Desgrabación de audición del Presidente por M24 del 31 de enero de 2013

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DESGRABACIÓN DE LA AUDICIÓN DEL PRESIDENTE MUJICA DEL DÍA 31 DE ENERO DE 2013 PRESIDENTE MUJICA: Es un gusto amigos retomar esta conversación a través de esta emisora amiga. Amigos, hemos cerrado un año para este pequeño país, de economía muy abierta por sus propias dimensiones, por lo tanto con una honda dependencia del mercado externo, de lo que va hacia afuera y de lo que viene desde el mundo hacia nosotros, en el sentido más amplio del término. Desde luego en estos últimos años, particularmente en los dos últimos años, estamos muy lejos de estar en la misma situación de constante expansión de la economía mundial, que de una forma u otra nos estuvo empujando en estos años que han transcurrido. Por el contrario, la crisis de Europa, primero la de Estados Unidos y después la larga crisis económica en la que ha caído la zona del Euro, que por sus dimensiones, sumado todo su conjunto de países, es como región la primera economía mundial. La crisis económica en toda esa región, con la crisis de pago, con la crisis de Grecia, con la crisis de Portugal, con la crisis de España, con la crisis de Irlanda, con el advenimiento de la crisis en Italia, con las dificultades en Francia, con el amago de la retirada de la zona del Euro, nada más y nada menos que de Gran Bretaña. Ese fenómeno que todavía, desde luego no terminó, ha estado operando como viento en contra con respecto a nuestra economía, por lo pronto por el lado de muchas exportaciones, algunas de las cuales no tienen posibilidad en el horizonte de ser sustituidas por otros mercados, por lo menos en términos de valores reales. Esa crisis ha estado afectando particularmente la expansión, el crecimiento de nuestro sector exportable. El Uruguay lo sobrellevó -es una cosa curiosa- lo que perdió de vender a veces en números redondos hacia Europa lo aumentó acá en la región. Pero no fueron ni los mismos rubros y por lo tanto no es equivalente la cuenta de valor agregado, ni tampoco son los precios. Este cúmulo de dificultades hace rato que el viento de cola a favor ha cesado. Es natural que se tendría que haber reflejado con mucha gravedad en el seno de la economía y en el seno del trabajo nacional. Sin embargo no ha sido así, estamos con una cifra en materia de desocupación alineada con los momentos de mejor ocupación de la historia del Uruguay. Sin embargo hemos recuperado salario -hablando en términos reales- con respecto a esa fenomenal caída que tuvo a lo largo de tantos años, los de la dictadura fundamentalmente. Naturalmente nuestra actividad económica interna se ha mantenido en forma constante y permanente en forma interesante. Pero si había resistencia para crecer hacia afuera, a veces por el encadenamiento de problemas de mercado desde el exterior, y también por resistencia estructural de factores que no hemos podido superar, el hecho tangible que eso en gran medida desde el punto de vista de la actividad económica adentro del país prácticamente ni se notó, y no se notó sustantivamente por un factor frente al cual hay que poner énfasis, es la importancia de la inversión que globalmente se ha venido haciendo en el país. Esta inversión ha actuado como un elemento dinamizador paralelo del trabajo y naturalmente, si ha significado una situación global en el campo del trabajo va a tener repercusiones en toda la actividad económica interna del país, de tal manera que si bien no logramos crecer hacia afuera por los factores que anoté, por lo menos en forma sustantiva el país mantuvo su estabilidad económica, merced a la fenomenal inversión que cuando se la suma y cuantifica debe estar en la historia como record o casi alineada con los mejores momentos en materia de inversión que ha tenido la historia de este país. No se trata de señalar –obviamente- esa colosal inversión, la más grande del país, que significa la


nueva fábrica de celulosa en Conchillas. Por supuesto que ha estado influyendo notoriamente como generadora de puestos de trabajo y generadora de movimiento económico, de transporte, etcétera. Son muchísimas inversiones que si no tienen esa dimensión, cuando se las suma en su conjunto impresionan. Han sido estos factores los que han determinado que a pesar de tener un viento adverso el Uruguay ni se enteró. Por lo menos en lo más sustantivo, no quiere decir que no haya tenido ni tenga problemas, claro que los tiene. Señalemos de paso que este factor de la alta inversión nosotros apostamos a que se mantenga este año y apostamos con creces y con muchas razones, porque se va a iniciar la instalación de la nueva gran usina de ciclo combinado que ya está digitada. Porque se va a iniciar los trabajos en la planta regasificadora que el año entrante va a estar en funcionamiento. Porque hay muchísimas otras inversiones anotadas en esta carrera y sí, es indudable que estas que he señalado y muchas otras que no he señalado van a operar como un acicate en el campo del trabajo, porque creemos que ayudamos con ir arreglando problemas estructurales del país, pero al mismo tiempo generamos trabajo, yo diría es una manera sana de generar trabajo porque a la larga va a significar una sumatoria de valor real al conjunto de la economía del país. Esto lo vamos a luchar entre todos, pero este año en el que entramos es –como el que acabamos de cerrar- años de fuerte inversión, en muchísimos aspectos, tratando que esa inversión de trabajo nos capitalice como país y sirva para paliar los signos relativamente preocupantes que el mercado internacional en muchos aspectos nos arroja. Esto no quiere decir que no nos movamos hacia afuera, yo puedo agregar por ejemplo que la lucha por nuevos mercados ni empezó ayer ni terminó. Empezamos a trabajar con un país muy lejano, Azerbaiyán, un mercado para nosotros desconocido, estoy absolutamente seguro que vamos a vender lácteos y carne de delantero. Hay en puerta otro conjunto de actividades, porque no nos vamos a quedar quietos esperando la carroza. A esto responde un viaje que tiene que hacer el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, que va a Rusia y va a trabar contactos con la constelación de naciones que surgieron cuando se disgregó la Unión Soviética pero que tienen una profunda relación de mercado con Rusia y con ese escenario tratar de expandir nuestras posibilidades todo lo más que podamos, tratando de diversificar el esfuerzo exportador. Son dos líneas que coadyuvan la una con la otra y que en el fondo hacen a esto muy simple, propiciar el desarrollo del trabajo nacional. Hasta acá esta apreciación, reconociendo que hay en el seno de nuestra economía por un lado presiones inflacionarias contra las que vamos a luchar abiertamente, acudiendo a todos los recursos disponibles porque sencillamente el no hacerlo es perjudicar a la masa de asalariados de este país más débiles. No contener la inflación es perjudicar fundamentalmente a los sectores más débiles que no pueden remarcar. Lo segundo, esperamos mucho de las relaciones y de lo que podamos anudar particularmente con seriedad con Brasil. Esto como horizonte del año que entramos. Entrando en otro tema que el otro día comenzamos a tocar. Hasta el cansancio hemos definido, tratando de llevar a la perspectiva de los uruguayos, y cada día nos convencemos más que mucho peor que la drogadicción es la existencia del narcotráfico, del desarrollo de las actividades del narcotráfico en nuestras entrañas. Si la drogadicción -en cualquiera de sus aspectos- es temible porque impone una alienación de carácter humano, es una verdadera y grave enfermedad y yo no creo que existan adicciones benignas, por el contrario. El narcotráfico como actividad económica, por sus características tiende a repercutir en la marcha


de la sociedad incrementando la violencia y el uso de la violencia por todas partes y multiplicando la cultura de la violencia tácitamente, no solo en las actividades que tienen que ver con el narcotráfico sino que como demostración y difusión palpable tiende a derramarse por el conjunto de la sociedad, y este es el fenómeno nuevo que tenemos y que no teníamos. El otro día señalábamos que en realidad acompaña a la humanidad el consumo de drogas. Señalábamos por ejemplo lo que pasó en las guerras del opio en China, quiénes estaban atrás y cuál era el objetivo que se proponían. Pero ha pasado mucho tiempo y hoy estamos en otra etapa del asunto. Ha pasado mucho tiempo y el tiempo transforma las actividades y este fenómeno del narcotráfico es inabordable si no se tiene en cuenta multitud de factores que actúan como caldo de cultivo ayudando a su desarrollo. La existencia de franjas de pobreza, de marginación, la franca aculturación y la pérdida de valores, la marcha de la corrupción, todos flagelos contemporáneos, visibles. Pero tenemos que ver como un fenómeno humano que ocupa un espacio y está ubicado en el tiempo, sobre todo cuando la economía se está globalizando crecientemente y esto va influyendo en las formas que adquiere también esta actividad, porque es una actividad que se hace mutable, que cambia permanentemente, que cambia sus rutas, su sistema de organización, que cambia sus zonas de implantación, sus estrategias, tanto para producir como para vender, que lucha por abrir y retener nuevos mercados, que hace alianzas de carácter transnacional, que está variando los insumos que utiliza para su actividad. En realidad estamos frente a un fenómeno socioeconómico de magnitud aterradora. Es imposible olvidarse que la magnitud de los beneficios que generan necesitan de actividades de lavado y de blanqueo, porque semejante masas de dinero no se pueden tener clandestinamente y entran a los circuitos reales de la economía, lo que quiere decir que de hecho el narcotráfico, aunque sea por disimulación tiene poderosos aliados interesados. Lo cierto es que quienes han estudiado esto desde la ONU ubican que la mayor zona de consumo es obviamente los Estados Unidos, que estaría consumiendo más del 40% de la droga que se produce en el mundo, Europa consumiría el 26% y América Latina el 20%, aunque América Latina es por lejos la zona productora, por lo menos de la materia prima. De cómo se sacan y se consiguen estas cifras no lo sé, no hago otra cosa que repetir lo que papeles oficiales del mundo están diciendo. Lo cierto es que en su estrategia hoy el narcotráfico trata de segmentar las rutas, multiplicar los fusibles tratando de que sean menores las pérdidas y hacer posible proteger los niveles más elevados que como fenómeno organizativo tiene. Pero hay una cifra que también se maneja en la ONU, se dice que lo que va de América del Sur hacia Estados Unidos y Europa genera una ganancia del orden de los 72 mil millones de dólares y que la heroína que sale de Afganistán y va a Europa generaría unos 33 mil millones de ganancias al año. La veracidad de estos datos nosotros no podemos corroborarla, lo que podemos decir es que hay varios economistas que en la teoría económica para algunos países hacen apreciaciones de la repercusión del PBI que tienen estas actividades ilegales pero que tienen una enjundia y una movilidad de dinero que inevitablemente repercute en la economía real. Por ahí está la memoria del ofrecimiento del pago de la deuda externa de Colombia, un par de veces por aquel cartel de Medellín y como nota jocosa hay una camioneta de marca famosa de origen japonés –que no le voy a hacer propaganda gratis- cuyo más grande vendedor en estos años anteriores estaba por ahí, cerca de Iquitos al borde de la selva, con unos galpones increíbles. Ese era el comercio en el mundo que vendía mayor cantidad de camionetas doble tracción, fenómenos solamente explicables por la movilidad que hay o había en esa zona.


Lo cierto está que las dimensiones de este fenómeno y las variaciones que permanentemente tiene, tienen una magnitud y una escala que nos damos cuenta que el conjunto de la opinión pública -en el Uruguay por lo menos- no se da cuenta frente a lo que estamos. El otro día hablando con el Presidente de México nos decía –y a la luz de lo que pasó en los últimos plebiscitos en Estados Unidos- veía como muy factible que la política represiva de los Estados Unidos frente a los fenómenos del narcotráfico pegue algunas vueltas de tuerca constatando el largo fracaso que la metodología represiva ha tenido sobre este asunto. Es posible que el mundo tenga que entrar en una revisión pero tenemos que señalar que el narcotráfico en América Latina ha tenido edades, ha pasado por etapas. Resumidamente, antes de la Segunda Guerra Mundial en muchos lugares la cocaína no era necesariamente una droga ilegal, se comercializaba en una forma media ambigua, a tal punto que acá en el Uruguay hubo un laboratorio alemán famoso, Merck, que vendía una cocaína en frasquitos con esa marca, que se vendía en algunas farmacias y se utilizaba, pero poco a poco fue creciendo en el mundo la vía prohibicionista y es precisamente esa prohibición que va a ir creando las prohibiciones para ese largo proceso de desarrollo de la criminalización y la creación de bandas por la lucha de este mercado que tiene las características de hoy. Lo cierto está en que los latinoamericanos estamos en el medio de este baile. Segundo, que este baile no es nuevo, amenaza con destruirnos, porque lo que ha pasado por la infiltración permanente de este flagelo ha generado una devastación en América Latina, una verdadera sangría y amenaza con multiplicarse, porque naturalmente el gran mercado abastecido está dentro de Estados Unidos y Estados Unidos no ha encontrado la fórmula de disminuir o de eliminar el consumo interno de la droga y entonces la vía represiva sobre las fuentes, mientras se mantiene en esto el mercado y ese mercado tiene buen poder adquisitivo y paga, asegura ganancias extraordinarias, a tal punto que no son pocos los sociólogos y los críticos que señalan que la política ciega y represiva que se está llevando no hace otra cosa que asegurar un mercado monopólico para los grupos que se dedican a este tráfico. El hecho sustantivo sin ver lo que les pasa a otros es que el Presidente de Guatemala, de Honduras, en Nicaragua, en todas partes, en ese corredor de Centroamérica, existe una preocupación dolorosa por este asunto sin encontrarle salida, porque sencillamente todo el Caribe es funcional a estas actividades y “como poderoso caballero es don dinero”, al decir de Quevedo hace unos cuantos siglos, el narcotráfico encuentra vías por un lado y por el otro, y va desgastando a las sociedades y sobre todo es una droga para las costumbres humanas, para la vida de las sociedades. Creo que la gente en el Uruguay debe enterarse, debe de medir frente a lo que estamos. Estamos frente a una expresión moderna, contemporánea, de una cosa muy vieja pero que ha adquirido características inusitadas dada la modernidad. Esas características están insinuadas preferentemente hoy en el Uruguay. Alguien decía que este es un fenómeno que debe ser enfrentado cuando nace, cuando se está insinuando y que si se deja pasar el tiempo después tiene costos imposibles de ser asumidos por una sociedad. Por eso vale la pena detenerse en esto, pero este hecho de detenernos nos lleva a esta pregunta, ¿Qué vamos a hacer en el Uruguay? Esta guerra no es de las que se ganan sino apenas de las que se mantienen. Poco importa en el fondo que no se pueda celebrar más que efímeros éxitos. La guerra de las drogas tiene funciones


diferentes de la de frenar un comercio ilícito. Para los Estados Unidos es un poderoso medio de presión y de intervención en su zona de influencia, esto lo señalaba un escritor crítico. Yo no puedo creer que exista en el mundo tanta maldad, yo creo que los Estados Unidos son una víctima en el fondo, una víctima victimario que no encuentra la forma de enfrentar la drogadicción en su país y ha creído ingenuamente que con una represión desatada por todas partes este fenómeno se tiene que arreglar, y los hechos, a cincuenta y pico de años de represión, están señalando contundente que esto aumenta y aumenta permanente o por lo menos se mantiene, pero que además de mantenerse la drogadicción en una franja probablemente de cuatro o cinco millones de consumidores en Estados Unidos –según dicen algunos- otros dicen menos. Esa cifra se mantiene pero peor que la drogadicción, con todo lo malo que tiene, es la criminalización que se impone en los hechos, en el discurrir de toda la sociedad. Esta es la cuestión de fondo y este es el verdadero temor. Al fin y al cabo hemos aprendido a luchar como podemos con el cigarro, de las bebidas tenemos una historia y hay que recordar y aprender lo que hizo don José Batlle y Ordóñez en este país. Pero este es un flagelo que los antiguos no tenían, este es un flagelo de hoy. Vale la pena que la gente pierda tiempo informándose un poco de esto, de lo contrario, seremos responsables por no haber intentado nada.


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