DARWIN EL ARTE DE HACER CIENCIA

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Ana Barahona, Edna Suárez y Hans-Jörg Rheinberger

Una clasificación cladística como la de Goodman da prioridad al lugar del orangután sobre el de los humanos, y al lugar de los lagartos sobre el de las aves. De hecho, no sólo sería necesario deshacerse de los términos “grandes monos” y “reptiles”, sino también de “peces óseos”, ya que el celacanto estaba más relacionado con los tetrápodos que con el atún. Los peces óseos son problemáticos para los cladistas por la misma razón que los reptiles y los grandes monos. En otras palabras, esto no representa un problema sólo para la ubicación de los humanos como resultado de sus adaptaciones, a diferencia de los monos; sino que también representa un problema más general para expresar las adaptaciones exitosas de las aves en el aire, a diferencia de los reptiles; de los tetrápodos a la tierra, a diferencia de los peces; y de cualquier otro que haya desarrollado algo nuevo y útil. También es conveniente observar que cualquier criatura de cuatro extremidades se incluye en los tetrápodos. Nosotros tenemos cuatro extremidades y somos tetrápodos, de este modo, los celacantos están más relacionados con nosotros que con el atún. Nosotros también estamos incluidos en el grupo filogenético que incluye al atún y al celacanto, lo que significa que el mismo argumento que nos considera monos –es decir, que pertenecemos a ese grupo por nuestra ancestría– también nos hace peces, ya que nuestra ancestría nos hace pertenecer a ese grupo. Determinar si ese argumento es válido o ridículo depende del punto de vista de cada quien. Lo importante es que esto no es un nuevo descubrimiento tanto como un nuevo juicio de valor. A mediados del siglo xx los nuevos sistemáticos consideraron reflejar sólo la filogenia en sus clasificaciones, pero no lo hicieron. El botánico sistemático J. S. L. Gilmour (1940, p. 468) explicó de nuevo por qué la clasificación filogenética es buena para algunas cosas, pero no tanto para otras: “Una clasificación filogenética debe ser vista como una clasificación secundaria, útil para el propósito específico de estudiar la relación entre la genealogía y otras propiedades […] Por lo tanto, en lugar de proveedora de bases para una clasificación ideal natural única, la filogenia [puede] ser vista como formadora de un tipo de antecedente de una clasificación natural, ya que, aunque los grupos naturales no son primordialmente filogenéticos (como los reptiles, los peces y los monos, por ejemplo), en la mayoría de los casos deben estar compuestos por linajes cercanamente relacionados.” Cuando nos preguntamos por qué los teóricos evolucionistas de los años sesenta del siglo pasado rechazaron las primeras teorías de la antropología molecular, aquellas que dicen que genéticamente somos sólo una variación de los monos, está claro que hay tres respuestas erradas, y las tres fueron expuestas por Morris Goodman y por Emile Zuckerkandl (Goodman, 1996; Hagen, 2009; Dietrich, 1998; Aronson, 2002; Sommer, 2008; SuárezDíaz y Anaya-Muñoz, 2008). La primera respuesta incorrecta declara que

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06/12/2011

08�13�52 p.m.


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