Desde los rincones inexplorados de tu habitación, aquellos a donde la superficie de la mopa no se atreve a acercarse, te damos la bienvenida, no como a un extraño, sino como a un miembro más de nuestra pequeña familia.
“La violencia, al igual que las pelusas, germina en casa”, no lo hacen de la misma manera, aunque en algunas ocasiones la una propicie la aparición de la otra, ya se sabe, la suciedad acumulada atrae los gritos maternales.. Las pelusas se crean en nuestra propia casa, de nuestra propia roña, pensemos en ella pues, más como un hijo desconocido, que como simple polvo que barrer; al fin y al cabo, días atras eran parte de nosotros. Y es que, la vida de una pelusa no es nada fácil. Ahí, agazapada en un rincón.
Nacen, crecen (ambas acciones en un lapso de tiempo incierto), no se reproducen (y aún nos quejamos de la frecuencia con lo que lo hacemos nosotros), y son barridas.
Aunque bueno, tampoco parece que les importe mucho.
En los pasillos, las pelusas pasan, mecidas por el viento generado por el andar de los seres humanos, en la pared, un minúsculo cartel. Las pelusas están de luto, como cada domingo de limpieza; es un día triste para el polvo. Moncho, pelusa de familia, ha caido en la constante guerra contra los utensilios de higiene familiar.
Los periódicos rezan: <<Tragedia de diario, otra pelusa que se lleva la escoba>>. Movimientos revolucionarios se extienden en el domicilio, promoviendo la rebeldía contra los modelos de limpieza actual. Los actuales dirigintes del hogar se niegan a aceptar la revolución, y la mayor parte de la población se declara “Pasotistas” practicantes, creencia rama del “Vaguismo”.
Las pelusas, la imagen del deshilachamiento, del desorden, de la entropia... peinadas, que contradicción, pero bueno, todos tenemos derecho a un poco de glamour. Pelusas “fashion” que salen por la puerta pequeña de las peluquerías, parloteando cual maruja en la plaza del pueblo: -¿Has visto los pelos que me han puesto?, que toque, que suavidad, me siento como una pelusa nueva; y con este tono de rubio voy a ser la Claudia Schiffer de la roña. +Pues a mi me han hecho un estropicio nena, con los tonos pelirrojos que yo traía de la casera de mi piso y van y me ponen pelirrojo de tinte, y encima de un chavalillo punky de esos. No vuelvo más por aquí. No hay quien las entienda, yo prefiero seguir con mis pelos de pelusa casera y que no me vengan con pijerias.
Para esos momentos en que te planteas la negrura del mundo, o si la casualidad te trata injustamente, piensa en las pelusas, que estรกn siempre a un soplido de descomponerse y perderse en el viento.
Las pelusas viven en un mundo sin reglas, nadie las protege ante su único temor, ser barridas; conocedora de esta verdad, una pelusa muy fan de los comics “DC”, en concreto del gran superman, decide poner fin a esta injusticia. Con la creencia de que una capa y un peinado, al cual se le salga un rizo revelde, le darían super-poderes, la pelusa consigue un trozo de trapo rojo y un poco de pelo rizado, y con toda la indumentaria puesta, escala a la cima de un edificio hecho de LEGO. ¡Que imagen! ¡Es como un superheroe de verdad! Se tira al vacío y... ¡ale! ¡Menudo estropicio! Una ráfaga de aire se lo lleva volando, lo deshace, y fin de la historia. Que expectativa más tonta. Una pelusa soñadora.
+Papi, ¿qué es esa estatua tan descomunal con forma de pelusa? -Oh hijo, esa estatua representa tiempos pasados, tiempos que ni siquiera yo viví, tiempos cuando los humanos eran más sucios y descuidados; se dice que en aquel entonces las pelusas normales podían alcanzar el tamaño de aquella estatua tan descomunal. +Oooooh, debía ser maravilloso. -El paraiso hijo mío, roña por todas partes, suelos tan grasientos que si no llevabas cuidado te quedabas pegado por la eternidad en ellos; teniamos poblados por todos los rincones de la casa, desde debajo de la cama hasta las tierras humedas del baño. +¿Y qué pasó? Ahora somos mucho más pequeños que la estatua. -Según cuentan, un día, se abrió la puerta del salón y se oyó un gran grito por toda la casa: “¿¡¿¡¡Nos vamos tu padre y yo tres semanas de vacaciones y a la vuelta esto es lo que me encuentro!!?!?”.
Vivencias de una pelusa mojada: “Cuando salgo de la ducha genero mares allá por donde paso; y no exagero, las goteras ya empiezan a ser importantes.”
-No, no, no estoy llorando, ni estoy sudando tampoco, es este aspecto de chewbacca gigante, que cuando se junta con una duchita refrescante crea esta esponja ultra-absorvente que me deja chopado durante tres horas aún habiendo pasado una de esas horas intentando secar esta maldita masa uniforme de pelo. -Al final llegará el día en que me harte, coja la maquinilla de afeitar y ale, cabeza-bola de tenis, horrible, pero práctico al fin y al cabo. -Una solución hay que encontrarle, o bien empiezo a recaudar fondos para elbarorar una secadora de pelo instantánea, o lo empleo como un superpoder, esponjaman quizás, el superheroe que puede apagar un pequeño incendio con la humedad acumulada en su pelo... ridículo, mejor lo dejo tal y como está y dejo que la evolución me guie.
Las cosas no se pierden, simplemente vuelan. Un principio muy físico, la materia nunca se pierde, solo fluye y pasa a ser otra cosa. Así pasa con todo. Mira tu que hasta las pelusas son pelos y polvo que tu generas con la materia de tu cuerpo (bueno y con el polvo que acumulas en tu cuarto, pero ahí ya entramos en tu nivel de guarreria y dejamos atrás esta idea filosofica tan bonita). De modo que piensa que esa vez que se te perdieron 5 € por la calle, seguramente se los encontró un hombre y le alegraste el día. Se pudo comprar una napolitana de chocolate y un café, y desayunó de vicio, mientras que tu no habías desayunado esa mañana por salir corriendo con prisas y haber perdido tu dinero... ¿Pero qué estoy diciendo?¡A la porra haber hecho feliz a aquel hombre! ¡Yo quería mi napolitana!
Todos tenemos a veces esas noches creativas en que no paran de venirnos ideas aleatorias al cerebro, ideas de todo tipo; las cuales, bien sea porque no funcionan o porque no están relacionadas con lo que estamos haciendo, vamos descartando a pares. Imagina que esas ideas se arremolinan y, al igual que tus pelos esparcidos por el suelo, por arte del electromagnetismo, forman una pelusa, una pelusa einstein, de ideas random. Cada noche que te pasas debatiendo sobre azhares imposibles, se crea una pobre pelusa que tiene que aguantar todo eso, toda tu morralla de ideas con una migraña increible. ¡Copón, vete a dormir ya y deja a la pobre pelusa en paz, que ya tiene suficiente con el dolor de cabeza que lleva la pobre!
A la sombra creativa que todos llevamos dentro solo hay que darle una vuelta por el mundo, ella ya encontrará su modo particular de salir. Esto es solo un aperitivo, un preliminar, la música de ascensor que te acompaña durante la espera de lo que viene, y vendrá, tiempo al tiempo, deja que la pelusilla crezca libre.
Cosas de Pelusas Nº1 : Cuentos, Parras e Historias Varias Originalmente editado en Agosto de 2014 Reeditado en Diciembre de 2014 ©Javier Pitaluga Navarrón Visitanos en: Facebook (Cosas de Pelusas) Tumblr (cosasdepelusas.tumblr.com) Instagram (cosas_de_pelusas)
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