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El minicuento colombiano: una casa elástica

EL MINICUENTO COLOMBIANO: UNA CASA ELÁSTICA

La palabra bien dicha, en una lucha algo precaria por la existencia, parece querer reafirmarse gracias a la brevedad. DOLORES KOCH

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Circularidad que desnuda fronteras

A pesar de que el cuento breve en Colombia, según la investigadora y escritora colombiana Nana Rodríguez, tiene una historia corta y reciente1, este subgénero ha trasegado, pese a su conceptuación, para dimensionar en lo proteico formas propias de lectura, que vertebralizan la brevedad en su morosidad, el lenguaje preciso y la anécdota comprimida, suscitando un universo mínimo de múltiples aristas.

1 «Entre los años cuarenta y sesenta escritores como Jorge Zalamea, Jorge Gaitán Durán, Álvaro Cepeda Zamudio, Manuel Mejía Vallejo, Luis Vidales, entre otros, escribieron algunos minicuentos que pueden considerarse como textos insulares dentro de su obra» (Rodríguez, Nana. El minicuento en Colombia. Literatura: teoría, historia y crítica 4 (2002), pp. 293-310).

Henry González, en su artículo El minicuento en la literatura colombiana2, plantea que existen cuatro momentos fundamentales en el proceso creador del minicuento en la literatura colombiana: el primero, fundacional con Suenan timbres del poeta calarqueño Luis Vidales; el segundo, desarrollado entre las décadas del cuarenta y del cincuenta, que puede considerarse como un preámbulo editorial a través de obras y antologías de minicuentos; en la década de los setentas se proyecta un tercer momento, determinado por el auge del minicuento gracias a revistas como Ekuóreo; y un cuarto momento, compuesto por el reconocimiento y la aceptación gracias a los diferentes canales de divulgación.

En esa perspectiva, y en términos generales, el minicuento es mutable y contemporáneo. El minicuento colombiano, en términos singulares, es una serpiente que se muerde y se remuerde la cola. Su misma circularidad socava y conmueve, desnuda las fronteras, deviene una obra abierta que acecha la paradoja y la fantasía. En su profunda indagación, abandona y desmitifica el canon literario, para ser el lugar de la fragmentariedad y de lo transgresor. Su naturaleza saprofita abisma lo literario y lo ficcional y ausenta al narrador. Ahí subyace una estética de lo postmoderno que no sólo es una forma de escribir sino también de leer. La economía de recursos es el principio constructivo de la materia narrativa de la brevedad, en donde la poda léxica y sintagmática no demerita la técnica del

2 González, Henry. El minicuento en la literatura colombiana. [En línea]. Disponible en: http://bidi.xoc.uam.mx/MostrarPDF.php

cuento, más bien, reafirma la unidad de efecto planteada por Edgar Allan Poe.

El tener lugar del minicuento colombiano

El minicuento en Colombia tiene una base poética heredera de una tradición que, en muchos casos literarios, se ha direccionado por la potenciación semántica. En su misma apertura, reconfigura la virtualidad narrativa. Por eso, el tener lugar del minicuento colombiano constituye su identidad y proceso de intensificación, que delinean un microcosmos fortalecido por el lenguaje (su casa elástica), en el que acontece la ruptura. Actualmente, la escena literaria colombiana sigue una plena búsqueda del espíritu experimental del minicuento y no deja de tributarle al cuento moderno su orientación autorreflexiva.

La fecundidad creativa de lo breve posibilita una bestia textual que, como una hidra de cientos de cabezas, deviene caleidoscópica en tanto es fractal y recombinable. Entre lo paródico y lo poético, las posibilidades del sentido se integran, more cervantino y more garcíamarquiano, en una voluntad todo-experimentadora que dialoga con la tradición y, sin olvidarla, la subvierte.

La princesa y el sapo y otros cuentos breves3

Si nos enfocamos en una teleología del minicuento colombiano, tendremos que hacer un recorrido epocal por movimientos literarios que, en términos de herencia, han sido la impronta disruptiva entre lo real, el realismo mágico, la violencia, la ciudad, la metatextualidad, etc. Así, lo que se opera en la actualidad es una puesta en abismo de lo que lo breve, a flor desde lo narrativo, despunta como secreto y como enigma e ironía. En La princesa y el sapo y otros cuentos breves se pone en obra lo anteriormente dicho, pues los registros lingüísticos y los formatos literarios de los textos

3 Este libro surge del Primer Concurso de Cuento Breve 2011, organizado por la Revista Cultural Avatares (#2). Esta revista fue la primera publicación periódica de la Editorial Avatares, una empresa independiente nacida en la ciudad de San Juan de Pasto (Colombia) en el año 2009, que contempla las emergencias literarias desde la apertura del lector a los mundos imaginados en el latido de las periferias. La editorial aborda dichas emergencias como viajes de múltiples facetas y destinos, que empiezan y terminan, pero a la vez, no dejan de empezar ni terminar, e incluso, durante el recorrido, trastocan el tiempo y lo reinventan. Su alma de papel y tinta resplandece en pequeñas literaturas que crecen al margen del margen, líneas de fuerza que se asoman y brillan, pese (y gracias) a su condición subalterna. Los canales de navegación desde los que Avatares conspira somos todos y no es sino entre todos que devenimos la tierra que pisamos y el libro que leemos. A través de su última publicación: Alebrijes | Revista Nariñense de Minificción, Editorial Avatares exhibe las voces actuales de la literatura breve hispanoamericana, en la proyección y el acontecimiento de nuestros territorios múltiples. Con La princesa y el sapo y otros cuentos breves se cierra un ciclo y se paga el óbolo que garantiza la continuación del viaje.

aquí publicados demandan la participación activa del lector para vestir lo que se nos ha desnudado narrativamente.

En varias piezas, partiendo de la que le da el título a este libro, los lectores encontrarán un virtuosismo intertextual que recorre los argumentos de los cuentos clásicos, pasando por lo onírico y lo surreal, para decantar, a través de una revisión satírica de lo que somos, el lugar del humor y la ironía. Aquí lo súbito y su dialéctica literaria son la singularidad plural que se asume como lo siempre por-venir de la literatura breve colombiana.

Jonathan Alexander España Eraso

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