1 minute read
Crónica de tradición indígena
20 Clementina Battcock
distintas áreas culturales— no pueden etiquetarse como un corpus histórico uniforme, pues sus autores las produjeron en circunstancias distintas y con motivaciones variadas. Por dar sólo un ejemplo, cabe decir que no comparten la misma intencionalidad el relato de Pedro Cieza de León, que los informes del funcionario Polo Ondegardo, por mucho que los autores fueran coetáneos, laicos y que sus textos se clasifiquen de “tempranos”. Por más de una razón, sus puntos de vista difieren en bastantes sentidos.
Advertisement
Ciertamente, los datos sobre sucesos políticos y militares que nos brinda la historiografía andina de los siglos xvi y comienzos del xvii son fundamentales para el conocimiento de la formación y desarrollo del Tawantinsuyu. Sin embargo, el aprovechamiento de tal masa informativa no puede hacerse de manera indiscriminada y mucho menos si antes no se le somete a una crítica prolija para allanar problemas o inconsistencias que saltan a la vista en una simple lectura comparada de los textos.
Crónica de tradición hispánica
Como sea, parto del supuesto de que el pasado incaico que nos ha llegado a través de las fuentes españolas es una formulación realizada o reconstruida por un sector de la elite cusqueña luego de la llegada de los españoles a tierras andinas. Por otra parte, los cronistas europeos —que aún no habían desarrollado un sentido histórico crítico como tal— también tuvieron injerencia directa en la representación de ese pasado, y tanto la aristocracia cusqueña como los autores ibéricos tenían esquemas conceptuales, visiones e intereses bien distintos, lo que apunta al heterogéneo mosaico de perspectivas históricas con las que se reconstruyó el tiempo
impide observar claramente la diversidad”, Lydia Fossa, Narrativas problemáticas: los inkas bajo la pluma española, Lima, pucp/iep, 2006, p. 15.