Mujeres: musas, diosas y demás.

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Mujeres: Musas, Diosas y demás.

Por

Marcel Gustavo Alamán Zárate


Dentro de los cientos de artificios de los que uno se puede valer, existe la sindéresis, ea pues que a ellas, las queremos, las odiamos, las admiramos, las deseamos, las detestamos, las soñamos, las amamos, las perdemos, las encontramos, las sentimos; nos enojan, nos alegran, nos dan penas así como las quitan, nos dan esperanza, nos dan vida, así como como pueden darnos aliento nos lo pueden quitar; las necesitamos, porque nadie puede ser indiferente hacía las mujeres. Las mujeres son un enigma para muchos, entre ellos yo, amadas, deseadas y temidas a la vez; su capacidad de crear vida convierte a la mujer en un ser quimérico ¿cuasi divino? ¿cuasi humano tal vez?, de una esencia holística, llena de conductas inexplicables, a veces para la cordura. Torrente de emociones incontrolables enmarcadas por la razón. Antonomía de ternura y pasión, sentimientos necesarios para vivir y otorgar vida. Se han escrito kilómetros de tinta buscando entenderla, al final solo consiguen una simple descripción de ella; es por esa razón que el objetivo de ésta edición no es explicar, describir o entender a la mujer, pues excede de mis capacidades, simplemente expondré mi perspectiva particular sobre la feminidad, sobre la mujer. ¿Cómo entender al ser que en sus entrañas aún guarda el secreto de la creación? Quizás ya lo olvidó, o fue desvanecido de su memoria como castigo a “el pecado original” de Eva. Desobediencia vuelta carne, madre y amante, ser indómito al que por generaciones se le ha exigido silencio, estoicismo y sacrificio; el costo: el asesinato de su alma. ¿Cómo pudimos pedirle a una mariposa retenerse en crisálida? Desdeñosamente, se asevera que son fácilmente corrompibles, su talón de Aquiles: el corazón. Se han alimentado de prejuicios: débil, obvia, servil. Para aquellas que se atrevieron a rescatar su holística alma murieron social y físicamente. El paraíso las repudiaba, simplemente no eran dignas. Para sobrevivir se fraccionaron, ejecutando solo un papel: madre y esposa o amante y cómplice; ocultando o maquillando sus “imperfecciones”. Desarticulada encontró la aprobación y se entregó al cobijo que otorga el reconocimiento social o religioso. Parcial se miró, creció y se vivió. Te preguntarás estimado lector, porque la idea recurrente de la mujer como ente holístico, el holismo es la doctrina que propugna la concepción de cada realidad como un


todo distinto de la suma de las partes que lo componen y ¿qué es la mujer, sino un ser, un todo infinito y cambiante? Lo femenino Según el filósofo y sociólogo francés, Jean Baudrillard, lo femenino no es lo opuesto de lo masculino, sino lo que lo seduce. La mujer ha sido el misterio más grande con el que se han enfrentado los hombres de todos los tiempos, su capacidad creadora la erigió en muchas culturas como Diosa madre, origen de toda la existencia, objeto de culto, veneración y respeto absolutos. Los artistas se han visto siempre seducidos por lo femenino, no sólo por su anatomía o por su carácter, al que le han sido añadidos símbolos que representan la belleza trascendente, la castidad o la pureza, sino también por ese algo incomprensible que irradia, quizá sólo por el hecho de que se les aparece como un ser de naturaleza distinta, con capacidades fuera del alcance masculino como Para muchos la antítesis de lo femenino es lo masculino la creación de la vida. Los artistas de todas las épocas, se para Baudrillard, en cambio, lo femenino no es lo han acercado a esta gran incógnita con diferentes opuesto a lo masculino sino lo que seduce. respuestas, el arte está tapizada de imágenes femeninas, en el trabajo de Gustave Klimt encontramos que ellas irradian un magnetismo extraño hacia el espectador, están llenas de fuerza y de misterio, la mujer se transforma de ninfa durmiente en serpiente al acecho, de madre creadora en muerte destructora; su obra es un homenaje a los múltiples rostros de lo femenino. El derecho materno Se cree que las primeras organizaciones sociales fueron matriarcales, la mujer tenía una gran injerencia política en la vida del pueblo, tal estructura social aún se encuentra existente en algunas culturas donde la madre es la sabia, la que toma las decisiones más importantes de la comunidad. Esta visión de la madre como la regidora y suma sacerdotisa, comenzó a ser objeto de estudio bajo la mirada crítica del jurista y antropológo suizo Johann Jakob Bachofen, quien en 1861 escribió “El derecho materno: Una investigación sobre el carácter religioso y jurídico del matriarcado en el mundo antiguo”, antes se creía que el mundo patriarcal había existido desde siempre, como un dictado de la naturaleza, el libro de Bachofen abrió nuevos horizontes para los estudios sobre lo femenino que influyeron en teóricos tan importantes como el Federico Engels, o


el poeta y novelista inglés Robert Graves, quienes por métodos muy distintos lo estudiaron proponiéndolo como una alternativa a la estructura social patriarcal. Bachofen propuso cuatro fases de la evolución cultural: El primer estadio, llamado hetairismo; donde la diosa Afrodita reina y el hombre es nómada y salvaje, es un mundo en completa simbiosis con la naturaleza. La fecundidad de la tierra es venerada por su capacidad de dotar de alimentos. La tierra es la gran madre. En su segundo estadio Das Mutterecht; caracterizada por la aparición de la ley, aparece la mediación del matrimonio y la agricultura, que aunque mantiene un gran contacto con el mundo femenino en lo terrestre, tiene ya una estructura que divide a hombres y mujeres. La tercer fase (la dionisiaca) es transitoria y las tradiciones comienzan a masculinizarse. Finalmente, el triunfo de Apolo en la cuarta fase (la apolínea) significó el ocultamiento y la degradación de lo femenino, aparece el cambio de lo matriarcal a lo patriarcal, dando forma a la sociedad actual, los valores masculinos como la racionalidad, la individualidad y la guerra. En este texto de Bachofen, se vislumbra esta fascinación por lo femenino y el reconocimiento de que más allá del patriarcado, existe un orden diferente, una posibilidad de mundo. Esta reapreciación de Bachofen propone un cambio de percepción al sugerir que al principio era la mujer cimenta el pensamiento feminista que en los años primeros la feminidad la que domina la civilización. del siglo XX goza ya de fuerza. Durante buena parte del siglo XX, se sostuvo que no existían diferencias entre hombre y mujer. Es decir, que las diferencias en el comportamiento sexual, de hombres y mujeres, se debían a la cultura considerando que el hombre, lo humano, se coloca por encima de las leyes biológicas. A tal especulación, se sumó la sociología señalando que los fenómenos sociales deben ser explicados por hechos sociales, es decir, el comportamiento humano (desde los celos sexuales a la histeria de masas) estaban fuera del individuo y se llegó a afirmar que la naturaleza humana era la consecuencia, no la causa, de las fuerzas sociales siguiendo el concepto rousoniano del buen salvaje. Émile Durkheim señala: “La naturaleza individual no es sino el material indeterminado que el factor social moldea y transforma.”


La diosa blanca Según el escritor británico Robert von Ranke Graves, la función de la poesía es y será la invocación religiosa de la musa: “La función y la utilidad de la poesía siguen siendo las mismas; sólo la aplicación ha cambiado. Ésta era en un tiempo una advertencia al hombre de que debía mantenerse en armonía con la familia de criaturas vivientes entre las cuales había nacido, mediante la obediencia a los deseos del ama de casa; ahora es un recordatorio de que no ha tenido en cuenta la advertencia, ha trastornado la casa con sus caprichosos experimentos en la filosofía, la ciencia y la industria, y se ha arruinado a sí mismo y a su familia”. El poeta hace un recorrido histórico para demostrar la existencia de la gran diosa blanca y exaltar así su olvidado culto. Su obra apareció en 1948, la convulsiva época de la posguerra. La Diosa Blanca, en su obra “La Musa” va mostrando sus distintos rostros: es Isis, Danaé, Judith, una diosa de amor y de venganza. La mujer como sujeto castrado Lo siento es necesario hablar del padre del psicoanálisis; Sigmund Freud analizó a muchas de la mujeres de inicios del siglo veinte (sería bueno que lector que recordaras la obra de Sabina Berman, Feliz Nuevo Siglo Doctor Freud), sus estudios sobre la neurosis los escribió basándose en las damas de la sociedad vienesa que buscaban confort en su diván. En sus Teorías Judith I (1901). G. Klimt Este cuadro rememora la historia de la valiente mujer que salvó al pueblo de Israel al decapitar al jefe militar Holofernes, miembro del ejército del rey Nabucodonosor. La cabeza del general la guardó en un saco y la llevó como una presea. En la pintura, Judith muestra un gesto de éxtasis (ojos entrecerrados, boca medio abierta, mejillas sonrosadas) pero a la vez seductor, en el que los dientes son un signo de su poder y de la agresividad escondida tras la sensualidad.

sexuales infantiles, Freud describe cómo los niños y la niñas a través de la conciencia de diferenciación de sus cuerpos se construyen como individuos; en el caso de las niñas, describe su angustia por no poseer un falo, la niña cree que crecerá algún día pero cuando cae en la cuenta de su condición definitiva, se percibe como un ser castrado, que poseerá durante toda su vida la envidia del falo, no sólo en la parte genital, sino como construcción de un símbolo que encuentra diferenciación en el ámbito social.

Esta visión sobre lo femenino, como ser castrado en busca de venganza, aparece con gran evidencia en las representaciones artísticas de Judith (el personaje bíblico), se trata de la mujer que se adueña finalmente del falo al cortar la cabeza de su enemigo (Holofernes), la dama que retorna para apropiarse del poder que le ha sido negado. Los estudios de Freud sobre el inconsciente, influenciaron a otros psicoanalistas, quienes a partir de la teoría de Freud fundarían sus


propias interpretaciones, como en el caso del psiquiatra y psicólogo suizo Carl Gustav Jung. Arquetipos Carl Jung, dedica sus estudios a los arquetipos, éstos son ideas o formas preconcebidas que se heredan de generación en generación formando parte del inconsciente colectivo que habita a cada individuo. Jung reconoce principalmente dos arquetipos, el de la madre y el del ánima, sobre los cuales escribirá algunas teorías. Según Jung :“ Todo hombre lleva la imagen de la mujer desde siempre en sí, no la imagen de una mujer determinada, sino de una indeterminada. Esta imagen es en el fondo, un patrimonio inconsciente, que proviene de los tiempos primitivos y, grabada en el sistema vivo, constituye un tipo de todas las experiencias de la serie de antepasados de naturaleza femenina, un sedimento de todas las impresiones de mujeres, un sistema de adaptación psíquica heredado”. Por otro lado, para él hay algo femenino en todo lo masculino, lo denomina ánima, así como algo masculino en todo lo femenino, el ánimus. Así, Jung vendría a proponer en lugar del repudio, su aceptación e inclusión dentro del imaginario social. Visión cristiana Eva en el mundo cristiano representa el pecado de la carne, por su por delante, Adán como seguidor, el varón debilidad, los hombres han perdido el paraíso, ella representa lo Eva cierra los ojos dejandose llevar por el influjo de mundano, todo aquello que hay que evitar para poder acceder a la la mujer tal y como le ocurre a Enkiduh. espiritualidad. Sin embargo, y en un punto contrario, nos encontramos con María, la mujer inmaculada, la purísima, la que nunca ha pecado y que por sus méritos, accede al milagro divino, es la contraparte de Eva, es la madre santa, la que está más allá de lo terrenal. Entre estas dos imágenes, la mujer se ve tensionada entre la bondad y la maldad, la reserva y el exceso, se encuentra entre ambos polos. Por otro lado, aparece una tercera imagen, la de Magdalena, que arrepentida de sus pecados tiene acceso al mundo divino. Poniendo a Eva por delante y a Adán como su seguidor, entendemos que Adán ha cerrado sus ojos, como dejándose llevar el influjo de Eva. Más que una denuncia, parece un culto a esta mujer sensual que se atreve a desafiar el mandato divino, de algún modo, todos nuestros modelos se parecen a ella.


El amor filial Para Gastón Bachelard, el amor filial es el principio activo de la proyección de las imágenes, es una fuerza inagotable que se apodera de todas las imágenes para ponerlas en perspectiva humana más segura: la perspectiva maternal. La madre es la fuente de todos los bienestares, es la gran protectora, ésta es la primera mujer en la vida de todo hombre; sin embargo, una segunda mujer aparecerá más tarde en su imaginario, ésta es la amante que también va a ser proyectada sobre la naturaleza. Naturaleza y mujer resultan cuasi sinónimos en la visión de Bachelard, por ello no es raro que a ella se le asocie con flores y frutos(Deméter) , así como con elementos acuáticos. Ellas son un paisaje y en cada uno se retrata lo femenino. En muchas obras las musas estarán siempre ataviadas con motivos orgánicos que recuerdan esa ligazón primigenia: pequeñas flores abiertas aparecen en sus cabellos y en sus ropas, los colores verdes y los tonos acuáticos.

Desnudez En el arte no es raro encontrar desnudos femeninos, sin embargo hay que recordar que si bien en la actualidad los desnudos en pinturas o fotografías son mostrados en los museos sin censura Una ondina se peina el pelo, la mujer se alguna, durante su época causaron una gran polémica, tuvieron asocia con la naturaleza, la primavera y el agua. que enfrentar una y otra vez la crítica de sus contemporáneos (recordemos que hace más o menos 20 años era muy complicado conseguir alguna fotografía de Helmut Newton y ahora prácticamente hacen postales de ellas; recordemos los problemas de Bounarotti por poner desnudos en sus frescos). Para los varones de formación clásica sobre todo de la academia, el desnudo debía representar ideas, ser elevado al mundo de la espiritualidad, las terrenas mujeres iban en contra de esta visión sacralizadora de la imagen para acercarse a lo femenino desde una perspectiva más inmediata, en lugar de las figuras sin sexo que aparecen en los desnudos académicos; ahora ya pinta el vello púbico en las modelos, en lugar de la mirada al horizonte, se hace que miren a los ojos del espectador, contrario a los cuerpos delgados y equilibrados, ahora se exaltan las caderas, resaltan los huesos, despeinan a sus musas, se las hace aparecer como seres humanos, hemos arrebatado la figura femenina del paraíso de los dioses y le hemos otorgado su cetro en el mundo terrestre, donde, déspota a veces y otras


protectora, recobra su estatus de Diosa terrena, de naturaleza despiadada, de vida y muerte unidas en una misma imagen. Mujeres contemporáneas Al despertar del siglo XX según ciertos teóricos del arte, el mito del andrógino aparece más frecuentemente en las obras donde se retratan mujeres muy masculinas, la noción de bisexualidad de pronto cobra cierta visibilidad por la época, inquietando a la sociedad, en ese momento se temía que si el mundo se feminizaba demasiado podría llegar a la decadencia, que sólo un mundo regido por los hombres, sería el mundo del progreso. Apertura, estimado lector, este mito aparece porque precisamente se trata de una época en que las mujeres comienzan a reclamar una participación más activa en los procesos sociales. Estos movimientos reformistas del siglo XIX que propugnaban nuevos papeles para ellas, fueron producto sobre todo del crecimiento de la clase media y, en las capitales burguesas de cultura y pensamiento como Viena, París o Berlín; del impulso que recibieron por parte de la comunidad judía. En 1850 se funda The society for the promotion of employment of women, asociación que buscaba integrarlas a la vida económica de la época. A finales del S.XIX y principios del S.XX generado en parte por las ideas del psicoanálisis se rompe con el recato victoriano y las mujeres adquieren más libertad, la aparición de centros nocturnos como el Moulin Rouge, es un claro ejemplo. En la imagen uno de los afiches adjudicados a Henri Tolouse-Lautrec.

Frank Whitford, autor de Klimt, Schiele Kokoshka y sus contemporáneos discurre en que “el arte y la literatura europeos de fines de siglo XIX hervía de mujeres irresistibles y despiadadas, monstruos mitológicos que se convirtieron en seres contemporáneos”, de esta manera se expresaban los cambios sociales y el miedo que los hombres sentían ante las demandas de emancipación feminista. Ahora de acuerdo con la psiconalista francesa Elisabeth Roudinesco: “Lo homosexual, lo femenino, incluso lo judío se identificaba por igual, pues se tenía gran miedo de la alteración del núcleo familiar”, ahora lector en el texto no planeo hacer propaganda pro o antijudía, solamente tal y como se percibe en la primera parte del Especial del amor y la amistad de Potsemu (ver El amor en los tiempos en los tiempos antiguos: Parte I ), la visión semítica sobre los papeles y valores de los sexos, ha trasminado a la actualidad, es nuestra realidad, somos herederos de todo ese pensamiento.


Femme fatale Por fin asiduo lector de Potsemu hemos llegado al momento en que la mujer recobra su poder, la mujer fatal (femme fatale) es muy recurrente en Europa desde los 1900’s, Laura Payne nos da un brochazo de la situación: “El simbolismo europeo de la época se dejó seducir por las imágenes de las sirenas o de la tentadora Salomé, mientras sus representantes exploraban los profundos conceptos filosóficos de la carne frente al espíritu, así como el mundo onírico aprisionado entre el cuerpo y la mente. La fascinación por las Para el filósofo francés Gastón criaturas esotéricas incluía la idea de la tentación convertida en Bachelard el hecho de que la sacerdotisa, con vínculos posteriores a dimensiones espirituales mujer asuma papeles tan de verdades esenciales más elevadas. La imagen de la melena disímiles no es nada extraño, abundante se convirtió en símbolo sexual de fertilidad y pues en la esencia de las cuestiones más profundas renacimiento”. Las cabelleras rojizas exuberantes que aparecen siempre hay dualidad: “Una desde inicios del S.XX fascinan a sus contemporáneos pues la materia que no proporciona revelan como ser que a través de la sexualidad declara su ocasión para una ambivalencia autonomía, volvemos a Minerva. psicológica no puede encontrar su doble poético que permita infinitas transposiciones. Por lo tanto, es necesario que haya una doble participación —que incluye el deseo y el temor, participación del bien y del mal, participación tranquila de lo blanco y lo negro— para que el elemento material ligue al alma entera”.

Edward LucieSmith en “La sexualidad en el arte occidental” describe que los simbolistas retomaron muchos de los temas de los románticos, tales como Medusa o el vampiro, la fascinación por el diablo y la femme fatale, expresando así su gusto por ese universo que hasta entonces estaba prohibido. Para Gottfried Fliedl, se trata de otra cosa; para él, lo que la sociedad trataba de hacer era una feminización o autofeminización, es decir, la revalorización de la feminidad masculina como un fenómeno cultural del siglo XX. “El reverso de la masculinización de la mujer, la feminización del hombre, amenaza al varón descubriéndole sus partes femeninas que son separadas del conjunto y representadas como las fuerzas enemigas”. El Jugendstil o Art Nouveau buscó suprimir la diferencia entre los sexos, de ahí las figuras andróginas, que eran alabadas por el arte secesionista, es posible que se vislumbraran ya las relaciones de poder que se articulan alrededor del género y que, por lo tanto, la ambivalencia se construyera para ellos como una ruptura de estas relaciones de dominación a través de la alteración de sus signos visibles. Por estos mares de convulsiones del pensamiento y replanteamiento, vale la pena destacar que la pornografía


fue una industria floreciente, las cámaras fotográficas habían abierto una nueva vía de experimentación al poner al alcance de muchos la creación de imágenes (la representación de la realidad, que si antes era personal, ahora se volvía universal), la sexualidad se revela en estas fotos, así aparece bajo la moral estricta la esencia libidinal de los hombres, su interés por el erotismo, por los cuerpos ajenos, sus deseos por ingresar a los prohibidos terrenos del placer. Estas mujeres fatales revelan las energías psíquicas que habitaban el imaginario masculino, el reconocimiento de que la sociedad estaba cambiando y de que este nuevo mundo necesitaba nuevas representaciones, si ellas estaban cambiando la forma en la que ésta era retratada debía modificarse y ahí es donde aparece “Se ha aseverado que la con un gran repertorio de mujeres extraordinarias. estabilidad de los Un homme et une femme

hogares victorianos se asentó, en parte en la existencia de las prostitutas. La domesticación de la feminidad en la clase media, se lograba mediante el constante contraste con los peligros de la sexualidad femenina desenfrenada”. Withney Chadwick

La idea de identidad entre hombre y mujer se empleó políticamente para justificar la igualdad entre los sexos (recordemos el artículo 4 de la CPEUM). Numerosos pensadores se tropezaron con tales errores convertidos en creencias. Margaret Mead, en 1935, dogmatizaba: “Se podría afirmar que muchas ,si no todas, de las características de personalidad que hemos definido como masculinas y femeninas están tan poco relacionadas con el sexo de las personas como la ropa, los modales o los tocados que una sociedad les impone en un momento dado a cada uno.” Tal pensamiento se convirtió en una creencia que se popularizó debido a su utilidad política. Sin embargo, los estudios antropológicos de Margaret Mead sobre la vida sexual de los adolescentes en Samoa, que revelaba que la sexualidad no era un factor biológico sino un producto sociocultural, fueron resultado de una falsedad. Poco a poco, el mito que sirvió a la lógica política de sus creyentes, se derrumbó. No es raro que esas personas hayan pensado así, ignorando la biología, la genética, la embriología, la fisiología ya que, en ese momento, la antropología, la psicología evolutiva, la genética y otras disciplinas científicas, que dan cuenta de la evolución


humana, se encontraban en sus inicios. No negamos el papel de la cultura en el condicionamiento del ser humano, ahora conocemos la interacción existente entre genes y cultura. Como ejemplo, los gemelos univitelinos (con los mismos genes) que viven separados, conforme crecen muestran diferencias en su fenotipo, desarrollan enfermedades diferentes, adquieren distintas personalidades o varían en su capacidad de fertilización o el tiempo en que aparece la menopausia. Estas y otras diferencias se encuentran en el epigenoma (modificaciones químicas que acontecen en genoma de una persona después de la concepción y durante la vida) y son debidas al proceso de envejecimiento natural y la influencia del medio ambiente, educación y cultura. Las investigaciones actuales revelan que el comportamiento de un organismo depende, tanto de sus genes como del medio ambiente en el que se desarrolla. Es decir, hay una retroalimentación entre los dos. Esto permite entender lo que pasa y la manera como evoluciona el ser humano. Por ejemplo las crías de ratones que reciben caricias maternas durante la primera semana de vida, tienen una respuesta adecuada al estrés cuando son adultos. Se ha visto que los genes en el cerebro se modifican químicamente y esta transformación permanece durante toda la vida del animal.

Al mencionar las diferencias existentes entre hombres y mujeres, debe señalarse que estas reflejan promedios de grupos que se comparan sobre las diferencias psicológicas o fisiológicas. Eso no nos dice nada acerca de un individuo lo cual significa que en el nivel personal es posible tomar decisiones que sean equivalentes entre los sexos. Una mujer pude tomar actitudes u oficios que corresponden a un hombre y viceversa. Las diferencias, de origen son genéticas, la mujer tiene dos cromosomas X, el hombre uno X y otro Y. Además, existen distinciones anatómicas, innegables: utero y ovarios en la mujer, testículos y pene en el hombre. En el terreno fisiológico, las distinciones hormonales conocidas, estrógenos en la mujer, testosterona en el hombre. La masa muscular es mayor en el hombre que en la mujer, la grasa es mayor en la mujer que en el hombre.

Se sabe que las madres que amamantan a sus hijos, crean nexos afectivos más fuertes que aquellas que no lo hacen.


Sin embargo existen diferencias en la forma de pensar, el cerebro de la mujer y el del hombre son diferentes. En el hombre, el área del pensamiento abstracto es, en promedio, 9% más grande que en la mujer; los hombres tienen estructuras tales la amígdala de mayor tamaño y las células nerviosas en mayor número. En la mujer existen mayor número de conexiones, a través del cuerpo calloso, entre los dos hemisferios cerebrales. Es por esto que el hombre tiene mayor capacidad para el pensamiento abstracto, capacidad aeroespacial como leer mapas, conocer el territorio, matemáticas, mecánica. Las mujeres tienen mayor capacidad para la intuición, las tareas verbales, el reconocimiento de las emociones, la sensibilidad social. Las niñas aprenden a hablar más temprano y con mayor número de palabras que el niño. A las 24 horas de nacidos, los niños dirigen su mirada a Existen diferencias en la forma de pensar, el cerebro de la mujer generalmente desarrolla más habilidades de tipo afectiva, mientras los hombres habilidades de tipo sistemática. En la imagen una representación cómica de las diferente forma de ver la realidad según el género.

aparatos mecánicos y las niñas las dirigen a caras humanas.

Que los hombres tienen mayor tendencia a la sistematización y las mujeres al afecto. Esto significa, desde el punto de vista de la evolución antropológica que las mujeres inventaron el amor y el hombre la educación y el orden. Un estudio en la Universidad de Cambridge reveló que el 44% de las mujeres tiene capacidad empática en comparación con el 17% de los hombres y que, el 54% de los hombres tienen mayor capacidad de sistematización, en comparación con el 17% de las mujeres. Los hombres y las mujeres somos diferentes, literalmente ellas nos encantan según el Dr. Michael Hunter, de la Universidad de Sheffield, Inglaterra, señala que la voz de la mujer es más compleja que la del hombre debido a diferencias de tamaño y forma de las cuerdas vocales, de la laringe, y a que la voz femenina tiende a ser melodiosa. El hombre descifra la voz femenina con la parte del cerebro que procesa la música, en cambio, el reconocimiento de la voz masculina es más sencillo. Eso explica la razón por la cual algunas voces de mujer son difíciles de escuchar.


A título personal… A título personal, después de este trabajo extenso pero no in extenso de la mujer y su feminidad, después de las horas dedicadas, que si bien no fueron muchas ( por cuestiones escolares) pero sin duda muy enriquecedoras, puedo asegurar que la idea de la mujer mejor engloba mi perspectiva es la frase de Jules Michelet, afamada por ser el epígrafe de Aura de Carlos Fuentes+ , describe de forma maravillosa la importancia no solo a nivel cultural o social que ha tenido la mujer, sino a nivel personal dentro de los hombres: «El hombre caza y lucha. La mujer intriga y sueña; es la madre de la fantasía, de los dioses. Posee la segunda visión, las alas que le permiten volar hacia el infinito del deseo y de la imaginación... Los dioses son como los hombres: nacen y mueren sobre el pecho de una mujer...». La frase me encanta, en ella trasmina el ideal de Astarté, vemos a Lilith con sus largos y hermosos cabellos seduciendos, sentimos a Minerva altiva, fuerte e independiente viéndonos con prepotencia, al mismo tiempo vemos la belleza de las mujeres de Reubens, la Matriuschka, la mujer de anchas caderas, mejillas sonrosadas, siempre dispuesta a dar apoyo a sus hijos. Incluso invaden figuras como La pietá de Miguel Ángel, es la madre que está en el momento de la caída del hijo, nos alude a la fidelidad de Penélope hacia Odiseo, y por consiguiente la fidelidad de Orfeo a Eurídice; pues las mujeres nos inspiran incluso a retar las estructuras sociales que como varones hemos impuesto, incluso si eso significa convencer a la muerte, del vínculo que nos une a ellas. Si, lo se, la mujer pasiva y receptiva, pero que mejor ejemplo de que como hombres nos seducen las femme fatale, las Eloísas, aprovechando la alusión a Aura recordemos, que ella sale a la búsqueda de su doncel, ella sabe que vendrá, porque lo conoce, porque al ser mujer sabe del poder que tiene sobre él, sin embargo lo domina completamente no deja nada al azar lo lleva a la naturaleza, al bosque donde la mujer se vuelve la incógnita de la vida para el hombre. Como hombre es divertido pensar que existan mujeres así, pensar que uno puede ser pasivo, que no esta obligado a ser la parte activa, pensar que algún día se pueda encontrar a la Beatriz de nuestro Dante, que así como Orfeo no cesemos en su búsqueda y su solo recuerdo, nos permita llegar a ser mejores; pensar en encontrar a la Isabel de nuestro Diego, o una Juana a nuestro Felipe, que sea tan grande el vínculo que nos una a una mujer que pueda incluso ésta perder la razón, aunque bueno muchos aseguran que en realidad no quedo loca y que su Fernando, su padre era un desgraciado, al igual que su nieto Carlos y por eso la olvidaron en una torre, para mantener el poder; sin


embargo como casi siempre me pasa, me he salido de los parámetros del tema, aunque no tanto, porque sin duda el vínculo que nos une a las mujeres como hombres siempre es el amor. Ya es justo concluir, lo sé, no todos somos Salvador Dalí, Diego Rivera o Gustave Klimt para jactarnos de ser lo suficientemente extravagantes como para expresar de forma única lo que las mujeres representan para nosotros, tampoco somos Alain Delon para que al lado de una Romy Schneider enseñemos al mundo lo hermoso que son el epitome anatómico de mujer y hombre; entonces ¿qué? Todos quisiéramos ser el Raniero o Eduardo VIII, que le abre a una Grace o Willis un mundo nuevo de felicidad y comodidad, pero es poco realista, quizá lo más realista como hombre con gusto por el saber es esperar que durante el tiempo que pasemos con nuestra respectiva Zhu Yingtai, podamos darnos cuenta de lo que representa para nosotros.


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