Los Griegos
Isaac Asimov
El ascenso de Esparta
Laconia La mayor parte del esfuerzo de la colonización griega fue realizado, con mucho, por los pueblos jonios de las islas del Egeo y de Asia Menor. De las ciudades dóricas, sólo Corinto participó intensamente en la colonización. Pero Corínto estaba situada en el istmo, tanto frente al Este a Asia Menor, como al Oeste, a Sicilia. Estaba bien ubicada para el comercio, y durante todos los tiempos helénicos y aún después fue una ciudad próspera que, a veces, poseyó una gran flota. Otra cosa ocurría con las demás ciudades dorias del Peloponeso. Estas conservaban la tradición de la conquista territorial y no se inclinaban a lanzarse al mar. Y de todas ellas, la que tenía mayor propensión a combatir bien en tierra y mal en el mar era Esparta. Esparta, también llamada Lacedemonia, según el nombre de un fundador mítico, estaba a orillas del río Eurotas, a unos 40 kilómetros del mar. Por ende, es una ciudad del interior. En tiempos micénicos había sido una ciudad importante, pero después de ser tomada por los dorios, aproximadamente en el 1100 a. C., cayó en la oscuridad durante un tiempo. En los tres siglos siguientes se recuperó gradualmente y aún extendió su influencia sobre ciudades vecinas; por el 800 a. C., Esparta era la soberana de todo el valle del Eurotas, una región llamada Laconia. Los conquistadores dorios eran los únicos ciudadanos de Esparta y de las zonas que llegaba a dominar. Eran los únicos que intervenían en el gobierno. Los espartanos propiamente dichos eran esta clase dominante, y cuando en este libro hablemos de los espartanos, habitualmente nos referimos a ella. Fueron siempre una minoría de la población total de las regiones dominadas por Esparta, y en tiempos posteriores no pasaron de constituir el 5 por 100 de la población o aún menos. Las únicas actividades que los espartanos consideraban honorables eran la guerra y el gobierno. Pero alguien debía tener a su cargo el comercio y la industria, y estas actividades estuvieron en manos de otro pequeño grupo, el de los periecos. Estos eran hombres libres, pero sin ningún poder político. Probablemente descendían de los habitantes predorios de Esparta, que se habían aliado a tiempo, prudentemente, con los invasores. Pero la masa de la población de los territorios espartanos estaba formada por pueblos conquistados que habían cometido el error de resistir. Fueron derrotados y luego brutalmente esclavizados. Una de las primeras cíudades que sufrió este destino fue Helo, cuyos infortunados habitantes fueron esclavizados en masa. Con el tiempo, el término ilota llegó a designar a cualquíer esclavo espartano, fuese o no descendiente del pueblo de Helo. Ocasionalmente, un ilota podía ser manumitido por sus buenos servicios a Esparta y se le permitía incorporarse a las filas de los periecos. Pero en conjunto los ilotas eran tratados como seres sin derechos humanos y estaban sometidos a un tratamiento más cruel que el de otros esclavos del mundo griego. Los espartanos, que eran los más conservadores de los griegos y los menos inclinados al cambio, conservaron sus reyes mientras la ciudad gozó de alguna forma de autonomía. Más
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