DESGRABACIÓN DE LA AUDICIÓN DEL PRESIDENTE MUJICA DEL DÍA 8 DE FEBRERO DE 2013 PRESIDENTE MUJICA: Es un gusto amigos el poder llegar a través de la emisora con algunos comentarios. En este caso tratando de colocar dos situaciones muy importantes, de esas en que se necesita colaboración y de esas que estando en la base de nuestra sociedad, pasando hace mucho tiempo, prácticamente –en general- nuestra ciudadanía no tiene conocimiento. La primera va dirigida a los ciudadanos en general, al periodismo de investigación en particular, y sobre todo, a aquellos ciudadanos que tienen formación jurídica. Cuando en este país alguien fallece y no tiene herederos y no ha hecho testamento, esos bienes materiales, que pueden ser los más diversos, pero en general nos referimos a inmuebles, tienen un destino previsto por la ley, se les llama herencias yacentes. Repito, bienes de gente que fallece y no tiene herederos que reclamen y gente que en última instancia tampoco ha testado. Lo que establece la legislación en Uruguay es que deben de pasar en última instancia a consideración y a destino de Enseñanza Primaria. Con buen criterio en su época el legislador quiso darle un destino, pero para ayudar a que estos mecanismos funcionaran se estableció un acicate, un anzuelo. El ciudadano que denuncia alguna situación de una propiedad tiene derecho a una parte importante del valor que pueda tener o pueda realizarse de dicha propiedad. Nosotros hemos visto listas de cientos de bienes en esta situación. Alguien nos ha afirmado que son muchísimos más, que se han acumulado a lo largo de muchos años, que hay situaciones que llevan 10 años, 15 años y más. Diríamos: se pierden en la noche de los tiempos. Puede haber inmuebles rurales –no lo sabemos- sí se nos ha relatado situaciones de lugares incomiables, donde existen inmuebles, apartamentos, escritorios que están funcionando, etcétera. Se nos ha relatado casas que están ocupadas, están semi arrendadas, con la luz enganchada –obviamente muchos de estos bienes no pagan contribución-. Su propiedad subyace en la sombra pero no necesariamente está sin uso. Teóricamente Primaria tendría aquí millones de pesos, que seguramente le vendrían muy bien para arreglar sus edificios o para hacer escuelas nuevas. Pero dije –sensatamenteteóricamente. En realidad existe una oficina de Primaria, un departamento jurídico dedicado a estas cosas, y uno si se dejara llevar por cosas que le pueden llegar pensaría –superficialmente- o la gente que trabaja allí son ineptos o son muy vagos, pero nosotros tendemos a pensar que debe haber una montaña de dificultades de carácter jurídico en materia de trámites que hacen que esto sea una operación prácticamente infinita, sobre todo de llegar a término. Sospechamos que se necesitarían cambios jurídicos en la materia importantes, pero nos hacemos esta pregunta: este problema no es de hoy, no es de esta administración, ni de la anterior, ni de la anterior, esto lleva muchísimos años. Por qué en estos largos años, quienes con capacidad jurídica trabajan en esas oficinas no han tomado iniciativas de modificaciones en materia de gestión y de trámites para hacer posible que este valor sea
recuperado por la sociedad para una causa tan noble. Alguien con mucho sentido común que me esté escuchando podría decirme: pero viejo, no te asustes de eso sólo, mirá la montaña de autos que se pudren, a veces tirados en los campos, y se los come el óxido y el tiempo, y tal vez me podrían señalar otras cosas. Al periodismo de investigación, he aquí una causa que vale la pena, que tiene que ver con la necesidad de Reforma del Estado. Pero en cosas que son bien concretas los ciudadanos deberían enterarse con largueza de lo que está en juego en esto, porque seguramente nos vamos por un lado a sorprender, pero por el otro lado nos va a quedar la sensación de qué ricos somos en el Uruguay que desperdiciamos tanta riqueza, pudiéndole dar un destino, un contenido cuando tenemos tantas necesidades. En otro orden de cosas, el otro problema que le quería dejar para pensar: nosotros no tenemos dudas de que en términos generales la especulación financiera por lo grande -la gran especulación financiera- la que mueve capitales importantes, es una de las plagas mayores que tiene que soportar en nuestra época la humanidad. Grandes capitales se dedican a comprar petróleo sin mover un litro, a comprar trigo, soja, arroz, maíz, los grandes granos que mantienen -directa o indirectamente- la vida encima del planeta. En realidad no hacen otra cosa que jugar a la suba y vaya a saber cuánto de más está pagando la humanidad y la comida en el mundo por esta fenomenal especulación. La cosa no queda ahí, hace pocos años escuchamos que se descargó en Estados Unidos –y por las dimensiones de Estados Unidos- una crisis de carácter mundial que todavía no terminó, arrancó en Estados Unidos y continuó en Europa, cuya causa fundamental fue la especulación con viviendas, con hipotecas, especulación en el campo de los papeles, hasta que reventó. Allá presurosos tuvieron que correr a emparchar los gobiernos, salvando bancos y condenando a poblaciones enteras a dificultades económicas inenarrables. Creo que de seguir así este mundo va a necesitar una alianza de los capitalistas productivos, los que efectivamente arriesgan y trabajan, que hay que ponerlos en otra categoría. Esa alianza debería decir: “capitalistas productivos unidos contra la explotación del capital financiero”, que moviendo un dedo y un teclazo mueve fortunas de un lado hacia otro por este mundo. Por lo visto en el ámbito internacional no se les pone freno. De esta especulación adentro del país, a nuestra escala, tenemos en varios frentes. Me hago una pregunta: ¿Cuántos novillos se traga, o me mejor dicho se le traga a la ganadería uruguaya? O en otros términos ¿Cuál es la estancia más grande en materia de cantidad de novillos facturados y de vacas facturadas que tiene este país? Sencillamente la más grande es el sistema de venta, ahí desfilan tropas infinitas. Debe ser algo así como el 15% o el 20% de toda la producción real agropecuaria de este país. No me quiero detener hoy en esto pero es sabido que en estos años la tierra ha subido muchísimo y ha subido muchísimo por el juego de un montón de factores, uno de ellos real, la revolución productiva, el aumento de la producción y por lo tanto el traslado de una parte de ese valor a la propiedad de la tierra. Esto diríamos que es productivo, que es real, que es leal, porque en definitiva es una suba hija del trabajo.
No es en eso que nos queremos detener, pero naturalmente en un mundo donde hay inseguridad con la moneda, con los papeles, con los bancos que de la noche a la mañana parecen poderosos y después aparecen fundidos o de empresas que se funden y propietarios que están ricos, en un mundo lleno de incertidumbres parece natural que valores importantes busquen afincarse en la tierra para resguardarse o para especular, no para producir, para especular. Nosotros separamos bien lo que puede ser un propietario grande por las razones que fueren y que está trabajando y que produce, se esfuerza, arriesga y será grande, no importa, acá a lo que nos estamos refiriendo es a la existencia de sociedades que otro destino no le podemos encontrar que la especulación. A título de ejemplo, una sociedad, Taurión S.A, le contamos un registro de 82 padrones, por cinco o seis departamentos, tiene padrones de 5 hectáreas, de 600 hectáreas, de 500, de 60, de 62, de 30, de 11, y abarca Durazno, Treinta y Tres, Florida, Lavalleja, Cerro Largo, algo en Rocha, que deben sumar como 30.000 hectáreas o algo por el estilo. Uno no le encuentra sentido porque no puede ser una sociedad que explote estos terrenos porque no tiene ningún sentido. La mayor parte son superficies menores y el único sentido que le podemos encontrar es afincar terrenos o juntar padrones para algún día venderlos, especulando a la suba. Lo más curioso es que como presidente del directorio figura un ciudadano de origen norteamericano. Esta sociedad al parecer se repite: Taurión S.A y hay otra Taurión Ltda., que tiene menos padrones pero también tiene lo suyo. Hay otra parecida, Monte Fresnos, toda parecería que figura el mismo ciudadano norteamericano al frente. Esto no es sólo concentración, esto es especulación pero de ninguna manera es un caso excepcional, esto existe con otros nombres. Nosotros nos encontramos con situaciones como ésta. La mitad de las tierras que tiene probablemente la lechería de este país, unas 400.000 mil hectáreas, son arrendadas. Pagan una renta y estos fenómenos de brutal concentración de carácter especulativo están de hecho haciendo operar a la suba en el mercado, creándole a la gente que trabaja –a veces- desafíos de cifras imposibles, porque se está operando en un mercado relativamente chico. La especulación tiene esto, tiende a encarecer, más allá de un encarecimiento que uno puede entender como lógico por el aumento de actividad, la mejora en la productividad y la multiplicación de valor. Esas subas hijas del trabajo, yo diría que humanamente no sólo son defendibles, son hasta saludables. El problema es ese margen, hijo de la especulación inútil, que no multiplica valor y que en el fondo está parasitando a la sociedad que trabaja. Porque este plusvalor alguien lo paga y en este caso concreto aunque no se den cuenta lo están pagando de entrada, año a año, los arrendatarios que tienen un pedazo de campo para sostener unas vacas lecheras o para hacer agricultura. Hay una diferencia enorme entre el riesgo productivo, entre la gente que persiguiendo una ganancia trabaja, arriesga y se esfuerza a esta aventura de carácter especulativo, sentado en un escritorio, manejando números para un lado y para otro. El país debería conocer y difundir estas cosas. No estoy hablando de alguna ilegalidad, estoy hablando que aprovechando las ventajas legales y jurídicas hay ambiente para estas cosas. Creo que tenemos que preocuparnos de estas cosas, tenemos que trabajar, tenemos que
aportar, tenemos problemas de todo tipo y tenemos que separar los tantos. Los tantos hay que separarlos con una visión muy real con los fenómenos productivos y muy real frente a los fenómenos especulativos. A lo largo de los años muchas veces hemos tenido que contemplar que quienes más trabajan son quienes menos reciben, porque el mundo del mercado está lleno de estas distintas formas que determinan que unos trabajan de trueno y es para otros la llovida. De todas maneras, son problemas que vale la pena que en primer término la sociedad se entere, se difundan y tratemos, hasta donde es posible, de encontrar orientaciones, modificaciones, en el campo del derecho, de la legalidad, dentro del funcionamiento institucional que la maraña de disposiciones que tenemos nos sirva, en el fondo, para propiciar el fácil desarrollo de estas cuestiones.