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Modo avión, desconectado

Introducción

Tu tarea no es buscar el amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has construido contra él.

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Rumi.

He comprendido a lo largo de mi vida que existen múltiples expresiones para extenderse y expandirse en la historia. yo no estoy en el Universo, el Universo entero, con toda su magnificencia y esplendor, con su abundancia y su poder, con su infinitud y su riqueza, yace dentro de mí. Hay suficiente energía en un metro cúbico para hervir todos los océanos juntos, dijo Firmann. Esta frase me impactó sobremanera, pues si eso puede hacer un metro, ¿qué poder inimaginable habrá dentro de mí, capaz de recrear la vida misma? El Universo posee un imperativo de eternidad que se niega a morir del todo. ya es hora de encontrarnos con la verdad de lo que somos: un poder, una magia, una eternidad contenida, una hermosa pintura en un marco que aparentemente atrapa, retiene y contiene su belleza, pero que jamás podrá expresarla en su totalidad. Lo único que hemos contemplado hasta ahora es la efímera sombra de una luz, un mísero espejismo, una quimera que pobremente refleja todo conocimiento humano.

siempre anhelé un hijo de mis entrañas. Hubo una etapa de mi vida en que quise experimentar qué se siente y se padece al tener un fragmento de mi ser fuera de mí. sin embargo, la vida me ha enseñado que los lazos del Espíritu trascienden los lazos de la sangre. Una mañana, un sabio enseñaba a sus discípulos, alguien se le acercó y le preguntó: maestro, tu madre y tus hermanos te andan buscando. Él, mirando fijamente a su alrededor, exclamó: ¿quién es mi madre y quienes mis hermanos? El que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica ese es mi hermano, mi hermana y mi madre. Las preguntas que muchos se hacen al escuchar este relato: ¿acaso no amaba a su madre?, ¿por qué la desprecia? y entendí que no es desprecio, sino un carácter de trascendencia, lo que imprimió en su respuesta. En otro momento dijo con contundencia: el que no odie a su Padre y Madre por amor a mí, no sirve para el Reino de los Cielos. ¿Estaba invitando a odiar a quienes nos engendraron? Parece una contradicción que aquel que nos invita a amar incluso a nuestros enemigos, ahora nos pida odiar a nuestros padres. Estaba incorporando un universo diferente y divergente dentro de nosotros; colocando el amor en todo su significado metafísico, el amor en la sublime objetividad antropológica, desde su verdad óntica, y con una belleza teológica y filosófica adornada

con la sutileza de la literatura y del mito. El amor es amor cuando trasciende las barreras de lo biológico, cuando viaja y se posa en otros rostros, cuando no distingue ni clasifica. El amor es amor cuando se hace universal hacia toda creatura.

semejante mensaje está implícito en estas frases. ¿Llegaremos a amar a nuestros enemigos; podremos un día sentarnos a la mesa con quien piensa y siente distinto de mí; seremos capaces de lavar los pies de quien un día lanzó la piedra en contra de mi persona? si amo a quienes me aman, ¿qué recompensa tendré? si hago el bien a quienes me hacen el bien, ¿qué hago de extraordinario? si saludo sólo a mis hermanos, ¿cuál es la diferencia con los otros? amar, porque simplemente soy el amor.

Tuve, pues, el anhelo de tener un hijo biológico hasta que comprendí que no lo necesitaba para elevarme, ya mi vida era trascendente por sí misma; que nada de lo que había afuera definía mi existencia, y menos mi auténtica permanencia; que instalado en esta vida, mi espíritu se niega a morir, pues la muerte es un imposible ante mi propia naturaleza; la vida, desde una visión amplia no reductiva ni limitada, es consustancial a mí mismo. sin embargo, los lazos del espíritu donde mi ser se ha extendido han sido maravillosos, y hoy quiero expandirme por medio de la creación de este libro, en el que compartiré una manera diferente de apreciar la vida, los aconteceres, los signos de los tiempos, amor, felicidad, vida, muerte, relaciones afectivas, trabajo, dinero, libertad, Dios, el destino, el sufrimiento, el apego y el deseo, el sentido de la existencia, las preguntas existenciales ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿qué hago aquí?, ¿hacia dónde me dirijo?, que todos nos hacemos, muy pocos respondemos, pero casi ninguno expresamos como una vida coherente la hermosura de sus sentencias.

Les presento este libro, mi hijo, una manera de manifestar mi ser en el mundo, su eco, la voz de un espíritu que no se resigna al silencio, a la mudez, a la inercia de una vida que nos lleva a la desesperación, a la inquietud, al miedo, a la des-identidad personal y social. Un escrito que es un regalo profético envuelto en un papel que consiste en anunciar, renunciar y denunciar, como una tarjeta escrita no con tinta, sino con sangre, palabras que hacen arder mi corazón y cuya única misión es encender el corazón de la humanidad, un grito de locura, esperanza, amor y unión desde el fondo de mi alma. Es hora de despertar del sueño, que ya no es reparador, sino que ha convertido

nuestra existencia en una pesadilla, en una cuna emocional vacía, un sinsentido materializado en relaciones fugaces, en depresión, distracción y dispersión existencial; en un apego que esconde el miedo a la pérdida, en deseos que enferman el disfrute de la vida en el aquí y ahora, en un instante que ha dejado de ser santo por la locura de la mente que siempre nos lleva a la polarización o nos lleva al pasado para llenarnos de resentimiento, engendrando una depresión inexplicable con miras a un futuro incierto, a una imaginación no real que engendra miedo y ansiedad.

Este libro pretende despertar del sueño a quienes duermen y han perdido la brújula de su destino, que viven la inercia de una vida carente de poder, un bálsamo para aquellos que se hallan en medio del desierto en total oscuridad, sin saber ubicar la huellas para cruzar al otro lado de la frontera; un señalamiento para los extraviados, un viático que sostiene la inmensa hambre interior, un aliciente para los que han perdido el aliento, un indicador del camino para quienes se perdieron y no saben a dónde ir, una palabra para quienes, a causa de la sordera, han dejado de escuchar a su corazón.

Es hora de despertar y quiero presentarme ante ustedes como EL DEsPERTaDOR de una conciencia dormida y que ha extraviado su identidad y su verdad más profunda.

Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón inquieto está hasta que no descanse en ti.

agustín de Hipona

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