Facultad de Traducción y Documentación Departamento de Traducción e Interpretación
El español de Bolivia. Contribución a la dialectología y a la lexicografía hispanoamericanas
Tesis doctoral realizada por Gregorio Callisaya Apaza
Bajo la dirección de Dra. Mª Teresa Fuentes Morán 2012
Tesis doctoral
Título El español de Bolivia. Contribución a la dialectología y a la lexicografía hispanoamericanas Autor Gregorio Callisaya Apaza Directora Dra. Mª Teresa Fuentes Morán
Vº Bº
Departamento Traducción e Interpretación
Salamanca, 2012
DEDICATORIA
A mis hijos Arelí y Kémel y a mi esposa Natalia. Ellos me comprendieron, tuvieron paciencia y me brindaron su apoyo para que pudiera llevar adelante este estudio que, en principio, fue una aspiración personal y después pasó a ser una meta familiar. Además, quiero dedicar este trabajo a quienes han inculcado en mí el interés por aprender siempre más: mis padres, Donato† y Martha†.
AGRADECIMIENTOS
Terminar esta tesis de doctorado ha sido la culminación de un largo periodo de trabajo, estudio y esfuerzo al que han contribuido varias personas y a las cuales quisiera dar las gracias. En primer lugar, me gustaría mostrar mi gratitud y profundo agradecimiento a la Dra. María Teresa Fuentes Morán, directora de la tesis, por su apoyo, su paciencia, su disponibilidad, sus ánimos en épocas difíciles, su ayuda en la orientación y realización de todo el trabajo de investigación y, sobre todo, por haber confiado en mí. En segundo lugar, quiero expresar también mi agradecimiento a mis profesores del curso de Doctorado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y de la Universidad de Salamanca quienes inculcaron en mí el entusiasmo y la pasión por la investigación. Asimismo, doy las gracias al Lic. Carlos Coello, al Prof. Dr. Reinhold Werner y al Prof. Dr. Günther Haensch por haberme dado la oportunidad de formar parte de uno de los proyectos más importantes de la lexicografía americana, la elaboración de diccionarios del español americano. Agradezco también al Instituto Boliviano de Lexicografía y otros Estudios Lingüísticos (IBLEL), en cuyas instalaciones aprendí y di mis primeros pasos en el trabajo lexicográfico. También quiero expresar mi agradecimiento a todos mis amigos, colegas y estudiantes, de quienes he recibido, continuamente, ánimos para concluir este emprendimiento. He de hacer una mención especial a Sabine Arcas por su atenta lectura de este trabajo. Finalmente, quiero agradecer a mis hermanas, Rosa y María, por su apoyo constante y a toda mi familia que me ha acompañado siempre y de quienes he recibido el apoyado moral en el estudio y en mi formación académica.
Índice 0. 0.1. 0.2. 0.3. 0.4.
Introducción Bolivia Contexto político y social boliviano actual La situación lingüística de Bolivia El estudio
1.
Estudios sobre el español de América y de Bolivia Dialectología Convergencia y divergencia dialectal Comunidad y variedades lingüísticas El español de América Introducción Marco general Marco histórico La formación del español de América Teorías sustratistas Teoría andalucista Posición poligenética Teoría de la koinización y la estandarización Otras teorías Principales características del español de América Fonético y fonológico Morfológico Sintáctico Semántico Léxico Problemática de la clasificación dialectal de Hispanoamérica Antecedentes Intentos de división dialectal Juan Ignacio Armas y Céspedes (1882) Pedro Henríquez Ureña (1921) Delos Lincoln Canfield (1962) José Pedro Rona (1964) Melvyn C. Resnick (1975) Juan Clemente Zamora Munné (1979-1980) Philippe Cahuzac (1980) Otras clasificaciones Español de Bolivia en sus fuentes Introducción Marco histórico Formación del español de Bolivia
1.1. 1.1.1. 1.1.2. 1.2. 1.2.1. 1.2.2. 1.2.3. 1.2.4. 1.2.4.1. 1.2.4.2. 1.2.4.3. 1.2.4.4. 1.2.4.5. 1.2.5. 1.2.5.1. 1.2.5.2. 1.2.5.3. 1.2.5.4. 1.2.5.5. 1.2.6. 1.2.6.1. 1.2.6.2. 1.2.6.2.1 1.2.6.2.2. 1.2.6.2.3. 1.2.6.2.4. 1.2.6.2.5. 1.2.6.2.6. 1.2.6.2.7. 1.2.6.2.8. 1.3. 1.3.1. 1.3.2. 1.3.3.
~ VII ~
1 3 5 8 11 15 17 19 22 25 25 26 28 32 32 35 38 39 40 41 41 42 43 43 44 45 45 45 46 47 49 49 52 52 55 56 58 58 59 61
1.3.3.1. 1.3.3.2. 1.3.3.2.1. 1.3.3.2.2.
1.3.3.2.3. 1.3.3.2.4. 1.3.3.2.5. 1.3.3.2.6.
1.3.3.2.7. 1.3.3.2.8. 1.3.3.2.9.
1.3.3.2.10.
2. 2.1. 2.1.1. 2.1.2. 2.2. 2.2.1. 2.2.2. 2.3. 2.3.1. 2.3.2. 2.3.3.
2.3.3.1. 2.3.3.1.1. 2.3.3.1.2. 2.3.3.1.2.1. 2.3.3.1.2.2.
Antecedentes Intentos de división dialectal del español de Bolivia Víctor Varas Reyes, El castellano popular en Tarija (1960) Hernando Sanabria Fernández, El habla popular de la provincia de Vallegrande (departamento de Santa Cruz) (1965) Herrero Joaquín, Apuntes del castellano hablado en Bolivia (1967) Hernando Sanabria Fernández, El habla popular de Santa Cruz (1975) Martín Herminia E., Un caso de influencia en el español paceño (1976-1977) Nila Gutiérrez Marrone, Estudio preliminar de la influencia del quechua en el español estándar de Cochabamba, Bolivia (1980) Alan M. Gordon, Notas sobre la fonética del castellano en Bolivia (1980) José G. Mendoza, El castellano hablado en La Paz, sintaxis divergente (1991) Carlos Coello Vila, «Bolivia», en Manual de dialectología hispánica: el español de América (1996) John M. Lipski, El habla afroboliviana en el contexto de la «reafricanización» (2008) Estudios sobre lexicografía americana y boliviana La lexicografía como disciplina lingüística Lexicografía práctica y la lexicografía teórica Diccionarios integrales, contrastivos y diferenciales La lexicografía americana Orígenes de la lexicografía americana La lexicografía académica en los siglos XVIII, XIX y XX frente a los americanismos Lexicografía boliviana en los diccionarios Introducción Modelo de descripción para las obras lexicográficas bolivianas Descripción de los diccionarios de bolivianismos, de diccionarios de regionalismos y de otras obras lexicográficas Vocabulario criollo-español sud-americano (VCESA), Ciro Bayo (1910) Marco general Niveles estructurales Macroestructura Microestructura ~ VIII ~
61 63 64 68 77 79 83 85 87 90 99 107 111 113 116 118 127 128 134 136 136 137 143 144 146 147 147 149
2.3.3.1.3. 2.3.3.2. 2.3.3.2.1. 2.3.3.2.2. 2.3.3.2.2.1. 2.3.3.2.2.2. 2.3.3.2.3. 2.3.3.3.
2.3.3.3.1. 2.3.3.3.2. 2.3.3.3.2.1. 2.3.3.3.2.2. 2.3.3.3.3. 2.3.3.4.
2.3.3.4.1. 2.3.3.4.2. 2.3.3.4.2.1. 2.3.3.4.2.2. 2.3.3.4.3. 2.3.3.5. 2.3.3.5.1. 2.3.3.5.2. 2.3.3.5.2.1. 2.3.3.5.2.2. 2.3.3.5.3. 2.3.3.6.
2.3.3.6.1. 2.3.3.6.2. 2.3.3.6.2.1. 2.3.3.6.2.2. 2.3.3.6.3. 2.3.3.7. 2.3.3.7.1. 2.3.3.7.2. 2.3.3.7.2.1. 2.3.3.7.2.2. 2.3.3.7.3. 2.3.3.8.
Valoración El castellano popular en Tarija (CPT), Víctor Varas Reyes (1960) Marco general Niveles estructurales Macroestructura Microestructura Valoración Diccionario de bolivianismos (Dbol), Nicolás Fernández Naranjo y Dora Gómez de Naranjo (1964) Marco general Niveles estructurales Macroestructura Microestructura Valoración El habla popular de la provincia de Vallegrande (departamento de Santa Cruz) (HPPV), Hernando Sanabria Fernández (1965) Marco general Niveles estructurales Macroestructura Microestructura Valoración El habla popular de Santa Cruz (HPSC), Hernando Sanabria Fernández (1975) Marco general Niveles estructurales Macroestructura Microestructura Valoración Diccionario de bolivianismos y semántica boliviana (DBSB), Jorge Muñoz Reyes e Isabel Reyes Taborga (1982) Marco general Niveles estructurales Macroestructura Microestructura Valoración Diccionario enciclopédico cruceño (DEC), Germán Coimbra Sanz (1992) Marco general Niveles estructurales Macroestructura Microestructura Valoración Churo diccionario chapaco (CHDCH), Mirtha Villarroel Hurtado (2008) ~ IX ~
156 157 158 159 159 161 166 166 167 168 168 170 174 174 175 176 176 177 183 184 185 187 187 189 196 196 197 199 199 201 208 209 210 211 211 213 221 221
2.3.3.8.1. 2.3.3.8.2. 2.3.3.8.2.1. 2.3.3.8.2.2. 2.3.3.8.3. 2.3.4. 2.3.4.1. 2.3.4.2. 3.
3.1. 3.2. 3.3. 3.3.1. 3.3.2. 3.3.3. 3.3.3.1. 3.3.3.2. 3.4.4. 4. 4.1. 4.2. 4.3. 4.3.1. 4.3.1.1. 4.3.1.1.1. 4.3.1.1.1.1. 4.3.1.1.1.2. 4.3.1.1.1.3. 4.3.1.1.2. 4.3.1.1.3. 4.3.1.1.4. 4.3.1.1.5. 4.3.1.1.6. 4.3.1.1.7. 4.3.1.1.8. 4.3.1.2. 4.3.1.2.1. 4.3.1.2.2. 4.3.1.2.3. 4.3.1.2.3.1. 4.3.1.2.3.2.
Marco general Niveles estructurales Macroestructura Microestructura Valoración Valoración crítica de los diccionarios a la luz de los datos obtenidos Macroestructura Microestructura La lexicografía actual y el Diccionario del español de Bolivia. Español de Bolivia – Español de España Antecedentes Diccionarios contrastivos del español de América Diccionario del español de Bolivia. Español de Bolivia – Español de España (DEBol) Marco general Destinatarios Niveles estructurales Macroestructura Microestructura Valoración Hacia la descripción del español de Bolivia actual Planteamiento general La convergencia interdialectal Descripción del español de Bolivia Nivel fonético - fonológico Consonantes El fonema /s/ Elisión de la /s/ Aspiración de la /s/ Otros fenómenos Los fonemas /λ/ y /y/ El fonema /d/ Los fonemas /r/ y /rr/ Relajación de /x/ El fonema fricativo glotal sordo /h/ El fonema /f/ El fonema /č/ Vocales Elisión vocálica Alternancia vocálica Variaciones vocálicas Asimilación de e > i Asimilación de i > e ~X~
222 223 223 225 232 233 233 234
239 241 242 246 246 247 247 247 251 268 271 273 274 276 277 277 277 277 278 279 280 281 283 284 284 286 287 290 290 292 293 293 294
4.3.1.2.3.3. 4.3.1.2.3.4. 4.3.1.2.3.5. 4.3.1.2.4. 4.3.1.2.5. 4.3.1.2.6. 4.3.1.2.7. 4.3.1.2.8. 4.3.1.2.9. 4.3.2. 4.3.2.1. 4.3.2.1.1. 4.3.2.1.1.1. 4.3.2.1.1.2. 4.3.2.1.1.3. 4.3.2.1.1.4. 4.3.2.1.1.5. 4.3.2.1.2. 4.3.2.1.3. 4.3.2.1.4. 4.3.2.1.5. 4.3.2.1.6. 4.3.2.1.7. 4.3.2.1.8. 4.3.2.1.9. 4.3.2.1.10. 4.3.2.1.11. 4.3.2.1.12. 4.3.2.2. 4.3.2.2.1. 4.3.2.2.2. 4.3.2.2.3. 4.3.2.2.4. 4.3.2.2.5. 4.3.2.2.6. 4.3.2.2.7. 4.3.2.3. 4.3.2.3.1. 4.3.2.3.2. 4.3.2.3.3. 4.3.2.4. 4.3.2.4.1. 4.3.2.4.2. 4.3.2.4.2.1. 4.3.2.4.2.2. 4.3.2.4.
Asimilación de o > u Reducción de hiatos Desplazamiento del acento Metátesis Prótesis Apócope Aféresis Síncopa Paragoge Nivel morfosintáctico Verbos Construcciones perifrásticas Ir + gerundio Ir a + infinitivo + gerundio Haber de + infinitivo + estar + gerundio Saber + infinitivo Estar de + nombre Predominio del pretérito perfecto compuesto Uso del pretérito pluscuamperfecto Creación de verbos denominales Creación de verbos terminados en -ur Sustitución de querrá por quedrá Sustitución de –ya por –iga como sufijo de subjuntivo Sustitución de ve por andá Sustitución de eres por sos Uso reflexivo de verbos Diferente complemento de régimen verbal Personalización de haber Sustantivos Plurales analógicos Creación de sustantivos en -ona Creación de sustantivos en –ingo, -inga, -onga, anga Creación de sustantivos en -zón Creación de sustantivos en -iri Variación de género Creación de femenino para sustantivos y adjetivos epicenos Adjetivos Creación de adjetivos por derivación Creación de adjetivos en –ingo, -a Creación de adjetivos en –chi, -qui Adverbios Anteposición del adverbio Locuciones adverbiales Uso de más antes por antes o hace tiempo Uso de más rato por más tarde o más rápido Pronombres ~ XI ~
294 295 296 297 298 299 300 300 300 301 301 302 302 303 303 304 305 306 306 309 310 311 312 312 313 313 314 315 316 316 317 317 318 319 320 320 321 321 321 322 322 322 323 323 323 324
4.3.2.4.1. 4.3.2.4.2. 4.3.2.5. 4.3.2.5.1. 4.3.2.5.2. 4.3.2.5.2. 4.3.2.6. 4.3.2.7.
Duplicación del pronombre clítico de objeto directo Uso redundante de posesivos Afijos Uso del sufijo –ito, -ita Uso del sufijo -y Uso del infijo –riAdición de artículo a nombres propios Uso de nomás y pues al final de un sintagma u oración Nivel léxico-semántico La influencia indígena Influencia aimara-quechua Actividad diaria Hombre y mujer Ritos, costumbres, creencias populares y diversiones Recreación Oficios y herramientas Minería Fauna y flora Drogas, actividad delincuencial y coba Interjecciones Palabras inclasificables o de uso general
324 325 326 326 328 329 330
Otras lenguas indígenas La influencia extranjera La influencia africana Creaciones propias Otras fuentes Conclusiones
351 352 354 356 369 371
5.
Conclusiones
373
6.
Bibliografía
383
Anexos Anexo 1: Índice de voces aimaras Anexo 2: Índice de voces quechuas Anexo 3: Índice de las unidades pluriverbales con hacer del DEBol
403
4.3.3. 4.3.3.1.1. 4.3.3.1.1.1. 4.3.3.1.1.1.1. 4.3.3.1.1.1.2. 4.3.3.1.1.1.3. 4.3.3.1.1.1.4. 4.3.3.1.1.1.5. 4.3.3.1.1.1.6. 4.3.3.1.1.1.7. 4.3.3.1.1.8. 4.3.3.1.1.1.9. 4.3.3.1.1.1.1 0. 4.3.3.1.1.2. 4.3.3.1.2. 4.3.3.1.3. 4.3.3.1.4. 4.3.3.1.5. 4.4.
~ XII ~
330 331 332 333 334 337 341 343 345 346 347 348 349 350
405 421 437
INTRODUCCIÓN
0.1. BOLIVIA
Bolivia es un país de la zona andina americana que se caracteriza por su multilingüismo y su multiculturalidad. La población boliviana, distribuida en los nueve departamentos, está dividida en pueblos indígenas, población mestiza y población afroboliviana. Según el Censo Nacional de 2001 llevado a cabo por el Instituto Nacional de Estadística, Bolivia cuenta con 9.427.219 habitantes. Los datos del censo 2001 muestran que todos los departamentos han experimentado un cierto crecimiento poblacional, pero el caso más notorio es el de Santa Cruz, que, de tener en 1992 casi 1.500.000 habitantes, en el 2001 cuenta con 2.029.471. Si bien La Paz es el departamento con mayor población, su crecimiento no es tan notorio, puesto que en el 2001 este departamento llega a tener 2.350.466 habitantes. En los otros departamentos, como Cochabamba, Potosí, Oruro, Chuquisaca, Beni, Pando y Tarija no se advierten cambios notorios. Durante los últimos treinta años todas las ciudades de Bolivia han sufrido cambios sustantivos en términos de crecimiento poblacional. La migración campesina hacia las urbes, fenómeno que se da en casi todo el territorio nacional, especialmente de las zonas rurales más pobres hacia las ciudades con mayores oportunidades económicas, ha convertido al eje central, comprendido por las ciudades de Cochabamba, Santa Cruz y La Paz, como los principales receptores de las migraciones del interior del país. La población urbana de procedencia indígena asentada en el eje central del país es aproximadamente del 50 al 70% de la población citadina. Con frecuencia, esta población es discriminada y aislada, y sus miembros viven en una situación de dependencia económica y subdesarrollo social, ya que, en sociedades como la boliviana, las oportunidades para alcanzar un futuro prometedor son mínimas y el sistema educativo boliviano, diseñado de acuerdo a los lineamientos
Gregorio Callisaya Apaza
neoliberales en los que la lengua oficial (el español) ejerce una fuerte presión sobre las lenguas indígenas, no se constituye en medio de progreso, más bien disminuye la calidad educativa de los hablantes de otras lenguas, creando un escenario de desempleo masivo y de carencia extrema de medios de subsistencia, cuyo resultado es que, aproximadamente, 13 de cada 100 niños y jóvenes en edad escolar permanecen en el analfabetismo (Callisaya, 2007b). En los años setenta, Freire (1973) ya señalaba que la educación en América distaba mucho de ser neutra y que los modelos educativos implementados en los países latinoamericanos respondían a determinadas orientaciones o ideologías políticas. Y son precisamente estas políticas las que han hecho que en Bolivia los indígenas hayan sido excluidos de las políticas educativas basadas en principios del liberalismo europeo, los cuales perseguían la formación de sociedades con contenidos socioculturales predominantemente ibéricos y, así, se buscó construir una cultura nacional única y un país unitario y uniforme, tratando de eliminar las diferencias étnicoculturales que desde siempre han existido en Bolivia. La implementación de este tipo de políticas, no sólo en Bolivia, sino también en otros países de América Latina favoreció al surgimiento de sociedades en las que se observan grandes y marcadas diferencias que abren más la brecha entre clases sociales. Estas diferencias se aprecian más en el nivel educativo, debido a la existencia de un sistema tradicional de educación castellanizante y verticalista, lo que genera una relación poco equitativa entre las diferentes comunidades bolivianas (Callisaya, 2007b). Para cambiar este panorama de exclusión y desigualdad, en 1994 se implementó la Reforma Educativa (Ley 1565)1 que tenía el propósito de revertir la situación de exclusión y desigualdad en la que vivía el país, mejorando el sistema
1
2
educativo
boliviano2.
No
obstante
a
que
se
gastaron,
Uno de los aspectos más importantes de esta ley es que ésta señala que la educación es intercultural y bilingüe, porque asume la heterogeneidad sociocultural del país y, con respecto a la lengua, ésta plantea la lengua originaria como L1 y el español como L2. Son, aproximadamente, 15 los países de la región que llevan a cabo programas educativos bilingües, en por lo menos el ciclo primario, los cuales reciben diversas denominaciones: educación bilingüe, educación bilingüe intercultural, educación intercultural bilingüe o
~4~
Introducción
aproximadamente, 300 millones de dólares en diez años de aplicación de esta reforma, se ha constatado una ausencia de transformación y el fracaso de esta iniciativa.
0.2. CONTEXTO POLÍTICO Y SOCIAL BOLIVIANO ACTUAL
El constante desconocimiento por parte de los gobiernos democráticos de los derechos de las diferentes comunidades bolivianas en sus usos y costumbres, en definitiva, el desconocimiento de sus características culturales, provocó el surgimiento de diversos movimientos sociales y organizaciones sindicales que promovían la revalorización de sus aspectos culturales, exigiendo el reconocimiento de los mismos dentro del Estado boliviano. Según Guzmán Prudencio: (…) los movimientos sociales, con un trasfondo de organización con características propias de los pueblos indígenas, empiezan a articular demandas colectivas ante un Estado que desconocía categóricamente su cultura, sus usos y costumbres. Ya no se trata entonces solamente de demandas sociales de carácter circunstancial, se trata de la relación del Estado con sus ciudadanos, o más allá, se cuestiona la propia organización del Estado. Y muy pronto los ciudadanos perciben la posibilidad de reformar el Estado para hacerlo más acorde a la realidad de sus ciudadanos (2011: 7).
Son precisamente estos movimientos sociales los que, en los últimos años, promueven en el país una serie de cambios trascendentales, en los cuales se plantea la identidad «indígena» u «originaria» como eje central en la construcción del Estado. Según Guzmán Prudencio:
Los cambios políticos y sociales que ha sufrido Bolivia en los últimos años, no sólo han representado un giro político hacia la izquierda populista o hacia el indigenismo, sino en cambio han representado una nueva manera de entender la dinámica política interna. Estas nuevas formas de juego político han revolucionado el funcionamiento del sistema político donde los partidos tradicionales han perdido completamente protagonismo, dando paso a los educación indígena. Pero en ninguno de éstos la educación bilingüe posee tanta importancia como la que tiene hoy en Bolivia.
~5~
Gregorio Callisaya Apaza
denominados movimientos sociales íntimamente relacionados con los pueblos indígenas. Por otra parte, el planteamiento ideológico del Movimiento al Socialismo (MAS) y del actual presidente Evo Morales, ha puesto sobre la mesa una nueva forma de entender el bienestar social, el desarrollo económico y la organización del Estado, poniendo énfasis en los aspectos identitarios asociados a cuestiones étnicas y culturales (2011: 2).
Por lo tanto, la necesidad de una autoidentificación, así como el espacio que llenó el MAS después de la caída de los partidos de izquierda tradicionales, hizo que lo indígena se articulara como una alternativa frente al neoliberalismo y al capitalismo, promoviendo una visión indigenista, que considera lo comunitario por encima de lo individual. Dentro de esta visión, la tierra (Pachamama) no es vista como un simple factor de producción, sino como un elemento místico cargado de valor religioso, con la que existe una relación de mutua reciprocidad. Con la llegada del MAS al gobierno, se produce una fuerte tensión en torno a las diferentes visiones de país que se contraponían en la Asamblea Constituyente, que había sido convocada por el gobierno con el fin de redactar una nueva constitución política del Estado. Y después de muchos problemas, finalmente, la Nueva Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia fue aprobada, en la ciudad de Oruro. La nueva constitución considera una serie de derechos inéditos que favorecen a las comunidades indígenas, como se establece en su primer artículo. Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país.3
Este panorama de cambios en los ámbitos social y político promueve, por ejemplo en lo lingüístico, el reconocimiento de treinta y seis nacionalidades indígenas, que en el pasado fueron totalmente relegadas, y sus respectivos idiomas, como oficiales al mismo nivel del castellano. 3
Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia.
~6~
Introducción
Con respecto a la educación, frente al fracaso de los diferentes modelos educativos vigentes hasta ahora y considerando la nueva constitución, el gobierno promueve una «revolución educativa», tomando en cuenta la identidad cultural plurinacional y las necesidades e intereses del Estado. Por lo tanto, en el 2006 el gobierno propone implementar un nuevo modelo educativo, «Ley
Avelino
Siñani
y
Elizardo
Pérez»4,
basado
en
principios
de
descolonización, comunitario, intraculturalidad e interculturalidad. A través del primero, se trata de promover la cohesión y el fortalecimiento de las naciones indígenas originarias, afro bolivianas y otras identidades, para la consolidación de
un
Estado
Plurinacional
basado
en
equidad,
solidaridad,
complementariedad, reciprocidad y justicia. Con el segundo, se intenta promover prácticas de interacción entre diferentes pueblos y culturas desarrollando actitudes de valoración, convivencia y diálogo entre distintas visiones de mundo, para proyectar y universalizar la sabiduría propia. Con respecto a la enseñanza de lenguas, el proyecto de ley plantea un modelo de educación trilingüe que permite el desarrollo de una lengua originaria, el castellano y una lengua extranjera, en todo el sistema educativo. De acuerdo al artículo 15° (Estrategias de uso de las lenguas), la educación debe iniciarse en la lengua materna, porque ésta determina la estructura mental del ser humano y su uso es una necesidad pedagógica en todos los aspectos de su formación. Más adelante, señala que:
Por la diversidad lingüística que existe en el Estado Plurinacional, se adoptan las siguientes estrategias obligatorias de uso de las lenguas en el Sistema Educativo Plurinacional:
4
El primero educador aimara y el segundo funcionario de educación del gobierno central, entre ambos fundaron el 2 de agosto de 1931 la escuela Ayllu de Warisata, en la población que lleva el mismo nombre, ubicada al norte del Lago Titicaca. El proyecto Warisata, conocido no sólo en Bolivia, sino también fuera, causó una expectativa a nivel continental, porque enfocaba la enseñanza de una forma totalmente diferente. No sólo se implementaron nuevos parámetros académicos, sino también se recuperó una forma de vida, a través de las enseñanzas ancestrales de los Andes.
~7~
Gregorio Callisaya Apaza
a) Enseñanza en y de las lenguas: Lengua originaria como primera lengua (Ll) y el castellano como segunda lengua (L2), en poblaciones o comunidades monolingües y de predominio de la lengua originaria. El castellano como primera lengua (Ll) y la originaria como segunda lengua (L2), en poblaciones o comunidades monolingües y de predominio del castellano. En las comunidades o regiones trilingües o plurilingües, la elección de la lengua originaria se sujeta a criterios de territorialidad y transterritorialidad definidos por los concejos comunitarios. En el caso de las lenguas en peligro de extinción, se implementarán políticas lingüísticas de recuperación y desarrollo con participación directa de los hablantes de dichas lenguas. b) Enseñanza de lengua extranjera: La enseñanza de la lengua extranjera se inicia en forma gradual y obligatoria desde los primeros años de escolaridad, con metodología pertinente y personal especializado continuando en todos los niveles del Sistema Educativo Plurinacional.5
Después de muchas discusiones y pese a las protestas de los sectores de oposición manifestadas en La Paz y Cochabamba, y de las observaciones realizadas por parte de la Iglesia Católica, el proyecto de ley fue aprobado tal y como fue presentado, el 6 de diciembre de 2010.
0.3. LA SITUACIÓN LINGÜÍSTICA DE BOLIVIA
La diversidad cultural de los pueblos indígenas en Bolivia se expresa en la existencia y el uso de, según la constitución, treinta y seis lenguas6, habladas
5
6
Nueva «Ley Avelino Siñani – Elizardo Pérez», modificada por la Comisión de Desarrollo Humano. El araona, ayoreo, baure, canichana, cavineña, chácobo, chané, chimane, chipaya, chiquitano, esse ejja, guaraní, guarayo, ignaciano, itonama, leko, etc. Algunas de estas
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Introducción
por cuatro millones de personas, siendo el quechua7 y el aimara8 los idiomas con el mayor número de hablantes, lo que muestra el predominio de las culturas tradicionales andinas sobre las demás. CUADRO 1: DISTRIBUCIÓN DE LAS LENGUAS INDÍGENAS DE BOLIVIA
Fuente: Cruz (2010: 52)
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lenguas están en peligro de extinción, debido a que Bolivia no tiene una política educativa de rescate de estas lenguas. Según los datos estadísticos del censo del 2001, en Bolivia, un 31% de la población habla quechua. Esta lengua, según datos del censo 2001, es hablada por el 25% de la población boliviana.
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Gregorio Callisaya Apaza
Las otras lenguas minoritarias, como el guaraní9, el chácobo o el ayoreo, están distribuidas, en su mayoría, en las tierras bajas o tropicales de Bolivia y es difícil determinar el número de personas que hablan estas lenguas, puesto que se carece, hasta la fecha, de datos que arrojen luces sobre la cantidad de hablantes. En el cuadro 1 podemos ver la distribución de las lenguas en Bolivia. Varias de estas comunidades atraviesan por una difícil situación, debido a la reducción de sus integrantes. Existen pueblos que cuentan con menos de doscientas personas, como araona, guarasugwe, machineri, moré, pacahuara, tapieté, yaminahua o yuqui. Asimismo, algunos pueblos están en peligro de extinción, como los pacahuara, sirionó, yaminahua, cayubaba e itonoma que cuentan con menos de 70 hablantes, la mayoría de ellos con más de 60 años. Finalmente, se da por extinto al pueblo canichana, puesto éste sólo cuenta con menos de diez hablantes (Crevels, 2010). Sin embargo, un aspecto que se debe resaltar, en los últimos años, es la valoración de lo indígena, pues se observa un cambio de actitud, sobre todo cuando se habla de identificación étnica. A la pregunta ¿con qué pueblo originario se identifica usted? se obtienen los siguientes resultados. CUADRO 2: AUTO-IDENTIFICACIÓN ÉTNICA
PUEBLOS INDÍGENAS
Quechua Aymara Guaraní Chiquitano Mojeño Otras etnias Ninguna
AÑOS
2006 26,7 18,2 1,0 1,1 1,0 0,9 51,2
2007 23,9 20,3 3,0 1,4 0,7 0,7 50,1
2008 28,5 23,3 1,4 2,0 0,6 0,5 43,8
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia
El cuadro muestra un cambio, aunque leve, de actitud lingüística a favor de los pueblos indígenas, es decir que las personas que en años anteriores al 2006 no se identificaban como indígenas, sí lo hacen en el periodo 2008, además el 9
Esta lengua, según datos del censo 2001, es hablada por el 2% de la población boliviana.
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Introducción
porcentaje de personas que no se identificaban con ninguna disminuye. Este cambio coincide con los primeros años de la presidencia de Evo Morales. Para terminar este apartado, debemos manifestar que la presencia de estos grupos originarios hace de Bolivia un mosaico único en la historia contemporánea, donde la «unidad» se presenta en la «diversidad» y obliga a sus gobernantes a fortalecer esta unidad, respetando la pluralidad de culturas y expresiones lingüísticas.
0.4. EL ESTUDIO
Después de la breve explicación sobre Bolivia y su situación lingüística, a continuación presentamos las razones que nos impulsaron a emprender este estudio y, posteriormente, expondremos el objetivo y las partes del mismo. Dentro de los estudios de dialectología hispanoamericana es conocida la situación, claramente insatisfactoria, en que se encuentra la variedad del español hablado en Bolivia, cuyas peculiaridades han sido poco estudiadas. La bibliografía sobre el español de Bolivia es exigua en comparación con el de otras regiones de América, como de Argentina, Colombia, México o Venezuela, debido a que la mayoría de los trabajos, sobre Bolivia, se centra en el español andino. Esta escasez de estudios nos ha impedido conocer, en su real dimensión, el desarrollo histórico del español boliviano; del mismo modo, nos permite ver la imperiosa necesidad de llevar adelante trabajos que muestren la evolución y las características actuales del español hablado en Bolivia, de manera que se pueda ir esbozando poco a poco las diferentes regiones dialectales. En la línea de lo apuntado anteriormente, el objetivo de este estudio es analizar, desde una concepción de la dialectología y la lexicografía, los factores y los contextos que pueden dar una visión más totalizadora y amplia de la situación actual del español en Bolivia. La presente investigación consta de cinco capítulos: Introducción, Estudios sobre el español de América y de Bolivia, Estudios sobre lexicografía americana y boliviana, La lexicografía actual y el Diccionario del español de
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Gregorio Callisaya Apaza
Bolivia. Español de Bolivia-español de España, Hacia la descripción del español de Bolivia actual y las conclusiones. En el capítulo I, en primer lugar, hacemos un análisis conciso destinado a poner en claro las nociones básicas de la dialectología. Posteriormente, presentamos un breve recorrido sobre el español de América que considera tres apartados. En el primero, se abordan diversas teorías que explican, desde diversas ópticas, la formación del español en esta parte del mundo. En el segundo, basado en estudios publicados sobre esta variedad, se muestran las principales características que presentan los americanos cuando hablan español. Finalmente, en el tercer apartado se describen los más relevantes estudios centrados en la clasificación del español americano, como los trabajos de Pedro Henríquez Ureña, Bertil Malmberg, Ángel Rosenblat, José Pedro Rona, Delos L. Canfield, Melvyn Resnick, Juan C. Zamora Munné, Philippe Cahuzac, etc. que se constituyen en un marco de referencia sobre los estudios de dialectología americana. En segundo lugar, se describe el español de Bolivia basado en sus fuentes. Al igual que en el español de América, en una primera instancia se presenta una reseña sobre la formación del español de los bolivianos. Luego se describen y comentan diez estudios que muestran los rasgos propios que ha adquirido el español en las diferentes regiones de Bolivia. El capítulo II, de la misma manera, se inicia con una revisión conceptual sobre la lexicografía como disciplina de la lingüística aplicada. Posteriormente, se hace un recorrido sobre la lexicografía americana, sobre sus orígenes, apoyado por diversas fuentes, como Haensch, Alvar Esquerra, Fernández Sevilla y otros, y sobre la lexicografía académica y su influencia en el español americano, en este acápite se comenta la labor lexicográfica de la Real Academia Española, sobre todo su actitud, de extrema prudencia, frente a la incorporación de más voces americanas en sus diccionarios. Este capítulo continúa con la descripción de la lexicografía boliviana apoyada en sus diccionarios, que, entre diccionarios de bolivianismos, regionalismos y otras obras lexicográficas, no supera la decena. Pero antes de la descripción de las obras, basado en el modelo propuesto por Fuentes,
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Introducción
García y Torrez (2005), se plantea un modelo para mostrar las cualidades y las deficiencias de las mismas, el cual tiene dos partes: marco general y niveles estructurales. La primera, está dirigida a identificar la sustentación teórica y los criterios metodológicos sobre los cuales se han formado los corpus de los diccionarios. La segunda, está dirigida a describir los diccionarios tomando en cuenta dos niveles de estructuración lexicográfica vertical: la macroestructura y la microestructura. Estos elementos de descripción nos permiten mostrar, de manera general, el desarrollo histórico de la lexicografía boliviana. En el siguiente capítulo, el III, se muestra una aproximación a la situación en la que se encuentra actualmente la lexicografía en Bolivia. Para esto recurrimos a la descripción del Diccionario del español de Bolivia. Español de Bolivia – español de España, coord.: Carlos Coello Vila y Reinhold Werner. El proyecto de elaboración se inició en la ciudad de La Paz y la etapa de redacción se la realizó en el Departamento de Lingüística Aplicada, Lenguas Románicas de la Universidad de Augsburgo, con el respaldo de la Universidad de Augsburgo, de la Deutsche Forschungsgemeinschaft, del Instituto de Estudios Bolivianos (IEB) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Bolivia, y del Instituto Boliviano de Lexicografía y otros Estudios Lingüísticos (IBLEL). En el capítulo IV, se presenta una descripción del español de Bolivia actual, tomando en cuenta los resultados obtenidos del comentario y análisis de las diferentes obras, en los capítulos I, II y III. Para la descripción, con base en criterios de tipo dialectológico y lexicográfico, se ha optado por los siguientes niveles de diferenciación: fonético-fonológico, morfosintáctico y léxico-semántico. El primero, nos ha permitido mostrar algunas diferencias, por ejemplo, fenómenos de pronunciación, particularidades en realización de consonantes, en la realización de las vocales o las adiptongaciones. A través del segundo, hemos explicado el uso de determinadas formas en el español boliviano, como la inclusión de la vocal al final de palabras terminadas en consonante, por ejemplo joveno, jovena. La consideración del nivel léxico nos ha permitido observar la repetición de formas léxicas, la influencia en la relación de concordancia o uso de términos de las lenguas indígenas y
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castellano de manera simultánea, como en la frase esperame, ahorita voy a cutinir por ‘espérame que vuelvo en seguida’ y otros fenómenos recurrentes en la forma de hablar de los bolivianos. En el capítulo V, el último, presentamos las principales conclusiones obtenidas a partir de la realización del presente trabajo de investigación, las cuales muestran las enormes diferencias del español boliviano frente al español de España y el español hablado en los otros países americanos.
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CAPÍTULO I
ESTUDIOS SOBRE EL ESPAÑOL DE AMÉRICA Y DE BOLIVIA
1.1. DIALECTOLOGÍA
El interés por conocer la lengua del pueblo en sus diversidades geográficas no es reciente, desde siempre los estudiosos de la lengua han mostrado gran preocupación e interés por esta parcela de la lingüística. [...] a finales del siglo XII y a principios del XIII, bajo el reinado de Alfonso VIII, empiezan a aparecer tímidamente los primeros documentos cancillerescos íntegramente romances, y que en tiempo de Fernando III (1217-1252) el castellano se empleaba en los documentos reales con la sustitución del latín, aunque la adopción del vernáculo en la documentación oficial no se verificó definitivamente hasta el reinado de Alfonso X (1252-1284) (Gimeno Menéndez, 1990: 67).
Pero la formación y precisión del concepto de dialecto sólo comienza con el interés de los lingüistas por las lenguas vulgares, en los albores de la Edad Moderna. De Vulgari eloquentia de Dante Alighieri (1304-1307)10 es considerada como la primera obra en haber esbozado la clasificación dialectal de una lengua moderna, el italiano. Para el español, la obra de Elio Antonio de Nebrija (1492)11 se constituye en la primera codificación de un vernáculo. Posteriormente, siguiendo las directrices planteadas por Nebrija de velar por la defensa de la lengua española y de dotar a ésta de los instrumentos necesarios para su correcta codificación y posterior enseñanza, Gregorio Mayans y Siscar12, en sus trabajos, reclama para el castellano la correspondiente dignidad lingüística frente al latín. Durante los siglos
XVI
y
XVII
se desarrolla un movimiento científico en
favor de las lenguas vulgares que produjo como resultado una especie de
10 11 12
Véase Pop (1950). Destaquemos la edición que realizó Antonio Quilis (Nebrija, [1492] 1980). Véase Azorín y Feliu (1985-1986) y Lapesa (1996).
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prolegómenos a los estudios dialectológicos13 del siglo siglo
XIX.
XVIII
y, sobre todo, del
14
En 1730 Martín Sarmiento , sorprendido por la riqueza léxica de las
hablas gallegas, inicia las encuestas dialectales durante sus viajes a Galicia15; en 1789 P. Bridel describe los patois de la Suiza romana; en 1790 Grégoire emprende encuestas en Francia.16 Estos estudios se constituirían en antecedentes inmediatos de la verdadera investigación dialectal que comienza, aproximadamente, en el siglo
XIX.
Desde entonces, la dialectología,
tradicionalmente, se ha ocupado del estudio comparativo de los dialectos regionales y locales, centrándose en las lenguas normalizadas como objetivos primarios
de
investigación,
desatendiendo
los
vernáculos
que
eran
considerados como variedades degeneradas asociadas a determinados grupos sociales, como campesinos o grupos desprestigiados. Durante este período, en algunos países surgieron movimientos en contra de las variantes dialectales, y a favor de una lengua oficial. El reconocimiento de la dignidad de los dialectos, a finales del siglo
XVIII,
se debió como lo afirma Gimeno Menéndez «[...] en parte al nacimiento de la lingüística como ciencia histórico-comparada.» (1993: 70). Pronto algunos lingüistas, como Jacob Grimm17 (1819-1837) o Rasmus Rask18 (1818) se percataron de la importancia que tenían, para sus investigaciones, las hablas populares, pero éstos formaban parte de una minoría y durante años siguieron ignorándose los trabajos dialectológicos. A finales del siglo
XIX,
surge la dialectología como disciplina
auténticamente científica y fue el lingüista italiano Graziado Isaia Ascoli 19 quien a través de la revista Archivio Glottologico Italiano, fundada en 1873, para la 13
14
15 16 17
18
19
A falta de una historia detallada de la dialectología, Pop (1950) ofrece un resumen histórico sobre el desarrollo de la dialectología en la Edad Media y Moderna. Para algunos dialectólogos, este padre benedictino fue el verdadero precursor de la dialectología española. Véase Pensado (1960). Véase Pop (1950). J. Grimm defendió la observación de las hablas locales, y el primer volumen de su gramática germánica constituyó la primera descripción de un grupo de dialectos germanos desde las formas más antiguas. R. K. Rask, dedicado a los estudios de la historia de Escandinavia, estudió el antiguo noruego (islandés), del cual escribió la primera gramática moderna. Ascoli (1873), págs. 280-293; 303-304.
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
publicación de sus trabajos y el de sus discípulos, subrayó la importancia que tenía el registro oral y la observación directa del mismo. Además, señaló la gran importancia que puede prestar a la lingüística general el estudio de las hablas populares, ya que a través de éstos se pueden determinar los cambios que han sufrido las lenguas. De esta manera, según Alvar: [...] la dialectología vino a crear –o al menos a consolidar– una lingüística autónoma, tanto por los medios seguidos para la recolección y elaboración de materiales (metodología) como por la multiplicidad y variedad de los fines perseguidos (teleología) (1996: 8).
1.1.1. Convergencia y divergencia dialectal
El contacto de lenguas, muchas veces, promueve la aparición de una compleja situación lingüística que repercute, directamente, en el desarrollo de las lenguas intervinientes, dando lugar a la aparición de una serie de fenómenos, como las interferencias, el acento o el uso alterno de lenguas que dan origen a fenómenos de convergencia y divergencia de lenguas. Con respecto al primero, éste se refiere al proceso de aproximación o influencia recíproca entre dos variedades lingüísticas. Ésta puede ponerse de manifiesto en cualquier nivel de la lengua y producirse con diferentes grados de intensidad. Entre los efectos de esa aproximación estarían las transferencias y convergencias fónicas, gramaticales, léxicas y pragmáticas. Sobre este fenómeno, basado en la lingüística de contacto, Germán de Granda, en contraste con la interferencia, señala que la convergencia lingüística consiste en «la generalización o, cuando menos, la ampliación de uso en la variante local de español de posibilidades funcionales que, existentes en el sistema estructural del mismo, son coincidentes con las estructuras homólogas» (Granda, 1994: 273). Más adelante aclara que la convergencia lingüística hace referencia:
(…) a aquellos procesos que, mediante selección de alternativas, aumento o disminución de índices de frecuencia de uso, etc., determinan en una lengua (A) el desarrollo de estructuras homólogas a las existentes en la lengua (B) de
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Gregorio Callisaya Apaza
contacto, pero sin que ello represente la imposición en (A) de rasgos no gramaticales según sus propias pautas de aceptabilidad (Granda, 1994: 339).
Por su parte, Moreno Fernández (1998), cuando hace referencia a la teoría de la acomodación comunicativa o de la adaptación señala que ésta pretende explicar las motivaciones subyacentes a ciertas conductas, durante los encuentros comunicativos y sus consecuencias sociales. De modo que, según palabras del mismo autor:
Los principios básicos de la teoría son los de convergencia y divergencia: la convergencia es una estrategia comunicativa que los hablantes siguen para adaptarse a una situación y al habla de sus interlocutores; la divergencia es un procedimiento por el que los hablantes acentúan sus diferencias lingüísticas y comunicativas respecto de otros individuos (Moreno Fernández, 1998: 16).
Sobre el mismo tema, Melguizo Moreno manifiesta que en opinión de López Morales: (…) la interferencia fue definida por Weinreich (1953: 1) como «desvíos de la norma de alguna de las lenguas que concurrían en el habla de los bilingües» (López Morales 1989: 165). En este sentido, podemos decir que fue precisamente la concepción peyorativa o negativa del bilingüismo que implicaba este término, lo que hizo que fuera reemplazado por el de «transferencia». Ambas, interferencia y transferencia, son nociones que se refieren a la influencia de una lengua (A) sobre otra (B). Sin embargo, la noción de «convergencia» es producto de «influjo de A sobre B, pero se diferencia de la interferencia en que nunca produce resultados agramaticales» (López Morales 1989: 165) (2007: 82).
En definitiva, tanto interferencia como transferencia son nociones que hablan de la influencia de una lengua A sobre otra B, esta influencia produce en la lengua B estructuras agramaticales. Entre los ejemplos, citados por López Morales: (…) destaca el de los dialectos indo-dravídicos de Kupwar en la India. Esta situación fue estudiada por Gumperz y Wilson (1971). Los investigadores observaron que se habían fusionado tres dialectos distintos y, como
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
consecuencia, surgieron unas estructuras sintácticas y un léxico muy similares entre sus hablantes (citado por Melguizo Moreno, 2004: 83).
Sin embargo, para el mismo López Morales (2004), la convergencia todavía se enfrenta hoy con problemas metodológicos, entre ellos el más grave, la ausencia de un modelo de norma que permita establecer una comparación de los resultados que se producen como consecuencia de este fenómeno. Si a ello se añade el hecho de que la lengua cambia constantemente, la delimitación de unos presupuestos teóricos se hace mucho más compleja y difícil. Con referencia a la divergencia, ésta se refiere a un proceso de alejamiento de dos variedades lingüísticas y, del mismo modo, se puede poner de manifiesto en los más diversos aspectos de la lengua y de su uso. Por ejemplo, hablantes con fuertes lazos de unión con la localidad de origen refuerzan su lealtad a los valores propios y rechazan los nuevos, lo que favorece la presencia de lealtad hacia la variedad vernacular de origen, aunque esto no siempre es así, ya que a veces se encuentran casos de deslealtad, sobre todo cuando los hablantes tienen acceso a la educación e información. La divergencia, que algunas comunidades bolivianas manifiestan frente a los modelos de prestigio nacional, según Melguizo Moreno se debe: (…) a tres factores fundamentales, según Villena: a) la estructura de clases sociales (los hablantes de clases trabajadoras se mueven en el ámbito de la solidaridad y territorialidad); b) la apertura de la comunidad local (se muestran más o menos abiertas al exterior, en función de las clases sociales, los modos de producción, etc.); c) la estructura de las redes sociales (algunas favorecen el conservadurismo, mientras que otras lo impiden) (2007: 51).
Por tanto, la situación de lenguas en contacto y la integración o no de sus hablantes puede generar la aparición, en una comunidad de habla, de dos fenómenos: la convergencia y la divergencia20. La primera se da en comunidades en las cuales las relaciones sociales están bien cohesionadas y la segunda, en comunidades en las cuales las relaciones son poco intensas o aisladas. 20
En su tesis doctoral Melguizo Moreno (2007) hace un análisis de estos fenómenos examinando, brevemente, algunos trabajos.
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En el caso de Bolivia, creemos que algunos de sus rasgos caracterizadores, los cuales mostraremos en los siguientes capítulos, son fruto o producto de estos fenómenos.
1.1.2. Comunidad y variedades lingüísticas
La lengua es el medio a través del cual una comunidad humana puede comunicarse, independientemente del tamaño o la complejidad de ésta. Además, a pesar de la homogeneidad lingüística de una comunidad o país, es un hecho que la lengua vaya cambiando de manera constante, dando lugar al surgimiento de variedades lingüísticas; como hemos visto en la historia del español hablado en América. Establecer una distinción entre lengua y sus variedades puede parecer simple. Un hablante, sin ningún problema, puede reconocer y diferenciar la lengua estándar de lo que se denominan dialectos. Sin embargo, esta tarea puede ser también complicada, puesto que la distinción está ligada a situaciones de poder. Así, la idea de un manejo aceptable de una lengua está relacionada con una aceptación social. En determinados contextos, «habla bien»21 puede ayudar a que una persona sea aceptada y respetada dentro de una comunidad. La diferencia entre lengua y dialecto, a lo largo de la historia, se ha visto delimitada por cuestiones que van desde lo funcional hasta lo político. Así, Hudson (1981) considera que la idea extendida que existe para diferenciar lengua y dialecto proviene del sentido común de los términos en la vida cotidiana y señala dos criterios de distinción: el tamaño y el prestigio. El primero hace referencia a que la lengua es más grande o extensa que el dialecto y el segundo, a que el dialecto carece de prestigio. Así, afirma que el hecho de que una variedad se le llame lengua o dialecto dependerá del prestigio socio-económico que cada comunidad crea que tal variedad tiene. Por otro lado: 21
A lo largo de la historia, la lengua estándar o extendida se ha entendido como aquella que, por razones políticas o de poder, se ha impuesto a las otras variedades, dentro de una comunidad.
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
Fishman (1972) también señala lo mismo, y dice que la definición de lo que se denomina una lengua, históricamente ha tenido una vinculación con una serie de criterios de carácter extralingüístico como el tamaño, el prestigio, la distancia lingüística, y el criterio de la mutua inteligibilidad (Mostaui, 2007: 124).
Más adelante Mostaui señala que:
Castellanos (2000: 27) parte de la misma concepción cuando define la lengua como un conjunto de hablas con posibilidad de llegar a estandarizarse o llegar a lo que él llama proceso de «(homogenización y elaboración) supradialectal». Según este lingüista, es imposible establecer una diferencia muy clara entre lo que es una lengua o lo que es un dialecto partiendo únicamente de criterios lingüísticos. Además, al observar cómo las variedades están distribuidas geográficamente, nos damos cuenta de que las únicas distinciones pertinentes de carácter lingüístico son las que existen entre grandes áreas geográficas con un grado de homogeneidad, o lo que se conoce por continuum lingüístico o continuum geodialectal (2007: 124).
Partiendo de los diferentes planteamientos, creemos que es muy difícil o casi imposible, debido a que la distinción entre lengua y dialecto no responde sólo a criterios lingüísticos, sino que considera también criterios ideológicos, sociales, políticos y geográficos. Nuestro propósito, al presentar esta breve explicación sobre la diferencia entre lengua y dialecto, no es profundizar sobre este tema, sino mostrar que dentro de un territorio puede haber diversas comunidades lingüísticas, como es la situación en Bolivia, en cuyo territorio se encuentran diversas variedades de lenguaje que corresponden a comunidades distintas. En América, como en Bolivia, estas variedades de lengua no siempre han sido reconocidas y mucho menos apoyadas. Por el contrario, esta pluralidad lingüística ha sido vista como una amenaza a la identidad de la lengua española; lo que ha generado la aparición de problemas de actitud en sus hablantes. Éstos muchas veces se ven en una encrucijada, por un lado, de aceptar la lengua estándar que les permitirá avanzar y ascender socialmente; o por el otro, rechazar la primera y hacer valer sus derechos y lograr la aceptación de su lengua, con el peligro de no tener posibilidades de ascenso social y formar parte de una minoría lingüística.
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Gregorio Callisaya Apaza
Según Calaforra, la minorización22 de una comunidad lingüística ocurre cuando presenta diversas características, dentro de las cuales destaca: 1. Normas de uso social restrictivas en relación a la lengua propia –es decir, que dicha lengua no puede usarse en determinados ámbitos de uso–, frente a las normas de uso expansivas características de la lengua dominante. 2. Bilingüización unilateral de los miembros de dicha comunidad, esto es: los hablantes de la lengua minorizada tienen en su repertorio la lengua propia y la dominante, mientras que los hablantes de esta última tienden a ser monolingües. 3. Como consecuencia de la situación anterior, la comunidad lingüística minorizada se convierte en un subconjunto de la dominante. Los miembros de la comunidad minorizada tienden a presentarse como parte de la comunidad dominante, y así son percibidos por el resto del mundo (2003: 12).
Desde nuestro punto de vista, la aparición de una situación de minorización lingüística significa que, en el uso, existe una jerarquización a nivel sociolingüístico, en donde dos o más comunidades lingüísticas no tienen el mismo estatus social. En este tipo de situaciones, suele privilegiarse al grupo poseedor de la lengua dominante, puesto que ésta, en la mayoría de los casos, garantiza un ascenso socioeducativo, y por consiguiente un desarrollo económico y político, lo que implica que detrás de esta dominación lingüística existen unos supuestos ideológicos, que en parte, tienen que ver con intereses políticos y económicos. En Bolivia, con presencia de una treintena de lenguas en su territorio, la situación de diversidad lingüística con la que goza se ha visto como una prueba de su riqueza cultural, aunque el español permanezca asociado con el prestigio y el poder, mientras que las lenguas indígenas, pese a las reformas educativas que se van implementando, son vistas como símbolos de identidad cultural. Sin embargo, esta situación también ha generado el surgimiento de situaciones de competencia lingüística que determina la aceptación o la exclusión del sujeto dentro de las comunidades lingüísticas o dentro de los sistemas productivos. El español hablado en Bolivia refleja toda esta compleja situación lingüística que se manifiesta en la existencia de muchas variedades regionales, 22
El término minorizar, según Calaforra (2003), fue creado por Aracil (1983).
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
muchas de las cuales aún no han sido objeto de estudio y de los cuales hablaremos en los siguientes capítulos.
1.2. El español de América 1.2.1. Introducción
La enorme cantidad de hablantes hacen del español la lengua romance más hablada en el mundo, y la mayoría de éstos están en América. Cuando se habla del español no se hace referencia a una lengua homogénea, sino a una lengua que ha recibido o ha sido influenciada por otras lenguas, como el francés, el italiano, el catalán o el vasco en Europa y las decenas de lenguas aborígenes de América, dando lugar a una diversidad lingüística. Para la comprensión de este fenómeno lingüístico en América, en este estudio en primer lugar se comentan, de manera general y breve, los aspectos históricos y culturales más relevantes del continente americano, en segundo lugar, se comentan las diferentes teorías que tratan sobre los orígenes y la formación del español de América y, finalmente, se presenta, de manera cronológica, la problemática de la clasificación dialectal en Hispanoamérica. Nuestro propósito no es hacer un análisis exhaustivo sobre los estudios del español de América, puesto que ya contamos con un exhaustivo trabajo sobre el tema, realizado por Rafael Lapesa (Lapesa, 1991) y otros estudios que nos dan nuevas luces sobre la situación actual del español americano.23 Lo que nos proponemos hacer es reflexionar sobre ciertos aspectos particulares y problemáticos del desarrollo de la variedad americana del español, formulando algunas ideas y ejemplos que apoyen las reflexiones.
23
Dentro de la enorme cantidad de estudios, se pueden destacar las actas de los congresos de la Asociación de Historia de la Lengua Española, realizados en Cáceres (Ariza, M., A. Salvador y A. Viudas (eds.), 1988), Sevilla (Ariza Viguera, M. (Coor.), 1992), Salamanca (Alonso González (coord.) (1996), o La Rioja (García Turza, C., F. González Bachiller y J. J. Mangado Martínez (coords.), 1998); las actas del I y II Simposios de Filología Iberoamericana organizados por Juan Antonio Frago (1990 y 1992); Hernández Alonso (1992), etc. Cabe también mencionar estudios que abordan las variantes regionales, como Virkel (2000).
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1.2.2. Marco general
A la pregunta ¿qué es el español de América? se han dado una infinidad de respuestas, las cuales hablan de un español de América frente a un español de la península, dando por sentado la existencia de estas dos formas, sin considerar ni definir claramente los rasgos característicos de cada una de ellas. Esta posición es sostenida por distintos autores, como Max L. Wagner quien en su libro Lengua y dialectos de la América Española24, habla de una gran unidad y una homogeneidad del español americano, idea que retoma también Zamora Vicente quien señala que «las diferencias dentro del enorme territorio americano son mínimas dentro de la estructura total del habla» (1967: 739). La mayoría de los estudios sobre la formación del español americano, o como lo llama Amado Alonso «La base lingüística del español de América»25, parten de examen o análisis del origen y los rasgos de las variedades de lengua, habladas por los recién llegados: castellanos, vascos, andaluces, gallegos, etc. Además, desde que Henríquez Ureña (1932) señaló que el español de América no era una modalidad dialectal, sino una entidad multiforme, los estudios dialectales se restringieron; en su gran mayoría, al habla de los niveles socioculturales más altos, sin tomar en cuenta el habla de las poblaciones originarias, como arawak26, caribe27, maya28, azteca29, chibcha30, quechua31, aymara32, araucano33, guaraní34, etc., pues es, 24 25 26
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28
29
30
31 32
33
Wagner (1949). Alonso (1967). Situada originariamente en las Antillas y en la actualidad se encuentra en la costa atlántica de Colombia y Venezuela, idioma arahuaco y taíno. Situada originariamente en las Antillas menores, en la actualidad se halla ubicada en el oriente de la costa venezolana. Situada originariamente en el altiplano de Chiapas, Guatemala, Honduras y Yucatán, en la actualidad en Chiapas, Tabasco, Yucatán, Guatemala, Belice y Honduras, lengua quiché en el altiplano y maya en las tierras bajas. Situada originariamente en el sur-oeste de los Estados Unidos y Centroamérica, en la actualidad se halla en México y El Salvador, lengua náhuatl. Situada originariamente desde Honduras hasta Ecuador, en la actualidad se halla en Costa Rica, Panamá, Colombia y Ecuador, lengua chibcha. Situada en Ecuador, Perú, Bolivia, centro de Chile y noroeste de Argentina, lengua quechua. Situada en el sur de Perú, altiplano boliviano, norte de Chile y noroeste de Argentina, lengua aymara. Situada en la isla de Chiloé, en el centro y sur de Chile, lengua mapuche.
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
precisamente, en el habla de estos grupos étnicos que se presentan las mayores diferencias lingüísticas. Al respecto, consideramos que estas hipótesis comparten un mismo error, que es el de considerar que una lengua o la variedad de ésta se origina en una sola fuente. Por otro lado, creemos que, en la formación del español de América, la participación de los colonizadores fue irrelevante. Su lengua fue reestructurada o modificada, en sus diferentes niveles, por los habitantes de América. Este hecho importante de contacto más cambio pasó desapercibido, entre otros motivos, porque los autores de aquellas teorías, para la descripción y evaluación del español, utilizaron sólo materiales escritos. La mayoría de estos materiales, obviamente, fueron escritos por españoles, de modo que no eran americanos, sino peninsulares que no representaban, en su real dimensión, los usos locales y creativos de la lengua española. Lo dicho anteriormente, se verifica con toda claridad en la investigación realizada por Peter Boyd-Bowman (1964), quien al final de su trabajo señala: Aunque nuestros textos rindieron buen número de indigenismos, de los cuales algunos cayeron posteriormente en desuso, nos impresiona la frecuencia relativamente baja del elemento indígena dentro del texto corrido. Hasta los más comunes, como cacique, naboria, cacao, canoa, ají, no alcanzan a cambiar el carácter peninsular del español americano (XII).
Los resultados eran de esperarse, puesto que durante esa época el único contacto entre españoles e indígenas era a través de intérpretes aborígenes. Por otro lado, los textos utilizados por Boyd-Bowman, en su gran mayoría, eran estatales, eclesiásticos e inquisitoriales (estos últimos con fuerte inclinación al latín), totalmente distintos al lenguaje oral, hablado por los aborígenes americanos, esclavos africanos, mestizos y hasta hijos de españoles.
34
Situada desde la costa de Brasil hasta Paraguay, lengua guaraní.
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Gregorio Callisaya Apaza
1.2.3. Marco histórico
La conquista y la colonización del Nuevo Mundo fue una de las empresas más grandes e importantes de la historia mundial. Así lo demuestra, por ejemplo la aventura de Francisco Pizarro, quien, con menos de quinientos hombres, logró capturar a Atahuallpa, jefe de los incas, y apoderarse de un vasto territorio que, por ese entonces, comprendía el Imperio Incaico35 ubicado en el sur del continente americano. En tierras desconocidas, con selvas vírgenes, montañas, desiertos, ríos caudalosos e innavegables y climas, a menudo, adversos, los conquistadores lograron constituir e implantar una norma cultural y de costumbres que persiste hasta hoy. Cuando Cristóbal Colón llegó a América en 1492, la lengua española ya había logrado consolidarse, ya que durante los siglos
XIV
y
XV,
período
preclásico, se produjeron en la Península hechos históricos e idiomáticos importantes, los cuales contribuyeron, definitivamente, a que el dialecto castellano se desarrollara de manera más rápida y sólida, en comparación con los otros dialectos románicos que se hablaban también en España, como el aragonés o el leonés. Los hechos más importantes para la consolidación del español fueron, por un lado, la normalización ortográfica y, por otro lado, la aparición de la primera gramática de la lengua española, publicada por Elio Antonio de Nebrija36. Antes de la colonización, América se presentaba como un conglomerado de naciones y lenguas diferentes. La diversidad idiomática en América era tan grande, que algunos autores consideran, que este continente fue el más fragmentado lingüísticamente, con alrededor de 123 familias de lenguas, muchas de las cuales poseían, a su vez, decenas de lenguas y dialectos. Por el número de hablantes o por el importante aporte que tuvieron en la conformación del español de América, las lenguas aborígenes más importantes 35
36
En 1525, el territorio controlado por el imperio abarcaba un área de 3500 km de norte a sur y de 805 km de este a oeste y éste se extendía desde Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia y el norte de Argentina y Chile. Publicado en 1492, se constituyó en la primera obra que se dedicaba al estudio de la lengua española y sus reglas.
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
son las siguientes: el náhuatl, el taíno, el maya, el quechua, el aimara, el guaraní y el mapuche, por citar algunas. Posteriormente, este conglomerado de lenguas y culturas se articuló políticamente como parte de la colonia española, a través de una lengua común, el español. Durante los viajes de Colón, los pueblos aborígenes del Nuevo Mundo establecieron con los europeos los primeros contactos lingüísticos, que generaron un flujo intenso de intercambio léxico entre el español y las lenguas aborígenes de América. Según Arango (1995), éstos fueron los primeros aportes lingüísticos de origen indígena y europeo. El contacto del español con las lenguas indígenas generó grandes transformaciones, tanto en el español como en las lenguas aborígenes. Así, el filólogo venezolano Rosenblat37, en su obra señala que la influencia del castellano sobre las lenguas autóctonas de América fue avasallante, hasta el punto de que en muchas regiones las lenguas precolombinas desaparecieron del todo, otras sobrevivieron en núcleos muy reducidos y sólo algunas lograron mantenerse y en contadas zonas del vasto territorio americano. Pero la influencia de estas lenguas precolombinas sobre el español también fue importante, puesto que, desde el primer momento, los hablantes del español se vieron influenciados y tuvieron que adoptar una infinidad de voces indígenas para las cuales no existían equivalentes en su lengua. Voces referidas, sobre todo, a la fauna, la flora, léxico propio de la cultura, fenómenos meteorológicos, etc. Con respecto a la conquista lingüística de la nueva realidad americana, Lapesa dice: La contribución más importante y segura de las lenguas indígenas está en el léxico. Los españoles se encontraron ante aspectos desconocidos de la naturaleza, que les ofrecía plantas y animales extraños a Europa, y se pusieron en contacto con las costumbres indias, también nuevas para ellos. A veces aplicaron términos como níspero, plátano, ciruela a árboles y frutas que se asemejaban a los que en España tienen sus nombres, o llamaron león al puma y tigre al jaguar. Pero de ordinario se valieron de palabras tomadas de los nativos (1959: 347).
37
Rosenblat (1962).
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De igual manera, Fontanella de Weinberg señala lo siguiente:
Las alternativas que se presentaron a los primeros pobladores de habla hispana para nombrar esta nueva realidad fueron dos: en primer lugar, recurrir a terminología europea referida a elementos similares y, en segundo lugar, introducir el nuevo elemento junto con su designación en las lenguas amerindias (1992: 98).
Ejemplos de la segunda alternativa son los siguientes: canoa, cacique, maíz, enaguas, sabana, nigua, guacamayo, tabaco, yuca, hamaca, palta, cacao, chocolate, cancha, hule, petate, hallaca, huminta, tamal, nopal, petaca, jícara, vicuña, guano, cóndor, pampa, ñandú, tapir, ají, iguana, campechano y muchísimas más38, que después de un proceso de aceptación, se difundieron por toda Hispanoamérica y, en algunos casos, sustituyeron a los equivalentes peninsulares, como ‘pimienta’ por ají. Pero hubo también casos, en los que a realidades típicas de América se asignaban equivalentes inadecuados, así lo confirma Tejera cuando señala:
En esta isla vivieron, i de aquí salieron a realizar su temeraria empresa, casi todos los hombres que conquistaron al continente, i cuando en la fauna i en la flora de los países recién descubiertos encontraban algo igual o parecido a lo que había conocido en la Española, le aplicaban los mismos nombres que habían aprendido en ella. Muchas de esas voces sustituyeron, al menos en las rejiones ocupadas por los conquistadores aborígenes (1951: VIII).
Los primeros contactos se dieron en la isla la Española, más conocida, por los aborígenes del lugar, como Haití. Esta isla se constituyó en el primer centro de americanización del español, centro en el cual, en su intento por comunicarse con los indígenas, los conquistadores, en un principio, recurrieron al uso de gestos y luego a intérpretes indígenas cautivos y, posteriormente, a intérpretes
38
Fruto del estudio de este fenómeno son los innumerables diccionarios, glosarios y vocabularios de americanismos publicados, como el Diccionario general de americanismos de Francisco Santamaría (1942), el Diccionario de Americanismos de Augusto Malaret (1946), el Diccionario de americanismos. Alfredo Neves (1973) o el Diccionario ejemplificado de chilenismos, de Morales Pettorino, Félix, Oscar Quiroz Mejías y Juan Peña Alvarez (1984-1987).
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europeos con el propósito de lograr la intercomprensión de culturas, tan diferentes entre sí. Para lograr una comunicación más eficiente, no sólo con grupos reducidos, sino también con la mayor parte de los indígenas americanos, en varios casos, los conquistadores fomentaron el uso de las llamadas lenguas generales, es decir, lenguas que, por su alto número de hablantes y por su aceptación como forma común de comunicación, entre varios pueblos, eran utilizadas para diferentes situaciones, por ejemplo para el comercio, como sucedió con la lengua náhuatl en México o la lengua quechua en gran parte de América del Sur. En este proceso de intercomunicación entre culturas, la iglesia jugó un rol importante, puesto que llevó adelante, a través de misioneros franciscanos y jesuitas, una ardua labor de educación de los niños y jóvenes americanos, mediante la construcción de escuelas e iglesias en todo el continente americano39. Pero estos esfuerzos resultaron insuficientes para lograr sus objetivos, cual era el proceso de hispanización. La hispanización de América empezó a desarrollarse, verdaderamente, a través de la convivencia diaria entre españoles e indígenas, la catequesis y, sobre todo, a través del mestizaje. En el contacto del español con las lenguas indígenas, el primero se impuso rápidamente sobre las otras, desplazándolas y, en ocasiones, eliminándolas completamente, como es el caso de las Antillas40. Por otro lado, al ser el español una lengua transplantada y superpuesta a las lenguas indígenas de América, cuyos habitantes fueron totalmente sometidos, éste tuvo un desarrollo diferente al español hablado en la Península, lo cual provocó el surgimiento de diversas variantes regionales, de las cuales hablaremos en las siguientes páginas.
39
40
Más que escuelas, estos centros de enseñanza eran centros de evangelización de indígenas. En estos centros los indígenas aprendían las doctrinas cristianas. Como el arauco, el chocó, el waiwai o el micusí.
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1.2.4. La formación del español de América
La lengua, pues, comienza a adquirir forma americana, desde el momento en que los conquistadores y colonos pisan tierras del Nuevo Mundo y se hallan frente a un mundo realmente nuevo para ellos, no sólo en lo físico, sino también en lo social y espiritual (Montes Giraldo, 1970: 49).
Desde la implantación del español como lengua oficial en las naciones americanas, en el siglo
XVI,
el panorama lingüístico del Continente Americano
empieza a cambiar, dando lugar a las relaciones conflictivas entre el castellano y las lenguas indígenas. Durante este período se produjeron cambios importantes, tanto en el español como en las lenguas indígenas, que han dado origen a la evolución diferenciada del español, adquiriendo éste características propias de cada región, diferenciándose marcadamente del español hablado en la Península. A lo largo de los años se han planteado algunas teorías sobre los orígenes y el desarrollo del español americano, los cuales han provocado grandes polémicas y controversias en el área lingüística, por ejemplo, no se tiene aún una respuesta clara y homogénea sobre el origen de las características fonéticas del español hablado en América. Tres fueron las principales teorías que trataron de explicar el fenómeno lingüístico de América: la sustratista postulada por Lenz, la andalucista y la poligenética sostenida por el lingüista cubano Henríquez Ureña y Amado Alonso.
1.2.4.1. Teorías sustratistas
Los estudios diacrónicos del español de América, según Fontanella de Weinberg (1992: 98), comienzan a finales del siglo
XIX,
con la aparición de la
teoría sustratista, de la cual G. I. Ascoli41 es uno de sus representantes. Según Fontanella de Weinberg (1992: 25) y los estudiosos clásicos, como Wagner y 41
Las ideas de G. I. Ascoli aplicadas al desarrollo del latín, estuvieron en boga a finales del siglo XIX, y pronto los estudiosos sobre el español americano las tomaron para explicar el desarrollo de la lengua española en esta parte del mundo.
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
Zamora Vicente, la situación del español en América, siguiendo una tendencia arcaizante, era un típico caso de una lengua transplantada y superpuesta a otras habladas por poblaciones sometidas. Sin embargo, para Marcos Marín (2003), esta situación es totalmente imposible, puesto que la lengua española no se desarraigó y transplantó como un marco cerrado. En América no hubo unidad, sino una pluralidad social y lingüística, pluralidad que es explicada con claridad por Ramón Menéndez Pidal, en su artículo «Sevilla frente a Madrid» (Menéndez Pidal, 1962). En este estudio, este filólogo opuso una norma de Sevilla a una norma de Madrid y señaló cómo la norma sevillana se convirtió en la norma atlántica y, por ende, en la norma del español de América. Dentro del contexto americano, se puede considerar el trabajo del lingüista alemán, radicado en Chile, Lenz42 como el primer intento de describir fonéticamente un dialecto del español americano, aunque en fechas anteriores hayan visto la luz otros estudios de gran importancia, como los estudios publicados por Andrés Bello, entre 1833 y 1834, que consistían en una serie de artículos de carácter pedagógico en el semanario El Araucano de Chile, bajo el título de Advertencias sobre el uso de la lengua castellana dirigidas a los padres de familia, profesores de los colegios y maestros de escuelas, éstos estaban destinados, principalmente, a corregir vulgarismos y expresiones viciosas en el empleo del castellano chileno. Los estudios de Lenz sobre el español chileno constituyeron un acontecimiento de trascendental importancia en la historia del estudio del español, no sólo para Chile, sino también para el español hablado en América. En su trabajo, publicado en 1893, después de analizar la evolución demográfica y la historia cultural chilena, describe los sistemas fonológicos mapuches y los del español chileno señalando más de diez rasgos que a su juicio distinguen el español de Chile del resto de los dialectos españoles y que son resultantes de la influencia del sustrato sobre el español hablado en ese país. Al comparar el sistema fonético del araucano o mapuche con el del 42
Nacido en Halle, Sajonia (Alemania) en 1863, Lenz residió en Chile hasta su muerte, ocurrida el 7 de septiembre de 1938. Lenz fue un filólogo con una sólida preparación, estudió la lengua y el folklore araucanos que fundamentó científicamente.
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castellano chileno, Lenz en este trabajo llega a la conclusión de que «el español vulgar de Chile es principalmente español con sonidos araucanos.» (1893: 249). Las ideas de Lenz fueron ampliamente rebatidas por considerarlas equivocadas, y uno de los principales detractores fue Amado Alonso, quien en uno de sus artículos (Alonso, 1939) rechaza la tesis araucanista de Lenz sobre el español de Chile. En su obra, luego de un análisis exhaustivo va refutando una a una las tesis de Lenz, señalando, además, que Lenz había hecho sus estudios sobre la lengua de su época, sin considerar que, de la misma forma que había evolucionado el español a partir del siglo
XIV,
lo había hecho el
araucano, y todos los elementos que él había considerado araucanos preexistían en la lengua española. Alonso concluye que para hablar de sustrato en el español de América se deberían considerar, por un lado, el peso demográfico y social de la población indígena en cada una de las zonas y, por otro lado, el sistema fonológico de la posible lengua de sustrato no sólo sincrónicamente, sino también diacrónicamente. Wagner (1949) observa también las ideas de Lenz. Éste admite la influencia del araucano en el español de Chile en la realización asibilada de <r> y del grupo <tr> y la pronunciación alveolar de <t, d, s, n> ante <r>. Sobre los otros rasgos señalados por Lenz, Wagner piensa que son influencias de los dialectos del español peninsular y americano e incluso del judeoespañol y no del araucano o mapuche. Otro de los lingüistas que analiza la teoría sustratista es Malmberg que en una serie de artículos43 considera que ninguno de los principales rasgos del español americano puede ser explicado por la influencia de las lenguas indígenas, además afirma que no deben ser considerados como fenómenos de sustrato aquellos en que la influencia se reduce a simples préstamos a nivel lexical, sino que se debe restringir la denominación a los casos en que haya interferencias de tipo fonológico y morfosintáctico. Sin embargo, con respecto a la entonación, tanto Alonso como Malmberg dejan de lado sus normas, puesto que ambos habían señalado como 43
Véanse especialmente Malmberg (1959) y Malmberg (1964).
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
requisito para aceptar una hipótesis de sustrato, conocer el sistema de la lengua indígena participante en el contacto, mientras que para la entonación la aceptan sin conocer el sistema entonacional de las presuntas lenguas de sustrato. Lo que nos muestra una falta de coherencia en sus planteamientos.
1.2.4.2. Teoría andalucista
Desde la época colonial ya se había señalado el gran parecido del español de algunas regiones de América y la variante dialectal andaluza. Así lo demuestra el obispo de Santa Marta, Lucas Fernández de Piedrahíta, cuando en 1688 afirmaba que «Los nativos de la tierra, mal disciplinados en la pureza del idioma español, lo pronuncian generalmente con aquellos resabios que siempre participan de la gente de las costas de Andalucía» (Citado en Fontanella de Weinberg, 1992: 32). Siglos después, Wagner en 1920 iniciaría la polémica sobre el tema, afirmando que el conjunto de los dialectos sudespañoles, entre los que incluye al andaluz y al extremeño, habían influenciado en el español americano, sobre todo en las zonas costeras que fueron las primeras en ser pobladas por personas que provenían del sur de España; señalando, además, que «Es difícil distinguir lingüísticamente a un andaluz de un americano; sin embargo, nadie confunde a un andaluz con un asturiano, por ejemplo» (Citado en Garrido Domínguez, 1992: 65). Afirmación que tiene como base teórica los rasgos compartidos entre el sur de España y el español de América que distingue Wagner44: la articulación predorsal de la -s, y la aspiración, nasalización o vocalización de –r final de sílaba. Con nuevos estudios relacionados, por un lado, con la composición demográfica de los primeros colonizadores y, por otro lado, con nueva documentación e interpretación de los fenómenos lingüísticos, Lapesa y Menéndez Pidal introducen nuevos elementos de juicio en favor de la tesis andalucista. Así, Lapesa en sus estudios45 presenta una visión de conjunto del
44 45
Véase Wagner (1927). Véanse Lapesa (1956), Lapesa (1957) y Lapesa (1964).
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problema; además él considera que para salir de la controversia de si las semejanzas entre el español de gran parte de América y de Andalucía son de influencia andaluza o poligenética es necesario:
1. Conocer bien la fecha de cada fenómeno y las circunstancias en que tiene lugar en España y en América; 2. Conocer la proporción de andaluces que pasaron a América, con distribución de fechas, procedencias, asiento y nivel social; 3. Tener en cuenta otros factores históricos y culturales que pudieron favorecer el andalucismo u oponerse a él (Citado en Fontanella de Weinberg, 1992: 39).
Justifica el rechazo del seseo como fenómeno de origen andaluz por parte de algunos lingüistas de América, señalando que éstos desconocían la predominancia andaluza en los movimientos migratorios hacia América y la errónea consideración de que la confusión entre dentales y alveolares era posterior a 1560. Asimismo, basado en los avances de las investigaciones, afirma: Hoy no cabe ya duda posible respecto al origen andaluz de algunos de los rasgos más peculiares de la pronunciación americana: el más general, el seseo; muy probablemente, el yeísmo; seguros, aunque no generales en América, la confusión de r y l finales, la aspiración de –s final y la sustitución de -j por –h aspirada (Citado en Fontanella de Weinberg, 1992: 39).
Por su parte, Menéndez Pidal, en su artículo46 sobre el español de América hace un análisis de la relación entre el habla de Andalucía y la de América. Una de las conclusiones a la que llega en ella es que en el habla de las zonas costeras americanas conectadas, directamente, con los puertos andaluces se vieron reforzados los rasgos del habla de los andaluces, como la aspiración de -s, confusión de -r y -l, la aspiración de x y el debilitamiento de d, en tanto que en las zonas interiores permanecieron al margen de estos cambios.
46
Menéndez Pidal (1962).
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
En el aspecto demográfico, con el propósito de reforzar la teoría andalucista, Boyd-Bowman en dos trabajos47 estudia la procedencia de 40000 colonizadores llegados a América durante el primer período de la conquista, de los cuales el 60% eran andaluces, entre 1493 y 1508 y un 37% entre 1509 y 1519. Según Boyd-Bowman, esta alta cifra de emigrantes andaluces tuvo que haber tenido una influencia lingüística muy fuerte en la formación de los rasgos característicos del español de América. En 1956 y 1957, Catalá publica un estudio48 en el que, después de un análisis de los temas centrales para el problema del andalucismo, manifiesta que tanto el seseo como el ceceo actuales provienen del çezeo: confusión de ç y ss en ç predorsodental sorda y de –z y –s en –z-, su correspondiente sonora. Fenómeno que tiene su inicio, aproximadamente, en el siglo
XV,
y por
el cual se puede deducir que la población de Sevilla era çezeante, por lo tanto los andaluces que emigraron a América, en su totalidad, era çezeantela, lo que reafirma su oposición a la tesis poligenética del seseo americano, oposición que es reforzada en otro de sus estudios,49 en el que habla de dos ondas que atraviesan el atlántico. La primera significó la extensión del çezeo andaluz a Canarias y las Antillas y de allí hacia América. La segunda consistió en la propagación de una serie de fenómenos fonéticos, como el yeísmo, la aspiración y pérdida de –s, neutralización y caída de -r y -l, y la pérdida de -d – que afectaron al español del sur de España, Canarias y regiones portuarias de América. Finalmente, Olga Cock (1969), a través del análisis de un amplio corpus correspondiente al primer siglo de la conquista de Nueva Granada, muestra que el fenómeno del seseo aparece, en esos documentos, desde los primeros momentos, lo que parece evidenciar, como lo piensa la autora, que el fenómeno llegó de la península y que no se gestó en América.
47 48 49
Boyd-Bowman (1956) y Boyd-Bowman (1964). Catalá (1956-1957). Catalá (1958).
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1.2.4.3. Posición poligenética
Esta posición surge en oposición a la teoría andalucista y sus principales figuras fueron Pedro Henríquez Ureña y Amado Alonso. Henríquez Ureña (1921), en su obra Observaciones sobre el español de América, si bien reconoce la existencia de similitudes entre el andaluz y el español americano, especialmente en tierras bajas, no las atribuye a una influencia directa del andaluz, sino a un desarrollo paralelo. Asimismo, en su obra El supuesto andalucismo en América (1925) rechaza la caracterización del surespañol hecha por Wagner, señalando que no se podía considerar el extremeño como un dialecto aislado, puesto que éste poseía características comunes con el castellano y el leonés, de modo que habría que sumar la influencia de estos dialectos. Por otro lado, mostraba dudas sobre la predominancia andaluza y extremeña dentro de la población española en América y sobre la afirmación de las tierras bajas hayan sido colonizadas antes que las altas. Para Henríquez Ureña, lo importante no era el número de pobladores, sino su importancia como grupo social. Por su parte, Amado Alonso (1953) en su obra Estudios lingüísticos. Temas hispanoamericanos afirma que el castellano fue la «base lingüística» para la nivelación del español llevado a América, pues durante los viajes del descubrimiento y conquista de América tuvieron que comunicarse personas de distintas regiones de España, lo que justifica la presencia de un habla neutro, en este caso el castellano. Con respecto al seseo, Alonso señala que la afirmación de que el seseo americano viene de Andalucía se basa en una creencia errónea de que éste es anterior a la conquista de América. Según este lingüista: El seseo fue llevado a América por los colonizadores, pero sólo en estado embrionario; su desarrollo se verificó íntegramente en suelo americano. De ahí que no sea abusivo afirmar que el rasgo actual es autónomo e independiente de los demás seseos (en especial, del andaluz) (Citado en Garrido Domínguez, 1992: 91).
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
Con respecto a la ll, después de una descripción de la realización de este fonema, Alonso concluye que tanto en España como en América su distribución es discontinua y con múltiples focos autónomos en las distintas regiones. Sobre la –r y la –l, Alonso señala que la similitud que presenta su realización en el Caribe y en Andalucía prueba el parentesco del fenómeno en ambas zonas. Como conclusión, nos animamos a señalar que las hipótesis postuladas por los diferentes estudiosos, sobre todo en la teoría andalucista, tienen como base teórica fundamental el origen de los emigrantes españoles, asunto de importancia secundaria en el marco de una teoría general de la lingüística americana, puesto que los americanos estuvieron siempre en relación mayoritaria respecto a los españoles y, además, porque éstos participaron, activamente, en la formación del español americano. Siguiendo las ideas de Alonso, creemos que este aspecto primordial pasó desapercibido entre otros motivos, porque los autores de aquellas teorías sólo emplearon para sus descripciones y evaluación materiales escritos. Consideramos que el error consistió en que el material escrito pertenecía a los españoles y no a los americanos. Además, se debe hacer notar también la falta de estudios lingüísticos referidos al contacto del español con las lenguas aborígenes y la influencia del primero sobre las lenguas indígenas y viceversa, que echen nuevas luces a este problema. Por ejemplo, en Bolivia el seseo podría ser una influencia de las dos lenguas indígenas más importantes, el aimara y el quechua, puesto que en éstas no existe la oposición /s/ y / /.
1.2.4.4. Teoría de la koinización y la estandarización
Durante la colonia, en América no sólo la población indígena era heterogénea, sino que también lo era la española, pues provenía de distintas regiones de España. En pos de una mejor intercomprensión, la población española habría evitado el uso de localismos y habría tendido a la homogeneización de la lengua española. Este proceso, llamado koinización50 (del griego koiné,
50
En el uso lingüístico el término koiné se ha utilizado ya por mucho tiempo, pero en América ha sido utilizado por varios estudiosos, sobre todo en los debates sobre la formación del
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Gregorio Callisaya Apaza
‘común’), se habría producido durante el siglo
XVI,
es decir, cuando esta
población heterogénea –tanto desde el punto de vista geográfico como sociocultural– comenzó a asentarse, especialmente en la zona del Caribe y de las Antillas, para, desde aquí, extenderse hacia otras zonas del continente americano. En América se habría dado un proceso de rekoinización, puesto que el español ya había pasado por etapas de koinización (entre el español y el árabe y, a su vez, entre los dialectos españoles). Según Fontanella de Weinberg (1992), en el proceso de koinización en América se nota un predominio de los rasgos simplificadores de la variante andaluza lo que facilitaba su aprendizaje. Otros dos rasgos son que las koinés funcionaban como linguas francas y que con el tiempo adquirieron el carácter de
variedades
estándar
y
que
fue
precisamente
este
proceso
de
estandarización que incidió en la configuración y formación de los distintos tipos del español americano.
1.2.4.5. Otras teorías
En este punto mencionaremos, brevemente, la posición de otras teorías sobre la formación del español de América. Una de éstas es la denominada anteclásico (antes del Siglo de Oro
XVI
y
XVII),
postulada por Wagner (1927),
que intenta justificar el carácter arcaico del español americano. Esta posición tiene como base en el hecho de que el léxico del español americano está conformado por muchos arcaísmos peninsulares. Otra de las teorías, postulada por Cuervo (1900), señala que el español de América tiene como base de su formación al español peninsular de nivel social bajo. La teoría de Cuervo fue rechazada por la teoría socio-cultural (nivel del habla predominante), postulada por Rosenblat, en la cual éste critica la teoría español americano. Así, Catalá (1958) habla del nacimiento de la koiné lingüística del Nuevo Mundo, Guitarte (1959) habla sobre los rasgos de la koiné que representa la modalidad expansiva del español en el siglo XVI; y Boyd-Bowman (1964) habla de la koiné española insular desarrollada durante la colonia. Sin embargo, el uso del término koinización es reciente y fue propuesto por Siegel (1985); y la aplicación del término al español fue iniciada por Fontanella de Weinberg (1987).
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
del español popular, aduciendo que a América no sólo vinieron gente de vulgo, sino también una enorme cantidad de personas de medio y alto nivel social y cultural, como oficiales del rey, clérigos, literatos, personal administrativo, marineros, artesanos, etc. Estas personas, impondrían en América un tipo de español culto que nivelaría las diferencias sociales y dialectales de la población. Pese a que disponemos de una amplia bibliografía sobre el español de América (datos históricos, fonética, morfosintaxis, léxico, etc.), creemos que nuestro conocimiento del español de América, por mucho que sepamos ya sobre él, sigue siendo incompleto y fragmentario, ya que la bibliografía existente es muy desigual en cantidad y calidad en cuanto a las distintas variedades regionales. Sólo con nuevos estudios que aborden la historia de estas variedades se podrán tener mayores elementos de juicio sobre la formación del español de América.
1.2.5. Principales características del español de América
Como nuestro propósito no es presentar, nuevamente, una clasificación detallada51 de los rasgos característicos del español de América, sólo presentaremos algunos de éstos, en particular aquellos sobre los cuales se ha discutido mucho y sobre los que se cuenta con material suficiente.
1.2.5.1. Fonético y fonológico
Los fenómenos fonéticos y fonológicos se repiten a lo largo de casi toda América y los más comunes son:
a) Seseo, que es un fenómeno de desonorización, una neutralización de la oposición /θ/ y /s/ apicoalveolar a /s/ predorsal. b) Yeísmo o pronunciación de la / / como /y/, ejemplo caballo = cabayo. Pese a que es un rasgo muy extendido, existen zonas en las que aún se 51
Véase Fontanella de Weinberg (1992).
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conserva la oposición, como en los Andes colombianos, en algunas provincias del Ecuador, en casi todo el Perú, Bolivia, Paraguay, Norte y Sur de Chile, y en partes de la Argentina. c) Aspiración o pérdida de la /s/ en posición silábica posnuclear (-s final): fantástico = ‘fantahtico’ o las casas = ‘lahcasa’. Esta aspiración es típica de las tierras bajas y del Cono Sur. d) Pronunciación de /j/ como /h/ aspirada, como en mujer = ‘muher’. e) Aspiración de la /h-/ en posición inicial de palabra harto = ‘hárto’. f) Rehilamiento de /r/ y /ž/, el primero pierde su carácter vibrante asibilándose, como en perro = ‘pežo’. g) Reducción de los grupos consonantes, como en doctor = ‘dotor’ o en perfecto = ‘perfeto’.
1.2.5.2. Morfológico
a) Voseo, consiste en usar las formas pronominales o verbales correspondientes a vos con valor de segunda persona de singular de confianza. El uso prototípico es el argentino, con formas como vos querés 'tú quieres', vos cantás, etc., aunque en otras regiones de América aparecen otras combinaciones. En general, se habla de tres tipos de voseo: I) Voseo completo, pronominal y verbal, con formas verbales monoptongadas: vos querés, tenés, vivís, que es característico del español bonaerense. II) Voseo pronominal: vos quieres, vos tienes (Tucumán, zona occidental de Perú y Bolivia). III) Voseo verbal: tú tenés (forma estándar de Montevideo) o tú llegái, tú comíh, tú vivíh (Chile). En 1967, Zamora Vicente cita más ejemplos que ilustran este fenómeno, como «Vos te gastáis la vida con vos solo» o «Vos te has guardado esa platita para vos solo». b) Conservación de formas verbales arcaicas, como ‘dea’ por dé, ‘estea’ por esté o ‘haiga’ por haya. Estas formas están muy extendidas por toda Hispanoamérica.
~ 42 ~
Estudios sobre el español de América y de Bolivia
c) Uso excesivo de aumentativos y diminutivos, como platita, autazo, pancito, lueguito, ahoritita. Además, en la región de los llanos de Bolivia se evidencia la presencia de las forma: ango, -a, ingo, -a como morfemas para marcar aumentativos y diminutivos. Ej: lluvianga, mujeranga, peladingo, etc. d) Variaciones de género, como en pianisto, estudianta, el llamado, la conversada. e) Repetición del posesivo, Ej: Estoy yendo a su casa de mi tía. Forma muy extendida en la zona andina de Perú y Bolivia.
1.2.5.3. Sintáctico
a) Mayor empleo del perfecto simple (o pretérito indefinido) en lugar del pretérito perfecto ‘lo vi’ por ‘lo he visto’. b) Empleo de formas, como ‘detrás suyo’ por ‘detrás de él’ o ‘cerca nuestro’ por ‘cerca de nosotros’. c) Hipérbaton en oraciones interrogativas, sobre todo en las Antillas ‘¿Qué tú lees?’ por ‘¿Qué lees tú?’.
1.2.5.4. Semántico
a) Incorporación de nuevas acepciones, como en prometer = asegurar, bregar = trabajar, catar = mirar o pollera = falda. b) Excesivo uso de nombres colectivos, como chiquillada, cholada, muchachada, caballada’ o ‘balacera’. c) Préstamos lexicalizados, como rentar de rent; carro de car, loguearse de log in, chequear de check, etc. d) En Centroamérica y México, uso de ‘hasta’ en vez de ‘recién’, por ejemplo, ‘hasta hoy empecé a limpiar la habitación’ = ‘recién hoy limpié la habitación’.
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1.2.5.5. Léxico
El léxico del español de América con el transcurrir del tiempo, se ha ido enriqueciendo a través de diversas fuentes. A continuación mencionaremos algunas de éstas:
a) Arcaísmos, se refiere a que en América se conservan aún voces que se usaron en España sólo hasta el Siglo de Oro, como liviano o voces que con el tiempo cambiaron de significado, como quebrada = valle. b) Creación léxica, construcción de nuevas formas a partir de otras, como botarate = derrochador. c) Marinerismos, es notoria la influencia de esta jerga en el español de América, como embarcarse por subir, no sólo a una barco sino también a otros medios de transporte, como buses o trenes, flete como pago de cualquier transporte, aparejo como conjunto de cosas, amarrar en lugar de atar o botar preferido a tirar. d) Formaciones verbales, aparición de nuevas formas verbales a partir de sustantivos, ejemplo, fiestear de fiesta, lechar de leche o bailonguear de baile. e) Indigenismos, El inventario léxico del español de América está repleto de voces provenientes de las lenguas aborígenes. f) Afronegrismos, voces provenientes de los esclavos traídos de África, como mango o guineo. g) Galicismos, como chofer, buró o burocracia. h) Anglicismos, como parking, hall, living, marketing, etc.
Pese a que disponemos de una amplia bibliografía sobre el español de América (datos históricos, fonética, morfosintaxis, léxico, etc.) y de muchos diccionarios y vocabularios de americanismos, se puede afirmar que nuestro conocimiento sobre el español hablado en esta parte del mundo sigue siendo incompleto y fragmentario. Esto debido a que la bibliografía existente es desigual en cantidad y calidad, como es el caso del español hablado en Bolivia que cuenta
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
con sólo un par de obras, las cuales abordan este tema de manera general y aislada.
1.2.6. Problemática de la clasificación dialectal de Hispanoamérica 1.2.6.1. Antecedentes
La división dialectal del español de América ha sido y es un tema de arduo trabajo para muchos lingüistas e investigadores, tanto de la península como de América. Muchos de éstos lo consideran como uno de los grandes problemas por resolver, puesto que, a pesar de que se han hecho diversas propuestas, no existen aún criterios coincidentes para la solución del problema, esto debido, según Moreno Fernández (1993), a la carencia de estudios en el ámbito de la geografía lingüística.
1.2.6.2. Intentos de división dialectal
Los primeros estudios importantes sobre la descripción del español de América, se deben a destacados estudiosos, como Juan Ignacio Armas y Céspedes, Pedro Henríquez Ureña, Bertil Malmberg, Ángel Rosenblat, José Pedro Rona, Delos L. Canfield, Melvyn Resnick, Juan C. Zamora Munné y Philippe Cahuzac, quienes con criterios diferentes intentaron establecer la zonificación dialectal del español americano. Las propuestas difieren mucho unas de otras, debido al uso de criterios diferentes en la descripción de las variantes regionales. Todas las propuestas son enriquecedoras, pero ninguna de ellas es concluyente ni satisfactoria y otras podrían mejorar las anteriores, aportando nuevos elementos de juicio que permitan describir, con cierta fidelidad, las diferentes zonas dialectales del español de América. Moreno Fernández (1993) presenta un resumen de los intentos de división del español americano en regiones dialectales52. Tomaremos esta propuesta como fuente principal para resumir los intentos de zonificación del
52
Véanse también Alba (1992), Lope Blanch (1989), Ueda (1995), Moreno de Alba (1992) y Enguita Utrilla (1995).
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Gregorio Callisaya Apaza
español de América, aunque echaremos mano también de otros trabajos referidos a esta problemática.
1.2.6.2.1. Juan Ignacio Armas y Céspedes (1882)
La primera propuesta de división dialectal del español de América pertenece a Juan Ignacio de Armas y Céspedes. Armas, que había dedicado la mayor parte de su vida al periodismo, fue autor de varios relatos, ensayos científicos, obras teatrales y estudios filológicos y fue, precisamente, en uno de éstos que presenta la propuesta de la división dialectal del español de América53. Según Zamora y Guitarte (1982) el objetivo de Armas no era hacer llevar adelante una división dialectal del español en América, sino demostrar la inevitabilidad del fraccionamiento del español americano y probar la escasa influencia de las lenguas indígenas sobre la española. En su obra, Armas, con una base en el nivel léxico 54, preveía la fragmentación del español en cuatro lenguas o idiomas que se distribuían en cuatro zonas o regiones. La primera de estas, incluía las Antillas, Venezuela y Colombia, que entonces ocupaba también lo que hoy es Panamá, sobre esta zona Armas señalaba que ésta ya era un «cuasi dialecto» castellano. La segunda zona incluye México y Centro América. En la tercera zona, el Pacífico, Armas muestra vacilaciones puesto que da a entender que esta zona podría dividirse en dos. Finalmente, menciona la zona de Buenos Aires o región de la Plata, en la que, según Armas, se daban los rasgos más innovadores, pero estas como otras afirmaciones no son aclaradas por el autor. La importancia de la propuesta de Armas y Céspedes, que muestra una falta de precisión, sobre todo, en lo lingüístico, radica en el simple hecho de ser el primer estudio en tratar el problema de la evolución lingüística en América y que sería por decenios la preocupación de filólogos, sobre todo los dialectólogos.
53 54
Véase Armas y Céspedes (1882). Con nombres de animales, vegetales y léxico marinero; además analiza las palabras de origen vizcaíno, árabe, latino, griego, mexicano y quechua.
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
1.2.6.2.2. Pedro Henríquez Ureña (1921)
El primer estudio intento de división del español de América en zonas dialectales fue planteado por Pedro Henríquez Ureña, nacido en Santo Domingo en 1884. Henríquez Ureña que era un gran ensayista, crítico literario, maestro y poeta tenía que compartir su tiempo entre la labor científica del filólogo y el trabajo de escritor. Sus estudios filológicos, sobre todo en el campo de la dialectología, no se limitan simplemente al estudio de las formas de expresión, sino también a una labor americanista y patriótica. Henríquez Ureña estudió el español, principalmente, el que se hablaba en América y de éste, el hablado en Santo Domingo. Estaba empeñado en describir el español de América tal cual se hablaba, con sus diferentes rasgos, como los regionalismos, los arcaísmos o los préstamos, pero esto no le impidió llevar adelante otros trabajos, como El libro del idioma, junto a Narciso Binayan y la Gramática Castellana realizada en colaboración con Amado Alonso, en los cuales trata de establecer los principios de la norma culta de los niños y bachilleres. Henríquez Ureña contribuye en gran medida a la dialectología americana. En primer lugar, hace una división general en la que considera dos grandes zonas: las tierras altas (región andina y altiplanos) y tierras bajas (valles, llanos y costas). Posteriormente, divide Hispanoamérica en cinco zonas dialectales.
Provisionalmente me arriesgo a distinguir en la América cinco zonas principales: primera, la que comprende las regiones bilingües del Sur y Sudoeste de los Estados Unidos, México y las Repúblicas de la América Central; segunda, las tres Antillas españolas (Cuba, Puerto Rico República Dominicana, la antigua parte española de Santo Domingo), la costa y los Llanos de Venezuela y probablemente la porción occidental de Colombia; tercera, la región andina de Venezuela, el interior y la costa occidental de Colombia, el Ecuador, el Perú, la mayor parte de Bolivia y tal vez el norte de Chile; cuarta, la mayor parte de Chile; quinta, la Argentina, el Uruguay, el Paraguay y tal vez parte del Sudeste de Bolivia (1921: 360).
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Gregorio Callisaya Apaza
Henríquez Ureña toma como base para esta clasificación aspectos históricos y culturales de cada región, así como el contacto del español con las lenguas indígenas (I, náhuatl; II, lacayo; III, quechua, IV, araucano y V, guaraní). Además, estima que cada una de las zonas mencionadas podría subdividirse en otras. Los criterios manejados por Henríquez Ureña fueron objeto de muchas críticas, como el no haber considerado en sus estudios datos lingüísticos concretos y haber recurrido a autores no especializados en el área; el haber considerado sólo datos léxicos, dejando de lado los aspectos más centrales de la estructura lingüística, es decir, los sistemas fonológico, morfológico y morfosintáctico55; el haber considerado como punto básico para determinar la variación léxica la relación del español con las distintas lenguas indígenas, según Lope Blanch (1989a), algo inadmisible puesto que el porcentaje de indigenismos sobre el total del léxico es inferior en casi todo el territorio hispanoamericano, aun en países en los que existieron grandes culturas indígenas y cuyas lenguas perduraron hasta la actualidad, como México; y, finalmente, la suposición de que una lengua indígena principal se hablaba en vastas regiones de América, en las que se hablan otras lenguas, en algunos casos más importantes que la principal, por el número de hablantes. Por ejemplo, el guaraní, que según Henríquez Ureña, aparece como lengua principal de la extensa región formada por la Argentina, el Uruguay, el Paraguay y el Sudeste de Bolivia, siendo que la extensión territorial de los guaraníes fue muy pequeña y en la zona se dio más la influencia del quechua, aimara o mapuche que del guaraní.56 Sin embargo, el trabajo de Henríquez Ureña, pese al carácter provisional que el mismo autor le asignaba, ha sido retomado constantemente como punto de partida para nuevos estudios.
55 56
Véase Fontanella de Weinberg (1992). En las décadas siguientes, la propuesta de Henríquez Ureña recibió más críticas, véase también Malaret (1937), Kany (1945) y Lope Blanch (1989).
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
1.2.6.2.3. Delos Lincoln Canfield (1962)
Después de la publicación del trabajo de Henríquez Ureña, las investigaciones que más influyeron en los trabajos posteriores fueron los llevados a cabo por Delos Lincoln Canfield. En sus tres obras,57 Canfield comprueba que las características del español de América no coinciden con las divisiones políticas, ni con la extensión de las lenguas indígenas. Para descubrir la fragmentación lingüística del español de América, Canfield recurrió a materiales referido a la fonética, pero no logró concretar ningún trabajo de división dialectal del español de América. El aporte de Canfield, para la dialectología americana, radica en el ordenamiento de los datos lingüísticos, siguiendo criterios geográficos y cronológicos, además Canfield observa, en América, dos zonas claramente diferenciadas para las cuales es determinante la influencia del español de Andalucía, pero a cada una las afecta en un momento diferente de su desarrollo: el andalucismo temprano afecta a las regiones altas y el tardío y el más desarrollado afecta a las zonas bajas. Los estudios de Boyd-Bowman (1964) sobre el origen regional de los primitivos pobladores de América dan la razón a Canfield.
1.2.6.2.4. José Pedro Rona (1964)
José Pedro Rona, nacido en Uruguay, considera que para una determinación o división científica de la extensión de cada zona dialectal es necesario basarse en isoglosas,58 que permitirán establecer la distribución dialectal mediante hechos del lenguaje, para después incluir las explicaciones extralingüísticas (influencias indígenas, fronteras políticas, etc.). Las isoglosas están centradas en cuatro ejes fundamentales: uno fonológico, el yeísmo; uno fonético, el žeísmo; uno sintáctico, la presencia del voseo y uno morfológico, las distintas formas verbales voseantes, de las que distingue cuatro tipos:
57 58
Canfield (1962), Canfield (1964) y Canfield ([1981]1988). Las líneas que dentro de un mapa delimitan geográficamente los fenómenos dialectales.
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Gregorio Callisaya Apaza
a) -áis, -éis, -ís; b) -áis, -is, -ís; c) -ás, -és, -ís y d) -as, -es- is.
Combinando la presencia o ausencia de cada rasgo, Rona divide al español hablado en América en 16 zonas dialectales.
Zona 1.
yeísmo
Žeísmo
sí
no
no
-
México (excepto los estados de Chiapas, Tabasco, Yucatán y Quintana de Roo), Antillas, la costa atlántica de Venezuela y Colombia, mitad de la zona oriental de Panamá.
voseo
forma
2.
Los Estados mexicanos citados, con América Central, incluida la mitad occidental de Panamá.
sí
sí
sí
c
3.
Costa Pacífica de Colombia y el interior de Venezuela.
sí
no
sí
c
4.
Zona andina de Colombia.
no
no
sí
c
5.
Zona costera de Ecuador.
sí
sí
sí
c
6.
Zona serrana de Ecuador.
no
sí
sí
b
7.
Zona costera del Perú, excepto Sur.
sí
no
no
-
8.
Zona andina del Perú.
no
no
no
-
9.
Zona meridional del Perú.
sí
no
sí
b
10.
Norte de Chile, noroeste de la Argentina y los departamentos bolivianos de Oruro y Potosí.
no
no
sí
b
11.
El resto de Bolivia.
no
no
sí
c
12.
Paraguay (excepto la zona de Concepción) y las provincias argentinas de Misiones, Corrientes y Formosa.
no
sí
sí
c
13.
El centro de Chile.
sí
no
sí
b
14.
El sur de Chile y una pequeña parte de la Patagonia argentina.
no
no
sí
b
~ 50 ~
Estudios sobre el español de América y de Bolivia
Zona 15.
16.
yeísmo
Žeísmo
sí
sí
sí
c
sí
sí
no
-
Las provincias “gauchescas” de la Argentina (aproximadamente, Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, La Pampa, Río Negro, Chubut y la Tierra de Fuego) y el Uruguay (excepto la zona ultraserrana y la fronteriza) Zona ultraserrana del Uruguay (departamentos de Rocha y Maldonado y parte de Lavalleja y Treinta y tres).
voseo
forma
Fuente OFINES (1964)
La clasificación dialectal propuesta por Rona tampoco quedó libre de críticas, las cuales provenían de autores que ofrecerían otras propuestas de división dialectal del español de América, como Melvyn C. Resnick y Zamora Munné. El primero observa, por un lado, el principio de contigüidad como rasgo para establecer los límites lingüísticos, puesto que las zonas no pueden ser caracterizadas por una misma combinación de fenómenos, y, por otro lado, observa la falta de paralelismo, es decir que a la consideración de un nuevo fenómeno, se incrementaría las zonas dialectales. Por su parte, Zamora Vicente pone en tela de juicio la elección de las isoglosas planteadas por Rona, señalando que no eran fiables para la división del español americano y que el único criterio para establecer las zonas dialectales era el voseo. Pese a que la propuesta de Rona tiene la ventaja de apoyarse en datos lingüísticos, resulta insatisfactoria por las observaciones señaladas, y en particular, como señala Fontanella de Weinberg que «una clasificación dialectal no puede basarse en una mera combinación matemática de rasgos» (1992: 127).
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Gregorio Callisaya Apaza
1.2.6.2.5. Melvyn C. Resnick (1975)
Once años más tarde, el norteamericano Melvyn Resnick publica su tesis doctoral, inspirada en los estudios de Delos Canfield59, en la que el autor trata de especificar, de manera organizada, las áreas geográficas en las que se dan algunos hechos fonológicos y fonéticos. Resnick toma 8 rasgos, los que determinarían
256
posibles
«unidades
dialectales»60.
Los
rasgos
caracterizadores que propone Resnick son: el yeísmo, la aspiración de la /-s/, la realización de /ž/ como vibrante o asibilada; la realización de /x/ como velar, la velarización de /-n/, la neutralización de /-l/ y /-r/, el ensordecimiento de vocales y la realización oclusiva de sonoras tras consonante. El trabajo de Resnick fue muy comentado y criticado, puesto que sobre él se escribieron muchas reseñas. Por ejemplo, Bernard Pottier (1976) veía la falta de una síntesis cartográfica que contenga, de manera sistemática, los datos reunidos. Fontanella de Weinberg (1992: 126) observa, por un lado, la subdivisión a la que llega Resnick, puesto que ésta puede lindar en la atomización (con sólo agregar cuatro rasgos, se tendrían 4096 dialectos) y, por otro lado, observa la validez y la relevancia real de los rasgos seleccionados.
1.2.6.2.6. Juan Clemente Zamora Munné (1979-1980)
Posteriormente, después de criticar los criterios utilizados por Rona, el yeísmo, el žeísmo y la morfología verbal del voseo, Zamora Munné (1979-1980) propone una nueva clasificación basada en la consideración de los siguientes rasgos:
59 60
Canfield (1964). Es necesario señalar que el objetivo de Resnick no era llevar a cabo una división dialectal del español de América, sino determinar “unidades dialectales” mínimas y distintivas y cada unidad correspondería, según Moreno Fernández (1993), a una entidad socio-económica o geográfica significativa.
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
I. la realización –conservada o debilitada– de /-s/ en posición implosiva II. la pronunciación velar o glotal de /x/ III. el voseo
Según Zamora Munné (1979-1980), estos rasgos tienen la virtud de prestarse para trazar isoglosas en grandes extensiones territoriales y de ser fenómenos, fundamentalmente, americanos. En base a la consideración de la ausencia (-), presencia (+) y paralelismo (+) de los rasgos mencionados, Zamora Munné determina 9 zonas dialectales. Al respecto, Fontanella de Weinberg (1992: 127) señala que esta clasificación tiene la ventaja de ser más simple y menos artificial que las anteriores. Zonas 1.
2.
Las Antillas, la costa oriental de México, oriente de Panamá, la costa norte de Colombia, Venezuela (excepto la zona andina).
/-s/
-
voseo
-
-
México (excepto la costa oriental y el límite con Guatemala). +
3.
/x/
+
-
Centroamérica y el occidente de Panamá. -
-
~ 53 ~
+
Otras características Fenómenos relacionados con /-l/ y /-r/; velarización de /-n/, /r/ vibrante y velar coinciden en Puerto Rico y partes de Panamá, las dos anteriores y la asibilada en República Dominicana; yeísmo. Pequeña región voseante alrededor del Lago de Maracaibo y el Golfo de Venezuela. Conservación consonántica; debilitamiento vocálico en contacto con /s/; articulación ápicodental tensa de /s/; yeísmo; asimilación de /r/, esporádica. En el sur de la costa del Pacífico hay /x/ glotal y aspiración y pérdida de /-s/. Yeísmo; velarización de /-n/. En occidente y centro de Guatemala y Costa Rica hay retención de /-s/ y asibilación de /r/. En la república de Panamá, se presentan fenómenos relacionados con /-l/ y /-r/.
Gregorio Callisaya Apaza
Zonas 4.
5.
6. 7.
8.
/-s/
voseo
Colombia (excepto la costa) y la región andina de Venezuela.
+
-
+
La costa pacífica de Colombia y Ecuador.
-
-
+
La costa del (excepto el sur).
-
-
-
Perú
Ecuador y Perú (a excepción de los territorios ya mencionados), el occidente y centro de Bolivia y el noroccidente de Argentina.
+
+
+
Chile. -
9.
/x/
El oriente de Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina (excepto el noroccidente).
-
+
+
+
+
Otras características En el centro de Colombia se presenta el fenómeno del lleísmo, conservación consonántica y asibilación de /r/. Yeísmo en el resto. En Antioquia se presenta la realización de [ž]. Velarización de /-n/; se presentan también fenómenos relacionados con /-l/ y /-r/ y yeísmo. En esta zona se presenta la velarización de /-n/ y yeísmo. Retención consonántica; /s/ ápicodental; lleísmo, en partes de noroeste de Argentina la / / se realiza [ž]; asibilación de /r/, excepto en la región central de Perú. Velarización de /-n/, asibilación de /r/; realización casi ápicoalveolar de /č/. Yeísmo y fenómenos relacionados con /-l/ y /-r/ en la región central. Lleísmo al norte y al sur del país. Velarización de /-n/; asibilación de /r/ y lleísmo en Bolivia, Paraguay y regiones limítrofes de Argentina. Yeísmo realizado [ž] en Uruguay y Argentina, salvo las regiones fronterizas mencionadas. En la región ultraserrana y parte de la frontera con Brasil y del Uruguay se presenta el tuteo.
La propuesta de Zamora Munné mereció también algunas críticas, como el haber cometido los mismos errores que Rona al echar mano de rasgos que no son exclusivos de América, por ejemplo la realización aspirada de /x/ y la aspiración de /s/ en posición explosiva, fenómenos que se dan también en la Península; y la falta de coherencia en la división de las zonas, puesto que algunas de ellas poseen los mismos rasgos, como las zonas 1 y 6 o 5 y 6. Sin
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Estudios sobre el español de América y de Bolivia
embargo, por su mayor simplicidad, supera en buena medida los problemas de las anteriores propuestas (Fontanella de Weinberg, 1992: 127).
1.2.6.2.7. Philippe Cahuzac (1980)
Un año más tarde Philippe Cahuzac (1980) propone una división diatópica poco convencional. Su punto de partida es la etnolingüística, específicamente el campo denominado semántica dialectal, a través de la cual se propone estudiar las relaciones entre la vida cotidiana y la organización lingüística, cuyo resultado es la división dialectal del español americano en la que cada zona muestra una forma diferente de expresar esas relaciones. Cahuzac, haciendo uso del léxico referido a la agricultura, como denominaciones para el término campesino, los trabajos agrícolas, las herramientas, etc., divide el español de América en cuatro zonas; propuesta que coincide con la planteada por Henríquez Ureña años atrás. Zonas
Denominaciones
1.
Sur de Estados Unidos, México, América Central, Antillas, Venezuela, Colombia (excepto la región andina) y la costa de Ecuador.
En esta zona, las denominaciones para campesino son: charro (norte), llanero (Sudamérica) así como guajiro, jíbaro y cimarronero.
2.
Región andina de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, norte de Chile y noroeste de Argentina.
En esta zona las denominaciones para campesino son: jíbaro y cimarronero.
3.
Chile (excepto el norte).
4.
La región de La Plata (Argentina, Uruguay y Paraguay) y el oriente de Bolivia.
En esta zona las denominaciones para campesino son: huaso y campanista. En esta zona la denominación para campesino es: gaucho.
Las críticas al trabajo de Cahuzac son fuertes y van dirigidas, sobre todo, al criterio inicial para la clasificación y a la metodología empleada. Con referencia al primero, algunos autores61 han observado como una limitación el manejo exclusivo del nivel léxico como criterio diferenciador de las variedades del 61
Como Solé (1990).
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Gregorio Callisaya Apaza
español de América. En cuanto a la metodología, se ha observado la falta de fiabilidad que ofrecen los diccionarios de americanismos y regionalismos.
1.2.6.2.8. Otras clasificaciones
Para terminar este punto, presentamos la propuesta de división que realiza Manuel Alvar62 y que considera dos grandes regiones: Las Antillas y el continente. La primera incluye Las Antillas y el Papiamiento, y la segunda incluye las siguientes zonas: México, Los Estados Unidos, América central, Venezuela, Colombia, El Palenquero, Perú, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Argentina-Uruguay y Chile. A través de este trabajo se ha tratado de mostrar una visión del origen y el desarrollo de la lengua española en América. Asimismo, se ha mostrado también la extraordinaria complejidad del español hablado en los países americanos, lo que ha puesto en evidencia nuestros escasos conocimientos sobre la realidad lingüística de los pueblos americanos, esto explica de por qué tanto autores españoles como de Hispanoamérica, que se ocuparon de esta temática, hayan emitido juicios, en algunos casos, totalmente contradictorios sobre el español hablado en el Nuevo Mundo63. Por otro lado, algunos lingüistas españoles, como Rafael Lapesa (1981) y Alonso Zamora Vicente (1970), sostienen que las diferencias lingüísticas entre las regiones americanas son menores que las que existen en las diferentes regiones de España64. Frente a esta tesis, se podría resaltar que, si bien esto puede ser cierto en algún nivel, por ejemplo en la pronunciación, no lo es desde luego en el nivel léxico, en el que se observan enormes diferencias no sólo en el léxico de un país a otro, sino también dentro de un mismo país. Así lo ratifica Haensch cuando sostiene:
62 63 64
Alvar (1996). Véase Matus Olivier (2001). Esta tesis ha sido rechazada enérgicamente por excelentes conocedores del español de América, como José P. Rona, Juan Manuel Lope Blanch y María Beatriz Fontanella de Weinberg.
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Puedo afirmar, después de 26 años de estudios del español de América, que las diferencias entre el español peninsular y el americano son mucho más numerosas y profundas desde una perspectiva sincrónica de lo que creen la mayoría de los españoles e incluso algunos lingüistas españoles. También son mayores las diferencias que existen entre las distintas áreas lingüísticas de Hispanoamérica de lo que piensan muchos. (2001a: 68)
Las diferencias de vocabulario y expresión entre España y los países iberoamericanos, y de estos entre sí, son numerosas. Esto genera, con mucha frecuencia, malentendidos y, en algunos casos, se hace necesario contar con la colaboración de una persona para comprender un texto; como el siguiente artículo extraído de uno de los periódicos más importantes de Bolivia.
La celebración del Anata empezó con una ofrenda a la Pachamama y seguirá con el Jisk’a Anata y el Jacha Anata. Papas grandes envueltas en serpentina multicolor y bañadas en confite son la ofrenda que los campesinos del altiplano le hicieron a la Pachamama el pasado 2 de febrero, ritual con el que comenzó el festejo de La Candelaria y el Anata o fiesta andina asociada con la celebración del carnaval según el calendario occidental. La hilla, que se coloca al ingreso de la chacra, es un pacto entre hombre y los achachilas. El director del museo Tambo Quirquincho, David Mendoza, explicó que el lunes de carnaval andino se conoce como Jisk’a Anata, fiesta de agradecimiento a la Pachamama por lo que la gente challa la casa, los animales y el lugar donde trabaja. El Jacha Anata es el día para el regocijo de toda la comunidad; los pobladores se reúnen en el centro de la localidad para bailar al son de tarkas, choquelas y pinquillos. Además challan a sus autoridades para que éstas sean buenas y conserven su cargo. El miércoles se celebra la kachua, que consiste en una caminata hacia el cerro más alto de la comunidad. Allí, los campesinos degustan de un aptapi y después bailan hasta que el sol se oculte y el cuerpo no pueda recibir más bebidas y comidas. El jueves es de kacharpaya, cuando se cuenta a los animales; en este rito, el padre o el hijo mayor marcarán la oreja de sus animales (El carnaval ya lleva 20 días en el campo, La Razón, 22 de febrero, 2003).65
El artículo está compuesto por 246 palabras de las cuales 26 son préstamos léxicos de las dos lenguas indígenas con mayor número de hablantes, el quechua y el aimara. Creemos, sin temor a equivocarnos, que para comprender el artículo, una persona que no sea boliviano ni de la zona andina, 65
El subrayado es nuestro.
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necesitará la cooperación de alguien familiarizado con esta variante. Cabe mencionar también, que en algunos casos, las voces de procedencia indígena, del aimara y del quechua, se encuentran no sólo en la variante nacional boliviana, sino también en el español de muchas naciones americanas y hasta en el español de la Península, como es el caso de cancha, chacra, guano, pampa, papa, puma o jaguar. Consideramos que la situación actual del español en Hispanoamérica no compromete la unidad de la lengua; pero creemos también que la situación lingüística de cada uno de los países ha generado el surgimiento de varias zonas dialectales dentro del extenso territorio americano, como lo ha señalado Rona (1958). Ante el fracaso de los diversos intentos de clasificación del español americano en zonas dialectales, creemos que la solución de este problema no es abandonar todo esfuerzo de clasificación, sino admitir la complejidad del objeto y llevar adelante nuevos proyectos, a partir de lo que ya se tiene y, al mismo tiempo, estableciendo criterios comunes y, a partir de ellos, plantear un estudio conjunto de descripción de los distintos niveles del español hablado en América.
1.3. Español de Bolivia en sus fuentes 1.3.1. Introducción
El largo proceso de formación del pueblo boliviano, como nación, ha quedado reflejado en su situación lingüística, sobre todo en la lengua que habla. El español boliviano es la variedad del castellano desarrollada en contacto permanente con, aproximadamente, treinta lenguas indígenas, las cuales han influenciado a la formación de las diversas zonas dialectales, especialmente, el quechua, el aimara y el guaraní. El estudio del español hablado en Bolivia resulta sumamente complejo, puesto que no sólo es empleado por bilingües que adquirieron éste como segunda lengua, sino también por hablantes monolingües que no conocen ninguna de las lenguas indígenas. Esta situación ha dado origen a la evolución
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diferenciada del español, adquiriendo éste características propias de cada región, diferenciándose, marcadamente, del castellano hablado en la Península y en otros países de América. En el presente trabajo ofrecemos, por un lado, un análisis de los estudios sobre el español hablado en las diferentes regiones bolivianas y, por otro lado, basados en estudios anteriores, presentamos un bosquejo de la división dialectal del español de Bolivia, desde una concepción sociolingüística de la dialectología, con el propósito de mostrar las peculiaridades fonológicas, morfosintácticas y léxicosemánticas de esta variedad americana.
1.3.2. Marco histórico
Según Condarco Morales (1986), antes de la llegada de los primeros conquistadores españoles, la región boliviana estaba ocupada por la civilización Colla o Qulla conocida, tradicionalmente, como Collao o Qullasuyu. Esta civilización, desde el punto de vista arqueológico, se caracterizó por la construcción de chullpas66 en las cuales enterraban a sus muertos. Esta civilización se extendió a lo largo de la zona interandina que va desde Ayaviri hasta K'ara Kanka (Puno, Perú) e incluso más al sur; por el Este se proyectó hasta los valles, donde contó con fuertes para contener a los guerreros chiriguanos, como los Alanwaya (lomas Independencia) e Inkallajta (Carrasco, Cochabamba), y por el Occidente, según la toponimia, llegó hasta el desierto de Atacama. A finales del siglo
XV,
el pequeño reino de los incas, ubicado en el valle
de Cusco, se fue extendiendo debido a sus conquistas territoriales, y consolidó su conquista del Qullasuyu, uno de los cuatro en que estaba dividido el Tahuantinsuyo67.
66
67
Tumba en forma de una torre funeraria de base cuadrada o rectangular, hecha de piedra o adobe, donde se conservaban, en posición fetal, los restos momificados de personajes de alcurnia, con sus ropas y algunos enseres. El Tahuantinsuyo o Imperio de los Incas llegó a ser la única y gran Cultura de América del Sur. A finales del siglo XVI, alcanzó su mayor extensión. Se estima, gracias a datos recolectados por algunos cronistas españoles, que el territorio abarcado por este Imperio 2 era de 1.800.000 km .
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Durante este período, los incas desarrollaron su propia cultura, la cual es considerada, por los historiadores, como una de las más importantes y grandes del mundo. La cultura y la lengua incaicas se extendieron, en lo que hoy es el territorio boliviano, sobre los valles mesotérmicos de los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija, parte de la zona andina de los departamentos de Oruro y Potosí y los contrafuertes cordilleranos de la zona oriental. El sometimiento de los pueblos del Qullasuyu por parte de los incas no significó la desaparición de las tradiciones y lenguas de las civilizaciones dominadas, más al contrario, éstas permanecieron durante el período de dominación, y algunas permanecen aún vigentes. La situación lingüística en el Qullasuyu, al igual que en la actualidad, mostraba una multiplicidad étnica, puesto que se hablaban numerosas lenguas, muchas de ellas hoy desaparecidas. Si bien el quechua, el aimara, el puquina y el mochica desempeñaban un papel articulador que hizo que los españoles las denominaran lenguas generales o francas, paralelamente, coexistían otras lenguas como el uru o el guaraní y muchas otras hoy extinguidas o en proceso de extinción68. Los primeros asentamientos de los españoles, en la zona andina del actual territorio boliviano, datan de 1535, con la llegada de Diego de Almagro. A partir de entonces, se fueron fundando las principales ciudades de la región 69. Una de las principales y la más poblada fue Potosí, con aproximadamente 120.000 habitantes. Potosí se convirtió en un gran centro minero por la explotación de las minas de plata del Cerro Rico de Potosí. En 1611, Potosí era considerada como la mayor región productora de plata del mundo, razón por la cual el rey Carlos I había otorgado a esta ciudad el título de Villa Imperial. A mediados del siglo
XVII,
cuando la plata comenzó a escasear, la zona se fue
despoblando.
68 69
Véase Torero (1987), Torero (1989), Torero (1993) y Cerrón Palomino (1987). Pedro de Anzúrez, en 1538, fundó Chuquisaca, Potosí se fundó en 1546, La Paz, en 1548 y Cochabamba, en 1574.
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Las tierras bajas de Bolivia fueron conquistadas por buscadores de tesoros que venían desde Asunción, en busca de El Dorado, según la mitología indígena, lugar donde abundaba oro y piedras preciosas. La expedición más famosa fue la del conquistador español Francisco de Orellana que, en 15401541, recorrió el río Amazonas desde los Andes hasta su desembocadura, en un infructuoso intento por encontrar el místico El Dorado. La conquista y la posterior colonización de las tierras americanas cambiaron totalmente la vida en esta parte del mundo, puesto que los conquistadores, con la implementación de la lengua española, como lengua oficial en las naciones americanas, lograron constituir una norma cultural que persiste hasta hoy. Con los conquistadores en América, el panorama lingüístico de los Andes empieza a cambiar, dando paso a las relaciones conflictivas entre el castellano y las lenguas indígenas. Durante este período se produjeron cambios importantes tanto en el español como en las lenguas indígenas, que han dado origen a la evolución diferenciada del español, adquiriendo éste características propias de cada región, separándose marcadamente del castellano hablado en la Península.
1.3.3. Formación del español de Bolivia 1.3.3.1. Antecedentes
Día a día, desde antes de la llegada de los españoles, los pueblos asentados en la región andina de América tuvieron que luchar con maneras diferentes de ver y entender el mundo. La conquista intentó romper ese equilibrio, pero la resistencia a aceptar costumbres foráneas y mantenerlas vivas creó lo que ahora tenemos: un país con un abigarrado conjunto de etnias, unas más dominantes que otras y sectores sociales urbanos que poseen sus prácticas culturales heredadas de sus antepasados. En la actualidad, Bolivia es, junto con Guatemala, uno de los países latinoamericanos con el mayor número de población indígena. Los últimos
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datos del censo del 200170 señalan que el 62% de la población pertenece a un grupo étnico, un 30,7% se reconoce como quechua, un 25,2% como aimara y un 6,1% como miembro de los otros 32 grupos indígenas registrados en el país, siendo los más numerosos los chiquitanos (2,2%) y los guaranís (1,6%). Esta diversidad cultural se expresa en la existencia y el uso de una treintena de lenguas diferentes71, habladas por aproximadamente 4.500.000 personas, siendo el quechua72 y el aimara73 los idiomas con el mayor número de hablantes, lo que muestra el predominio de las culturas tradicionales andinas sobre las otras lenguas minoritarias, como el guaraní, chavineña, chané o el chiquitano, distribuidas, en su mayoría, en las tierras bajas o tropicales de Bolivia: Beni, Pando y Santa Cruz. En las últimas décadas, este país ha experimentado el fenómeno de la migración campesina hacia las urbes, fenómeno que se da en casi todo el territorio nacional, especialmente de las zonas rurales más pobres hacia los departamentos con mayores oportunidades económicas, como La Paz, Santa Cruz y Cochabamba. La población urbana de procedencia indígena asentada en estas tres ciudades es, aproximadamente, del 50 al 70%, lo que ha influenciado, de manera notable, al igual que otros fenómenos a la formación de hablas regionales. El español de Bolivia se ha ido formando a lo largo de los siglos por las influencias más variadas: sustrato indígena, procedencia regional de los colonizadores, creaciones propias, etc. Esto hace que en Bolivia se presenten drásticas variaciones regionales, incluso dentro de las tres ciudades más importantes del país.
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72
73
Instituto Nacional de Estadísticas, 2002-2003. Araona, ayoreo, baure, canichana, cavineña, chácobo, chané, chimane, chipaya, chiquitano, esse ejja, guaraní, guarayo, ignaciano, itonama, leko, etc. Algunas de estas lenguas están en peligro de extinción, debido a que Bolivia no tiene una política educativa de rescate de éstas lenguas. Según los datos estadísticos del censo de 2001, en Bolivia, el idioma quechua cuenta con un total de 1.805.843 hablantes en la población de 6 o más años, que equivale a un 34,3% de la población total. Esta lengua, cuenta, aproximadamente, con 1.237.658 hablantes que equivale al 23,5% de la población boliviana.
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Por lo tanto, la geografía accidentada y el hecho de que Bolivia sea un país multicultural y plurilingüe74 que se refleja inevitablemente en la variedad lingüística de su lengua oficial, el castellano, que varía de una región a otra y, por otra parte, la falta de estudios geolingüísticos dirigidos a la delimitación de las variedades regionales del español boliviano impiden establecer con exactitud las zonas dialectales del país75. Así lo manifiesta Mendoza al afirmar: En realidad, la diversidad dialectal del castellano hablado en Bolivia puede ser incluso mayor de la que muchos interesados en esta problemática están dispuestos a imaginarse. Esta variación dialectal, producto de los subsistemas lingüísticos y de los condicionamientos socioculturales, debe ser sistemáticamente estudiada para que tengamos una idea adecuada del castellano boliviano (1992: 23).
1.3.3.2. Intentos de división dialectal del español de Bolivia
Por su extensión territorial y el hecho de que Bolivia sea un país plurilingüe encontramos diversas variedades de su lengua oficial, el castellano, debidas, por un lado, a la diferente procedencia de los colonizadores y, por otro lado, a la influencia de los substratos-adstratos, de las lenguas indígenas, sobre todo, del aimara y el quechua en las tierras altas y del guaraní, el chiquitano y el chané en las tierras bajas. Sobre el castellano hablado en esta parte de América se han publicado algunos estudios y éstos tienen como propósito principal la recopilación del léxico regional, son los casos del Castellano Popular de Tarija, publicado por Víctor Varas Reyes en 1960; El habla popular de la provincia de Vallegrande y
74
75
Desde la recuperación de la democracia en 1982, en respuesta a las demandas de diversos sectores de la sociedad, se introducen cambios en la Constitución Política del Estado, otorgando a las lenguas indígenas un reconocimiento dentro de los derechos indígenas. De manera más evidente, la Ley Nr. 1565 de la Reforma Educativa (1994) establece la implementación de la Educación Intercultural Bilingüe como política pública, sancionando el uso sistemático de las tres lenguas indígenas "mayores" de Bolivia: aymara, guaraní y quechua. Véase Justiniano de la Rocha (1989), Mendoza (1991), Sanabria (1965), Sanabria (1975) y Varas Reyes (1960).
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el Habla popular de Santa Cruz, publicados por Hernando Sanabria Fernández en 1965 y 1975, respectivamente. En el plano lexical son importantes el Diccionario de Bolivianismos, publicado en 1964 por Nicolás Fernández Naranjo y Dora Gómez de Fernández y el Diccionario de bolivianismos y semántica boliviana, publicado en 1982 por Jorge Muñoz Reyes e Isabel Muñoz Reyes Taborga. Estos
trabajos,
aislados
y
poco
científicos,
muestran
ya
una
preocupación, que en la actualidad se hace cada vez mayor, por estudiar el castellano que se habla en las diferentes regiones de Bolivia.
1.3.3.2.1. Víctor Varas Reyes, El castellano popular en Tarija (1960)
Tarija, ubicado al sur de Bolivia en la frontera con las repúblicas de Argentina y Paraguay, es un hermoso valle formado por pequeñas ciudades y poblados, favorecidos por la naturaleza, en el que se conjugan poesía, canto, danza y diversas fragancias de violetas, jazmines, amancayas, azucenas y dalias. Ríos de cristalinas aguas surcan sus praderas y frondosos árboles protegen con sus sombras los grandes sembradíos de viñedos. Los valles y el Chaco son sus dos regiones principales, puesto que en éstas se concentra la mayoría de la población tarijeña que es dueña del típico acento chapaco76. El castellano popular de Tarija, de Varas Reyes (1960), es una obra que consta de dos partes: la primera, dividida en 9 capítulos, en la que el autor intenta mostrar las peculiaridades del habla de esta zona y la segunda, dividida en dos partes, presenta el vocabulario y la toponimia de la zona. En el capítulo I, Tierra, hombre y lengua, en la herencia se presenta una configuración geográfica del departamento de Tarija, antes, durante y después de la colonización. Asimismo, el autor, apoyado en obras publicadas por los misioneros jesuitas, hace referencia a los primeros habitantes de esta zona, los churumatas77, aborígenes subsistentes a la llegada de los españoles y de cuya 76 77
Con este nombre se conoce al habla de esta región. Varas Reyes comenta en la obra que datos sobre esta lengua la proporciona la carta incluida en “Descripción Corográfica”, escrita en Santiago de Guadalcázar por el padre
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lengua se tiene muy poca información, puesto que al igual que en otras regiones de América, los españoles decidieron aprender otras lenguas, como el quechua o el aimara, como medio de comunicación con los indígenas. Pero, según Varas Reyes, en la desesperada contienda por comprender y hacerse entender, los españoles deformaron las lenguas quechua y aimara en su prosodia, introduciendo fonemas inexistentes en estas lenguas lo que provocó cambios fonéticos, como en rukma que pasa a lucma, lluspiy que pasa a lujrir, empleado en el habla chapaca con la acepción de resbalar. En otros casos, el sentido primitivo de las palabras se va al translaticio, como en illa piedra bezoar de los auquénidos que en la actualidad se usa también como moneda antigua de plata. El habla de esta zona, según Varas Reyes, contiene también voces de origen quechua que se utilizaban en la Argentina, como uturuncu, con el significado de ‘bruto’ o ‘ignorante’. Sorprende también, en cuanto al léxico, el uso de algunas palabras originarias de América Central, que en algunos casos han sustituido a sus equivalentes, en quechua, como maíz que sustituye a sara o cacique que sustituye a curaca y, que en otros casos, se utilizan con matices semánticos diferentes, como es el caso de petaca, originariamente ‘cofre hecho de paja trenzada’ y que en Tarija se la elabora con cuero de buey. Es frecuente también la formación de palabras a partir de otras, con significados contrarios, como en salero, término utilizado para referirse a una muchacha llena de gracia. De este término derivan otras formas, como salada, mujer que mantiene relaciones amorosas con un hombre casado, o salación, maldición. Asimismo, se usa albear ‘madrugar’, columbrar ‘observar’, alegar ‘disputar’, tratar ‘reñir’, marchante ‘amante’, apercollar ‘acogotar’ o aguaytar, bichar como ‘acechar’. Varas Reyes llama la atención sobre el uso arcaico del adverbio recién que en Tarija se usa con significados, como ‘ahora’, ‘sólo en este momento’, ‘en este instante’ o ‘sólo desde ahora’, tanto en lenguaje oral como en el escrito, desde las capas populares y campesinas hasta las cultas, como se ven jesuita Gaspar Osorio Valderrábano, en 1628, dirigida al padre Nicolas Mastrilli. En ella se refiere a la lengua que hablan los churumatas, como una lengua fácil con algunos sonidos guturales.
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en los siguientes ejemplos: recién son las cinco de la tarde, recién hemos andado cuatro leguas, recién han convocado a elecciones, recién ha recogido su cosecha, recién han pagado los beneficios sociales o recién entrará en razón. En el capítulo II, Luces y sombras con la cruz y la espada, se abordan temas relacionados con la vida tarijeña durante la colonia, sobre todo, en los valles chapacos y en la Villa de San Bernardo de Tarija; la convivencia y la fusión racial; la acción catequística y educacional llevada a cabo por las diferentes misiones, los aportes de los españoles a la cultura tarijeña y la formación del castellano hablado en el departamento de Tarija. En el capítulo III, Del romance importado, se comenta sobre los aspectos prosódicos del castellano popular tarijeño, los cuales son explicados por algunos fenómenos, como el «seseo» y la aspiración de la «h». Con respecto a estos fenómenos, Varas Reyes manifiesta su aceptación con la teoría andalucista, lo que provoca que el chapaco, sobre todo el que vive en el área rural, pronuncie jaba en vez de ‘haba’, jacha en lugar de ‘hacha’ o jondo por ‘hondo’. Es también común, el cambio de la consonante f por j, como en jumar por ‘fumar’, dijunto por ‘difunto’ o jirmar por ‘firmar’. Con respecto al voseo, Varas Reyes dice que se emplea tanto en las áreas rurales como en las urbanas sin distinción de clases. Asimismo, manifiesta que la expresión «che» ha logrado su reconocimiento en segunda persona del singular, en frases como las siguientes: che, no se descuide de pagarme la cuenta o che no se hagan de rogar. En el capítulo IV, En la dicción oral, se comenta sobre el desarrollo y evolución de la lengua castellana en Tarija, en la que se nota una influencia del uso popular que se refleja en la formación de metaplasmos: metaplasmos folklóricos tarijeños, metaplasmos por adición, como prótesis, epéntesis y paragoge; metaplasmos por supresión, como aféresis, síncopa y apócope y los metaplasmos por transposición, contracción y substitución; como se muestran en los siguientes ejemplos: endenantes por ‘denantes’, cayer por ‘caer’, dicieron por ‘dijeron’, naides por ‘nadie’, nagua por ‘enagua’, solcito por ‘solecito’, tamién por ‘también’, usté por ‘usted’, redepente por ‘de repente’,
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ande por ‘a donde’, ¡helay! por ‘he aquí’, agüela por ‘abuela’, alberja por ‘arveja’ o comagre por ‘comadre’. Copla y «remate» es el título del capítulo V, en él, el autor comenta sobre la coplería rural y urbana que se practica en las diferentes fiestas de esta región, por ejemplo de San Lorenzo, Santiago, Rosario o Todosantos. En este capítulo se presentan también algunas coplas tarijeñas, en las cuales se observan algunos tarijeñismos, como en el siguiente ejemplo:
ÉL –¿Diande será aquella mocita? Parece del Pajonal con el cogote tan grueso y el k’oto78 pa reventar. ELLA Rebuzna, rebuzna, burro, y deja de rebuznar, ya te ‘i puesto el aparejo, ahura te voy a cinchar
En el capítulo VI, Lenguaje popular y sabiduría, sobre los refranes, proverbios y frases proverbiales, Varas Reyes dice: «Llegados por diferentes medios al corazón del pueblo éste los ha hecho suyos, los ha acondicionado a su vivir, ya conservando su primitivo alcance o adaptándolos a nuevas situaciones» (1960: 105). En el texto se presenta una muestra de estas formas, agrupados en tres grupos: refranes de expresión animalística y agrícola, proverbios y frases proverbiales y dichos y comparaciones. A continuación presentamos algunos ejemplos: cuando canta la chulupía, aguacero seguro; a toro caído, lanzada fuerte; el ojo del amo engorda al caballo; la mucha amistad es causa de menosprecio; el que pega primero, pega dos veces, pan con pan, comida de zonzos o la casa miente, la arruga no saca duda. En los capítulos VII, Discretos amenos, VIII, Mito, leyenda, cuento popular y IX, Libertad y conciencia de ser, se presentan algunas leyendas,
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Cuello de una persona.
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mitos, cuentos y otros textos en los que se aprecia la forma de hablar de los tarijeños. En la segunda parte de la obra, Vocabulario y toponimia, el autor presenta los siguientes glosarios: voces de origen quechua subsistentes en el lenguaje campesino y popular de Tarija, Voces de origen aymara, Paronimia aymara – quechua, Toponimia quechua – aymara, Voces chiriguanas y Toponimia de origen chiriguano en Tarija y en lo que queda del Chaco Tarijeño. A través de cuentos, coplas, leyendas, mitos, dichos, refranes, adivinanzas, etc., esta obra nos muestra cómo el castellano hablado en Tarija, debido a diversos fenómenos, como los préstamos, los neologismos o las transliteraciones, ha adquirido una expresión propia que lo diferencia de las hablas de otras regiones del país. La obra de Varas Reyes, a pesar de su generalidad y de no constituir un estudio sistemático ni profundo del español que se habla en esta parte de Bolivia, resulta muy interesante y, sobre todo, motiva a los estudiosos en esta materia la curiosidad por conocer más sobre esta variante regional del español.
1.3.3.2.2. Hernando Sanabria Fernández, El habla popular de la provincia de Vallegrande (departamento de Santa Cruz) (1965) La provincia de Vallegrande, situada en el centro de Bolivia, con una extensión de 13.350 km2, es una de las doce en que actualmente se divide el departamento de Santa Cruz. Limita por el Norte con Carrasco, por el Oeste con Campero, provincias del departamento de Cochabamba; por el Suroeste y el Sur con Boeto y Calvo, provincias del departamento de Chuquisaca y por el Sureste con Cordillera, por el Este con la Florida y por el Nordeste con Ichilo, provincias del departamento de Santa Cruz. Vallegrande tiene una población de 26.027 habitantes. Está ubicada a una altura media de 1.970 metros sobre el nivel del mar y presenta una topografía accidentada con valles, montañas y varias serranías y tiene clima templado, poco variable. Su principal actividad es la agricultura y sus campos son apropiados para el cultivo de especies de flora ornamental.
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En la región, conocida como los Valles Cruceños, el español es hablado por casi la totalidad de la población. Es la región de Santa Cruz que presenta la mayor diversidad de acentos y donde mejor se conserva el legado del español colonial. De la misma manera que el español chapaco, este dialecto mantiene vivas sus raíces coloniales, el castellano antiguo, el cual ha sido enriquecido con palabras nativas del guaraní, quechua, chané e idiomas extranjeros como el árabe. En su obra, Sanabria Fernández muestra las peculiaridades del habla de esta provincia. La obra, dividida en dos apartados, presenta en el primero, Sinopsis geográfica-histórica, un resumen de la situación geográfica, etnográfica, social y lingüística de esta provincia y en la segunda parte, un glosario de voces usuales de esta región. Según Sanabria Fernández, los primeros habitantes de la región fueron los chanés79, quienes, posteriormente, fueron arrollados por los guaraníes, provenientes de Paraguay y Brasil. Éstos, a su vez, entraron en contienda con los incas. Después de años de lucha, los guaraníes tuvieron que replegarse a las partes bajas de la zona, ya que los incas conquistaron las partes altas. Posteriormente, a esta zona llegaron los primeros españoles provenientes del Río de la Plata quienes fundaron el departamento de Santa Cruz, estableciéndose, posteriormente, la provincia. La población vallegrandina, de acuerdo a la obra, está constituida por blancos, mestizos, indígenas y negros y mulatos, de los cuales entre blancos y mestizos constituyen el 96%, población que tiene como principales actividades la agricultura y la ganadería. Con respecto al origen y la formación del habla vallegrandina, Sanabria Fernández señala que el español, por el contacto con el quechua 80, se vio influenciado por éste y en muchos casos tuvo que aceptar el uso de términos para los cuales no existían equivalentes, sobre todo, los referidos a objetos, fauna, flora, fenómenos de la naturaleza, etc. Asimismo, el contacto de ambas 79
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Grupo étnico cuyo asiento principal se hallaba en la zona montañosa del departamento de Santa Cruz de la Sierra, así lo demuestran los materiales arqueológicos encontrados en esta zona. Lengua muy extendida en su uso entre los indígenas de los Andes, por imposición de las conquistas precolombinas llevadas a cabo por los incas.
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lenguas dio origen a la formación de nuevas palabras, las cuales fueron adaptadas a la fonética castellana, así de watay ‘atar’ se formó guatunchar ‘atar la cuerda de los zapatos’. A partir de estas observaciones, Sanabria Fernández presenta un estudio sobre las características del habla de esta provincia, considerando los siguientes aspectos: fonético, léxico, morfológico y sintáctico.
Fonética En cuanto a las vocales, en general éstas no difieren en su pronunciación de las de la lengua estándar y culta y presentan las mismas articulaciones; sin embargo, Sanabria Fernández señala que existe una a fuertemente nasal, cuyo uso está circunscripto a pocas dicciones, como en Jah?, equivalente a una interrogación, en la cual el receptor manifiesta al emisor que no ha percibido bien lo que éste acaba de expresar o, como en ¡ba!, interjección que expresa molestia o desagrado. Otro caso peculiar del habla de esta región es la marcada tendencia a sustituir algunas vocales por otras, especialmente fuertes por débiles, como en ciénaga que es sustituido por ciénega o en trasquilar por tresquilar. La sustitución es más notable en casos de relajación o caída de consonantes dentro de una frase, como en ‘voy a comer’ que es sustituido por gua comer. En cuanto a los diptongos se observan los siguientes fenómenos. En el grupo au, cuando a éste le sigue una consonante oclusiva, hay una reducción de diptongo, como en ‘Augusto’ a Agusto o en ‘aunque’ a anque. Ocurre lo mismo con los grupos eu y uo, como en ‘Eulogio’ que pasa Ulogio o en ‘respetuoso’ que pasa a respetoso. En casos en los que en una palabra hay dos diptongos seguidos, generalmente el primero desaparece con pérdida de la vocal débil, como en pacencia, concencia. Se observa también, según Sanabria Fernández, la presencia de diptongos viciosos en sílaba inacentuada, como en buenísimo por ‘bonísimo’, parientesco por ‘parentesco’ o aprieté por ‘apreté’. Se advierte también, la
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presencia de algunos diptongos antiguos, como en priesa por ‘prisa’ y cuasi por ‘casi’. Con referencia a los hiatos, Sanabria Fernández señala que en el habla vallegrandina hay una fuerte tendencia a la reducción de hiatos, ya sea por contracción o por cambio de acento, como se observa en los siguientes casos:
En las palabras leer y creer y otras análogas, la vocal geminada es sustituida por i, dando origen a las formas leir y creir. En el grupo ae, la e es sustituida por i, dando origen a formas, como faina, maistro o trair. En el grupo ao, la o se debilita hasta transformarse en u, como en aura que sustituye a ‘ahora’. En este mismo caso, entran los participios terminados en ado, en los que cae la d, como en cargau o robau. En el grupo eo, en algunos casos la e es sustituida por i, como en pior o pion. Dentro del grupo ei, en casos en que la vocal tónica pierde el acento se tienen las formas léido, créido o réido. En cuanto a las consonantes, éstas presentan, según Sanabria Fernández, casos de alteración o modificación con respecto a la lengua culta. En esta parte, sólo mencionaremos algunos casos, especialmente los relacionados con el habla de esta región. La f, bilabial fricativa, presenta algunos casos de relajación y de sustitución, como en juerza o ajuera. Como resabio de la vieja pronunciación española, la h a principio de palabra se pronuncia como j, fricativa alargada, como en jediondo, juir o josamenta. La n en el grupo consonántico ns queda eliminada, no sólo en el habla vulgar, sino también en la semiculta, como en trasporte, costipado o costancia. La r, formando sílaba con d y cuando este fonema se halla precedido por n o l, se sonoriza hasta dar origen a la vibrante múltiple rr, con caída absoluta de la d, como en Alejanrro, Lizanrro, ponrré, tenrré, salrremos o valrré.
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Con respecto a la s81, cuando esta consonante precede a una fricativa sorda, como la f, desaparece por completo, por ejemplo en satifacción o efera. En el habla de esta región, como en las zonas andinas, se aprecia también la presencia de algunos fonemas de las lenguas indígenas que se usan en castellano, pero no con sonido de ellas, sino con ciertas peculiaridades de adaptación lingual, como en chjama ‘picado de viruelas’, chjurco ‘crespo’ o kimichir ‘arropar’82. Con respecto a la acentuación se observan algunos casos, como el de los enclíticos me, te, se, le, lo que adquieren intensidad en desmedro del acento que corresponde a la palabra a la cual se ligan, por ejemplo en vengasé, pongaló o prestamé. Se observa también cambios en la posición de los acentos, como en tránquilo de grave a esdrújula, estomágo de esdrújula a grave, dizqué de grave a aguda y sútil de aguda a grave.
Léxico Sanabria Fernández señala que el caudal léxico del habla vallegrandina tiene varios orígenes. Uno de éstos son los arcaísmos españoles, como albaso, escotero, gandido, lejura, tolondrón, tomado, albear, llantear, etc., de uso frecuente en esta región. Se muestra también la presencia de algunas voces castellanas con distinta acepción, como en batán, pando, contenido, farsante, dobladillo, etc. Otra fuente léxica son los americanismos, dentro de los cuales aparecen, en primer lugar, los términos que se utilizan en gran parte del continente, como tambo, pampa, hamaca u opa; pero se notan también americanismos
con
área
de
difusión
más
restringida,
generalmente
provenientes de otros países, como che, petiso, mamao, potrero y macanear de Argentina; cabrear, julepe, futre o chopazo, de Chile; chancaca, mamada,
81
82
Con respecto al comportamiento de esta consonante Juan Antonio Frago señala: «la variación ortográfica en la scripta hispanoamericana tiene mucho que ver con la peninsular, y no es muy diferente de ella.» (2010: 120). En los ejemplos, por practicidad, adoptamos las grafías propuestas por el autor, debido a que en este aspecto, en el quechua existen tantos signos como tratadistas que se han ocupado del tema.
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pampear o cututeo, de Perú y de otras regiones de Bolivia, como chala, guagua, majao, somó y otros. Los regionalismos, modismos peculiares de la zona y que no se utilizan en otras regiones de América, se constituyen en una de las fuentes léxicas más importantes de esta zona. Dentro de éstos, podemos distinguir, por un lado, los que poseen la estructura y fonéticas castellanas, aunque no tengan relación con esta lengua, como pengasa, amullir, palama o jumeche y, por el otro, términos derivados de voces castellanas corrientes, como brinde, feúra, peladar y vaqueteada. Otra fuente, también importante, son los quechuismos, como sonko, pfullu, locoto, guaica, waikja, llusca, kenchesa, guato, t’ojtu, kj’olu y ttiri. Lo más curioso es la aparición de verbos en infinitivo que terminan en ur, proveniente del infinitivo en uy, del quechua, como arrurrur, chujchur o kutur. Otras fuentes léxicas serían los guaranismos, como catinga, tapeque, cuñapé, tembetá, cuña, tapinga o tipoy; los barbarismos, como cóctel, cotense y nansú; las alteraciones y vulgarismos, como hallasco por ‘hallazgo’, abierta por ‘abertura’, cumples por ‘cómplice’, benhaiga por ‘bienhaya’ y pedidueño por ‘pedigüeño’. Dentro
del
habla
de
esta
región
aparecen
también
algunos
metaplasmos, por ejemplo atocar o escarmenar, prótesis; goterear, galopiada o trompezón, epéntesis; traste o nadies, paragoje; cequia, tusar o ande, aféresis; Magalena o Jeromo, síncope; pa o primer, apócope y polvadera, jumadera o descuarejingar, metátesis. Finalmente, Sanabria Fernández menciona a las contracciones y a los afijos como fuentes lexicográficas. Dentro de las primeras tenemos como ejemplos, panada ‘para nada’, quéste ‘¿qué es de…?’ o pande ‘¿para dónde?’. Con respecto a los afijos, tenemos retebueno, requetebueno, chupaco, silbaco, piedrazo, cuchillazo, miedolento, friolento, cuentisto, enredisto, importativo, insultativo, muchacherío, mosquerío, canilludo, pesante, andante, cailón, culón, chasmiri o guachiri.
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Morfología En este nivel, el habla de la provincia de Vallegrande muestra algunas desviaciones del uso normativo. Así se observa: la sustitución del artículo el por la, como en la hambre, la ama o la águila; la omisión de artículo en algunas frases, como en sale de misa y la presencia de artículo en nombres de pila, como en el Pedro, la Juana, etc. Con respecto a los sustantivos, se advierte: formas de aumentativo que difieren de la indicada por los preceptos académicos, como en mujerona, formas de femenino en caso de sustantivos epicenos, como en tigra o chancha; sustitución del femenino por el masculino, como en el sartén, el patente; formas de plural de palabras que terminan en vocal acentuada, como en cafeses, sofases y cambios de número, como en la tijera, el calzoncillo. Con referencia a los adjetivos, en esta zona, se aprecia el uso exclusivo del sufijo –ito, con función de intensificador de algunas expresiones atributivas, como en chiquitito, poquitito. Analógicamente, en los aumentativos, es frecuente la adición de -to a los terminados en –ote, como en grandotote, flacotote. En cuanto al género de los adjetivos calificativos, todos tienen su femenino, incluso los de una terminación, que según las reglas gramaticales son masculinos por naturaleza, como en valienta, principianta, colorada o ploma83. No se hace uso de los posesivos ‘tuyo’, ‘suyo’ y, mucho menos, ‘vuestro’, en estos casos se recurre al genitivo original, como en Juan, este libro es de vos. Asimismo, llama la atención el uso del partitivo ‘medio’, para expresar una idea de moderación, por ejemplo en Juan es un hombre medio malo o ella seguía medio enojada. Finalmente, es frecuente el uso de algunos determinativos y comparativos en diminutivo, como en algunito, cualquierita, cuantito, mayorcita y mejorcito. En cuanto al pronombre, al igual que en gran parte de América se observa la sustitución de ‘tú’ por vos y ‘vosotros’ por ustedes y el uso de vos en lugar de ‘ti’ y ‘contigo’, como en de vos depende o voy con vos. Al igual que en los adjetivos, todos los pronombres demostrativos admiten el diminutivo, por ejemplo en esito, estito o aquellita. 83
Forma femenina del color plomo ‘gris’.
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Según Sanabria Fernández, de las partes de la oración, la que sufre más modificaciones con relación a la norma académica es el verbo. En este punto, mencionaremos, simplemente, algunos ejemplos: ¿habrán ido a la iglesia? ¿se habrá muerto el enfermo? Habrás visto lo que me hicieron, sabía alegrarse de vez en cuando, mi padre no hay en casa, el hombre estaba tomado, los ladrones prendieron para cordillera, me amanecí en el velorio, no va a haber misa el domingo, estando comiendo nos llegó visita o temiabámos por él. El adverbio, al igual que las otras partes de la oración, presenta también casos de alteración y modificación, por ejemplo ‘harto’ es equivalente de mucho, como en pasó harto tiempo, cuando este adverbio desempeña la función de comparativo, el uso le atribuye género y hasta número, como en hay más hartas mujeres que hombres. Llama también la atención la forma de adverbios terminados en -mente, precisadamente. Así mismo, se observa la sustitución de ‘aunque’ por más que, como en más que esté borracho, se porta bien. Al igual que en los casos anteriores, se aprecian también diferencias en el uso de otras partes de la oración, como en las conjunciones y las preposiciones y las siguientes oraciones aclaran lo dicho antes: estaba contra el cerco, iba traste del otro, estoy adebajo de vos, blanco u negro, cosa que lleguemos pronto, decile que se vaya pues o es con el con que de ayudarme.
Sintaxis En este apartado, el autor examina las diferencias en el uso referidas a la concordancia, el régimen y la construcción. Así tenemos el uso de ‘dar’ y ‘hacer’ que forman oraciones reflexivas junto a términos que expresan estados físicos o morales, por ejemplo me hace frío o me da hambre. Con ‘hacer’ tenemos la locución se me hace en lugar de ‘supongo’ o ‘creo que’, como en se me hace que va a llover. En esta zona, se nota un loísmo general, aun en personas con instrucción, por ejemplo se emplea lo acusativo, tanto para el masculino como para el femenino, así tenemos a doña Juana lo quieren por buena. Caso adicional es la redundancia de este pronombre, precediendo a la forma verbal a
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que corresponde, como en al ladrón lo pusieron en el cepo o lo ato mi caballo en la tranquera. Otro uso es la presencia de lo junto a los pronombres me, le y se, unas veces como enclítico y otras como proclítico, para el primer caso tenemos el siguiente ejemplo, vendéselo tu potrero al vecino y, para el segundo caso, ayer se lo trajeron a su hijo. Es frecuente la reiteración de algunos verbos, como en ya está por estar que equivale a ‘pronto estará’ o habla por hablar. Las palabras peor y mejor admiten al adverbio de cantidad más con la calidad de intensivo, así lo muestra el siguiente ejemplo, Ésta es mejor que la otra, pero yo soy más mejor que ella. ‘Antes’ también admite ‘más’ en frases como ella se fue más antes que él. En oraciones comparativas mí se refiere a yo después de que. Ejemplo, ella es más alta que mí o tiene menos fuerza que mí. La
preposición
‘de’
presenta
algunas
diferencias,
sobre
todo
relacionadas con el régimen preposicional, por ejemplo en quedar: quedar de venir o quedar de reunirse; con estar, como en está de a malas o está de corregidor o en frases que llevan complemento adverbial, como en me pisó de adrede o de apenas llego a su casa. Este fenómeno se da también con otras preposiciones. En algunas oraciones la conjunción adversativa pero va al final de la cláusula que afecta, con el propósito de enfatizar la expresión. Ejemplos: Vení, solito pero o sabrosa la fruta, chiquitita pero. El habla popular de la provincia de Vallegrande es una de las primeras obras que aborda, con sistematicidad, esta temática. En los primeros capítulos, el autor examina diferentes aspectos relacionados con el quehacer de los vallegrandinos, como la educación, la economía o las actividades sociales. Posteriormente, presenta un estudio exhaustivo sobre el origen y formación del español hablado en esta zona, el cual describimos líneas arriba. Sin embargo, consideramos que muchas de las diferencias señaladas por el autor, en los niveles fonológico, léxico, morfológico y sintáctico, son en realidad rasgos comunes al español boliviano y, en algunos casos, al español americano. Asimismo, hay que hacer notar que muchas diferencias señaladas
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por el autor, en la actualidad, han desaparecido por completo, debido a que el elemento indígena se va reduciendo cada vez más por la asimilación de los indígenas a las sociedades urbanas, lo que provoca la pérdida o el debilitamiento, en el uso, de la lengua materna. Para terminar este apartado, consideramos que la influencia de las lenguas sustratistas indígenas sobre el español hablado en esta región está en la entonación, en los préstamos léxicos y en algunas estructuras sintácticas, tomados, sobre todo, del quechua y el guaraní.
1.3.3.2.3. Joaquín Herrero, Apuntes del castellano hablado en Bolivia (1967) Según Herrero, no existen estudios que describan la estructura del castellano hablado en Bolivia. Una de las razones para esto sería la complejidad sociológica boliviana, provocada por la situación linguística en la que se encuentra. Para Herrero, la única forma de revelar la complejidad del castellano hablado por los bolivianos sería con la aplicación de un modelo sociolínguístico y es siguiendo esta afirmación que, en este artículo, hace un análisis de algunas construcciones, que en su opinión suenan extrañas en oídos de los hablantes peninsulares, con el propósito de mostrar la influencia del quechua en el español hablado en Bolivia, aunque los materiales fueron recogidos sólo en la ciudad de Cochabamba. El material analizado consta de diez frases, en cada una de las cuales se introduce una glosa en castellano peninsular. A continuación presentamos un resumen del análisis de estas frases, en el mismo orden en el que el autor las presenta.
1. Su cola del perro. Uso de posesivo en lugar del artículo, construcción muy común en la clase popular, incluso en clases sociales pudientes de las ciudades de Cochabamba y La Paz. Este fenómeno ocurre también en otras zonas de Bolivia.
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2. Está en ahí. Presencia de la preposición en antes de los adverbios de lugar aqui, allí y ahí. Forma también muy extendida, según el autor hasta en profesores de secundaria. 3. Dámelo el libro. Repetición del pronombre y el sustantivo al que éste se refiere, construcción muy extendida en el habla popular, incluso en profesionales. 4. Haz hervir el agua. En el español de Bolivia, el que recibe la orden se da cuenta de que él es el que tiene que realizar la acción, en cambio en España, esta construcción se refiere a que la acción la realizará otra persona y no la que recibe la orden. 5. Volveré, diciendo, dijo. Uso de gerundio en estilo directo, inusual en el español peninsular y de uso frecuente en Bolivia, sobre todo entre la clase popular, aunque esta forma se oye también entre profesionales. 6. Había sido conejo. Esta frase en la que aparece la forma había tiene un significado diferente al español peninsular, y que no tiene nada que ver con la forma del pluscuamperfecto. En el castellano hablado en esta parte de Bolivia, estas construcciones hacen referencia a un pasado remoto, señala el carácter no testimonial de la información y la sorpresa que produce el hecho. Según Laprade (1981), esto se debe a la influencia de la lengua aimara. 7. ¿Viajas siempre mañana a Santa Cruz? Esta frase tiene un uso frecuente en Bolivia, incluso en profesionales. La diferencia con el español peninsular es que la forma siempre no tiene un sentido temporal, sino aseverativo y enfático. 8. Yo también no. Frase en la que el adverbio de negación no, sustituye a la forma tampoco, fenómeno también extendido en Bolivia. 9. ¿Ya no lo volverás a hacer? La diferencia en relación con el español peninsular es que en España se niega la afirmación, mientras que en el español boliviano se afirma la negación.
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10. Hasta que tú barras, yo cocinaré. Frase en la que existe un cruce semántico, en el que el término hasta en el español hablado en esta parte de América se usa con el significado de mientras. Por un lado, el reducido número de casos analizados por el autor muestra claramente las diferencias que existen entre el español hablado en Bolivia y el español hablado, no sólo en la península, sino también en otras regiones de América. Por otro lado, creemos que es necesario profundizar este tipo de estudios para probar, definitivamente, que las diferencias del castellano boliviano se deben al sustrato indígena, sobre todo de las dos lenguas con mayor número de hablantes, como el aymara y el quechua.
1.3.3.2.4. Hernando Sanabria Fernández, El habla popular de Santa Cruz (1975) Diez años después de presentar su primer trabajo84, en este campo, Sanabria Fernández presenta este otro que trata sobre el habla de uno de los departamentos más importantes del país. Santa Cruz es el más extenso departamento del país con 370.621 km² (33,74% del territorio nacional) y tiene aproximadamente 2.400.000 habitantes. Está situado en la zona oriental, al norte, limita con los departamentos de Beni; al oeste, con Cochabamba y al suroeste, con Chuquisaca; al sur colinda también con la República del Paraguay y, al este y noreste, con los estados brasileños de Mato Grosso del Sur y Mato Grosso. Asimismo, esta región es la más industrializada; dispone de la renta per cápita más alta del país, con una elevada tasa de crecimiento anual, representada, principalmente, por la producción agropecuaria y forestal. Es además la zona más importante de producción hidrocarburífera. Su capital es la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. La región conocida como «oriental», no sólo se refiere a este departamento, sino también a los departamentos de Beni y Pando. Según Sanabria Fernández, los primeros en fijar residencia en la zona fueron los 84
Sanabria Fernández (1965).
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chanés85 quienes, posteriormente, en el siglo
XIV
fueron desplazados de la
región por las sucesivas irrupciones de los pueblos guaraníes, quienes empezaron a asentarse en la región, en algunos casos, esclavizando a los chanés. Los españoles encontraron en esta zona a algunos pueblos chanés en proceso de guaranización, conocidos también como chiriguanos, quienes se extendieron por los llanos orientales y desde sus poblados resistieron las incursiones de los conquistadores, hasta la creación de Santa Cruz de la Sierra. La lengua de los chanés, conocida con el mismo nombre, influyó en las otras lenguas aborígenes, sobre todo en el guaraní, a través de la cual entran en el español palabras, como curichi’, cuchuqui, tutumo, joco o peji, de origen chané. Según Sanabria Fernández, el español hablado en esta región presenta algunas peculiaridades, debido a la influencia que recibió de varias lenguas indígenas, sobre todo del chané, el chiriguano, el guaraní, el quechua, que fue traído a la región como lengua franca y el portugués del Brasil. A continuación mencionamos algunas particularidades de esta variante regional, planteadas por el autor.
Fonética En la mayoría de los casos, la realización de las vocales es igual que en España, aunque el habla de esta zona presenta algunas diferencias como la nasalización de la a y la u en las siguientes formas ¡ajá! ‘expresión que muestra malicia de parte del que habla’ y en ¡juju! ‘expresión de admiración o sorpresa’. La e, sobre todo en final de palabra, experimenta un debilitamiento al punto de ser sustituido por la i, en vocablos como ‘bochinche’, ‘chinche’ o ‘trapiche’ que en esta zona son pronunciados como bochinchi, chinchi y trapichi.
85
Grupo étnico perteneciente al tronco aruvage, que se extendió por Sud América, quienes estaban estrechamente relacionados con los Chiquitos y Moxos que se establecieron en otras zonas de la llanura amazónica.
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Se observa la elisión de d y el relajamiento de o, hasta llegar a u, en los participios verbales y otros vocablos con igual desinencia, como comiu, jugau, ganau o candao. En el habla de esta región se observa también el fenómeno conocido como monoptongación. Por ejemplo, en las formas irregulares del verbo quebrar, que hasta en el habla semiculta se dice quebro o quebra. Al igual que en Chile y la Argentina aparece también el caso de la transposición de acento86, como la forma amás en lugar de ‘amas’, comés en lugar de ‘comes’ o partís en vez de ‘partes’. Se transpone también el acento en los pronombres ‘me’ y ‘se’ cuando éstos van como pronombre enclíticos, por ejemplo en vendamé, esperemé o bajensé. Otro caso de transposición de acento, se ve en los tiempos verbales, en la primera persona plural del pretérito imperfecto, modo indicativo: amabamós, partiamós o teniamós, sobre todo en las áreas rurales de Santa Cruz. Otro tanto ocurre en la forma pluscuanperfecto de indicativo y es muy común oír frases como la siguiente, habiá hecho o él habiá salido. El seseo se da en toda la zona oriental, al igual que en toda la América Hispana, al igual que lleísmo, aunque este último presenta algunas excepciones, sobre todo en personas que tienen como lengua materna el guaraní, lengua en la que no existe esta consonante, razón por la cual los aborígenes bilingües sustituyen la consonante ll por la y, como en cabayo o peyejo. Otro fenómeno notable es la aspiración de la consonante s, sea ésta tónica o átona, a final de sílaba o a final de palabra. Por ejemplo en ehcalera, cahpa o intereh. La aspiración se intensifica cuando dentro de una frase, a la s le sigue otra que empieza con vocal, entonces tenemos los siguientes casos la once de la noche o mano habierta. La j velar fricativa del español peninsular, en el español de Bolivia, tiende a relajarse, pero en Santa Cruz esta relajación es mayor, dando lugar a una simple aspiración, como vieho, hardín o viahero.
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Fenómeno largamente debatido en América y cuya explicación es que se trata de formas arcaicas del castellano peninsular.
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Finalmente, se presenta la alteración de r antes de l, dando lugar a una aspiración sorda postvelar, como en Cahlo en lugar de ‘Carlos’, mahlo, ‘marlo’ o pahleta, ‘parleta’ y también en los pronombres enclíticos ‘le’, ‘lo’, ‘la’, junto a los infinitivos del verbo, como en tenehlo por ‘tenerlo’, abrihlo, ‘abrirlo’ o dahle, ‘darle’.
Morfología Según Sanabria Fernández, fuera de algunas voces vulgares que representan, sobre todo, a sustituciones o cambio de género o de número, merecen atención algunos casos, de entre los cuales sobresalen los diminutivos formados con los sufijos -ingo, -inga, ajenos al castellano peninsular, así como también a los propios hispanoamericanos. Por ejemplo en las formas, tierringa, caminingo, boninga, feíngo, auringa, aquicingo. Ocurre lo mismo con los sufijos aumentativos -onga, -anga, aunque en el uso son menos frecuentes que los anteriores. Por ejemplo tenemos, lluvianga, puertonga, florsanga, feónga o mujeranga. En el grado de los superlativos, es curiosa, en el habla de esta región, la existencia del infijo -nini- que aumenta el grado de intensidad, en algunos casos, hasta la exageración, como en riquininísimo, flojininísimo, muchininísimo y lejininísmo. Se observa también la presencia de otros sufijos, como –qui, en palabras como joñiqui, joyoqui y cuchuqui o –chi en ojichi, manichi o metichi, sobre cuyos orígenes no hay nada escrito, aunque se presume que vienen del chiquitano o el chané. El dativo y acusativo ‘ti’ y su compuesto ‘contigo’ son ajenos a la variante cruceña; en su lugar se emplea el excluyente vos, así tenemos esto es para vos por ‘esto es para ti’ o voy a ir con vos en lugar de ‘voy a ir contigo’. Con respecto a los verbos, se advierte aún la presencia de algunos arcaísmos verbales, sobre todo, en las áreas rurales, como vide de ver y trujo de traer. La segunda forma del pretérito imperfecto de subjuntivo es sustituida por el imperfecto de indicativo, en oraciones como las siguientes si vos me
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acompañaras, yo iba en lugar de ‘si tú me acompañaras, yo iría’ o teniendo plata, le pagaba en vez de ‘teniendo plata le pagaría’. Entre los adverbios, se pueden mencionar algunos casos, por ejemplo ‘harto’, en frases como cosechó harto arroz o hay hartos hombres en la calle. El adverbio ‘adonde’ se usa en su forma contractiva, por ejemplo Juan fue ande su tía. Se advierte el uso frecuente de ‘nunca’ en lugar de ‘no’, como en lo esperaban y nunca vino. Con relación a las preposiciones, se observan los siguientes casos la sustitución de ‘para’ por pa. Uso de ‘pues’ como afirmación de respuesta, ejemplo ¿Vas a ir al pueblo? –pues. Finalmente, Sanabria Fernández afirma que el habla de esta región está conformado de la siguiente manera: conservación del habla de los españoles de la conquista y los primeros tiempos de la colonia. Préstamo de vocablos de otras regiones, especialmente de Chile y de Argentina. Préstamo de vocablos de las lenguas indígenas de Bolivia, sobre todo léxico relacionado con la fauna, flora y costumbres y préstamos de otras lenguas, como el portugués hablado en Brasil. Al igual que en otros casos, consideramos que son muy pocos los trabajos sobre esta temática, en esta región. Las observaciones preliminares que el autor plantea sobre el español de los cruceños serán ratificadas cuando se lleven adelante más estudios dialectológicos.
1.3.3.2.5. Herminia E. Martín, Un caso de influencia en el español paceño (1976-1977) El departamento de La Paz está situado al noroeste de Bolivia con una extensión de 133.985 km2, su capital es la ciudad de La Paz, sede del gobierno central, y limita al Norte con Pando; al Sur con Oruro; al Este con Beni y Cochabamba y al Oeste con las repúblicas de Perú y Chile. El departamento se divide en tres zonas geográficas: la zona altiplánica, formada por la región del lago Titicaca, su clima es frío; la zona subandina, conocida como Los Yungas, formada por el flanco noreste de la Cordillera Real u Oriental que desciende hasta los llanos tropicales del norte, su clima es ~ 83 ~
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húmedo y da lugar a una vegetación exuberante, y la zona Amazónica, que colinda con los departamentos de Beni y Pando, de clima cálido y vegetación exuberante. En su artículo, la autora comenta el uso lingüístico del español coloquial de la ciudad de La Paz; que es interpretada como influencia del aimara sobre el español o influencia de sustrato87. El rasgo lingüístico en el que se centra el estudio es la distinción que el español paceño hace en la ubicación de los acontecimientos en el tiempo pasado, lo que es interpretada por la autora como interferencia gramatical. La situación de bilingüismo en la ciudad de La Paz, debido al contacto entre el aimara-castellano, según Martín, da lugar a que la categorización temporal del español paceño es similar a la de la lengua aimara, en la que el ‘ahora’ o presente se incluye en el pasado, creando de esta manera una oposición entre futuro y no futuro, como se ilustra en el cuadro que presenta la autora.
no futuro pasado visible
futuro presente no visible
Dentro del plano visible, el pasado, esta variedad de la lengua española distingue entre el conocimiento directo y el conocimiento indirecto. Para el primero se usa el pretérito indefinido; como se ve en el ejemplo:
Hoy día llegó su mamá de él.
cuyo equivalente en aimara es: Mamapax puririnawa88.
87
88
Entendiéndose este fenómeno como los rasgos estructurales o funcionales propios de la lengua de un pueblo conquistado, que aparecen en la estructura de la lengua de los conquistadores. Oración que en la actualidad resulta extraña, pues la forma correcta sería: Mamapax puritaynawa.
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En esta oración se hace referencia a que el conocimiento del hecho es directo, la persona que lo dice fue testigo del mismo. Para el conocimiento indirecto, se usa el pretérito pluscuanperfecto, como se ve en el siguiente ejemplo:
Hoy día había llegado su mamá.
Cuyo equivalente en aimara es:
Mamapax puriritana,
oración en la cual está presente un matiz de desconocimiento del hecho, la persona que lo dice se ha enterado del mismo a través de terceros. Esta peculiaridad del español hablado en la ciudad de La Paz, muestra que el contacto de dos culturas da lugar, según Martín, a dos clases de hechos: por un lado, favorece la interferencia lingüística y, por otro, configura rasgos dialectales.
1.3.3.2.6. Nila Gutiérrez Marrone, Estudio preliminar de la influencia del quechua en el español estándar de Cochabamba, Bolivia (1980) El departamento de Cochabamba, situado en el corazón de Bolivia, es esencialmente montañoso ya que está atravesado por el ramal Oriental de la Cordillera de los Andes y se ubica a 2558 metros sobre el nivel del mar. Cochabamba tiene una extensión de 55.631 km2 y una población de 1.110.205 habitantes. Cochabamba limita al Norte con Beni; al Sud con Potosí y Chuquisaca; al Este con Santa Cruz; y al Oeste con La Paz y Oruro. La capital del departamento es la ciudad de Cochabamba y cuenta además con varios valles ubicados a diferentes alturas sobre el nivel del mar, siendo los más importantes los de Cochabamba, Sacaba, el Valle Alto y el de Cliza. La mayor parte de la población cochabambina conoce o es hablante del quechua, lo que origina influencias en el castellano de esta región.
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En el estudio Gutiérrez Marrone explica el habla cochabambina como un caso de interacción morfosintáctica, castellano-quechua, mediante la adición de la partícula quechua –ri- a la forma estándar del imperativo en español. En quechua esta partícula funciona de la siguiente manera:
tiya-ku-y
‘¡siéntate!’
tiya-ri-ku-y
‘¡siéntate, por favor!’
con –ri- tenemos
La partícula quechua -ri-, además de otras funciones en la lengua, tiene un valor afectivo y denota insinuación y súplica, equivalente al ‘por favor’ del español o al diminutivo utilizado para conmover al interlocutor, como en hazme un favorcito. En la oración, esperarime en la esquina, según Niño Murcia89 la inclusión de este afijo, en las regiones de habla quechua, puede expresar un acto de voluntad y entonces indica la voluntad del sujeto de permitir que otros realicen la acción del verbo sobre él o en su beneficio. Otro fenómeno que se observa en esta variedad es el cambio de acentuación de esdrújula a grave, también considerada como influencia quechua, cuya acentuación es siempre o grave o aguda. Según Gutiérrez Marrone, la transferencia tiene lugar de la siguiente manera:
Véndeme
venderime
‘véndeme, por favor’
Cómprame
comprarime
‘cómprame, por favor’
El estudio nos muestra uno de los muchos casos de variación dialectal que presenta esta región, propio de una situación de contacto lingüístico, como es el que se da en el departamento de Cochabamba.
89
Niño Murcia (1992).
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1.3.3.2.7. Alan M. Gordon, Notas sobre la fonética del castellano en Bolivia (1980) En los primeros años de los sesenta, Gordon afirmaba que Bolivia era uno de los muy pocos países de Hispanoamérica cuya fonética todavía no había sido objeto de una investigación detallada. Razón por la cual, en 1968 inicia una investigación con el propósito de mostrar las diferencias fonéticas del español hablado en Bolivia. Para lograr su objetivo entrevistó a 118 informantes, provenientes de diferentes regiones del país y con diferencias en el nivel educativo y social. Para Gordon, la división topográfica y la división dialectal de Bolivia corren parejas, de modo que divide al país en dos grandes regiones: por un lado los llanos y por otro las tierras altas junto con los Yungas90. La primera que se extiende desde las bases de la Cordillera Real hasta la frontera con el Brasil y, la segunda, la región altiplánica que comprende el oeste del país, desde el Norte hasta el Sur, con sus dos cordilleras: la Occidental y la Real. En el artículo, el autor no realiza una descripción detallada del sistema fonético del español hablado en Bolivia, sino que se limita al estudio de las vocales y a algunas consonantes que muestran, de manera clara, las diferencias dialectales dentro de Bolivia. En las siguientes líneas presentamos un resumen de los resultados a los que arribó Gordon.
Fonemas vocálicos El estudio mostró que en sílaba tónica, los informantes emplearon los cinco fonemas vocálicos del castellano peninsular91, aunque se observaron diferencias en la distribución alofónica, especialmente en el empleo del alófono abierto [e] en sílaba trabada por /m/, /n/ y /s/, en sílaba libre ante /s/, y ante las mismas consonantes en sílaba abierta por la fonética sintáctica: [emférmo].
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Valles fértiles de clima semitropical que se encuentran en el norte de la ciudad de La Paz. En la representación tanto de fonemas como alófonos, mantenemos los símbolos fonéticos empleados por el autor.
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En contraste con la estabilidad de las vocales tónicas en toda Bolivia, en el 58% de los informantes provenientes de la región altiplánica se observó el debilitamiento o hasta la desaparición de algunas vocales en posición átona, como en [pot'sí], recogida en la ciudad de Potosí o [of'sína, prof'sores, més's]. En cambio, en los informantes de los llanos este fenómeno no es recurrente. Según Gordon, otro tipo de imprecisión vocálica se encuentra en algunos campesinos y cholos cuya lengua materna es el quechua o el aymara. Dichos idiomas tienen solamente un fonema vocálico anterior y uno posterior, ambos de articulación cerrada. Cuando las personas, que tienen como lengua materna una de las dos lenguas indígenas, aprenden el castellano, tienden a confundir le/ con /i/ y /o/ con /u/. Sirvan de ejemplo los siguientes casos, información obtenida de un maestro rural: [eliksjón, sentjéndo, ésu].
Fonemas consonánticos El estudio muestra que en Bolivia, el fonema fricativo Isl posee seis representaciones alofónicas. El más común, empleado por el 84% de los informantes de todo el país, fue la [s], articulación predorsodentoalveolar convexa sorda. En cambio, el alófono ápicoalveolar cóncavo sordo [ŝ] es más usual en el altiplano. Se observa también, la presencia de los alófonos sonoros [z] o [ž] ante consonante sonora. Los otros dos alófonos de Isl fueron [h], aspiración glotal sorda y [Ø], cero fonético que aparecen, con frecuencia, en posición implosiva. En dicho contexto, el trabajo muestra que el uso de los alófonos [s], [h] y [Ø], en habitantes de tierras bajas, no sigue a un único patrón y que éstos se emplean indistintamente. Más aún, según el autor, reinó la anarquía; puesto que un mismo informante pudo articular en un momento [s] y a los dos minutos, en la misma palabra [h] o [Ø]. Algunos ejemplos de esta variación son: a) con [h]: [má ho méno, uno ajé háño, sínko muere hi kwátro imbre, é hágjva potable, la hindústrja prinsipále haká san, lo sáfate hi domingo, no í ha mí, no hémo (nos hemos) pwéto, toda lah noce, djéh minuto, máh ke tótíb, bh pecfíctb, sjértah kásah partikuláreh]; b) con [Ø]: [mil nótesjénto kwarénta, nosótro despacámjs, el sé té agpsto, uno kínse año ke, em póka palátras, sjéte ermáno menores, muco pasahéro, la kósa kambjáran, lo alto
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hele militare, lo mehóre alumno]. Sin embargo, en las tierras altas, hay una tendencia a usar la [s] en posición implosiva. Con respecto al fonema /y/, el estudio mostró, simplemente, la presencia de un alófono, el palatal fricativo sonoro [y] sin rehilamiento, como en los siguientes ejemplos [yó, yema, ayer, mayo]. Sobre los fonemas nasales, sólo la /n/92 presentó divergencias con respecto a las normas peninsulares. El rasgo típico del español de Bolivia, está en el empleo del alófono velar ante sonidos no velares y ante pausa. Sin embargo, Gordon comenta que no existe una regla general de uso de los alófonos, el trabajo muestra, en términos estadísticos, lo siguiente: el 29% de los informantes alternan [n] y [ŋ] solamente ante vocal y pausa, el 25% los alternan sólo ante vocal y el 12% los alternan ante vocal, consonante y pausa. En cuanto a los fonemas laterales, el estudio se centró en el fonema IλI que presentó un solo alófono, de articulación predorsoprepalatal sonora. El 99,3% de los informantes emplearon [λ] y distinguieron claramente la diferencia entre [λ] y [y], lo que demostró que Bolivia, según Gordon, a diferencia de la mayor parte del mundo hispánico, era un país lleísta. Los muchos ejemplos que corroboran esta afirmación son [λáma, amaríλo, káλe]. Los ejemplos proceden de toda clase social y de todas partes del país, tanto del norte como del sur del altiplano, así como de los llanos, lo que ratifica la afirmación de Dn. Víctor Varas Reyes93 de que en Tarija no existía ni «yeísmo» ni «scheísmo», pese a la proximidad con la Argentina. Según Gordon, la preservación en Bolivia de la distinción IλI — /y/ fue facilitada, probablemente, por la fuerte influencia de los sistemas fonéticos de las lenguas indígenas (tanto del quechua como del aimara que contienen el fonema /λ/). Con respecto al fonema múltiple vibrante /ř/ Gordon afirma que en Bolivia este fonema tiene tres alófonos: el ápicoalveolar vibrante múltiple sonoro [ř], el ápicoalveolar fricativo asibilado sonoro [ŕ] y el fricativo asibilado
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Este fonema tiene cuatro alófonos: el alveolar sonoro [n], el dental sonoro [n], el palatal sonoro [n], y el velar sonoro [ŋ]. El alófono más usado es el alveolar, en cambio los otros tres son resultado de la asimilación de /n/ al punto de articulación de la consonante siguiente. Varas Reyes (1960).
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sordo [ŗ]. El empleo de los dos primeros alófonos es otra diferencia importante entre la fonética de los habitantes de las tierras altas y los habitantes de las tierras bajas. Los datos presentados por Gordon demuestran la existencia, en Bolivia, de dos áreas dialectales: el altiplano y los llanos, áreas en las cuales se observan las siguientes diferencias:
a) En el altiplano, el empleo de [ŕ] es más frecuente que el de [ř], pero entre los cambas hay marcado predominio de [ř]. b) En posición implosiva, Isl suele realizarse como [s] en el altiplano, mientras que en los llanos existe una alternancia entre [s], [h] y [Ø], con predominio de los dos últimos. c) Entre los collas o habitantes de las tierras altas, las vocales átonas a veces se articulan de manera imprecisa, fenómeno que no se da en las tierras bajas.
Se distingue, por ejemplo, del Paraguay por no emplear [ŷ] africada, sino [y]. Se diferencia de las provincias argentinas Salta y Jujuy por la preservación del fonema /λ/ o por la preservación del fonema Isl en posición implosiva, en Tarija. Así lo reconoce Gordon cuando afirma que cuando los lingüistas se refieran a Bolivia, no deben agruparla con las grandes áreas dialectales que la rodean; sino basados en el conjunto de sus rasgos fonéticos, Bolivia debe ser considerado como una zona dialectal con fisonomía propia, sui generis en América.
1.3.3.2.8. José G. Mendoza, El castellano hablado en La Paz, sintaxis divergente (1991) José Mendoza, lingüista boliviano, en esta obra presenta, en el Capítulo V Aproximación a una tipología dialectológica del castellano boliviano, adaptando el criterio fonológico esbozado por Escobar (1978), una propuesta de aproximación a la variación diatópica del castellano boliviano, considerando dos rasgos: la oposición / /, fonema linguopalatal lateral, y /y/, fonema ~ 90 ~
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linguopalatal central, y la presencia del fonema /s/ vs. elisión o aspiración leve /h/, fricativa pre-velar. El primero permite mostrar las zonas de bilingüismo (castellano/lenguas andinas) en las que subsiste, funcionalmente, el fonema / /, sustituido en otras zonas por el fonema /y/. El segundo permite distinguir el castellano hablado en el oriente boliviano, donde es generalizada la elisión del fonema /s/. La propuesta tipológica que propone Mendoza es la siguiente:
Tipo 1: que comprende los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba y Chuquisaca, regiones en las que existe el bilingüismo castellano/aimara o quechua y donde se aprecia el empleo de / / y presencia de /s/ después de vocal, en posición final de sílaba. Tipo 2: que comprende los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando, departamentos en los cuales se observa el empleo de /y/ y la elisión de /s/ o la presencia de aspiración leve /h/, como variante después de vocal en posición final de sílaba. Tipo 3: que comprende el departamento de Tarija, región en la que es recurrente el empleo de /y/ y presencia de /s/ después de vocal en posición final de sílaba. Asimismo, Mendoza afirma que existen indicios suficientes para afirmar que en cada una de las zonas existen otras variedades diatópicas. Así para la primera región, menciona las variedades altiplánica y valluna; para la segunda, la variedad cruceña frente a la de los dos otros departamentos; y para la tercera región, la variedad hablada en la ciudad de Tarija, frente a la del resto del departamento. Además de los criterios generales planteados para la clasificación dialectal de Bolivia, Mendoza toma en cuenta otros criterios, también en el plano fonológico, como la variación del fonema /ř/, que en la zona 1, aparte de ser pronunciada como un fonema sonoro y múltiple, es pronunciada también como /ž/, sonora fricativa linguopalatal; en cambio en las otras dos zonas, está vigente la producción de este fonema como consonante sonora vibrante múltiple.
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Este caso de variación lingüística adquiere, sobre todo en el castellano paceño, interesantes matices sociolingüísticos, debido a que la variante /ř/ se usa en contextos formales y la variante /ž/, en contextos populares, aunque se observa también la presencia de la última en contexto social medio o alto o en situaciones comunicativas formales, en los cuales se incorpora un matiz de popularidad. Otro rasgo, también en el plano fonológico, es el empleo de /d/, oclusivo linguopalatal sonoro, en posición intervocálica al final de palabra. En las zonas dos y tres existe una tendencia generalizada a suprimir este fonema, no sólo en las formas participiales, sino también en sustantivos, como en candao, lavao, perdiu, etc. Finalmente, el último rasgo diferenciador propuesto por Mendoza surge de la elisión vocálica, en las secuencias fonológicas resultantes de una combinación del llamado morfema diminutivo -ito o -ita más el sufijo plural -s. En la zona 1, con frecuencia, los usuarios eliden la vocal que se encuentra entre la oclusiva linguodental sorda /t/ y la consonante fricativa linguoalveolar sorda /s/, fenómeno que se da, sobre todo, en adjetivos y nombres, como en grandecits, muñequits, papelits; aunque en el castellano paceño, se nota también este fenómeno en los adverbios, como en allacits o dondecits. Con referencia a los sufijos -ito y -ita, éstos no solo expresan diminutivo ni familiaridad, sino pueden expresar también advertencia o peligro, como en ahoracito o fueracito. Considerando los criterios comentados, la propuesta de clasificación dialectal del español de Bolivia, según Mendoza, quedaría de la siguiente manera:
Tipo 1: a) b) c)
presencia de la variante fricativa /ž/ en lugar de la vibrante /ř/ en posición inicial. pronunciación de la consonante africada /tr/ como alternativa a la secuencia consonántica /tr/. pronunciación de la variante /ž/ como alófono del fonema /r/ en posición postvocálica ante consonante nasal linguo palatal.
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d)
conservación del fonema /d/ en posición intervocálica al final de la palabra. e) elisión de vocal en posición intermedia entre consonantes (oclusiva y fricativa) sordas al final de palabra. En esta variante se aprecia más la influencia del sustrato andino, como en el rasgo d), puesto que en las lenguas aimara y quechua existe la tendencia a la preservación de las consonantes sordas y sonoras.
Tipos 2 y 3: a) b)
pronunciación del fonema vibrante /ř/. tendencia generalizada a la elisión del fonema /d/.
En esta aproximación preliminar al estudio de la dialectología boliviana se hace un análisis más profundo de los fenómenos de la variante andina, y muy poco de las otras dos variantes, lo que demuestra las limitaciones de esta propuesta, sobre todo, en el planteamiento de más rasgos diferenciadores. Suponemos que esto se debe a que existen muy pocos estudios dialectológicos sobre las dos últimas variantes, y además porque Mendoza, al ser oriundo de la zona andina, conoce más la variante de la zona andina. Después de la propuesta del español hablado en Bolivia, Mendoza presenta un estudio sobre las particularidades morfosintácticas del castellano paceño, el mismo que cuenta con un total de 65 casos de variación morfosintáctica, clasificados en cinco grupos; los cuatro primeros considerados como manifestaciones de las cuatro transformaciones sintácticas básicas: expansión, reducción, substitución y dislocación, y el quinto es tipificado como neosintagma, por la cualidad de constituirse en sintagma base que puede generar o apoyar la creatividad sintáctica. Los casos fueron seleccionados considerando dos criterios: creatividad y frecuencia de uso. Las diferencias preliminares de las particularidades del español hablado en la ciudad de La Paz consideran 51 casos: quince de expansión, cuatro de dislocación, cuatro de elisión, doce de sustitución y dieciséis neosintagmas.
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A continuación presentaremos algunos ejemplos de estos casos, citados por Mendoza:
a) Duplicación de posesivo De acuerdo a su tradición histórica de los japoneses, esa actitud es aceptable. b) Duplicación de superlativo Los ejercicios estaban muy refacilísimos. c) Anteposición del complemento de sujeto Mal puesta la mesa estaba. d) Elisión de artículo Dice que me des la garrafa amarilla nuevito. e) Elisión de pronombre completivo con complemento nominal antepuesto Esos bultos vas a llevar a la tienda. f) Elisión de complemento completivos
pronominal
en
secuencia
de
pronombres
Dale nomás a la señora. g) Uso del condicional en lugar del subjuntivo Si estudiarías más, no te reñirían en tu casa. h) Uso del pretérito perfecto compuesto en lugar del pretérito perfecto simple Entonces, en aquel tiempo, dice que ha salido el sol. i) Uso del subjuntivo en lugar del condicional ¿Por ahí lo viera, a qué le dijera? Posteriormente, presenta los rasgos compartidos entre la variedad culta y la popular. Éstos llegan a 45, de los cuales mencionaremos algunos:
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Estructuras de expansión a) Duplicación de complemento directo pronominal con el complemento nominal compuesto Traémelo esa sillita. b) Duplicación de posesivo Agradecemos su colaboración de todas las instituciones. c) Duplicación de superlativo Les agradezco hartísimo mucho por esto. d) Duplicación de posesivo mediante complemento indirecto pronominal Me lo vas a traer mi abrigo. Estructuras de dislocación a) Posposición de siquiera Ni le habían dicho siquiera. b) Dislocación del acento en las formas verbales imperativas Hacémelo, pues, para mañana. c) Anteposición de adverbio Bien siempre le ha reñido. d) Anteposición del complemento de sujeto Como el resto, pesado está. Estructuras de elisión a) Elisión de complemento nominal o pronominal ¿Quién ha hecho? b) Elisión de complemento pronominal en secuencia de pronombres completivos Le hemos de devolver, pero más tarde.
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Estructuras de sustitución a) Uso del subjuntivo en lugar del indicativo ¿Adónde fuéramos más tarde? b) Uso del condicional en lugar del subjuntivo Si tendríamos más tiempo, lo haría de una vez. c) Uso del futuro en lugar del subjuntivo No creemos que lo llevarán a su casa. d) Uso del pretérito perfecto compuesto en lugar del pretérito perfecto simple Es que el año pasado se me ha muerto mi prima.
Estructuras neosintagmáticas a) La perífrasis IR + -NDO Me iré yendo, me deben estar esperando. b) La perífrasis ESTAR + -NDO ¿Está habiendo todavía en esa caja? c) La estructura de ESTAR DE + nombre Estamos de sueño, hemos trabajado hasta tarde. d) La estructura BIEN + adjetivo El herido estaba bien mal siempre. Ahora presentamos las particularidades de la variedad popular frente a la variedad culta, las cuales consideran 20 estructuras. Estructura de expansión a) Duplicación del pronombre completivo indirecto No le han de estar rogándole como la otra vez.
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b) Adición de dice/diciendo, pero, más como sufijos oracionales Le vas a decir pero. c) Adición de preposición a verbos que no la requieren El mejor modo sería en participar. Estructura de dislocación a) Anteposición de adverbio negativo en secuencia de elementos negativos A ningún lugar no le ha de mandar siempre. Estructura de elisión a) Elisión de artículo Hay del lugar también, pero la mayoría viene de lejos. b) Elisión de pronombre completivo con complemento nominal antepuesto Ese cuaderno me vas a dar a tu hermana. c) Elisión de preposición con verbos que la requieren No quieren aprender escribir, ni leer. Estructuras de sustitución a) Uso de la forma quedrá en lugar de querrá ¿Quedrán acaso venir hasta aquí? b) Uso de LO/LA en lugar del pronombre completivo LE Había un perro que lo ladraba. c) Uso del subjuntivo en lugar del condicional Si vinieras temprano, pudiera ir contigo sin falta. d) Uso del indicativo en lugar del subjuntivo Puede ser que está bien estos elementos.
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Estructuras neosintagmáticas a) La estructura UN POCO MUY ¿No le han dicho que la casa está un poco muy grande? b) La estructura EN LO QUE + ESTAR + -NDO En lo que estábamos entrando, nos pescó. c) La estructura DE LO QUE + suboración De lo que estábamos jugando, nos sacó a la calle. d) La estructura CON ESO + oración Con eso siempre le sale cada vez que se enojan. e) La estructura TRAS QUE + oración Tras que ni siquiera nos van a pagar, ¿para qué te preocupas?
Finalmente, Mendoza presenta las particularidades de la variedad culta, identificando cuatro casos, como rasgos exclusivos. a) Adición de la preposición DE al nexo QUE (dequeísmo) Podría darse de que la oferta y la demanda sean diferentes. b) La estructura HACERSE A LOS + nombre Ella siempre se hace a los interesantes. c) La estructura condicional + pretérito subjuntivo Le insinuaría que nos proporcionara una información más completa. d) El infinitivo como forma verbal personal Inicialmente felicitar a la Facultad de Medicina por este trabajo.
El trabajo de Mendoza, aunque enfocado en el análisis morfosintáctico del español paceño, resulta extremadamente útil e interesante, porque presenta
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datos importantes que podrían constituirse en indicadores o pautas para caracterizar el castellano boliviano, en los distintos planos de la lengua.
1.3.3.2.9. Carlos Coello Vila, «Bolivia», en Manual de dialectología hispánica: el español de América (1996) Para Coello Vila, lingüista boliviano, las lenguas aborígenes fueron el sustrato sobre el que se desplegó el castellano durante casi cinco siglos: los tres siglos coloniales y los dos de la vida republicana de Bolivia. Naturalmente, este sustrato ha influido en el castellano que se habla en esta parte de Sudamérica. Asimismo, añade que después de este influjo inicial, le siguió un largo proceso de bilingüización en dos direcciones: el de la adquisición de las lenguas nativas por los hablantes castellanos y el de la adquisición del castellano por parte de los indígenas. Y con la nivelación de los estratos sociales y la comunicación más fluida y estable de los mismos se produce, a partir de la Revolución Nacional de 1952, un período de lenguas en contacto, lo que influye notablemente en el desarrollo del español en Bolivia.
Según Coello:
El castellano boliviano, circunscrito a la geografía delimitada por la propia nación boliviana, como variante dialectal del español (variante diatópicaestructural de una lengua histórica), presenta desde este punto de vista, tres regiones que corresponden a otros tantos tipos dialectales, determinados, en gran medida, por la influencia del sustrato, por el bilingüismo y por las consecuencias emergentes de las lenguas en contacto (1996: 172-173).
A partir de esta afirmación, Coello propone una división dialectal del español hablado en Bolivia, partiendo del análisis de algunos rasgos que corresponden a la variedad culta94, pero que tienen también un alto índice de frecuencia en la variedad popular. Partiendo de estudios anteriores, Coello plantea una división dialectal en la que considera tres grandes zonas o regiones:
94
Coello señala que en el nivel diastrático, en el castellano boliviano corren paralelamente dos variedades: la variedad culta y la variedad popular.
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ZONA A: Región andina centro y sudoccidental, que comprende los departamentos de La Paz, Oruro, Cochabamba, Potosí y Chuquisaca. Tipo: Castellano colla95 Característica: En esta variedad se presenta un marcado bilingüismo castellano-aimara o castellano-quechua.
En esta zona, el autor distingue 4 subzonas:
Subzona 1: Región altiplánica que comprende La Paz y parte de los departamentos de Oruro y Potosí. Tipo: Variedad altiplánica del castellano andino Característica: Bilingüismo castellano-aimara
Subzona 2: Región valluna que comprende los departamentos de Cochabamba y Chuquisaca, parte de Oruro y Potosí y el norte de La Paz. Tipo: Variedad valluna del castellano andino Característica: Bilingüismo castellano-quechua
Subzona 3: Pequeña zona localizable en los departamentos de Oruro y Potosí. Tipo: Variedad mixta: altiplánica y valluna del castellano andino Característica: Trilingüismo castellano-aimara-quechua
Subzona 4: Zona de Los Yungas que comprende la región de Nor y Sur Yungas del departamento de La Paz. Tipo: Variedad del castellano paceño Característica: Influencia del aimara
ZONA B: Región de los llanos del Norte y del Oriente que comprende los departamentos de Pando, Beni y Santa Cruz.
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Nombre con el que se designa al habitante de esta región y también a la zona.
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Tipo: Castellano camba96. Característica: Influencia de las lenguas de la familia tupí-guaraní
En esta región se distinguen también cuatro subzonas:
Subzona 1: Variedad camba del Norte que comprende el departamento de Pando. Tipo: Castellano camba Característica: Influencia de las lenguas amazónicas de la región, más el creciente influjo del portugués brasileño
Subzona 2: Variedad camba del Oriente que comprende el departamento del Beni. Tipo: Castellano camba Característica: Influencia del chimán, ignaciano, trinitario, movima y yuracaré, más el creciente influjo del quechua
Subzona 3: Variedad camba del Oriente que comprende el departamento de Santa Cruz. Tipo: Castellano camba Característica: Influencia del chiquitano, guaraní y chané, más el creciente influjo del quechua
Subzona 4: Variedad del castellano camba-colla que comprende la provincia de Vallegrande. Tipo: Castellano camba-colla Característica: Influencia del quechua, del chané y del guaraní
ZONA C: Región de los valles centrales del Sur que comprende el departamento de Tarija.
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Nombre con el que se designa a los habitantes de los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando.
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Tipo: Castellano chapaco97. Característica: Influencia del sustrato quechua y menor del mataco y del guaraní.
Luego de plantear esta clasificación, Coello presenta las características de cada zona, las cuales tienen origen en otros estudios, como él mismo lo afirma98. Los criterios de clasificación que se manejan son las peculiaridades fonológicas,
morfosintácticas
y
léxico-semánticas
de
cada
región.
A
continuación, mencionamos algunas de estas características:
Aspectos fonéticos
ZONA A:
Se observa el mantenimiento del fonema / /, linguopalatal lateral, que, en extensas zonas de América ha sido sustituido por /y/, linguopalatal central fricativa. Marcada pronunciación de /s/, casi sibilante, en posición implosiva o a final de palabra. Realización del fonema vibrante multiple /ř/ como sonora fricativa linguoalveolar /ž/. Alternancia vocálica entre /i/ - /e/ y /u/ - /o/, que aparece en el discurso fónico de este sociolecto.
ZONA B:
Se observa el mantenimiento del fonema / / linguopalatal lateral, al igual que en la zona A, con la excepción de la sustitución de este fonema por /y/, linguopalatal central fricativo, por parte de los bilingües que hablan
97 98
Nombre con el que designa a los habitantes del departamento de Tarija. Véase Lipski (1994).
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guaraní y chiquitano, debido a que en el sistema fonético de estas lenguas no existe el fonema / /. Leve aspiración del fonema /s/ como /h/, en posición implosiva, en algunos casos hasta llegar a la elisión en final de palabra. En el área rural, sobre todo, se observa el cambio de /s/ a /f/ y la aspiración de la hache que da formas que reproducen y recuerdan, según el autor, al viejo castellano peninsular. Relajamiento del fonema /x/ hasta convertirse en mera aspiración, especialmente en los departamentos de Beni y Santa Cruz. Plena realización de la vibrante múltiple /ř/ ante /l/, lo cual produce una /x/ postvelar. Elisión del fonema /d/ fricativo en posición intervocálica, implosiva o a final de palabra, no sólo en los participios, en función adjetival o adverbial, terminados en -ado, -ido, sino también en otras voces no verbales, como ganao o ahijao. Sustitución del fonema /e/ por /i/ a final de palabra, como en compinchi. Cambios en la acentuación, sobre todo en algunos estratos del paradigma verbal, como en caminás.
ZONA C:
Mantenimiento del fonema / /, al igual que en las zonas A y B, pese a la influencia de la variedad dialectal rioplatense que es yeísta. La variedad culta no aspira ni elide la /s/ a final de palabra, ni la /s/ implosiva en posición media intervocálica, en cambio en el área rural este fenómeno presenta una marcada aspiración, como en jarto por ‘harto’. Elisión del fonema /d/ en los participios terminados en -ado, -ido, al igual que en la zona B. Se observan también muchas deformaciones fónicas que pertenecen a diversas figuras de dicción, como metaplasmos, endenantes; epéntesis, leyer; paragoges, naides o metaplasmos, hela por ‘hiela’. ~ 103 ~
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Aspectos morfosintácticos
ZONA A:
Uso frecuente y extendido del diminutivo que se aplica no solo a las formas variables, sino también a las formas invariables como el adverbio, como en ahorita. Según José Mendoza99, el sistema verbal de esta variedad del castellano difiere del que emplea la comunidad hispanoparlante, especialmente del peninsular. De los dieciséis tiempos del paradigma verbal del español, en la variedad de los paceños se tienen sólo diez modelos. El pretérito anterior, el futuro perfecto y el condicional perfecto del modo indicativo, y el futuro imperfecto, pretérito pluscuamperfecto y futuro perfecto del modo subjuntivo no se usan en esta variedad. El aspecto perfectivo es expresado, con frecuencia, mediante el pretérito perfecto en lugar del pretérito indefinido. A esto se agrega el uso de perífrasis verbales del tipo SABER + INF., como sabe venir todos los días. Según Coello Vila, tanto en la variedad culta como en la popular, en el modo imperativo, se observa el desplazamiento del acento a la siguiente sílaba, como en mostráme en lugar de ‘muéstrame’. Las estructuras divergentes de la variedad paceña pueden clasificarse en cuatro grupos, sobre el fundamento de cuatro transformaciones sintácticas básicas: expansión, reducción, sustitución y dislocación. Para el primer caso, tenemos mientras tanto vémelo el asado100; para el segundo caso, el director me ha dicho que me va colaborar; para el tercer caso, le he pedido a mi hijo y, para el último caso, yo de nada me enojo.
99 100
Citado por Coello Vila (1996). Coello señala que los ejemplos fueron tomados de Mendoza (1991) y Mendoza (1992).
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ZONA B: Según el autor del estudio, Hernando Sanabria 101 observa los siguientes rasgos: caída fonética de la /-s/, que afecta al sistema de la pluralización, en estos casos, la aspiración suple a la /-s/. Formación de diminutivos con las partículas -ingo, inga, sufijos extraños a la morfología castellana, como en fiestinga. Formación de aumentativos con las partículas -ango, -a, -ongo, -a, como en casanga. Presencia de sufijos provenientes de las lenguas indígenas de la zona, por ejemplo -chi, -qui que señalan defectos físicos. Ejemplo ojichi ‘de ojos pequeños o hinchados’. Transferencia del acento a la última sílaba, en la segunda persona singular de indicativo y subjuntivo, como en amás en lugar de ‘amas’. En el verbo ser, sos sustituye a ‘eres’. En esta zona, se observa también una preferencia por las formas perifrásticas
IR
+ INF que reemplazan al futuro imperfecto, como en voy a
cantar por ‘cantaré’. Sustitución de la segunda forma del pretérito imperfecto de subjuntivo por el imperfecto, como en si vos me acompañaras yo iba en lugar de ‘si tú me acompañaras yo iría’. En esta variedad, la segunda persona singular es vos, incluso en el habla culta. Ti y contigo están totalmente descartados.
ZONA C:
Coello señala que para esta zona no existen estudios que aborden el plano morfosintáctico y que el único estudio publicado102, se refiere más a variaciones fónicas.
101 102
Citado por Coello Vila (1996). Varas Reyes (1960).
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Aspectos léxico-semánticos
ZONA A:
Según Coello esta variedad forma parte de otra más extensa conocida como el castellano andino. Ésta fue influenciada, especialmente a nivel léxico, por las dos lenguas indígenas más importantes de la región: el aimara y el quechua. Algunas palabras de uso común en el español de esta zona son las siguientes: q’asa ‘persona a la que le faltan uno o más dientes incisivos’, muruk’ullu ‘persona que tiene la cabeza rapada’ o paltakiru ‘persona que tiene un diente encima del otro’. Además, en la variedad popular del castellano, sobre todo de La Paz, se observa una notable influencia del coba103, jerga de la delincuencia boliviana.
ZONAS B y C:
Las peculiaridades léxico-semánticas de estas zonas giran, principalmente, en las ciudades capitales de departamento, en las que se concentran los hablantes del castellano. La influencia de las lenguas indígenas sobre el castellano, en estas zonas, es menor que en la zona A. Sin embargo, las lenguas indígenas han influenciado en la toponimia y, sobre todo, en la terminología de la fauna y de la flora de la región. Otra característica de la variedad del castellano de estas regiones, es la vigencia de voces arcaicas, las cuales en España cayeron en desuso hace bastante tiempo o son de uso regional, como vide, trujo o acasí, etc. Al final del estudio, Coello señala que en Bolivia se pueden encontrar diversas variedades del español, debido, por un lado, a la diferente procedencia de los colonizadores y, por otro lado, a la influencia de los substratos-adstratos, principalmente el aimara y el quechua; lo que ha
103
Véanse Viscarra (1981), Coello Vila (1999) y Coello Vila (dir.) (1998).
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producido la aparición de un conjunto de hablas y tipos humanos, como los collas, los chapacos y los cambas. La propuesta de Coello resulta muy interesante ya que presenta datos importantes que podrían constituirse en indicadores o pautas para caracterizar el castellano boliviano en los distintos planos de la lengua. Sin embargo, creemos también que éste no es un estudio minucioso, puesto que en la fundamentación de las regiones dialectales no se mencionan o no se dan ejemplos de las características de las subzonas y tampoco se plantean, de manera clara, los criterios de clasificación dialectal.
1.3.3.2.10. John M. Lipski, El habla afroboliviana en el contexto de la «reafricanización» (2008) En Bolivia, al igual que en otros países de América, los estudios dialectológicos se centraron más en las poblaciones indígenas, puesto que se consideraba que ellos eran los verdaderos dueños del país. La rica influencia africana, sobre todo en el norte del departamento de La Paz, ha sido ignorada por muchos años. El negro quedó opacado porque era considerado foráneo en tierras de los Andes, pese a que en la construcción de América los negros jugaron un papel importante. Según Lipski «La reconstrucción de las contribuciones lingüísticas afrohispánicas al español de América es una de las tareas más importantes dentro de la dialectología.» (2008: 15) En su trabajo, Lipski nos presenta la descripción de una comunidad de habla afrohispánica, en la que, según el autor, sobrevive lo que puede ser la única variedad intacta del español pos-bozal reestructurado. Se trata de la comunidad afrohispanoamericana más antigua, asentada en los Yungas104 de Bolivia. Esta comunidad, que según Angola Maconde105 cuenta con aproximadamente 18.000 afrodescendientes, proviene de los esclavos africanos llevados a la zona minera de Potosí, en los siglos
104 105
XVI-XVII,
Valles tropicales que se encuentran ubicados al noreste de la ciudad de La Paz. Angola Macondo (2000), Angola Macondo (2002) y Angola Macondo (2003).
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así como
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de los esclavos que en el siglo
XVIII
trabajaban en las haciendas cerca del
departamento de Cochabamba.
Rasgos del español afroyungueño
Debido al rechazo de su expresión lingüística, por parte de los indígenas (aimaras) y mestizos, los afrobolivianos asentados en los Yungas han ido dejando su dialecto tradicional para adoptar el castellano moderno del altiplano boliviano, aunque casi todos los afroyungueños tienen una competencia pasiva y entienden perfectamente los rasgos de su dialecto, el cual vamos a describir en las siguientes líneas. Según Lipski, el lenguaje tradicional afroboliviano tiene muchas diferencias frente al castellano andino, así como al subdialecto paceño que se habla en los Yungas. Estas diferencias son de índole fonética (pronunciación) y de morfosintaxis (gramática). Entre los rasgos fonéticos principales en el estudio se mencionan los siguientes:
a) La /s/ en final de palabra se pronuncia como [h] o desaparece como en el dialecto camba. b) Se observa la desaparición de la /r/ final de los infinitivos, como en trabajá, llové, etc. y en palabras como mujé en lugar de ‘mujer’ y mayó por ‘mayor’. c) El fonema lateral palatal /λ/ se realiza como [j], como en eyus ‘ellos’. Según el autor, el dialecto afroyungueño tradicional es la única variedad yeísta del castellano boliviano. d) Las vocales tónicas se extienden de manera exagerada, con una entonación circunfleja que tiene parecido al dialecto rioplatense de Buenos Aires y Montevideo. e) Hay algunos casos de vocales paragógicas, como ele que se realiza en lugar de ‘él’, ayere en lugar de ‘ayer’, etc.
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f) Neutralización parcial de /r/ y /ř/: horra en lugar de ‘hora’, ahorra por ‘ahora’ o careta por ‘carreta’. En general el dialecto afroyungueño distingue /r/ y /ř/, pero se dan algunos casos de neutralización.
Entre las diferencias sistemáticas de gramática que distingue al dialecto tradicional afroyungueño de cualquier otra variedad del castellano se pueden mencionar las siguientes:
a) Los sustantivos plurales no cambian: lu(s) patrón, lu(s) peón, lu(s) persona mayó. b) En general los sustantivos retienen los artículos etimológicos el y la, aunque hay varios casos de palabras masculinas que emplean el artículo la en el habla tradicional: la río, la cementerio, la pozo, la barranco, la patio, la pulmón, etc. c) Los posesivos plurales se forman con la palabra posesiva + la partícula lu, como en mi lu huahua ‘mis hijos’, su lu cosa ‘sus cosas’, nustru lu hermano ‘nuestros hermanos’. d) El sistema pronominal difiere, significativamente, del castellano hablado en el mundo. No hay distinciones de género gramatical: el pronombre ele reemplaza a ‘él’, ‘ella’ y eyus reemplazan a ‘ellos’, ‘ellas’; otene se dice en vez de ‘ustedes’. e) Es frecuente la eliminación de los artículos definidos en contextos en los cuales el castellano los requiere, como en nube ta bien rojo ‘las nubes están bien rojas’ o en patrón vivía La Paz ‘el patrón vivía en La Paz’. f) Los verbos sólo mantienen la forma de la tercera persona singular para todos los casos y los tiempos verbales se reducen a tres: presente, imperfecto, pretérito, como en yo va trabajá, nojotro creció junto; yo ta comeno; nojotro va leé o en yo llegó ese día. g) Los clíticos de complemento directo e indirecto se colocan entre el verbo auxiliar y el infinitivo, como en yo va ti decí. h) Se eliminan las preposiciones a y en, como en yo nació [en] Mururata o en nojotro va [al] trabajo.
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La información presentada muestra, nuevamente, las diferencias que existen en el español hablado en Bolivia y la falta de estudios que aborden esta temática.
Futuro del dialecto afroboliviano
Según Lipski:
El dialecto afroyungueño de Bolivia, ya en vías de desaparecer, representa un eslabón importante en la reconstrucción de las modalidades lingüísticas empleadas por africanos bozales y sus descendientes inmediatos en Hispanoamérica. Además de reflejar la influencia del aislamiento y la marginalidad sociolingüística, el dialecto afroboliviano parece ser el heredero directo del habla bozal boliviana del siglo XVI, siendo así la variedad lingüística afroamericana más antigua (2008: 20).
Por nuestra parte, consideramos que esta variante del español boliviano se constituye en parte fundamental del patrimonio histórico de los afrobolivianos. Puesto que esta comunidad, como dice Lipski, asentada en el norte de la ciudad de La Paz, es la única comunidad afrodescendiente en toda Sudamérica que mantiene un dialecto tradicional al lado del castellano moderno. Creemos también que la variante afroboliviana, al igual que la saya, forma parte de la herencia cultural de los afrodescendientes, y como tal debe ser considerada, en los estudios dialectológicos, como una variante más del español que se habla en Bolivia.
Para terminar este capítulo, debemos recordar que la descripción de los diferentes estudios sobre el español de América y el español de Bolivia muestra que el español hablado por los bolivianos, difiere de los otros de la zona y de España por la enorme influencia que ejercen las lenguas indígenas.
~ 110 ~
CAPÍTULO II
ESTUDIOS SOBRE LEXICOGRAFÍA AMERICANA Y BOLIVIANA
2.1. LA LEXICOGRAFÍA COMO DISCIPLINA LINGÜÍSTICA
La lengua es, sin duda alguna, uno de los instrumentos de comunicación más eficaces con los que una sociedad construye su identidad cultural. Uno de los medios para desarrollar esta visión, desde un punto de vista de uso de la lengua, es el léxico. El aprendizaje y el conocimiento del léxico son imprescindibles para la comunicación. Pero este aprendizaje no debe estar limitado sólo a la ampliación del léxico, sino que también debe proporcionar el conocimiento de los rasgos funcionales de las palabras como unidades en todas sus dimensiones pragmáticas y sociales (Santamaría Pérez, 2000). En este proceso de aprendizaje, el diccionario desempeña un papel importante, ya que éste «[...] no sólo se limita a informar sobre la lengua, sino también sobre el mundo, unas veces por necesidad de aclarar la definición, otras por el afán de acumular saberes enciclopédicos [...].» (Alvar Ezquerra, 1993: 75). Por lo tanto, un diccionario debe poseer ciertas características que permitan satisfacer las necesidades, no sólo de sus usuarios, sino también de la población en general. El diccionario no es simplemente un glosario de palabras ordenadas alfabéticamente, sino que es un producto sociocultural que refleja la mentalidad de la sociedad en la que surge, por lo tanto el diccionario se convierte en un instrumento pedagógico106 esencial en la enseñanza, no sólo de una lengua, sino también de los conocimientos en general. La lexicografía es la disciplina lingüística que goza de una mayor tradición, «que se remonta no solo a Grecia y Roma en los orígenes de la civilización occidental, sino también a las culturas más viejas del oriente próximo y lejano» (Fernández Sevilla, 1974: 13). No obstante, esta larga tradición no ha conducido a
106
Sobre el valor didáctico de los diccionarios me remito a los trabajos de J. Dubois (1979); H. Hernández (1989); M. Alvar (1993); C. Maldonado (1998) y otros.
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que la lexicografía alcance, hasta hace unas décadas, un desarrollo científico, como ha sucedido con otras ramas de la lingüística. Esta disciplina de la lingüística aplicada, con frecuencia se define como la praxis de la lexicología que se ocupa de la confección de diccionarios.
[...] la mayor parte de los lingüistas modernos ven entre lexicografía y lexicología una distinción mucho más neta, al atribuir a ambas objetos relativamente dispares. Según ellos, en efecto, la primera, frente a la segunda, que tendría por objeto el estudio del léxico en cualquier nivel, no se ocuparía propiamente del vocabulario, sino más bien de los métodos y técnicas que habrán de seguirse en la elaboración de diccionarios. (Porto Dapena, 2002: 18).
De acuerdo con esta posición107, la lexicografía no sería considerada una ciencia o disciplina, sino sólo una técnica o arte de componer diccionarios. Pero el interés de los lingüistas por los diccionarios, a los que tradicionalmente se consideraba meros instrumentos prácticos y ajenos a la ciencia lingüística, obligó a ensanchar esa definición108. Así lo señala Casares: [...] de igual manera que distinguimos una ciencia de la gramática y un arte de la gramática, podemos distinguir dos facultades, que tienen por objeto común el origen, la forma y el significado de las palabras: la lexicología, que estudia estas materias desde un punto de vista general y científico, y la lexicografía, cuyo cometido, principalmente utilitario, se define acertadamente en nuestro léxico como el 'arte de componer diccionarios' (1969: 11).
Por su parte Werner afirma que:
Muchas disciplinas científicas han desarrollado una metodología científica propia; lo mismo ocurrió también con la lexicografía. El que se dedica a tareas lexicográficas de cierta envergadura (sobre todo a la elaboración de diccionarios) 107
108
Entre los lingüistas que apoyan esta posición sobresale S. Ullman (1978), para quien las ramas estructuradoras de la lingüística están constituidas por la lexicología, la fonología y la sintaxis, en tanto que la lexicografía es considerada por él como una técnica extralingüística encaminada, exclusivamente, a la elaboración de diccionarios. En España, el prólogo de Ramón Menéndez Pidal al Diccionario Vox dirigido por Samuel Gili Gaya (1945) y, sobre todo, la excelente obra de Julio Casares Introducción a la lexicografía moderna (1950) se consideran los impulsores de la metalexicografía.
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necesita amplios conocimientos teóricos sobre las posibilidades y los supuestos metódicos de esta actividad. En estos supuestos metódicos repercuten, por un lado, los conocimientos de todas las ramas de la lingüística, y por otro lado, las condiciones y exigencias de trabajo prácticas, tecnológicas y socioeconómicas. (1982: 93).
Este desarrollo metodológico experimentado por la lexicografía ha hecho que esta disciplina no sea considerada más como la parte práctica de la lexicología. Al respecto Azorín señala que: La lexicografía hace tiempo dejó de ser «el arte de componer diccionarios» –como ha venido siendo definida–, para ensanchar sus contornos con la adición de nuevos contenidos que, con el discurrir de los años, han hecho de esta veterana materia un extenso ámbito interdisciplinario capaz de integrar la teoría y la praxis diccionarística en el movimiento general de renovación que ha experimentado la ciencia del lenguaje en el último tercio del siglo XX. (2000: 11).
Posición que coincide también con la planteada por Porto Dapena, quien afirma que la actividad lexicográfica:
[...] en los últimos años ha pasado de ser considerada como una mera actividad práctica, más propia por cierto de un simple artesano que de un auténtico científico del lenguaje, a convertirse en todo un conjunto de conocimientos teóricos, que hoy se puede decir que han cristalizado en una nueva disciplina a la que algunos llamamos metalexicografía [...]. (2002: 9).
La lexicografía como disciplina no se limita sólo a la elaboración de diccionarios 109, va más allá porque engloba también otros campos de estudio, como la historia de los diccionarios, su estructura, su tipología, su finalidad, su relación con otras disciplinas (sociolingüística, semántica, sintaxis), la crítica de diccionarios, etc. Es posible, por lo tanto, distinguir entre una lexicografía práctica y una lexicografía teórica (o metalexicografía).
109
G. Haensch, L. Wolf, S. Ettinger y R. Werner (1982:11-20) hablan de dos tipos de lexicografía: la lexicografía práctica y la lexicografía teórica. El primero que vendría a coincidir con el concepto de técnica o arte y el segundo que coincidiría con la lexicología.
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2.1.1. Lexicografía práctica y la lexicografía teórica
La lexicografía suele definirse como la praxis (actividades teórico-prácticas) de la lexicología que se ocupa de la elaboración de diccionarios. Sin embargo, la lexicografía como disciplina no se limita a la compilación de diccionarios sino que también engloba un importante cuerpo de estudios teóricos. La aparición de este tipo de estudios teórico críticos y descriptivos sobre los diccionarios, sus métodos, historia, tipología, usos, etc., ha hecho que la actividad lexicografía no se limite ya sólo a la elaboración de diccionarios; sino ha propiciado, a partir de autores como Hausmann, Rey-Debove, Werner y otros, el surgimiento de una lexicografía teórica o metalexicografía y una lexicografía práctica. Fernández Sevilla (1974) habla de una corriente teórica para la lexicografía, autónoma e independiente de la lexicología. Años más tarde, Werner propone el deslinde de dos vertientes en el ámbito de la lexicografía: lexicografía y teoría de la lexicografía. La primera, se utilizaría: «para todo el dominio de la descripción léxica que se concentre en el estudio y descripción de los monemas y sinmonemas individuales de los discursos individuales, de los discursos colectivos, de los sistemas lingüísticos individuales y de los sistemas lingüísticos colectivos […]» (citado en Azorín Fernández, 2003: 35) y la segunda «(…) para designar la metodología científica de la lexicografía.» (Azorín Fernández, 2003: 35). Según Humberto Hernández (1989) una vez que:
Lexicografía ha desarrollado una metodología científica propia, que es lo que podríamos llamar «teoría de la lexicografía» o «lexicografía teórica». Por ello creo que a estas alturas sería conveniente idear una definición que contemple los aspectos teórico y práctico de esta disciplina. Por nuestra parte, proponemos la siguiente: La lexicografía es la disciplina de la lingüística aplicada que se encarga de los problemas teóricos y prácticos que plantea la elaboración de diccionarios (citado en Azorín Fernández, 2003: 36).
Para Azorín Fernández, la consideración del ámbito disciplinar de la lexicografía, le permitiría presentar con claridad los rasgos inherentes a la lingüística aplicada: ~ 116 ~
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1. Así, en primer lugar, la lexicografía surge y se desarrolla como una parcela del conocimiento a una finalidad práctica: la confección de repertorios léxicos. 2. En segundo lugar, la lexicografía puede considerarse como un ámbito interdisciplinario toda vez que para llevar a cabo su objetivo necesita el concurso de otras especialidades lingüísticas y no lingüísticas. 3. En tercer lugar, en las últimas décadas del siglos XX, la lexicografía ha desarrollado un corpus de conocimientos teóricos, fruto de la recepción de los avances de la teoría lingüística y de sus propios planteamientos a propósito de su objeto de estudio (Azorín Fernández, 2003: 38)
Para Wiegand, la lexicografía como disciplina científica abarcaría otros contenidos, como la teoría lexicográfica, la historia de la lexicografía, etc. y propone la siguiente estructuración de la metalexicografía:
METALEXICOGRAFÍA
Historia de la lexicografía LEXICOGRAFÍA
A) Sección General
Teoría general de la lexicografía
B) Teoría de la organización
Investigación sobre el uso del diccionario
C) Teoría de la investigación lexicográfica sobre el lenguaje
Crítica de los diccionarios
D) Teoría de la descripción lexicográfica del lenguaje
Tomado de Azorín Fernández (2003: 39)
Estos planteamientos se ven respaldados con la aparición de obras que dan nuevas luces sobre la metalexicografía. Así lo ve Anglada Arboix cuando señala:
En la actualidad la metalexicografía cuenta con una metodología propia y dispone de cierto corpus de conocimientos, así como medios particulares de descripción de los métodos y problemas que plantea la técnica de componer diccionarios, elementos indispensables para merecer el estatuto de disciplina científica en el sentido que da a esta palabra la teoría de las ciencias. (1991: 7) ~ 117 ~
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Después del análisis de algunas ideas sobre la lexicografía teórica, queda claro que la lexicografía práctica se dedica a la confección material de diccionarios. Así, Porto Dapena la define como: «Estudio de los diccionarios desde el punto de vista de su estructura interna y externa, presentación bibliográfica y tipográfica, redacción, técnica, etc.» (2002: 21). Desde hace algunos años, la teoría lexicográfica viene proporcionando informaciones
valiosas
cuya
puesta
en
práctica
contribuiría
a
mejorar
notablemente la calidad de las obras lexicográficas. Sin embargo, en algunos casos, la lexicografía práctica, según Hernández: (…) sigue contemplando al diccionario como un producto comercial más que como un instrumento didáctico, continúe sin hacer caso de las recomendaciones que a menudo se le hacen, convencidos de que los diccionarios funcionan por el hecho de que se venden, puesto que si así sucede se ha visto cumplido el objetivo principal de las empresas editoriales. (1993: 191)
Más adelante, Hernández (1993: 191), para relacionar el trabajo de la lexicografía teórica y la lexicografía práctica, señala que un planteamiento teórico debería pasar por una fase de experimentación antes de su puesta en práctica. Entonces, la lexicografía teórica, en primer lugar, consideraría el planteamiento teórico y posteriormente la propuesta del modelo. Luego, esta propuesta pasaría a la fase de experimentación y, finalmente, a la puesta en práctica, pasos de la lexicografía práctica.
2.1.2. Diccionarios integrales, contrastivos y diferenciales
La descripción lexicográfica del léxico del español, no sólo en España, sino también en América tiene una larga tradición y ha producido un gran número de obras lexicográficas. La mayoría de los diccionarios del español elaborados en América ha sido concebida como diccionarios de americanismos. Para Werner (2001):
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
Casi todos los diccionarios del español americano pueden caracterizarse como diatópicamente diferenciales. La mayoría de estos diccionarios diferenciales presenta graves deficiencias debidas a la falta de una adecuada base empírica. Faltan en ellos numerosas unidades léxicas que deberían incluirse según los criterios diferenciales elegidos y abundan en ellos voces que no deberían figurar de acuerdo con los mismos criterios. Esta crítica, que se les hace con frecuencia, no afecta, sin embargo, a la validez teórica del concepto diferencial, sino sólo a los métodos de documentación practicados.
De modo que la característica principal de la lexicografía hispanoamericana es la ausencia casi absoluta de diccionarios integrales del español boliviano, argentino, chileno, colombiano, ecuatoriano, etc. Ante este
panorama
de
la lexicografía
americana, en diferentes
oportunidades, Haensch propuso clasificar los diccionarios de americanismos a partir del método utilizado por sus autores en la recolección de datos. La consideración de este criterio nos daría dos tipos de métodos: «método integral» y «método contrastivo». Con respecto al primero, Haensch afirma que de acuerdo con este método: «(…) se recogen todas las unidades léxicas usuales en un área sin tener en cuenta si éstas se usan en España o en otras áreas hispanoamericanas» (1986:284). Con respecto al segundo dice que siguiendo este método: se recogen sólo unidades léxicas de uso exclusivo en Hispanoamérica o un área hispanoamericana o bien unidades léxicas que, si bien se dan también en España, tienen en el español americano otras condiciones de uso: otra denotación, connotación, frecuencias, distinto uso contextual, distinto género o número, distinto régimen o construcción, etc. (Haensch 1986: 284).
Esta distinción, desde un punto de vista ideológico, puede ser vista como una muestra del grado de independencia de la variante americana de la peninsular; en el sentido en que en la descripción del léxico americano a través, por ejemplo del «método integral», se ve una clara autonomía del español americano. Sin embargo, con el «método contrastivo», el grueso de la información tiende, más
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bien, a mostrar los rasgos distintivos del léxico de una variante frente a otra, en este caso la variante peninsular. Este tipo de planteamientos de tratar el léxico de una zona americana ha sido criticado, fundado en que, por ejemplo, el «método integral» supondría una quiebra de la unidad del idioma español, mientras que el «método contrastivo» supondría la continuación de una tradición lexicográfica establecida desde España, la cual se restringe a la descripción, sobre todo, de léxico proveniente de las lenguas indígenas. Según Werner, el verdadero problema de la lexicografía diferencial del español americano: «es el hecho de que a lo largo de casi dos siglos se haya establecido una división de tareas entre diccionarios generales del español y diccionarios de americanismos» (2001). Más adelante dice que los primeros son diccionarios del español de España que describen el vocabulario del español peninsular, que incluyen, a menudo, voces usuales en el español de América, de un país americano o de una región americana no usuales en el español peninsular. Asimismo manifiesta su desacuerdo con la selección de estas voces que suele ser bastante arbitraria y poco equilibrada, debido a la falta de un adecuado método de documentación empírica. Los diccionarios diferenciales del español americano, para Werner, pueden ser considerados como la otra cara de la misma moneda; debido a que éstos registran sólo elementos léxicos que se desvían del uso lingüístico peninsular o de una supuesta norma panhispánica. Todas estas observaciones le llevan a señalar que para la lengua española faltan diccionarios que reflejen la realidad de la variación diatópica dentro su léxico. Asimismo, ante la imposibilidad de contar con: (…) un diccionario del español en el que estuvieran consignadas, según criterios uniformes, los elementos léxicos del español de España y de toda la América hispanohablante, sin discriminación de las procedentes de determinados países o regiones y con indicación de los límites geográficos y sociales dentro de los cuales son usuales y de la marcación diatópica, diastrática y diafásica que restringe su uso. (Werner, 2001)
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plantea, como una de las tareas más urgentes de la lexicografía del español americano, la necesidad de llevar adelante la elaboración de diccionarios integrales del español usual dentro de determinados países y zonas de Hispanoamérica. Desde su punto de vista, la confección de estos diccionarios es necesaria, especialmente, por las siguientes razones: — A falta de un diccionario que abarque con criterios uniformes el vocabulario del español en su totalidad, un conjunto de diccionarios integrales nacionales y según zonas sería actualmente el mejor instrumento para que toda persona, por el motivo que sea, científico o práctico, pueda formarse una idea sobre la realidad lingüística en el plano panhispánico. Diccionarios de este tipo podrían elaborarse basados sobre corpus de textos, según criterios estadísticamente válidos. — Sólo con diccionarios de este tipo podría subsanarse la deplorable situación de que quien busque información sobre el léxico del español de determinado país americano tenga que acudir siempre a dos tipos de diccionarios, por una parte, a diccionarios que pretenden ser diccionarios del español a secas y que son sólo diccionarios del español peninsular con consideración marginal y nada sistemática de variedades americanas de esta lengua, y, por otra parte, a diccionarios complementarios que no recogen el léxico del español de un país, sino que se centran únicamente en peculiaridades léxicas nacionales y regionales. Es ésta una situación a todas luces inaceptable, ante todo, teniendo en cuenta las necesidades de consulta de más de 300 millones de hispanohablantes que hablan una variedad no peninsular del español y quieran buscar información sobre el uso lingüístico normal dentro de su propio ámbito cultural, estudiantes, periodistas y toda persona que quiera servirse de la ayuda de un diccionario para expresarse mejor en su propia variedad o para entender textos en ella. (Werner, 2001)
Sobre los diccionarios integrales, Lara110 en el prefacio de su libro Dimensiones de la lexicografía comenta:
Hace dieciséis años iniciamos en el Colegio de México la preparación de los trabajos para redactar el Diccionario del español de México. Entonces, como todavía ahora, se trataba de una empresa extraña en el ámbito de la lexicografía de la lengua española, pues por primera vez un equipo de lingüistas 110
Autor del Diccionario del Español de México, primer diccionario integral de la lengua española que se elabora en México.
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hispanoamericanos pretendía dar un tratamiento integral a su lengua materna, en vez de continuar con la tradición diferencial de los diccionarios de regionalismos que, desde finales del siglo XIX hasta la fecha han definido todo el horizonte de la lexicografía del español americano. (1990: 7).
Y más adelante señala: Antes de comenzar nuestro trabajo se consideraba peregrino, un tanto ocioso y, a veces, hasta subversivo para la idealizada unidad de la lengua que algún hispanoamericano planteara la posibilidad –ya no digamos la necesidad– de dar a su dialecto regional o nacional un tratamiento lexicográfico completo, congruente con los valores de su propia cultura y libre de los prejuicios elaborados por cientos de años de purismo y academicismo. (Lara 1990: 7).
Sobre la posición de Lara, debemos recordar que la mayoría de los diccionarios de americanismos ha sido concebida como diccionarios del léxico peculiar de América o parte de ella. Además, el objetivo de los diccionarios de americanismos fue, casi siempre, mantener una determinada norma, que no provenía del uso, sino del diccionario académico y de los autores clásicos, por lo que terminaban siendo prescriptivos. Esta manera de encarar la elaboración de diccionarios, despertaba complejos de superioridad e inferioridad entre las distintas variantes. Al respecto, Coello (2001) comenta que desde una perspectiva decimonónica, los diccionarios eran considerados como repertorios léxicos con connotaciones peyorativas, con el que se signaban los provincianismos, neologismos, vulgarismos, barbarismos, solecismos y otras voces calificadas de corruptas. Para justificar la elaboración de un diccionario integral del español de México, Lara señala que: «Los diccionarios de regionalismos (…) se ven siempre sometidos a la tensión que se crea entre la necesidad de asegurarse de que un vocablo es exclusivo de la región que tratan y la necesidad de encontrar cada vez más voces que nutran y justifiquen su exotismo» (1990: 9). Tanto es así que, como señala Tejera (2002), a estos diccionarios los llaman también «de complemento» porque «se piensa que se han elaborado para complementar a los
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otros diccionarios generales» (citado en Arnal Purroy, 2009: 118). De igual manera Arnal Purroy señala:
Hasta el último tercio del siglo XX aproximadamente, muchos repertorios de regionalismos se elaboraron con el objetivo —a menudo el único— de aportar nuevos materiales para su posterior incorporación en el DRAE, ya fuera porque no había en él una adecuada representación del léxico regional (cf. Ahumada, 2000: 48; Alvar Ezquerra, 1996-1997: 99; Corrales, 1996: 150), ya fuera porque con su inclusión en el diccionario oficial las voces dialectales adquirían una incuestionable legitimidad (cf. Corrales, 2004: 51-60) (Arnal Purroy, 2009: 118-119).
Por otro lado, Lara dice también que la lengua común: (…) aquella en la que nos entendemos todos en cada región hispánica (…) se ha ido quedando al margen de esos diccionarios; y las necesidades de información del público hispanohablante se han venido viendo traicionadas por unos diccionarios quizá demasiado cultos, quizá demasiado eruditos, quizá realmente lejanos de la lengua que la gente efectivamente utiliza. (1990: 9)
De esta manera, Lara rechaza la elaboración de diccionarios de regionalismos que brindan sólo una visión periférica y restringida del español americano y, como alternativa, plantea la elaboración de diccionarios integrales del español. Éstos deberán contener no sólo las palabras peculiares y usuales de una región, sino también todas aquellas que se utilizan en todas las variedades del idioma. La elaboración de este tipo de diccionarios, según Lara, supone dos tipos de problemas metodológicos:
1. The need to recognize the characteristics and the elements of a regional variety of an international language. 2. The need to show such characteristics and elements as related to the historically original language, but defining them in relation it values and needs of the regional culture» (Lara 1987: 12).
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De acuerdo al primero, el lexicógrafo debería determinar y delimitar, claramente, cada dialecto dentro de un área determinada. Esto implica la consideración de factores tales como la historia común, el tipo de población, las leyes comunes, el sistema económico centralizado o las redes de comunicación, aspectos que definen una región. Para resolver este problema, Lara propone el trabajo a partir de un corpus que brinde una visión fiel y objetiva del uso del idioma en el área elegida, aunque tenga alguna desventaja:
It is well known that no corpus is either able to contain all necessary language data, or is of much help in establishing a semantic analysis, since registered word meaning appear even less well documented than their corresponding words. Nevertheless, for a regional dictionary, as I have mentioned before, it is still the only solution for getting an objective image of the lexical composition of a regional variety of a language. (Lara, 1987: 14).
En relación al segundo problema, la necesidad de mostrar la variedad nacional del español de una región estudiada en relación al idioma común, pero permitiendo el reconocimiento de características propias de la región, Lara plantea la necesidad de respetar dos condiciones: por un lado, el reconocimiento de la unidad del idioma y, por otro, el más importante para él, la necesidad de que el diccionario sea el resultado de un estudio empírico y no de la interpretación de los lexicógrafos:
My second condition has not only national and sociolinguistic reasons; since the dictionary of the Spanish Academy is not a result of research in different historical moments of our language and does not correspond to real usage but only to interpretation of the members of the Academies in Spain and Latin America, there is no reason to see in it a normative usage grounded on reality or on recognition of different values in Spain and Latin America (Lara, 1987: 14).
La consideración de estos puntos contribuirá, por un lado, a legitimar una norma regional y, por otro, a posibilitar la contrastación de diferentes normas, cuyo
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
resultado final será el descubrimiento pleno de cada cultura y el enriquecimiento de la comunicación dentro del mundo hispanohablante (Lara, 1987). No cabe duda que el diccionario que propone Lara, de corte integral, cumpliría funciones muy importantes en la lexicografía hispanoamericana y, además, su elaboración haría que la tarea exclusiva de acumulación de vocabulario peculiar, exótico y marginal de una variedad del español sea innecesaria. Sin embargo, esta tarea es bastante difícil de realizar, debido a que necesita una gran inversión de tiempo y esfuerzo para obtener resultados que puedan aportar una mejora respecto a los diccionarios ya existentes. Al respecto Fajardo dice:
Esta orientación metodológica empezó a dar algunos resultados en México desde los años ochenta, en el marco del proyecto denominado Diccionario del español de México, que se basaba en el Corpus del español mexicano contemporáneo, elaborado a partir de una selección de textos de parte del pasado siglo (19211974) y compuesto por mil textos de dos mil palabras gráficas cada uno, representantes de todas las zonas, hablantes y géneros de México; lamentablemente no ha llegado a convertirse hasta la fecha en el gran diccionario que se esperaba, si bien ha producido algunos más modestos que dan idea, con las limitaciones de su reducida extensión, de parte del léxico empleado en México, se trata de los dirigidos por Lara (1982, 1986, 1996): Diccionario fundamental del español de México (1982) (DFEMex), que se limitaba a ofrecer un vocabulario mínimo necesario para comprender un texto de carácter general o escolar; el Diccionario básico del español de México (1986) (DBEMex), con el que el anterior se ampliaba hacia el vocabulario de la lengua culta, con una consideración particular del vocabulario de libros de texto; el último producto de esta serie, el Diccionario del español usual en México (1996) (DEUMex) se limita a un número escaso de entradas (unas catorce mil) que se seleccionaron tras el estudio cuantitativo de la documentación en que se basa. (2010: 339)
Ante este panorama Werner (2001) señala que: (…) no hay que incurrir en el error de pensar que diccionarios que se centran en la descripción de diferencias diatópicas dentro del español resultan superfluos o que incluso distorsionan inevitablemente la realidad lingüística. Los diccionarios diferenciales también pueden desarrollar virtudes específicas. Desde puntos de ~ 125 ~
Gregorio Callisaya Apaza
vista tanto científicos como prácticos pueden interesar diferencias léxicas de índole diatópica, en especial, aquellas que resultan poco llamativas. Ninguna explicación lexicográfica puede ser exhaustiva. El uso y el significado de millares de palabras pueden describirse de igual modo en un diccionario del español peninsular, del español mexicano, del español argentino, etc. Son, no en último lugar, las diferencias léxicas más sutiles las que justifican la elaboración de diccionarios diferenciales.
Más adelante expresa su deseo de llevar adelante la confección de diccionarios diferenciales que tengan como base el método diferencial y contrastivo. Una de las tareas específicas que cumplirá un diccionario diatópicamente diferencial será la descripción de los rasgos semánticos y las condiciones de uso contextuales en los que se diferencian los usos de muchos elementos léxicos en zonas hispanohablantes. Asimismo, un diccionario diferencial ofrecerá el léxico utilizado en una región americana, pero inusual en España y ofrecerá, además, cuando se de el caso, el matiz que diferencia el uso americano del español.
Mucho más útil que un diccionario en el que se recogen sólo aquellos elementos léxicos del español de un país que difieren en su uso del léxico del español de otro país serían obras lexicográficas en las que se registran todos aquellos usos léxicos del español de ambos países que no pudieran observarse o pudieran observarse con frecuencia significativamente menor en el español del otro país respectivo. (Werner, 2001).
Ciertamente, el usuario de este tipo de diccionarios no sólo querrá enterarse de qué palabras se usan en la región para la cual se ha elaborado tal diccionario y no se usan en España, o cuáles no se usan de igual manera en ambas variedades; también le será útil para enterarse de qué palabras se usan en España en vez de las registradas o en qué radican concretamente las diferencias de uso. Entonces, en la descripción lexicográfica, el rasgo contrastivo supone la confrontación explícita de elementos de las dos variedades, en este caso el español peninsular y el español de una región de América.
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2.2. LA LEXICOGRAFÍA AMERICANA
En la lexicografía española, a la hora de hablar de la variedad lingüística se habla también de las unidades léxicas de procedencia americana –conformada, en su gran mayoría, por voces provenientes de las lenguas aborígenes– que comienzan a entrar en el español a partir del siglo
XVI.
La lengua española comienza un
período lento y constante de transformación, dando lugar a cambios que serían profundos en la vida de las naciones americanas y es en la lengua donde estos cambios quedarían grabados lo que provocaría la formación de diversas variedades dialectales. El español hablado en América y su diferenciación léxica, nace bajo el estigma de ser menos puro y elegante que el español hablado en España, razón por la cual fue concebida como una variedad periférica, cuyas peculiaridades diatópicas no eran dignas de entrar en la lengua española. Esta valoración de los usos lingüísticos americanos, compartida tanto en América como en España, fue fundamental en el trabajo lexicográfico sobre el español americano. Según Günther Haensch: El español de los 19 países hispánicos de América tiene una increíble riqueza. Su vocabulario no difiere sólo del español peninsular, sino también de un país hispanoamericano a otro, y naturalmente hay también muchos elementos panhispánicos. Este enorme caudal léxico está registrado sólo en parte en diccionarios generales de americanismos, diccionarios del español de un país, de una región o de una ciudad de Hispanoamérica [...] (Haensch, 1997: 215).
Los americanismos han aparecido en los diccionarios del español desde el nacimiento de éstos, con el conocido caso de la presencia de la palabra canoa en el Vocabulario español latino de E. Nebrija (1495), cuya presencia en el diccionario se explica por la aparición de la palabra en la carta en la que Colón relata su descubrimiento, la misma que fue editada en repetidas ocasiones desde 1493111. Por otro lado, Sebastián de Covarrubias incluiría también algunas voces de origen 111
Cf. Gútemberg Bohórquez (1984:31).
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americano, lo mismo que Autoridades y los diccionarios no académicos que vinieron después. La presencia de voces de origen americano en los diccionarios españoles fue posible debido a que en esos momentos los españoles no rechazaban la presencia de estas voces en sus diccionarios, lo que facilitó que desde el primer momento los textos en español, sobre todo los que se escribieron en el Nuevo Mundo, recurrieran a una gran cantidad de vocablos de procedencia americana. Sin embargo, no hay que interpretar esto como una admisión de estos vocablos en la lengua española, pues lo que más se introducían eran denominaciones de elementos exóticos, como flora, fauna, utensilios y léxico relacionado con costumbres, para los que no existían equivalentes en castellano (Gútemberg Bohórquez, 1984: 32-33).
2.2.1. Orígenes de la lexicografía americana
Los primeros trabajos lexicográficos del español americano que aparecen como glosarios de obras históricas y geográficas tienen como principal finalidad explicar el uso de las palabras de procedencia americana (Haensch, 1997: 225-226). En la segunda mitad del siglo
XVI,
se hizo la primera recopilación de voces
americanas, en el Diccionario de voces americanas, de Manuel José de Ayala; obra que fue editada por última vez por Miguel Ángel Quesada Pacheco (1995). En 1789 aparecía la obra de Antonio de Alcedo, Diccionario geográficohistórico de las Indias Occidentales ó América112, primera obra que recopila de manera extensa las voces del español de América, relacionadas con léxico enciclopédico, centrado, exclusivamente, en nombres de las realidades exóticas del nuevo mundo, como nombres de plantas, aves y otros animales.
112
Obra considerada como el primer ensayo histórico en este género que se editaba en España, aunque ya se habían impreso otros trabajos similares en Italia, como “II Gazzetiero Americano” editado en 1763 de autor anónimo y el “Diccionario Histórico Geográfico de la América Meridional” del Padre Juan Domingo Coletti, Venecia 1771.
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Posteriormente, en 1846, Vicente Salvá publicaría su diccionario113, en el que destaca la presencia de muchas voces americanas que se añadían al diccionario de la Academia. Posición que, según algunos lingüistas, tenía un objetivo comercial, el de atraer a compradores americanos, ya que este diccionario fue uno más de los más vendidos en Francia, en el siglo XIX (Seco 1987: 129-130). La publicación de éstas y otras obras sobre el español de América, allanó el camino para la publicación de los primeros diccionarios de regionalismos. El primero de ellos sería el Diccionario provincial de voces cubanas de Esteban Pichardo (1836)114. En la obra, Pichardo incluía un apéndice de voces corrompidas y que no es otra cosa que lo que hoy conocemos como vulgarismos del español, como alante por delante o injundia por enjundia. Con la obra de Pichardo, en América, se da el inicio a una larga tradición de diccionarios diferenciales, es decir, de diccionarios que recogían, exclusivamente, el léxico de las diferentes regiones de América. En su diccionario, Pichardo dio cabida a voces «corrompidas»; posteriormente, muchos otros diccionarios calificarían lo autóctono como «vicios» o «incorrecciones» de la lengua. Así lo muestra Luis Fernando Lara cuando afirma que los diccionarios de regionalismos eran vistos, por algunas personas: (…) como listas del vocabulario que no debe utilizarse cuando uno pretende elaborar un texto culto, digno de aceptación general, o como listas de verdaderas proscripciones de vicios y barbarismos. Basta tomar en cuenta los títulos de un gran número de obras lexicográficas hispanoamericanas: Vicios del lenguaje. Provincialismos de Guatemala (A. Batres Jáuregui, 1892); Mayismos, barbarismos y provincialismos yucatecos (Edmundo Bolio, 1931); Barbarismos comunes en México: solecismos, anglicismos, provincialismos... (A. de León, 1936); Diccionario de barbarismos y provincilismos de Costa Rica (C. Gagini, 1892); Diccionario de chilenismos y de otras voces y locuciones viciosas (M. A. Román, 1901); Diccionario de argentinismos, neologismos y barbarismos (L. Segovia, 1912), etcétera. (Lara, 1996: 355). 113
114
El Nuevo diccionario de la lengua castellana, que comprende la última edición íntegra, muy rectificada y mejorada, del publicado por la Academia española, y unas veinte y seis mil voces, acepciones, frases y locuciones, entre ellas muchas americanas, añadidas por Don Vicente 3 Salvá, Salvá ( 1952). Esta obra tuvo tres ediciones más, la cuarta fue publicada en 1875.
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Gregorio Callisaya Apaza
Así, es posible encontrar una gran cantidad de diccionarios en los cuales primó, en su elaboración, el criterio purista. Los autores, por diferentes razones, se vieron movidos a criticar algunos usos americanos y a corregirlos, para este trabajo tomaron como referencia el léxico que registra el DRAE. De hecho, este tipo de diccionarios es el que abunda más en la historia de la lexicografía hispanoamericana y, aún hasta ahora. La explicación a este fenómeno, la proliferación de diccionarios de esta naturaleza en una misma época, debe buscarse en la preocupación de los mismos autores. Como afirma Carmen Lozano en su estudio sobre estos diccionarios, la elaboración de estos se debe «(…) a un interés por la pureza y a la conservación del español en América, gravemente afectada, a juicio de estos observadores del lenguaje.» (Lozano, 2002: 13). Algunos autores mostraron su preocupación por el estado de la lengua española en los prólogos de sus obras, como lo demuestra Lozano quien ha recogido las siguientes citas de algunos de ellos (Lozano, 2002). Así, por ejemplo, el filólogo costarricense Carlos Gagini en su Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica expresa:
La lengua Castellana ha experimentado tales modificaciones en el Nuevo Mundo, son tan numerosas las corruptelas, los neologismos, extranjerismos y alteraciones sintácticas con que las desfigura el vulgo, que en muchos lugares no es ya sino una caricatura grotesca de aquella habla divina de Garcilaso, Calderón y Cervantes. Por otra parte, esos matices locales contribuyen sobre modo á romper la unidad del idioma común de nuestras Repúblicas, preparando la formación de dialectos y dificultando el comercio de ideas. (citado por Lozano, 2002: 13-14).
En su obra Correcciones de defectos de lenguaje para el uso de las escuelas primarias del Perú, el lingüista peruano Miguel Riofrío (1874), aprecia un interés pedagógico en la publicación de la obra: (...) es y tiene que ser de pocos la apasionada consagración al estudio del idioma, y, es no sólo de muchos, sino de todos, estricta la obligación de hablar correctamente, bajo la pena de ser menospreciados como incultos. (citado por Lozano, 2002: 13-14).
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
Por su parte, Juan Seijas (1890) trata de llamar la atención, en el Diccionario de barbarismos cotidianos, sobre la situación del español americano: Es verdaderamente lastimoso oír en un pueblo de tanto empuje, de mujeres tan bellas y de tan cumplidos caballeros, hablar un idioma que lastima tanto el oído como el español que se habla en Caura y en San José de la isla de Trinidad; (...) Si Dios me da vida, ó fuerzas, sobre todo, trataré, además de lo que les he ya prometido, de coleccionar por orden alfabético los barbarismos que oigo a cada paso (...). (citado por Lozano, 2002: 13-14).
Pedro Fermín Ceballos, en su Breve Catálogo de errores en orden a la lengua y al lenguaje castellanos (1880), dirige su tarea pedagógica a: «los jóvenes [para que] habituándose desde niños a pronunciar correctamente las voces de nuestra lengua no incurran en tantísimos de los errores que se comenten» (citado por Lozano, 2002: 13-14). Camilo Ortúzar, en su Diccionario manual de locuciones de lenguaje. Con indicaciones del valor de algunas palabras y ciertas nociones gramaticales de 1893, insiste en la extensión y la gravedad del problema: Se nos tilda á los hispano-americanos de hablar cierta jerigonza y de ser como contrabandistas del idioma español: tantas son las locuciones viciosas que tienden entre nosotros á convertirlo en un revuelto fárrago, ya que no en miserables dialectos. (citado por Lozano, 2002: 13-14).
Consideramos, al igual que muchos linguistas, que todas estas afirmaciones partieron del temor, generalizado en esa época, de la desintegración del idioma español. La tradición de recoger el vocabulario de uso exclusivo en una nación ha continuado hasta nuestros días. Existen ya más de 2.000 diccionarios, glosarios y repertorios léxicos que, desde diversas perspectivas, se ocupan, en particular, del léxico del español hispanoamericano. Dentro de los diccionarios es preciso distinguir entre diccionarios generales de americanismos y aquellos otros diccionarios sobre un determinado país o área geográfica supranacional. Los primeros son, como es fácil de entender por su envergadura, bastante raros. ~ 131 ~
Gregorio Callisaya Apaza
Los primeros diccionarios generales de americanismos aparecen a finales del siglo XIX y principios del XX; el más importante, según algunos autores, es el de Augusto Malaret, Diccionario de americanismos (1925). Durante años, el Diccionario de Malaret fue la única obra lexicográfica que mostraba al vocabulario típico de toda la América española, pues habría que esperar hasta 1942 para que apareciera una obra similar, la de Francisco J. Santamaría, en México115. En lo que se refiere al segundo tipo, se puede diferenciar entre los diccionarios integrales, que pretenden abarcar todo el vocabulario de un país o una región y las obras de concepción contrastiva, que solamente recogen las unidades léxicas del español americano que o bien no se dan en el español europeo, o bien, si existen, se usan de manera diferente. Entre los primeros, sobresale con especial vigor el trabajo de Luis Fernando con el Diccionario del español de México, iniciado en el Colegio de México hace más de veinticinco años. Con referencia a los diccionarios contrastivos, se pueden mencionar los Diccionarios del español de América que ha impulsado el Departamento de Lingüística Aplicada (lenguas románicas) de la Universidad de Augsburgo (Alemania)116. Algunos de estos diccionarios no fueron elaborados para mostrar la rica variedad autóctona del español de América, sino todo lo contrario, fueron hechos con la idea de que el léxico americano debía ser evitado en las obras 115
116
No deben olvidarse las siguientes obras: el Diccionario manual de americanismos de Marcos Morínigo (1966), el Diccionario de americanismos de Alfredo Neves (1975), el Breve diccionario ejemplificado de americanismos de Brian Steel (1999) o el Diccionario de Hispanoamericanismos. No recogidos por la Real Academia de Richard, Renaud (coord.) (1997). Además de las obras mencionadas anteriormente, son importantes también las siguientes: el Diccionario de Chilenismos de Zorobabe Rodríguez (1975), el Diccionario de peruanismos. Ensayo filológico de Juan de Arona (1883), el Diccionario de argentinismos de ayer y de hoy de Abad de Santillán Diego (1976), el Breve diccionario de colombianismos, de la Academia Colombiana (1975), el Diccionario del habla chilena de la Academia Chilena (1978), el Diccionario de bogotanismos de Luis Alberto Acuña (1983), el Diccionario de peruanismos de Juan Alvarez Vita (1990), el Nuevo diccionario de americanismos, 3 vols., (Tomo I: Nuevo diccionario de colombianismos, Tomo II: Nuevo diccionario de argentinismos, Tomo III: Nuevo diccionario de uruguayismos) de Günter Haensch y Reinhold Werner (1993), el Diccionario del español de Argentina: español de Argentina-español de España de G. Haensch y Reinhold Werner (2000), el Diccionario del español de Cuba: español de Cuba-español de España de G. Haensch y R. Werner (2000), etc.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
lexicográficas generales; aunque otros fueron elaborados para mostrar el excesivo rigor normativo, a la hora de tratar los americanismos, en los diccionarios académicos. Así los demuestra Luis Fernando Lara cuando afirma que:
Todos ellos se plantean el registro pormenorizado de vocabulario regional sobre la base de su exclusión del DRAE y, en esa medida, son normativos en sentido inverso: sus nomenclaturas o sus acepciones señalan lo que, en principio, no “acepta” el DRAE, ya sea porque no se juzga acorde con los valores selectivos de la Academia –léxico normativamente desviado– o ya sea porque simplemente no ha llegado a la Academia con una recomendación de sus academias correspondientes. (Lara, 1996: 354-355).
Para terminar, creemos que los diccionarios de americanismos y regionales iniciaron una larga tradición lexicográfica que se ha mantenido hasta la actualidad y que ha caracterizado toda la historia de la lexicografía hispanoamericana. Sin embargo, hay también la necesidad de sistematizar la labor lexicográfica de la variedad americana. Así lo reclama Werner, como una tarea pendiente de la lexicografía hispanoamericana. Para facilitar un amplio acceso sistemático al caudal de datos lexicográficos contenidos en los centenares de obras lexicográficas dedicadas al español de América y de los distintos países hispanoamericanos se impone la necesidad de disponer de obras en las que se recupere y se compile, según métodos científicos modernos, la información contenida en aquéllas. Dos métodos podrán proporcionar en el futuro un acceso más fácil, más confiable y en mayor escala a la inmensa cantidad de datos ya acumulados a lo largo de la historia de la lexicografía del español americano: La elaboración de cuidadosas ediciones críticas de obras lexicográficas antiguas, clásicas y de difícil acceso hoy día; La compilación sinóptica de información contenida en diferentes obras lexicográficas dedicadas al español americano y al español de los diferentes países de Hispanoamérica. (Werner, 2001).
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2.2.2. La lexicografía académica en los siglos
XVIII, XIX
y
XX
frente a los
americanismos
Después de la publicación del Diccionario de autoridades, la Academia tuvo que diversificar sus esfuerzos para llevar a cabo otros proyectos, que habían quedado relegados ante la urgencia de sacar el Diccionario de Autoridades, de los cuales sólo se publicaron la ortografía, que salió en 1741, y la gramática, que fue publicada en 1771117. El próximo paso de la Academia fue la publicación del Diccionario de la lengua castellana reducido a un tomo para su más fácil uso (1780). Este diccionario, nacido como sustituto provisional del Diccionario de autoridades, reduce a un tomo los seis de este último, sacrificando las etimologías y, sobre todo, suprimiendo los testimonios de uso léxico que acompañaban a las definiciones. Esta obra lexicográfica se constituye en la primera edición del llamado por antonomasia Diccionario de la Real Academia Española (DRAE)118, base de todas las ediciones académicas posteriores y de muchos diccionarios monolingües generales extraacadémicos. La proporción de voces de procedencia americana en la primera edición de este diccionario no sufre ningún cambio con respecto al Diccionario de autoridades. En las posteriores ediciones del DRAE, se observa una actitud de extrema prudencia frente a la incorporación de más voces americanas en el diccionario. Y fue esta actitud conservadora que impulsó la elaboración de obras lexicográficas en las que se presta mayor atención a los términos americanos, como el Nuevo diccionario de la lengua castellana, que comprende la última edición, muy rectificada y mejorada, del publicado por la Academia Española, y unas veinte y seis mil voces, acepciones, frases y locuciones, entre ellas muchas americanas119 u obras en las que se recopilan las voces propias de América, como el Diccionario
117
118 119
Orthographía española (Real Academia Española, 1741) y Gramática de la lengua castellana (Real Academia Española, 1771). En adelante nos referiremos a los diccionarios académicos con esta abreviatura. De Vicente Salvá, 1846.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
provincial de las vozes de Cuba120, el Diccionario de chilenismos121 o el Diccionario de peruanismos122. Las ediciones de 1884 y 1914 del DRAE (la 12a y la 14a) se diferencian de las anteriores, porque en éstas se aprecia un incremento de voces regionales. Esto se debe, según Alvar Ezquerra, a que:
[...] lo que han hecho los académicos desde los primeros momentos ha sido atender al fenómeno de ósmosis del castellano con las hablas regionales que ha venido produciéndose a lo largo de la historia de la lengua. Y es que la lengua es sólo una aunque con todas sus variantes, no sólo el empleo literario, o el hablar castellano o madrileño, sino todo el conjunto. (Alvar Ezquerra, 1993: 334).
Y es la constante influencia de las hablas regionales lo que obliga a la Academia a incorporar en sus diccionarios más voces de uso regional. Tanto es así que en la edición de 1925 (la 15a), la institución académica da un gran salto en la actitud de la lexicografía española frente a las voces regionales. En esta edición se concede mayor importancia a las realidades léxicas de las múltiples regiones lingüísticas, especialmente
al
vocabulario
del
español
hablado
en
los
países
hispanoamericanos y en los antiguos dominios del aragonés y del leonés. Esto se desprende del prólogo del diccionario en el que la Academia dice que: Ha concedido también una atención muy especial a los regionalismos de España y de América que se usan entre la gente culta de cada país, voces que estaban muy escasamente representadas en las ediciones anteriores. El provincialismo de España encierra una riqueza léxica de inapreciable valor, porque conserva viva gran porción de vocablos pertenecientes al antiguo fondo patrimonial de nuestro idioma. Y por su parte, sabido es cuántas voces hispánicas atesora que en la Península han caído en desuso total o parcial, mientras en América siguen viviendo con admirable arraigo. (DRAE, 1925: VII).
En las posteriores ediciones del DRAE (la 16a, la 17a, la 18a, la 19a, la 20a y la 21a), el panorama de los americanismos no experimenta cambios importantes, se 120 121 122
De Estebán Pichardo, 1846. De Zorobabel Rodríguez, 1875. De Juan de Arona, 1883.
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incluyen algunos vocablos y se quitan otros. Es en la última edición (la 22 a) publicada en el 2001, debido a las constantes propuestas de la Asociación de Academias de la Lengua Española, cuando la Real Academia Española introduce muchas innovaciones en la macroestructura de sus diccionarios, incorporando más voces de origen americano. Así lo señala C. Coello: Nunca antes se había producido una colaboración tan estrecha, constante y efectiva entre la Academia Española y sus Correspondientes Hispanoamericanas. Lo cual determinó que aparecieran 5.981 artículos de origen americano o filipino, y 10.629 acepciones con nuevas marcas, que dan un registro total de 28.171 marcas, casi todas de nuestro Continente. (Coello, 2002: 17).
Aparte del DRAE, la corporación académica publicó otros diccionarios, como el Diccionario manual e ilustrado de la lengua española (1927), cuya última edición (la 4ª) fue publicada en 1989. Esta obra se concibe como una compilación de voces de la lengua viva y en ella se registran vocablos o acepciones anticuados u obsoletos y, sobre todo, muchos americanismos123. Con este acercamiento a la labor académica, pretendemos establecer una relación de las obras lexicográficas académicas con las obras publicadas en Bolivia, con el propósito de aclarar el panorama lexicográfico de la descripción del español de Bolivia.
2.3. LEXICOGRAFÍA BOLIVIANA EN LOS DICCIONARIOS
2.3.1. Introducción Al ser el léxico de una lengua un sistema abierto, la incorporación de palabras nuevas a éste se da sin mayor violencia y a través de varios medios, como el préstamo, el calco, las creaciones, etc. Una de las formas más comunes que tienen las lenguas de enriquecer y expandir su léxico es tomar palabras de otras 123
Cf. Stefan Ruhstaller (2003), Robert Verdonk (1990); Cecilio Garriga y Francesco Rodríguez (2008).
.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
lenguas. Este proceso es tan antiguo como el contacto entre culturas. Basta mencionar como ejemplos las voces cacao y papa o cancha, que fueron tomados de las lenguas originarias de América, para denominar realidades desconocidas en la Europa del siglo XV. Desde que la lengua castellana consiguió consolidarse como lengua dominante frente a otros dialectos peninsulares124, ésta se ha enriquecido con préstamos léxicos provenientes de distintas fuentes. En el caso del léxico del español hablado en Bolivia, éste se ha ido formando a lo largo de los siglos por las influencias más variadas125: sustrato indígena, procedencia regional de los colonizadores, extranjerismos y creaciones propias, que penetraron en el español de los bolivianos, en primer lugar, porque éste carecía de palabras para designar las nuevas realidades y, en segundo lugar, por la resistencia de las personas a adoptar términos extraños o desconocidos para referirse a objetos o elementos de su entorno. De las distintas fuentes, los préstamos indígenas son una característica importante en la lexicografía boliviana, sobre todo, en vocablos que se refieren a la flora, la fauna, la agricultura y términos relacionados con las costumbres de los diferentes pueblos originarios, dado que los préstamos se refieren a realidades específicas de estas sociedades, nuevas para los hablantes de español. En las siguientes páginas mostraremos la inmensa riqueza léxica del español hablado en Bolivia, a través del análisis de las principales obras lexicográficas publicadas en esta parte del mundo.
2.3.2. Modelo de descripción para las obras lexicográficas bolivianas
El diccionario es una obra compleja que puede ser observada desde muy distintos puntos de vista, y si bien es cierto que se están dando cambios en el papel que el 124
125
Cuando se dio la unidad política de Castilla y Aragón, considerándose al castellano como la lengua de los documentos legales, de la política exterior y la que llegó a América de la mano de Colón. En anteriores capítulos, se han mencionado las fuentes que alimentaron la conformación del léxico del español boliviano.
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Gregorio Callisaya Apaza
diccionario desempeña, también debemos señalar la dificultad que todavía existe para delimitar estos cambios en parámetros concretos. (Fuentes, García y Torres, 2004-2005: 70).
En la práctica lexicográfica, algunos autores han intentado establecer métodos objetivos para la valoración de diccionarios, como el que proponen Haensch y Omeñaca (2004: 329-334), el cual considera los siguientes criterios:
1. Datos bibliográficos 2. Caracterización tipológica 3. Evaluación formal (cuantitativa y cualitativa del diccionario) - Descripción de la macroestructura del diccionario - Análisis de la microestructura del diccionario 4. Evaluación del contenido - Selección de entradas - Explicación de las unidades léxicas 5. Ilustraciones 6. Tipografía (329, citado por Fuentes, García y Torres, 2004-2005: 71)
Por su parte, Humbley (1993) para la valoración de los diccionarios de especialidad considera los siguientes criterios:
Accesibilidad: ¿Cómo encontrar el diccionario? Referencias, compra, consulta, selección Autoridad: Autor, aval, referencias Tema (o campo tratado): ¿Cuáles son los campos tratados? Campo restringido, campo amplio, selección Cantidad de lenguas: Unilingüe, bilingüe, plurilingüe Estructura de los artículos, n. de entradas del diccionario: Definición, remisiones, informaciones lingüísticas, sinonimia, polisemia, contextos, nota técnica (citado por Fuentes, García y Torres, 2004-2005: 71)
Para Fuentes, García y Torres (2004-2005), lo importante es proporcionar al usuario métodos más abarcadores que le faciliten el conocimiento de la obra y que ~ 138 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
éstos tengan como base parámetros más generales y útiles para un amplio abanico de diccionarios. Los elementos de juicio para la evaluación de diccionarios que plantean están articulados en tres ejes: a) Cantidad de datos lexicográficos b) Calidad de los datos lexicográficos c) Usabilidad del diccionario (2004-2005: 74)
La información sobre estos aspectos, según los autores, puede ser obtenida a través de las siguientes preguntas:
I: ¿Ofrece el diccionario suficientes datos? II: ¿Se puede encontrar fácil y rápidamente la información que se busca y que el diccionario contiene? III. ¿Son los datos inteligibles? IV. ¿Permite el diccionario valorar su fiabilidad? (Fuentes, García y Torres, 20042005: 74)
Por nuestra parte, creemos que el análisis de una obra lexicográfica considera, por un lado, situarla en su contexto histórico, por otro, examinar los criterios utilizados para la selección de entradas de su macroestructura y las reglas de lematización que sigue y, finalmente, analizar las explicaciones semánticas que presenta y los demás tipos de explicaciones e indicaciones que añade. Lo planteado anteriormente, nos permitirá describir el panorama lexicográfico del español de Bolivia, cual es el objetivo de este estudio. Gran parte de la información referida a los aspectos mencionados en el párrafo anterior, en la mayoría de los casos, puede ser obtenida de las propias palabras del autor, en el prólogo u otros textos que anteceden al material lexicográfico. Para la valoración de los diccionarios de bolivianismos, regionalismos y otras obras lexicográficas se recurrirá a la utilización de un modelo de análisis, basado en criterios lexicográficos; sabemos que algunos de estos criterios son
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Gregorio Callisaya Apaza
ajenos a algunas obras, pero sólo la consideración de éstos nos permitirá mostrar el recorrido transversal de la lexicografía boliviana. El modelo que proponemos consta de las siguientes partes:
a) Marco general, en este punto trataremos de describir la sustentación teórica y los criterios metodológicos sobre los cuales se han formado los corpus de los diccionarios. Para obtener información sobre los puntos mencionados consideraremos los siguientes puntos: - ideas del prólogo - motivación - concepto de unidad de tratamiento lexicográfico - objetivo del diccionario - fuentes lexicográficas - los símbolos y las abreviaciones - las instrucciones de uso
b) Niveles estructurales, en este punto describiremos los diccionarios tomando en cuenta dos niveles de estructuración lexicográfica vertical: b1. Macroestructura126, que considera, especialmente, la suma de entradas o lemas que poseen los diccionarios y la forma como éstos se presentan. En este punto consideraremos los siguientes aspectos: - los tipos de entradas lexicográficas - los criterios de selección de los lemas - la presentación y disposición de las entradas
126
Término propuesto por Rey-Debove, 1971, pág. 21.
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b2. Microestructura, que considera la distribución de los elementos que componen el artículo lexicográfico. En este sentido, es importante tratar cómo están representados y el orden en el que aparecen.
Para el análisis de la microestructura de los diccionarios consideraremos los siguientes puntos: - la ordenación interna del artículo lexicográfico - las indicaciones gramaticales - las indicaciones pragmáticas - las indicaciones diatópicas - las indicaciones estilísticas - la definición lexicográfica y la información enciclopédica - la información paradigmática
Con respecto a la definición, algunas veces, ésta ha sido considerada como un dato más en la entrada de un diccionario, incluido al mismo nivel que la categoría gramatical o las otras informaciones. Sin embargo, en otras, ha sido considerada más relevante, y ha sido concebida como elemento clave en la praxis lexicográfica, pues de ésta depende, con frecuencia, que un diccionario sea considerado bueno o malo. Toda la obra gira en torno a esta actividad, que demanda del lexicógrafo un trabajo coherente y sistemático y una absoluta imparcialidad en el momento de afrontar esta difícil tarea. Para que las definiciones sean satisfactorias, creemos que éstas deben considerar la adopción de algunos criterios, como la concisión, la evasión de la circularidad y las metáforas en la definición. Para lograr este objetivo, se pueden aplicar algunos principios lexicográficos, la ley de la sinonimia y el principio de sustituibilidad, propuesto por J. Rey-Debove (1971) o el principio de insertabilidad, propuesto por L. Zgusta (1984). El primero hace referencia a que el enunciado definidor sea sinónimo del definido, es decir, debe tener la misma categoría ~ 141 ~
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gramatical. En la lexicografía tradicional esta ley no siempre ha sido bien aplicada. El segundo, el de sustituibilidad o insertabilidad, hace referencia a que la definición pueda reemplazar al definido en un contexto dado. Además de los criterios propuestos, es necesario también considerar el contorno, propuesto por Manuel Seco (2003: 52). La inclusión del contorno en la definición se presenta como un método que permite separar el contenido definicional de algunos elementos externos a la definición. Sobre este mismo tema, Porto da Pena dice que el contorno es: (…) claramente detectable sobre todo en las definiciones de los verbos, en las que no representa otra cosa que lo que ha dado en llamarse valencias o argumentos verbales, argumentos cuya indicación en la definición es imprescindible cuando deben satisfacer alguna característica o condición concreta. (2002: 309)
Entonces, el contorno nos muestra que en las definiciones hay cierta información que es necesaria para la comprensión del significado, pero que tiene que ser colocada de una forma que no pertenezca del todo a las mismas. Como sucede en el siguiente ejemplo: aplazar. (De plazo). 1. tr. emplazar (‖ citar a alguien). 2. tr. diferir (‖ la ejecución de un acto). 3. tr. Am. Suspender a un examinando. 127 4. prnl. Bol. Fracasar en un empeño .
Si pensamos en un posible uso de la cuarta acepción de aplazar, al intentar sustituir la palabra entrada por el enunciado definidor en una posible oración, por ejemplo: El gobierno afirmó este miércoles que el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) se aplazó128 en lo jurídico al autorizar al candidato Leopoldo Fernández a realizar
127 128
Ejemplo recuperado: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=aplazar. La negrita es nuestra.
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campaña en la cárcel de San Pedro, donde se encuentra recluido, y anunció un [SIC] investigación a los vocales que emitieron la resolución129.
Con la sustitución tenemos: El gobierno afirmó este miércoles que el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) fracasó en un empeño en lo jurídico al autorizar al candidato Leopoldo Fernández a realizar campaña en la cárcel de San Pedro, donde se encuentra recluido, y anunció una investigación a los vocales que emitieron la resolución.
La sustitución nos demuestra que en un empeño, es información contextual, que no pertenece al enunciado definidor. Si bien la aplicación del contorno en la definición tiene sus puntos débiles en cuanto a que restringe muchas veces el uso posible de una palabra, a la hora de definir, su aplicación logra una rigurosidad lexicográfica. Para el análisis de las obras, propuestas para este estudio, nos basaremos en estos principios, aunque no con mucha rigurosidad, debido a que las obras fueron publicadas en fechas distintas y porque los propósitos de éstas son diferentes.
c) Al final, cada uno de los diccionarios, será objeto de una valoración. Finalmente, se realizará una evaluación general de las obras, lo que nos permitirá mostrar las peculiaridades de la lexicografía del español de Bolivia.
2.3.3. Descripción de los diccionarios de bolivianismos, de diccionarios de regionalismos y de otras obras lexicográficas
En este capítulo evaluaremos los diccionarios seleccionados para el efecto, sin otro ánimo que el de determinar el desarrollo y la situación actual de la lexicografía boliviana. Los diccionarios que serán materia de estudio son los siguientes: 129
Ejemplo extraído de: http://erbol.com.bo/noticia.php?identificador=2147483920209
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Vocabulario criollo-español sud-americano, Ciro Bayo (1910)
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El castellano popular en Tarija, Víctor Varas Reyes (1960)
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Diccionario de bolivianismos, Nicolás Fernández Naranjo y Dora Gómez de Naranjo (1964)
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El habla popular de la provincia de Vallegrande (departamento de Santa Cruz), Hernando Sanabria Fernández (1965)
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El habla popular de Santa Cruz, Hernando Sanabria Fernández (1975)
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Diccionario de bolivianismos y semántica boliviana, Jorge Muñoz Reyes e Isabel Muñoz Reyes Taborga (1982)
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Diccionario enciclopédico cruceño, Germán Coimbra Sanz (1992)
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Churo diccionario chapaco, Mirtha Villarroel Hurtado (2008)
Elegimos estas obras porque son las únicas que cumplen con los criterios establecidos para el análisis lexicográfico. En Bolivia se han publicado otras obras, que no satisfacen las necesidades de este estudio, como las siguientes: Refranes, Frases y Expressiones Populares de Bolivia, de Antonio Paredes Candia (1976) Diccionario del Saber Popular 1,2, de Antonio Paredes Candia (2005) Vocabulario
multinacional
para
todos:
Multinational
vocabulary
for
everybody: Castellano – Quichwa – English – Aymara, de Teofilo Laime (2005).
2.3.3.1. Vocabulario criollo-español sud-americano (VCESA), Ciro Bayo (1910)
Sobre este ciudadano español, Carlos Coello (1994: 11) señala que se conoce muy poco, solo que nació en Madrid en 1859 y fue hijo natural de un banquero y comerciante vasco y de una dama guipuzcoana que luego se casó con un hombre que no era su padre. Se tiene información de que a los quince años comenzó estudios universitarios en Barcelona, sin lograr terminarlos. Algunos dicen que estudió Medicina y otros, Derecho. A los diecisiete años, tras abandonar la casa ~ 144 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
de su madre y su padrastro emprendió viaje a América. En su primer viaje, por breve tiempo, fue a Cuba y en su segundo viaje, que duró trece años, fue a Sudamérica. Como viajero infatigable Ciro Bayo produjo varias obras, las cuales son una mezcla de relatos de sus viajes, en las que recrea sus aventuras, como El peregrino entretenido (Viaje romanesco) (1910), que relata su famoso viaje a pie de Madrid a Yuste con los hermanos Pío y Ricardo Baroja o Lazarillo español. Guía de vagos en tierras de España por un peregrino industrioso (1911), en Europa, El peregrino en Indias. En el corazón de América del Sur (1911) o Romancerillo del Plata y Por la América desconocida (1924), sobre sus viajes por América. A pesar de que ganó el premio Fastenrath130 otorgado por la Real Academia Española, Ciro Bayo ha sido un escritor olvidado. Ciro Bayo, más conocido por su obra Chuquisaca o La Plata perulera (1912), estuvo en Bolivia a finales del siglo XIX y, durante algunos años recorrió ciudades como Sucre, Santa Cruz y los llanos de Moxos, en el Beni. Como lexicógrafo, Ciro Bayo publicó el Vocabulario de provincialismos argentinos y bolivianos (1906) y el Vocabulario criollo-español sud-americano (1910). El primero se publicó en el tomo XIV de Revue Hispanique, cuatro años antes que el segundo. El primer vocabulario sirvió de base para establecer el texto definitivo del VCESA. Sobre estas obras, Carlos Coello Vila, en la presentación de la 2ª. edición del Vocabulario criollo-español sud-americano, dice que:
El VCESA es una versión revisada y corregida del Vocabulario de Provincialismos. La inclusión de una pequeña muestra de voces que se usan en algunos otros países de América del Sur, 0.5 %, no justifica el cambio de título, porque, como dice la sabiduría popular, una golondrina no hace verano. (Coello, 2010: 1)
130
La obra con la que obtuvo este premio es Lazarillo español, considerado por el escritor cubano Gastón Baquero como una de las mejores 20 novelas de la lengua castellana.
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Gregorio Callisaya Apaza
2.3.3.1.1. Marco general
Dentro del desarrollo histórico de la lexicografía boliviana, Bayo es considerado como el primero en ocuparse de levantar un registro léxico de bolivianismos, a fines del siglo XIX, y plasmarlo con la publicación del VCESA en 1910, el cual no siempre fue valorado en su justa dimensión131. Sin embargo, Bayo no vino a América a elaborar un diccionario, la idea de hacer una obra lexicográfica surge cuando él constata que en los países americanos el español presentaba notables diferencias frente al español hablado en la Península. El VCESA constituye una proeza lexicográfica, porque el conjunto de voces que consigna ha sido recogido in situ. La obra es el producto de un verdadero trabajo de campo y no el resultado de recopilaciones de otros repertorios léxicos ya publicados. Bayo fue un cronista de la labor lexicográfica, sus instrumentos de trabajo fueron la observación, consulta y la entrevista. De esta manera iba recogiendo las palabras que le sonaban extrañas, las cuales tenían un uso cotidiano en el seno de las diferentes comunidades lingüísticas. Así se deduce del prólogo de su Vocabulario de provincialismos argentinos y bolivianos en el que el autor advierte que el:
El Vocabulario no está dictado por la lectura de libros americanos, ni redactado sobre la mesa de un bufete, sino que es un extracto de notas de viaje por la pampasia argentina, la cordillera boliviana, los llanos de Santa Cruz y de Mojos y por las regiones del Noroeste de Bolivia (...) (Coello, 2010: 3).
Y más adelante añade: «Es decir, un vocabulario tomado al oído en diez años consecutivos; y luego, cotejado y ordenado debidamente» (Coello, 2010: 3). La motivación de Bayo para llevar a cabo esta difícil tarea fue mostrar las diferencias en la forma de hablar el español, porque en América, en sus palabras, se escribía muy mal la lengua de Cervantes. Por otro lado, él quería documentar
131
Cf. Coello (1994).
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
algunas palabras de uso frecuente en América y que no se conocían en España, así lo demuestra cuando señala: «Declaro paladinamente que no conozco en castellano palabras que expresen con más propiedad la idea que representan, como empamparse, apunarse, yapa, jacú, etc.» (Citado por Coello, 1996: 181).
2.3.3.1.2. Niveles estructurales 2.3.3.1.2.1. Macroestructura
El VCESA cuenta en su macroestructura con 2.317 entradas de origen boliviano como argentino, las cuales están ordenadas alfabéticamente. En su mayoría, las palabras del VCESA se refieren a plantas, animales, localidades, fiestas, personas y personajes de hace un siglo y muchas de éstas tienen un origen indígena, especialmente del quechua, aimara y guaraní. Acullicar. Voz quichua. Mascar coca. Vicio favorito de los peones bolivianos y de indiscutible beneficio por sus condiciones gástricas. En el Perú dicen chachar. (VCESA, 1910: 10) Alasita. Del aimara, cómprame. Feria de juguetes que se celebra en La Paz y en Sucre el 16 de julio. (VCESA, 1910: 13) Camuatí. Voz guaraní. Ca, avispa; mu, amistad, y atí, reunión; avispas reunidas amigablemente. La camuatí es mucho más pequeña que la abeja doméstica, pues sólo tiene un centímetro de largo y poco más de una línea de grueso. Su figura esbelta y graciosa no está afeada por el vello que tiene la otra. Á la colmena llámase también cuamatí. || Rancho ó puesto de los leñadores y caleros de las barrancas del Paraná. (VCESA, 1910: 46) 132
132
A lo largo del análisis de los diccionarios vamos a respetar la grafía de los artículos, con el propósito de mostrar las diferencias entre uno y otro.
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Gregorio Callisaya Apaza
Sobre la inclusión de los indigenismos en el VCESA, los cuales llaman profundamente la atención del autor, Bayo señala que éstos tenían legitimidad, porque en español no existían equivalentes y que éstos cubrían esos espacios semánticos o, en otros casos, hacían referencia a realidades propias del país. En cuanto a la lematización, tenemos que destacar la adopción del criterio diaintegrativo133, muy útil para los usuarios del vocabulario, puesto que éste facilita la búsqueda de palabras. Huancara. Voz quichua. El tam-tam tamboril indio. (VCESA, 1910: 111)
ó
Huari. Voz aimara. La vicuña.–Nombre de la célebre batalla del 26 de septiembre de 1547 entre Centeno y Carvajal. Hoy es cantón de la provincia de Omasuyos, á 14 leguas de La Paz. (VCESA, 1910: 111) Huata. Voz guaraní. Año. Así, Huata-mosoj, año nuevo. || Las tripas ó intestinos, de donde el saca huata ó corvo de los rotos chilenos. || Por analogía, la guita ó cordel hecho de lonja de cuero, ó las fibras de cualquier textil. || Huata. Aguas minerales á tres leguas de Sucre ó Chuquisaca. (VCESA, 1910: 111)
Con respecto al concepto de unidad léxica, en el inventario léxico del vocabulario advertimos la presencia de vocablos individuales, pero también se observan otro tipo de combinaciones, como algunas unidades fraseológicas. Mano de charla. «Echaremos una mano de charla.» Expresión que significa el tiroteo de palabras que se hace al tiempo que se estrecha la mano de otro. (VCESA, 1910: 135)
133
Criterio muy utilizado en la práctica lexicográfica que consiste en escribir los préstamos con las grafías de la lengua de llegada.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
2.3.3.1.2.2. Microestructura
El artículo, considerado como la unidad autónoma de un diccionario, en el VCESA sigue el siguiente orden: en la parte izquierda se ubica el lema, va en mayúscula la primera letra y con un punto al final. Inmediatamente después va la descripción de la unidad léxica y presenta las siguientes informaciones: Cuadro No 3 Información a considerar
Presencia
Ausencia
Ocasionalmente
Categoría gramatical
Etimología
Variante Marca diatópica
Marca de registro
Definición Información pragmática
Indicación paradigmática
Elaboración propia en base a los datos obtenidos del VCESA
Como se ve en el cuadro, la información lexicográfica que ofrece Bayo, en cada uno de los artículos es muy rica, sobre todo en la parte definitoria. Sobre la categoría gramatical, que según Ahumada Lara «[…] se trata del cordón umbilical que une el diccionario con el discurso, punto de partida indiscutible en la elaboración de todo repertorio lexicográfico.» (1988:81), la ausencia de ésta en el VCESA se debe a que a Bayo no le importó mucho el rigor lexicográfico, sino que para él lo más importante era comunicar su experiencia. Con respecto a la etimología, Bayo, siempre que puede, brinda esta información que va después del lema. Dependiendo del tipo de obra, la información sobre el étimo es muy útil para el usuario. En el VCESA, esta
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información se brinda de dos formas: una como información directa, que va al principio y después de la definición y otra como parte de la definición. Caracha. Llaga de cualquier clase y magnitud. Carachento: llagado. Es voz quichua (VCESA, 1910: 49) Huayna. En quichua, mozo, mancebo. Huayna Cápac, el XIII inca. (VCESA, 1910: 112) Lloslla. Voz aimará. Avalancha de no importa qué. Así, «He ganado una lloslla de plata», por «He ganado un chorro de duros.» (VCESA, 1910: 128)
En la macroestructura del VCESA aparecen algunas palabras de origen aymara, que en algunos casos no llevan la información etimológica y en otros se introducen como quechuismos. A continuación presentamos algunos ejemplos: Caima. Soso, desabrido (VCESA, 1910: 43) Callapo. Voz quichua. Parihuela. La reunión de dos balsas en la navegación del mapiri y Beni, lo que permite transportar 25 quintales de carga. (VCESA, 1910: 44) Chaja. Ronco, (VCESA, 1910: 70)
afónico.
Voz
quichua.
Así caima viene de la palabra aymara ‘q’ayma’; callapo, de ‘kallapu’ y chaja, de ‘chhaja’. Estas palabras, al igual que otras registradas en el VCESA, aparecen documentadas en el Vocabulario de la lengua aymara de Ludovico Bertonio (1612). En algunos artículos del VCESA aparece información que parece hacer referencia a las variantes, pero ésta se presenta de diversas maneras, como se aprecia en los siguientes ejemplos: Charrusco. 1910: 73)
Véase
Churrasco.
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(VCESA,
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
Churrasco ó charrusco. Pedazo de carne sin sal, tirado sobre brasas fuertes y que se arrebata exteriormente, quedando lleno el centro de un jugo sabroso y nutritivo. Cómese caliente, quitándole la ceniza muy por encima y echándole salmuera. Es plato nacional sudamericano (como el asado con cuero), y eso de llamarse churrasco es muy apropiado al agradable chirrido de la carne al asarse sobre las brasas. (VCESA, 1910: 83) Señuelo ó ciñuelo. Buey cabestro ó buey guía que va delante de los otros bueyes, lo mismo que llevarlos al sacrificio en los saladeros, que para mover la tropa en el campo. Guíase con la picana ó garrocha, á cuya punta va una campanilla ó cencerro. Otras veces el «ciñuelero» suele llevar una esquila como la yegua madrina. (VCESA, 1910: 205)
En otros casos, las variantes aparecen lematizadas con una remisión a la variante principal a través de la fórmula véase, como en charrusco. Pero en otros, no ocurre lo mismo, como en señuelo, cuya variante ciñuelo no aparece en la macroestructura. En cuanto a la marca diatópica, Bayo no incluye sistemáticamente esta información; sin embargo, en la definición de algunos artículos, encontramos esta información. De este modo, podemos conocer la procedencia y el uso, en determinadas regiones, de muchas voces, como en: Agachados. (Hotel de los). Fondín de pobres en los barrios bajos de la ciudad de La Paz (Bolivia), donde los jornaleros y pobres de levita comen por un real su ración, sentados en el suelo ó poco menos: agachados, por consiguiente. (VCESA, 1910: 11) Josefino. El jornalero y peón libre de derecho en Córdoba (Argentina). (VCESA, 1910: 119) Matufia. En lunfardo argentino, grilla o engaño. (VCESA, 1910: 139)
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Al respecto, Carlos Coello después de hacer un cuidadoso registro de este tipo de referencias, presenta una tabla sobre las marcas geográficas de los vocablos que Bayo menciona en su obra. Cuadro No 4 Americanismos _______________________________ 61 Sud América _________________________________ 18 Costa del pacífico _____________________________ 2 Argentina……………………………….…….. 102 Bolivia ………………………………………… 288 Brasil…………………………………….…….. 17 Colombia ……………………………………… 15 Chile …………………………………………… 19 Ecuador ………………………………………. 8 Paraguay ……………………………………… 6 Perú …………………………………….………. 14 Río de la Plata ………………………….…… 18 Uruguay……………………………………….. 1 Venezuela…………………………………….. 4 Total marcas por países …………………………………… 492 Total marcas _______________________________ 573 Fuente: Coello (1994: 6)
Sobre las definiciones en el VCESA Carlos Coello dice: «De la lectura del cuerpo, a veces demasiado extenso de sus definiciones (que abarcan –en algunos casos– una, dos y hasta tres páginas), se advierte en Bayo una actitud de cronista más que lexicógrafo» (1994: 15). Y esto es lo interesante en esta obra, puesto que las definiciones van más allá de la simple descripción, mostrándonos la realidad de una sociedad en un determinado tiempo, como lo muestran los ejemplos: Misia. Señora. Tratamiento cariñoso que á las señoras maduras se dan en el campo y aun en las ciudades. –Misea, en Bolivia. Las ancianas aristocráticas de Galicia, á principios del siglo XIX, se daban el tratamiento inglés de misias (mistress) en recuerdo del hermoso Lord Wellington. ~ 152 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
En los clásicos se lee misa. Así, Yo vengo con esas galas Que envía el futuro esposo A misa Juana. (Tirso de Molina: La Santa Juana, acto II, esc. II.) (VCESA, 1910: 144) Puesto. Rancho ó cabaña dentro del término de una estancia, donde vive algún pastor ó peón encargado del rebaño. A veces se alquilan ó se arriendan los puestos por personas que nada tienen que ver con el establecimiento donde radican aquellos. (VCESA, 1910: 186)
El VCESA presenta también definiciones a través de sinónimos, como ocurre en:
Cantiña. Cántiga o cántico. (VCESA, 1910: 47) Fogaje. Bochorno. (VCESA, 1910: 95) Guanear. Ensuciarse. (VCESA, 1910: 103)
Otra forma de definir, la cual se repite con frecuencia, es a través de remisiones a lo que parecen ser, en algunos casos, variantes y, en otros, sinónimos. Aguacate. Véase Palta. (VCESA, 1910: 11) Palta. Voz quichua. Fruto del paltero (Laurea persa. L. –Persa gratissima y Paltes aguacate). Aguacate, en Cuba y Brasil; cura, en Colombia y Venezuela. Riquísima fruta de los valles ó las tierras calientes, que tiene la forma de calabacín verde, cuyo vértice lo forma una protuberancia á modo de huevo. La pulpa, que tira a amarillo, es la que, mezclada con un poco de sal o de azúcar, á gusto del consumidor, se come con cucharilla, ó untándola en pan, á guisa de mantequilla vegetal. Es tan estimada que se remite por correo como regalo. La palta de La Paz es famosa en toda Bolivia. || En Chiquitos, la carga de soborno ó sobrante de la carga que se pone en medio de los bultos ó petacas. (VCESA, 1910: 164)
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Gualicho. Véase hualicho. (VCESA, 1910: 102) Huaso. Véase guaso. Cierto venado (la hurina macho) de carne excelente. Véase Hurina. (VCESA, 1910: 111) Sipó. Véase isipó. (VCESA, 1910: 207)
En ninguna parte de la introducción del VCESA encontramos información sobre esta forma de definir. Asimismo, por la época en la que fue publicada la obra, se justifica también la no adopción de criterios o principios lexicográficos en la definición, como la ley de la sinonimia, el contorno, etc.; esto debido a que el propósito del autor fue mostrar las cosas que lo sorprendieron o maravillaron de esta parte del mundo. Además, la disciplina lexicográfica no se había aún desarrollado. Por otro lado, pese a que lo recurrente en el VCESA es la definición enciclopédica, en la que el autor brinda mucha información, hay también algunas muy generales, ambiguas o poco claras, como lo evidencian los siguientes ejemplos: Chafalote. Caballo pesado. (VCESA, 1910: 70) Momo. Árbol laborable. (VCESA, 1910: 147) Piquillín. Árbol frutal. (VCESA, 1910: 181) Sestache. Árbol de madera de construcción. (VCESA, 1910: 206)
Dentro del vocabulario, aunque en muy raras ocasiones, porque no existen muchas, se observan voces que no están definidas como las anteriores, en «metalengua de contenido», sino en «metalengua de signo»134, especialmente las interjecciones.
134
Para explicar la diferencia, entre estas dos formas de definir, seguimos las puntualizaciones de Seco (1987: 22; 2003: 33). Tal y como afirma el autor del Diccionario del español actual, en las
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
Ay juna! Interjección gauchesca admiración, síncope de hijo de p…
de
Un jinete del Bragado de apelativo Laguna, mozo jinetazo, ¡ay juna!, etc. (VCESA, 1910: 70) Guá. Interjección de asombro muy usual entre los criollos de los departamentos quichuas. Va siempre sola, á diferencia del ¿guay! Citado por Bello; ni tampoco sirve para significar una sorpresa irrisoria, á lo menos en Bolivia, donde la he oído emplear en casos muy diversos. Equivalente á ¡guá! Es el jáu del Oriente. (VCESA, 1910: 101)
Las acepciones son separadas por la barra doble, pero este principio no se aplica de manera coherente, debido a que en otros casos, a las acepciones las separa el punto y seguido o, simplemente, la coma, como en: Catinga. Hedor á cuero sobado que despide el cuerpo del indio y del negro. || El nervio de la cola de algunos animales. (VCESA, 1910: 51) Catingo. Futre, meticuloso. (VCESA, 1910: 51) Cheruje. Picadillo de plátano. Especie de sancocho de Antioquia. (VCESA, 1910: 75)
Con respecto a la información pragmática, Bayo, cuando puede, introduce alguna información adicional referida a hechos históricos, geográficos o de la cultura popular.
definiciones del segundo tipo, lo que se ofrece como información acerca de ellas no es una verdadera definición, sino una explicación. Se dice, qué es esa palabra, cómo y para qué se emplea. Por otra parte, la definición de “metalengua de contenido” es la definición propiamente dicha, rigiendo en ella el principio de sustituibilidad, o sea, el carácter sinonímico de la definición y de la unidad léxica o fraseológica en cualquier contexto.
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Bolsear. Calabacear entre amantes. –¿Qué tal, ché, con fulana? –Me bolseó, contesta un porteño. (VCESA, 1910: 34) Mamani. Voz aimara. Águila. De donde muchos nombres geográficos [SIC]. Chulumani, capital de Yungas; Illimani (águila resplandeciente), montaña de La Paz, una de las más altas del globo. (VCESA, 1910: 132) Simaruba. (Simaruba officinalis. Candolle) Rutáceas. Árbol corpulento del que se aprovecha la corteza de sus raíces como tónico enérgico. Se traía de la China al Perú, hasta que en 1794 se lo descubrió en Mainas el misionero Girbal. (VCESA, 1910: 207)
Finalmente, sobre la información paradigmática, encontramos esta información en algunos artículos, pero al igual que en el anterior caso, no hay un tratamiento uniforme, pues en algunos casos se presenta, inmediatamente, después del lema y en otros casos al final de la definición. Goma. Véase Siringa. (VCESA, 1910: 101) Huaso. Véase Guaso. Cierto venado (la hurina macho) de carne excelente. Véase Hurina. (VCESA, 1910: 111) Isoca. Oruga. Véase Sicasica. (VCESA, 1910: 115)
2.3.3.1.3. Valoración
El propósito para la elaboración del VCESA, en palabras del autor, fue la de impedir que sus compatriotas incurrieran en equivocaciones, debido al significado diverso de muchas palabras y modismos extraños que se utilizaban en Hispanoamérica, los cuales aparecían con frecuencia en libros, periódicos y, sobre todo, en el lenguaje común. Es por eso, que Bayo llama a su obra vocabulario y no diccionario, puesto que él sabía que su obra no era exhaustiva y abarcaba, solamente, una región del hemisferio austral.
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Desde el punto de vista lexicográfico, el VCESA es un caso extraordinario de investigación lexicográfica, pues la documentación o el inventario léxico fue recogido in situ, durante varios años; razón por la cual en la obra no se cita ninguna fuente bibliográfica. Lo único que podemos criticar en esta obra es la ausencia de la información gramatical, esto debido a los propósitos de la obra. Como se muestra en la tabla (véase Cuadro No 3) el VCESA ofrece, aunque no de manera sistemática, mucha información sobre otros aspectos, como la etimología, la marca diatópico, la marca de registro, etc. Lo más sobresaliente de la obra son las definiciones, pese a que algunas son ambiguas y poco claras. La actitud de brindar al usuario toda la información posible hace que esta obra tenga un valor incalculable, para llevar adelante diversas investigaciones lexicográficas (cf. Coello 1994).
2.3.3.2. El castellano popular en Tarija (CPT), Víctor Varas Reyes (1960)
El CPT es uno de los primeros trabajos que intenta mostrar las peculiaridades del español de Bolivia. La obra, que tiene 259 páginas, está dividida en dos secciones. En la primera, en nueve capítulos, se muestran las particularidades del habla del departamento de Tarija y, en la segunda, en dos apartados, se presentan los vocabularios y la toponimia de la región: Voces de origen quechua subsistentes en el lenguaje campesino y popular de Tarija, que consta de 271 artículos; Voces de origen aymara, que consta de 90 artículos; Paronimia aymara– quechua, Toponimia quechua–aymara, Voces chiriguanas, que consta de 56 artículos y Toponimia de origen chiriguano en Tarija y en lo que queda del Chaco tarijeño, 87 artículos. A continuación, presentamos las características de la obra, de acuerdo al modelo planteado.
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2.3.3.2.1. Marco general
La fundamentación teórica de la obra la encontramos en los diferentes capítulos de la primera parte. En el primero, el autor, basado en estudios anteriores, muestra la configuración geográfica del departamento de Tarija, antes, durante y después de la colonización. Posteriormente, habla sobre la vida tarijeña durante la colonia, sobre todo, en los valles chapacos135 y en la Villa de San Bernardo, y la formación del castellano hablado en este Departamento, que es la región más influenciada por el quechua, lo que justifica el número mayor de voces en el vocabulario del quechua. Seguidamente, el autor comenta los aspectos prosódicos del castellano popular tarijeño, los cuales son explicados a través de algunos fenómenos, como el seseo y la aspiración de la /h/, fenómenos recurrentes en esta zona. En otro capítulo, Varas Reyes narra el desarrollo y la evolución de la lengua castellana en Tarija, en la que se nota una influencia del uso popular que se refleja en la formación de metaplasmos, como se muestra en los siguientes ejemplos: endenantes por ‘denantes’, cayer por ‘caer’, dicieron por ‘dijeron’ o naides por ‘nadie’. En el capítulo posterior, sobre los refranes, proverbios y frases proverbiales, el autor señala que: «Llegados por diferentes medios al corazón del pueblo éste los ha hecho suyos, los ha acondicionado a su vivir, ya conservando su primitivo alcance o adaptándolos a nuevas situaciones» (CPT, 1960: 105). En los siguientes capítulos, como corolario a la primera sección, el autor presenta algunas leyendas, mitos, cuentos y otros textos, en los cuales se ve cómo los préstamos, los neologismos o las transliteraciones han dado identidad propia al habla de los tarijeños, diferenciándola de las de otras regiones no sólo de Bolivia, sino también de América. Con respecto a la motivación podemos resaltar el interés del autor de ofrecer, no sólo a los bolivianos, sino también a todos los interesados en esta 135
El término chapaco, que viene del quechua y significa Vigía, ayudante del visitante, en sus inicios, se utilizaba sólo para designar al campesino de Tarija; ahora se utiliza de manera general, en todo el Departamento.
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materia, un estudio sobre la formación y el desarrollo de esta variedad del español. Sobre el concepto de unidad léxica, dentro de los vocabularios se advierte, solamente, la presencia de vocablos individuales. Las fuentes para la descripción del inventario léxico de los vocabularios son algunas leyendas, mitos, cuentos y otros textos de la región, en los cuales se aprecian los préstamos de las lenguas indígenas, los neologismos o las transliteraciones, que después de un proceso de socialización pasan a formar parte del español de esta región. En cuanto a la presencia de una tabla de símbolos y abreviaturas, la obra no incluye ninguna, lo que se justifica, puesto que en los vocabularios no se observa ninguna abreviatura ni símbolo.
2.3.3.2.2. Niveles estructurales 2.3.3.2.2.1. Macroestructura
El CPT contiene tres macroestructuras en las que se recogen respectivamente voces del quechua, aymara y guaraní. La conformación de éstas, como ya lo dijimos líneas arriba, son el fruto de años de trabajo, en los cuales el autor fue recopilando el material lexicográfico de diversas fuentes, dentro de las cuales podemos mencionar canciones, cuentos, refranes populares, paremias de uso popular, proverbios y frases proverbiales. PPASPAR. – Escoriaciones o escamillas que aparecen en la piel de las manos, las mejillas o los labios en el invierno. (CPT, 1960: 219) MOROK’O. – Redond. – piedra redonda mediana. – Mazo de mortero. (CPT, 1960: 233) YAMBUY. – Vasija de barro cocido que sirve para tener líquidos. Comúnmente emplean los chapacos para servir chicha. (CPT, 1960: 241)
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La primera palabra es de origen quechua y aymara, la segunda, aymara y la tercera, guaraní. Asimismo, los lemas están ordenados alfabéticamente; sin embargo, se observan casos en los que no se respeta este criterio, sobre todo, cuando hay presencia del apóstrofe, lo que influye en la siguiente sílaba de las palabras, donde se ve una ruptura del orden alfabético, como se ve en los siguientes ejemplos; aspecto que no es aclarado por el autor. KACHARPAYA. – Despedida. K’AIMA. – Comida o bebida desabrida, falta de sal o de azúcar. K’ACHIR, K’ANCHIR. – Morder. – “Una k’anchida”: bocado que se saca de una sola vez en un durazno, manzana, etc. K’ACHINA. – Varilla con que se menea repartiendo el café, maíz, etc., en el tiesto, para tostar. (CPT, 1960: 212).
El tratamiento de las unidades léxicas registradas en el CPT presenta algunos problemas, como el de la lematización que no sigue un criterio único, algunas veces se escriben con grafías de las lenguas indígenas y, en otras, se sigue el criterio diaintegrativo, hecho que puede confundir al lector que no conoce estos idiomas, sobre todo en la pronunciación, como en: CH’ONKAR (chonkay). – Chupar. – Mamar. (CPT, 1960: 210). PPATAR. – Reventar o abrirse el maíz o el trigo en el mote o en la ppataska. (CPT, 1960: 219). CHCH’AWAR. – Ordeñar. (CPT, 1960: 229). IBOPERÉ. – Algarrobo negro. Prosopis Horrida. – Familia Leguminosas. – Sección Minóseas. – Árbol de madera fuerte. – Su fruto es comestible, sirve para la elaboración de la chicha. (CPT, 1960: 239). CHAMPAS. - Ramas secas de maleza. – Enredos (CPT, 1960: 208). ~ 160 ~
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Otro caso interesante que se observa en el CPT, en la lematización, es la presencia del apóstrofe después de la letra r, ya que en la lengua quechua, de donde proviene la palabra, no existe esa combinación. ER’KE. – Instrumento musical chapaco a base de un cuerno de vacuno horadado en la punta donde se coloca un cañuto delgado con lengüeta. (CPT, 1960: 211).
La unidad principal de la lematización en las tres macroestructuras es la palabra independiente. Tanto en los préstamos del aymara como en los del quechua no hemos encontrado ninguna unidad fraseológica, pero sí una de origen chiriguano, que se forma a partir de la reduplicación. QUINAQUINA. – Acacia balsámica. (CPT, 1960: 240).
2.3.3.2.2.2. Microestructura
En el artículo, considerado como la unidad autónoma de un diccionario, en el CPT se sigue el siguiente orden: en la parte izquierda se ubica el lema, éste va en mayúsculas y con un punto al final. Inmediatamente después van las distintas definiciones de la unidad léxica. En las entradas con dos o más acepciones, éstas se separan con rayas. Las informaciones que brinda el CPT pueden ser resumidas en el siguiente cuadro: Cuadro No 5 Información a considerar
Presencia
Ausencia
Ocasionalmente
Categoría gramatical Etimología
Variante
Marca diatópica
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Gregorio Callisaya Apaza
Información a considerar
Presencia
Ausencia
Ocasionalmente
Marca de registro
Definición Información pragmática
Indicación paradigmática
Elaboración propia en base a los datos obtenidos del CPT
Como se ve en el cuadro, las informaciones que brinda el CPT son limitadas. Se echa de menos, aunque algunas veces se incluye, más información referida a las variantes, la etimología o la información paradigmática. Con respecto a las voces contenidas en los tres apartados, se observa un descuido en el momento de dar la información etimológica; puesto que se presentan voces con un étimo quechua, siendo que éstas forman también parte del léxico aymara, como ocurre en: CH’ULLA. – Falto de pareja. – Dispar. – Desigual. (CPT, 1960: 210). CH’URU. – Caracol. – Chuno [sic], chura, se dice del hombre guapo, de la mujer simpática. (CPT, 1960: 211). CH’ALLACU. – Aspergio con chicha o con cualquier licor al inaugurar un trabajo, construcción, o estrenarlo, en homenaje a la Pachamama. (CPT, 1960: 227).
Las dos primeras voces aparecen en el CPT como quechuismos, pero éstas tienen también origen aymara136. La tercera aparece sólo como aimarismo, pero su uso es muy frecuente en el quechua. El algunos artículos, se observa información referida al étimo de las palabras, la cual va entre paréntesis, como en 136
Estas voces aparecen documentadas en el Vocabulario de la lengua aymara de Ludovico Bertonio, publicado en 1612.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
K’IJÑIR (de k’isñiy). – Incrustar, encajar, tapar, atrancar. (CPT, 1960: 214).
En quechua, los verbos en infinitivo terminan en el sufijo –y. Al igual que en el anterior caso, otros artículos, entre paréntesis, presentan información del siguiente tipo: KANKANA (cancaña). – Asador. – Asado al palo. – Pacomuto. Asado criollo. (CPT, 1960: 227). T’EKE (tecte). – Mocoso. – Sucio mugriento. (CPT, 1960: 229).
Las palabras encerradas entre paréntesis parecen ser variantes. En relación al primer ejemplo, en el español del departamento de La Paz, el término más común es cancaña. En cuanto a las definiciones, en el CPT, éstas se dan a través de equivalentes, paráfrasis o ambas, como se aprecia en los siguientes ejemplos: PPUISKA. – Rueca. (CPT, 1960: 221). CHUNCHULIS. – Tripas gruesas. (CPT, 1960: 211). MOCHA. – De cabeza sin sombrero. – Muchacha recogida que sirve en casa de sus protectores. (CPT, 1960: 218). P’UCHU. – Sobra. (CPT, 1960: 228).
En algunos casos, las definiciones que ofrece el CPT no son claras ni precisas, como lo evidencian los ejemplos citados. En el segundo ejemplo, no sabemos si se refiere a la tripa humana o de los animales. En el tercero, la primera acepción de MOCHA es ambigua y poco clara. En el cuarto, la unidad léxica se refiere sólo a restos de comida, lo que no se deduce de la definición. Con respecto a las acepciones, éstas se separan por rayas, como en: ~ 163 ~
Gregorio Callisaya Apaza
K’ONANA. – Mortero de piedra. – Persona porfiada. (CPT, 1960: 215). NIWA. – Pulgón. – Pique. – Bicho parecido al pique de los cerdos. (CPT, 1960: 218).
Sin embargo, en unos casos, encontramos definiciones que unen dos acepciones, como en: CHIRLO. – Chicote delgado o castigo con el mismo. (CPT, 1960: 210).
Sobre esta misma definición, debemos manifestar que en Bolivia, los chicotes, por su forma y tamaño, reciben nombres distintos, como el quimsacharani137 o la cola de peji138. Dentro de la microestructura encontramos también definiciones muy generales y poco claras. CHUJRUMA. – Especie de pez de carne muy agradable. (CPT, 1960: 210). WAYÑO. – Canción norteña de ritmo lento. (CPT, 1960: 226). CARAPARI. – Clase de cactáceas. (CPT, 1960: 228). CUNUMI. – Joven adolescente. (CPT, 1960: 238).
Otra forma de definir en el CPT es a través de la información enciclopédica, en la cual se ven problemas de precisión, como en: CH’ALLACU. – Aspergio con chicha o con cualquier licor, al inaugurar un trabajo, construcción, o estrenarlo, en homenaje a la Pachamama. (CPT, 1960: 227).
137
‘Látigo trenzado con cintas de cuero de oveja, llama o alpaca que en uno de sus extremos termina en mango y por el otro en tres tiras trenzadas’. 138 ‘Látigo trenzado con cintas de cuero de buey que en uno de sus extremos termina en mango y por el otro, en seis tiras trenzadas y que se utiliza para arrear al ganado’. ~ 164 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
TOBA. – Tribu de indios decorados con dibujos en la cara. Lucen orejas horadadas, colocándose un palillo en cada agujero. (CPT, 1960: 241).
Se observan también voces definidas en «metalengua de signo», especialmente, los lemas marcados como interjecciones. ¡ALALAY! – Exclamación que significa sentir frío. (CPT, 1960: 207). ¡IMASMARI! – ¿Qué será? – Comienzo de adivinanza. (CPT, 1960: 211). ¡VELAY! – Exclamación: ¡He ahí! ¡Ahí está! (CPT, 1960: 225).
Sin embargo, este criterio no es aplicado sistemáticamente. Encontramos este tipo de definiciones para otras interjecciones. Y llama la atención que algunas interjecciones sean definidas por verbos, como ocurre en: ¡ATATAY! – Quejarse de dolor. (CPT, 1960: 229).
Como ya se ha señalado, en el CPT, la raya se utiliza para separar acepciones, aunque esto no siempre es así. En el siguiente ejemplo, la raya no separa una acepción de otra, sino varias informaciones de una misma acepción. IBOPERÉ. – Algarrobo negro. Prosopis Horrida. – Familia Leguminosas. – Sección Minóseas. – Árbol de madera fuerte. – Su fruto es comestible, sirve para la elaboración de la chicha. (CPT, 1960: 239).
En muy pocas ocasiones, el CPT brinda al usuario información de tipo pragmático, en este caso un ejemplo, como sucede en:
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Gregorio Callisaya Apaza
K’EPICHAR (k’epichay). – Tener algo envuelto, amarrado o abrigado. “K’epichar al t’eke” (CPT, 1960: 231).
En ninguna parte del diccionario se explica, cuando se introduce este tipo de información y cuando no.
2.3.3.2.3. Valoración
La obra de Víctor Varas Reyes presenta algunas deficiencias, como la ausencia de la información gramatical, falta de sistematización cuando se brinda información de tipo etimológico, de variantes o de sinónimos. Por otro lado, las definiciones que trae el CPT son ambiguas y poco claras, esto se debe a la no aplicación de criterios sistemáticos y coherentes para esta tarea, de la cual depende la calidad de los diccionarios. Sin embargo, pese a estas limitaciones y su generalidad, y de no constituir un estudio sistemático ni profundo de la lexicografía del español que se habla en esta parte de Bolivia, esta obra resulta muy interesante y, sobre todo, motiva a los estudiosos en esta materia la curiosidad por conocer más sobre esta variante regional del español. 2.3.3.3. Diccionario de bolivianismos (Dbol), Nicolás Fernández Naranjo139 y Dora Gómez de Naranjo (1964)
El Dbol tiene el mérito de ser una de las primeras obras en haber realizado el inventario léxico del español hablado en Bolivia. Aun hoy, se lo considera como texto base en la labor lexicográfica, puesto que las obras que se publican posteriormente toman como referencia este diccionario. El diccionario cuenta con 252 páginas, en las cuales se presentan el inventario léxico, que contiene 3636 artículos, un suplemento y ocho apéndices. El 139
Fue profesor de literatura en el colegio Bolívar y también docente de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
suplemento contiene bolivianismos que fueron recopilados posteriormente. Los apéndices contienen voces aymaras y quechuas de uso corriente, paralogismos verbales, giros populares bolivianos, paremiografía boliviana, voces aymaras y quechuas usadas en el castellano de países americanos, selección de apodos bolivianos, algunas incorrecciones peculiares y frecuentes, fonéticas, prosódicas, ortográficas y sintácticas del castellano de Bolivia y algunos bolivianismos aceptados por la Real Academia Española y algunos no aceptados por esta institución. Para los propósitos de este estudio se analizará el Diccionario de bolivianismos publicado en 1964140.
2.3.3.3.1. Marco general
El prólogo del diccionario contiene, de manera resumida, la información referida a los diferentes puntos planteados. Con respecto a la motivación podemos resaltar, en primer lugar, la necesidad de brindar a los bolivianos una obra que contenga el inventario léxico de esta variedad del español y, en segundo lugar, la de iniciar estudios dirigidos a describir la evolución de la lengua española, que en esta parte de América ha recibido muchos aportes de las lenguas autóctonas. Sobre el concepto de unidad léxica, debemos señalar que la obra está compuesta no sólo por palabras, sino también por otras combinaciones, más o menos fijas, que van desde las colocaciones hasta las expresiones idiomáticas. Por otro lado, la descripción del inventario léxico de este diccionario tiene como fuentes, en palabras del autor: «(…) los mejores y más autorizados Diccionarios de Americanismos (…). Asimismo, hemos consultado y utilizado los léxicos, repertorios y vocabularios de numerosas obras bolivianas (…)» (Fernández y Gómez, 1964: 7).
140
La última edición, la cuarta, se publicó en 1980. Sin embargo, esta edición no presenta cambios.
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Gregorio Callisaya Apaza
En cuanto a la presencia de una tabla de símbolos y abreviaturas, el diccionario no incluye una, pese a que dentro de los artículos lexicográficos encontramos algunas abreviaturas, como f., Fig., n.p., Dpto., Loc. pop., etc. Asimismo, se echa de menos un apartado en el que se presenten las instrucciones de uso de la obra, puesto que ésta contiene mucha información que precisa ser aclarada.
2.3.3.3.2. Niveles estructurales
Para el análisis lingüístico del Dbol recurriremos a los niveles de estructuración general de un diccionario.
2.3.3.3.2.1. Macroestructura
La macroestructura del Dbol está dividida en tres partes: la macroestructura principal, un suplemento y ocho apéndices, en estos últimos encontramos una variada y riquísima gama de unidades léxicas, como son: voces de origen aymara y quechua, las cuales tienen una amplia frecuencia de uso –no sólo en Bolivia, sino también en América– los paralogismos verbales, los giros populares bolivianos,
la
paremiografía
boliviana,
los
apodos
bolivianos,
algunas
incorrecciones peculiares y frecuentes en el castellano de Bolivia y los bolivianismos aceptados por la Real Academia Española de la Lengua. Esta diversidad es presentada de manera concisa y clara. Tanto la macroestructura principal, como el suplemento y los apéndices del Dbol están condicionados a la ordenación alfabética de sus materiales. Sin embargo, está ordenación no es consecuente por la ruptura que se da en la forma de ordenar los lemas. ANDAR. v.i. Verbo cuyo pretér. indef. y sus derivados sufren corrupción: “andé”, “andara”, “andase”.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
ANVAVÉTE. m. “Vasija de más o menos un litro, para despachar chicha”. FSM. ANDE. adv. m. Se emplea en las locuc. interr. o dubitat.: “¿De ande pues? …”; “¿De ande nomás?...”, en lugar de éstas: “¿Cómo?...”; “¿De qué manera?...”, etc. (Dbol, 1964: 19).
El tratamiento de las unidades léxicas registradas en el Dbol es consecuente y uniforme, excepto en el apéndice de vocablos del aymara y del quechua en el que se lematizan los préstamos con grafías de estas lenguas, lo que puede confundir al lector que no conoce estos idiomas, sobre todo en la pronunciación, como en: K’APALLKA. (A) Punzada violenta y lancinante que suele sentirse en la base de los pulmones después de un esfuerzo o carrera. (Dbol, 1964: 158). ORQOCHI. (A) Mujer hombruna; mujer carente de las aptitudes o habilidad que debe caracterizar a las amas de casa. (Dbol, 1964: 161). Q’ALTI-Q’ALTI. (A) Comida chirle, con más agua que recado (v). (Dbol, 1964: 161).
Sobre la selección de las unidades léxicas, los autores de la obra no presentan ninguna información sobre los criterios que utilizaron para conformar el inventario léxico del diccionario. La unidad principal de la lematización es la palabra independiente, aunque dentro del material lexicográfico, se observan también algunas unidades pluriverbales, las cuales, en la nomenclatura del diccionario, están compuestas por dos o más elementos o palabras y éstas son lematizadas por el primer elemento. AMIGO DEL HOMBRE. m. Insecto venenoso del trópico. Se dice que mata a insectos ponzoñosos que pudieran picar al hombre.
~ 169 ~
Gregorio Callisaya Apaza
AMIGUERO,A. adj. Propenso a buscar amigos; que se hace de amigos sin seleccionarlos. (Dbol, 1964: 18).
2.3.3.3.2.2. Microestructura
El desarrollo interno de un artículo, en el Dbol, sigue el siguiente orden: en la parte izquierda se ubica el lema, éste va en mayúsculas y con un punto al final, tanto para las unidades simples, como para las unidades fraseológicas; inmediatamente después va la descripción de lema y presenta las siguientes informaciones: Cuadro No 6 Información a considerar Categoría gramatical
Presencia
Ausencia
Ocasionalmente
Etimología
Variante
Marca diatópica
Marca de registro
Definición Información pragmática
Indicación paradigmática
Elaboración propia en base a los datos del Dbol.
Todos los artículos contenidos en el Dbol proporcionan información sobre la función sintáctica que desempeña la correspondiente unidad. En cuanto a la información etimológica y la marca diatópica, se debe resaltar la presencia de éstas en algunas de las voces. CHUSPA. f. Bolsa que se lleva suspendida del hombro (Am. Centr., Col., Arg., Ec., Pan., Urug., Venez. –Aym.: “ch’uspa”). (Dbol, 1964: 51). ~ 170 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
En el Dbol se observa otra forma de presentar la información etimológica, como ocurre en el siguiente ejemplo. COTENCIO. m. Arpillera, tela grosera de fibra vegetal, usada para enfardelar mercaderías. Afírmase que proviene de Cotences, ciudad de Francia. (Dbol, 1964: 39).
Con respecto a la marca de registro, en el Dbol se observan voces de uso general y también de uso restringido, como es el caso de palabras marcadas, como Dep. ‘deporte’, Mec. ‘mecánica’, Min. ‘minería’ o Cb. ‘coba’, jerga de la delincuencia boliviana, como en: COLIMBO. m. Cb.: Carabinero, uniformado. CAD. (Dbol, 1964: 37).
policía
El Dbol brinda al usuario información de tipo pragmático, en muy pocas ocasiones, y el autor de la obra no explica en qué casos se da esta información y en qué casos no, como sucede en: FAMOSO,A. adj. Ladrón: “Ese hombre es famoso”. (Dbol, 1964: 60).
Por otro lado, al final de las definiciones aparecen, algunas veces, abreviaturas como CAD., FSM. o SALV, las cuales no figuran en una lista de abreviaturas. LOCRO. m. Guiso de maíz molido. FMS. (Dbol, 1964: 77).
Con referencia a las definiciones, en el Dbol éstas se dan a través de equivalentes, paráfrasis o la combinación de ambas, como se aprecia en los siguientes ejemplos: CLUEQUEAR. v.i. Cloquear (Dbol, 1964: 36). ~ 171 ~
Gregorio Callisaya Apaza
CHUPÓN. m. Biberón. (Dbol, 1964: 50). DESMANDARSE. v.r. Cometer excesos en la bebida o en la comida. (Dbol, 1964: 52).
La definición sinonímica es muy poco usual, la más frecuente es la de la paráfrasis, o sea, mayor a un sinónimo, que también obedece a principios lexicográficos. MACURCAR. v. pron. Producirse en una persona el cansancio característico al día siguiente de un esfuerzo excepcional. (Dbol, 1964: 79). PALOMETA. f. Pez de 2 a 4 kg de los ríos del N.E. de Bolivia. (Dbol, 1964: 93).
Sin embargo, y pese a definir los lemas de esta manera, las definiciones son poco claras y, en algunos casos, ambiguas, como lo evidencian los ejemplos citados. En el primer caso, debemos aclarar que la macurca no es cansancio, sino un malestar; en el segundo caso, la definición de «palometa» puede servir para describir a muchos peces de esa misma región. Por otro lado, existen algunos artículos en los cuales se recurre a definir una unidad léxica por remisión y la unidad a la que se remite se presenta en letras mayúsculas: COTENSE. m. COTENCIO. (Dbol, 1964: 39).
En el Dbol las acepciones son marcadas con una raya y números arábigos después de ésta: MACACO. m. 1. Brasileño.– 2. Dícese de un hombre perverso y estupido.– 3. Cierto mono. (Dbol, 1964: 79).
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
Sin embargo, en las definiciones de algunas unidades léxicas se aprecian diferentes acepciones, las cuales no llevan ninguna marca, como ocurre en TENDIDO, artículo en el que, claramente, se aprecian dos acepciones.
TENDIDO. m. Alfombra; cualquier lienzo tejido que se tiende en los pisos. Cuero de oveja o llama, que se pone en el piso de las habitaciones populares. (Dbol, 1964: 116).
Otro aspecto que se debe destacar son las definiciones que no están formuladas como las anteriores, en «metalengua de contenido», sino en «metalengua de signo», especialmente, los lemas marcados como interjecciones. ¡ANTOJITO! exclam. Que denota rechazo o burla frente a un antojo ajeno. (Dbol, 1964: 19). ¡BIENECHO! m. Exclam. De complacencia o aprobación, cuando alguien ha sufrido un revés o castigo bien merecido. (Dbol, 1964: 25).
El Dbol no recurre a las definiciones enciclopédicas, pese a que en la macroestructura del diccionario encontramos léxico referido a aspectos propios de la cultura boliviana. Por ejemplo en: PRESTE. s.c. Persona que tiene a su cargo los gastos de toda clase en ciertas fiestas religiosas. (Folk.). (Dbol, 1964: 102).
La definición que ofrece el diccionario es pobre, puesto que el preste no puede ser cualquier persona, sino una casada, además es nombrada con un año de antelación y, después de ser nombrada se queda con la imagen de la virgen o el santo por el que es nombrada como «preste».
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Gregorio Callisaya Apaza
2.3.3.3.3. Valoración
Como hemos tratado de mostrar con este análisis, el Dbol es una obra que, a pesar de su lejana fecha de publicación, sorprende aún por la descripción del inventario léxico del español de la época; además de la aplicación de principios en la praxis lexicográfica. Sin embargo, tenemos que también señalar algunas deficiencias, como la falta de información sobre el uso de informaciones o algunas abreviaturas. Con respecto a las definiciones, éstas, en algunos casos, son pobres y ambiguas ya que, en muchos casos, no son equivalentes exactos del lema definido. Por otro lado, no se recurre a la definición enciclopédica, pese a que dentro del inventario léxico existen palabras que se prestarían oportunamente a ser definidas a través de este procedimiento. Pese a estas limitaciones y a la manera como fue elaborado, el Dbol se constituye en una obra trascendental, ya que representa uno de los grandes logros de la lexicografía boliviana. La trascendencia de esta obra se observa, claramente, en los posteriores diccionarios que en su gran mayoría son recopilaciones de éste.
2.3.3.4. El habla popular de la provincia de Vallegrande (departamento de Santa Cruz) (HPPV), Hernando Sanabria Fernández (1965)
El HPPV muestra las peculiaridades del habla de esta región de Bolivia. La obra, dividida en dos apartados, presenta en el primero, Sinopsis geográfica-histórica, un resumen de la situación geográfica, etnográfica, social y lingüística de esta provincia y, en la segunda parte, un glosario de voces usuales de esta región. Con respecto al origen y la formación del habla vallegrandina, Sanabria Fernández141 señala que el español, por el contacto con el quechua, se vio 141
Fue un hombre polifacético, porque no sólo fue escritor, docente, periodista, investigador, lexicógrafo y ensayista, sino que fue también un hombre público que se desempeñó en muchas instituciones. Sanabria Fernández cuenta con muchas obras, dentro de las cuales destacan las dos que analizamos en este capítulo.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
influenciado por éste y, en muchos casos, tuvo que aceptar el uso de términos para los cuales no existían equivalentes, sobre todo, los referidos a objetos, fauna, flora, fenómenos de la naturaleza, etc. Asimismo, el contacto de ambas lenguas dio origen a la formación de nuevas palabras, las cuales fueron adaptadas a la fonética castellana, así de watay ‘atar’ se formó guatunchar ‘atar la cuerda de los zapatos’, términos usuales de la región.
2.3.3.4.1. Marco general
La fundamentación teórica del HPPV la encontramos en el estudio preliminar que preside al vocabulario. En éste el autor explica, detalladamente, los diferentes fenómenos que se dan en esta variedad del español de Bolivia, como la fonética, la naturaleza y la composición del léxico, la morfología, las conjugaciones verbales y las modalidades sintácticas. La motivación del autor, al igual que en otras de sus obras, fue la de brindar a la población boliviana un diccionario en el que se recoge el léxico específico de esta región; el cual, según el autor, es uno de los más ricos de Bolivia, debido a que en esta variedad se observa la influencia, no sólo del quechua, sino también del aymara y otras lenguas indígenas. Las fuentes para la descripción del inventario léxico de los dos vocabularios son obras anteriores, como el VCESA y el Dbol y otras obras regionales, y un trabajo de campo de varios años. Para la contrastividad el autor echó mano del diccionario académico. Asimismo, tenemos que decir que esta obra se constituyó en base para la elaboración del HPSC (1975). Después del estudio preliminar, el autor incluye una tabla de abreviaturas y siglas, en la que se observan nueve abreviaturas referidas, sobre todo, a marcas de registro y marcas etimológicas.
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Gregorio Callisaya Apaza
2.3.3.4.2. Niveles estructurales 2.3.3.4.2.1. Macroestructura
El HPSC cuenta con dos macroestructuras: en la primera, titulada vocabulario, que va de la página 57 a la 138, se recogen unidades léxicas universales de uso general en esta zona y, en la segunda, Dichos, modismos de oración y frases hechas, que va de la página 139 a la 194, se recogen unidades léxicas relacionadas con la fraseología vallegrandina.
ACHIRA.– Nombre de origen quech. de la planta canácea conocida en botánica por C. Indica. (HPPV, 1965: 57) ESPULGAR.– Quitarse las pulgas del cuerpo o de la ropa. Por extensión quitarse cualquier otro bicho parásito. (HPPV, 1965: 82) ALMA DE KUTO CORREA.– Irónica o festivamente, cualquier alma del purgatorio, como quien dice “Alma de Pérez”. (HPPV, 1965: 140)
Los lemas en el HPPV están rigurosamente ordenados, siguiendo el criterio alfabético. Este criterio se aplica también en los dichos, modismos de oración y frases hechas. Un caso interesante en la lematización del HPPV es que sigue el criterio diaintegrativo; sin embargo, algunas veces se escribe con grafías de las lenguas indígenas, hecho que puede confundir al lector que no conoce estos idiomas, sobre todo en la pronunciación, como ocurre en:
CHJALANCHAR.– Quech. Dividir o partir una cosa a tirones, tomándola con los dedos, para servirse de ella o de las partes divididas, chjalanchar la carne en la cocina. (HPPV, 1965: 103) MISKINCHO.– Voz híbr. quech. y cast. Miski = dulce. Bebida espirituosa preparada con alcohol, agua y alguna esencia, pero con ~ 176 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
bastante dulce en su adobo. Poco usada en la actualidad. (HPPV, 1965: 103) PATASCA.– Cochura de granos de maíz que han sido previamente pelados con lejía. (HPPV, 1965: 110) QUISA.– Quech. Plátano secado al sol. (HPPV, 1965: 117)
La unidad principal de la lematización en el Vocabulario es la palabra independiente. En los modismos, el criterio de lematización es el primer componente. Así tenemos:
A COSTA DE COMBA.– Con gran esfuerzo, con mucha paciencia. (HPPV, 1965: 139) ¡ADELANTE CON LOS FAROLES!– Pongámonos en camino. (HPPV, 1965: 139) AFILAR LOS CACHOS.– Prepararse una persona para acometer a otra. (HPPV, 1965: 139) A FREIR MONOS.– Despedir a una persona negándole lo que pide. Negarle autoridad para pronunciarse sobre algo. (HPPV, 1965: 139)
aunque creemos que hubiera sido más útil agrupar todas las unidades fraseológicas que empiezan con la preposición a.
2.3.3.4.2.2. Microestructura
En el artículo lexicográfico sigue el siguiente orden: en la parte izquierda se ubica el lema, éste va en mayúsculas y con punto y guión al final. El HPPV brinda las siguientes informaciones:
~ 177 ~
Gregorio Callisaya Apaza
Cuadro No 7 Información a considerar
Presencia
Ausencia
Ocasionalmente
Categoría gramatical
Etimología
Variante Marca diatópica
Marca de registro
Definición
Información pragmática
Indicación paradigmática
Elaboración propia en base a los datos obtenidos del HPPV
Como se observa en el cuadro, la descripción de los vocablos es limitada cabe destacar, sobre todo, la ausencia de la información sobre la categoría gramatical. Sin embargo, la aplicación del criterio sinonímico en la definición, ayuda a comprender la función sintáctica de las palabras.
CHUSEAR.– Probar sus suerte [sic] dos individuos colocándose frente a frente y avanzando, para encontrarse con el poner de un pie tras del otro. Gana el que alcanza a pisar el pie del contrario. (HPPV, 1965: 75) TRATADA.– Reprimenda violenta e injuriante. Discurso insultante. (HPPV, 1965: 131)
La información etimológica se presenta de dos maneras: con una simple remisión a la lengua y una remisión a la palabra de la lengua de origen y su equivalente en español.
CHAMPA.– Quech. Champa = maleza, o champa = enredo. Especie de adobe que resulta de arrancar a golpes de azada ~ 178 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
pedazos de tierra endurecida y apelmasada [SIC] por las raíces de la grama y las yerbas. Empléase en la construcción de cercas. (HPPV, 1965: 72) CHONO.– Quech. Individuo a quien le falta una oreja. El que tiene una oreja cortada. El que tiene asimetría en las orejas (HPPV, 1965: 75) MISKINCHO.– Voz híbr. quech. y cast. Miski = dulce. Bebida espirituosa preparada con alcohol, agua y alguna esencia, pero con bastante dulce en su adobo. Poco usada en la actualidad. (HPPV, 1965: 103)
Dentro del Vocabulario del HPPV encontramos también otras palabras de origen quechua y aymara, las cuales no están marcadas, como ocurre con chipa (del aymara, y del quechua), ch’ipha, chjenco (del aymara y del quechua), ch’inqhu o pircar (del aymara) y del quechua pirqa.
CHIPA.– Fardo rústico de paja que sirve para condicionar y transportar frutas u otros artículos. Especie de red hecha de correas delgadas que sirve para el mismo fin. (HPPV, 1965: 74) CHJENCO.– Enredo, trapisonda. (HPPV, 1965: 77) PIRCAR.– Levantar una pared, cualquiera que ésta sea. (HPPV, 1965: 112)
La información referida a las variantes está relacionada, simplemente, a la pérdida de la consonante d, en los participios de los verbos, fenómeno común en el oriente de Bolivia.
PICHAREADO, PICHAREAU.– Embrujado, enfermo por artes de brujería. (HPPV, 1965: 112) TOSTADO, TOSTAU.– El maíz tostado, por antonomasia. (HPPV, 1965: 131) ~ 179 ~
Gregorio Callisaya Apaza
Sin embargo, este criterio no se aplica de manera sistemática, puesto que dentro del inventario léxico encontramos términos que no tienen la variante, siendo que éstos también sufren este cambio142, como en:
DESOREJA(D)O.– Adj. Que tiene mal oído para la música, especialmente en el canto. (HPPV, 1965: 79) ENSOTANAU.– En sentido despectivo, clérigo, sacerdote, hombre que viste sotana. (HPPV, 1965: 81) TRONCHADO.– Altanero, orgulloso. (HPPV, 1965: 132)
Sobre la marca de registro, en el vocabulario no encontramos ninguna marca, sin embargo en algunas voces esta información forma parte de la definición.
BUCHE.– En sentido despectivo, abdomen de una persona. (HPPV, 1965: 65) TIPO.– Persona, en sentido despectivo. (HPPV, 1965: 129) TISIENTO.– Vulgarismo por tísico. (HPPV, 1965: 129)
Las definiciones en el HPPV se dan a través de equivalentes, paráfrasis o ambas, como se aprecia en los siguientes ejemplos: ABRIRSE LA TRIPA.– Después de haber tomado unos tragos de cualquier bebida alcohólica, sentir cierto deseo orgánico de beber más. (HPPV, 1965: 139) MENUDENCIA.– Ninguna de las acepciones que trae el DA, sino el conjunto formado por la panza y las tripas de las reses menores, cuando se las descuartiza para el consumo. (HPPV, 1965: 102) 142
Fenómeno fonético muy común en las tierras bajas de Bolivia, especialmente, en los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
PELE.– Yerro, equívoco falta [SIC]. (HPPV, 1965: 110) PITAR.– Fumar. (HPPV, 1965: 81)
En general las definiciones son claras, aunque hay casos en que éstas son ambiguas o muy generales.
ACHOJCHA.– Cierta leguminosa comestible. (HPPV, 1965: 58) HECHO UNA SOPA.– Empapado, calado. (HPPV, 1965: 165) PAUSA.– Cierto fuego de artificio. (HPPV, 1965: 110)
Dentro del HPPV encontramos también definiciones enciclopédicas, en las cuales se observan problemas de precisión. CHOLA.– Mujer del pueblo, oriunda de los departamentos occidentales que lleva una indumentaria característica e inconfundible. Por extensión y en sentido despectivo, mujer de baja extracción, de ínfima capa social. Dicha en este sentido, la palabra es altamente ofensiva. (HPPV, 1965: 75)
PASMO.– Designación que da el lugareño a toda dolencia para él inexplicable. Reconoce, sin embargo, dos clases diversas en su origen: El pasmo del sol y el pasmo de la luna, para cada una de las que la medicina casera tiene socorridos remedios. (HPPV, 1965: 109) PAVITO.– Antigua danza regional, hoy ya en desuso, que se bailaba formando ruedo, al son del kaluyo. Un hombre que daba [SIC] sin pareja, y éste había de hacer de pavito, imitando el canto y las actitudes del animal así nominado, en el centro del ruedo. (HPPV, 1965: 110) ~ 181 ~
Gregorio Callisaya Apaza
Dentro de los artículos lexicográficos no encontramos una diferenciación clara de las definiciones, pese a que en algunas definiciones se observa más de una acepción.
LLEVAR EL APUNTE.– Tomar interés en lo que dice una persona. En otro sentido, hacer lo que otro sugiere o aconseja. Acceder una mujer a los requerimientos amorosos de una galán. (HPPV, 1965: 139) MACANA.– Mentira, engaño, falsedad. (HPPV, 1965: 99) PELE.– Yerro, equívoco falta [SIC]. (HPPV, 1965: 110) RAGA.– Broma, chiste, burla. (HPPV, 1965: 117)
Otra forma de presentar las acepciones es a través de palabras independientes, como ocurre en:
MOCHO.– Dícese de la persona que tiene el cabello malamente recortado. Aplícase también a las cosas sin alero. (HPPV, 1965: 103) MOCHO.– Grano de la cara, especialmente uno pequeño que se muestra en el cutis como un punto negro. (HPPV, 1965: 103) MOCHO.– En sentido despectivo, soldado, particularmente el de la policía. (HPPV, 1965: 103)
Las interjecciones dentro del HPPV son definidas a través de «metalengua de signo». AJAJAY! – Quich. Exclamación de alegría burlona. (HPPV, 1965: 58)
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
ALALAU! – Quich. Intergección [SIC] expresiva del frío que siente una persona. (HPPV, 1965: 58) ESTA BUENO!– Frase que dice conformidad con lo que ocurre, pero implica una amenaza contra el autor de lo ocurrido. (HPPV, 1965: 103) PUCHA! – Exclamación que traduce desagrado o molestia. (HPPV, 1965: 103)
Son muy pocos los casos en los que el autor de la obra brinda información sobre el uso de las palabras en contextos determinados. Además, en ninguna parte del diccionario se explica, cuando se introduce este tipo de información y cuando no. MUDADA.– Mudanza. Se va a vivir a otra casa, y mañana es la mudada. Jugo completo o casi completo de prendas de vestir. Como es pobre tiene pocas mudadas. (HPPV, 1965: 104) NA.– Locución pronominal que se emplea cuando quien habla no recuerda el nombre de la persona aludida o por brevedad de la frase quiere nombrarla. Compré hilo de doña Na. (HPPV, 1965: 105)
2.3.3.4.3. Valoración
Desde el punto de vista de aporte cultural, debemos señalar que el HPPV ha sido para muchos historiadores y lingüistas una fuente léxica inagotable, diversa y picaresca. Esto se debe a que en esta variante regional se aprecia mucha influencia, no sólo de los arcaísmos españoles, sino también de voces provenientes de las lenguas originarias de Bolivia, sobre todo, del quechua, del aymara y del guaraní. El inventario léxico contenido en esta obra, nos permite constatar la influencia de esta variante regional del español en el habla del departamento de Santa Cruz y aún en el de muchas regiones del país.
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Desde el punto de vista lexicográfico, como se ha visto en el análisis, muestra algunas deficiencias, las cuales no nos permiten aprovechar o comprender, al máximo, su rico bagaje léxico. Pero pese a estas deficiencias: […] el habla vallegrandino, teniendo como substracto [SIC] principal el habla de los conquistadores, integróse con las modalidades referidas y con el aporte de las lenguas aborígenes, principalmente del quechua, modificado en su articulación o adaptado a la fonética castellana. (HPPV, 1965: 16)
se ha constituido en una de las variantes regionales más importantes de Bolivia. Una muestra clara de esto es la elaboración del Habla popular de Santa Cruz, obra que toma como fuente principal al HPPV.
2.3.3.5. El habla popular de Santa Cruz (HPSC), Hernando Sanabria Fernández (1975)
Después de publicar el HPPV, Sanabria Fernández presenta el HPSC. Santa Cruz es uno de los departamentos más importantes del país. Según Sanabria Fernández, el español hablado en esta región presenta algunas peculiaridades, debido a la influencia que recibió de varias lenguas indígenas, sobre todo del chané, el chiriguano, el guaraní, el quechua, que fue traído a la región como lengua franca, y el portugués del Brasil. El HPSC, que cuenta con 190 páginas, consta de siete partes. En la primera se exponen las diferentes corrientes que influyeron en la formación del habla de los habitantes del oriente boliviano y, además, se mencionan algunas curiosidades y particularidades lingüísticas. La segunda parte es propiamente un diccionario de palabras orientales, el cual analizaremos más adelante. En una tercera, se presentan algunos Modismos verbales. La cuarta parte está destinada a los dichos y frases hechas, muy usuales en la región. En la quinta, se muestran las frases comparativas. En la sexta, se explican las Frases de negación general o
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
particular. Finalmente, en la última se presenta un listado de las exclamaciones y frases interjectivas.
2.3.3.5.1. Marco general
El HPSC es fruto de un trabajo de apreciación y valoración del lenguaje popular de Santa Cruz, en el que se advierten, según el autor, algunos rasgos, como la conservación del habla de los españoles de la conquista, habla que ha sufrido muy pocas alteraciones. Además, Sanabria considera que el contacto del español con las lenguas nativas, como el guaraní, el chiquitano y el quechua, no ha significado ninguna distorsión de la lengua a nivel estructural. Sanabria cree también que los términos tomados de aquellas lenguas se refieren, en su mayoría, a nominaciones de fauna y flora nativas, a formaciones geográficas, enseres, ocupaciones y situaciones para las cuales no existen equivalentes en el castellano. Por otro lado, Sanabria nos dice que «Dentro del recíproco préstamo de vocablos entre nuestro país y los vecinos, participa el léxico cruceño de algún número de aquellos, provenientes de Chile y la Argentina» (Sanabria Fernández, 1975: 35). Asimismo, Sanabria menciona la influencia del portugués hablado en Brasil, sobre todo, en cuanto a vocablos referidos a la navegación fluvial y el oficio de gomero. Más adelante, el autor resalta el número de términos que expresan singularidades geográficas relacionadas con la llanura y los bosques, los cuales son compartidos con los departamentos de Beni y de Pando. Algunos de estos vocablos, en palabras del autor, proceden de lenguas aborígenes y otros de la legítima prosapia castellana. La motivación de Sanabria para llevar adelante la elaboración del HPSC fue mostrar las peculiaridades del habla cruceña. Asimismo, el propósito del autor era la de documentar el léxico cruceño, puesto que las palabras caían en desuso en muy poco tiempo, debido, por un lado, al poco apego a lo cultural del cruceño y, por el otro, al avance tecnológico en las urbes, en las cuales muchas palabras dejaban de usarse.
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Sobre el concepto de unidad léxica, en la obra se distinguen palabras independientes y combinaciones de dos o más palabras. Las primeras están agrupadas en el diccionario y las segundas en los demás apartados. Con respecto a las fuentes para la descripción del inventario léxico, el autor señala que es «[…] el resultado de la labor emprendida por curiosidad y afición a partes iguales, hecha con paciencia, eso sí, a lo largo de veinte o más años» (Sanabria Fernández, 1975: 37), tomando como fuentes primarias las obras más representativas de la literatura regional, como el poema Paquito de las Salves, de Marceliano Montero; Letrillas de un campesino, de Demetrio Aguilera; El Cubayo, de Vicente Herrera, algunos Bandos de carnaval y los glosarios de algunas novelas, por ejemplo de Quietud de Pueblo y La Virgen de las Siete Calles, de Alfredo Flores, Carretones sin bueyes, de Antonio Landívar, Costal de Limosnero, de Roger de Barneville, Tierra camba, de Ignacio Callaú, el Vocabulario criolloespañol sud-americano, de Ciro Bayo. En la difícil labor de determinar las acepciones de las palabras, señala el autor, la participación de la población fue importante, por su conocimiento del uso de la lengua. Para la verificación de informaciones, como la etimología o el uso de las palabras y unidades fraseológicas, el autor tuvo que recurrir a diversas fuentes bibliográficas, como vocabularios guaraníes, chiquitanos y quechuas de los PP Giannechini y Romano de los primeros, Cardús de los segundos y Herrero-Urioste de los terceros; además del diccionario académico. El HPSC trae un listado de siete abreviaturas. Sin embargo, dentro del diccionario encontramos algunas abreviaturas y símbolos, los cuales no son aclarados en su uso; como Dim., DA, vel., (V) o ?
AURINGA.– Dim. De ahora, pero en sentido intensivo, equivalente a “en este mismo instante”. (HPSC, 1975: 47) BLANDENGUE.– Blando, más no en el sentido que define el DA, sino en el de enclenque, débil,
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con poca o ninguna fuerza para mover los miembros. (HPSC, 1975: 49) CALA.– Del Quech. kala, vel. kara. Desnudo. (HPSC, 1975: 53) COROSO.– Pericardio duro en el fruto de ciertas palmeras como el motacú (V). (HPSC, 1975: 57) CHAACO.– Chané? Nombre regional de la planta conocida con el nombre de curatela americana, familia dileniáceas. (HPSC, 1975: 62)
2.3.3.5.2. Niveles estructurales 2.3.3.5.2.1. Macroestructura
El HPSC cuenta con seis macroestructuras: diccionario de palabras orientales, que cuenta con 1346 artículos; Modismos verbales, con 468 artículos; Dichos y frases hechas, con 61 artículos; Frases comparativas, con 43 artículos; Frases de negación general o particular, con 23 artículos y Exclamaciones y frases interjectivas, con 56 artículos. A continuación presentamos un ejemplo de cada una de las macroestructuras: CHERUJE.– Guar. Comida hecha a la ligera o de poca sustancia. Lo que en buen español se dice comistrajo. (HPSC, 1975: 64) ALZAR SU GALLO.– Suspender una acción que se tenía empezada, viendo que no le conviene o que no es capaz de llevarla a feliz término. (HPSC, 1975: 141) A CHICOTE ALZAO.– Trato enérgico y severo que se emplea con subordinados para hacerse obedecer. (HPSC, 1975: 173) COMO A MÚSICO FALTÓN.– Pegar o dar de golpes a alguien, con fuerza y con saña. (HPSC, 1975: 179)
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NO DECIR NI ZAPE.– Estarse callado cuando es ocasión de hablar. Singularmente de parte de un mozo en quien se advierte que tiene interés por una moza, no requebrándola y menos largarle la formal “declaración”. (HPSC, 1975: 183) ¡MAMINGA LA VENDE LECHE! (HPSC, 1975: 185)
Los vocablos están ordenados alfabéticamente. Asimismo, es destacable la adopción del criterio diaintegrativo en la lematización de los préstamos de las lenguas indígenas. GUAICA.– Quech. Agresión a un individuo por parte de un grupo. (HPSC, 1975: 79) GUASCA.– Quech. Soga de cuero crudo que puede servir como látigo o como atadura. Azotaina, tanda de azotes. (HPSC, 1975: 80) GUAPURÚ.– Guar. ibaporú. Arbusto de la familia Mirtáceas, que tiene la particularidad de fructiferar sobre el tronco y los gajos. El fruto es negro por fuera y su pulpa es agridulce y muy grata. Suele hacerse de guapurú un buen vino. (HPSC, 1975: 80)
El vocablo guaica proviene de la palabra quechua ‘wayka’ y guasca, de ‘waska’. Estos términos tienen también origen aymara143. Sobre el tipo de unidades léxicas, en el diccionario se lematizan sólo vocablos independientes. Las unidades pluriverbales están agrupadas en las otras macroestructuras. COMER ALGUNA VEZ CON MANTECA.– Asistir, invitado, a una comida de fiesta, que se supone ser mejor de la que se sirve ordinariamente en casa. (HPSC, 1975: 144)
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Muchas palabras quechuas como aimaras comparten étimo, razón por la cual es muy difícil determinar el origen de los mismos.
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A LA QUE TE CRIASTE.– Conforme es de viejo uso y costumbre. (HPSC, 1975: 173) COMO ATAJANDO POLLOS.– Dícese del modo que, por sumo estado de embriaguez, camina zigzagueando. (HPSC, 1975: 179)
Llama la atención la presencia de vocablos que no son descritos ni definidos, en un primer momento pensamos que se trataba de un olvido, pero este error se repite. IPIHÁ.– (HPSC, 1975: 84) JISUTO.– (HPSC, 1975: 88) SABALERA.– (HPSC, 1975: 120) TACHOBOBÓ.– (HPSC, 1975: 127)
2.3.3.5.2.2. Microestructura
El artículo en el HPSC está estructurado de la siguiente manera: en la parte izquierda se ubica el lema, escrito en mayúscula y con un punto y guión al final. Luego va la descripción de la unidad léxica y presenta las siguientes informaciones: Cuadro No 8 Información a considerar
Presencia
Categoría gramatical Etimología
Ausencia
Variante Marca diatópica
Marca de registro
Definición
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Ocasionalmente
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Información a considerar
Presencia
Ausencia
Ocasionalmente
Información pragmática
Indicación paradigmática
Elaboración propia en base a los datos obtenidos del HPSC
Suponemos que la ausencia de la información sobre la categoría gramatical se debe, como en algunos diccionarios de la época en Bolivia, al desconocimiento del avance de la lexicografía y, por otra parte, a los propósitos con los cuales se publicaban este tipo de obras. Sin embargo, esto hace que muchas obras lexicográficas no sean consideradas útiles del todo. Sobre la información etimológica, Sanabria admite sus limitaciones en este campo y se remite a los vocabularios antes mencionados. La información se presenta de dos formas, la primera con la fórmula Del Guar. y la otra directamente Chiq., como aparece en los siguientes ejemplos:
BETE.– Del Guar. mbaete = feo. Toda cosa deteriorada o que ha perdido el buen aspecto. Dicen los niños de la canica que, por el uso, ha perdido el brillo natural. (HPSC, 1975: 49) BIBOSI.– Del chiq. biosich. La Picus indica de los botánicos. Es árbol corpulento. Hay otra variedad parásita, que se adhiere a la palemera motacú. Esta última es muy nombrada en la literatura folklórica. (HPSC, 1975: 49) CHÍO.– Chiq. xio. Diente corroído por las caries. (HPSC, 1975: 65)
Este tipo de información se introduce sólo en el diccionario y no así en las otras macroestructuras, siendo que en algunas de éstas también existen vocablos provenientes de las lenguas indígenas. QUEBRAR LA TACUARA.– Cambiar la voz un adolescente cuando está entrando en la pubertad. (HPSC, 1975: 161) ~ 190 ~
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SUBIR AL TUTUMO.– Estar un hombre en buenas condiciones para practicar el acto sexual. (HPSC, 1975: 167) ENTRE GUASCA Y PALO.– Entre lo malo y lo peor. (HPSC, 1975: 175)
En estos artículos encontramos palabras que provienen de lenguas indígenas, como tacuara que viene del guaraní, tutumo y guasca, del quechua, etc. Sobre este mismo tema, debemos hacer notar un cierto descuido del autor, en el momento de introducir palabras de origen aymara, las cuales no llevan la información etimológica, como callapo ‘kallapu’ y cochi ‘khuchhi’144: CALLAPO.– Armazón de troncos de madera liviana que sirve como embarcación en los ríos de la hoya amazónica. Se le utiliza sólo para flotar en el sentido de la corriente. Es mayor que la balsa y lleva más carga que ésta. (HPSC, 1975: 53) COCHI.– Puerco, cerdo. Dícese de la persona gorda. (HPSC, 1975: 56)
La información de la marca diatópico se refiere sólo a palabras provenientes del portugués del Brasil, las cuales se usan también en Bolivia: ESTRADA.– Bras. Senda abierta en la selva, de forma aproximadamente circular, cuyo recorrido unía o debía unir mil árboles de goma o siringa. (HPSC, 1975: 75) FREGUÉS.– Bras. Según la antigua modalidad de la industria gomera, individuo que trabaja en pequeño, por propia cuenta, pero con capital que le adelantaba el patrón principal. (HPSC, 1975: 77)
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Estas palabras aparecen registradas en el primer Vocabulario de la lengua aymara (Bertonio, 1612).
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Las marcas de registro del HPSC se refieren, simplemente, a arcaísmos y vulgarismos. AJURIA.– Arc., de prisa, rápidamente. Úsase más que todo refiriéndose a caminar o andar. Leemos en la comedia de Lope de Vega El último Godo: “…que te lleve pide a furia”. (HPSC, 1975: 44) ALMÚ.– Vulg. por almud. Como medida de peso para productos de la tierra, granos, yuca, etc., equivale a 32 libras. Como área de cultivo significa un cuadro de cien varas por lado. (HPSC, 1975: 45)
Sin embargo, dentro del inventario léxico se advierten vocablos en los cuales la información sobre el uso, se encuentra en la definición: JOCHI.– Individuo de raza mestiza, en cuyas facciones se advierte mayor aporte de lo aborigen. Por extensión y en forma despectiva, individuo de baja ralea. (HPSC, 1975: 88)
En el HPSC las definiciones son presentadas de varias maneras, pero la más usual es a través de la paráfrasis. TUMBAR.– En sentido figurado, hacer consentir maliciosamente una persona a otra sobre algo que resulta dañino a la segunda. (HPSC, 1975: 135) ALZAR SU GALLO.– Suspender una acción que se tenía empezada, viendo que no le conviene o que no es capaz de llevarla a feliz término. (HPSC, 1975: 141) COMO PISANDO HUEVOS.– Caminar lerdamente y con cierta modosidad, como si no se tuviera firmeza en el piso. (HPSC, 1975: 181)
En algunas definiciones se observa falta de precisión y falta de aplicación de principios lexicográficos, como ocurre en: ~ 192 ~
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MORIRSE! – Término interjectivo que denota asombro, estupor con tácita expresión de desagrado. (HPSC, 1975: 99) MOSQUEAR.– En frase de negativo, permanecer impasible ante algo; no inmutarse. (HPSC, 1975: 99) POPÍ.– Manchas de moho que aparecen sobre la ropa y despiden un olor característico. (HPSC, 1975: 113)
En el primer ejemplo, debemos decir que su uso no es en infinitivo, pues no se dice morirse ustedes, sino muéranse ustedes. En el segundo, el verbo se usa en pronominal, ni siquiera se ha mosqueado. En el tercero, popí hace referencia a una mancha y no a varias manchas. Otra forma de definir es a través de una remisión al lema principal, que en un caso parece ser el lema principal y en otro, el sinónimo. BOCÓ.– Véase Pocó. (HPSC, 1975: 49) VENDEGENTE.– 1975: 136)
Véase
Negrero.
(HPSC,
TOCAR EN LO VIVO.– V. “Dar en la mata”. (HPSC, 1975: 171)
Llama también la atención la presencia de definiciones muy generales, sobre todo, referidas a la fauna y flora GUANACO.– Cierto insecto que vive entre la yerba rastrera y el pasto. Su picadura es ponsoñoza. (HPSC, 1975: 80) SAMA.– Una variedad de araña. (HPSC, 1975: 121) SININI.– Arbusto de la familia Anonáceas, que produce un fruto regularmente sabroso. (HPSC, 1975: 122)
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y vocablos definidos con el nombre científico, los cuales en unos casos se escriben en negrita y en otros no. PAN.– Verenda mulieris. (HPSC, 1975: 121) SAPEROCO.– Verenda mulieris. (HPSC, 1975: 121)
Otra forma de definir que presenta el HPSC es la enciclopédica, en la que el autor brinda mucha información acerca del uso de una palabra, aunque no siempre clara como ocurre en yanaígua.
TARASCA.– Aparejo usado antiguamente en carnaval y hoy sólo en ciertas fiestas populares. Consta de una figura de animal y un espacio interior al que se introduce a una persona, para untarla de sustancias grasosas y cubrirla con plumas. (HPSC, 1975: 128) YANAÍGUA.– La palabra, en lengua guaraní vale por gente del campo o habitante de lo silvestre. Se aplica en general con manifiesta impropiedad a los indígenas selvícolas de la zona de Chiquitos, para diferenciarlos, sea cualquiera la tribu o parcialidad, de los sirionós que son de estirpe guaranítica. (HPSC, 1975: 137)
Las interjecciones dentro del diccionario son definidas en «metalengua de signo»; aunque existe confusión a la hora de decidir si una voz es interjectiva o no, como ocurre en morirse! y de ti pastel
CHINGA.– Expresión interjectiva que denota la pérdida súbita de una cosa. (HPSC, 1975: 65) SA! – Voz interjectiva que profieren los carreteros para hacer parar los bueyes de tiro. (HPSC, 1975: 120)
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MORIRSE! – Término interjectivo que denota asombro, estupor con tácita expresión de desagrado. (HPSC, 1975: 99) DE TI PASTEL.– Expresión que vierte quien habla para significar que lo dicho no es precisamente lo verdadero y lo ha repetido en broma. (HPSC, 1975: 99)
En Exclamaciones y frases interjectivas, última macroestructura, éstas no son definidas.
¡Adelante con los faroles! ¡Meta fierro! ¡Ni hay tu tía! ¡Tiqui miniqui!
Es discutible la utilidad de este tipo de glosarios, pues no es útil para el usuario, sobre todo, aquél que no conoce esta variante. Con respecto a las acepciones no existe ninguna marca que las diferencie, pese a que dentro de la descripción de algunos vocablos, se puede observar la presencia de acepciones. MANGAL.– Lugar poblado de mangos. Planta, ésta, traída del Brasil, que da una fruta muy estimada, bien que de sabor agreste. (HPSC, 1975: 95) PORORÓ.– Guar. pororó. Voz onomatopéyica que expresa el ruido del cocimiento de granos en seco. Cierta especie de maíz tostado. Dícese “un pororó” aludiendo a la persona y especialmente al niño que parlotea sin cesar. (HPSC, 1975: 113)
En la definición de mangal tenemos dos acepciones: lugar donde crecen mangos y la planta. En pororó apreciamos, claramente, tres acepciones: la primera que se refiere a una interjección, la segunda, maíz tostado y la tercera, a parlanchín. ~ 195 ~
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Dentro de la descripción del vocablo advertimos, aunque en pocas ocasiones, presencia de información pragmática. Algunas veces escrita en negrilla y otras entre comillas y redonda normal, aspecto que no es explicado por el autor. APIYUYO.– Situación de no contar con un centavo para gastar. Se quedó apiyuyo. (HPSC, 1975: 65) FAJINA.– Porfía, obcecación, obstinación. Usase también como adjetivo. Del individuo porfiado u obstinado se dice: “Es un fajina”. (HPSC, 1975: 120)
2.3.3.5.3. Valoración
El HPSC se constituye en un importante aporte para la lexicografía del departamento de Santa Cruz y, por ende, para la lexicografía boliviana. La obra, fruto de varios años de trabajo, muestra el inventario léxico de los cruceños, uno de los más ricos de Bolivia, dividido en cuatro macroestructuras. Lo más destacable del HPSC son las definiciones, pese a que algunas son ambiguas y poco claras, en las que el autor ofrece bastante información. Es importante también destacar, aunque no de manera sistemática, la presencia de información etimológica. Sin embargo, desde el punto de vista lexicográfico el HPSC presenta algunas deficiencias, sobre todo en la descripción de los vocablos. Una de éstas es la falta de categoría gramatical que genera algunas confusiones, como el de considerar ¡morirse! como interjección.
2.3.3.6. Diccionario de bolivianismos y semántica boliviana (DBSB), Jorge Muñoz Reyes e Isabel Muñoz Reyes Taborga (1982)
Don Jorge Muñoz Reyes, nacido en 1904, fue un geógrafo que se preocupó por la vida de las personas de las altas cumbres de los Andes y de los llanos, no solo de ~ 196 ~
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Bolivia, sino también del Paraguay. Por sus méritos académicos y científicos fue miembro de muchas instituciones científicas y culturales nacionales y extranjeras; además, recibió condecoraciones como el Cóndor de los Andes, la Orden del Cruceiro do Sul (Brasil), la Orden del Tesoro Sagrado (Japón) o las Palmas Académicas (Francia). Según Parejas Moreno: «Don Jorge tenía una personalidad desbordante. Era un conversador ameno, chispeante, interesante y discreto. Tenía una memoria prodigiosa y un saber enciclopédico, pues era un lector empedernido» (2003: 171); cualidades que le permitieron llevar adelante varios proyectos, no sólo en la lingüística, sino también en otras áreas. Su espíritu inquieto y su formación en el área humanística le hicieron desbordar su especialidad; se interesó por la historia, la lingüística, el derecho y la literatura. Como lingüista, por su sensibilidad literaria y su gusto por la perfección del lenguaje, fue uno de los pioneros en la investigación lingüística en Bolivia, sobre todo del castellano de Bolivia. Aunque sólo publicó una obra de este tipo Diccionario de bolivianismos y semántica boliviana no dejó nunca de preocuparse por el idioma. Muñoz Reyes consideraba bolivianismo todo vocablo usado dentro de Bolivia, en forma de idiolecto, dialecto o idioma propiamente dicho, el cual es aceptado y usado por una comunidad social en su exacto valor semántico. Esta idea es la que guía la elaboración del diccionario de bolivianismos.
2.3.3.6.1. Marco general
La motivación de Muñoz Reyes para llevar a cabo esta difícil tarea no fue otra que: […] el de ayudar al estudiante a conocer nuestro idioma en sus exactas acepciones, colaborar con el investigador para que encuentre en éste, las formas vernáculas que le interesan en sus estudios y para el lector común una ayuda en su diaria comunicación. (Muñoz Reyes, 1982: 9)
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Como lingüista Muñoz Reyes se preocupaba constantemente por la presencia, cada vez mayor, de malos usos del castellano en el habla cotidiana –no sólo en el vulgo, sino también en documentos y discursos oficiales–. Esta preocupación lo llevó a reunir, a lo largo de más de veinte años, palabras y giros idiomáticos propios de varias regiones de Bolivia. No se conformó con anotar las palabras que oía en sus múltiples viajes, sino que fue subrayando las expresiones y giros utilizados en las obras que leía. Con todo el material recolectado fue armando un diccionario, el que finalmente pudo ver editado con la ayuda de su hija Isabel, que tomó a su cargo la labor de seleccionar y recopilar todo aquel mar de palabras que su padre había coleccionado. Cuando se le preguntó sobre la elaboración del diccionario, ella manifestó:
Tuve que volver a leer muchos de los libros para recoger todas las palabras subrayadas, recuperar palabras escritas hasta en pedazos de servilletas de papel, en libretas de todo tipo, en sobres de viejas cartas y, en fin, en los lugares más inverosímiles para poder armar el diccionario. Una labor ardua y tediosa, pero que felizmente concluyó con la edición de la obra. (Citado por Virginia Reyes, sábado 26 de junio de 2004, El Deber, Santa Cruz de la Sierra).
El propósito de Muñoz Reyes no era mostrar que el castellano hablado en Bolivia estaba mal, por no regirse a las reglas tradicionales, sino el de hacer un estudio completo del español hablado en Bolivia, en los niveles léxico, sintáctico, fonético y semántico. Sin embargo, la amplitud de lo propuesto hizo que se limitara al nivel léxico. El material léxico del DBSB tiene, en palabras del autor, como primera fuente las obras literarias bolivianas, sobre todo aquellas cuyo argumento requería del lenguaje coloquial. Posteriormente se recurrió a artículos periodísticos y diccionarios, tanto bolivianos como de americanismos. También es importante destacar la presencia de una bibliografía y una tabla de abreviaturas, en la que se consignan las iniciales de las personas que colaboraron estrechamente en la elaboración del diccionario. Sin embargo, en el
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cuerpo de la obra se utilizan algunas abreviaturas que no aparecen en la tabla, como en: CAMBIFICARSE.– verb. refl. Adoptar actitudes imitando a los cambas. (DBSB, 1982: 109) CAMERO/A.– adj. Persona que ayuda en un hospital en los trabajos más bajos, ayudante de enfermera./ nom. masc. Abrigo o cubierta externa para transportar a una criatura. (DBSB, 1982: 109) CHACRA.– nom. fem. Terreno de unos 1.000 a 1.200 m. donde se cultivan legumbres, hortalizas, cebada, etc. (v. CHACRA)./ adj. Persona inútil, inhábil. (DBSB, 1982: 152)
2.3.3.6.2. Niveles estructurales 2.3.3.6.2.1. Macroestructura
El DBSB cuenta en su macroestructura con 5.983 entradas, las cuales están ordenadas alfabéticamente. En este diccionario figuran palabras de origen nativo, como del aymara, del quechua, del guaraní y de otras, las cuales se presentan en forma castellanizada y, en algunos casos, con la escritura original.
ACULLICAR.– verb. tran. (voz aymara). Mascar o apretar con los dientes la coca o el “acullico”, generalmente acompañado de “llucta” o lejía. (DBSB, 1982: 31) CHIBÉ.– nom. masc. (voz mojeña). Bebida hecha de harina de mandioca o yuca y azúcar (HSF). (DBSB, 1982: 161) MITA.– nom. fem. Cosecha en general (se aplica especialmente a la de la coca). Viene del trabajo de la “mita” en las ~ 199 ~
Gregorio Callisaya Apaza
minas, de la época virreinal. Trabajo de tipo obligatorio para los indios. Se incluía también el trabajo agrícola. Esta medida fue abolida durante la época de la República por la cantidad de abusos y crueldades que se cometían. (DBSB, 1982: 276)
Con referencia a la lematización, tenemos que destacar la adopción del criterio diaintegrativo, muy útil para los usuarios del vocabulario, puesto que éste facilita la búsqueda de palabras en el diccionario. CHIHUA.– nom. fem. Yerbas comestibles que se hacen cocer. (Del aimara = cchihua). (DBSB, 1982: 163) CHIJCHIPA.– nom. fem. Planta aromática que se usa como condimento. También se confunde con la “Guacataya” o “Suico” (Tageter graveolens). (DBSB, 1982: 163) CHILCHEAR.– verb. intr. Llover con gotas menudas, lloviznar. De “chilchi” o “chilche”. (DBSB, 1982: 163)
En relación al concepto de unidad léxica, el DBSB lematiza no sólo vocablos individuales, sino también unidades pluriverbales, las cuales van lematizadas al final de cada letra. DEFENDERSE COMO GATO PANZA ARRIBA.– Indica que la persona se defiende desesperadamente. (DBSB, 1982: 186) TE DOY PARA TU FLA.– Indica un castigo que se le da a una persona a de servirle como escarmiento. Voz cruceña. (DBSB, 1982: 210) MANEJAR EL LAMBAYEQUE.– Dirigir, ordenar, disponer de todos los hijos de un asunto, de un negocio o de una ~ 200 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
actuación política (DBSB, 1982: 253)
o
gubernamental.
2.3.3.6.2.2. Microestructura
En el DBSB el artículo sigue el siguiente orden: en la parte izquierda, en mayúscula, va el lema que termina en punto y raya. Inmediatamente después va la descripción de la unidad léxica y presenta las siguientes informaciones: Cuadro No 9 Información a considerar
Presencia
Categoría gramatical
Etimología
Ausencia
Ocasionalmente
Variante Marca diatópica
Marca de registro
Definición
Información pragmática
Indicación paradigmática
Elaboración propia en base a los datos obtenidos del DBSB
La información lexicográfica que ofrece Muñoz Reyes, en cada uno de los artículos, es destacable. Un aspecto importante es la presencia de la información sobre la función sintáctica que desempeñan los vocablos, aunque encontramos también algunos artículos que no llevan esta información.
AHORITA.– Diminutivo familiar de ahora, en el sentido de inmediato, ya sea pasado o futuro. Ahora mismo: en este instante.
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AHORITITA.– adv. Diminutivo y bárbaro de “ahora”. Ejem.: “Ahorita vengo”./ Se dice también “auritica”/ En el afán de exagerar el corto espacio de tiempo se dice también “aurititita”. (DBSB, 1982: 44) LLAJTA.– Terruño. Se usa con más frecuencia para designar a Cochabamba. (DBSB, 1982: 253) PILLO.– Especie de ñandú. (DBSB, 1982: 309)
La información etimológica en el DBSB se presenta de varias formas: una como información directa, que va al principio de la definición, otra como parte de la definición y la última que va al final de la definición.
ABA.– nom. masc. Vocablo chiriguano que significa hombre (FJSM). (DBSB, 1982: 23) CHIHUA.– nom. fem. Yerbas comestibles que se hacen cocer. (Del aimara = cchihua). (DBSB, 1982: 163) LLAJUA.– nom. fem. (Voz quichua). Salsa de ají, tomate y yerbas aromáticas. Se la utiliza como condimento o para sazonar la carne, la sopa, etc. La palabra completa es “Ujchu-llajua”. En aimara es jallpahuaica. (DBSB, 1982: 253)
Aquí debemos hacer notar que en los préstamos de las lenguas indígenas, sobre todo del aymara y del quechua, se nota un cierto descuido, ya que en el inventario léxico aparecen palabras del aymara, que en algunos casos no lleva la información etimológica y en otros se introducen como quechuismos. A continuación presentamos algunos ejemplos: CALLAPEAR.– verb. tran. Ordenar carga que va a ser transportada en “callapos”./ Viajar en una almadía en los ríos./ Poner rodrigones o apoyos en la galería de una mina. (DBSB, 1982: 108) ~ 202 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
CHIPA.– nom. fem. [Voz quechua = “ch’pa”] Red de cuero para embalar las cargas de acémilas, ya sea de alimentos o de objetos delicados, generalmente sujetan a la paja que los protege./ Mineral en ramificación delgada y descompuesta que se presenta en una veta. Tiene consistencia relativamente firme./ Mentira, engaño complicado. (DBSB, 1982: 165) CHULLPA.– nom. fem. Momia de los antiguos aymaras o kollas. (DBSB, 1982: 171) CONCHO.– “Hasta el concho”.– Hacer algo hasta el fin. (DBSB, 1982: 151)
kallapear viene de la palabra aymara ‘kallapu’; chipa de ‘ch’ipa’, en su primera acepción, es de origen aymara; al igual que chullpa y concho de ‘qunchu’. Estas palabras, al igual que otras registradas en el DBSB, aparecen documentadas en los primeros diccionarios de la lengua aymara. Cabe señalar que con referencia a la información etimológica, el nombre quechua se escribe de dos maneras: voz quechua y voz quichua. Llama también la atención, en el habla de esta región, la presencia de extranjerismos adaptados a la particularidad fonética de la región, como en: CHOFAS.– nom. fem. [Voz inglesa = showface] Anteojos que en lugar de gafas, llevan una cinta para sujetarlos en la nuca. Usanse particularmente en los deportes mecanizados. (JCA) (DBSB, 1982: 168) CHAFAÑAR.– nom. masc. [Voz francesa = chiffonnier]. Cómoda o armario con muchos cajones. (DBSB, 1982: 174)
Las variantes se presentan como alternativas al lema, como se aprecia en los siguientes ejemplos:
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AFUTREADO o AFUTRADO.– adj. Persona que trata de ser futre o bien vestida. (DBSB, 1982: 39) PEDREGUYO o PEDREGULLO.– nom. masc. Piedras pequeñas, cascajo. (DBSB, 1982: 302) QUIRQUIÑA o QUILLQUIÑA.– nom. fem. Yerba aromática que sirve para condimentar los alimentos [Porophyllum ruderale]. (DBSB, 1982: 323)
En cuanto a la marca diatópica, Muñoz Reyes no incluye esta información de manera directa, en raras ocasiones introduce esta información al final de la definición, como en: CUQUEAR.– verb. tran. [Voz quichua, k’uku = duro]. Arrancar duraznos y otra clase de fruta de árboles pertenecientes a un huerto ajeno o propio y comerlos allí mismo, aunque no esté la fruta muy madura. (Se usa en Cochabamba). (DBSB, 1982: 147)
Asimismo, dentro del material léxico encontramos vocablos de uso restringido, por ejemplo: QUISAR.– verb. tran. Asustar, tener miedo. (DBSB, 1982: 323) QUISPIÑA.– nom. fem. Especie de masa hecha con quinua cocida que los indios llevan en sus viajes como alimento./ adj. Arrugado, lleno de arrugas. (DBSB, 1982: 323)
El primero se usa sólo en La Paz y el segundo en el altiplano145, representado por los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí. 145
Ambas palabras tienen origen aimara: quisar de ‘k’isa’ y quispiña de ‘k’ispiña’.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
Las definiciones en el DBSB siguen el principio de la ley de la sinonimia, como se ve en los siguientes ejemplos: QUENA.– nom. fem. Flauta rústica hecha de caña. Especie de caramillo indígena. (DBSB, 1982: 321) QUISADO/A.– adj. Persona asustada, atemorizada. (DBSB, 1982: 323) QUIRQUINCHAR.– verb. tran. “quirquinchos” o armadillos. 1982: 323)
Cazar (DBSB,
RECIÉN.– adv. Solamente, apenas./ En interrogación equivale a una exclamación como “¿tan tarde?”. (DBSB, 1982: 329)
Aunque encontramos también errores en la aplicación de este principio, por ejemplo en el verbo encular que es definido por un sustantivo o en el adjetivo redomón/na, cuya definición empieza con un sustantivo:
ENCULAR.– verb. tran. Dominio sexual de la hembra. (DBSB, 1982: 193) REDOMÓN/NA.– adj. Caballería que no ha sido todavía domada completamente. (DBSB, 1982: 328)
Destaca también la presencia de vocablos, los cuales son definidos a través de una explicación más amplia, mostrándonos la realidad de una sociedad en un determinado tiempo, como lo muestran los ejemplos: ALACITAS.– nom. fem. [Voz aimara de alacitas = cómprame].– Fiesta local de La Paz, realizada el 24 de enero; en él [SIC] se venden miniaturas de los objetos de uso diario y dedicadas al “Ekeko” o dios indio de la felicidad y la abundancia. En diferentes fechas y con ciertas
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diferencias, se celebra también en otros lugares del país. (DBSB, 1982: 47) BARRACA.– nom. fem. A más de significar una vivienda rústica, construida con hojas de “calamina” o hierro galvanizado, en Bolivia se da este nombre a los establecimientos de explotación y beneficio de la goma elástica y del caucho./ Establecimiento agrícola en la zona tropical (Beni y Pando)./ Edificio adecuado destinado a guardar maderas. (DBSB, 1982: 79) MITA.– nom. fem. Cosecha en general (se aplica especialmente a la de la coca). Viene del trabajo de “mita” en las minas, de la época virreinal. Trabajo de tipo obligatorio para los indios. Se incluía también el trabajo agrícola. Esta medida fue abolida durante la época de la República por la cantidad de abusos y crueldades que se cometían. (DBSB, 1982: 275-276)
Por otro lado, aunque en pocos casos, se observan definiciones a través de equivalentes, como ocurre en: BARCINA.– adj. Tiznada. (DBSB, 1982: 78) CHIRIPA.– nom. fem. Casualidad, azar. (DBSB, 1982: 166) CHUMBE.– nom. masc. Blenda. (DBSB, 1982: 173)
Pese a la precisión en las definiciones, en algunos casos encontramos algunas muy generales, ambiguas o poco claras, como lo evidencian los siguientes ejemplos: ESTACA.– nom. fem. Pertenencia minera. (DBSB, 1982: 200)
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
GUAIÑO.– nom. masc. [Voz quichua, huñusca = muerto]. Baile y música popular boliviana. (DBSB, 1982: 221) LOCKO.– nom. masc. Sombrero usado por el minero en su trabajo. (DBSB, 1982: 250) NO PIENSA ESTAR.– No está todavía. (DBSB, 1982: 319)
En el DBSB algunos vocablos, especialmente las interjecciones, son definidos en «metalengua de signo». CANGREJO!– interj. Indica a persona sinvergüenza, truhán. (DBSB, 1982: 113) CARASPA!– interj. Equivale a “¡caramba!, denota admiración. (DBSB, 1982: 117) CHE!– interj. [Voz italiana y vasca]. Se usa para llamar la atención de una persona. Se usa más en la Argentina y de allí pasó a Bolivia. Sirve también para expresar asombro o sorpresa. (DBSB, 1982: 160)
Las acepciones dentro de un artículo son separadas por una barra, pero este principio no se aplica de manera coherente, debido a que en otros casos, dentro de las definiciones se advierten dos o más acepciones, las cuales son separadas por una coma, como ocurre en los ejemplos fondo, galgo o ¡listo!:
CHICLE.– nom. masc. Goma de mascar, resina que se extrae del “zapote” o árbol de chicle./ Caramelo perfumado y de sabor agradable que se mastica./ adj. Persona molesta, que no se separa de otra persona. (DBSB, 1982: 161) FONDO.– nom. masc. Caldera, olla grande. (DBSB, 1982: 207) GALGO.– adj. Goloso, hambriento. (DBSB, 1982: 211) ~ 207 ~
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LISTO!– interj. ¡Muy bien!, ¡De acuerdo!, “¡Ya está!”. (DBSB, 1982: 250)
El DBSB introduce, sólo en algunos artículos, ejemplos de uso, los cuales van después de la abreviatura Ejem.: ACOSTARSE.– verb. refl. Nombre familiar o figurativo por “cohabitar”. Ejem.: “Pedro se acostó con María” (DBSB, 1982: 30) CANA.– nom. fem. [Voz de germanía o coba]. Con el adjetivo “grande”, significa cárcel; con el adjetivo “chico”, es la policía. Ejem.: “Está en la cana grande”. (JCA) (DBSB, 1982: 111) ENDEVERAS.– adv. Ciertamente, en verdad. Ejem.: “Endeveras te digo que es así”. (DBSB, 1982: 194)
La información paradigmática se introduce de dos maneras: después de una coma, sin ninguna marca, y después del punto entre comillas. El autor no da información acerca de esta diferencia. PASTEADOR.– nom. masc. Persona, generalmente niño, que cuida el ganado mientras éste se alimenta de pasto, pastor (DBSB, 1982: 300)
PELÓN.– nom. masc. Durazno al que se le ha quitado la cáscara y se lo ha secado al sol. “orejón”./ Joven sin dinero ni posición. (DBSB, 1982: 303)
2.3.3.6.3. Valoración
El DBSB es una obra en la que se reúnen palabras de uso coloquial y popular que por muchos años han permanecido oculto en los más apartados rincones de Bolivia. Al igual que las primeras obras bolivianas, ésta es también producto de un ~ 208 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
trabajo de campo y no el resultado de recopilaciones de otros repertorios léxicos ya publicados. El DBSB no es sólo un compendio del lenguaje oral, sino también una especie de Diccionario de autoridades, pues comprende el habla culta de autores consagrados en el mundo de las letras bolivianas. A través de este diccionario, el usuario puede conocer el español que se habla en Bolivia, puesto que en éste encontrará las formas vernáculas así como las formas cultas del léxico de esta región. Además, es una herramienta útil para la comunicación. Desde el punto de vista lexicográfico, creemos que el DBSB, pese a algunas deficiencias, es el producto de una investigación lexicográfica seria, pues la documentación en ella contenida, recogida in situ durante varios años, es una muestra de cómo hablan los bolivianos.
2.3.3.7. Diccionario enciclopédico cruceño (DEC), Germán Coimbra Sanz (1992)
Germán Coimbra Sanz, poeta, narrador, botánico, lexicógrafo, antropólogo e investigador cultural cruceño, nacido en 1925 es responsable de varias publicaciones: obras teatrales, poéticas y relatos mitológicos, como La viudita, La Casa Santa, La canción que tú cantabas y otras146. Coimbra Sanz fue uno de los grandes escritores que tuvo la literatura cruceña. Él se constituyó en pionero e ícono de la literatura costumbrista cruceña y dejó, a las futuras generaciones, una numerosa de obras e investigaciones acerca de las costumbres, tradiciones y la manera de hablar de las personas que vivían en la Santa Cruz de antaño147.
146 147
La viudita y La casa santa, fueron adaptadas a la TV por Safipro en 1991. Algunas de estas obras son las siguientes: Supersticiones más generalizadas y refranes comunes en Santa Cruz de la Sierra (1990) y Relatos mitológicos y estudio analítico de los mitos vigentes en Santa Cruz (1996).
.
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Como lexicógrafo es el autor de una de las obras más importantes de esta región, el Diccionario Enciclopédico Cruceño, el cual analizaremos líneas abajo.
2.3.3.7.1. Marco general
El lenguaje o la forma de hablar es, seguramente, lo que mejor muestra la identidad de una comunidad. Los departamentos en constante desarrollo, como Santa Cruz ha recibido y recibe personas de todas las regiones, no sólo de Bolivia, sino también de otras partes de América y, por lo tanto, aquí se juntan lenguas, costumbres, tradiciones, religiones, etc., lo que genera el surgimiento de nuevas tendencias que enriquecen el acervo cultural. Con respecto al lenguaje, los aspectos anotados anteriormente, han propiciado la aparición de nuevas formas de hablar español. Precisamente, aquí radica la gran importancia del Diccionario enciclopédico cruceño. Al respecto, Coimbra Sanz dice: «El castellano que hablamos en Santa Cruz es muy parecido al que se habla en España, sin embargo el ámbito geográfico ha dado formas muy particulares a nuestro léxico […]» (1992: Preámbulo). Germán Coimbra Sanz fue un incansable lexicógrafo que siempre anduvo con un lápiz y una libreta en la que apuntaba todas las palabras que escuchaba o veía en los libros. Así lo ratifica cuando señala que: […] las palabras fueron tomadas directamente del habla popular y muchas que se usaron en lejanos tiempos las encontré en los libros y crónicas de empolvados anaqueles, otras en diccionarios de idiomas nativos, a veces arcaicos. (1992: Preámbulo).
De esta manera fue acumulando un libro de casi medio millar de páginas, en el que sobresale el amor y la ironía del habla cruceña, pacientemente recopilada por su autor. El material léxico del DEC, proveniente del castellano antiguo y voces de origen guaraní, guarayo, incluso quechua y aymara, se presenta de una forma risueña y llena de gracia. Julio Cortázar decía que un diccionario era un ~ 210 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
«cementerio de palabras»; sin embargo, para algunos, el diccionario de Coimbra Sanz: […] es uno de los pocos libros del género que se deja leer de pe a pa, porque leerlo es un agasajo, un regocijo, un disfrute. Las palabras saltan y resuenan en ellas el tono cadencioso y musical del habla cruceña, con el humor característico de cada día. El antiguo castellano aportó voces que a un español de hoy desconciertan, pero el guaraní redobló la picardía del cambañol con sus palabras agudas y rítmicas148.
El DEC es una obra fruto de 30 años de trabajo e investigación, cuyo objetivo «(…) es el de mostrar las modalidades idiomáticas de tierra adentro, es decir, del mismo corazón del continente americano» (DEC, 1992: Preámbulo). El DEC contiene, según su propio autor, alrededor de seis mil palabras del lenguaje hablado y escrito, propio de Santa Cruz. Sin embargo, después de hacer un recuento detallado del diccionario, hemos constatado que el mismo tiene sólo 4559 entradas.
2.3.3.7.2. Niveles estructurales 2.3.3.7.2.1. Macroestructura
En la macroestructura, el inventario léxico del DEC está compuesto por 4559 entradas, las cuales están ordenadas alfabéticamente. Las palabras del DEC, según Coimbra Sanz, fueron tomadas directamente del habla popular, no sólo del tiempo en el que fue elaborado el diccionario, sino también de épocas anteriores. Un dato interesante, es ver la seriedad con la que se trabajó en el tratamiento de términos relacionados con flora y fauna y palabras relacionadas con la geografía regional. achachairú/(Del Chiquit. shashairush) Bot. Árbol de origen selvático, de forma piramidal y espeso follaje, ramas aspadas y hojas coráceas. El fruto es de grato 148
Los Tiempos (22/11/2008).
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sabor ácido. Esta descripción corresponde al achachairú común o Rhedia laterifolia, pues existen cinco variedades: A. pequeño de cáscara blanca, Rhedia sp.; A. mediano de cáscara, Rhedia edulis; A. grande de cáscara dura, Rhedia microphylla, y el A. mediano fusiforme, de resina verde y cáscara dura, Rhedia arubayense. Todos pertenecen a la familia Clusiaceae. (DEC, 1992: 4) jobobosí. (Del Chiquit. O-bibisish) Zool. Abeja silvestre de la familia Meliponidae, género Trigona, subgénero Trigona. Su nombre técnico es Trigona (Trigona) recursa. Hace sus panales bajo la tierra. // 2. Otra abeja también llamada jobobosí, es la Nannotrigona (Scaptotrigona) polystica, de la familia, de la que existen algunas variedades en diferentes lugares del departamento. (DEC, 1992: 196)
Para la descripción de términos de fauna y flora el autor recurrió a especialistas: Las clasificaciones botánicas están actualizadas y son las mismas que se tienen en el Jardín Botánico de Santa Cruz; en aves conté con la colaboración de especialistas del norte y en otros géneros de animales con el concurso del parque zoológico. (1992: Preámbulo).
En la lematización, la adopción del criterio diaintegrativo permite una mejor comprensión de los términos, como los siguientes préstamos del chiquitano purish o jitapaquish que son lematizados de la siguiente manera:
jipurí (Del Chiquitano purish) m. Filamento leñoso de las hojuelas de las palmeras. Fibra central del tubérculo de la yuca o de algunas frutas. // 2. adj. Con esta palabra se moteja a las personas flacas. / E.U.S. erróneamente dice: “Gipurí. En México, nervio central de las hojas de palmeras o de yuca”. El D.I. Americ. Sopena, repite el error, pero no indica país. El D. Bol. De J.M.R. dice: Se escribe también ”J” (Jipurí). Se dice también “Gipurí”. (DEC, 1992: 195) ~ 212 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
jitapaquí. (Del Chiquit., jitapaquish = anta) Geog. Pequeño poblado a 20 kilómetros al E. de la ciudad de Santa Cruz, en las proximidades de Cotoca. A mediados del siglo XVIII era estancia del bachiller D. Pedro Gil. (DEC, 1992: 196)
Sobre el concepto de unidad léxica, en el inventario léxico del DEC se observan vocablos individuales y algunas las unidades fraseológicas. montar huella. Locución que se dice para indicar que un vehículo no debe seguir las huellas profundas formadas por el tránsito en los caminos de tierra, debiendo hacerlo por los bordes para no quedar entrabado. (DEC, 1992: 241)
2.3.3.7.2.2. Microestructura
En el DEC, el artículo sigue el siguiente orden: en la parte izquierda se ubica el lema, escrito en minúscula. Luego está la descripción de la unidad léxica y presenta las siguientes informaciones: Cuadro No 10 Información
Presencia
149
Ocasionalmente
Categoría gramatical Etimología
Ausencia
149
Variante
Marca diatópica
Marca de registro
Definición
Aquí ponemos esta marca, debido a que no tenemos otra columna que muestre tanto la presencia como la ausencia, en partes iguales, de esta información.
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Información Información pragmática
Presencia
Ausencia
Ocasionalmente
Indicación paradigmática Elaboración propia en base a los datos obtenidos del DEC
La información que ofrece el DEC, en cada uno de los artículos, es muy rica. Sin embargo, se observa un descuido en el tratamiento de la información referida a la función sintáctica de las palabras; puesto que encontramos palabras que no llevan la categoría gramatical, como en: carcasa. (Del francés caracace) Bol. Fragmento de una bomba que explosiona. Comenzó a usarse esta palabra durante la guerra del chaco. (DEC, 1992: 64) emperatriz. Bot. Hierba silvestre de las compuestas, de flores rojas. Crece a la vera de los caminos. (DEC, 1992: 138) jichuchi. Espiga de maíz degenerada o mal formada que se separa de las de buena calidad. El Jichuchi se lo emplea para el alimento de los animales. (DEC, 1992: 124)
El DEC, con frecuencia, brinda información referida a la etimología de las palabras que va inmediatamente después del lema. jitapaquí. (Del Chiquit., jitapaquish = anta) Geog. Pequeño poblado a 20 kilómetros al E. de la ciudad de Santa Cruz, en las proximidades de Cotoca. A mediados del siglo XVIII era estancia del bachiller D. Pedro Gil. (DEC, 1992: 196) Mandeyapecua. (Voz Chirig) Geog. Pequeña serranía en el extremo sur occidental del departamento. (DEC, 1992: 226)
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mollete. (Del latín, mollis = blando, tierno) m. Pan hecho de harina “negra”, a la que se le agrega buena cantidad de manteca y un poco de azúcar. (DEC, 1992: 240) paspar. (Del quichua, paspa agrietamiento de la piel) Amér. Merid. tr. Erosión, grieta o costra de la piel, principalmente en los labios, producido por el frío o la intemperie. Palabra de uso común en las provincias occidentales y poco usada en las demás. (DEC, 1992: 124)
Al ver estos ejemplos, nos preguntamos ¿cuándo se pone el equivalente de la palabra origen y cuándo no? Después de buscar en la obra no encontramos respuesta a esta interrogante. Además, dentro de la macroestructura del DEC, encontramos palabras de origen indígena que llevan la información etimológica, como cuchi del aymara khuchhi ‘cerdo’ o quipi del aymara q’ipi ‘atado o bulto’.
cuchi. En esta forma se designa al cochi en las provincias occidentales. En todo el departamento se emplea en forma interjectiva cuando se lo arrea o espanta. (DEC, 1992: 91) quipi. m. Frecuentemente se oye esta palabra en la Chiquitanía y Guarayos, como sinónimos de panacú. Fue introducida por los conversores provenientes de las regiones andinas, donde al atado o bulto que se lleva en la espalda, se le da el nombre quechua de q’epi. (DEC, 1992: 315)
Aquí debemos hacer notar que en los préstamos de las lenguas indígenas, sobre todo del aymara y del quechua, en algunos casos no lleva la información etimológica y en otros se introducen como quechuismos, como en los ejemplos anteriores. En el DEC, ocasionalmente, aparece información que puede ser considerada como variante de una palabra, pero ésta se presenta de diversas
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maneras, en un caso en el lema y en el otro como remisión a través de (V), como se aprecia en los siguientes ejemplos: Candir o Candire. Mit. Personaje mitológico de los Guarayos, que juntamente con Abaangui y Mbircucha formaron el mundo. Posiblemente durante la Conquista se escucharon narraciones míticas del reino de Candire y no se detuvieron a pensar que sólo se trataba de mitos. Según la tradición Candire creó la raza “negra”. (DEC, 1992: 59) cheyu o cheyo. Geog. Río de curso corto de la Prov. Ichilo, que se forma en la serranía de Amboró y echa sus aguas al Surutú, en su margen izquierda. (DEC, 1992: 106) isotoubo. (V) jisotoubo. (DEC, 1992: 157)
En cuanto a la marca diatópica, el DEC incluye esta información, la cual se refiere principalmente a bolivianismos, americanismos y provincialismos.
ánfora. Amér. 1. Urna para votaciones. Ej.: Patearon las ánforas. (DEC, 1992: 17) café. Bol. Adj. Color castaño en sus distintas tonalidades. Así se dice: café oscuro, café claro, café con leche, etc. (DEC, 1992: 52)
Sin embargo, dentro del inventario léxico del DEC existen palabras de uso más general que no llevan la marca Bol., como mínimo: concuasar. tr. Matizar, coincidir, encajar. Ej.: El verde y el azul no concuasan. El perno concuasó en la tuerca. (DEC, 1992: 80) chasco, -a. Adj. Persona de cabello enmarañado y duro. Ej.: Por ahí viene la chasca150. (DEC, 1992: 105) 150
La forma más usual es chasca, esto debido a que en el aimara, de donde es originaria la palabra, no existe morfema marcador de género.
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Un hecho a destacar, en el DEC, es la presencia de información sobre el uso contextual de algunas palabras, así tenemos palabras marcadas como vulgares, arcaísmos, botánica, familiarismo, folklore, medicina, mitología, música, zoología, etc. alazán. Zool. Avispa grande de color canela. Vive en nidos muy pequeños en agrupaciones de cuatro o cinco miembros. Su picadura es muy dolorosa. (DEC, 1992: 9) chinchi. Vulg. por chinche. Ej.: El chinchi pica de noche. / Se ha producido un cambio de género (DEC, 1992: 110) elegantoso, sa. Adj. Fam. Dícese de la persona bien vestida, elegante. (DEC, 1992: 136) emperatriz. Bot. Hierba silvestre de las compuestas, de flores rojas. Crece a la vera de los caminos. (DEC, 1992: 138)
Otro aspecto a destacar en el DEC son las definiciones, sobre todo, las referidas a fauna, flora y palabras relacionadas con las costumbres de la región, puesto que las definiciones van más allá de la simple descripción, y nos muestran la realidad de una sociedad: achachairú/(Del Chiquit. shashairush) Bot. Árbol de origen selvático, de forma piramidal y espeso follaje, ramas aspadas y hojas coráceas. El fruto es de grato sabor ácido. Esta descripción corresponde al achachairú común o Rhedia laterifolia, pues existen cinco variedades: A. pequeño de cáscara blanca, Rhedia sp.; A. mediano de cáscara, Rhedia edulis; A. grande de cáscara dura, Rhedia microphylla, y el A. mediano fusiforme, de resina verde y cáscara dura, Rhedia arubayense. Todos pertenecen a la familia Clusiaceae. (DEC, 1992: 4)
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jocheo. m. Acción y efecto de jochear. / Folk. En ciertas festividades, se efectúa una especie de toreo en que una o varias personas tratan de quitar al toro o vaquilla, dinero u otros premios que previamente se le han amarrado al cuerpo. No se emplea capa ni ningún otro artefacto. Es famoso el jocheo de Buenavista. (DEC, 1992: 136)
En este diccionario se ven definiciones planteadas a través de sinónimos, como ocurre en: laberinto. m. Barullo, desorden. U.tb. en Perú. (DEC, 1992: 205) paco. m. Gendarme, policía. Ej.: Lo corrieron los pacos. (DEC, 1992: 264)
Es muy común también las definiciones a través de remisiones a lo que parecen ser, en algunos casos, variantes, como en jores y maxiaré y, en otros, sinónimos, como en jopo de mono.
jopo de mono. (V) Tajibillo. (DEC, 1992: 198) jores. Etnog. Choris. maxiaré. Bot. (V) Maciaré. (DEC, 1992: 235)
Pese a que lo recurrente en el DEC es la definición enciclopédica, a través de la cual se brinda mucha información, hay también algunas que no consideran el principio de la equivalencia sintáctica, por ejemplo en: casuelita. f. Sentarse en el suelo con las piernas cruzadas. (DEC, 1992: 70) clarear. tr. Se dice que una persona está clareando, cuando por cortesía o servilismo da la razón a un superior, ~ 218 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
exclamando con frecuencia ¡Claro!, dando por cierto lo que el superior dice. (DEC, 1992: 73)
Al igual que en diccionarios anteriores, en el DEC observamos términos que no están definidas como las anteriores, en «metalengua de contenido», sino en «metalengua de signo», especialmente las interjecciones. cho. (Pr. Alargando la o, ¡Chooo!) Vulg. Interjección de asombro o duda. El vocablo ha caído en desuso. (DEC, 1992: 115) jah. (La j se pronuncia nasal y la h aspirada) ¿Jah? Forma de respuesta interrogativa equivalente a ¿qué? ¿cómo? Ej.: Oye, María… ¿jah? (DEC, 1992: 190)
En cuanto a las acepciones, tenemos que decir que no hay un criterio único, pues éstas se separan de diversas formas. En unos casos se separa con una barra simple, en otros, con barra doble y, por último, a las acepciones las separa el punto y seguido.
jocheo. m. Acción y efecto de jochear. / Folk. En ciertas festividades, se efectúa una especie de toreo en que una o varias personas tratan de quitar al toro o vaquilla, dinero u otros premios que previamente se le han amarrado al cuerpo. No se emplea capa ni ningún otro artefacto. Es famoso el jocheo de Buenavista. (DEC, 1992: 136) olleta. (Dim. De olla) f. Olla de fierro enlozado. A veces se dice también de las de aluminio. (DEC, 1992: 260) pa. Prep. Apócope de para. Ej.: Se fue pa Camiri. - ¿Pa qué salís de noche? –Pa güeno. // 2. Se usa también cuando se da algo. Ej.: Tomá pa tu camisa. Le dio pa su flaj. (DEC, 1992: 264)
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Gregorio Callisaya Apaza
Con respecto a la información pragmática, debemos resaltar la abundante cantidad de ejemplos, que en la mayoría de los casos aclaran las definiciones. Éstos se introducen con la fórmula Ej.:
cerrado, da. Adj. Fam. Fig. Persona que no habla el idioma español. Ej.: Era un gringo cerrado. // 2. Obstinado. Ej.: Óscar es cerrado (en sus ideas). // 3. Torpe, duro de entendimiento por ser de otra cultura. Ej.: Es un tatito cerrado. (DEC, 1992: 71) rebalsar. tr. Rebasar. Ej.: Se rebalsó la leche. (DEC, 1992: 321)
Existen también algunos casos en los que los ejemplos no aportan a la comprensión de las definiciones, como en: chacarismos. m. Conjunto de chacra o de chacos. Trabajos agrícolas. Es hombre de grandes chacarismos. (DEC, 1992: 100) ripiado. m. Dícese del camino que se ha cubierto de ripio. Ej.: Ya llegamos al ripiado. (DEC, 1992: 326)
Un caso aislado es la presencia de un artículo en el que la definición es un ejemplo: mamado, da. (De mamar) Adj. Mi tío llegó algo mamado. (DEC, 1992: 224)
Para terminar, en el DEC observamos en algunos artículos la presencia de palabras referidas a una información de tipo paradigmático, pero al igual que en el anterior caso, éstos no reciben un tratamiento uniforme, por ejemplo, no sabemos cuando se pone la marca (V) al final y cuando después de la marca gramatical. cabeza de mono. Bot. (V) Jopo de mono. (DEC, 1992: 48)
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
chiri. Adj. Apócope de chiriri (V). (DEC, 1992: 113) escobereca. Etnog. (V) Sarabeca. (DEC, 1992: 145)
2.3.3.7.3. Valoración Según las palabras del autor, el objetivo de la obra «[…] es el de mostrar las modalidades idiomáticas de tierra adentro, es decir, del mismo corazón del continente americano» (DEC, 1992: Preámbulo). Más adelante señala que el aislamiento al que fueron sometido estas tierras, por siglos, «[…] permitió que se conservarán viejas formas lingüísticas, que se mezclaron con lenguas nativas, cuyos vocablos hoy, también son arcaico, se mantienen en el habla popular […]» (DEC, 1992: Preámbulo). Si bien la obra, desde el punto de vista lexicográfico, presenta algunas deficiencias, las cuales ya comentamos líneas arriba, creemos que el objetivo planteado por el autor se ha cumplido con cabalidad: el diccionario muestra la realidad lingüística de una región de Bolivia, puesto que la documentación o el inventario léxico en el contenido, fue producto de un arduo trabajo in situ, durante varios años.
2.3.3.8. Churo diccionario chapaco (CHDCH), Mirtha Villarroel Hurtado (2008)
El CHDCH es un valioso documento léxico que muestra un importante cúmulo de conocimientos relacionados con el quehacer chapaco. La obra, dividida en tres partes, presenta en la primera información referida a la presentación del departamento de Tarija, su ubicación en el contexto mundial, población, clima, hechos históricos, costumbres y tradiciones, música e instrumentos típicos; datos que brindan al lector un panorama de lo que es Tarija en la actualidad. En la segunda parte, el CHDCH recoge palabras, modismos, vulgarismos y metaplasmos del habla popular tarijeña. La obra, publicada por una cruceña de ~ 221 ~
Gregorio Callisaya Apaza
nacimiento, maestra normalista y abogada de profesión, encuentra su razón de ser en esta parte, pues aquí se plasma con plenitud el alma chapaca. En la tercera y última parte, el CHDCH presenta un glosario de las «Personalidades, Personajes y Personas Destacadas de Tarija», en ésta la autora sintetiza la hoja de vida de gente que descolló en diversas actividades en Tarija. Estas breves biografías cierran el libro junto a la bibliografía utilizada.
2.3.3.8.1. Marco general
Como ya lo dijimos anteriormente, el CHDCH está dividido en tres partes, pero para los propósitos de este estudio nos interesa la segunda, «lexicografía»151. Ésta que tiene dos partes, la primera que titula «Lexicografía: modismos, vulgarismos y metaplasmos de la región» y la segunda, «Expresiones comunes del lugar», tiene como propósito fundamental, según la autora, de rescatar en una obra lexicográfica la esencia de los modismos, vulgarismos y metaplasmos y de esta manera aportar al conocimiento de la cultura de esta región (CHDCH, 2008: 9). Para la conformación del material léxico, la autora de CHDCH tuvo que recurrir a un proceso cuidadoso de recolección de los materiales provenientes de testimonios de personas y otros extraídos de libros, periódicos y de obras de escritores representativos de Tarija. Muchos términos son aclarados con fotografías que ilustran el uso de éstos en contextos determinados. Además, según la autora, la metodología con la que se trabajó: «[…] no pretende resaltar incorrecciones en el uso de las palabras, sino, más bien rescatar y resaltar muchas de ellas, con el fin de conservar el peculiar modo de hablar del chapaco […]» (CHDCH, 2008: 10) Al igual que para muchos autores de diccionarios de bolivianismos, la motivación de Villarroel fue mostrar las diferencias en la forma de hablar el español, como callensén, se vamos señorita, se copea, expresiones que en un principio causaron en ella una grave preocupación y que posteriormente
151
Término usado por la autora para referirse al inventario léxico de la obra.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
comprende que estas expresiones eran la esencia del castellano hablado en Tarija y que cambiarlas sería eliminar esa esencia; razón por la cual, Villarroel decide iniciar esta ardua labor.
2.3.3.8.2. Niveles estructurales 2.3.3.8.2.1. Macroestructura
El CHDCH cuenta en su macroestructura con 1262 entradas referidas a los modismos, vulgarismos y metaplasmos y con 244 entradas referidas a las expresiones comunes, provenientes de varias fuentes, como arcaísmos, americanismos, aymarismos, quechuismos, etc., las cuales están ordenadas alfabéticamente. Para la selección de voces se ha recurrido a los siguientes criterios: de actualidad, dificultad, uso y costumbre. ACHOJCHA.- Achogcha. f. Planta de cápsula comestible que se usa mucho para la alimentación. (CHDCH, 2008: 100) AIJUNA.- Ahijuna. Interj. // Exclamación de admiración o insulto.// Contracción de ¡ah! hijo de una… // Sin. Extrañeza. Ant. Indiferencia.// m. Susto, espanto. //Grande admiración.// (CHDCH, 2008: 101) ALOJA.- f. Bebida refrescante de cebada, maní, o quinua y es muy utilizado en nuestro medio, especialmente para las fiestas tradicionales como San Roque, El Rosario, Santa Anita, etc. (CHDCH, 2008: 103) JECHU.- Hecho, cha. v. irreg. HACER. Forma no personal infinitivo.// Sin. Realizar, caber, mejorar, convocar, disponer. // tr. Producir alguna cosa, darle el primer ser.// Fabricar.// Ejecutar, poner por obra una acción o trabajo.// adj. Perfecto, acabado.// Estar hecho un demonio. (CHDCH, 2008: 161)
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Gregorio Callisaya Apaza
Sobre la lematización, debemos señalar que la no aplicación de un criterio, como el diaintegrativo, genera algunas confusiones para el usuario, sobre todo en la identificación de las voces, como ocurre en los siguientes ejemplos: JLORETIAU.- Con flores. f. Dícese de la ropa o mantel que está adornado con flores. (CHDCH, 2008: 163) JLORINDA.- Florinda. f. Nombre propio de mujer. (CHDCH, 2008: 163) TRATIAU.- Control médico. m. Comprobación, inspección.// Fig. Examen y control que realiza un médico cuando alguna persona está con tratamiento. (CHDCH, 2008: 221)
En cuanto al concepto de unidad léxica, en la parte de «lexicografía» observamos sólo la presencia de vocablos individuales: MOCOSU.- Mocoso, sa. adj. Que tiene las narices llenas de moco.// Fig. Aplícase en son de censura al niño atrevido. U.t.c.s.// (CHDCH, 2008: 183) ÑATO.- adj. Que tiene la nariz poco prominente y como aplastada. U.t.c.s. // Sin. Chato. Ant. Narigón.// (CHDCH, 2008: 187)
Las unidades pluriverbales están en el apartado de «expresiones». Dentro de éstas están tanto locuciones, como colocaciones o combinaciones comunes de palabras que por mala pronunciación son consideradas expresiones. ABRIR CANCHA.- Formar círculos humanos, ávidos por admirar a personas que están peleando. (CHDCH, 2008: 232) AHURA ME JALLU VIEJITU.- Actualmente me encuentro muy viejo. (CHDCH, 2008: 232) CHAPACO DE PURA CEPA.- Expresión del hombre tarijeño cuando se refiere con mucho ~ 224 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
orgullo a su tierra que lo vio nacer. (CHDCH, 2008: 233) HEY DICHU.- He dicho. (CHDCH, 2008: 234)
2.3.3.8.2.2. Microestructura
En el CHDCH el artículo lexicográfico sigue el siguiente orden: en la parte izquierda se ubica el lema, escrito todo en mayúscula y con un punto y guión al final. Inmediatamente después va la descripción de la unidad léxica y presenta las siguientes informaciones: Cuadro No 11 Información a considerar Categoría gramatical
Presencia
Ausencia
Ocasionalmente
Etimología Variante
Marca diatópica
Marca de registro
Definición
Información pragmática
Indicación paradigmática
Elaboración propia en base a los datos obtenidos del CHDCH
La información sobre la categoría gramatical es muy importante para la autora del diccionario, puesto que la mayoría de las voces lleva esta información, aunque existen algunas otras que no la llevan, como: CAJA.- Instrumento de percusión. Es un membranófono tubular de doble parche y golpe directo, relativamente pequeño (entre 6 y 15 cm de alto y 39 a 40 cm de diámetro) y muy liviano, ~ 225 ~
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pues debe portarse y ejecutarse en una sola mano. Su marco es construido de madera finamente laminada y sus parches de membrana interna de estómago de vaca, los cuales son fijados al marco cosiéndolos primero a dos anillos de caña que bordean éste y luego mediante un cordel que une en zigzag ambos anillos. La melodía de este instrumento es de hasta cinco sonidos. // La caja es una especie de tambor pequeño, tosca y rústicamente hecha, suena incansablemente en las fiestas, hábilmente manejada por el chapaco.// (CHDCH, 2008: 115) COGOTI.- Cogote. Aparte alta de la cerviz correspondiente al lugar en que se une el espinazo con la cabeza. // Sin. Nuca.// (CHDCH, 2008: 120)
La razón para adoptar esta decisión es un misterio, puesto que en la obra no se aclara sobre ésta, ya que en el mismo diccionario tenemos otras voces que se refieren también a instrumentos, las cuales llevan esta información, como: BOMBO.- Tambor. m. Instrumento músico de percusión formado por un cilindro cerrado por dos pieles tensas y que se toca con palillos.// Fam. y fig. No es un instrumento propio de la región, pero es muy utilizado por los diferentes grupos folklóricos para acompañar los diferentes ritmos de la música tarijeña, como la Cueca y la Chacarera. // La caja el erque y el bombo, [SIC] marcan el ritmo del carnaval tarijeño.// (CHDCH, 2008: 112)
En Instrucciones para el uso del diccionario la autor dice: «Observar que muchas palabras empleadas como modismos, provienen de las lenguas AYMARA y QUECHUA, como CHALLA y KARAR […]» (CHDCH, 2008:95)152, sin embargo en el inventario léxico no se introduce esta información que es de utilidad para el usuario.
152
El término karar no es ni aymara ni quechua, mucho menos castellano, puesto que el término viene de q’ara ‘pelado o descubierto’. Esta práctica es muy común en el español de Bolivia, debido a que no se consideran los criterios de tratamiento de préstamos.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
CALA/CALANCHU.- Desnudo, da. adj. Sin vestido. //Sin. Corito, remangado, falto, claro. Ant. Cubierto, rico, solapado.// p. p. de DESNUDAR.// Fig. Muy mal vestido o indecente. (CHDCH, 2008: 112)
En el ejemplo anterior consideramos que es muy importante mencionar que el término proviene de la palabra aymara y quechua q’ala ‘desnudo’, puesto que el usuario puede deducir que cala es la contracción de calanchu. En algunos artículos del CHDCH observamos información que parece hacer referencia a las variantes: ALMACIGO.- Almáciga. f. Lugar en donde se siembra semillas de plantas para trasplantarlas después a otro sitio. // Sin. Semillero.// (CHDCH, 2008: 103) ALVERJA/ARVERJA.Arveja. f. ALGARROBA.// Planta y su semilla. (CHDCH, 2008: 103) TARAU.- Tarado, da. m. y f. Defecto físico o psíquico, por lo común importante y de carácter hereditario. adj. Denominativo que se le da a una persona de poco entendimiento. (CHDCH, 2008: 218) TISTI.- Verruga. f. Excrecencia [SIC] cutánea por lo general redonda.// Sin. Tacha. (CHDCH, 2008: 219)
Sin embargo, en otros casos, ésta hace referencia al uso normativo de los términos o al equivalente, como se ve en tarau y tisti. En otros casos, se refiere al sinónimo, como en: CASPAS.- Panes. m. Porción de masa de harina y agua que después de fermentada y cocida en horno sirve de alimento al hombre.// Fig. y fam. Nombre que recibe una especie de pan blanco que viene en todos tamaños. (CHDCH, 2008: 119)
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En cuanto a la marca diatópica, el CHDCH sólo incluye la marca americanismo:
OJOTA.- f. Amer. Sandalia hecha de un pedazo de cuero levantado por los bordes, que cubre los lados y hasta a veces el empeine del pie y atada con correas. (CHDCH, 2008: 189) QUIMBA.- f. Amer. Contoneo al bailar. // Paso que se desprende del baile de la cueca, para zapatear en pareja y bien juntos. (CHDCH, 2008: 203)
Sin embargo, en el inventario léxico encontramos otras voces de uso también americano y que no llevan esta marca, como ocurre en: CHURRO.- Simpático. m. Hombre apuesto. (CHDCH, 2008: 140) HINCHAR.- Molestar. v. t. Fastidio, incomodar, causar molestia, // Sin. Abrumar, maltratar, importunar y ofender.// (CHDCH, 2008: 203)
En la descripción de algunas voces, en el CHDCH se observa la presencia de marcas referidas al uso contextual de las acepciones, lo cual es muy importante para el usuario. PRIENDER.- Prender. v. tr. CONTAGIAR. m. Med. Transmisión de una enfermedad por contacto inmediato o mediato.// Sin. Contagio, contaminación, infección, corrupción.// Fig. Imitación involuntaria. (CHDCH, 2008: 199) TABARDILLO.- Fiebre. m. Nombre vulgar de la fiebre tifoidea: palabra utilizada con mucha frecuencia en el campo. // Fig. y fam. Disgusto grande.// Persona cargante. //Sin. Insolación.// (CHDCH, 2008: 215)
En las definiciones del CHDCH se ve una falta de homogeneidad, puesto que los términos son definidos de varias maneras. Así encontramos definiciones a través de paráfrasis: ~ 228 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
MAJAR.- Golpear. v. t. Dar repetidos golpes. //Sin. Asestar, batir, dar golpes, golpetear.// V. tb. Pegar. (CHDCH, 2008: 179) QUENILLA.- f. Instrumento musical de viento.// Flauta de caña con sonido muy agudo que es tocado para la fiesta de San Roque. (CHDCH, 2008: 202)
En otros casos, los términos son explicados a través de equivalentes, que en la mayoría de los casos son muy generales, por ejemplo: ALANTUYA.- f. Flor silvestre. (CHDCH, 2008: 102) CALUYO.- Caluyo m. Bol. Baile indio. (CHDCH, 2008: 116) PACIENCIAR f. Tener paciencia. (CHDCH, 2008: 191)
Existen también definiciones planteadas como ejemplos, incluso éstas están escritas en cursivas, como en: BANDA.- f. Dícese del lugar que se encuentra al otro lado del río.// Solía decirse, vamos a cruzar la banda, otrora Río Guadalquivir. (CHDCH, 2008: 110) BANDEÑITA.- f. Dícese de la mujer que vive en la banda, es decir al otro lado del río. (CHDCH, 2008: 110)
Una explicación para esta decisión no la encontramos en ninguna parte del diccionario. Asimismo, existen definiciones como las siguientes: BOJE.- Bofe. M. pl. Fam. PULMONES: Bofes de ternera. (CHDCH, 2008: 111) QUITAU.- Quitado. v. tr. QUITAR. Separar una cosa de otras o del lugar donde debe estar.// Sin. Sacar, robar, suprimir.// Le quitaron el cuaderno. (CHDCH, 2008: 203) ~ 229 ~
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QUITIS.- Esquivar. v. tr. EVITAR. // prnl. Retraerse, retirarse, excusarse. (CHDCH, 2008: 203)
Estos ejemplos muestran una total incoherencia en el trabajo de definición. En las instrucciones de uso no hay información sobre estas formas de definir. Pese a que lo recurrente en el CHDCH es la aplicación del criterio de la ley de sinonimia, en él hay muchos casos en los que no se respeta la equivalencia sintáctica. CHUJLLIR.- Buscar. //Sin. Investigación, indagación. (CHDCH, 2008: 138) CHUNQUIAR.- Besar. v. i. Acción de besar.// Fig.y fam. [SIC] Comerse a besos a uno, besarle con repetición, vehemencia y pasión. (CHDCH, 2008: 239) HINCHAR.- Molestar. v. t. Fastidio, incomodar, causar molestia. //Sin. Abrumar, maltratar, importunar y ofender. (CHDCH, 2008: 154)
Dentro del diccionario, encontramos voces que son definidas en «metalengua de signo», especialmente las interjecciones. AIJUNA.- Ahijuna. Interj. // Exclamación de admiración o insulto.// Contracción de ¡ah!, hijo de una… // Sin. Extrañeza. Ant. Indiferencia.// m. Susto, espanto. // Grande admiración.// (CHDCH, 2008: 101) ¡PUCHA!.- Interj. Vulgar de sorpresa.// Fig. Molestarse por algo que no es de su agrado.// (CHDCH, 2008: 200)
La autora no explica por qué, en unos casos, se pone los signos de exclamación y en otros no. Además, hay un caso en el cual una interjección es presentada como adjetivo:
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
¡ALALAU!.- Está helado. adj. Exclamación que se utiliza cuando la temperatura del agua o del clima ha bajado. //Sin. Frío. Ant. Caliente.// (CHDCH, 2008: 200)
Otro aspecto que llama mucho la atención es el uso de de las barras dobles, que en algunos casos separan acepciones, en otros, señalan la presencia de ejemplos, en otros, marcan la presencia de sinónimos y antónimos y, finalmente, indican el final del artículo. Además, algunas veces, estas barras van después de un espacio y en otras sin espacio, como se muestra en los siguientes ejemplos: BANDA.- f. Dícese del lugar que se encuentra al otro lado del río.// Solía decirse, vamos a cruzar la banda, otrora Río Guadalquivir. (CHDCH, 2008: 110) CAITU.- Hilo. m. Hebra larga y delgada que se forma retorciendo la lana.// Hilo de lana de oveja.// (CHDCH, 2008: 115) JECHU.- Hecho, cha. v. irreg. HACER. Forma no personal infinitivo.// Sin. Realizar, caber, mejorar, convocar, disponer. // tr. Producir alguna cosa, darle el primer ser.// Fabricar.// Ejecutar, poner por obra una acción o trabajo.// adj. Perfecto, acabado.// Estar hecho un demonio. (CHDCH, 2008: 161) TABARDILLO.- Fiebre. m. Nombre vulgar de la fiebre tifoidea: palabra utilizada con mucha frecuencia en el campo. // Fig. y fam. Disgusto grande.// Persona cargante. //Sin. Insolación.// (CHDCH, 2008: 215)
Con respecto a la información pragmática, el CHDCH introduce algunos ejemplos o informaciones con el propósito de aclarar las definiciones: BOCAU.- Veneno m. Cualquier substancia que destruye o altera las funciones vitales. // A los perros callejeros suelen darles bocados.// (CHDCH, 2008: 111) CANCHÓN.- Mordisco. m. Acción y efecto de mordiscar. // Fig. Dícese cuando se saca un ~ 231 ~
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pedazo grande de cualquier fruta o alimento.// Gastar, arrancar poco a poco partes pequeñas. (CHDCH, 2008: 117)
Para terminar este apartado, debemos resaltar la presencia de información referida a sinónimos y antónimos, claramente destacada. CIMARRONA.- Montaraz. adj. Que anda o está hecho para andar por los montes o es criado en ellos.// Sin. Agreste. Ant. Domado.// Fig. Aplícase al genio y propiedades agrestes y feroces.// Res que se vuelve montaraz, salvaje.// (CHDCH, 2008: 119)
2.3.3.8.3. Valoración
La edición del CHDCH, que trae muchas ilustraciones y abundante material fotográfico, presenta algunas deficiencias como lo afirma Arduz Ruiz: «[…] lamentablemente se ve perjudicada por la ausencia de una cuidadosa revisión de su texto. La obra presenta errores que debieron ser corregidos.» (Arduz Ruiz, 2009). Estos problemas hacen referencia, sobre todo, a la primera parte de la obra, Lo que debe saberse de Tarija, los cuales se presentan a continuación: – La extensión superficial de Tarija “constituye el 3% del territorio nacional”. A vuelta de página sostiene que ocupa el 4% del territorio. ¿En qué quedamos? – El Castillo Azul “fue construido a finales del siglo pasado”. Error. Debió decir del Siglo XIX. – “Tarija es el Valle más bajo de Bolivia, por consiguiente, no registra los problemas de altura altiplánica, ni los abrasadores calores orientales, la ventaja de su clima se caracteriza por tener una temperatura NORMAL”. Habrá querido decir una temperatura templada, distante del excesivo frío o intenso calor (Arduz Ruiz, 2009).
En cuanto a la Lexicografía: modismos, vulgarismos y metaplasmos de la región, la obra presenta también algunas deficiencias, como se mostró en el análisis. Sin embargo, pese a éstas, esta obra representa un aporte a la lexicografía boliviana.
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
2.3.4. Valoración crítica de los diccionarios a la luz de los datos obtenidos
Considerando que el objetivo que persigue este estudio es el de determinar la situación actual de la lexicografía boliviana, sometimos a las ocho obras a un concienzudo examen, con el propósito de dejar en claro sus aciertos, sus deficiencias y carencias; y, de esta manera, ir allanando el camino hacia una práctica lexicográfica más responsable y profesional. En Bolivia, debido a su compleja situación lingüística153, el español se ha desarrollado de manera diferente, al igual que en otros países de Sudamérica. Así en el altiplano, se observa una clara influencia de las lenguas indígenas, como el aimara y el quechua y en los llanos, del guaraní y otras lenguas aborígenes. Esta realidad lingüística ha despertado en los lingüistas bolivianos la necesidad de documentar y de mostrar estas diferencias que tienen los bolivianos en la forma de hablar el español. Fruto de esta necesidad son los diccionarios analizados líneas arriba. Los métodos utilizados para la recolección del inventario léxico de las obras son diversos, aunque el trabajo in situ es el más frecuente. Sin embargo, después de haber analizado los diccionarios vemos que algunos son deudores de las primeras obras. Pese a esto y las deficiencias mencionadas, de las cuales hablaremos más adelante, consideramos que las ocho obras nos brindan un panorama general del léxico del español de Bolivia.
2.3.4.1. Macroestructura
En la macroestructura de los diccionarios, es importante resaltar la adopción del criterio alfabético en la ordenación del material léxico. Sin embargo, se observó
153
Cabe señalar que en Bolivia aparte de la lengua española, se hablan una treintena de lenguas más. Bolivia es uno de los países del Continente Americano con la mayor influencia de costumbres pre-hispánicas. Esta situación se explica, en la actualidad, por la tendencia de las poblaciones rurales de defender su cultura, entre otras formas, por la existencia de importantes sectores de la población que desconocen el castellano o, conociéndolo, comparten su uso con las lenguas nativas, sobre todo, el aymara y el quechua.
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que en la recolección del material, prevaleció más la opinión del autor que una descripción real de la lengua. El valor del material obtenido de esta manera puede ser relativo, porque la inclusión de los términos o voces está condicionada a las necesidades lexicológicas que el autor supone que existen y no a las verdaderas necesidades de las comunidades lingüísticas, para las cuales fueron elaborados. La evaluación de los diccionarios nos ha permitido evidenciar que en el español de Bolivia, la influencia de las lenguas indígenas es muy grande, no sólo en la zona andina, sino también en las otras regiones. Asimismo, hemos observado la adopción del criterio diaintegrativo en la lematización de las palabras provenientes de las lenguas indígenas. Sin embargo, en algunos diccionarios observamos la presencia de formas como las siguientes: jloretiau, locko, ipihá, miskincho, k’apallka, orqochi, q’alti-q’alti154, las cuales crea en los usuarios un sentimiento de desconfianza, puesto que en los diccionarios no existe información alguna que aclare esta decisión. Sobre la unidad léxica cabe resaltar la atención que brindan algunos de los diccionarios analizados a las unidades fraseológicas. Al respecto, debemos decir que dentro del léxico del español de Bolivia, sorprende la impresionante cantidad de este tipo de unidades, muchas de las cuales se usan sólo en el país, como: estar de chaqui, estar huejro, estar calanchu y muchas otras más. 2.3.4.2. Microestructura Un diccionario es considerado bueno o malo, no sólo por la selección de palabras o vocablos, sino también, por la selección y presentación de otros tipos de información lexicográfica que caracterizan al lema que se define. En los diccionarios analizados, vemos una gran diferencia en los criterios tomados para la descripción del lema, como se ve en el siguiente cuadro.
154
En el transcurso del análisis, en los ejemplos citados se mantuvo fielmente la grafía. Esto con el propósito de ilustrar mejor la lematización de los préstamos en los diferentes diccionarios.
~ 234 ~
Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
Cuadro No 12 INFORMACIÓN CATEGORÍA
VCESA
CPT
Dbol
HPPV
HPSC
DBSB
DEC
CHDCH
NO
NO
SÍ
NO
NO
SÍ
OCAS.
SÍ
ETIMOLOGÍA
SÍ
OCAS.
OCAS.
SÍ
SÍ
SÍ
SÍ
NO
VARIANTE
NO
OCAS.
NO
OCAS.
NO
OCAS.
OCAS.
OCAS.
SÍ
NO
SÍ
NO
SÍ
NO
OCAS.
OCAS.
OCAS.
NO
OCAS.
NO
SÍ
NO
SÍ
SÍ
SÍ
SÍ
SÍ
SÍ
SÍ
SÍ
SÍ
SÍ
OCAS.
OCAS.
OCAS.
OCAS.
OCAS.
OCAS.
SÍ
SÍ
OCAS.
OCAS.
OCAS.
NO
NO
NO
OCAS.
SÍ
GRAMATICAL
MARCA DIATÓPICA MARCA DE REGISTRO DEFINICIÓN INFORMACIÓN PRAGMÁTICA INDICACIÓN PARADIGMÁTICA
Elaboración propia en base a los datos obtenidos del análisis de las obras
Esto muestra, sobre todo en los tres últimos diccionarios, la poca importancia que los autores brindaron a la inclusión de este tipo de información, suponemos que esto obedece a los objetivos de cada una de las obras. Sin embargo, según Ortega Ojeda: […] la lexicografía persigue la normalización –uso sistemático de abreviaturas y convenciones tipográficas ad hoc, ordenación regular de los datos, etc.– de la información transmitida en los diccionarios. Esto tiene una importancia capital por lo que se refiere a este primer enunciado, pues con ello se persiguen objetivos como la precisión, la economía y la rapidez de la consulta a través de los reflejos automáticos inducidos en el lector. (1997: 202)
De modo que la:
ausencia, escasez o asistematicidad en las abreviaturas e indicaciones que marcan las condiciones “normales” del uso sincrónico de una voz, acepción o giro (información fonética y gramatical, datos diatópicos, diastráticos y diafásicos, ~ 235 ~
Gregorio Callisaya Apaza
información aspectual –sentido metafórico, metonímico o irónico-, vigencia, valor despectivo o no, etc.). (Ortega Ojeda, 1997: 202)
repercute en la efectividad o utilidad de la obra. Por lo tanto, consideramos que los futuros diccionarios deben prestar mayor atención a estos aspectos mencionados. La definición, la parte más importante en la práctica lexicográfica, debe brindar información sobre el contenido y nada más que el contenido de la palabra definida. Para lograr este objetivo, el lexicógrafo debe recurrir a la adopción de algunos criterios que le permitan aproximarse al máximo al lema que define. Consecuencia inmediata para lograr esta aproximación es la definición de los lemas a través de equivalentes. La norma formal que plantea la práctica lexicográfica es la ley de la sinonimia o el principio de la unidad categorial. Sin embargo, la consideración de este criterio en la definición no se adecúa a todos los lemas, pues no se dejan someter a ella las interjecciones ni las palabras gramaticales. Ahora bien, del análisis efectuado se desprende que las definiciones ofrecidas por los diccionarios no tienen una estructura única ni siguen un patrón sistemáticamente desarrollado. Los autores de los diccionarios analizados recurren al principio de la ley de la sinonimia, pero no de manera sistemática como lo demuestran los ejemplos citados para desarrollar este punto. Esta incoherencia en las definiciones hace que éstas sean deficientes y ambiguas para el usuario. Por otro lado, debemos resaltar la presencia de explicaciones enciclopédicas en el momento de definir lemas referidos a fauna, flora y otros relacionados con la cultura, especialmente préstamos de las lenguas indígenas. Aunque en otros casos, este tipo de vocablos se definen con equivalentes españoles que, en la mayoría de los casos, no son sinónimos, por lo tanto, no llenan en lo más mínimo la semántica del lema definido. Sin el afán de desmerecer las obras analizadas cuyos logros y defectos hay que ver siempre en relación con la época y forma en que fueron producidas, podemos afirmar que queda mucho por hacer, para que pese a las dificultades
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Estudios sobre lexicografía americana y boliviana
señaladas, la lexicografía boliviana nos dé una descripción completa, actualizada y representativa del español boliviano.
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CAPÍTULO III
LA LEXICOGRAFÍA ACTUAL Y EL DICCIONARIO DEL ESPAÑOL DE BOLIVIA. ESPAÑOL DE BOLIVIA – ESPAÑOL DE ESPAÑA
3.1. ANTECEDENTES
Para la teoría lexicográfica actual es fundamental determinar a quién va dirigida una obra lexicográfica y cuál es su finalidad, planteamientos insoslayables en el momento de abordar la elaboración de un diccionario, pues de los fines y de los destinatarios previstos dependerán: por un lado, la selección de los elementos léxicos que formarán la macroestructura y, por otro, la información que se proporcionará sobre cada uno de los términos contenidos en él. Estos planteamientos, formulados en relación con la confección de diccionarios generales, son igualmente válidos en el momento de elaborar obras
que
registren
unidades
léxicas
diatópicamente
restringidas
a
determinadas zonas o regiones, es decir, diccionarios dialectales, conocidos también como regionales, de dialectalismos, de regionalismos o diferenciales. Los diccionarios diferenciales reflejan, por un lado, la realidad de variación geográfica dentro del léxico de una lengua y, por otro, reúnen, según criterios generalmente uniformes y sistemáticos, unidades léxicas procedentes de diversas fuentes y regiones, las cuales tienen usos particulares. La utilidad de este tipo de diccionarios está en que cualquier persona, no necesariamente versada en cuestiones lexicográficas, recurriendo a ellos puede aclarar o desentrañar el significado de las palabras. En el presente capítulo no nos proponemos hacer un análisis de todas las controversias en torno a temas clásicos de la lingüística hispánica que han influido en la lexicografía del español americano, como las preguntas sobre ¿qué es un americanismo? (Rabanales, 1953; Rona, 1969) o ¿qué son los diccionarios diferenciales?155 Tampoco pretendemos hacer un examen crítico de los diferentes tipos de diccionarios publicados en América, sino hablar sobre los diccionarios confeccionados en la Universidad de Augsburgo, en los 155
Para mayor información sobre este tipo de diccionarios véase: Alvar Ezquerra (1996-1997), Chuchuy (1994), Avila Raúl (2003-2004), Haensch (1980, 1984), Werner (1991, 1993, 1994), Wojski (1983), Zimmermann (2003) y otros.
Gregorio Callisaya Apaza
proyectos Nuevo Diccionario de Americanismos, en una primera instancia, y Diccionarios Contrastivos del Español de América (DCEA), en la segunda etapa, patrocinados por la Deutsche Forschungsgemeinschaft. Después de haber hecho un recorrido por los diccionarios de americanismos que más destacan y los diccionarios y otras obras lexicográficas relacionados con el español de Bolivia, que nos han permitido mostrar las características de la lexicografía americana, en este capítulo centraremos nuestra atención en los diccionarios publicados en el proyecto Diccionarios Contrastivos del Español de América (DCEA), especialmente en el Diccionario del español de Bolivia. Español de Bolivia-español de España, obra concluida en 2004.
3.2. DICCIONARIOS CONTRASTIVOS DEL ESPAÑOL DE AMÉRICA
En el año de 1975, el profesor Haensch, de la Universidad de Augsburgo, después de hacer un análisis y llegar a la conclusión de que los diccionarios de americanismos existentes eran anticuados, tanto en el vocabulario como en el deficiente enfoque metodológico, tuvo la idea de llevar adelante la elaboración de un Nuevo Diccionario de Americanismos (NDA)156. Además, Haensch consideraba, en esa época, que la lingüística había desarrollado nuevas teorías y se habían desarrollado innovaciones de métodos lexicográficos, lo que precisamente propiciaba un proyecto de esta magnitud. Para efectivizar esta difícil tarea, en la Universidad de Augsburgo, se planteó el proyecto de investigación «Nuevo Diccionario de Americanismos», cuyo objetivo principal fue llevar a cabo la descripción del léxico actual del español americano, dentro de los límites geográficos y políticos de cada uno de los diecinueve países, redactando una serie de «diccionarios parciales»,
156
Sobre el Nuevo Diccionario de Americanismos se han publicado muchos trabajos, como los siguientes: Günther Haensch y Reinhold Werner. «Un nuevo diccionario de americanismos. Proyecto de la Universidad de Augsburgo», (1978); Günther Haensch (1980), «Algunas consideraciones sobre la problemática de los diccionarios del español de América»; Günther Haensch (1983), «El Nuevo Diccionario de Americanismos y la problemática de la lexicografía del español de América»; Reinhold Werner (1994-1996). «¿Cómo explicar el significado de unidades léxicas en los diccionarios diferenciales?».
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La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
dedicados a las diferentes variedades nacionales (con sus variantes regionales). Cada una de estas obras, más tarde, se integraría en una obra de conjunto. Con el fin de elaborar una serie de «diccionarios parciales», los precursores de esta idea firmaron, con organizaciones de distintos países americanos, varios convenios de cooperación: en 1976, con el Instituto Caro y Cuervo de Bogotá (Colombia); en 1979, con la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina); en el mismo año, con la Universidad de Chile (en Santiago); en 1980, con la Universidad de la República Oriental del Uruguay, en 1983, con la Universidad Católica Andrés Bello (Venezuela) y otros países americanos, como Bolivia, Ecuador y Perú. A partir de la firma de los convenios, el equipo lexicográfico de la Universidad de Augsburgo, dirigido por los Profesores Günther Haensch y Reinhold Werner, desde el inicio del proyecto, fue desarrollando un método científico, contrastivo sincrónico, coherente y uniforme que toma en cuenta todas las innovaciones de la lexicografía moderna y permite lograr un inventario lexicográfico que muestra las particularidades del léxico americano157. Sobre el proyecto de Augsburgo, Yvonne Stork afirma: Los diccionarios surgidos en el marco del proyecto de la Universidad de Augsburgo son, con diferencia, los más perfectos de entre todos los diccionarios contrastivos, y con toda razón han sido muy elogiados. Haensch y Werner van desgranando con exactitud de qué tipo pueden ser las diferencias entre las lexías hispanoamericanas y su contrapartida en el español europeo: junto a su inexistencia en español, pueden ser divergentes, por ejemplo, su significación o su registro, pero también su frecuencia de uso, su género, su número o su valencia. (2008: 597)
Por otro lado, con referencia al criterio diferencial de los diccionarios, Carlos Coello158 señala: El “Proyecto de Augsburgo”, dirigido por los Profesores Günther Haensch y Reinhold Werner, ha recurrido a informantes peninsulares para que 157
158
Para mayor información sobre la metodología de elaboración de los diccionarios, véase las introducciones y las instrucciones de uso de los diccionarios publicados. Junto con Reinhold Werner y Günter Haensch, coordinador del Diccionario del español de Bolivia que se elabora en el marco del Proyecto de Augsburgo.
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Gregorio Callisaya Apaza
establezcan las diferencias entre el español de España, por una parte, y el español de Colombia, de Argentina, del Uruguay, de Cuba y de Bolivia, por otra, con el propósito de producir una serie de Diccionarios Contrastivos del Español de América. Español de América - Español de España. (2001)
El proyecto de Augsburgo, cuyo objetivo principal fue la redacción de una serie de diccionarios dedicados a las diferentes variedades del español americano, se desarrolló en dos etapas, cada una de las cuales presenta características diferentes. Durante la primera, denominada Nuevo diccionario de americanismos (NDA), se publicaron tres diccionarios, los cuales recibieron sendos comentarios159: Nuevo diccionario de colombianismos, t. I de Nuevo diccionario de americanismos, dir.: Günther Haensch y Reinhold Werner (1993); Nuevo diccionario de argentinismos, t. II de Nuevo diccionario de americanismos, dir. Günther Haensch y Reinhold Werner, coord.: Claudio Chuchuy y Laura Hlavacka de Bouzo (1993); Nuevo diccionario de uruguayismos, t. III de Nuevo diccionario de americanismos, dir. Günther Haensch y Reinhold Werner, coord.: Ursula Kühl de Mones (1993). Durante esta etapa, el proyecto tiene como objetivo principal la redacción de diccionarios que describan el uso lingüístico del español americano sin restricciones normativas, puristas o de índole moral, con el propósito de mostrar las diferencias de las diferentes variedades del español de América. Durante la segunda etapa, Diccionarios Contrastivos de Español de América (DCEA), patrocinado por la Deutsche Forschungsgemeinschaft durante los años 1981–2004, se publicaron otros dos diccionarios: Diccionario del español de Cuba. Español de Cuba – español de España, coord.: Gisela Cárdenas Molina, Antonia María Tristá Pérez y Reinhold Werner (2000) y el Diccionario del español de Argentina – español de Español de España, coord: Claudio Chuchuy (2000). En esta segunda etapa, el objetivo del proyecto DCEA es la elaboración de diccionarios en los que el vocabulario del español
159
Al respecto véanse las reseñas de María Teresa Echenique (1989), Claudio Chuchuy (1998) y otros.
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La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
de los diferentes países hispanoamericanos se describe cotejándolo con el del español de España. Las características principales de estos diccionarios son:
Selección diferencial de los elementos léxicos que se describen: sólo se recogen unidades léxicas que no son usuales en el español de España o se usan en éste de otra manera que en el español del respectivo país americano. Indicaciones contrastivas: los diccionarios que se elaboran en el marco del proyecto brindan información precisa sobre las diferencias de uso entre el español del respectivo país americano y el español de España. Metalenguaje lexicográfico diatópicamente neutro: en las explicaciones se evita el uso de elementos no comunes al español de España y al español del respectivo país americano. Estructuras de acceso complementarias: El acceso a la información lexicográfica puede realizarse no sólo a través de la macroestructura alfabética principal (a partir de unidades léxicas del español del respectivo país americano, sino también a partir de un índice alfabético cuyos lemas son las unidades léxicas del español peninsular indicados como heterónimos de un elemento del español americano que figura como lema en la macroestructura principal. En el caso de los fitónimos y zoónimos también se ofrece un acceso a partir de índices de la nomenclatura botánica y zoológica160.
A parte de estos diccionarios, siguiendo los criterios de esta etapa, se ha concluido la redacción del Diccionario del español de Bolivia. Español de Bolivia – español de España, coord.: Carlos Coello Vila y Reinhold Werner y están en vías de elaboración el Diccionario del español de Ecuador. Español de Ecuador – español de España, coord.: Fernando Miño-Garcés y Reinhold Werner y el Diccionario del español del Perú. Español del Perú – español de España, coord.: José Carlos Huisa Téllez y Reinhold Werner. En las siguientes páginas de este capítulo, no comentaremos todas las obras del proyecto de Augsburgo, sino centraremos nuestra atención en el Diccionario del español de Bolivia. Español de Bolivia – español de España.
160
Información recuperada de: http://www.philhist.uniaugsburg.de/lehrstuehle/romanistik/angewandte/projekte/1_DCEA/1_1_Des/
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3.3. DICCIONARIO DEL ESPAÑOL DE BOLIVIA. ESPAÑOL DE BOLIVIA – ESPAÑOL DE ESPAÑA (DEBol)
3.3.1. Marco general
A partir de 1984, siguiendo la metodología del «Proyecto de Augsburgo», se emprendió la difícil tarea de elaborar un Nuevo Diccionario de Bolivianismos; que luego pasó a llamarse Diccionario del español de Bolivia. Español de Bolivia – español de España. El proyecto se inició en La Paz161 y después en el Departamento de Lingüística Aplicada, Lenguas Románicas de la Universidad de Augsburgo, con el respaldo institucional de esta universidad alemana, de la Deutsche Forschungsgemeinschaft, del Instituto de Estudios Bolivianos (IEB), de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Bolivia, y del Instituto Boliviano de Lexicografía y otros Estudios Lingüísticos (IBLEL). El DEBol, coordinado por Carlos Coello Vila y Reinhold Werner, cuya redacción ha sido concluida, en palabras de Werner: «(…) con más de 15.000 artículos y con aproximadamente 50.000 acepciones registradas superará con creces las dimensiones de los cinco tomos anteriores.» (2006:123). El DEBol comparte sus características principales con los diccionarios elaborados anteriormente en el marco del proyecto, pero se distingue de ellos en otros aspectos, los cuales veremos más adelante. El DEBol, como el resto de las obras de esta serie, está concebido como un diccionario diferencial del español hablado en Bolivia y no como un diccionario integral. En él se registran unidades léxicas usuales en el español de Bolivia, pero no usuales en el español hablado y escrito, actualmente, en la Península Ibérica, así como unidades léxicas que se usan de manera diferente en España, ya sea por ejemplo por diferencias en el uso, como algunas diferencias fónicas ortográficas, gramaticales, o por diferencias con respecto a 161
Y durante quince años, apoyado por un equipo de investigadores de la Universidad Mayor de San Andrés (La Paz), implicó viajes a los nueve departamentos de Bolivia y regiones intermedias. Fruto de este trabajo se obtuvo un corpus léxico que es considerado el más amplio dentro del marco del proyecto.
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La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
factores pragmáticos y diferencias en cuanto a la frecuencia de uso y la distribución geográfica de las unidades léxicas.
3.3.2. Destinatarios
El DEBol presenta estructuras textuales condensadas y sus artículos contienen una serie de componentes que podrán ser comprendidos sólo después de una lectura de las instrucciones de uso. Asimismo, el diccionario brinda información sobre el significado de determinadas unidades léxicas no usuales en España ni en muchos otros países hispanohablantes, o sobre lo que significan otras unidades léxicas en Bolivia, además de lo que significan en España y, con frecuencia, en otros países de habla hispana. El DEBol también ofrece información detallada sobre el léxico del español boliviano o sobre diferencias entre el vocabulario del español boliviano y el del español peninsular, o indirectamente del español de otros países. Toda esta información es de interés tanto para los bolivianos que quieren conocer el significado de una palabra, como para los que no lo son, pero que tienen interés en el léxico boliviano. Asimismo, el DEBol puede ser útil para aquellos usuarios que lo utilicen con el propósito de realizar ellos mismos algún tipo de tarea lexicográfica ya que el DEBol puede servir como fuente de documentación para otros trabajos lexicográficos en los que se quieran incluir datos sobre el léxico del español boliviano.
3.3.3. Niveles estructurales 3.3.3.1. Macroestructura
Una de las principales características compartidas por todos los diccionarios elaborados en el marco del proyecto de Augsburgo es su perspectiva diferencial-contrastiva. Diferencial en el sentido en que los diccionarios sólo recogen unidades léxicas que no son usuales en el español de España o tienen acepciones diferentes. Contrastivas porque los diccionarios brindan información
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precisa sobre las diferencias de uso entre el español de España y el español de los países americanos. Desde este punto de vista, como hemos señalado, en el Diccionario del español de Bolivia se registran sólo elementos léxicos usuales en el español hablado en esta parte de América, y no usuales en el español hablado y escrito en España, así como elementos léxicos que se usan de modo diferente hoy día en España, bien sea porque en el español de Bolivia haya acepciones no usuales en el español peninsular, o bien porque estos elementos presenten otras diferencias de uso en comparación con el español peninsular. Sobre el inventario léxico, como se desprende del prólogo del Diccionario del español de Argentina, cada uno de los diccionarios del proyecto de Augsburgo, los publicados y los que están en etapa de elaboración: «(…) se basa en una documentación que se compone de testimonios procedentes de textos primarios, resultados de encuesta y una revisión de obras lexicográficas ya existentes y de otros trabajos científicos sobre vocabulario.» (2000: X). En concordancia con el diccionario citado, para la conformación de la macroestructura del DEBol se tuvo que recurrir también, a parte de las fuentes bibliográficas, a encuestas y cuestionarios que fueron aplicados en varias regiones del territorio boliviano. Fruto de este proceso de recolección de material, el inventario léxico del DEBol muestra algunos rasgos propios, como diferencias fónicas, las cuales no corresponden simplemente a diferencias sistemáticas entre los sistemas fonológicos o entre las normas fonéticas de las variedades lingüísticas cotejadas, como muestra el ejemplo: chaqui [acep. <1> ai. ch’akhi y qu. ch’aki 'sed'; acep. <2> qu. chaki 'pie'] m 1 coloq Malestar que padece una persona al día siguiente de haber consumido bebidas alcohólicas en exceso [Bol: cabezón, perseguidora, tornachupa; E, Bol resaca]. | 2 ~s Alt, Valles coloq Piernas, generalmente de una mujer [E: patorras; Bol: balladoras]. ~ fulero [ai. ch’akhi, qu. ch’aki 'sed'] m LP coba Malestar que padece una persona al día siguiente de haber consumido bebidas alcohólicas en exceso, y que se caracteriza por el temblor, fuertes dolores de cabeza y adormecimiento y contracciones musculares. || curar el ~ [ai. ch’akhi, qu. ch’aki 'sed'] v a) {una persona cura el chaqui} coloq Comer una persona un plato de comida picante, por ejemplo, fricasé o
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La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
asado borracho <a, b>, para aliviar el malestar ocasionado por haber consumido, generalmente el día anterior, bebidas alcohólicas en exceso [Bol: componer el cuerpo, curar el cuerpo, curar la cabeza, sanar la cabeza, sanarse]. b) {una persona cura el chaqui} coloq Ingerir una persona un vaso de licor o de cerveza para aliviar el malestar ocasionado por haber consumido, generalmente el día anterior, bebidas alcohólicas en exceso [Bol: componer el cuerpo, curar el cuerpo, curar la cabeza, sanar la 162 cabeza, sanarse].
Se observan también diferencias ortográficas, diferencias gramaticales, diferencias con respecto a factores pragmáticos, y diferencias en cuanto a la frecuencia de uso y la distribución geográfica, como en: johnny pron
LP coba Forma de la primera persona singular, masculino y femenino [cf. este pecho]. charlamento m coloq hum Asamblea legislativa permanente, constituida por la cámara de diputados y la cámara de senadores [E, Bol parlamento; cf. congreso (nacional)]. charloteca f 1 LP coloq juv Lugar, generalmente una cafetería o un bar, donde se puede conversar a gusto. | 2 LP estud hum Biblioteca.
Evidentemente, el Diccionario del español de Bolivia está concebido como diccionario diferencial, no como diccionario integral del español de Bolivia. En el DEBol, según Werner, se pueden identificar los siguientes componentes contrastivos que corresponden al carácter diferencial de la selección de entradas elegida: — Las llamadas «marcas de contrastividad». Este término de taller lexicográfico se refiere a indicaciones estandarizadas sobre el tipo de diferencia que se observa en el uso de una unidad léxica entre el español boliviano y el peninsular. Las respectivas indicaciones se proporcionan, en parte, en forma de símbolos y, en parte, en forma de comentarios más amplios, pero también de forma estandarizada. — Segmentos del texto del artículo lexicográfico en los que se brinda información sobre heterónimos del español peninsular, junto con información sobre sinónimos usuales en el español boliviano.
162
Los ejemplos se han extraído de la base de datos del Diccionario del español de Bolivia, proyecto en el que colaboró el autor de este estudio.
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— Un metalenguaje lexicográfico, especialmente en las explicaciones semánticas y pragmáticas, que evita el uso de todo elemento lingüístico del español peninsular inusual en el español boliviano, así como el uso de elementos léxicos del mismo español boliviano desconocidos en el español peninsular, aunque estos últimos se utilizan bajo determinadas condiciones claramente delimitadas, por ejemplo en remisiones que conectan diferentes artículos o diferentes partes de un artículo. — Un índice de las voces usuales en el español peninsular indicadas en la parte paradigmática de los artículos. La función más importante de este índice, que forma parte del apéndice del diccionario, es la de proporcionar un acceso a la información sobre unidades del español boliviano a partir de una macroestructura complementaria a la de la macroestructura principal. (2006: 129-130)
Siguiendo los criterios mencionados, la macroestructura del DEBol, ordenada alfabéticamente, está conformada por más de 15.000 artículos y con aproximadamente 50.000 acepciones. Si comparamos con los diccionarios publicados, Diccionario del español de Cuba. Español de Cuba – español de España y Diccionario del español de Argentina – español de Español de España, la cantidad de voces del español boliviano que denotan realidades comunes en Bolivia, pero no corrientes o poco conocidas en España es mucho mayor que en los diccionarios mencionados. La explicación para esta situación es la gran cantidad de préstamos, provenientes, sobre todo, de las lenguas indígenas, especialmente, del quechua y del aimara. Como hemos apuntado ya, sobre el acceso a la información lexicográfica, al igual que en los diccionarios publicados por este proyecto, éste puede realizarse no sólo a través de la macroestructura alfabética principal, sino también a partir de un índice alfabético, que se introduce como anexo, cuyos lemas son las unidades léxicas del español peninsular indicados como heterónimos de las unidades léxicas del español americano. liderar abanderar, abanderizar, liderizar. revuelo baile, barajo, batería, batifondo, boche, bolleo, chacota, chacotería, champa, chanfaina, chenco, chipa, chiverío, coruruchi, descachuche, deschaveto, desguañango, desparpajo, despiole, desplume, disparadero, dispatarro, entrevero, menjunje, merengue, patasca, pejto, pellejería, quilombo, rayazo, taco, tapa, tojchi, tole-tole, turumba.
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La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
En el caso de los fitónimos y zoónimos, se ofrece, al igual que en el anterior caso, un acceso a partir de índices de la nomenclatura botánica y zoológica. acacia albicorticata – aromo, espinilla blanca, espino blanco
alouata caraya
carayá guaycurú, cotudo (negro), manechi, manechi (negro), mono aullador, mono aullador negro
Asimismo, en el DEBol se incluye también un acceso a través de índices de préstamos del aimara y del quechua que, en el español boliviano, constituyen una cuarta parte del diccionario. allqamari – alcamari amalluqi – amalloque awicha – ahuicha, ahuicho, ahuicho, -a awila – ahuilo, -a, ahuiloveja
3.3.3.2. Microestructura
Los componentes del artículo lexicográfico en el DEBol se distribuyen según el siguiente orden: en la parte izquierda se ubica el lema que va en minúscula y en negrita. En muchos artículos se encuentran, además del lema principal, otros lemas, subordinados a éste, que corresponden a unidades léxicas que están compuestas de dos o más palabras, las cuales merecerán un comentario especial. La descripción de las unidades léxicas está conformada por las siguientes
informaciones:
categoría
gramatical,
etimología,
marca
de
contrastividad, variante, marca diatópica, marca de registro, marca científicotécnica, definición, información paradigmática e indicación pragmática. Considerando los criterios de descripción, la información lexicográfica que ofrece el DEBol, en cada uno de los artículos, es muy rica, sobre todo en la parte definitoria, como lo veremos más adelante. Para el DEBol brindar información sobre la función sintáctica que desempeñan las palabras es muy importante, razón por la cual todas las unidades léxicas llevan esta información. ~ 251 ~
Gregorio Callisaya Apaza
cacharpa [acep. <1, 2> qu. kacharpa 'equipaje pobre'] f 1 coloq Objeto o aparato deteriorado por el uso [E, Bol: cacharro]. | 2 coloq Objeto ordinario y de poco valor económico [Bol: chafa, chafalonería, chafalonía, chala; E baratija; cf. de aracas]. | 3 Llanos coloq Pieza muscular de la res que cubre los costados encima de las costillas. santa ~ f coloq Actitud o manera de moverse y hacer las cosas con letargia y sin preocuparse [E: pachorra; E, Bol: cachaza; Bol: cacha]. falluquear v 1 {una persona falluquea} Alt coloq No cumplir una persona sus compromisos o sus promesas [E: fanfarronear, farolear; Bol: cascabelear, casquear, cauquear, chauquear, fallutear, farsantear, farsear, mulear]. 2 {una persona falluquea a una persona} Alt coloq No cumplir una persona sus compromisos o sus promesas hechas a otra persona [Bol: cascabelear, casquear, cauquear, chauquear, entablonar, fallutear, farsantear, farsear, mulear]. ¡jachu! interj Alt coloq Se usa como voz onomatopéyica para imitar el sonido que produce el estornudo [E: ¡achís!, ¡achús!; Bol: ¡jachis!].
En caso de que una voz desempeñe dos o más funciones sintácticas, entonces las indicaciones de la categoría gramatical o del género, respectivamente, siguen a los números romanos por medio de los cuales se estructura el artículo según categorías gramaticales, géneros de la palabra o ambos. acatanca [qu. aka 'excremento' + qu. tanqay 'empujar'] If 1 Alt, Valles zoo Nombre de varias especies de coleópteros de aproximadamente 2 cm de largo, de color negro brillante. Suelen llevar hasta el nido bolas de excremento, que transportan con las patas traseras, para la deposición de los huevos y el alimento de las larvas (Fam. Scarabaeidae, Canthon spp., Copris spp., Geotrupes spp., Phanaeus spp.) [E, Bol: escarabajo pelotero; Bol: cheque-cheque, jamatanca, pancataya, tanca-tanca]. 2 Alt, Valles coloq! Excremento humano o de animal [E: cagada; E, Bol: mierda; Bol: aca, bosta, cacacha, caga, hisatune, jama, pajcha, puchi; cf. catanga; emeimi; torta (colonial)]. | II m/f 3 coloq hum Niño que está aprendiendo a caminar [ baby]. III sust(m/f)/adj 4 Or, Pt, Valles coloq! Niño que molesta a los demás moviéndose y hablando mucho [Bol: acasique; chichuriro; copete].
Con respecto a los verbos, al igual que en los anteriores diccionarios contrastivos, tanto para las unidades léxicas univerbales como para todas las unidades léxicas pluriverbales con función verbal, en el DEBol se indica el régimen que corresponde a cada una de sus acepciones. La indicación del régimen verbal precede, en cursiva y entre llaves ({...}), a la definición. ~ 252 ~
La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
cabrear v
1 ~se {una persona se cabrea} Llanos, Valleg coloq Aburrirse mucho una persona. | 2 ~se {una persona se cabrea} Llanos, Valleg coloq Acobardarse una persona en el momento de decir o hacer algo [E: achantarse, cortarse; E, Bol: achicarse, encogerse; Bol: achicopalarse, aniñarse, correrse]. | 3 ~se {un hombre se cabrea} LP coba Excitarse un hombre sexualmente [ acalorarse; arrecharse].
Para distinguir los complementos directo e indirecto en los casos de expresiones que se refieren a seres animados, la a que marca el complemento directo en expresiones que se refieren a seres animados se halla encerrada por corchetes [a].
cabrestear v
1 {una persona cabrestea} Valleg coloq Insistir una persona constante y pesadamente en un tema, generalmente una petición o una pregunta [E: dar la paliza; E, Bol: machacar; Bol: caduquear, caiquear, conanear]. 2 {alguien o algo cabrestea} Llanos coloq euf Causar algo o alguien aburrimiento, molestia o hartazgo [ cojudear; ejercitar la paciencia; empelotar; fregar la paciencia; hinchar las corotas]. | 3 {una persona cabrestea [a] un animal} Llanos coloq Acostumbrar a un animal, generalmente de caballería, a llevar el cabestro para domarlo. | 4 {alguien o algo cabrestea [a] una persona} Llanos coloq euf Causar algo o alguien aburrimiento, molestia o hartazgo a una persona [ cojudear; ejercitar la paciencia; empelotar; fregar la paciencia; hinchar las corotas]. | 5 {un animal cabrestea [a] una persona} Llanos coloq Seguir un animal, generalmente equino, a una persona [E, Bol: cabestrear]. | 6 {una persona cabrestea EN un tema} Valleg coloq Insistir una persona constante y pesadamente en un tema, generalmente una petición o una pregunta [E: dar la paliza; E, Bol: machacar; Bol: caduquear, caiquear, conanear].
Algunas veces surge la necesidad de marcar el régimen preposicional de los verbos, cuando esto sucede, se destaca la preposición poniéndola en versalitas, como se ve en la segunda acepción de caduquear.
caduquear v
1 {una persona caduquea} Llanos coloq Insistir una persona constante y pesadamente en un tema, generalmente una petición o una pregunta [E: dar la paliza; E, Bol: machacar; Bol: cabrestear, caiquear, conanear]. | 2 {una persona caduquea EN un tema} Llanos coloq Insistir una persona constante y pesadamente en un tema, generalmente una petición o una pregunta [E: dar la paliza; E, Bol: machacar; Bol: cabrestear, caiquear, conanear].
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Dentro del inventario léxico del DEBol tenemos también verbos que sólo funcionan en formas compuestas y perifrásticas. En estos casos, el régimen verbal aparece en la forma IR A + VERBO.
cacontar [ai. qaquña y qu. qhaquy 'frotar'] v
1 {una persona va a cacontar una parte del cuerpo} Alt coloq Friccionar con las manos alguna parte del cuerpo de una persona con un medicamento líquido o cremoso para aliviar el dolor, generalmente muscular [Bol: cacorar, cacur, quitur, quiturar; E, Bol masajear; sobar]. 2 {una persona va a cacontar [a] una persona} Alt coloq Friccionar con las manos alguna parte del cuerpo de una persona con un medicamento líquido o cremoso para aliviar el dolor, generalmente muscular [Bol: cacorar, cacur, quitur, quiturar; E, Bol masajear; sobar]. 3 ~se {una persona se va a cacontar} Alt coloq Friccionarse una persona con las manos alguna parte del cuerpo con un medicamento líquido o cremoso para aliviar el dolor, generalmente muscular [Bol: cacorarse; E, Bol masajearse]. OBS: Se usa, generalmente, en formas compuestas y perifrásticas con estar, hacer o ir.
Por otro lado, en el DEBol se incluye también información referida al origen de los términos provenientes, sobre todo, del quechua y del aimara. Éstos llegan a de 3.596, 24% del diccionario; de las cuales 1.530 son de origen quechua, 1.432 aimara y 634 son de étimo compartido. Sobre la inclusión de este tipo de información en el diccionario Werner afirma: «La nueva clase de información lexicográfica, que parece corresponder, a primera vista, a intereses etimológicos, obedece, sin embargo, a otros motivos (…)» (2006: 132), los cuales comenta a continuación: — Por una parte, se tiene en cuenta la situación sociolingüística en la que se encuentra el español, en contacto con el quechua y el aimara, en Bolivia. Esta situación (bilingüismo o trilingüismo de gran parte de la población, diglosia relativamente estable) favorece una alta frecuencia de casos de code switching y de casos en los que el hablante, al usar palabras provenientes del quechua o del aimara en español, mantiene completa o parcialmente rasgos de la pronunciación que estas palabras tienen en la lengua de origen. — Por otra parte, es una consecuencia de la situación específica que presenta la documentación sobre el léxico del español boliviano reunida para el Diccionario del español de Bolivia. Muchas voces de origen quechua y aimara son de uso casi exclusivamente oral. El uso de muchas otras voces ~ 254 ~
La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
de origen aimara y quechua está documentado en forma escrita en textos primarios (no sólo en glosarios u otros textos metalingüísticos), pero con las más diversas variantes gráficas, que corresponden, en parte, al deseo de marcar el origen autóctono de la respectiva voz y, en parte, a la intención de destacar rasgos fónicos de la lengua de origen conservados en la lengua receptora. El alto grado de variación gráfica es también consecuencia de la diversidad de sistemas de ortografía y de transcripción aplicados a las dos lenguas autóctonas andinas en obras científicas y de divulgación científica, en combinación con la falta de dominio de estos sistemas gráficos por parte de la mayoría de las personas, que se sirven de grafías ajenas al sistema ortográfico español. (Werner, 2006: 132)
Ante esta situación tan compleja del español hablado en Bolivia, el equipo lexicográfico de Augsburgo adoptó las siguientes decisiones para tratar las voces de origen aimara y quechua en el DEBol: — Estas voces son presentadas, en calidad de lemas, según las reglas de la ortografía española. Los rasgos ajenos al español no andino que pueden aparecer en estas voces (por ejemplo la aspiración o la glotalización de consonantes, que en la lengua de origen tienen valor de rango fonológico) no se reflejan en la grafía de los lemas. — Excepto en casos muy específicos, no se indican las variantes fónicas que puede tener cada una de estas voces, oscilando entre el mínimum y el máximum de integración al sistema fónico del español, así como pronunciaciones usuales entre personas que no dominan la respectiva lengua de origen, pero tratan de reproducir rasgos fónicos típicos de éstas, a menudo con resultados híbridos o equivocados. Tampoco se registran todas las variantes gráficas posibles cuyo uso corresponde de manera análoga a los mismos factores que el de las variantes fónicas. — Para cada voz de origen aimara o quechua se indica su origen en una, o ambas, respectivamente, de estas dos lenguas, usándose para la presentación de las palabras de la lengua de origen el llamado «alfabeto único», sistema ortográfico de vigor oficial en Bolivia para el uso escrito de las lenguas autóctonas habladas en ese país. (Werner, 2006: 132-133)
Esta información, que va inmediatamente después del lema, se introduce entre corchetes, como ocurre en michi.
michi [acep. <1, 2, 4, 6> qu. misi 'gato'; acep. <3> ai. y qu. mich’a 'tacaño'] I m, var misi 1 Chuq, Llanos coloq Cinta de tela de aproximadamente 85 cm, estrecha en la parte media y ancha en los extremos,
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Gregorio Callisaya Apaza
que puesta alrededor del cuello se ata por delante con un lazo o nudo. Se usa como complemento de una vestimenta elegante [E pajarita; cf. gato]. 2 Valles coloq Gato doméstico [E, Bol: minino; Bol: pisi]. II sust(m/f)/adj 3 coloq Persona que escatima exageradamente el dinero que gasta o da [E: rácano, -a, rata; E, Bol: agarrado, -a, duro, -a; Bol: agarrete, amarrado, -a, amarrete, cahuachira, capichi, capichón, -a, chicatero, -a, corpa, durísimo, -a, jihuata, judío, -a, jufio, liquichiri, machete, maco, -a, macuco, -a, micha, michalo, -a, puñete, quepichón, -a, quisque, sacre, seguro, -a, taca, tacataca; E, Bol cicatero, -a; cf. chiñi]. | 4 Pn coloq Persona cobarde [E: badanas, cobardica; Bol: barbolín, -a, cangalla, erque, gurrumino, -a, incapaz, lanudo, -a, lengue-lengue, llaita, llorón, -a, maricón, -a, mariquita, maula, pollo, -a, quehua, quehuarraza, quisiri, tembleque, tuquiri; cf. babas heladas; cacacho, -a; maraco; pollerudo; simbólico; simbólico, -a; sin bolas]. III adj 5 coloq Ref. a un objeto: ordinario y de poco valor económico [E: baratija, de saldo, hortera; Bol: baratieri, cascabel, casco, chapcha, chapi, charpa, chojcho, -a, chusco, a, de a centavo, de a peso, de aracas, fulero, -a, ordinchi, pinche, raca, tarancho, -a; cf. cacharpa]. | 6 StaCr, Valleg coloq Ref. a una persona: de ojos claros [cf. aguarapado, -a]. OBS: La variante se usa sólo con la acep. <2>. En E, sólo sustantivo masculino, de uso regional, con dif. acep.
Una innovación iniciada por el proyecto de Augsburgo es la inclusión de la marca de contrastividad. En el DEBol se implementan tres marcas [
]. La
primera [ ] indica que una determinada unidad léxica no se usa o no se da en el español peninsular. Con la segunda [ ], se indica que un vocablo es usual en el español peninsular y con las mismas acepciones que en el español boliviano, pero tiene otra u otras acepciones diferentes en el español boliviano. Y con la tercera [ ], se indica que la acepción o las acepciones de un vocablo se distinguen, entre el español boliviano y el peninsular, por una diferencia con respecto a la frecuencia de uso u otro rasgo diferenciador. En este caso, esta marca se repite al final del artículo, lugar en el que se introduce el comentario.
falluquear v
1 {una persona falluquea} Alt coloq No cumplir una persona sus compromisos o sus promesas [E: fanfarronear, farolear; Bol: cascabelear, casquear, cauquear, chauquear, fallutear, farsantear, farsear, mulear]. 2 {una persona falluquea a una persona} Alt coloq No cumplir una persona sus compromisos o sus
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La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
promesas hechas a otra persona [Bol: cascabelear, casquear, cauquear, chauquear, entablonar, fallutear, farsantear, farsear, mulear]. quemada f 1 En el juego de la pelota quemada, acción de eliminar a un jugador, golpeándolo con la pelota lanzada con fuerza, por uno de los integrantes del equipo contrario. | 2 cajche <2>, acción de eliminar a un jugador golpeando la pelota contra el suelo dentro de un área ya delimitada, cuando aún está dando la vuelta al campo, y no se encuentra en ninguna de las cuatro paradas. 3 coloq Humillación en público que sufre una persona por haber cometido un error o un desatino [E: corte; Bol: bajón, bajoneada, quemazo; E, Bol bochorno]. 4 coloq Vergüenza que pasa una persona por haber cometido un error, por encontrarse en una situación embarazosa o por ser objeto de burla [Bol: bajoneada]. 5 coloq Coloración morena que adquiere la piel de una persona por haber estado expuesta al sol durante mucho tiempo. ojito m ~s LP coba Broma de mal gusto que consiste en untar un preso los ojos de un compañero de celda, en un momento en que éste se encuentra desprevenido, con mentisan u otro producto semejante. hacer ~s v {una persona hace ojitos a otra persona} LP coloq Coquetear con una persona, abriendo y cerrando los párpados, repetidamente [Bol: lopopear, pestañear, piscar]. En E, sólo diminutivo de ojo.
En algunos artículos del DEBol se introduce información referida a variantes de lemas. La información va después de la marca gramatical separada de ésta con una coma. Las variantes aparecen, sobre todo, en préstamos de las lenguas indígenas que en el español boliviano pueden tener dos o más realizaciones, como ocurre en los siguientes ejemplos. huacachupa [ai. y qu. waka < esp. vaca + qu. chupa 'cola'] f, var guacachupa Valles Instrumento musical de viento, típico del departamento <1> de Tarija, compuesto por un cuerno vaciado de buey y una boquilla de caña hueca <b> que produce sonidos parecidos al mugido de una vaca [Bol: erque, erquencho]. huaca-huaca [ai. y qu. waka < esp. vaca] I f, var guaca-guaca, waka-waka 1 Alt Danza autóctona de la región andina que satiriza la corrida de toros de los españoles y en la que participan hombres y mujeres. Los varones llevan sombreros de forma cónica adornados con plumas de los cuales cae una tela delgada, a manera de velo, que cubre sus rostros, camisas y pantalones de color blanco y un poncho pequeño; además, llevan, sujeta a la cintura, la figura de un toro fabricado del cuero de un buey. Las mujeres llevan sombreros, blusas y entre quince
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Gregorio Callisaya Apaza
y treinta polleras adornadas con lentejuelas y en una de las manos, una pequeña lechera. En esta danza participan también caisillas, cusillos <1> y jilacatas <2> [Bol: huacatocoris]. 2 Alt Composición musical, originaria de la región andina, de carácter alegre y ritmo rápido al compás de la cual se baila la huaca-huaca <1>. 3 Alt zoo Nombre de algunas especies de insectos coleópteros, de aproximadamente 5 cm de largo y de color negro. Sus patas tienen fuertes garras prensiles con las que se sujetan a las ramas de los árboles. El macho tiene una especie de cornamenta en la cabeza. Habitan en los valles y en los llanos del oriente boliviano (Fam. Scarabaeidae) [E, Bol: escarabajo; Bol: jetore, torito]. II sust(m/f)/adj, var guaca-guaca 4 Alt coloq desp Persona que da muestras de ingenuidad, escaso entendimiento y falta de viveza [E, Bol: baboso, -a, bartolo, -a; Bol: alforjudo, -a, amuto, asnálido, -a, asnopeque, balurdo, -a, calzonazo, -a, calzonudo, -a, levas, levudo, -a, lojto, -a, mamerto, a, opazapallo, pajarón, -a, sonso, -a, tacalo, -a, tajmara, tapa, tapado, -a, tapalo, -a, yayazo, -a, zapallo, zapalludo, -a; abombado, -a; apipuco; apululo; caimán; cayetano, -a; chapulín; mama; mamila; maní (Márquez); otario; otario, -a; tata]. OBS: La segunda variante existe sólo para las acep. <2, 3>.
Las variantes163 aparecen también documentados en la macroestructura del diccionario, y su descripción se limita a la remisión a la variante principal.
guacachupa f huacachupa. guaca-guaca I f 1 huaca-huaca. sust(m/f)/adj waka-waka f
2
II
huaca-huaca. huaca-huaca.
En el Diccionario del Español de Bolivia, las marcas diatópicas o geográficas son las más numerosas y tienen por objeto restringir la pertenencia de una palabra o acepción a la norma lingüística de una determinada región o lugar. En el DEBol se distingue entre el uso general o de Bolivia, sin marcación, y los referidos a regiones. En el primer caso, los vocablos de uso general no llevan ninguna marca. En el segundo caso, las marcas o abreviaturas se expresan en
163
En ocasiones la unidad léxica que representa un lema puede tener más de una variante; el criterio aplicado, en estos casos, es la frecuencia de uso. Muchas veces, las variantes aparecen en el lenguaje escrito, como es el caso de Waka-waka, que hace referencia a una de las danzas típicas de la zona andina y que es la representación de una corrida de toros.
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La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
letra cursiva y con mayúscula inicial. A continuación presentamos un cuadro en el que se aprecia las diferentes regiones de Bolivia:
LP Alt
Yungas
Or Pt Cbb
BOLIVIA
Valles
Chuq Tj Bn
Llanos
Pn StaCr
Valleg
Para los propósitos del DEBol se ha dividido Bolivia en tres grandes zonas: el Altiplano, los Valles y los Llanos. Bajo Altiplano tenemos a los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí; en Valles, a los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija y en los Llanos, a Beni, Pando y Santa Cruz. Asimismo, se ha considerado dos zonas intermedias, los Yungas y Vallegrande, debido a la fuerte influencia, en estas zonas, de las lenguas aimara y quechua, respectivamente. Estas marcas van, inmediatamente después de la categoría gramatical o número de acepción. pajla [ai. p’axla y qu. p’aqla] I m
1 Alt, Valles coloq Calva de una persona [cf. aeropuerto de moscas]. 2 Alt, Valles coloq Corte de cabello masculino, hecho a máquina, que consiste en rapar toda la cabeza [Bol: muro; cf. jallpsuta]. II sust(m)/adj 3 Alt coloq Hombre que tiene la cabeza rapada [Bol: carapeque, muro, murucullo; cf. caspa; foco]. III sust(m/f)/adj 4 Alt, Valles coloq Persona calva [Bol: carapeque, mocho, -a, murucuyá, pelado, -a, tojlo, tojlopeque; cf. aeropuerto de moscas; chipe; chopochoro, -a; entutumado, -a]. palca [ai. p’allqa 'ranura' y qu. pallqa 'bifurcación'] I f 1 Llanos Horquilla de madera o de metal que constituye la parte principal del bodoqui [Bol: bodoquera]. 2 Or, Pt minas Ángulo que forman dos vetas. | II sust(m/f)/adj 3 LP coloq Abertura de
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Gregorio Callisaya Apaza
algunas prendas de vestir, por ejemplo, de una falda, en la parte inferior. 4 Yungas coloq Persona que tiene labio leporino [Bol: cortado, -a, guaco, -a, joñiqui, nachocho, -a, partido, -a; cf. jeta rajada; senca].
Sin embargo, los usuarios del diccionario deben tomar con cierta reserva esta información, puesto que cuando se indica que un elemento léxico es usual en determinada región, no se afirma que éste se use en toda la extensión de ella, así como tampoco que no se use en ninguna parte fuera de ella. Estas marcas, al igual que en otras obras lexicográficas, no cumplen otra función que la de delimitar, aproximadamente, la difusión geográfica de las unidades léxicas. Pasando a la marca de registro, el DEBol agrupa bajo esta denominación
unidades
léxicas
con
marcación
diastrática,
diafásica,
connotativa y técnico científica. Con la diastrática se hace la diferencia de uso entre un estrato lingüístico culto, frente al vulgar. En el diccionario, esta diferencia se marca a través de la marca coloq!164, como ocurre en:
jampato [ai. y qu. jamp’atu 'sapo'] m
1 coloq! hum Vulva o vagina de la mujer [Bol: zapallo; cf. apasanca; araña (negra); cachimbo; conejera; coso]. 2 zoo Alt, Valles Nombre de muchas especies de sapos y ranas de tamaño mediano (Fam. Bufonidae; Fam. Ranidae) [Bol: toco-toco].
Como diastrático se marcan también distinciones basadas en la edad, como infant (infantil) o juv (juvenil) para referirnos al lenguaje propio de los niños y de los jóvenes respectivamente.
¡chachán! interj
LP coloq juv Se usa, al narrar una historia o un cuento, para reproducir el sonido de un golpe o para indicar la realización brusca o decidida de una acción [Bol: ¡chan!]. pachar v 1 ¡pacha! Alt infant Es usado por una persona, generalmente por los padres de un niño, para estimularlo a que se siente [Bol: ¡pachate!]. OBS: Suele decirse dos o más veces seguidas. 2 ¡pachate! Alt infant Es usado por una persona, generalmente por los padres de un niño, para estimularlo a que se siente [Bol: ¡pacha!]. OBS: Suele decirse dos o más veces seguidas. 164
Coloquial que hace referencia a acepciones, generalmente, consideradas groseras, vulgares o, en algunos casos, tabuizadas.
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La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
La
marca
diafásica
se
refiere
a
los
distintos
registros
o
estilos,
correspondientes a usos determinados por la situación o el uso contextual; en el DEBol se distingue entre el neutro (sin marcación) y el coloquial (marcado con coloq); además de las marcas histórico (indicado mediante la marca hist), estudiantil (marcado con estud) y deportivo (marcado con deport), coba165 (marcado con coba) y obsoleto (marcado con obsol). jananta [ai. jananta] f
Alt coloq Tela fina, de lana o paño, con la que se envuelve a un bebé una vez que está vestido para que se mantenga rígido, intentando evitar así una malformación en los huesos [cf. bayeta]. negrero, -a I m/f 1 Llanos hist Durante el auge de la explotación de la goma <1>, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, persona que se dedicaba a contratar peones en las ciudades y en los pueblos para llevarlos a trabajar en la extracción del caucho [Bol: reenganchador, -a, vendegente]. II adj 2 coloq Ref. a un hombre: que suele tener relaciones amorosas con varias mujeres simultáneamente [Bol: cholero, -a, drolero, -a; cf. aguilillo, -a; alcuza; barba azul; cholero; chubi; corazón de colectivo; crestón, -a; cuantúa; pesetero, -a; potro; potro, -a; quenchaachachi]. pelea f deport Enfrentamiento entre dos boxeadores en el cuadrilátero [E, Bol: combate]. ~ de fondo f deport En un espectáculo de boxeo, combate principal, que se ofrece al público al final de la velada. || ~ de semifondo f deport En un espectáculo de boxeo, combate que se ofrece al público antes del último combate. || ni en ~ de perros mod Alt coloq Se usa para negar, rotundamente, que se conoce a una persona. rojo m Alt estud En el sistema de calificaciones, calificación inferior a la mínima requerida para aprobar un curso o un examen [E suspenso; cf. aplazo].
Con marca connotativa, se alude o bien a una valoración social de la palabra, que puede determinarse como más o menos vulgar o tabuizada, o bien a una actitud del hablante frente a lo que dice, actitud que puede ser de desprecio o al contrario, de ironía o de humor, de agresividad, etc. Pertenecen a este tipo
165
Jerga de la delincuencia boliviana sobre la cual se han publicado algunas obras, como Coba: Lenguaje Secreto Del Hampa Boliviano, de Víctor Hugo Visacarra (1991) o Diccionario Coba, Sociolecto de la delincuencia boliviana, de IBLEL (1998).
~ 261 ~
Gregorio Callisaya Apaza
de lemas las siguientes marcas: desp (despectivo), euf (eufemístico) o hum (humorístico)166.
lorenceti sust(m/f)/adj
LP coloq euf Persona que tiene la nariz aguileña [Bol: lorenzo, -a; cf. arinasa; cóndor]. once: ir en el ~ v {una persona va en el once} Alt coloq hum Ir a pie una persona, generalmente por falta de dinero para pagar el viaje en un vehículo de transporte público [E: ir en el coche de San Fernando; Bol: ir en doch, ir a patatín, ir a queso; cf. ir a pataipié]. rantifuso, -a sust/adj coloq desp Persona que tiene un aspecto sucio y descuidado [Bol: tanaco, -a; cf. apacheta; bagre; botado, -a; mantachina; quetoso, a].
Finalmente, con respecto a la marcación científico-técnica, se debe señalar que, si bien el DEBol no abarca ni pretende abarcar el léxico terminológico, esta obra registra, no obstante, aquellas palabras pertenecientes a las ciencias y artes o técnicas que por su frecuencia de uso han rebasado las fronteras de éstas para formar parte del vocabulario general. Y es precisamente en estos casos en los que se hace necesario marcar convenientemente la pertenencia o la procedencia de tales vocablos o de alguna de sus acepciones a una terminología. Pertenecen a este último tipo de lemas las siguientes marcas: adm (Administración), agri (agricultura), bot (botánica), ganad (ganadería), jur (jurídico), mec (mecánica) o zoo (zoología).
aporte: ~ laboral m adm Porcentaje que se descuenta mensualmente del sueldo de un trabajador y que le garantiza los ingresos correspondientes a la jubilación. || ~ patronal m adm Porcentaje que aporta mensualmente el patrón para garantizar la jubilación de los trabajadores. asentamiento m mec Prueba y ajuste de funcionamiento de un motor nuevo o rectificado [E: puesta a punto, rodaje; Bol: ablandada, ablandamiento, ablande].
166
Se trata de una clasificación connotativa en la que pueden darse grados diversos. A veces existe toda una gradación léxica en este sentido desde la grosería más fuerte hasta el carácter más formal o refinado. En otros casos habrá que notar, aunque el lema no lleve una marca específica, si se trata de un insulto o una expresión injuriosa o, por el contrario, una expresión cariñosa, etc.
~ 262 ~
La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
bacaba m
Bn bot Palmera de hasta 10 m de altura, con tronco densamente cubierto por bases foliares fibrosas. Tiene hojas compuestas e inflorescencias escamosas. Su fruto tiene forma elipsoide o globosa y contiene una sola semilla. Crece en selva amazónica. Sus frutos son comestibles y se usan para la elaboración de bebidas y aceite (Fam. Palmae, Oenocarpus mapora). cargo m jur Certificación de día y hora hecha por el secretario del juzgado al pie de los escritos, para registrar el ingreso de éstos. chapeada f mec Acción de reparar la carrocería de un vehículo, quitando las abolladuras ( chapear <2>) [Bol: chapeado]. En E, sólo sustantivo masculino. choricero, -a adj period Ref. a un periodista: que escribe artículos excesivamente largos y tediosos. ñacurutú m, var ñacurubú # Llanos zoo búho <1> de aproximadamente 50 cm de largo, de color café <5> grisáceo en el dorso y blanco en el vientre, con estrías de color café <5>. Habita en todo el territorio boliviano (Fam. Strigidae, Bubo virginianus).
Al igual que los demás diccionarios publicados por el proyecto de Augsburgo, las definiciones que presenta el DEBol pueden ser clasificadas de la siguiente manera: por paráfrasis semántica, por equivalentes, por remisión, por formulación metalinguística, por fórmulas que se refieren a una relación formal entre dos unidades léxicas y por explicación enciclopédica. La definición a través de paráfrasis semántica se entiende como la definición lexicográfica que consiste en amplificar la explicación de un vocablo. Este tipo de definiciones, en el DEBol deben cumplir con las siguientes condiciones: equivalencia semántica en cuanto al valor referencial y pertenencia a la misma parte de la oración que la unidad léxica cuya acepción se explica.
ebeje m
StaCr coloq Utensilio tejido del cogollo de una palmera y que sirve para avivar el fuego de leña o para dar aire [E, Bol: abanico, soplador; Bol: baquitú, soplafuego, venteador; E aventador, -a, soplillo]. sabertero m LP coloq Martillo de punta chata, utilizado en zapatería para curtir la suela [E: martillo de zapatero; Bol: muto].
En las definiciones a través de equivalentes se recurre a otra unidad léxica de igual valor referencial que aquella cuyo significado se explica y el cual, por un ~ 263 ~
Gregorio Callisaya Apaza
lado, es usada tanto en el español boliviano como en el peninsular o, por otro, es una remisión a un lema que forma parte de la macroestructura del diccionario. Además de las condiciones planteadas para el anterior tipo de definición, otra condición es que el equivalente no se preste a una interpretación ambigua debido a estructuras polisémicas. canceroso m
LP coba Cigarrillo [Bol: charruto, cilindrónico, faso, sofá, tarcazo; cf. billa]. gagueo m 1 coloq Tartamudez [Bol: gaguera]. 2 coloq Resonancia nasal que producen algunas personas cuando hablan [E: gangosidad; Bol: gaguera]. jararanco: jaira ~ sust(m/f)/adj coloq jaira jararanco. En E, no es usual jararanco. vento m venteo.
Las definiciones por formulación metalingüística son introducidas por fórmulas como «Se usa [...]», «Es usado [...]», «En mecánica/el fútbol/sastrería […]» o «Nombre de [...]». Se recurre a estas fórmulas, por razones de homogeneidad y univocidad. De esta manera, se garantiza que explicaciones de contenido de los vocablos, definido de esta manera, sean unívocas:
caballerito m
1 ¡~! Alt, Valles coloq Se usa para referirse irónicamente a un hombre a quien se le echa la culpa de algo. | 2 ¡~! Alt coloq Es usado por las vendedoras en los mercados para dirigirse a un hombre y animarlo a que compre algo [E: ¡caballero!, ¡señor!; Bol: ¡huirajocha!, ¡niñito!, ¡patroncito!, ¡tata!; cf. ¡casero, -a!]. En E, sólo diminutivo de caballero. carayano, -a I m/f 1 Llanos Es usado por los indígenas de las tribus de los llanos bolivianos para referirse a una persona de raza blanca o mestiza [Bol: caraí]. | II sust/adj 2 coloq Persona que obra con picardía o de manera deshonesta [E, Bol: zorro; Bol: astuciero, -a, macuco, -a, tigre; cf. alcamari]. carburada f 1 En mecánica, acción de regular el paso del aire y del combustible en el carburador para conseguir una combustión adecuada en el motor. | 2 LP coloq Acción de pensar mucho en algo, especialmente en la manera de resolver un problema [Bol: craneada, humeada]. jacaranda m LP StaCr bot Nombre de dos especies de árboles de hasta 15 m de altura, de hojas compuestas, flores de color azul y frutos en forma de cápsula leñosa que contienen semillas aladas. Crecen en bosques secos y sabana húmeda (Fam.
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La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
Bignoniaceae, Jacaranda cuspidifolia, Jacaranda mimosifolia).
El DEBol recurre también a fórmulas que se refieren a una relación formal entre dos unidades léxicas. Las formulas que se utilizan son las siguientes: «Ref. a [...]:», «En rel. con [...]:» o «Dim. de [...]:».
allacito adv Alt, Valles coloq Dim. de: allá. cabal I adj 1 coloq Ref. a una prenda de vestir: que resulta adecuado, exacto o justo en cuanto a su medida. Obs: Se usa sólo en función predicativa. | II adv 2 coloq En rel. con el modo de quedarle a una persona una prenda de vestir: de modo adecuado, justo y exacto [E justo]. OBS: Se usa, generalmente, en diminutivo: cabalito. endeveras adv Tj coloq En rel. con el modo de referirse a un hecho o a una enunciación: con certeza [E, Bol: de verdad, en verdad].
Finalmente, el DEBol recurre a las definiciones enciclopédicas con el propósito de brindar, al usuario, la mayor información posible. Ésta puede exceder el marco sintáctico de una mera paráfrasis y alcanzar una extensión que abarque varias frases enteras. cueca f
1 # Baile de pareja suelta que representa el galanteo de un hombre a una mujer. Los bailarines, que llevan un pañuelo en la mano derecha, trazan con éste figuras en forma de ocho, al mismo tiempo que dan vueltas y medias vueltas. El baile tiene varias partes: introducción, quimba y zapateado fogoso al final, cada una con características propias. 2 # Composición musical folclórica típica de Bolivia, generalmente cantada y de compás 6/8, al ritmo de la cual se baila la cueca <1>.
En el caso de los nombres de plantas y animales, la explicación enciclopédica incluye además la identificación según la taxonomía científica, teniendo en cuenta convenciones formales vigentes.
ñacatola f
LP, Or bot tola <1> de hasta 50 cm de altura, ramas densamente cubiertas de hojas espatuladas, con uno o dos dientes triangulares a cada lado y flores reunidas en inflorescencias axilares. Crece en el altiplano boliviano (Fam. Compositae, Baccharis incarum).
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paca f
1 Llanos zoo Nombre de dos especies de roedores, de aproximadamente 70 cm de largo, con el vientre de color blanco o amarillo y el dorso de color café <5> grisáceo y cubierto de líneas y manchas blancas. Su cabeza es grande, su cola muy corta y sus patas largas. Se alimentan de frutas, hojas y semillas. Habitan en la zona comprendida entre la región de los Yungas y la selva amazónica, cuyos habitantes consumen su carne con mucha frecuencia (Fam. Dasyproctidae, Cuniculus paca, Dasyprocta aguti) [Bol: aguti, jochi pintado, yapa]. 2 Valleg coloq Bragueta del pantalón [cf. botica].
Con respecto a la información paradigmática, en la medida de lo posible, para cada acepción se registran sinónimos del español boliviano y del español de España. En el DEBol, se consideran como sinónimos aquellas unidades léxicas que coinciden, en la acepción respectiva, tanto en el valor referencial como en el estilístico. Los sinónimos van a continuación de la explicación de contenido, entre corchetes.
laburo m
1 coloq Lugar en el que una persona trabaja [E: curre, curro; Bol: chamba, pega]. | 2 coloq Acción de trabajar [Bol: laburada]. | 3 coloq Puesto de trabajo u ocupación remunerados [E: curre, curro; Bol: chamba, pega]. ~ firme m LP coba Robo de gran magnitud [Bol: bollazo, bollo firme, callpazo, farolazo, olivazo firme, tacazo].
Además de los sinónimos, se registran también unidades léxicas que hacen referencia a las mismas realidades, pero que se diferencian por un rasgo estilístico. lacontado, -a [ai. laq’u 'gusano'] adj
LP, Yungas coloq Ref. a un alimento, como la fruta, la papa <2> o la carne: que tiene gusanos [Bol: engusanado, -a, gusaniento, -a; E, Bol agusanado, -a].
En el ejemplo, dentro de la información paradigmática aparece agusanado, -a como cuasi sinónimo porque en el uso este vocablo no es de uso familiar, sino neutro. Para terminar esta exposición debemos mencionar la información pragmática, que en el DEBol se introduce como observaciones. Las observaciones pueden ser de dos tipos, Obs: que se refiere a una acepción y OBS: que se refiere a
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La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
todas las acepciones. Con este recurso se introducen comentarios, de diversa índole, que no pueden ser descritos dentro de las definiciones. masa f
1 Producto de pastelería, pequeño y de forma variada, elaborado, generalmente con harina de trigo, manteca, huevo, leche y azúcar. Obs: Es más frecuente su uso en plural y diminutivo: masitas. | 2 Or, Pt minas Explosivo componente de la dinamita. | 3 LP coloq Mujer muy gorda. quichir [ai. k’ichiña y qu. k’ichiy 'pellizcar'] v 1 {una persona va a quichir algo} Alt, Cb, Yungas coloq Apretar con los dedos y las uñas, con fuerza, una pequeña cantidad de piel y de carne [Bol: quichjar]. 2 {una persona va a quichir [a] otra persona} Alt, Cbb, Yungas coloq Apretar una persona con los dedos y las uñas, con fuerza, una pequeña cantidad de piel y de carne del cuerpo de otra persona [Bol: quichjar]. OBS: Se usa, generalmente, en formas compuestas y perifrásticas con estar, hacer o ir.
La utilidad de este tipo de comentarios radica en el hecho de que, algunas veces, la definición no es suficiente para explicar una unidad léxica, puesto que para comprender el significado de algunos vocablos se requiere de un contexto cultural, como ocurre en el siguiente ejemplo:
pastear v
1 {alguien pastea [a] alguien} LP coloq Dar ventaja al adversario, en un juego. 2 {un hombre pastea [a] una mujer} Alt, Cbb, Valleg coloq Tratar de conquistar un hombre a una mujer, buscando situaciones propicias para ello, por ejemplo, en una fiesta. | 3 {un conductor pastea pasajeros a otro conductor} LP coloq Llevarse el conductor de un servicio de transporte, sirviéndose de una maniobra imprevista, los pasajeros que le habrían correspondido a otro conductor. Obs: En Bolivia los conductores de medios de transporte son, generalmente, propietarios del respectivo servicio de transporte o participan porcentualmente de las ganancias, lo que explica su interés por tener el mayor número posible de pasajeros. | 4 {una persona pastea la pareja a otra persona} Or coloq Provocar una persona la separación de un matrimonio, un concubinato o una pareja de novios, generalmente amigos, con el propósito de conquistar a uno de los miembros [Bol: capujar, levantar, patalanear, volar, voltear; cf. serruchar (el piso)]. 5 {un delincuente pastea [a] una persona} LP coba Vigilar un delincuente a una persona, intentando no ser descubierta con el fin de obtener un beneficio, generalmente en un juego de azar.
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Gregorio Callisaya Apaza
En la acepción 3 de pastear, la información introducida como Obs: nos permite comprender la razón por la cual los conductores bolivianos de transporte público deben realizar, algunas veces, maniobras peligrosas para tener más pasajeros.
3.3.4. Valoración
En la lexicografía boliviana esta obra se constituye en fuente para llevar adelante diversos proyectos lexicográficos167. Vamos a empezar este apartado, señalando que este diccionario ofrece una ayuda importante a todos aquellos que se acerquen a él en busca de información, y sobre todo precisión en ella. Al ser considerado un diccionario descriptivo y sincrónico, el DEbol brinda información sobre los elementos léxicos del español tal como se habla y se escribe en Bolivia, por lo tanto no se discriminan neologismos, extranjerismos o palabras malsonantes. Desde el punto de vista lexicográfico, el DEBol es un caso extraordinario de investigación lexicográfica. Así lo muestran las afirmaciones de Porto Dapena: «(…) entre los grupos de investigación dedicados hoy a la lexicografía del español, uno de los más sobresalientes –y sin duda el más productivo– se encuentra, curiosamente, fuera de los dominios hispánicos, concretamente en Alemania» (2001: 225). El corpus del diccionario está compuesto por una variedad de obras lexicográficas especializadas en el vocabulario del español boliviano, obras científicas de diversas ramas que contienen datos sobre realidades específicas de las distintas regiones de Bolivia, textos sobre temas de etnografía, música boliviana, el sistema político administrativo boliviano actual, etc.; además de textos literarios, periodísticos, de propaganda, administrativos, técnicos y didácticos; así como datos obtenidos de la observación directa del lenguaje oral, desde el discurso político hasta la conversación familiar. 167
A partir del corpus del DEBol, el Instituto Boliviano de Lexicografía y otros Estudios Lingüísticos (IBLEL), publicó: Diccionario coba. Sociolecto de la delincuencia boliviana (1998), Juegos infantiles tradicionales de Bolivia (2002) y Léxico mestizo. Diccionario de préstamos del quechua al castellano boliviano. (2009).
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La lexicografía actual y el diccionario del español de Bolivia
Con respecto a la macroestructura, a parte del léxico boliviano, otro aspecto
importante en
este diccionario es
el representado
por las
nomenclaturas referidas a la flora y la fauna tan variadas y distintas de las peninsulares; además de los préstamos de las lenguas indígenas. Asimismo, aunque no se ha comentado líneas arriba, creemos que es pertinente la forma de registrar las expresiones fijas o unidades pluriverbales subordinadas a una de las palabras de las que se compone, siguiendo el criterio gramatical, puesto que éstas, al igual que las unidades univerbales, desempeñan funciones sintácticas. Así, si en la unidad léxica pluriverbal hay un sustantivo, entonces éste será el lema principal bajo el cual hay que buscar, luego se consideran el adjetivo, adverbio y el verbo, en ese orden:
aceite m
1 coloq Dinero u objeto de valor que se entrega a alguien para sobornarlo [E, Bol: unto; Bol: coima, mordida; cf. chichis de ley]. | 2 drog Droga adictiva, en forma de polvo blanco y cristalino, que se obtiene de las hojas de coca <2> [E: coca, farlopa, nieve; E, Bol: blanca, blanquita, cristal; Bol: bollo, cheiro, chuño, cris, cristina, mantecosa, nevado, pasta; E, Bol cocaína; albagrín; ceba; coca]. | 3 LP coba Sangre que se deja extraer una persona para venderla. (~ de) castor m Sustancia con propiedades laxantes que se extrae de las semillas del ricino [E, Bol: aceite de ricino]. || ~ de cocina m Aceite que se utiliza para cocinar, generalmente de semillas de girasol [Bol: aceite de comer]. || ~ de comer m Aceite que se utiliza para cocinar, generalmente de semillas de girasol [Bol: aceite de cocina]. || ~ de copaibo m StaCr Sustancia que se extrae por incisión en la corteza del copaibo. || ~ de cusi m Aceite de uso cosmético que se extrae del cusi. ~ María m bot Árbol de hasta de 24 m de altura con ramas resinosas, de hojas endurecidas de forma obovada, y flores pequeñas dispuestas en panículas terminales. Su fruto es una cápsula pequeña y globosa. Crece en bosques montanos del norte de los Yungas y Sandillani (Fam. Rubiaceae, Elaeagia mariae). || ~ de motacú m Aceite de uso cosmético que se extrae del motacú. al ~ adv En rel. con el modo de preparar o conservar alimentos: en aceite. || medir el ~ v {una persona mide el aceite a una persona} LP coba Herir o matar una persona, generalmente un delincuente, a otra con un arma blanca o con otro objeto cortante [cf. puñalear]. || ser (como) el ~ y el vinagre v {dos cosas o dos personas son (como) el aceite y el vinagre} Ser incompatibles dos personas o dos cosas [E, Bol: ser (como) el perro y el gato, ser (como) agua y aceite]. ser el ~ y el vinagre v = ser (como) el aceite y el vinagre.
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Gregorio Callisaya Apaza
En el ejemplo las unidades pluriverbales vienen inmediatamente después de las acepciones de aceite, introducido por el símbolo []. Otro aspecto que se debe destacar es la variedad de información que se brinda en el momento de describir una unidad léxica representada por un lema. Si bien el alto grado de estructuración de las marcas puede resultar, en algunos casos, confuso (Porto Dapena, 2001), en muchos casos estas marcas constituyen elementos esenciales para comprender el uso contextual de los vocablos contenidos en el diccionario. Por otro lado, se debe destacar como un evidente acierto de este diccionario el sistema de definiciones utilizado. La utilidad de la obra, para todo tipo de usuarios, radica en la forma de brindar toda la información posible acerca de los vocablos contenidos en el diccionario. Por lo expuesto, el DEBol es una obra en la que se muestra el pensar y sentir de los bolivianos.
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CAPÍTULO IV
HACIA LA DESCRIPCIÓN DEL ESPAÑOL DE BOLIVIA ACTUAL
4.1. PLANTEAMIENTO GENERAL
Como se ha mencionado en la introducción de este estudio, en este capítulo nos proponemos mostrar las características del español que se habla en Bolivia, valiéndonos de criterios descriptivos integradores que abarcarán los niveles: fonético-fonológico, morfosintáctico y léxico-semántico. El propósito planteado conlleva la necesidad de considerar un fenómeno que atraviesa diatópica y diastráticamente todo el territorio boliviano, cual es la convergencia de tres variedades lingüísticas regionales168, la del Altiplano –que comprende los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí–, la de los Valles – que comprende los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija– y la de los Llanos –que comprende los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando–, cuyo status, génesis y distribución son aún hoy objeto de variadas y, en algunos casos, controvertidas discusiones. Esto se debe a la falta de estudios, sobre todo en la variedad de los Llanos de Bolivia, lo que ha impedido que se pongan de manifiesto numerosas diferencias, aún poco conocidas. Consideramos que el punto de partida, para cualquier estudio sobre el español de Bolivia, debe ser el reconocimiento de que esta región americana, con sus variedades dialectales, no puede ser considerada como una mera prolongación del español peninsular, sino como una variedad dialectal diferente de éste, cuyos numerosos rasgos característicos en los niveles fonéticofonológicos, morfosintácticos y léxico-semánticos se apartan claramente del español hablado en España. Para comprender los fenómenos lingüísticos que aquí vamos a comentar, es necesario establecer y aclarar algunos aspectos que pueden conducir a interpretaciones erróneas: en primer término, el español boliviano se considera, en nuestro estudio, una variedad geográfica surgida en el contexto de una prolongada situación de contacto de lenguas (especialmente del 168
Véase Coello (1996).
Gregorio Callisaya Apaza
español con el aimara, el quechua y las otras lenguas indígenas) y por un proceso en el cual los fenómenos surgidos inicialmente en variedades diastráticamente bajas (propias de indígenas bilingües), variedades referidas con el término global de subestándar, fueron penetrando y consolidándose en las tres grandes variedades, consideradas diastráticamente altas, hasta modificarlas y producir, de esta manera, una variedad nacional diferente respecto al español peninsular. A continuación describiremos el español boliviano a través de una situación de convergencia interdialectal que nos permitirá mostrar las características de esta variedad del español. Para ello, tomaremos, como base, los diferentes trabajos citados y reseñados, en los capítulos anteriores.
4.2. LA CONVERGENCIA INTERDIALECTAL
En las últimas décadas, Bolivia ha experimentado el fenómeno de la migración campesina hacia las urbes, fenómeno que se da en casi todo el territorio nacional, especialmente de las zonas rurales más pobres hacia los departamentos
con
mayores
oportunidades
económicas,
lo
que
ha
incrementado considerablemente la población citadina. La población urbana de procedencia indígena, de lenguas diferentes, asentada en las tres ciudades más importantes del país –La Paz, Santa Cruz y Cochabamba– es aproximadamente del 50 al 70% de la población citadina de estas ciudades. Con frecuencia y debido a su origen y lengua, esta población es discriminada y aislada, y sus miembros viven en una situación de dependencia económica y subdesarrollo social, ya que, en sociedades como la boliviana, las oportunidades para alcanzar un futuro prometedor son mínimas y el sistema educativo boliviano, en el que la lengua oficial (el español) ejerce una fuerte presión sobre las lenguas indígenas, no se constituye en medio de progreso, sino que más bien disminuye la calidad educativa de los hablantes de otras lenguas, creando un escenario de desempleo masivo y de carencia extrema de medios de subsistencia.
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
Asimismo, la integración de los indígenas en las urbes, quienes en algunos casos han mantenido sus costumbres, ha propiciado el surgimiento de escenarios de contacto de lenguas, en los que el español es la lengua de prestigio, lo que ha originado una situación ya no de multilingüismo, sino multilectal. Esta situación del país ha generado el surgimiento de variedades dialectales regionales, las cuales convergen en algunos interdialectos169, ubicados en los centros urbanos de los departamentos más importantes del país. Son muy pocos los estudios referidos a las variedades dialectales. La variedad que más estudios tiene, no sólo en Bolivia, sino también en Perú y Ecuador, es la andina170. Sobre los estudios de dialectología hispánica, Moreno Fernández (1993) hace una apreciación vigente aún hoy en día: que el establecimiento de áreas dialectales en América es uno de los aspectos en los que más ignorancia abunda y, pese a que se han hecho diversas propuestas, los materiales y estudios sobre los que se han trabajado han sido parciales y escasos. La situación en Bolivia no es diferente, puesto que los diferentes estudios han sido planteados a partir de datos escasos y heterogéneos, y no, por ejemplo, a partir de la interpretación de un atlas lingüístico171. Sin embargo, Mendoza (1991) y Coello (1996), con algunas coincidencias, distinguen tres regiones o zonas que corresponden a otros tantos tipos dialectales, determinados, en gran medida, por la influencia del sustrato, por el bilingüismo y por las consecuencias emergentes de una situación de lenguas en contacto. La primera corresponde a la zona altiplánica; la segunda, a la región de los llanos del norte y el oriente; y la tercera, a la zona de los valles centrales del sur. 169
170
171
Término que según Cuartas hace referencia a una modalidad de lengua que, a raíz de un evento sociológico-político común, converge en un lugar determinado (1990:744). Como ya se mencionó antes, una primera referencia a esta zona se encuentra en «La América española» de Pedro Henríquez Ureña en 1921 (Henríquez Ureña, 1978: t. V, 9-42) quien divide el español de América en cinco zonas dialectales, y una de ellas es la andina que estaba constituida por «la región andina de Venezuela, el interior y la costa occidental de Colombia, el Ecuador, el Perú, la mayor parte de Bolivia y tal vez el norte de Chile». La confluencia de usos lingüísticos en un área determinada necesita ser demostrada por medio de estudios geolingüísticos, tanto como sociolingüísticos (Moreno Fernández, 1993:16).
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Gregorio Callisaya Apaza
En los siguientes apartados intentaremos profundizar en la descripción de las variedades dialectales que se formaron durante muchos años, desde una perspectiva sincrónica.
4.3. DESCRIPCIÓN DEL ESPAÑOL DE BOLIVIA
En esta sección intentaremos describir el habla de los bolivianos. Para ello tomaremos como término de referencia los datos obtenidos de la descripción y comentario de las diferentes obras de los capítulos anteriores de este trabajo. La descripción considera, como ya lo mencionamos anteriormente, los siguientes niveles: fonético-fonológico, morfosintáctico y léxico-semántico. El primero nos permitirá mostrar, por ejemplo, fenómenos de pronunciación, variaciones de realización de consonantes, variaciones en la realización de las vocales o las adiptongaciones. El segundo puede dar luces sobre el uso de determinadas formas, como la inclusión de la vocal al final de palabras terminadas en consonante, por ejemplo joveno, jovena o la forma femenina de chalón chalona ‘Expresión para referirse a una mujer de color claro’ (Villarroel Hurtado, 2008). En el plano léxico se observará, por ejemplo, la repetición de formas léxicas, la influencia en la relación de concordancia o uso de términos de las lenguas indígenas y castellano de manera simultánea, como en la frase esperame, ahorita voy a cutinir por ‘espérame que vuelvo en seguida’. Es importante también formular algunas aclaraciones respecto al trabajo de descripción. Por una parte, debemos manifestar que nuestro propósito no es llevar a cabo una descripción exhaustiva del habla del español de Bolivia, sino intentar, a partir de la explicación de un conjunto de rasgos de las diferentes variedades regionales, ofrecer una base para el estudio sincrónico de los caracteres constitutivos del español boliviano. Por otra, debemos manifestar que el trabajo realizado no conlleva, en absoluto, la idea de que los rasgos detallados sean exclusivos de la variedad dialectal boliviana; por el contrario, se ha constatado que muchos de ellos son de uso habitual en otras regiones de América, por lo cual se espera que el estudio pueda facilitar la comparación con otras modalidades lingüísticas.
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
En la descripción se comentan diferentes rasgos, relacionados con aspectos históricos, culturales, climatológicos, etc. que muestran la diversidad del español boliviano, los cuales han sido documentados en diferentes obras. Asimismo, se comentarán algunos otros rasgos que no son mencionados en dichas obras y que por su frecuencia de uso merecen ser tomados en cuenta como elementos diferenciadores del español hablado en Bolivia. Para respaldar la existencia de estos últimos rasgos, tomamos diversas fuentes, como periódicos, textos de Internet, algunas grabaciones y, sobre todo, el trabajo observación directa, in situ, hecho por el autor, durante muchos años. Para presentar los rasgos del español de Bolivia, de manera sistemática, tomaremos como referencia la clasificación planteada por Virkel (2000). Los rasgos que se enumeran a continuación se acompañan de observaciones referidas, especialmente, a su distribución diatópica y diastrática. 4.3.1. Nivel fonético – fonológico 4.3.1.1. Consonantes 4.3.1.1.1. El fonema /s/ 4.3.1.1.1.1. Elisión de /s/ La pérdida de la /s/ es un rasgo muy extendido, no sólo en el habla boliviana, sino también en la de América y cuyo abordaje resulta muy complejo, especialmente por la variación en los usos de los hablantes de las distintas comunidades. En Bolivia, este fenómeno se da en las tierras bajas, los Llanos, y está condicionado al nivel de educación formal del hablante. Las personas que pertenecen a la variedad culta citadina no eliden la /s/, pero sí las personas que viven en las áreas rurales; y se registra también en personas que, viviendo en las ciudades, se mantienen aisladas de la interacción con redes sociales (Sanabria Fernández, 1975; Gordon, 1980; Mendoza, 1991; Coello, 1996). Podemos apreciar dos casos de elisión: a final de palabra y en interior de palabra. En el primer caso, se oyen ejemplos como los siguientes:
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Gregorio Callisaya Apaza
La reunión e(s) a la(s) nueve de la noche. No(s) vemo(s) la próxima semana.
En el segundo caso, cuando la /s/ precede a una fricativa sorda, como la /f/, la primera desaparece por completo (Sanabria Fernández, 1965), fenómeno que aún sigue vigente. Así se dice, por ejemplo, /satifacción/ en lugar de satisfacción o /efera/ por esfera. Este fenómeno, en principio, propio de las áreas rurales, en los últimos años ha empezado a aparecer en las urbes, como lo demuestra el siguiente ejemplo, extraído de uno de los periódicos más importantes de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra: «Parece mentira, pero la defachatez y falta de vergüenza de la “casta política” no tiene fin.»172. Esta situación ha despertado en la población citadina una clara conciencia del prestigio de la variante [s], lo que ha determinado la aparición de fenómenos de autocorrección, sobre todo en contextos formales. En la región del Altiplano, no se han encontrado casos de elisión, aunque en los Valles, se han encontrado casos aislados, suponemos que esto se debe a la influencia de las lenguas indígenas, aimara y quechua. Asimismo, creemos que, al ser este fenómeno considerado como una variable lingüística clave para el estudio de la variación en el español americano, deben llevarse a cabo más estudios.
4.3.1.1.1.2. Aspiración de /s/
Este fenómeno se da, sobre todo, en la región de los Llanos (Sanabria Fernández, 1975; Gordon, 1980; Mendoza, 1991; Coello, 1996). La aspiración de la consonante s, sea ésta tónica o átona, a final de sílaba o a final de palabra, ha sido evaluada y considerada, subjetivamente, como marcador de procedencia rural, y socialmente estigmatizado. Al respecto, debemos señalar que este fenómeno no es propio de las áreas rurales, aparece incluso en estratos sociales cultos. Así se dice: 172
El subrayado es nuestro. Recuperado de: <www.eldeber.com.bo/anteriores/20020408/lectores.html> [Última consulta: 15.05.2012].
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
Me pode(s) pasar la ehcalera. Ehte chico tiene mucha cahpa. Yo no tengo intereh por ese auto.
En la zona del Altiplano no se registran casos para este fenómeno, pero en los Valles, sobre todo en las áreas rurales.
4.3.1.1.1.3. Otros fenómenos
Un caso que parece propio de las áreas rurales de la región de los Valles, sobre todo de Cochabamba, es la asimilación de la /s/ por la /f/ (Coello, 1996). Este fenómeno se da, sobre todo, cuando la s está antes de las consonantes b y v. Así se dice, por ejemplo:
El suelo está muy refaloso.
‘El suelo está muy resbaloso’
La imilla parece defelada.
‘La imilla parece desvelada’
Otro fenómeno recurrente de la región del Altiplano y en algunas regiones de los Valles, el cual vale la pena mencionar, es la marcada pronunciación del fonema /s/, casi sibilante, en posición implosiva o a final de palabra (Gordon, 1980). Asimismo, es característico del español andino la palatalización de la fricativa sorda en la frecuencia fonológica /s/ + /i/. Para este caso, Mendoza (2008: 221) brinda los siguientes ejemplos:
a) b) c) d)
siempre fricción asiento educación
/šémpre/ /frikšón/ /ašénto/ /edukašón/
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Gregorio Callisaya Apaza
Las variaciones mencionadas están sujetas a ciertas reglas que requieren de estudios, es posible que existan otras reglas que puedan dar cuenta de este tipo de fenómenos que caracterizan a las hablas regionales de Bolivia.
4.3.1.1.2. Los fonemas /λ/ y /y/
El análisis de estos fonemas en el español de Bolivia presenta una gran complejidad, especialmente, debido a su alto grado de variación diatópica y diastrática, entre regiones. A continuación, intentaremos exponer aquí, aunque de modo muy sintético, algunos de los casos más relevantes. En la región del Altiplano como en algunas zonas de los Valles se advierte el mantenimiento del fonema /λ/, en oposición al fonema /y/, en ejemplos como se calló o está lleno, no se pronuncia [se ka'jo] o [esta jeno], pese a la influencia yeísta de la variedad rioplatense (Coello, 1996), aunque en la actualidad, se advierte que el yeísmo es un fenómeno cada vez más generalizado, sobre todo en las ciudades grandes, en las cuales se registran con frecuencia, sobre todo en estudiantes, las siguientes formas: /yabe/ por llave o /cabayo/ en lugar de caballo. Según Gordon (1980) y Mendoza (1991), la preservación en Bolivia de la distinción entre IλI y /y/ fue facilitada, probablemente, por la fuerte influencia de los sistemas fonéticos de las lenguas indígenas (tanto del quechua como del aimara que contienen el fonema /λ/). Sin embargo, en algunas regiones, en los que el español entra en contacto con el guaraní o el chiquitano, el fonema /λ/ es sustituido por /y/, debido a que en estas lenguas no existe la primera consonante. Así se dice /peyejo/ por pellejo, /cabayo/ por caballo o /yanura/ en vez de llanura (Coello, 1996). Para finalizar este apartado, debemos señalar que en la región de los Llanos se han encontrado algunos ejemplos que dan testimonio de la presencia de este fenómeno, así lo muestra también Moreno de Alba cuando señala:
En cuanto a la distinción /y/ y /ll/ (o conservación de ll), la bibliografía (muy amplia) que trabaja Resnick parece confirmar las áreas de Canfield, aunque en
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
la mayoría de los estudios no se anota si el fenómeno (de distinción) es frecuente o general. Ello sucede en Bolivia (Santa Cruz: Vallegrande), Chile (Nuble: Chillán) (…). (2001: 201-202).
Otro ejemplo de elisión de /y/ es la intervocálica que, en Bolivia, se da con mayor frecuencia en las formas verbales, afectando especialmente a las de gerundio, cuya distribución se asocia a hablantes de la variedad popular y personas de muy bajo status socio-educacional y ocupacional. Sin embargo, creemos que este rasgo no es exclusivo de la variedad no estándar, sino se da también en las otras variedades. Así lo demuestran las siguientes oraciones, extraídas de entrevistas radiales, en la ciudad de La Paz, relacionadas con la actividad económica:
/El dólar sigue caendo/
El dólar sigue cayendo.
/Estoy traendo toda la mercancía/
Estoy trayendo toda la mercancía
Asimismo, debemos señalar que hemos hallado datos sobre su ocurrencia, tanto en la región del altiplano y parte de los Valles, sobre todo en Cochabamba. Una posible explicación de la presencia de este fenómeno en el altiplano es su cercanía a Chile, ya que es propio del habla del sur de ese país.
4.3.1.1.3. El fonema /d/
Las variaciones que sufre este fonema son muy difundidos, no sólo en América, sino también en España. Por ejemplo, para Lima, según los datos ofrecidos por Caravedo (1990: 103-104) las elisiones de la /d/ intervocálica interna de palabra representan un 22.89% (16% en el grupo social culto y 33.1% en el grupo popular). En Bolivia se ha escrito muy poco sobre este fenómeno. Los datos obtenidos no son suficientes para plantear algunas conclusiones al respecto. No obstante, se puede afirmar que este fenómeno se encuentra muy difundido en la variedad de los Llanos. Con frecuencia se oyen frases como las siguientes: ~ 281 ~
Gregorio Callisaya Apaza
No he teniu un buen fin de semana. La semana pasada se ha perdiu mi perro.
Pero este fenómeno no se da sólo en los participios, en función adjetival o adverbial, terminados en –ado, –ido, como /complicao/ por complicado o /ahorcao/ por ahorcado, sino también en otras voces que desempeñan otras funciones sintácticas, como /candao/ en vez de candado, /ahijao/ por ahijado, /ganao/ en vez de ganado o /entenao/ por entenado (Mendoza, 1991; Coello, 1996). Una primera percepción de este fenómeno es que se da sólo en la variedad popular y las áreas rurales; sin embargo, los siguientes ejemplos:
AJUMAO.– Que tiene el color del humo. (HPPV, 1965: 58) melao m
Llanos Miel de caña de azúcar que se cuece hasta que alcanza el punto de ebullición y luego se bate hasta que toma una coloración clara. Se emplea para la preparación de algunos productos de repostería [Bol: chancaca, empanizado; cocha]. malencachado, -a sust/adj 1 StaCr coloq Persona descuidada en su apariencia y, particularmente, en su forma de vestir [E: desastrado, -a; Bol: cachazú, despatarrado, -a, mamarracho, -a; desputero, -a]. | 2 StaCr coloq Persona irresponsable [E: tarambana; Bol: calzonudo, -a; atolloso, -a]. Obs: 173 Pronunciación: malencacháo. (DEBol)
muestran que el fenómeno es recurrente, incluso en la clase social alta. Esto nos ha permitido constatar la hipótesis de la presencia de este rasgo en sectores de la sociedad urbana. En cambio, en los Valles y la zona del Altiplano, la tendencia es la conservación del fonema /d/ en posición intervocálica; aunque en Tarija se observa una variante consonántica de /g/ por /d/. Ejemplos de esta variación los encontramos en una de las obras lexicográficas de reciente publicación:
173
En malencachado, la información referida al cambio fonético está en Obs: recurso que se utiliza para llamar la atención del lector.
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
MAGRINA.– Madrina f. Mujer que asiste a uno en el sacramento del bautismo, del matrimonio, etc. // Fig. Protectora.// Servir a uno de madrina en la sociedad. (CHDCH, 2008: 179)
4.3.1.1.4. Los fonemas /r/ y /rr/
En zonas de América, la /r/ y /rr/ suelen tener distintas realizaciones. La primera, por ejemplo, además de la pronunciación estándar como vibrante alveolar, presenta dos variantes fricativas asibiladas: una sonora y una sorda (Palacios Alcaine, 2006). La situación en Bolivia no es diferente, ya que el fonema /r/, además de la pronunciación estándar como vibrante alveolar, se realiza, en principio de palabra, como /ž/ sonoro fricativo linguoalveolar (Coello, 1996) o linguopalatal (Mendoza, 1991). Con respecto a la /rr/, aparte de ser pronunciada como un fonema sonoro y múltiple, es pronunciada también como /ž/, sonora fricativa linguopalatal en cualquier posición. Según Coello (1996), la realización vibrante múltiple se da sólo en la pronunciación culta y formalmente cuidada. Este caso de variación lingüística se torna muy interesante, sobre todo en el castellano paceño, debido a que este fenómeno va introduciéndose también en situaciones comunicativas formales y populares. Así se pronuncia [žikésas, žóho, pežo, žatero] en lugar de riquezas, rojo, perro y ratero. En las otras dos zonas, está vigente la producción de los fonemas con la pronunciación estándar. Sobre este rasgo en el español boliviano, Gordon afirma: «en cada zona dialectal se está produciendo, lentamente, un cambio articulatorio. Ambas innovaciones son relativamente recientes […] avanzan a ritmo distinto, y se apuntan en dirección contraria: hacia el uso exclusivo de /rr/ en el altiplano y hacia /ř/ exclusivo en el llano» (Gordon, 1987: 722, citado por Moreno de Alba, 2001: 206).
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Gregorio Callisaya Apaza
4.3.1.1.5. Relajación de /x/
Como sucede con los anteriores fonemas, tampoco hay muchos estudios sobre la pronunciación del fricativo velar sordo /x/. Sobre este fonema, Quesada advierte la existencia de dos alófonos en América, uno velar lenis [x] y otro laríngeo o faríngeo [h] (1998: 50). Con respecto a la relajación, considerada como influencia del español meridional, Palacios Alcaine señala: «(…) no se dio por igual en las distintas regiones de América, pues hay grandes áreas lingüísticas en las que no aparecen este tipo de rasgos de debilitamiento articulatorio propios de las variedades meridionales, al menos en la variedad estándar (altiplano mexicano, interior de Colombia y Venezuela, serranía de Ecuador, Perú o Bolivia)» (2006: 176).
Sin embargo Coello (1996) afirma que en los departamentos de Santa Cruz y Beni la /x/ se relaja hasta convertirse en una mera aspiración. Los ejemplos que propone son /muher/ por mujer e /ihástro/ en lugar de hijastro. En las otras dos regiones no se advierte presencia de este fenómeno.
4.3.1.1.6. El fonema fricativo glotal sordo /h/ Este fonema, propio del español antiguo, ha sobrevivido en algunas zonas del continente americano. Quesada, 1998, señala que éste proviene de: a) /f-/ latina: [hwil] huir, [‘moho] moho, [‘hilo] hilo; b) palabras de origen indígena (particularmente antillano): [baha’reke] bahareque, [bo’hio] bohío, [ha’maka] hamaca, c) palabras castellanas de otros orígenes y de origen incierto: [ha’lar] halar ‘tirar’, [‘hato] hato. (1998: 81)
Sin embargo, algunos autores, como (Santamaría, 1974; Membreño, 1984; Morínigo, 1985 y otros) coinciden en señalar que estas palabras, y por consiguiente este rasgo, van a desaparecer debido a que sólo forman parte de las áreas rurales de algunas regiones de América y tienen poca aceptación en los centros urbanos. Sin embargo, en diversas partes de América se evidencia la presencia de este fonema, especialmente en aquellos dialectos del español ~ 284 ~
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que suavizan el sonido de las letras j y g; y éstas son pronunciadas como fricativa velar sorda /x/. En Bolivia, este fenómeno es frecuente en el departamento de Tarija, el cual forma parte de la zona de los Valles. Con respecto a este fenómeno, Varas Reyes (1960) manifestaba su aceptación con la teoría andalucista, lo que, según él, provocaba que los habitantes de la región, sobre todo los que vivían en las áreas rurales, pronunciaban /jaba/ en vez de haba, /jediondo/ en lugar de hediondo, /jumareda/ por humareda o /jumo/ en lugar de humo. Este rasgo fue y es visto, en las otras regiones de Bolivia, como propio del español chapaco (Varas Reyes, 1960); afirmación que es evidenciada en los siguientes ejemplos, extraídos del último diccionario dedicado a esta variedad regional:
JERIDA. Herida. f. Lesión penetrante producida en un cuerpo vivo por un choque o un arma // Sin. Llaga, traumatismo, lesión.// JERVIR. Hervir. v. tr. Llegar a la ebullición. // El agua hierve a 100 oC. // //Sin. Cocer.// Fig. Agitarse mucho el mar.// Fig. Abundar: hervir en deseos, en pulgas. (CHDCH, 2008: 162).
Por la coincidencia de fechas y la opinión de los lingüistas mencionados, se daría por hecho la desaparición de este rasgo. Pero en Bolivia ha permanecido, así lo demuestran los ejemplos que han sido extraídos de dos diccionarios: el DEC y el DEBol:
Jedentina. f. Hedentina. U. en el Río de la Plata. Jeder. intr. Vulg. Heder. Ej. Andá jedé lejos. (DEC, 1992: 193).
En el DEBol este fenómeno es tratado como variante, que va inmediatamente después del lema.
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humeche I m, var jumeche
1 Llanos coloq Bebida alcohólica de mala calidad, preparada con aguardiente de caña de azúcar mezclado con agua o con algún refresco [Bol: aguachado, chamacazo, jarubichi, julichi, marqueta, misquincho, mucuri, palenque, pisco, quemacoto, quemapecho, tirillo, tragullo, veneno; aguachado, -a; alcoholátum; gotra; preparado]. II sust(m/f)/adj, var jumeche 2 StaCr coloq Persona que tiene el hábito de ingerir bebidas alcohólicas en gran cantidad ( chupa <1>) [E: empinador, -a; E, Bol: esponja; Bol: achupista, alcoholero, -a, amigo, -a de la copa, amigo, -a de la farra, anafre, artillero, -a, blade, borrachoso, -a, canaleta, cañador, -a, chumaco, -a, chupaco, -a, chupín, -a, chupiri, chupírico, -a, chupístico, -a, doblacodo, farreador, -a, farrero, -a, farrista, farroso, -a, farruco, -a, jarruto, -a, mamón, -a, tomador, -a, torcedor, -a, traguero, -a, tunante; E, Bol borrachín, -a; cantarito; cañaveral; cañero, -a; de la pesada; escabeche; hebreo, -a]. jumeche I m 1 Tj humeche. II sust(m/f)/adj 2 Tj humeche. (DEBol)
4.3.1.1.7. El fonema /f/
En el departamento de Tarija, es también común, sobre todo en la variedad popular, la sustitución o asimilación del fonema /f/ por el fonema /j/, Ejemplos de este rasgo son los siguientes: /jumar/ por fumar, /dijunto/ por difunto, /jirmar/ por firmar, /jondo/ en lugar de fondo u hondo. Sobre la presencia de este fenómeno en América, algunos autores (Virkel, 2000) consideran que su distribución, en América, es muy restringida y limitada a hablantes rurales mayores, analfabetos o con muy escasa escolaridad. Sin embargo, la evidencia de la existencia aún de este rasgo en Bolivia nos la brindan los siguientes ejemplos:
«Si dos hermanos viven juntos y uno de ellos muere sin tener hijos, la mujer del dijunto174 no se casara con ningún otro que con el hermano de su marido, el cual lo tomara por su esposa y dará sucesión a su hermano»175
174
175
En adelante, usaremos el subrayado para mostrar o resaltar los ejemplos extraídos de diversas fuentes. Radio Fides de Tarija (2011, enero 16). Accidente en Entre Ríos. [Entrevista]. Recuperado de: <http://www.mediums.es/radios/bolivia/radio-fides-de-tarija.php> [Última consulta: 19:03:2012].
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«Después una hora y media ha llegado la policía para sacar del lugar a los dijuntos que estaba entre las piedras»176.
O estos artículos extraídos del último diccionario elaborado en la ciudad de Tarija: INJUNDIA.- Enfundia. f. Gordura de las aves. // Unto y gordura de otros animales.// Fig. Substancia, energía.// INJUSIÓN.- Infusión. f. Acción y efecto de infundir.//Sin. Extracto.// Acción de extraer de las substancias orgánicas o vegetales las partes solubles en agua. JERIA.- Feria. f. (lat. feria) Mercado bastante importante. Exposición comercial anual o algunos días de la semana. // Sin. V. Mercado.// En Tarija, son frecuentes las ferias fuera o dentro de la ciudad, como la del vino, singani, queso, la leche, la miel, la uva, humita, de las flores, etc. (CHDCH, 2008: 157).
4.3.1.1.8. El fonema /č/
La situación lingüística de Bolivia crea un escenario complicado, sobre todo en el momento de escribir préstamos de las lenguas indígenas, especialmente del aimara y del quechua. Sobre este fenómeno, Werner señala: — Por una parte, se tiene en cuenta la situación sociolingüística en la que se encuentra el español, en contacto con el quechua y el aimara, en Bolivia. Esta situación (bilingüismo o trilingüismo de gran parte de la población, diglosia relativamente estable) favorece una alta frecuencia de casos de code switching y de casos en los que el hablante, al usar palabras provenientes del quechua o del aimara en español, mantiene completa o parcialmente rasgos de la pronunciación que estas palabras tienen en la lengua de origen. — Por otra parte, es una consecuencia de la situación específica que presenta la documentación sobre el léxico del español boliviano reunida para el Diccionario del español de Bolivia. Muchas voces de origen quechua y 176
Deuteronomio 25. (17.06.2011). La biblia. [Mensaje en Foro]. Recuperado de: <http://www.mirabolivia.com/foro_total.php?id_foro_ini=174056&linksorden=1&pag=7> [Última consulta: 19:03:2012].
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aimara son de uso casi exclusivamente oral. El uso de muchas otras voces de origen aimara y quechua está documentado en forma escrita en textos primarios (no sólo en glosarios u otros textos metalingüísticos), pero con las más diversas variantes gráficas, que corresponden, en parte, al deseo de marcar el origen autóctono de la respectiva voz y, en parte, a la intención de destacar rasgos fónicos de la lengua de origen conservados en la lengua receptora. El alto grado de variación gráfica es también consecuencia de la diversidad de sistemas de ortografía y de transcripción aplicados a las dos lenguas autóctonas andinas en obras científicas y de divulgación científica, en combinación con la falta de dominio de estos sistemas gráficos por parte de la mayoría de las personas, que se sirven de grafías ajenas al sistema ortográfico español. (2006: 132)
El cruce de todas estas tendencias en el plano de la pronunciación y en el plano de la grafía y la existencia de varios sistemas ortográficos aplicados al quechua y al aimara han provocado que en textos escritos e impresos se pueda encontrar una gran cantidad de combinaciones con cada uno de los fonemas oclusivos velares y postvelares del aimara y del quechua, <c>, <k>, <q> y <qu>, a veces duplicados, a veces seguidos de <h>, a veces seguidos del signo <’> y a veces combinados unos con otros, como en: CH’EJTAR. – (de ch’ejtay, rayar, partir). – Rajar, desgarrar, hender. K’ALLPIR. – (k’allpiy). – Menear, resolver. (Varas Reyes, 1960: 212).
Una de estas combinaciones es la ch. En Bolivia no se tiene mucha información sobre la articulación de este fonema, pese a que éste, sobre todo en la zona del Altiplano y los Valles, debido a la influencia del aimara y del quechua, se diferencia de la ch de otras regiones de América. Un caso que merece ser considerado, por su frecuencia de uso, es la articulación de este fonema como glotalizado que se da en interior de palabra. Además, es interesante señalar que la articulación de este fonema, con golpe glotálico, no se da sólo en la clase popular o en personas que tienen como lengua materna una lengua indígena, sino también en niveles cultos, como lo demuestran los siguientes ejemplos:
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challa [acep. <1, 2, 3, 4> ai. ch’alla 'rito religioso', acep. <5> ai. ch’alla 'arena'] f 1 # Alt, Valleg, Valles, Yungas Ritual de la tradición cultural aimara y quechua muy difundido en el ámbito colla <3>, que consiste en rociar la tierra con alguna bebida alcohólica, como ofrenda a la Pachamama, diosa de la tierra. Con frecuencia se quema incienso, se fuma cigarrillos y se acullica [Bol: challaco]. | 2 # Alt, Valleg, Valles, Yungas Costumbre popular que consiste en rociar con una bebida alcohólica una casa en construcción después de haber colocado el techo, adornándola, además, con cestillas y coronas de flores, serpentinas y mixtura <1>. Después, se hace una fiesta y se consume comidas y bebidas alcohólicas en abundancia [Bol: challaco]. | 3 # Alt, Valles, Yungas, Valleg Costumbre popular que consiste en rociar con una bebida alcohólica vehículos, máquinas, herramientas, muebles, etc. nuevos o recién adquiridos con la creencia de que así durarán más tiempo y no causarán problemas a sus propietarios [Bol: challaco]. Obs: Esta costumbre se extiende además a los animales de labor y a cosas muy diversas, como el primer sueldo. 4 # Alt minas Ritual de la tradición cultural aimara y quechua que se celebra en los días de carnaval, y que consiste en hacer los trabajadores de una mina una ofrenda al tío, rociando el paraje con una bebida alcohólica y, algunas veces, con la sangre de una llama <1> o de un gallo degollado allí, para pedir suerte en el trabajo. Con frecuencia se quema incienso, se adorna el lugar con serpentinas, mixtura <1>, se fuma cuyunas y se acullica. El ritual termina con una fiesta en la que se consume comidas y bebidas alcohólicas en abundancia. 5 LP coloq Arena de río que se utiliza en la construcción. ~ de carnaval [ai. ch’alla 'rito religioso'] f # Costumbre popular que se lleva a cabo durante los días de carnaval, especialmente el martes, y que consiste en rociar casas y vehículos con una bebida alcohólica, después de haberlos adornado con serpentinas y globos de colores y echado con mixtura <1> y confites. chulla [ai. y qu. ch’ulla] adj(m/f) 1 coloq Ref. a una cosa: que ha quedado impar [E: suelto, -a; Bol: chiclán, nonis, yuta]. | 2 coloq Ref. a una persona: que, en una relación de pareja, ha quedado sola temporal o definitivamente [Bol: nonis]. | 3 coloq Ref. a un animal: que le falta su pareja [Bol: nonis]. | 4 coloq Ref. a una prenda de vestir, generalmente una chompa: tejido con un solo hilo de lana. Obs: Pronunciación: ĉˀúlla. (DEBol)
En el DEBol la información referida a este aspecto, introducida por la abreviatura Obs: va al final del artículo.
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4.3.1.2. Vocales 4.3.1.2.1. Elisión vocálica
En el español de América, la pérdida o elisión de vocales es un fenómeno ampliamente estudiado, sobre todo en el español de México. Así lo demuestra Espinoza (1906, citado en Canellada y Zamora, 1960: 221), quien en su obra Estudios sobre el español de Nuevo México habla de la elisión de algunas vocales en determinadas situaciones. En 1996 Vaquero de Ramírez señalaba que el debilitamiento de las vocales no era exclusivo del español hablado en la zona altiplánica de México, sino que abarcaba otras regiones, como Perú, Bolivia, El Salvador, Ecuador, Colombia y Santiago del Estero, Argentina. Los primeros estudios sobre este fenómeno, apoyados en descripciones de variedades influidas por sustratos lingüísticos indígenas, mostraron que este fenómeno se producía por la influencia de las lenguas indígenas de la zona. Hipótesis corroborada por Henríquez Ureña (1921, citado en Canellada y Zamora, 1960: 221) cuando señala que la articualción tensa de la s mexicana, la cual favorecería la afonización de la vocal átona, se debía a influjo indígena. Estudios más recientes sobre este fenómeno muestran que la pérdida de vocales se debe al habla casual o rápida. Este es el caso de Dalby quien refiriéndose a este fenómeno en inglés dice:
Una de las más notables características del habla rápida o casual es que contienen menos sílabas que las pronunciaciones cuidadosas de algunas palabras. Esto se debe al hecho de que en el habla casual, la vocal inacentuada es frecuentemente eliminada (1986: 71-72).
En Bolivia, existen muy pocos trabajos sobre este fenómeno, entre ellos podemos mencionar el de Gordon (1980) o el de Mendoza (2008). Sobre la presencia de este rasgo, el primero observó, en los habitantes del altiplano boliviano, un debilitamiento y, en algunos casos, la desaparición de algunas vocales en posición átona. /potsí/ por Potosí, /ofsína/ en vez de oficina, /profsores/ por profesores o /méss/ en lugar de meses, son algunos de los ejemplos que demuestran la presencia de este rasgo en el español de Bolivia.
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Por su parte, Mendoza afirma: «Con referencia al sistema vocálico, podemos mencionar tres tipos de características en la zona Andina: elisión vocálica, reducción de secuencias vocálicas y sustitución vocálica» (2008: 218). Y más adelante señala que la elisión vocálica se da cuando la vocal está en la última sílaba y es átona; y se encuentra flanqueada por dos consonantes sordas. Esta elisión está vinculada a la presencia del morfema diminutivo -ito seguido del sufijo plural -s, como ocurre en los siguientes casos: ritos pasa a /zíts/, pocos, a /póks/ y tapas, a /táps/ (Mendoza, 2008: 219). Al respecto, tenemos que decir que la elisión vocálica en esta región de Bolivia se encuentra muy generalizada y es posible oír ejemplos como los siguientes:
Quiero un poquito más de papit(a)s. El Julio ha matado dos raton(e)s.
Para Mendoza (2008), otros casos de pérdida de vocal son la reducción de diptongos a vocal simple y la reducción de hiato a diptongo. Para el primer caso cita los siguientes ejemplos: quiero pasa a /kéro/, aprieto, a /apréto/ o nieva, a /néba/. Para el segundo, ofrece: ahora que pasa /áwra/, caído, a /káido/ o ahogado, a /awgádo/ (Mendoza, 2008: 219). En el habla de los Llanos es muy frecuente el fenómeno conocido como monoptongación (Sanabria Fernández, 1975). Por ejemplo, en las formas irregulares del verbo quebrar, con mucha frecuencia se oye, hasta en el habla semiculta, las siguientes oraciones:
Después de cinco años quiebró la empresa del Sr. Vaca. Se quiebró el plato.
En Bolivia, este fenómeno se debe al contacto del español con las lenguas indígenas, especialmente con el aimara; puesto que uno de los rasgos característicos de esta lengua es la elisión vocálica.
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4.3.1.2.2. Alternancia vocálica
La alternancia vocálica consiste en el intercambio de vocales en el seno de un mismo lexema, con lo que se generan aparentemente lexemas diferentes, que pueden ser utilizados para finalidades diferentes. La alternancia vocálica no es un fenómeno fonético propio y exclusivo de una lengua, sino que se da en otras, como en el español, sobre todo hablado en América. Con respecto a estos fenómenos, Quesada (1998) señala que éstos están más estigmatizados que las variantes de consonantes, por lo que son los más combatidos por el sistema educativo. Más adelante señala que estos fenómenos son propios de personas de poca instrucción o que tienen menos acceso a los medios de difusión, especialmente personas que viven en las áreas rurales o alejados de las ciudades. Este fenómeno se produce tanto en el sistema nominal como en el sistema verbal. Lo que a nosotros nos interesa es describir los casos en los que se aprecian diferencias con el lenguaje estándar o normativo. En el español de Bolivia se dan las siguientes variaciones. Primero, debido a la situación de lenguas en contacto, sobre todo en la región altiplánica, se observa una tendencia a diptongar los hiatos, así como las secuencias de dos vocales fuertes según se ilustra en las siguientes expresiones: /áwra/ en lugar de ahora, /awgádo/ en vez de ahogado o /maistríto/ por maestrito (Mendoza, 2008). Segundo, en la zona de los Valles, se aprecia el desplazamiento acentual en las formas verbales de segunda persona singular de presente de subjuntivo. En esta zona, al igual que en otras del Río de la Plata, es muy frecuente oír /caminás/, /soñás/ o /vivís/ en lugar de caminas, sueñas y vives (Coello, 1996). Se observa también la traslación de acento en algunas palabras, así los hablantes de los Valles dicen páis, máiz, ráiz, etc. Otro caso de transposición se da en los tiempos verbales, en la primera persona plural del pretérito imperfecto, modo indicativo: amabamós, partiamós o teniamós, sobre todo en las áreas rurales de Santa Cruz. Otro tanto ocurre en la forma
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pluscuamperfecto de indicativo y es muy común oír frases como las siguientes: habiá hecho o él habiá salido (Sanabria Fernández, 1975). Los siguientes ejemplos, extraídos del Diccionario del español de Bolivia. Español de Bolivia – español de España, muestran la presencia de este fenómeno en toda Bolivia:
acó m, var acú, agó, agú
infant Balbuceo de un bebé [E: ajú]. hacer ~ v, var hacer acú, hacer agó, hacer agú a) {una persona hace acó} infant Decirle a un bebé varias veces acó para que lo repita. | b) {una persona hace acó a un bebé} infant Decirle a un bebé varias veces acó para que lo repita. anque conj, var anqui Tj coloq Aunque. En E, sólo de uso regional. (DEBol).
4.3.1.2.3. Variaciones vocálicas
Al igual que para la aparición de los anteriores fenómenos, la situación lingüística de Bolivia ha propiciado la aparición de nuevos fenómenos, en algunos casos, significativos sobre la lengua. La variación vocálica es bastante común, no sólo en Bolivia, sino también en otras latitudes de habla hispana.
4.3.1.2.3.1. Asimilación de e > i En la región de los Llanos, a final de palabra la /e/ con frecuencia se cierra hasta el punto de ser reemplazada por /i/, los ejemplos que se citan son: trapichi, metichi, compinchi (Coello, 1996: 176). Este fenómeno no sólo se observa en la variedad popular, sino también en la culta, como lo demuestran los siguientes ejemplos: BUCHI.- Vulg. por buche. (HPSC, 1975: 51) chinchi.- m. Vulg. por chinche. Ej.: El chinchi pica de noche. /Se ha producido un cambio de género (DEC, 1992: 110)
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metiche sust(m/f)/adj, var metichi
1 coloq Persona que se inmiscuye en una conversación o en un asunto que no es de su incumbencia [E: meticón, -a, metomentodo; Bol: cojonudo, -a, cucharilla, foforeque, metecuchara, mete-mete, metepico, meterete, metete, pavo, -a; (caño) cuchara]. | 2 Bn coloq Persona oportunista y vivaz [E: listo, -a; Bol: árido, -a, logrero, -a]. metichi sust(m/f)/adj metiche. (DEBol)
En la zona del Altiplano, es frecuente oír, por ejemplo, /misa/ en lugar de mesa, /pisa/ en vez de pesa o /piluta/ por pelota. Entonces, el fenómeno no ocurre a final de palabra, como en los Llanos, sino al inicio o en medio. Este fenómeno se debe a la influencia de los sustratos aimara y quechua, en cuyas lenguas sólo se distinguen tres fonemas vocálicos: /a/, /i/, /u/ (Canfield, 1988).
4.3.1.2.3.2. Asimilación de i > e
Este fenómeno se da, sobre todo en la zona del Altiplano y en personas que tienen como lengua materna una lengua indígena. Debido a una excesiva tendencia a la corrección, las personas suelen pronunciar: alecate por alicate, conijo esterado por conejo estirado o el siguiente extraído del Diccionario enciclopédico Cruceño, que muestra también la presencia de este fenómeno en los Llanos de Bolivia: polecía. Arc. Policía. Está considerada como vulgarismo. (DEC, 1992: 301).
4.3.1.2.3.3. Asimilación de o > u
Otro fenómeno típico de la región altiplánica, por influencia del aimara, es éste que, según Coello (1996: 175) es propio de una población nativa que se halla en proceso de castellanización. Por ejemplo, /titulu/ por título, /ñatu/ por ñato, /ratu/ en lugar de rato o la frase Culpable es el Muvimiento al Socialismu177.
177
Cadena A (2012, enero 20, La Paz). Conflicto entre la Alcaldía y los choferes. [Entrevista].
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En los Llanos, después de la elisión de /d/, se produce un relajamiento de la /o/, hasta llegar a la /u/, en los participios verbales y otros vocablos con igual desinencia, como en: La pinta de los ‘pelau’ Enterate cuánto gastan los muchachos en ropa y cada qué tiempo renuevan su vestuario.178 cuidau con PAPA ORIENTE volvió a poner orden CUIDATE BOLIVAR equipo VENTAJERO.179
Se observa también la presencia de este fenómeno en los Valles, especialmente en Tarija, como lo demuestran los siguientes ejemplos: LETRAU.- Letrado. m. Abogado. adj. Instruido. // Sin. Sabio.// Fam. Que presume de discreto y habla mucho sin fundamento. PROMETIU.- Prometido,da. m. y f. Futuro, el que promete matrimonio. // Promesa: lo prometido es deuda. // (CHDCH, 2008: 174).
4.3.1.2.3.4. Reducción de hiatos Sanabria Fernández (1965) señala que, en el habla popular de Vallegrande180 (Santa Cruz de la Sierra), hay una fuerte tendencia a la reducción de hiatos, ya sea por contracción o por cambio de acento. Los casos que menciona son los siguientes: en las palabras leer y creer y otras análogas, la vocal geminada es sustituida por /i/, dando origen a las formas /leir/ y /creir/. Creemos que este fenómeno se encuentra extinto, puesto que no hemos encontrado ninguna ocurrencia. Por otro lado, en el grupo ae, la /e/ es sustituida por /i/, dando 178
179
180
GOL (2010, julio) «Fútbol de Bolivia», [Foro]. Recuperado de: <http://www.gol.com.bo/2010/07/fixture-clausura-2010.html> [Última consulta: 14.06.2012]. El Deber (2010, abril 22). «La pinta de los ‘pelau’», [Artículo] Recuperado de: <http://www.eldeber.com.bo/vernotasociales.php?id=100421200314> [Última consulta: 14.06.2012]. Es la región de los Llanos que presenta la mayor diversidad de acentos, debido a la influencia del quechua y otras lenguas indígenas.
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origen a formas, como /faina/ por faena, /trair/ por traer o frases como la siguiente, han faineau doscientas cabezas181 o:
MAISTRU.- Maestro, tra. m. y f. El que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene un título para hacerlo.// Sin. Profesor, experto, músico. Ant. Inhabil.// // Tb. Dícese del conductor de un taxi o un micro.// (CHDCH, 2008: 179).
Los dos últimos ejemplos muestran la expansión de este caso a otros departamentos, Beni y Tarija. Respecto a los grupos ea, eo, oa y oe, en la zona del Altiplano hay la tendencia a convertirlos en diptongos, como en /pasiar/, por pasear, /pior/ en lugar de peor, /pion/ por peón, /acordión/ en vez de acordeón, /almuada/ por almohada y /cuete/ en lugar de cohete. Se observa también la presencia de este rasgo en los Valles, sobre todo en Tarija: OREJIAR.- Orejear. V. Dar tirones de oreja.// tr. Mover las orejas los animales.// Fig. Hacer alguna cosa de mala gana.// Orejar// (CHDCH, 2008: 190).
4.3.1.2.3.5. Desplazamiento del acento
En la zona altiplánica de Bolivia, el desplazamiento del acento, que se relaciona también con un tipo de voseo, fenómeno que se trata más abajo en sus diversas modalidades, es muy común, no sólo en el habla popular, sino también en el habla culta, lo que provoca la modificación morfológica del verbo. Por ejemplo, /poné/ por pon, /mostrame/ por muéstrame o /pedile/ por pídele (Coello, 1996). El siguiente ejemplo nos permite apreciar la vigencia de este rasgo:
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Radio Patujú 95.1 FM (2011, julio 12, Trinidad, Beni). [Entrevista a un ganadero].
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«Carlos mostrame en el mapa donde está la república o estado de los URU»182.
Como ya se mencionó antes, en la región de los Valles es muy frecuente la traslación del acento en algunas palabras. Coello (1996) menciona los siguientes ejemplos: /páis/, /máiz/ y /ráiz/. Por su parte, Villarroel, en su diccionario, documenta el siguiente ejemplo: MAIS.- Maíz, m. Planta gramínea indígena de América tropical; se cultiva en Europa y produce mazorcas con granos gruesos y amarillos muy nutritivos. // Grano de esta planta.// (CHDCH, 2008: 179).
Finalmente, dentro del grupo ei, en casos en que la vocal tónica pierde el acento se tienen las formas /léido/, /créido/ o /réido/.
4.3.1.2.4. Metátesis En el desarrollo y evolución de las lenguas, el uso popular y folclórico tiene una gran influencia en la lengua a través de metaplasmos, ya sea suprimiendo o aumentando sílabas a las palabras. En este sentido, para el español de Bolivia, especialmente en la zona de los Valles, Varas Reyes (1960) menciona los siguientes ejemplos: /redepente/ por de repente, /polvadera/ en lugar de polvareda, /vedera/ por vereda o /redamar/ por derramar. Este fenómeno se ha mantenido vigente a lo largo de los años, no sólo en los Valles, sino también en los Llanos y el Altiplano, como lo muestran los siguientes ejemplos: REDEPENTE.- Repentinamente. Adv. DE REPENTE.// m. y fam. Movimiento súbito o no previsto de personas o animales. // Prontamente, sin preparación, sin discurrir o pensar. (CHDCH, 2008: 206).
182
Mira Bolivia (2012, enero 21). La diablada es de Potosí. [Mensaje en Foro]. Recuperado de: <http://www.mirabolivia.com/foro_total.php?id_foro_ini=22207&linksorden=3&pag=4> [Última consulta: 02.04.2012].
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mallugado, -a adj
1 Llanos coloq Ref. al plátano: aplastado. 2 Llanos coloq Ref. a una parte del cuerpo de una persona: contusionado. Obs: Metátesis de magullado, -a. mallugadura f Llanos coloq Daño o lesión que sufre una persona a causa de un golpe, una caída, etc. [Bol: mallugón; E, Bol contusión]. Obs: Metátesis de magulladura. mallugón m Llanos coloq Daño o lesión que sufre una persona a causa de un golpe, una caída, etc. [Bol: mallugadura; E, Bol contusión]. Obs: Metátesis de magullón. (DEBol)
4.3.1.2.5. Prótesis
Para ilustrar este fenómeno, para la región de los Valles, Varas Reyes (1960: 72) comenta los siguientes casos: /cuasi/ por casi, /afusilar/ en lugar de fusilar, /dentrar/ por entrar, /emprestar/ por prestar. Sin embargo, este fenómeno se da también actualmente en otras regiones de Bolivia:
abaleado, -a adj
baleado, -a. En E, sólo participio. abalear v balear. abaleo m baleo. baleado, -a adj, var abaleado, -a Ref. a una persona o a un animal: que ha recibido uno o más impactos de bala [E, Bol: tiroteado, -a]. En E, sólo de uso regional. balear v, var abalear 1 {un jugador balea} Alt coloq En el fútbol, patear <1> la pelota con mucha fuerza, generalmente de cerca, hacia el arco <1> del equipo contrario [E: chutar; Bol: bombardear, bombear, cañonear, chumbear, chutear, dar un taponazo, fusilar, riflear, taponear; shootear]. 2 {una persona balea [a] una persona} Matar o herir a una persona disparando un arma de fuego repetidas veces contra ella [E, Bol: tirotear; balacear]. 3 {un jugador balea [a] un arquero <1>} Alt coloq En el fútbol, patear <1> la pelota con mucha fuerza, generalmente de cerca, hacia el arco <1> del equipo contrario [Bol: bombardear, bombear, cañonear, fusilar, riflear, taponear; dar un taponazo]. | 4 {una persona balea [a] una persona, un objeto o un animal} Disparar contra una persona, un objeto o un animal repetidas veces con un arma de fuego [E: tirotear; balacear]. 5 {un jugador balea al arco <1>} Alt coloq En el fútbol, patear <1> la pelota con mucha fuerza, generalmente de cerca, hacia el arco <1> del equipo contrario [Bol: bombardear, bombear, cañonear, chumbear, chutear, fusilar, riflear, taponear; shootear]. | 6 ~se {dos personas se
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
balean/una persona se balea CON una persona} Disparar un arma de fuego dos personas, una contra la otra [E, Bol: tirotearse; balacearse]. En E, con las acep. <1, 2>, menos frecuente. baleo m, var abaleo Llanos, LP Tiroteo entre dos o más personas [E, Bol: balacera; Bol: balaceo, baleadura; tronadera]. (DEBol)
En el DEBol, los casos de prótesis se los documenta sin ninguna restricción diatópica y además éstos aparecen como variantes de los lemas principales.
4.3.1.2.6. Apócope
Los ejemplos que proporciona Varas Reyes (1960: 73) para mostrar las características de los tarijeños son: /cumpa/ en lugar de compadre, /coma/ por comadre, /barrial/ por barrizal o /pa/ por para. Otros ejemplos que muestran la vigencia de este fenómeno en Bolivia son:
CUMA.- Comadre. f. Llámanse así recíprocamente la mujer que ha sacado de pila a una criatura y la madre de ésta y por extensión, el padre y el padrino del bautizado. // Fig. y fam. Dan también el nombre de COMADRE, a la madrina con relación espiritual y socialmente está sujeta a la tradición del último jueves antes de Carnaval, el día de COMADRES. (CHDCH, 2008: 127). movi I f
1 coloq Vehículo automotor [ motorizado]. Obs: Apócope de movilidad. | II m/f 2 LP coloq Militante o simpatizante del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), partido político de Bolivia [Bol: mono, -a; emenerista; monolítico, -a]. Obs: Apócope de movimientista. (DEBol)
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Gregorio Callisaya Apaza
4.3.1.2.7. Aféresis
Ejemplos de aféresis son: /hela/ por hiela, /toy/ en lugar de estoy y /nagua/ por enagua (Varas Reyes, 1960: 173). La vigencia de este fenómeno se da, con mayor frecuencia, en el Coba183 de la ciudad de La Paz:
chuda f
LP coba Prostituta experimentada y conocida en el mundo del hampa [Bol: chequeada, conchuda, junada, mancada, mula]. Obs: Aféresis de conchuda. cillo m LP coba Prenda interior masculina que cubre desde la cintura hasta el principio de los muslos, con dos aberturas para introducir las piernas y que se lleva debajo de los pantalones [ cuadro]. Obs: Aféresis de calzoncillo. (DEBol)
4.3.1.2.8. Síncopa
Como ejemplos tenemos las siguientes palabras: /solcito/ por solecito, /pacencia/ en lugar de paciencia, /concencia/ en vez de conciencia, /apreta/ por aprieta (Varas Reyes, 1960: 173). Al igual que en los casos anteriores, observamos este fenómeno en el Diccionario del español de Bolivia. Español de Bolivia – español de España, sin ninguna restricción diatópica:
apeto m
coloq Apetito [E: gana; E, Bol: ganas; Bol: quija]. Obs: Síncopa de apetito. ¡mijo, -a! interj 1 coloq Es usado por los padres para dirigirse a su hijo o por un adulto para dirigirse a un niño o a un joven [Bol: ¡mi hijo, -a!, ¡yaya!]. | 2 Cbb, LP, Tj coloq Se usa para referirse a un adversario a quien se ha derrotado en varias ocasiones, generalmente en competencias deportivas [Bol: ¡mi cordero, -a!, ¡mi hijo, -a!, ¡mi manso, -a!]. OBS: Síncopa de ¡mi hijo! (DEBol)
4.3.1.2.9. Paragoge
Los siguientes ejemplos ilustran este fenómeno en el español hablado en Bolivia: /alivianar/ en vez de aliviar, /alegriya/ por alegría, /nadies/ o /naides/ por 183
Jerga de la delincuencia boliviana, sobre todo la asentada en las ciudades de La Paz y El Alto.
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
nadie o /asina/ por así (Varas Reyes, 1960: 73). Usos muy recurrentes en la zona del Altiplano, no sólo en la variedad popular, sino también en el habla culta, son los siguientes:
nadies pron
Alt coloq Ninguna persona [E, Bol nadie]. Obs: Paragoge de nadie. (DEBol)
ATRAYER.- Atraer. Fig. Traer hacia sí alguna cosa, como el imán al hierro.// Sin. Aproximar. Ant. Repeler.// (CHDCH, 2008: 108).
Los fenómenos descritos líneas arriba pueden ser considerados como rasgos constitutivos del español boliviano, aunque algunos de ellos son comunes a otras regiones lingüísticas de América.
4.3.2. Nivel morfosintáctico 4.3.2.1. Verbos
En relación a este aspecto, en Bolivia son muy pocos los estudios que abordan esta temática, uno de éstos es el de Mendoza (1991) quien, después de una investigación sobre el español de La Paz, señala que el sistema verbal de esta variedad del castellano difiere del que emplea la comunidad hispanoparlante, especialmente la peninsular. De los dieciséis tiempos del paradigma verbal que señala el Esbozo (1973) en los hablantes paceños, se reconocieron sólo diez modelos184. Las formas verbales que no están presentes en esta variedad son: pretérito anterior, futuro perfecto y el condicional perfecto del modo indicativo, y el futuro imperfecto, pretérito pluscuamperfecto y futuro perfecto del modo subjuntivo (Mendoza, 1991). Aquí intentaremos sistematizar la información sobre este tema, mostrando las variaciones relacionadas con este tipo de palabras, en el español de Bolivia.
184
Véase también Wingeyer, Hugo Roberto y Moreno Cevallos, Nina (2000).
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4.3.2.1.1. Construcciones perifrásticas 4.3.2.1.1.1. Ir + gerundio
En las siguientes oraciones: Voy explicándoles mientras te espero o Vamos saliendo, hay mucha gente; Andá pasando los cubiertos o Vaya usted haciendo los cálculos para saber cuánto va a necesitar (Mendoza, 1991), se observa que esta perífrasis verbal tiene una significación de futuro inmediato. El empleo de este tipo de construcciones es muy común en la variedad popular, aunque se encuentra también en la variedad culta (Mendoza, 1991), pero no solo de esta región, sino también de los Valles, especialmente Sucre:
Willy Camacho mientras tanto compraba de los vendedores de Cds pirata la última versión de un sistema operativo llamado Eudora y nos explicaba a algunos sus ventajas. Decidimos ir yendo al lugar donde se grabaría el debate, un restaurante al frente del atrio, “El huequito”. Dentro del huequito había, al fondo, un lugar tranquilo donde se podría realizar la grabación. Ahí llegaron entonces la periodista de Wayna Tambo y una de las integrantes de Yerba Mala Cartonera, Claudia Michel, y comenzamos. Más tarde se incorporarían Aldo Medinaceli y otro de los encargados del programa.185
También hemos encontrado un ejemplo para la zona de los Llanos, en uno de los periódicos más importantes de la ciudad de Santa Cruz:
Mientras los expertos dicen que esta semana el frío se irá yendo de a poco, hoy la Alcaldía transportará a los indigentes hasta el albergue de la Villa186.
Sobre este fenómeno, Mendoza (1991) señala que, en los ejemplos registrados en su estudio, las perífrasis aparecen en presente y en futuro, nunca en pasado.
185
186
Estante Boliviano (27.01.2012). “Réplica del Jurado a cerca del Franz Tamayo declarado desierto”. Recuperado de: <http://estanteboliviano.blogspot.com/2008_12_01.html> [Última consulta: 13.04.2012]. El Día (2012, enero 26). “Todo está listo para cobijar a los indigentes”, [Artículo] Recuperado de: <http://www.eldia.com.bo/index.php?cat=147&pla=3&id_articulo=6923> [Última consulta: 13.04.2012].
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4.3.2.1.1.2. Ir a + infinitivo + gerundio
Según Mendoza (1991) este tipo de construcciones, relacionado con la variedad popular, se refiere a un futuro no inmediato. Los ejemplos que Mendoza ofrece para el español de La Paz son: Vamos a ir viendo poco a poco la próxima semana o Muy pronto van a ir saliendo los trapitos al sol. Asimismo, hemos encontrado también ejemplos para los Valles, uno de los cuales aparece en un periódico de Cochabamba:
Empieza a fluir información que indica que habría personas que estaban financiando con aportes a este grupo", indicó Rada, al tiempo que informó que los nombres de quiénes estaban detrás de la célula de Rosza "van a ir saliendo en la medida en que avance la investigación.187
Pero no hemos encontrado información para las otras regiones de Bolivia.
4.3.2.1.1.3. Haber de + infinitivo + estar + gerundio
Según Guzmán de Rojas, estas construcciones, frecuentes en la variedad popular de la ciudad de La Paz, influencia de la lengua aimara, expresan acciones inciertas que pueden o no suceder en un futuro, como se ve en el ejemplo: «'mañana he de estar viniendo nomás' (hay voluntad de venir, pero sin compromiso)» (1982: 58). Para Mendoza este tipo de perífrasis se emplea como una alternativa para expresar futuro. Los ejemplos que ofrece para la variedad paceña, como: Han de estar viniendo nomás o Me he de estar vendiendo (Mendoza, 1991: 159), tienen también uso en la región de los Valles: «Yo me he de estar sirviendo (= he de servir, = serviré)» (Pfänder, 2009: 235).
187
Opinión (2012). “Dos presuntos terroristas prófugos”, [Artículo] Recuperado de: <http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/hemeroteca/noticia.php?id=15223&a=2009&m =04&d=23> [Última consulta: 19.04.2012].
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Gregorio Callisaya Apaza
4.3.2.1.1.4. Saber + infinitivo
La existencia de este fenómeno en Bolivia no es reciente, ya en los años cuarenta se documenta éste en algunas obras literarias como se ve en el siguiente ejemplo extraído de la novela Chaskañawi: - ¿No lo has visto al doctor Álvarez? Estaba buscándolo. - No -repuso Claudina -. El no sabe venir por aquí. Pero, entrá, pues, a visitarme un ratito siquiera. Charlaremos. -Lo miró con gusto, admirando su recio corpacho de labriego y la expresión de virilidad que exultaba de toda su persona -: ¡Qué orgullosos son los hombres cuando son buenos mozos! - exclamó. (Medinaceli, 1947: 100)
La frecuencia de esta construcción perifrástica es muy alta, no solo en la variedad popular, sino también en la variedad culta. Según Mendoza (1991) y Coello (1996) esta estructura tiene un uso particular en el castellano hablado en La Paz. Se usa como sinónimo de soler, y esta forma es usada sólo por algunos grupos de variedad culta. Asimismo, Mendoza señala que:
El verbo SABER pierde su significación original y funciona como verbo auxiliar de la perífrasis. Una parte importante del nuevo significado de la estructura divergente es el sentido aspectual imperfectivo y su referencia necesaria al pasado. El verbo auxiliar SABER puede estar en su forma verbal de presente, pero la referencia al pasado es inevitable. No me sabe gustar el estudio. (1991: 160)
Más adelante señala que esta construcción llega a desplazar al pretérito imperfecto simple, de modo que los paceños dicen: /sabíamos o sabemos jugar en el parque/ en lugar de jugábamos en el parque (1991: 160). Mendoza (1991) y Coello (1996) muestran este fenómeno como propio de la ciudad de La Paz, sin embargo, creemos que éste se da también en la ciudad de El Alto, donde se oyen con frecuencia relatos como el siguiente: – Mi mamá sabe irse a trabajar bien temprano. – Nosotros con mis hermanitos sabemos quedarnos en la casa. – Después sabemos jugar sobre la cama. – Así sabemos estar todos los días. ~ 304 ~
Hacia la descripción del español de Bolivia actual
Se advierte también la presencia de este fenómeno en Cochabamba debido a la migración de familias aimaras a esta ciudad. Así lo demuestra el siguiente ejemplo:
D: tu mamá sabe reclamar, le sabes avisar a tu mamá? W: si, voy venir sabe decir, de ahí no sabe venir D: ahora vas a hablar? W: no ya no toda la palabra me he olvidado D: pero le entiendes a tu mamá no ve? W: si le entiendo, es que da miedo, de ahí me he olvidado (Gutiérrez Villca, 2011: 188)
4.3.2.1.1.5. Estar de + nombre
Al igual que los casos anteriores, esta estructura se presenta como típica del castellano paceño. Mendoza señala que en la variedad paceña esta construcción se presenta en lugar de tener + nombre, como en estar de flojera en vez de tener flojera o estar de pena por tener pena (1991: 155). Más adelante agrega que esta perífrasis se presenta tanto en el habla de la variedad popular como en la culta. Asimismo, señala que pese a que esta estructura perifrástica está limitada a unos cuantos nombres, la misma puede aplicarse a más, manteniendo la significación que se da con el verbo tener. Esta perífrasis se ha extendido en su uso, como lo demuestra el ejemplo extraído de una página web de la ciudad de Sucre, de la definición del vocablo ck’aki: Debe escribirse ch’aki, es una expresión que viene del quechua en el altiplano de Bolivia se dice al día siguiente de haberse farreado o consumido bebidas alcohólicas en exceso. Ch’aki, también describe el estar de sed de bebida, de igual manera se emplea cuando se desea tomar agua, es estar de sed. ¿Es decir que ch’aki, chaqui, cháki o como deba escribirse quiere decir “tener sed” o “estar sediento”? ¿Es cháki, entonces una especie de adjetivo y no un sustantivo? La acepción de acuerdo a algunos diccionarios de quechua, es Seco188.
188
De Ch’aki (2012, enero 28). Ch’aki [Mensaje <http://dechaki.com/> [Última consulta: 20.04.2012].
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en
Foro].
Recuperado
de:
Gregorio Callisaya Apaza
No hemos encontrado información para las otras regiones, pero esto no quiere decir que no se dé. De nuestras anotaciones extraemos el siguiente ejemplo para la ciudad de Trinidad, Beni: El peón está de sed dice que trabajó bastante. La presencia de este fenómeno en esta región se debe, en nuestra opinión, a la presencia, en este departamento, de una gran cantidad de inmigrantes de origen aimara, cuya principal actividad es el comercio; actividad que les permite estar en contacto con los habitantes de esta región.
4.3.2.1.2. Predominio del pretérito perfecto compuesto
El uso predominante del pretérito perfecto compuesto a expensas del pretérito perfecto simple es un rasgo muy generalizado en América. Sobre la presencia de este fenómeno, tanto en la variedad popular como en la culta, en el castellano paceño en ejemplos como su papá se ha muerto hace muchos años o Entonces, en aquel tiempo dice que ha salido el sol, Mendoza señala:
Es importante recalcar que lo divergente de esta estructura verbal está en el plano semántico. Se puede evidenciar que la relación del pretérito perfecto compuesto con el presente ya no existe. En la mayor parte de los usos se trata de hechos concretos, terminados y puntuales en oposición con el pretérito imperfecto Entonces la anterioridad inmediata, característica de la norma supranacional, deja de ser el rasgo diferenciador de esta forma verbal pues asume las funciones del pretérito perfecto simple. (1991: 142)
En Bolivia, la ocurrencia de este fenómeno no se restringe a la variedad paceña y altiplánica, sino se ha extendido a otras zonas, sobre todo a los Valles, abarcando prácticamente la totalidad del espectro socio-demográfico. En cambio en los Llanos, se prefiere la forma simple.
4.3.2.1.3. Uso del pretérito pluscuamperfecto
A este chico (agresor) todos le habían tenido miedo, pero éste de medio mundo se había hecho prestar dinero con amenazas [de golpearlo] y constantemente de esa forma había sabido servirse todo en el recreo, entonces hasta cuándo, hasta cuándo no solamente le debe a él (víctima) también a otros. Le digo:
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
“Hijito con tu mamá mañana mismo, mañana si no viene, vamos a ir a tu casa”. Viene la mamá, comentamos con ella. Le digo que su hijo tiene deudas desde kínder [con uno de sus compañeros]. La mamá: “Qué raro, decía, mi hijo nunca me ha comentado, voy a pagar”, y ha empezado a pagar, cuando era esa vez, era tanto. Me dice: “No se preocupe profesora, yo voy a arreglar esto”, y lo que me ha llamado la atención era cargar ese error hasta la fecha, yo decía cómo, yo no me acuerdo mis deudas mis peleas de kinder no para nada, eso sí me llamó la atención. (Mollericona, 2011: 88)
En el ejemplo, la forma del pluscuamperfecto sustituye al imperfecto en contextos en los que en el español normativo se esperaría la última forma. Sobre este fenómeno, muy frecuente en el castellano paceño, Martín (19761977) señala que la situación de bilingüismo en esta ciudad da lugar a que la categorización temporal del español sea similar a la de la lengua aimara, en la que existe una oposición entre futuro, no visible, y no futuro, visible. Dentro del plano visible, que se refiere al pasado, para Martín el castellano paceño distingue entre el conocimiento directo y el conocimiento indirecto. Para el primero ofrece el siguiente ejemplo, Hoy día llegó su mamá de él, la persona que lo dice fue testigo del mismo. Para el segundo caso, Hoy día había llegado su mamá, se observa un matiz de desconocimiento directo del hecho, la persona que lo dice se ha enterado del mismo a través de terceros. Para explicar este fenómeno en el español Guzmán de Rojas señala: Un sufijo que no registra Bertonio, y que aparece en más de una oración de Middendorf, es el sufijo “tayna”, correspondiente al modo sorpresivo de conjugación, que sirve para expresar que el sujeto se entera recién ahora de lo que indica el predicado. Este sufijo ha dado lugar en el castellano popular de La Paz a una forma modificada del pluscuamperfecto, por ejemplo: Lurarapitayna
(se lo habiá hecho) (1982: 11)
Por su parte, Mendoza añade: En el castellano paceño, especialmente en la variedad popular, según el uso registrado el pluscuamperfecto se ha consolidado de manera inequívoca para introducir sistemáticamente la información de conocimiento personal (testimonial) del hecho sobre el cual se habla. (1991: 156).
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Más adelante señala que la forma Llegó a la hora convenida, en la estructura divergente del castellano paceño se dice Había llegado a la hora convenida. La alta frecuencia de uso de esta forma en esta variedad regional le permite afirmar: «Este es el uso, en nuestra opinión, que se ha constituido en una de las principales características del castellano paceño en sus dos variedades» (Mendoza, 1991: 157). Para Coello (2004) el pluscuamperfecto, en la variedad del Altiplano, expresa una mayor distancia con respecto al hablante, pero no de carácter temporal sino testimonial:
Cuando el hablante andino dice: «había sido un negocio» no está haciendo referencia a la existencia del negocio en un pasado más o menos remoto y a su inexistencia actual, sino al hecho de que ‘algo es efectivamente un negocio, pero que él no sabía, que él no tenía un conocimiento testimonial de tal hecho’. Si un boliviano dice de un hombre: «había sido portero», no quiere decir que antes ese hombre era portero y ya no lo es, sino que ‘él no tenía hasta ahora el conocimiento testimonial de que ese hombre es portero’189
El uso divergente del pluscuamperfecto en el español de América no se da sólo en la ciudad de La Paz, se encuentra también en otras regiones, no sólo de Bolivia, sino de América, como lo manifiesta Escobar:
Este empleo del pluscuamperfecto para el reportativo también se encuentra en el español en contacto con el quechua en Bolivia (Kany 1947; Herrero 1969; Laprade 1981), y con el aimara en Bolivia (Kany 1947; Martín 1972, 1981a; Stratford 1991; Mendoza 1991a). Se ha atribuido este uso a la influencia del sufijo reportativo -sqa del quechua y el de las lenguas jaqui (jaqaru, kawki, 75 aimara) (Hardman 1982: 152). (2000: 74-75)
189
«El español en contacto con las lenguas andinas, hoy», ponencia presentada en el III Congreso Internacional de la lengua, en la sección «El español y las comunidades indígenas, hoy», Rosario 2004. Recuperado de: <http://congresosdelalengua.es/rosario/ponencias/aspectos/coello_c.htm> [Última consulta: 13.04.2012].
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4.3.2.1.4. Creación de verbos denominales
Sobre este fenómeno, Cifuentes Honrubia señala que: «Un verbo se considera denominal porque ha sido formado a partir de una base sustantiva, es un sustantivo el elemento a partir del cual se ha originado la formación verbal». (2006: 247). Más adelante, Cifuentes Honrubia apunta que este tipo de verbos puede formarse a través de dos procesos: derivación o parasíntesis. En el primero, se da mediante la adición de un sufijo verbalizador a un sustantivo, como ocurre en archivo de cual se forma archivar. En la parasíntesis, se puede dar la presencia de un sufijo y de un prefijo, por ejemplo de barco se forma embarcar. En el español de Bolivia es muy frecuente el uso de verbos creados mediante este procedimiento. Sin embargo, no hemos encontrado estudios sobre este fenómeno. La creación y uso de este tipo de verbos se constituye en un rasgo propio de la variedad popular, aunque se advierte también su uso en la variedad culta. Ejemplos de este tipo los encontramos en varios diccionarios, publicados para Bolivia: manacear. tr. Dar golpes con la mano abierta. (DEC, 1992: 225). COPLIAR.- Coplear. f. Cantar coplas.// Inspiraciones espontáneas producidas por el amor, sentimientos o diversos estados de ánimos del chapaco.// (CHDCH, 2008: 108). charquear [ai. y qu. ch’arkhi 'carne deshidratada y salada'] v 1 # {una persona charquea la carne} Cortar en lonjas carne de res, carne de llama <1> o carne de cordero para salarlas y secarlas luego al aire y al sol [Bol: tasajear; E acecinar; E, Bol cecinar]. | 2 {una persona charquea algo} LP coloq Estropear algo que se estaba haciendo, por ejemplo, un traje durante su confección [Bol: tarrear; cagar]. 3 {una persona charquea [a] una persona} Alt, Valleg, Valles coloq Producir una persona heridas graves a otra con un arma blanca o con otro objeto cortante [E, Bol acuchillar]. | 4 {una persona charquea [a] otra persona} Alt, Valles coloq Matar a una persona [E, Bol: liquidar; Bol: ajusticiar, echarse al hombro, fajar, largar;
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Gregorio Callisaya Apaza
ultimar]. | 5 {un médico charquea [a] un paciente} Alt, Valles coloq hum Operar un médico a un paciente [E: abrir, rajar; Bol: carnear]. | 6 ~se {una persona se charquea} Alt, Valles coloq Equivocarse al hablar o al hacer algo [E: colarse; E, Bol: meter la pata; Bol: achuncharse, patearse, pelarse en agua fría, rayarse, sonsearse; equivoxearse]. | 7 ~se {algo se charquea} Alt, Valles coloq Estropearse algo que se estaba haciendo, por ejemplo, un traje durante su confección [Bol: tarrearse; cagarse]. costurar v, var costurear 1 {una persona costura} coloq Hacer labores de costura. 2 {una persona costura algo} coloq Coser una prenda de vestir, una cortina, etc. a mano o a máquina [ maquinear]. (DEBol)
4.3.2.1.5. Creación de verbos terminados en -ur
Debido a la influencia de la lengua aimara, en el español hablado en la ciudad de La Paz se advierte la presencia de verbos terminados en –ur, cuya conjugación se limita a las formas no verbales, como muestran los siguientes ejemplos:
cachur [qu. khachu 'mordisco'] v, var cachir
{una persona va a cachur algo} Alt, Valles coloq Arrancar con los dientes un pedazo de un alimento, por ejemplo, de un pan o de una fruta [Bol: canchir, cutur; E: mordiscar; E, Bol mordisquear; cachunear]. Obs: Se usa, generalmente, en formas compuestas y perifrásticas con estar, hacer o ir. cacur [ai. qaquña y qu. qhaquy 'frotar'] v 1 {una persona va a cacur algo} Alt coloq Frotar algo con las manos, generalmente la ropa que se lava [Bol: cacorar, quitur, quiturar; E restregar]. 2 {una persona va a cacur una parte del cuerpo} Alt coloq Friccionar con las manos alguna parte del cuerpo de una persona con un medicamento líquido o cremoso para aliviar el dolor, generalmente muscular [Bol: cacontar, cacorar, quitur, quiturar; E, Bol masajear; sobar]. 3 {una persona va a cacur [a] una persona} Alt coloq Friccionar con las manos alguna parte del cuerpo de una persona con un medicamento líquido o cremoso para aliviar el dolor, generalmente muscular [Bol: cacontar, cacorar, quitur, quiturar; E, Bol masajear; sobar]. OBS: Se usa, generalmente, en formas compuestas y perifrásticas con estar, hacer o ir. chujur [ai. chhujuña] v, var chucur {una persona va a chujur [a] un niño} Alt coloq Mecer a un niño en los brazos [ ichnacar]. Obs: Se usa, generalmente, en formas compuestas y perifrásticas con estar, hacer o ir. (DEBol)
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
Otros ejemplos: callur, calsur, chajchur, chuchur, chujchur, chujur, chullur, chusur, curur, cutur, hacer chuchur, lluncur, ñuñur.
4.3.2.1.6. Sustitución de querrá por quedrá
Sobre este uso, típico del español de la zona del Altiplano, Mendoza señala que:
Entre los usuarios de la variedad popular del castellano paceño con frecuencia se usa una secuencia consonántica /dr/ en lugar del fonema vibrante múltiple /r/; es decir la forma verbal querrá es substituida por quedrá, entendiéndose que esta estructura divergente afecta a todo el paradigma de futuro indicativo (1991: 139).
Además, agrega que el mismo fenómeno ocurre con las formas condicionales, para las cuales ofrece los siguientes ejemplos: ¿No quedrían saber cómo le ha ido? o ¿Quedrán acaso venir hasta aquí? Asmismo, Mendoza afirma que: «este problema es característico de la variedad popular y no está presente en la variedad culta» (1991: 139). Al respecto debemos añadir que el fenómeno ha pasado la barrera de lo popular y su uso es también frecuente en la variedad culta, como nos muestra el ejemplo que citamos a continuación:
La tv 7 (televisión boliviana) no es del estado o de los bolivianos, es del que gobierna, porque el gobernante necesita informar de sus acciones al pueblo boliviano, necesita estar informado al pueblo. Y no contratar a los medios privados para informar al pueblo que necesitaría más recursos. Si fuera del estado la tv 7 no tendría sentido o es ilógico, todo el mundo quedrá tomar el mando del canal.190
o este otro:
190
El Deber.com.bo (2012, enero 30). Democracia y ciudadanía: el caso canal 7 Televisión Boliviana [Mensaje en foro]. Recuperado de: <http://www.eldeber.com.bo/rblog/onadem/2008/01/canal_7_television_boliviana_democraci a_y_ciudadania.html> [Última consulta: 28.04.2012].
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Gregorio Callisaya Apaza
Si hay una forma de ganarle al MAS, pues obvio que existe, planteaste un antecedente de teoría en este artículo, la pregunta no es como poder ganarle al MAS, sino quien quedrá pagar el costo de semejante empresa política.191
4.3.2.1.7. Sustitución de –ya por –iga como sufijo de subjuntivo
El fenómeno se refiere a la forma del subjuntivo del verbo haber (haya, hayas, haya, hayamos, hayan) que son sustituidas por haiga, haigas, haiga, haigamos, haigan. Sobre este hecho, Mendoza afirma que: […] ha ido ganando espacio en el habla culta incluso en el registro formal con varios usuarios. Podemos afirmar que, en la actualidad, haiga en gran medida ha desplazado a la forma haya en la variedad popular y está vigente como alternativa en la variedad culta del castellano paceño (1991: 140).
Al respecto debemos manifestar que este uso se ha extendido a otras regiones del territorio boliviano, como el siguiente ejemplo, publicado en uno de los periódicos más importantes de la ciudad de Santa Cruz:
¿Dónde quedó la hospitabilidad del cruceño? Teniendo en cuenta que de aquí a un tiempo a esta parte la gente se convirtió más desconfiada y no trata bien al visitante. Nada puede quedarse estático, la sociedad es un constante cambio diario y no es que dejamos de ser hospitalarios o nuestra idiosincracia haiga cambiado por motivo de hacer logros económicos.192
4.3.2.1.8. Sustitución de ve por andá
Según Mendoza (1991), en el castellano paceño, la forma del imperativo ir (ve) ha sido sustituida por la forma del imperativo andar (andá). Para mostrar esta diferencia Mendoza ofrece los siguientes ejemplos: Andá pensando qué te vas
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Admin (2009, enero 25). La guerra por la paz [Mensaje en foro]. Recuperado de: <http://www.alminuto.com.bo/content/la-guerra-por-la-paz> [Última consulta: 25.04.2012]. Hurtado de Barrero, Susana, (2012, enero 30) «No es viveza criolla es un aprovechamiento circunstancial», El Mundo, Recuperado de: <http://www.elmundo.com.bo/Secundarianew.asp?edicion=22/07/2007&Tipo=Comunidad&C od=7568> [Última consulta: 26.04.2012].
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a poner para la fiesta o Ahorita mismo andá dejale este regalo a tu padrino. (1991: 143). La presencia de este rasgo se da tanto en la variedad popular como en la culta, sobre todo en el lenguaje oral. Asimismo, se observa también la presencia de este fenómeno en la zona de los Llanos de Bolivia: El próximo invitado de Tertuliando con los Famosos pasó ‘del cielo al infierno’ y ahora estará buscando la ‘cara o cruz’ de las cosas. Sí, Pedro García está esperando tus correos y te responderá el miércoles 18, así es que andá formulando las preguntas a sociales@eldeber.com.bo, tenés hasta este domingo al mediodía. Te recordamos que las interrogantes deben hacerse en el marco del respeto.193
4.3.2.1.9. Sustitución de eres por sos
Este fenómeno, muy extendido en América, en Bolivia se restringe a la zona de los Llanos, como vemos en la cita:
Las investigaciones iban y venían y el caso no se esclarecía, pero un día Sánchez se enfrentó a Hugo Fuentes a quien le hizo una pregunta que éste no supo responderla. “Vos sos un buen policía y te felicito”, le dijo Fuentes a Cirilo Sánchez y se entregó a la justicia (El Mundo, 30.01.2012)
Este ejemplo está tomado de uno de los periódicos más importantes de la ciudad de Santa Cruz. En las regiones Altiplano y Valles, existe la tendencia al uso de las formas vos eres o tú eres.
4.3.2.1.10. Uso reflexivo de verbos
En el español de la región del Altiplano se advierte que muchos verbos se usan en la forma reflexiva, no siéndolo en España. Este fenómeno es muy frecuente
193
El Deber.com.bo (2012, enero 31). Tertuliando con los famosos [Mensaje]. Recuperado de: <http://www.eldeber.com.bo/2012/imprimir.php?id=120112185410> [Última consulta: 05.05.2012].
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en el español de América, en el que se observan verbos como enfermarse, sanarse, amanecerse, etc. En Bolivia, creemos que este fenómeno se debe al contacto del español con el aimara y el quechua, aunque no hemos encontrado estudios que aborden este tema. Es interesante el hecho de que los equivalentes de algunos verbos, como vivir, mentir, comer, trabajar o comprar, en el aimara sean reflexivos: utjasiña, k’arisiña, manq’asiña, irnaqasiña, alasiña. Entonces, una persona que tiene el aimara como lengua materna, muchas veces, construye oraciones como las siguientes:
Yo me vivo en la zona 12 de Octubre, junto con mis hijos. Mi hijo se trabaja de ayudante de albañil. Nosotros con mi familia nos comemos todos los días a las ocho de la noche. El Julio se ha mentido. De las Alasitas194 yo me he comprado billetitos y abarrotes.
No hemos encontrado información para las otras zonas.
4.3.2.1.11. Diferente complemento de régimen verbal
El complemento de régimen verbal en español constituye uno de los temas que más interés ha suscitado entre los gramáticos de lengua española, debido a su complejidad. Si bien existen estudios sobre la delimitación del objeto preposicional basada en el cumplimiento de una serie de características necesarias y suficientes (valencialidad, fijación prepositiva, conmutación pronominal, etc.), hasta ahora no se han llevado estudios sobre el complemento preposicional verbal. La complejidad mencionada ha dado lugar a que algunos verbos, en América y de manera particular en Bolivia, por un lado, han sustituido, como parte de su complemento preposicional, una preposición por otra y, por otro, se observa la ausencia de complemento preposicional, 194
Feria artesanal que se realiza el 24 de enero en la ciudad de La Paz, en honor al Equeco, deidad aimara, cuya característica principal es la venta y compra de objetos en miniaturas, como casa, coches, etc. con la finalidad de que las mismas se conviertan en realidad con la ayuda de la deidad aimara.
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como se muestra en los siguientes ejemplos, en los cuales el régimen preposicional se destaca por estar impreso en versalitas.
abusar v
1 {alguien abusa A alguien} Obligar a alguien a hacer algo valiéndose de la fuerza o del poder. | 2 {una persona abusa A una persona} Atropellar o maltratar una persona a otra valiéndose de su fuerza física. | 3 {una persona abusa A su pareja} Hacer sufrir una persona a su pareja siéndole infiel [ hacer bailar la conga-conga; quimbear]. | 4 {una persona abusa [a] una persona} Violar una persona a otra [ achuntar; atracar; hacer la maldad; tumbar]. En E, rige, generalmente, la preposición de. convidar v 1 {una persona convida algo} Ofrecer a una persona algo, generalmente comida o bebida, en muestra de cortesía o de amistad [Bol: invitar; convichar]. 2 {una persona convida algo a una persona} Ofrecer a una persona algo, generalmente comida o bebida, en muestra de cortesía o de amistad [Bol: invitar; convichar]. En E, con la acep. <1>, el régimen es una persona convida A algo; con la acep. <2>, el régimen es una persona convida A algo a alguien. (DEBol)
Este fenómeno aparece, no sólo en la variedad popular, sino también en la culta, tanto en el lenguaje oral como en el escrito, como se aprecia en el siguiente ejemplo:
Si de violación de los derechos humanos en Santa Cruz, en nuestros barrios y hogares se trata, no cabe duda que los niños son los más afectados. Los datos que publica la Defensoría de la Niñez son patéticos. En la presente gestión, hasta el mes de octubre esta instancia intervino de acuerdo a sus estadísticas en 27.100 acciones vinculadas con situaciones de riesgo social, reconocimientos de hijos, maltrato físico o psicológico, abandonos, violaciones, explotación sexual, tráfico de menores, explotación laboral, etc. Para no asombrarse con el descontrol, la inseguridad, las pandillas o el consumo de drogas.195
4.3.2.1.12. Personalización de haber
Sobre este fenómeno, Virkel, al referirse al español hablado en Chubut, afirma:
195
El Deber.com.bo, Valverde Aparicio, Daniel, “Derechos humanos: en el papel y la realidad”. Recuperado de: <http://www.eldeber.com.bo/imprimir.php?id=111214224245> [Última consulta: 27.05.2012].
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La concordancia verbo-sintagma nominal – que en las construcciones impersonales representa un apartamiento de la norma –, es un rasgo frecuente en el habla de los estratos socio-educacionales más bajos. (2000: 230).
En contraposición a esta afirmación, creemos que en el español de Bolivia no es privativo de ellos, ya que este fenómeno se extiende también a hablantes de mayor nivel educativo, más aún, éste suele encontrarse incluso en el lenguaje escrito, como el periodístico.
En este último congreso de la Central Obrera Boliviana todavía hemos trabajado en base de la tesis de Pulacayo evidentemente, es por eso de que se ha respetado la distribución clásica que hay de los trabajadores para acceder a la Central Obrera Boliviana, es por eso que nuevamente un minero de las minas del siglo XX ha seguido a la Central Obrera Boliviana, sin embargo ya han habido posicionamientos en el que los fabriles podrían ser los que manejen por ejemplo la hegemonía económica y revolucionaria de este país, han habido bastantes cambios.196
4.3.2.2. Sustantivos 4.3.2.2.1. Plurales analógicos
La formación analógica del plural de sustantivos terminados en vocal acentuada es un rasgo no estándar, común a otras regiones de América; en Bolivia se registra en hablantes de los estratos populares, de la provincia de Vallegrande, especialmente en el habla rural, como cafeses, sofases (Sanabria Fernández, 1965). Sin embargo, en la ciudad de Santa Cruz, hemos encontrado ejemplos que demuestran que actualmente este fenómeno se da también en la lengua escrita: Los ‘guapuruces’ no se vendían en esos tiempos lindos, ni los limones y hasta naranjas y limas se regalaban. Los que sabemos empezaron a comercializar hasta con las caluchas de totaí. Los ‘ajises’ se daban de yapa, por cada cuatro onzas de 196
Luis Marcelo Huanca (2012, enero 31). ¿Cambios en la tesis de Pulacayo?. Recuperado de: <http://www.elmundo.com.bo/Secundarianew.asp?edicion=29/01/2012&Tipo=Politica&Cod= 13589> [Última consulta: 02.03.2012].
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manteca de puerco que se compraban para freír de todo, incluso monos. Seguiremos, aún hay mucho que hablar sobre la materia.197
No hemos encontrado ejemplos de uso de este fenómeno en las otras regiones de Bolivia. 4.3.2.2.2. Creación de sustantivos en –ona
Otro rasgo típico de la provincia de Vallegrande, con respecto a los sustantivos, es la formación de sustantivos a través de la adición de sufijos aumentativos que difieren de la indicada por los preceptos académicos, como en mujerona (Sanabria Fernández, 1965). Este fenómeno, en la actualidad, tiene una extensión mayor de uso, puesto que dentro de nuestras anotaciones hemos encontrado los siguientes ejemplos, para los departamentos de Beni y Santa Cruz:
En el pueblo, Gabriela Vaca es una verdadera señorona. El hermano de Juan Carlos se casó con una mujerona.
4.3.2.2.3. Creación de sustantivos en –ingo, –inga, –onga, –anga
En el español de los Llanos de Bolivia merece especial atención la presencia de sufijos que marcan diminutivos -ingo, -inga, ajenos al castellano peninsular, así como también a las variantes hispanoamericanas, por ejemplo, tierringa, caminingo o peladinga (Sanabria Fernández, 1965, 1975; Coello, 1996). Sin embargo, estos sufijos no sólo forman sustantivos, en algunos casos aparecen junto a adjetivos y adverbios, como «boninga« que se forma de buena; «claringo», de claro; «feíngo», de feo; «auringa», de ahora; «aquicingo», de aquí; «cerquinga», de cerca (Sanabria Fernández, 1965, 1975, Coello, 1996). Pasa lo mismo con los sufijos -ongo, -anga que marcan aumento, como 197
Tertuliador (2004, octubre 13). Carretón, carreta y carro, [Editorial] Recuperado de: <http://www.eldeber.com.bo/anteriores/20041013/editorial.html> [Última consulta: 12.05.2012].
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en «lluvianga» que se forma de lluvia; «puertanga», de puerta; «florsanga», de flor; «feónga», de feo o «mujeranga», de mujer (Sanabria Fernández, 1965, 1975). Este fenómeno que según algunos autores (Sanabria Fernández, 1965) se presentaba sólo en el nivel oral, ha traspasado esta barrera y ahora lo encontramos también en el plano escrito. BOLIVIA ES HERMOSA!!!! y lo de diversa es bien cierto, a mi me encanta la vegetación, bueno algo que extrañé durante el tiempo que viví en Chile, fue la lluvia, en Iquique donde yo viví es desierto, y cada vez que chilcheaba (cuando caen poquísimas gotitas de agua) ya se asustaban allá, bueno las casas no están para resistir una lluvianga como las nuestras de Santa Cruz, donde llueve por días a veces y cuando sales ves a chicos bañándose en los canales, extrañaba mucho eso pero bueno ahora que estoy aquí me encanta cuando llueve, aunque sería mejor si la alcaldía arreglara las calles… no cambio por nada a mi BOLIVIA!!!198
4.3.2.2.4. Creación de sustantivos en –zón
No hemos logrado encontrar estudios sobre este fenómeno, sin embargo, en Bolivia la creación de palabras por derivación nominal o verbal parece ser un rasgo común, sobre todo en la zona del Altiplano. Los ejemplos que a continuación se mencionan son para esta zona: cerrazón, nevazón. Todo parece indicar que este fenómeno es propio de la clase popular (véase, Virkel, 2000), sobre todo de personas que viven en las áreas rurales. Pero hemos encontrado ejemplos que demuestran lo contrario, como este artículo de prensa: «Según medios locales, el nevazón dejó una capa de más de un metro de espesor, provocando daños considerables en el campamento de la mina Pacuni Argentina, aledaña a Caracoles»199 o este otro sobre la coca, de la ciudad de La Paz:
198
199
Vany (2006, septiembre 17). Bolivia, te presento a Bolivia, [Foro] Recuperado de: <http://www.willyandres.com/2006/09/bolivia-te-presento-a-bolivia/> [Última consulta: 12.05.2012]. FM Bolivia, Radio en Internet (2010, julio 24). Gobierno boliviano envía comisión para evaluar los daños causados por nevazón en Caracoles, [Artículo] Recuperado de: <http://www.fmbolivia.com.bo/noticia32079-gobierno-boliviano-envia-comision-para-evaluardanos-causados-por-nevazon-en-caracoles.html> [Última consulta: 12.05.2012].
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Que la Convención de 1961 decidiera que el acullicu es una práctica a prohibirse demuestra la cerrazón de los países desarrollados de entonces. Permitir que un país pueda retirarse de la Convención “momentáneamente” para adherirse casi de inmediato puede abrir las puertas al desorden.200
4.3.2.2.5. Creación de sustantivos en –iri
En el español de Bolivia, sobre todo en la zona del Altiplano, es frecuente la creación de sustantivos terminados en el sufijo –iri, de origen aimara, como en: chupar <2> + ai. –iri, sufijo para formar nomina agentis] sust(m/f)/adj Alt, Bn coloq Persona que tiene el hábito de ingerir bebidas alcohólicas en gran cantidad [E: empinador, -a; E, Bol: esponja; Bol: achupista, alcoholero, -a, amigo, a de la copa, amigo, -a de la farra, anafre, artillero, a, blade, borrachoso, -a, canaleta, cañador, -a, chumaco, -a, chupaco, -a, chupín, -a, chupírico, -a, chupístico, -a, doblacodo, farreador, -a, farrero, -a, farrista, farroso, -a, farruco, -a, humeche, jarruto, -a, mamón, -a, tomador, -a, torcedor, -a, traguero, -a, tunante; E, Bol borrachín, -a; cantarito; cañaveral; cañero, -a; de la pesada; escabeche; hebreo, -a]. jansintiri [ai. jani 'no' + esp. sentir] sust(m/f)/adj Alt coloq Persona que gasta generosa y desprendidamente su dinero invitando a otras personas [E: rumboso, -a; E, Bol: maniabierto, -a; Bol: amparcara, botador, -a, botarata, collquetucjiri, descuerado, -a, franco, -a, gastalón, -a, gastaplata, gastón, -a, janimasiri, maniflojo, -a; abierto, -a; francovich; huairamaqui]. resiri [ai. risiri < esp. rezar + ai. -iri, sufijo para formar nomina agentis] m/f 1 # Alt Persona, generalmente indígena, que adivina la suerte o predice el futuro de otras personas, mediante la lectura de las hojas de coca <2> [Bol: rezador, -a, reza-reza, yatiri; almacahua]. 2 # Alt Persona que a cambio de alimentos o de dinero se dedica a rezar, generalmente en cementerios y especialmente durante la fiesta de Todos los Santos [Bol: rezador, a, reza-reza]. (DEBol)
chupiri [
200
Página Siete (La Paz, 21.01.2012). El acullico y denuncia de la Convención. Recuperado de: <http://www.paginasiete.bo/Generales/Imprimir.aspx?id=278536> [Última consulta: 28.05.2012].
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4.3.2.2.6. Variación de género
Este es un fenómeno muy extendido en América y Bolivia no es la excepción. Creemos que éste se da en todo el territorio boliviano, como en el sartén o el patente (Sanabria Fernández, 1965), el radio, la pijama, el azúcar blanco, la calor intensa o estas otras formas, de uso frecuente:
cortapluma f
Instrumento cortante, con una hoja de acero que se pliega dentro del mango con el filo hacia adentro, que tiene un mecanismo con un muelle que permite abrirlo con rapidez [E: navaja; E, Bol: cortaplumas]. cortauña f Utensilio parecido a una tenacilla que se usa para cortar las uñas [E, Bol: cortauñas]. (DEBol)
4.3.2.2.7. Creación de femenino para sustantivos y adjetivos epicenos
En Bolivia, la tendencia popular a crear nuevas formas de femenino para sustantivos epicenos fue muy corriente, esto ha provocado la aparición de chancha, parienta o tigra (Sanabria Fernández, 1965). Este fenómeno permanece vigente, no sólo en la variedad popular, sino también en la culta, aunque con frecuencia baja, como en actora, bachillera, estudianta, generala, testiga, yerna, etc.
actora f
1 coloq Actriz de teatro o cine. | 2 coloq Mujer muy hábil para fingir cualidades, intenciones o deseos que no tiene o que no siente, con el propósito de obtener algún beneficio [E: comedianta; Bol: comandulera, opapícara]. En E, con las acep. <1, 2>, considerado inculto; además, dif. acep. com. entre E y Bol. generala f 1 En la generala, hecho de ganar una partida obteniendo, en un solo tiro, la misma cantidad de puntos con cada uno de los cinco dados. 2 Alt coloq Mujer autoritaria y dominante, especialmente con su marido [E: marimandona, sargento; E, Bol: sargenta; Bol: caporala; caporal, -a; control político]. la ~ f Variante del juego del cacho <2> en la que los participantes lanzan tres veces los dados, selecciona los más convenientes en cada jugada, para lograr la mayor cantidad de puntos con el objeto de ganar la partida. (DEBol)
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4.3.2.3. Adjetivos 4.3.2.3.1. Creación de adjetivos por derivación
Este fenómeno no está restringido a la variedad popular, se da también en la variedad culta o lenguaje especializado, como muestran los ejemplos:
abarrotero, -a sust/adj
Propietario o encargado de un establecimiento en el que se venden abarrotes [E, Bol: tendero, -a]. abronzado, -a adj Or, Pt minas Ref. a un mineral: que contiene pirita. absorbedor, -a adj coloq Ref. a un objeto o una cosa: que tiene la capacidad de absorber un líquido, un gas o polvo [E, Bol absorbente]. altote, -a sust/adj coloq Persona muy alta [Bol: cachichiro, -a, calabicho, -a, chicote, coyundo, -a, jachalaco, jachote, -a, jatunruna, largo, -a, lauti, lautincho, -a, palancudo, -a; ambaibó; rascacielos]. En E, menos frecuente. (DEBol)
4.3.2.3.2. Creación de adjetivos en -ingo, -a
Al igual que en 4.3.2.2.3., los sufijos -ingo, -a, aparecen también en la formación de nuevos adjetivos, especialmente en la región de los Llanos, como en:
blandingo, -a I sust/adj
1 StaCr coloq Persona de carácter débil y que suele acceder a hacer favores que se le piden [Bol: ihuiscallo; E blandengue]. II adj 2 coloq Ref. a una mujer: que lleva una vida licenciosa y que cede fácilmente a los deseos sexuales de los hombres [E, Bol: fácil, facilona; Bol: aflojador, -a, alegrón, -a, bicho, -a, blandito, -a, cuerito, -a, cuerizo, -a, desviado, -a, loco, -a, locoto, -a, loquillo, -a, programero, -a, quilombero, -a, resbaloso, -a; aflojadora; anchona; caracha; carne del pueblo; chajchón, -a; cola; cuero, -a; floja de caderas; ponedor, -a; ponedora]. calingo, -a [ai. y qu. q’ala 'desnudo, pelado'] adj Bn coloq Ref. a una persona: desnudo o medio desnudo [E: despelotado, -a; Bol: cala, calanchado, a, calancho, -a, calato, -a, cara, chuto, -a, empelotado, -a, empelotingo, -a, empeloto, -a, empepado, -a, encuerado, -a, pelado, -a, piluncho, a].
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filingo, -a adj
Llanos, Tj coloq Ref. a un instrumento cortante, por ejemplo, una navaja o un cuchillo: muy afilado [ filo]. (DEBol)
4.3.2.3.3. Creación de adjetivos en –chi, –qui
En Santa Cruz es muy común la formación de adjetivos con estos sufijos y que puede ser también considerado como rasgo propio de la zona de los Llanos, como se ve en jodichi ‘usado para referirse a una persona molestosa‘ (Sanabria Fernández, 1975) o estos otros ejemplos: joñiqui. Adj. Torcido. De boca torcida. De labio leporino. Tal vez guarde relación con janichi, que en el Ecuador significa labio partido, y con joño que en Cochabamba se dice al gangoso. joyoqui. (De hoyo) Adj. Dícese de los agujeros, como el de las ruedas, que han perdido su forma original, y hacen que las ruedas se vean descentradas con relación al eje. Ej.: Esa rueda está joyoqui. (DEC, 1992)
4.3.2.4. Adverbios 4.3.2.4.1. Anteposición del adverbio
Según Mendoza (1991: 124), en el castellano paceño existe una dislocación del adverbio, puesto que éste se ubica antes del verbo, esto por influencia directa de la lengua aimara, en la que la regla dispone la anteposición del complemento a la forma verbal. Por ejemplo:
Nunca siempre le va a hacer caso. Bien siempre le ha reñido. (Mendoza, 1991: 124-125)
Este fenómeno no se da sólo en la variedad popular, sino también en la culta, como lo evidencian los ejemplos extraídos de nuestras anotaciones: Rápidito se ha desocupado de sus obligaciones en la oficina o mucho siempre el Julio había comido.
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4.3.2.4.2. Locuciones adverbiales 4.3.2.4.2.1. Uso de más antes por antes o hace tiempo
Este fenómeno está registrado para la provincia de Vallegrande, Ella se fue más antes que él (Sanabria Fernández, 1965). Sin embargo se da también en otras regiones de Bolivia y no sólo en la variedad popular, sino también en textos periodísticos, como en: Bolivia sostendrá dos partidos amistosos más antes de afrontar la Copa América en Argentina. La verde jugará el 25 de marzo frente a Finlandia y el 29 del mismo mes ante Bulgaria, ambos partidos en Antalya.201 Más antes, el Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional, Álvaro García Linera, en conferencia de prensa, informo que con al menos 450 inscritos se dio por cerrada la inscripción de las elecciones del órgano judicial.202
4.3.2.4.2.2. Uso de más rato por más tarde o más rápido
En los textos descritos, no hemos encontrado información sobre este fenómeno; no obstante, podemos afirmar que éste es muy frecuente, sobre todo en la región del Altiplano.
Me vas a esperar, más rato voy a venir. Más rato tengo una reunión con mi jefe. Tenemos que estar todos presentes porque más rato va venir el representante.
Además, este rasgo no es propio de la clase popular, sino que se da también en la culta, como se ve en el siguiente ejemplo, extraído de una sentencia judicial, emitida en el departamento de Cochabamba: 201
202
Liga del Fútbol Profesional Boliviano (2011, junio 13). Selección boliviana partió rumbo a Turquía ayer, [Artículo] Recuperado de: <http://www.lfpb.com.bo/noticias.aspx?nid=1065> [Última consulta: 13.05.2012]. Opinión (Cochabamba, 2012, febrero 4). Sube la cifra de candidatos para elección de magistrados a 581 abogados, [Opinión]. Recuperado de: <http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2011/0613/noticias.php?id=13923> [Última consulta: 16.04.2012].
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CONSIDERANDO: Que abierta la causa contra Zenón Vega Callejas (fs. 45), por el delito de complicidad en el tráfico de sustancias controladas, previsto y sancionado por los arts. 76 y 48 de la L. Nº 1008 de 19 de julio de 1988, en diligencias preparatorias del debate prestó su declaración confesoria cuyo acta sale a fs. 53, negando los términos de su declaración informativa y si bien insiste que un sujeto Juan Campos Apaza le había entregado el bulto aduciendo que su hijito estaba durmiendo y por consiguiente le iba a dejar un pequeño bulto en una bolsa de yute para que se lo tuviera "... hasta más rato o hasta el día siguiente...", lo tomó sin ningún inconveniente y lo guardó bajo la grada, en el lugar que sirve de cocina; en consecuencia -sostiene- que era falso que hubiera aceptado la cocaína para posteriormente trasladarla hasta Pisiga (frontera con Chile) y que si declaró otra cosa fue por proteger a su familia que estaba amenazada por el Cap. Santander, porque serían encarcelados por 25 años. De igual manera, negó la veracidad de su declaración informativa referente a los $us. 500.- que José Campos Apaza le habría ofrecido para transportar la droga, por ser producto únicamente de las amenazas del oficial Santander.203
4.3.2.4. Pronombres 4.3.2.4.1. Duplicación del pronombre clítico de objeto directo
Este fenómeno que se da en once países de América (De Mello, 2004), en Bolivia se identifica como propio de la ciudad de La Paz (Coello, 1996) y propio de la variedad popular:
Yo lo tengo tu dinero. Ella la cuida a la niña del compadre. Lo he cuidado al niño todo el día.
Ahora bien, este fenómeno no se restringe a la zona del Altiplano ni al lenguaje oral, sino que se da también en otras regiones y en el lenguaje escrito, como se aprecia en el ejemplo:
203
Poder Judicial (1996, agosto 21). 200008-Sala Penal-2-439; Transporte de sustancias controladas; Ministerio Público c/ Zenón Vega Callejas; Distrito: Cochabamba, [Sentencia] Recuperado de: <http://juris.poderjudicial.gob.bo/jurisprudencia/penal/penal-I/gj20000812439.htm> [Última consulta: 17.04.2012].
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José Luis Balcázar Rodríguez de fs. 247 y vta. de obrados, el cual manifiesta que es mensajero del Concejo Municipal, se dirigía a Paitití, iba de ida por la calle Bolívar a la altura de la estación él bajó un 30 de julio y delante de mí iba una moto panadero azul, y por el lado de Univalle venía una volqueta, yo aminoré mi velocidad, y la vi a la volqueta y parece que el taxista quiso ganarle el cruce a la volqueta y la volqueta también quiso ganarle parece el cruce de la rotonda, la volqueta aceleró y el taxista quiso hacer la curva para ganarle a la volqueta y fue donde lo atropelló la volqueta, fue y se paró a unos 30 m., pasó por encima de la moto, el taxista y del peladito, frené, paré mi moto y me bajé a mirar porque la gente se aglomeró y vi que tácitamente estaban muertos los dos y la moto se encontraba desecha, se apegó el de la volqueta para llevarlos al hospital, cuando él iba bajando su moto iba a una velocidad de 40 km. por hora, y más o menos iba a esa velocidad el taxista, y calcula que la volqueta venía a esa misma velocidad, lo conoce a Oscar Velarde desde hace muchos años, recién se ha hecho su amigo y cree que los dos tuvieron la culpa, ya que ninguno de los dos disminuyó la velocidad, cosa que él hizo cuando vio la volqueta.204
4.3.2.4.2. Uso redundante de posesivos
Mendoza (1991: 105) señala que el uso del doble posesivo es muy frecuente en el habla popular de La Paz, sobre todo en la variedad popular, aunque en la culta es usado también de manera informal, como en la siguiente expresión: Lo estaban buscando a su hijito de la María. El fenómeno que caracteriza no sólo al castellano paceño y andino, se da también en la zona altiplánica del Perú (Escobar, 1992, 1994; Granda, 1999). En el castellano boliviano, la realización más extendida es la de tercera persona, como en Su auto de mi tía o De la señora su hija. (Coello, 1996). Algunos estudios señalan que la presencia de este rasgo en el español andino se debería a la influencia del quechua. Sin embargo, creemos que en el castellano paceño se debe a la transferencia de la estructura sintáctica del aimara, puesto que en esta lengua se produce la secuencia de los elementos
204
Poder Judicial (1996, septiembre 2). 199803-Sala Penal-1-169; Homicidio en accidente de tránsito; Nelly Taborga Malpartida c/ Hernán Castedo Heredia y Oscar Velarde Cuéllar; Distrito: Beni, [Sentencia] Recuperado de: <http://juris.poderjudicial.gob.bo/jurisprudencia/penal/penal-I/gj19980311169.htm> [Última consulta: 17.04.2012].
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del doble posesivo: poseedor + poseído. Y esta secuencia es la que se impone en el uso oral de la región altiplánica. Para demostrar la existencia de este fenómeno, partiremos de las siguientes oraciones, como siempre extraídas de nuestras anotaciones: A su casa de mi tía estoy yendo. De mi papa su hermana es.
En aimara se diría:
Ipajan utaparuw saraskta. Tatajan kullakapawa.
En la primera oración el elemento poseedor es ipa que antecede al sufijo posesivo de primera persona –ja– y al sufijo invariable –na que refuerza el significado de posesión. El elemento poseído es uta que antecede al sufijo posesivo de tercera persona –pa– y al sufijo direccional –ru–. Esta estructura se reproduce, como una especie de calco, en la secuencia estructural de las expresiones del doble posesivo en el castellano andino. Como dato adicional, es interesante observar, en las oraciones del castellano altiplánico, la posición del verbo, la cual se atribuye también a la influencia del aimara.
4.3.2.5. Afijos 4.3.2.5.1. Uso del sufijo –ito, –ita
La presencia de estos sufijos de diminutivo en el castellano de Bolivia, al igual que en otros países de la región, es muy recurrente en especial en las regiones Altiplano y Valles. En Bolivia, estos sufijos se usan como forma de tratamiento cariñoso o intensificador (Coello, 1996): Este es mi autito o Esperame que voy en un ratito. Según Mendoza (1991), éstos no solo expresan diminutivo ni familiaridad, sino pueden expresar también advertencia o peligro, como en ahoracito o cuidadito.
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
Asimismo, en el español boliviano, estos sufijos no sólo aparecen junto a elementos variables de la oración, sustantivos o adjetivos:
Necesito más plata para mi casita. Ven nomás estoy solito.
sino también junto a elementos invariables, adverbios, pronombres, como en ¿Cuántito cuesta el lavado de auto? o estos otros: Por lo menos cinco o seis veces. Me dicen, oficial sólo tengo estito y le respondo que no le pedí plata porque tengo; además, si tú me das cinco yo te doy 20 (bolivianos) que te parece o finalmente se los tiro en la cara el dinero. Yo no pido plata, por favor, sino respeto que le pasa (a los choferes).205 Una tarde de ésas la seguí a la señora Asunta, despacito, hasta un cuartito que tenía a un lado de la sala María Ester Ballivián. ¡Hola comadre! le dije, encrespándola por la cintura' Guay, qué pasa, Manuelito, cómo así me asustas; a ver, sentate aquicito, te lo voy a hacer matecito guaguay, me dijo. Así nos tomamos matecito en su cuartito de 3x2 lleno de escobas chaskosas, con recóndito olor a cera Lorito, bien limpiecito, como ella siempre.206
A continuación mencionamos otros ejemplos: estito, esito o aquellita, para Vallegrande (Sanabria Fernández, 1965) o estos otros ahoritita, igualito, rapidito, ahoritita, allacito, despuesito, etc. Estos términos son de uso corriente, no sólo del lenguaje oral, sino también del lenguaje escrito:
Yacimientos no puede ser la vaca lechera para que de leche para todos, no puede ser. Porque si queremos que Yacimientos financie estito, aquellito, lo otrito al final no tendremos Yacimientos tendremos solo cuatro letras que es lo que aparentemente seguimos teniendo YPFB, cuatro letras.207 205
206
207
Erbol (La Paz, 5.02.2012). Policía Herrera: Cuando me quieren corromper les tiro con la plata en la cara, [Noticias] Recuperado de: <http://www.erbol.com.bo/noticia.php?identificador=2147483945977> [Última consulta: 19.04.2012]. Página Siete (La Paz, 2011, febrero 28). Mi comadre Asunta, [Opinión]. Recuperado de: >http://www.paginasiete.bo/2011-02-28/Opinion/Destacados/13Opi00228-02-11P720110228LUN.aspx> [Última consulta: 19.04.2012]. Radio Fides (06.01.2011). Pérez, Eduardo, Yacimientos, [Análisis y opinión]. Recuperado de: <http://www.hidrocarburosbolivia.com/bolivia-mainmenu-117/analisis-y-opinion/39153yacimientos.html> [Última consulta: 19.04.2012].
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Gregorio Callisaya Apaza
4.3.2.5.2. Uso del sufijo –y
En zonas de contacto español quechua, se destaca también el uso de expresiones cariñosas, añadiendo a palabras castellanas el sufijo –y de procedencia quechua (Coello, 1996), como ocurre en:
¡palomitay! [esp. palomita + qu. -y 'mi, mío'] interj 1 Alt, Valles coloq Es usado por un hombre para dirigirse de forma cariñosa a una mujer, generalmente a su pareja [E: cariño, vida mía; E, Bol: palomita, vidita; Bol: ¡chaisita!, ¡chuncu (palomita)!, ¡chunquituy!, ¡churra!, ¡colila!, ¡colilitay!, ¡gordis!, ¡mamacha!, ¡mamacita!, ¡mamita!, ¡pochocha!, ¡reina!, ¡urpita!, ¡viditay!; ¡cachamozo, -a!, ¡locha!; ¡papacito!]. Obs: Se usa también como apelativo. 2 ¡~! Se usa en canciones folclóricas para dirigirse, generalmente en tono de lamento o de reproche, a la persona amada [Bol: ¡viditay!]. ¡viditay! [esp. vidita + qu. y 'mi, mío'] interj 1 Se usa en canciones folclóricas para dirigirse, generalmente en tono de lamento o de reproche, a la persona amada [Bol: ¡palomitay!]. 2 ¡~! coloq Es usado por un hombre para dirigirse de forma cariñosa a una mujer, generalmente a su pareja [E: cariño, vida mía; E, Bol: palomita, vidita; Bol: ¡chaisita!, ¡chuncu (palomita)!, ¡chunquituy!, ¡churra!, ¡colila!, ¡colilitay!, ¡gordis!, ¡mamacha!, ¡mamacita!, ¡mamita!, ¡palomitay!, ¡pochocha!, ¡reina!, ¡urpita!; ¡cachamozo, -a!; ¡locha!; ¡papacito!]. Obs: Se usa también como apelativo. (DEBol)
En principio este fenómeno era propio de la ciudad de Cochabamba, pero con el tiempo se ha extendido en su uso a otras regiones.
Pensando en que ésta era una manera muy bonita para comenzar mi primer día de ser autónomo gracias al presidente Evo, a su Vicepresidente y a los ‘honoratos’ que componen la Asamblea Legislativa del Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico, comencé a cantar un aire nacional cuya letra dice: “Gracias a Dios soy autónomo, viditay, soy autónomo, qué les importa que me alegre si me emborracho es con mi plata. En esta banda y en Cochabamba la alegría es la que manda, palomitay”208.
208
El Deber (Santa Cruz, 06.01.2011). «Desde ayer soy autónomo». Recuperado de: <http://www.eldeber.com.bo/vernotacolumnistas.php?id=100722225956> [Última consulta: 28.05.2012].
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4.3.2.5.2. Uso del infijo –ri–
Éste es un fenómeno de la variedad cochabambina. Al respecto Gutiérrez Marrone (1980) afirma que éste es un caso de interacción morfosintáctica castellano-quechua, mediante la adición de la partícula quechua –ri– a la forma estándar del imperativo en español. Más adelante, Gutierrez Marrone explica que esta partícula, en contextos del español, equivale a ’por favor ’, así en: tiya-ku-y ‘¡siéntate!‘
con –ri– pasa a: ‘¡siéntate, por favor!’
tiya-ri-ku-y
Siguiendo
este
modelo,
citamos
los
siguientes
ejemplos:
venderime,
comprarime, contarime, pasarime, esperarime, ayudarime o este otro:
“El quillacolleño es fabril, es comerciante, usa corbata o usa abarcas”, dice explicando que cuando uno llega a esta ciudad es como llegar a una gran feria comercial y de culturas diferentes por las actividades de cada habitante y por sus orígenes. “Darime, prestarime, wawitay, así seguimos hablando nosotros”, dice Mérida orgulloso de que en su lenguaje se arraigue el idioma quechua.209
Asimismo, en la oración, esperarime en la esquina, según Niño Murcia (1992) la inclusión de este afijo, en las regiones de habla quechua, puede expresar un acto de voluntad y entonces indica la voluntad del sujeto de permitir que otros realicen la acción del verbo sobre él o en su beneficio. No hemos encontrado aún ejemplos que evidencien la presencia de este rasgo en las otras regiones.
209
Opinión (Cochabamba, 12.09.2011). «La ciudad, sus rincones escondidos y sus tradiciones». Recuperado de: <http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2011/0912/noticias.php?id=25054> [Última consulta: 28.05.2012].
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Gregorio Callisaya Apaza
4.3.2.6. Adición de artículo a nombres propios
En los años cuarenta, Kany (1947) ya señalaba que este rasgo era propio de regiones con mucha población indígena. Por su parte, Mendoza, en su estudio sobre el castellano paceño, dice que: «el uso de artículo antepuesto al nombre propio resulta ser una estructura divergente de la norma supranacional» (1991: 110). Más adelante añade que este fenómeno es más frecuente en la variedad popular, aunque también se daría en los registros informal y familiar de la variedad culta. Algunos ejemplos son:
La María se ha vuelto loca. El Fernando ya ha pagado su deuda de él. Dicen que la policía le está buscando a la Rosario.
4.3.2.7. Uso de nomás y pues al final de un sintagma u oración
Según Mendoza: «varias expresiones que, además de cambiar total o parcialmente su significado, en forma frecuente son empleadas al final de un sintagma u oración» (1991: 108). Con respecto a la expresión nomás, Mendoza dice que el uso más extendido es con valor enfático, por ejemplo en Estoy bien nomás; pero esta expresión puede tener más usos o puede formar parte de algunas locuciones:
nomás adv, var no más
1 coloq Solamente. 2 coloq Se usa, pospuesto a un imperativo, para indicar que la acción de que se trata puede ser ejecutada con confianza, sin recelo. 3 coloq Se usa, pospuesto a un adverbio de tiempo o de lugar, para intensificar la restricción que el adverbio expresa. ¡comeme ~! interj Alt coloq Se usa para expresar la impotencia que siente una persona por no poder defenderse de otra que la ataca verbalmente, sin dejar de hablar ni un instante [Bol: ¡tragame nomás!]. ¡por ay (nomás)! interj LP coloq Se usa para expresar que algo que se considera casi imposible puede suceder. ¡siga ~! interj coloq Se usa para aprobar o consentir algo. ¡tragame ~! interj coloq Se usa para expresar la impotencia que siente una persona por no poder defenderse de otra que la ataca verbalmente, sin dejar de hablar ni
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un instante [Bol: ¡comeme nomás!]. OBS: La variante se usa sólo con la acep. <1>. En E, las formas verbales comeme y tragame no son usuales. (DEBol)
Al igual que el fenómeno anterior, este es más frecuente en la región del Altiplano, y no hemos encontrado ejemplos para las otras regiones:
Fernando, andate pues. Es mi hermano nomás. En La Paz estoy viviendo pues. Él quiere el desarmador nomás.
4.3.3. Nivel léxico–semántico
Según Callisaya (2007b), el español boliviano se ha formando, a lo largo de los siglos, por las influencias más variadas: sustrato indígena, préstamos de lenguas extranjeras, creaciones léxicas propias, etc. En la actualidad, Bolivia es un país conformado por un conglomerado de naciones y cada una de éstas posee su propia lengua de comunicación, pero que conviven, desde la conquista, en permanente contacto con el castellano, lo que ha hecho que el castellano, en esta parte de América, se haya desarrollado de manera diferente. El largo proceso de formación del pueblo boliviano como nación ha quedado reflejado en la lengua que habla, especialmente en el plano léxico, que ha sido incrementado con una multitud de términos provenientes de distintas fuentes: indigenismos, extranjerismos, africanismos, etc. La mayor parte de las voces de procedencia indígena proviene de las lenguas aimara y quechua y, en menor medida, de otras lenguas indígenas, como el guaraní, el chiquitano o el guarayo. Las voces de procedencia indígena, en su gran mayoría, penetraron en el español boliviano porque en éste no existían equivalentes para designar las nuevas realidades de esta región. El porcentaje de indigenismos en el español
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de Bolivia es muy elevado y su uso no se restringe al lenguaje coloquial, sino que ha pasado también a la lengua escrita.
4.3.3.1.1. La influencia indígena
Siglos de contacto entre el castellano y las lenguas autóctonas de América produjeron varias modificaciones, en sus diferentes niveles, tanto en el uno como en las otras. La primera y más evidente manifestación de enriquecimiento léxico fueron los préstamos, una continua transferencia de elementos léxicos del castellano hacia las lenguas indígenas y viceversa. Los estudios de este fenómeno no son recientes, sino que datan desde el mismo momento en que estas lenguas entraron en contacto. Así lo demuestran los primeros diccionarios bilingües210 publicados durante la Colonia, en los que se consignan las primeras voces americanas provenientes de las lenguas indígenas, especialmente del aimara y del quechua (Callisaya, 2007b). Uno de los que más y mejor ha estudiado este fenómeno ha sido el filólogo venezolano Ángel Rosenblat (1962), quien en su obra señala que la influencia del castellano sobre las lenguas autóctonas fue avasallante, hasta el punto de que en muchas regiones las lenguas precolombinas desaparecieron por completo, otras sobrevivieron en núcleos muy reducidos y sólo algunas lograron mantenerse. Pero la influencia de estas lenguas precolombinas sobre el español también fue importante, así lo pone de manifiesto la impresionante cantidad de vocablos indígenas de uso común en el español de América: cacique, maíz, enaguas, sabana, nigua, guacamayo, tabaco, yuca, hamaca, palta, cacao, chocolate, cancha, hule, llama, petate, hallaca, huminta, tamal, nopal, petaca, jícara, vicuña, guano, cóndor, pampa, ñandú, tapir, ají y muchísimas más.
210
Se trata del Vocabulario de la lengua aymara de L. Bertonio, Cochabamba, CERES, 1612 y del Vocabulario de la lengua general de todo el Perú, llamada quichua de D. González Holguín, Lima, 1586.
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4.3.3.1.1.1. Influencia aimara-quechua
Para explicar este fenómeno, vamos a tomar como referencia el estudio que presentamos en el 15. Deutscher Hispanistentag en Bremen (Callisaya, 2007b). En el estudio se aborda, en primer lugar, el tratamiento que han recibido los indigenismos en los diccionarios académicos y, posteriormente, la situación actual de éstos en el español hablado en Bolivia. Las zonas Altiplano y Valles se caracterizan por la influencia de las dos lenguas indígenas más importantes de Bolivia: el quechua y el aimara. Esta influencia se ve reflejada con el uso, en el habla popular y la literatura costumbrista bolivianas, de cientos de voces provenientes de estas lenguas, lo que ha fortalecido el léxico de la lengua española, no sólo en Bolivia, sino también en los otros países americanos. Para mostrar la enorme influencia de estas dos lenguas en el español hablado en Bolivia se parte del corpus extraído del Diccionario del español de Bolivia. Español de Bolivia – español de España211 que según Werner:
El número de voces de origen quechua y de origen aimara registradas en el Diccionario del español de Bolivia es, en total, de 3.596. En el caso de 634 de estas voces bien hay que suponer un doble origen, es decir, quechua y aimara, o bien es imposible determinar de cuál de las dos lenguas autóctonas proviene la palabra. Un origen únicamente quechua puede adscribirse a 1.530 de las voces registradas, y un origen únicamente aimara a 1.432 voces. (2006: 131)
Las palabras provenientes del aimara (véase anexo 1) como del quechua (véase anexo 2) constituyen el 23,2% de la macroestructura del DEBol. La mayoría de estas unidades léxicas se refieren a realidades, típica y específicamente, bolivianas o propias del mundo andino, para las que no existen referentes en el español. Con el propósito de mostrar el léxico indígena de manera sistemática y coherente se ha clasificado el material léxico en campos semánticos, tomando
211
Elegimos este diccionario por dos razones: primero, porque es el más actual y, segundo, porque es el único que presenta, de manera sistemática, información referida al étimo de los vocablos provenientes del aimara y del quechua.
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como criterios la frecuencia de uso y la extensión geográfica, aportados por el DEBol. A continuación presentamos algunos ejemplos que nos permitirán mostrar la riqueza de cada uno de los campos semánticos.
4.3.3.1.1.1.1. Actividad diaria
a) Alimentos, comidas y bebidas
Este apartado está conformado tanto por unidades léxicas univerbales como unidades léxicas pluriverbales, tales como:
chanca [acep. <1> qu. chhanqa; acep. <3, 5> qu. chhanqa 'granulado'; acep. <2, 4> ai. ch’anka o ch’ankha 'hilo de lana'] I f 1 Alt, Valles Sopa que se prepara con carne de conejo o pollo, papas <2> enteras, habas tiernas, tallo de cebolla cortada en tiras largas, hojas de laurel y sal. Es un plato típico de la cocina cochabambina. | 2 Alt coloq Hilo de lana de oveja, llama <1> o alpaca <1> con el cual se tejen frazadas, ahuayos <1>, etc. | 3 LP coloq Conjunto de partículas sólidas que se sedimentan en el recipiente que contiene algunos líquidos, como el café o la chicha (colla) [Bol: chirhua, concho]. II sust(m/f)/adj 4 LP coloq Persona poco diestra en un oficio o que comete errores en la realización de un trabajo por inexperiencia o por falta de habilidad [E: chapucero, -a, manta; Bol: chacarilla, chacra, chacreador, -a, chaleco, -a, chambergo, -a, chambón, -a, choclo, cordero, -a, corneta, mancarrón, -a, manso, -a, maula, mono, -a, palangana, panada, tosco, -a, tronco, -a; cachorro; hueva; machomenos]. | III adj(m/f) 5 Alt, Valles coloq Ref. a alimentos, como los granos o el pan endurecido: poco molido [Bol: chama, chanca-chanca, chancado, -a]. En E, sólo sustantivo femenino, con dif. acep. com. entre E y Bol. chirimicuy [qu. chiri 'frío' + qu. mikhuy 'comida'] m Cbb, Pt coloq Plato frío y ligero que se sirve como refrigerio o manera de entrada. piri [ai. y qu. phiri] m Alt, Valles coloq Alimento que consiste en una masa suave, casi líquida, de fécula de maíz o de otros cereales, leche y azúcar, y que se da especialmente a niños y a enfermos, generalmente a aquellos que tienen problemas gastrointestinales [ panitela]. sajta [ai. saxtaña 'trozar'] f Alt, Valles sajta (de pollo). ~ (de pollo) [ai. saxtaña 'trozar'] f Alt, Valles Guiso preparado con presas de carne de pollo, habas, arvejas <2>, cebollas y ají
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colorado <b>, condimentado con pimienta, hojas de laurel y otras especias. Se sirve con papas <2>, tunta o chuño <1> rebozados con huevo o maní <2> y zarza <1>. (DEBol)
Más ejemplos para el aimara: aicha, cauca, cauna, cauquita, caya, chairo, chajcho, chalona, chama, chamillo, chamuña, chancaca, chapaca, charque, charqueada; y otros para el quechua: aca, ají de chochoca, asado de carapecho, chanca, chupe, callo, habaspejto, maíz chuspillo, pachamanca, panco, laca, lahua, etc. del quechua.
b) Coca, tabaco y bebidas alcohólicas
Dentro de este apartado tenemos ejemplos como los siguientes:
aca [acep. <1, 2, 3, 4, 6, 7> qu. aka 'excremento'; acep. <5> qu. aqha; 'bebida alcohólica hecha de maíz'] I f 1 coloq! Excremento humano o de animal [E: cagada; E, Bol: mierda; Bol: acatanca, bosta, cacacha, caga, hisatune, jama, pajcha, puchi; catanga; emeimi; torta (colonial)]. | 2 coloq! Espectáculo, por ejemplo, un concierto o una función de cine, mediocre o aburrido [E, Bol: mierda; Bol: cagada; disparate; fulenque]. 3 coloq! Objeto mediocre o de mala calidad [E, Bol: mierda; Bol: bosta, cacacha, caga, cagada; disparate; fulenque]. | 4 coloq! Acto vil y deshonesto que comete una persona en contra de otra [E: guarrada; Bol: mierda; badulaqueada]. 5 # Cbb Bebida alcohólica que se obtiene de la fermentación del maíz, semillas de la quinua <1> o del fruto de otras plantas, por ejemplo, el maní <3> [Bol: cangüi]. | II adj(m/f) 6 coloq! Sucio [ chislle]. | 7 ¡~! coloq! Se usa para rechazar lo que el interlocutor propone o para negarle lo que pide [E: ¡y una mierda!; Bol: ¡corota!, ¡mierda!, ¡pichi!, ¡siquitamuchahuay!; ¡al chutún!; ¡bala!; ¡cuernos!]. acullico [ai. akulliña y qu. akulliy 'masticar hojas de coca <2>'] m 1 # Alt, Valles Porción de hojas de coca <2> que, mezcladas con pequeños trozos de lejía, se mantiene en la boca, presionándola entre los molares y la cara interna de las mejillas, para extraer su jugo, que tiene propiedades estimulantes [Bol: aculli, jacho, pijcho; boleo]. | 2 # Alt, Valles Acción de acullicar [Bol: aculli, coqueada, pijcho; boleo]. | 3 Alt, Valles Pausa durante el trabajo, generalmente al mediodía, para acullicar. ~ pucho [ai. akulliña y qu. akulliy 'masticar hojas de coca'; ai. y qu. puchu 'sobra'] m #
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Alt, Valles Reunión de los obreros, antes de empezar el trabajo, en la que se acostumbra a acullicar y fumar cigarrillos ( pucho <1, 2>). pijcho [qu. pijchu] m 1 # Porción de hojas de coca <2> que, mezcladas con pequeños trozos de lejía, se mantiene en la boca, presionándola entre los molares y la cara interna de las mejillas, para extraer su jugo, que tiene propiedades estimulantes [Bol: aculli, acullico, jacho; boleo]. | 2 # Acción de acullicar [Bol: aculli, acullico, coqueada; boleo]. tirillo [ai. t’irillu] m Alt, Valles coloq Bebida alcohólica de mala calidad, preparada con aguardiente de caña de azúcar mezclado con agua o con algún refresco [Bol: aguachado, chamacazo, humeche, jarubichi, julichi, marqueta, misquincho, mucuri, palenque, pisco, quemacoto, quemapecho, tragullo, veneno; aguachado, -a; alcoholátum; gotra; preparado]. (DEBol)
Otros ejemplos son: aculliri, caquear, chahuarado, -a, chahuararse, chajhuaco, -a, chajhuiri, chaqui, coquear, coquero, -a, coquismo, enchuspar, huejro, -a, estar huiro, jacho, llujta, aimara, agua de janchi, chojro, misquincho, pijchar, aca, quechua y machar, machantarse, étimo compartido.
c) Prendas de vestir, artículos personales y utensilios de uso diario
Los ejemplos que encontramos para este campo semántico son los siguientes: ajso [qu. ajsu 'bata'] m
1 # Alt, Valles hist Pieza rectangular de ahuayo <2> que formaba parte de la vestimenta típica de la mujer campesina. Se sujetaba a uno de los hombros, uniéndolo con un topo <2> y a la cintura, con una faja o con un chumpi <1>. | 2 # Alt, Chuq Vestido de una sola pieza, generalmente de bayeta (de la tierra), con mangas y que llega hasta los tobillos. Es de color oscuro y lleva bordados en los bordes de los puños, del cuello y de la parte inferior. llajuera [qu. llaqwa 'salsa picante'] f Alt, Valles, Yungas Pequeño recipiente cóncavo, generalmente de barro, en el que se sirve el ají <3> o la llajua [Bol: ajicero, llajuero; E cuenco]. llaucha [acep. <1> ai. llawch’a 'aguanoso, flemoso'; acep <2> qu. llawch’i 'flácido'] I f 1 Alt empanada grande hecha de harina de trigo relleno de abundante queso derretido. Se vende, generalmente, en las calles, por las mañanas y se mantiene caliente en un recipiente parecido a una batea <1>, que tiene un compartimiento en la parte inferior donde se hallan trozos de carbón encendidos. Se sirve como acompañamiento de
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api <2>. 2 Cbb empanada que lleva un relleno de cebolla picada mezclada con ají <4> y sal. II adj(m/f) 3 Alt coloq Ref. a las nalgas de una mujer: flácido y caído [Bol: llausa]. mancancha [ai. manqhancha] f Alt, Valles coloq Falda interior de mujer bordada en el extremo inferior, generalmente de paño o bayeta, que se sujeta a la cintura y cubre hasta media pantorrilla. La usan las mujeres que visten pollera [E, Bol enaguas; ucunchana]. (DEBol)
Para el aimara mencionamos otros ejemplos: almilla, ananita, caca, cachucha, caito, caitumedia, callapo, cantiña, capu, caspa, etc.; para el quechua: ahuana, ahuanero, aisana, cacharpa, maran, maranuña, etc. y cajchadera, ahuayo, motoso, -a para ambas lenguas.
4.3.3.1.1.1.2. Hombre y mujer
a) Edad
En este apartado se han reunido unidades léxicas referidas a las personas, por ejemplo:
auqui [ai. awki 'padre, viejo'] I m
1 Alt infant Es usado por un niño para dirigirse a su padre [E, Bol: papi, papito; Bol: auquili, tata; goma]. | II sust(m)/adj 2 Alt coloq Hombre de edad avanzada [E: viejete; Bol: achachi, achachila, auquili, tata; achojcha; anco; carcacha; cuajada; gomatex; magoma; pasado, -a (de años); vejetariano, -a]. chiti [acep. <1, 2, 3, 4, 5, 6> ai. y qu. ch’iti 'pequeño, niño'; acep. <7> ai. ch’iti 'lleno'] I m 1 Alt, Valleg, Valles coloq hum Pene de un hombre [E: banana, manubrio; E, Bol: pajarito; Bol: acordeón, boa, boyé, cabezón, churra, churro, cóndor, creador, federico, mondongo, muchacho, nervio, obelisco, paloma, pepino, poronga, puntabola, tripa; a; allo; callampa; compañero; cuestión; el chico; la bruta; pepe; pililo]. | 2 LP coba Ano [Bol: escape, maíz, orto, seco; china; chiquitito]. | II m/f 3 Alt, Valles coloq Niño de tres a ocho años [Bol: bicho, a, cala, chamaco, -a, chango, -a, chichi, chicoco, -a, chila, chillpa, chino, -a, chiuta, dipirindingui, huahua, moco, -a, motete, pelado, -a, petiso, -a, pulga, teque, tili, tuna; cabro, -a; feto, -a; imilla; yocalla]. | III sust(m/f)/adj 4 Alt, Valles coloq Persona de baja estatura [Bol: chaparro, -a, chato, -a, chila, chiqui, cococero, -a, huatoco, -a, jisca, ñañico, -a, pandingo, -a, petiso, -a, pichilulo, -a, setochi,
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sullo, tili, tuna; E, Bol enano, -a; alcomoco, -a; atomito, -a; bacteria; cacacho, -a; chinchón (del suelo); de metro y medio; elmo; jiscahuarmi; jiscajaque; menudo]. Obs: Según el contexto, puede tener un matiz despectivo. | 5 Alt, Valles coloq Joven que se comporta como un niño pequeño [E: crío, -a; Bol: baby, bicho, -a, cala, calincho, -a, chamaco, -a, chango, -a, coñero, -a, grandulón, -a, huahua, huahualón, -a, pelado, -a; bebeleche]. Obs: Según el contexto, puede tener un matiz humorístico o despectivo. | IV adj 6 coloq Ref. a un animal, por ejemplo, un perro: pequeño [Bol: chiuta, tili]. | 7 Yungas coloq Ref. al estómago de una persona: que, después de una comida, está lleno y produce sensación de pesadez [E, Bol: abotagado, -a, hinchado, -a; Bol: abombado, -a, puti, teque]. huarmi [ai. y qu. warmi] f, var guarmi 1 coloq Persona adulta de sexo femenino [Bol: jerma, mina; E, Bol mujer; capiluda; huambra]. 2 Alt coloq Con respecto a un hombre, mujer que está casada con él [Bol: jerma; chacha, dorima; jermu; la dos]. 3 Alt coloq Con respecto a un hombre, mujer que vive en concubinato con él [Bol: jerma; bacán, concubino, -a; dorima; jermu; la dos]. (DEBol)
Otros ejemplos para el aimara: iquiñtaltapi, jilacata, jilirhuahua, jincho, jinchucaño, lulo, mamaojllo, mechachuhua, moco, -a, ñaupa, para el quechua: achojcha, alchi, anco, cachaimilla, ñaupa, y étimo compartido: huahua, huahuita, huaina, huainucho, tata, teque, etc.
b) Cualidades espirituales
Para este apartado tenemos los siguientes vocablos:
corotona [ai. y qu. q’uruta 'testículo'] f
Alt, Valles coloq! Mujer que tiene aspecto, carácter y comportamiento varoniles [ amachada; amachado, -a; calincha; calincho, -a; corotón, -a; orcochi]. huairamaqui [ai. y qu. wayra 'viento' + qu. maki 'mano'] m/f, var guairamaqui Pt, Valles coloq Persona que gasta generosa y desprendidamente su dinero invitando a otras personas [Bol: manoabierta, manosuelta; abierto, -a; amparcara; francovich]. hualaicho, -a [acep. <1, 2> ai. walaychu 'juguetón'; acep. <3> qu. walaychu] sust/adj, var gualaicho, -a 1 Alt coloq Persona, generalmente joven, que pasa gran parte del tiempo en la calle, sin hacer nada de provecho [Bol: aplanacalles, aplanchacalles, azotacalles, callejero, -a, patiperro, -a, vagoneta; aplanador, -a; gallina sin huato]. 2 LP, Or, Yungas
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
coloq Persona, generalmente niño, juguetona, traviesa y pícara [E: cachondo, -a; Bol: calincho, -a, chapi]. 3 LP, Or coloq Persona que por pereza rehuye el trabajo y vive a expensas de otra u otras personas, generalmente de sus padres [Bol: jairacontento, -a]. mancagasto [ai. manq’a 'comida' + esp. gasto] sust(m/f)/adj Alt, Valles coloq Persona que por pereza vive a expensas de otra u otras personas [E, Bol: mantenido, -a, parásito; Bol: allegado, -a, apegado, -a, atenido, -a, comedebalde, ganapán, ganaplata, tragadebalde; camaque; vinchuca]. (DEBol)
Términos aimara: amparcara, amuto, anucara, anuhuarmi, anujaque, apacheta, apachetero, -a, asnopeque, asutita, asutir, cacacho, -a, cachabola, capichón, a, carachaqui, caralipiche, carapanza, carhua, cari, cariluntata, quechuas: acoiraque, acollado, -a, alcohuañusca, almacahua, cachicatari, cachilo, -a, canchilla, maqui, racoso, -a, runa, para ambas lenguas: carachupa, titulquepi, etc. c) Cualidades físicas
Para este apartado tenemos:
calluta [ai. y qu. q’allu 'tajada, rebanada'] sust(m/f)/adj LP coloq Persona que tiene cicatrices en la cara, producidas por heridas de arma blanca u otro objeto cortante [Bol: rallado, -a; disco rayado]. huacachara [ai. y qu. waka < esp. vaca + ai. chara 'pierna'] f, var guacachara Alt coloq Mujer de piernas gruesas [ racuchaqui]. lahuapuraca [ai. y qu. lawa 'sopa' + ai. puraka 'barriga'] m/f, var laguapuraca Alt coloq Persona muy gorda [E: barrilete; Bol: barril, cuchi, garrafa, panzas, ropero, tanque, turril; albarenga; atocinado, -a; IBM; inmensa bola de manteca; inmensa bola de mierda; huallque; paquete]. moco, -a [ai. muqu 'enano'] I m/f 1 Alt, Valles coloq Niño de tres a ocho años [Bol: bicho, -a, cala, chamaco, -a, chango, -a, chichi, chicoco, -a, chila, chillpa, chino, -a, chiti, chiuta, dipirindingui, huahua, motete, pelado, -a, petiso, -a, pulga, teque, tili, tuna; cabro, -a; feto, -a; imilla; yocalla]. II sust/adj 2 Alt, Valles coloq desp Persona de baja estatura [Bol: cacacho, -a, mediomoco, -a, ñojña; E retaco; alcomoco, -a; atomito, -a; bacteria; chaparro, -a; chinchón (del suelo); de metro y medio; elmo; jiscahuarmi; jiscajaque; menudo]. ~
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Gregorio Callisaya Apaza
bandola [ai. muqu 'enano'] m Cbb coloq desp Persona de baja estatura y que tiene mucha viveza. En E, sólo sustantivo, con dif. acep.
Además, cacapeque, cacarañado, -a, cachahuarmi, llintamoreno, -a, llintamozo, -a, llintasimi, llocalla, mediomoco, -a, mochento, -a, mochentoso, -a, mochirata, mochorara, moco, -a bandola, mocorara, mocotunasa, etc., para el aimara, mulaquiro, muto, paltón, paltudo, patacala, para el quechua y moroco, morocuda, murucuyá, pajla, pajlear, con étimo compartido.
d) Partes del cuerpo
Algunos ejemplos de unidades léxicas correspondientes a este campo semántico son los siguientes:
cayo [ai. kayu] m
1 ~s Alt, Yungas coloq Pies de una persona [E, Bol: pezuñas, quesos; Bol: bajos, chasquis, habas, patas]. 2 ~s Alt, Yungas coloq Patas de un animal o de un mueble. peque [ai. p’iqi 'cabeza'] I m 1 coloq Cabeza de una persona [E: calabaza, melón; E, Bol: coco; Bol: calucha, churuno, coquis, huatía, jone, maceta, mollera, poro, testera, tojlo, tutuma, uma; catema; chulupera]. II m/f 2 Alt coloq Persona que dirige a un grupo social [E, Bol líder]. III sust(m/f)/adj 3 Alt coloq Persona inteligente [E, Bol: cerebrito, sesudo, -a; Bol: cabeza, cabezón, -a, cabezotas, cráneo, intelejudo, -a, matato, sabelotodo, umalo, a]. estar mal del ~ [ai. p’iqi 'cabeza'] v {una persona está mal del peque} coloq Actuar una persona de manera insólita, como si tuviera las facultades mentales alteradas [E: estar como un cencerro, estar como una cabra; E, Bol: estar mal del coco; Bol: estar mal del cocoroco, estar lejos del tiesto, estar mal del mate, orinar fuera del tiesto]. En E, peque es usual como forma abreviada de pequeño, -a, con dif. acep. com. entre E y Bol. poro [qu. puru] m 1 Llanos, Tj, Valleg Recipiente hecho de una calabaza pequeña y seca, en forma de pera, que se utiliza para beber mate <3>. | 2 Llanos Vasija de forma ovoide hecha del fruto del tutumo <1>, que se utiliza para beber chicha (colla) o agua [Bol: irire, porongo, tutuma, tutumo; casco]. 3 Valles coloq Cabeza de una persona [E: calabaza, melón; E, Bol: coco; Bol: calucha, churuno, coquis, huatía, jone, maceta, mollera, peque, testera, tojlo, tutuma, uma; catema; chulupera]. (DEBol)
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
Otros ejemplos para el aimara: china, chiri, chiriri, chiti, chumpi, chucho, chumpi, chunchula, colti, corotas, coto, cunca, cururo, cututo, huatía, huito, etc. para el quechua: chaqui, cotudo, runa, uma, étimo compartido: chinchulín o lahuapuraca.
e) Sexo
Para este campo semántico presentamos los siguientes ejemplos: anintar [ai. aniña] v
{un hombre va a anintar CON una mujer} LP coloq! Realizar el acto sexual [E: joder, follar; Bol: anir, anisir; aparejarse; culear]. Obs: Se usa, generalmente, en formas compuestas y perifrásticas con estar, hacer o ir. racacha [qu. raqacha] f, var arracacha 1 bot Planta herbácea de hasta 50 cm de altura, de hojas compuestas y flores de color púrpura. Se cultiva en valles mesotérmicos y en los Yungas. Sus raíces, tuberosas y fusiformes, de color blanco violáceo, son comestibles y de uso común en Bolivia (Fam. Umbelliferae, Arracacia xanthorrhiza). 2 Raíz tuberosa y comestible de la racacha <1>. | 3 LP coloq! Pene de un hombre [E: chorra, picha, pijo, polla; E, Bol: pichula, pija, rabo; Bol: allo, apilla, chacuro, chapapa, chicote, chota, choto, cuello, gáver, gumeo, huajtaña, huasca, huiro, huislulo, lahua, macana, marlo, mazo, palo, picacha, pichi, pichicho, pichico, pichilo, pichingo, pico, pingo, pinquillo, piroco, pudendo, tapahoyos, tarca, toro, tronco, ullo, yuca; a; acordeón; callampo; compañero; cuestión; el chico; la bruta; pepe; pililo]. OBS: La variante se usa sólo con las acep. <1, 2>. (DEBol)
Aimara: apilla, chacuro, chajchona, champa, chenque, china, chiti, chullo, chullo para el nene, chupila, chupilcampana, chupillauca, cola, cuchiruna, cucho, etc. quechua: cachilo, -a, puchudo, -a, runtu, ullo, para ambas lenguas: achurar, chupila, cuchihuarmi o huasca.
4.3.3.1.1.1.3. Ritos, costumbres, creencias populares y diversiones
Ejemplos de unidades léxicas relacionadas con este punto son:
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Gregorio Callisaya Apaza
anchancho [ai. anchanchu] m
# Alt En la mitología aimara, espíritu maligno que habita en lugares inaccesibles para las personas. Se representa como un enano de cabeza grande, calvo y barrigón, que va muy bien vestido. apacheta [ai. y qu. apachita 'altar de piedra'] I f 1 # Alt, Valles Altar rústico, hecho de piedras, troncos, ramas, etc. que se encuentra en lugares altos de un camino de montaña, y ante el cual el viajero deposita su ofrenda en honor a la Pachamama, diosa de la tierra. | 2 Alt coloq Lugar alto de una colina. | 3 Alt rur Terreno llano en el que crece la hierba espontáneamente y en el que pacen el ganado y los animales de carga [Bol: ahijadero, bosio, camatindi, canchón, cercado, echadero; E, Bol pastizal]. | 4 Chuq coloq Tienda o negocio donde se venden artículos a precios elevados. II sust(m/f)/adj 5 Alt, Valles coloq Persona que estafa a alguien, generalmente cobrándole un precio excesivo por una mercancía o por un servicio [Bol: afanador, -a, apachetero, -a, asaltante]. | III adj(m/f) 6 StaCr coloq Ref. a una persona: que tiene un aspecto sucio y descuidado [E: perdido, -a, roñoso, -a; E, Bol: cochino, -a; Bol: barcino, -a, chama, chichi, chichirara, coscoso, -a, cuchi, mugrema, questi; bagre; botado, -a; mantachina; quetoso, -a; rantifuso, -a]. a llorar a la ~ [ai. y qu. apachita 'altar de piedra'] interj Se usa para desentenderse de una persona que se queja o se lamenta de algo sin dar lugar a lo que pide. a robar a la ~ [ai. y qu. apachita 'altar de piedra'] mod LP coloq Es usado por una persona para expulsar de un sitio a otra cuando ésta pretende engañarla o estafarla, generalmente en una transacción comercial [E: a robar a Sierra Morena]. laica [ai. y qu. layqa 'brujo'] m/f # Alt Según creencias populares, persona que tiene poderes sobrenaturales y maléficos para influir sobre la vida y la salud de otras personas [E, Bol: brujo, -a, hechicero, -a; Bol: callahuaya, choquegua, laiqueador, -a, picharero, -a, yatiri; caraí; chamacani; chullpa]. En E, sólo sustantivo femenino, con dif. acep. com. entre E y Bol. macurca [qu. makhurkha 'dolor muscular'] f 1 coloq Sensación molesta provocada por el adormecimiento de una parte del cuerpo [Bol: chicó; E, Bol calambre]. 2 coloq Dolores musculares que se sienten después de un arduo trabajo físico o de un ejercicio prolongado a los que no se está acostumbrado [E agujetas]. (DEBol)
Aquí ofrecemos más ejemplos: collana, colliri, equeco, hacer huajtar, huaca, huajta, huarmimunacha, huarmimunachi, illa, irpaca, irpacar, etc. para el aimara; carcatir, mullo, huacanqui, tincu, para el quechua y asorochado, -a,
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huarmimañaco, laicantar, laiqueada, laiqueado, -a, laiqueador, -a, laiquear con étimo compartido.
4.3.3.1.1.1.4. Recreación
a) Instrumentos musicales
En este campo semántico tenemos:
huancara [ai. wankara] f, var guancara
# Alt Instrumento de percusión, típico de la región andina, formado por un cilindro de madera chato, de unos 12 cm de alto, y dos parches de cuero que se sujetan por una fina tira de cuero en zigzag; en la parte de abajo está provisto de un conjunto de pajas gruesas tensadas por medio de una cuerda. Se golpea generalmente con una baqueta de madera, con una almohadilla en uno de los extremos [Bol: caja]. pinquillo [ai. y qu. pinkillu] I m, var pinkillo 1 Alt Instrumento musical de viento, típico de la región andina, hecho de carrizo o de caña hueca <b> en forma de tubo, mide aproximadamente de 35 a 40 cm de largo y 2 a 3 cm de diámetro. Lleva cinco agujeros circulares en la parte delantera y uno en la trasera y una embocadura de pico. 2 Alt coloq! Pene de un hombre [E: chorra, picha, pijo, polla; E, Bol: pichula, pija, rabo; Bol: allo, apilla, chacuro, chapapa, chicote, chota, choto, cuello, gáver, gumeo, huajtaña, huasca, huiro, huislulo, lahua, macana, marlo, mazo, palo, picacha, pichi, pichicho, pichico, pichilo, pichingo, pico, pingo, piroco, pudendo, racacha, tapahoyos, tarca, toro, tronco, ullo, yuca; a; acordeón; callampo; compañero; cuestión; el chico; la bruta; pepe; pililo]. II adj(m/f) 3 Alt coloq Ref. a un pantalón: muy estrecho y ajustado en las piernas [E: pitillo]. ~ Comanche [ai. y qu. pinkillu] m Alt pinquillo <1> típico de la región andina que se toca acompañado con huancaras en los carnavales y en las challas <1>. ~ pacochi [ai. y qu. pinkillu; ai. paquchi 'danza indígena'] m Alt pinquillo <1> típico de la región andina que se toca, especialmente en la provincia Omasuyos del departamento <1> de La Paz, para acompañar el baile del danzante ( pacochi). ~ porteño [ai. y qu. pinkillu] m Alt pinquillo <1> típico de la región andina que los jóvenes tocan acompañado con huancaras para bailar por las noches, durante la época de lluvias. OBS: La variante se usa sólo con la acep. <1>. (DEBol)
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Gregorio Callisaya Apaza
Más ejemplos: callo, choquela, chuli, chulluchullo, huacachupa, jachasicu, moseño o palla-palla, para el aimara; erque, erquencho, para el quechua y almapinquillo, antara, huacapinquillo, mocopinquillo, para ambas.
b) Danzas folclóricas y composiciones musicales
Para este apartado ofrecemos la siguiente muestra:
auqui-auqui [ai. awki 'padre, viejo'] m, var auki-auki 1 # Alt Danza indígena, originaria de la época colonial, con la que es ridiculizado el colono español. Es bailada sólo por hombres disfrazados con trajes de tela fina, sombreros de paja o cartón, de copa alta, máscaras con una barba larga y blanca. La coreografía presenta diferentes figuras en las que los danzarines apoyados en una rama, que utilizan como bastón, bailan con movimientos torpes y lentos. 2 # Composición musical folclórica típica de la región altiplánica de Bolivia, de ritmo lento, pero alegre, al compás de la cual se baila el auqui-auqui <1>. huaiño [ai. y qu. wayñu] m, var guaiño, huayño 1 Baile autóctono de la región andina que se baila en pareja. Las parejas se toman de las manos haciendo diversas figuras que constituyen parte de la coreografía. También se forman rondas <1> en las que los danzantes se desplazan unas veces en un sentido, otras en el contrario. 2 Composición musical folclórica típica de la región andina, de melodía pentatónica y compas de tres por cuatro, de carácter melancólico con un tema cantado que expone generalmente desdichas amorosas y que alterna con un interludio instrumental de ritmo más movido, al compás de la cual se baila el huaiño <1> [Bol: triste]. (DEBol)
Otros ejemplos para el aimara: ahuatiña, caisilla, callahuaya, cantu, carhuani, choquela, chuta, cullahua, cullahuada, cusillo, para el quechua: ayarichi, caluyo, tincu, para ambas lenguas: callahuaya, huaca-huaca, huacatinti, chuncho.
c) Juegos, juguetes y actividad deportiva
Este apartado presenta los siguientes vocablos:
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
huaillunca [ai. y qu. wayllunk’a 'columpio'] f, var guaillunca 1 Alt, Cbb coloq Estructura de metal, por lo general instalado en parques, plazas y jardines, y que consiste en un asiento suspendido por dos cuerdas o cadenas de una barra metálica con cuatro soportes, en el que se balancean las personas, especialmente los niños para divertirse [Bol: columbio, gulumba, huaillunco; E, Bol columpio]. 2 Cbb Columpio rústico que se arma cerca de las chicherías <2>, en el se balancean las cholas <1> solteras en el juego de la huaillunca <3> [Bol: huaillunco]. 3 Cbb Juego que consiste en balancear en una huaillunca <1> el pretendiente o las amigas a una chola <1>, la cual trata de agarrar con los pies una canasta llena de frutas y flores que se encuentra colgada en lo alto de un poste. Durante el balanceo la chola <1> canta coplas picarescas [Bol: huaillunco]. Obs: Se practica desde la fiesta de Todos los Santos hasta la fiesta de San Andrés, y coincide con la época de la siembra. tunco [ai. thunkhuña y qu. thunkuy 'saltar sobre un pie'] m 1 Juego de niños que consiste en llevar un tejo a través de una figura, en forma rectangular, trazada en el suelo y dividida en varios compartimentos numerados, golpeándolo con un pie, teniendo el otro en el aire, cuidando de no pisar las rayas y de que el tejo no se detenga en ellas. Gana el niño que logra completar toda la serie sin equivocarse [E: avión, muñeca, teja; E, Bol: avioncito, rayuela; Bol: coja-coja, corcova, coscoja, mundo, palama, tuncutunco, tuncuña]. 2 LP coloq Local público de baja categoría al que las personas, generalmente jóvenes, acuden para bailar y beber, y al que se accede después de haber pagado una entrada [Bol: chojcho; E tugurio; E, Bol antro; chojchoteca]. 3 LP coloq Fiesta improvisada que se organiza en la casa de una persona. toconear [ai. t’uquña 'reventar'] v {un jugador toconea [a] otro jugador} Alt, Cbb coloq En el fútbol, dar un jugador un puntapié en la canilla de un adversario. (DEBol)
Otros ejemplos para el aimara: achurar, alalay, anata, cachaña, chauchita, chauchitar, choca, chuti, curunchar, huahua, hualisuertini, huevo collo, illa, lihuilihui, pasta, etc., para el quechua: cachina cospear, hacer aca, hacer acaicuchir, hacer supichir, etc. y para ambas: cajcha, cajche, huaillunca, huaillunco, pampear. 4.3.3.1.1.1.5. Oficios y herramientas
En este campo semántico tenemos:
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Gregorio Callisaya Apaza
almacahua [esp. alma + qu. qhaway 'mirar'] m/f, var almacagua # Valles rur Persona, generalmente indígena, que adivina la suerte o predice el futuro de otras personas, mediante la lectura de las hojas de coca <2> [ resiri]. bomboleque [esp. bombo + ai. liq’i 'golpe'] sust(m/f)/adj Alt coloq Persona que toca el bombo en una banda de música [Bol: bombero, -a; E bombo]. carpincullo [esp. carpintero + ai. y qu. k’ullu 'madera, tronco'] m coloq hum Hombre que tiene por oficio fabricar objetos de madera [Bol: carpincho; E, Bol carpintero]. lampa [ai. y qu. lampa 'pala'] f coloq Herramienta de albañilería formada por una plancha cóncava, sujeta a un mango largo de madera que termina en asa. Generalmente, se emplea para transportar o remover materiales, como arena o tierra [E pala; E, Bol azada]. (DEBol)
Más ejemplos para el aimara: ahuatiri, aimarista, aljeri, aparapita, apiri, arjatiri, catera, challhuacato, chislle, chonta, chontilla, chuso, etc., para el quechua: almacahua, apera, apería, apicera, cajchiri, choclero, -a, etc. y para ambas lenguas: aichacari, alcamari, ainuca, callapero, chamuñero, -a, etc.
4.3.3.1.1.1.6. Minería
Para este apartado mencionamos los siguientes ejemplos: aisar [qu. aysa 'derrumbe'] v
{un minero aisa rocas} Or, Pt minas Limpiar un lugar en el que se produjo un derrumbe, levantando los tojos <5> o las rocas ( aisa <2>). apiri [ai. apaña 'llevar' + ai. –iri, sufijo para formar nomina agentis] m 1 Alt coloq Hombre que trabaja en mercados, tambos <1> y otros lugares destinados a la venta de diversos productos, llevando bultos y mercaderías <1> de un lugar a otro. Para realizar este trabajo se ayuda de una cuerda y de una tela resistente [Bol: aparapita, changador, quepirapita, quepiri, runita, tataco, trabuco; E mozo de cuerda; cargador; económico; masiste]. 2 Or, Pt minas Peón minero que se ocupa del acarreo del mineral dentro y fuera de la mina. cachacada: dar una ~ [qu. q'achiy 'desmenuzar, destrozar'] v {una persona da una cachacada} Or, Pt minas Trabajar parte de una veta en un paraje
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
de propiedad ajena con el permiso del dueño [ cachacar]. En E, no es usual cachacada.
Más ejemplos para el aimara: chumpi, cocho, cori, cotocha, cotochera, cutinta, huaira, hualaicho, illa, juco, jumpe, juqueador, juqueador, -a, juquear, juqueo, juquero, llaucana, etc., para quechua: cachacar, cachicatiri, cachiri, cachuapari, camili, cancallo, canchamina, canchaminero, canchear, canchero, cangalla, cangallar, llampu, etc. y para ambas lenguas: callapeador, -a, callapear, callapeo, callapero, -a, collpa, collpadero, etc.
4.3.3.1.1.1.7. Fauna y flora
Este campo es uno de los más productivos, algunos ejemplos son:
achojcha [ai. y qu. achuqcha] I f
1 bot Hierba perenne, con tallos trepadores y frutos comestibles que contienen muchas semillas. En medicina popular, con las hojas se preparan cataplasmas que sirven para el tratamiento de tumores y con los frutos cocidos se combate la fiebre (Fam. Cucurbitaceae, Cyclanthera pedata) [Bol: caihua]. 2 bot Arbusto o árbol de hasta 35 m de altura, de flores blanquecinas y frutos comestibles en forma de baya con pulpa blanda. Crece en selva amazónica de tierra firme (Fam. Violaceae, Leonia glycycarpa) [Bol: guapomocillo (de altura)]. II sust(m/f)/adj 3 Alt, Valles coloq Persona de edad avanzada [Bol: ahuicho, -a, ahuilo, -a, bichoco, -a, caivo, -a, cato, chaloso, -a, cuero, cuso, gangocho, goma, jovato, -a, ñaupa, ovejo, -a, pasmado,- a, ruco, -a, vete, veteco, -a, veterano, -a; E carcamal; E, Bol vejestorio; achachi; anco; carcacha; cuajada; gomatex; magoma; pasado, -a (de años); vejetariano, -a]. mallcu [ai. y qu. mallku ' cóndor <1>'] m, var mallku 1 Alt zoo coloq Ave carroñera de aproximadamente 1,20 m de largo. Su pico tiene forma de gancho y es muy robusto. El macho carece de plumaje en la cabeza y en el cuello, los cuales son de color gris amarillento a rojo violáceo. Presenta una cresta grande en la cabeza y un collar blanco de plumas en la base del cuello. Su plumaje es de color negro, excepto parte de las alas, que es de color blanco. La cabeza de la hembra es de color negro y carece de cresta. Habita en la región de los Andes y en ocasiones también en llanos del oriente boliviano (Fam. Cathartidae, Vultur gryphus) [ cóndor (de los Andes)]. 2 Alt Autoridad máxima de una comunidad o de un aillo <1> [Bol: curaca, jilacata; yatiri]. 3 Alt coloq Persona que tiene la
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nariz aguileña [Bol: cóndor, tucán; arinasa; lorenceti]. copa [acep. <2> qu. q’upa] f 1 Bn, LP bot Palmera de hasta 25 m de altura, sin espinas, hojas en forma de abanico y frutos de color amarillo en forma de drupa que contienen una sola semilla. Crece en bosques submontanos y en selva amazónica. Se usan los troncos en construcciones rústicas (Fam. Palmae, Iriartea deltoidea) [Bol: pachuvilla]. 2 Cbb, Chuq coloq Conjunto de desperdicios y desechos que se tiran [Bol: tuna; E, Bol basura]. 3 Tj coloq Vaso de oro o plata que se utiliza en la misa para echar el vino que se ha de consagrar [E copón]. (~) champanera f Copa de cristal, de forma acampanada y con pie, que se utiliza para beber champán ( champanera) [E, Bol: copa de champán]. (DEBol)
Otro ejemplos para el aimara son: achaco, alcamari, almaquepi, alpaca, anu, añatuya, cacaloro, achira, achojcha, airampo, amacari, chuncho, anco-anco, Andrés huaylla, apacheta, etc., para el quechua: huacana, huaco, huaicho, huaicha, huayacan, mara, masu, millma sitiquira, misti, muña, muña-muña, tanca-tanca, totora, tutumillo, etc. y para el aimara y el quechua: amaru, huairuru, millo, tola, etc.
4.3.3.1.1.1.8. Drogas, actividad delincuencial y coba
Los ejemplos para este campo semántico son:
chajchona [ai. chhaxchha 'flecos de una prenda de vestir'] f 1 Alt coloq! Prostituta [E: putón, putona, zorra; Bol: achulupada, arrabalera, baticola, cajchilla, cajchola, chajchona, china, fiebre vaginal, flauta, grandísima, pampahuarmi, percanta, pesetera, prostíbula, quenchona, rabona, sospe, sucha, tapu, tustunsiqui, volantusa; achacada; cabaretera; cantaper; diputada]. | 2 LP coba Mujer que lleva una vida licenciosa y que cede con facilidad a los deseos sexuales de los hombres [Bol: carne del pueblo, carne popular, cuerival, volteo fijo; aflojador, -a; aflojadora; anchona; caracha; chajchón, -a; cola; cuero, -a; floja de caderas; ponedor, -a; ponedora]. matuhuasi [qu. mat’iy 'comprimir' + qu. wasi 'casa'] m Cbb, Yungas drog Cobertizo donde se guardan las hojas de coca <2>. apircada [ai. y qu. pirqa 'pared, muro'] f 1 Acción de construir una pared con terrones y piedras. | 2 LP coba Acto sexual realizado al aire libre y en un lugar incómodo [Bol: pimpincazo].
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
tacabobos [ai. t’aqaña 'arrancar una cuerda o un hilo' + bobo] m/f LP coba Delincuente que tiene por especialidad robar relojes, pulseras o collares, arrebatándolos de un tirón a sus víctimas [Bol: relojero, -a, taca, tacador, -a]. (DEBol)
Más ejemplos para el aimara: hacerse el cajche, calanchar, carirar, caspa, cato, coleado, -a, coleador, -a, colearse, colero, -a, colo, cumunta, de jincho a jincho, hualiqui, lequentero, luntata, etc., para el quechua: ahuaicar, cancha, checanchero, -a, chichería, chipear, toco, y para ambas lenguas: alcamari, apircar, callo, callur, coca, coquear, coquero, -a, tantacato, etc.
4.3.3.1.1.1.9. Interjecciones
Campo léxico muy rico debido a la enorme cantidad de interjecciones, sobre todo de origen indígena: ¡achuchuy! [qu. ¡achuchuy!] interj
Alt, Valleg, Valles, Yungas coloq Se usa para expresar una sensación de dolor provocada por un pinchazo o una quemadura [Bol: ¡achiquíu!]. ¡curu! [ai. ¡khuru!] interj coloq Se usa cuando se desea que una persona cometa un error en lo que está realizando, especialmente en el deporte o en los juegos de azar [Bol: ¡chusa!, ¡chuso!]. pampita: ¡por ahí ~s! [ai. y qu. pampa 'gran extensión de terreno'] interj Alt, Cbb coloq Se usa como respuesta evasiva ante la pregunta sobre el lugar donde una persona ha estado o hacia donde se dirige [E, Bol: ¡por ahí!, ¡quién sabe!]. En E, no es usual pampita. ¡tatito! [ai. y qu. tata 'señor, padre'] interj, var ¡tatituy! 1 Alt coloq Se usa para expresar asombro o extrañeza [Bol: ¡me muero!; ¡cabellos de Dios!]. 2 ¡~! Pn, StaCr coloq Se usa para referirse irónicamente a un colla <1>, especialmente cuando éste no habla castellano. Obs: Es usado por los habitantes de las ciudades de Santa Cruz y Pando. (DEBol)
Otros ejemplos son: ¡achiquíu!, ¡lalay!, ¡alalita!, ¡ampe!, ¡amuquim!, ¡ananay!, ¡ancha!, ¡cayacama!, ¡chacatao!, ¡chultín!, ¡colchín!, ¡jallalla!, ¡tiyay!, ¡urpita!, ¡de yapa!, etc.
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Gregorio Callisaya Apaza
4.3.3.1.1.1.10. Palabras inclasificables o de uso general
En este apartado se presentan unidades léxicas que no pudieron ser clasificados en un campo semántico, como:
chaqui [acep. <1> ai. ch’akhi y qu. ch’aki 'sed'; acep. <2> qu. chaki 'pie'] m 1 coloq Malestar que padece una persona al día siguiente de haber consumido bebidas alcohólicas en exceso [Bol: cabezón, perseguidora, tornachupa; E, Bol resaca]. | 2 ~s Alt, Valles coloq Piernas, generalmente de una mujer [E: patorras; Bol: balladoras]. ~ fulero [ai. ch’akhi, qu. ch’aki 'sed'] m LP coba Malestar que padece una persona al día siguiente de haber consumido bebidas alcohólicas en exceso, y que se caracteriza por el temblor, fuertes dolores de cabeza y adormecimiento y contracciones musculares. ~ rayo [qu. chaki 'pie'] m Valles coloq Rayo que cae en día despejado, sin tormenta. || curar el ~ [ai. ch’akhi, qu. ch’aki 'sed'] v a) {una persona cura el chaqui} coloq Comer una persona un plato de comida picante, por ejemplo, fricasé o asado borracho <a, b>, para aliviar el malestar ocasionado por haber consumido, generalmente el día anterior, bebidas alcohólicas en exceso [Bol: componer el cuerpo, curar el cuerpo, curar la cabeza, sanar la cabeza, sanarse]. b) {una persona cura el chaqui} coloq Ingerir una persona un vaso de licor o de cerveza para aliviar el malestar ocasionado por haber consumido, generalmente el día anterior, bebidas alcohólicas en exceso [Bol: componer el cuerpo, curar el cuerpo, curar la cabeza, sanar la cabeza, sanarse]. estar de ~ [ai. ch’akhi, qu. ch’aki 'sed'] v {una persona está de chaqui} coloq Padecer una persona un malestar orgánico general ocasionado por haber consumido bebidas alcohólicas en exceso [ estar como caballo]. cabrasupichi [esp. cabra + qu. supi 'pedo'] m/f coloq Persona natural de Vitichi, cantón <1> de la provincia Nor Chichas del departamento <1> de Potosí [Bol: cabracara]. cacharpa [acep. <1, 2> qu. kacharpa 'equipaje pobre'] f 1 coloq Objeto o aparato deteriorado por el uso [E, Bol: cacharro]. | 2 coloq Objeto ordinario y de poco valor económico [Bol: chafa, chafalonería, chafalonía, chala; E baratija; de aracas]. | 3 Llanos coloq Pieza muscular de la res que cubre los costados encima de las costillas. santa ~ f coloq Actitud o manera de moverse y hacer las cosas con letargia y sin preocuparse [E: pachorra; E, Bol: cachaza; Bol: cacha]. (DEBol)
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Otros ejemplos para el aimara: hojorar, dar el chucho, chuchur, chucuta pico verde,
chuhuanchar,
chujchur,
chujur,
chulla,
chultir,
chunchotiempo,
chuñadura, etc., para el quechua: apaicachar, arahuico, arir, ayamarca, cachuda, caiqueada, caladar, macunco, mamacuna, mana, manacalzón, tauca, tejti, tica, etc. y para ambas lenguas: apachetero, -a, cahuichada, como chuño, cuando florezca el chuño, estar chuño, chuño puti, etc. Para terminar este apartado queremos señalar que el rasgo más peculiar del español de Bolivia está, precisamente, en la presencia de estos préstamos, que en su gran mayoría han traspasado la frontera del Altiplano y la de los Valles para convertirse en vocablos de uso nacional.
4.3.3.1.1.2. Otras lenguas indígenas
Con respecto a la influencia de las otras lenguas indígenas, ésta es muy poca. Además, no se tienen estudios sobre la influencia que han ejercido estas lenguas sobre la forma de hablar de los bolivianos, aunque esta influencia se advierte, especialmente, en los Llanos, sobre todo a través de léxico referido a la toponimia, la terminología de la fauna, la flora y voces enciclopédicas que se refieren a realidades inexistentes dentro del contexto castellano. La mayoría de los vocablos utilizados en el español de los Llanos y otros de uso general son de origen guaraní, por ejemplo:
aba m
Tj coloq Entre los Chiriguanos, pueblo aborigen de las provincias Cordillera del departamento <1> de Santa Cruz, Luis Calvo y Hernando Siles del departamento <1> de Chuquisaca y Gran Chaco del departamento <1> de Tarija, ser humano [Bol: chori]. baticú m Llanos coloq Tubo de metal o de otro material que se emplea para avivar el fuego de leña, soplando a través de él [Bol: pucuna, pusaña]. chori I m 1 Llanos coloq Entre los Chiriguanos, pueblo aborigen de las provincias Cordillera del departamento <1> de Santa Cruz, Luis Calvo y Hernando Siles del departamento <1> de Chuquisaca y Gran Chaco del departamento <1> de Tarija, ser humano [Bol: aba]. | II m/f 2 Llanos Indígena de los llanos bolivianos que pertenece al grupo étnico Guaraní o Sirionó. | III sust(m/f)/adj 3 StaCr coloq desp Persona que presenta los rasgos
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físicos del indígena de los llanos bolivianos, especialmente de los choris <2>. En E, sólo sustantivo masculino. guacharaca f Llanos zoo Ave silvestre gallinácea de aproximadamente 60 cm de largo, de color pardo con manchas oliváceas en el dorso y grises en el vientre. Tiene el pico corto y grueso, y la cola larga y ancha. Construye nidos en árboles y arbustos. Habita en los bosques secos del este y sudeste de Bolivia, donde es cazada para consumir su carne (Fam. Cracidae, Ortalis guttata) [Bol: aracua, (pava) guaraca, pavichi]. (DEBol)
CAMBETETÚ.– nom. masc. Reunión de gente, de peones de una finca o simplemente de “cambas”. Palabra de origen guaraní. (HSF) BE.– nom. masc. (Voz chiquitana). Árbol de la familia Rubiáceas (Genipa americana. L). De fruto comestible, su color azul morado fuerte, es utilizado en tintorería. (HSF) (DBSB).
Creemos que la descripción del inventario léxico de las otras lenguas indígenas es una tarea pendiente para la lexicografía boliviana.
4.3.3.1.2. La influencia extranjera
La presencia de palabras, giros, modismos y calcos semánticos procedentes de algunas lenguas extranjeras son un factor importante de diferenciación del español boliviano, sobre todo en aquellos casos en que la única forma de designar un referente es el uso de un extranjerismo. Así, el anglicismo «fixture» con el equivalente de rol de partidos se ha impuesto en el uso, sobre todo en la actividad deportiva. En el español de Bolivia, los más importantes y numerosos son hoy los que provienen del inglés. Al respecto Rivadeneira Prada, en la presentación de su obra Anglicismos en Bolivia, señala que: «En Bolivia, no hay antecedente bibliográfico alguno sobre el uso de anglicismos.» (2000: 19). La obra de Rivadeneira Prada recoge aproximadamente 605 vocablos de uso frecuente en el español boliviano, cuyas fuentes son: los avisos comerciales, escaparates de comercio, cartas de gastronomía, notas
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informativas, programas de radio y televisión, relatos deportivos y conferencias. A continuación mencionamos algunos ejemplos:
aftershave (de after y shave) f Loción para después de afeitar. Obs. Tiene uso generalizado, en vista de la extensión del nombre en español. Pron: aftershéiv. boomerang (de boomerang) m Acción cuyos resultados perjudiciales se vuelcan contra quien la realiza, p. ej. Una campaña publicitaria, destinada a incrementar las ventas de un producto, hace que éstas disminuyan (efecto boomerang). Obs. Aunque de origen australiano, esta voz ingresa en el español de procedente del inglés. EL DRAE registra “bumerán”, solamente en la acepción de “arma arrojadiza formada por una lámina de madera encorvada de tal manera que, lanzada con movimiento giratorio, puede volver al punto de partida”. Pron: búmeran. bóxer (de boxer) m Perro de raza, parecido al dogo. Se lo conoce también como “perro guardián”. Pron: bóxer. (Rivadeneira Prada, 2000) cash: al ~ adv
Alt coloq En rel. con el modo de pagar o de vender algo: al contado [Bol: al bombo, al chanchán, al chinchín, al pink, al pinqui-pinqui, al pucho, al tic-tac; al bombón]. En E, con esta acep., sólo (en) cash. identikit m Dibujo del rostro, generalmente de una persona sospechosa de cometer un delito, elaborado por la policía a partir de la descripción oral proporcionada por uno o más testigos, con el propósito de lograr su captura [E: retrato robot; Bol: retrato hablado]. (DEBol)
La presencia de anglicismos en Bolivia, se da también a través de los calcos semánticos como en:
largaduración f
Alt coloq Disco fonográfico de vinilo, de aproximadamente 30 cm de diámetro [Bol: largo; E, Bol elepé, long play, LP.]. perro: ~ caliente m Alimento que consiste en una salchicha calentada en agua o frita a la plancha que se pone dentro de un pan pequeño y alargado. Se
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adereza con mostaza, mayonesa, ketchup y llajua [Bol: hot-dog, panchito; E perrito caliente]. (DEBol)
Sobre la distribución geográfica de los anglicismos y de su significado en Bolivia, debemos señalar que éstos son más frecuentes en las urbes, y su uso es mucho menor en las áreas rurales. Si bien la mayoría de los extranjerismos provienen de la lengua inglesa, en el español de Bolivia se advierte también la presencia de galicismos, italianismos, lusitanismos o germanismos, como en:
chambelán m, var chamberlán
LP Muchacho que acompaña a una adolescente, cuando ésta cumple quince años, en el acto central de la recepción social que se realiza en su honor [Bol: paje]. bijutería f Joyas elaboradas con metales o materiales no preciosos [E, Bol: bisutería; Bol: bijouterie]. Obs: Pronunciación: biyutería. cafúa f StaCr coloq Cárcel [E: chirona, trena; Bol: cana, canasta, capacha, chipa, piqui, pujo; E talego, trullo; cana grande; la chirola; la grande]. chinela f Alt, Valles Sandalia de goma que consiste en una plataforma de la que salen dos tiras que pasan por la parte superior del pie y se sujetan entre el dedo gordo y el que le sigue [E, Bol: chancleta; Bol: hawaiana; guaracha]. kindergarten m, var kindergarden Centro público o privado, o sección de una escuela, donde asisten niños con edades comprendidas entre los cuatro y cinco años [E, Bol: parvulario; Bol: jardín de infantes, jardín de niños, kínder; fetario]. En E, menos frecuente. (DEBol)
4.3.3.1.3. La influencia africana
Sobre la influencia africana en el español de América, Ramírez Luengo (2009: 11), dice:
Con todo, y pese a discutirse su importancia, no se puede negar que la influencia de las lenguas africanas en el español de América existe, según demuestra la aparición de un cierto número de africanismos en el léxico hispanoamericano: a los ya apuntados más arriba se pueden sumar otros como bongo, cachimba, candombe, marimba, milonga o mucama, que sin duda ayudan a conferir originalidad y personalidad propia a las variedades de la lengua que se emplean en el continente.
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Según Lipski (2008), la influencia de las comunidades africanas en Bolivia fue ignorada por muchos años. La comunidad africana quedó opacada, debido a que los habitantes de estas zonas las consideraban como foráneas. En Bolivia, la población africana está asentada, sobre todo en los Yungas, en el norte del departamento de La Paz. En el castellano boliviano, la influencia africana se da más en el nivel léxico y ésta ha traspasado las fronteras lingüísticas, como se ve en los siguientes ejemplos:
guineal m
StaCr Terreno poblado de
guineos
<1>.
guineo m
1 bot plátano cuyos frutos ( banano) se pueden comer crudos (Fam. Musaceae, Musa acuminata) [E: banano, platanera; Bol: banana]. 2 LP Variedad de plátano, de aproximadamente 10 cm de largo, grueso, pulposo y de sabor dulce [Bol: dulce cajita, enano, sedita]. mondongo I m 1 Llanos Guiso que se prepara con cartílagos y cuero de la pata de una res. Se hierve con diversos aderezos hasta que toma una consistencia gelatinosa y pegajosa. | 2 Llanos Amasijo de salvado, maíz y miel para alimentar al ganado caballar. | 3 Chuq Guiso que se prepara con carne de cerdo aderezado con ají colorado <b> y otros condimentos. Se sirve con mote <1> blanco, patatas y tuntas. | 4 Or coloq hum Pene de un hombre [E: banana, manubrio; E, Bol: pajarito; Bol: acordeón, boa, boyé, cabezón, chiti, churra, churro, cóndor, creador, federico, muchacho, nervio, obelisco, paloma, pepino, poronga, puntabola, tripa; a; allo; callampa; compañero; cuestión; el chico; la bruta; pepe; pililo]. | 5 StaCr coloq hum Vulva o vagina de la mujer [Bol: araña (negra), bizcocho, chauchera, cochoropopo, coneja, imilla, marraqueta, pan, pascana, rana, sartén, tomacorriente, urucurero; apasanca; cachimbo; conejera; coso; jampato]. | II sust(m/f)/adj 6 Llanos coloq Persona de carácter tranquilo y pasivo [Bol: tranquilino, -a; cura; kilo]. En E, sólo sustantivo, con dif. acep. quilombo m 1 coloq Situación caracterizada por el desorden y la confusión [E: despiporren, follón, jaleo, revuelo; E, Bol: bochinche, despelote; Bol: baile, barajo, batería, batifondo, boche, bochinche, bolleo, chacota, chacotería, champa, chanfaina, chenco, chipa, chiverío, coruruchi, descachuche, deschaveto, desguañango, desparpajo, despiole, desplume, disparadero, dispatarro, entrevero, menjunje, merengue, patasca, pejto, pellejería, rayazo, taco, tapa, tojchi, tole-tole, turumba; descule]. 2 coloq Prostíbulo [E: mueblé, meublé, puticlub; Bol: cahuí, chingana, montadero, plumerío, posada, putero, puterío; E, Bol casa de citas; bulín]. 3 coloq Lugar en el que hay alboroto, bulla,
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desorden o confusión [Bol: bullanguería, chacotería]. 4 LP coba Reunión bulliciosa en la que la gente se divierte bailando y bebiendo y en la que, eventualmente, las parejas pueden tener relaciones sexuales [Bol: despiole, despute; chuping, dancing, fruncing; joda]. armar ~ v {una persona arma quilombo} LP coba Provocar o buscar pelea [Bol: armar (un) despute; bochear]. (DEBol)
4.3.3.1.4. Creaciones propias
En todas las lenguas se dan diversos procesos de creación de nuevas palabras, los que, después de un periodo de uso, pasan a formar parte de la competencia lingüística de los hablantes y corresponden a la evolución natural de las lenguas. De acuerdo con Cabré et al., 2002, entre los mecanismos de formación se dan procesos de tipo morfológico, sintáctico, fonológico y semántico. Dentro del primero, están la derivación y la composición; dentro del sintáctico se distingue la conversión sintáctica y la combinación sintagmática, en lo fonológico se distingue la reduplicación y la abreviación y, finalmente, en lo semántico se encuentran fenómenos de analogía, de ampliación, de reducción y de cambio de significado de palabras ya existentes. El léxico del español de Bolivia, al igual que de otras variedades regionales, se ha nutrido también, además de los mencionados en acápites anteriores, de elementos léxicos nuevos, producto de un constante proceso de creación léxica, a largo de todo el territorio nacional. Para explicar este fenómeno, vamos a distinguir entre unidades léxicas univerbales y unidades léxicas pluriverbales. Las primeras hacen referencia a las palabras aisladas, consideradas hasta hace poco como la unidad mínima de la lengua, y las segundas a combinaciones fijas y estables de palabras, las cuales tienen una base de tipo popular, sociocultural e histórico y surgen en el proceso de comunicación en el que los hablantes unen y combinan palabras entre sí, formando, algunas veces, combinaciones libres y, otras, combinaciones fijas que expresan un sentido unitario (Callisaya, 2007a: 157). Con referencia a las unidades univerbales, éstas pueden generar nuevas voces; por ejemplo por derivación, a través de prefijos y sufijos como en:
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abusado, -a adj
coloq Ref. a una persona: que ha sido violado [ cabalgada; cabalgado, -a]. cauquero, -a [qu. k’awka 'mentira, embuste'] sust/adj 1 Alt coloq Persona que tiene el hábito de exagerar cuando habla o cuenta algo [E: bolero, -a, trolero, -a; E, Bol: fanfarrón, -a, farolero, -a; Bol: cascabel, cascabelero, -a, casco, casquero, -a, cauqueador, -a, chauca, chauqueador, -a, chauquero, -a, chauquista, chipista, cogotudo, -a, cuello, -a, empatador, -a, latero, -a, latoso, -a, mamón, -a, metemulas, mulero, -a, oso, -a, paposo, -a, puraboca, puropico, relator, -a]. 2 Alt coloq Persona que no cumple sus compromisos o sus promesas [Bol: cascabel, cascabelero, -a, casco, casquero, -a, cauqueador, -a, chauca, chauqueador, -a, chauquero, -a, chauquista, chipista, chuñista, cotón, -a, cuello, a, entablón, -a, fallute, fallutelli, falluto, -a, farsa, garganta, latero, -a, latoso, -a, mamón, -a, mulero, a, paposo, -a, puraboca, puropico, rajón, -a, relator, a; E palabrero, -a; incumplido, -a]. | 3 Alt coloq Persona que tiene el hábito de mentir [Bol: cascabel, cascabelero, -a, casco, casquero, -a, cauqueador, -a, chauca, chauqueador, -a, chauquero, -a, chauquista, cuentero, -a, mamón, -a, metemulas, mulero, -a, paposo, -a, vacilador, -a; E, Bol mentiroso, -a; cari; rasposo, -a]. chupiri [ chupar <2> + ai. –iri, sufijo para formar nomina agentis] sust(m/f)/adj Alt, Bn coloq Persona que tiene el hábito de ingerir bebidas alcohólicas en gran cantidad [E: empinador, -a; E, Bol: esponja; Bol: achupista, alcoholero, -a, amigo, a de la copa, amigo, -a de la farra, anafre, artillero, a, blade, borrachoso, -a, canaleta, cañador, -a, chumaco, -a, chupaco, -a, chupín, -a, chupírico, -a, chupístico, -a, doblacodo, farreador, -a, farrero, -a, farrista, farroso, -a, farruco, -a, humeche, jarruto, -a, mamón, -a, tomador, -a, torcedor, -a, traguero, -a, tunante; E, Bol borrachín, -a; cantarito; cañaveral; cañero, -a; de la pesada; escabeche; hebreo, -a]. (DEBol)
Por reduplicación, como en:
muyumuyo [ai. muyumuyu] m
1 Alt, Valles coloq Mareo repentino que sufre una persona a causa del cansancio u otra circunstancia. 2 Alt coloq Enfermedad de vacunos y gallináceas que hace que éstos animales den vueltas sobre sí mismos. tuncutunco [ai. thunkhuña y qu. thunkuy 'saltar sobre un pie'] m Alt, Valles Juego de niños que consiste en llevar un tejo a través de una figura, en forma rectangular, trazada en el suelo y dividida en varios compartimentos numerados, golpeándolo con un pie, teniendo el otro en el aire, cuidando de no pisar las rayas y de que el tejo no se detenga en ellas. Gana el niño que logra completar toda la serie sin
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equivocarse [E: avión, muñeca, teja; E, Bol: avioncito, rayuela; Bol: coja-coja, corcova, coscoja, mundo, palama, tunco, tuncuña]. (DEBol)
Por composición, como en:
cabrachaqui [esp. cabra + qu. chaki 'pie, pierna'] f Chuq coloq Mujer de piernas largas y delgadas [E, Bol: patas de alambre; Bol: caspichaqui, parihuana, paticroquet, patilarga, pichitanca; chihuanco, cancanudo, -a]. Obs: Según el contexto, puede tener un matiz humorístico o despectivo. (DEBol)
CHANCAHUESO.– Escalofrío m. Estremecimiento del cuerpo caracterizado por calor y frío simultáneos y anormales. // Fig. Dícese de la persona que durante un resfrío muy fuerte le duele todo el cuerpo. (CHDCH, 2008: 179)
Por cambio semántico, como en:
cambalachero, -a sust/adj
1 coloq Persona que se dedica a vender, comprar o trocar objetos, generalmente viejos, inútiles o en desuso, en un puesto callejero o en una tienda. | 2 coloq Persona que tiene la costumbre de guardar objetos viejos o en desuso [Bol: archivador, -a, cachivachero, -a, ñañaquero, -a, tantero, -a]. En E, se refiere a una persona que se dedica a trocar objetos. handicap m En algunos deportes, circunstancia favorable, como la estatura o la mejor preparación física que tiene un jugador o un equipo frente a su adversario. Obs: Pronunciación: xándicap. En E, se refiere a una circunstancia desfavorable. (DEBol)
A través de procesos onomatopéyicos, como en:
chulluchullo [ai. chhulluchhullu] m
Alt, Valles Instrumento musical fabricado con tapas aplanadas de botellas de cerveza, ensartadas en un alambre en forma de arco. Se utiliza para marcar el ritmo en algunas composiciones musicales autóctonas. También lo emplean los niños para acompañar los villancicos de Navidad [Bol: chunchuna]. Obs: El movimiento acompasado de las tapas produce un sonido que es el que da el nombre al instrumento usado como voz onomatopéyica.
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¡chultín! [ai. y qu. ¡ch’ultun!] interj, var ¡choltín! Alt coloq Se usa como voz onomatopéyica para imitar el sonido que produce la caída de una persona o de un objeto en el agua [E: ¡chof!; Bol: ¡cholón!, ¡chultún!, ¡chuplún!, ¡colchín!]. chultir [ai. y qu. ¡ch’ultun!] v, var chulpir ~se {una persona o una cosa se chulte} Alt coloq Caerse una persona o alguna cosa al agua. leque-leque [ai. liqiliqi] m Alt zoo Nombre de varias especies de aves de aproximadamente 30 cm de largo, de plumaje blanco con las alas de color negro. Se alimentan de gusanos, caracoles y otros animales pequños que encuentran en las orillas de ríos y lagunas. Habitan en todo el territorio boliviano (Fam. Charadriidae, Vanellus spp.) [Bol: tero, tero-tero]. Obs: Nombre onomatopéyico. ronroco [qu. runruqhu ‘voz onomatopéyica para imitar un sonido grave y cavernoso‘] m charango <1> de madera y de mayor tamaño que emite sonidos graves. (DEBol)
A través de procesos metafóricos, como en: bláder m
1 Cámara interior de goma de un balón. | 2 Cámara elástica en forma de aro que se llena de aire y que va en la parte interna de las ruedas de los vehículos [E: cámara de aire; Bol: goma]. | 3 coloq hum Calva de una persona [E: calvorota; E, Bol: bola de billar; Bol: aeropuerto de moscas, careca peída, lamparita, resbaladero de piojos, tari, tutuma; pajla]. lamparita I f 1 coloq hum Calva de una persona [E: calvorota; E, Bol: bola de billar; Bol: aeropuerto de moscas, bláder, careca peída, resbaladero de piojos, tari, tutuma; pajla]. II m/f 2 coloq hum Persona calva [E: bombilla, calvorota; E, Bol: bola de billar; Bol: aeropuerto de moscas, almanaque, cabeza de pista, cabeza de rodilla, careca peída, pista de aterrizaje, pista de patinaje, siete pelos; carapeque; chipe; chopochoro, -a; entutumado, -a]. Obs: Según el contexto, puede tener un matiz despectivo. En E, sólo diminutivo de lámpara. (DEBol)
En cuanto a las unidades pluriverbales, el español boliviano presenta una variedad fraseológica que se diferencia de una región a otra, sobre todo, por el léxico. Así, en las zonas Altiplano y Valles se observan, en la formación de unidades fraseológicas, muchas palabras de origen aimara y quechua, como se ve en los ejemplos extraídos del Diccionario de Español de Bolivia, en el que las unidades pluriverbales van después del símbolo () como en:
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aca [acep. <1, 2, 3, 4, 6, 7> qu. aka 'excremento'; acep. <5> qu. aqha; 'bebida alcohólica hecha de maíz'] I f 1 coloq! Excremento humano o de animal [E: cagada; E, Bol: mierda; Bol: acatanca, bosta, cacacha, caga, hisatune, jama, pajcha, puchi; catanga; emeimi; torta (colonial)]. | 2 coloq! Espectáculo, por ejemplo, un concierto o una función de cine, mediocre o aburrido [E, Bol: mierda; Bol: cagada; disparate; fulenque]. 3 coloq! Objeto mediocre o de mala calidad [E, Bol: mierda; Bol: bosta, cacacha, caga, cagada; disparate; fulenque]. | 4 coloq! Acto vil y deshonesto que comete una persona en contra de otra [E: guarrada; Bol: mierda; badulaqueada]. 5 # Cbb Bebida alcohólica que se obtiene de la fermentación del maíz, semillas de la quinua <1> o del fruto de otras plantas, por ejemplo, el maní <3> [Bol: cangüi]. | II adj(m/f) 6 coloq! Sucio [ chislle]. | 7 ¡~! coloq! Se usa para rechazar lo que el interlocutor propone o para negarle lo que pide [E: ¡y una mierda!; Bol: ¡corota!, ¡mierda!, ¡pichi!, ¡siquitamuchahuay!; ¡al chutún!; ¡bala!; ¡cuernos!]. ~ calzón [qu. aka 'excremento'] sust(m/f)/adj a) coloq! Niño o joven que, con indiscreción y desacierto, da una opinión sobre temas que no son de su incumbencia [ mocoso, a]. | b) coloq! Persona que emite un juicio sin tener suficiente autoridad. | c) ¡~! coloq! Se usa para descalificar a quien emite un juicio desacertado o inoportuno. ~ llanta [qu. aqha 'bebida alcohólica hecha de maíz', qu. llanthu 'sombra'] m # Valles Tela blanca, rectangular, un poco más grande que un pañuelo, que se coloca en la punta de un palo sujeto en la parte superior de la pared de una chichería <2>, como señal de que allí se vende chicha (colla) [Bol: (aca) pendón, bandera, pendón (de chichería)]. || (~) pendón [qu. aqha 'bebida alcohólica hecha de maíz'] m # Cbb Tela blanca, rectangular, un poco más grande que un pañuelo, que se coloca en la punta de un palo sujeto en la parte superior de la pared de una chichería <2>, como señal de que allí se vende chicha (colla) [Bol: aca llanta, bandera, pendón (de chichería)]. cachucha [ai. kachucha 'gorra'] f 1 coloq Prenda de forma redondeada hecha de tela y con visera que usan los hombres para cubrirse la parte superior de la cabeza [Bol: caspa; E, Bol gorra]. | 2 Llanos coloq Sombrero de paja viejo y deformado por el uso. | 3 Alt coloq Objeto o prenda de vestir desgastado por el uso [Bol: chancleta; baboseado, -a]. estar a las ~s [ai. kachucha 'gorra'] v a) {una persona está a las cachuchas} coloq Encontrarse una persona en una mala situación económica [E: estar a cero; E, Bol: estar hundido, -a; Bol: estar abajo, estar al debe, estar caguilas, estar como palo de gallinero, estar en cero, estar en la mala, estar en la vía (pública), estar jodido, -a, estar en la unitiva, estar sonado, -a, teclear; estar cagado, -a]. | b) {una persona está a las cachuchas} coloq Estar una persona abatida, física o moralmente, por una
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determinada causa, por ejemplo, por un problema, por una enfermedad o por encontrarse en una mala situación económica [E: estar para el arrastre; E, Bol: estar por los suelos; Bol: estar a las pailas, estar a las peras, estar apenas, estar como palo de gallinero, estar frito, -a, estar para el boby, estar para el gato, estar para el perro, estar para el pucho, estar sonado, -a; acaicuchir; cagar; carcatir; estar alasca; estar cagado, -a; estar caguilas]. || ¡por la ~! [ai. kachucha 'gorra'] interj Alt coloq Se usa para expresar fastidio o lamentarse por algo que resulta mal [E: ¡jo macho!; Bol: ¡ah la macana!, ¡ah la vaina!, ¡qué macana!; ¡pucha Diego!]. (DEBol)
En la zona de los Llanos, en la formación de unidades pluriverbales, al igual que en el Altiplano y los Valles, se aprecia la presencia de voces provenientes de las otras lenguas indígenas, como en:
jocheo m
1 Llanos coloq Acción de lidiar toros [E: toreo; Bol: jocheadura]. 2 Llanos coloq Acción de azuzar a un perro [Bol: jocheadura]. 3 Llanos coloq Molestia o disgusto que alguien o algo causa a una persona [Bol: jocha, jocheadura]. ~ de toros m Llanos coloq En ciertas festividades, toreo rústico en el que una o varias personas tratan de quitar al toro un paquete que, generalmente, contiene una cantidad de dinero y que el toro lleva atado al cuerpo. (DEBol)
QUEBRAR LA TACUARA.– Cambiar la voz un adolescente cuando está entrando en la pubertad. QUEDAR DE JISUNÚ. – En el entendido de esta palabra como huevo que se deja en el gallinero para estimular la ovación, quedar una persona sola entre otras de distinto sexo, del modo que en otras regiones se dice “para cría”. (Hernando Sanabria, 1975: 179)
Es también usual la formación de unidades pluriverbales, en las cuales se advierten términos provenientes de las lenguas extranjeras, como en: high (life). ~ (life) f Grupo de personas que pertenecen a la clase social alta y adinerada [E: jet set]. de la ~ adj coloq Ref. a una persona: de clase social alta y adinerada [Bol: de arriba]. OBS: Pronunciación: xai, xailáib, delaxái. linesman m/f deport En algunos deportes, como el fútbol, auxiliar del árbitro principal encargado de controlar el juego desde un lado del campo de juego
high f
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[E, Bol: juez de línea]. hacerse el ~ v {una persona se hace el linesman} coloq Fingir una persona desconocimiento acerca de algo o hacerse la desentendida respecto de un hecho [E: hacerse el/la longui; E, Bol: hacerse el/la gil, hacerse el/la loco, a, hacerse el/la sordo, -a; hacerse el/la sueco, -a, hacerse el/la tonto, -a; Bol: achivatarse, apendejarse, hacerse el/la burro, -a, hacerse el/la casa, hacerse el chancho rengo, hacerse el/la cheque-cheque, hacerse el/la de la vista gorda, hacerse el/la del otro viernes, hacerse el/la italiano, -a, hacerse el/la oso, -a, hacerse el waisman, hacerse el zorro, hacerse la gallina distraída, hacerse la penga; hacerse el/la boludo, -a]. OBS: Pronunciación: lán sman. man m LP coba Hombre con el que media una estrecha relación de amistad y camaradería [Bol: cumpa de ley, fraile, sombra, taita; aparcero, -a; brother; causa; checha]. Obs: Pronunciación: méin. (el) ~ de la película m a) LP coloq Hombre que por su habilidad y destreza en varios oficios o en diversas actividades se constituye en el más importante dentro de un grupo de personas [Bol: (el) hombre de la película, (el) hombre orquesta, (el) tipo de la película]. b) ¡~! LP coloq Se usa, precedido de fórmulas como se cree, se siente, cree que es, etc., para calificar de presuntuoso, soberbio y altanero a un hombre [Bol: (el) hombre de la película, (el) tipo de la película]. ~ de la película m = (el) man de la película. shampoo m Producto cosmético, de consistencia pastosa, casi líquida, que se utiliza para lavar el cabello [E, Bol: champú]. ~ tratante m Alt shampoo especial que se utiliza para el tratamiento del cabello que tiene algún problema, por ejemplo, la sequedad, la grasa o la caspa. short: ~ de baño m Traje de baño de hombre [ calzoneta; malla]. show: ¿cuál ~? interj LP coloq juv Se usa para preguntar lo que sucede [Bol: ¿qué pasa, Apaza?; ¿what chapa?]. (DEBol)
Finalmente, en el español de Bolivia, llama la atención la enorme cantidad de unidades pluriverbales que tiene como elemento principal el verbo hacer. Las unidades fraseológicas que se forman con hacer y que, sintácticamente, funcionan como verbos, son poco productivos en el español hablado en España; ocurre lo contrario en Bolivia, puesto que entre las unidades pluriverbales con función sintáctica verbal, éstas son las más productivas (Callisaya, 2007a).
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
En el DEBol, las unidades pluriverbales que tienen como uno de sus elementos constitutivos el verbo hacer presentan las siguientes estructuras sintácticas212: 1. V (hacer) + S
conejito: hacer ~s v {una persona hace conejitos} coloq Poner el dedo corazón sobre el dedo índice para desear que algo bueno ocurra [E: cruzar los dedos; Bol: hacer donques].
2. V (hacer) + S N gallina: hacerse la ~ distraída v {una persona se hace la gallina distraída} coloq Fingir una persona desconocimiento acerca de algo o hacerse la desentendida respecto de un hecho [Bol: achivatarse].
3. V (hacer) + ADJ chico, -a: hacerse ~ v a) {una persona se hace chica} coloq Adoptar una persona una actitud sumisa ante alguien o algo por miedo o inhibición [E: achantarse; E, Bol: achicarse, encogerse; Bol: achatarse; acholarse, amachinarse, hacerse chico, -a, jiscacharse, opacarse, ponerse chiquito, -a; achicopalarse; amusgarse; echarse a morir]. | b) {una persona se hace chica ANTE alguien o algo} coloq Adoptar una persona una actitud sumisa ante alguien o algo por miedo o inhibición [E: achantarse; E, Bol: achicarse, encogerse; Bol: achatarse; acholarse, amachinarse, hacerse chico, -a, jiscacharse, opacarse, ponerse chiquito, -a; achicopalarse; amusgarse; echarse a morir].
4. V (hacer) + S ADV hacer: ~ a la que te importa v {una persona hace a la que te importa algo} Alt, Valles coloq Hacer una persona algo de manera negligente, sin cuidado ni seriedad [Bol: hacer a la quete, hacer a las pailas, hacer a las patadas].
212
Información extraída de la ponencia leída, por el autor de este estudio, en la sección sobre “Entre el léxico y gramática: en torno al verbo”, en el 14° Congreso de la Asociación Alemana de Hispanistas. Ratisbona: Universidad de Ratisbona, 6-9 de marzo 2003.
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Gregorio Callisaya Apaza
5. V (hacer) + V hacer: ~ bailar v {un jugador hace bailar a un jugador} LP En el fútbol o el básquet, eludir hábilmente la marcación del adversario [Bol: marear; E esquivar].
6. V (hacer) + S V chocolate: hacer tomar ~ v {una persona hace tomar chocolate a otra persona} coloq Darle un golpe a una persona en la nariz, que comienza a sangrar por este motivo [Bol: sacar (el) chocolate; tomar chocolate].
7. V (hacer) + INTERJ chis: hacer ~ [acep. <2> ai. ¡chhis!] v {una persona hace chis} Alt, Valles infant Dormir una persona, generalmente un niño [Bol: chisnachar; hacer tutú; apoliyar; atorrantar; atorrar; echar una cabeceada; irse a chisir; irse a iquintar; recostarse; serruchar la viga; siestear]. || hacerse ~ [ chis <2>] v {una persona se hace chis} Alt, Valles infant Dormirse una persona, generalmente un niño [Bol: chisnacharse, chisnarse].
Para
ilustrar
este
fenómeno,
transcribimos
correspondiente al verbo hacer, del DEBol:
~ 364 ~
íntegramente
el
artículo
Hacia la descripción del español de Bolivia actual
hacer: ~ acaicuchir [qu. akaykuchiy 'hacer defecar'] v a) {alguien hace acaicuchir [a] alguien} coloq! En una competencia deportiva, ganar al adversario por un amplio margen de anotaciones o de puntos ( acaicuchir) [Bol: hacer aca, hacer bosta, hacer cagar, hacer mierda, hacer parir, hacer supichir; achurar; dar un baile]. b) {una persona hace acaicuchir [a] una persona} Alt, Valles coloq! Golpear duramente a una persona hasta dejarla maltrecha [E: dar de hostias, hostiar; Bol: cagar, hacer aca, hacer bosta, hacer cagar, hacer mierda, hacer parir, hacer supichir, achurar; hacer rebotar; partir el alma; romper el culo; sacar la eme]. | c) {una persona hace acaicuchir [a] una persona} Alt, Valles coloq! Causarle a una persona un perjuicio grave, arruinando sus planes o proyectos ( acaicuchir) [E, Bol: joder; Bol: cagar, hacer aca, hacer bosta, hacer cagar, hacer mierda, hacer recagar; hacer danzar]. ~ acordar v a) {una persona o algo hace acordar a una persona} Alt Traer a la memoria el recuerdo de alguien [E, Bol: hacer recordar, recordar]. b) {una persona hace acordar algo a otra persona} Alt Decirle a una persona algo para que no lo olvide [E, Bol: hacer recordar, recordar]. | c) {una persona o algo hace acordar algo a una persona} Alt Traer a la memoria el recuerdo de algo [E, Bol: hacer recordar, recordar]. ~ aguantar v a) {una persona hace aguantar un objeto} LP coloq Apropiarse una persona de un objeto ajeno, generalmente, aprovechando un descuido u olvido del propietario [Bol: champear, hacer dormir, hacer roncar, machetear]. b) {una persona hace aguantar un objeto a una persona} LP coloq Apropiarse una persona de un objeto ajeno, generalmente, aprovechando un descuido u olvido del propietario [Bol: champear, hacer dormir, hacer roncar, machetear]. ~ alcanzar v a) # {una persona hace alcanzar} Or, Pt Realizar una ceremonia ritual en homenaje a la Pachamama, diosa de la tierra, y a otros dioses tutelares de la región o de la localidad para pedirles protección o para agradecerles un beneficio recibido [Bol: agasajar, cabalicar]. b) # {una persona hace alcanzar [a] la Pachamama y [a] otros dioses} Or, Pt Realizar una ceremonia ritual en homenaje a la Pachamama, diosa de la tierra, y a otros dioses tutelares de la región o de la localidad para pedirles protección o para agradecerles un beneficio recibido [Bol: agasajar, cabalicar]. ~ arar v {una persona hace arar [a] otra persona} coloq Dar una persona un golpe fuerte a otra [E: zurrar]. ~ bailar v {un jugador hace bailar [a] otro jugador} LP En el fútbol o el básketbol, eludir hábilmente la marcación del adversario [Bol: marear; E, Bol esquivar]. ~ caer v {una
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persona hace caer [a] una persona} Alt coloq Hacer ingerir bebidas alcohólicas a una persona hasta que quede inconsciente [Bol: noquear, tumbar, voltear]. ~ cagar v a) {una persona o algo hace cagar un objeto} Alt, Valles coloq! Romper un objeto, como una radio, un reloj o una pieza de adorno, de tal manera que deja de servir [E, Bol: joder; Bol: hacer aca, hacer bosta; amolar; dañar]. | b) {alguien hace cagar [a] alguien} coloq! En una competencia deportiva, ganar al adversario por un amplio margen de anotaciones o de puntos [Bol: hacer aca, hacer acaicuchir, hacer bosta, hacer mierda, hacer parir, hacer supichir; achurar; dar un baile]. | c) {una persona hace cagar [a] una persona} coloq! Causarle a una persona un perjuicio grave, arruinando sus planes o proyectos [E, Bol: joder; Bol: cagar, hacer aca, hacer acaicuchir, hacer bosta, hacer mierda, hacer recagar; hacer danzar]. d) {una persona hace cagar [a] una persona} coloq! Golpear duramente a una persona hasta dejarla maltrecha [E: dar de hostias, hostiar; Bol: cagar, hacer aca, hacer acaicuchir, hacer bosta, hacer mierda, hacer parir, hacer supichir, achurar; hacer rebotar; partir el alma; romper el culo; sacar la eme]. | e) {una persona o algo hace cagar [a] una persona} coloq! Matar a una persona de un modo violento [Bol: hacer aca, hacer bosta, hacer mierda]. | f) {un hombre hace cagar [a] una mujer} coloq! Hacer sentir intenso placer un hombre a una mujer durante el coito [Bol: hacer supichir, hacer vivir]. ~ cargar v {alguien hace cargar [a] una persona} coloq Realizar una serie de diligencias para que la policía detenga a una persona, generalmente un delincuente [Bol: hacer chanchar]. ~ casar v {una persona hace casar un producto alimenticio CON otro producto} coloq Vender un producto alimenticio, generalmente escaso en el mercado, junto con otro que existe en abundancia. || ~ chanchar v {alguien hace chanchar [a] una persona} LP coloq Realizar una serie de diligencias para que la policía detenga a una persona, generalmente un delincuente ( chanchar) [Bol: hacer cargar]. ~ chuchur [ai. chuchu 'senos' y qu. chuchuy 'mamar'] v {una mujer hace chuchur [a] un bebé} Alt, Valles coloq Amamantar a un bebé ( chuchur <1>) [ dar el chucho]. ~ collorar v {alguien hace collorar [a] alguien} Alt coloq Frustrarle a alguien los planes, especialmente un proyecto o un viaje ( collorar <1>). ~ crepar v {una persona hace crepar [a] otra persona} coloq Provocar un dolor físico o moral una persona a otra ( crepar) [Bol: hacer usuchir]. ~ danzar v a) {una persona hace danzar [a] una persona} Alt, Valles coloq Causarle a una persona un perjuicio grave,
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arruinando sus planes o proyectos [Bol: hacer vivir; hacer aca]. | b) {una persona hace danzar [a] una persona} Alt, Valles coloq Criticar y hacer comentarios malintencionados de una persona que no está presente [E: desollar; E, Bol: descuerar, despellejar; Bol: cocinar, tijerear, tijeretear, trapear; alacranear]. | c) {una persona hace danzar [a] una persona} LP coba Involucrar a una persona en un delito que no cometió o en el que no participó [Bol: meter en el baile; manchar]. ~ dormir v a) {una persona hace dormir la ropa} coloq Remojar la ropa muy sucia o percudida en agua mezclada con detergente, toda una noche, para que salga la suciedad [E: poner a remojo]. b) {una persona hace dormir un objeto} Alt, Valles coloq Apropiarse una persona de un objeto ajeno, generalmente, aprovechando un descuido u olvido del propietario [Bol: champear, hacer aguantar, hacer roncar, machetear]. c) {una persona hace dormir un objeto a una persona} Alt, Valles coloq Apropiarse una persona de un objeto ajeno, generalmente, aprovechando un descuido u olvido del propietario [Bol: champear, hacer aguantar, hacer roncar, machetear]. ~ embroncar v {una persona o algo hace embroncar [a] otra persona} coloq Causar una persona o algo irritación o enojo a otra persona ( embroncar). ~ helar v {una persona hace helar [a] una persona} Alt coloq Dar un gran susto a una persona [E, Bol asustar]. ~ hincar v a) {alguien hace hincar [a] alguien} Alt coloq En una competencia deportiva, ganar al adversario por un amplio margen de anotaciones o de puntos [E, Bol: hacer papilla, hacer polvo, hacer trizas; Bol: achurar, azotar, basurear, bolsear, chicotear, cospear, cuerear, dar a doblar, dejar chico, fruncir, hacer bolsa, hacer hilacha, hacer pampa, hacer suceder, hacer talco, hacer tanta, hacer trapo, hacer troya, hacer vivir, hacer zumbar, masacrar, pampear, sonar, tortear; dar un baile; hacer aca]. b) {una persona hace hincar [a] una o más personas} Alt coloq En una reunión de amigos donde se bebe, dejar una persona completamente embriagada a otra u otras personas por tener una mayor resistencia. || (~) huajtar [ai. waxt’aña 'convidar'] v a) # {una persona (hace) huajtar} Alt Quemar incienso y otras sustancias que forman parte de la mesa, como ofrenda a la Pachamama, diosa de la tierra, y a otros dioses tutelares de la región o de la localidad para pedirles protección, para agradecerles un beneficio recibido o para atraer la buena suerte ( huajtar) [Bol: cohuachar, cohuar, milluchar, sahumar, saracohuar]. | b) # {una persona (hace) huajtar [a] la Pachamama y otros dioses} Alt Quemar incienso y otras sustancias que forman parte de la mesa, como ofrenda a la Pachamama, diosa de la tierra, y a otros dioses
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tutelares de la región o de la localidad para pedirles protección o para agradecerles un beneficio recibido ( huajtar) [Bol: cohuachar, cohuar, milluchar, sahumar, saracohuar].|| ~ humear v {una persona hace humear [a] otra persona} Tj coloq Vencer a una persona en una pelea [Bol: bolear]. || ~ morder v a) {una persona hace morder} Alt coloq Dar ilícitamente dinero una persona a otra, generalmente a una autoridad judicial, para que ésta le conceda algún beneficio [Bol: meter plata]. b) {una persona hace morder a alguien } Alt coloq Dar ilícitamente dinero una persona a otra, generalmente a una autoridad judicial, para que ésta le conceda algún beneficio [Bol: meter plata]. ~ notariar v {alguien hace notariar un documento} Hacer legalizar un documento por un notario. || ~ orejear v a) {una persona hace orejear} Alt, Valles coloq Provocar envidia a una persona, generalmente mostrándole un objeto que se posee [Bol: moquear, moquechar]. b) {una persona hace orejear [a] otra persona} Alt, Valles coloq Provocar envidia a una persona, generalmente mostrándole un objeto que se posee [Bol: moquear, moquechar]. ~ pachar v {una persona hace pachar [a] un niño} Alt, Valleg coloq Colocar a un niño en una silla, en un banco o en el suelo de manera que quede apoyado y descansando sobre las nalgas ( pachar). ~ pacienciar v {una persona hace pacienciar [a] dos o más personas} LP, Pt, StaCr, Valleg coloq Calmar a dos o más personas que pelean o discuten [E, Bol serenar, tranquilizar]. || ~ parar v a) {una persona hace parar una cosa} Poner una cosa en posición vertical. b) {una persona hace parar [a] una persona} Poner de pie a una persona que se encuentra sentada o acostada [E: hacer levantarse]. ~ parir v a) {alguien hace parir [a] alguien} coloq! En una competencia deportiva, ganar al adversario por un amplio margen de anotaciones o de puntos [Bol: hacer aca, hacer acaicuchir, hacer bosta, hacer cagar, hacer mierda, hacer supichir; achurar; dar un baile]. | b) {una persona hace parir [a] una persona} Alt coloq! Golpear duramente a una persona hasta dejarla maltrecha [E: dar de hostias, hostiar; Bol: cagar, hacer aca, hacer acaicuchir, hacer bosta, hacer cagar, hacer mierda, hacer supichir, achurar; hacer rebotar; partir el alma; romper el culo; sacar la eme]. ~ quisar [ai. y qu. k’isa 'fruta seca'] v a) {una persona hace quisar [a] una persona} coloq Hacer el ademán de dar un golpe a una persona ( quisar <2>). b) {una persona hace quisar [a] una persona} Alt coloq Hacer asustar a una persona. ~ rebotar v a) {una persona hace rebotar} Alt coloq Ser infiel a su pareja una persona, especialmente el hombre a la mujer [E, Bol: poner los cuernos; Bol: cachear, dar
Hacia la descripción del español de Bolivia actual
galleta, dar un caspazo, dar un galletazo, fumar, galletear, jugar la chueca, poner los cachos; cochinear]. b) {un banco hace rebotar un cheque} coloq Rechazar un banco un cheque por falta de fondos. c) {una persona hace rebotar [a] su pareja} Alt coloq Ser infiel a su pareja una persona, especialmente el hombre a la mujer [E, Bol: poner los cuernos; Bol: cachear, fumar, galletear; cochinear; gatear; poner los cachos]. d) {una persona hace rebotar [a] una persona} Alt coloq Rechazar a una persona, no aceptando sus proposiciones para establecer una relación amorosa [E: dar calabazas; Bol: galletear, pimponear, ralear]. e) {una persona hace rebotar [a] una persona} LP coba Golpear duramente a una persona hasta dejarla maltrecha [ achurar; hacer aca; partir el alma; romper los huevos; sacar la eme]. ~ recagar v a) {una persona hace recagar [a] una persona} Cbb, LP, StaCr coloq! Reprender con dureza a una persona para que cambie de conducta [ broncar; decir la zamba canuta; picantear]. b) {una persona hace recagar [a] una persona} Cbb, LP, StaCr coloq! Causarle a una persona un perjuicio grave, arruinando sus planes o proyectos [E, Bol: joder; Bol: cagar, hacer aca, hacer acaicuchir, hacer bosta, hacer cagar, hacer mierda; hacer danzar]. ~ rendir v a) {una persona hace rendir algo} Llanos coloq Repartir un alimento o un líquido de tal manera que alcance para todas las personas reunidas en un lugar. b) {algo hace rendir [a] algo} Llanos coloq Provocar algo que un alimento, como un guiso o una masa de pan se hinche o aumente de volumen. ~ roncar v a) {una persona hace roncar un objeto} Alt coloq Apropiarse una persona de un objeto ajeno, generalmente, aprovechando un descuido u olvido del propietario [Bol: champear, hacer aguantar, hacer dormir, machetear]. b) {una persona hace roncar un objeto a una persona} Alt coloq Apropiarse una persona de un objeto ajeno, generalmente, aprovechando un descuido u olvido del propietario [Bol: champear, hacer aguantar, hacer dormir, machetear]. || ~se chequear v {una persona se hace chequear} Hacerse examinar una persona por un médico [Bol: hacerse ver]. ~se (de) rogar v {una persona se hace (de) rogar} coloq Resistirse una persona a hacer o a consentir algo determinado [Bol: bellaquearse]. ~se llamar v {una persona se hace llamar} Alt Según creencias populares, recurrir una persona enferma a un yatiri <3> para que éste llame su ajayo. ~se negar v {una persona se hace negar} coloq Negarse a ver o a recibir una persona a otra, haciendo decir que está fuera de casa. ~se pisar v a) {una persona se hace pisar} Alt coloq Perder una persona la oportunidad de adquirir, lograr u
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obtener algo determinado. b) {una persona se hace pisar CON algo} Alt, Valles coloq Retrasarse una persona en la realización de alguna actividad. c) {una persona se hace pisar CON la efigie de la virgen} Tj coloq Hacerse colocar sobre la cabeza la imagen de la Virgen María después de haber dado un donativo a la iglesia. ~se pitir [qu. p’itiy] v {una persona se hace pitir} Pt Según creencias populares, recurrir una persona enferma a un yatiri <3> para que éste llame su ajayo, rompiendo hilos de lana de llama<1> sobre la cabeza de ésta ( pitir <2>). || ~se sacar v {una mujer se hace sacar} Tj coloq Abortar una mujer [Bol: reventar]. || ~se vencer v {una persona se hace vencer} Alt coloq Orinarse una persona, generalmente por una enfermedad o por miedo [Bol: chilchearse, pajcharse]. || ~se ver v {una persona se hace ver} Hacerse examinar una persona por un médico [Bol: hacerse chequear]. ~ soltar v {una persona hace soltar dinero a otra persona} Pt coloq Convencer a una persona para que gaste su dinero. ~ sonar v {una persona hace sonar su dinero} coloq Gastar una persona generosa y despreocupadamente su dinero invitando a otras personas [Bol: botar, disparatear, hacer suceder, tirar para arriba, ventear; E, Bol despilfarrar; gastar el forro de los bolsillos]. ~ soñar v {una persona hace soñar [a] una persona} LP coloq Golpear duramente a una persona hasta dejarla maltrecha [E, Bol: hacer picadillo; Bol: achurar, hacer hilacha, hacer pelota, hacer suceder, majar, martajar, masacrar, partir, pisar, reventar, romper, sacudir, sobar, trompear, zurcir; hacer aca; hacer rebotar; partir el alma; romper el culo; sacar la eme]. ~ suceder v a) {alguien hace suceder su dinero} Alt coloq Gastar una persona generosa y despreocupadamente su dinero invitando a otras personas [Bol: botar, disparatear, hacer sonar, tirar para arriba, ventear; E, Bol despilfarrar; gastar el forro de los bolsillos]. b) {una persona hace suceder [a] una persona} Alt coloq Golpear duramente a una persona hasta dejarla maltrecha [E, Bol: hacer picadillo; Bol: achurar, hacer hilacha, hacer pelota, hacer soñar, majar, martajar, masacrar, partir, pisar, reventar, romper, sacudir, sobar, trompear, zurcir; hacer aca; hacer rebotar; partir el alma; romper el culo; sacar la eme]. c) {alguien hace suceder [a] alguien} Alt coloq En una competencia deportiva, ganar al adversario por un amplio margen de anotaciones o de puntos [E, Bol: hacer papilla, hacer polvo, hacer trizas; Bol: achurar, azotar, basurear, bolsear, chicotear, cospear, cuerear, dar a doblar, dejar chico, fruncir, hacer bolsa, hacer hilacha, hacer hincar, hacer pampa, hacer talco, hacer tanta, hacer trapo, hacer troya, hacer vivir, hacer zumbar, masacrar,
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pampear, sonar, tortear; dar un baile; hacer aca]. ~ supichir [qu. supichiy 'hacer soltar pedos'] v a) {alguien hace supichir [a] alguien} Alt coloq! En una competencia deportiva, ganar al adversario por un amplio margen de anotaciones o de puntos [Bol: hacer aca, hacer acaicuchir, hacer bosta, hacer cagar, hacer mierda, hacer parir; achurar; dar un baile]. b) {una persona hace supichir [a] una persona} Alt, Valles coloq! Golpear duramente a una persona hasta dejarla maltrecha [E: dar de hostias, hostiar; Bol: cagar, hacer aca, hacer acaicuchir, hacer bosta, hacer cagar, hacer mierda, hacer parir; achurar; hacer rebotar; partir el alma; romper el culo; sacar la eme]. | c) {un hombre hace supichir [a] una mujer} Alt coloq! Hacer sentir intenso placer un hombre a una mujer durante el coito [Bol: hacer cagar, hacer vivir]. d) {una persona hace supichir [a] una persona} Cbb, Pt, Valleg coloq hum Golpear el estómago de una persona hasta hacerle soltar pedos. ~ usuchir [ai. usuchaña y qu. usuchiy 'hacer sufrir'] v {una persona hace usuchir [a] una persona} Valleg coloq Provocar un dolor físico o moral una persona a otra [Bol: hacer crepar]. ~ virar v {una persona hace virar un objeto} Hacer girar un objeto de manera que quede orientado en otra dirección. || ~ vivir v a) {una persona hace vivir [a] una persona} Alt coloq Causarle a una persona un perjuicio grave, arruinando sus planes o proyectos [Bol: hacer danzar; hacer aca]. | b) {un hombre hace vivir [a] una mujer} coloq! Hacer sentir intenso placer un hombre a una mujer durante el coito [Bol: hacer cagar, hacer supichir]. | c) {un delincuente hace vivir [a] una persona} LP coba Transmitir un delincuente a una persona, generalmente joven, los conocimientos necesarios para desenvolverse en el mundo del hampa [Bol: dar el vivo]. | d) {alguien hace vivir [a] alguien} LP coloq En una competencia deportiva, ganar al adversario por un amplio margen de anotaciones o de puntos [E, Bol: hacer papilla, hacer polvo, hacer trizas; Bol: achurar, azotar, basurear, bolsear, chicotear, cospear, cuerear, dar a doblar, dejar chico, fruncir, hacer bolsa, hacer hilacha, hacer hincar, hacer pampa, hacer suceder, hacer talco, hacer tanta, hacer trapo, hacer troya, hacer zumbar, masacrar, pampear, sonar, tortear; dar un baile; hacer aca]. ~ vizquear v {una persona hace vizquear [a] otra persona} Pt coloq Distraer a una persona, generalmente poniéndose delante de ella, para evitar que vea algo. || ~ zapatear v {una persona hace zapatear [a] una persona} coloq Reprender con dureza a una persona para que cambie de conducta [E: poner a caldo; Bol: broncar, cafetear, caiquear, cospear, estropear, plumear, raspar, requintar, retar, ronquear,
zamarronear; E echar la bronca; decir la zamba canuta, hacer recagar; picantear]. ~ zumbar v a) {una persona hace zumbar algo} Tj coloq Comer una persona con glotonería [ gansear]. b) {alguien hace zumbar [a] alguien} LP coloq En una competencia deportiva, ganar al adversario por un amplio margen de anotaciones o de puntos [E, Bol: hacer papilla, hacer polvo, hacer trizas; Bol: achurar, azotar, basurear, bolsear, chicotear, cospear, cuerear, dar a doblar, dejar chico, fruncir, hacer bolsa, hacer hilacha, hacer hincar, hacer pampa, hacer suceder, hacer talco, hacer tanta, hacer trapo, hacer troya, hacer vivir, masacrar, pampear, sonar, tortear; dar un baile; hacer aca]. ya me/te/le/nos/les habían hecho casar mod coloq Se usa para expresar enfado o indignación contra los comentarios infundados, críticos y malintencionados de algunas personas. En E, hacer danzar no es usual con la acep. <a>, sino con la de causar molestias a una persona haciendo que vaya de un sitio para otro; con la acep. <b>, la pluriverbal completa es hacer danzar en boca de la gente; además, las palabras pacienciar, supichir, usuchir y vizquear no son usuales
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
El ejemplo ilustra sólo las unidades pluriverbales lematizadas bajo el verbo hacer, pero en el DEBol existen otras unidades léxicas que aparecen bajo otros términos. (Véase anexo 3).
4.3.3.1.5. Otras fuentes
El léxico del español de Bolivia, además de las fuentes mencionadas, se nutre también de vocablos que vienen de las jergas y sociolectos, como las de los militares, los estudiantes, los contrabandistas, los narcotraficantes, los drogadictos y, sobre todo, del coba, argot de la delincuencia boliviana, asentado sobre todo en la ciudad de La Paz. Sobre el coba, Coello (2001) señala que:
Las palabras de este lenguaje críptico fueron recogidas en un librito por Víctor Hugo Viscarra. Con el propósito de establecer en qué medida las voces de este sociolecto de la delincuencia paceña pasan al lenguaje popular, primero, y al coloquial, después, realizamos una prolija investigación mediante encuestas dirigidas a informantes de distintas edades. Los resultados determinaron que de un total de 2.015 palabras del Coba, 475 eran conocidas y empleadas con cierta frecuencia por los informantes; un porcentaje del 23.57%.213
En el Diccionario del español de Bolivia. Español de Bolivia – español de España, se recogen cientos de vocablos provenientes de esta jerga, como:
biocam m
LP coba Dinero que se devuelve al comprador cuando entrega una cantidad superior al importe de su compra [ vuelto]. Obs: Inversión silábica de cambio. boleador, -a sust/adj 1 # LP coba Persona que tiene el hábito de acullicar [ acullicador, -a]. 2 Bn coloq Persona hábil para cazar aves, generalmente, utilizando un bodoqui. En E, sólo sustantivo masculino. chiñear v, var chiñar 1 {una persona chiñea} LP coba Robar una persona [Bol: abollar, agenciar, chacar, ganar, joder, pulir; achurar]. | 2 {una persona chiñea algo} LP coba Robar una persona algo [Bol: abollar, agenciar, 213
Artículo recuperado de: <http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/valladolid/> [Última consulta: 25.04.2012].
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Gregorio Callisaya Apaza
chacar, ganar, joder, pulir; achurar]. 3 {una persona chiñea [a] alguien} LP coba Robarle algo una persona a alguien [Bol: abollar, agenciar, chacar, ganar, joder, pulir; achurar]. 4 {una persona chiñea [a] una persona} LP coba Golpear duramente a una persona con los puños hasta dejarla maltrecha [ amasijar]. 5 {una persona chiñea algo a alguien} LP coba Robar una persona algo a alguien [Bol: abollar, agenciar, chacar, chiñear, ganar, joder, pulir; achurar]. 6 ~se {dos o más personas se chiñean/una persona se chiñea CON una persona} LP coba Pelearse dos o más personas a puñetazos [ chuhuancharse]. guía f LP coba Dinero que lleva una persona consigo [Bol: biyuyo, feria, gaita, gaite, guitarra, quivano, rupias, sospe; billiquines]. Obs: Se usa, especialmente, para referirse al dinero que le falta a una persona. ~ de tesis sust(m/f)/adj # Persona que dirige el trabajo de investigación necesario para obtener un título académico [Bol: acudiente, tutor, -a; E director, -a de tesis; asesor, -a de tesis]. plantarse de ~ v {un delincuente se planta de guía} LP coba Abandonar un delincuente las actividades delictivas por algún tiempo, después de haber cometido un robo que le proporcionó un buen botín [Bol: plantarse con/de bollos, plantarse de guitarra].
Ofrecemos también ejemplos para las otras jergas:
acetona: a la ~ adj drog Ref. al sulfato base de cocaína: cristalizado con acetona [Bol: acetonado, -a].
aporte: ~ laboral m adm Porcentaje que se descuenta mensualmente del sueldo de un trabajador y que le garantiza los ingresos correspondientes a la jubilación. || ~ patronal m adm Porcentaje que aporta mensualmente el patrón para garantizar la jubilación de los trabajadores. alargue m 1 deport En el fútbol, prolongación de un partido que dispone el árbitro para compensar las pérdidas de tiempo registradas durante el juego [E, Bol: prórroga; Bol: tiempo de adición, (tiempo de) descuento]. 2 deport En el fútbol, tercer tiempo que se juega en encuentros en los que debe haber un ganador cuando el partido no se ha definido en los dos primeros [Bol: tiempo suplementario]. chocolateada f, var chocolatada mil Castigo que los superiores imponen a los soldados, y que consiste en hacerlos correr con las manos en la nuca durante cierto tiempo, y en obligarlos a hacer otros ejercicios [Bol: chocolate, jaripe, jaripeada]. choricero, -a adj period Ref. a un periodista: que escribe artículos excesivamente largos y tediosos. rochista sust(m/f)/adj Cbb estud Estudiante que suele faltar a clase sin justificación ni el consentimiento de sus
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Hacia la descripción del español de Bolivia actual
padres [ achuñador, -a]. Obs: El referente es el río Rocha de Cochabamba al cual iban los estudiantes a pasear a a bañarse, cuando faltaban a clases. (DEBol)
4.4. Conclusiones
Lo que hemos presentado es una aproximación de lo que podría ser una posible división dialectal del español hablado en Bolivia. Consideramos que para consolidar la clasificación de sus zonas dialectales es necesario llevar a cabo estudios más extensos y exhaustivos con el propósito de precisar con más detalle las diferencias regionales; sobre todo en los Llanos y los Valles. Para terminar este capítulo, debemos insistir en que algunos de los fenómenos mencionados líneas arriba no son exclusivos del español hablado en Bolivia, sino que forman parte de otras regiones lingüísticas de América.
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CAPÍTULO V
CONCLUSIONES
A lo largo del estudio hemos presentado, desde un punto de vista dialectológico y lexicográfico, una visión general de los rasgos característicos del español hablado en América, sobre todo en Bolivia. Del tratamiento de los diferentes capítulos hemos extraído algunas conclusiones, las cuales, naturalmente, son parciales y la generalización de algunos rasgos que aquí vamos a señalar dependerá de su contraste con trabajos o estudios similares. Por lo que respecta al capítulo de Introducción, con base en datos del INE se ha mostrado, una vez más, la diversidad lingüística de Bolivia y el peligro que corren las lenguas indígenas, si es que los que están a la cabeza del gobierno no hacen nada para recuperarlas. En el capítulo I, el recorrido hecho sobre estudios que versan sobre rasgos del español americano y el español boliviano nos permiten inferir que el concepto de «español americano» tiene sus raíces en la misma época de la conquista. A partir del siglo XIX, con la apertura a la independencia de las naciones americanas, el español empieza a desarrollarse de manera diferente. Así, el español hablado en Bolivia, debido a la especial situación de contacto lingüístico, presenta más casos divergentes que en otros países de América. A continuación presentamos, de manera general, algunas conclusiones extraídas de este capítulo que podrán ser verificadas con otros estudios:
a) La revisión bibliográfica, el comentario y la descripción de los estudios relacionados con esta temática fue muy importante, puesto que, con base en algunos fenómenos lingüísticos, muestra una serie de superzonas, zonas y subzonas dialectales, no sólo en América, sino también en Bolivia. b) Por otro lado, el desarrollo del capítulo nos ha permitido ver que los fenómenos fónicos, morfosintácticos y, sobre todo, léxicos son los que muestran, con más claridad, las diferencias regionales del español hablado en Bolivia, debido a que las realidades que los
Gregorio Callisaya Apaza
préstamos léxicos designan, difícilmente pueden ser sustituidas por equivalentes peninsulares. Asimismo, creemos que por su mayor movilidad la presencia de vocablos de las lenguas indígenas puede reforzar las divisiones, en algunos casos, determinar subdivisiones menores, pero con frecuencia determina zonas dialectales, como es el caso de la influencia del aimara y del quechua en la zona andina de Bolivia.
En el capítulo II, a partir de la presentación de la lexicografía como disciplina lingüística y la descripción de los diferentes estudios sobre su formación, se observa que la producción lexicográfica ha contribuido a la consolidación y reconocimiento de la existencia de las diversas variedades lingüísticas, como lo atestiguan los testimonios en los prólogos de los diccionarios clásicos. Por otro lado, la lexicografía del español americano ha tenido un gran avance, puesto que a lo largo de las últimas décadas, incorporando los avances de la lexicografía general, ha descrito los léxicos de muchos lugares de América. Según Fajardo: Tras un estancamiento en los métodos de trabajo y en la concepción misma del diccionario, la revitalización de la lexicografía americana en los años ochenta del s. XX puso los fundamentos para que hoy podamos contar con trabajos que son modélicos en cuanto a esmero en el método y a coordinación de equipos de trabajo, muy lejos de la limitación de las obras individuales de otras épocas. (2010: 350-351)
Entre los aspectos positivos que menciona Fajardo se debe destacar, en primer lugar, la importante reflexión teórica o metalexicografía realizada en los últimos años sobre la producción lexicográfica que ha dado como resultado que las nuevas obras realizadas en equipo, sean fruto de un cuidadoso diseño de la planta y del análisis del público al que van destinadas, todo ello con el objetivo de ofrecer a los usuarios diccionarios adecuados a sus necesidades. Del mismo modo, la lingüística moderna ha beneficiado a la práctica lexicográfica al sugerir pautas de criterios de selección de léxico, que en el pasado se basaba de manera casi exclusiva en el uso escrito literario, mientras que en la
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Conclusiones
actualidad se tiene mucho más en cuenta la lengua hablada, en la que se aprecian los usos contextuales de las palabras (construcción y régimen, valencias verbales, colocaciones, modismos, restricciones de uso, etc.). Con respecto a las primeras obras dedicadas al léxico del español boliviano,
elaboradas por autores
sin especialidad
lexicográfica,
sino
aficionados preocupados por el tema léxico, se observa una orientación filológica que busca describir y explicar el léxico usual del español de Bolivia que se diferencia del peninsular. En algunas obras, en su elaboración, se advierte un criterio purista influenciado por la lexicografía académica y en otras se muestra una orientación práctica que consiste en registrar el léxico peculiar del español boliviano en el DRAE. En las obras dedicadas al léxico del español boliviano elaboradas en la segunda mitad del siglo XX se observa una clara influencia de obras hispanoamericanas, lo que hace que éstas tengan diferentes orientaciones, como puristas, apoyados en la autoridad del DRAE; descriptivos por el registro del léxico peculiar, en especial, el proveniente de las lenguas indígenas; y por el deseo que sus aportaciones sean recogidas por el DRAE. Además de las orientaciones mencionadas, se observa otra, la cual promueve que las obras lexicográficas sirvan también para comprender textos escritos en Bolivia, en los cuales se encuentran una infinidad de bolivianismos, que en muchos de los casos necesitan ser traducidos, como es el caso del Churo diccionario chapaco, de Villarroel Hurtado (2008). Desde el punto de vista metodológico, la característica principal de casi todas las obras descritas es la orientación diferencial y no se menciona en ninguna el criterio integral. Esta situación demuestra que la labor de la lexicografía boliviana, especialmente del siglo XX, se centró en registrar lo peculiar del léxico usual boliviano, idea que ha sido heredada de las primeras obras hispanoamericanas. Asimismo, debemos hacer notar que la mayor parte de las obras lexicográficas dedicadas al español de Bolivia describe las peculiaridades regionales, sobre todo del español andino, del español de Santa Cruz y de Tarija. Se echan de menos obras en las que se registren los rasgos diferenciadores de las otras regiones, como Potosí, Sucre, Beni o Pando.
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Gregorio Callisaya Apaza
Lo expuesto anteriormente muestra que en la lexicografía boliviana no ha habido ningún desarrollo teórico ni tampoco una evaluación de sus objetivos a lo largo de su historia. Razón por la cual creemos que es necesario llevar adelante la elaboración de ediciones críticas de las obras lexicográficas bolivianas, publicadas durante este periodo. Del capítulo III, que está dedicado a la descripción de uno de los últimos diccionarios del español boliviano, elaborado bajo principios lexicográficos, se extraen las siguientes conclusiones:
a) El DEBol es una de las últimas obras que muestra la situación actual de la lexicografía boliviana y que se distingue de sus antecesores por una serie de características, especialmente por su inventario léxico referido a las diferencias entre Bolivia y España. El DEBol no pretende ser una obra normativa, sino intenta ser un aporte a la cultura lingüística, a través del cual se fortalezcan las relaciones interculturales. b) Por su rigor científico, el DEBol brinda información valiosa no sólo a expertos en lexicografía o lingüística, sino también a toda persona que se acerque a él con el propósito de aumentar o refrescar sus conocimientos sobre el léxico de uno de los países americanos que más divergencia muestra con respecto a los otros de América; o busque ayuda para fines prácticos, como la lectura y la traducción de textos provenientes de esta región americana. c) El corpus del DEBol proviene de diferentes fuentes: obras lexicográficas especializadas en vocabulario del español boliviano, obras científicas en las que se describen datos sobre la realidad de Bolivia, textos sobre etnografía, música, danzas, periodismo, política, literatura, propaganda, costumbres indígenas, etc.; así como de datos obtenidos de la observación directa del lenguaje oral. d) Al ser un diccionario descriptivo, sincrónico y con una perspectiva diferencial contrastiva, el DEBol recoge elementos léxicos del español de Bolivia tal como se habla y escribe en sus diferentes
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Conclusiones
regiones. Además, los criterios mencionados evitan la discriminación de neologismos, préstamos, extranjerismos o palabras malsonantes. e) El tratamiento lexicográfico no se restringe al registro del léxico diferencial, sino va más allá, porque en el diccionario el usuario puede encontrar unidades léxicas que designan clases de referentes ausentes o poco comunes para los habitantes de España, pero que son muy comunes en Bolivia, especialmente nombres de plantas y animales. El registro de estos elementos va acompañado de indicaciones lexicográficas referidas a la realidad boliviana que aclaran su uso. Esta información se presenta de tal manera que a ella pueden acceder diferentes tipos de lectores. f) A diferencia de los anteriores diccionarios del proyecto de Augsburgo, en el DEBol se introduce la información etimológica para aquellos elementos léxicos provenientes de las dos lenguas indígenas más importantes de Bolivia, como son el aimara y el quechua. Esta información está completamente estandarizada, es decir, se presenta en forma homogénea en todos los artículos pertinentes. Una de las razones para tomar esta decisión es el número de voces y acepciones provenientes de estas lenguas que constituye la tercera parte del diccionario.
Tanto para la lexicografía boliviana, como para la hispanoamericana, el DEBol, al igual que los diccionarios anteriores publicados en el marco del proyecto de Augsburgo, se constituye en una de las propuestas lexicográficas más importantes, debido a que éste, por un lado, valora o da más importancia a las diferencias dialectales del español boliviano y, por otro lado, da un gran salto en cuanto al método de la descripción lexicográfica. Para la lexicografía boliviana, esta obra se constituye como la primera elaborada bajo principios lexicográficos y la primera en describir, de manera exhaustiva, el léxico boliviano. Asimismo, un diccionario integral, que registre de manera independiente y total el léxico de la variedad boliviana, describiendo el léxico fundamental que
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circula en la actualidad en el país, es también una tarea pendiente que necesariamente habrá que emprender. En el capítulo IV, Hacia la descripción del español de Bolivia actual, partiendo de las consideraciones presentadas en los capítulos anteriores, se presenta una propuesta de descripción del español de Bolivia que tiene como base principal los planteamientos de la Lingüística del Contacto. Así, la convergencia lingüística de las lenguas indígenas y del español, en el territorio boliviano, se manifiesta en los cambios lingüísticos inducidos por este contacto. A partir de estas ideas, podemos catalogar al español boliviano como una variedad dialectal heterogénea cuyas características están estrechamente relacionadas con factores sociolingüísticos que tienen que ver con la procedencia, rural o urbana, nivel de instrucción y, sobre todo, con el carácter monolingüe o bilingüe de sus habitantes. Ésta última juega un rol importante en el desarrollo del español de Bolivia, debido a que muchos de sus rasgos diferenciadores tienen como causa directa la influencia de las lenguas indígenas, especialmente del aimara, el quechua y el guaraní. De todo lo dicho a lo largo de este estudio se pueden extraer, para este capítulo, las siguientes conclusiones: a) La compleja situación lingüística de Bolivia –en la que el español vive en contacto con aproximadamente una treintena de lenguas indígenas, donde se observa aún la fortaleza de algunas lenguas que han resistido durante siglos la opresión de la lengua dominante, el número de hablantes y la vitalidad de algunas etnias (quechua y aimara) que mantienen vivas muchas de sus tradiciones y manifestaciones culturales– impide, al menos por el momento, el establecimiento de fronteras que definan con aceptable precisión las modalidades regionales del español boliviano. Lo que hemos presentado es sólo una aproximación de lo que podría ser una posible división dialectal del español hablado en Bolivia; debido a que los intentos de división realizados hasta ahora resultan, a todas luces,
insatisfactorios e
imprecisos.
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Consideramos
que
para
Conclusiones
consolidar la clasificación de las zonas dialectales de este país es necesario llevar a cabo estudios más extensos y exhaustivos con el propósito de precisar con más detalle las diferencias regionales; sobre todo en el oriente y los valles. b) La influencia de las lenguas americanas sobre la española, ha sido uno de los temas más debatidos desde que Rodolfo Lenz sostuvo que: «el español de Chile es, principalmente, español con sonidos araucanos» (1940: 249). En el caso de boliviano, podemos afirmar que las lenguas indígenas de las diversas regiones del país, especialmente el quechua, el aimara y el guaraní, por su mayor movilidad pueden reforzar las divisiones basadas en lo fónico, lo morfológico y lo gramatical y, en algunos casos, pueden determinar o propiciar la formación de zonas dialectales, como es el caso del aimara y del quechua, lenguas que han contribuido enormemente para la formación del español hablado en Bolivia. La influencia ejercida por estas lenguas se da en todos los niveles, aunque ésta se deja sentir más en el nivel más superficial, el del léxico. c) La variedad y riqueza expresiva del español de Bolivia quedan registradas en el léxico peculiar que utilizan los bolivianos. Sin tomar en cuenta los bolivianismos histórico-genéticos propios de la lengua general, es evidente que en el español boliviano la mayor parte de las voces de procedencia indígena vienen de las lenguas andinas, especialmente del quechua y del aimara, y, en menor medida, de las lenguas de la región amazónica, como guaraní, chiquitano, ayoreo, guarayo, etc. El léxico de esta comunidad lingüística, integrado, en gran parte, por voces de origen indígena, experimenta numerosos cambios y transformaciones que son el mejor testimonio de que es un habla viva. Para Castañón Barrientos:
El bolivianismo es un elemento típico del español boliviano o castellano boliviano que empleamos cada vez que hablamos o escribimos. Es algo de lo que debemos sentirnos orgullosos porque significa que estamos contribuyendo positivamente al desarrollo de la
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lengua común a España y los demás países hispanohablantes, que, como se sabe, es usada en la conversación de todos los días por más de cuatrocientos millones de personas en el mundo. (2000: 3-4).
Los campos semánticos en los cuales se percibe más presencia de vocablos indígenas son la flora, la fauna, la agricultura y términos relacionados con
las costumbres de
los diferentes pueblos
originarios, dado que los préstamos se refieren a realidades específicas de estas comunidades, nuevas para los hablantes de español. Ante esta situación es necesario llevar adelante más estudios que permitan no sólo conocer la distribución diatópica y, en la medida de lo posible, la diastrática de los préstamos indígenas en el español boliviano. La muestra presentada en este punto del capítulo IV es sólo una pequeña muestra de la riqueza léxica del español de Bolivia, puesto que la sistematización del universo de datos contenidos en miles de acepciones y usos diversos sería posible sólo en un trabajo de mayor extensión.
Para terminar, creemos que para conocer mejor el español hablado en Bolivia hacen falta más trabajos que aborden esta temática, que desvirtúen por completo la idea de que el español hablado en esta parte de América es un desvío de una lengua central; sino que constituye una variedad singular que, por un lado, comparte elementos con el español de otras regiones, pero que también posee rasgos propios que hacen de esta variedad la más rica, producto del desarrollo lingüístico y del contacto del español con otras lenguas.
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CAPÍTULO VI
BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS
ANEXO 1 ÍNDICE DE VOCES AIMARAS
achachi – achachi, achachicumo, quenchaachachi achachila – achachila achaku – achaco, chiñiachaco achala – achala ¡achhakkaw! – ¡achacao! ¡achhichhiw! – ¡achichíu! ¡achhikhiw! – ¡achiquíu! achuña – achuntada, achuntar achuqcha – achojcha achuraña – achurada, achurado, -a, achurador, achurador, -a, achurar aisa – aysa ajanu – ajano ajayu – ajayo akulli – aculli akulliña – acullicador, -a, acullicar, acullico, acullico pucho, acullina, acullir, aculliri ¡alalaw! – ¡alaláu!, ¡alalita! ¡alalay! – alalay alasiña – alasita alxaña – aljeri allchhi – alchi allintaña – allintada, allintador, allintador, -a, allintar allmilla – almilla allpaqa – alpaca allqamari – alcamari allu – allo amakhari – amacari, chuncho amacari amaru – amaru amawt'a – amauta ampara – amparcara
ampi – ¡ampe!, ¡ay, ampe! amukiña – ¡amúquim!, ¡amúquim please! amutu – amuto anakiña – cuchianaqui anana – ¡ananay!, ananita anata – anatadomingo, jiscaanata anataña – anata, anatar ancha – ¡ancha! anchanchu – anchancho aniña – anintada, anintar, anir, anisir anku – anco, anco-anco, ancuco antawara – antahuara anthapiña – antapi, antapir anu – anu, anucara, anuhuarmi, anujaque, ¡cachoano!, pampaano añathuya – añatuya apachita – a llorar a la apacheta, apacheta, apachetar, apachetero, -a, a robar a la apacheta apantaña – apantar apaña – apiri, cachuapari aparapita – aparapita apilla – apilla apthapiña – aptapi, jaqueaptapi apxata – apjata, apjatar ari – arinasa arkaña – arcacho arnaqaña – arnacar arxataña – arjatiri askichaña – asquichar asut'iña – asutir, asutita ¡atataw! – ¡atatao! atipaña – atipar
Gregorio Callisaya Apaza
awatiña – ahuatiña, ahuatiri, cuchiahuati awayu – ahuayo awicha – ahuicha, ahuicho, ahuicho, -a awila – ahuilo, -a, ahuiloveja awki – auqui, auqui-auqui, auquili axawiri – ajahuiri axsaraña – ajsarasiri, ajsariri ¡ayayaw! – ¡ayayao! aycha – aicha, aichacari ayka – aica ayllu – aillo aymara – aimarista, aimarjaque, palomita aimara ayni – ayni aynuqa – aynuca ayrampu – airampo chaka – chaca chakja – chacja chaku – chaco, diachaco chaluna – chalona, chaloso, -a challwa – challhua, challhuacato, challhuaqueri, chaulla, chaullacato, chaullapeque chankaka – chancaca, chancaca de las minas, chancaca de las mujeres, chancaca de los chisos, chancacazo, chancaquita, ser chancaca chara – huacachara chawchitaña – chaucha, chauchita, chauchitar chayru – chairito, chairo chichi – chichi, chichilo, -a, comer chichi chikata – chicatchicata, chicatero, a, chicato, -a chillantaña – chillantar chillpa – chillpa chillpaña – chilpar chinkataña – chincatado, -a, chincatar
chinqi – chenque chiñi – chiñi, chiñiachaco chira – chira, uchochira chiwanku – chihuanco chuchi – chuchi chuchu – chucho, chuchur, chuchusado, -a, dar el chucho, hacer chuchur chujchu – chujchento, -a, chujcho, chujchur chukuña – comedor de los chucuchucos chullpa – chullpa, chullpar chulluchaña – chulluchar chullumpi – chullumpi chulluña – chullur ch'unch'u – chuncho amacari chunta – chonta, chontana, chontear, chontilla chupila – chupi, chupila, chupilcampana, chupillauca chuqila – choquela chusi – chuse chuwa – chuhua, mechachuhua, puchuhua chuyma – chuymachajtata, chuymaluntata, jiscachuyma chhaja – chaja, chaja pájaro chhama – chama chhamillu – chamillo, chamillo, -a chhapchha – chapcha chhaqhaña – chacado, -a, chacador, chacar chhaqhata – andar chacata, caminar chacata, chacatau, estar chacata chharpa – charpa chhaxchha – chajcha, chajchón, chajchón, -a, chajchona chhaxraña – chajraña chhijchhi – chijchi chhillchhi – chilchandingo, chilche, chilchina
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Anexo 1
chhillchhiña – chilchear chhiri – chiri, chiriri ¡chhis! – chis, chisnachar, hacer chis, hacerse chis chhiwchhi – chiuchi chhixwiriri – chijhuiriri chhujuña – chujur chhullu – chullo, chullumanqueri chhulluchhullu – chulluchullo chhuqha – choca, choca cornuda, estar choca chhuru – chururo chhusu – ¡chusa!, chuseada, chuseado, -a, chusear, chuso chhuxllu – choclear, chocleo, choclero, -a, choclo, choclonear, pelo de choclo, queque de choclo chhuxu – chojochaca chhuxuña – chojorar chhuy – ¡chuy! ch’aku – chaco ch’akuntaña – chacuntada, chacuntar ch’akuru – chacuro ch’akha – chaca ch’akhi – chaqui, chaqui fulero, curar el chaqui, estar de chaqui ch’alla – challa, challa de carnaval ch’allaña – challaco, challada, challar ch’allphaña – challpado, -a, challpar, challpazo, challpeador, challpeador, -a, challpiri ch’ama – chama ch’amakani – chamacani ch’ampha – achampar, champa, champachado, -a, champachar, champaguerra, champar, champax, champear, champosa, champoso, champoso, -a, champuda, champudo, -a, enchampar
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ch’amuña – chamuña, chamuñero, -a, la venganza es chamuña ch’anka – chanca ch’ankha – chanca ch’apaqa – chapaca ch’api – chapi, chapichina, chapinés ch’aphaqa – chapaca ch’aphi – chapi, chapichina, chapinés, jancochapiri, jiscachapiri ch’aqa – chaca, chojochaca ch’arkhi – charcón, -a, charque, charqueada, charqueado, -a, charqueador, -a, charquear, charquecán, charqueo, charquillo, -a, estar ojo al charque ch’aska – chasca, chascacaballo, chascañahui, chasco, -a, chascón, -a, chascoso, chascoso, -a, chascudo, -a, chasqueada, chasqueadura, chasquear ch’awaña – chahua, chahuada, chahuaña, chahuar, chahuarado, -a, chahuarar ch’axch’uña – chajchuda, chajchudo, -a, chajchur ch’axta – chajtado, -a, chajtar ch’axtata – chuymachajtata ch’axwaña – chajhuaco, -a, chajhuiri ch’ayña – chaiñita ch’ichi – chichi ch’ich’i – chichi, chichirara ch’iji – chiji ch’ijta – chijta ch’ikhi – chiqui ch’ila – chilicutear, chilicuti, chilihuanco ch’illiwa – chillihua ch’illkha – chilca, chilcal
Gregorio Callisaya Apaza
ch’ina – chapichina, china, chinapía, chinlamana, chintoldo ch’iñi – chiñi, chiñirara ch’ipha – chipa, chipado, -a, chipar, chipari, chipazón, chipeada, chipeador, -a, chipear, chipista, enchipar, vendechipas ch’iqa – checa ch’iqachu – checacho, -a ch’iqchi – cheje, chejepichica ch’iqich’iqi – cheque-cheque, hacerse el/la cheque-cheque ch’irwaña – chirhua, chirhuanchar, chirhuar ch’islli – chislle, chislloso, -a ch’iti – chiti, por el chiti, puracchiti ch’iwiña – chihuiña ch’ixtaña – chejtada, chejtar, chejtarada, chejtarar ch’iyara – chíara ch’ukuña – chucuña ch’ukuta – chucuta, chucuta (pico verde) ch’uli – chuli ¡ch’ultun! – ¡chultín! ch’ulu – chulo ch’ulla – chulla ch’ullu – chullo, chullo para el nene ch’umaña – chumaco, -a, chumada, chumado, -a, chumar ch’umphi – chumpi ch’unch’u – achunchar, chuncho, chuncho, -a, chunchotiempo ch’unch’uli – chinchulín, chunchula ch’uñu – achuñar, chuña, chuñaco, -a, chuñador, -a, chuñadura, chuñar, chuñazo, chuñeador, -a, chuñear, chuño, chuño blanco, como chuño, cuando florezca el chuño, galleta de chuño ch’uñuphuthi – chuñoputi
ch’upu – chupo ch’uqirata – choquerado, -a, choquerar, choquerata ch’uqu – chujuña ch’uru – churo ch’usiqa – chuseca ch’uspa – chuspa, enchuspar ch’uta – chuta ch’uti – chutear, chutearse las pelotas, chutearse los huevos, chuti, los chuti ch’uwa – chuhua ch’uwanchay – chuhuanchar ch’uxu – chujo ch’uxuña – chojear ichnaqaña – ichnacar ichuña – ichur ikiña – iquiña, iquiñtaltapi, iquisco, -a, irse a iquintar, irse a iquir illa – illa imaña – imantar, imar, janimasiri iqiqu – equeco iraña – calaira -iri – aculliri, ahuatiri, ajsarasiri, ajsariri, aljeri, apiri, arjatiri, bajador cumuri, cachiri, cachuapari, cajchiri, camiri, carisiri, chajhuiri, chajmiri, challpiri, chasquiri, chullumanqueri, chupiri, chupírico, -a, colliri, collquetucjiri, huahuachiri, huaiquiri, huasquiri, jamapichiri, jampiri, jancochapiri, janimasiri, jiscachapiri, lequenteri de turros, liquichiri, llaucasiri, palliri, perquiri, pesquiri, pichiri, quehuachiri, quehuiri, quehuirillo, quelqueri, quepiri, quichisiri, rescatiri, resiri, resjasiri, tincusiri, tuquiri, uñjiri, varasiri, yanapiri, yatichiri, yatiri
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Anexo 1
irpaña – taicairpa irpaqa – irpaca, irpacar irqi – erque, erquencho isañu – isaño ispi – ispi ispillu – ispillo, -a istalla – istalla itapallu – itapallo, orcoitapallo iwisqallu – ihuiscallo jachaña – jachar jachawalla – jachahualla jachjaña – jachjar jach’a – el jachaúro, jachalaco, jachamadrina, jachamallcu, jachapadrino, jachapuracani, jachasicu, jachatata, jachote, -a jach’a k’achi – achacachi jach’u – jacho jak’u – jacu jallalla – ¡jallalla! jallpaña – jallpahuaica jallpsuña – jallpsuta jallulla – allulla jama – jama, jamapicha, jamapichiri, jamatalega, jamatanca jamach’i – jamachipeque jamaña – jamaña jamp’atu – jampato, llausajampatu jananta – jananta janchi – janchipisi jani – janimasiri, jansintiri, jansuertini janiwa – janihua janq’u – jancochapiri, jancocolli jaqi – aimarjaque, anujaque, jaque, jaqueaptapi, jiscajaque, talpajaque jaqunta – jaconta jararankhu – jaira jararanco jawasa – jahuascaldo, jahuaslahua, jahuaspejto jawq’aña – jaucanear, jaucazo
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jaxu – jajo jayra – jaira, jairaalegre, jairacontento, -a, jaira jararanco jichhu – jicho, jichuquina jich’jaña – jichjar jilaqata – jilacata jilata – jilata jiliri – jilirhuahua jinchu – de jincho a jincho, jincho, jinchocaño, jincholiqui, jinchomuro jisk’a – jisca, jiscaanata, jiscachapiri, jiscachuyma, jiscacolli, jiscahuarmi, jiscajaque, jiscamadrina, jiscapadrino jisk’achaña – jiscachar jiwata – jihuata jiwk’i – jiuque jucha – jucha jukumari – jucumari juk’uchaña – juco, jucuchar, juqueador, juqueador, -a, juquear, juqueo, juquero, juquero, -a jump’i – jumpe, jumpiche junt’uchaña – juntucha juq’ullu – jocollo, tener un jocollo en la panza jurma – jurmpoco kacharpaya – almacacharpaya, cacharpaya, cacharpayada, cacharpayar kachi – cachi, cachicatari kachucha – cachucha, descachuche, estar a las cachuchas, ¡por la cachucha! kakachaña – cacacha, cacachado, a, cacachar, cacacho, -a, cacachón, -a kakantaña – cacantar kakaraña – cacarar
Gregorio Callisaya Apaza
kallapu – callapeador, callapear, callapeo, callapero, callapo kallawaya – callahuaya kanka – canca kankaña – cancar katari – cachicatari, opacatari katja – catja katuña – chaullacato katuraña – caturar kawki – cauquincho kaya – caya, umacaya kayu – cayo, huistucayo, tujsacayo killisiña – quilltar kuka – coca, coca-coca, cocacultor, -a, coca de cabra, coca (de monte), cocainero, -a, cocal, cocalero, -a, cocamolino, cocani, coqueada, coqueador, -a, coquear, coquero, -a, coquismo, pisacoca kukuli – cuculi, el cuculi kullaka – cullaca kullawa – cullahua, cullahuada kullkutaya – cullucutaya kunka – caitucunca, caracunca, cunca, cuncas, racucunca, tachocunca, torocunca, usacunca kunturi – andar cóndor, cóndor, cóndor blanco, cóndor (de los Andes), cóndor de los llanos, cóndor del trópico, condorear, estar cóndor kurawa – curahua kurawaña – curahuar kurawara – curahuara kururu – cururo kutintaña – cutinta kutu – cututear, cututeo kututu – cututo khakha – caca, cacaloro, cacoso, a, caqueada, caquear, caqueo khakhantaña – cacantar khakhaña – cacarar
khariña – aichacari, cari-cari, cari colorado, carirar, carisiri, cuchicari khathatiña – catati, catatir khiswara – chinaquishuara, jatunquishuara, orcoquishuara, puna quishuara khuchhi – pitucuchi khuchhuraña – cuchurar khuchi – auricuchi, cachucuchi, cucha, cuchero, -a, cuchi, cuchiahuati, cuchianaqui, cuchicari, cuchihuarmi, cuchiruna, lahuacuchi, ser más duro, -a que el cuchi khuchi – tojsicuchi khula – cula khullu – cullo khumu – bajador cumuri, lapacumo, quellicumo khumunta – cumunta ¡khuru! – ¡curu! khurunchaña – curunchar khuyuri – cuyuri k’acha – cacha, cachabola, cachahuarmi, cachaimilla, cachamozo, -a, cacharpear k’achachaña – cachachar k’aja – (arroz) caja, caja k’ajlli – cajllado, -a k’ak’a – cacoso, -a k’alla – calla k’allampu – callampo, -a k’allk’u – callco k’ank’a – canca, cancoso, -a k’anthiña – cantiña, cantir k’añaña – cañar k’ari – cari, cariluntata k’arisiña – carisiri k’ask’a – casca k’awka – cauca k’awk’a – cauquita k’awna – cauna
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Anexo 1
k’ichi – quichi, quichisiri k’ichiña – quichir, quichirar, quichjar k’ili k’ili – quilli-quilli k’illima – quillima k’isa – (fresco de) pelón, fresco de quisa, hacer quisar k’uchu – cucho, cuchunchar k’uk’u – cuco k’ullu – carpincullo, cullazo, cullo, fumar en cullupipa, murucullo, yanacullo, -a k’umu – achachicumo, cumo k’uphaña – cuptapir k’urpha – corpa, curpa k’usillu – cusillo k’utaña – cutar k’uti – cuti, cuti-cuti laka – lacas lamana – chinlamana lampa – lampa lampaña – lampear lankhu – lanco lap’a – lapa, lapacumo, laparara lapha – lapa, lapajeta laphi – lapi laphinchu – lapincho, -a laq’u – jachalaco, lacato, laco, lacontado, -a, lacontar laqaya – lacaya larama – larama lari – lari, lari-lari larpha – larpata lawa – caralahua, cherlelahua, coralahua, jahuaslahua, lahua, lahuacuchi, lahuapuraca, oquelahua, orcocaralahua lawt’i – lauti, lautincho, -a layqa – laica, laiqueador, -a layqaña – laicantar, laiqueada, laiqueado, -a, laiquear lijwana – lijuana lik’i – jincholiqui, lique, liquichiri
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lip’ichi – caralipiche, lipiche liq’i – bomboleque liq’intaña – lequentar, lequenteri de turros, lequentero liqiliqi – leque-leque lirq’u – lerco, -a lisu – el liso, liso, -a, lisote, -a, lisotear, lisura liwi – lihui, lihui-lihui liwtaña – liuta luli – luli lulu – lulo lunthata – cariluntata, chuymaluntata, huallpaluntata, luntata lunthataña – luntatar lupi – lupi luqhi – loque, loquerar llapa – llapa llawch’a – llaucha, llauchero, -a llawq’aña – chupillauca, llaucana, llaucar, llaucarada, llaucarador, a, llaucarar, llaucasiri llawsa – llausa, llausajampatu, llausamora llaxllaña – llajllar llaytha – llaita llink’i – llinque llint’a – llinta, llintamoreno, -a, llintamozo, -a, llintasimi llixti – llejti lluch’u – llucho lluchhu – llucho, lluchucho llujt’a – llujta llulluch’i – yuyucha llunk’u – llunco, llunquear llunk’uña – lluncur lluq’i – lloque, puna lloque llusq’a – llusca, lluscaroca llut’aña – llutar lluthiraña – llutirar lluxiña – lojeta
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machaña – machacón, -a, machada, machado, -a, machánico, -a, machantar, machar makhurkha – macurca, macurcado, -a, macurcar mak’unk’u – macunco mallku – jachamallcu, mallcu, mallquito mamani – mamani manq’a – chullumanqueri, manca, mancacar, mancagasto, mancapaya, mancapayera, mancapito, pachamanca manq’aña – mancar manqhancha – mancancha marka – ayamarca, marca markamasi – marcamasi masi – masi mich’a – micha, michalo, -a, michar, michi millu – milla, millo milluchaña – milluchada, milluchar mink’a – minca mirkha – mirca misk’i – misqui, misquibola, misquincho, misquinco, misquisimi mismiña – mismiña mita – mita, mitaca, primera mita mitayu – mitayo muchi – mochento, -a, mochentoso, -a, mocho muchirara – mochorara muchirata – mochirata mukululu – mocolulo munaña – huarmimunacha, huarmimunachi, munacha, munachi, munarar, munata muqu – alcomoco, -a, elmo, huacamoco, mediomoco, -a, moco, moco, -a, mococara,
mocochar, moconpinquillo, mocontullo, mocotunasa muru – jinchomuro, muro, murucullo, murucuyá, muruimilla muruq’u – moroco, morocuda, moroqueada, murocontullo, uchomoroco mururaña – mururar musiñu – moseñada, moseño musphaña – muspado, -a, muspar, musparar mut’i – como mote, mote, mutincha mut’wilu – yunca mutuillo muthu – amotosar, amutuyar, mota, motoso, -a, muto, mutomuto muyumuyu – muyumuyo nasa – arinasa, nasa, nashuila, naspampa, naspututo -ni – cocani nina – nina-nina nuwaña – nuhuar ñach’aña – ñachantar ñanqha – el ñanca ñik’uta – ñicuta ñiq’i – de ñeque, ñeque ñuñu – ñuño, ñuñur, ñuñurhuahua ñut’u – hacerse ñuto, ñuto ñut’uña – ñutur ñuxu – ñojo, -a pacha – pachamanca Pachamama – pachamama pallaña – palla, palla-palla, pallaco, pallado, pallador, pallaquear, pallaqueo, pallar, pallero, palliri, repalla, tantapallaco pampa – altipampa, carapampazo, carapampeada, carapampeador, a, carapampear, cui de pampa, empampanar, empampar, hacer pampa, irse pampa abajo,
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Anexo 1
naspampa, pampa, pampaano, pampacuro, pampahuanco, pampahuarmi, pampear, pampero, ¡por ahí pampitas!, yope pampera pankataya – pancataya panqara – pancarero, -a paña – pañimcolli paqu – paco paquchi – pacochi pari – calapari pariwana – parihuana pasta – pasta pata – pataloro pichaña – jamapicha, jamapichiri, pichana, pichanero, pichar, pichiri, picho picharaña – picharar pichika – chejepichica, pichica, pichictisi, pichicuda, pichicudo, -a pilpintu – pilpinto pillu – pillo pinkillu – almapinquillo, huacapinquillo, moconpinquillo, pinquillada, pinquillo, pinquillo Comanche, pinquillo porteño piqaña – pecaña, pecar piqtu – habaspejto pirqa – apircada, perca, percar, percatajlle, perquiri pirqaña – apircar pirwa – pirhua pisi – janchipisi pitu – estar (hecho, -a) pito, fresco de pito, hacer pito, pito pituña – mancapito, pitucuchi, pitur pixtu – jahuaspejto, pejto, pejto (de habas) puchu – acullico pucho, alcopucho, al pucho, conchopucho, estar para el pucho, no valer (ni) un
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pucho, pucheada, puchear, pucho, pucho de duende, puchualidad, puchudo, -a, puchuhua, sobre el pucho puku puku – pucu-pucu punku – huacapunco, punco puqu – jurmpoco puquta – pocota, pocotero, -a puraka – jachapuracani, lahuapuraca, puraca, puracchiti pusi – pusipía, pusitunca putu – puto pututu – naspututo, pututo phallpha – pallpa phara – huilapara phasa – pasa phasanqalla – pasancalla phatasqa – patasca phathanka – patanca phaxsi – pajsi phayaña – mancapaya, mancapayera phichhaña – pichar phichhilu – coripichilo, pichi, pichicho, pichilo, pichipán phichilu – chupapichi phichitanka – pichitanca phiri – piri phisara – pisara phisi – pisi phiskhuña – piscuri phucha – pucha phuju – pujo phuku – puco phullu – pullo phuña – puñi phuqha – poca, utapoca phurkaña – calapurca, calapurcada phusa – pusa phusaña – latapusa, pusaña phuthi – estar puti, puti p’akinuqaña – paquinucar p’allqa – palca
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p’asp’a – paspa, paspadura, pasparado, -a, paspar, pasparar, pasposo, -a p’asp’arata – pasparata p’ataña – patar p’ataqaña – patacar p’athasqa – uchopatasca p’axla – pajla, pajlear p’axp’aku – pajpaco, -a p’iqi – asnopeque, cacapeque, chaullapeque, estar mal del peque, jamachipeque, pecote, peque, tihulpeque, tojlopeque p’isla – pisla, pispila p’isqi – pesque, pesquero, -a p’iya – chinapía, pusipía p’ullqu – pollco, pollcos p’uqi – poque p’urp’u – purpo p’usu – pusuntar, pusuntado, -a qachu – cacho, ¡cachoano!, cachocara, cachucaballo, cachucuchi qala – cala, calaira, calapari, calapurca, calapurcada, calazo, caleada, caleadura, calear qallu – callo, tayancallo qamaña – camana, camiri qamaqi – camaque qamiri – tantacamicho qañawa – cañahua qapu – capu qaqa – caca, cacapeque, cacarata qaquña – cacontada, cacontar, cacorada, cacorar, cacur qarachi – caracha, carachacura, carachento, -a, carachi, curacarachas, encarachar qarwa – carhua qarwani – carhuani qasi – suricacina qatatiña – catati, catatida, catatir
qawichaña – cahuichada, cahuichado, -a, cahuichar, cahuirada, cahuirado, -a, cahuirar qawra-qawra – carhua qillqaña – quelcar, quelqueri qina – quena, quena-quena, quenero, -a, quenista qina qina – quena-quena qinachu – quenacho qinali – quenali qiñwa – queñua qipu – quepu qiri – querari qulila – colila, ¡colilitay! qulti – colti qulla – colliri qullana – collana qulli – colli, jancocolli, jiscacolli, pañimcolli qullpa – collpa, collpadero, colpa qullqi – colque, collquetucjiri qunchu – concho, conchopucho, hasta el concho quña – coña quqawi – cocahui qura – cora, coralahua, descorar quraña – corar quri – cori, cori-cori, coripicho, coripoti qurpa – corpa qurwara – corhuarita qurwarita – oler a corhuarita quta – cota-cota qhachha – cacha qhach’u – cacho qhaluyu – caluyo qhantu – cantu qharqhanchu – ¡cada carcancho a su rancho!, carcancho, carcancho, -a qhathi – cati, catihuallpa qhathu – cato
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Anexo 1
qhatu – catera, catero, -a, tantacatero, -a, tantacato qhichachaña – quenchachar qhilla – quello-quello qhincha – quencha, quenchaachachi, quenchería, quencherío, quenchesa, quenchón, -a, quenchona, quenchoso, -a qhipa – quepa-quepa qhiri – challhuaqueri, queri qhirqhiña – querqueada, querquear, querquencho, -a qhisi – quesi qhisti – questi qhitiña – quetete, quetetir qhulu – cola, coleada, coleado, -a, coleador, -a, colear, colero, -a, colo, colo, -a, coloninri, pancolo qhulliña – colita qhumantaña – comantar qhumaña – comar qhuna – conana, conaneada, conanear qhurukuta – curcuta qhurukutu – curucutear, curucuto qhusi – cosi, cosilo, -a qhusqhu – coscoso, -a q’acha – cacha q’ala – cala, calar, calato, -a, calingo, -a, calsur, estar cala, patacala, (perro) cala q’alanchu – calanchado, -a, calanchar, calancho, -a, estar calancho, -a, pancho, -a calancho, -a q’allpiña – callpir q’allu – callo, calludo, -a, calluta q’alluña – callur, callurado, -a, callurar q’añu – caño cuchara, jinchocaño, meter la (caño) cuchara q’añuchaña – cañuchar
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q’apha – capa q’aphiña – capir q’apiña – capichi, capichón, -a, capir, capirada, capirador, -a, capirar q’ara – amparcara, anucara, asado de carapecho, cabracara, cachocara, cara, carachaqui, carachupa, caracunca, caragallo, caralahua, caralipiche, carapampazo, carapampeada, carapampeador, -a, carapampear, carapanza, carapecho, carapeque, carasitiquira, la cara, carudo, -a, mococara, orcocaralahua q’arallanta – carallanta q’asa – casa, casado, -a, casadura, casaquiro, casaventana, hacerse el/la casa q’asaña – casar q’asaqaña – casacado, -a, casacar q’aspa – caspa, caspote, caspote, -a q’aspaña – caspado, -a, caspar, caspazo, caspinchado, -a, caspinchar q’asparaña – dar un caspazo q’awachira – cahuachira q’awi – cahui q’awiña – cahuirar q’awsillu – causillo q’axcha – cajcha q’axchi – cajche, cajchear q’ayma – caima q’aymata – caimata q’aysilla – caisilla q’illi – hacerse quelli, quelli q’illisiña – quellicumo, quellir q’illu – quello, quellotacu, quelluncho q’ipi – almaquepi, corotquepi, cuentoquepi, estar quepi, quepi, quepilico, quepina, quepi-quepi,
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quepirapita, quepiri, quepirina, titulquepi q’ipichaña – quepichar, quepichón, -a q’ipiña – quepir q’iwa – quehua q’iwiña – quehuiña, quehuiri, quehuirillo q’iwsa – queusa q’ucha – cocha, cochalla q’uchu – cocho q’ulti – ¡colchín!, ¡coltín! q’ullu – collo, collorar, huevo collo q’urawa – corahua, huarahuarcorahua q’uruta – corota, corotada, corotón, corotón, -a, corotona, corotquepi, corotudez, corotudo, corotudo, -a, hinchar las corotas q’usu – coso, -a q’utu – chupacoto, cotear, cotechi, coto, cotocha, cotochera, coto de la lata, cotón, -a, cotopelado, -a, cotosauceño, -a, cotoso, -a, cotudo, cotudo, -a, cotudo (colorado), cotudo (negro), cotulagunejo, -a, hacer coto, quemacoto q’uwa – cohua q’uwachaña – cohuachada, cohuachar, cohuada, cohuar, saracohuar -rara – chichirara, chiñirara, huarmirara, laparara, mocorara, suncarara ratuki – ratuqui rimxataña – rimjatar risiri – resiri risjasiña – resjasiri saja – saja salla – salla, sallerío salliwa – sallihua samaña – almasamaña
samaraña – sama, samarar sanqa – sanca saraña – saracohuar sartaña – ¡sartam! saxra – sajra, sajra hora, sajrahorear saxtaña – sajta, sajta (de pollo) siku – jachasicu, sicu, sicureada sikuri – sicuri, suri sicuris sillp’a – hacer silpanchos, silpanchear, silpanchera, silpanchería, silpanchero, -a, silpancho simi – misquisimi siraña – sirjar siripita – siripa sirk’i – sirqui siwinqa – sehuenca suchu – sucho suchuña – suchuda, suchuña, suchur such’i – suchi suk’aña – suquear sullka – sullca sullu – sullo suni – suni, sunicho, -a sunichu – sunicho sunkha – sunca, suncarara, suncas supaya – china (súpay), opasupay, súpay, ¡súpay apachum! suri – suri, suri sicuris, suricacina, suripalma suruxchi – asorochado, -a, asorochamiento, asorochar suxta – sojtallo suysuña – suysuda, suysur takiña – taquintar tanqaña – jamatanca tantaña – tantar, tanta-tanta tapa – tapa taparaku – taparaco taqana – tacana tari – tari, vender ambaibas en tari
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Anexo 1
tarqa – tarca, tarcazo, tarqueada tata – ¡huascatatay!, jachatata, tata, tataco, tatacura, ¡tatito! tatala – tatala tawaqu – tahuaco tawqa – saratauca, tauca tawqaña – ataucar, tauquear tayka – taica, taicairpa, taiquita tiki tiki – tiqui-tiqui tilinki – tilinque tinkuña – tinculi, tincusiri tintaya – tintaya tiptiri – tiptiri tiqi – tejque tisi – pichictisi tisi-tisi – tisi-tisi tisu – dejar tisuqui, tiso, tisuqui titi – titi titi phisi – titi tiwula – tihula, tihulpeque tiya – ¡tiyay! tiyu – ¡tiyuy! tukjaña – collquetucjiri tumpaña – tumpar tunka – pusitunca tunta – tunta tuquru – tocoro tutu – tuto tutuka – tutuca tuxu – guardatojo, tojear, tojeo, tojo, tojo, -a, tojolata, tojoministro tuyu – toyo thala – tala-tala thalantaña – talantar thalaña – talar thalthapiña – iquiñtaltapi thantha – hacer tanta, tanta, tantaasno, tantacamicho, tantacatero, -a, tantacato, tantapallaco, tantaperiódico, tanteada, tantear, tantería,
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tanterío, tantero, -a, tantoso, -a, tener boca de (tanta) cotensio thathaña – tatar thathuna – tatón, -a thaya – taya, tayancallo thayachaña – hacerse tayacha, tayacha, tayachar thiliña – tilintar thisthapi – tistapi thujru – tujro thujsa – tujsa, tujsacayo, tujsilla, tujsillar, tujsillerío, tujsillero, -a, tujsillo thunkhuña – tunco, tuncutunco, tuncuña, tuncur, tunquear thuqhuña – tocontar, tocor thuqhuri – huacatocori thuquntaña – tocontar thuru – turo thutha – tuta, tutado, -a, tutadura t’alaqiña – huiscutalaque t’alpha – talpa, talpajaque, talperío, talpero, -a t’amata – tamata t’ampha – tampulli t’ant’a – chojrotanta, saratanta, tanta, tantahuahua t’apha – tapa t’aqaña – taca, tacabobos, tacador, -a, tacar, tacazo t’ara – tara t’axlli – huarmitajlle, percatajlle, tajllazo, tajlle t’axlliña – tajllear t’axmara – tajmara t’ijchaña – la tijcha, tijcha, tijchada, tijchar, tijchazo, tijcho t’ika – chuchahui tica t’ikachaña – tiquichar t’ikha – tica, ticar t’ikhachaña – ticanchar t’ili – tili t’impaña – timpiña
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t’impu – timpu t’inka – tinca t’inkhaña – tinca, tincada, ¡tinca la buche!, tincanazo, tincar, tincazo t’iñi – burrotiñi t’iqi – mamateque, teque, tequehuisa, tequepanza t’iri – tiri t’irillu – tirillear, tirillero, -a, tirillo t’iriña – tircatar, tirintar t’irt’aña – tirtar t’isi – cometisi, romper el tisi, tisi t’isku – tisco t’isnu – tisno t’ixita – tejeta t’ixwiña – tejhuir t’ula – suputola, tola, tola macho, tola-tola t’una – acatuna, mocotunasa, tuna, tunapapa t’unaraña – tunar t’uqpa – tojpa, tojpero, -a t’uqpi – tojpirar t’uquña – toco, toconazo, toconeada, toconeador, -a, toconear t’uquy – tocochar t’usu – ir a tuso, tuso, tusuda, tusudo, -a t’uxlu – tojlo t’uxpi – tojpi, tojpido, -a, tojpirado, -a, tojpirata t’uxpiña – tojpir, tojpirar ulupika – ulupica ulluku – ulluco uma – umacaya umachaña – queso umacha umantu – umanto umaña – umantar unch’ukiña – unchuquir unkaylla – uncaillo uñisiña – uñisir
uñjaña – uñjiri uqara – ocara uqi – oque, oquelahua urpi – urpi, urpila, ¡urpita!, urpo urqu – orco, orcocaralahua, orcochi, orcocusayuyo, orcoitapallo, orcomicaela, orcomotomoto, orcoquebracho, orcoquishuara uru – el jachaúro uruyaña – uruyar usquyllu – oscollo usuchaña – hacer usuchir, usuchar, usuchido, -a usuntaña – usuntar usuña – usur uta – uta, utapoca utachaña – utachar ¡wa chhuy! – ¡hua (choy)! wajcha – huachitorito, huajcha, huajchahuahua, huajcheaje, huajcho waka – huacabolas, huacachara, huacachupa, huaca-huaca, huacamoco, huacañahui, huacapartero, -a, huacapinquillo, huacapunco, huacatocori wakataya – huacataya wakat’int’i – huacatinti waki – huaqui wakulla – huaculla wak’a – huaca walaychu – hualaichear, hualaichería, hualaicherío, hualaicho, hualaicho, -a wali – hualicaché, hualiflaquito, -a, hualisuertini waliki – hualiqui walisuma – hualisuma wallaqiña – huallaque wallata – huallata wallpa – catihuallpa, cutihuallpa, huallpa, huallpabillete,
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Anexo 1
huallpaluntata, huallpapartero, a, huallpapecho, huallpero, huallpero, -a, huallpón, -a wallq’i – huallque, huallquepedro wanaku – huanaco wankara – huancara wank’u – chilihuanco, pampahuanco waqra – huajra wara wara – huarahuarcorahua waranqa – huaranquero, -a wari – huari, huarizo, soca huari warira – huarira warkuña – huarcuña warmi – anuhuarmi, cachahuarmi, cuchihuarmi, huarmi, huarmimaca, huarmimañaco, huarmimunacha, huarmimunachi, huarmirara, huarmita, huarmitajlle, jiscahuarmi, pampahuarmi warwaku – huarhuaco warxata – huarjata waskha – huasca, ¡huascatatay!, huascazo, huasqueada, huasqueado, -a, huasqueador, -a, huasqueadura, huasquear, huasquero, -a, huasquilla, huasquiri wawa – ahuahuachar, curajhuahua, estar de huahuero, -a, huahua, huahuabatán, huahuachar, huahua de peta, huahualear, huahualón, -a, huahuaperdichi, huahua que no llora no mama, huahuera, huahuilo, huahuita, huajchahuahua, jilirhuahua, matahuahua, ñuñurhuahua, poto de huahua, tantahuahua wawachaña – hacer huahuacha, huahuacha, huahuachar. huahuachiri waxt’a – huajta
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waxt’aña – (hacer) huajtar, huajtaña, huajtar wayaqa – huayaca waychu – huaicho wayka – ahuaicar, a la huaica, huaica, huaiqueada, huaiqueador, -a, huaiquear, huaiquiri wayk’a – huaica, jallpahuaica waylla – Andrés huaylla wayllunk’a – huaillunca, huaillunco wayna – huaina, huainucho wayñu – huaiño wayra – estar huaira, huaira, huairaleva, huairamaqui, no tener (ni) huaira wayrunqu – huaironco, -a wayruru – huairuro wich’u – huicho, huichu-huichu wich’uña – huichuña wila – huila, huilapara, nashuila willka – vilca wiphala – huipala wira wira – huira-huira wiraxucha – huirajocha wiru – estar huiro, huiro wiskhu – almahuisco, huisco, huiscutalaque wisk’acha – dar una vizcacheada, echar una vizcacheada, vizcacha, vizcachazo, vizcacheada, vizcachear, vizcachera wislla – huislla wisq’u – huesco, -a wist’u – huisto, huistucachete, huistucacho, huistucayo, huistuñahui, huistuojo, huistupico, huistusimi, huistuvida wititi – huititi withu – huito
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withu withu – huito, huituhuito wixru – huejro, -a yanapaña – yanapiri yapa – yapa, yapada, yapador, -a, yapar, ¡(y) de yapa! yaq’allachi – yacallachi yatichaña – yatichar, yatichiri yatiña – yatiri yatiqaña – yaticar yawri – yarhui, yauri, yurgue
yaya – yaya, yayazo, -a yunka – yunca mutuillo, yungaits, yungueño, yunguero, -a yuqa – yoca yuqalla – chupe yocalla, tomate yocalla, yocalla, yanquiyocalla yuru – yuro yuxch’a – yojcha
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ANEXO 2 ÍNDICE DE VOCES QUECHUAS
achakana – achacana, ají de achacana ¡achhakhaw! – ¡achacao! ¡achhichhiw! – ¡achichíu! ¡achhikhiw! – ¡achiquíu! achira – achira ¡achuchuy! – ¡achuchuy! achuqalla – achocalla achuqcha – achojcha achuray – achura, achurar ajsu – ajso aka – aca, aca calzón, ¡aca seca!, acasique, acatanca, acatuna, hacer aca, ¡tu/su aca! akaykuchiy – acaicuchir, hacer acaicuchir akulli – aculli akulliy – acullicador, -a, acullicar, acullico, acullico pucho, acullina, acullir, aculliri alqu – alcohuañusca, alcomanca, alcomoco, -a, alcopucho allchhi – alchi allpaqa – alpaca allqamari – alcamari amalluqi – amalloque amaru – amaru amawta – amauta amullay – amullir amuxlli – amujlli anana – ¡ananay!, ananita ancha – ¡ancha! anku – anco, anco-anco, ancuco anqusa – ancosa anta – anta antara – antara
antawara – antahuara antikuchu – anticuchero, -a, anticucho añathuya – añatuya añawaya – añanhuaya apachiku – apachico apachita –a llorar a la apacheta, apacheta, apachetar, apachetero, -a, a robar a la apacheta apachiy – ¡súpay apachun! apasanka – apasanca, apasanco, -a apay – ¡apailla!, apayar, cachuapari apaykachay – apaicachar api – apera, apería, api, apiada, apicera, apipuco, poscoapi aquyraki – acoiraque aqha – aca, aca llanta, (aca) pendón arawiku – arahuico ariy – arir asipa – ajipa asna – asnachaqui, asnacuro ¡atataw! – ¡atatao! atipay – atipar atuq – atoj, atoj (Antonio) awana – ahuana, ahuanero awayu – ahuayo aya – ayamarca ayarachi – ayarichi ¡ayayaw! – ¡ayayao! aycha – aicha, aichacari ayka – aica ayni – ayni ayrampu – airampo aysa – aisa, aisar aysana – aisana aysay – aisaco
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-cha – diachar, mamacha chacha – chachasuhua chaka – chaca chakana – chacana, chacaneada, chacaneador, chacanear chaki – asnachaqui, cabrachaqui, carachaqui, caspichaqui, cigarritochaqui, chaqui, chaqui rayo, equischaqui, piquichaqui, racuchaqui, tincuchaqui, yanachaqui chakra – chácara, chacarear, chacarera, chacarería, chacarero, -a, chacarilla, chacarismo, chacra, chacrear, chacrero, -a chaku – diachaco challwa – challhua, challhuacato, challhuaqueri champiy – champi chankaka – chancaca, chancaca de las minas, chancaca de las mujeres, chancaca de los chisos, chancacazo, chancaquita, ser chancaca chankaykachay – chancanear chapapa – chapapear chaqmay – chajma, chajmear, chajmida, chajmidor, -a, chajmir, chajmiri chaqu – hacer chaco chaski – chasquear, chasqui, chasquiri chawa – chahua, chahuado, -a chawpi – chaupiguerra chawpinchay – chaupinchada, chaupinchar, chaupinche chhala – chala, chalanero, -a, chalar, chalita, cigarrillo de chala, enchalado, -a, fuego de chala chhama – chama chhanqa – chanca, chanca-chanca, chancao (de pollo)
chhapa – chapachurana chhapuy – chapu chhasa – chasacohete chhiqan – a la checanchada, checanchada, checanchar, checancheador, -a chhuqu – choco, chocola, chocopico chhuy – ¡chuy! -chi – cuentocorrechi chicha – pendón (de chichería) chichu – chicho, -a, chichuda, chichudo, -a chijchi – chijchi chilijchi – chilichi chilina – chilena chillpa – chillpa chillwi – chilhui chimpa – chimba china – china, chinalo, chinalo, -a, chinaquishuara, china (súpay),chinear, chinero, chinero, -a chinkana – chingana, chinganear, chinganero, chinganero, -a chinkay – chincar, hacerse chinca chiñi – chiñi, chiñiachaco chira – chira, uchochira chirapa – chirapaco chiri – chiri, chirimicuy chiru chiru – chiru-chiru ¡chis! – chisnachar chiwanku – chihuanco chiwchi – chiuchi chuchaw – chuchahui tica chuchu – chucho, dar el chucho chuchullasampuni – chuchullasampuni chuchuqa – ají de chochoca, caldo de chochoca, chochoca, sacar la chochoca chuchuy – chuchur, chuchusado, a, hacer chuchur
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Anexo 2
chujcha – chajchasuhua, chujchaca, chujchaco, -a chujchasapa – chujchasapa chujchu – chujchento, -a, chujcho, chujchur chullchu – chulcho chullpa – chullpa, chullpar chullpi – chullpi chulluchiy – chulluchar chullusqa – chullusca chulluy – chullur chumpi – chumpi chunku – ¡chuncu!, ¡chuncu (palomita)!, chunqueada, chunquear, chunqueo, ¡chunquituy! chunta – chonta, chonta (de Castilla), chonta lora, chontear, chontilla chuntunki – chuntunqui chupa – cajchachupa, carachupa, catichupa, chupa, huacachupa, siquichupa chupi – chupe, chupero, chupe yocalla, ganarse el chupe, irse al chupe chupila – chupi, chupila, chupilcampana, chupillauca chuqllu – choclear, chocleo, cholero, -a, choclo, choclonear, pelo de choclo, queque de choclo chuqru – chojro, -a, chojrotanta, chúcara, chucarero, chúcaro, -a chuqupi – chucupi churay – chapachurana churki – churqui chus – ¿dondechus? chuska – chusqui chutay – lenguachuta chuwa – chuhua chuwi – chuhui, explicar con chuhuis, ni con chuhuis
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ch’achay – chachada, chachador, a, chachar, chachón, -a ch’aja – chaja, chaja pájaro ch’aki – chaqui, chaqui fulero, curar el chaqui, estar de chaqui ch’allay – challaco, challada, challar ch’allpay – challpado, -a, challpar, challpazo, challpeador, challpeador, -a, challpiri ch’ami – chamear, chami ch’ampa – achampar, champa, champachado, -a, champachar, champaguerra, champar, champax, champear, champosa, champoso, champoso, -a, champuda, champudo, -a, enchampar, tape champudo ch’amuña – chamuña, chamuñero, -a, la venganza es chamuña ch’anqay – chancada, chancado, chancado, -a, chancador, -a, chancadora, chancaqui, chancar, chancatorista, rechanque ch’api – chapi ch’aphi – chapi ch’aqchu – chajcho ch’aqchuy – chajchuda, chajchudo, -a, chajchur ch’aqi – chaque ch’aqiy – chaco de pollo, chanquear, chanqueo, chanquero, -a, chaquidito, -a ch’aqway – chajhuaco, -a, chajhuiri ch’arkhi – charcón, -a, charque, charqueada, charqueado, -a, charqueador, -a, charquear, charquecán, charqueo, charquillo, -a, estar ojo al charque ch’aska – chasca, chascacaballo, chascañahui, chasco, -a,
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chascón, -a, chascoso, chascoso, -a, chascudo, -a, chasqueada, chasqueadura, chasquear ch’atay – chatar ch’away – chahua, chahuada, chahuaña, chahuar, chahuarado, -a, chahuarar ch’awchu – chaucha ch’awka – chauca ch’awkay – chauqueada, chauqueador, -a, chauquear, chauquero, -a, chauquista ch’ichi – chichi, chichirara, chijchoso, -a ch’iki – chiji, chiqui ch’ila – chila ch’ilicuti – chimilicuti ch’illami – chilladora, chillami, chíllar, chillarear ch’illkha – chilca, chilcal ch’inqu – chenco, chenquerío, hacerse un chenco ch’ipa – chipa, chipar, chipari, chipeada, chipeador, -a, chipear, enchipar, vendechipas ch’iqchi – chejchi, chejchido, -a, chejchiplatano ch’iqi – gallocherque ch’iqta – chejta ch’iqtay – chejtada, chejtar, chejtarada, chejtarar ch’iri – chiri, chiriri ch’irway – chirhua, chirhuanchar, chirhuar ch’iti – chiti ch’iya – chía ch’ujlla – chujlla ch’ultiy –chultir ¡ch’ultun! – ¡chultín! ch’ulla – chulla ch’ulltun – ¡chultún! ch’ullu – chullo, chullo para el nene
ch’umay – chumaco, -a, chumada, chumado, -a, chumar ch’umpi – chumpi ch’unchu – achunchar, chuncho, chuncho, -a, chuncho amacari, chunchotiempo ch’unchula – chinchulín, chunchula ch’uñu – achuñar, chuña, chuñaco, -a, chuñador, -a, chuñadura, chuñar, chuñazo, chuñeador, -a, chuñear, chuño, chuño blanco, como chuño, cuando florezca el chuño, galleta de chuño ch’upu – chupo ch’uqchu – chojchear, chojchera, chojchero, chojchero, -a, chojcho, chojcho, -a, chojchoteca ch’uqñi – chojniento, -a, chojnilo, a, chojñi ch’uqu – chujo, chujuña ch’uquy – choquear ch’uru – churo ch’usiqa – chuseca ch’uskiy – chusquir ch’uspa – chuspa, enchuspar ch’uspi – chuspi, chuspihuañusca, chuspisiqui ch’uspillu – (maíz) chuspillo ch’usuy – chuso ch’uti – chutearse las pelotas, chutearse los huevos ch’utillu – chutillar, chutillo, -a ch’utiy – chutahabas ch’uwa – chuhua ch’uwanchay – chuhuanchar ch’uya – babas chuyas, chuya ch’uyku – chuyco ichhuna – ichuna illa – illa imaynalla kasanki – ¡imainalla casanqui!
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Anexo 2
inka – inca inti – inti iqiqu – equeco isañu – isaño iskaychay – iscaichar ismusqa – ismudo, -a istalla – istalla itapallu – orcoitapallo jach’u – jacho jak’u – jacu jampi – jampiri jampiy – umajampico jamp’atu – jampato janch’i – agua de janchi, janchi janch’uy – janchibuche jank’a – sarajanca jank’akipay – jancaquipa jarwi – jarhui jarwiy – jarhuir jatun – ¡jatun Bolivia!, jatunquishuara, jatunruna, jatunsairi jich’ay – jichjar jink’iy – jenque-jenque jucha – jucha juk’ucha – jucucho jukumari – jucumari julq’i – jolque jumint’a – huminta, huminteada, humintero, -a jump’i – jumpe, jumpiche juq’ullu – jocollo, tener un jocollo en la panza jusk’u – jusco jusk’uy – de juscuda kachaña – cachaña, cachañar, cachañeador, -a, cachañear kacharpa – cacharpa, cacharpear, cacharpero, -a kacharpaya – almacacharpaya, cacharpaya, cacharpayada, cacharpayar kachay – cachuapari
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kachi – cachibombero, -a kallapu – callapeador, callapear, callapeo, callapero, callapo kallawaya – callahuaya kallpa – callpazo kamanchaka – camanchaca kamay – camili kancha – ¡abran cancha!, abrir cancha, abrirse cancha, cancha, canchamina, canchaminero, cancha sale, cancheada, cancheador, -a, canchear, cancheo, canchera, cancheramente, canchero, canchero, -a, canchita, canchón, dar cancha libre, día de cancha, estar canchero, -a, estar en su cancha, gol de media cancha, media cancha, no echar cancha, tener cancha, verse en (la) cancha kankalla – cancallo, cangalla, cangallar, cangallero, cangallero, -a, cangalli kankana – cancana kankay – cancar kapujay – capuja, capujada, capujar, capujo, hacer capuja karpa – carpa katana – uchocutana katari – cachicatari, opacatari katiy – catichupa kaya – caya kayu – tujsacayo kaywa – caihua kincha – quincha kinuwa – ají de quinua, quinua, quinual kiru – casaquiro, mulaquiro, paltaquiro kiskha – cruzquisca kishwara – orcoquishuara kiwi – queu, quiula, quiunay
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kuka – coca, coca-coca, cocacultor, -a, coca de cabra, coca (de monte), cocainero, -a, cocal, cocalero, -a, cocamolino, cocani, coqueada, coqueador, -a, coquear, coquero, -a, coquismo, pisacoca kulli – chicha culli, culli kunka – caitucunca, caracunca, cunca, cuncas, racucunca, tachocunca, torocunca, usacunca kuntur – andar cóndor, cóndor, cóndor blanco, cóndor (de los Andes), cóndor de los llanos, cóndor del trópico, condorear, estar cóndor kuraq – curajhuahua kusay – cusar kusi kusi – cusi-cusi kutay – cutar kuti – cutihuallpa ¡kuti! – cuti khachu – cachón, cachuda, cachunazo, cachunear, cachur, canchir khaka – caca, cacaloro, cacoso, -a, caqueada, caquear, caqueo khamuy – camuda khanirisqa – queso canerisca khapa – pucacapa khapiy – capia khariy – cari-cari, carirar, carisiri kharka – carca kharkatiy – carcatir khatatay – catati, catatir khiñi – quiñi khiska – quisca, quiscaloro khishwara – chinaquishuara, jatunquishuara, puna quishuara khuchi – auricuchi, cachucuchi, cucha, cuchero, -a, cuchi, cuchiahuati, cuchianaqui, cuchicari, cuchihuarmi,
cuchiruna, lahuacuchi, ser más duro, -a que el cuchi, tojsicuchi khurku – curco, curcuncho, -a khuru – asnacuro, pampacuro, yanacuro khuruykuy – curur k’acha – cachahuarmi, cachaimilla, cachamozo, -a, cacharpear k’achachay – cachachar k’aka – caca, cacauya, cacoso, -a k’akllay – cajllar k’allampa – callampa, callampo k’allku – callco k’ampay – campa, campador k’anchay – canchador, -a k’anchilla – canchilla k’anti – cantiña k’antiy – cantir k’aray – carar, carazo k’askakuy – cascar k’aspi – caspi, caspichaqui, caspicuchara, caspiruleta, caspirulo, -a, lechecaspi k’atu – cato k’awka – cauca, cauqueada, cauqueador, -a, cauquear, cauquero, -a k’aywiy – caivo, -a k’ichi – quichi, quichisiri k’ichiy – quichir, quichirar, quichjar k’imchukuy – quimichir k’iña – quiña, quiñate k’irincha – quirinchado, -a k’isa – hacer quisar k’iski – quisque, quisquido, -a, quisquir k’iskiy – quisque k’isñiy – quisñir k’iwicha – quihuincho, -a k’uchu – cucho, cuchunchar k’uku – coco, cuquear, cuquero, cuquero, -a
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Anexo 2
k’ullu – carpincullo, cullazo, cullo, fumar en cullupipa, murucullo, yanacullo, -a, yanacullo, -a k’umu – cumo k’urpa – corpa, curpa k’usillu – cusillo k’usu – cuso, estar cuso k’utuy – cutur k’uychi – cuychi k’uyka – cuyca, cuycana, quiuca, quiucana k’uyuna – cuyuna lampa – lampa laqatu – lacato laqra – lajrasimi laq’a – laca, lacanazo, lacanear, lacar, lacazo laq’ay – lacanear lawa – cherlelahua, lahua, lahuacuchi, lahuapuraca, oquelahua layqa – laica, laiqueador, -a layqay – laicantar, laiqueada, laiqueado, -a, laiquear linri – linri lirq’u – lerco, -a liwi – lihui, lihui-lihui lukma – lucma, lucuma, lucumo luq’u – loco luqhu – locosiqui luqru – locro luqt’u – lojto, -a llajllay – llajllar llallawa – llallahua llama – llama, llamaniti, llamerada, llamero, llamero, -a llamp’u – llampu llanthu – aca llanta llaqta – llajta, llajtamasi llaqwa – carillajua, llajua, llajuera, llajuero, llajuero, -a, uchollajua llawar – llahuar, llahuarpari llawch’i – llaucha
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llawq’ay – chupillauca llawsa – llausa, llausajampatu, llausamora llijlla – llijlla llink’i – llinque llint’a – llinta, llintamoreno, -a, llintamozo, -a, llintasimi, llintamontera llulla – llulla llullu – llullo llulluch’a – llullucha, yuyucha llunk’u – llunco llunk’uy – lluncur lluphiy – llupir lluqlla – lloja lluq’i – lloque llut’ay – mancalluta machasqa – machasca machay – machacón, -a, machada, machado, -a, machánico, -a, machantar, machar machu – machu-machu mak’unku – macunco makhurkha – macurca, macurcado, -a, macurcar maki – huairamaqui, maqui makipura – maquipura malta – malta, maltón, -a mallku – mallcu, mallquito mamakuna – mamacuna mana – mana, manacalzón mana kanchu – manacancho manchachina – manchachina, manchacho manchachiy – pescomanchachi manchay – manchaypuito manka – ahogo manquita, alcomanca, manca, mancalluta, patamanca mañaqay – huarmimañaco, mañacaco maqay – huarmimaca mara – mara, soto mara
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maran – marán, maranuña marka – ayamarca, marca marq’a – marquear masi – llajtamasi, masi masu – masu mat’iy – matuhuasi mayu – mayo mich’a – micha, michalo, -a, michar, michi mikhuy – chirimicuy millma – barramillma, millma sitiquira millu – milla, millo mink’a – minca miq’a – meca misa – misa misi – michi, misiñahui, ojos de michi misk’i – misqui, misquibola, misquincho, misquinco, misquisimi miskha – misca misti – misti mit’a – mita, mitaca, primera mita mit’ayuq – mitayo muchi – mochento, -a, mochentoso, -a, mocho much’ay – muchar, ¡siquitamuchahuay! muju – cherlemujo, -a muk’u – mucu, mucuna, muqueador, -a, muquear, muquero, -a mullpha – mullpa mullu – mollo, mullo munay – huarmimunacha, huarmimunachi, munacha, munachi, munarar, munata muña – muña muña muña – muña-muña muqu – moco, mococara, mocochar, moconpinquillo, mocontullo
muquchinchi – mocochinchero, -a, mocochinchi muq’ichiy – moqueador, -a, moquear, moquechar muru – jinchomuro, muro, murucullo, murucuyá, muruimilla muruq’u – moroco, morocuda, moroqueada, murocontullo, uchomoroco muspha – muspa musphay – muspado, -a, muspar, musparar musuq – mosojruna mut’i – como mote, mote mut’u – mota, muto muthu – amotosar, amutuyar, mota, motoso, -a, muto, mutomuto nanay – umanana nina – nina-nina ninri – coloninri ñak’ay – ñaca, ñacar ñaña – ñaña ñañuchiy – ñañuchar ñasq’aru – ñascaplato, ñasco, -a ñawi – bancoñahui, chascañahui, huacañahui, huistuñahui, misiñahui, ñahui, ñahuilo, -a, puchañahui, saltañahuis, tahuañahui, tocoñahui, yanañahui ñawpa – en el tiempo de la ñaupa, estar sin (una) ñaupa, no tener (ni) una ñaupa, ñaupa, ñaupa herramienta ser del año de la ñaupa ñuk’u ñuco ñuñu – ñuño, ñuñur, ñuñurhuahua ñust’a – ñusta ñusuy – ñusa, ñusear, ñuso, -a ñut’u – hacerse ñuto, ñuto ñut’uy – ñutur
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Anexo 2
pacha – pachamanca palta – palta, paltaquiro, paltas, palto, paltón, paltón, -a, paltudo, paltudo, -a pallay – palla, palla-palla, pallaco, pallado, pallador, pallaquear, pallaqueo, pallar, pallero, palliri, repalla, tantapallaco pallqa – palca pallqay – empalcar pampa – altipampa, carapampazo, carapampeada, carapampeador, a, carapampear, cui de pampa, cusé blanco de la pampa, empampanar, empampar, gato de la pampa, hacer pampa, irse pampa abajo, naspampa, pampa, pampaano, pampacuro, pampahuanco, pampahuarmi, pampear, pampero, ¡por ahí pampitas!, yope pampera papa – ají de papalisa, como costal de papas, creerse (la papa), cuando las papas queman, de la papa, irse a sembrar papas, mandar a sembrar papas, papa, papahuaico, papa frita, papal, papalisa, papa pica, papa runa, paparuna, papas a la huancaina paqay – paca paquita, pacaisillo, pacay, pacayal, pacaymono, verde pacay paqu – pacovicuña pari – calapari pariwana – parihuana paskana – pascana pata – patanchar patanchay – patanchado, -a payqu – paico pichana – pichana, pichanero pichay – pichar, picharar pijchu – pijcho pijchuy – pijchador, -a
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pikchay – pijchar piki – piquichaqui, piquisiqui pillpintu – pilpinto pillu – pillo pinkillu – almapinquillo, pinquillada, pinquillo, pinquillo Comanche, pinquillo porteño piqtu – habaspejto, jahuaspejto, pejto, pejto (de habas) pirqa – apircada, perca, percar, percatajlle, perquiri pirwa – pirhua pitu – estar (hecho, -a) pito, fresco de pito, hacer pito, pito puchu – acullico pucho, alcopucho, al pucho, conchopucho, estar para el pucho, no valer (ni) un pucho, pucheada, puchear, pucho, pucho de duende, puchualidad, puchudo, -a, puchuhua, sobre el pucho pujyu – pujío puka – puca, pucacapa, pucañahui, pucasenca puma – puma puna – apunado, -a, apunamiento, apunar, puna, puna lloque, puna quishuara, punaruna punku – huacapunco, punco pupu – pupo puraq – purajuya puru – poro purutu – apuntarse un poroto, ganarse un poroto, poroto pututu – naspututo, pututo puytu – manchaypuito phallpa – pallpa pharaqiy – paraquear phari – llahuarpari phasanqalla – pasancalla phatasqa – (ají de) patasca, patasca, uchopatasca phatay – patamanca
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phichay – picho phichilu – chupapichi phichitanka – pichitanca phiri – piri phujllay – pujllay phukuchu – pucuchar, pucucho, pucucho, -a phukuna – pucuna phukuy – apipuco, latapuco, siquipuco phullu – pullo phuñi – puñi phusa – pusasaco phuska – pusca phusullu – pusullo p’akchay – pajchar p’allqay – empalcar p’ampaku – pampaco p’anku – panco, -a p’aqla – pajla, pajlear p’aqpaku – pajpaco, -a p’aspa – paspa, paspadura, pasparado, -a, paspar, pasparar, pasposo, -a p’isaq – pisaca p’isqu – pescomanchachi, pesquero, -a, pesquiri p’itiy – hacerse pitir, pitir, uvaspiti p’ulchu – pulcho, -a, pulchudo, -a p’ullqu – pollco, pollcos p’ulltiy – pultir p’uñu – puño p’usqu – poscoapi p’uti – coripoti, puti, putilo, -a qallu – yanacallo qañawa – cañahua qaracha – caracha, carachacura, carachento, -a, curacarachas, encarachar qaranchu – carancho, carancho, -a qaray – carar qawichiy – cahuichada, cahuichado, -a, cahuichar
qawiy – cahuirada, cahuirado, -a, cahuirar qaywina – caihuina qaywiy – caihuir qillqaña – quelqueri qillqay – quelcar qina – quena, quena-quena, quenero, -a, quenista qiru – queru qulqi – colque qulla – ají colla, andar más nervioso, -a que un colla en canoa, cambacolla, colla, collampi, collasuyo, collinga qulli – coller qullpa – collpa, collpadero, colpa qullpay – colpacho qunchu – concho, conchopucho, hasta el concho quqawi – cocahui quri – cori, cori-cori, coripichilo, coripoti qurwar – corhuarita quwi – cui qhachilu – cachilo, a qhachina – cachina qhalinchay – calinchar qhalinchu – calincha, calinchería, calincho, -a qhaluyu – caluyo qhaquy – cacontada, cacontar, cacorada, cacorar, cacur qhari – carillajua, carimacho, carimacho, -a qharqaña – carcaña qhasi – casisacha qhasqa – casca, cascasiqui qhatatiy – catati, catatida, catatir qhatiy – burrocatina qhatu – catera, catero, -a, tantacatero, -a, tantacato qhathu – cato qhaway – almacahua
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Anexo 2
qhayqa – caicoso, -a, caiqueada, caiqueador, -a, caiquear qhichwa – quechuista qhilla – quella, quellera qhincha – quencha, quenchaachachi, quenchería, quencherío, quenchesa, quenchón, -a, quenchona, quenchoso, -a qhinchachay – quenchachar qhipa – quepa-quepa qhipu – quepu qhucha – cocha, cochayuyo qhuchalu – cochalo, -a qhulu – cola qhunana – conana qhuña – coña, coñabuzón, coñasuro qhuñasapa – coñasapa qhupa – copagira qhura – cora, coralahua qhuray – corar qhururuchi – coruruchi qhusi – cosi, cosilo, -a qhuspay – cospa, cospachar, cospeada, cospear qhusqhu – coscoso, -a qhuya – coya, coyaloco, coyaruna, coyo q’achiy – cachacar, cachiri, dar una cachacada q’ala – cala, caladar, calar, calato, a, calingo, -a, calsur, estar cala, patacala q’allu – callo, calludo, -a, calluta q’alluy – callur, callurado, -a, callurar q’api – capacho q’apiy – capichi, capichón, -a, capir, capirada, capirador, -a, capirar q’aqchay – cajchachupa, cajchadera, cajchador, -a,
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cajchazo, cajcheada, cajcheadura, cajchear, cajchero, cajchero, -a, cajchilla, cajchir, cajchirear, cajchiri, cajcho, hacerse el cajche q’ara – amparcara, anucara, asado de carapecho, cabracara, cara, carachaqui, carachupa, caracunca, caralahua, caralipiche, carapampazo, carapampeada, carapampeador, a, carapampear, carapanza, carapecho, carapeque, carasitiquira, orcocaralahua q’asa – casa, casado, -a, casadura, casaquiro, casaventana, hacerse el/la casa q’asay – casar q’aspay – caspado, -a, caspar, caspazo, caspinchado, -a, caspinchar, dar un caspazo q’ayakama – ¡cayacama! q’ayma – caima q’aymata – caimata q’aysilla – caisilla q’aytu – caito, caitucunca, caitumedia q’icha – estar quechalón, -a, estar quechento, -a, quecha, quechado, -a, quechalera, quechar, quechera q’ichichi – quechiche q’illi – hacerse quelli, quelli q’illiy – quellicumo, quellir q’illu – quello, quellotacu, quelluncho q’impiy – quempir q’inti – quenti q’ipi – almaquepi, corotquepi, estar quepi, quepi, quepilico, quepina, quepi-quepi, quepirapita, quepiri, quepirina, titulquepi
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q’ipichay – quepichar, quepichón, a q’ipiy – quepir q’iswa – queshua q’isway – queshuir q’ita – queta, quetayar, quetazo, queterío, quetoso, -a q’iwa – quehua, quehuarraza q’iwachiy – quehuachiri q’iwiy – querhuar, quihuisiqui q’uncha – concha q’uñichi – coñichi q’upa – copa, copero, copero, -a q’urunta – coronta, corontear q’uruta – corota, corotada, corotón, corotón, -a, corotona, corotquepi, corotudez, corotudo, corotudo, -a, hinchar las corotas q’utu – chupacoto, cotear, cotechi, coto, cotocha, cotochera, coto de la lata, cotón, -a, cotopelado, -a, cotosauceño, -a, cotoso, -a, cotudo, cotudo, -a, cotudo (colorado), cotudo (negro), cotulagunejo, -a, hacer coto, quemacoto q’uwa – cohua q’uway – cohuachada, cohuachar, cohuaco, cohuada, cohuar, saracohuar q’uyu – coyo rakha – raca, raquel rakhu – racu, racuchaqui, racucunca raqacha – racacha raq’a – raca, racoso, -a rimay – huasarimaco rumi – rumi, rumicuña runa – coyaruna, cuchiruna, jatunruna, mosojruna, paparuna, punaruna, runa, runita runruqhu – ronroco runtu – runto
ruthucha – rutucha, rutuchada, rutuchado, -a, rutuchar ruthuchiku – rutichico ruthukuy – rutuco, umarutuco ruwana – ruhuana sach’a – casisacha, sachaporoto, sacharosa, sachasandía, sachavaca sach’at’ula – sachatola samay – sama sankhu – sanco sapallu – zapallazo, zapallo, zapalludo, -a saqra – sajra, sajra hora, sajra, sajra hora, sajrahorear saq’ay – saca sara – sarajanca, saratanta, sarazo, a sayri – jatunsairi sika sika – sica-sica siki – acasique, cascasiqui, chuspisiqui, chususiqui, dolarsiqui, locosiqui, opasiqui, piquisiqui, pisusiqui, quihuisiqui, siqui, siquichupa, siquipuco, ¡siquitamuchahuay!, tablasiqui, tustunsiqui sik’imira – siquimira sillp’a – hacer silpanchos, silpanchear, silpanchera, silpanchería, silpanchero, -a, silpancho sillwi khuru – silhuicuro simi – huistusimi, lajrasimi, llintasimi, parlasimi, simi simp’a – simba, simbada, simbado, simbado, -a, simbar, simbero, -a, simbrear, simbrón, simbronazo sinchi – sinchi sinqa – pucasenca, senca, tabasenca siray – sirar sirk’a – sirca, sircar sirk’ana – sircana
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Anexo 2
sirwiñaku – sirhuiñaco sit’ikira – carasitiquira, millma sitiquira sit’uy – situ sunkhasapa – suncasapa sunqu – sonco, yanasonco supay – china (súpay), opasupay súpay, ¡súpay apachun! suphu – suputola supi – cabrasupichi, supi, turusupi supichiy – hacer supichir suqu – socohuazú suri – suri, suri sicuris, suricacina, suripalma suruqchi – asorochado, -a, asorochamiento, asorochar, sorojchar, sorojche, sufrir sorojche suruy – coñasuro sut’u – suto sut’uchiy – sutuchi suwa – chachasuhua, chajchasuhua suyku – suyco suysuy – suysuda, suysur suyu – collasuyo taka – tacalo, -a takay – tacar takipayanaku – taquipayanaco takipayay – taquipaya, taquipayada taklla – tajlla tampu – tambero, -a, tambo tanqay – acatanca, jamatanca, tanca-tanca tantanaku – tantanaco tantay – tantar, tanta-tanta tapuy – tapuquillo, -a taqya – taquia tara – tara tarajchi – tarajchi tarpuy – tarpuja tata – tata, tataco, tatacura, ¡tatito! tawa – tahuancho, tahuañahui tawqa – saratauca, tauca
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tawqay – ataucar, tauquear tikti – tejti tinka – tener un tincazo, tinca, tincada, tincazo tinku – bailar tincu, tincu tinkuy – tincuchaqui tiqti – tejti titi – titi tiya – ¡tiyay! tiyu – ¡tiyuy! tuku – tuco, tuco, -a tukuy ima – tucuy imas tullma – tullma tullu – mocontullo, murocontullo, tullo, tullupico tunquri – toncori, tongoli tunta – tunta tupu – topo tuqchi – tojchi tuqlla – tojlla tuqtu – (gallina) tojta, tojta, tojtaco, -a, tojte, tojto, -a, tojtomontera tuqutuqu – toco-toco tusuy – tusur tuta – tutamisa tutuma – entutumado, -a, pelar como tutuma, tutuma, tutuma peinada, tutuma pelada, tutumada, tutumear, tutumillo, tutumo tutura – totora, totoral tuxuri – tojorí, tujuré tuyu – toyo thala – tala-tala thalay – talar thalu – talo thanaku – tanaco, -a thanta – hacer tanta, tanta, tantaasno, tantacamicho, tantacatero, -a, tantacato, tantapallaco, tantaperiódico,
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tanteada, tantear, tantería, tanterío, tantero, -a, tantoso, -a thapa – tapa, tapero, taposo, -a thaparaku – taparaco thaqu – quellotacu, taco, taco negro thatay – tatar thujru – tujro thujsa – tujsa, tujsacayo thunkuy – tunco, tuncutunco, tuncuña, tuncur, tunquear thuta – tuta, tutado, -a, tutadura t’ajlla – huarmitajlle t’akay – tacar t’aku – tacaúma, taco t’ampa – tampulli t’anta – chojrotanta, saratanta, tanta, tantahuahua t’apalu – tapalo, -a t’aqlla – tajllazo, tajlle t’aqllay – tajllear t’ijchay – la tijcha, tijcha, tijchada, tijchar, tijchazo, tijcho t’ika – chuchahui tica, tica, ticar t’ikachay – ticanchar, tiquichar t’iki – tiqui t’impiy – timpiña t’impu – timpu t’impuy – tiempo t’inka – tinca t’inkay – tinca, tincada, ¡tinca la buche!, tincanazo, tincar, tincazo t’ipay – tipaco, tipar t’ipiy – tipidor, tipir t’iqi – teque, tequehuisa, tequepanza t’iri – tiri t’isay – tisar t’isi – tisi t’istichiy – tistincha t’ula – tola, tola macho, tola-tola t’ulla – suputola
t’una – acatuna, tuna, tunapapa t’unay – tunar t’uqlu – tojlo, tojlopeque t’uqpa – tojpa, tojpero, -a t’uqpi – tojpi, tojpido, -a, tojpirado, -a, tojpirar, tojpirata t’uqpiy – tojpi, tojpir, tojpirar t’uqra – tojro, -a t’uqsiy – tojsicuchi t’uqu – toco, tocolo, tocoñahui t’uquy – tocochar, tocori t’uru – botar (los turus), turu, turuchapa, turumanca, turusupi, turu-turu, turuuma t’ustuy – tustunsiqui t’usu – ir a tuso, tuso, tusuda, tusudo, -a uchu – fideosucho, indioucho, uchear, ucho, uchochira, uchocutana, uchollajua, uchomoroco, uchopatasca, uchopelachi, uchopelasca ukhu – uco ukhunchana – ucunchana ulinchu – ulincha, ulincho ullu – ullo ulluku – ulluco uma – uma, umajampico, umalo, a, umanana, umarutuco, tacaúma, turuuma umantu – umanto umphu – umpo unkaylla – uncaillo uña – maranuña upa – aopado, -a, aopar, cambaopa, loro opa, opa, opacatari, opachiste, opanga, opapícara, opasiqui, opasupay, opazapallo, opear, opería, opete, opificar, oponcio, -a, quedarse opa upi – upi uqa – hacerse oca, oca uqi – oque, oquelahua
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Anexo 2
uqllay – mamaojllo, ojllar uquti – oco, ocote uquy – ocolón, -a urina – hurina urpi – urpi, urpila, ¡urpita!, urpo urqu – orco, orcocaralahua, orcochi, orcocusayuyo, orcoitapallo, orcomicaela, orcomotomoto, orcoquebracho, orcoquishuara usa – usacunca usasapa – usasapa usuchiy – hacer usuchir, usuchido, -a ushut’a – ojota, ojotero, -a, ojotilla, ojotudo, -a uturunku – uturunco uya – cacauya, purajuya, yanauya wa chhuy! – ¡hua (choy)! waka – huacabolas, huacachara, huacachupa, huaca-huaca, huacamoco, huacañahui, huacapartero, -a, huacapinquillo, huacapunco, huacatocori wakataya – huacataya waki – huaqui wakichikuy wasiyuq – huaquichicuy huasiyoc waku – huacana, huaco wakulla – huaculla walaychu – hualaicho, -a wallpa – cutihuallpa, huallpa, huallpabillete, huallpaluntata, huallpapartero, -a, huallpapecho, huallpero, huallpero, -a, huallpón, -a wanaku – huanaco wanki – huanqui wantu – llevar en huanto wanu – huanear, huanera, huanero, -a, huano wañusqa – alcohuañusca, chuspihuañusca
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waqanki – huacanqui waqaych’uru – huacaichuro waqaychay – huacaicha waqcha – huachitorito, huajcha, huajchahuahua, huajcheaje, huajcho waqra – huajra warak’a – huaraca, huaracazo, huaraquear waranqa – huaranquero, -a warawa – huarahua, huarahuero, -a wari – huari warkhuna – huarcuña warmi – cachahuarmi, huarmi, huarmimaca, huarmimañaco, huarmimunacha, huarmimunachi, huarmirara, huarmita, huarmitajlle, pampahuarmi wasa – huasarimaco, sillahuasa wasi – huasi, matuhuasi waska – huasca, ¡huascatatay!, huascazo, huasqueada, huasqueado, -a, huasqueador, -a, huasqueadura, huasquear, huasquero, -a, huasquilla, huasquiri wasu – ahuasar, huaseada, huasear, huaserío, huaso, huaso, -a, socohuazú watu – estar huato, gallina sin huato, huato, huato seco, robahuatos wathiya – huatía wat’a – huata, huatoco, -a wawa – ahuahuachar, curajhuahua, estar huahuero, -a, huahua, huahuabatán, huahuachar, huahua de peta, huahualear, huahualón, -a, huahuaperdichi, huahua que no llora no mama, huahuera, huahuilo, -a, huahuita, huajchahuahua, jilirhuahua,
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matahuahua, ñuñurhuahua, tantahuahua wayakan – huayacán waych’a – huaicha, pica huaycha wayka – ahuaicar, a la huaica, huaica, huaiqueada, huaiqueador, -a, huaiquear, huaiquiri wayk’u – huaico, papahuaico wayllunk’a – huaillunca, huaillunco wayna – huaina wayñu – huaiño wayra – estar huaira, huaira, huairaleva, huairamaqui, no tener (ni) huaira wayrachiy – huairachina, huairador, huairador, -a wayrunq’u – huaironco, -a wayruru – huairuro wik’uña – lamovicuña, pacovicuña, vicuña willka – vilca wincha – huincha, huinchada, huinchar, huinche, huinchero winchuka – vinchuca wiñapu – huiñapo wiphala – huipala wiqru – huejro, -a wira – huira wiraqucha – huirajocha wirkhi – birque, birquina wiru – estar huiro, huiro wisa – tequehuisa wisk’acha – dar una vizcacheada, echar una vizcacheada, vizcacha, vizcachazo,
vizcacheada,vizcachear, vizcachera wislulu – huislulo wist’u – huisto, huistucachete, huistucacho, huistucayo, huistuñahui, huistuojo, huistupico, huistusimi, huistuvida wit’uwit’u – huito, huituhuito y – ¡tiyay!, ¡tiyuy!, ¡viditay! -y – ¡palomitay! yakayaka – yaca-yaca yaku – yaco yana – yana, yanabarra, yanacallo, yanachaqui, yanacullo, -a, yanacuro, yanañahui, yanasonco, yanauya, yanavico, yanacullo, -a yanapay – yanapiri yana yana – yana-yana yanqha – yanca yapa – yapa, yapada, yapador, -a, yapar,¡(y) de yapa! yarawi – yaraví yarita – yareta yawri – yarhui, yauri, yurgue yunka – yunca mutuillo, yungaits, yungueño, yunguero, -a yuqalla – chupe yocalla, tomate yocalla, yanquiyocalla, yocalla yuraj – yurajhuaicha, yurajvallera yuru – yuro yuthu – yuta, yuto yuyu – cochayuyo, orcocusayuyo, yuyal, yuyo
~ 436 ~
ANEXO 3 ÍNDICE DE LAS UNIDADES PLURIVERBALES CON HACER DEL DEBol
a-a: hacer ~ aca: hacer ~ aca: hacerse ~ acó: hacer ~ agosto: hacerse el ~ agua: hacerse ~ artista: hacerse el/la ~ auto: hacer dormir el ~ bandera: hacer flamear como ~ banquillo: hacer el ~ baño: hacer ~ barra: hacer ~ batería: hacer ~ y media bello, -a: hacerse el/la ~ bolsa: hacer ~ bolsa: hacerse ~ boludo, -a: hacerse el/la ~ bomba: hacer ~ bosta: hacer ~ bosta: hacerse ~ burro, -a: hacerse el/la ~ busutaraco: hacerse ~ caballito: hacer ~s cabecita: hacer ~s cachirulo: hacer ~s cajche: hacerse el ~ capote: hacer ~ capuja: hacer ~ cartucho, -a: hacerse el/la ~ cartulino, -a: hacerse el/la ~ cartulo, -a: hacerse el/la ~ casa: hacerse el/la ~ caso: hacerse ~ cazuelita: hacer ~ centro: hacer ~ chaco: hacer ~
chancha: hacer la ~ chenco: hacerse un ~ chibi: hacer ~ chibi: hacerse ~ chichisco: hacerse ~ chico, -a: hacerse ~ chis: hacer ~ chis: hacerse ~ chocolate: hacer tomar ~ chuña: hacer la ~ coche: hacer dormir el ~ cojudo, -a: hacerse el/la ~ comba: hacer la ~ conejito: hacer ~s conga-conga: hacer bailar la ~ coto: hacer ~ cuatro: hacer el ~ difícil: hacerse el/la ~ donques: hacer ~ dos: hacer el ~ drácula: hacerse chapar con ~ empanada: hacer ~s entre: hacer el ~ estampilla: hacer volar la ~ exacta: hacerse la ~ feis: hacerse ~ foforofo: hacer ~ gallina: hacerse la ~ distraída gamba: hacer la ~ gancho: hacer el ~ gárgara: hacer ~s gas: hacerse ~ gasto: hacer el ~ hacer: ~ a la que te importa hacer: ~ a la quete hacer: ~ acaicuchir
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hacer: ~ acordar hacer: ~ aguantar hacer: ~ alcanzar hacer: ~ arar hacer: ~ bailar hacer: ~ brillar hacer: ~ caer hacer: ~ cagar hacer: ~ cargar hacer: ~casar hacer: ~ chanchar hacer: ~ chuchur hacer: ~ collorar hacer: ~ crepar hacer: ~ danzar hacer: ~ dormir hacer: ~ embroncar hacer: ~ helar hacer: ~ hincar hacer: (~) huajtar hacer: ~ humear hacer: ~ morder hacer: ~ notariar hacer: ~ orejear hacer: ~ pachar hacer: ~ pacienciar hacer: ~ parar hacer: ~ parir hacer: ~ quisar hacer: ~ rebotar hacer: ~ recagar hacer: ~ rendir hacer: ~ roncar hacerse: ~ (de) rogar hacerse: ~ llamar hacerse: ~ negar hacerse: ~ pisar hacerse: ~ pitir hacerse: ~ sacar hacerse: ~ vencer hacer: ~ soltar hacer: ~ sonar hacer: ~ soĂąar
hacer: ~ suceder hacer: ~ supichir hacer: ~ usuchir hacer: ~ virar hacer: ~ vivir hacer: ~ vizquear hacer: ~ zapatear hacer: ~ zumbar hansa: hacer pensar en ~ hilacha: hacer ~ hongo: hacerse ~ huahuacha: hacer ~ huevĂłn, -a: hacerse el/la ~ humo: hacerse ~ italiano, -a: hacerse el/la ~ jira: hacer ~ jocha: hacer ~ lance: hacer el ~ letra: hacer buena ~ lija: hacerse la ~ lindo, -a: hacerse el/la ~ linesman: hacerse el ~ lisura: hacer ~s lunes: hacer san ~ macho, -a: hacerse el/la ~ maldad: hacer la ~ manfinfla: hacerse la ~ manuela: hacerse la ~ mierda: hacer ~ mierda: hacerse ~ minero: hacerse el ~ nihua: hacerse ~s no: ~ hacer ni mus noticia: hacer ~ Ăąis: hacer ~ Ăąuto: hacerse ~ oca: hacerse ~ ojito: hacer ~s oso, -a: hacerse el/la ~ paila: hacer a las ~s palito: hacer pisar el ~ pampa: hacer ~ paro: hacer ~
~ 438 ~
Anexo 3
patada: hacer a las ~s pelotudo, -a: hacerse el/la ~ pepa: hacerse ~ pera: hacerse la ~ piedra: hacer la ~ pierna: hacer ~ pirelli: hacerse ~ pisnic: hacer ~ pita: hacerse la ~ plante: hacer el ~ poncho: no hacerse pisar el ~ puente: hacer el ~ pu単eta: hacerse la ~ quelli: hacerse ~ quisa: hacerse ~ quite: hacerse el ~ rabona: hacerse la ~ rocha: hacer ~ rosa: hacer florecer como ~
silpancho: hacer ~s talco: hacer ~ tanta: hacer ~ tayacha: hacerse ~ tongo: hacer ~ toque: hacer un ~ tortilla: hacer ~s trago: hacer hincar al ~ tres: hacer el ~ troya: hacer ~ uno: hacer el ~ vaca: hacer ~ vaca: hacer (una) ~ verso: hacer el ~ viernes: hacerse el/la del otro ~ vista: hacerse el/la de la ~ gorda waisman: hacerse el ~ zeta: hacer ~s zorro: hacerse el ~
~ 439 ~