Lamento. Yo ya no tengo llanto. Yo ahora habito el llanto el llanto me vive, me da vueltas, me inhala, me exhala, me duele, me escupe, me abraza, me golpea, me tira, y me deja. Ahí, me deja, respirando. No a manera de río no a flor de piel ni siquiera entre las venas; no se escurre no se palpa ni se gusta. Habito en un llanto que únicamente se respira. Uno que sabe bien anidarse no en el cuerpo sino en cada rincón del aire que abunde por estos alrededores cualquiera sea que se necesiten para despertar después de ayer intentando evadirse de toda consciencia por miedo al mar. Al mar. Por ahí te perdí. No hablo del llanto que vos me veías y decías por qué, no del llanto que vos la veías y decías no me gusta verte así. Hablo de éste. De éste que vos por suerte no tuviste jamás. Este de estar despedazándose sobre el cuerpo de quién debería despedazarse sobre el tuyo. Es como un renacer y consistirse de una aire liviano del que no querés ser. Y así tan así nada sirve vení a cerrarme los ojos un ratito pero vení vos y contame que estás bien, que no te duele nada, que me viste agarrarte tu manito fría, y acariciarte tu cuello frío, tu pancita de piedra, y dibujarte con el dedo el espacio entre la cinta de la venda y la quemadura en tu carita, que me viste acomodarte el pelo como te gustaba, desabrocharte la camisa para que se te viera la remera tal como la usabas, y atarte las zapatillas esas últimas que te compraste y que estabas tan contento y que no pudiste casi usar. Vení contame que me escuchaste pidiéndote que te despiertes, que me escuchaste mientras te besaba y te decía que te amaba sintiéndome la cosa más miserable del mundo porque ahora ya no sirve, no sirve nada. Sé que nos amábamos a nuestra manera y vos eras mi pendejo pelotudo, mi mocoso rompe bolas y yo era tu hermana de mierda, tu hippie loca, tu fea y gorda y así nos amábamos, así, tanto que últimamente te acosaba paraabrazarte para que vos después me empujaras haciéndote el que no te gustaba pero riéndote a la vez. Son demasiadas las cosas que podría decirte sin que vos sepas nada porque ya no sirve, no sirve nada. Los que se van se van y los que quedamos lamentamos el tener que respirar, el tener que habitar el llanto, todos los días sin descanso, despertarse y que duela
porque eso somos. Vestigios de un dolor inmenso, irremediable, un artefacto de carga, ya no somos lo que éramos, ahora eso somos; Somos los restos, lo que queda. Y ese lugar ocupamos ahora todos los que te amamos, todos a los que nos queda hablarte en el recuerdo y convencernos de escucharte, imaginar que nos hablas, o verte dando vueltas por donde solías. Algunos van a verte entrando a Cantera, o jugando un partido en la cancha de en frente; Otros te van a escuchar reírte ganando en el paddle; muchos van a recordarte poniendote los guantes para luchar, entrando a la escuela, haciendo chistes malísimos; Mamá probablemente te recuerde jugando en la vereda mientras ella te llamaba para entrar a hacer la tarea, Papá seguramente va a verte dormido mientras él te daba un beso antes de irse a la guardia. Yo por mi parte desde ya te cuento que cada vez que entro o salgo de mi pieza me parece verte sentado en la compu, escuchando tu música, hablando por micrófono con tus amigos. Se van a hacer las tres de la mañana y yo voy a estar esperando que te despiertes sonámbulo a mirarme como un loco antes de entrar al baño y tomar agua; para después yo ir hasta tu pieza y verte durmiendo babeando la almohada con la tele prendida, decirte “Ah, pendejo pelotudo, siempre haces lo mismo”, apagarla, y volver a verte a la mañana bajando la escalera o directamente desayunando. Dije me parece, porque obviamente nada de esto va a volver a pasar jamás dado que mi último recuerdo cerca tuyo es el intentar digerir de manera consciente un “Papi viste dónde está “, en medio de una multitud quebrada en lágrimas detrás de un cajón. Desmenuzar parte por parte para que sea comestible que mi hermano está ahí. Mi hermano está adentro de ese cajón. Por favor, imposible. Asique mirá Gian te prometo no volver a dejar pasar ni una vez que sienta que tenga que decirte que te amo. Te prometo que no voy a dejar pasar ni una vez que tenga ganas de abrazarte. Te prometo que te voy a llevar al mar conmigo y que cuando Sami tenga un cachorrito te lo voy a dar a vos. Te prometo colaborar con mis ahorros para regalarte la patineta que mamá y papá te van a dar en navidad. Te prometo dejar los auriculares donde los tenías después de usarlos para que no te enojes. Te prometo instalarte el juego que no podías instalar. Te prometo
enseñarte a poner los cordones de manera tal que no te quede el moño afuera. Te prometo poner el asiento derecho de nuevo cuando lo tire para atrás. Te prometo cortarte el pelo como querías para que no te lo corten demasiado en la peluquería. Te prometo seguir defendiéndote cuando no te dejan salir afuera a jugar. Te prometo que no voy a esperar a que seamos más grandes para pensar que vamos a interesarnos por lo mismo y hacer cosas juntos. Te prometo te prometo te prometo. Uy. No Priscila, sentite la cosa más miserable de nuevo porque no le podes prometer nada tu hermanito ya no está. No, no está. Acá te queda su alegría y esas cosas que ya no se ven; y bien sabes que la ausencia es más fuerte de todos modos. Ay chiquito chiquito intenté evitar esa pregunta tan mediocre del por qué; pero me fue imposible. Por qué pendejo por qué, qué necesidad de ir para el lado que nunca ibas y cruzar justo cuando no tenías qué. No sé, nadie sabe, no se sabrá. Acá te extraño, y como ya lo he hecho sé que voy a seguir regocijándome en tu cama, entre tus cosas, tus medias remeras y pantalones sobre la cama, las almohadas dadas vuelta, la frazada hecha un desastre, el control por ahí tirado, tu mesita llena de perfumes y desodorantes que me traen a vos. De nada sirve decírtelo ahora pero no me queda otra porque te fuiste sin escucharlo como realmente es, como lo tengo acá adentro y necesito sacarlo y que lo sepas y no lo vas a saber jamás; Te amo pendejo, hermano, te amo, como a nadie mocoso, y nos doles tanto a todos, porque eso somos. Eso soy, mi amor, principalmente un alma llena de dolor, que además tiene un cuerpo al que no le interesa demasiado ser. Un vacío material, el vestigio de un dolor inmenso un dolor terrible, además de una indescriptible necesidad de tenerte acá y que no te vayas Gian, por favor quedate. Pendejo volvé y no te vayas más. Y sino de última bancame que ya voy, nos vamos a volver a ver. Mientras acá te lloro, nene, te tengo conmigo. Te amo.
hastacuándo y qué es llorar y qué es dolor Bajarse los párpados ardidos en medio de la noche y no poder encontrar ni un espacio vacío para descansar del peso de la necesidad que trae la ausencia. No poder dormir que el cuerpo quiera acelerar las horas en vigilia a ver hasta cuándo se puede aguantar el desarme sin llegar al fin, no comer no hablar no gritar no respirar la garganta asfixiándose siempre en lo que se repiten una y otra vez los sucesos que significan pura muerte, dos años de revivir las sombras cada noche, y aun queriendo desesperadamente revivir en forma de un canto o de una risa no poder no poder, y no poder: en cambio el rostro frío todavía, cada noche cierro los ojos y te recorro de pies a cabeza sobre la camilla metálica, cada noche entro a verte inmóvil y tocarte de nuevo y reconstruyo la importancia de que estuvieras tibio, eso sí que es importante, cuando todavía te dejaban tener los ojitos abiertos cuando ninguna herida estaba vendada cuando no estabas vestido y tu pelo seguía húmedo, tu sangre en mi mano seguía húmeda y eso era tan bueno porque era lo último de tu vida Vidita. Entonces todavía podía separarte un dedito de otro antes de que se congelaran a lo largo de la noche y si tocaba tu pancita aún se hundía y tu cuerpito estaba dócil y liviano y yo estaba ahí amándote. Amándote. Yo pensaba qué hace un cadáver tan pequeño con tanto amor queriendo penetrarlo sin siquiera darse cuenta, y qué hago yo con tanto amor explotándome los órganos si poder darlo implica ser recibido y vos Vidita no podías, no podías, vos ya no podías. Y entonces yo te decía que me perdones vida, que me perdones no haberlo dicho antes que me perdones el abrazo que te daba tarde que me perdones el sacudirte un poco pero es que me parecía posible que estuvieras haciéndote el dormido como solías Vidita y no no era eso, era que ya no podías, no podrías nunca más. Abrir los ojos y volver al mundo y para qué. Abrir los ojos en el desespero sin saber qué hacer abrir los ojos a la plena falta de
sentido abrir los ojos tomar agua respirar hondo darse vuelta para quĂŠ: Eso, todo eso es llorar. Dolor es todos los dĂas la vida Vidita. volvĂŠ.
holdonyourpeople Ya no sé qué hacer para reconstruirte. Es mentira que el tiempo cura algo. Es mentira que uno aprende a vivir el duelo constante. Doy testimonio del desespero. Del pensar en el día que uno pueda arrancarse la garganta a ver si alivia algo. Todo tipo de ayuda es mentira, y quien diga que no todo está perdido miente. Todo tu cuerpo está perdido: puedo llorarle a tu foto acá, en mi cama, en el piso, en la calle, en el cementerio; puedo acordarme de la última vez que comimos sandía y llorar de nuevo pensando que tu risa era hermosa, así medio hacia arriba, y yo nunca me di cuenta. Y esa es la agonía del recuerdo, eso que remarca lo perdido, lo ausente, la reiteración de los mismos eventos a tu lado una y otra vez me enferma, Cómo no hay un espacio ahora en frente o por más por delante donde aparezca tu carita ahí diciendo algo cómo no tengo una sensación de tu voz murmurando o gritando cosas en otro tono cómo es que no aparece tu imagen un poco más alta, y tu ropa distinta, cómo es que nadie me habla ni me entero de tu vida Vidita; Cómo es que nadie me dice que llegaste tarde a algún lado o que pediste un juego nuevo cómo es que no sé cómo te está yendo en la escuela cómo no sé qué música andas escuchando o qué truco te aprendiste en la bici. Doy testimonio del desespero pensando en que me voy a morir sin saber nada de esto, necesitando un abrazo, una palabra o un gesto que Jamás tendrá lugar en ningún espacio. y dije que Necesito. Tengo locura porque tengo Dolor, y esto es lo más difícil de explicar: es pensar el tiempo detenido al momento de una herida y ampliar su profundidad cada noche y todos los días- No hay explicación posible para entender que vos y la escalera que tu gorra ymamá papá el hospital velorio cajón cementerio juicio y ya está. Si ya está. Lo que viniera, las semanas sin dormir, el llanto siempre, el anhelo que corta, lo que sabe quien me viera retorcerme brutalmente de nose qué pensando en un doctor que entra a una habitación para decir que se hizo lo mejor posible y nada más: Todavía veo tu cuerpo tal cual estaba cuando recién te ibas y yo llegaba tarde a decirte que te amo tanto. y mirame Lo sigo haciendo desde entonces.
Vidami
Vida chiquita que habitas el espacio, resplandéceme un fuego grande que me suavice el pálpito y que me humedezcas la mirada en un soplo de ternura Dame vida al cuerpo las vibraciones del amor. Vidita de colores diluvio de mis huesos siento que la tarde cae lento con tu ocaso, con tu piel bien amarilla cabecera de la fina línea que corta en dos el mundo dividido en cielo y tierra y tu destello profundo elevandosé lejos enterrando tu manito en la noche donde ya no puedo verte vidita, es que tanto sufro tu abandono en el instante exacto en que mi cuerpo se vuelve escombro sobre tu cuerpo escombro en cada imagen al rojo vivo Vida el tiempo no pasó; Es que vida chiquita no puedo explicarte cómo te siento habitar la ausencia en la privación del habla cuando necesito la sanación de tu voz mis dedos sobre tus labios rogándote un gesto pequeño que me indique el camino hasta la salvación; Vida limpiame el cuerpo de tanta guerra contra la desolación, de tanto golpe encadenado reiterandosé en el día a día cuando te recreo en la lejanía Vidita te pido señalame a razón de este desespero nuestro, del alivio de la locura del llanto o qué se yo pero vidita decime, decime Cuál es la función del dolor.
Vida. Sí, sí lo viste. Lo viste bastante amarillo cuando entraste en esa sala y estaba tendido sin ropa sobre la camilla, sí lo viste. Lo viste y te acercaste y acariciaste su pancita tibia, que estaba todavía blanda porque lo moviste para ver si se despertaba y sí todavía estaba blanda. Sí lo viste porque acariciaste su pelito y sentiste la profundidad de la herida en la parte superior de su cabeza, ese agujerito que tocaste, ese que después te miraste la mano y te quedaste con su sangre entre los dedos. Sí lo viste porque detrás de la imagen de su cuerpito veías el piso con dos grandes manchas rojas y no entendías. Pero sí lo viste. Lo viste y prestaste especial atención a su carita adormecida, su frente limpia, la quemadura en la mejilla, bajo los labios, sus dientecitos asomando casi como si quisiera sonreírse. Y así lo miraste, lo miraste tanto tiempo con su manito entre tus manos llena de rasguños, de tierra, de juego, de tanta infancia y tanto amor, que te costó soltarlo cuando lo cubrieron de pies a cabeza. Sí lo viste porque lo acompañaste bien al lado mientras lo trasladaban de una sala a la otra. Y sí pasó porque te fuiste por los pasillos fríos y claros del hospital y te subiste al auto, y en eso no pensabas pero llegaste a tu casa y buscaste su ropita. Sí, subiste las escaleras y caminaste hasta su cajón, su pieza todavía estaba tal como la había dejado con las sábanas dadas vueltas y la ropa de ayer desordenada, entraba una luz clara por la ventana , y elegiste la remerita que vos le regalaste porque a él le gustaba, tanto le gustaba que elegiste esa, y la camisita que usaba para salir, el jean que le quedaba más cómodo, las zapatillas más nuevas, todo todo y volviste al auto, al hospital. Sí lo viste porque lo destapaban lentamente y lo mirabas bien, cada facción, cada gesto de su rostro al aire y veías su naricita, sus párpados entreabiertos, su cuerpito enfriándose al llanto de unas seis personas que lo vistieron con vos. Sí lo viste porque le pusiste su pantaloncito y las medias, porque ayudaste a acomodarle la remera, porque le ataste el cordón de la zapatilla en su pie derecho porque lo miraste de
nuevo y te pidieron que salieras y ahí estaba tu mamá tan desarmada, ella que no quiso hacer lo que hiciste, que no quiso vestirlo una última vez, ella estaba ahí más desarmada que vos a pesar de dónde venías. Y sí lo viste, lo viste porque lo llevaron de nuevo y cuando entraste a ese lugar tan colmado de gente te acercaste y ahí estaba, al fondo de todo, al fondo de todos ahí estaba, a pesar de de su frío y más allá de su cuerpo tan estático su vientre tan de piedra su carita siempre suave, ahí estaba y todavía parecía que dormía, parecía que iba a despertar en cualquier momento, que iba a abrir los ojos y si lo viste porque lo esperabas; esperabas a que se moviera, esperabas un mínimo gesto de sus manos, una voz dormida de sus labios, esperabas que volviera a decirte que no te asustes, que él estaba bien, que no iba a volver nunca más pero esperabas que se despertara y te dijera al menos que te amaba. Sí, sí lo viste, hasta que se hizo de día te quedaste mirándolo, apretando su manito, observando las cosas que le dejaron, su pelota de tenis, un par de cubiertos para el asado, flores muchas flores cientos de flores ahí dentro, en las paredes, en cada mano, y de repente alrededor estaba lleno de nenitos, nenitos como él, lo viste porque te diste vuelta y eran sus amigos que ahí estaban y lloraban y le decían Adiós y entonces no entendías porque vos también llorabas, con el pecho desgarrado y la garganta rota de tanto silencio, con un dolor a flor de piel que te quemaba hasta los huesos, con la cabeza cayéndosete de a pedazos y ni te dabas cuenta . No entendías nada, pero lo viste, sí lo viste todo es cierto ahí estaba, estaba el auto, las zapatillas, la sangre, sé que todavía no entendes nada pero creelo porque sí lo viste, Porque todavía te distraes y te perdes en el aire y ya lo ves, lo ves ahí de nuevo, su cuerpito, su carita, su silencio, la ropita, sus manitos, tu caricia, lastimado, amarillento, frío, sobre todo frío y ahí lo ves, Ahí estaba, el auto, las zapatillas, la bicicleta, la sangre, la huella, la frenada, los testigos, los amigos, tu madre, tu padre y una persona que sentada frente a un juez decía: “Yo no lo quise matar.”
Dame algo tierno Muerte por qué vendrías a mi lado y no a mí. Por qué tu aterrizaje en otro cuerpo cercano por qué éste comportamiento en jirones de invierno sin darme la mano y en su lugar la nieve dentro del vientre dónde quisieras. Yo que te contemplaba en la visión nocturna y me abría al presentimiento de tu paso marcando huella en línea recta al encuentro y tu corazón bordó encerrando siempre la oscuridad del fuego. Por qué vendrías circulando al ángel por qué habrías de entregar las alas a quién las tuviera y refugiar tu aliento en los bracitos lánguidos que amarillabas la noche entera su cuerpito llenandosé de ausencia y tu posesión lo adormecía. Por qué vendrías tan brutalmente a dejarme de rodillas por qué vendrías a ser como un sentir de ocaso contante salando sobre la herida abierta/ espina en mi pecho boca abierto/ a la necesidad de suplantar el nido que elegiste tu presencia doliéndome la vida entera al doblegarme frente al niñito quieto donde te escondías y te sentía mirarme desde el fondo. Te vestí en infancia muerte peiné tu cabeza te até los cordones y ahí te quedaste huérfana sintiendo mi caricia, mojándote de tantos ojos coronando el lugar donde danzan el olvido la memoria el deseo la súplica el desmoronamiento tus delicadas manos presionando fuerte entre las costillas para que nadie puediera quitarte/ el niñito enfriandosé entre tus manos; y cuando el amanecer viniera entonces a buscarte te irías nuevamente en sed hacia otro cuerpo otro lamento y dejarías a más hombres rendidos ante tu llegada y yo te tuve muerte. Yo te toqué muerte te hablé por horas te supliqué tanto y no hubo gesto de tu parte que entendiera el duelo, no era mi hermanito aunque quisiera, era tu presencia muerte tan terriblemente bella y nadie te comprende, y no es tu culpa a quien tocaras, pero es que yo tampoco te comprendo tu corazón bordó encerrando siempre el último grito de desesperación el murmullo sufrido el aliento del niñito que no te supo nunca por qué vendrías tan temprano tan cerca tan rotunda Por qué vendrías a mi lado y no a mí. Por qué
quisieras quedarte entre mis venas así de a poco, sin hacerme pálpito, te veo irte sola cada vez que te presiento mi cabeza enloquece pensando que los siglos no se mueven y vuelvo al lugar donde pido por mi hermano y ya no estás, no me escuchas, no es tu culpa a quien tocaras, pero podrías haber venido o no venido o venido menos o no a mi lado, por favor. Por favor. por qué no viniste a mí.
Mínimo Y estabas ahí intacto sobre el día y un sol de primavera un sol que te dormía o te incitaba a sumirte al juego más profundo y ahí estabas, y reías como nadie reías y pensabas que todo era bueno y eras bueno, eras bueno como nadie y dibujabas y corrías, sobre todo corrías, porque había algo que te mecía la alegría del andar y corrías junto a la felicidad del día y de repente ahí estabas recostado en tu leve sonrisa ahí estabas en un segundo suspendido en el tiempo en tu piel de porcelana tu carita fría ahí estabas, suspendido en las dimensiones de mi locura ahí estabas, desarmando el corazón de toda transparencia en el merodeo de las voces ahí estabas. Estabas. Trazando sin saber la línea del horizonte que marcó mi mañana/todas mis mañanas en penumbra blanca. Creando inocente el diluvio paralelo que heme hoy Ahora parada en entre tus manos inmóviles adormecida en tu pecho invierno para siempre/cómo me cuesta respirar. Porque te miro pequeña muerte y ahí estabas parado entre las luces de la infancia escondido en los territorios de lo eterno y quién sabría entonces de este infierno vida que nos quema de frío, nos quema de frío/cómo me cuesta respirar. Porque te veía pequeña muerte tan distante o tan en mí, te veía pequeña sobre mi cuerpo bajo esta u otra sombra sin pié de remembranza y vida si tuviera que decirte, esto es peor vida/ cómo me cuesta. Vivir. El grito interno roto en la garganta, aferrado a los órganos oprimiendo las venas estremeciendo el corazón es peor; el cerebro fraccionado en siete pesares sin descanso, siete llantos aglomerados, siete pelotas de tenis, siete autitos de juguete, siete comedias, siete tazas, siete paseos en patineta, siete evaluaciones, siete abrazos, siete fotografías de a dos, siete domingos de pleno sol/donde te ibas/ Vida: esto es peor. Volver a mis manos sobre tus manos, a tu rostro callado mi caricia entera donde podía desarmarme sobre tu cuerpo porque te miraba pequeña muerte y ahí estabas, contorneándome entre cada silueta posible dándome la forma del dolor Yo te miraba y ahí estabas; renombrándome en los estados del infierno o el invierno contante ahí estabas, en frente mío, frente a mi cuerpo de rodillas que te pedía una mano en la nuca que diera al despertar de las nociones perdidas en el entierro te pedía/ Vida: esto es peor.
Veintidos de julio dos mil once. Hoy cumplis un año, un año más de vida, tu primer año entre los muertos. Tu primer cumpleaños entre los pasillos silenciosos de cuerpos que yacen, primer año entre los corredores alegres del recuerdo y del alma. Trece años, trece años de estar vivo día tras día un año en la ausencia de quienes no vemos más allá de la piel pero vos. Escondido entre las dimensiones de lo eterno te andas dando vueltas entre la infancia que hoy en nuestra casa es prematura para su ocaso pero eso es solo porque nosotros nos manejamos en términos de tiempo lugar y espacio Vos. Que te das vuelta a tantas risas como solías que te paseas en el juego que te llevó todavía que miras a tus amigos desde abajo o desde arriba con el corazón entre las manos corazón que se llora al último lugar donde te vieron y te tocaron vos estás bien. Estás bien y así quiero verte, quiero verte como siempre quiero que te reías en mi oído porque cierro los ojos y te siento más cerca más cerca tan cerca y te acaricio hoy veintidós de julio de dos mil once acaricio la ventana que da a tu lecho tus trece años marcados por otra sombra llevados sabe quién dónde porque uno no puede correr hacia el norte o despojarse hacia el sur esperando encontrarte uno no puede trazar un mapa que sea cierto a tu reencuentro uno no puede disociarse temporalmente para sentir tus bracitos aferrados al propio cuerpo así como quisiera entonces optamos por nuestra única opción posible y verdadera Te mantenemos en el Amor. Todos los días multiplico mi amor y yo no sé explicarte pero sé que sos vos no me dejes caer Por Favor, hoy y siempre manteneme de pié ante el amor, que los tiempos se vuelven más duros y el alma por más llena de amor se desarma y necesitamos de vos, Mantenenos de pié en el amor. Felices trece años. Y Gracias nene por tu vida una vez más
Mínima carta al cementerio tu hogar
Quiero decir que te lloro Hermano porque te tengo Quiero decir desprenderte de mis ojos porque lloro y te amo Quiero decir que te amo porque puedo Hermano porque te tengo y te lloro quiero Explicar el salir con el cerebro dado vuelta a verte y encontrarme sola caminando en un sol oblicuo entre pasillos de cuerpos que descansan ausentes. Quiero explicar el silencio de cada cual y mi paso irrumpiendo en la quietud entera sin ser escuchado por nadie. Quiero explicar como de repente me encuentro inundada sola ante una ventana mínima, una fotografía mínima, mi gesto es mínimo Y no soy vista por nadie, mi grito cae ante el sol oblicuo que da al deshielo en frente mío y no soy oída por Nadie mi cuerpo late en singular y No soy oída por nadie. Quiero explicar que soy consciente de que tras la posición de mi vista fija ante el reflejo, inmersa en sus maneras, me consume un desespero calmo oculto desde el fondo en la raíz de mi cerebro o mi garganta desordenando toda cronología toda función de mi desvelo Y yo te miro pequeña muerte, y Yo te encuentro dentro de mis posibilidades de ser y de estaren este preciso instante, en este lugar sobre todo constante donde ví que sellaban tu rostro del aire Y trato de descifrarte y retraerte pero mi gesto es mínimo; y la posibilidad no existe Alrededor, El hielo ca e len to las cru ces bri llan ante el sol apa ren te y no son vistas por Nadie quiero. Explicar que tras este vidrio está tu cuerpo. Pero no puedo dar al entendimiento para que sepan mirarte como te miro envuelta de muerte de vida de muerte Vida cómo explicarte entero cómo decirte encerrado oculto y ausente cómo explicar la palabra Vacío cómo delimitar tu canto tu cuerpo entre las suspensiones de la memoria cómo explicar sentir al amor arrancado salvajemente al amor culminando en el aire en inexistencia al amor que te doy y no alcanza y no llega al amor de rodillas en mi cuerpo que te espera, te espera Y yo te amo porque te tengo Hermano te tengo y te lloro y te amo y te amo y te amo y te amo si
supiera decir d贸nde me encuentro Vida si supiera decirme, entender铆an mi muerte.
Riego Ay este amor de germinarte en la boca de cada tierra que miro o que toco, pedacito de cielo calambre en el alma quiero decirte este amor de serte la luz embrión en cada sombra serte elrespiro sobre la lengua o la memoria cansada de tanta muerte de tanta Vida, para qué tanta Vida dije y me di vuelta y te miré tanto que quise decirte este Amor de acariarte hasta el cadáver sin morirme sin matarme pero casi casi que no te dejo para qué tanta dije como una hoja desprendida terriblemente seca ya sin venas para moldear el día que tiembla sobre la cama al momento preciso del dolerse en las heridas al rojo vivo arañando el aire entrando lentamente a mi cuerpo hasta quebrarte entero desde el tallo o las raíces o el mísmo tacto pero Hay amor Vida, hay amor tirado en tu almohada sobre esta lágrima hay amor que te debo Vida para qué tanta que se apure que me lleve o que te traiga no vamos a nombrarla Vida, no la nombremos, porque cada vez que lo hacemos viene por donde menos las esperamos pero no importa Vida porque Hay amor que te debo, este amor de desarmarme o enloquecerme entre tanto silencio de querer escucharte pero es que te amo, es que te amo y me desespero Vida no la nombres Yo te veo tan pálido entre mis sueños tu cuerpo amarillo luz de la tierra sombra en el cielo pedacito de alma calambre del aire nudo que respiro germinarte pequeño Yo te veo naciendo de nuevo, y como si fueras una fotografía o un pedazo de hielo, te acurruco entre mis brazos así dormido para transitarte el calor en las venas y ahora sí te Exijo que la nombres, te exijo que la nombres, para que así nadie pueda encontrarnos de otra manera para que así nadie te lleve o me lleve Para qué tanta, dije no entiendo, Para qué tanta Vida (si no te tengo) y todavía no sé.
-|Decirle a tus pequeños muertos que no cesan los golpes en el cajón de tus memorias donde ambos cuerpos se retuercen el uno contra el otro queriendo salir. Decirles que den un salto al abismo nutrido a destiempo donde toda invisibilidad de vuelo dará a luz cada fragmento de su piel lúcida entrecortada entre los vidrios descuidados de tus ojos que los despedazan poco a poco de rodillas ante el Desespero, que los desean en el universo cualquiera sea de aproximaciones sensibles Así Sea tu médula el puente para plantarse boca abajo en las raíces de quienes podrían apaciguar cada grito, interno o externo, revivir todo paso quebrado en el ocaso transparente sobre la boca o entre los dientes al amor de tantos al amor de tantos tantos que te amaron que te amaron, te amaron tantos Vida te amaron. Decirles que no cesan los golpes de silencio exponiendo el deterioro físico de sus huesos, la falta de aire en estas venas ya vencidas, desplomadas ante la variación constante de su congelamiento inestable, no existe elemento en el desahogo ni complemento que eleve el espíritu el sueño sobre mi dolor por las manitos que no vieron esta mano entrelazándolas sola porque Vida vos ya no podías. A tus pequeños muertos decirles; que den un salto al abismo atemporal desde las entrañas que mis ojos no ven, como vidrios asoman su filo a lo desconocido; A mis pequeños muertos decirles,
Líbrenme del vacío.
Otro veintidos sin 22-7-12 Hubiera preferido despertarme y encontrarte, darte algo, ver tu carita iluminada abriendo un regalo. Hubiera preferido un desayuno con torta y todo, un café, una conversación de a cuatro. Que esta tarde tus amiguitos colmaran la casa. Que fueras ansioso a abrir la puerta todo el tiempo y escucharte reir y sentirte dando vueltas de lugar en lugar. Hubiera preferido encontrar a mamá dandote un beso en vez de guardarme sus lagrimitas de dolerse y extrañarte y no poder. Hubiera preferido no tener que tomarme a bien y casi aceptando como si fuera normal el acompañar a papá a cambiarte tus flores, dejarte unos juguetes, tu parche de pirta tu yo-yo y tu Woody chiquito. Hubiera preferido poder decirte Felíz cumpleaños frente a tu ventanita, pero no me salieron palabras. Sentí en una pausa lo que envejece mi mirada al momento de pararme frente a tu último lugar y el peso del presente en lo que me duele la vida. Perdón, hermano, pero me duele la vida. Hubiera preferido intercambiar cualquier cosa por un día más; la profundidad que habita la Necesidad es alguien en un camino eterno que se va muriendo de amor y de tristeza lentamente y al mísmo tiempo. No importa qué hubiera preferido. Realmente no importa. Felices catorce añitos, me desbordo de amor todos los días, a ver si un día de estos venis y me rearmas pedacito por pedacito. (Eddyc.s)
jueves, 16 de diciembre de 2010 a las 3:36 am. Escribo porque no quiero olvidarme de cómo se veian tus piernitas flacas y blancas a la mañana cuando entrabas descalzo, medio dormido medio nada al baño. Ni del ruido que hacias con el secador después de mojarte el pelo, lavarte los dientes, y hacer pis sin tirar la cadena. No quiero olvidarme de lo que era verte corriendo hacia abajo cuando yo recién empezaba a cambiarme, tu pantalón de gala gris, el sweater verde deslizándose por la escalera de manera apurada. Lo siguiente era verte sentado ya desayunando, o bien preparando tu mochila sobre la silla, guardando tus carpetas, mamá preguntándote si tenías todo. Recordarte que te pongas la campera, y que nunca hagas caso igual. Verte de reojo desde el asiento de adelante estando generalmente dormido abrazado a tus rodillas con tu mochila a los pies; o bien despierto mirando por la ventana. No quiero olvidarme de nada, de cómo se veía el sol en tu frente de perfil, sentado a las siete y pico de la mañana en el asiento de atrás, con tus manitos entrelazadas como siempre vaya a saber pensando qué. Me gustaría habértelo preguntado alguna vez, pero no lo hice. Nunca lo hice. Que después se hagan las doce y cinco y enojarme porque te quedabas jugando en vez de salir rápido para ir a comer, por suerte nunca te importó que te retara tanto y corrias esos minutos más sin importar lo que yo te dijera después. Entrar y que comas como un loco, como siempre, esa manía de comer como si no comieras hace un mes. Que dejaras también tus comentarios de todos los días en la mesa, no quiero olvidarme. Sobre todo esa manera de agarrar el tenedor de costado, de subir el codo al hacer fuerza con el cuchillo, de mirar hacia abajo tu plato como si fuera una carrera y mirar para arriba solo para aportar a la charla. Que te rias cada tanto, para verte asomando esa cosita de ternura que no puedo describir por los ojos, y que se hiciera de repente tal contorno de comisuras en tu sonrisa. Después te irías arriba, pasado un tiempito yo subía a mi pieza, y de nuevo la foto tuya en el fondo de la biblioteca sentado cómodo en la computadora. No quiero olvidarme de cómo apoyabas el pié izquierdo sobre la mesa, el codo en la silla, con la mano hacia tu cuerpo y el índice hacia arriba, para proseguir a mirarme con esa cara de que nunca haces nada, y no más que eso. Últimamente ya no dormías tu siesta al volver a la escuela, solo estabas ahí, pensando en vaya a saber qué. Nunca te lo pregunté. Esperarte salir de paddle, de tenis, de taekwondo siempre con la misma satisfacción. No quiero olvidarme de cómo se veía tu pelo transpirado y tu cuerpito agitado, cansado al subir al auto. No quiero olvidarme de cómo te dejabas simplemente caer sobre el asiento, o bien insistir hasta que te compren algún tipo de juguito. Eso de subir las cejas y que se te moldee la boca a una expresión de tristeza hasta que te dijeran que sí. Era lo único, porque para el resto de las cosas, no pedías nada. Tampoco quiero olvidarme de esa carita al decir “No, eso es re caro. No, no quiero nada” cuando en realidad si lo querías, pero entendías por completo cuando algo valía y cuando no. No quiero olvidarme de tu frustración de algunas pruebas, o cuando no entendías lo que yo te explicaba. Lo cierto es que podría haberte explicado todo mejor. Pero no lo hice. Y entonces vos te echabas sobre el brazo izquierdo sobre la mesa con el lápiz en la misma mano, mirabas la hoja, después a mi con una incógnita merodeándote los ojos hasta que me preguntabas algo. Ni hablar de la felicidad que te hacía erguirte cuando entendías algo, o cuando tenías razón en algo que ninguno de nosotros
creía. Esa misma felicidad que también aparecía cuando disfrutábamos de hacer algunas pocas cosas juntos, y tu picardía al encogerte de hombros cuando te cargaba con alguna cosa cierta. No quiero olvidarme tu embobamiento frente a la tele, del verte tirado con el control cerca tuyo, o jugando a la play totalmente concentrado. De las veces que habrás intentado enseñarme cosas que nunca aprendí, tal como querer subirme a tu patineta sin poder siquiera pararme para que vengas y des vueltas por toda la casa mirándome así con eso tan tuyo de “Es re fácil”. De tu satisfacción al tirarte a la pileta, eso de abrir gigante los ojos y la boca también. Por favor todavía verte subiendo los párpados con los cachetes semi inflados siempre que no dabas más de sueño a manera de despertarte un poquito. Todavía cierro los ojos y puedo verte durmiendo. Con ambas manos en los lados de la cabeza, la boca abierta, los ojos pegadísimos, una rodilla doblada. O sino en posición fetal, con las dos manitos juntas, y el control bien al borde tuyo. No quiero olvidarme de lo que era abrazarte y sentirte así tan flaco, chiquito, frágil. Lo que era querer hacerte masajes y sentir en seguida tu huesito duro, pegarte en la cola y que grites riéndote, o escucharte criticar toda mi ropa. Escribo porque quiero tener lo más duradero posible en mi estas cosas como haberte puesto un último bocado de fideos en la boca y tu reacción a carcajadas. Haber hecho unos últimos pases de vóley con vos en el garaje. Haber compartido medio café a la tarde, verte entrar y tirar la bici, verte corriendo desde la plaza al lado del auto. Perdón por dedicarte estas palabras ahora que no las lees; Pero me es necesario escribir porque es lo único que me queda para intentar prevenir que el paso del tiempo me quite cierta memoria sensible; Gian, toda la verdad que podría darte, es que tengo miedo de que llegue algún día en que No pueda escucharte. Ni siquiera en mi mente. Tengo miedo de querer y no poder encontrar tu risa, tu manera de dudar antes de decir todo, tu pronunciación en la “Y”, tu forma de acentuar el “mirá ”, el tono que le ponías al “no” cuando te acusaban de algo que no habías hecho. Tengo Miedo, de no recordar el detalle de inclinar tu cabeza hacia un costado antes de cualquier explicación, de tu caminar lento cada noche hacia tu habitación, de reírte con los brazos desparramados, de correr a buscar tu gorra, de llorar con bronca, de abrazar a mamá, o hasta jugar al fútbol con papá. No quiero olvidarme de nada, ni lo más mínimo, quiero tenerte como si te tuviera quiero poder pensar en tus palabras y escucharte como si estuvieras pero tengo miedo de que la ausencia, nos termine matando y debamos caer en que más allá de nosotros mísmos y de lo que cualquier otro pueda decir. Acá lo único realmente cierto, es el vacío. el extrañarte. El que no estés.
7 Decirte que te silbo el contorno entero párpado a párpado no consigo delimitarte Que mi boca es una flor obtusa de la más aguda remembranza Finita como si sola se re quebrara de un soplo el alma Que me muere tu vocecita caída la mañana Que te zumbo en pleno invierno Cuando digo el duelo todo para siempre entre los huesos Entretanto yo te canto luciélago el lago lúcido De azules olas que te nadan no te tengo se coagula entera tu luz mi vela En un ascenso al rojo vivo Danzando dentro el ojo ído Entre las remuertes del insomnio tardío Que tu cuerpito ay se me congela el olvido ¡Que te caíste sola lucecita al cielo! Plano de coberturas neblinado en las esquinas Vidita mía dónde que no te palpo ni en la tierra La lengua árida la estación de la sed antigua
Por donde corres Invisiblemente Arrastrando la huella el ala Con tu pie sangre mi mano en tu cadĂĄver Y yo que todavĂa te espero, Mi muertecitamor ay si miraras todo dentro Que lo grite tu vuelo; Todo sangro.
La lágrima me habla Ay vida, vidita, vida chiquita si te tuviera y verte volviendo verte las manitos entre las sábanas. Vidita , vida un extraño te mira en el lagrimal como un espejo que tornasela todo sentir en pos de lo cálido entre el aire que nos mece, a vos y a mi todo en el medio es aire, vida vidita verte corriendo fuera de las sombras del ocaso húmedo verte, vidita, vida verte sumergida en un sueño profundo del que algún día cesara el desvelo en medio de la enfermedad de un insomnio atardecido color azul de invierno que te llevó la comida a los pies, Vida, la comida que te mató de hambre que te sobran las palabras para decir tanto que es decir nada, que te sobran las palabras entre tanto suicidio demorado consumido por la alegría ausente del amor que floreció en mi pecho desde que naciste hasta tu puta muerte, Puta Muerte recuéstate a mi lado y tráeme lo que no tengo sin importar que todavía respires o estés tras su espalda solo dejame, vida, vidita dejame que te vea dormido soñando o despierto dejame que te toque que te escuche que te hable sin importar que te lo lleves de nuevo, preciso de un instante que me parezca más eterno que esta ausencia quebrada a primer latido del día; Puta muerte recuéstate a mi lado y abrazame que no me importa pero que vida, vidita, Te quedes para verte amanecer con las manitos entre las sabanas, A donde sea el lugar una suplica un ruego una plegaria que Por Favor no tenga como respuesta más silencio que este golpeándome la cabeza en el desespero al abrir los ojos,Y No Poder encontrarte Vida, vidita. Vida, mi Vida.
-
( Escucha al niñito que te habla dormido dale un amparo perpetuo en tu memoria, construye con tus lagrimas un lago para beberlo al filo de la noche, construye con tu dolor que ha sido desde entonces como una lengua arraigada a tu alma una cuna para recostar la imagen de su cuerpito mudo, para dar las últimas caricias a la piel helada al final del día, de cada día, cuando sientas a la muerte atardecer y descender sobre los huesos a la espera entre las risas que no están, dale un lugar entre tu piel para que encuentre que su cadáver permanezca cómodo, conserva en tu garganta la mas pálida angustia como una red de tristeza que lo contenga siempre, dale la ofrenda de tu cuerpo entero porque ya tu alma obsérvala como agoniza y se deteriora, clama en silencio ser arrancada vestigio por vestigio, ya nada le queda para dar a nadie doblégala en el llanto, y déjala que se consuma hasta que pueda dar un último aliento, y recaiga finalmente todo lamento de oscuro sufrimiento arrastrado consigo, en la lúgubre infancia destrozada y latente, aún tibia, entre las manos de tu Hermano. )
Call to you across the sky Lo más frío en mi haber el estar el no dormir el rondar y palidecer a cada golpe de silencio en el exhalo al abrir los ojos con la sien en la garganta y la sangre tan ausente y saber el no poder ni soportar el no dar más. Estar sin querer amanecer sin querer levitar ahogándose enel cristal de la llovizna corrompida por el horror que avanzaba como un fuego de delirios desde la memoria sobre los parpados habiendo envuelto el llanto en este mismísimo aire petrificado en el cuerpo del mediodía puro que mastico y trago, veo que en medio de una plaga descontrolada está desesperado, Terriblemente desesperado de un dolor que se hace presente como la bruma, y se dice invisible en el susurro de una mujer muerta de alma y un niño que la sostiene entre sus brazos frágiles de nada. Parece quedarle tan solo un pequeño aliento de partida de fuga de antaño atado en sus ojos, Que a mí me pareció al verlos tenían gusto a un mar extraño encerrado de impreciso inmerso en una herida inmensa que se desplegaba tal cual una pluma levitando delicada sobre una piedra ahogada de muerte. Y desde arriba como si la garganta ya no pudiera más contra la espera del caparazón de un sol animal lejano al horizonte enegreciendo conforme la hora exacta se consumía estática entre lo ávido y lo prematuro, Yo pedía por todos mis gritos en el silencio más violento que pudiera haber creado mi más profundo Dolor de oleaje atraído por la miseria acariciándome las entrañas meciéndome como si de mí se compadeciera Mi Dolor me abrazaba y yo temía que fuera por favor un soliloquio del sueño más lejano y no más; suplicaba pero mi Dolor me acariciaba con ambas manos y pies y piernas y lengua que no hubiera más dedos que levantar en pos de la resurrección del extraño cuerpo roto que mis ojos preferían ser extraídos antes de volverse locos, de volverse ebrios de una locura ebria de haber palpado con la pupila entera lo más sombrío del alma de la mujer desnuda del alma de la mujer que no tiene nada haber tocado su rostro helado haber tocado, el Vacío. De permanecer sin querer, de sentir ser contorneado mínimamente por el aire entre las pequeñas sombras y no querer nada, de
saberse en la vigilia como haber sido escupido por el mismísimo cielo que respira de memorias en espera de que se adhiera tu carne a la tierra y que sin embargo te mantenga aún adormecido anestesiado extraviado de sí regocijandote en su memoria mísma de ardor continuo, que huelo me parece un mar extinto sofocado por el lado táctil del invierno goteando entre los huesos; mi Dolor así me abrazaba mi Dolor todo mío vuelto raíces no me lo decía como yo quisiera no me nombraba por mano propia por su habito de existencia perpetua pero ¿Cómo no me trepo de mis labios y me arranco los dientes uno por uno cómo no me subo a mis ojos y los arranco uno por uno cómo no grito hasta perder la voz para siempre para nunca, y quedarme con la palabra en el pecho de toda Soledad durante los años a venir de los peces ciegos enredados entre los múltiples mares del vientre resignado? Yo adherí su palma a la mía mi Dolor no me lo decía pero yo sabía diecisiete horas para una mañana de infinitud de remordimiento inmóvil lejano de irse, el espasmo cristalino la travesía que no fue, lo húmedo en la ausencia del amor que tenía cuando por tus pies corría un aliento de ternura y aquel otro del rumor sombrío latente a viva voz en el silencio de mi cuerpo solo podía darme una única visión: Me aferraba a la piel helada, al canto etéreo sin plumas para regocijarse, ardía mi todo como la asfixia de la ausencia entre los seres, y me vi como gritando muda el no poder ni soportar el ya no dar más, me vi como Yo Me Abrazaba al Cadáver de mi Hermano. hasta dormirme sobre su pecho. Y permanecer así para siempre.
22 julio 2013 Hoy hoy hoy si estuviéramos en el 98 estarías recién viniendo a llenarnos el todo de alegría. Yo sé que vos querías tus quince años, bueno, sea de la forma que sea hoy te están llegando. De a poco vamos reuniendo nuestros pedazos, creo que de alguna manera vos debes estar ayudando en esta búsqueda, o quizás no pero uno que todavía vive siente o piensa que siente esas cosas. También pienso y siento todo el amor que te tengo con la esperanza de que en algún lado lo estés sintiendo y entonces este lazo sea eterno. La eternidad también se construye, por eso es importante haber entendido el tiempo que pasé perdida sin ser yo y que si quiero estar más cerca tuyo dejarme caer definitivamente no es la manera. Soy la luz que puedo cuando puedo, pero con vos siempre brillo más. Felíz cumple enano, veo que todos tus amigos están más altos que yo pero vos siempre vas a ser un enano. Te extraño, te amo, te mimo, te abrazo, visitame, llevame al amor.
V (Dos años y siete meses sin vos son tan eternos y tan nada porque uno siente en el cuerpo desde entonces que te fuiste, que te fuiste y todos los días te estás yendo, te vas yendo a cada momento, cada día es tu partida, tu irte de a poco, tu irte nada vos no te vas nada, yo me quedo acá, el peso es el quedarse el tránsito del estar, de ser de a partes, vagar vagar y vagar tocando sinsentidos y anhelos y rememorar que se quiere lo que no está un beso una caricia un abrazo un verte dormir toda la noche un despedirnos bien como se debe un volver al siete de noviembre de dos mil diez y despertarme temprano, para verte ese día no te vi no te vi en toda la mañana y a la tarde ya no estabas, te habías ido volver y por un segundo grabar tu mirada para siempre reconstruir cada vez la infinidad del momento anterior Recordar al menos cuándo fue la última vez que tus ojos enormes me inundaron de presencia me inundaron)
Vv (Sabes, creo que somos muchos acá. Los que te recordamos a diario, los que te lloramos, te extrañamos, los que te escribimos o los que te ríen. Siempre escribo de mí pero en cierta forma escribo por todos. Y cuando digo todos es todos, hasta esa gente que no te conoció nunca y que dice que no te conoce pero que sin embargo de alguna manera leyéndome o viendo tus fotitos o pensándote ya tienen ganas de acariciarte. De hecho te acarician, quizás sin saberlo. Mi libro que en realidad sos puramente vos anda circulando por sabe quién donde. Anda ayudando a amar. O en realidad, anda ayudando a abrir más los ojos ante el amor y creo que esa es la única función valida que tiene tu ausencia: reforzar los lazos de amor. Nos imagino a todos parados en alguna tierra blanda en algún lugar que desconozco con las manos hechas un pocito. Desde afuera no se ve nada pero quien acerque un dedo sentiría una fuerza extraordinaria: esa es la fuerza que te trae y te mantiene vivo entre nosotros. La fuerza que te guarda en cada uno, cada día, momento, mes, qué se yo. Vos estás siempre.)
Lo que hay que hacer es
Chiquito. Sigue lloviendo y al mirar la ventana recuerdo una de las últimas veces que entraste a mi pieza. Y yo ese día tan ocupada tan no se qué no quise que te sentaras a conversar. Volver a este lugar me trae muchas cosas, algunas buenas, otras malas, y a otras no las entiendo. Entrar a tu pieza y recostarme en tu cama es siempre una emoción muy fuerte, una ausencia muy marcada, y aunque los días pasen y uno quiera ser feliz por muchas cosas, siempre está ahí el querer tenerte, el tener que imaginar qué estarías haciendo o qué hubieras dicho en tal momento. Hace días que vengo tan desarmada que tuve que obligarme a verme un poco, qué me pasa, qué es lo que estoy haciendo. Encontré que nada es tan simple aunque quiera así me lo quiera hacer ver y que no siempre uno puede hacerlo todo solo. He estado tan dolida y tan ausente en mí que me dejé desmoronar sin darme cuenta, sin darle la importancia necesaria a mi desarme, sin cuidarlo para que no caiga del todo; y ahora que vuelvo a mi y a querer reencontrarme veo difícil toda manera de poder reconstruirme. Es de nuevo siete y todo lo que quise ver de positivo en los últimos días se disolvió naturalmente, es neutro. Me parece extraño que este número influya no sé cómo en todo mi ser, trato de no mirar calendarios y de no pensar en fechas, pero es mi cuerpo el que me avisa puntualmente cada siete, mi tristeza es más pesada, más amarga, y me impregna. Fui a ver tu estrella y tu cartel, me hubiera encantado ser parte de eso más de cerca; obviamente me fue inevitable el pensar que nada te devuelve y que cuanto más cosas hago para sentirte conmigo, para llenar de alguna forma el dolor que me envuelve, el vacío se profundiza y la impotencia es enorme. Tampoco entiendo este aferro material, este apropiarme de tus cosas, como si de algo sirviera guardarme tus juguetes, tus zapatillas en mi placard, dibujos sin terminar. Supongo que algo tendrá que ver el no querer sentirte ni un poco más lejos de lo que ya estás, quizás muy internamente siento que este no desprenderme de tus cosas va a lograr que aparezcas, que vengas a buscarlas, algo. Sigue lloviendo y yo junto fuerzas para ir a ver tu lecho. Fuerzas para que todos los recuerdos que vienen al estar en ese lugar no me lastimen aún más, no me tiren, no me maten. Fuerzas para entender que no vas a volver y que no tengo que tratar de dejar de sufrir; tengo que entender que el dolor es para siempre. Lo que hay que hacer es aprender a vivir con eso dentro.
7/11/12 Vidita, ser de vuelo, aplumá todo este espacio en caída dolido enteramente desde sus causas. Vida, Vida chiquita, nos encontramos entregándonos nuevamente a la mañana fracturada en la que hace dos años despertábamos inocentemente sin tener ni un pequeño rastro de que debiéramos retenerte, que no salieras a la calle que no era el día para dejarte jugar, o por lo menos hubiéramos presentido que debíamos despedirnos, abrazarte más fuerte, decírtelo todo, resguardarnos lo mayor posible en la ternura que nos dabas. Vida esta mañana me ha dolido el sol desde el primer respiro, desde el antes de abrir los ojos, donde saberme despierta en aquel entonces fue morirme dos, tres, cinco ya no sé cuántas veces, acá donde me siento al borde de la cama y siento este siete como si fuera aquel siete en el que no entendía el despojo de tu cuerpito el tener que verte por vez última de esa manera, sin que vos pudieras responderme si es que estabas cómodo, si querías otra ropita, si preferías irte con los ojos abiertos o cerrados, sin saber si es que me perdonabas todo lo que no hice, quizás necesitaba que me dijeras que ibas a extrañarme, o ni siquiera tanto, me hubiera conformado con que pudieras moverme una manito, apretarme fuerte cuando te apretaba fuerte, algo, algún signo de que no estaba en medio de la noche quebrada y sin vos para que me sintieras amarte a cada caricia queriendo entibiarte o retrasar el frío que te arrastró a lo largo de la noche hasta que tu cuerpito se endureció para siempre. Vida quisiera no tener este llanto múltiple mojándote entero desde el fondo de manera constante, quisiera poder decirte cosas lindas, sonreírte un poco más, o quisiera ya no decirte más nada y aprender a sentir que tu amor sana de a poquito en cambio, pero no puedo. Vidita me ha dolido el respiro desde el día en que te fuiste y no supe encontrar lugar donde desarmarme de la manera correcta, cómo naufragar el dolor lento, dónde dejarme la piel necesitándote y hacia dónde proyectar la voz sufriéndose desde el adentro. Vida hoy siete de noviembre de dos mil doce están pasando dos años; dos años, ¿y qué son los años qué es el tiempo dónde existe? Dentro de estos márgenes que te acunan entremuerto entredormido entredespierto y yo no entiendo si puedo esperar aún tenerte entre mis brazos donde la herida late y no te dejo: Vida el tiempo no pasó.
--Puedo cerrar los ojos y casi tocarte. Desarrollo mi memoria corporal todos los días porque necesito tenerte: no puedo dejar que mis dedos se olviden el frío, la dureza, la suavidad. Lo hubiera hecho mucho antes pero no se me ocurrió. Le hubiera prestado más atención a lo cálido de tu piel cuando dormías, lo húmedo de tu pelo, quizás a la distancia entre tus dedos cuando apoyabas tu manito en mi espalda o la presión de tus bracitos cuando me abrazabas. Pero no lo hice, y lo que tengo es el frío, la dureza, la suavidad. Quizás no es lo que debiera, pero las imágenes no me bastan. Necesito sentir que sigo tocándote un poquito todos los días, que las cosas son menos ciertas, que la aceptación no es dura y que saber llevarla adelante cuesta pero se puede; darme ese consuelo de que al humano lo cura algo y que cuando se duele y ahoga de haber perdido tanto tanto amor así de un tirón, se abre una herida para la herida y el desespero comprende al vacío sin pedirle nada, ni pretender que ausente la asfixia, pero que tampoco agregue dolor al dolor que se quede ahí sin más y ya, que no empuje así de fuerte ni se adentre ni se adhiera ni quiera quedarse para siempre más al fondo todavía de donde ya reside permanente y eso es mi imagen: una esteticidad penetrante y reiterativa que aparece y desespera. Desarrollo el tacto de la memoria todos los días porque prefiero sentir que te acaricio un tiempo largo en vez de pensar que no tengo ni tendré más recuerdos de los que ya frecuento y habrá quien entienda que eso es una tortura. Me angustia no tener la capacidad de recordar las cosas más pequeñas algunas expresiones características y sobre todo el sentir aquello que palpaba cuando transcurría en vida: si no puedo pedirte Vidita, entonces pido poder recordar lo necesario para sentirte un poquito más, para poder dormir pensando que estás ahí y con poder sentirlo así quizás algunas noches sean menos difíciles, o las cosas sangren menos, quizás el desarme no avance por mi espalda hasta ya no poder más.
Carta número no sé cuánto:
Chiquito. Quisimos ir al teatro con vos. De hecho supongo que lo hicimos, pero queríamos el recuerdo, por eso esta foto. Porque no teníamos forma, porque no nos quedó otra. Creo que los tres tratamos de poner nuestra mejor cara. La que se puede cada día. Cada día que se quiere compartir la vida con vos y pasarla lentamente extrañándote. Uno se dice que a no bajar la guardia siempre a seguir, pero bien sabemos que nuestras mejores caras y ganas de fortaleza no suavizan lo que llevamos dentro. Por fin pude colgar tus fotos frente a la mesa para que comas conmigo y en mi pieza para que duermas conmigo. A veces siento un extraño hueco alrededor de mi cuerpo y en el aire cuando me acuesto a dormir. Algo que huele amargo y azul. A veces no duermo, me quedo largo rato tocando vacíos. Engendrando recuerdos que no tengo. Llenándome de cosas que me invento para soñar un poquito sobre las cosas que haces y dejas de hacer. Sueño con muchas personas pero no con vos. Sueño que les digo a esas personas que me permitan soñarte, pero de una manera u otra terminan diciéndome "ya lo sé, pero yo no puedo hacer nada al respecto". No sé qué estoy esperando concretamente. Si te espero a vos, a alguna señal, una luz, algo que me diga que tu esencia me está abrazando. De todas formas todos los días me encuentro habitándote.
*** Vida ya pasó tiempo y yo sobrevuelo la cordura. Sí, porque a veces me despierto con la necesidad de tu cuerpo y te miro tan extraído del silencio que casi casi te escucho. Quiero decir que a veces me parece que voy volverme loca de tanto extrañarte, de quererte y saberte en la imposibilidad del tacto o del habla, en el no entender de las cosas que me rondan me transcurre una superposición cronológica en la que sé de tu muerte y al segundo próximo creo indudablemente que estás al lado a punto de salir corriendo porque se te hace tarde. Yo dividida en dos todavía no comprendo si se te hace tarde para ir a la escuela, o para salir a la calle a morirte de nuevo. Si supieras de las reiteraciones que me mecen y luego me Cortan Vida, si supieras de los pequeños llantos de la lógica y los pequeños llantos de la locura. Nadie entenderá cuando estoy y cuando no, a veces estoy a veces no estoy, a veces estoy y no estoy, pero eso es solo porque Vida no te tuvieron como yo no te tuve pudiendo tenerte. Vida si superas lo que es caminar sin caminar, sumido en una eternidad casi tangible de la que tu cadáver no quiere moverse. Si supieras lo que es intentar escuchar una clase completa sabiendo que a la salida salgo sola lo que es terminar de comer sabiendo que a la entrada entro sola que ni estas pascuas ni futuras navidades ni años nuevos Qué me importa. Que este veintidós de julio esta casa va a estar vacía, que este veinticuatro de julio no habrá quien me traiga piedritas redondas a la mesa. Que te busco Vida y me parece casi verte entre los tuyos y no estás, que te encuentro en algún cuaderno viejo y otra vez las reiteraciones que me nacen en la garganta la imposibilidad de adherirme a tus manitos a tus brazos a tu cuerpito entero Vida que me Corta la lagrima sobre el borde de tu cajón, las flores dedicadas en las paredes la gente a tu alrededor Vida explicame porque no entiendo cómo es que me arrodillo sobre tu alfombra o en tu cama después de que todo ya pasó y a mi me parece verme suspendida en el tiempo sentada sin poder dormir pensando que era la última tarde noche madrugada mañana mediodía de poder ver tu carita que podía acariciarte y arreglarte como si durmieras queriendo demorar las horas antes de que te cerraran Vida vos no sabes lo que es elDesespero. El desespero del antes y del después, el desespero de saberme al borde no verte nunca más en lo que resta de mi puta vida mientras afuera se hace de día y una pequeña oración concluye que ya no te tenga, y el desespero de Hoy, de que el tiempo se desarme en su total inexistencia para que vos estés y dejes de estarme. Vida ya pasó tiempo y a veces me parece que voy a volverme loca y me voy a matar sin matarme, que en alguna de mis cronologías mi pequeño desespero no soporta más Vida como me gustaría ir a buscarte Vida vos no sabes lo que es extrañar, y ni siquiera eso, porque me es imposible describirte me es imposible situarlo en el lenguaje, por eso no te hablé de Dolor, porque no hay palabra, Vida vos no sabes cómo me gustaría ir a buscarte, cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte, cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte, cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte, cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte, cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte cómo me
gustaría ir a buscarte, cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte, cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte, cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte cómo me gustaría ir a buscarte, nenito, vení y amame un dia solo, te pido un día solo uno. Uno solo nomás, uno.
Siete
Tenerte entre los brazos respirarte el alma entera Dejame revivir entre tus manos. Pudiera mi piel entonces bañarse de barro sin sufrirte dejame arrodillarme frente a tu aliento Y que tus parpados no se congelen Entre mis dedos Por favor.
Dejame vivirte sin que te retuerzas del silencio huérfano Que abandonaste los domingos por la tarde, Sobre todo con este sol cegante que no admite Sino un único espacio de remembranza Donde yo no fui la que debí;
Donde yo no soy Te resguardo intacto del futuro próximo De mi mañana helada la premonición Rodando exhausta entre los vértices de mi lengua Y Yo que te amo esta caricia sin ojos para que me veas Arder en el Dolor del impuro despertar en el deseo De mecerme al pié de tu canto o derrumbarme por tus huesos,En lugar de tus pequeños huesos frágiles Privados de la contemplación del día contiguo, En el lugar de tu cuerpo de tu exilio
Quiero verme Más allá de la espera constante Quiero verte Y saber que realmente Este cielo Tuyo Esta crucifixión de mis pesares los ojos de luna tiritantes Sabran anochecernos En el tiempo que dure Tu respiro Durante el lúgubre desvelo.
Lunes, 03 de enero de 2011 La puta madre loco, ya ni escribir me sirve la puta madre, podría romper todo podría paterame revolcarme tirarme a donde quiera y nada serviría de nada te veo y mirate y mirame y mirá donde estamos y como estamos y la casa se llora por días y a veces no se aguanta y así se permanece de la noche a la mañana y qué se supone que debamos hacer sin vos, con esta necesidad de tenerte un poquito acá en la garganta, que hasta cueste respirar en medio del llanto de la impotencia de no poder hacer nada de todo junto de que mirate y mirame y por qué no y que deberías y que no estás y que que qué, La puta madre qué, nunca pesaron las preguntas pero no tengo de qué agarrarme es querer sostener algo que está más que enterrado querer sostenerme y saberme en un ahogo constante y aunque mirame así como estoy a veces cuando no te lloro y te miro como puedo y hasta te sonrío y te hablo inconscientemente esperando que me respondas, todo es mentira, porque te sonrío y me ahogo y salgo a la calle y hablo sola o me acompaño de gente que también me sonríe y yo te hablo como si todavía te tuviera pero todo es mentira porque acá me ahogo, donde sea el lugar que estes dando vueltas deberias saber del mar que me consume día a día queriendo abrazarme a una mujer rota y a un hombre de hielo que ya no saben más como pelear contra el silencio tuyo de cada mañana consumiendolos de la piel a los huesos es querer sostener algo que está partido apagado hecho polvo marchito perdido decaído sufrido desarmado oscurecido golpeado, vencido Necesitamos un poquito de vos juro por lo que se crea más sagrado que no hay soledad más desnuda que la del silencio, silencio tuyo de cada mañana ni que pudiera pensar nadie nada que se asimile que se desprenda el cuerpo y se congele de a poco eso que queda ( [...] Además todavía divido el cuerpo del alma. Pero eso solo es porque me ha dolido el cuerpo, y me ha dolido el Alma. [...]) , nada, qué se yo, qué carajo podría saber yo La puta madre lo único que quiero es dormir. Y en lo posible despertarme cuando esto no sea. Sé que no va a pasar. Ya lo sé, pero es que a veces no aguanto extrañarte.
Viernes, 26 de noviembre de 2010 Son las tres y media de la mañana y me levanto con el propósito de apagar la televisión. Está apagada y tu cama está tendida. Pero cierro los ojos y me parece verte acurrucado entre las sabanas en esa milésima de segundo que dura el pestañeo. Vuelvo a sentarme y creo escuchar la canilla del baño, me levanto en seguida y no hay nada, la luz siempre estuvo apagada. Hasta me resuenan pasos en la madera y corro desesperada para asomarme y ver que la computadora nunca se prendió y que los videos que escuchaba ya no suenan más. Nunca escuché nada en realidad, las sombras que parecían tu pasar corriendo hacia abajo que me hacían seguirte hasta el comedor nunca fueron, la patineta siempre estuvo en el mismo lugar, la raqueta en la funda, tu risa en el cajón. Pensar que te fuiste de viaje, que en cualquier momento vas a venir a golpear la ventana para entrar embarrado y lleno de viento y así feliz. Que vas a venir a revolucionar la casa, tirar la bicicleta y preguntar qué vamos a comer, guardar las carpetas, prender la tele y acostarte a dormir. Quiero verte con los ojos abiertos, quiero escucharte y que no sea mi mente simulándote quiero que seas vos, que entres a mi pieza a la mañana y verte corriendo por todos lados, que dejes todo tirado, la cama destendida, el escritorio lleno de autos y perfumes. Sabes desde aquel siete está todo tan tranquilo y ordenado en todos lados que me enferma , siendo que como dice papá, parece que es todo una película que en algún momento va a terminar y vas a estar acá. Mamá dice que es todo una mentira y nada más. Yo por mi parte intento dormirme convencida de que ya estaba durmiendo y que cuando realmente despierte no va a ser así. Me despierto, y te juro que el único deseo es seguir durmiendo y durmiendo y no saber nada de nada ni de nadie hasta que realmente se amanezca dentro de lo que éramos y que sigamos siendo lo que realmente es. O quisiera que fuera. Es que estar andando por acá así como si nada es en demasía más difícil que estar dormido. Porque por lo menos así pude soñar que me mostrabas videos, que te veía salir por la puerta. En cambio estando despierta al borde del llanto todas las noches y todos los días conteniéndome para mostrarme como un pilar en medio de tanto derrumbe, llega el quiebre donde por más que intente evitarlo se proyecta tu cuerpo de nuevo y es siempre mi mano sobre tu cabeza, mi mano sobre tu carita, mi mano desabrochándote la camisa, mi mano en tu panza, mi mano en tu cuello, en tus ojos, poniéndote la zapatilla, acariciándote el pelo por más que se llenara de sangre, sacudirte un poquito por si realmente no quedaba ni un indicio de que pudieras mirarme de nuevo una última vez. Casi veinte días y a mí me parece que fue hace un rato que mi mente intentaba abarcar la realidad que tenía en frente así tan táctil como el tener tu mano cortada, quemada, helada bien entre las mías, como si no pudiera dejarte sabiendo que en horas lo único que me quedaba de vos no iba a estar más, nada de vos está más, hasta tus cajones están vacíos veo que tu ropa está en bolsas y no entiendo. No entiendo nada y entre los tres somos nada y nos sentimos nada y no nos importa, pareciese que el dolor nos arrastra moldeándonos a su forma hundiéndonos de a poco y te juro que jamás me sentí tan ahogada y con tan pocas ganas de siquiera intentar un respiro para salir a flote. Nada que se pueda decir, o hacer, ni el arrodillarme y gritar que vuelvas, ni el esperarte constantemente ni el sacar cosas de tu pieza para ver si en algún momento venis a exigir que te las devuelva. Nada. Sentarme sobre tu cama y respirar de recuerdos, Nada. ¿Cómo se sigue así, cómo? Veni contame, vení. Un ratito nomás, te pido un ratito para un café, para que me ganes jugando a la play, para que quieras
enseñarme a andar en tu patineta, para que me pidas un partidito de vóley, para lo que quieras pero por favor volvé un ratito al menos, una tarde, una noche, lo que quieras, pero volvé y prometo acariciar un poco más el dolor y hasta intentar pararme aunque pese tanto, no te imaginas lo que es esto de la asfixia de la ausencia el querer soportar y sentirse caer, volvé porque en este momento lo único que necesito es verte escucharte tenerte acá, realmente; No doy más.
** Lo que todo sabes, o quizas no. Porque yo no sé si estarás por ahi dandome vueltas fuera de este cerebro que se acelera y te piensa y te piensa queriendo por alguna fuerza mayor a lo que quieras volver a otro siete que no sea este siete o volverte. Que ya se sabe el camino de memoria en retroceso desde el alejarse del abandono a escuchar que decían "Bety no llores, a él no le gustaba", "Mario no llores, él te va a cuidar" de todos los tuyos que quisieron decir chau, mirar hacia atrás la multitud de gente clavada como estacas entre tumbas llenas de viento con las manos entrelazadas mirándote a lo lejos cuando ya no estabas, y más atrás el viaje en la camioneta recuerdo grabado de las flores y las cintas revoltosas bailando en el auto adelante que te llevaba, y previamente el cerrarte para siempre, la oración que tu carita no me dejó escuchar porque estaba pendiente de que abrieras los ojos y nada más papá que te gritaba y aquellos que te dejaron lo último que sentían debían entregarte, las diecisiete horas sin dormir, las diecisiete horas más cortas de toda mi vida, el levantarme cada lapsos breves a verte a verte a verte a verte a verte a verte a verte a tocarte a peinarte acariciarte sentirte mirar las zapatillas casi nuevas en tus pies por yo en ese momento me veía Vida el día de hoy queriendo sin poder y te arreglé como te arreglabas y traté de dejarte como te hubieras dejado y perdón que te abroché la camisa y se te salió un botón que hoy apreto como si pudieras sentirme; Entonces caminaba de acá a allá cada tanto el disimulo cada tanto el quiebre y afuera se hacía de día y yo decía por favor no que no te voy a ver más por favor no, que se vaya el sol que se vaya el día que se vaya todo que te quedes acá, que te quedes vos, que se vaya el sueño no volví a casa me quedé a ver si de repente bostezabas y te sentabas sonámbulo sin entender nada como solías cada mañana, pero no; Entonces vuelvo al momento del hospital del no poder hacer nada, del rostro de aquellos que tanto acompañaron tanto al dolor primero, que antes esperábamos mamá en una cama papá agarrándole su mano y yo sentada en el piso, esperando, a que salieras de la sala, esperando a que alguien viniera a decir algo, esperando todo menos pensar en lo que no y vino, vino este hombre con su barbijo bajo y papá se dió vuelta, todavía esperando, deberías haberlo visto ese último segundo de espera, de su cara con un último aliento de Por favor, Por favor, y entonces este hombre le dió la mano, y ya no hubo más segundo de nada ya no hubo más nada que el retorcimiento en esto que vos por suerte no conoces, vos no sabes Vida, que antes íbamos en la camioneta del vecino camino al hospital papá estaba descalzo y mamá se había desmayado en la vereda, cuando volvió corriendo y dijo que lo tuyo era grave Vida, yo estaba en mi pieza y mamá gritó no sabes cómo, un grito que te juro me caló los huesos y casi no respiré, bajé corriendo Vida mamá tenía un ataque de llanto de histeria Vida mamá ya sabía, algo le habrás dicho al momento de fallecer porque ella no quería pero sabía, y yo estudiaba, estaba sentada en mi escritorio, con el libro abierto, vos estabas afuera. Dijiste que ibas a hacer tu tarea más tarde. Venías tan bien en la escuela que mamá te creyó y te dejó salir. Y saliste de nuevo, te fuiste a jugar. Saliste de nuevo y te fuiste a jugar. A jugar te fuiste, cerraste la puerta y te fuiste. Y ahí quiero volver y ahí quiero quedarme y ahí quiero suspender el tiempo o caducarme. Ahí, en vos, con vos, ni pedirte más que vuelvas ni decir que ya no estás. Ir, estar, quedarme permanecerte.
-Tengo un desvelo en el que sueño lo que hay en las profundidades de mí-
Sueño profundamente sueño que tengo un hermano sueño que yo tenía veinticinco años y él tenía veinte. Sueño que vivimos juntos en un departamento en Buenos Aires. Por las noches salíamos al balcón veíamos las luces altas y respirábamos del mismo aire en el mismo espacio Otras noches nos encontrábamos en algún bar de luces coloridas en algún boliche casual o salíamos a caminar y veíamos a la gente gente joven, vieja con perros, solos y reíamos y soñábamos qué haríamos de nuestras vidas. Sueño que él tenía muchos amigos y que yo me quejaba a veces sueño que nos peleábamos y nos abrazábamos sueño que él me abrazaba que yo lo abrazaba Sueño que no lo decíamos
pero no había momento en el que no pudiéramos no amarnos. Sueño que en julio íbamos de vacaciones a Río Grande sueño que la nieve nos mojaba los pies que nos quedábamos hablando hasta tarde tomando café mientras yo leía algún libro y él miraba televisión. Sueño que por las tardes íbamos juntos al mar Sueño que nos tomábamos la mano y empezábamos a caminar sin pensar a dónde nos adentrábamos en el mar nuestras sombras quedaban muy atrás y se fundían en las olas. Sueño que nuestros cuerpos se hundían desaparecían en el ocaso. Sueño que estamos durmiendo que en alguna otra realidad un poco menos triste todo esto es posible y está ocurriendo.
Mi hijo Tu peluquita, castaño claro, despeinado. Tus ojos, grandes y oscuros. Tu naríz, perfecta. Tus paletas, algunas con erosiones. Tu sonrisa, siempre presente. Tu cuerpo, flaco. Tus extremidades, delgadas pero firmes. Tus dedos, largos. Tus uñas, largas. Tu estado, de felicidad. Tu vida, alegre. Tu corazón, grande, grande, grande. Tu alma, pura.
28 de febrero de 2012, 02.30 am Mario Vallone
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Cada palabra está dedicada a mi Hermano, Gianluca Vallone, quien se desprendió de su Vidita física el día 7 de noviembre de 2010 en un accidente automovilístico a los doce años de edad. Quiero decir que me duele la vida, que si bien me desbordo de amor todos los días, la necesidad de que éste llegue al cuerpito es constante y desespera. Quiero decir que la vida es una herida que se abre a cada instante y aunque se intente acariciarla, la ausencia pesa y el dolor arrastra. Quiero decir que hay que amar, todo el tiempo, todos los días, todo lo que se pueda, abrazarlo todo, amarlo todo, amar sobre todo en vida, porque es entonces cuando nos es posible entregarnos y recibirnos. Que el tiempo en el que transcurren los vínculos es lo único certero. Que el amor es la única pureza que perdura más allá de las cosas.
Priscila Vallone
Grabado de tapa: Maximiliano López
Fotos: Gabi Kun