Territorios de mar

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Territorios de Mar, el décimo tercer poemario de Gabriel

Territorios de Mar

Avilés, anuncia un crecimiento personal, marcado mediante una autoexploración retrospectiva en la que se declara al vaivén de las olas de la vida. En este trabajo se puede leer cierta sensatez y calma, sin dejar del todo el arranque de furia que leímos en “Poemas de Suburbios y Burdeles”. Hay una calma, una aparente calma en la que, por un momento podemos soltar los remos y mecernos en el oleaje de sus versos. Luego el hablante lírico se vuelve violento, se transforma en la violencia pura, se retuerce implorando a dios, es un sobreviviente con el suicidio de diciembre; entonces debemos aferrarnos a la poesía como los frágiles cayucos en los que nos hemos convertido.

Prof. Roberto Cardozo

Gabriel Avilés Ediciones Presagios Marzo de 2017



Territorios de Mar

Gabriel Avilés Este poemario se terminó de imprimir en la ciudad de Mérida, Yucatán en el mes de marzo de 2017. Se utilizo papel Opalina de 36 kg., papel bond de 36 kg. Tipo de letra Brush Script de 36 y 32, Garamond de 8, 16, 14 puntos. Tiraje de 50 ejemplares


Ediciones Presagios 2ª Epoca Directorio Lic. Gabriel Avilés Euán Director Enrique Argoytia Jorge Rosado Cáceres Gabriel Avilés Consejo Editorial A merced de la fuerza, Chelem, 2015 Claudia Bolio Fotografía de Portada Calle 51 No. 534 entre 50 y 54, Pacabtún C.P. 97160 presagiodemar@gmail.com Correo Electrónico @GAvilespoeta Twitter Instagram Letras Al Desnudo Gabriel Avilés Poeta Facebook Si desea reproducir algún texto de este poemario, escribir al correo electrónico indicado para el permiso, dar referencia de la fuente y el nombre del autor.


Dedicatoria

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Clandestinas barcazas ocultan el vino a los ebrios No estoy en ninguna parte Sobrevivo en ti, conforme los textos sagrados del mar En ellos, Un remolino copula el amor bicéfalo Que exhala la atrofia del sargazo

Al mar, una constante en mi ser y fuerza de este poemario A mi gran amor: Mamá eres lo mejor en mi corazón A mi padre por enseñarme a ser un buen ser humano A mi familia A Jorge Rosado Cáceres, amigo y hermano desde siempre A mi amigo y maestro Jorge Álvarez Rendón A Cancún, ciudad que vio nacer estos poemas y a Luis Salazar por inspirarlos A Iliana R. Mohedano A Tristán Argoytia y todos los amigos del Caribe A mis queridos hermanos de Mar del Plata, Argentina A mi familia del Corporativo GAMAS

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El lapislĂĄzuli describe tu nombre en el eco Inhalan tu desesperaciĂłn Por componer el murmullo de navĂ­os

El sonido se acurruca en la coraza de los arrecifes

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Las canoas presienten el final del todo Sus dueños les enseñan vivir al día Como el juego de los adolescentes al decapitarse No saben de lluvias o cierzos Desconocen la contracorriente, nosotros remamos al fuego que Abre muslos y desmorona ríos

PRÓLOGO

El mar es propietario de un vasto territorio donde los marinos hilan historias, desde las más hermosas hasta las más aterradoras y Gabriel Avilés lo sabe, ha volteado la mirada hacia los territorios de mar, se ha sumergido en esas aguas que lo mismo lo llevan a través de una fina bonanza, que lo ahogan con las más terribles tormentas. Los tiempos de bonanza le regalan peces anidados al sexo, envueltos en el dulce sargazo; las tormentas terminan arrastrándolo a las profundidades entre un bramar de medusas, azotándolo en dolorosos archipiélagos. Territorios de mar, el décimo tercer poemario de Gabriel Avilés, anuncia un crecimiento personal, marcado mediante una autoexploración retrospectiva en la que se declara al vaivén de las olas de la vida. En este trabajo se puede leer cierta sensatez y calma, sin dejar del todo el arranque de furia que leímos en “poemas de suburbios y burdeles”. Hay una calma, una aparente calma en la que, por un momento podemos soltar los remos y mecernos en el oleaje de sus versos. Luego el hablante lírico se vuelve violento, se transforma en la violencia pura, se retuerce implorando a dios, es un sobreviviente con el suicidio de diciembre; entonces debemos aferrarnos a la poesía como los frágiles cayucos en los que nos hemos convertido.

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Territorios de Mar nos ofrece una lectura fluida. Dolorosa, ríspida, pero no dejamos de avanzar por las imágenes que nos dejan respirar justo cuando sentimos ahogarnos entre la bravura del mar. Cada verso puede arrastrarnos hasta las profundidades lo mismo que balancearnos sobre un vals más allá de lo marino. Para leer este poemario, debemos despojarnos de todas nuestras ataduras, desnudar el alma, vaciarla y lanzarnos al mar a brazo limpio, en ocasiones contra el hablante lírico, otras ahogándonos con él. Con sus momentos de tsunamis y quietudes, terminamos este poemario agradeciendo al hablante lírico que nos permita esa agilidad de lectura sin menoscabo de las imágenes tan fuertes que nos hacen, finalmente, darnos cuenta que los que somos los marineros que beben su copa en medio de la tormenta. Prof. Roberto Cardozo.

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En su lápida, los mares deciden ser apologías Anagramas de su historia De Hemingway que se arraiga al delirio Tampoco una hipérbole del sargazo Ni apoplejía de un bastardo Que se enfurece Como una voluta, resignada a evaporarse Y repite incansable:

Siempre Mar, Mar Oxidado, Lejano pero Mar

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Jonás no escapó de la ballena, Se esfumó en el bálsamo de la cobardía Nadie lo conoció realmente ¿Estafador o profeta? Cuentan los isleños Que se convirtió en el vaivén de los náufragos Al refugiarse en la tribu de Babel Procreando hijos siameses Los cuales extienden sus brazos Sin el porqué de los adioses

TERRITORIOS DE MAR


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Marineros inscriben sus sobrenombres En el tabaco que mastican y tiran a las proas Dejando la absurdez de los puntos cardinales SĂłlo trituran el rĂŠquiem de los desgraciados Cuyo sepulcro llevarĂĄ el epitafio:

Alguna vez tuve una infancia, una mujer pero Nunca un cuerpo de pertenencia

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Entre la realidad y el espejismo me desgrano

Los peces

Muñeco de aserrín cortado a medias

Sólo tienden su dolor con el oleaje

Ni hombre ni mujer para aparearme

Para acordarse de su estirpe aún en tierra

O hacerme una felación antes de morir

Tú no dirás adiós a mis derivas

Persigo súbditos y grito entre sollozos

Sangrarás en mi interior Con la alevosía del pescador:

Mi rancia sabiduría cercena

Ocultarás amor o desamor

Al poema apareado entre desvelos

Entre el adulterio de las redes.

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Los faros niegan lo estático

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Reflejan tristeza entre proas

Dios le da jaque mate a los marinos

Te difumino,

Delfines e íncubos aparean un réquiem

Sólo el ocaso incinera maniquíes

Y el arcángel

Envueltos en sangrante látex

Cae en el sexo y pierde su pureza

Que se acumula junto a las algas sin aviso

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No sé escribir palabras de amor con la cursilería barata

Toco fondo entre ansiedad y caos

De los slogans, menos decir te amo sólo por gemir

El despeñadero insiste en alcanzarme

Al arbitrio del orgasmo

Cuchillos mutilan mi llanto

Amo en sangre, desgarrando mi corazón

Que sobreviene con el suicidio de diciembre Me evaporo

Vamos a ingerir nuestra simiente Hasta que nuestros ojos lloren por este amor desgraciado

Los muelles se deterioran al sentirme

Sólo puede ser escuchado en la voz de un Sabina borroso O en el brumoso canto de Chabela Vargas Después de una madrugada sedienta de tequila

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La densidad, condición de mi poema, me impide escribir “te amo” de forma simple, estructuro esa frase para asirla a las bahías mientras los pelícanos se discriminan entre ellos Peces anidan en tu sexo, su humedad se infiltra a mis labios, conjugándose con nuestro íntimo sargazo, así, exhalar liquidas arenas

EPITAFIOS DE OLEAJES Y NAVÍOS 12


XVI

Hoy el mar nos cedió el motín más preciado que resguarda el matiz de las confesiones, al universo del salitre cuyo mutismo ofrece clarividencia, el velorio de los continentes, el tintero de los laureados, todo nos pertenece pagando con melancolía.. Olas abren el aljibe, se desprende la castidad, su dominios y credo, ya no más costas sin aura, para todo hay eternidades

Entre Islas, el crepúsculo te difumina hasta golpear la difracción que nos condena a la ausencia, a esa ausencia salobre cuyo sabor calma los desvelos de dos naufragios en furia Marejadas percibo tu angustia consumida por el sargazo en un día donde los cayucos perdieron a su dueño y decidieron asirse a riberas porque nunca se acostumbraron al sudor de otros, prefiriendo el camuflaje. No quiero consagrarme a la santidad sin beberme savia ajena a tu cuerpo Océanos fallezco en la perfecta ironía, contradigo el bramar de Medusas y rocas que inscriben el sexo de un proxeneta nombrado Dios, ladrón de nuestros cuerpos en aciago litoral, amándose entre faros y escombros de luz

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El Facebook no revela nada, Casi, tres de la tarde, mareas disimulan el grisáceo De la gente sola Letras mal escritas difunden sentimientos Pero la frialdad separa imágenes A cambio de una mudez sin tregua

XV

Tsunamis arrebatan quintaesencias para desperdiciarlas en lo profundo de los presagios, demuestran su potestad cual sicarios, deshacen horcajadas de versos así alcanzan la tonalidad amarillenta de los difuntos cuyas ruecas hieren un beso en desperdicio. Metáforas se empobrecen, el mar retorna a sus aposentos mientras peces confrontan el talud del desamor

Un libro de Cavafis enuncia lejanía, Decreto a la mar y el sargazo adquiere otro significado Que asemeja tus mañanas en mis parpados Esperando tan sólo aliteraciones

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XIV

Invoco al aura: sus costas fundidas en una isla cuyo sufrimiento procrea declives mientras alforjas diluyen el sepia marejadas En su litoral sĂłlo el braille entiende el lenguaje de las algas, aquellas provenientes del cenit de los asesinos y la condena es traĂ­da por gaviotas que miran con pesar el inmaduro cansancio.

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COSTAS SIN AURA


XIII

Mar murmura los días del tigre de agua, de su supervivencia a contra ola, de cómo se devora a sí mismo hasta ser amorfo, difuso, clandestino, del por qué evade desiertos y mira su futuro desde peñascos ¿Temes que revele sofismas y caer como Esfinge?

Despreocúpate, las aguas enmudecen pese a su fiereza

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XII

I

Los bucaneros traen de Oriente especias, pócimas y afrodisíacos,

Medusas recorren mi lengua

algunas esclavas y extranjeros retornan a las costas sin aura con menos algarabía

Para residir en tu vientre

Arlequines se disfrazan para divertir a los infantes por monedas de cobre mientras los semidioses ríen con sarcasmo, guiñoles de hojalata se deprimen al verse oxidados, se ahondan en peñascos para ser aguamarinas

Cincelado por la obscenidad

Los isleños venden noticias del día que zarparon cuyos titulares expresan el dominio de los reyes ante las anfetaminas, de fugitivos proxenetas, putas follando en un talk show para sordomudos, yo, un remitente con salitrosa caligrafía escribo: “Prefiero tú”

Gemidos que agonizan

Mis labios descienden Brotando de ella

En costas sin aura

*Inspirado en la canción de Chak: Prefiero Tú

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II

XI

Si los muelles hablasen

Una tarde lluviosa tiene su belleza, un cigarro cuyas fumarolas se

Alzarían sus voces a los hemisferios

congregan alrededor de la perfecta distancia mientras el humo conmemora tu ser, un café donde lo inmaculado se destina a los colgajos del insomnio

Con el rictus de las algas Los marineros beberían su copa a media tormenta Festejando que el desamor se incuba entre sus redes

Las olas que besaron las piernas de Ulises

Abarco tus costas, ellas resplandecen como un cuadro de Chagall a media bahía Garabateo versos para anclar en tus llamas mientras plagio las canciones de Silvio, “¿Quién fuera el mítico Simbab”, en mi caso, un Perseo confinado al infinito cuya rueca se adentra a tus córneas para encallar en el puerto de los ascetas

No cambiarían tu dorso y El crujir de la madera por el desgaste Manifestaría el reinado de Penélope antes de ser descubierta Acallándose su santidad por el agridulce designio de tu savia Si los muelles hablasen

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X

III

Las costas te amarran a mi lengua

Ah! Verlaine me lamento contigo y noventa y seis sonetos

Costas sin destino

También ame a un joven de dieciocho años,

memoria

Cada nocturnal íbamos a alguna playa

lucidez

Su voz le ofrendaba al mar vértigo de quimeras,

Costra hiriente acorta la travesía hacia los veleros

Besaba la arena, así, las tortugas

Tráeme agonizantes navíos

Abrían su caparazón al infinito y de sus manos

Para derruirlos con mi paladar

Sangraba agonía transfigurándose en moho Adherido al crujir de maderos rotos, un día El salitre nos atrapó en el velamen para adueñarse De este mal parido poeta y a él astillando su sufrimiento a contra mar

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IV

IX

Sufrimiento, ¿por qué te aferras a mí?

Francotiradores aprietan el gatillo

Ínsula roída por vapores de barcos solitarios

Su fisonomía expira palidez

Tus escamas no penetran más en la tierra

Sin reconocer el hedor de la ira

Soy vacuo, mis cimientos se reconstruyen

Favilas hierven en penumbra Y la sodomía congrega su quebranto

Reflejo de vertientes encarnecidas entre mareas ¿Dónde te hallo?

El amanecer devuelve a dos hombres en galope

En el desconsuelo de los buques

Líquidos diamantes emigran por sus mares

Quizá en la cama del marinero amanerado O en las branquias del pez apenas en la red Dolor no hay cimientos para sostenerte Mis córneas exploran archipiélagos En medio de ellos, el corazón arde

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VIII

V

La madrugada y su orín

Te necesito más en presencia, no en memoria

Se adueñan del turquesa

Más un beso que en palabras

Yace el alba y perpetua nocturnales

Nunca es tarde para verme a los ojos y hacerme Ovillo en tus piernas, explorar mi cuerpo

La gente no me causa misericordia

Sin pensar en el crepúsculo

Ni siquiera los menesterosos

Sentir tu miedo de abrazarme como amante

Que elucubran amoralidad

Y declarar al aire que me amas más allá del cosmos

Mientras demencias vician el aire Te necesito más en presencia, no en memoria.

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VI

VII

Bruma y tormenta condensadas

Redacto metáforas simples

Conjugan pretéritos

Sin pausas entre ellas

Mientras un litoral surge

Resbalan por azoteas de una urbe en sodomía.

Del cigarrillo y el sufrimiento

Usurpo tu sudor: esquizofrénico, amargo, sufriente,

Vertido en el tragaluz del suicida

Fiel, austero, huraño, adolorido

Cuyos labios borran estigmas.

Coral negro Enredando mis piernas al vacío Para escupir del anochecer, sus líquidos

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