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Nélida Cañas

NÉLIDA CAÑAS

(Córdoba, Argentina)

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Profesora de Literatura. Cultiva diversos géneros: poesía, narrativa, microrrelato y ensayo. Ha sido publicada en numerosas antologías. Ha recibido premios nacionales e internacionales. En poesía, es autora de diez libros. En narrativa y microrrelato, ha publicado De este lado del mundo (1996), Breve cielo (2010), Intersticios (2014) Chiquilladas, microrrelatos con niños (2016), Como si nada (2018). Integra el grupo Microlee (laboratorio de lectura).

Águeda y yo

Para hablar de mí tengo que ser Águeda, la hija de Juan Pablo Cruz. Él era el misterio, la oscuridad, lo que no se sabe qué es. Creo que cuando escribo siempre estoy siendo Águeda, la que balbucea cifras del misterio. La que al nombrar lo que desconoce se acerca a ese núcleo inefable, que la constituye y la instaura como parte de una realidad innegable, como las piedras y los árboles. Águeda y yo nos necesitamos. La una no puede sin la otra. Ya lo he dicho, Águeda es la más valiente de las dos. Es la que rescata palabras del vacío. Yo me dejo llevar de su mano, como cuando era niña y en la mitad del dibujo temblaba y en la hoja ocurría un sismo de tinta china. Ella retoma lo que yo abandono. Abre la ventana de par en par para que mire lo que me niego a ver. Sabe que no sabré qué hacer con eso. Pero ella está ahí. Tan cerca. Señalándome el rumor de lo que nace. La flor en la hendidura.

El perro del relato

Cuando me marché el perro del relato se fue conmigo. Por las noches le permito echarse a los pies de mi cama. Poco a poco se ha convertido en mi compañero más fiel. Aunque también es muy independiente. A veces sale por la mañana y regresa cerca del anochecer. La llanura es honda y extensa. Y él siempre regresa con algo en la boca. A veces un gorrión. Otras, un pájaro carpintero. También se ha llegado con un pájaro extraño y colorido como los de la selva tropical. Este atardecer, sin ir más lejos, regresó con una estrella marina. Enseguida me di cuenta de que había andado por el mar de Leocadia. No pude sino enternecerme con su preciosa ofrenda.

A Ángel Bonomini

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