Desgrabación de audición del Presidente por M24 del 12 de julio de 2012

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Audición del Presidente José Mujica por M24 Es un gusto, queridos amigos, el poder retomar esta comunicación que por lo menos para con mucha gente de esta emisora es un reencuentro que lleva una larga data, por eso nuestro eterno agradecimiento. Por estos días, tenemos que hacer un balance mínimo de las decisiones que tomamos los tres presidentes en Mendoza. Pienso que en lo que me es personal la herida más grave que ha recibido el MECOSUR en su historia, es el golpe de Estado parlamentario sumarísimo que se dio en Paraguay, que no dio el más mínimo tiempo a ninguna defensa, a ninguna investigación. Hecho que se agravó cuando con una verdadera arrogancia peyorativa de un puñado de senadores paraguayos se despreció el planteo humilde de los cancilleres de UNASUR que apenas pedían garantías de un debido proceso. Porque sencillamente ni a un ladrón de gallinas se le procesa en esa forma tan sumarísima como se hizo en Paraguay. Y este hecho, que se suele olvidar, para nosotros lo más grave obligó, no podíamos hacernos los distraídos, a que se aplicara la cláusula de fe democrática, la llamada Ushuaia 1, que oportunamente había sido aprobada por todo el MERCOSUR y llama la atención cómo se olvida esta cláusula, esta definición de carácter jurídico. Ello nos obliga a sanciones, y esto es lo que en Mendoza se puso arriba de la mesa. Es lo que hicieron los tres presidentes. Se desecharon las sanciones económicas deliberadamente, que estaban contempladas eventualmente como posibilidad en esa cláusula de fe democrática, y sencillamente se desecharon porque ello iba a afectar la vida del pueblo paraguayo, y eso parecía intolerable ¡Esto también se olvida! Lo político que jugó es que, lo que se decidió es cuál aspecto legal en esa circunstancia tenía más fuerza. Si los acuerdos llamados de Ushuaia 1 de fe democrática, o los puros documentos fundacionales. Y la decisión fue sencilla. No queremos quedar más rehenes de un senado que está practicando formas reiteradamente espúreas. Hacía cinco años que se trataba peyorativamente, no a un Gobierno sino al pueblo venezolano que había cumplido todas las etapas y todos los pedidos y reiteradamente había sido rechazado y hasta amagando con golpes de Estado. A veces hay cierta legalidad que encubre hipocresía, pero en este caso concreto además, en los hechos, se chocaba con la cláusula de fe democrática y esto tuvo prioridad. Y tuvo prioridad por los antecedentes de América Latina. Hay que recordar lo de Honduras, hay que recordar el intento de Ecuador, y hay que recordar el intento anterior de Bolivia. Estas cosas están en la cabeza de nuestra historia presente. Por otro lado, en estos años, han sobrado críticas y críticas con razón. Críticas que hay que aceptar en su enorme mayoría al mal funcionamiento institucional del MERCOSUR. Los ejemplos sobran por todas partes: las trabas en el comercio, las imposibilidades de laudar cuando no se cumplen los acuerdos, las normas no cumplidas, etc., etc., y es un etcétera largo.


Sin embargo, cosa curiosa, la vida ha sido más fuerte. Las relaciones económicas a pesar de todas estas dificultades que hay que empezar por reconocer han ido creciendo al punto que se hace imprescindible esa relación económica para algunos países. Por lo pronto para nosotros. Nuestro primer cliente comercial sigue siendo Brasil y el tercero en comercio sigue siendo la República Argentina. Hace un mes menudeaban las críticas por las dificultades en Argentina. Hoy no ocupan los titulares porque se ha logrado una vez más vencer buena parte de esas dificultades. Pero esto será hasta que surjan otras. Pero el hecho innegable es que las relaciones económicas con la República Argentina tiene dimensiones colosales si se le suma la cuenta de servicios por turismo y, sobre todo, la enorme inversión inmobiliaria que hacen los argentinos desde Nueva Palmira al Chuy, que mantiene parte de la industria de la construcción, etc., etc., etc. Suscribo lo que ha dicho algún economista del Partido Nacional. Es el país más importante. Y que tiene sus características, sus dificultades, sus dobleces, sus obstáculos, todo lo que se quiera decir. Sí, sí, sí, se puede suscribir, pero tiene una importancia medular. Ahora bien, si el MERCOSUR ha tenido todas esas dificultades y tiene todas esas fallas, ¿cómo explicar la afirmación de esa creciente importancia económica y de esa relación comercial? Cómo se explica la superación de los frecuentes obstáculos comerciales, si las instituciones fallan, si lo jurídico no se respeta, sencillamente la única explicación es que existe voluntad política, voluntad política de los gobiernos, existe multitud de intereses internos en cada uno de los países, intereses en general empresariales, particulares, que hacen lobby, que logran trancar el fluir comercial y las relaciones porque defienden sus intereses de la competencia que viene de afuera y hacen lobby e influyen por aquí y por allá, de mil maneras. A veces puede ser una bacteria que aparece en el arroz y un juez de un pueblo por ahí decreta el bloqueo de una exportación de arroz y allá hay que acudir a la Cancillería y etc., y etc. Pero la voluntad política, y lo subrayo, la voluntad política expresada por el trabajo de las cancillerías y la diplomacia directa de las presidencias es la que ha logrado ir superando, aquí, allá, permanentemente, los obstáculos cuando las instituciones no dan respuesta y las cuestiones de derecho no dan respuesta. Este es un dato de la realidad. El MERCOSUR ha sido defendido en su marcha como se ha podido, esencialmente, a través de los recursos diplomáticos. A veces la diplomacia telefónica. Que no debía ser así, ¡Chocolate por la noticia! Pero es así. ¿Pudimos ser tan inocentes en este país, tan poco observadores? ¿Alguno puede pensar que aquel bloqueo del puente que duró tantos años fue superado por la acción jurídica, por los abogados que concurrieron a La Haya, por toda esa infernal ida y venida? No, no podemos ser tan inocentes. Eso fue superado por trabajo y decisión política. Trabajo político que no siempre fue comprendido y mucho menos acompañado.


Alguno puede pensar que el FOCEM, ese crédito que los países más grandes otorgan para compensar las asimetrías en el MERCOSUR y que favorece a Paraguay y Uruguay. Ese FOCEM que estaba trancado y que nos está permitiendo hoy construir aceleradamente la interconexión eléctrica con Brasil que nos va a servir enormemente en futuras sequías y que lo debimos haber hecho hace años porque la plata estaba pero no estaba la voluntada política y sólo cuando conseguimos la voluntad política tuvimos la plata disponible para emprender la obra. ¿Cuánto nos costó? ¿Cuánto nos hubiéramos ahorrado en esta última sequía si hubiéramos tenido energía disponible a los precios internos de los estados brasileños como tenemos suscrito por acuerdo con Brasil? ¿Alguien puede pensar que las reiteradas trabas al comercio se logran superar por el fluido funcionamiento de los organismos o de las cuestiones jurídicas, los escalones planteados por el MERCOSUR? ¡No! Estas respuestas positivas que se han ido encontrando a los obstáculos aquí y allá y en forma permanente son gracias a la política diplomática, al trabajo incansable. Algunos hasta nos han insultado. Señores, que en su vida siempre han vivido de espléndidos sueldos burocráticos, nunca han tenido la responsabilidad de tener que pagar una quincena, no se dan cuenta que en el mundo del trabajo hay que luchar por todas las maneras, de que ese mundo del comercio permita la vida del trabajo porque del trabajo vive muchísima gente. Y que la diplomacia y las gestiones presidenciales tienen que estar para abrirle puertas para que el comercio pueda fluir porque atrás va el trabajo, y atrás del trabajo está la vida de la gente. Y no se puede razonar solamente garganteando principios cuando el gran principio es que la gente pueda vivir. Y que no vendemos el alma al diablo, por el contrario, utilizamos los mecanismos que podemos para lograr destrancar las barreras que aquí y allá aparecen. Porque el mundo del comercio es como una guerra: cuando tú vendes en una plaza hay alguien que le estás afectando el interés. Porque él tiene ese negocio y tú le vienes a competir de afuera y ese se mueve allí adentro y remueve cielo y tierra y aparecen los obstáculos de aquí y de allá. El mundo del comercio entre los países es una especie de guerra sorda. Tenemos que hacernos la pregunta ante reiteradas trabas que nos obligan a trabajar, y a ir y venir. Y que no se pueden resolver como estaba planteado en los caminos institucionales del MERCOSUR. Y tenemos que acudir a la vía diplomática, ¿por qué no funcionan las instituciones? ¿Por qué? Más vale plantearnos esta pregunta en profundidad en lugar de hacer críticas, porque cuando un fenómeno se reitera durante tanto tiempo hay que encontrar explicaciones más profundas. Las críticas no son otra cosa que una cuestión peyorativa. Hay que revisar, estamos interpretando mal la realidad. Si lo institucional y lo jurídico no dan respuesta a la marcha de la vida y la vida sigue andando, hay que hacer modificaciones para hacer converger lo jurídico y lo institucional con la vida ¡Se necesitan cambios! Una de las razones, la enorme falta de equilibrio que existe dentro del MERCOSUR. Hay dos actores pesados, pesadísimos, y no tienen francamente contrapeso. Nuestro desequilibrio está allí. Precisamos, sí, una institucionalidad que funcione.


Pero ello será posible si existe peso real, cuando haya otras fuerzas, que sean varias, y la cancha se complique y no haya otra manera que resolver por el camino de una institucionalidad. Hoy, sencillamente, hay un enorme desequilibrio, pero hay seguramente otras razones. Para nosotros es decisivo que el MERCOSUR crezca. Necesitamos otros actores gravitantes, necesitamos aumentar los niveles de adhesión, necesitamos suscribir acuerdos parciales con otros países de América Latina, otro tipo de acuerdos que nos permitan incrementar las ventas de valor agregado. Fundamentalmente, precisamos más y más libertad en este MERCOSUR para mejorar el intercambio de valor. Necesitamos y ya trabajamos para mejorar un andamiaje jurídico-institucional que hoy no da respuestas que ayude a un nuevo proceso de integración cuyo abanderado sea este maltrecho MERCOSUR que no debemos tirar lo hecho ni por asomo, debemos dar respuestas a por qué la profundidad de esta falla, cuando a pesar de ella el MERCOSUR camina es una realidad tangible, irrenunciable. Porque el comercio sigue aumentando. Lo que pasa amigos, que era otra época. Hace veinte años y pico Menem al frente de Argentina y Collor al frente de Brasil estaban inmersos en el tiempo de auge en las teorías neoliberales, y se aprestaban a dar un salto hacia delante y a sustituir las relaciones comerciales de aquella época por el intento de crear entre esos dos grandes países una zona de libre comercio. Con buen tino el doctor Lacalle y el ingeniero Wuasmosy fueron a golpear la puerta y se colgaron de apuro en ese acuerdo. El fantasma era el peligro de quedar aislados en nuestras relaciones comerciales en el marco de esta región. ¡Y estuvo bien la intención! En su tiempo lo hicieron, en su tiempo y su modo. Soñaron el desarrollo y su grandeza. Soñaron con una libertad de comercio interno que íbamos a tener un comercio disponible de doscientos y pico de millones de habitantes, etc. Hay que recordar la literatura política de la época. Hubo mucha manija, no malintencionada, mucho sueño. Después, después, después la realidad fue demostrando que el camino era necesario y posible. Pero en todo caso lleno de dificultades y de obstáculos y mucho más difícil de lo que parecía. Hoy estamos en otro tiempo, no hay que abjurar de lo hecho. Más bien hay que aprender. No se puede vivir criticando y criticando. Hay que buscar las modificaciones de la realidad acorde con las necesidades de nuestro tiempo. Por ejemplo, hay allí instituciones que nos han tenido trancados como el veto. Hay que revisar su alcance y su dimensión. Hay que plantearse si no puede haber niveles distintos de socios distintos, porque así como estamos no podemos arrimarnos a la comunidad andina porque alguno de esos países como Colombia, como Perú, tienen TLC con otros acuerdos. Tenemos que modificar eso. Cómo no nos vamos a poder acercar y cómo no vamos a poder, si estamos en esta América y somos vecinos, tener algún tipo de acuerdo comercial. Pero si nos quedamos con la derecha del pasado, no vamos a avanzar. Hay muchas, muchas cosas que cambiar, muchísimas. Abjurar de ninguna. Aprender en todo caso de los obstáculos. Estas son razones para nosotros de dimensiones de carácter colosal que tienen una enorme y gravitante


importancia y que hacen desde luego, no podemos escapar de nuestra manera de pensar, no somos aislacionistas, nuestro primer territorio son los vecinos, nuestro segundo territorio son los vecinos más cercanos, los que integran esta América Latina, después viene el resto del mundo. Las cosas tienen una graduación de carácter político, de carácter económico, de carácter histórico, desde luego y no podemos abjurar de de ello. Tampoco podemos confundir deseos con realidades. Creemos sinceramente que acuerdos como el que vamos a suscribir con Brasil dentro del MERCOSUR pero mucho más definidos buscando la complementariedad en el desarrollo industrial tratando de aprovechar ciertas sinergias que están desatadas en el seno de ese colosal país como Brasil son, si políticamente trabajamos con inteligencia y con dedicación, realmente posibilidades ventajosas para el desarrollo de este país. Pero tienen un punto de arranque, están planteadas porque existe voluntad política. Si no existe voluntad política no existe nada. La política tiene un papel que cumplir y estoy hablando de la política concebida con sentido mayúsculo, con sentido realmente importante. No podemos pensar en los problemas de todos los días. No pueden los problemas de todos los días ahogarnos, a no intentar tener una visión más lejana, más construida, más hacia donde vamos, por donde vamos, con quienes vamos, ello necesita. De lo contrario, estaremos expuestos como pequeño país como una hoja al viento, el viento de los mercados que nos dominan pero sobre los cuales no podemos tener ninguna influencia. Por eso saludamos la crisis que ha tenido el MERCOSUR a pesar de su dolor. De aquí vamos a salir mejor, vamos a dar pasos hacia adelante, multiplicadores, pero seguramente van a aparecer inevitablemente nuevos desafíos, nuevas interrogantes, porque así es el acontecer.


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