Desgrabación de audición del Presidente Mujica por M24 del 23 de agosto de 2012

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Audición del Presidente José Mujica por M24 23-08-2012 Es un gusto amigos, poder saludarlos por este espacio y aportar algún pensamiento, alguna reflexión a una audiencia, parte de la cual hace mucho nos acompaña. Queridos amigos, decía don Carlos Quijano hace muchísimos años, que gobernar, inevitablemente, es elegir soluciones que favorecen a unos pero no necesariamente, a veces, favorecen a todos. Gobernar es elegir caminos. La gran diferencia que hay desde el 2005 a hoy, más allá de todos los bochinches y griteríos, y humanos errores (porque todo eso existe en “la viña del Señor”), la gran diferencia —diferencia abismal desde el 2005 a la fecha— es que los gobiernos se preocupan no solo por el crecimiento económico sino que paralelamente se preocupan por la distribución del crecimiento económico. Y esta es una cuestión de fondo y una gran diferencia, y griten todo lo que se quiera. Frente a una coyuntura mundial adversa como la que se está viviendo, todos sabemos que en el 2008 se paralizó la economía norteamericana, después la europea, ahora se desacelera la economía china, hay un panorama mundial de incertidumbre. Todos los sabemos. Sin embargo, ha habido y existe un crecimiento económico firme, acá, entre los uruguayos y ese crecimiento se ha ido profundizando porque existieron reformas estructurales, —la reforma tributaria, la reforma sanitaria y los aportes de la seguridad social— y un aumento muy significativo en el gasto público social, fortaleciendo todos los mecanismos de la red de protección social, con transferencias monetarias que han permitido particularmente en estos dos años y medio, avanzar y construir una sociedad mucho más igualitaria. Si por algo se ha caracterizado la historia del Uruguay en América Latina es por esa tendencia a ser un país bastante igualitario. Se ha logrado en economía mantener una altísima tasa de inversión para la historia del Uruguay, 19% del PBI, algo desconocido y esto se ha mantenido durante años, manteniendo la confianza en el juego de las reglas económicas del Uruguay, pese a críticas a la derecha y a la izquierda. En la izquierda por dar poco y en la derecha por dar demasiado. Lo cierto, lo cierto es que las matemáticas no tiene piedad: a partir incluso del 2011, con plena crisis por el mundo, el consumo privado en el Uruguay aumentó más del 8% y con ello le generó trabajo e ingreso a las empresas que trabajan para el mercado interno, si no se hubiera empujado en la distribución esto hubiera sido imposible. Tenemos un reconocimiento exterior objetivo, objetivo que está allí aunque se disimula porque les duele mucho.


Ahora bien, los resultados se deben de medir, no son cosas opinables, los resultados se han de expresar en forma matemática y en el Uruguay existe honradez con los números, es una tradición que nos pone orgullosos como uruguayos. Los Gobiernos no violentan las cifras oficiales para acumular resultados, los Gobiernos no intervienen en esas cuestiones. Por eso somos un país muy confiable. Ahora, todo eso, pues, nos da un sistema de medición bastante objetivo y veraz y creíble y hay algunas cosas en las que indudablemente hay que detenerse aunque sea para dar una pincelada. Lo más importante del mercado del trabajo en estos últimos dos años y medio, continuando con una política que venía desde el tiempo del compañero Tabaré Vázquez, rodeado de incertidumbre internacional, donde Europa para arreglar sus problemas salta de ajuste en ajuste en el mercado del trabajo, desocupando a miles y miles de trabajadores, hemos aumentado 80 mil puestos de trabajo nuevos, esto en el Uruguay. Esto ha permitido dar empleo a más de 45 mil compatriotas que se fueron incorporando por primera vez al mercado de trabajo, nos permitió reducir en más de 30 mil los trabajadores desocupados, hemos reducido en 30 mil los trabajadores desocupados, esto lo dice el Uruguay y naturalmente allí no se agota, porque hay un problema de lucha por la calificación que ha desembocado en un conjunto de políticas que no puedo reseñar pero que son esfuerzo social y están allí y que están apuntando hacia el futuro. Pero sí cabe, como por encima de las opiniones están las matemáticas, en el 2009 ha habido 126 mil nuevos cotizantes, por lo que al haber 80 mil nuevos empleos está significando que hay 46 mil trabajadores formalizados en situación de empleo. ¿Qué quiere decir?, estos son precisamente pasos no solo en aumento del trabajo sino en la seguridad social que supone la formalización. Si comparamos el salario real -que es lo que duele- del primer semestre del 2012 con el último semestre del 2009, nos da un crecimiento de 12 y pico por ciento, 12,21%, que, sumado al crecimiento acumulado del 2005 permite un salario real que hoy está recuperando los niveles del salario real de 1977. Hay que detenerse y hay que machacar. Cuando la dictadura, con Bordaberry al frente, disuelve el Parlamento en el Uruguay y arranca ese período que después se va a transformar en la directa dictadura militar, cívico-militar, va a suponer el sacrificio del poder adquisitivo de los salarios, no solo de la pérdida de libertad. Han tenido que pasar 35 años, 35 años para recuperar el salario real promedio que los trabajadores abruptamente perdieron a partir de 1977, pero hoy tenemos que señalar otra peculiaridad porque esto habla de los promedios, de los promedios y todos sabemos que “en cualquier promedio los petisos se ahogan”. ¿Qué quiero decir con esto? Que muy por encima de esto, esa cosa tan importante, los salarios más bajos subieron mucho más, desde el 2005 el


salario mínimo nacional —es un referente que orienta a los otros salarios y que tiene una enorme repercusión— fue creciendo a tasas muy altas y en estos últimos dos años y medio se mantuvo la misma tendencia que lo va a llevar a 8 mil y pico de pesos en enero del 2013, con un crecimiento desde el año 2009, del 42%. Esto nos ha dado resultados como este: el 17% de los convenios de la ronda y de la discusión salarial entre el 2010 y el 2011, presenta un ajuste diferencial para los salarios más bajos que están a veces rondando el 50% de aumento. Es decir, la política de crecimiento fue más intensa para los que estaban más pospuestos. Esto no equivale a decir que estamos tocando el cielo con la mano, pero estamos señalando rasgos notorios de la política que diferencian claramente, más allá de toda chacra, a los gobiernos del Frente de quienes le precedieron. Esta es la enorme diferencia en la sensibilidad social entre izquierda y entre derecha. La derecha siempre va a ceder a las quejas de la rentabilidad, que son lógicas, ojo, no se puede matar a la gallina de los huevos de oro, pero hay un oficio siempre de quejarse y es lógico que quien le va bien se queja hasta por las dudas, pero eso hay que objetivizarlo. Si los gobiernos no obligan un poco a distribuir, la riqueza pura y exclusivamente se concentra y si se concentra en demasía aparecen y se multiplican los problemas sociales. El Gobierno tampoco puede repartir lo que no existe ni puede cometer el error de matar la gallina de los huevos de oro. Esto es el filo de la navaja y acá está la enorme diferencia. Vuelvo a repetir lo que decía Quijano: gobernar es elegir soluciones que a veces favorecen a uno y no necesariamente a todos. Quiero detenerme, además, en que hay otro conjunto de índices que no vamos a poder tocar por cuestiones de tiempo, pero que en su momento lo iremos haciendo. Pero ha habido una aguda política de descentralización, no de la que se dice las campañas electorales. Allí está la ley de patentes, algo increíble de lo cual ni se habla, allí está la cuestión del alumbrado con todas las intendencias del interior, la progresiva electrificación rural, la futura -en enero ya- aplicación del impuesto a la concentración de la tierra a la profundidad de la caminería rural que va a ser un verdadero terremoto como no ha conocido la historia de la caminería de este país, probablemente desde el tiempo de Tomás Berreta. Está también el incremento de los fondos de desarrollo del interior, que saltó de 562 millones de pesos en el 2009 a 849 millones de pesos en el 2011 y a 922 millones de pesos en el 2012. Allí están las mesas institucionales de políticas sociales con la contribución de las intendencias del interior, departamento por departamento y otras cosas que en su momento iremos señalando. Pero yo quiero señalar que como una sociedad es un medio ambiente, estas no son políticas solo a favor de los pobres, estas son políticas a favor de la convivencia y un poco para redondear, hay que machacar en cifras que nos están reconociendo desde el mundo exterior. Acá ha estado el resultado


práctico de políticas reales, no de planes, de resultados efectivos y contabilizables. Con la pobreza, desde el 2004 la cantidad de personas que bajaron en la pobreza en el Uruguay, que se desprendieron de aquellas cifras aterradoras que en el 2004 andaban casi tocando en el 40%, 850 mil personas saltaron largamente por encima de esas cifras. De aquel 39,9% casi 40%, en el 2009 había 20,9% de gente por debajo de la línea de pobreza. En el 2011, 13,7% es decir, en dos años bajamos 6 puntos y sobrepasamos lo que nosotros pensábamos, lo que dijimos programáticamente en la campaña electoral: reducir, las dos terceras parte, lo logramos mucho antes de lo que nos lo proponíamos. Es el valor más bajo de la historia moderna del Uruguay según nos dicen las cifras de CEPAL que están monitoreando los índices económicos de toda América Latina desde 1961. Este es un reconocimiento de carácter internacional para con este país, y no es ni un manejo del Estado ni un manejo nuestro, ni nuestra ocurrencia, es algo opinable. Son cifras, matemática. En la indigencia, mientras que en el 2004 existía un 4,7% de personas desgraciadamente indigentes en el país urbano que podíamos contabilizar, ya en el 2009 había bajado a 1,6% y hoy tenemos datos seguros que nos hacen afirmar que estamos en el 0,5%. Con respecto a la desigualdad que se mide con un criterio complejo, lo que se llama en Economía el índice de Gini, hemos dado un salto de tal naturaleza que tenemos hoy un valor que es el más bajo de nuestra historia. A partir del 2005 hasta el 2007 este era un índice que no lo podíamos bajar, teníamos dificultades pero los resultados acumulados de la reforma de la salud y de la reforma tributaria según los informes del BID sobre esta desigualdad, hoy han cumplido con creces lo que nos proponíamos. Por eso amigos más allá de toda la cháchara, yo sé que la vida no es matemática y sé que la gente cuando tiene que ir a hacer sus compras tiene que hacer otro tipo de matemática, pero las opiniones políticas, los comentarios que no se pueden traducir en el fondo de sus resultados a cifras, son por lo menos opinables y estos son resultados cuantificables en el Uruguay. Querido oyente vuelvo a lo de Quijano, gobernar es elegir soluciones y elegir soluciones es desde el punto de vista nuestro, favorecer un poco más a los más débiles para que todos podamos vivir mejor.


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