Los Griegos
Isaac Asimov
El crepúsculo de la libertad
La Liga Aquea En la Epoca Helenística, Grecia decayó rápidamente. Las grandes conquistas de Alejandro le proporcionaron grandes ganancias, pero en definitiva el resultado principal de esta riqueza, al no ir acompañada de un desarrollo industrial, fue la inflación, en la que unos pocos se hicieron ricos y muchos se empobrecieron. La situación fue similar a la imperante en la Época de la Colonización, pero entonces se había hallado una solución en el desarrollo de la democracia. Ahora, en la Época Helenística, la dominación extranjera impedía a Grecia ajustarse libremente a la nueva situación. Los intentos de revolución social fueron aplastados. Peor aún, la población griega mostró una tendencia a abandonar la vieja Grecia, donde parecía haber tan poco futuro, y emigrar a nuevas regiones del exterior, más grandes y más ricas, y donde los monarcas macedonios estaban dispuestos a pagar la enseñanza y la energía griegas a expensas de las poblaciones nativas. A medida que las nuevas monarquías se hicieron cada vez más griegas, compitieron con la misma Grecia en la industria y el comercio, con lo que Grecia padeció más aún. La población empezó a declinar constantemente, y las que habían sido grandes ciudades se convirtieron en ciudades pequeñas, mientras las que habían sido pequeñas ciudades desaparecieron totalmente. Pero hubo algunas compensaciones. La dominación macedónica absoluta se debilitó y ya no fue lo que había sido en tiempos de Filipo y Antípatro. También Macedonia se debilitó; primero, porque buena parte de su pueblo emigró hacia las tierras recientemente conquistadas, y, segundo, por las devastaciones de los galos. Pudo mantener algunas guarniciones en alguna que otra parte, por ejemplo, en Corinto. En 262 a. C., también ocupó Atenas y en 255 a. C, hizo derribar los Largos Muros. Sin duda, por ese entonces Atenas no tenía ninguna necesidad de ellos. No libraba guerra alguna ni la volvería jamás a librar. Con todo, la mayor parte de Grecia (con la ayuda de los Tolomeos de Egipto, que estaban siempre deseosos de plantear dificultades a Macedonia) logró mantener cierta sombra de independencia con respecto a Macedonia. Pero esta independencia no se basaba en la ciudad-Estado, pues ésta se hallaba a punto de morir. (En todo el mundo griego, las únicas ciudades-Estado de viejo tipo que mantenían un mínimo de prosperidad eran Siracusa y Rodas.) En cambio, la independencia griega se basó en las ligas de ciudades. Por el 370 a. C., las tribus de Etolia se organizaron en una «Liga Etolia», que comenzó a tener cierta importancia en la historia griega. Una segunda liga, un poco más urbanizada y refinada, se fundó en el Peloponeso en 280 a. C. Comenzó con una unión de algunas de las ciudades de Acaya situadas a lo largo de las costas meridionales del golfo de Corinto, por lo que fue llamada la «Liga Aquea». Durante una generación siguió siendo una organización local de escasa importancia. El hombre que modificó esta situación fue Arato, de Sición.
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