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ROMEO GROMPONE
retroceso en la democratización social; si se tiene en cuenta que las dificultades venían desde antes; y que más allá de la relación de dependencia que se establece, ella admite diversas lecturas más complejas y con mayores matices que la que sucede con el clientelismo tradicional. En primer lugar, surge una nueva promoción de dirigentas sociales que en parte reemplaza a las tradicionales. Este proceso no ocurre por la vía institucional, o mejor dicho se manifiesta en el contraste entre una institución que se va fortaleciendo y otra que pierde progresivamente influencia. En todo caso se asiste al surgimiento de un nuevo grupo de personas diferentes que ejercen el poder en los barrios populares de Lima, las ciudades intermedias y los caseríos. Estas mujeres no hacen una lectura unívoca, pueden tener gestos de deferencia hacia el Presidente o el encargado del Pronaa, pero valoran sus cargos no solamente de modo instrumental sino introduciendo una dimensión de reconocimiento que creen haber logrado por sus propios méritos. Una dirigenta de los centros de acopio de los comedores populares organizados por el Pronaa puede reivindicar por ejemplo una dimensión de autonomía y los términos de su discurso no son diferentes en sus ideas fuerza a la de las dirigentas tradicionales. Cambian en todo caso el grupo destinatario que pretende controladas, ahora se dirige contra las ONGs reivindicando los márgenes de acción que les permite el gobierno. Puede ser un discurso justificatorio de un comportamiento pero también debe tener márgenes de convicción. No se trata solamente de un intercambio de bienes por ayuda, tal como lo interpretan generalmente las profesionales que por décadas han trabajado con un grupo de dirigentes determinado. Supone un manejo complejo en que se reconoce la manipulación pero se valoran los logros personales alcanzados. Considerar este vínculo como solamente pragmático es simplificar la explicación que exculpa de errores cometidos al que interpreta.
EL FUJIMORISMO COMO PROYECTO INCONCLUSO
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Quizás las viejas y las nuevas dirigentas se parezcan más de lo que generalmente se quiere reconocer; en todo caso tanto desde el gobierno como de personas que provienen del debilitado movimiento social se pretende ampliar las distancias entre unas y otras, cerrando las perspectivas de diálogo e introduciendo exclusiones con condenas establecidas de antemano. Por otro lado, este criterio de promoción no ocurre solamente entre las mujeres de sectores populares. El antropólogo Ponciano del Pino observa que los planes de desarrollo y de promoción de las comunidades propiciadas por el gobierno en zonas campesinas posibilitan el surgimiento de jóvenes dirigentes que no necesariamente van a asumir un discurso cerradamente oficialista. Resulta simplista asociar apertura del sistema político a través de la renovación de su personal, con la extensión de opiniones opositoras. En todo caso, lo que seguramente se desconoce es una noción de pluralismo de propuestas en la medida que las personas que asumen responsabilidades siguen la orientación del gobierno. No obstante, dicho esto cabe reconocer que en el escenario de los años ochenta y principios de los noventa había también una opción predefinida de lo que debían ser las opiniones de quienes tomaban una posición directiva en una organización social. Por otro lado, la concesión de determinados beneficios en coyunturas electorales, por ejemplo ollas y cocinas para una organización, puede ser entendida como resultado de una negociación autónoma con el gobierno aunque sea a modo de justificación. El mejoramiento de la prestación del servicio ha sido una reivindicación de los comedores cualquiera sea su esquema de organización. Así, determinados actos de apoyo al gobierno pueden ser vistos como el resultado de las condiciones de un acuerdo que antes requirió una propuesta previa. No son considerados como una manipulación sino como resultado de un acuerdo, o por lo menos se entiende que la manipulación no