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México, país de paradojas

Juan Carlos Gómez Aranda

En su libro más reciente, Origami para vos, Antonio Henestrosa se mete en los terrenos de la poesía amorosa, un espacio movedizo en donde es fácil derrapar, porque del amor romántico a la cursilería hay un breve paso, sino es que todo amor romántico es territorio del despropósito y la exageración.

Pero el poeta acierta, logra tejer su obra, ensamblar sus instrumentos musicales y afinar su voz que canta en una melodía sin tropiezos.

La poesía debió ser en sus inicios un canto de amor a la pareja amada, pero hoy los poetas prefieren alejarse, por temor a suicidarse en las ecuaciones del amor, de la poesía amorosa.

Henestrosa, decía, se ha metido en estas aguas turbulentas del amor romántico, unas aguas que tienen sus complicaciones, sus flujos interiores, en donde un mal paso y se desvanece la figura de origami. Es fácil morirse ahogado en los traslapes y las exageraciones del amor.

Pero el poeta ha llegado a la orilla con el ramo de rosas de origami a salvo. Y uno como lector disfruta de esta voz madura y enamorada, y que rapsoda al fin, cante con acompañamiento de marimba istmeña, su aventura amorosa del encuentro con una mujer para construir el mundo en cada abrazo.

Origami para vos es un libro de amor pluvial, de lluvias, de ríos fecundos, de huracanes galopantes, de mares y playas sin naufragios. Un libro de “cadencias del mar”, de “palabras en la costa”, de islas y archipiélagos literarios:

Sólo falta tu cuerpo a esta isla que soy sin Robinson Crusoe a estas tablas que soy sin Moisés a este Ítaca que soy sin Odiseo a este mar que soy sin Alfonsina a este país de las maravillas que soy sin Alicia Y ese juego de solos –con tilde y sin tilde– en la poesía de Henestrosa:

(solo) te extraño sólo porque hace falta tu cuerpo en mi ciudad. La lluvia que guarece, que da cobijo, que hace fluir, que bendice besos y encuentros: somos el canto del ave después de la lluvia el arcoíris después de la lluvia la sonrisa del niño chapotenado después de la lluvia la fresca brisa que nos arropa después de la lluvia el sabor de café en los labios después de la lluvia el abrazo (…) después de la lluvia.

Hay ríos que se curvan por los pliegues del origami, que nacen y crecen debajo de las sábanas de esta poesía emparentada con el mar, con las playas, las islas, los animales marinos y las lluvias amorosas.

Me entusiasma este librito artesanal, decorado con un corazón de origami verde esperanza. No es para menos. El amor romántico es exaltación, búsqueda de comunión y esperanza.

Las obras anteriores de Henestrosa hablaban de la trascendencia, del hacerse rastro sobre el mundo y recuerdos de la infancia. En esta ocasión es el canto perpetuo del amor con la pareja buscada y hallada en el universo indescifrable de la vida.

El amor mismo es un origami de variadas y múltiples formas. Hay que doblarlo, desdoblarlo y armar la obra del arte como resistencia al infinito y a la muerte. En este arte de doblar el papel se necesitan cuatro manos con deseos de construir los castillos de papel, porque un mal trazo y el origami se vuelve basura.

Antonio Henestrosa ha logrado un origami sin lados equivocados, sin fisuras, en el deslumbramiento poético y amoroso, de verse a través de los ojos de la persona amada.

Nuestro país ha sido desde siempre tierra de contrastes. Regiones de feraz condición y otras lánguidas, desafiantes de la vida. Territorio donde por más de tres mil años se elevaron y declinaron avanzadas, misteriosas y geniales culturas que cultivaron las ciencias y las artes cuyos vestigios aún perduran, están pobladas hoy por un archipiélago de pueblos que viven entre carencias.

El norte y centro del país desarrollados, mientras que el sur continúa carente de oportunidades, a pesar del largo listado de planes de impulso regional que han sido lanzados, festejados y descartados sin los resultados esperados, durante los últimos 30 años. En este mismísimo momento existen cientos de empresas buscando establecerse en México para utilizar la plataforma de los acuerdos comerciales suscritos por nuestro país que crearán miles de nuevos empleos, al tiempo que en la frontera norte siguen deteniendo a cientos de miles de mexicanos que buscan cruzar la frontera en busca del sueño americano.

Los muchos paisanos que lograron vencer el Río Bravo, el desierto y la patrulla fronteriza volvieron romper el récord de envío de remesas a sus familias que se quedaron esperanzados en cientos de pequeños pueblos y comunidades.

Durante 2022 mandaron la cifra histórica de 58 mil 497 millones de dólares, resultando 13.4% más que el año pasado y convirtiendo a esta fuente de ingresos en la más importante, incluso arriba del petróleo que en el mismo período fue de 39 mil 212 millones de dólares.

Destaca que Chiapas ingresó por este concepto 3,152.4 millones de dólares, incrementando su participación en el total nacional y también rompiendo su propia marca en el cuadro de los envíos familiares del Banco de México, pues creció 66.5% con relación a los 1,893 millones de dólares de 2021. Mientras que el municipio chiapaneco que recibió más divisas fue San Cristóbal de las Casas con 540.7 millones de dólares, seguido de Comitán de Domínguez con 330.0 millones de dólares y Tapachula de Córdova con 237.8 millones también de dólares. Otros municipios con más remesas fueron Tuxtla Gutié- rrez, Motozintla, Frontera Comalapa, Ocosingo, Las Margaritas, Bochil y Simojovel.

A pesar de que son muchos los que celebran esta hazaña de los emigrantes, la realidad es que sigue siendo el triste rostro de quienes en su tierra no encontraron empleo o fuentes de ingresos por lo que audaces y desesperados se vieron obligados, además por la violencia o pobreza, a dejar familia, amigos y escaso patrimonio. Sin embargo, la paradoja es que al desarraigarse dan la buena noticia de su contribución al crecimiento económico de México y particularmente a la economía local y al bienestar de sus familias. Los gobiernos no tienen motivos para quemar cohetes y festejar estos logros empujados por las carencias y el temor. Debería de ser, eso sí, un acicate para redoblar esfuerzos y crear aquí las condiciones para la prosperidad en un clima propicio para el trabajo y el desarrollo. Contamos con todo para lograrlo. Es el caso de nuestro estado, donde las condiciones se dan para lograr ser un referente en hortofruticultura pues existen las tierras fértiles, clima propicio, agua y las mujeres y hombres del campo que lo pueden hacer posible si cuentan con apoyos institucionales. Estos miles de chiapanecos seguramente prefieren producir, procesar y tener el mercado para sus frutos, que depender de los programas sociales del gobierno que siempre son insuficientes.

Esperemos que los grandes proyectos de infraestructura -Transístmico, Tren Maya y Refinería Olmeca- ayuden a paliar la deuda con región, así como los recientes anuncios de inversiones relacionadas con el nearshoring, alcancen a llegar al sur de México, donde si bien existe lejanía con los centros de consumo del norte, a cambio se cuenta con agua, energía eléctrica limpia, clima, tierra fértil y mano de obra diestra y comprometida. Pero no es suficiente.

Se necesita un ambiente de certeza jurídica, paz y tranquilidad, que es lo que gusta a las inversiones y a los ciudadanos para ser productivos. Las campañas políticas que están a vuelta de la esquina son la oportunidad para que los aspirantes al gobierno y al legislativo se comprometan al respecto. Ojalá así suceda.

Al ser considerada una de las áreas más importantes del continente americano, debería tener una mayor protección por las autoridades ambientales de México

Comercio Ilegal

Winston Churchill

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