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Jair Ortega de la Sancha
JAIR ORTEGA DE LA SANCHA
Estudia Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha publicado en diversas revistas literarias y en la antología Hokusai, editada por la escritora chilena Lilian Elphick.
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Espera
Todo inició la primera noche. Durante la cena le relaté las pericias de mi regreso: los naufragios, la bestia de un solo ojo, la pérdida de mis compañeros. Sí, es cierto que omití algunos episodios de mi viaje. Lo consideré prudente. Conté lo que era digno de relato, lo que sus oídos tenían que escuchar. Una vez terminada mi historia, mi cuerpo sintió la necesidad de yacer junto a ella, y fue entonces que me lo dijo. Pensé que se trataba de una broma pero no tardé en desengañarme.
Esa noche fue la peor.
Ahora, con el paso de los días, me consuela el recuerdo de las caricias de Circe y de Calipso, y a veces también lo hace alguna esclava en las tardes monótonas.
Aun así, no desisto. Insisto cada noche. Sé que llegará el momento en que termine de tejer.
Regalo de navidad
La fiesta de este año fue diferente a la de los anteriores: sobró comida y hubo sillas de más en la mesa. A mí gustó, sobre todo porque no tuve que escuchar a mi tía decir que mi primo esto y mi primo lo otro. Después de la cena nos fuimos a dormir. Las ganas de orinar me despertaron antes que a los demás y cuando iba hacia al baño me encontré con una sorpresa: debajo del arbolito Santa Claus me dejó un regalo. Un cochecito rojo, deportivo y convertible, idéntico al que atropelló a mi primo Angelito.