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LA MUELA DEL PLESIOSAURIO

Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana. Año XIII, n.º 12, vol. 1. Lima, diciembre de 2020, pp. 17-28.

DERRUMBANDO EL CLÓSET: DE LA DIVERSIDAD SEXUAL A LA MINIFICCIÓN

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Vimarith Arcega-Aguilar

Universidad Autónoma del Estado de México UAEMex

MINIFICCIÓN LGBTTTI+

La minificción como el género de aparición más reciente, ha logrado difuminar los límites entre las múltiples manifestaciones ficcionales; se contrae, dispersa, muta, colisiona y edifica. No obstante, en cuanto a contenido, gran parte del corpus sigue las temáticas y personajes de la sociedad dual cisheteronormativa, incluyendo de forma esporádica a personajes abyectos a esta normativa. Con esto no digo que sea necesaria una «cuota» de textos LGBTTTI+ como una forma de inclusión forzada de estas temáticas, sino que es necesario (ya que la misma sociedad y cultura lo demandan) que surjan más espacios minificcionales, como convocatorias, en los que se exprese desde los lineamientos esta apertura, además de instar una mayor difusión y oportunidad de autorxs LGBTTTI+. Así como el mundo y la sociedad se transforman, la minificción lo está haciendo, abarcando una mayor amplitud de temas y escenarios que la contengan.

Secreto Blanca Leonor Ocampo, México.

Trenzó las largas cintas de sus zapatos alrededor de sus pantorrillas, se paró frente al espejo, admiró sus piernas desnudas hasta los muslos y la caída violeta del vestido sobre sus nalgas. Apretó suave el estómago con las palmas de sus manos y curveó despacio la espalda para erguir más los trozos de algodón apretujados en el corpiño. En ese momento, sin nadie alrededor más que su imagen, se gustaba, se amaba. Qué gratos los momentos de soledad completa, valía la pena esperar que la casa quedara vacía. Más cerca aún del cómplice de la ausencia, veía sus ojos enmarcados con el rímel como quisiera que los mirara un amante. Movió en espiral las manos para hacer resaltar los anillos, y entonces cobró consciencia del reloj. Contó cinco minutos para cambiarse, pronto llegarían sus hijos, cinco minutos para retirar el brillo de los labios, llorar en el baño y remover el maquillaje, cinco minutos para despertar del sueño y volver a la pesadilla diaria, cinco minutos para guardar el vestido, los encajes, devolver los senos al botiquín y los anillos al joyero, cinco minutos para odiar de nuevo al espejo, esconderse en el closet y recibir con un beso a su esposa (Osorio, 2006: 106).

El «secreto» narra la forma en que una persona, como si de un ritual se tratara, termina de vestirse frente al espejo. Se aprecia cómo cuida cada detalle de su postura y ropa. El espacio en que se encuentra este personaje se ve encapsulado en la soledad que le acompaña en secreto, pareciera ubicarle en otro espacio del mundo. Finalmente, la atmósfera de placer y contemplación se rompe con la consciencia del tiempo. Inicia a desvestirse como si tuviera cada movimiento cronometrado. Finalmente nos damos cuenta de que se trata de un padre de familia.

El texto nos muestra dos realidades del personaje: la aparente normalidad en que vive, hombre cisgénero heterosexual con hijos, que se ve dominado por los discursos sociales en la vida privada. Debe guardar secretos frente a

su familia y esto le ha creado odio hacia su propia persona. La otra realidad es una exploración hacia su identidad en la diversidad trans1 . Usar ropa y accesorios asignados con mayor frecuencia al género femenino, le hace gustarse, a diferencia de la imagen masculina que desprecia y debe afrontar a diario en el espejo.

Sileno Violeta Rojo, Venezuela.

Su ideal era un hombre pequeño, macizo, velludo y fuerte. Debía ser juerguista y muy potente en el lecho. No le importaba el olor a chivo y sí que fuera bien dotado, de falo grueso y recio, siempre dispuesto al deleite. Le placía incansable, tosco y desvergonzado en el amor.

Un día en el bosque encontró el indicado.

La dicha duró poco. Él la abandonó por un tal Dionisio (Cisneros, 2016: 68).

En el relato se describen las características que el personaje busca en su próxima pareja sexual, como si se tratara de una cacería, lo encuentra en el bosque. Aunque en el texto no se especifica a quién encontró, por el título y la descripción física se deduce que se trata de Sileno. Sileno es un personaje de la mitología griega, a veces se menciona como antecesor o tutor de Dionisio, y otras como un viejo sátiro. Finalmente, Sileno termina eligiendo a Dionisio.

En una interpretación, Sileno prefiere a Dionisio por representar el exceso y la fiesta, una actitud presente también en los sátiros. En otra, se representa la relación que tenían alumnos y maestros en la antigua Grecia; a través de encuentros sexuales entre un hombre joven y otro mayor, se establecían contratos sociales.

1 En adelante utilizaré el sustantivo «trans» como «término paraguas» para referirme a transgénero, transexual, travesti y demás identidades no normativas alternas a la cisgénero.

Exclusión Tatiana Mayerovich, Chile.

Ana me contó que vivió tres años con el amor de su vida. Compraron una casa, muebles y un auto rojo. Aunque de vez en cuando la golpeaba, eran felices. Hasta que un día la dejó inconsciente. Una amiga la ayudó a huir al norte con ropa y plata prestada. ―¿Por qué no hiciste la denuncia? ―le pregunté. ―Porque nadie sabía que el amor de mi vida era una mujer ―dijo (Barros, 2012: 267-268).

En «Exclusión», Ana es agredida por su pareja. Esta violencia está normalizada en la siguiente oración «aunque de vez en cuando la golpeaba», ya que se justifican los golpes con la felicidad. Ana, reacciona y escapa cuando la agresión es más grave. El hecho de que la protagonista no denunciara a su agresora hace notar algo presente en las relaciones lésbicas: su invisibilización. Ante la heteronormatividad, es decir, relación entre hombre cis y mujer cis, Ana oculta su relación. Además, está implícito el mito social de que en las relaciones entre mujeres está ausente la violencia, por lo que su denuncia podría resultar poco creíble. También es importante resaltar el personaje de la amiga que la ayuda a escapar, expresa lazos de apoyo entre mujeres.

Transgénero Miranda Montealegre, Chile.

Deseché mis privilegios para ser la mujer que soñaba. Ahora estreno mis tacones altos en la vereda de la discriminación (Barros, 2012: 268).

En apenas dos líneas este texto enuncia de forma clara y concreta una de las realidades a las que se enfrentan las mujeres trans. La primera parte del texto expone la vida pre transición social, donde se asume otro género distinto al que se ha llevado con anterioridad. No puede generalizarse que todas las personas trans, en este caso, las mujeres

trans, tuvieran los mismos privilegios que los hombres cisgénero antes de transicionar, ya que se encontraban en un constante enfrentamiento interno y externo al representar un género ajeno al que se sentían, tal como sucede en «Secreto» de Blanca Leonor Ocampo. En la segunda parte, la personaje identifica la discriminación que enfrentará a sufrir por ser mujer.

Diluvio interior José Manuel Ortiz Soto, México.

Los labios de Anaïs aceptaron con timidez el beso de aquella boca entreabierta. Un murmullo de mar embravecido acarició su rostro. Cerró los ojos y lamió hasta que toda June era un torrente cristalino escapando por su vagina. Un canto de sirena en las ingles de Anaïs pronunció su nombre, mientras las manos de June se aferraban a sus glúteos redondos.

Sentado al borde de la cama, Henry prendió un cigarro (Benza, 2016: 61).

En «Diluvio interior» el narrador hace una descripción detallada de un apasionado encuentro sexual entre Anaïs y June, donde el acercamiento erótico y las proyecciones sensuales inundan el relato. Como si se tratara de una cámara en movimiento, el cuadro termina enfocando a Henry, quien disfruta de la escena. La narrativa nos hace cómplices de la película, como si fuéramos otro personaje junto con Henry. Sin duda, un homenaje a los diarios donde Anaïs Nin plasmaba su triángulo amoroso con June, esposa de Henry, de quien Anaïs también era amante.

DIVERSIDAD(ES) MINIFICCIONES ALTERNAS

Ahora centraré en la antología Diversidad(es) minificciones alternas. Este proyecto surge como una propuesta entre José Manuel Ortiz Soto, Diana Raquel Hernández Meza y la

autora del presente artículo, a fin de reunir en un libro minificciones que incluyeran personajes LGBTTTI+.

Como intención general para el libro, se propuso en la convocatoria: compilar minificciones que den cuenta de otros cuerpos, identidades, deseos y prácticas alternas a la heteronorma; y que a la dar a conocer autorxs de la comunidad LGBTTTI+ (Lesbiana, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti, Intersexual, y más) mexicana; se prestó atención al cuerpo y ejes que lo atraviesan.

En cuando al título, quisimos jugar con la palabra «Diversidad», (es) entre paréntesis, lo que provee dos posibilidades de lectura: «Diversidad/Diversidades», a fin de ir perfilando hacia una apropiación de los textos minificcionales. Se hizo invitación directa a 20 personas (10 mujeres, 10 hombres) con experiencia en la minificción para que participaran en el libro, y se eligieron a otras 20 aportaciones del público. Finalmente, él y las antologadoras participamos por algunas personas invitadas que desertaron; por error de cálculo, se reunieron 41 minificciones, que como explico en el prólogo, esto dotó de mayor significado al proyecto por su relación con «El baile de los 41», hecho histórico de persecución policial contra la población diversa en México. Los textos recabados lograron extender la diversidad dentro de la misma diversidad; se abordó desde las disidencias eróticas, estereotipos sociales, infancia y vejez trans, hasta el pensamiento de los pueblos originarios respecto a la orientación sexual.

A continuación haré un breve análisis de algunos de los textos incluidos en la antología Diversidad(es) minificciones, los cuales también he seleccionado de forma aleatoria. Antes me gustaría aclarar que utilizaré variaciones en la estructura del lenguaje sólo para no establecer una postura binaria normativa sobre lxs personajes de los textos, ya que en algunos como «Cuando sea grande…», el/la personaje principal no permanece en un género estable.

Zende Sergio Ceballos

Por Amanalco de Becerra se cuenta la historia de doña Cata —una mujer santa y oscura de piel como los zapotes floreados en verano—. Los jueves de mercado compra claveles y laureles que deja en el camino del río junto a una cruz solitaria y sin nombre. —Jamás preguntes por el nombre, mucho menos a doña Cata, porque te pega con el bastón de pirul que lleva bajo el brazo —es lo que mi abuela siempre ha dicho.

Doña Cata camina sola, de vez en cuando con su burro, de vez en cuando con el perro, pero la yegua siempre la deja en casa pa’ que nadie la chulee, pa’ que nadie se la lleve. No quiere que nadie mire su yegua, que nadie la toque, y va nuevamente a la cruz, sola con su sombra, sollozando, gimiendo en el recuerdo perpetuo, «duérmete rosal que el caballo se pone a llorar…»; camina por la vereda, remoja las enaguas al andar por el río. Llora y eleva palabras a la amada que ha partido. No quiere que nadie vea la yegua, porque la yegua no es suya, es de Amalia, su amada (Arcega-Aguilar, 2020: 26).

Narra la historia de doña Cata y su pareja que ha muerto, Amalia. Desde el inicio, quien relata nos pone en contexto, Amanalco2 de Becerra, un pueblo del Estado de México. El manejo del lenguaje, los nombres de las personajes, las flores, el paisaje, nos transportan a un lugar alejado de la ciudad. Doña Cata se queda sola con la yegua de Amalia, el único recuerdo vivo que la acompaña hasta la tumba de su amada. Esta representación donde se conjuga vejez/lesbianismo, amplía la visión sobre las personas adultas mayores, donde por desconocimiento, se silencia el habla/exploración de la sexualidad.

2 En otomí: «N’dabí», «lugar donde flotan los troncos» o «donde abunda el agua». En náhuatl: «Amanalli», «estanque de agua». Más información en http://edomex.gob.mx/amanalco_encanto.

Ángel Daniel Falconi

La Tuerta es una de las más viejas, tiene unas grandes tetas, pero nunca se quitó la verga. Ella no tiene padrote ni madrota. Dicen que es sobreviviente de las matanzas de vestidas de los 80. Luce viejona y lamentable; cobra 20 pesos por la mamada y a 50 la culeada; apenas si la contratan. Siempre parece dominar todo el paisaje nocturno. Nunca hemos hablado, pero me alegro al ver su cara arrugada cuando el tipo guapo de la camioneta roja me asfixia. La Tuerta rompe el cristal y le destroza la cabeza. Me quedo paralizada. Grita: «¡Corre, estúpida!». Huyo mientras mi rímel se corre. Ahora entiendo por qué, a pesar de ser poco contratada, sigue en las calles (Arcega-Aguilar, 2020: 27).

En el texto se dejan ver las características de un sistema social que niega oportunidades laborales a la población trans. «La tuerta», personaje en quien se centra la atención, logra salvar a la narradora de un ataque violento de «el tipo guapo de la camioneta roja», su cliente en turno. Aunque las personajes no hayan interactuado anteriormente, existe un pacto no dicho de cuidado, de compañerismo, porque se identifica la violencia por la que pasa la otra. La forma en que «La tuerta» ha llegado a la vejez, que evidentemente se ha enfrentado a otros ataquen en el pasado, le ha permitido sobrevivir a la calle.

Cuando sea grande… Jasmín Cacheux

—¿Por qué soy niña? —Porque… tienes cuerpo de niña. —¿Cómo? —Sí, tus genitales son de niña, tienes una vagina para hacer pipí. —Pero… —¿Pero qué? —René es niño y tiene también para hacer pipí.

—Él hace de pie y tú te sientas —No, también se sienta. —No, él tiene pene. —¿Es como larguito? —Sí. —Yo tengo uno, ya me revisé, muy pequeño, pero tengo… —No, Andrea, tú eres niña. —¿No tener uno de «esos» me hace niña? —No funciona así. —Cuando sea grande, voy a ser niño. —Eso no se puede. Bueno, ¿para qué quieres ser niño? —No, si no quiero ser niño, lo que quiero es ser lo que yo quiera, y ahorita sólo soy lo que puedo. —Andrea, eres una niña, una muy bonita y tierna… —¿Si soy niño no puedo ser bonito y tierno? —Andrea… no es lo mismo. —¿Ves? No, no quiero. A ver, si soy niña puedo hacer todo lo que hacen los niños. —Sí. —¿Tú qué eres? —Yo soy tu papá. —¿Eso es ser niña o niño? —Eso es ser papá. —Ah, entonces yo soy Andrea y cuando sea grande seré niña o niño. —Ándale mientras tanto a hacer la tarea, que para eso da igual si eres niña o niño. —¿Tarea?... (Arcega-Aguilar, 2020: 21-23).

Andrea, después de comparar su cuerpo con el de René, trata de averiguar por qué se le considera una niña; su papá trata de disipar sus dudas con una respuesta biológica (niña-vagina/niño-pene), y aunque después pareciera que no está muy seguro con esta afirmación «No funciona así», termina por negar una posible transición de género futura: «Eso no se puede». No obstante, Andrea deja abierta la posibilidad para después: «Ah, entonces yo soy Andrea y cuando sea grande seré niña o niño». En este texto se aborda un tema que continúa siendo muy alarmante para la

sociedad, porque aunque haya teorías que afirmen que el género se construye desde etapas iniciales en la infancia, el estigma e ignorancia hacia las identidades trans continúa estigmatizando esta propuesta. Esto termina por violentar los derechos humanos en la infancia ya que no permite el desarrollo pleno y libre de las personas. El hecho de que se inserten estos debates en la literatura indica que también se están extendiendo en la sociedad.

Falsario / Omexayak José Carlos Monroy

«La humanidad no es como nos contaron nuestros abuelos. Han pasado a la historia esos bárbaros procesos de reproducción, como el de aparearse entre hombres y mujeres. ¡Nada más asqueroso!», predicaba con vehemencia el catedrático. «Afortunadamente la tecnología ha reemplazado a los zánganos heterosexuales por varones homosexuales y mujeres libres, haciendo de este mundo un lugar mejor para vivir».

Los alumnos escuchaban embelesados al docente, que a su vez esquivaba sus miradas. No podía resistirse a mirar de reojo hacia la segunda ventana del aula. Mientras seguía con su perorata, veía el escote de una de sus alumnas. Aterrado, se dio cuenta de que tenía una erección: sabía que la heterosexualidad manifiesta era causal de pena capital (Arcega-Aguilar, 2020: 39).

Este texto, junto con «Beso» / «tenamikiliztli» de Leodan Morales se publicaron con su traducción en náhuatl, a fin de ampliar el alcance lingüístico de la antología y mostrar la voz de una de las lenguas originarias de México. En «Falsario» se proponer un universo alterno donde la heterosexualidad sería la otredad a la norma social, lo prohibido. Así como está estigmatizado el deseo en las relaciones no heterosexuales, se plantea la reproducción como algo repulsivo.

Resulta atinado plantear el escenario en un salón de clases, ya que es la escuela como uno de los institutos que

distribuyen el conocimiento hegemónico. El docente representa la represión que sufren algunas personas ante su orientación sexual, en este caso las consecuencias son extremas, «pena capital», sin embargo no resulta muy alejado de la realidad: aún hay 72 países donde pertenecer a la comunidad LGBTTTI+ es delito, de los cuales ocho aplican la pena de muerte, otros sanciones que van desde multas hasta encarcelamiento de un mes a cadena perpetua (Sieteiglesias, 2020).

Para mí, la literatura representa es un puente entre la realidad y la ficción, de forma que este es un texto más sobre la minificción, pero también sobre la comunidad LGBTTTI+, y viceversa. Redacto este artículo durante la pandemia por COVID-19, tiempo en el que he encontrado múltiples notas donde se evidencia violencia sistemática. Por ejemplo, en Panamá se estableció que a partir del primero de abril de 2020, las mujeres sólo podrían salir lunes, miércoles y viernes; mientras que los hombres martes, jueves y sábado. Ante esta situación, algunas chicas trans fueron segregadas por un sistema político que no acepta las identidades disidentes. Asimismo, quedan excluidas otras identidades que no pertenecen al binario de género: agénero, bigénero, no binarie, género fluido, etcétera. En México, las trabajadoras sexuales, en su mayoría trans, fueron desalojadas de los hoteles/moteles en que vivían, expuestas a un mayor estado de vulnerabilidad; sin ingresos, higiene, seguridad y desprotegidas totalmente por el Estado. No obstante, sólo es un agravamiento de su modus vivendi.

Aunque en un inicio esta antología buscaba, como se menciona en el prólogo, dar voz a una parte de la población que por años ha sido puesta en un segundo plano, la publicación de los textos ha evidenciado algunos sesgos entre cada una de las siglas LGBTTTI+, y si ya había un profundo vacío de las diversidad sexual en la minificción (y en la literatura), con este proyecto se vislumbran otras ausencias de representación en la misma diversidad. ¿Cuál es la relevancia de abordar esta desigualdad? Porque hay otras vivencias

que aún falta enunciar en la literatura, pero estoy segura que mientras las personas sigan escribiendo, se comenzarán a abrir más y más puertas para la diversidad.

BIBLIOGRAFÍA

Arcega-Aguilar, Vimarith; Hernández, Diana; Ortíz, Manuel (2020). Diversidad(es). Minificciones alternas. Bogotá: El

Taller Blanco Ediciones. Barros, Pía (2012). «¡Basta! + de 100 mujeres contra la violencia de género: Muestra de una muestra de microcuentos escritos por mujeres». En: Revista Nomadías, n.° 15.

Disponible en: https://core.ac.uk/reader/46547960. Benza, Alberto (2016). 69. Antología de microrrelatos eróticos I. Lima: Ediciones Altazor. Cisneros, Carolina (2016). 69. Antología de microrrelatos eróticos II. Lima: Altazor. Osorio, Eduardo (2006). Los mil y un insomnios. Toluca:

Centro Toluqueño de Escritores. Sieteiglesias, Esther (2020). «Ser homosexual es delito en 72 países». Disponible en: https://bit.ly/3oZAvih.

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