Palabras del Presidente de la República, José Mujica, en su audición radial por M24, correspondiente al 29 de agosto de 2013. Un gusto saludarlos, amigos, por esta onda amiga a través de la cual volcamos desde hace tiempo alguna reflexión, alguna información, algún comentario. Hoy diríamos que como los tiempos electorales se aproximan, a toda información de prensa que aparece… hay que tener la inteligencia de quitarle el IVA, porque naturalmente son tiempos de inflación informativa y hay además atrás de las noticias cosas mucho más verdaderas y más profundas que las noticias. Amigos, hace algunos años, antes de ser Presidente, siendo senador visité, junto al entonces intendente de Rivera, hoy senador del Partido Colorado, y otros colegas, visité esa formidable mina a cielo abierto, dedicada a la extracción de oro y plata en Rivera, que está junto al arroyo Cuñapirú. Me habían llegado algunos reproches, me habían llegado algunas críticas, me habían llegado algunos miedos y, en lugar de repetir rumores, traté de averiguar, conocer, ver sobre el terreno, informarme y hablar sencillamente con la gente que allí trabajaba. Sencillamente me quedé sorprendido. Habían desviado el arroyo Cuñapirú, le cambiaron el cause, le hicieron una barranca nueva, y en esa barranca nueva le hicieron al nuevo cauce del arroyo, plantaron especies nativas para crear un bosquecillo nativo que acompañara el arroyo, como esos que históricamente han tenido nuestros arroyos. La cantera era enorme, los gigantescos camiones aparecían allá en el fondo, chiquititos, subiendo por una carretera en forma de espiral, por la falda; y eran gigantescos camiones que no pueden andar en las carreteras, que portaban toneladas y toneladas de tierra y roca que se iba desmembrando de explosiones en el fondo de aquella gigantesca cantera y que unas palas gigantescas volcaban arriba de los camiones.
Todo ese material se procesaba en una fábrica, triturándolo y luego de un proceso complejo, donde se desembocaba en procesos químicos y se gastaban importantes masas de agua que se concentraban en una gigantesca laguna que había sido impermeabilizada para que eventualmente los residuos que pudiera tener el agua no contaminaran el medio ambiente. Además los planes de explotación de la mina, bastante modernos, ya preveían donde se colocaba la roca estéril, la que no tenía… la que salía como residuo de la fábrica, porque hay que decir que el oro estaba en milésimas proporciones, los volúmenes que se procesaban eran enormes en relación a los volúmenes que se extraían, y se preveía que esa tierra iba a volver una vez terminada la operativa de la cantera a rellenar buena parte del orificio, tratando de dejar un paisaje con siembra de árboles encima, tratando de dejar un paisaje lo más amigable posible, porque ese es el sentido que tiene la minería contemporánea cuando se la controla. Pero la cosa no quedaba allí. Mi preocupación era lo que ganaba la gente que trabajaba y, sobre todo, no los obreros calificados, sino los trabajadores comunes y corrientes, y me encontré que ganaban entre el doble y el triple de los salarios que en otras actividades rurales se pagaban en la zona. Si en el pueblo que está cercano a esa mina se hablaba de cerrar la mina, alguno seguramente iba a tener algunos severos inconvenientes. Y allí se estaban procesando como técnicos, muchachos con dos o tres años de estudios de geología. Faltaba mano de obra calificada, y había una cantidad de gente que estaba aprendiendo oficios que de otra manera eran imposibles. Estoy resumiendo mucho, esto merecería un largísimo comentario. Esa mina hace mucho tiempo que está trabajando en el Uruguay, pero como está allá en el norte, la Intendencia era colorada, no hace mucho ruido, no se difunde mucho. Ahora curiosamente, cuando el Uruguay puede hacer inversiones importantes en minas de cielo abierto, aparece la ojeriza y uno rasca, rasca y rasca y ¡qué
cosa curiosa que poder cultural tiene la ganadería extensiva en el Uruguay! Porque en definitiva el trabajo de minería se paga el doble y el triple de los salarios mínimos que se pagan en la ganadería. Se produce una suba de la masa salarial incuestionablemente en cualquier intento serio, moderno de minería. Y este es el gran factor que termina alterando la paz. Hay intereses que se sienten agredidos porque les encarece mucho la mano de obra. Y en esas regiones donde aparece una mina importante hay que pagarles mucho más a los peones, sino no hay peones. Esta es la causa de fondo, no la única, porque entiendo que hay gente que puede preocuparse por el destino de la naturaleza, y esa preocupación es sana, y esa preocupación es virtuosa, y esa no es una preocupación como para no tenerla en cuenta. Porque es cierto que la minería en el mundo ha hecho mucho estropicio Cuando existen gobiernos benignos que no le ponen condiciones y la dejan trabajar, donde lo único que interesa es la masa de rentabilidad. Pero donde la minería se la encuadra y se le ponen condiciones no solo de tributación importante para el conjunto de la sociedad, sino para mitigar como en este caso he relatado que se cambió la dirección del cause de un arroyo, se movió del lugar y se hizo un trabajo con dedicación, caro, con inteligencia, un trabajo que no deja ganancia pero que en definitiva preserva el medio ambiente. El hombre puede hacer estas cosas y puede preservar el medio ambiente. Y como vimos en algún lugar de Centroamérica, terminado el proceso minero, se puede rellenar estas canteras gigantescas que se realizan y es posible hacer una siembra de bosques en esos rellenos y es posible ir recobrando la naturalidad y no dejar un estropicio claro. Si no se tiene legislación o no se hace cumplir, naturalmente los empresarios persiguen su mayor tasa de ganancia, y las cosas que tienen que ver con mitigar los efectos de un gran esfuerzo cuestan, y quitan rentabilidad a estos esfuerzos. Eso depende de la actitud que asuman las sanciones.
Ha habido países petroleros que terminaron con el petróleo y el dinero se fue al diablo, pero hay países petroleros como Noruega que tienen los números más altos arriba de la tierra, donde el petróleo no se regaló, e incluso la masa de dinero que ha acumulado el petróleo solo se consumen los intereses, porque se preserva esa masa de recursos para las generaciones que vienen, sencillamente con una gigantesca previsión y cuidando hasta el último detalle las cuestiones de la naturaleza. Esto también es posible. El hombre es capaz de estropearlo todo, pero si tiene preocupación también puede recuperar muchísimo. El Támesis, el gran río inglés, en derredor del cual se desarrolló el capitalismo, hace 50 años no tenía ni una mojarra. Hoy el Támesis tiene pescados que tal vez no sean demasiado comestibles, pero han logrado recuperarlo porque el hombre se preocupó de esa recuperación y así tantas otras cosas. Quiere decir que la actitud no es decirle no a la explotación y no al progreso. Hay que decirle sí, pero hacer las cosas bien, porque si hacemos las cosas bien tendremos menos margen de ganancia pero, en definitiva, vamos a preservar la naturaleza y los recursos como corresponde al porvenir. Pero es idiota, teniendo una riqueza, tratar de no multiplicar los efectos de esa riqueza para hoy. Por eso, en aquel pueblo de Cuñapirú me preocupé si esa mina se cerraba cuál era el porvenir del pueblo, y me dijeron: “el porvenir es que tenemos que migrar, irnos de acá, porque en definitiva acá los salarios que se pagan son los de la ganadería y con eso este pueblo no vive”. Y es así, y eso es ineludible. En una sociedad como la nuestra, donde la gente quiere progresar, donde la gente exige cada vez más salario, mejor ingreso, donde constantemente se multiplica el afán de comprar motos, autos, de hacer viviendas, de multiplicar la cantidad de insumos que consumimos, tenemos que entender que el progreso hacia adelante nos obliga, por un lado a cuidar la naturaleza pero, por el otro, a aprovechar al máximo todos los recursos que podamos reunir.
Por esto, el salario de la ganadería tendrá que ir subiendo y tendrá que ir subiendo, y nos dejaremos de quejarnos de que no hay gente si le pagamos bien. Es inevitable que en la época moderna la gente quiera ganar más, y si aparecen actividades que permiten multiplicar el valor de los salarios, bienvenido, siempre y cuando esas actividades no dejen un rastro inseguro, no dejen una tierra terminada, una naturaleza muerta. Pero el hombre ha demostrado que tiene los medios y de sobra. De ahí, la nueva Ley de Minería, que seguramente se puede mejorar, quisiéramos que la gente nos peleara por el destino que se le va a dar a la rentabilidad de los recursos que va a recibir el Estado, porque esa sería una sana discusión. El pueblo uruguayo se tiene que preocupar por el destino que se le van a dar a esos fondos. Quisiera que la gente se preocupara por las condiciones salariales que tengan en ese evento los trabajadores y las condiciones de seguridad que tuvieran. Quisiera que la gente se preocupara por el reciclado del agua, por las condiciones que tiene ese reciclado. En definitiva, quisiera que la gente se preocupara por el destino final de esos territorios cuando la mina se agota. ¿Cómo y quién rellena y con qué se rellena y dónde están los materiales? Quisiera que, en definitiva, la gente se preocupara de lo que nunca se ha preocupado. Quien suba en una avioneta y recorra los alrededores de Montevideo, se va a encontrar con un paisaje que es como si el suelo estuviera todo cariado. Allí están desde hace décadas, décadas y décadas, explotadas a cielo abierto las canteras de granito, las canteras donde se saca el pedregullo y buena parte de la tosca que se utiliza en toda la caminería del sur, en la industria de la construcción y por allí, cuando económicamente dejan de ser rentables por la profundidad que tiene, queda agujero y se van para otro lado. Nadie se ha preocupado por el destino final de eso, ni lo que pasa a posteriori, y es una cosa curiosa… cuando se pone en jaque el precio del valor medio del salario que se paga en las estancias ganaderas entonces sí vienen los gritos, se hinchan las venas del
ecologismo, porque en definitiva lo que hay es una lucha de intereses. Si no hay actividades mineras o forestales en el interior más rural, naturalmente los salarios van a tender a depreciarse, y es una ventaja tener mano de obra barata, pero al país le conviene que el valor de la mano de obra vaya subiendo, y a la gente también y el poder adquisitivo. En una forma de redistribuir la riqueza y de hacer convivible la vida. No podemos razonar con el egoísmo de algunos pocos que entienden que necesitan mano de obra barata para amputar las posibilidades de desarrollo del país. Seguramente, que hace unos años porque no buscábamos no sabíamos lo que teníamos. Seguramente. Si somos inteligentes tenemos una nueva fuente de recursos, y el Uruguay venidero tiene que no tomar los ejemplos eventuales de Arabia Saudita, de los países petroleros de Medio Oriente, de muchos donde tienen sultanes que hacen gigantescas torres y cosas por el estilo. No, tiene que tomar el ejemplo de Noruega, tiene que tomar el ejemplo de Finlandia y de algunos otros países que hacen minería con inteligencia y mejoran el nivel de vida de sus sociedades, guardan reservas para el futuro y mitigan notablemente los efectos negativos que se les puede hacer a la naturaleza. Nos parece que ese es el camino y la discusión que se debe dar el pueblo uruguayo, y no la actitud negativa, gris, “que esto no se puede hacer”, palos en la rueda, “lo otro no se puede hacer”, la negativa constante a lo que signifique avance, a lo que signifique multiplicar los bienes. Y si desgraciadamente porque no tenemos capital, porque no tenemos oficio, porque hay oficios que no manejamos y la única manera de ir aprendiendo es trabajando, tenemos que valernos y hacer coparticipar a empresas que vienen de afuera, como pasó históricamente en muchísimas otras cosas. No vamos a desarrollar una cultura minera moderna, si no trabajamos al lado de quienes manejan estas cuestiones, y mucho menos conocer los vaivenes y los
avatares que tiene el mercado mundial. Por eso tenemos que hacer alianzas y negocios que no son gratis, porque nadie nos va a trabajar gratis. Pero cuando nosotros juntamos los beneficios que recibe el Estado, más la eventual masa salarial de trabajadores uruguayos que se van a volcar en algún esfuerzo minero, nos encontramos que esa suma de valor supera largamente con creces el valor de la tradicional actividad de lo que es la ganadería en un departamento común y corriente del país. Utilizando el 3 o 4 % del territorio en tierra es capaz de multiplicar largamente el valor que genera la ganadería en esos territorios. ¿Quiere decir que tenemos que abdicar de la ganadería? ¿Quiere decir que tenemos que abdicar de plantar bosques? ¿Quiere decir que tenemos que dejar de tener arroceras? No, quiere decir que tenemos que hacer y organizar el territorio con la existencia de todo, incluso de la minería y seguir trabajando porque lo que necesita nuestra sociedad es multiplicar precisamente los efectos positivos que genera el trabajo. Por eso creo que esta debiera ser una discusión adulta, pero no lo va a ser, no lo va a ser porque estamos en tiempos electorales y, por desgracia, todo se partidiza. Y es una cosa curiosa, aquellos que ayer impulsaron la mina de Cuñapirú, tiempos de gobierno del Partido Colorado en este país y se desarrolló espléndidamente, y no tuvieron ningún reparo, ahora tienen toda clase de reparos, porque ayer eran gobierno y hoy están en la oposición. Yo quisiera que estas cosas las empezáramos a razonar con un sentido adulto de patria, de conveniencia nacional y no ubicarnos permanentemente con un sentido partidario para tratar de asustar a la gente y conseguir votos. Creo que es la peor opción. Nosotros tenemos que confesar que estuvimos entre la gente que tenía algún reparo con la forestación, sobre todo desde el punto de vista de la naturaleza y del destino del agua. Y es cierto que la forestación nos ha creado algún
problema, pero no menos cierto que los problemas que nos creó la forestación son mínimos al lado de los beneficios que nos trajo, donde se tuvo la previsión de llevar los árboles a los suelos que correspondían. Los inconvenientes estuvieron donde en algunas buenas tierras se plantaron árboles cuando se debió haber preservado para las actividades agrícolas y ganaderas. Pero cuando se ocuparon tierras de Índices Coneat muy deprimidos, de baja productividad, y se hizo forestación, el valor agregado, la cantidad de horas de trabajo, el valor de los salarios y el valor de la riqueza que se extrae constantemente de allí son altamente beneficiosos en relación a las actividades que antes se hacían. Por eso en la vida hay que empezar por tener honradez de carácter intelectual. Y los problemas que toda actividad nos puede traer, los problemas negativos tratar de mitigarlos y poner en la balanza junto al platillo de las conveniencias, y medir con mucha serenidad dónde está lo que más nos conviene y cómo mitigamos algún perjuicio que puede haber como en cualquier actividad humana. Lamentablemente los tiempos electorales hacen perder racionalidad nacional.