AÑO VII, VOL. 2. LIMA, ENERO DE 2014
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PLESIOSAURIO Primera revista de ficción breve peruana
Lima - Perú
PLESIOSAURIO Primera revista de ficción breve peruana Año VII, Nº 6, Vol. 1. Lima, enero de 2014. Dirección: Rony Vásquez Guevara Edición y concepto gráfico: Dany D’Oria Rodas Carátula: Dorian Rodas
© Plesiosaurio Av. Santa Elvira, Urb. San Elías, Mz. «A», Lote 3, Lima 39 Teléfono: 51-1-5289229 Celular: 997254851 / 996308452 Web: http://revistaplesiosaurio.blogspot.com E-mail: plesiosaurio.peru@gmail.com Facebook: www.facebook.com/RevistaPlesiosaurio © abismoeditores, 2014 Jr. Pablo Risso 351, Lima 30 Web: http://abismoeditores.blogspot.com E-mail: abismoeditores@gmail.com Facebook: www.facebook.com/abismoeditores ISSN 2218-4112 (en línea) Incluye Vol. 1 Impreso en Perú – Piru llaqtapi qillqasqa – Printed in Peru Todos los textos son de pertenencia exclusiva de sus autores.
Con la minificción en alto Algunas viscicitudes hicieron que nuevamente nos retrasáramos en la publicación del número 6 de Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana. Y ahora está aquí, frente a sus ojos, a través de la pantalla del computador. Y es que seguimos entregados a la labor de servir como un soporte de difusión de trabajos sobre minificción y sobre miniaturistas, con lo cual contribuimos a las investigaciones sobre el género en Latinoamérica. En este volumen, presentamos los microrrelatos de autores prevenientes de diferentes partes del mundo hispanohablante. La presencia de países como Argentina, España, México, Chile, Cuba y Perúe sigue siendo constante en nuestra revista, pero esta vez aparecen también autores de países que todavía no pasaban por nuestras páginas, como Ecuador y Nicaragua. Sea la presente publicación un homenaje a un autor de minificción recientemente fallecido: José Emilio Pacheco (México, 1939 – íd, 2014) quien empleara por primera vez el término «microrrelato en 1977. Quedan todos invitados a la desgutación de estos microrrelatos. Dany D’Oria Rodas
LAURA NICASTRO
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Laura Nicastro (Buenos Aires). Estudió Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, asistió a seminarios de guiones televisivos y de actuación. Residió dos años en Alemania. Su obra incluye libros de cuentos, microficciones y novelas. Sus textos integran diversas antologías, argentinas y extranjeras. Escribe en su blog: http://goo.gl/bP8nfu
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EL SUEÑO DE PEDRO B. Pedro B. trabaja duro y ahorra mensualmente una suma de dinero que confía a una entidad financiera para concretar el sueño de la casa propia. La entidad ha creado un fondo en el que deposita esas sumas, más las de otros ahorristas. Para poder abonarles los intereses prometidos, la institución presta el capital a una fábrica de armas que vende sus productos a dos facciones adversarias en los arrabales del planeta. La demanda es cada vez mayor y la fábrica mejora los dividendos que paga a los accionistas. Pedro B. ignora este contexto, pero cuando vuelve del trabajo, piensa en su sueño personal mientras se sienta a mirar en la pantalla del televisor los horrores de la guerra lejana.
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EL ZORRO Y EL CÓNDOR El zorro se burlaba de la estupidez de sus semejantes que sólo recorrían el llano, pues él trepaba hasta la cúspide de una colina y cazaba de sobra. —Soy sabio —se jactaba cada amanecer— y gracias a mi astucia y abundante comida, soy el más fuerte de todos. Pronto podré dominarlos a todos. Y estaba regodeándose de su inteligencia cuando un cóndor bajó desde las alturas y lo arrebató entre sus garras para llevarlo al nido donde lo esperaban los pichones. —Mi audacia ha tenido su premio —siguió ufanándose el zorro mientras se ahogaba con el viento—. Este cóndor me eligió por ser el más poderoso e inteligente y ahora trabajaremos juntos para dominar a todos los demás animales desde la más lejana cumbre.
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JUAN CARLOS NALVARTE LOZADA
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Juan Carlos Nalvarte Lozada (Arequipa, 1981). Estudiante de derecho. Ha publicado una colección de cuentos y publicará este año su segundo libro.
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EL OTRO REY MAGO Poco después de cumplir los treinta, Jesús fue a visitar al otro rey mago, el que nunca llegó. Lo encontró en un vasto palacio de mármol repleto de obras de arte, con infinidad de oro y joyas preciosas a donde se mirase y con miles de mujeres hermosas a su servicio. El rey mago, al ver a Jesús, lo abrazó efusivamente y no escatimó recursos en servirlo como se merecía. Lo colmó de regalos traídos de los más recónditos lugares del Oriente y le sirvió las más exquisitas delicias del mediterráneo. Luego de un monumental y suculento banquete, Jesús sacó a flote una duda que lo carcomía desde que pisó aquel majestuoso castillo: —Dime, hermano, ¿por qué nunca llegaste a rendirme honores a los pocos días de mi nacimiento como hicieron tus compañeros? —Lo que pasa —respondió el rey mago ya un poco embriagado por el vino— es que confundí a Venus con la estrella de Belén y cuando me di cuenta ya era muy tarde.
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WORKAHOLIC Cuando la tasa de natalidad superรณ largamente a la de natalidad y la humanidad se extinguiรณ, La Muerte, deprimida y desempleada, deseรณ no haber sido tan productiva en su trabajo.
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LEONARDO DOLENGIEWICH
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Leonardo Dolengiewich (Mendoza, 1986). Técnico en Tiempo Libre y Recreación y estudiante de Psicología. Ha sido publicado en diversas antologías, tanto virtuales como en papel. Ha publicado en revistas diversos sitios web dedicados al género. Publica sus microficciones en: http://goo.gl/trB3Uu
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DILUVIO Y GÉNESIS Pero el Señor se equivocó cuando pensó que, por ser de una misma especie, las parejas se atraerían entre sí y sólo entre sí. Inmensa fue su sorpresa cuando, pocos meses después de terminado el diluvio, vio nacer minotauros, sirenas, pegasos, grifos, centauros, esfinges, sátiros, unicornios, ornitorrincos…
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FUGITIVO —¿Y por qué te buscan? —Por algo que sucedió hace unos años… Un asalto, en el que murió una persona. —¿Te quieren ver preso? —No. Bajo tierra me quieren. —¿Para tanto? ¿A quién mataste? —No maté a nadie. —¿Entonces? —En aquel asalto, el muerto fui yo.
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SATURNINO RODRÍGUEZ RIVERÓN
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Saturnino Rodríguez Riverón (Placetas, 1958). Narrador y poeta. Ha obtenido premios y menciones en diversos concursos nacionales e internacionales. Ha sido incluido en diferentes antologías. Trabaja como periodista en la emisora Radio Reloj, La Habana.
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CIENCIA FICCIÓN Hombre Verde aterriza patio casa de mujer joven atractiva. Muy hermosa. Pelo largo sedoso. Ojos soñadores. Boca sensual. Senos desbordantes. Cintura apretada. Cuerpo escultural. Prominente. Lugares comunes no tan comunes. Descomunal. Piel casi comestible. Se abre portezuela nave interplanetaria. Baja Hombre Verde. Pasos a la casa. Lo recibe joven atractiva. Sonrisas. Todo cariño. Asombro del verde. No conoce acercamiento ni seducción. Tampoco besos caricias. Esa amabilidad. Luego mujer abre las piernas. No comprende mucho pelo. Lugar húmedo y tibio. En lejano planeta no se estila así. Pero. Primera vez erección del Hombre Verde. Cosa sencilla después de comienzo. De unión nacen niños verdes. Pasa tiempo. Nueva nave espacial aterriza patio de casa. Cuando portezuela abre salen a recibir visitantes. Visitante increpa mujer joven atractiva. Palabras intercambian. Gritos. Se arma pelea. Ruedan suelo y Hombre Verde no sabe qué hacer. Nunca ver cosa igual. Vecinos acuden curiosos. Nadie separa contendientes. Mujer joven atractiva queda mal parada. Vestido ajado. Pelo revuelto desgreñado. Arañazos. Mujer Verde quiere devuelva incondicionalmente esposo Hombre Verde.
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LA BUENA SALUD —¿ Microrrelato? En la cama 12 —¿ Y minicuento? —Muy cerca. También trajeron de urgencia a liliputo, hiperbreve, nanocuento, ficción rápida, y otros por el estilo. —No puede ser. Hasta ayer gozaban de buena salud. —Tópicos. Eso suelen decir los autores y algunos críticos para congraciarse. Ahora están en terapia intensiva. Si no aparecen los medicamentos efectivos los perdemos. —Increíble. ¿ Y cómo sucedió todo? —Lo de siempre. Sobrepoblación. Hacinamiento. Falta el espacio; se alimentan mal; por economizar se les va la mano, y sobrevienen los padecimientos. Que si la columna, anemia, angiopatías, cuadros respiratorios agudos, artritis, el corazón; en fin... —¡Entonces el problema es serio! —¡Muy! La problemática tomó un cariz pandémico. Se derrumban en masa. —Alarmante. ¿ Algún otro problema? —Estamos trasladando los pacientes hacia hospitales pediátricos. —¡Cómo! Eso es sacrilegio. Un crimen de lesa literatura. ¡ Ahora sí se mueren de verdad! —Calma. No los mezclaremos con literatura infantil. Pero la estatura...Este hospital cuenta con camas para enfermos narrativos corporalmente desarrollados: cuentos, relatos, novelas... Por eso pensamos trasladarlos. Allí las camas se ajustan a sus dimensiones reales. —Sería un golpe mortal para su autoestima. —Tendrán que pasar sin ella. Por el bien de su salud.. La cama es fundamental en los pacientes. Los médicos hacemos el juramento de Hipócrates, no de Procusto.
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PATRICIA NASELLO
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Patricia Nasello (Córdoba). Obtuvo el título de Contadora Pública en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Tiene publicado el libro de cuentos breves El manuscrito. Ha obtenido varios galardones con sus cuentos. Posee trabajos publicados en periódicos, revistas culturales y antologías de cuentos, soporte papel y digital, algunos de ellos han sido distinguidos con traducciones al inglés, francés y rumano. Edita las bitácoras Patricia Nasello microrrelatos, Narrar en Córdoba y Arturo, el hombre, el mito, el rey.
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UN SOL MENOS Es raro volver sola con papá a casa, tan raro que no me animo a decirle que tengo hambre. Tomo una hoja blanca y el primer lápiz de color que veo. Dibujo un sol con una panza grandota. —Mirame —dice. Sigo dibujando. —Mirame —grita. Los dos tiramos de la hoja, el sol se rompe. Aprieta los brazos alrededor de mí muy fuerte. Su camisa huele a líquido de planchar. —Mamá se tiene que quedar ahí —repito para él lo que me explicó la abuela a la tarde—, porque le hace frío y necesita el abrigo de la tierra. —Voy a preparar la cena —contesta. Parece que no escuchó lo que dije. Además no prepara nada, se queda así, quieto. Ni siquiera enciende la luz y está oscuro. Esta noche da miedo.
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RÍOS «—¿Quién es? —pregunta aterrada aunque no espera respuesta. Los golpes en la precaria puerta continúan, es el viento, la tormenta. Sabe que la creciente arrasará su choza e intuye que ha ocupado demasiados minutos procurando salvar sus míseras pertenencias; el río, esta vez, no le dará tiempo». Marca con un doblez la página del libro con el que intenta distraer esa rabia angustiosa que la domina. —Como un río manso —piensa, mientras escucha los redobles de tambor de la manifestación que avanza. Desde el tercer piso donde está ubicado el departamento que alquila, mira pasar hombres, mujeres y niños. Son los trabajadores y sus familias. Trabajadores porque quisieran trabajar, pero están desocupados. —Como un río que crece minuto a minuto sin herir ni amenazar a nadie, al contrario: él es el perjudicado. Aunque no se cuenta entre los que han recibido el odioso telegrama de despido, sabe que debería estar allí abajo, con ellos, apoyando. Desconoce qué forma de inacción o cobardía la mantiene inmóvil. La mantuvo inmóvil, porque ya se apresura en tomar campera y paraguas (una llovizna persistente, helada, moja la ciudad). El timbre del portero eléctrico interrumpe la tarea de subir el cierre al abrigo. —¿Quién es? —pregunta son una sonrisa. Supone se trata de la broma inocente de alguno de los niños. —Correo Argentino —gruñe una voz desconocida.
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JORGE RIVERA
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Jorge Rivera Rojas (Lima, 1965). Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha sido finalista en dos ocasiones del Premio Copé de Cuento y ha publicado un libro de cuentos Cuando hayamos partido. Se desempeña como traductor y corrector de estilo. Actualmente ultima detalles para un volumen de minificción de próxima aparición.
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EXILIO Y ETERNIDAD Cuentan los hombres que Eva, luego de sucumbir a la tentación, se dedicó eufórica a repartir la fruta entre todos los animales que poblaban el Edén porque deseaba compartir una mal entendida revelación y que ellos aceptaron la dádiva, sin saber que de ese modo acabarían expulsados también. Y cuentan además, que sólo yo, el Fénix, se negó a desobedecer a su creador, como si esa palabra bastara para explicar este desasosiego. La realidad es más prosaica: yo era un experimento, otra imagen, otra semejanza, dotado también de un resabio de raciocinio; y no, no me negué a desobedecer; simplemente la dádiva de la mujer no me provocó más que una altiva indiferencia que me ha costado centurias de remordimiento y envidia porque los otros animales con el dolor y la muerte ganaron la perpetuación. En cambio yo, el único sobreviviente del Edén, estoy condenado a la inmortalidad y al olvido. El Edén ya no existe, así que en cierto modo, también yo he sido expulsado sin posibilidad de expiar esta abyecta soledad. Para los hombres ya no soy más que un mito porque no pueden verme. Si alguna vez me reconocieron fue cuando pensaba que podía redimirme a través del fuego purificador. Hace mucho que renuncié a las hogueras: un cuerpo joven e impaciente soporta con más dificultad el lento gotear de los siglos que no cesan.
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CAZADOR Y PRESA El desencanto volvió a hacerse evidente en su semblante porque el dinosaurio no había aparecido, ni siquiera uno chiquito. No bastaba que la noche anterior revisara hasta quedarse dormido enciclopedias y volúmenes específicos. En algún momento pensó que los libros ilustrados serían un mejor recurso que esos tomos con frías reproducciones de esqueletos pero ni aun así. Pero nunca se percató de que en algún lugar lejano en tiempo y espacio, un reptil olfateaba nervioso la intuición de un depredador que no llegaba a precisar, uno que no se parecía a nada que hubiera visto antes pero que sin embargo, no dejaba de seguirle los pasos.
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ALBERTO SÁNCHEZ ARGÜELLO
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Alberto Sánchez Arguello (Managua, 1976). Psicólogo. Primer lugar concurso cuento juvenil de la Fundación Libros para niños 2003. Publicación de selección de microrrelatos en la revista literaria Hilo Azul Nº 5. Seleccionado para la antología Flores de la trinchera. Blog: http://goo.gl/Tjgq6D
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VERGÜENZA Era noche de luna nueva cuando Esther fue interceptada por tres hombres a una cuadra de su casa. Se la llevaron a la fuerza a un callejón y la violaron repetidas veces antes de acuchillarla en el estómago. Un par de horas más tarde, se levantó y caminó hasta su hogar. Entró en silencio y se cambió de ropa antes de cocinar y servir la comida. El marido notó de inmediato algo extraño: de su estómago brotaba sangre a borbotones. Se la llevaron al hospital, pero toda sutura era repelida por el manantial carmesí. El cuarto se fue inundando y poco a poco todo el hospital. Llegaron los bomberos y defensa civil y se extendió orden de evacuación al barrio. Pronto, los canales locales mostraron los lagos de sangre que entraban a las casas y centros comerciales. Meses después, helicópteros intentaban rescatar sobrevivientes en todo el país y el presidente cerraba un trato migratorio con los países vecinos. Los últimos testigos que vieron a Esther, dijeron que estaba en el techo del hospital, pidiendo disculpas, muerta de vergüenza.
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DESCASARSE Recogió las lágrimas que había llorado por su muerte; lo sacó del féretro y le sacudió la naftalina. Lo tomó de la mano para regresarle los últimos treinta años de rutinas y aburrimiento. Le devolvió las frases hirientes y los actos humillantes a cambio de todos los cuidos y comidas que le había preparado con esmero. Tomó los vestidos y regalos de todos los aniversarios y se los dio junto con las rosas marchitas del jardín. A los tres hijos los empequeñeció hasta lograr meterlos otra vez en el fondo de su vientre, mientras quitaba de las paredes los arreglos primorosos de una vida dedicada al hogar. Se limpió las cicatrices de los golpes y vomitó las amarguras de incontables noches de esperarlo cuando salía de juerga con otras mujeres. Entonces, lo arrastró a la Iglesia, invitó de nuevo a todos los amigos y familiares y ante la pregunta del sacerdote respondió con voz bien alta: NO quiero.
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BENJAMÍN ROMÁN ABRAM
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Luis Benjamín Román Abram ( Lima, 1970) . Escritor y abogado. Ha sido miembro de clubs de lectura, asistido a talleres de escritura creativa y poesía y participado en talleres de periodismo. Divulgador cultural a través de boletines culturales. Miembro del foro en Máquinas y Monos, web argentina dedicada a la creación de literatura de ciencia ficción. Miembro del grupo literario Locus.
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OBSTINACIÓN —Ingeniero, al parecer ya no pueden reducir más los aparatos electrónicos sin hacerlos inútiles —¿Qué harán? —Reducir al ser humano y empezar de nuevo.
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Despedida — ¿No te parece que esta lluviosa noche es hermosa? — Para serte sincera tengo verdadero frío, debe ser porque estoy delgada y tú, en cambio, fornido. —Será mejor que charlemos de otra cosa, no te pongas pesimista, ¿Cuál de los modelos de autos que vienen prefieres? — Me has hecho sonreír, quisiera un Ferrari, pero acepto lo que aparezca. La pareja, sin abandonar sus paraguas, dio unos pasos y se detuvo en plena intersección de la vía rápida. El doble impacto se escuchó incluso en un café que estaba a media cuadra.
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ALDO FLORE S EXCOBAR
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Aldo Flores Escobar (México DF, 1984). Titulado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Estudió la licenciatura en Creación Literaria y como trabajo recepcional presentó una novela escrita a partir de ficciones súbitas bautizada como El coleccionista de epitafios (Las cien y una minificciones de una novela). Tiene interés por la teoría de la minificción y actualmente se encuentra revisando el borrador de una nueva novela que se cimenta con microtextos; asimismo, está armando una antología de microrrelatos de futbol soccer.
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CARTA DEL CUENTO INCONFORME Amotla, a 7 de abril Respetable investigador Koch, le informo que debido a mis años he alcanzado la edad adulta y los viajes de un terreno a otro si no me tienen agotado, sí me tienen harto. He perdido la fuerza de mis primeros días, además la popularidad de la que gozo, al mismo tiempo que me magnifica, me minimiza. Los lectores están molestos de encontrarme en cualquier ensayo y antología, incluso algunos de mis colegas, con los que tengo parentesco, me han tachado de bandido. Si conmigo justifica su tesis de posgrado le quiero confesar que yo no soy lo que usted piensa. Huelga aclarar que yo surgí tal cual porque mi autor me dejó inconcluso, así salí a la luz; entonces donde ha buscado genialidad, brillantez, talento, etcétera, sólo existe la carencia de ideas, la falta de continuidad, cimientos de una obra que comenzaba y quedó a medio camino. Por ello aparecí como simple agregado en el tomo. Sin más le ruego que no hable de mí como un texto de vanguardia, que no me presente como una invención adelantada a su tiempo, ergo, como ya le he expuesto, mi creador no supo cómo desarrollarme. Con afecto, L
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BREVEDAD El cuento más largo de todos los tiempos se redujo hasta convertirse en una pequeña historia que abarcaba apenas tres líneas y no por ello dejó de ser extenso.
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JORGE DÁVILA VÁSQUEZ
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Jorge Dávila Vásquez (Cuenca, 1947). Narrador, poeta, dramaturgo, catedrático universitario, crítico literario y de arte. Colabora con importantes revistas nacionales y extranjeras.
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INCOMPATIBILIDAD Muere vampiro O negativo por morder bella B positivo.
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LA GOTA DE LLUVIA EN LA ARENA Se sentía en un cofre de tesoros, de aquellos que cuando era parte de una plateada laguna, antes de volar a las nubes y caer con millares de otras gotitas, en cortinas de lluvia, escuchaba que conversaban dos pobres pescadores que vivían cerca, mientras intentaban atrapar algún pez a la luz de la luna. Todas esas destellantes e innumerables pequeñísimas piedrecillas, eran lo que esa pobre gente llamaba “la arena”. Se sintió una reina, rodeada de las gemas más rutilantes que se podía imaginar. Lentamente, pero de modo seguro, aquellos minúsculos cristales la iban absorbiendo. Ella ni cuenta se dio, hipnotizada por el brillo de polvo de estrellas que le parecía cubrir esa diminuta playa de doradas arenas.
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Gonzalo Hernández Baptista (España, 1977). Escritor y estudiante de doctorado en Literatura española por la University of Kentucky. Ha ganado premios nacionales e internacionales en cuento, poesía y microrrelato, participando, a su vez, en varias antologías. Su obra es rastreable en España, Italia, Francia, México y Estados Unidos. Mantiene el blog de creación fegatelle. Actualmente, está cerrando un volumen de microrrelatos y vive de alquiler.
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ANNABEL Acabé por soñarla hasta de día. Cada cosa me conducía a ella. Me dije que aquello tenía que terminar y saqué de la nevera un melón amarillo. Le apliqué hendiduras tímidas: dos redondas por aquí, una larga por ahí. Con unas cerezas le monté los ojos. De orejas le puse dos caracolas. Y la altura de la boca la revestí de hierbabuena y hebras de azahar. Ah, mi obra perfecta. Por fin la tenía de nuevo en casa. Después de unas horas de contento y de inenarrable charla, la quise llevar por ahí, como todos los enamorados, a dar una vuelta. Amarré la esfera palpitante al asiento del copiloto. Nos pusimos en ruta. La ciudad tenía otro gusto. Cuando vi que atardecía, me le propuse ir de camino al acantilado del Sunev, donde nos dimos el primer beso. Al llegar, apagué las luces. La vista nocturna de la costa nos trajo sensaciones pasadas. Ella se quedó sin habla. Y entonces me tumbé a su vera, acariciando la tapicería de su falda y sus piernas. Me invadieron de golpe la brisa, su olor dulce y su aliento fresco de menta. Así pasé la noche acostado con ella, acolchado entre sus labios dúctiles y su rostro amarillo como la cera.
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REFLECO Mi pijama el otro día se acostó con mi mujer. No me piqué porque se lo hiciera sin mí, sino porque no fuera en la mañana a la oficina a fichar en mi lugar. No sé cómo decírselo. Tampoco estoy acostumbrado a intercambiar con él palabras. Le miro de reojo mientras me cepillo los dientes. No me mueve la ofensa, tampo me siento herido y me meto vestido con él a la cama pronto. Le doy las buenas noches. Me lo abrazo estrecho, fuerte, en espera de que se duerma. Me tiene que descansar. Tengo planes para él. Mañana le digo que a partir de ahora él me suplirá por la mañana en el trabajo, por la tarde escuchando a la familia y por la noche, de nuevo, agazapado contra mi señora.
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FRANCESC BARBERÁ PASCUAL
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Francesc Barberá Pascual (Valencia, 1979). Estudió Filología Inglesa en la Universidad de Valencia. Actualmente cursa un Grado en Psicología. Ha obtenido medio centenar de premios y menciones en certámenes literarios. Escribe en su blog: http://goo.gl/L2Pud
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ÍNFIMO Sentado en mi sillón, junto a la lámpara, escribo un relato sobre un hombre que, atrapado en un minibar, escribe un cuento sobre un diminuto ser que, a la sombra de un bonsái, escribe pequeñas historias sobre un pirata que vive en un barco dentro de una botella, que a su vez escribe un microrrelato sobre un minúsculo, insignificante, imperceptible, liliputiense, microscópico hombre que, sentado en su sillón, junto a la lámpara, escribe este relato.
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PERSONAJES Todas las mañanas, en el tren, me encuentro con los mismos personajes. Un tipo gris escucha la radio. A su lado, una pareja discute. El revisor les pide el billete, y entonces: a) Se lo entregan amablemente. b) Descubren que lo han perdido. c) El tren descarrila. Sé que debería escribir un desenlace, pero yo prefiero dejarlos, un día más, atrapados en este microrrelato.
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MANUEL ESPADA
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Manuel Espada (Salamanca, 1974). Licenciado en Periodismo y Máster en Radio. Lleva catorce años de guionista en programas de entretenimiento y ficción de diferentes medios de comunicación. Ha publicado el libro de microrrelatos Zoom. Ciento y pico novelas a escala. Ha ganado diferentes premios. Junto con Rosana Alonso coordinó el libro De antología. La logia del microrrelato y en breve publicará su próximo libro de microrrelatos: Personajes Secundarios. Escribe habitualmente en su blog La espada oxidada.
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EL PERSONAJE MÁS RÁPIDO DEL MUNDO —¿Serías capaz de aparecer antes que el título?
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SI LEES TU NOMBRE EN LA TAPA DE UN YOGUR Abres la tapa del yogur para buscar un premio y lees un mensaje dirigido a ti: «Nemesio, sigue buscando». Levantas la vista sorprendido y a través de la ventana caes en la cuenta de un enorme graffiti que adorna el edificio de enfrente. Unas letras en verde brillante trazan tu nombre en la pared. Te animan a descubrir tu verdadero yo. Bajas a la calle sin apenas resuello. En los letreros de todos los negocios hay notas que te van guiando por la ciudad: «A la derecha, Nemesio, búscate a ti mismo, tuerce a la izquierda…» Una mercería exhibe un letrero: «Hoy vas a descubrir quién eres». Y en la lista de precios de una frutería figura el mote con el que te llamaban en el colegio: «Dientes, entra en el bar de al lado». Entras. El local se llama como tú. Sudoroso, te diriges al baño. Coges el bote del jabón líquido para lavarte las manos. Al acercártelo a los ojos lees este texto en la etiqueta, y descubres que me dirijo a ti para revelarte que, más allá de los límites de este papel, no existes.
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ORLANDO MAZEYRA
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Orlando Mazeyra Guillén (Arequipa, 1980). Escritor y cronista. Editor Cultural de la Universidad La Salle y colaborador de Hildebrandt en sus trece. Publica ficción y no ficción y trabajos narrativos en revistas literarias virtuales. Ha sido incluido en las antologías Disidentes 2: los nuevos narradores peruanos 2000-2010 y 17 cuentos peruanos desde Arequipa.
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VIRAJE Está bien, te saldrás con tu gusto. Voy a contarte mi vida al revés: de adelante hacia atrás. Pero con la única condición de que cuando llegue a nuestro primer encuentro, por favor, no me digas que sí: a ver qué pasa.
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HADES Si las monedas persisten sobre tus párpados, entonces todavía no abras los ojos. Sabido es que Caronte no da propinas, sólo las recibe.
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EVA DÍAZ RIOBELLO
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Eva Díaz Riobello (Avilés, 1980). Es autora de la antología Susurros en el tejado y con las Microlocas ha publicado La Aldea de F. Sus relatos han obtenido premios. Mantiene el blog Las Letras Dormidas.
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Caperucita La madre puso a su hija un vestido rojo y le pidió que llevara una carta al prestamista. El hombre leyó el mensaje y sonrió a la niña. “Qué dientes tan grandes tiene”, pensó ella, mientras, a sus espaldas, él trancaba la puerta.
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Muñecas «Mi hermana mayor no me deja jugar con sus muñecas, dice que son perversas. Tiene muchísimas, todas ordenadas encima de su cama. A mí me parecen muy bonitas. Mi hermana es una egoísta, por eso las amigas no le duran mucho. Así que, de vez en cuando, me cuelo en su habitación y juego con las muñecas. Son preciosas, con su piel de porcelana y sus vestidos de colores. Las peino y hablo con ellas durante horas. Ayer me entretuve tanto que me dormí mientras jugaba. Desperté en brazos de mi hermana, que lloraba lágrimas enormes. “Te dije que no te acercaras a ellas”, gimió. Su cama me parece gigante ahora. Mamá aún me sigue buscando».
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PEDRO GUILLERMO JARA
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Pedro Guillermo Jara (Valdivia). Ha publicado 17 libros, la mayorĂa de microcuentos incluyendo una nanonovela y libros-objetos.
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LA CASA VERDE —Disculpe… ¿La Casa Verde? —En las afueras de Piura. Pasos sobre pasos. Una puerta, aire caliente, tabaco, ron, música, voces y risas. En una mesa del fondo —semi penumbra— Mario Vargas Llosa, La Chunga y Lituma. Yo, frente a la página en blanco.
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LICITACIÓN La Contraloría General de Dios ha licitado el paraíso al mejor postor. En esta licitación no se ha considerado a los ángeles, sus habitantes. Los ángeles, preocupados, se preguntan a través del Arcángel Gabriel, su vocero: A falta de mano de obra… ¿quién hará la sidra con las manzanas del famoso árbol?
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RAQUEL CASTRO
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Raquel Castro Maldonado (México, 1976). Escritora periodista mexicana que ha publicado un libro y una serie de cuentos en diversas antologías.
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TÍPICO Típico: despiertas en un hospital, conectado a mil máquinas, y no te acuerdas de cómo llegaste ahí. Gracias a la sabiduría que proporciona estar más de ocho horas diarias frente a la TV, supones que sufriste un accidente. Buscas el timbre para llamar a la enfermera, quien —te imaginas: es lo típico— será joven y guapa, amable y tierna. Llorará sólo de verte (se habrá enamorado de ti durante las largas noches de cuidados intensivos) y te contará del accidente que no recuerdas: de la niñita que rescataste de un ataque terrorista o del presidente al que no arrolló una Hummer porque lo empujaste justo a tiempo. Pero —típico— la enfermera nunca llega. Sólo cuando te has cansado de esperar te das cuenta de que hay demasiado silencio. Así que te quitas los cables que te cubren y te levantas, muy despacio. Sales del cuarto, caminas por los pasillos desiertos, encuentras un cadáver y luego otro y otro y otro, todos con el cráneo destrozado, y sólo entonces intuyes que algo anda REALMENTE mal. Típico. Así que buscas un pantalón y unos tenis, te los pones y sales a la calle que, típico, está llena de muertos redivivos, lentos y rígidos pero implacables, que no te quitan la mirada de encima y que comienzan a caminar directamente hacia ti. Sientes miedo. No es para menos: hay cadáveres con el rostro destrozado, con fracturas expuestas, con caudas de intestinos polvorientos. Pero te repones del susto y te dispones a huir de ellos, porque piensas que los dejarás atrás. La parte ardua no puede ser ahora. Será más bien cuando —típico— hayas encontrado a una jovencita viva y solitaria, necesitada de amor y compañía. Y corres. Y te siguen. Y te alcanzan. Mientras destrozan tu cuerpo sientes dolor pero es más fuerte el enojo, más la tristeza, y más (todavía) la desilusión. Típico, sólo ahora te das cuenta: todas las historias de zombis tienen miles de extras, y tú no eres más que uno de ellos.
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LARGA DISTANCIA A veces, mi madre me llama sólo para saludar: me cuenta en pocos minutos cómo le ha ido, cómo está la familia y entonces se despide. En esos casos me da gusto que me busque; tanto, que ni siquiera le comento que su llamada siempre me despierta y que tardo mucho en volver a conciliar el sueño. Realmente me hace feliz saber de ella. Pero hay otras veces en que llama para quejarse: de mi ausencia, de su soledad, de mis visitas cada vez más espaciadas. Llora, grita… ¡Cómo reprocha! Y me acusa de que de un tiempo a la fecha me he vuelto de lo más egoísta e indiferente. También se pone sentenciosa y me sale con que un accidente —lo dice así, con desprecio, en vez de decir EL accidente— no es justificación para haberme alejado tanto. En esos casos yo me enojo, así que opto por no responderle. Y claro, ella se pone furiosa y me manda al diablo... Al rato se calma y vuelve a llamarme, pide perdón, dice que me extraña, que le duele que me haya ido así; pero yo, haciéndome el digno, muevo tercamente el puntero a la palabra «adiós».
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VIRGINIA TELLO
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Virginia Tello (Catamarca, 1983). Profesora de Lengua y Literatura. Participó en talleres literarios, uno dirigido por el escritor Raúl Guzmán y otro, por la poetisa Celia Sarquís. Textos suyos han aparecido en Palabras catamarqueñas al viento y Los innombrables.
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NOCTÁMBULA Se encontraba en el balcón, como todas las noches, había salido a fumar. La luna estaba casi llena... le gusta mucho contemplarla en medio de tanta oscuridad, parece como si estuvieran sólo las dos. De repente siente en su pecho, otra vez, ese anhelo de volar... pero, a diferencia de siempre, esta vez extiende sus alas y vuela…
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LECTOR MODELO A medida que sus ojos recorrían las líneas del texto, el lector iba creando un verdadero mundo fantástico, lleno de entradas y salidas. El problema se produjo cuando retiró sus ojos del cuento y se encontró dentro del laberinto.
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DORIAN RODAS
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Dorian Rodas (Lima, 1987). Bachiller en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha sido ponente en algunos eventos y organizador de Narradores en San Marcos. Un espacio para la prosa (2007) y de Coloquio Internacional de Minificción «Homenaje a Dr. David Lagmanovich» (2011). Dirigió la revista de creación Bosque de Latidos (2007-2008). Es editor de Plesiosaurio: Primera revista de ficción breve peruana desde 2008.
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AMOR Para J Ella hacía bonitos dibujos sobre papeles de colores, y él iba recortándolos con las tijeras. ¡Pero cometía cada torpeza! Pues no podía dirigirse bien por las líneas: unas veces dejaba márgenes alrededor de los dibujos; otras, más bien mochaba algunas partes, y, de vez en cuando, mutilaba una que otra parte del dibujo.
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JUICIO Se le puso la mano sobre la Biblia y se le pidió que jurara declarar la verdad y nada más que la verdad. El acusado replicó: —¿No me iban a juzgar con el código civil?
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FABIÁN VIQUE
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Fabián Vique (Buenos Aires, 1966). Profesor de Lengua y Literatura, editor y escritor. En 2008 fundó la editorial Macedonia. Prepara una tesis de doctorado sobre la microficción para la Universidad Autónoma de Madrid. Creador del blog De las aves que vuelan me gusta el chancho y cocreador del ciclo literario de microficción OBB (Orden de la Brillante Brevedad). Ha publicado libros de minificción. Ha obtenido varias distinciones.
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EL JUSTICIERO Salió de la chimenea y abrió la bolsa. —Jennifer, en esta caja encontrarás las orejas del abuelo, que enrojecía las tuyas al “saludarte” en cada cumpleaños. Nicole, aquí hallarás la cabellera de mamá, quien fingiendo peinarte tironeaba con violencia tus dorados rizos. Para ti, Edgar, el dedo índice de papá, ese que te levantaba intimidante cuando te sorprendía colocando veneno para ratas en sus zapatos nuevos. Y tú, pequeño Brian, recibe el ojo izquierdo de la abuela, el que te miró furioso el día que arrojaste su bastón barranca abajo. —¡Gracias! —dijimos, y nos lanzamos sobre los paquetes.
[ganador del concurso de la Internacional Microcuentista 2011]
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HOSPITALARIA Caminaba distraído por la calle y lo atropelló un Renault Fuego. Curiosidades de la vida, no le hizo nada, ni un rasguño. Por las dudas, y por indicación médica, fue a hacerse unas radiografías. Al salir del hospital, llovía. Pensó: No traje paraguas. También pensó: Qué buena estaba la radióloga. Cruzó la calle pensando en la radióloga y, curiosidades de la vida, lo partió un rayo. Moraleja: donde hubo fuego, cenizas quedan.
[Publicado en Variaciones sobre el sueño de ChuangTzu. Macedonia Ediciones, 2009]
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SOLANGE RODRÍGUEZ PAPPE
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Solange Rodríguez Pappe (Ecuador, 1976). Obtuvo su Licenciatura en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil con su trabajo dedicado al microrrelato en el Ecuador. Es profesora de ramas afines a la Comunicación y al Lenguaje, al tiempo que ha incursionado en el periodismo, el ensayo, la ficción audiovisual y talleres de creatividad. Ha publicado libros de cuentos. También ha realizado estudios en Literatura posmoderna y microrrelato, siendo antologadora del tomo de minificción ecuatoriana Ciudad Mínima (2011).
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OTRO TIPO DE POLVOS MÁGICOS Para tener buen sexo, el mago, a quien le cuesta ser fiel, entra con su amante al laberinto de espejos. Así, le parece que está amando a varias mujeres.
[Publicado en Caja de Magia, 2013]
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TELETRANSPORTACIÓN Para Alberto Chimal En un siglo donde ya no se usan relojes, la viajera del tiempo, finalmente, ha logrado toparse con el viajero del tiempo que venía persiguiendo desde hacía ya varias centurias usando el método de la teletransportación: Ella está anciana y él luce jovencísimo. Como pasa siempre en el amor, piensan mientras se observan desolados, hemos coincidido o muy temprano o muy tarde.
[Publicado en Caja de Magia, 2013]
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Raquel Vรกzquez
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Raquel Vázquez (Lugo, 1990). Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Santiago de Compostela. Ha sido ganadora de varios concursos de microrrelatos, además de aparecer en diversas antologías de este género breve. También ha publicado poesía y obtenido distinciones en diferentes certámenes. Tiene un blog personal, Niebla eterna (http://goo.gl/jRJcww), y colabora, además, en Documenta minima (http://goo.gl/WndTNm).
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MATRIOSKA Cerró la puerta dejando atrás el frío aliento de diciembre. Primero, en el zaguán, se deshizo con torpeza de unos guantes que pasaron a adornar la languidez del perchero, al igual que el gorro, la bufanda y el plumífero, y recluyó en el zapatero sus botas recién desenquistadas. Ya en su habitación, el cuello del jersey avanzó reptilmente por su cara, los pantalones se arrodillaron como un acordeón ante sus pies, y espolvoreó sobre la silla la ropa interior que antes rasgaba su piel en silencio. Sobre el tocador, dos pares de pendientes, un colgante y un indeterminado número de pulseras aterrizaron con el estrépito del metal que se sabe abandonado. Levantó entonces la vista hacia el espejo. No le devolvió nada salvo un acendrado vacío erguido en medio de aquel cuarto.
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EL ÚLTIMO PÁRRAFO La tibia luz de esta noche es perfecta para el crimen final, piensa el escritor deslizando sus ojos por la ventana antes de atacar de nuevo el papel. Un desenlace impactante, algo imprevisto, le encargaron, así que debe esmerarse en la sorpresa, aun luchando contra la distracción de ese ruido en la calle. Quiere concentrarse, inclinándose más sobre el escritorio al escuchar abrirse la puerta, quiere seguir pero ya no puede cuando se vuelven nítidos unos pasos en la escalera, eco impecable a las palabras sobre el asesino que también avanzaba subiendo en su cuento. El miedo acalla cualquier duda: rápidamente rasga las hojas, buscando deshacer la historia que a su personaje, que a él mismo iba a sucederle. Suspira aliviado sólo porque el ruido del papel le impide oír una carrera detrás, una respiración que no es la suya. Sobre su espalda, un cuchillo escribe el punto final.
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PLESIOSAURIO Primera revista de ficción breve peruana Nº 6
se terminó de editar, en los talleres gráficos de abismoeditores,
el 31 de enero de 2014, en homenaje a José Emilio Pacheco, quien empleó por vez primera el término «microrrelato» en 1977. Jr. Pablo Risso 351, Lima 30.