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Verba volant, scripta manent.


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El devenir de la Conferencia Este El Draft de 2014 es tema estrella en cuanto a especulación, desde antes que empezara la temporada. Jugadores como Andrew Wiggins, Joel Embiid, Jabari Parker, Julius Randle y Marcus Smart, son protagonistas de muchos diálogos sobre la próxima elección de universitarios. Muchos equipos están optando por el tanking, o eso parece, y la cuestión es que las repercusiones que esto puede causar son varias e incluso podrían llegar a ser bastante trascendentes. Concretamente, por la diferencia de nivel apreciable entre una conferencia y otra, o al menos esto es lo que indican los balances globales de cada conjunto. En la Conferencia Este desde la sexta posición a la decimoquinta, los balances de los equipos se mantienen negativos. En cambio, en la Conferencia Oeste no se aprecia un balance negativo hasta llegada la undécima posición, lo que corrobora, una diferencia abismal entre la dureza de una conferencia y la otra. Lo preocupante del dato es que hasta tres equipos del este están en zona playoffs sin tener más victorias que derrotas, mientras que en el oeste ocurre todo lo contrario, dos equipos están fuera de las posiciones clasificatorias con un total de victorias superior al de derrotas. Además, la repercusión que estos balances pueden tener entre las lottery picks puede hacer crecer todavía más las distancias entre unos y otros. De entre las franquicias que consiguen clasificarse para la fase eliminatoria, su orden para la elección será determinado en función del balance registrado en regular season. Los octavos clasificados de cada conferencia, reciben la decimoquinta y decimosexta posición para elegir, también en función de sus victorias y derrotas, pero eso sí, reciben una posterior elección a los no clasificados para playoffs. El inconveniente, a priori, radica en las franquicias del oeste con mejor plantilla que algunos equipos clasificados del este, o al menos con mejor balance, ya que estarán en la lotería del draft y escogerán desde una posición favorable. En la que será una hornada de diamantes en bruto el coste puede ser muy elevado, debido a que si solo fuera un equipo del este clasificado con peor balance que no clasificados del oeste, no sería tan abrumador, pero cabiendo la posibilidad que esta cifra ascienda a tres o cuatro, el futuro de la Conferencia Este puede estar en peligro si algunas de las primeras elecciones se marchan a equipos del occidente menos necesitados que los de oriente.


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All-Star Weekend, siempre tendrás nuestra atención En más de sesenta ediciones del All-Star Weekend, hemos visto brillar año tras año los mejores de esta liga. Frecuenta el tema en cuanto si es necesario, o no, cambiar con la dinámica en la distribución de todos los eventos llevados a cabo ese esperado fin de semana. Una cosa queda clara y es que a pesar del caché que atribuye a los jugadores estar allí presentes, ya sea en el partido del domingo o en las dos noches anteriores, dicho fin de semana llega a tantear lo monótono. Como tema de debate es algo que divaga mucho, pero a veces las conclusiones extraídas no son más que blasfemias, ya que jamás serán ejecutadas. No obstante, me atrevo a plantear algunas de estas. Empiezo con orden inverso al cronológico, y sin miramientos, el All-Star Game carece de emoción. No debería ser así, ya que teniendo en cuenta el material del que se dispone, se podrían ver actuaciones todavía aún más espectaculares. Y si no es mucho pedir, si hay oposición por parte del rival al que se encaran, mejor. En el All-Star Game de la MLB de béisbol, los equipos de cada liga se juegan el factor cancha de las Series Mundiales, por lo que la liga que se lleva el partido gozará de ventaja de campo en la serie final por el título, sin importar que este tenga un mejor balance. Aplicado a la NBA, el resultado podría ser bestial, ya que es un partido en el cual la mayoría de los jugadores optan al título con sus respectivos equipos. En lo que se refiere al concurso de habilidades, de triples y de mates, remodelaría por completo su formato. Por ejemplo, en vez que todos se enfrenten entre todos y que vayan pasando rondas, yo les haría enfrentarse en duelos a sus rivales y asimismo pasar de ronda o quedar eliminado en forma de eliminatorias. Sin embargo, no modificaría el partido de rookies y sophomores, ya que tampoco estamos tan acostumbrados a verlos brillar del modo en que lo hacen allí. También se podría premiar con más números para la lotería del draft o, quién sabe. Hay diversas variantes para imaginarse un All-Star Weekend, pero sin duda, al aficionado jamás dejará de interesarle al cien por cien.


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Lima, Ohio “Si quieren pasárselo bien, marearse, e incluso reírse, la opción de ver a Los Angeles Lakers es la mejor”. Así es como empieza el artículo Una feria de Iñaki Cano, también publicado en esta sección hace ya unas semanas. Sin embargo, el título angelino de feriantes se lo ha arrebatado una franquicia con una plantilla de aires ahumados. La intención de Dan Gilbert no ha conseguido que Mike Brown fuese capaz de apaciguar la conducta inmadura de algunos de los jugadores de Cleveland Cavaliers, como sí fue capaz en los años previos de firmar con Lakers. Problemas con Dion Waiters, Andrew Bynum y ahora con Luol Deng, quien declaró no estar a gusto en la plantilla, son los que demuestran la acidez de este proyecto, en teoría, pensado para llegar a playoffs a corto plazo. Si el equipo de California no cuenta con las mejores condiciones para tirar adelante con la campaña, el combinado de vino y oro todavía menos. Habiendo sido un gustoso limón en la etapa de LeBron James, se conformaron con menos con el regreso de Brown y ahora los de Ohio no llegan ni a lima. En el Lakers-Cavalers disputado el pasado miércoles, sucedía una cosa de las más inverosímiles jamás vistas en un partido de la NBA. Los Lakers, sin banquillo por lesiones, ven cómo uno de los cinco jugadores restantes, alcanza las seis faltas personales, pero se le concede permanecer en el terreno de juego por una normativa que muchos desconocían. Fue noticia destacada en muchos medios de comunicación por la curiosidad de una sucesión de actos poco comúnmente acontecidos. Sin embargo, ¿por qué no resaltó, principalmente, que además fueron capaces de vencer el encuentro? Pues aquí viene mi titular: Cleveland Cavaliers pierde ante un equipo que el reglamento les impidió quedarse con cuatro jugadores en la cancha. Y mi entradilla: la franquicia de Ohio no acaba de obtener el jugo del frondoso fruto que parecía su proyecto. La acidez exprimida en los integrantes del equipo, impide pulir lo que parecía más sabroso. No está siendo la mejor campaña para estos Cavaliers que no parecen de Cleveland, sino de lima, Ohio.


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Semejanzas entre un espárrago y Rudy Gay En base a comidas determinadas para dietas adelgazadoras, dar con el efecto calórico negativo puede ser efectivo para bajar de peso. Existe una serie de alimentos, conocidos como quema grasas, que aportan al organismo una cantidad de calorías más baja que el total de calorías consumidas para digerir el elemento ingerido. Un ejemplo de estos puede ser el espárrago, vegetal del cual si alguien se come 100 gramos, le aportará 17 calorías aunque, por efecto contrario, su cuerpo requerirá quemar hasta 30 calorías para metabolizarlo. Antaño Rudy Gay se vio inmerso en un traspaso a tres bandas en el cual acabó destinado a Toronto Raptors. Desde Memphis Grizzlies no acababan de ver con buen ojo la marcha de otro de sus jugadores referencia, ya que en ese pasado verano se despedían también de O.J. Mayo, quien probó suerte en Dallas Mavericks. De entrada, el aficionado de Memphis no las tenía todas sobre si esa sería una buena campaña para su equipo y menos con la marcha de Gay. En postemporada los Grizzlies alcanzaban las Finales de la Conferencia Oeste, en las que caerían ante San Antonio Spurs, pero sin duda esa fue, por ahora, la mejor temporada de la historia del equipo que reside donde nació el rey del rock’n’roll. Ni un año más tarde, la franquicia canadiense se desprende del jugador procedente de Memphis la pasada temporada y lo manda a Sacramento Kings. La primera crítica del trade fue tachar a Masai Ujiri de descarado por provocar el tanking de su equipo, ya que entonces Toronto Raptors no se encontraba ni en posiciones de playoffs, a la vez que tanteaba un balance negativo. Es dos meses después cuando vemos a la franquicia de Canadá con un balance positivo y en la tercera posición de la Conferencia Este cuando nos damos cuenta de la cualidad de espárrago de Rudy Gay. Si nuestras dietas se basaran tan solo en la ingestión de espárragos, es bastante probable que acabásemos ingresados en el hospital tarde o temprano. Incluir dicho alimento en nuestras comidas puede propiciar la pérdida de kilogramos, concepto que se vincula a las victorias en la NBA. A pesar de ser reconocido como jugador referencia allí donde haya jugado, por efecto contrario, sin él, todos sus ex equipos han ‘engordado’, motivo que de alguna manera hace pensar en las semejanzas entre el efecto que conlleva al cuerpo comer espárragos o no, con tener a Gay en el equipo o no.


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Una de las peores imposiciones de la NBA Las camisetas con mangas son una de las peores imposiciones de la NBA en estos últimos años, o al menos para muchos. A pesar de todo no me adhiero al cien por cien a la afirmación que titula estas líneas. Consideraría justificada la retirada de dicha prenda teniendo en cuenta la incomodidad manifestada por bastantes jugadores en la liga, no obstante seguro que hay algún jugador que está de acuerdo y conforme en cuanto a lo que las mangas conllevan. No tuvo tanta repercusión la disconformidad con este nuevo diseño para las elásticas de los equipos de baloncesto cuando empezaron a lucirlas el curso pasado algunos equipos de la universitaria NCAA. Como es habitual, toda nueva medida incorporada en una asociación tiene sus defensores y detractores, pero en este caso la crítica que se está llevando a cabo surgida del modo en que hacen vestir a los jugadores, está llegando a un nivel paradójico. Por un lado, tanto en Twitter como en diversas redes sociales, la mayoría de comentarios al respeto son negativos. Por otro lado, para NBAStore.com está siendo un éxito de ventas. ¿No tratamos con una liga que innova y nos sorprende cada año un poco más con lo que el espectáculo sugiere? En este caso yo propondría que cada uno vistiera como más cómodo se sintiera. En las ligas de fútbol estamos acostumbrados a ver jugadores con manga larga o manga corta según lo elija cada campista (lo que podría romper mi argumento es que estos todavía no han jugado con camisetas de tirantes). ¿Pues por qué no bordar dos modelos de camiseta distintos -es decir, con mangas y sin mangas- con el mismo dibujo, color en la tipografía y mismos decorados, teniendo como única diferencia la parte tejida que cubriría los hombros? Esto puede parecer una quimera, pero no dista tanto del cómo se debe entender la moda. La gente debe vestir a la moda, no la moda a la gente. En conclusión, y paralelo al devenir de las líneas anteriores, sí vi bien que los jugadores vistieran con mangas en el All-Star Game. ¿Verdad que lo que se extrae de este fin de semana es puro espectáculo y, en cierto modo, se descansa de la liga regular? ¡Pues que usen las camisetas que se dicta desde el comisionado! Este éxito del marketing debe ser explotado a más no poder en un evento así. Por lo contrario, que en la liga los jugadores vistan con la máxima comodidad posible y la NBA vele pues, por la máxima y más bella ejecución del baloncesto.


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Colgarán un #11 en el pabellón de Cleveland A Kyrie Irving, en su año rookie, la franquicia que le drafteó no le dejó lucir el número que solicitaba después de su única temporada universitaria. El motivo fue sólo uno, y es que próximamente se llevaría a cabo una ceremonia, a modo de ritual, en la que el dorsal #11 se vería homenajeado. Que retiren una camiseta en cualquiera de las canchas de la NBA ya es de por sí algo histórico, pero que lo retire una franquicia en la que sólo nombres imborrables en los anales de la Liga como los de Bingo Smith (#7), Larry Nance (#22), Mark Price (#25), Austin Carr (#34), Nate Thurmond (#42) y Brad Daugherty(#43) han recibido una merecida celebración en señal de reconocimiento a todas sus hazañas en la franquicia, es que el paso por ella ha marcado un camino, ha dejado huella. Un joven lituano nacido en Kaunas llegaba a la franquicia de Cleveland Cavaliers en el Draft de 1996. Seleccionado en la 20ª posición, Zydrunas Ilgauskas empezaba su carrera en la liga estadounidense en la que conseguiría ser el MVP del partido de rookies en el All-Star Weekend del 1998, ser hasta dos veces seleccionado para jugar el All-Star Game (2003 y 2005) y también llegar a jugar dos Finales de la NBA, en las que por mala suerte sería vapuleado en ambas (2007 y 2011). Después de disputar los 82 partidos de su primera temporada en la liga, siendo titular en todos ellos menos en uno, durante las tres siguientes temporadas sólo jugó un total de 29 encuentros a causa de diversas lesiones (sin jugar ningún choque en 1999-2000, su tercera temporada en la liga). No obstante consiguió récords memorables en su franquicia como superar la barrera de los 10.000 puntos, siendo el segundo máximo anotador (sólo por detrás de LeBron James) y ser el máximo reboteador en su historia con 5.904 capturas. Éste ha sido el camino y algunas de las batallas con las que ha tenido que lidiar Zydrunas Ilgauskas para que llegue el día en que le conmemoren toda su entrega para Cleveland. Son míticos los nombres y dorsales que cuelgan desde las vigas del Quicken Loans Arena, y finalmente, pocos años después de haber colgado sus zapas, estará también su #11 en el estadio de Cleveland Cavaliers.


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Glen Davis, un niño grande Resulta imposible hacer referencia a Glen Davis sin que nos venga a la cabeza su apodo, ‘Big Baby’. Son muchos los motivos por los cuales conocemos al nuevo pívot de Los Angeles Clippers con este denominativo tan característico, de modo que vamos a meditar los motivos por los que tiene éste y no otro apelativo, para darnos cuenta que le viene como anillo al dedo. El inicio de este mote surge de su etapa en Boston Celtics,lugar en donde compartió vestuario con mitiquísimos jugadores como Kevin Garnett o Shaquille O’neal. Desde los inicios de su carrera en Louisiana State University ya se podía apreciar el carácter afectivo de Davis. La gestualidad de su fisonomía ya era un rasgo que acentuaba en decisiones arbitrales polémicas o ambiguas, y cuando mostraba su disconformidad a alguna errata en el juego de su equipo. Pocos meses después de su llegada a la NBA, bautizado por ‘Shaq’, se le empezaría a conocer como Glen ‘Big Baby’ Davis. El apodo llegó a su máximo esplendor cuando Davis estalló a llorar en el banquillo tras haberle recriminado Garnett la mala ejecución de una jugada. Ese hecho fue motivo de burla para algunos (quizás demasiados) medios de comunicación en los ámbitos de debate y tertulia deportiva, sin embargo, las cosas cambiarían al traspasarle a Orlando Magic. Erigido como uno de los máximos líderes del equipo, creció su presencia cerca de las pinturas. Su sobrenombre ya no se utilizaría en tono peyorativo, sino todo lo contrario. Mostrada su personalidad aprensiva y sensible, devino un ser cada vez más querido por los aficionados de Florida y seguidores de la Liga en general. Por estos motivos se le conoce como ‘Big Baby’, definiendo en dos palabras su físico y mentalidad. La progresión que experimentó en Orlando dejó en el olvido algunos recuerdos por los cuales él fue motivo de mofa y, por lo contrario, su mote empezó a confundirse con el de ‘Baby Shaq’, el cual usaron en su momento otros jugadores de parecidos considerables como Eddy Curry, Sofoklis Schortsanitis y el campeón del King of the Rock organizado por Red Bull, Hugh Jones, toda una leyenda del streetball estadounidense.Asimismo, es sencillo comprender que Davis aterriza a California con el objetivo de llegar lejos en playoffs, con el propósito de dejar atrás la mala fama y con la intención de ser conocido por su propio nombre, porque Glen Davis es Big Baby.


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El diario de Noah Si de estos datos dependiera, recordar a un jugador de la NBA con abuelo futbolista profesional, de padre músico ganador de un Roland Garros y madre modelo, sería fácilmente reconocible. Se trata ni más ni menos que de Joakim Noah, alguien quien por sí solo ya está haciendo para que tarde o temprano su nombre sea conocido en la mayoría de lugares del globo terráqueo. Que en su primera temporada en la Liga lograra hasta 8 ‘doble-dobles’ es algo destacable, sin embargo algunos topes que mostraron indicios de futuro potencial fueron la vez que jugó 40 minutos y la que capturó 20 rebotes, ambas cosas en partidos distintos. Sin contar la temporada actual, Noah ha registrado a lo largo de su trayectoria NBA un total de 3 ‘triple-dobles’, 124 ‘doble-dobles’ y hasta en 47 choques ha jugado más de 40 minutos. En esta campaña ya lleva 3 ‘triple-dobles’ y más de 30 ‘doble-dobles’, los cuales no están incluidos en los datos anteriormente concretados. Además, es preciso determinar que fue en el curso de antaño y sigue en el vigente, cuando está logrando sus cuotas de juego más elevadas. Por ejemplo, en un partido que también anotó 23 puntos y 21 rebotes, colocó ni más ni menos que 11 tapones. O, no hace tanto, logró un triple-doble con 14 asistencias, marca la cual muy pocas veces en la historia un pívot ha abarcado en un encuentro oficial. No obstante, éstas no son de extrañar ya que en un total de cuatro ocasiones esta temporada, el center nacido en New York y nacionalizado francés ha registrado 10 asistencias o más. Y te preguntarás, ¿por qué este memorándum a modo recopilatorio de sus mejores registros? Pues por la gran temporada que está llevando a cabo el jugador de Chicago Bulls, uno de los pívots en mejor estado de forma. A Noah se le recordará por todo su recorrido y por noches como las que se mencionan aquí, pero sobre todo porque se lo ha ganado a pulso, con su mentalidad ‘bull’. Será conveniente no olvidar nunca lo que en un futuro pueda llegar a hacer, por ahora, tan solo hemos visto lo que es el inicio de la mejor etapa de su carrera.


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Steve Nash y su sentido del humor Steve Nash optó por no renovar con Phoenix Suns porque deseaba conseguir un anillo antes de retirarse como jugador. El destino le mandó a Los Angeles Lakers, donde se empiezan a detectar los primeros rasgos humorísticos de la situación. Cuando Nash hizo pública su condición de free agent, le llovían las ofertas para que firmase con un conjunto u otro. Rechazó muchas, ya que las consideró proyectos con demasiada poca ambición, y entre las que vio viables aceptó subir a bordo de la tripulación de Mike Brown, ‘capitán’ que sustituyeron para no acabar naufragando. Pero incluso con Mike D’Antoni el barco ha acabado en el fondo del mar ¿o del lago?. No lo sé,. La cuestión es que Nash quería ganar anillos y se fue a un equipo que, en su segunda temporada allí, son los primeros de toda la Liga en ver imposibilitada su clasificación para playoffs. Curiosamente, la derrota que dejó KO a los angelinos fue ante San Antonio Spurs, y en esa misma noche Tim Duncan, Tony Parker y Manu Ginóbili lograron juntos su victoria número 491 en la NBA. Segundo mejor récord histórico que consigue un trío de jugadores en la Liga (dejando a lado que también les colocaba con el mejor balance de la competición en aquel momento). Nash hubiera podido integrarse perfectamente al equipo de tejas, principalmente por su cualidad de ‘no estadounidense’, antes que por su habilidad. No obstante, prefirió Hollywood. Cuando se conoció que el base de los Lakers no volvería a jugar esta temporada, en posteriores declaraciones le preguntaron por su futuro, especialmente si rondaba por su cabeza dejar correr el baloncesto profesional. Su respuesta fue contundente: quiere acabar con su contrato porque quiere el dinero que le corresponde. Esta contestación ha sentado mal a demasiada gente, pero yo les invito a que lo tomen con humor. Nash quizás no escogió la mejor manera para decir que no quiere retirarse y que todavía quiere pelear por un anillo. O así es como lo veo yo. ¿Cómo se puede tomar un aficionado de Suns, si no es con humor, que su jugador leyenda escogiese a Lakers para ir a ganar anillos?. Es más difícil pronunciar “a pesar de que esté en un mal equipo, todavía quiero ganar un anillo” y ser motivo de mofa, a decir “quiero el dinero de mi contrato”. Traten con el humor que merecen las palabras del guard. No es justo ofenderse por estas, cuando seguramente no conseguirá ganar la competición en la que ha sido MVP.


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Fundamentos con amor Tres ala-pívots se han puesto de moda paralelamente desde el inicio de esta campaña. Sus múltiples 20-10 esta temporada, son los que han puesto en manifiesto su potente dominio no solo debajo aros, sino que también de espaldas a canasta, en el poste, o bien pisando la pintura. En general, tanto LaMarcus Aldridge, como Blake Griffin o Kevin Love, se han adueñado de muchas facetas de juego que se llevan a cabo en el interior del perímetro. Su control del juego es evidente, sin embargo hasta ahora ha faltado algo para ver a este trío a la vez, formar parte de los quintetos ideales a final de regular season. Este recuerdo nos trae a la cabeza un caso similar como el de Tim Duncan, Kevin Garnett y Dirk Nowitzki, quienes a pesar de que todavía nos sigan deleitando a día de hoy, en su mejor estado de forma, aportaron algo muy distinto en cuanto al juego de Aldridge, Griffin y Love. Por lo que hace a los jóvenes, sumados, sólo han conseguido cuatro apariciones en los tres mejores quintetos considerados por la NBA. Mientras que en el caso de los veteranos, quienes por ahora ya han estado citados en los quintetos hasta treinta y cinco veces entre los tres, en el mejor cinco anual Duncan ha estado en diez ocasiones, a la vez que Garnett y Nowitzki lo han estado un total de cuatro cada uno. Posiblemente, en un futuro hablaremos de Aldridge como el jugador que realzó a Portland Trail Blazers, de Griffin como quien devolvió el ‘Showtime’ en el Staples Center y de Love como quien llenó de esperanzas a Minnesota Timberwolves. En conjunto, nos referiremos a ellos con el respeto que tratamos ahora a tres ala-pívots históricos: ‘Big Fundamental’, ‘Big Ticket’ y ‘Blonde Bomber’. Son muchos los rasgos que quizá jamás nadie heredará de estos tres, pero en defensa de los más pequeños de edad, también poseen habilidades que les diferencian de quienes les cederán el trono generacionalmente. Por ejemplo el mate de Griffin, el pase a modo quarterback de Love y la capacidad de liderazgo de Aldridge, pero en su contra, lo que jamás podrán conseguir es estar en el All-NBA Team sus ocho primeras campañas de trayectoria, como sí hizo Duncan. De Tim Duncan sólo hay uno. A pesar de esto, todos ellos han contribuido para que concibamos el baloncesto desde otro parecer, obviedad que por supuesto debemos aceptar. Como los tiempos, el baloncesto, también cambia.


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Dupond y Dupont, distintas maneras de sentirse DPOY En Las aventuras de Tintín, obra maestra de Hergé, aparecen dos agentes de la policía secreta conocidos en traducciones latinas como Hernández y Fernández. Originariamente, fueron bautizados por el autor como Dupond y Dupont, haciendo creer de este modo que son hermanos gemelos, aunque verdaderamente no lo son. Las semejanzas son muy explícitas, ya sean físicas o en la caracterización de la personalidad del personaje, aunque a pesar de esto, frecuentemente aparecen alusiones que constatan sus múltiples diferencias, por ejemplo, la pronuncia de afirmaciones contradictorias. En las dos últimas campañas de la NBA, el considerado Defensive Player Of the Year no ha sido integrante del All-Defense Team. Tanto Tyson Chandler (2012) como Marc Gasol (2013) fueron, proclamados por los periodistas, el mejor defensor de cada campaña, pero ninguno de ellos entró en el mejor quinteto defensivo escogido por los entrenadores tales años. Sin embargo, esto no es un fenómeno en proceso de desarrollo, sino que a lo largo de la historia ha sucedido otras veces. Deviene pues un hecho común que el mejor defensor del año según la prensa, no esté entre los cinco mejores defensores seleccionados por los coaches. ¡Menuda afirmación! Y acentúa si recordamos lo ocurrido el curso pasado. El quinteto defensivo del antaño estaba compuesto por seis jugadores ya que Chandler y Joakim Noah, quienes juegan en la misma posición, empataron en la votación. De este modo, Gasol pudo formar parte del segundo quinteto, aunque de no haberse producido el empate comentado no hubiera sido así, ya que tenía menos votos que los otros dos pívots y uno de ellos ocuparía su lugar. Parece cada vez más complicado encontrarse con casos como los de Dennis Rodman, Ron Artest o Ben Wallace, quienes siendo el mejor defensor del año, indiscutiblemente formaban parte del All-Defense Team. El distinto criterio que demuestran periodistas y técnicos me lleva a plantear el concepto de ‘Real Defensive Player Of the Year’, en contraposición al DPOY existente. Por definición ‘RDPOY’ es el mejor defensor, en el mejor conjunto defensivo. Valga la redundancia entre Dupond y Dupont con DPOY y RDPOY, de parecidos similares, pero estrictamente distintos. Noah y Roy Hibbert se disputan esta temporada el galardón en reconocimiento al mejor defensa, a la vez que juegan también en la misma posición. Asimismo, surgen distintas cuestiones. ¿Veremos nuevamente al DPOY fuera del All-Defense Team, o por lo contrario este año regresará el RDPOY?


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¿Me quiere o no me quiere? Arranca del suelo una flor si la ves, una margarita o quizás un clavel. Tira de sus pétalos uno por uno y con el tono de voz más ridículo que puedas, sobre todo sin olvidar exagerar, pronuncia las siguientes frases con suficiente ritmo, marcando así una melodía: “¿Me quiere? No me quiere. ¿Me quiere? No me quiere”… Lo pueden pensar jugadores los cuales, muy avanzada la regular season, son contratados, esporádicamente, acordando una unión de diez días. Esta medida propicia a los equipos poder completar la plantilla con miembros originarios de la agencia libre, o bien de la D-League, después del cierre del periodo de mercado. Los más sacrificados en estos asuntos son los jugadores contratados, quienes no tienen la certeza de si podrán acabar la campaña en el equipo y por consecuencia ni se plantean la posibilidad de seguir la temporada siguiente. La inclusión de Jason Collins para Brooklyn Nets ha sido cuestionada. A priori su contratación parecía una pura estrategia de marketing, a pesar de que analistas entendidos en el deporte argumentaban su positiva aportación defensiva para el equipo, hecho que justificaba su fichaje. ¿Analistas económicos no escribieron sobre el tema? Tantas ventas generó y tan bien defendió la nueva incorporación de Nets que vencido el primer contrato firmó otro. Y otro… Hasta que le renovaron para finalizar la temporada y Collins jugará los playoffs. Pasó lo mismo el año pasado con Chris Andersen para Miami Heat, a quien no le cuestionaron la jugada a pesar de contratar un ‘hombre pájaro’. Este prototipo de jugador desconoce cómo funcionará su adaptación en el equipo, pero ésta es su dinámica. De aquí que no sepan si les quieren o no les quieren. No es comparable esto a la contratación de Kevin Grow, el chico con Síndrome de Down que firmó por Philadelphia 76ers,o Amaris Jackson, niña de 10 años, desgraciadamente enferma de cáncer, quien también fue contratada, pero por Washington Wizards. Injustamente se considera estrategia de marketing el fichaje de un jugador, y en contraposición otras gestiones las consideramos buena acción por parte de la Liga. Con todo el respeto del mundo, tiene de buena acción lo que tiene de estrategia mercantil, pero esto no se le critica al comisionado. Si un koala albino firmase por alguna franquicia, ¿desde qué punto de vista lo tendríamos en cuenta? Sin duda alguna sería la estrategia del koala, pero mientras tanto, no saquemos polémica de donde no la hay y miremos partidos de los Nets. Si Collins no juega como se espera de un jugador de su categoría criticaremos su incorporación, no antes.


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Salvar al soldado Bryant Cuando Phil Jackson llegó a las oficinas de New York Knicksla gente no tenía tan claro lo que realmente supondrá que el ‘Maestro Zen’ esté al mando del equipo. Lo primero que hizo fue hacer público y reafirmar que quiere renovar a Carmelo Anthony, el jugador franquicia del equipo. Acto seguido empezó a gestar una misión que es digna de analizar. No sé si a vosotros os lo parecerá, pero si Jackson logra lo que tiene en mente, el año que viene los Knicks puede ser un firme candidato al título. De entrada le propone a Derek Fisher hacerse cargo del rosterBocker. Le confía el liderazgo del equipo ofreciéndole el cargo de coach. Algunos tachan de loco el plan de que Jackson quiera a Fisher de primer entrenador, pero yo te recuerdo que éste fue el base titular de un equipo que llegó tres años consecutivos a las Finales de la NBA. Pero por otro lado, Fisher desmiente la posibilidad que él tome las riendas del equipo de la Gran Manzana la temporada que viene. Superados sus problemas con las drogas, Lamar Odom quiso probar suerte en la liga española. Su etapa allí fue esporádica ya que se lesionó y regresó a Estados Unidos a recuperarse de sus dolencias. Precisamente su destino fue New York, y obviamente el que fue su entrenador en Los Angeles Lakers se puso en contacto con él. Lo quiere en el equipo la próxima campaña y de hecho ya ha firmado contrato. Ahora es el futuro agente libre Pau Gasol quien parece estar en la agenda del directivo. ¿Y quién será el siguiente, Andrew Bynum? De lo que sí estoy seguro es que a Kobe Bryant le gustaría formar parte de un equipo con esta gente, pero su conocido contrato, por ahora, se lo impediría. Más que jugadores revelación, lo que quiere juntar en el Madison Square Garden es un grupo intelectual capaz de sacrificarse al ciento por ciento por el equipo, conseguir el mejor Anthony que por ahora se haya visto y pulir el brillo que prometen diamantes en bruto como Iman Shumpert y Tim Hardaway Jr. ¡Salvad al soldado Bryant! Si los Knicks consiguiesen hacer este equipo, es mi consejo a Mitch Kupchak. O Kobe seguirá relacionando temporada y excrementos si no le proporcionan un equipo al nivel del hipotético conjunto de ‘Zen’. Los tres hermanos de Bryant juntos en otra franquicia, lejos de él en la otra conferencia. Jackson pretende hacer en New York una auténtica bomba de relojería y sobre todo, no subestiméis sus intereses por veteranos que parezcan estos jugadores.


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El rey de Mali Las palabras que colocaron a Donald Sterling en consideración de racista, dieron la vuelta al mundo en un abrir y cerrar de ojos. Gente que no sabía ni de su existencia, se atrevía a hablar del tema, polemizar y criticar las acciones del propietario de Los Angeles Clippers. Parecía increíble para muchos que alguien de su categoría tuviera una manera de pensar tan retrógrada, pero es que en realidad, el inicio de su conducta xenófoba ya venía manifestándose años atrás. Personajes míticos en esta liga como Elgin Baylor y Baron Davis, quienes coincidieron profesionalmente en alguna etapa de sus vidas con Sterling, denunciaron que este personaje llevaba actuando de este modo desde hacía tiempo, pero nunca nadie hizo público su comportamiento al respecto de las diferencias raciales. La gente se sorprendía al leer o escuchar a más testigos declarar en contra del dueño, pero no obstante la NBA actuó de la manera más soberana posible: aplicándole la mayor multa posible, considerándole ajeno a cualquier actividad relacionada con la Liga y forzándole a que vendiera la franquicia. El comisionado se llenó de elogios por parte de los medios de comunicación, jugadores, miembros de cuerpos técnicos y aficionados. Sin embargo, ¿a quién le sorprende que ahora Sterling no quiera vender su propiedad?. La verdad es que me sorprendería más que un individuo entrase con un cuchillo jamonero a una biblioteca reclamando sus derechos dinásticos afirmando ser el rey de Mali. ¿Cómo se puede impedir que alguien no proceda a vender algo que le pertenece? Si se aprende de la experiencia, cuando por fin se solucione esta polémica, la NBA, o quizás la Casa Blanca, deberá hacer uso de sus dotes legislativas. Días antes de hacerse pública esta noticia, el Condado de Miami llegaba a un acuerdo con Miami Heat en el que la franquicia prolongaba el contrato de su estancia en la ciudad hasta 2040. Si ya existe un contrato entre el equipo y el gobierno, en éste debería haber algún artículo que otorgara los derechos del equipo a la ciudad en situaciones extremas como la actual. Me parece obvio que Sterling no quiera vender la franquicia si no tiene interés por ello. Por mucho que le ‘fuercen’, si estuviera obligado por ley a vender el equipo, los Clippers no serían hoy protagonista de tal longeva polémica. De modo que sólo el tiempo mostrará si volveremos a tropezar con la misma piedra o no.


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El rey de los ochos En la derrota más bochornosa de la historia de Oklahoma City Thunder, el que en teoría debería ser el escudero de la estrella del equipo, le hacía señas con las manos a éste indicando que pensara un poco más para jugar. Me refiero a Russell Westbrook y Kevin Durant, quienes tuvieron un pequeño choque de egos en el Game 2 ante San Antonio Spurs.Justamente en ese partido, Tim Duncan, Manu Ginóbili y Tony Parker conseguían juntos su victoria número 111 en playoffs, marcando de este modo un récord histórico que nunca un trío de jugadores había logrado. Mientras que equipos como el Thunder, o, aunque no venga a cuento, añado aquí a Indiana Pacers, tienen roces de personalidad en el vestuario, los Spurs son seguramente el equipo más unido de toda la Liga y van venciendo partidos poco a poco. Ya que Westbrook le plantea a Durant que piense, también lo voy a hacer yo, pero primero permítame una aclaración. Cuando a alguien se le llama el rey de los ochos, viene a decir que es el rey de los chulos, un bailón, un macarra. Sin miramientos, esto es lo que es Westbrook, si no, que no de órdenes impertinentes a los demás. Consagrado esta campaña, a Reggie Jackson se le consideró en su momento un firme candidato al galardón que acredita el mejor sexto hombre de la temporada, pero sus 36 partidos de titular impidieron considerarlo como tal. Este curso ‘RW0’ ha jugado 46 partidos, todos ellos saliendo de inicio. Curiosa cifra, ya que si la sumas al número de partidos que ha empezado Jackson equivale a los 82 partidos del equipo en regular season. Es evidente que el Thunder tiene una de las mejores plantillas de la NBA, sin embargo sucede algo que en otros equipos no pasa. Corregidme si erro, pero en este conjunto todo lo que no tira Durant lo tira Westbrook y eso es un factor determinante que les pasará factura. Soy partidario de que el jugador franquicia cargue en su responsabilidad la mayor afluencia de tiros. A partir de aquí, cuando este no decida armar el brazo, el resto de lanzamientos deberán ser proporcionalmente repartidos con los demás compañeros. Con Jackson de titular esta fórmula se llevó a cabo y, cuando ‘Durantula’ no tenía el balón, el base del equipo trataba de distribuir el juego. A falta de cinco partidos para llegar al ecuador de la regular season, quien se encargaba de que todo esto funcionara fue rescindido al banquillo para el resto de la campaña. A día de hoy, y a falta de dos derrotas para que el Thunder caiga eliminado de playoffs, Westbrook le propone al MVP de la Liga que piense a la hora de jugar.


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Carta a un amigo ‘hater’ Querido hater: Imagina hasta qué punto me preocupa tu salud, que he decidido mandarte unas recetas. Desde hace unos años te noto cohibido, irritado, tu voz está atenuando… Pero lo más grave de todo es que el velo que tenéis en los ojos todos los infectados por el odio se está espesando y cada vez es más denso. Se os nubla la vista. Tus síntomas fueron alegrarte cuando LeBron James perdió sus primeras Finales con Miami Heat ante Dallas Mavericks,no ver las Finales de 2012 entre el Heat y Oklahoma City Thunder porque Kevin Durant no tenía posibilidades de ganar y apagar el televisor el año pasado cuando el triple de Ray Allen forzaba la prórroga e intuiste que en ese encuentro no finalizaría el campeonato. Todo esto lo sumo a muchas otras cosas que te he ido pasando a lo largo de estos últimos cuatro años. Pero que por tu culpa otras personas hayan enfermado contigo… ¡Ah, no! Eso no te lo perdono. Esto es sólo tu diagnóstico. En tu caso eres un hater de James y de todos los que le rodeen, pero es que existen más desmejorados que también padecen tu enfermedad. Están los que no aceptan que James Harden tenga una barba más larga que la suya, los que odian a los belgas que se han nacionalizado franceses y por eso no quieren que Tony Parkerni San Antonio Spurs ganen estas Finales, o los que no aceptan que Dwight Howard haya robado el mote a Shaquille O’neal. Y sin embargo cuando leen o escuchan la palabra kriptonita piensan antes en Nate Robinson que en Superman. Y como ellos, todavía muchos más. Te decía antes que te dejo unas tareas que debes hacer si ¡quieres curarte. Una lista de cosas que no hiciste: – Alegrarte por el anillo de Dirk Nowitzki y Jason Kidd, no por el fracaso de LeBron. – Disfruta del duelo entre Durant y James, un duelo que pasará a la historia. – Acepta que el tiro de Allen, desde el momento en que se produjo, estará en la biblia de la NBA. – Y por último, no te pierdas estas Finales de 2014 que apenas empiezan. Si no, qué sentido tendrá todas las veces que has dicho: ¡Ojalá hubiera visto jugar a Michael Jordan más años!. De no hacerlo, tú mismo te estarás declarando enfermo. ¿Cómo se te puede pasar por la cabeza renunciar a ver algo que en el futuro muchos querrían estar viviendo? Si haces lo que yo te digo, seguramente superarás la locura, aunque no pienses que por eso te va a caer mejor ese chico de Akron. No obstante, agradecerás haber vivido una lección de baloncesto. Reposa y mira los últimos partidos de lo que queda de temporada. Cordiales saludos


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Una patada en el culo Impotencia. Impotencia es lo que sentí al leer que el entrenador de la universidad de Andrew Wiggings había hecho unas declaraciones referentes a él. En mi opinión, son totalmente peyorativas ya que ni aportan nada al que está enterado de ellas, ni benefician al, por ahora, todavía jugador de Cleveland Cavaliers. Bill Self, su antiguo técnico, es quien ha hecho público que el rookie quiere ser traspasado, sí o sí. Días atrás hablaba con un amigo de todo lo bien que está llevando Wiggins la fama de ser el pick #1 de un draft en la NBA. Cualquier niño que practique baloncesto sueña con llegar a ser en el número uno o jugar con LeBron James. Superada su adolescencia, Wiggins se encarama hasta esa primera elección y semanas después ‘King James’ hace público que regresa a Cleveland. Es decir, dos en uno. Fantástico, pero con LeBron no sólo regresa el hijo pródigo, sino que también las opciones al campeonato. Y con él, vienen refuerzos de lujo. Asimismo, Wiggins se convierte en una valiosa pieza de intercambio para que los Cavs adquieran otra pieza que les falta para ser claros favoritos. Objetivo: ganar el anillo a corto, medio plazo. Le preguntaron a Wiggins sobre su posible traspaso y dijo que sólo quiere jugar en una franquicia en dónde le quieran. Dime lector, ¿se puede responder mejor con 19 años?. Posteriormente aparece Self y su confidencia. Dispuesto a escampar la primicia. Wiggins desea el traspaso. Ahora todo está fuera de lugar. No obstante, teclea ‘Bill Self’ en el navegador de Internet. No te sorprenderás. Si lo experimentas, las primeras opciones que aparecen son ‘divorce‘ y ‘salary‘. Según KC Confidential tuvo un divorcio complicado en el que la prensa rosa se benefició bastante de dicha temática. Así pues, no es de extrañar lo declarado, ¿no?. Quiere prolongar su relación con los paparazzi. Me sienta como una patada en el culo la gente de lengua demasiado larga. Supongo que dolido y agotado de tanta movida, al rookie le ha podido la presión. Ha girado la tortilla y todo es, una vez más, culpa de la prensa corrosiva. Wiggins publicó una foto en Instagram que para nada le vino a su favor. En ella deseaba la peor de las fortunas a sus detractores. Decisión errónea. No puedes hablar mal de la gente siendo un referente público, y menos si ya estás en boca de tantos. Pero a pesar de todo, considero que debemos dejar de lado este tema. La polémica que le rodea no puede ser más que absurda. Lo único que hace es privarnos de apreciar sus virtudes y si no es así, pregunto: ¿qué me dices de la más que satisfactoria Summer League de Andrew Wiggins?


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¿Houston, tenemos un problema? Parece ser que en un verano en el que destacaban los movimientos de mercado debido a la amplia agencia libre de superestrellas de la Liga y a la espectacular buena hornada de jugadores procedentes de draft, Houston Rockets ha sido quien peor ha llevado sus maniobras veraniegas. O eso dicen. ¿Pero es totalmente cierto?. Supuso un varapalo el “no” de Chris Bosh y Carmelo Anthony, renovados por Miami Heat y New York Knicks respectivamente; la imposibilidad de traspasar por Rajon Rondo, Kyrie Irving, Kevin Love yLaMarcus Aldridge, quienes se quedaron en sus antiguos equipos; o el regreso de LeBron James al equipo que le drafteó. Y para rematarlo se largan Chandler Parsons, Omer Asik y Jeremy Lin. Houston, tenemos un problema. Pero desengáñate. El problema está en que se deje de creer a los Rockets, un equipo que sigue con posibilidades de hacerse con el anillo. Principalmente porque los únicos intransferibles de la plantilla, Dwight Howardy James Harden, además de estar cada uno entre los tres mejores jugadores de su posición en el terreno de juego, han jugado y perdido unas Finales de la NBA. Parte positiva, han madurado. Están preparados mentalmente para llegar lejos en postemporada. Parte negativa, no tienen ambición. En su palmarés ya han ganado todas las series de playoffs menos una, la de las Finales. ¿De verdad es negativo tener ambición? Toda su trayectoria les acompaña y ninguno de sus tropiezos les perjudica. Bien es cierto que a pesar de que en Houston ya están asentados como líderes indiscutibles del equipo, su llegada aquí ha sido llena de trabas. En el caso de Harden, su despedida de Oklahoma City Thunder fue un tanto polémica. Por no desglosar el camino que ha lidiado con Howard en los dos o tres últimos años. Ahora, ambos son las piezas angulares de un proyecto con futuro. A pesar de haberse sacado de encima piezas importantes del equipo como los tres mencionados antes, los líderes estadísticos no los han perdido. Dales tiempo y confianza. LeBron necesitó cuatro años llegando a las finales para que empezaran a tratarle con el respeto que merece, pues considero que el ‘Barbas’ y ‘DH12’ deben pasar por un proceso similar. De momento esta quizás será una campaña de transición, sin embargo con suficiente espacio salarial para añadir el complemento idóneo para reforzar el roster. Y aunque Howard y Harden no hayan pasado de la primera ronda de playoffs desde que se fueron de su primer equipo, en su caso, las malas rachas están para batirlas.


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Señoras y señores, no será en 31 de diciembre Un profesor de historia comentaba en una de sus clases de ‘Grandes temas de la Historia’ que, actualmente, las celebraciones de fin de año están mal ubicadas en el calendario en cuanto a lo que significa para las personas. Para nosotros. Argumentaba que el fin de año se produce a finales de junio, cuando acaba el curso escolar, las ligas deportivas etc. Por otro lado, el inicio de año sucede en septiembre, cuando reemprendemos con la habitual rutina. Año tras año vivimos el final y el inicio de un curso. Volvemos a empezar. Con optimismo, con ambición, con ganas de progresar, de vivir nuevas experiencias. Raro sería el tipo que dijera: “Éste año será un aburrimiento. Lo dejaré pasar. Dentro de dos años ya verás cómo lo disfrutaré”. Y ya que dudo mucho de que alguno de mis lectores conozca alguien con ésta visión de la vida, dedico éstas líneas a todo lo que con el curso pasado dejamos atrás; pero también se lo dedico a todo lo nuevo que nos depara. LeBron James, Kevin Love y Kyrie Irving en un mismo equipo. Paul Pierce a Washington Wizards. Vuelven los Charlotte Hornets, ¡y de qué manera! Marvin Williams y Lance Stephenson unirán fuerzas junto a Kemba Walker y Al Jefferson. Del ‘Maestro Zen’, en las directrices de un equipo, sólo puedo decir lo siguiente: bienvenido Phil Jackson, espero que sepas dar lo mejor a Derek Fisher. De momento empezaste bien manteniendo a Carmelo Anthony. Adam Silver y su primera campaña enterita, de principio a fin. Quizás se den modificaciones en el draft, o quizás no. ¿Qué es lo que nos aportará este año el All-Star Weekend? ¿Será James el MVP, o revalidará el título Kevin Durant? ¿Otro año volveremos a tener unas Finales con Miami Heat y San Antonio Spurs, o es que este año han cambiado demasiado las cosas? Kobe Bryant, ¿qué será de ti? Derrick Rose, ¡a darlo todo!, pero no te rompas más. Andrew Wiggins, Jabari Parker y Joel Embiid. Pau Gasol, Giannis Antetokounmpo y Nicolas Batum. Kenneth Faried, James Harden y Anthony Davis. Stephen Curry, Klay Thompson y Steve Kerr. Todos vosotros, y también todos nosotros. Los que viven la NBA desde dentro y los que la vivimos desde fuera. Los que queremos volver a empezar. Los que volveremos a empezar. Los que ya lo han hecho leyendo estas líneas y los que han seguido la Summer League y ahora seguirán el Trainning Camp. Todos ellos. Todos nosotros. Empezamos de nuevo. Empecemos con un curso que, por suerte, no finalizará el próximo 31 de diciembre. Señoras y señores, tenemos NBA para meses.


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Estrategias televisivas demuestran la grandeza de la NBA Siento que me ha vuelto a sorprender. De nuevo la NBA ha lanzado una propuesta que muestra a la perfección lo estudiados que están cada uno de sus movimientos respecto al espectador. Esta vez nos ha ofrecido gratuitamente, mediante el League Pass, hasta cinco partidos de los Global Games y dos partidos de la Canada Series. Y te preguntarás qué tiene de especial esta jugada. Pues es que en realidad es bien sencillo. No va más allá de seguir construyendo lo que cada año va creciendo, paulatinamente, un poco más. En primer lugar, sabiendo que la NBA es la liga deportiva más globalizada de las existentes en el mundo, el comisionado organiza partidos y eventos a diversos lugares del planeta. Acostumbrados los aficionados internacionales de que en preseason es posible que un equipo NBA venga a jugar en su país, este año lanzan una oferta televisiva. Paralelamente, ya hace unos cuantos años que se emprendió con el proyecto NBAtv. Ahora, todavía se ensancha más su oferta de mercado, tanto como el público interesado. Consciente la NBA de que las retransmisiones en directo (o a la carta si lo precisa el consumidor) son de alta calidad, quieren que estas lleguen a tanta gente como sea posible. Asimismo, el reconocimiento de la Liga cada vez es mayor y el número de aficionados crece consecuentemente. Accediendo a NBAtv, para conseguir los partidos gratuitos, había que registrarse a la web. De una manera sencilla y rápida. Obtenidos los derechos de la emisión de los encuentros, sólo faltaba esperar al día de partido y disfrutar de un buen rato de baloncesto. ¿Por qué veo brillante esta maniobra? Pues por el mero hecho de ‘regalar’ unos cuantos partidos al telespectador que, en cierta manera, despiertan el interés por sí mismos. Ya sea porque quizás jueguen contra equipos no estadounidenses, o porque lo hacen fuera del país. La cuestión es que la NBA tiene un producto. Un producto que quiere vender y hacerlo llegar a cuanta más gente, mejor. Entonces, ¿qué mejor excusa podrían encontrar, los encargados de diseñar las estrategias de marketing, que los Global Games o la Canada Series para proporcionar algunos partidos de forma gratuita? Mostrando la calidad de lo que ofrecen a lo largo del curso a miles de aficionados, de bien seguro que habrán incrementado en las suscripciones respecto al año pasado. Y a su misma vez, si paramos a pensarlo, nos ha dado otra lección de cómo se hacen las cosas. Una lección de la grandeza de la NBA.


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Breve y bueno, dos veces bueno Brooklyn Nets y Boston Celtics se vieron enfrentados en un partido de preseason. El motivo del cual no fue otro que calentar motores para el inicio de la regular season, y sin embargo, ese encuentro ya ha pasado a la historia: el partido fue más corto de lo habitual. Eso aconteció porque se recortó un minuto a cada cuarto disminuyendo de este modo el tiempo de juego a 44 minutos. Se puso a prueba una idea con la que el comisionado ha querido experimentar. Jugadores como LeBron James manifestaron su opinión respecto al suceso, pero es que en realidad se contemplaban cantidad de posibilidades en cuanto a lo que podría ser la NBA si los partidos empezaran a tener cuatro minutos menos. Un estudio previo al encuentro constataba que si los partidos de la NBA fueran de 11 minutos por cuarto, James jugaría antes de postseason un total de siete partidos menos. Es decir, los minutos que estaría obligado a descansar, equivaldrían a los minutos que juega en siete partidos con los cuartos de 12 minutos. En consecuencia, LeBron declaró que en vez de aplicar esta medida, preferiría campañas de menos partidos. Si hacemos memoria, cuando Adam Silver empezó con su comisionado, una de las modificaciones que estaba barajando era la de acortar los cuartos. Ahora, vemos que en la primera preseason que está en el mandato de la Liga, la pone en práctica. A su favor, tuvo a ‘King James’ de acuerdo con él. Es normal que se nos haga raro un cambio de tal magnitud o incluso que seamos un poco reacios en cuanto a ello. ¿Pero qué nos dirían los que vivieron la aplicación de la línea de triples? La NBA, junto con el baloncesto, evoluciona al paso del tiempo. Acuerdo con las razones de los jugadores, la disminución de un minuto por cuarto seguramente sería positiva. En contra, la comparación estadística de los jugadores entre el antes y el después de la aplicación de los partidos de 44 minutos, se debería tener muy en cuenta. Quizás, históricamente, no podríamos comparar jugadores antiguos con los actuales ya que su juego estaría condicionado por la cantidad de minutos jugados. Particularmente no estoy de acuerdo con recortar. Paradójicamente, me gusta que la NBA plantee modificaciones de tal magnitud. Siempre se tendrá en cuenta a Bill Russell, Kareem Abdul-Jabbar, Julius Erving y Michael Jordan. Sean de la época que sean. Los cambios, continuarán. Algunos los recordaremos de buen grato (la línea de tres); otros como pasajeros (el recorte de minutos). Y a su pesar, nuestros referentes siempre serán los mismos. Estos no cambian con el devenir de los días. Al fin y al cabo, son ellos quienes ponen la magia, no el tiempo.


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Reinventarse es la clave Personas que dan su opinión, o gente que a menudo nos referimos a ellos como expertos, entendidos en la NBA (y muchos no sabemos quiénes son), apuntan que LeBron James es posiblemente un perfecto candidato al MVP de esta temporada. Pues discrepo. Y no es que desconfíe de sus capacidades, sino que, a priori, prescindir de Kevin Love y Kyrie Irving para que James lidere el equipo me parece un tanto dificultoso. Una aberración. Tanto LeBron como David Blatt, criticaron a Dion Waiters en pretemporada que tiraba demasiado a canasta. Perfectamente comprensible. En un partido, Waiters todavía no puede hacer la misma cantidad de tiros que ‘King James’. El juicio severo del nuevo técnico de Cleveland Cavaliers, en cuanto a su escolta titular, deberá serlo también sobre James. Al principio de verano se comentaba que Irving no tendría tanto protagonismo; Love dejaría de tener tantos balones bajo aros y debería desplazarse hacia la esquina, abriendo espacio para las penetraciones de los exteriores, amenazando así con su certero tiro de tres. En definitiva, mermar sus capacidades. No debería porqué ser así. Eso fue el método que empró Erik Spoelstra con Dwyane Wade y Chris Bosh, pero Blatt no ha de plagiarlos, lo más inteligente sería inspirarse en ellos. Mientras que Love declaró renunciar a abrirse a la esquina, reduciendo tan escandalosamente su aportación en el ataque de su equipo, ‘Uncle Drew’ se ha manifestado como el máximo anotador del conjunto esta pretemporada. ¿Será LeBron quién reduzca su protagonismo en ataque, cediéndoselo a los otros dos integrantes del Big Three? De momento sí. En preseason, James sólo ha alcanzado en un partido los 20 tantos (26 ante Indiana Pacers), y eso sucedió en ausencia del MVP del All-Star Game 2014. No nos extrañe, pues, que no sea este año, el cuatro veces MVP, el líder estadístico en el juego de los Cavs. Sin embargo esto no le resta influencia en el vestuario. Esta es el arma secreta en el éxito de los de Ohio. Disponen de un roster con un tridente de lujo, entrenador con personalidad y además larga y efectiva segunda unidad. Esto es lo más tangible, pero ahora tengamos en cuenta que el líder en la cancha será Irving, mas en su hipotética eventual baja, James aparecerá. Sin aires de majestuosidad, ya que la voz cantante del equipo seguirá siendo él por dos motivos: su experiencia e inteligencia. Seguirá siendo el mismo LeBron, aunque abra paso a las nuevas generaciones. Y quizás no acabe siendo el MVP de la temporada, pero si resulta exitosa la estrategia, será el mejor cerebro del campeonato. Reinventarse es la clave.


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Grotesco Aplicable a la estética y el arte, la postmodernidad es la ruptura contra la tradición anterior, contra los propios ideales modernos. Se presenta como un choque constante entre el artista y la sociedad. El artista va a ser alienado constantemente, fruto del choque de la concepción estética y moral. Todo va a ser tratado desde una visión más irónica y pesimista. De aquí salen términos como, por ejemplo, la distopía, entendida como una evolución natural del ser humano regresiva. La hecatombe. Todo evocado al fracaso, a la destrucción. Por eso, surgió un cambio en el concepto de belleza, susceptible de provocar placer estético. Y de aquí, por fin, lo grotesco. ¿O Kobe Bryant? Lo grotesco se define como lo cómico y lo terrible en sí mismos. No pueden ir separados. Se funden para provocar una única sensación. Dos emociones o experiencias que siempre van juntas. En el momento que una se imponga a la otra, deja de ser grotesco. Risa, tragedia; belleza, fealdad; amor, odio; fascinación, horror; placer, asco; Bryant, Los Angeles Lakers. ¿No crees que los Lakers, junto a Kobe, son de lo más grotesco? Si hemos entendido que la condición de grotesco requiere a dos experiencias contrarias, fundidas en sí mismas, para ser una emoción que se percibe unida, percibiremos como grotesco los registros de la ‘Mamba Negra’, en contraposición al balance de su equipo. Aproximadamente, por ahora promedia 27 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias. Con toda certeza, su equipo ha perdido los cinco primeros partidos de la temporada regular. Incomprensible. Tanta preocupación que mostraba el jugador mediante Twitter por su estado de salud, y resulta que al final no es sólo capaz de sorprender con sus actuaciones, sino que regresa al mismo nivel previo a la lesión. Como agradecimiento a su constancia, esfuerzo y talento, el destino se lo paga así. Repóquer, cero de cinco. Resulta incongruente leer en un titular: “Otra excelente noche de Kobe Bryant, quien lidera con 39 puntos y 9 rebotes a unos Lakers desbocados” Y piensas: ¿desbocados?, seguiré leyendo. “Los angelinos pierden por quinta vez consecutiva esta temporada”. ¡Vaya shock!. Tomarte un titular así, es como cuando, de pequeño, una comida no te gustaba, y tu madre te lo mezclaba con otra más de tu agrado. Entonces pronunciaba: “¿verdad que mezcladito sabe mejor?”. ¡Y tan mezcladito mami!, qué sensación más repugnante leer que vuelven a perder. No obstante, me encanta leer que Kobe está bien, es placentero verle jugar. Phil Jackson dice que la máxima semejanza entre Michael Jordan y Bryant, es su alta capacidad de soportar el dolor físico. Entonces, espero que también sea capaz de aguantar el dolor que suponen las derrotas injustas, en cuanto a lo personal.


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Rose en El País de las Maravillas Representar en el cine los clásicos de la literatura universal, a menudo (no siempre), resulta una aberración. En el caso de Alicia en el País de las Maravillas, lo es. No es comparable la obra maestra de Lewis Carroll, con la versión cinematográfica de Alicia de Tim Burton. Una escena en la película me inspiró este artículo. Aquí, paralelismos de ese fragmento con la realidad. Muchas veces soy capaz de creerme seis cosas imposibles antes de desayunar. Seis cosas imposibles, enuméralas: Una. La poción que te hace encoger. Maldita lesión de Derrick Rose en playoffs. Increíble, desde la visión más etimológica. No creíble. Imposible. ¿Cómo debía interpretar un aficionado de Chicago Bulls, que el reciente MVP más joven de la historia, que el jugador franquicia de un aspirante al título, se perdería el resto de postemporada y parte de la siguiente temporada? Al final resultó que no sólo fue ‘parte de’ la siguiente sino ‘toda’. Dos. La tarta que te hace creer. Antaño jugó diez partidos y se volvió a lesionar. Tomó más de aquella poción, pero el Mundial lo ha hecho crecer. Finalmente, vuelve Rose. Se ha hecho de rogar, pero ya está aquí. ¿Quién tiene, en la vida real, el papel de tarta en la película? ¿Tom Thibodeau, como miembro del cuerpo técnico del Team USA, o el renacido Pau Gasol, como fichaje estrella del equipo? En dos ocasiones cambiamos de concepción sobre lo real y lo irreal, y otra vez la realidad nos vuelve a sorprender. Tres. Los animales hablan. Claro que hablan. Y entre ellos hay distintas categorías. Yo mismo era de los que criticaba su convocatoria para el Mundobasket en lugar de John Wall o Damian Lillard. Otros, llegaron a denunciarlo por no regresar tras un año de reposo. Rose tuvo que lidiar con toda clase de crítica y asimilarla, ya que no eran fingidas. Cuatro. Los gatos se evaporan. ¿Dónde están los críticos? ¿Dónde está esa visión que incluso yo tenía, autor de este discurso, en cuanto a que jamás volvería a ser el de antes? Cinco. Existe el País de las Maravillas. Y éste es la NBA. Lugar en donde ha maravillado a tantos, país en el que ha incluso reinado, del mismo modo que Alicia en A Través del Espejo, deviene de peón a reina. Como en una partida de ajedrez. Asimismo, todo desaparece cuando Alicia despierta. Rose, tú, sigue soñando. Seis. Puedo matar al Galimatazo. Decapitarlo, diría yo. El Galimatazo, como bestia que atemoriza a todo ser viviente, por peculiar que sea, en el reverso del espejo. Las lesiones, como bestia que nos atemoriza. Córtales la cabeza si tienen. Supéralas para siempre. No recaigas. En definitiva, leed a Lewis Carroll.


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¡Pum! ‘Knock-Out’ “La novela, como en el boxeo, gana por puntos, mientras que el cuento, gana por Knock out”. O al menos decía algo parecido Julio Cortázar una vez. Sintiéndolo mucho, el nombre del autor que voy a citar a continuación no lo recuerdo, sin embargo, una vez escribió algo que jamás olvidaré: “la marcha de la NBA no tiene explicaciones lógicas. Todo cambia en una noche. Y ahí reside su mayor grandeza”. Cierto es que a ninguno de los dos les falta razón, pero para avanzar en mis meditaciones, se requiere otra cita para entender bien el desarrollo de esta trama. Horas antes de la lesión que ha apartado al terreno de juego a Derrick Rose, escribía yo Rose en El País de las Maravillas, argumentando que poco a poco sería el mismo de antes. Con tan mala fortuna, Basket4us no lo pudo publicar hasta que no se supo más información de la gravedad de su lesión. Simplemente por coherencia y entre tantas y tantas historias que contar, récords y hazañas que no podemos obviar. Dejando apartados los registros de Dirk Nowitzki, quien alcanzó los 27.000 puntos en la Liga, o bien, Kobe Bryant, quien ya suma más de 32.000, haré especial mención a los partidos ‘novela’, los que ganan por puntos, y los partidos ‘cuento’, los que ganan por Knock-Out. Tenemos un Sacramento Kings 110-111 Memphis Grizzlies,de estrecho final, con un buzzer beater muy polémico de Courtney Lee; o un Philadelphia 76ers 87-88 Houston Rockets, con técnica determinante (por crío) a Brett Brown. Y en contraposición, un Minnesota Timberwolves 91-139 New Orleans Pelicans, con récord de anotación de NOLA; o un Atlanta Hawks 94-127 Cleveland Cavaliers, con 19 triples de los de Ohio. Todos, tienen rasgos de cuento o novela; de vencer por puntos o por Knock-Out, pero debo matizar. La novela, puede avanzar el final con la trama, por eso, gana por puntos. El cuento, como un KO, debe tener un final impactante e inesperado. Por un lado, cuando los Pelicans o los Cavs vapulearon a su rival, se intuía el final. Alcanzaron la grandeza de la trama con sus récords. Y por el otro, los Grizzlies, como si ese alley-oop de un crochet se tratara, no dejaron opción de respuesta a su rival, dejándolo tumbado al suelo. Lo que venía diciendo, “todo cambia en una noche”. Como la baja de Rose, el vaivén de resultados es uno de los mayores atractivos de este campeonato. En suma, a favor de la NBA, cosa que todavía no se ha experimentado en la literatura, no sabes si consumirás una “novela”, o un “cuento”. Y cuanto menos te lo esperes, ¡pum! Knock-Out.


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Colores, potencias y virtudes El círculo cromático de colores surge de la mezcla entre los tres colores principales: amarillo, cian y magenta, de donde nacen tres colores secundarios. De la mezcla de los secundarios, con los primarios, aparecen hasta seis combinaciones más, nombrados colores terciarios. Lo que es denominado como color complementario son dos colores etimológicamente opuestos. Por ejemplo, un secundario, creado a base de dos primarios, se complementa con el color primario restante, el que no le constituye. Alguien que bien me conoce relacionó los colores de las equipaciones, con la combinación de colores complementarios, algo en que jamás me había fijado. Amarillo-púrpura, Los Angeles Lakers; azul-naranja, New York Knicks; rojo-verde, Milwaukee Bucks. Todos los equipos, además, tienen la clásica elástica de color blanco, y del blanco, el rojo y el verde, aparte de los Bucks, me viene a la cabeza San Juan de la Cruz, religioso poeta místico del renacimiento español. San Juan decía: “la milicia, contra la malicia del mundo”.Hablaba de armarse con las virtudes. La virtus, como valor, coraje. En su obra destaca un tridente de conceptos: colores, potencias y virtudes. Divididos, cada uno, en tres más, los cuales vienen de perlas para hablar de los Bucks. Los colores, van asociados con las virtudes; éstas son caridad (rojo), esperanza (verde) y fe (blanco). Caridad es la que tuvo antaño el nombre de una franquicia tan histórica como la de Milwaukee. La moraleja es clara. Después de jugadores como Oscar Robertson, o Kareem Abdul-Jabbar, no todas las épocas pueden ser de vacas gordas. La esperanza, como algo que no se debe perder, y el aficionado buck lo sabe. Giannis Antetokounmpo y Jabari Parker llenan de esperanzas al equipo. Y, en cuanto a la fe… ¿Quién les veía a principio de temporada como aspirantes a playoffs? Bien pocos. Seguro. Entonces, sólo falta hablar de las tres potencias: entendimiento, memoria y voluntad. Figurada y respectivamente, entendimiento, es comprender. Hay que ser conscientes de la condición del conjunto, conscientes de la conferencia en la que juegan. Memoria, de los grandes que han pasado por la franquicia, memoria de los años de penurias y, también, de la campaña pasada. Voluntad, en cuanto a que querer, es poder, y a priori, demuestran quererlo. Sin que nadie lo imaginara, sin tampoco hacer demasiado ruido, han empezado la temporada regular de la mejor manera posible colocándose en las posiciones más altas de la tabla. A ver cuánto tiempo serán capaces de mantener este mismo nivel. En suma, está claro que han seguido, inconscientemente, lo que sugería San Juan, vestirse de virtudes y despojarse del concepto de intelecto.


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Hijos de p**a “¿Sois almas en pena o sois hijos de puta?” Decía en Romance de lobos, Montenegro, protagonista de las Comedias bárbaras de Valle-Inclán. Aparte de la creación del esperpento, lo que hizo histórico al autor fue su teatro concebido como obra literaria, en parte, gracias al abundante uso de acotaciones. En la escena que citamos, unas voces hablan al personaje mencionado. Al desconocer su origen, responde pronunciando la frase que encabeza este texto. ¿Estáis muertos o estáis vivos?, ¿sois espíritus o sois personas? En realidad, está diciendo eso. Cuestión que también podríamos preguntar a Philadelphia 76ers. Con tan mal inicio que están llevando a cabo, nos hacen observar su caso desde una perspectiva histórica. Cosa que resulta habitual en una liga como la NBA, en que todo se compara, porque todo está registrado. Gracias a ello, me he dado cuenta de que el tanking, a pesar de ser un concepto contemporáneo, tiene cierta trayectoria. Pero antes, describiré el término para ponernos en contexto. Tanking: acción de completar una plantilla de la NBA a base de jugadores con nivel de la D-League. A continuación hablaré de los cinco peores inicios de la liga regular en la historia. (Nota: todos suceden en el espacio de tiempo de los últimos veinte años -desde 1994-, por lo tanto, Adam Silver, que llegue pronto la modificación en el Draft que impida estas acciones). Los equipos que no llegaron a nada, los denomino “almas en pena”, es decir, muertos. Y los que llegaron a hacer algo, a pesar del mal inicio, son “hijos de puta”, es decir, vivos. El primer caso a comentar es el 0-16 en la temporada 1994/95 de Los Angeles Clippers, para mí almas en pena. Superaron ellos mismos su propio récord cinco temporadas después, en la 1999/00, empatando con un 0-17 al peor inicio de la historia por aquel entonces. Pero antes que ellos, otro equipo ya había necesitado dieciocho partidos para vencer por primera vez en regular season. Fue Miami Heat,quien lo registró en la 1988/89. Todos, almas en pena. Asimismo, más cercano a nosotros, los extintos New Jersey Nets perdieron 18 partidos seguidos al empezar la temporada 2009/10. Más muertos. A pesar del pésimo comienzo, los Sixers de este año son hijos de puta. Michael Carter-Williams ya ha hecho un triple-doble esta temporada a pesar de que el resultado no acompañara su buena actuación; Nerlens Noel, poco a poco, se va adaptando a la NBA; Tony Wroten ha demostrado, con creces, puede tener minutos en cualquier equipo de Liga. Y, por último, tienen en la recámara, o en la nevera, a Joel Embiid. Todos ellos cementos de una construcción que pronto levantará un rascacielos. ¡Me encanta ser tan hijo de puta!


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Todo maestrillo tiene su librillo Para entender a Garcilaso de la Vega hay que tener en cuenta la influencia por el amor platónico. El amor como fenómeno cósmico, o lo que viene a ser enamorarse sin haber visto a la otra persona. Uno de sus referentes fue Petrarca, y en referencia a él, decía: “el buen poeta imita. Emula”. Concienciado de lo que representaba el plagio, Garcilaso intentó emular a su antecesor. Dicho concepto, distanciándose así del plagio, se manifiesta siglos después con la conocida serie televisiva [el doctor] House, de David Shore, inspirada en Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle. Rasgos referentes al carácter de los personajes (Holmes adicto a la cocaína, House adicto al Vicodín, etc.), resulta idóneo para comprender la divergencia: plagiar o emular. Una evidente influencia yace en la eterna comparación entre Michael Jordan y Kobe Bryant. A su pesar, hay algo que rompe en referencia a los autores que aquí se citan, y es que Bryant quiere superar a Jordan. Quien ha leído Eleven rings, de Phil Jackson (lectura que recomiendo), conoce los parecidos caracteres que tienen ambos jugadores. Como destaca el autor, lo que más les asemeja es la elevada capacidad de aguantar dolor (cosa que, creo, ya he comentado algún día por aquí). Existe infinidad de vídeos en los que se los compara. Se identifica, allí, cómo en ocasiones calcan un mismo movimiento mientras juegan. Volviendo al libro de Jackson, cuando éste presentó a ‘His Airness’ y ‘Black Mamba’, la reacción del más joven no fue otra que retarlo. Citando de memoria, dijo algo como: cuando quieras estoy dispuesto a patearte el trasero.¡Qué gracioso! No me imagino a Garcilaso enfrentándose así con Petrarca, ni tampoco a Shore con Doyle. En suma, a Bryant, quien por bien o por desgracia, superará en anotación a su máximo influyente en el juego, será opinión del aficionado colocarlo también en condición de mejor jugador de la historia. A él, seguramente, le molestaría leer estas líneas por eso de decir que Jordan es su principal referente. Pero es que eso, en realidad, es un elogio. Poderle emular, no está a la altura de tantos, y sí lo está a la de ‘KB24’. Del mismo modo que si quieres hablar, debes escuchar previamente, o lo mismo con escribir y leer; si quieres jugar, has de ver jugar. Pues viendo a Kobe Bryant, se nota claramente, ha analizado a MJ en muchas ocasiones. Me pregunto si cuando el laker alcance el podio histórico de anotadores, en vez de despotricar del propietario de Charlotte Hornets, agradecerá, públicamente, que es quien es, gracias a haber visto infinidad de partidos, entre tantos, algún que otro, de Michael Jordan.


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Paz en la guerra Leopoldo Alas Clarín escribió La Regenta como crítico literario muy prestigioso y duro. Consiguió muchos enemigos, editores y autores, de quien se burló e incluso liquidó. Todos con los que tenía cuentas pendientes, que eran infinitos, tenían ganas de que publicara una obra mala para darle de palos. Asimismo los editores de su novela confiaron en él porque sabían que si la obra era buena o mala la venderían. Publicada esta, los enemigos de Clarín no podían hacer una crítica negativa de la obra porque era buena. En contraposición, tampoco recibía críticas buenas porque los escritores y críticos que le tenían ganas, permanecieron en silencio en cuanto a su obra. Miguel de Unamuno, siendo jovencísimo autor cuando escribió su primera novela Paz en la guerra (1895), le envió una larguísima carta. Le sorprendió que Clarín no dedicara palabra a su obra, ya que también sufrió el silencio de los críticos. Este pasado verano Cleveland Cavaliers traspasó Andrew Wiggins a Minnesota Timberwolves. La primera elección del prometedor Draft 2014, no tuvo en Cleveland el cariño que hubiera tenido en cualquier otra franquicia que hubiese podido hacerse con sus derechos. Sucedido esto, pronto Kobe Bryant manifestó su opinión al respecto. Bryant, vivió un caso similar en su etapa rookie. Seleccionado por los antiguos Charlotte Hornets, fue traspasado a Los Angeles Lakers sin debutar en la franquicia de Carolina del Norte. Así que la ‘Mamba Negra’ dijo que, como los Hornets en su época, los Cavaliers se equivocaban al traspasar el novato. En su año rookie, el escolta de Los Angeles jugó 6 partidos de titular, promediando 7.6 puntos, 1.9 rebotes y 1.3 asistencias; mientras que el canadiense, en su primer mes de campeonato, ha promediado 11.3 puntos, 3.5 rebotes, 1.1 asistencias y 1.1 robos, siendo el novato con más minutos, saliendo, hasta el momento, en todos sus encuentros de inicio. Bryant comparó el caso de Wiggins al suyo. Los números del más joven son mejores que los del veterano en su primer año, aunque no debería tenerse demasiado en cuenta. Si Wiggins tuviera el mismo crecimiento exponencial que tuvo Bryant, los Wolves acabarán siendo, tarde o temprano, una franquicia infalible. Además, lo más gracioso de ello es que en el pasado los Lakers residieron en Minneapolis. En suma, Unamuno se quejaba a Clarín al no hacer crítica de su obra, pero lo que le molestó realmente es que él ya había vivido la mudez de los críticos. En este caso, pasa absolutamente al contrario. Bryant sale en defensa de la joven promesa. Unamuno, sin la ayuda de Clarín devino un autor y filósofo histórico. A sabiendas de ello, genera más interés el destino de Wiggins, ya que tiene el soporte de Bryant.


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Celebrities en siglos pasados Constantemente cito a autoridades prestigiosas de carácter literato en mis textos, comparando aspectos de sus vidas u obras con ocurrencias en la vida o carrera de los jugadores de la NBA. A modo de homenaje, rompiendo la barrera temporal, y con una visión más fantástica de lo habitual, imagino cuáles hubieran podido ser las celebrities que asistieran a los partidos de la NBA en tiempos pasados. Acostumbrados a ver gente como Woody Allen, Spike Lee o Jack Nicholson en los partidos, subimos a la máquina del tiempo, viajamos cien años atrás e imaginamos que la NBL y la BAA se fusionaron, un siglo antes, para que naciera la NBA en 1849. Lástima, porque Edgar Allan Poe murió ese mismo año. Ni fantaseando, hubiera podido ver un partido, y eso que su persona da mucho de sí. Poe era de Boston. A Woody Allen más de una vez se le ha comparado con él, así que más o menos tendría Poe en el Garden un papel parecido al de Allen en el Madison Square Garden. Hubiera sido curiosa su relación con Red Auerbach en su día. A New York, Henry James y Edith Wharton figuran un símil de Spike Lee y Uma Thurman. En ambos casos, el primero es mínimo diez años más que la segunda. Es gracioso porque Thurman es de Boston como Poe. Mezclando a Poe, Allen y sus respectivas ciudades, resultaría del experimento alguien como ella, mujer capaz de protagonizar películas de Quentin Tarantino. Ni me imagino lo que haría Tarantino en el lugar de Jackson, ¿alguna masacre a lo Kill Bill? Este año estaría contento Ambrose Bierce, nacido en Meigs, Ohio. Sin embargo, fue Usher a quien fascinó el regreso de LeBron James. Aunque quizás Bierce le fascinaría más lo de Stephen Curry, compatriota que registra números de MVP. Y sólo falta el californiano Jack London. De ser de la misma época que Jack Nicholson, simpatizaría con Los Angeles Lakers, pero actualmente London lo tendría complicado si hubiera de elegir entre Lakers, Sacramento Kings o Los Angeles Clippers. Así que estos serían, más o menos, con mucha imaginación, los gustos de las ficticias celebrities de finales del siglo XIX y principios del XX. Ninguno de estos históricos autores supo de la existencia de la NBA ni de sus respectivas celebrities. Obviamente, sin su existencia, las actuales no hubieran sido jamás quienes son. En los partidos del Christmas Day será frecuente ver a algunos de los que aquí se menciona en las primeras filas de butacas. En fechas significativas su presencia en los pabellones aumenta, y así es como lo he querido ejemplificar. En cierta manera, cuando sus rostros aparecen en pantalla, también forma parte del show. En fin, feliz Navidad.


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Cuento de burocracia Boston Celtics traspasó a Rajon Rondo. En la rueda de prensa de su presentación, se le preguntó por la razón que le llevó a decantarse por ser un nuevo jugador de Dallas Mavericks. El pobre base no pudo más que responder: “la razón principal no fue decisión mía”. La cuestión es que las incorporaciones de jugadores en los equipos de la NBA pueden ser de dos modos distintos. El primero de ellos es el traspaso de contratos, en el cual la opinión del jugador (casi) no tiene ni voz, ni voto. El segundo, es la contratación de agentes libres, en donde aceptar o no aceptar, depende únicamente del propio jugador. Dicen que Sacramento Kings está interesado en la adquisición de Deron Williams, quien actualmente tiene un contrato firmado con Brooklyn Nets. Si se ejecutara el movimiento, como en el caso de Rondo, el traspaso pasaría por encima de la voluntad del jugador. Todo lo contrario que el caso de Ray Allen, quien espera que se aproxime la fecha límite de mercado, para firmar un contrato con algún equipo candidato al anillo. Se rumoreaba, Rondo al finalizar esta campaña no hubiera renovado con los Celtics, y por eso los ‘orgullosos verdes’ procedieron al traspaso de su jugador franquicia. De manera inteligente. Pero en realidad nunca sabremos cuales hubieran sido las preferencias del nuevo base de los Mavs. En muchos cuentos de Franz Kafka se representa la manifestación condenada al fracaso del individuo frente al poder. Es decir, el poder existe, pero es incomprensible. Nunca sabremos quien detenta el poder social. Un mundo que no entendemos, que no conocemos y no podemos controlar. Además, la clave de que el poder se sostenga es la obediencia. La burocracia sería una perfecta manifestación de alienación al individuo. La identidad carece de importancia. Todos somos intercambiables. Y aquí hay el símil con la NBA, hablamos de Williams y Rondo. Incluso los grandes jugadores de la Liga están sometidos a la posibilidad de traspaso de un día para otro si a la franquicia le conviene. La utopía en las obras de George Orwell lleva a la desposesión del sujeto. Lo fundamental es que nadie es ‘uno mismo’ en tanto a que se está obedeciendo a un poder que no sabemos ni si existe. En el caso NBA sí lo conocemos, son las front office y los contratos. Entonces está en manos de Ray Allen acceder, o no, a este organismo empresarial. Y como dijo Groucho Marx: “saliendo de la nada hemos alcanzado las grandes cotas de la miseria”. El motivo del cuento de burocracia como gran sistema en el que habita el ser humano moderno, el de los cuentos de Kafka y, también, el jugador de la NBA.


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Warriors, complementados por morfología Golden State Warriors navega rumbo a la consecución del anillo sin que nada pueda frenarles y, mientras no choquen contra un iceberg, parece que el camino es el adecuado. Esa racha de victorias antes de Navidad y el reciente récord de Steve Kerr son hechos que lo constatan. Prestemos pues atención a ambas acciones. Los Warriors consiguieron 16 victorias seguidas antes de llegar a la fecha mencionada. Una hazaña parecida sólo la han conseguido cuatro equipos anteriormente: New York Knicks (en 1969, con 18 victorias consecutivas), Milwaukee Bucks (en 1970, con 16). Los Angeles Lakers (1971, 27) y Boston Celtics (2008, 19). De estos cuatro equipos, en el año de sus respectivas rachas, sólo los Celtics no se hicieron con el anillo, a su pesar llegaron a las Finales de Conferencia. Asimismo, son rachas de 16 victorias consecutivas o más, las que forman este ranking, así que sólo falta saber dónde estarán los Warriors finalizados los playoffs. La segunda gesta es el balance 30-5, jamás conseguido en la historia de la NBA por un entrenador rookie como es Steve Kerr. Ello tiene mucho mérito. Sin alejarnos de lo que a entrenadores se refiere, Kevin McHale dijo: “lo que necesitas hacer [para ganar la NBA] es jugar bien en abril y mayo. Eso es todo”. Y si recordamos ahora a Indiana Pacers el año pasado y su paupérrimo desenlace en los últimos partidos de Regular Season, se corrobora que al técnico de Houston Rockets no le falta razón. Los Pacers si chocaron contra un iceberg. Por supuesto, a los Warriors les queda todavía un largo camino de duro trabajo. Los procesos de formación de palabras pertenecen a morfología de la lengua. El lexema lleva incorporado en sí mismo la significación de la palabra. Prefijos, interfijos, infijos y sufijos, se añaden a este para que surjan así nuevos significados. Cada elemento tiene su función y se encargan de distintas tareas. Eso sí, no es obligatorio que todas las palabras tengan siempre los cuatro elementos complementarios. Si una palabra es el equivalente a un equipo, los elementos que lo forman son los jugadores. En este caso el símil a los Warriors es una palabra que necesita el máximo de complementos para funcionar. Tienen un roster con una larga rotación, en donde todos intervienen en el rendimiento. Martínez Celdrán, Doctor de Lingüística por la Universidad de Barcelona, afirma que los interfijos enlazan los morfemas que entran en la formación de palabras. Sentencia que extrapolamos al equipo. Si Stephen Curry y Klay Thompson actúan como lexema, y el resto de titulares como sufijo. La segunda unidad son interfijo e infijo, enlazando el talento del cinco inicial. Así que sólo el tiempo dirá si merecen suceder o no a San Antonio Spurs.


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Popovichanos y jacksonescos La literatura del Siglo XVI fue fundamental para entender gran parte del arte actual. Esa etapa se reconoce en España como el Siglo de Oro y cuatro obras marcaron el patrón a muchas producciones posteriores. Estas fueron El Quijote, Lazarillo de Tormes, La Diana y La Celestina. Todas con un estilo muy diferente las unas de las otras, los títulos de las cuales acabaron siendo usados como adjetivos de otras obras. Por ejemplo, se decía de alguna de las comedias de Torres Naharro que era de carácter ‘celestinesco’. Y eso no quiere decir que plagiara, sino que adoptó la línea temática que siguió Fernando de Rojas cuando escribió La Celestina. En esto de adoptar la línea temática es donde quiero incidir. Dos entrenadores son tendencia en la NBA. Ellos son Mike Budenholzer y Steve Kerr quienes comparamos a Gregg Popovich y Phil Jackson respectivamente. Aparte de ellos a Brett Brown y Derek Fisher también podríamos relacionarlos respectivamente con Popovich y Jackson. Por sus méritos y trayectoria el entrenador de San Antonio Spurs y el presidente de New York Knicks son ambos dos de los mejores entrenadores de baloncesto en Estados Unidos y como se ve, han creado escuela. Cerebros del liderazgo de grupos humanos que cultivaron métodos muy diferentes. Pero la cuestión es que encontraron el más satisfactorio con su manera de hacer. Por un lado Pops busca la rápida y constante rotación del balón, para así exprimir al máximo las posibilidades de jugadores a los que no se les da protagonismo. Crea una convergencia inigualable entre primera y segunda unidad. Aunque separables, se nos dan en combinación indisoluble, son arrastrados los unos por los otros. Y por otro lado, Jackson explotó el conocido triángulo ofensivo, el cual daba la oportunidad a cualquier miembro de la plantilla para anotar fuera cual fuere su posición o rango en el equipo. Hoy, Budenholzer y Kerr entrenan a los dos primeros clasificados, sus respectivos equipos están en lo más alto de ambas conferencias. Ambos adoptaron un método parecido al de los míticos técnicos mencionados. Budenholzer estuvo en el equipo técnico de Popovich en San Antonio, mientras que Kerr fue entrenado por los dos, Phil y Gregg. Entonces queda claro de donde bebieron quienes están sacando el máximo rendimiento de sus rosters. En contraposición, Brown, técnico de Philadelphia 76ers, también estuvo en el staff de los Spurs. De Fisher no hace falta contar nada. En los Sixers están sabiendo hacer crecer a Robert Covington, conocido por pocos hasta ahora; y en los Knicks intentan poco a poco implantar un estilo de juego que, bien ejecutado, es incuestionable. Entrenadores ‘popovichanos’ y ‘jacksonescos, la influencia es clara en la cabeza y la cola de la Liga.


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Prestigio Promesa, transformación y prestigio. Estos son los tres pasos fundamentales para la buena ejecución de un truco de magia, o al menos eso cuentan en The Prestige, película del 2006 dirigida por Christopher Nolan, también director de Interestellar. La primera de las dos películas va de dos magos que compiten para conseguir el mejor truco y la receta ya ha sido contada. En la NBA también existe la magia. Alejándonos sin embargo de la percepción racional o irracional de nuestras vidas, analizaremos actitudes de jugadores y equipos desde el punto de vista de los tres términos que encabezan este texto. Para hacer real la promesa para cumplir un truco, primero debes exponer tu propósito, por ejemplo, soy capaz de desaparecer o sacar un conejo de esta chistera –como ven- vacía. LeBron James por injusto que a algunos les pueda parecer no fue un buen mago. Prometió siete anillos y sólo estuvo cuatro años en Miami Heat. Bien es cierto que sabe mal decir algo así sabiendo que lo hecho allí fue una proeza: cuatro años consecutivos en las finales de la NBA. Lo que censura es esa lengua de fanfarrón. Al fin y al cabo, no cumplió con lo que prometió. Transformación es el proceso. El procedimiento que debe seguir el mago para que el truco culmine. En este caso, hablemos de Al Horford. En una entrevista que dio a finales del 2014 afirmó que pronto Atlanta Hawks estaría peleando por un anillo. El dominicano proponía un período de dos o tres años para alcanzar dicho hito. No obstante estamos viendo como el equipo intenta desde ya mismo hacerse con ese objetivo que se planteaba a larga durada. Prestigio es el resultado. La recompensa. Conseguida la buena elaboración del truco, ganada la credibilidad del espectador, el mago recibe como un premio el reconocimiento otorgado por el público tras conseguir sin error la ilusión. Los mejores en esto son San Antonio Spurs, prometen estar cada año en lo más alto, al principio nadie les cree, ejecutan la artimaña sin equivocación y cuando llegan los playoffs, o bien llegan a las finales de conferencia, o se hacen con el anillo. Sin duda, son el equipo con más prestigio de la Liga, pero no olvidemos a los Hawks quienes andan por buen camino. LeBron prometió más de lo que pudo dar; Hawks están en proceso de transformación y Spurs son un buen ejemplo para tomar como referente. Cumplir las promesas no es tan fácil como parece y por ello hay que andar con mucho cuidado con lo que se dice. Veremos quién logra el prestigio hogaño, sabiendo que lideran la NBA equipos que el año pasado no pensábamos que lo harían.


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¡Ey, Pau!… ¡A mejorar! “Ei, Pau!… A millorar”. Es decir, “¡A mejorar!”. O al menos algo parecido le dijo mi padre a Pau Gasol, la vez que lo llevó en su autocar. Fue al despedirse de él, mientras estrechaban cordialmente sus manos, después de haber sido el chófer oficial de Memphis Grizzlies. El NBA Europe Games 2003 llevó al equipo de Tennessee a jugar contra el F.C. Barcelona, y la franquicia estadounidense contrató a una empresa para los desplazamientos locales. El mayor de los Gasol llegaba a la Ciudad Condal para enfrentarse a su ex equipo y a su hermano, Marc Gasol. Hacía dos temporadas que Pau estaba en la NBA y a mi padre le alucinaba. Papá conduce un autocar para una empresa de transporte privado desde hace aproximadamente dos décadas. Por aquél entonces llevaba en el trabajo poco más de un lustro y cuando le comunicaron que sería el encargado de conducir el autobús de los Grizzlies, lo primero que hizo al llegar a casa fue contárnoslo a mi hermano y a mí. Nos emocionamos muchísimo por la situación, aunque la verdad es que este empleo ha llevado a mi padre la ocasión de coincidir con Pepu Hernández y Xavi Pascual. Sin embargo, conocer a Pau le marcó especialmente y me lo recuerda cuando el catalán alcanza o supera un nuevo hito. Entonces se ríe solo. Me mira y pronuncia: “¡Ey, Pau!… ¡A mejorar!”. Eso le dije. ¿Pero cómo tuve valor? Y sin acordarse ahora él de mí, se nota cómo se lo tomó al pie de la letra”. Pau era un crío cuando decidió cruzar el Atlántico para medirse con los mejores jugadores del deporte que algunos tanto amamos. Ahora este All-Star me deja grabada una imagen en el cerebro. Curiosamente es una entrevista. Entre un bosque de brazos que apuntan a la boca de los Gasol, resaltaban micrófonos de distintos medios de comunicación: Antena 3, TVE, TV3, Cadena Ser, Onda Cero, Catalunya Ràdio, Cadena Cope y muchos otros que no pude o supe distinguir. Todos ellos son medios llegados desde la Península Ibérica. Desde Madrid o desde la misma Cataluña. Todos para cubrir el All-Star Weekend, acontecimiento en el que los hermanos Gasol son protagonistas. Y mi padre sigue alucinando porque él también tiene hermanos. Padres, madres e hijos, sea cuál sea su simpatía por el baloncesto, sienten una emoción positiva respecto a ellos. Algunos gratitud, los más aficionados idolatría, y quizás alguien sienta rabia, o bien envidia, pero nadie le puede negar a mi padre que, desde 2003 a 2015, Pau Gasol ha mejorado, tal y como un chófer le sugirió con respeto y aprecio. Mi madre dijo que el salto inicial lo ganaría Pau, yo dije que Marc. Perdí la apuesta.


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Víctor Claver y “El Castillo” de Kafka Antes de acabar el 2014 un artículo de David MacKay especulaba con un posible traspaso de Víctor Claver a tres franquicias distintas: Milwaukee Bucks, Los Angeles Lakers y Charlotte Hornets. El periodista argumentaba su hipótesis dándole la vuelta a todo lo que fuera reversible en el asunto, para así hacer que pareciera posible el movimiento de una franquicia a otra. Tal situación no se llevó a cabo y pasaron unos cuantos meses hasta que finalmente Claver fue traspasado. Traspasado y, de regalito, cortado. En realidad la historia del jugador español recuerda un poco a El Castillo de Franz Kafka. En la novela inacabada del autor de Praga, el protagonista quiere acceder al castillo de la ciudad para conseguir un permiso de residencia (resumido de manera muy poco elegante, pero brevísimamente para quien no la haya leído). Asimismo jamás se lo concederán, y este tratará, a lo largo de la trama, intentar comprender por qué le han enviado allí. ¿Qué es lo que debe hacer y cuál es el motivo para que le hayan encargado esa misión? No entiende la acausalidad de la situación. El sujeto condenado al fracaso. Y también a la incomprensión, ya que por mucho que intente superar estas barreras de burocracia que, insisto, no consigue entender, jamás será capaz de penetrar al castillo ni a la verdad. Aún sabiendo que es incapaz de acceder al conocimiento, seguirá intentándolo, también consciente de que sus intenciones serán de nuevo fracasadas. Claver sabía con lo que se encontraría esta temporada en Portland Trail Blazers. Su trayectoria como jugador se define con pocos minutos en su etapa NBA, sin consolidarse en el equipo nacional de España. Seguramente tiene cabida en la mayoría de plantillas de las potencias europeas y, sin embargo, decidió volver a Estados Unidos finalizado el Mundial para luchar por su plaza en el equipo. No lo consiguió, pero se atrevió con ello. Esto es tener valor y saber lo que quieres, así que se merece apoyo y respeto. No obstante, cortado por Denver Nuggets ahora es el momento de regresar. Siempre antes de que finalice el período de mercado en El Viejo Continente, ya que pocos días faltan. En este sentido está en sus manos ser un genio o un personaje kafkiano (volver a Europa o seguir intentándolo en la NBA). No todas las relaciones funcionan como uno querría, y en este caso el amor de Claver por la NBA no ha sido correspondido. Pues a asumirlo y superarlo, pero no olvidarlo. Dicen que quien no ha fracasado es que no ha intentado nada. Así que no hay nada que reprochar. Kafka jugaba mucho con la incomprensión de sus personajes a una serie de acontecimientos. Cultivó la alienación del sujeto respecto al resto de la sociedad y encima lo aliñaba con gestiones burocráticas sin principio de causa, para así desvincularse todavía más de los personajes que el propio autor creaba. Aquí pues es en donde reside la mayor relación entre el caso Claver y El castillo. La oportunidad de triunfar en la NBA queda imposibilitada después de no cumplir los requisitos que el nivel de la Liga exigía. ¿Pero a sus ojos el jugador lo vio siempre así? Es decir, ¿comprende el motivo por el que no jugaba? Comprendiéndolo o no, lo ha intentado una y otra vez. El valenciano ha hecho como aquellos que van al cine y compran entradas para una película con la mala suerte de que no les gusta. Entonces en vez de levantarse y marchar, se quedan sentados acabando de ver ese pelmazo de peli por el simple hecho de haber pagado entrada… Víctor quiso emprender un viaje en el que hacer historia. Por lo contrario lo que debe hacer ahora es replantearse el futuro. En cierta manera tiene una nueva oportunidad: aprovechar una campaña que de no haber sido cortado, la hubiera acabado bien sentadito apartado del terreno de juego. Queda por ver pues cuánto de Kafka hay en el hacer de Claver.


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Derrick Rose, un romántico “El sueño de la razón produce monstruos”, decía Francisco de Goya. En las corrientes artísticas y estéticas de la Ilustración, siempre se apela a la capacidad de la razón para que sirva de Norte en determinados estados sentimentales del individuo. Para los ilustrados, los monstruos de la imaginación son monstruos imaginarios. La razón les hace percibir que no existen. Por lo contrario, en la literatura romántica los fantasmas que aparecen son reales. Siendo esta polémica la que nos recuerda a Derrick Rose. Rose es un romántico. Sus monstruos, sus fantasmas, han sido reales. Ahora, definitivamente, todo el mundo duda de que jamás vuelva a ser ese jugador que deleitaba por su velocidad y capacidad de liderazgo. La orientación romántica del base de Chicago Bulls hace referencia a su mala salud. No puede superar sus molestias físicas que actúan como equivalente a los monstruos de Goya. No obstante, asumiendo que Rose no volverá a ser el que aquella vez fue, algunos se plantean si su trayectoria la podríamos identificar con el apelativo de un ‘precioso caso de Brandon Roy‘. Este caso, aparte de Roy, es el que vivieron jugadores como Yao Ming y Greg Oden. Al margen del momento en que el cuerpo de uno o de otro decidiera explotar. Es decir, a Yao le dio tiempo de pasar a la historia como uno de los mejores pívots y pasar una buena etapa en Houston Rockets. A Oden se le conoce como aquel jugador que pudo haber sido y no fue. Y por lo que hace a Roy, muchos se preguntan si hubiera liderado la Liga o no. Asimismo Rose tuvo tiempo para ganar un MVP, asentarse como una súperestrella indiscutible del baloncesto y ser jugador franquicia de Chicago. Pero colorín colorado, este cuento se ha acabado. El de los Bulls podría seguir jugando en el futuro. Aunque quizás esta no sea su competición, por muy obsesionado que él esté. Raül López, base español que probó suerte con Utah Jazz, también tuvo problemas de rodilla. Antes y durante su etapa NBA. López no acabó de asimilar ese ritmo no interrumpible de la liga estadounidense hasta que tales articulaciones le impidieron jugar. Volvió a Europa, jugó a un ritmo más calmado y alargó su carrera hasta el punto de acabar jugando los JJ.OO. de Pekín. ¿Por qué no podría hacer algo parecido Rose? El ego norteamericano le puede. Antes se retirará tras insistir e insistir como Roy, que dar un paso atrás para remontar dos adelante yendo a Europa a jugar. Como López, por ejemplo. Pero esto no depende de nosotros. Mientras tanto, Rose seguirá tan romántico como siempre.


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La imprevisible escisión La escisión sintagmática es un tipo de cambio fonológico. Consiste en un proceso por el que un fonema se separa en un grupo de fonemas en el decurso. En ‘pĕtram’ (latín) y ‘piedra’ el sonido -ĕ- deviene -ie-. Un sonido pasa a ser dos sonidos. Si lo aplicamos a la NBA, me viene perfecto hablar de Dallas Mavericks y Rajon Rondo. Con tanto movimiento de intercambio de contratos, suceden traspasos quizás precipitados. A pesar de ser cierto que Chandler Parsons ha estado lesionado y la plantilla notó mucho su ausencia, también lo es si una nueva adquisición tiene roces de ego con el entrenador o algún compañero de la plantilla, perjudica gravemente al equipo. Rondo y Rick Carlise no han congeniado. Y da igual que el técnico de los Mavs sea uno de los más queridos y respetados por sus jugadores. Por mucho que a veces no paramos a pensarlo, un traspaso no es un simple cambio de contratos entre franquicias. Visto desde la perspectiva más fría, parece que un traspaso consiste en dar y recibir respectivamente un papel con nombre, apellido y sueldo de alguien. Pero no se trata de eso, sino en movilizar personas, familias. Individuos que los importamos de un ambiente y entorno en el cual puedan sentirse familiarizados, para colocarlos entre otra gente. En una desconocida ciudad con distintos hábitos. El detractor principal de ello es la adaptación, rasgo que ni la estadística avanzada más tergiversada y quisquillosa (tan de moda últimamente) sería capaz de prever. Aquí interviene la escisión. Un sonido pasa a ser dos sonidos. Un equipo plural, colectivo, popular, con un mismo objetivo, pasa a divagar entre intereses personales. Los cuales no confluyen ni convergen con la intención principal del grupo mayoritario y esto causa un efecto explosivo en el conjunto. La vida nos enseña que la evolución en el habla, dicho más técnicamente, los cambios fonológicos, es algo natural. Acontece progresivamente, poco a poco y es algo que no podemos evitar al paso de los años. Entonces ¿debemos pensar que cuando un jugador interviene en la escisión de un equipo es inevitable? Visto así no te preocupes, es un proceso natural. Por lo que hace a mí, estoy en rotunda discrepancia respecto a ello. Masai Ujiri decidió no modificar el roster de Toronto Raptors antes del dead tradeline porque las cosas estaban yendo bien (al margen de que ahora pasen por una racha negativa). Intercambiado por Danny Granger, el año pasado Evan Turner causó estragos en el núcleo del vestuario de Indiana Pacers, como parece que está sucediendo con Rondo y Carlise. Un traspaso quizás es tan sencillo de efectuar como un cambio de cromos, pero debe ser mucho más meditado. Lo ideal sería entender que a veces menos es más.


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Lluvia de estrellas caídas Una cosa me preocupa en la NBA. Precisamente este año dos de los cuatro candidatos al premio MVP de la temporada han tenido que incrementar su aportación en la cancha debido a la ausencia de uno de los pesos pesados de sus respectivos equipos. Se hace referencia a James Harden y Russell Westbrook entre los que luchan por el Maurice Podoloff y a Dwight Howard y Kevin Durant en cuanto a los que su presencia en el parqué ha estado eventual esta temporada. Ambos jugadores no sólo hacen aumentar el nivel medio de la Liga, sino también la reputación de ésta. Vestidos de traje en el banco no están en su hábitat natural. La NBA es una cadena de franquicias y al comisionado no le conviene que los grandes nombres de la competición no vistan de corto cuando sus equipos saltan al terreno de juego. Algunos de los síntomas para detectar lo que hoy estamos viviendo son los casos de Penny Hardaway, Grant Hill o bien Tracy McGrady. Se les trataba de sucesores de MichaelJordan, herederos de su legado. Pero tras unos años de rodaje, su salud física se vino abajo. O al menos la necesaria para sucumbir la intensidad incesante de 82 partidos en una regular season. Por eso cuando se tiene a Jordan como el mejor jugador de baloncesto de la historia, no sólo se hace referencia a todo lo que hizo y era capaz de hacer cuando se calzaba las botas, sino también a todo lo que resistió. En las últimas diez temporadas se han repartido el MVP hasta seis jugadores distintos. De los cuales sólo Dirk Nowitzki y LeBron James consiguen mantenerse bien de salud. Tanto Steve Nash como Kobe Bryant han jugado casi veinte campañas en una de las competiciones más exigentes del planeta, pero el tiempo no les ha sido agradecido. El de Canadá se ha retirado debido a dolencias en la espalda, jugó 15 partidos en la pasada campaña y 0 en la actual. Mientras tanto Kobe jugó 6 la anterior y 35 en esta hasta que el cuerpo le pidió parar. El caso Derrick Rose no hace falta recordarlo y, por último, Kevin Durant, que solo ha participado en 27 partidos este curso. Todos ellos han sido MVP. “Y la húmeda noche se precipita del cielo, y las estrellas que van declinando convidan al sueño”, decía Virgilio en la Eneida. El problema de tantas lesiones no está en las que tengan los MVP, sino en que son muchos los derrotados por K.O. en temas de salud. Si perdemos a las estrellas, ¿la NBA seguirá siendo la mejor liga del Mundo?. No lo sé, pero quizás haya llegado la hora de tomar medidas. O el sueño se impondrá al baloncesto.


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La honra de Stephen Curry En los últimos compases de regular season parece hay hasta cuatro candidatos a la consecución por el MVP. Aunque desde mi punto de vista solo uno: Stephen Curry. Entre otras cosas a las que también haré referencia, justificaré mi argumento con unos datos que recopiló James Jackson para NBA.com el pasado 1 de abril. Ese día el base de Golden State Warriors devino el primer jugador en la historia de la Liga que anota 250 triples o más en tres campañas consecutivas y de aquí la constatación definitiva para considerarle como único y justo merecedor de tal reconocimiento. Jackson contaba que aparte de ser el primero en conseguir los 250 triples por temporada tres años seguidos, también sólo él ha conseguido promediar un 40% o más en tiros de tres y a su misma vez anotar 20 o más tantos por partido. Ni Reggie Miller ni tampoco Ray Allen alcanzan ambos hitos simultáneamente, hazaña que debemos comprender como un hecho que pondera todavía más a favor de Curry. Además, este curso ha alcanzado los 1000 triples anotados en su carrera siendo el jugador más joven que lo consigue. James Harden ha hecho la mejor campaña de su carrera, pero su equipo era demasiado irregular al principio de temporada. LeBron James, aparte de Kyrie Irving y la buena plantilla que le acompaña, ha hecho que Cleveland Cavaliers superase el mal trago de los dos primeros meses de campeonato, mientras que entonces los Warriors cosechaban la mejor racha de victorias consecutivas de su historia. Russell Westbrook ha estado imparable desde el All-Star hasta a día de hoy, aunque a él le ha pasado un poco lo de Harden y un poco lo de LeBron. Es decir, el equipo no le sigue del todo y, para merecer el título, llega un poco tarde. Por lo que hace a Curry su ritmo no ha menguado en absoluto, a la vez que estos tres superaban las dificultades que se van presentando a lo largo de una temporada de 82 partidos. Esto es lo que tiene valor. Su campaña ha sido de 10 de principio a fin, cosa que no pueden decir lo mismo los demás. ¿Acaso la NBA no necesita un MVP del perfil de Curry? Y más aún sin Kevin Durant, Derrick Rose ni Kobe Bryant. De hecho me viene a la cabeza un dicho latín que afirma: Hos ego versiculos feci, tulit alter honores. Que significa algo como “yo hice esos versos, pero otro se llevó la honra”. Y en este sentido me recuerda a Curry. Cuánto injusto sería que no fuese el MVP, después de liderar una temporada y un equipo que pasará a la historia, mientras que los otros tres no han podido.


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El padre Popovich Gilbert Keith Chesterton pasó a la historia, entre otras cosas, por ser el autor de El padre Brown, un cura con una capacidad deductiva inspirada sobre todo en Sherlock Holmes. A diferencia de éste, que usa la lógica y los detalles científicos para descifrar los enigmas, el padre Brown se aprovecha de su experiencia en el confesionario. Horas y horas escuchando, dando a su vez lecciones morales, le permitió alcanzar una cota de empatía elevadísima. El método que usa Brown para descubrir los misterios se narra en un cuento titulado El secreto del padre Brown y allí, dice: “más que ser conocimiento, es supresión de lo que conocemos. Es tratar a un amigo como a un extraño y fingir que algo familiar es realmente remoto y misterioso”. Buscar todas las hipótesis de lo posible. Eso es lo que deberán hacer los entrenadores para superar cada serie de playoffs. Gregg Popovich es el artífice puntero en el reparto de minutos entre los miembros de su plantilla. En San Antonio Spurs sólo Kawhi Leonard ha jugado más de 30 minutos por partido a lo largo de la temporada (31.5) y este es un dato que les viene muy a favor. Mientras que técnicos como David Blatt, en los choques que dieron fin a la regular season, se las componen como pueden para dar descanso a los jugadores que más minutos cargan en sus piernas, hay otros que la situación no requiere a sus estrellas no calzarse las botas en este tipo de encuentros. Es muy clara la referencia a los Spurs; en los últimos compases de liga aprovechan y cotejan una racha de victorias consecutivas para intentar lograr la posición más elevada posible en la Conferencia Oeste. No obstante la derrota ante New Orleans Pelicans hizo que acabaran sextos. Hasta aquí lo tiene muy estudiado el señor Popovich. Llegados los playoffs, las dinámicas y las maneras de funcionar varían. Aquí actuará la empatía. La misma que la del padre Brown de Chesterton. La que será fácil de detectar en postemporada si algún entrenador acierta en el planteamiento del juego. La acción de escuchar otorgó dicha empatía al cura de los cuentos del autor mencionado; mientras la experiencia de vivir y analizar partidos de playoffs da esta capacidad a los entrenadores. Ésta surge en buena medida de la intuición, tanto en el cura, como en los técnicos. Fruto del conocimiento, embrión del éxito. En los relatos del padre Brown es inconcebible el porqué de su fiabilidad, y a mí, no sé por qué, esto me recuerda a alguien.


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A robar carteras En español hay dos tipos de pasiva: la perifrástica (por ejemplo: fue comprado) y la refleja (Se compró el libro). La marca de pasiva en el primer caso es la terminación –do y en el segundo es la partícula se. Si en un hipotético caso añadiéramos las dos marcas de pasiva en la misma oración, quedaría algo como: Se fue comprado el libro. El resultado de aquí sería una secuencia totalmente agramatical, puesto a que estaríamos convirtiendo en pasiva doblemente. Por eso es redundante y absurdo. Un profesor magistral de sintaxis, hacía entender dicho fenómeno a sus alumnos con un relato improvisado: “Imaginad que un ladrón le roba la cartera a alguien. Si después de éste viene otro ladrón, también a robarle la cartera, el segundo no podrá llevársela, porque el primero ha pasado antes y ya la ha robado”. Ocurrencias que me vienen de maravilla para hablar de los premios de Entrenador del Año, Jugador Defensivo del Año y Mejor Sexto Hombre. Finalizada la regular season, pero antes de que empezaran los Playoffs 2015, en una entrevista al periodista español Gonzalo Vázquez éste barajaba la posibilidad de dar algún premio compartido, en especial al de mejor entrenador. Decía que tanto Mike Budenholzer como Steve Kerr merecían ese galardón por la manera en la que han dirigido a sus conjuntos. Ambos de manera brillante y, prácticamente, sin error. Pero el ganador fue uno, Budenholzer, y Kerr se tendrá que conformar como el segundo ladrón. Lo cual no hizo Isaiah Thomas, que dijo aquello de “los números no mienten” tras ser superado en las votaciones del Mejor Sexto Hombre por Lou Williams. Y es que al margen de los registros estadísticos a los que acude Thomas para argumentar su queja, en la clasificación que determina la proclamación de este título a nivel personal, Williams fue mucho más apoyado por los votantes. Fenómeno que no acaba de quedar tan claro en la disputa por el Defensive Player Of the Year. Los votantes deben establecer un podio entre los tres jugadores que creen han desarrollado mejor la labor de defender esta temporada. Por el mismo orden, se otorgarán 5, 3 y 1 puntos respectivamente al orden del podio. Quién tenga más puntos gana. Pues bien. Si Kawhi Leonard es quien ha conseguido más puntos y por lo tanto el galardón, Draymond Green es quien ha recibido más votos de cinco puntos, pero en total no suma más que los de Leonard. Hay que asumir las reglas del juego. Si sabemos que de carteras sólo hay una, no serán dos quienes la roben. Y es una lástima porque claro que Green, Thomas y Kerr merecen un reconocimiento especial, pero estos no tendrán un trofeo.


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