LA REVOLUCIÓN DE TÚPAC AMARU Y TÚPAC CATARI EN TACNA
Marcelino Velarde Castillo Efrain Choque Alanoca
INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES DEL PERU
LA REVOLUCIÓN DE TÚPAC AMARU Y TÚPAC CATARI EN TACNA
Marcelino Velarde Castillo Efrain Choque Alanoca
2015
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INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES DEL PERU
LA REVOLUCIÓN DE TÚPAC AMARU Y TÚPAC CATARI EN TACNA
Marcelino Velarde Castillo / Efrain Choque Alanoca
© Instituto de Ciencias Sociales del Perú Tacna - Perú Impreso en el Perú Primera edición: Febrero de 2015. 1,000 ejemplares Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2015-01412 Diseño, diagramación e impresión: Imprenta Gráfica Publicidad Monterrey Av. 2 de Mayo Nº 831, Interior 2 – Tacna
VELARDE CASTILLO, Marcelino y CHOQUE ALANOCA, Efrain LA REVOLUCION DE TUPAC AMARU Y TUPAC CATARI EN TACNA /HISTORIA/COLONIA/INDEPEDENCIA/SIGLOXVIII/REVOLUCIONES /PERU/TACNA
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PRESENTACIÓN
En el período de la crisis colonial, se ubica la revolución de Túpac Amaru II que estalla en Tinta el 4 de noviembre de 1780, seguida en 1781 por Túpac Catari en Charcas y el sur andino en donde se ubicaron los corregimientos de Arica y Tarapacá. Con esta insurrección se inicia la independencia en el Perú, tal como lo afirma el historiador Alberto Flores Galindo. La revolución anticolonial de entonces, originó dos grandes movimientos de liberación: primero, el indígena y luego el movimiento de liberación criollo. En el actual territorio de Tacna, en el verano del año 1781 estalló la insurrección tupacamarista-tupacatarista, al mando de los capitanes Juan Buitrón y Ambrosio Ali, muy conectados inicialmente a los mandos de Cusco y luego a los de La Paz. Este movimiento indígena de Buitrón y Ali se anticipó en 30 años al movimiento criollo dado por Francisco Antonio de Zela de1811. Todo un proceso de guerra revolucionaria independentista precedió al levantamiento de Zela. Se dió en una coyuntura de grandes agitaciones sociopolíticas y militares en el sur occidental-andino, al que pertenecía Tacna. José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II (o Thupa Amaro como señalan los documentos) había sacudido la zona entre 1780-1782, con Ali y Buitrón; luego, con la invasión napoleónica a España, en 1808, se sucedieron las juntas de gobierno en América, todas fidelistas -excepto la cercanamente separatista de Buenos Aires-, acompañadas de levantamientos criollos, o en combinación con mestizos hasta el arribo de los ejércitos de colaboración exterior de San Martín y Bolívar. El gran movimiento de Túpac Amaru II, calificado como una revolución popular, por la dirección y la aglutinación de las fuerzas sociales bajo su mando, atravesó por etapas muy marcadas. Desde sus inicios con un programa nacional anticolonial, dirigida por la aristocracia indígena, pues reunió en torno suyo a fuerzas étnico-sociales nacionales: criollas, mestizas, indígenas, negras y se enfrentó a los peninsulares o “chapetones” de la aristocracia española, para luego ser desbordadas por las masas campesinas y convertirse en un movimiento étnico antiespañol. En los valles interandinos de Tacna, que por entonces fue una circunscripción dependiente del corregimiento de Arica, la insurrección tomó características propias, dada su composición social, objetivos y efectos conseguidos en la estructura colonial.
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La contribución de los héroes, mártires y hombres y mujeres levantados en armas en 1781, en Tacna, recién empieza a valorarse desde las disciplinas histórico-sociales, y servirá para consolidar la imagen de ser un pueblo heroico con larga tradición combativa. Así ocurrió –y ocurrirá seguramentela resuelta resistencia frente a la opresión de fuerzas y potencias externas cuando pretender eternizar la postración nacional frente al desarrollo nacional en el concierto de los pueblos amantes de la libertad con justicia social. Los autores
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CONTENIDO Presentación I. EL ESCENARIO GEOGRÁFICO 1. Ubicación geográfica. 2. Descripción del escenario físico-geográfico. II. LA SOCIEDAD REGIONAL 1. La estructura económica. 2. La estructura sociopolítica. 3. Los caciques o curacas leales al Rey. 4. Los capitanes o jefes rebeldes. III. LOS ANTECEDENTES Y CAUSAS 3.1.
El reparto forzoso de mercaderías.
3.2.
El conflicto por aguas y tierras.
3.3.
El incremento de la alcabala.
3.4.
La ideología de la insurrección.
IV. EL DESARROLLO 4.1. La fase organizativa y de llamamiento. 4.2. La fase de hostigamiento. 4.3. La fase de enfrentamiento violento. 4.4. Su extensión en otros pueblos de los corregimientos de Arica y Tarapacá. V. CONSECUENCIAS EN LA REGIÓN. VI. SIGNIFICADO Y TRASCENDENCIA Referencias Citadas Anexos 1. Informe del cura de Candarave sobre sucesos de la sublevación. 2. Informe del cura de Tarata sobre insurrección. 3. Informe del cura de Tacna sobre sucesos de insurrección en los Altos de Tacna: Toquela, Caplina y Challaviento. 4. Llamamiento al pueblo de Tacna.
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CAPITULO I
EL ESCENARIO GEOGRÁFICO
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I.
EL ESCENARIO GEOGRÁFICO
1. Ubicación geográfica
Fuente: The Tupac Amaru and Catarista Rebellions: An Anthology of Sources/ edited by Ward Stavig, Ella Schmidt. Hacckett Publishing. Indianápolis, 2008
El Gobernador del Perú, don Cristóbal Lope García de Castro se encargó de implementar los corregimientos. A partir del 17 de julio de 1565, fue creado el Corregimiento de Arica con jurisdicción sobre Tacna, Sama, Ilabaya, Arica y Tarapacá, siendo designado el minero don Francisco Rodríguez de Almeida como su primer corregidor. Hubo un corregidor, y tenientes corregidores en cada repartición. Dependían del corregidor, los tenientazgos o distritos de Tacna, Sama, Arica, Tarapacá y Locumba. En cada uno de estos lugares, la autoridad era el Teniente de Gobernador, dependiente del Corregimiento de Arica. El corregimiento funcionó hasta 1784. Según Dagnino (1909) el naciente corregimiento de Arica comprendía a “los partidos o tenentazgos de Tacna, de Tarapacá o Pica i de Locumba”. Tenemos evidencias que en Tarata-Putina había un teniente de corregidor desde 1623, desde cuando se establecieron las odiosas mitas de chacaneo para el traslado del vino y otras especies hasta Potosí. El corregidor de Arica arrendaba
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los tenientazgos de Tacna con los pueblos de Tarata-Putina, al mejor postor, luego estos para recuperar costos y sacar ganancias hacían las mayores vejaciones a los comuneros indígenas en este lucroso negocio del chacaneo.
Jurisdicción del corregimiento de Arica, en 1780-81, que comprendía a los repartimientos de Ilabaya -el que a su vez albergaba a los pueblos de Locumba y Candarave-, Tarata y, Tacna. Por el norte colindaba con el corregimiento de Moquegua y por el sur con el de Tarapacá. Croquis modificado de Jorge Hidalgo (2004)
Luego en 1575, después de las reformas del virrey Toledo, el “corregimiento de Arica comprendía los repartimientos de Lluca (Lluta), Tarapacá, Pica, Tacana, Hilabaya e Yte” (Barriga, 1948) El 8 de marzo de 1614 se dividió la diócesis del Cuzco en tres obispados: Cuzco, Huamanga y Arequipa. El obispado de Arequipa abarcó a su vez a 7 corregimientos: Arequipa, Collaguas, Condesuyos, Camaña, Vitor, Ubinas y el de Arica dentro del cual estaba Ilabaya. Por entonces la jurisdicción eclesiástica coincidía con la jurisdicción civil, debido al patronato del monarca español.
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Según documentos exhibidos en un expediente ante el virrey señor de Superunda, de fecha 14 de abril de 1757, respecto a los ingresos que producía el tomín de hospital se da cuenta que Ilabaya, junto a Tacna, Tarata, Codpa, Camiña, Sibaya, Tarapacá y Pica conformaban los 8 repartimientos del corregimiento de Arica. (Barriga, 1949) En 1765, don Cosme Bueno, cosmógrafo mayor del Reino en la guía anual del Perú, señala que los curatos de Arica eran a la fecha: Ilo, Ilabaya, Sama, Tarata, Arica, Codpa, Camiña, Sibaya, Tarapacá, y Pica. El curato de Tacna comprendía cinco anexo: Pachía, Pallagua, Caplina, Toquela y Estique. El curato de Tarata y Putina comprendía cuatro anexos: Ticaco, Chaspaya, Tarucachi y Maure. El de Ilabaya tenía dos anexos: Candarave y Locumba. El curato de Codpa comprendía diecisiete anexos: Pachica, Esquiña, Timar, Tignabnar (Tignamar), Sacsama, Belén, Pachania, Socoroma, Putre, Parinacota, Choquelimpie, Huayaquire, Sora, Poconchile, Livilcar, y Umagata. De este curato, se escinde y crea el curato de Belèn en 1777, agrupando a los anexos de Socoroma, Putre y Pachama como a los asentamiento del valle de Lluta. El curato de Camiña constaba de tres anexos: Miñimini, Pisagua y Sipisa. Cuando se produjo la sublevación de Túpac Amaru II y Túpac Catari, en 1780-81, el corregimiento de Arica, comprendía a los repartimientos de Ilabaya -el que a su vez albergaba a los pueblos de Locumba y Candarave-, Tarata y, Tacna. Por el norte colindaba con el corregimiento de Moquegua y por el sur con el de Tarapacá, este último desprendido del de Arica en 1768. El General D. Andrés Ordóñez y Natera fue el último Corregidor de Arica (1777 1784) y le siguieron en el cargo los Subdelegados que eran nombrados por los Intendentes para gobernar los Partidos en que fueron divididas las Intendencias. 2.
Descripción del espacio físico-geográfico
La geografía histórica nos señala que los suelos de los Valles Altos de la cuenca del río Locumba se caracterizaban por estar constituidos de tierra volcánica, pertenecientes a la Formación Toquepala, cubiertos por la formación Volcánico Huaylillas. En este sector se ubican los valles interandinos de Quilahuani (3176 m); Pallata (3270 m); y los pueblos vecinos de Calacala(3445m); Cairani (3400 m); Ancocala (3500 m); Camilaca (3350 m); Huanuara (3222 m); Candarave (3415 m) entre otros. El anexo de Candarave, del repartimiento de Ilabaya, desde antes de la insurrección de Túpac Amaru (1780-81) presentaba un relieve y una topografía variada con niveles de altura que van desde los 2800 msnm hasta los 6000 metros
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de altitud. Las atractivas lagunas de Suches, Vizcachas y Aricota se encontraban a una altitud superior de 4000 metros (las dos primeras) y la última a 2,814 metros sobre el nivel del mar. Surcaban y nutrían sus tierras los ancestrales ríos Callazas, Tacalaya y Salado. Predominaba, pues un relieve típicamente interandino, y se ubicaba en lo que la geografía física llama la Subzona de los “valles altos”. Esta se caracterizaba por presentar una topografía muy accidentada, pero muy fértil a la vez. En sus partes superiores, donde se inicia la formación de las quebradas, presentaban una continuidad hacia la zona yunga. Esta Subzona de los valles altos se encuentra arriba de los 2300 m y por debajo de los 3800 m. Siguiendo el curso inferior de la cuenca, encontramos al pueblo de Ilabaya y sus anexos (Locumba, Cinto, Sagollo, Sitana e Ite) los que se ubican entre el Valle Bajo y el Valle Inferior del río Locumba. En este sector del valle inferior discurre en medio de la Formación Moquegua, en la que predominan estratificaciones de arcilla y limo mezclados con grava. El valle relativamente es estrecho, está surcado por cerros no mayores de 500 m. de altitud. De estos valles cálidos su recorrido desemboca por acción de su río al litoral marino (Ite). Tarata, es otro repartimiento, dependiente del corregimiento de Arica, donde se protagonizó la revolución de Túpac Amaru II. Su altitud, con referencia al nivel del mar, es de 3065 metros. Presentaba por entonces una topografía muy variada que corresponde a niveles de altura que van desde los 3000 hasta los 5314 metros de altitud. Dentro de este espacio de pronunciadas diferencias altitudinales se distinguen tres zonas geográficas: interandina o quechua, altoandina o puna y la zona cordillerana o janca. La zona interandina comprende el sector de los valles o quebradas que se asientan sobre depósitos aluviales en forma de V, en cuyas laderas se desarrolló la agricultura utilizando la infraestructura agraria desde la época prehispánica como son los andenes y canales. En esta zona se establecieron los asentamientos humanos, como es el caso del pueblo de Tarata. En esta zona geográfica todas las tierras agrícolas en uso son irrigadas por medio de canales que se originan en los riachuelos afluentes del río Sama. Durante la época colonial se cultivó el maíz, la papa, la oca, el olluco, diversos frutos, legumbres y alfalfa. Entre los recursos hidrográficos se tiene el río Sama, con las siguiente fuentes: río Salado, río Ticalaco, río Ticaco, río Chacavira, río Tarucachi, y río Estique-Pistala. La zona altoandina del repartimiento de Tarata correspondía al área adyacente a la zona cordillerana. Se iniciaba a partir de los 4000 m y alcanza su cota más elevada a los 4600 metros de altitud, en el límite este con Palca-Maure. Esta zona constituyó una unidad geográfica con paisaje de estepa, sus suelos son superficies, más o menos, horizontales y ligeramente ondulados e interrumpidos por quebradas y montañas que se desprenden de la cordillera del Barroso y van, a veces, formando cadenas que terminan en imponentes picos nevados. La zona cordillerana sobrepasa los 4600 metros de altitud. En ella se encuentran las cumbres más elevadas de la cordillera del Barroso conformada por conos volcánicos, nevados o cerros escarpados que se levantan sobre la puna. Destaca el nevado el Barroso con una altura de 5741 metros de altitud. Los Altos de Tacna, como se llamaban a los pueblos ubicados en los valles intermedios y altos del río Caplina, a saber: Pallagua, Caplina, Toquela y 10
Challaviento, se asentaban por encima de los 2300 metros de altura. Su lugar estratégico y punto de contacto con los corregimientos vecinos de Puno, Charcas y Carangas, le permitió ejercer un liderazgo en algunas acciones militares sobre el pueblo de Tacna y ciudad de Arica.
Cordillera del Barroso
El cosmógrafo español Cosme Bueno en su Geografía del Perú Virreinal (siglo XVIII) nos presenta una descripción muy sugestiva y puntual acerca de las actividades productivas de los valles de la provincia de Arica publicada en 1765 y por tanto de Locumba e Ilabaya en los términos siguientes: “En los Valles, que por la mayor parte son fértiles, por no faltarles agua, se cogen bastante maíz, trigo, frutas y semillas en abundancia. Cultivase mucho Ají, que se comercia con las Provincias de la Sierra y no poco Aceite, Algodón y alguna Azúcar. En este siglo pasado solía valer el Ají a esta Provincia cada año 200,000 pesos. Hácense también abundantes cosechas de Vino y Aguardiente. Es celebrado en orden a este efecto el del Valle de Locumba por su calidad. En los altos hacia la Cordillera se cría algún ganado mayor y menor y carneros de la tierra, con los frutos de su temperamento como son Papas y algún Trigo, especialmente en este Curato de llabaya, de que se abastece la inmediata Villa de Moquegua. Para fertilizar las tierras se valen también aquí los labradores del beneficio del Huano, que es el estiércol de unos pájaros nombrados Huanaes, el cual traen de una Isla inmediata a la Costa, nombrada Iquique, que está en 20° 20’ de altura. Tiene esta Provincia muy pocos ríos, porque los arroyos que bajan de las vertientes son de poca agua.” Cosme Bueno deja constancia del maíz, trigo, ají y algodón aparte de la vid, como los cultivos de mayor explotación en los agricultores y hacendados locales. Subraya también la producción de vinos y aguardientes de los valles. Respecto a los puertos de la provincia de Arica destacan“: El de Loa, que es por donde confina con la de Atacama, está en 21º 30¨. El de Iquique, a cosa de dos 11
leguas de Huantajaya y en donde hay pesquería de Tollo, que es el Bacalao de esta América y de Congrio, que se lleva a las Provincias de la Sierra, está a 20º 20´. El de Pisagua en 19º 15´. El de Camarones en 19º 15´. El de Víctor en 18º 40´. El de Arica en 18º 25´. El de Pacocha. El de Ilo en 17º 46´. El de Maestro Lorenzo y el de la Yerba-buena que es por donde confina con la jurisdicción de Arequipa, en 17º 35´. Hay cuatro caletas que son: la de Laquiaca, la de Sama, la de Meca y la de Tancona. Estos Puertos no todos son seguros".
En los pueblos ubicados en las cabeceras de las tres Cuencas hidrográficas de Tacna se desplazaron las fuerzas tupacamaristas en 1781, desplazándose hacia los pueblos costeros en donde se asentaban las fuerzas coloniales.
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CAPITULO II
LA SOCIEDAD REGIONAL
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II.
LA SOCIEDAD REGIONAL
1. La estructura económica
En el periodo de la crisis colonial, en las cuencas en donde se asentaron los pueblos de Tacna, es decir, las de Locumba, Sama y Caplina, se desarrolló la producción agrícola, el comercio monopólico, y el arrieraje. Asimismo, la economía natural campesina se desarrollaba en las alturas de Tarata, Candarave y los altos de Tacna. En el litoral, la pesca tuvo una importancia especial en la diversificación económica y en el rol jugado por los pueblos dedicados a esta actividad. Pero la actividad que jugaba el rol articulador de esta dinámica fue la minería del Alto Perú como del sistema de haciendas dedicada a la producción de vinos y aguardientes. Todas estas actividades productivas estaban articuladas por una infraestructura de comunicación y arrieraje que circulaba entre yacimientos mineros, pueblos, villas y puertos como el de Arica. Desde los inicios de la colonia, la minería tuvo gran impulso a raíz del descubrimiento de las minas de plata de Potosí (1545), Huantajaya (inicios del siglo XVII) y luego Mecalaco, a mediados de 1700. Asimismo, el descubrimiento de azogue o mercurio en Huancavelica trajo buenos augurios para la expansión argentífera. La gran propiedad de la tierra estaba en manos de las familias españolas y criollas dueñas de las haciendas vitivinícolas y de panllevar. Algunos grandes propietarios residían en Arequipa o Lima. Las relaciones de producción semiservil y mercantil del feudalismo colonial presidían el trabajo de los indígenas para la producción de bienes agrícolas. Coexistieron entonces dos sectores productivos diferenciados: uno dirigido hacia el mercado externo, productor de materias primas (vinos y aguardientes, azúcar, algodón, trigo) dirigido al mercado altoperuano, y dependiente de la evolución del mercado internacional, y otro dirigido al autoconsumo del mercado interno. El primer sector estuvo controlado por los hacendados de Tacna, Sama, Locumba, Cinto, Ilabaya, y el segundo, por los agricultores, campesinos y comuneros locales de los valles costeros e interandinos. Irrumpió la crisis colonial entre los años 1784 a 1824 con el rompimiento de las estructuras de dominación española. Fue un periodo en donde las reformas administrativas borbónicas intentaron modernizar el sistema de dominación colonial, pero la desintegración del sistema se hizo irremediable. Como consecuencia de ello el régimen adoptó medidas de represión social e ideológica y fiscal contra la población indígena. Como correlato se produjeron una serie de levantamientos como parte del
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movimiento de liberación indígena, y después de su debelación, se instauraron las intendencias y subdelegaciones en reemplazo de los corregimientos. En este periodo de desintegración colonial los estudios arrojan 107 alzamientos en Perú y 11 en el Alto Perú, pero de ellos entre los años 1770-79 en donde se concentran 66 de ellos. Flores Galindo anota que:” Únicamente en la década de 1770 ocurren nueve atentados contra corregidores cuzqueños. El sur es uno de los espacios más densamente poblados, un área definidamente indígena, donde además pareciera que el tráfico comercial tendió a incrementarse en la segunda mitad del siglo, junto con la producción minera”. Eso explique quizá el carácter rural andino del movimiento de las cuencas de Tacna, con presencia mayormente indígena. Los problemas conexos a la dinámica económica propia de la coyuntura, como el tráfico comercial a cargo de los corregidores –intermediarios entre el comerciante monopolista español y los comuneros indígenas; como la presión fiscal contra comerciantes criollos, mestizos y curacas comerciantes, son fenómenos ligados a la guerra comercial desatada entre estos sectores de comerciantes de Lima y el sur andino, y de los que daremos cuenta en el próximo acápite al tratar de las causas del levantamiento. 2. La estructura sociopolítica
A la estructura económica descrita le corresponde unas relaciones sociales y políticas propias. La sociedad regional de esos años, se encontraba profundamente dividida y fragmentada, con serios enfrentamientos entre sus componentes por sus disimiles intereses referidos al acceso al agua, al control de la tierra (entre hacendados criollos contra indígenas campesinos); la imposición de los repartos y alcabalas por funcionarios públicos y exacciones de los curas, entre otros. Por sólo citar los procesos judiciales y la información notarial sobre los conflictos por aguas y tierras en los valles de Tacna, Sama, Ilabaya, Candarave y Tarata estos ascienden a una treintena los localizados en el Archivo Nacional de Chile y el Archivo Regional de Tacna para el periodo 1770-1811.
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Esquema propuesto por Kessel (2003)
El pequeño pueblo y valle de Tacna contaba entonces con aproximadamente 7 mil habitantes, y presentaba un paisaje natural eminentemente rural andinooccidental. Había una gran población indígena y campesina muy alta (62%), el grueso de ella vivía en los 8 ayllus de Tacna, el resto en los valles, sierra y altiplano. Seguía el sector mestizo (15%), como un minúsculo número de blancos criollos y peninsulares (13%); la población de origen africano1, por su parte, era algo menor a la hispana (10%)2 y se ubicaba en las haciendas de Sama, Locumba, Sagollo, Ilabaya y la mina de Mecalaco. Los pueblos interandinos de Tarata (100%) y Candarave (100%) y Codpa (96%) presentaban más bien un acento totalmente rural andino, con una población casi íntegramente indígena. 1
Los esclavos de origen africano ascendían a 429 personas (6%); mientras los pardos libres sumaban los 262 (4%). “Pardo” fue una categoría dada en los censos coloniales a los descendientes de africanos que resultaban de uniones con personas del resto de categorías étnico-raciales. 2 Censo general de 1792 (Cfr. HIDALGO, Jorge (2004).Historia andina en Chile. Edit. Universitaria); Censo vecinal de Tacna 1813 (SEINER, Lizardo. (1989). “Economía, sociedad y política en una coyuntura rebelde: Tacna, 1811-1813”. En: Pasado y Presente. Revista para una historia alternativa. Año II, Nº 2-3. Estimaciones elaboradas por nosotros, en base a los documentos precitados.
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La clase dominante regional en realidad fue un pequeño núcleo de poder conformado por hacendados y comerciantes peninsulares y criollos dedicados a la arriería, la agricultura de las haciendas (vinos y aguardientes, ají, granos) y del comercio interno. Se añade a ella la aristocracia indígena a través de los caciques de cada pueblo cabecera de Tacna, Tarata e Ilabaya. Los sectores populares lo integraban los pequeños campesinos indígenas insertados en una economía de subsistencia orientada al pago del reparto, el tributo indígena, las gabelas de los curas y otras exacciones, así como mestizos trabajadores del campo y la ciudad, quienes, producto de las reformas borbónicas, dirigían sus excedentes al mercado local. Los esclavos de origen africano constituían mano de obra dedicada a labores de hacienda o domésticas. En la sociedad jerarquizada colonial, la propiedad sobre estas personas significaba un claro signo de poder y distinción social. Cuando se produjo la revolución de Túpac Amaru II y Túpac Catari, en 178081, el corregimiento de Arica, que comprendía a los repartimientos de Ilabaya – con sus pueblos de Locumba y Candarave-, Tarata y, Tacna, tenía como máxima autoridad política al general Andrés Ordóñez y Natera, corregidor de Arica y Tacna con residencia en el pueblo del Caplina. La autoridad del cabildo de españoles correspondiente a la ciudad de Arica, fue José Joaquín de Oviedo y Albarracín. En el pueblo de Tacna desde su creación como reducción de indígenas había un Alcalde de naturales, seguido del Alcalde Mayor, el Alcalde Ordinario y dos Alguaciles. En su conjunto formaban el Cabildo, que era presidido por el Alcalde Ordinario de Españoles. Fue tradición que la segunda persona del cacique, en este caso fue Cipriano Quelopana quien asumiera el cargo de alcalde mayor de los naturales de Tacna, como desarrollaremos más adelante.
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Esquema propuesto por Kessel (2003)
3. Los caciques o curacas leales al Rey La palabra “cacique” como lo señala Cúneo Vidal (1977) es una voz de Centro América (antillana), que designaba a los jefes étnicos de pequeñas tierras. Luego los españoles llamaron caciques a las autoridades de los grupos ayllales llamados aquí curacas. El derecho oficial colonial español sancionó este término dentro de la llamada “república de indios” que reconocía el origen noble de determinados indígenas (caciques, príncipes), pero a la vez el indígena en general fue tipificado como "vasallo libre de la Corona" y a la vez "rústicos y miserables". Steve J. Stern, señaló que la imposición del régimen colonial generó el colaboracionismo de los nobles curacas, en términos de una nueva alianza política. Había pues en estos antiguos curacas una doble posición: por un lado se ubicaban en el grupo de los conquistadores al servir a los intereses del conquistador (recaudación de tributos y otros); y por otro lado, eran intermediarios naturales de los indígenas en sus relaciones sociales internas. A cambio, los españoles le permitieron adoptar la ropa europea (incluyendo el caballo como símbolo de prestigio), luego cambiaron sus dietas alimenticias y finalmente se bautizaron y adoptaron los patronímicos españoles. También habría que señalar que al alejarse de los principios andinos de reciprocidad y redistribución, los curacas terminaron por convertirse en codiciosos y despóticos jefes étnicos. En Moquegua y Tacna protagonizaron largas disputas legales por la tenencia de estos cargos nobiliarios. En el caso de los caciques de Ilabaya, Tarata, Tacna y Codpa, Hidalgo (2004) sugiere que estos 18
convinieron en forma armoniosa con las autoridades locales coloniales y gozaban de cierto prestigio y consideraciones; además algunos de estos nobles indígenas emparentaron con españoles u obtuvieron títulos universitarios. Por ello cuando se desató el levantamiento de Túpac Amaru en 1781, estos caciques –vinculados a la arriería directa o indirectamente- no apoyaron sino que estuvieron en contra como el caso de los Ara, los Cañipa, los Lupistaca y los Copaja. Corrió igual suerte de ser ejecutado por los rebeldes el cacique Cañipa, Esteban Gutierres, como segunda persona de Belén (Inostroza, 2011) Fueron los llamados segundas personas de los caciques o los llamados indígenas principales los que protagonizaron el levantamiento como en los casos de Buitrón y Ali. En síntesis, cuando se desatò el levantamiento de Túpac Amaru II, se mostrò el colaboracionismo y sumisión de un sector de curacas y principales, salvo pocas excepciones. 3.1.
Los Cañipa
Cuando estalló la revolución, Codpa, antigua prolongación territorial del curacazgo de Tacna y por entonces repartimiento de Arica, estaba bajo el gobierno del curaca Diego Felipe Cañipa y Ticona, fiel servidor y declarado súbdito del "Rey de las Españas e Indias", en cuyo nombre ejercía autoridad sobre los pueblos de Socoroma, Livilcar, Belén y otros caseríos. A fines del siglo XVII, Codpa era gobernado por Juan Buitrón de Azango (Hidalgo, Castro, 2004), ascendiente –abuelo- para nosotros del mismo Juan Buitrón Asango, el líder tupacamarista de 1781 de los altos de Arica y Tacna. Sin embargo, a partir de 1699, Joseph Cañipa tomó a su cargo el cobro de tasas y tributos, este pertenecía a una antigua familia de caciques cobradores que, durante tres generaciones, cuando por entonces los altos de Arica no presentaba una estructura cacical reconocida por la legislación española. En 1702, don Joseph Cañipa, principal y cobrador de tasas del pueblo y repartimiento de Lluta, Umagata y Codpa, solicitó se le entregase la posesión de los pueblos y valles de Lluta, Umagata, Azapa, Socoroma, Codpa, y demás pueblos y repartimientos de los altos (Hidalgo, Castro, 2004). Con apoyo del corregidor, Cañipa presentò una terna para la posesión del cacicazgo, donde se consideraba a otros gobernadores: en segundo lugar a Juan Buitrón de Azango y en tercer lugar a Diego Pérez Limachi. El corregidor valorò a Cañipa como sujeto "idóneo y suficiente"; y los restantes fueron calificados como sujetos "de menos yntelingencias". Esto originò una disputa que discurrió hasta los tiempos de la revolución de Túpac Amaru. En 1702, en el valle de Codpa, el corregidor dio a don Joseph Cañipa la posesión real y corporal del gobierno y cacicazgo de Codpa, entregándole el bastón de mando, siendo reconocido por los alcaldes y principales.
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Sucediò en el cargo de cacique a Josè Cañipa su hijo Ignacio que nació en 1693, y que tomò el cargo en 1721, luego fue su hijo primogénito Diego Felipe quien asumió el cacicazgo en 1755. Este gobernó hasta los días que sobrevino la sublevación de Tupac Amaru y Tupac Catari. Mostrò alta fidelidad al rey de España por cuya causa fue ajusticiado por las fuerzas al mando de Juan Buitrón. La tradición oral del pueblo de Codpa señala que los contemporáneos de Cañipa lo consideraron “…un traidor que se había cristianizado, que no deseaba renunciar al rey ni volver a adorar al sol” (Hidalgo, 1983) 3.2.
Los Lupistaca
Por 1700 el cacique principal de Ilabaya y Candarave fue Pedro Lupistaca y luego su hijo Feliciano Lupistaca como de Catalina Chuquimia, cacica principal del pueblo de Ilabaya y Candarave, hija legitima de Carlos Chuquimia Gobernador del pueblo de Juli. “Don Feliciano Lupistaca fue casado en dos oportunidades. Primero con doña Rosa Valdivia y en segundas nupcias con "...doña Catalina Chuquimia (Tupayupanqui), palla, esto es India noble del Cuzco" y tuvo dos hijos Feliciano y Francisco Lupistaca Chuquimia, como nos lo revela Luis Cavagnaro. Don Feliciano testó en Arequipa el 25 de agosto de 1780 ante José de Salazar. A su fallecimiento "...entró a gobernar (...) doña Catalina Chuquimia, y ello durante la menor edad de su hijo Feliciano II Lupistaca". Por entonces la cacica Chuquimia y los indígenas principales del cacicazgo de Ilabaya, se mantuvieron al margen de la sublevación. Se sabe que en la región del Desaguadero se identificó a uno de los parientes de los Lupistaca de Ilabaya como fidelista al régimen colonial, por lo que fue duramente castigado. 3.3.
Los Ara
Fue cacique de Tacna, Carlos Ara, cuando en el verano de 1781 se movilizaban en actitud de combate a la opresión, por las proximidades del pueblo de Tacna las fuerzas campesinas indígenas al mando de Juan Buitrón y Ambrosio Ali. Prefirió mantener su fidelidad al rey, para luego huir de la jurisdicción a su cargo, como funcionario leal. Falleció en enero de 1784. Carlos Ara descendía de Pedro Ara, y Andrea Ticona, este falleció 24 de junio de 1759. Estudio Carlos Ara abogacía en la Universidad de Chuquisaca. Su hijo primero Santiago se tituló en leyes también, al igual que él, en la misma universidad. Fueron hijos además de Carlos Toribio, y María y Cipriano. 3.4.
Los Copaja
Al momento de arribar la revolución al valle interandino de Tarata fue su cacique Pedro Copaja y Alì. Copaja, al igual que Cañipa de Codpa, se distinguió del resto de cacique locales por su decidido apoyo a la causa de la corona española cuando el levantamiento de Túpac Amaru en 1781.
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Entre 1705 y 1731 el cacique de Tarata fue Roque Ticona y Ninaja. Según los estudios efectuados por Cùneo Vidal y Carlos Hidalgo, fue este cacique uno de los màs acomodados de la zona, y gozò de todas las prerrogativas del cargo. Al no contar con hijo varòn, estableció alianzas matrimoniales para perpetuar su prestigio con los caciques vecinos de Tacna y Codpa. Así, su hija Andrea caso Pedro Ara, primogénito y heredero por entonces del cacicazgo de Tacna. Igualmente su hija Rosa casò con Ignacio Cañipa, favorecido del cacicazgo de Codpa. Fue fidelista, a pesar que 4 años antes protagonizò un singular hecho de resistencia frente a las medidas de la corona. Fue precisamente, la acusación levantada por el cacique de Tarata, Pedro Copaja, en 1776, que involucró al cacique de Ilabaya y otros indígenas principales, contra los repartos del saliente corregidor de Arica, Demetrio Egan. 4.
Los capitanes o jefes rebeldes 4.1.
Juan Buitrón
Naciò en Codpa en 1742, pues contaba con 8 años al momento de realizarse la revisita de Joaquín de Cárdenas de 1750. Su madre Barbará Asango aseguró tener 43 años en aquel censo, además de sus hijas Bartola de 6 años, Asencia de 4 y Rosa de 1 año. Doña Barbará apareció en el informe de la Revisita en la categoría de “Viudas”, del ayllu Capanique, esto sugiere que el padre de Juan habría fallecido hace poco en 1749, y contar son una edad semejante a la ella Hidalgo, Jorge y Angela Flores (1978). Por tanto, fue Juan Buitrón, líder y capitán general del ejército su abuelo Juan Buitrón de rebelde en la zona de Tarapacá, Arica y Tacna. Azango o como registra Jorge Carboncillo del artista profesional Juan Gómez Hidalgo “Juan de Azango” el Flores (Juanandino) principal de Codpa, a quien un trasladado a dicha zona como Cañipa quien le habría arrebatado el acceso al cargo de Cacique, luego de contar con apoyo decidido del corregidor de la época. Por la Revisita de Demetrio de Egan de 1772-1773 (Hidalgo et al. 2004) practicada a los Altos de Arica sabemos que Juan Buitrón tenía 31 años, 21
casado con Josefa Medina y contaba con los hijos Tadeo de 4 años, Pedro de 8 años, Asencia de 10 y María de 6 años. Fue considerado indígena principal y registrado en el ayllo Collana del junto al cacique Cañipa. Buitrón al protagonizar la revolución en 1781 contaba con 39 años, mientras que el cacique Diego Felipe Cañipa frisaba los 56 años. El apellido Buitrón correspondía a los originarios del valle de Codpa, como es de verse en forma reiterativa en las revisitas de 1750 y 1772-1773 antes citadas. 4.2.
Ambrosio Ali
Ali, era un indígena principal del ayllu yunga de Tarata, casó con Inés Chura y tuvo dos hijos llamados Eusebio y Ascencia. (ADT. Juzgado Eclesiástico, 1780). Insinuamos el protagonismo de este jefe o ilacata yunga, pues el ejército tupacamarista y catarista estaba formado bajo el principio de la jerarquía étnica; por ello a la falta del cacique principal Pedro Copaja por defección o traición, pudo o tuvo que sucederle uno de los principales y este era Ambrosio Ali. En los años precedentes a la insurrección, este líder indígena local, había ocupado del cargo de Alcalde Mayor, al parecer gozaba del aprecio de la población, pues en los libros parroquiales de bautizos y matrimonios aparece reiterativamente como padrino de muchas personas de los ayllus de la cuenca de Tarata.
Ambrosio Ali, líder y capitán del ejército rebelde en la cuenca de Tarata-Sama. Carboncillo de Carlos Eduardo Mamani Choque.
Algún historiador local propone que este líder Ali habría sido natural de Tarucachi, basándose en la abundancia del apellido en este pueblo. La antigua nominación personal Ali, nos sugiere un origen yunga o puquina, que luego se convirtió en apellido por orden eclesiástica tomando la forma castellana Ale a partir de 1797, coexistiendo paralelamente junto al original, de acuerdo a los registros parroquiales de la época. Debemos a Carlos Basadre (1863) la primera referencia escrita –desde 1863sobre este precursor tucacamarista tacneño Ali; aunque no trajo noticias de Buitrón. Este autor decía sobre la actuación de Ali:
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“Los indígenas de esta provincia siguieron el movimiento general de las insurrección. Los pueblos de Tarata, Candarave, Ibarra, Belén, y demás cabeceras de los valles y amenazaban descender sobre Tacna y Arica; algunas partida bajaron hasta Pachia, y se abrigaban fundados temores de que los indios de los valles de Tacna, encabezados por un Ali, que gozaba entre ellos de alguna influencia, se levantaran de un día a otro, de acuerdo con los insurrectos de los Altos, y acabaran con la población española. Era a la sazón corregidor de esta provincia un señor Ordoñez, sujeto no muy sobrado de energía, que tuvo por conveniente emigrar a la vista del peligro y situarse en Ilo, donde no podían alcanzarle las balas de los indios.” (Subrayado nuestro) 4.3.
Otros líderes o jefes rebeldes
A atenernos de la información contendida en el Expediente formado por el Alcalde de Arica José Joaquín de Oviedo sobre los sucesos del levantamiento tupacamarista-tupacatarista entre Tacna y Tarapacá en 1781, puede mencionarse al capitán general Juan Buitrón, a su lugarteniente Juan Mercado, al capitán Ambrosio Ali, a los líderes o jefes Esteban Olave, Juan Carvajal, y Miguel Reinoso. En Moquegua, se tiene a los caciques de Carumas y Ubinas como rebeldes. Las autoridades coloniales remitieron sendas expediciones a cargo de la compañía de dragones de la villa de Moquegua para pacificar esos pueblos entre abril de 1781. En cambio se tienen como caciques fieles a los de Puquina y Torata. Se sugiere que las autoridades étnicas de Belén, opuestas al gobierno de Cañipa de Codpa desempañaron labor a favor de los rebeldes. Se tienen, es este sentido a Ynquiltupa, quien ocupaba el cargo de alcalde en 1778, y Asencio Maquera, alcalde mayor en 1780, quien fue identificado como el principal del ayllu Mancasaya de Belén, en la Revisita de 1773. (Inostroza, 2011) En Socoroma ocupò el cargo de Segunda, fue Esteban Gutierres, quien participò en la ejecución del cacique Felipe Cañipa; en estos hechos de igual forma participó el sublevado segunda persona de Putre. (Contreras y otros, 1987)
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CAPITULO III
LOS ANTECEDENTES Y CAUSAS
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Los estudios referidos al movimiento de Túpac Amaru II concluyen en afirmar que sus causas son las de tipo socioeconómico, enmarcadas en la crisis del sistema colonial, provocadas por las reformas borbónicas. Estas reformas fiscales por la década 1770-1780 generaron protestas y revueltas en los años precedentes en todo el sur andino (Arequipa, Cuzco, La Paz, etc). No se trata sòlo del rechazo a la mita, sino a un conjunto de medidas impuestas junto al reparto comercial, las alcabalas, pero también de otras como el tributo y los diezmos, los servicios personales no pagados y las gabelas eclesiásticas. Es decir una protesta general al sistema económico contra la población campesina indígena, mestiza, negra y criolla. Pero también la protesta tupacamarista proponía cambios y un proyecto de carácter nacional y popular.
3.1.
El reparto forzoso de mercaderías El reparto forzoso de mercaderías o efectos se convirtió antes de la revolución de Túpac Amaru en la principal actividad de los corregidores. Por esta vía se introducía la mercancía al mercado local y garantizaba su consumo, generando ingentes ingresos al comercio monopolista peninsular, al que el corregidor servía inexorablemente. Contaba el corregidor con las ventajas propias del sistema para ser de pronto un pròspero miembro de los sectores encumbrados: "... el alto costo del cargo, sus bajos salarios, el costo del traslado, la necesidad creciente de dinero derivada de las deudas contraídas, tanto por -el cargo como por las mercaderías a repartir, la necesidad de pagar un representante ante la Real Audiencia para defenderse de las continuas denuncias y también por supuesto en el afán de lucro" (Hidalgo, 1986) Pero el sistema de repartos no solo requería del corregidor, el personaje con mayor poder político y represivo de la provincia, como representante de los intereses coloniales, sino también de los curas, hacendados, oficiales reales y caciques. "Parece, pues, que no fueron ya sólo los corregidores quienes repartieron, sino que, bajo el disfraz de cualquier otra exacción, fueron también otros muchos los que, unas veces como coautores, y otras con carácter individual, fijaron al indio como blanco de sus ambiciones ..." (Moreno, 1977). Està demostrado con creces que el curaca recibía un porcentaje por el cobro e imposición de las mercancías provenientes del reparto. Sin embargo por el carácter abusivo y de saqueo indiscriminado, ciertos caciques o curacas se pudieron al lado del campesinado en contra de los corregidores. Esto ocurrió en Tacna en 1776, a pocos años de la revolución. En lo que sigue glosaremos en lo que sea pertinente el trabajo de Abel Sotelo (2014) y de la base de datos del Instituto de Ciencias Sociales del Perù, respecto al reparto y algunos aspectos de la revolución de Túpac Amaru II efectuados colectivamente en la cuenca del río Locumba y Tarata.
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El vil y cuestionado reparto de mercancías provenía poco antes de las reformas borbónicas. Debido a las alicaídas arcas de España, fue legalizado en 1751 y arancelado en 1754, creando a su vez la alcabala de tarifa. Entonces fueron los corregidores los encargados de este negocio. Finalmente eran los indígenas tributarios quienes debían pagar el reparto al corregidor a los precios que éste establecía. Y como este funcionario poseía atribuciones políticas, militares, policiales, judiciales y administrativas podía exigir la cobranza de sus deudas sin ningún contrapeso durante los años que ejercía su gobierno (Lewin, citado por Hidalgo, 2004). Como dice Alfredo Moreno Cebrián, Ramón López de la Huerta, corregidor de la provincia de Arica (1763-1768) fue procesado por los “excesivo y recargados repartimientos que se hacían a los indígenas por algunos hombres pudientes y de su facción”. Era costumbre que se elevaran la tarifa entre el 50 y 100 por ciento de las mercadería, como lo reconocieron los oficiales reales de Arica. Por ello decían “llevaban los magistrados duplicada y triplicada las ganancias”, sobre todo en el ganado mular. Golte afirmó que “las mulas eran el elemento más importante del arancel”. A precios de 1754, las mulas variaban de precios según la proximidad con el Salta o Tucumán. En el Atacama cada mula costaba 21 pesos, en Cajatambo, 48 pesos. Entre Tacna y Tarapacá costaba entre 30 y 38 pesos. Para el caso del sur andino, el rubro de mayor significado fueron las mulas, ropas, fierro, coca y se prohibía llevar aguardiente. Se partía del supuesto oficial que el arancel correspondía al total de efectos que les estaba permitido a los corregidores vender a los indios que lo solicitaren, sin la intervención del menor apremio. Se les autoriza además vender ropa de castilla a los españoles, mestizos y caciques.(Hidalgo, 2004). Según Alfredo Moreno el corregidor debía pagar el 4% del derecho de alcabala por el capital permitido en el arancel, con aumento de 50% del precio en los géneros de Castilla, "sin admitir la excusa de que no se vendieran". Asimismo, al finalizar su período como corregidor de Arica (1770-1774), en 1775, Demetrio Egan fue demandado por el cacique de Tarata don Pedro Copaja y Ninaja con el respaldo de los caciques de Tacna, Codpa, Ilabaya y los indígenas principales de dichos pueblos de indios. Entre esas mercancías del reparto local se incluían algunas no consideradas en el arancel como coca, cuchillos y guano. El exceso de deuda los obligaba a llevar “una vida de esclavos”, pues no podían pagar los reales tributos, señalaba la demanda. Añadía la denuncia, que eran embargados en sus derechos de agua; si devolvían las mulas que se les vendió en 35 pesos, después de domesticarlas, recibían 10 ó 12 pesos a lo más, por lo cual se veían obligados a desamparar sus tierras emigrando a valles infectados de tercianas, para buscar qué comer.
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Toda la doctrina estaba en un “estado miserable” por lo que clamaban que se pusiera remedio al comercio de los corregidores. “Con cifras y ejemplos que tipifican estos abusos, reclamos y demandas se pronunciaban los caciques de Tacna, Codpa, Ilabaya y los principales de los principales pueblos de indios en los llanos, la sierra y el altiplano del corregimiento de Arica. El Consejo de Indias recibió estas denuncias en 1778 y decidió remitirlas en 1779 al Virrey de Lima y al Visitador para que a la mayor brevedad y escuchando a don Demetrio, sustanciaran y determinaran la causa.” (Hidalgo, 2004). En síntesis, en sus cinco años de corregidor de Arica, Demetrio Egan, triplicó ilegalmente la cantidad que tenía autorizada y, además, repartió otras mercaderías de manera ilegal. Por la información ofrecida por el cacique de Tarata don Pedro Copaja los campesinos tacneños empleaban los productos agrícolas de sus dos de sus tres "topos" de sus chacarillas en pagar el tributo indígena, el reparto y obvenciones eclesiásticas.
Arancel del reparto de la provincia de Arica.1756-1780
Mercadería
Cantidad
Unidad
Precio Pesos/ reales
Total
Mulas
2,000
Una
35 p
70,000
Ropa de la tierra
4,000
Vara
5r
2,500
Paño azul de Quito
1,000
Vara
4p
4,000
Paño musgo de Quito
500
Vara
3p
1,500
Fierro
40
Quintal
48 p
1,920
6.000 pesos con el 50% de ganancia en: Ropa de Castilla
Vara
Total
9,000
88,920
Fuente: Macera, Pablo. Trabajos de historia. Tomo I. INC. Lima, 1977. Lámina insertada entre las páginas 264 y 265 con el título: Repartimientos del Perú. 17561780.
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3.2.
El conflicto por aguas y tierras
En nuestras investigaciones previas para la cuenca de Tarata, y luego de Locumba y Candarave, se pudo detectar una serie continuada de conflictos por aguas y tierras en el periodo inmediato anterior a la revolución, un factor poco tenido en cuenta en la historia local-regional. De acuerdo a la información que nos proporcionan los fondos judiciales, notariales y escribanías de Arica, Tarapacá y Tacna, se tiene que son más de una treintena de conflictos por aguas y tierras los sostenidos entre hacendados locales con indígenas campesinos, mestizos y otros actores de Tacna, Tarata, Estique, Ilabaya y Candarave en los años previos a la revolución de Túpac Amaru II en la región. Viviana Briones en su artículo “Agua, territorio y malos tratos: Espacios de conflicto entre ayllu y principales. Tacna siglo XVIII” concluye que una alianza de autoridades hispanas e indígenas a partir del control de pilares productivos permite su enriquecimiento olvidando los espacios propios del derecho de las comunidades y las tradiciones. Es decir, a partir de 1750 – de años previos al estallido de la rebelión- el conflicto por el control de las aguas y tierras se agudizaron entre hacendados y campesinos indígenas y entre comunidades o ayllus. Se establecieron entonces alianzas entre estos grupos étnicos con las autoridades establecidas por el régimen colonial: corregidores, caciques, principales, entre otros. (Briones, 1999) Como es sabido la fragmentación de la economía campesina del ayllu, en favor de la hacienda colonial era un denominador común en el espacio andino, como ocurrió en los valles de Tacna, Ilabaya y Candarave. Este proceso continuó durante la época borbónica, aunque para entonces el control de la tierra se encontraba lo suficientemente cimentado a favor de una elite criolla y española en la región. Juan Contreras (1987) en su estudio sobre los curacas de Arica y Tacna del periodo encontró que uno de los problemas que debía enfrentar es la introducción de españoles en las tierras comunales. Fue común que el hispano se adueñara o posesionara de las mejores tierras, impidiendo el usufructo de ellas. “Al respecto, Pedro Lupistaca como curaca de Ilabaya "... se a presentado alegando que algunos españoles se habían introducido en las tierras de la comunidad [informa que] … se están corriendo las correspondientes diligencias [para que .... el común no se hallen perjudicadas ..." (Ilabaya Leg. 3, pieza 17, Tacna 9: 3: 1774). Así mismo de no existir los reclamos de los kurakas, los españoles, además de ocupar, también cercaban las tierras, especialmente
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aquellas que estaban listas para ser cosechadas así, sin mayores esfuerzos obtenían las ganancias de estas.” Resulta evidente que el daño practicado contra la población aborigen que estaba estas alturas cansada de tantos atropellos y vejámenes por parte de los sectores dominantes de la sociedad regional. Pero en este caso se impedía con la acumulación de excedente o el recurso dinerario para el pago del tributo y los repartos. Había otro autoridades, pretendidas situación de agua en la sembradas.
problema que debían enfrentar las comunidades y sus es el referido al agua y los pastizales. Estas aguas son a veces por los hacendados y otras por forasteros. Esta intervención ajena impedía que se cumpliera con la mita del cuenca. Y esto atentaba con la producción de las tierras
Un conflicto por las aguas enfrentó a los campesinos de Tacna con los de Pacaje. "Don Carlos Ara cacique y gobernador de [l] pueblo de Tacna (...) digo que el común de yndios se halle sumamente obstilizado [por] los indios de la provincia de Pacaxes, por intentar introducirse en los pastos y agua que de tiempo inmemorial han poseydo los de esta jurisdicción sin más título (...) sean expulsados(...) por estar(...) dentro de los límites y linderos de esta provincia ..." (A.G.I. 9; 1762. f. 1r). Los reclamos de agua no solo se restringen a acusaciones en contra de los campesinos indígenas de pueblos vecinos, sino que también, en contra de un representante o teniente de corregidor. Es el caso de la denuncia de Don ".. . Diego Copaxa cacique principal de San Benito de Tarata(..) Contra nuestro S° teniente de este Pub° que nos ha hecho mucho daño, lo primero nos a quitado toda el agua de nuestras chacras (...) ocupa las aguas de nueve a diez por lo cual se nos atrasó nuestras chacras(...) nos quita la dha agua a palos, guantadas lo que hemos experimentado en estos cinco años ..." (A.N.Ch., A.J.A., Leg. 40. f.l; 1762), Se observa cómo un cacique o curaca en un momento dado ante tanto atropello tuvo que asumir la defensa de la gente del común a él encargado para el buen gobierno según la lógica dominadora de los colonizadores. No tuvo otra opción que poner en conocimiento de los excesos del teniente F. de Sepedes ante la administración española regional.
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3.3.
El incremento de la alcabala
Las reformas impuestas por la casa Borbona a las colonias como el Perú, fue la del aumento de la alcabala en 1776 de 4% al 6%. También fue creado un nuevo impuesto al aguardiente producido en las haciendas a una tasa de 12,5%. Estos impuestos que recaía en el vendedor, sin embargo era finalmente el comprador quien sufragaba el mayor precio. Este incremento se hizo patente al establecerse la aduana de Arequipa, el 01 de enero de 1780, a cargo de Juan Bautista Pando. Este adoptó medidas compulsivas lo que provocó las protestas. El 02 de enero aparecen los pasquines en la catedral de Arequipa, que decían: “Quito y Cochabamba se alzó, Y Arequipa ¿Por qué no? La necesidad nos obliga A quitarle sal aduanero la vida Y a cuantos le den abrigo” (656) Entre el 15 y 16 de enero en Arequipa aparecen nuevos pasquines subversivos contra las autoridades y funcionarios de hacienda. El pueblo y el campesinado salen a las calles a protestar las cargas tributarias procediendo al saqueo de la aduana. El corregidor Setmanat publica un bando anunciando el cierre de la aduana, con lo que consigue pacificar la ciudad. En las Relaciones de los virreyes que han gobernado el Perú, en el correspondiente al virrey Agustín Jáuregui. 1780-1784, escribe este funcionario representante del Rey sobre el movimiento de los pasquines en Moquegua: “De menos consecuencia aparecen los movimientos sediciosos de la villa de Moquegua, explicados en anónimos, que con el más grosero estilo dejaron percibir el concepto de los figurados gravámenes que oprimían al pueblo, sin que éste pasase á otras demostraciones de inobediencia; siendo contenido prudentemente por su corregidor D. Mariano de Orive.” No tenemos aún registrada la presencia de esta reacción contra las alcabalas y los pasquines en Tacna y Arica para el periodo de estudio, a pesar de ubicarse en Arica la Aduana y en Ilabaya algún centro receptor de las cajas reales de Arica. Sin embargo, los estudios sobre el comportamiento de la alcabala señalan que no alteró los ingresos durante los años de la sublevación. La eliminación del reparto que habría provocado una caída en la economía regional, no alteró en las finanzas públicas, pues el Decreto del Libre Comercio dado en 1778 alentó el intercambio con puertos americanos y españoles. A partir de entonces los productos importados que llegaban desde Lima, comenzaron a arribar masivamente desde Buenos Aires, pasando desde el altiplano con todas sus obligaciones tributarias satisfechas. “En este escenario, el comercio tacnoariqueño perdió el control del tráfico de manufacturas hacia Charcas” (Rosenblitt, 2014) afectando a los arrieros y comerciantes locales. Rosenblitt señala que el desenvolvimiento mercantil también estaba subordinado a la situación política del virreinato, la que dio lugar a períodos de inestabilidad e incertidumbre. “Tal fue el caso de la sublevación indígena de 1780-81, la presencia de naves inglesas en el Pacífico, en actitud beligerante hasta 1783 y 30
luego dedicadas al contrabando. A estos factores se sumó la declinación de los mercados altoperuanos a partir la segunda mitad de la década 1780, como consecuencia de la crisis del sector minero”. Los años más auspiciosos de este período, 1782 y 1783, corresponden a una etapa de estabilidad política en la que los mercaderes locales lograron aprovechar al máximo los flujos de intercambio que transitaban por la región Tacna-Arica. Durante este período, el impuesto más significativo sobre el comercio fue la alcabala del viento, que recaía sobre las transacciones de las cosechas. Esto confirma que el sustento del comercio era la agricultura regional, cuyo principal mercado continuó siendo la demanda altoperuana (Ibid).
3.4.
La ideología de la insurrección Conviene aclarar de partida que el movimiento de Túpac Amaru II fue realmente una revolución tal como el protagonizado por Juan Santos Atahualpa en 1742. Se denomina rebelión a un movimiento muy focalizado, de corta duración, dentro del sistema social, pero que es de más trascendencia que un motín. Luego una revolución es un movimiento de mayor trascendencia y que busca transformar el sistema en forma radical. Este es el caso de la revolución de Túpac Amaru de 1780. Al respecto Alberto Flores Galindo:” el movimiento tupacamarista transcurre básicamente entre noviembre de 1780 y mayo del año siguiente, entre el ajusticiamiento del corregidor Antonio de Arriaga y la ejecución de Túpac Amaro II en el Cuzco, aunque en Puno y en el altiplano boliviano se prolongará hasta julio de 1783: fecha de la muerte de Diego Cristóbal Túpac Amaru. Pero la derrota no quita la calidad de revolucionario a un movimiento. En todo caso, sólo indica una frustración colectiva”. La ideología básicamente se puede estudiar a través de los documentos producidos por el núcleo rebelde o sus líderes antes y después de la sublevación. En este caso, Túpac Amaru desarrolló una buena cantidad de proclamas, bandos y edictos difundidos por el sur andino. En Tacna y Arica, son sus representantes políticos y capitanes del ejército rebelde los que dirigieron diversos documentos a las autoridades coloniales o la población como se verá más adelante. Como toda ideología de los movimientos rebeldes se refleja en un programa político, el de Túpac Amaru II fue estructurado según Flores Galindo (1987) puede resumirse en tres puntos centrales: 1) La expulsión de los españoles o de los "chapetones", como acostumbraba decir despectivamente: no bastaba con suprimir los corregimientos y los repartos, deberían abolirse la Audiencia, el Virrey y romper cualquier dependencia con el monarca español. 2) La restitución del imperio incaico: fiel a su lectura del Inca Garcilaso, pensaba que podía restaurarse la monarquía incaica, teniendo a la cabeza a los descendientes de la aristocracia cuzqueña. 3) La introducción de cambios sustantivos en la estructura económica: supresión de la mita, eliminación de grandes haciendas, abolición de aduanas y alcabalas, libertad de comercio.
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El programa reclamaba el liderazgo de los curacas y los nobles incas. Pero para que éstos pudieran vencer, necesitaban no sólo del apoyo campesino, sino también del concurso de otros sectores sociales, en especial de los criollos. Túpac Amaru II pensaba conformar un nuevo "cuerpo político", en el que convivieran armónicamente criollos, mestizos, negros e indios rompiendo con la distinción de castas y generando solidaridades internas entre todos aquellos que no fueran españoles. El programa tenía evidentes rasgos de lo que podríamos llamar un movimiento nacional. (Flores, 1987)
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CAPITULO IV
EL DESARROLLO
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Aunque otros investigadores postulan dos fases de la sublevación: una fase quechua y otra aymara, Atilio Sivirichi en su “Cronología de la revolución de los Túpac Amaru (1780-1781)” en donde establece 4 periodos de la rebelión, a saber: “1era etapa o periodo Bajo el mando de Túpac Amaru y Micaela Bastidas, desde el estallido el 04 de noviembre de 1780 hasta la derrota en la batalla de Tinta el 6-7 de abril de 1781, su prisión y martirio el 18 de mayo de 1781. 2da etapa o periodo Asume el mando Diego Cristóbal Túpac Amaru y el general indio Pedro Vilca Apaza, desde el 10 de abril, cuando Diego Cristóbal primo hermano del caudillo, es derrotado en la batalla de Canas y marcha con sus tropas a unirse al ejercito de Pedro Vilca Apaza, en Azángaro, que se convierte en capital y cuartel general de la rebelión hasta 10 de julio de 1781. 3era etapa o periodo Caudillos máximos: Diego Cristóbal Túpac Amaru y su virrey Túpac Catari. Desde la derrota del ejercito realista en puno por Diego Cristóbal Túpac Amaru y Pedro Vilcapaza, y sobre todo la gran rebelión de Túpac Catari, sitiando La Paz hasta la ejecución de Catari el 14 de nov de 1781(655) 4ta etapa o periodo Genocidio. Se inicia por el Tratado de Lampa el 10 de diciembre de 1781, por lo que Diego Cristóbal se acoge a la amnistía, el armisticio y luego prisión y muerte el 19 de julio de 1783, hasta exterminio con los Túpac Amaru entre 1784-1785.” (Seraylan, 1981) Hay un temprano acercamiento entre el líder máximo del movimiento con los líderes étnicos de Tacna, como lo señala el historiador Atilio Sivirichi (Seraylan, 1981) y es que desde “el 11 diciembre de 1780 Túpac Amaru II envía comisionados al Alto Perú, Moquegua, Arica, Tacna, lugares en los que han surgido caudillos que reconocen su autoridad”. En cambio, los acercamientos entre el líder de Chayanta Julián Apaza o Túpac Catari o Katari con los líderes locales sobro con Juan Buitrón, se habrían dado al parecer desde antes del sitio de La Paz en marzo de 1871 y de las fiestas de carnestolendas en 25, 26 y 27 de febrero de 1781 en que se protagonizó los levantamientos en la zona de Tarata-Candarave y los Altos de Tacna.
4.1.
La fase organizativa y de llamamiento Por la información contenida en el Expediente formado por el Alcalde de Arica José Joaquín de Oviedo sobre los sucesos del levantamiento tupacamaristatupacatarista entre Tacna y Tarapacá en 1781, se tiene que el capitán general Juan Buitrón, había liderado una columna de campesinos indígenas que en enero de 1781, influidos por la ideología del emergente movimiento insurreccional, descendió de la región altiplánica hacia las proximidades del pueblo de Codpa, en los "Altos" de Arica, amenazando la seguridad de las autoridades españolas en Arica, Socoroma, Livilcar, y Belén. Por entonces Codpa, antigua prolongación territorial del curacazgo de Tacna, estaba bajo el gobierno del curaca Diego Felipe Cañipa y Ticona, fiel servidor y 34
declarado súbdito del "Rey de las Españas e Indias", en cuyo nombre ejercía autoridad sobre los pueblos ya mencionados y otros de significativa importancia. Los insurrectos, enardecidos con la prédica anticolonial de Buitrón, tomaron un tiempo relativamente breve para una campaña de convencimiento de las poblaciones del área y sus autoridades; elaboraron y difundieron cartasproclama como la que está fechada en Codpa el 12 de febrero de 1781, citada y glosada por Rómulo Cúneo Vidal, y de cuyo texto se recoge las expresiones siguientes: "Muy señores nuestros de nuestro mayor aprecio; en vista de una orden que acabamos de recibir del Señor Don Joseph Túpac Amaru Inca, la que está introducida en todo este Reyno del Perú la que se debe obedecer para lo arreglado en justicia, por ser bien nuestro...". Luego se agrega: "...estén atentos a nuestro aviso, y desde hoy en adelante suspendo el ramo de tributo como repartos hasta nuevo aviso." Por último, se sentencia:"... den puntual respuesta como vasallos leales y seamos premiados como nos promete Nuestro Soberano y de lo contrario nos convertirá en ceniza, pues la última orden, en cuyos términos Vuestras Mercedes resuelven y den en término de cinco días la respuesta para tomar los arbitrios necesarios en cuya atención se cierra para más valor." La carta termina registrando como sus autores a los: "...capitanes a quienes conoceréis siendo tiempo", como una forma de proteger sus identidad en aquellos difíciles tiempos. Era evidente la etapa de organizacion y llamamiento de las fuerzas rebeldes al mando del indigena principal de Codpa Juan Buitrón. Casi todos los estudiosos del movimiento insurreccional señalan que este habria coordinado acciones con los líderes cataristas con vigencia por entonces en Pacajes y Carangas. El programa rebelde señalaba con claridad la eliminacion de instituciones odiosas para los intereses de los sectores amplios del campesinado indigena como la mita y el tributo indigena, como del reparto de mercancias. En esta fase se hizo un llamado a la unidad con los sectores criollos locales de Tacna y Arica, excluyendo en esta alianza a los españoles de la aristocracia ligada a la tierra y el comercio monopolista y la élite de poder político.
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Micaela Bastidas y José Gabriel Condorcanqui, Thupa Amaru II Cumplido el plazo de los cinco días, y ante la negativa de los caciques o ante la falta de liderazgo de las poblaciones locales a la convocatoria tupacamarista, se pasó a la fase más violenta de la rebelión. El 23 de febrero, los insurrectos, liderados por el influyente Buitrón, irrumpieron en el poblado de Codpa y buscaron la casa del curaca Cañipa. Dando vivas al gran rebelde cuzqueño demandaron del curaca local su adhesión a la causa libertaria y el reconocimiento de Túpac Amaru como Inca y Señor. El mismo Buitrón se esforzó en persuadirlo expresándole que el rey era un tirano, quien a los indígenas los había "...entregado maniatados en poder de encomenderos y corregidores sin entrañas", y que Túpac Amaru, que era tan americano como todos los allí presentes, castigaría a los opresores y premiaría a los que lo acompañasen en la obra regeneradora. Sin embargo Cañipa, fiel servidor del régimen colonial, en actitud desafiante respondió con duras expresiones para el caudillo del Cusco, a quién lo calificó de desleal al rey, y a sus seguidores de aborrecibles y sanguinarios, con lo cual decretó su propia sentencia de muerte. El curaca Cañipa, desconocido en su autoridad, despojado de sus insignias y vestidos, fue atado a un poste y murió atormentado por la turba exaltada que le arrancó la piel a tiras. No obstante, hasta el último momento, tuvo fuerzas para lanzar vivas al distante monarca Carlos III. Por entonces, en 1781, Juan Buitrón, indígena principal, es decir titular de un cargo reconocido por la legislación española, y al cual accedía en forma hereditaria, había nacido en Codpa; mantuvo serias diferencias y contradicciones con el curaca Cañipa. Estas contradicciones se retrotraen a los 36
tiempos de su abuelo Juan Buitrón de Azango, quien era gobernador de Copda, pero que por tener vínculos con el grupo de poder y sobre todo con el corregidor, los Cañipa lograron arrebatar de dicho cargo, erigiéndose Joseph Cañipa en cacique gobernador de Copda en 1702. Hasta ese momento no había la presencia de los Cañipa en el valle de Codpa, sino en otros pueblos de los Altos de Arica. Buitrón consideró llegado el momento para reivindicar sus derechos conculcados por las autoridades coloniales, para lo cual debía asumir el programa político y militar del líder Túpac Amaru y Túpac Catari en la región. Por tal razón se encaminó a organizar las fuerzas rebeldes en los corregimientos de Arica y Tarapacá. No es cierto como lo sugiere el investigador Luis Cavagnaro (2006) que se trataría de un enfrentamiento entre los hanansaya y hurinsaya, pues el principal Buitrón fue registrado en la parcialidad Collana junto al cacique o curaca Cañipa en la revisita de 1772-1773 de Demetrio Egan, y así en esta situación se mantuvo hasta los momentos supremos de la revolución. A partir del estallido rebelde se tejieron una serie de contradicciones generadas entre quien(es) detenta(n) intereses particulares y de privilegio curacal ligados a los intereses del sistema feudal-mercantilista (Cañipa) y quien(es) vincula(n) intereses colectivos de la "población oriunda sometida" con una propuesta alternativa al sistema, en este caso la propuesta tupacamarista (Buitrón). Como señala Hidalgo (2004) “todos los caciques de Ilabaya, Tacna, Tarata y Copda –vinculados a la arriería directa o indirectamente- fueron contrarios a la sublevación de modo abierto o indirecto. Especialmente grave es el caso del cacique de Codpa, Diego Felipe Cañipa, un activo arriero, que enfrentado a los rebeldes en 1781 prefirió la muerte, según unánime de los testigos de la época, antes que sumarse a la causa rebelde.” Además está demostrada en las investigaciones hechas por Alberto Flores Galindo, Juan José Vega, la participación de los indígenas forasteros como decisivos impulsores y aliados naturales del movimiento insurreccional, por ser este grupo social muy golpeado y sobreexplotado, comprendido en el pago del ignominioso tributo indígena y los repartimientos de mercaderías con las reformas borbónicas. El “Examen puntual de los contribuyentes de diezmos en el Curato de Tacna.1787”, firmado el cura don Francisco Navarro, corrobora la participación de los indígenas forasteros sin tierras y sin agua de Toquela, Caplina y Pallagua en el levantamiento que comentamos: “Son sus habitantes indios forasteros ignorado su origen, quienes apoderados de aquellos dichos tres territorios licenciosamente se mantienen y de lejos se experimenta la escasez del agua en este pueblo 37
(Tacna). A más de todo son los citados indios de tan mala fe y procedimientos que en el pasada rebelión [de Tupac Amaru] fueron los primeros que abrieron campo a la iniquidad levantando las armas contra nuestro soberano de que resultó haber infestado a toda la provincia, causaron muchas muertes y más de 90 mil pesos de gastos a nuestro católico monarca en dos expediciones para sujetar si insolencia” (Macera, 1989) Se puede colegir entonces que estos indígenas forasteros sobrevivían durante la crisis colonial en las peores condiciones de vida, y que pasada la rebelión de Túpac Amaru, según la información que proporciona la visita del intendente Antonio Álvarez y Jiménez seguían viviendo de cargar leña o de hacer carbón, como sucedió con los forasteros de Estique o Palca: “(…) todos los forasteros, carecen de agua para cultivar sus tierras, particularmente los Ayllos de Totorani y Palca, de Cosapilla, los del Pueblo de Tacora y Ancomarca y los de Estique, a causa que el corto caudal de agua que trae su río, apenas permite rieguen los demás contribuyentes (…) A pesar de “la carencia de agua anunciada anteriormente, los naturales de aquellos ayllos se dedican a trabajar en los Valles inmediatos, a cargar leña, y a hacer carbón con cuyo pobre comercio satisfacen puntualmente su cuota.”
A fines febrero de 1781, la insurrección se extendió por toda la región. A fines de aquel mes de febrero otra carta dirigida al alcalde y los vecinos de Arica, planteaba el reconocimiento de Túpac Amaru II como Inca del Perú, al mismo tiempo que daba cuenta de la condena a Cañipa y el alzamiento de las provincias de Tarapacá, los Altos de Arica y Moquegua. En su parte medular demandaba la definición del alcalde de Arica José Joaquín de Oviedo y Albarracín y de los vecinos: o con los insurrectos o con el corregidor. Puede decirse que los líderes rebeldes hasta el último momento apostaron por la alianza con el sector criollo de la ciudad de Arica y Tacna pero sus representantes desoyeron este llamado prefiriendo aliarse con el grupo dominante local. Por toda respuesta el alcalde llamó a los coloniales a tomar las armas y solicitó refuerzos al corregidor Ordoñez, que por entonces se encontraba en la ciudad de Tacna organizando su defensa, ante el supuesto de la proximidad amenazante de un grupo de indígenas por la quebrada de Palca. 4.2. Fase de Hostigamiento En esta fase es superior a la anterior de acumulación de fuerzas y establecimiento de alianzas para iniciar el ataque mayor al enemigo común. Se acudió a una antigua táctica militar que consistía en hostigar y sitiar al enemigo en su propio terreno con acciones y ataques rápidos y sorpresivos, como el cortar a la ciudad de Tacna del acceso al agua que bajaba del Barroso, 38
e instalar horcas como amenaza para quienes intentaran bajar o subir entre la cordillera y la costa. (Hidalgo, 2004). Esta forma de sabotaje ya venía de mucho antes cuando los conflictos por el agua entre los estiqueños con los hacendados y los comuneros de la parte baja del valle del Caplina. Las fuerzas tupacamaristas y cataristas ya lo habían hecho al sitiar el Cuzco, La Paz y otros pueblos en donde había presencia de la burocracia político-militar española. Señala Jorge Hidalgo (2004) que los “pueblos de los Altos actuaron unidos a los indios del pueblo de Calacoto de la vecina provincia de Pacajes”. Seguramente basado en documentos encontrados en archivos acerca de los procesos judiciales seguidos a los líderes rebeldes. Las actividades de hostigamiento, se produjeron inicialmente en Tarata y Candarave, bajo el mando del capitán general Juan Buitrón. Para el efecto este líder étnico habría incursionado coordinadamente con fuerzas de Chucuito, llegando a amenazar a los peninsulares asentados en los valles altos. Luego la coordinación para el valle de Tarata, lo hizo con el capitán y principal Ambrosio Ali. Esto se corrobora con un informe del cura de Candarave don Pablo Cuadros de febrero de 1781. De acuerdo al informe del corregidor Ordoñez, los primeros sectores en levantarse en las cercanías del pueblo de Tacna, fueron los de Pallagua, Toquela y Caplina, formados por indios “intrusos”, es decir, “forasteros”. Cortaron el agua y el arribo de víveres a Tacna –en donde residían las principales autoridades del corregimiento- y “quitaron la vida a cuantos pudieron”. Nos parece exagerado dicho informe en cuanto a la liquidación física de los españoles. Se trataba de una etapa de mucho temor para los españoles colonialistas asentados en la ciudad de Tacna. Según Carlos Basadre (1863) había mucho recelo con los indígenas de la ciudad de Tacna y sus ayllus, por parte de estos vecinos españoles “por la poca confianza que inspiraban”, algunas “partidas bajaron de los altos de Tacna, hasta Pachía”, escribió. El corregidor logró someter la quebrada de Caplina y que sus habitantes, ahora como aliados, combatieran contra los restantes rebeldes. Ordóñez proyectaba en junio de 1781 trasladar a los pobladores de las quebradas que caían sobre Tacna y donde tenía sus pastizales y cultivos, al desierto costero más abajo de la ciudad. De este modo aseguraría el agua urbana, tendría a los campesinos más cerca para el control religioso, político y para la cobranza de los tributos. (Hidalgo, 2004). Contaba el corregidor con la complicidad del principal de Caplina, Manuel Estaca, a quien había ofrecido tierras, agua y el mando de los indios sometidos. Sin embargo, aún en junio el corregidor no lograba la plena pacificación de los sectores cercanos a Tacna. En castigo había repartido 39
cincuenta y tantos indios rebeldes entre los hacendados de Tacna, con la excusa de “ahorrar gastos al rey”. En cambio, otros 12 reos criminales fueron remitidos con sus causas a Arica para ser enviados a Lima, entre ellos un artesano cohetero con conocimientos para hacer pólvora. (Hidalgo, 2004). Estas acciones estaban efectivamente coordinadas con las que ocurrían en Puno y La Paz. Como se sabe en estos meses de enero y febrero de 1781 estuvo situado por los rebeldes el sur de La Paz - las zonas mineras de Porco, Cinti, Lípez, Tupiza- como Atacama. Por Cochabamba, igualmente en carnestolendas (25, 26 y 27 de febrero) se sublevaron multitudinariamente. 4.3. Fase de enfrentamiento violento A inicios de enero de 1781; una vez conocida las partidas o columnas rebeldes en los altos de Tacna, en la zona de Toquela, Caplina y Challaviento, las que habrían actuado en coordinación con las de Calacoto y San Pedro de Machaca, vinculada a las fuerzas de Túpac Catari; el corregidor Ordoñez huyó a Ilo. Entonces fueron los vecinos españoles los que organizaron la defensa de la ciudad de Tacna. Carlos Basadre (1863) señala que “los vecinos notables se reunieron para tomar medidas de precaución que aconsejaba la prudencia, a fin de ahogar cualquier agresión que intentaran los indios de las chacras del cercado” Esta etapa llega a su máxima expresión entre fines de febrero y junio de 1781, sobre todo cuando ocurrió la toma de los pueblos de Tarata y Candarave en los días de carnestolendas y la pacificación lograda por el corregidor de Tacna. Para el caso de Tarata se conoce estos sucesos por el relato de los sobrinos del cura de Tarata que lograron escapar de ese pueblo cuando fue tomado por los rebeldes. Y la presencia beligerante de los rebeldes en Candarave es conocida por el informe de su cura: don Pablo Cuadros. Además se cuenta con el informe del corregidor quien aseguraba que los rebeldes habrían degollado a mujeres y niños por ser blancos. Esto nos parece exagerado, pues no hemos encontrado evidencia empírica en los padrones de entierros de españoles. Durante el mes de marzo la insurrección se propagó por los pueblos de Candarave-Ilabaya, Sama-Tarata y Caplina.
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Bartolina Sisa y Thupa Catari Desde enero-febrero de 1781, las autoridades políticas y militares de Moquegua, en conjunción con las de Arica, ya habían dispuesto un cordón de protección militar entre la zona de Torata y Candarave, para impedir que las avanzadas del ejército de Túpac Amaru-Túpac Catari, descendieran hacia los valles de Moquegua y Tacna. Como se sabe en estos meses, los rebeldes tenían sitiadas las zonas mineras al sur de La Paz: Porco, Cinti, Lípez, Tupiza, además que estaban levantadas Chucuito, Juli y Puno. Estos grupos de “sentinelas abanzadas que se apostaron en los caminos de Torata y Candarave” (citado por Valcárcel, 1970) generaron un gasto, se aprobó en Junta de Guerra celebrado en Moquegua en 7 de abril de 1781. En el reporte del corregidor de Moquegua, Mariano Antonio de Oribe, se dice que estos centinelas habían salido del pueblo de Torata y quien cobró por ellos fue don Faustino Peñaloza (Valcárcel, 1970). En este periodo el corregidor de Moquegua, prestó ayuda a los peninsulares sitiados en Puno por los rebeldes. Trasladó, entre otras personas, a “2 curas y varios criados de la Provincia de Chucuito, en la fuga que emprendieron desde ella por la persecución de los Indios amotinados, los que fueron conducidos desde una cueva donde se tuvo noticia que estaban ocultos a dicha Villa de Moquegua”. (Valcárcel, 1970). Uno de los arrieros encargados para dicho traslado era nada menos que el cacique de Tarata, don Pedro Copaja, “(…) quien conduxo dichos fugitivos con varias cargas de armas pertenecientes a Su Magestad custodiando todo de varios Indios leales armados y azalareados”. 41
Esta acción fue aprobada por el mismo Virrey en carta de fecha 7 de febrero de 1781. Se sabía que este cacique arriero había fugado de Tarata, cuando la insurrección asomó el pueblo. Lo mismo ocurrió con los caciques de Tacna, Carlos Ara, y de Ilabaya, Catalina Chuquimia. Sobre la fuga de Ara, se tiene que Cipriano Quelopana, segunda persona del cacique, en un litigio judicial de 1787, al afirmar que "...en la rebelión pasada [se refiere a la de Túpac Amaru] pues entonces hice también igualmente los enteros de tributos supliendo de mi propio dinero para que no se conociese falta quando el cacique padre de el actual [se refiere a Santiago Ara] huyó de este pueblo abandonando intereses reales y a su propia familia por motivos para mi inconprensibles..." ("La Comunidad del ayllu Collana contra su principal Pablo Romero", Archivo Judicial de Arica -1787- leg. 38, p. l,f. llr, citado por Briones, 1999). Para Briones este dato sin duda constituye una novedad y confirma la posición antitupacamarista que adoptaron la casi totalidad de los caciques de esta área. Volviendo a los hechos de esta fase del levantamiento, se tiene que la guarnición local de Tacna ascendía a 100 hombres de milicia, pero que fue reforzada con 150 vecinos «montados»; mientras que en Pocollay fueron apostados 100 hombres más. A fines de ese mes se conoció una carta remitida desde Codpa a los indígenas de Tacna, por medio de la cual se demandaba su incorporación definitiva a la causa libertaria. El corregidor reaccionó con el levantamiento de dos horcas para sancionar a los insurrectos, una en el Alto de Lima y otra en la quebrada de Palca, destacando 50 hombres a cada uno de esos lugares. Por carnestoledas de 1781 (25, 26 y 27 de febrero) la situación política de Candarave y Tarata se había alterado radicalmente. Una carta de Túpac Amaru, conocida los días previos, había convocado al levantamiento en la zona. El cura titular de Candarave, Pablo Cuadros, huyó hacia Arequipa y desde allí escribió un informe elevado al Obispo. El cura titular de Tarata, Bernardo Valdivia, hizo lo mismo, con los pocos españoles que había. Lo reemplazó recién el 8 de julio de 1781 fray Antonio Gómez de la orden de nuestra señora de la Merced, cura interino de la doctrina de Tarata. Sólo a partir del 26 de julio de ese año retornó el cura Valdivia. (ADT. Juzgado Eclesiástico, 1780). Por estos días, una masa campesina indígena de aproximadamente 800 hombres se movilizó por las alturas de Tarata y Candarave, esta vez al parecer bajo el liderazgo de Ambrosio Ali, Juan Buitrón, los ilacatas de Candarave, apoyados por los insurrectos de Chucuito y Calacoto. Como lo afirmamos anteriormente, Ali, era un indígena principal del ayllu yunga de Tarata, casó con Inés Chura y tuvo dos hijos llamados Eusebio y Ascencia. (ADT. Juzgado Eclesiástico, 1780). Insinuamos el protagonismo de este jefe o ilacata yunga,
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pues el ejército tupacamarista y catarista estaba formado bajo el principio de la jerarquía étnica; por ello a la falta del cacique principal Pedro Copaja por defección o traición, pudo o tuvo que sucederle uno de los principales y este era Ambrosio Ali. El mismo fenómeno habría pasado en Copda, donde el cacique principal de entonces era Diego Cañipa, pero por su lealtad al rey, fue encumbrado por las fuerzas rebeldes Juan Buitrón, ilacata o indígena principal de la parcialidad Collana. La columna dirigida por los principales o ilacatas de Candarave apoyada por Buitrón habría descendido hacia Curibaya, Ilabaya, Cinto y Locumba hasta Sitana, sembrando el terror entre los coloniales que huyeron presurosos, unos hacia el valle de Sama, y otros hacia los pueblos de Tacna y Moquegua. No obstante, la ocupación de la zona fue muy breve, en tanto tal zona no era estratégica para los propósitos inmediatos de los insurgentes. En este sentido Buitrón, conocedor de la existencia de fuerzas coloniales de caballería acantonadas en Sama y de los contingentes movilizados en Tacna, resolvió replegarse a Candarave, para luego dirigirse hacia la región altiplánica. Mientras tanto Ali tenía alzados a los comuneros indígenas de Tarata causando zozobra entre la pequeña población castellana ajena al movimiento insurreccional. Por el informe del cura de Candarave, Pablo Cuadros se sabe que las fuerzas de Ali, y los ilacatas de Candarave fueron dos columnas, cada una controlando los espacios de su correspondiente cuenca hidrográfica, que era además el límite de cada jurisdicción étnica. En junio de 1781 los indios de Tarata estaban pacificados, según el corregidor “en fuerza del maltrato que les di, y es necesario conservarlos”. (Hidalgo, 2004) Candarave durante la revolución de Túpac Amaru II y Túpac Catari La participación heroica de los hijos de Candarave, como Tarata, en primer término está registrada documentalmente en el Informe que presentó al Dean y Cabildo de Arequipa el cura propio de la doctrina de San Juan Bautista don Pablo Cuadros en febrero de 1781. En este documento manuscrito señala el religioso que “mis indios (estaban) inficionados con el contagio del rebelde Túpac Amaru, a quien en virtud de su carta por las Carnestolendas rindieron obediencia y como constituidos en vasallos suyos se convocaron contra el corregidor y españoles de Tacna”. Señala que el Alcalde de naturales de Candarave estaba comprometido con la insurrección; revela que había ocho capitanes con una vasta tropa levantada en la plaza, y que la mitad de ese grueso de gente se dirigió a Tarata para levantar a la gente. Añadió con mucha exageración y subjetivismo que “muchos indios de Catari mataron al cacique y a varios españoles”. La verdad es que el cacique de Tarata no se encontraba por entonces en su pueblo sede, sino entre Puno y Moquegua ayudando con su recua al traslado de los españoles leales al rey.
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Manuscrito de puño y letra del cura propio de la iglesia de San Juan Baustista de Candarave, don Pablo Cuadros, dando cuenta de la rebelión de Tupac Amaru en su jurisdicción.
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También hay otro documento suscrito por el don Juan Gonzáles Moreno, prelado visitador oficial por encargo del Obispado de Arequipa del curato de San Benedicto de Tarata, en 1790. (Porras, 1926) Dicho informe refiere de aspectos económico-sociales del curato de Tarata, y luego de los aspectos eclesiásticos. El cura visitador en mención, estaba muy enterado de la participación de los pueblos de Tacna, Tarata y Candarave durante el movimiento insurreccional de Túpac Amaru II. Por ello escribió con mucha odiosidad y fidelismo sobre esta participación precursora de los tarateños y candaraveños en tan magno acontecimiento: “Tarata, Tarucachi y Estique.(…) Como tambien de aquel espiritu belicioso, y altanero contra el Rey, y de los de Candarave, que en Dicha Diócesis se me revelaron en la Rebelión proxima pasada.” (Se ha respetado la redacción original)
Tarata durante la revolución de Túpac Amaru II y Túpac Catari La participación heroica de los hijos de Tarata, Tarucachi, Estique está registrada documentalmente en el Informe que presentó al obispo de Arequipa por el reverendo padre Juan Gonzáles Moreno, que visitó el cuarto de san Benedicto de Tarata, en 1790. (Porras, 1926) Dicho informe refiere de aspectos económico-sociales del curato de Tarata, y luego de los aspectos eclesiásticos. El cura visitador en mención, estaba muy enterado de la participación de los pueblos de Tacna, Tarata y Candarave durante el movimiento insurreccional de Túpac Amaru II. Por ello escribió con mucha odiosidad y fidelismo sobre esta participación precursora de los tarateños y tarucacheños en tan magno acontecimiento: “Tarata, Tarucachi y Estique, abundan en maís, papas y jabales (habales), alfalfares, algun trigo, frutas, manzanas y otros comestibles, su congrua [aporte económico] puede llegar, y aun mas de los dos mil pesos anuales. En la congrua de los tres curatos, no he querido alargarme a mas, siento en mi conciencia aver echado para abajo. Todas tres pueden ascender a mas de los dos mil pesos. Dicha division, es uno de los medios para que aquellos naturales vayan desnudandose de los trapos asquerosos de la idolatria, y supersticiones. Como tambien de aquel espiritu belicioso, y altanero contra el Rey, y de los de Candarave, que en Dicha Diócesis se me revelaron en la Rebelión proxima pasada. Es necesario reconquistarlos: Tal es el estado de aquellos miserables. Dios N. Señor nos mire con ojos de sus infinitas Piedades, y antiguas Misericordias. Amen” (Se ha respetado la redacción original)
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Su extensión hacia otros pueblos de los corregimientos de Arica y Tarapacá Posteriormente, ya habiendo sucumbido Túpac Amaru en el Cusco, y mientras en La Paz se sucedían el primero y segundo sitios por obra de las fuerzas de Túpac Catari, al grupo insurrecto dirigido por Juan Buitrón se lo ubica acantonado en Tarapacá, un pueblo de un centenar de casas, en tanto que coloniales y fidelistas se refugiaban en el Puerto de Iquique y su isla, luego de abandonar las minas de Huantajaya, los centros de procesamiento de minerales de Pica y Malilla y otros lugares aledaños. En ese momento, Juan Buitrón y sus huestes constituían una de las subcorrientes del movimiento independentista indígena que colapsaba. En una carta dirigida al alcalde Oviedo de Arica, fechada 15 de octubre de 1781 en la isla de Iquique, firmada por Cuadros, probablemente el propietario de la misma Isla, se da cuenta que "...el primer domingo de octubre (...) una partida de cien hijos valerosos de la provincia, acompañados de cien negros esclavos armados de arcabuces, pistolas y espadas, cayó por sorpresa al amanecer, sobre el pueblo de Tarapacá, hallando descuidados, sumidos en el sueño de la embriaguez a Juan Buitrón, a dos de sus tenientes y a trescientos indios armados que le formaban escolta, fuera de infinita chusma acuartelada en las casas del pueblo". La carta refiere que Buitrón ocupaba el local de la iglesia y que "...desmontando el pelotón en la plaza del pueblo, dichos asaltantes hirieron a diestra y siniestra mediante una descarga de mosquetería una barrida de indios que dormían embriagados en las diferentes viviendas y en la misma iglesia parroquial", y que luego "se apoderaron de la persona de Juan Buitrón y de la de sus dos tenientes y los colgaron con sus propias manos en sendas horras..." (Carta citada por Cúneo Vidal, Rómulo, Obras completas tomo IV, 1978). Es evidente que la embriaguez de los insurrectos ubicados en la Iglesia parroquial mencionada no respondía a un comportamiento "sacrílego" realizado "al cabo de pocos días de orgías", como se pretende hacer aparecer en la carta, sino más bien debido a los festejos a la Virgen del Rosario que por aquellos días celebraba con fervor contagiante la población devota, en el marco de un complejo contexto ideológico similar a lo que ocurre con la festividad contemporánea de las cruces. La carta indica con claridad meridiana que tal situación fue aprovechada por los coloniales para el asalto sorpresivo y masacre a la población indefensa que aún dormitaba en aquel trágico amanecer de octubre, práctica genocida que los coloniales ejecutaron con frecuencia sobre poblaciones que tuvieron por "delito" declararse libres. Recordemos solamente al tristemente célebre Coronel Carratalá, arrasador apocalíptico de los pueblos de los Andes centrales hasta "no dejar piedra sobre piedra", como fue el caso de Cangallo, 46
pueblo indígena sobre el cual ordenó su incendio en represalia a la acción montonera; o al terrorífico general Valdez que provocó el éxodo de la población tacneña, cuando éste la amenazó con su exterminio por su colaboración con la campaña de Miller.
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CAPITULO V
CONSECUENCIAS EN LA REGIÓN
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Consecuencias de la revolución en la región. A fines del régimen colonial, cuando se desató el levantamiento de Túpac Amaru, se mostró el colaboracionismo y sumisión de un sector de curacas manifestada, igualmente, durante las luchas independentistas, salvo pocas excepciones. Mientras los insurrectos tupacamaristas dirigidos por los principales de Candarave, Juan Buitrón y Ambrosio Ali en el verano de 1781, se movilizaban en actitud de combate a la opresión, por las proximidades del pueblo de Tacna; los cómodos caciques de Tacna, Carlos Ara; de Tarata, Pedro Copaja; y de Ilabaya, Catalina Chuquimia; preferían mantener su fidelidad al régimen colonial. Por 1793, la institución española del cacicazgo había ya recortado las atribuciones a los caciques, luego que un sector importante de estos apoyaran resueltamente la causa liberadora de Túpac Amaru. Los Lupistaca de Ilabaya perdieron el privilegio del cobro de tributos para pasarlos a los alcaldes españoles. El informe del intendente Álvarez y Jiménez dice al respecto: “Los Reales Tributos se recaudan por el Alcalde ordinario de españoles, lo mismo que en Ylabaya y bajo la propia cuota, que lo es la de 3 pesos y medio real, en un tercio y tres pesos un real en el otro, y al año seis pesos un real y medio incluso el tomín de Hospital, siendo de cargo del Subdelegado el verificar los respectivos enteros en Reales Arcas por todo su Partido. Hácese esta recaudación sin fraude ni vejámen de los naturales y conforme a los Padrones de la última revisita que son los que rigen la cobranza.”(Barriga, 1948) A una década que obra entre los sucesos de la revolución y la visita del Intendente Antonio Álvarez y Jiménez se pueden observar las consecuencias en la dinámica sociopolítica de la región. Sin embargo, casi nada había cambiado a favor de las paupérrimas condiciones de vida de los habitantes de Tacna, sobre todo de los de Candarave, Tarata y los altos de Tacna. Veamos a continuación la información ofrecida de la referida visita a estos lugares. Diez años después de debelada la insurrección tupacamarista, el Intendente de Arequipa Antonio Álvarez y Jiménez emprendió un viaje de visita a los pueblos del sur de su jurisdicción, con el objeto de afianzar la administración en materia de causas del Real Patronato, de justicia, de guerra, de policía y de hacienda. En general los correctivos, en el marco de un largo periodo de injusticias, estuvieron dirigidos a reajustar el régimen de dominación y a prolongar la condición de los indígenas como sector social sometido y despojado de sus propiedades ancestrales. En Candarave la visita oficial se inició el 1 de agosto de 1793. En esta diligencia se encontraban presentes los ilacatas o principales de los tres ayllus:
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de Candarave, Camilaca Grande y Camilaca Chico. Se revisó el funcionamiento del real patronato. El párroco propietario de dicha Doctrina era el don Lorenzo Barrios. Luego se hizo un inventario y descripción de la iglesia, encontrando satisfacción por su construcción, en los términos que siguen: “Enterado con satisfacción, y a fondo del estado material de la fábrica dé la Iglesia, aparece ser suficiente en largo y ancho, pero sin la desencia que pudiera en tales términos que ni aún Altar Mayor se le encuentra a excepción de un Camarín o depósito que podía serlo y sin duda se situó para colocar en el al Santísimo Sacramento” Encontró en la población indígena quejas constantes de la falta de asistencia espiritual que reclamaban en diversas ocasiones, por ejemplo no podían confesarse porque los curas no sabían o no hablaban el idioma aymara. “estar casi toda ella sin confesarse para la satisfacción del precepto anual de Nuestra Santa Madre la Iglesia, a excepción de cuatro o seis individuos, creyéndose ha sido la causa, que ni el Cura ni su Ayudante saben la lengua aymará, nativa entre aquellos indios, pues a que algunos de éstos hablan algo de castellano, la mayor parte no lo sabe, y muy en especial las mujeres por el menor motivo y ocasiones que tienen de versarse con españoles, de todo lo que resulta no poder ser instruídos en los principales Misterios de nuestra santa Fé Católica El cura Barrios fue acusado por los ilacatas -y confirmado por el alcalde de españoles Tadeo Briseño- de ejercer violencia y abusos en contra de los candaraveños. Se les hacía trabajar a título gratuito (como pongos y mitanis) en lugares y negocios que el párroco asignaba, cuando las leyes habían derogado estas prácticas y malos tratos. Por entonces, las fiestas que se celebraban en la Doctrina, por la feligresía, con “elección de alféreces que las costean” son a saber: San Juan Bautista; como titular del Pueblo, por la que se pagaban doce pesos; La del Corpus Christi; la Purificación; la Concepción; el Rosario; San Antonio y San Juan Evangelista; por la que se pagaban seis pesos por cada una de ellas. Calcula el informe citado que “La Doctrina tiene en su distancia de latitud 16 a 18 leguas y de longitud 12”. Señala a continuación que tiene diferentes lugares, y hay “tres Ayllos o reducciones, aunque cortas, nombradas Candarave, Camilaca chico y Camilaca grande”. Indica que en el lugar de Calacala se está fabricando una Capilla para auxiliar la distancia de cinco leguas que intermedian entre él y el Pueblo Principal. Precisa el informe que los niños deben educarse en la escuela de Ilabaya, para lo cual se dispondrá de un preceptor. 50
Finalmente en este rubro calcula el informe que la Doctrina contiene, una población siguiente a saber en los citados Ayllos: “Candarave y Camilaca grande se encuentran, en el primero entre 65 familias 301 personas, y en el segundo entre 59 familias 163 personas que hacen por ambos Ayllos 124 familias y 464 personas, puros indios en ambos sexos y todas edades.” En la causa de Justicia, el informe indica que la doctrina es “meramente de indios es regida y gobernada por un Juez Español que lo es el mismo que se eligió para Ylabaya”. Según las Ordenanzas de Intendentes, cada Ayllu debía tener su Alcalde, sin embargo, en Candarave no se cumplía la ley, y eran los alcaldes españoles los que elegían a los alcaldes de naturales. El intendente Alvárez y Jiménez anota que se terminará con esa costumbre. En adelante, será el Cabildo de Naturales de Ylabaya, en donde entrarán a votar los dos Regidores más de esta Doctrina con sus tres Alcaldes. En el rubro causa de Policía, referido al desarrollo urbano de la reducción, señala el informe que “Candarave es igual en el desgreño en que se reconocen los demás que en esta estación se han visitado”. Su situación es una llanada espaciosa y a excepción de la Plaza que está perfectamente cuadrada no hay orden en sus calles ni edificios. En la causa de Hacienda da cuenta el informe que la Doctrina no tiene ni abriga españoles. Añade que estos por tanto no poseen tierras o haciendas y por consiguiente, no hay derechos de Alcabalas, encabezonamientos. Destaca que hay un Estanquillo de Tabaco administrado por “Diego Gonzales indio, quien cumple exactamente con su cargo y hace sus enteros a la Administración de Tacna”. El tributo indígena era recaudado por el Alcalde ordinario de españoles con sede en Ylabaya. Dicho tributo alcanzaba por cada año los seis pesos y un real y medio. En Tarata la visita oficial de Antonio Álvarez y Jiménez se produjo el 16 de Septiembre de 1793. Se revisó el funcionamiento del real patronato. El párroco propietario de dicha Doctrina era el Dr. Manuel de Menaut. Se informó que la mayor distancia de esta “Doctrina es de ocho leguas por un extremo y Ayllo de Coropuro, y como de diez, a unas Estancias que llaman el Maure, ambos lugares inaplicables a otro beneficio, pues el citado Maure confina con el Arzobispado de La Paz, y al mas inmediato Curato distará como dieciseis leguas, y aun más; el de Coropuro al Curato de Sama, como dieciocho leguas, y que asi es indispensable que la Doctrina sufra estas dos distancias.”
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Las fiestas que se celebraban la Doctrina, fueron: La del Patrón Tutelar San Benito Abad; la de la Purificación; la de San Juan Bauptista; la de Santa Rosa; el Rosario, Corpus y su Octava. Costaba cada una 16 pesos “fuera de los gastos de cera en las procesiones que uno y otro pagan los Alféreces; siendo de advertir que la de dicho Patrono, la de San Juan Bauptista, el Corpus y su Octava son por elección que hacen de Alféreces el Cabildo, y las otras por voluntad del que quiere mandarlas celebrar por su pura devoción.” En Tarucachi, la iglesia que estaba advocada a San Pedro, se celebraba con una misa de fiesta a San Pedro, San Pablo, La Visitación de Nuestra Señora y Nuestro Amo. Además solían haber de las mismas advocaciones tres o cuatro alféreces más, los que pagaban 12 pesos cada uno. En este rubro de la visita se supo que Agustín Luque, indio principal de esta Doctrina y Alcaide Mayor de naturales de ella, había sido despojado de su cargo por el despotismo del Alcalde Ordinario de españoles Nicolás Zamalloa, influenciado por el Párroco. El indicado sacerdote fue denunciado por el alcalde indígena despojado por los abusos siguientes: -Que hace trabajar a los indios alternativamente por ayllos (Tarucachi, Tarata, Ticaco, Chaspaya y Maure), no sólo en las tierras de sembrío que actualmente posee, “sino también con tareas de adobe y ladrillo en la construcción de una casa de peonaje que está fabricando, sin excepción de las viudas”. -Que hacía confeccionar para su beneficio, para lo cual debían concurrir unos con la lana, otros a hilarla y otros al tejido. -Que así mismo pensiona a los muchachos llevando adelante el antiguo abuso de que semanalmente le traiga, cada persona de éstas, un tercio de chala y otro de leña. -Que ocupa ocho personas en su servicio, a saber: “dos pongos, dos mitanis, un pastor de gallinas que llaman gualpacho, y tres de ganados, todo sin premio, ganga ni recompensación.” -Que teniendo dicho Párroco una huerta y alfalfares que quedaron por fallecimiento de Pedro Acero, indio tributario, las frutas que aquella produce las entrega a Pedro Quispe, para que en su nombre las coloque como “ repartimiento a los demás indios, y ha exigido por un costal mediano de duraznos o mansanas media fanega de maíz a beneficio del Cura: lo cual también sucedió con dos cestos de coca entregados al dicho indio por el mismo Párroco, tomando dos arrobas del citado maíz en cambio de una libra de aquella.” - Que sin, causa especial que motivase el castigo, azotó no hace muchos días al Alcalde Julián Pincha.
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En este periodo ya no se observa en la denuncia la mita del chacaneo, pero los que se detallan los que venían a contravenir las leyes dadas para la convivencia social, y expresaban los abusos de curas y corregidores. Era evidente que por intervención del cura doctrinero, con la anuencia de los corregidor había fenecido en sus funciones el Cabildo de Naturales, por eso escribo el visitador que venimos citando “ (dicho cabildo) no lo ha sido hasta aquí, en modo alguno, por carecer de Regidores, que tenía sino uno sólo, y entraban a la votación todos los indios principales, sin las formalidades indispensables”. Las autoridades - párroco y otros- solo fueron exhortadas para no hacer estos tipos de vejámenes, pero nadie podía garantizar su cumplimiento, pues eran ellas las llamadas a hacerlo. Por eso tuvo que crear el Cabildo y restablecer las funciones del alcalde despojado de su cargo y dirigir la elección de sus regidores. Por tanto continuaron en sus empleos el Alcalde Mayor repuesto Agustín Luque, Pablo Ochoa, Alcalde Ordinario y Ambrosio Vilca, 1er. Regidor. “Que para el presente año se reconozcan por nuevamente creados en la Visita los de 2do. Regidor en la persona de Juan Ochoa, 3er. Regidor en la de Pedro Ticona, vecino del Pueblo de Ticaco, 4to Regidor en la de Marcos Luque, de Tarucachi, Alguacil en la de Marcos Calisaya, Procurador en la de José Velazco, y Secretario en la de Ascencio Apaza.”.
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CAPITULO VI
SIGNIFICADO Y TRASCENDENCIA
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Significado y trascendencia de la revolución Los hombres andinos de Tacna, junto a sus líderes Juan Buitrón, como Ambrosio Ali son, junto a una multitud de hombres del sur andino, ínclitos precursores combatientes indígenas por la libertad. Tienen el mérito de haber impulsado la primera insurrección tacneña de proyección regional, nacional y continental dentro de la corriente del nacionalismo revolucionario indígena, cuando en Tacna distante ya el frustrado intento del mestizo moqueguano Juan Vélez de Córdova por forjar un proyecto separatista entre 1730-39, los indígenas mostraban creciente adhesión a la convocatoria de Túpac Amaru y Túpac Catari, no obstante sus limitaciones de carácter material. Dichos campesinos indígenas censuraron a los curacas sumisos y los sobrepasaron, llegando a comprender en el terreno de la lucha que la vía insurreccional constituía el único camino para acabar con la opresión colonial. Esa vía sería transitada años más tarde, en alguna medida, por los curacas Ara de Tacna y Copaja de Tarata; y resueltamente por Zela, Calderón de la Barca, Paillardelle y Gómez. De este modo Tacna forja su tradición de lucha por la libertad a partir de los aportes del ancestral nacionalismo revolucionario indígena. En este proceso revolucionario, que inicia la independencia en el Perú, fueron los campesinos, que en la medida que fue desarrollando la revolución, fueron desplazando a los otros grupos sociales consiguiendo la hegemonía y logrando imponer reivindicaciones campesinas, en claro enfrentamiento con todo lo occidental (Emilo Choy). Ellos exigían la transformación radical de la sociedad colonial. Y como añade Alberto Flores Galindo “Las masas anhelaban la vuelta a ese Tahuantinsuyo que la imaginación popular había recreado con los rasgos de una sociedad igualitaria, un mundo homogéneo compuesto sólo por runas (campesinos andinos) donde no existirían ni grandes comerciantes, ni autoridades coloniales, ni haciendas, ni minas, y quienes eran hasta entonces parias y miserables, volverían a decidir su destino: la imagen clásica de las revoluciones populares como la inversión de la realidad, la tortilla que se voltea, el mundo al revés”
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ANEXOS
1. Informe del cura Pablo Cuadros de Candarave sobre sucesos de insurrección en su jurisdicción 2. Informe del cura de Tarata sobre sucesos de insurrección en su jurisdicción 3. Informe del cura de Tacna sobre sucesos de insurrección en los Altos de Tacna: Toquela, Caplina y Challaviento 4. Carta de llamamiento por los insurrectos en Codpa
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Anexo 1: Informe del cura Pablo Cuadros de Candarave sobre sucesos de insurrección en su jurisdicción "Muy Ilustre Deán y Cabildo: El Licenciado Don Pablo Cuadros, cura propio y Vicario de la Doctrina de Candarave, como más haya lugar en derecho, (com)parezco ante V.S. y digo que en ejecución del superior orden de V. Señoría y deseoso de cumplir con las obligaciones de mi cargo, tomé la resolución de mi salida y transporte a la dicha mi doctrina y estando ya cerca de ella recibí la noticia por un mozo de mi casa de la repentina venida de Catari (monstruo cruel) que acababa de entrar a Juli haciendo destrozos conmoviendo los pueblos y alborotando los lugares más retirados y quietos, repartiendo emboscadas de indios por todos los caminos, términos de mi jurisdicción. Así mismo, comisionados y capitanes a todos los pueblos con orden de exterminar a cuantos españoles o mestizos encontrasen sin excepción de sexos ni edades; igualmente a los caciques e indios que puntualmente no obedeciesen, cuyos mandamientos efectivamente se han cumplido hasta Chucuito, cuya mina ha sido notoria. Sin embargo de esta noticia y la antecedente que tuve de estar ya mis indios inficionados con el contagio del rebelde Túpac Amaru, a quien en virtud de su carta por las Carnestolendas rindieron obediencia y como constituidos ya vasallos suyos se convocaron contra el Corregidor y españoles de Tacna. Determinado, aunque con bastante cuidado y susto, proseguían a entrar a mi doctrina anticipando aviso de mi llegada, cuando con cautelosa malicia, el Alcalde, por una esquela me respondió recibirme gustoso y preguntando a los propios canaris de las novedades del pueblo no querían darme razón alguna hasta que un indiecito de gran inclinación y amor que me tenía, dijo la mañana de mi entrada, a distancia casi de una legua, que toda la noche estuvieron los indios en el pueblo en un alboroto terrible, alistando gente con ocho capitanes nombrados, que la mitad de la tropa había bajado a Tarata. Las mujeres estaban en un llanto, alaridos y lamentos, y esta misma noche se entraron para Tarata muchos indios de Catari, mataron al cacique y a varios españoles y luego pasaron propios para el pueblo a alistar gente y que tal vez podía suceder alguna avería conmigo. Con esta razón, desmayado el ánimo, retrocedí con extremada carrera padeciendo mil trabajos y penalidades hasta la Villa de Moquegua, librando la vida del peligro nunca imaginado. Aguardando yo en la dicha Villa noticia favorable de mi Doctrinal, siempre con el intento de volver a entrar en ella por varios motivos, adquirí el último desengaño de que los ingratos indios me habían esperado con el suplicio preparado para quitarme la vida junto con mis familiares; tan público corrió este depravado concejo de los bárbaros indios que horrorizados los caballeros de Moquegua me buscaban para maravillarse del modo cómo escapé de las garras de la crueldad. Confirmóse esta verdad de haber fraguado mi muerte los
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tiranos indios por un mozo feligrés mío nombrado Marcos Aldana, quien hallándose cautivo escribiente de ellos, desertó y declaró entre otros asuntos los designios e inicuos intentos de dichos indios. Prescindiendo del levantamiento general de los indios, cuyos efectos lastimosos se experimentan en casi todas las provincias del Reino no se ha dado basilisco como Catari y sus secuaces quienes han salido de la tierra arriba como unas fieras destrozando españoles con el fin de robar y aniquilar cuantos bienes encuentran, profanando los sagrados templos, saqueándolos, ultrajando y matando sacerdotes como la cruel muerte que dieron al cura de Santiago de Machaca, al de Viachi y otros que refieren en Moquegua, cuyo vecindario dejé bien afligido y prevenido de armas y gente, aguardando por horas la invasión de los indios. Finalmente, Señor, a vista de tantas ignominias, que han ejecutado con los curas y, contemplando la ingratitud de los míos qué podía yo esperar sino salvar la única vida que tantas veces ha estado expuesta al sacrificio, pues aun en tiempo de quietud trabajé bastante en conservar la paz y concordia en medio de ellos, conteniendo sus osadías y genios belicosos porque acaso la fiereza de ellos no se deslizase a perder mi respeto y rompiesen los muros de la veneración y honra que debían guardarme. Increíble se hace que llenos de tantos beneficios como han recibido de mi parte así en lo espiritual como en lo temporal, con una corta insinuación de aquellos enemigos declarados de los españoles hubiesen maquinado mi muerte, siendo constante entre ellos, que en los cuatro años (desde 1777) que he servido aquella doctrina mi fin ha sido mirar su bien espiritual, trabajando sólo sin poder conseguir otro sacerdote que me ayude a sostener el peso del ministerio, así por los pocos operarios como por la renta tan tenue del curato. Defecto que dimana tanto por la miseria de los indios cuanto por lo muy corto que quedó por razón de la división. Y, debiendo de poner en consideración de Vuestra Señoría que mis indios no se contemplan como ovejas sino como unos lobos carniceros que persiguen a su Pastor, parece conforme al precepto evangélico debía yo huir y buscar ciudad de refugio siendo así que en la presente estación haya sacerdote que temerariamente quiera entregarse a manos de aquellos bárbaros, demás del requisito necesario de estar instruido en el idioma aymara lo que es muy difícil hallar en esta ciudad. Por tanto. A V.Sa. pido y suplico se sirva su piadosa justificación aprobar mi receso de aquella doctrina protestando cuando .sosieguen y conozcan su error buscar medios proporcionados para introducir sacerdote y reducirlos al camino de su salvación que será justicia. Juro en forma lo contenido y para ello Ssa. Pablo Cuadros”. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Lima. TC-2, Caja 405, 2 ff.,
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Anexo 2: Informe del cura de Tarata sobre sucesos de la insurrección en su jurisdicción (Documentos del estado del Curato de San Benito de Tarata-Año 1790) Entre los cuales aparece el informe presentado al Iltmo. y Rmo. Sr. Obispo de esta Diócesis por el R. P. Juan González Moreno que visitó dicho curato, cuyo tenor literal es como sigue: "La división de la Doctrina de San Benito de Tarata en la Diócesis de Arequipa es tan necesaria como urgente. Esta división p-a qe sea como deve, hade ser en tres Doctrinas, pr. qe. de ser eu dos Doctrinas no se consigue el fin primario, qe es el bien espiritual de tan tas almas. Dos puntos son los qe, se deven mirar pra. la división de una doctrina. A saber: El Pasto espiritual dé las Almas; y la congrua sustentación del Párroco. La división en tres Doctrinas del Curato de Tarata además de ser conveniente se verifican los dos otros puntos a qe. se deve mirar. Si se repara en su terreno, es en sumo escabroso y lleno de precipicios. Si se mira su extensión es tan dilatada qe. tiene quince anexos con la Parroquia, o Capital qe. es San Benito de Tarata, A saber: Capital—San Benito de Tarata Santo Domingo, y S. Franco de Ticaco.—Tiene Iglesia S. Pedro de Tarucachi.—Tiene Capilla S. Juan Babta del Maure.—Tiene Capilla S. Bartolmé de Chaspaya.—Tiene Capilla Challagualla.—Tiene Capilla Susapalla Sitacara Cano Putina.—Tiene Capilla Curupuro.—Tiene Capilla Londaniza.—Tiene Capilla Tala.—Tiene Capilla Chucatamana.—Tiene Capilla Los efectos qu. produce el Territorio de esta Doctra. son comunmente. Papas, Maíz, Alfalfares, algún trigo, y cañeros; exceptuando Cano, Maure, Susapalla y Sitacara, qe, pr. su rigidez, y cruel Temperamento, no producen mais qe. carneros, llamas o machorras. Pero la situación de dha. Doctra. pra, la división de tres no puede menos qe. hacerse, qe. en la forma siguiente: Pistala, Chacatamana, Tala, Londaniza, Curupuro, Putina, y Chaspalla ; una Doctrina. Y pra. el mejor régimen, pasto espiritual, comola sietncia de los Feligreses a la Parroquia, y alivio del Cura, debe ponerse la Parroquia en Curupuri. La razón: 63
Por qe. dichos siete anexos están repartidos en dos quebradas a modo de un compás. En el exe de este viene a estar Curupuru alas cabezadas dé la jurisdicción de Sama cuio Rio se compone de estas dos quebradas, y bañan los dchos siete anexos cuia extensión es de dose a catorce leguas; luego poniéndose la parroquia en Curupuru donde hace la Junta de dos arroyos ,o Rios, es comodidad pra. los Feligreses, pra el Párroco. Se enumeran en dhos siete pueblos y ciento cincuenta matrimonios derramados en dha extensión. La congrua sustentación puede subirle al párroco a más de mil pesos. La razón, y las noticias exploradas dictan dar crédito a lo dho. Pr. qe. si una vez qe. baja el Párroco en el año pr. razón de hacer Fiesta, asciende solo Fiesta a dos cientos pesos: no entrando en este ramo entierros, matrimonios sinodo, bautismo &a, parece, se hace preciso creer qe. la congrua en los siete pueblos dhos le será sufiviente al Párroco y con su asistencia puede ascende, si nc a más a los dos mil pesos fixos. Los siete dhos pueblos además de lo referido qe. producen; también se dan en la dicha quebrada legumbres y algodones. Ticaco, Challagualla, Sitacara, Susapalla, y Cano, pueden componer otra Doctrina, poniendo la parroquia, o Capital en Ticaco. Este pueblo es tan grande como Tarata. Dista de la Capital dos leguas pero tan fragosas y llenas de peligro, qe. bien se pueden andar doze o quinze de otro Camino aunqe. no sea muy bueno pr. no andar dhas dos leguas pr. su aspereza. Abunda mucho el maíz y papas, trigos y otras legumbres, como también alfalfares. Lo mismo Challagualla. De modo qe. aunqe. Sitacara, Susapalla, y Cano carezen de estas especies, Ticaco y Challagualla abundan, y también tienen algunos frutales y si aquellos naturales no estuviesen tan concretados con el ocio abundara más aquel terreno. Numera su vesindario ciento sesenta vesinos. La Iglesia de Ticaco es espaciosa, y muy alegre, su techo es toda, Torre nueva de cal y piedra con dos Campanas. Para la congrua sustentación puede ascende a dos mil pesos, y algo más. Vista Challagualla de Ticaco, cinco leguas, y teniendo como tiene Capilla puede sustituir en Challagualla un ayudante, y se verifica tener pronto pasto Espiritual los anexos de Sitacara, Sucaspalla, y Cano, los caminos del Territorio respectivos escabrosismos, y pr. el mismo inconvenente deverá estar el cura en Ticaco, y el ayudante en Challagualla, pra.el pronto auxilio como va significado. Para entrar en la tercera Doctrina es necesario advertir qe. pr. toda razón se hace preciso y Urgente el unir el Pueblo de Estique a Tarata. Dho Pueblo siempre fue anexo de Tarata pero en tiempo de don Salguero cura de Tacna pr. un efecto de veleidad de los Indios, y huir el yugo de la sujeción a Doctrina y sacrantos. se sujetaron a Tacna, qe. dista de Estique veinte quatro leguas mortales, y de Tarata solo dista quatro leguas cortas. Luego pr. esta razón aunqe. no hubieser de justicia, que dicho anexo Estique se una a Tarata, y así se verifica los dos fines principales ya dhos. El pasto Espiritual a las almas y congrua sustentación del Párroco. Puede ser la Capital
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S. Benito de Tarata, y esta tener por anexo a Tarucache que dista dos leguas, a Estique en línea recta de Tarucache cuatro, estos es dos de Tarucache a Estique, y dos de Tarata a Tarucache que componen quatro. Y el anexo del Maure que se hace preciso unirlo a Tarata qe. es de los tres curatos el qe. mejor puede cuidarle. Ello, qe. pr. lo retirado, y cruel de su temperamento el actual cura inter siendo nacido, y criado en Tarata hijo de una india neta, teme aquel temperamento, y lo teme tan to, que le tiene horror, y no se atreve a ir a dho anexo ni a hacer las fiestas anuales del Patrón.
Tarata, Tarucache, y Estique abundan en máis, papas, jábales, alfalfares, algún trigo, frutas, mancanas, y otros comestibles, su con grua puede llegar, y aun mas de los dos mil pesos anuales. En la congrua de los tres Curatos, no he querido alargarme a mas, siento en mi conciencia aver echado pr. abajo. Todas tres pueden ascender a mas délos dos mil pesos. Dha- división, es uno de los medios pra. qe. aquellos naturales vayan desnudándose dé los trapos asquerosos dé la idolatría, y superstición &c. Como también de aquel espíritu belicoso, y altanero contra el Rey, y los Españoles cuias reliquias están muí vivas, en aquellos naturales, y en los de Candarave, qe. en Dha Diócesis me se revelaron en la Rebelión proxime pasada. Es necesario re conquistarlos: Tal es el estado de aquellos miserables. Dios N. Sor nos mire con ojos de sus infinitas Piedades, y antiguas Misericordias. Amen
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Anexo 3: Informe del cura de Tacna sobre sucesos de la insurrección en los Altos de Tacna: Toquela, Caplina y Challaviento El texto que sigue se ha tomado del volumen I de Geografia colonial de Arequipa (1989) que Pablo Macera preparó con ayuda de nuestro amigo el historiador Miguel Pinto. Nuestra historia tradicional tuvo cierta aversiòn a los números y a la cuantificación, por ello tampoco presentó ciclos, series y sus interpretaciones, y en especial a la historia económica (sino véanse los trabajos de Cúneo-Vidal, Dagnino y Cavagnaro). La nueva historia, que recién está haciéndose, considera que no es posible explicar la historia política, militar y cultural, sin referirnos y dilucidar previamente, a los soportes que trae la historia económico-social. Hay instituciones de la historia económica de la Tacna colonial de las que no se conoce casi nada: diezmos, para caracterizar la producción agrícola de los valles; o ciclos de la producción comercial. Tampoco de la institución del reparto de mercancías; o de las mitas del azogue y del chacaneo. Hemos titulado “Informe del cura de Tacna sobre los sucesos de la insurrección en los Altos de Tacna: Toquela, Caplina y Challaviento”, a un informe eclesiástico valioso de 1787 para ayudar al estudio sobre el movimiento de Túpac Amaru II, que la historia tradicional quiso silenciar. Además porque permite el análisis de los diezmos del curato de Tacna, como a ubicar la producción de sus valles, y su demarcación elemental. (Efrain Choque) Sumario: Demarcación, Señalamiento, y designio del Territorio de este Curato: Examen puntual de los Contribuyentes de Diezmos en lista expresando los primeros y segundos en facultades de correspondencia de ellas, y segun gozan en este Distrito el que se compone de treinta y una á treinta y dos Leguas de Latitud, siendo su principio desde el Rio de Josapilla, que divide esta Jurisdicción y Curato hasta este Pueblo, inclusive una legua mas abajo, es el ultimo Terreno hasta donde llega el Agua, y siembra en él, el Cazique como todo aparece a continuación desta. Josapilla [Cosapilla], Ancomarca y Tacora Temperamento árido; circundado todo de serros minarales según sus (...). Caminos no descubrimos por lo inculto de sus Avitantes, Yndios naturales, no tienen ningún sembrio por lo estéril y árido de sus minerales cordilleras; solo se crian Carneros de la Tierra y (…) pagan de Diezmo cuarenta pesos para
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costear (…) ellos no dar mas, porque aunque tenga el un vecino, 100; el otro 150; y el otro 200; no hay rason que los persuada para que pongan, con arreglo al Diezmo, sino cada uno una caveza de todas estas Madres; y por ser sus genios, vélicosos han (…) en estas tres poblaciones y Estancias; del primero hasta Ancomarca ay seis Leguas, a Tacora unas seis. Estique En distancia de catorse Leguas vajando de lo escarpado de la Cordillera a medio Valle y al pie de ella produce: papas, maíz alfalfa y ocas, Son sus Avitantes Yndios, pagan de Diezmo entre todos doscientos pesos, en sus alturas ay minerales (…) bajados de los antiguos. Toquela, Caplina y Pallagua Temperamento venigno, cavezeras de este Valle. Produce papas, ocas, maiz, y en el ultimo alfalfal distan de Estique a Toquela cuatro leguas, á Caplina, dos, y á Pallagua cinco. Tienen sus tres Capillas, nunca pagan Diezmo estas tres poblaciones; son sus Abitantes Yndios Foraneos ignorado su origen, quienes apoderados de aquellos dichos tres Territorios licenciosamente se mantienen y de lejos se experimenta la escases, de la Agua en este Pueblo y sus inmediaciones, de manera que con el transcurso del tiempo se cree prudentemente que sí los referidos Yndios no se lanzan vendra há esperimentar este Valle, sus Hacendados é Yndios Orijinarios, una fatal decadencia, y penuria, que los reduzga a una vida penosa. A que se agrega que con la continua vondad que hacen los Yndios de estos Ayllos, y sus Hacendados cada semana para conseguir que los predichos Yndios de àquellos Altos no se roben continuamente la Agua trasnochando en aquellas quebradas para el efecto susodicho y se experimenta una total quiebra en su naturaleza, y con ella natural la muerte en estos mas temprano; Amas de que endichas rompidas de Aguas se gastan Annualmente entre todos mas de 12 mil pesos, que no abría necesidad de ello, eyectando y lanzando de aquel territorio a sus advenedizos Avitantes; y muchas vezes los citados Tributarios de estos Ayllos se ven en la urgente necesidad de azer viaje a los circumbecinos Valles, inundados de Tercianas a solicitar jornales para pagar el Tributo de que tambien resulta que infestados del acidente de dicha Terciana, buelven a sus casas á experimentar la muerte temprana todo lo que annualmente se experimenta. A mas de todo son los citados Yndios de tan mala fee y procedimientos que en el pasado rebelion fueron los primeros que abrieron campo ala iniquidad levantando las Armas contra Nuestro Soberano de que resulto haver infestado toda la Provincia, causaron muchas muertes, y mas de 90 mil pesos de gastos a Nuestro Católico Monarca en dos expediciones para sujetar su insolencia se formaron de este vecindario; pero áun hasta oy se mantienen con el mismo orgullo, y siempre que se antojan atraviesan la Agua y dejan aun perecer este Valle sin haver quien los contenga; todo esto ymucho mas resulta de consentirlos en aquel terreno que no les 67
compete el que poseen en aquellos parajes inacsibles para abrir puerta al enemigo y acojer allí acuanto malechor circunda lá Sierra como lo hicieron en el citado rebelion que asociados de ellos se arrojaron al insulto causando lo que referido llevo, y pusieron este Valle y Provincia en el equilibrio dela mas lastimosa perdida. Palca Dista cuatro leguas del ultimo Pueblo citado, hacienda de varios Españoles produce aquel temperamento venigno: papas, alfalfa, maiz, ocas, y entre todos pagan de Diezmo, cincuenta pesos. Pachia. Hacienda de Españoles y Mestizos. Challata. Hacienda de Españoles Don Lorenzo Infantas y Siles, produce lo mismo dá de Diezmo quince pesos dista de Palca a Pachia 7 leguas, Don Nicolas Barrios temple Yd. produce dá.de Diezmos 15 pesos. Caliente. varios mestizos temple id. produce id dan Diezmo 10 pesos. Miculla. Josefa Ana mestiza temple id, produce id, dá de Diezmo 5 pesos. Don Manuel Menendez, Español dá 15 pesos. Produce Id. temple id. Don Miguel Gil id. paga.8 pesos. Produce id. Templa id, Don Juan Antonio Gil id. paga 10 pesos. Produce id. temple id. Doña Bentura Gil paga 6 pesos. Produce id, temple id. Don Andrés Coria Español paga 5 pesos. Produce id temple id. Don Fernando Barrios id. paga 10 pesos. Produce id, temple, id. Doña Mariana Oporto id, dá 4 pesos. Produce id. triple id. Doña Petrona Rios id, paga 5 pesos. Produce id. temple id. Don Bartolo Palza id dá 2 pesos. Produce id. Temple id. Doña Juana Barrios id. paga 2 pesos. Produce id. temple id. Calama [Calana] Don Francisco Navarro id. dá 15 pesos. Produce id, temple id. Don Francisco Liendo id, dá 2 pesos. Produce id. Temple id. Cercado Don Bernave Portales id. da 20 pesos. Produce id. temple. id Don Prancisco Pastor Yañez id. paga 15 pesos. Produce id. temple id. Varios interesados mestizos pagan 6 pesos. Producen.id. temple id. Canicani Don Alezo Bustios. Español paga 9 pesos. Produce id, temple Id. Varios interesados mestizos pagan 4 pesos. Producen id» temple id.
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Piedra Blanca. Doña Juana Infantas paga 2 pesos. Produce id. temple id. Agustín Bildoso mestizo dá 6 pesos. Produce id. temple id. Mas Abajo Varios interesados mestizos pagan 12 pesos. Produce id, temple id. Don Francisco Grimaldos Español paga 1 peso.Produce id. temple id . Doña Ygnacia Bazquez id, paga 2 pesos. Produce id. temple .id. La viuda de (...) Españoles y varios mestizos dan 6 pesos id.id Don Martin Godines Español paga 8 pesos. Produce; id. temple id. José Argandona y Pedro Cuellar mestizos pagan 3 pesos. Produce id. temple id. Bernarda Ara mestiza dá 2 pesos, Produce id. temple id. Don Antonio Villanueba Español dá 2 pesos Produce id. Temple id. Damián Rodriguez Zambo dá un peso. Produce id. temple id. Gregorio Gonzales mestizo dá 3 pesos. Produce id. temple id. Doña Petrona Pizarro Española dá. 10 pesos Produce -id, temple id. Pacchay [Peschay] Doña Petrona Pizarro Española dá 10 pesos. Produce id, temple id. Don Miguel Míreles id paga 10 pesos. Produce id. temple id. Doña Marcela Espinosa mestiza, paga 4 pesos, Produce id., temple id, Don Bartolomé Rospillosi Español dá 2 pesos.Produce. id. temple id. Zipriano Quelopana yndio dá 4 pesos. Produce id temple id Rosa Basquez mestiza paga 1 peso. Produce id .temple id, El lizenciado Don Pedro Contreras Español dá 2 pesos.Produce id.temple id, Ayllos de Tacna. Ocho con 40 Originarios cada uno. Tonchaca. 40 Originarios Tierras de Repartimiento. No pagan nada de Diezmo. Cabanique. [Capanique]Id. Id. No pagan nada. Produce id. temple id. Arica.[Ayca] Id. id. No pagan. Produce id. temple id. Amo. [Umo] Id, id. lo mismo. Produce Id. temple id. Olanique. Id. id, lo mismo. Produce id. temple id. Collana. Id. id. lo mismo. Produce id. temple id. Silpay. Id. id. lo mismo. Produce id. temple, id. Aymara. Id. Id. lo mismo. Produce id. temple id. Tacna hasta Para dos Leguas Doña Petrona Lavayen Española paga 2 pesos. Produce id. temple id. Don Gaspar Salazar id. su huerto paga 4 pesos. Produce ide temple id. Los Erederos de Don Ramon Huerta por otra pagan 4 pesos. Produce id. temple id. Don Francisco Pastor Yañes por otra dá 2 pesos. Produce id. temple id.
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Para Don Fernando Soto Español paga de Diezmo 15 pesos. Produce id. temple id. Doña Bernarda Ara id. paga 10. Pesos. Produce id. temple id. Don Zipriano Eusevio da 15 pesos. Produce id. temple id. El Señor Vicario y Cura Párroco paga 6 pesos. Produce id. temple id. El Subdelegado paga 6 pesos. Produce id. temple id. Chacra del Cazique. La cual unas veses la pone en distancia de una Legua de este Pueblo y otras de Legua y media buscando terreno mas fértil para su cocecha. En dicha Hacienda siembra: maíz, papas, axis y frutas y tiene 15 ó 20 yndios agregados para su cultivo: da de Diezmo 400 pesos. De manera, que según parece esta és la razón que según nuestro modo y legal entender savemos y por ella nos reximos en el exercicio de nuestros empleos lo que zertificamos y firmamos en cumplimiento de lo que senos Ordena y Manda por Nuestros Superiores, para los efectos que podrán combenir asus Señorias, Tacna y Julio Cinco de Mil Setecientos Ochenta y Siete años. (Firmado) Francisco Navarro. Doctor Fernando Salguero de Cabreras
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Anexo 4. Carta de llamamiento al pueblo de Tacna por los insurrectos en Codpa Después de la muerte de Cañipa, los insurgentes escriben desde Codpa para lograr la adhesión de los indios de Tacna, y la dirigen a la segunda persona del cacique Cipriano Quelopana, al saber que el cacique Ara había fugado del pueblo. Este documento forma parte del expediente formado por el alcalde mayor Don José Joachin de Obiedo. (A.J.A. Pág. 1. Leg. 5. Archivo Administrativo de Arica, A.N. de Santiago). "Al Señor Sigonda, "y Prensipales de Ambos Ayllos: "Muy señores nuestros: Loego Bes ta este papel en me diatamente lo pondrá todo in peño para sacar toda la gente cin que ninguno para el dia jueves cin falta ninguna persona, para Cumplir el horden que nos en bió Nuestro Bey D. Jph Graviel tupa Hamaru Inga, y si no lo o videcemos pres to disique nos con virtirá en siniza iasí no demos lugar a eso por que ya de Oodpa asta Saisama ya es tan prontos y previnidos para obedecer a Nuestro Catholico yasí por Dios rióse descuide de sacar la gente y si resistiese alguna persona esta con pena la vida porque estamos aquí con vastante pina por aliar si sin gente y así nosotros nos des culparemos con ostedes y si no lo traye la gente para el día sitado no es nigucio que digan que tienen que a cer que por agora si desato que hacer y asi por eso no bastamos otros por que esto es tá con mucha fuersa y así ya os a beis interado por el papel que vi no de Codpa y a Ticnamar y Saisama está con guardias, por que ha qui no mas es tamos des cuidados por falta de gente y así cuidado para eso. "Te aviso con empo y no ofresiendo otra cosa". (Una rúbrica).
[ Se ha respetado la ortografía y redacción original]
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MARCELINO VELARDE CASTILLO Integra el Movimiento Tawaintisuyano Pachakuti en la región Tacna. Fue dirigente sindical de pueblos jóvenes, de los comerciantes de menor cuantía Tacna-Arica, de los agricultores sin tierra “Valle de Cinto”, luchador Social, fue miembro del comité patriótico de defensa del Tratado de 1929 Perú-Chile. Sensible a las preocupaciones e intereses de los pobladores con más carencias. Dirigente cultural, promotor del primer conversatorio aymara realizado en junio de 1994 y fundador de la Organización Wiñaya Aymara Marka (OWAM). Promotor y fundador del Círculo Filosó-fico Los Hijos de la Pachamama, organizador del Segundo Conversatorio Aymara realizado en junio del 2014. Ex Candidato al Congreso de la República por Tacna. EFRAIN CHOQUE ALANOCA Integra la nueva generación de historiadores de Tacna, es adscrito al Instituto de Ciencias Sociales del Perú. Ha publicado un conjunto de obras entre las que destaca: La Nueva Historia General de Tacna, junto a los historiadores Oscar Panty Neyra, Luis Cavagnaro Orellana y el arqueólogo Carlos Vela Velarde. En los últimos años viene subrayando su preocupación por las historias locales de los pueblos andinos y urbanos de Tacna. En este rubro pueden mencionarse los estudios sobre Tarucachi, Candarave, Locumba, Ilabaya, Huaytire, Ite, Quilahuani, Tarata, entre otros. Está culminando sus indagaciones sobre la presencia Puquina en la región, así como de los pueblos antiguos de las cuencas de Tacna, y una breve historia de Tacna.
Esta edición es auspiciada por el MOVIMIENTO TAWAINTISUYANO PACHAKUTI