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Chema Sánchez
Amor
Hubo una vez un hombre que llegó a la definición exacta del amor. No se la dijo a nadie, pero la sabía. La había visto, con sus propios ojos, entre su padre y su madre.
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Él era solo un niño pero comprendió que ese sentimiento significaba guardar, para el otro, la pieza de pollo preferida a la hora del almuerzo.
Ahora, sigue sin decírselo a nadie, pero practica el mismo ritual del pollo con su esposa e hijos.
Tierra
Un niño jugaba con la tierra. Con su manito, unas veces, y con ayuda de un palito, otras, intentaba desbaratar una colonia de hormigas. Una a una iban saliendo desesperadas ante el peligro del invasor. Pero el niño solo atinaba a contarlas mientras reía extasiado:
Una, dos, tres, cuatro… Si así fueran las clases de matemáticas, ya sabría contar hasta cinco.
En ese momento, su madre lo llamó. El niño removió el hormiguero, gritó «¡Cero!» y se fue corriendo hacia donde ella lo esperaba.
CHEMA SÁNCHEZ
(San Marcos, Nicaragua, 1983)
Profesional en Logística y Cadena de Suministros. Sus microcuentos han sido incluidos en Antología de hipermicroficción narrativa, Las huellas de hormigas y en El Hilo Azul, revista literaria del Centro Nicaragüense de Escritores. Ha participado en el Festival Internacional de Poesía de Granada. Miembro del Colectivo de Microliteratura Nicaragüense. Escribe de todo un poco en laesquinaviva.blogspot.com.