respuesta es una sola. La Concertación se agotó. Perdió las ideas y la voluntad. La Concertación de hoy no es la de ayer. La Concertación de ayer tenía una misión, tenía ideales, principios, proyectos y unidad. Era una opción válida y sin duda cumplió un rol importante. Sin embargo, a pesar de la letra del tango -“…que 20 años no es nada, que febril la mirada…”- da la impresión que los 20 años en el poder le arrugaron el rostro y el alma. Donde había una misión, hoy sólo queda la voluntad de aferrarse al poder. Donde había proyectos, hoy campea la improvisación. Donde había principios, hoy prevalece el oportunismo. Es cosa de mirar. Los que eran demócratas no trepidan en pactar con el comunismo. Los que abrazaban los valores del humanismo cristiano hoy le abren solapadamente las puertas al aborto. Los que luchaban por elecciones libres hoy son los campeones de la intervención electoral.
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Nos prometieron un sistema moderno de transporte público y nos dieron el Transantiago. Inauguraron con bombos y platillos un tren hasta Puerto Montt y nos legaron un tren fantasma. Inauguraron hospitales en que hasta los enfermos eran de utilería. Cuando construyeron puentes se cayeron y cuando quisieron botarlos se quedaron. Por estas razones, son millones las chilenas y chilenos que se han cansado de un Gobierno con fatiga de material y están optando por un cambio. Y al inicio de esta campaña quiero decirles a todos y cada uno de esos chilenos y chilenas que los esperamos y recibimos con los brazos, las mentes y los corazones abiertos. Tenemos muchas razones para agradecer a la Concertación lo que hizo por Chile en el pasado, pero ahora los chilenos le agradeceríamos que nos dejaran encargarnos del futuro.
Chile Necesita un Cambio Amigas y Amigos: el sentido profundo de la próxima elección está claro. Chile debe optar entre el pasado y el futuro. Chile debe optar entre mantener las aguas estancadas o abrir de par en par las puertas y ventanas para que entre el aire fresco a ventilar y la luz del sol a iluminar. Si Chile opta por los mismos de siempre tendrá más de lo mismo. Ya lo dijo Einstein, “No pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo” y mas de lo mismo significa: más desempleo, más delincuencia, más corrupción, más estancamiento. En dos palabras: más frustraciones. Si Chile opta por el cambio, tendremos un mejor futuro y una mayor esperanza. Estoy más convencido que nunca que, en 1988, tras 17 años de Gobierno Militar, el cambio era necesario para abrir las puertas a la Democracia. Estoy igualmente convencido que hoy el cambio es necesario para abrir las puertas a una coalición por el cambio, a una nueva mayoría que se comprometa con cosas tan simples y profundas como reestablecer en el Gobierno la cultura de hacer las cosas bien. La cultura de hacer las cosas en forma honesta. La cultura de hacer las cosas pensando en la gente. La cultura de hacer las cosas con un sentido de urgencia. Hablemos fuerte y claro. Hace mucho tiempo que Chile perdió el rumbo y el ritmo. La crisis financiera lleva meses, pero el estancamiento económico lleva años. 12 años para ser exactos. Desde 1998, cuando Frei no advirtió y enfrentó en muy mala forma la Crisis Asiática, Chile se estancó y se durmió en sus laureles. Llevamos ya 12 largos y agobiantes años de vacas flacas. Durante estos años crecemos a la mitad y creamos la mitad de empleos que durante los 12 años anteriores. Estamos perdiendo por paliza la batalla contra la delincuencia. Muchas veces los delincuentes salen de la cárcel antes que su víctima del hospital. La corrupción crece. La calidad de la salud y la educación, más allá de los discursos, promesas y aumentos de gasto, es muy mala, desigual y sigue estancada.
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Una Nueva Forma de Gobernar Por eso Chile necesita un cambio. Y mucho mas que eso. Chile necesita un verdadero renacimiento que nos libere de este estado de letargo, que desate las fuerzas de la libertad, la innovación, la creatividad y el emprendimiento, y nos ponga nuevamente en la ruta del crecimiento y la prosperidad. El cambio al que aspiramos va mucho más allá de que un grupo reemplace a otro grupo en el Gobierno y todo, como en el gatopardo, siga igual. Lo que postulamos es cambiar la forma de gobernar Chile. ¿En qué consiste tal cambio? En primer lugar, en la forma de ejercer la Presidencia de la República. Los problemas y desafíos de hoy exigen un Presidente todo terreno, un Presidente 24 por 7, es decir 24 horas por 7 días a la semana, que se arremangue las mangas, se haga cargo de los problemas y lidere las soluciones. Por ejemplo, en nuestro gobierno la responsabilidad de ganarle la batalla a la delincuencia no va a ser delegada en un subsecretario, sino que será mi responsabilidad como Presidente de la República. Y que nadie se engañe. Y que lo escuchen bien los delincuentes: No voy a ser neutral en este combate. Estaré siempre del lado de las víctimas, de las mujeres maltratadas, de los que viven con temor en sus propias casas o negocios y se deben recoger apenas se pone el sol. Aplicaremos todo el rigor de la ley a quienes hasta hoy, en forma casi siempre impune, se pasean como Pedro por su casa, por las calles, plazas y parques y actúan sin Dios ni Ley. En segundo lugar, en nuestro gobierno no habrá cuoteo político, el Estado no será un botín de guerra ni será capturado por los operadores políticos. Los cargos serán asignados por capacidad y experiencia y no por favores o protección de un cacique o padrino político. Respetaremos, valoraremos y promoveremos a los cientos de miles de eficientes y abnegados verdaderos servidores públicos, como lo fue mi padre durante toda su vida, sirviendo con seis Presidentes. Nuestro gobierno será un Gobierno de unidad nacional. A nadie se le pedirá su carné de militante, pero a todos se les exigirá un currículum de excelencia, honestidad y vocación de servicio público. Gobernaremos con los mejores. Con una verdadera selección nacional y la regla será muy simple: el que mete los pies para su casa, el que mete las manos a la justicia. En tercer lugar, reimplantaremos la cultura de hacer las cosas bien para la gente y no para la galería. En cuarto lugar, impondremos el sentido de la urgencia. Si hay un lugar donde no se puede perder el tiempo, es en el Gobierno. A mí me importa el tiempo y mucho. Me importa porque cada día que se pierde es un día más de cesantía y dolor para casi 600 mil chilenos y sus familias. Me importa el tiempo, porque cada día que se pierde hay cientos de chilenos más en listas de espera en los hospitales. Me importa porque cada día que pasa millones de jóvenes chilenos siguen recibiendo educación de mala calidad. Me importa el tiempo porque en cada día perdido más de 10 mil chilenos son víctimas de la delincuencia. Me importa el tiempo porque cada día son más los niños y jóvenes chilenos que ven destruidas sus vidas en las garras de la droga. Me importa porque cada día miles de mujeres chilenas 4
son víctimas de la violencia intrafamiliar. Me importa el tiempo porque cada día perdido es un día que se fue y no volverá. Me importa hacer las cosas bien y con un sentido de urgencia, porque en un Chile con tantos y angustiantes problemas, lo contrario no es sólo un problema político, es un problema moral.
Los Grupos Tantauco y el Programa de Gobierno. Amigas y amigos, en huilliche Tantauco significa lugar de encuentro de aguas y hoy este Centro de Extensión de la Universidad Católica se ha transformado en un lugar de encuentro de ideas y voluntades. Y al igual como el agua es vida, las ideas y voluntades también lo son. Durante más de dos años, más de 1.200 profesionales agrupados en 37 grupos de trabajo han pensado, analizado y aportado diagnósticos, ideas y proyectos para Chile. Hoy quiero agradecer sincera y profundamente el valioso y generoso esfuerzo desplegado. Acabo de recibir 37 informes correspondientes a cada uno de los grupos de trabajo. Estos informes contienen los pilares fundamentales de nuestro Programa de Gobierno. Desde el retorno a la Democracia nunca ha existido una base más sólida, integral y profunda para elaborar un Programa de Gobierno moderno, innovador, factible y ambicioso. Para mí constituye una fuente de gratitud y orgullo. Para ustedes una razón de satisfacción y plenitud. Y estoy seguro que para los chilenos un factor de confianza y esperanza. Estos informes serán complementados con ideas y aportes de millones y millones de chilenos a través de los Cabildos Abiertos, los Consejos Regionales, Chile con Todos y nuestra red virtual. Siempre se dice que la política es el arte de lo posible. Para mí es mucho más que eso. Es descubrir y desplazar los límites más allá de lo posible. Es anticiparse a los tiempos y levantar la vista para ver qué hay más allá del horizonte. Es arrojarse hacia delante y dar un gran salto hacia el futuro, que hoy nos ofrece todas las oportunidades del mundo, pero que no tendrá paciencia alguna con aquellos países que, en lugar de unirse para construir juntos su destino, dedican sus mejores esfuerzos a una lucha fraticida entre sus propios hijos. El futuro nos está llamando. No le demos la espalda. Porque el futuro es impaciente, golpea las puertas de todos los países, pero no tiene tiempo para esperar a ninguno.
10 Ejes Programáticos y 10 Metas a Alcanzar Nuestro Programa de Gobierno se estructurará en torno a 10 ejes programáticos y 10 metas a alcanzar. 1. Enfrentar y superar la crisis económica.
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En esta crisis se están repitiendo errores cometidos por el Gobierno de Eduardo Frei al enfrentar la Crisis Asiática. El primero fue subestimar la magnitud y profundidad de la crisis. En 1998, estando en Buenos Aires, Frei afirmaba que la Crisis Asiática nunca llegaría a Chile. No había alcanzado a aterrizar su avión en Santiago y ya la crisis nos estaba golpeando con toda su fuerza. Hasta hace algunos meses, el actual Gobierno afirmaba que “Chile está blindado” y poco después anticipaba que “se nos venía un vendaval”. Este error de diagnóstico nos hizo perder valiosos meses para reaccionar. El segundo error que se repite es pensar que sólo con medidas de emergencia y mayor gasto público Chile superará la crisis, descuidando la calidad del gasto e ignorando las medidas de fondo para recuperar el dinamismo perdido. Este error significó desaprovechar la mejor oportunidad que ha tenido Chile en su historia de dar un gran salto al desarrollo, aprovechando las extraordinariamente favorables condiciones de la economía mundial durante la primera década del siglo XXI. En las actuales circunstancias no sólo debemos apagar el incendio de la crisis con paquetes de estímulo fiscal sino también, y simultáneamente, fortalecer los pilares del desarrollo futuro y eliminar los obstáculos que han frenado el crecimiento de nuestra economía. Lo que no hicimos durante las vacas gordas tendremos que hacerlo en medio de la tormenta. En chino, crisis significa “peligro y oportunidad”. Podemos transformar esta crisis en una gran oportunidad para la innovación, el emprendimiento y el desarrollo. Que nuestros hijos y nuestros nietos se sientan orgullosos de lo que hicimos por nosotros y por ellos.
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Recuperar nuestra capacidad de crecer al 6 o 7% anual.
Con esta capacidad de crecimiento, el 2018, año del verdadero Bicentenario, alcanzaremos la condición de país desarrollado y sin pobreza. Para esto deberemos fortalecer los verdaderos pilares del desarrollo sólido y sustentable: capital humano, ciencia y tecnología, innovación y emprendimiento, flexibilidad y calidad y descentralización del Estado.
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Crear un millón de nuevos empleos en el período 2010-2014.
Quiero ser el Presidente del trabajo, especialmente para los jóvenes, las mujeres y los más pobres, que son los que más necesitan trabajar y los que sufren con más rigor el flagelo del desempleo. Para lograr este objetivo el fortalecimiento de las Pymes, a través de reprogramaciones de deudas, acceso al crédito para capital de trabajo e inversión, facilitar su acceso a las tecnologías y mercados internacionales, simplificar la burocracia estatal y fomentar su asociatividad serán pilares fundamentales. Igualmente importante será crear las condiciones para promover el trabajo desde el hogar, especialmente para mujeres y jóvenes, de forma de compatibilizar el trabajo con las labores del hogar y los estudios. Fortalecer la agricultura, a través de una verdadera política de Estado será otro de los pilares para promover el empleo en los sectores rurales.
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Derrotar la indigencia al 2014 y la pobreza al 2018.
El problema de la pobreza es nuestro problema. El futuro de los pobres es nuestro futuro. Su tiempo es ahora. Chile puede derrotar la pobreza. Y si podemos hacerlo, nada ni nadie debe desviarnos de esta meta. No sólo porque constituye un imperativo moral, que es en sí misma una razón más que suficiente, sino también porque constituye, sin duda, la mejor inversión que podemos hacer para fortalecer nuestra democracia, promover nuestro desarrollo y afianzar nuestra Paz Social. Nuestra meta para el 2014 es liberar a más de 500 mil chilenos de las garras de la indigencia y para el 2018 derrotar la pobreza. Aplicaremos dos tipos de instrumentos que actuarán como las dos hojas de una tijera. Por una parte, los que apuntan a eliminar las causas de la pobreza a través de la creación de empleos, el mejoramiento de la educación y capacitación y el fortalecimiento de la familia. Y por otra, los que apuntan a paliar las consecuencias de la pobreza a través de una reingeniería de la red de protección social, mejorando su eficacia y focalización y descontaminándola de todo aprovechamiento político, y mediante la creación del Ingreso Familiar Ético Garantizado, en función del tamaño de la familia y la vulnerabilidad de sus miembros.
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Derrotar la delincuencia.
Dijimos que estamos perdiendo la batalla contra la delincuencia y que vivimos en un mundo al revés. El 2008, más de un tercio de los hogares chilenos fue víctima de un delito de alta connotación social y hoy día mas del 80% de los chilenos vive con temor frente a la delincuencia. Y una sociedad que vive con temor no es una sociedad libre ni favorece la búsqueda de a felicidad. En nuestro Gobierno pondremos nuevamente el mundo al derecho. Las calles, plazas y parques serán para los ciudadanos honestos. Las rejas y candados para los delincuentes. Esta meta la lograremos trabajando simultáneamente en 4 ejes: Prevención: a través de la creación de empleos, mejoramiento de la educación, lucha contra la drogadicción y el alcoholismo y fortalecimiento de la familia. Protección: incrementando en 10 mil el número de carabineros en las calles protegiendo a la ciudadanía, extendiendo y fortaleciendo el Plan Cuadrante y la colaboración ciudadana. Justicia: logrando que la justicia aplique correctamente las leyes, proteja a los inocentes y castigue a los delincuentes. Vamos a terminar con una absurda asimetría. Hoy hay defensores públicos para los delincuentes y todavía no hay asistencia para las víctimas. Rehabilitación y reinserción: fortaleciendo los programas de rehabilitación en nuestras cárceles y de reinserción laboral y social de los ciudadanos que recuperan su libertad y acceden a una segunda oportunidad.
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Mejorar la calidad de la educación y capacitación.
Esta meta exigirá duplicar la subvención educacional en 8 años, diferenciada por vulnerabilidad del niño y no por la naturaleza del establecimiento educacional. Flexibilizar el Estatuto Docente para introducir premios e incentivos a los profesores que lo hacen bien y capacitación y ayuda a los que lo necesiten. Mejorar la calidad de la formación de 7
nuestros profesores y la dignidad del docente. Potenciar el rol y liderazgo de los directores de escuelas y colegios. Mejorar la información y fortalecer el compromiso y participación de los padres con la educación de sus hijos. Chile participará en pruebas internacionales para monitorear la evolución de la calidad educacional y fortalecerá sus mecanismos de medición interna como la prueba SIMCE, PSU y otras. Podemos ser la generación que libere a Chile de la tiranía de la mala educación. Son tantas las buenas ideas que hemos recogido de profesores a lo largo de Chile. En los Cabildos Abiertos en los que he participado me he maravillado de la capacidad y fuerza de tantos hombres y mujeres que no sólo conocen de cerca los problemas sino también saben cómo resolverlos.
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Mejorar la calidad de la salud.
La salud en Chile requiere cirugía mayor, la que exigirá no sólo mayores recursos sino mayor flexibilidad, autonomía y eficiencia en la gestión y fortalecimiento de la salud preventiva y atención primaria de nuestros consultorios. Como me dijo una Solange Chávez, mostrándome sus brazos lacerados cuando visité al ministro Pérez Yoma, la mujer que por años ha esperado un trasplante de riñón: “quiero un país en que todos los chilenos tengan la misma atención de salud que un ministro de Estado”.
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Modernizar y Descentralizar el Estado.
El problema del Estado chileno no es su tamaño sino sus prioridades y calidad. En consecuencia, el dilema no es más o menos Estado. El verdadero desafío es definir bien sus prioridades de acuerdo a las necesidades del Chile de hoy y mejorar sustancialmente su calidad. Es urgente y necesario descentralizar el Estado chileno, transfiriendo funciones, atribuciones y recursos desde el gobierno central, que está muy lejos de la gente, hacia los gobiernos regionales y comunales, que son las manos del Estado, para incentivar la participación y fiscalización de los ciudadanos. Estoy seguro que los alcaldes aquí presentes comparten esta prioridad.
9.
Revitalizar y mejorar la calidad de nuestra democracia.
La Democracia chilena está envejeciendo y se está quedando vacía. Los jóvenes la están abandonando. En el plebiscito del ‘88, cerca del 30% del padrón electoral eran jóvenes menores de 29 años. Hoy esta cifra se ha reducido a un 7%. Un país joven como Chile no puede convivir con indiferencia con una democracia cada día más vieja y cansada. Necesitamos de ustedes, jóvenes, para que se tomen nuestro país y pinten nuestras calles de color esperanza. Después de todo, pronto serán ustedes los que deberán hacerse cargo del país. ¿Acaso no quieren levantar su voz para decir qué país quieren heredar? Nuestra primera propuesta es aprobar aquí y ahora y sin cálculos la inscripción automática y el voto voluntario, incorporando así a 4 millones de nuevos electores, de los cuales 3 millones son jóvenes. Ellos quieren participar por motivación y no por temor a una multa. ¿Por qué el Gobierno le tiene tanto temor a la libertad y participación de los jóvenes? El 8
Gobierno mantuvo cerrados los registros electorales durante el verano, período de vacaciones de gran parte de los jóvenes. El Gobierno insiste en mantener una eventual segunda vuelta presidencial en enero, entorpeciendo las celebraciones de Navidad y Año Nuevo y las vacaciones de millones de chilenos. Manifiestan en público su apego a la inscripción automática y el voto voluntario, pero maniobran bajo la mesa para que estas reformas no se apliquen en la próxima elección presidencial.
10.
Fortalecer los valores y la cultura.
No sólo de pan vive el hombre. Las sociedades tienen cuerpo y alma y es nuestro compromiso fortalecer los valores propios del alma nacional como el respeto a la vida y dignidad de las personas, el fortalecimiento de la familia y la protección del medioambiente. Ayer me reuní con los artistas de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor y comprometí nuestro apoyo al desarrollo de la cultura, porque dejarla de lado es empobrecer el alma de Chile. Le daremos a la cultura el lugar protagónico que le corresponde, promoviendo los valores propios de nuestras raíces, tradiciones y chilenidad.
Estos 10 ejes marcarán el rumbo central de nuestro Gobierno. Sin duda ellos no agotan nuestras propuestas pero si definen nuestras prioridades. Definir prioridades, asumir compromisos, establecer metas y comprometerse con la acción será el sello identificador de nuestro Gobierno. A la gente más acomodada no le importa tanto quien gobierna o si lo hace bien o mal, porque pueden arreglárselas solos. Los que necesitan un buen gobierno, que haga las cosas bien, con honestidad y sentido de urgencia, son los más necesitados. Son los más pobres, los desempleados, la clase media, las dueñas de casa, los discapacitados y los adultos mayores. Ellos serán la principal motivación y estarán en el corazón de nuestro Gobierno.
El sueño de Chile Amigas y amigos. En los últimos 20 años Chile ha enfrentado dos transiciones. Una que ya es vieja, la transición de un gobierno autoritario a un gobierno democrático. Esa transición fue exitosa. La hicimos con sabiduría, tolerancia y prudencia. Pero ya pertenece al pasado. La segunda transición: la nueva, la jóven, pertenece al futuro. Evolucionar del país de hoy a un Chile desarrollado y sin pobreza. A las puertas del Bicentenario aún no lo hemos logrado. Ese es el gran desafío de nuestra generación y se lo debemos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Chile es tierra de poetas, nuestro gran Vicente Huidobro dijo alguna vez que “no hay nada más difícil que abandonar un sueño” y nosotros no abandonaremos nuestro sueño. Por eso una vez más les quiero agradecer su valiosa y generosa contribución. Pero los quiero convocar a un desafío más grande, noble y motivante. A no abandonar nuestros sueños. A transformarlos en realidad. A construir una Patria libre, grande y justa. Para algunos el 9
desafío de una sociedad de oportunidades para todos, una sociedad de seguridades para todos y una sociedad de valores para todos es sólo un sueño y quizás tengan razón. Pero es el sueño de la inmensa mayoría de los chilenos. Y no olvidemos que para soñar basta la imaginación. Pero para transformar los sueños en realidad se requiere mucho más. Especialmente en tiempos de crisis. Sin crisis no hay desafíos y sin desafíos la vida es una rutina. Acabemos de una vez con la única crisis que debemos temer: la falta de voluntad para superarla. Hoy quiero convocarlos no sólo a aportar a un Programa de Gobierno. Quiero convocarlos a un desafío mucho más heroico y trascendente. A comprometernos a que juntos, desde el gobierno, acometamos la maravillosa tarea de transformar los sueños en realidad. Este no es un desafío para timoratos o asustadizos sino para hombres y mujeres que tengan la fe para creer en sus sueños, la sabiduría para encontrar los caminos, la fuerza para vencer los obstáculos y la voluntad para superar los tropiezos. Cuando en mis recorridos por Chile me preguntan por qué estoy en esta carrera, yo les digo que no es para ganar poder o reconocimiento, sino porque tengo la profunda convicción de que juntos podemos transformar nuestro país y mejorar la vida de los chilenos. Y porque ustedes creen lo mismo, sé que no vinieron acá por mí. Ustedes vinieron porque creen que juntos podemos cambiar el rumbo de nuestro país. Los invito a que juntos seamos la generación que diga aquí y ahora: CAMBIO, FUTURO Y ESPERANZA. Este desafío presidencial no es sólo para ganar en Diciembre. Amigas y Amigos, preparémonos para que nuestro Gobierno sea realmente una fuerza transformadora, creativa e innovadora. Les quedan sólo once meses en el sector privado, porque a partir del 11 de marzo del 2010 quiero que me acompañen en el Gobierno y así, y con la ayuda de Dios, estoy seguro que juntos escribiremos las páginas más hermosas de nuestra historia.
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