ESCUELA ARTES SOMÁTICAS APLICADAS ASA® TALLER CONTINUO DE APRENDIZAJE EN ARTES SOMÁTICAS APLICADAS Marzo – Junio 2005
EL VIAJE CURATIVO: NOTAS DESDE LA HAMACA “Reflexiones Sobre las Artes Somáticas Aplicadas” Tomás Rouzer Pucallpa, Perú. Febrero 2005
El mundo moderno está cada vez más acelerado y bullicioso. Los seres humanos son cada vez más como hormigas y menos libres. El mundo interior es territorio ignorado, temido, desconocido. La enfermedad y la negatividad que predominan en nuestros medios masivos de comunicación son sólo el reflejo del psique colectivo que todos llevamos adentro. Surge en los últimos años una búsqueda de salud integral-mental, corporal y espiritual. ¿Es posible vivir nuestras vidas con más plenitud? ¿Podemos volver a ser libres en medio de un mundo donde reinan el control y el miedo? ¿Podemos conocer y expresar nuestro mundo interior de una forma más placentera y creativa? Sabemos que sí. Han aparecido innumerables escuelas, métodos y técnicas que parecen tener la clave, la respuesta para resolver los males del mundo. Sin embargo, sabemos que la vida es mucho más compleja que las respuestas que damos para intentar explicarla. Después de años de trabajo con grupos, individuos y organizaciones en el Perú, un grupo de nosotros hemos formado la Escuela de Artes Somáticas Aplicadas. No pretendo hacer propaganda. Pueden hacerlo por ellos mismos. Lo que quiero rescatar es que es posible enseñar y aprender de forma sistemática, a partir del cuerpo mismo, una serie de herramientas innatas en todos nosotros que pueden ayudarnos a ser más sanos, más despiertos, más libres en nuestras vidas. Son herramientas naturales y sencillas que todos poseemos pero que nunca nos enseñaron a desarrollar. No conducen a una vida perfecta ni siempre alegre. No resuelven los grandes dilemas de la vida. Son recursos que nos ayudan a mantenernos centrados, sanos, abiertos y creativos en los buenos y dificultosos momentos de nuestras vidas. Acá quiero ofrecer algo de los aprendizajes en el camino. Como siempre, como en libros y cursos de esta naturaleza, hay muchas técnicas por explorar. Hay suficientes semillas en este material para hacer crecer un jardín tropical dentro de ti. Te voy a poner la mesa y decidirás, querido lector, lo que quieres servir en tu plato. En algunos momentos habrá una explicación detallada como recetario de cómo usar una herramienta. En otras ocasiones te daré una lista de sugerencias para explorar libremente a tu manera. Vamos a entrar por unos momentos en cuatro grandes reinos, cada uno vasto y complejo en sí, y a la vez profundamente interconectados entre sí. Somos uno. Acá por razones didácticas vamos a desglosar las partes para poder volver a integrarlas en la danza de nuestras vidas.
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Al acercarnos al reino corporal investigaremos plenitud de conciencia, sensación corporal interior, la respiración, la postura, el movimiento y las emociones corporales. Al entrar en el reino de las emociones volveremos a mirar a la plenitud de conciencia y la sensación corporal interior desde este ángulo. Investigaremos los sentimientos y su expresión, habilidades comunicacionales. El contacto con y la expresión de un corazón abierto son elementos importantes y nos acercaremos una vez más a la expresión artística de nuestras emociones a través de diversos campos creativos. Nos acercaremos al reino mental a través de las páginas de la mañana y la cita del artista, la caminata, la escucha profunda y la meditación. Y en el reino espiritual veremos cómo la naturaleza nos habla, trabajaremos con nuestros poderes de observación, escuchando a nuestra intuición. Nos conectaremos con nuestro espíritu a través de la creatividad y la improvisación. Acá en este material tocaremos con pinceladas el milagro de nuestra existencia como seres humanos. Saborearemos un poco la gran variedad de recursos que tenemos para ser más humanos. Escucharemos a nuestra propia voz en medio de tantas voces externas e internas. Tocaremos con asombro, misterio y gratitud la elevada esencia de nuestro ser. No voy a seguir tratando de justificar este material que es un arte al mundo científico. Lo que encontrarás acá funciona. Son habilidades milenarias que vamos desenterrando de nuevo. Hay muchas razones por las cuales funcionan. Diría para terminar esta introducción que la imaginación, la creatividad, el juego y la exploración de tu propia experiencia, con fe y curiosidad, son los pilares de las Artes Somáticas Aplicadas. CENTRACIÓN Y PLENITUD DE CONCIENCIA Comienzo este viaje centrándome. Traigo mi atención hacia mí mismo, quitando mi punto focal del afuera para dirigirlo hacia adentro. ¿Cómo estoy en este momento de mi vida? Cierro los ojos parta quitar las distracciones externas y poder sentir las sensaciones internas. Si estoy de pie, y puedo, quito los zapatos para estar descalzo y reviso las partes de mi cuerpo sin cambiar nada. Aprendo a aceptarme tal cuál estoy. ¿Cómo hacen contacto con el piso mis pies? ¿Un pie pisa más pesadamente que otro? ¿Los dos presionan por igual? ¿Pongo más apoyo en una pierna que otra? ¿Las rodillas están sueltas o apretadas? ¿Cómo llevo mi pelvis y hay tensión allí? ¿Mi abdomen/vientre está suave o contraído? ¿Cuánto movimiento de mi respiración puedo sentir en mi caja torácica? ¿Mis brazos simplemente cuelgan o están apretados de alguna forma? ¿Cómo llevo mis hombros? ¿Están subidos, empujados adelante o atrás? ¿Cómo llevo mi cabeza encima del cuello? ¿Arriba, adelante, ladeada hacia un costado? ¿Qué siento en mi mandíbula, mejillas, ojos y párpados? Al revisar mi cuerpo así, lenta y pausadamente comienzo a sentir más quietud y tranquilidad. Ahora que me he dado cuenta de lo que siento, comienzo a relajarme, soltando tensiones, toxinas, malestares, preocupaciones.
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Esta vez uso la imagen de suavizarme, derretirme desde la cabeza hasta los pies mientras me mantengo de pie sin colapsarme. Comienzo con el cuero cabelludo, inspirando y llenándolo con aire en mi imaginación. Al espirar suavizo y suelto. Paso a la frente y hago lo mismo. Los párpados, los ojos, las mejillas y así, sucesivamente, con todas las partes de mi cabeza y cara. Luego bajo por los hombros a los brazos a las manos, imaginando que puedo abrir los dedos y dejar fluir afuera la tensión y el cansancio. Vuelvo a la nuca y bajo por la parte dorsal del cuelo, la espalda alta y entre los omóplatos, la media espalda, espalda baja, glúteos, detrás de los muslos, rodillas y pantorrillas hasta llegar a los talones, inspirando y llenando con aire, espirando y suavizando, soltando. Luego bajo por la parte frontal del cuerpo desde el pecho al abdomen hasta el fondo de la pelvis, soltando, derritiendo. A estas alturas es probable que he ampliado mi consciencia y puedo escuchar los sonidos alrededor de mí con nitidez. Tengo consciencia de la ropa que llevo y las brisas que acarician las partes descubiertas de mi piel. Huelo los olores en el aire. Tengo consciencia de los sabores en mi boca. Y si abro los ojos suavemente con una inspiración, imaginándolos como imanes que atraen hacia sí lo que entra en vez de focalizar duramente, puedo observar cómo incrementa la luminosidad en la vista y la brillantez de los colores. Estoy presente en este lugar en el cuál me encuentro. Para averiguar si estoy en equilibrio entre el arraigo y el vuelo, con los ojos cerrados, lentamente con la inspiración levanto los dos brazos extendidos frente a mí y sigo elevándolos hacia el techo/cielo con la inspiración. Lentamente con la espiración bajo los brazos como si estuvieran flotando encima del aire. Lo hago muchas veces, cada vez más lentamente, sintiendo el efecto de este movimiento básico en todo mi cuerpo. Exploro con curiosidad para saber cómo afecta a mis pies hasta mi columna hasta mi cabeza. Continúo hasta sentir que estoy alineado en un eje central y que estoy en contacto conmigo mismo. Me quedo de pie con los brazos relajados a mi costado y con todo el cuerpo erguido y suelto. Comienzo a mecerme de forma liviana y sutil, adelante y atrás, con el peso hacia la parte frontal de los pies, moviéndolo hacia los talones, adelante y atrás con la respiración, sintiendo cómo los músculos se contraen y se sueltan. Lo hago prestando atención de nuevo a las partes de mi cuerpo, adelante y atrás, en movimiento constante, conscientemente, respirando y atendiéndome. Luego me detengo y presto atención a las sensaciones corporales que surgen y gozo del resultado de mi esfuerzo, sin moverme. Vivo mi vida a través de mi cuerpo. Cuando tengo más consciencia de mi cuerpo así, estoy más presente en mi vida. Vivo más plenamente. LA RESPIRACIÓN Mi respiración es ancla y espejo. Cuando estoy perdido, atascado, confundido o lleno de emoción, lo que me conecta con mí aquí y ahora físico es mi respiración. Siempre me devuelve a mí mismo cuando la hago consciente. Es espejo de cómo me encuentro de momento. ¿Inspiro más que espiro o al 3
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inverso? ¿Doy más que recibo? ¿Tengo pausas en mi vida? ¿Apenas respiro o tomo grandes sorbos de aire de forma libre y abierta? ¿Estoy viviendo mi vida así? La respiración es a su vez una función consciente e inconsciente. ¡Seguir respirando en medio de mi movimiento cotidiano es esencial para la salud! Para explorar mi respiración comienzo con mi cuerpo echado en el piso, boca arriba. Cierro mis ojos para poder concentrarme hacia mi interior y simplemente observo cómo respiro. ¿Su ritmo es parejo o disparejo? ¿Rápido o lento? ¿Fluido o entrecortado? ¿Dónde la siento? ¿En mis fosas nasales? ¿La garganta? ¿El pecho? ¿El abdomen? ¿Los costados? ¿La espalda? ¿Hay pausas en mi respiración? ¿Es más fácil para mí inspirar o espirar? ¿Cómo la siento ahora al haberla prestado atención? ¿Algo se ha modificado? Por lo general, cuando yo pongo mi atención en algo, hay un cambio. Hay más consciencia de lo que hay, y si acepto lo que hay, algo en mí se relaja y surgen los cambios. Si coloco una mano en el pecho y otra en el abdomen, pronto sentiré más movimiento en el abdomen y el pecho apenas mueve. Al inspirar inflo el abdomen como un globo, con calma, y siento como el aire entra un poco en la parte superior de la caja torácica. Al espirar, suelto todo y al final puedo jalar suavemente el ombligo hacia adentro hacia la columna. Esto crea mayor vacío que permite entrar más aire la próxima vez que inspiro. Volteo a un costado y me siento con las piernas cruzadas frente a mí, si me resulta una posición cómoda. Hay muchas formas de aprender a soltar la respiración para que sea más libre, relajada y adaptable a las circunstancias vividas de momento a momento. Una forma que me gusta es poner la palma de la mano derecha en el lado izquierdo del pecho. Doy palmeadas, pequeños golpes vibratorios al lado izquierdo del pecho entre el esternón (sin golpearlo ni tocarlo) y la clavícula y el pezón y el hombro. En este espacio doy palmeadas durante un minuto o dos mientras siga respirando. Luego lo dejo y respiro normalmente, gozando de los resultados de mi esfuerzo. Cambio las manos y hago palmeadas al lado derecho del pecho con la mano izquierda. Sigo el mismo procedimiento. También después, descanso y disfruto de las sensaciones que surgen. Luego coloco la palma de la mano derecho encima del hombro izquierdo y hago palmeadas encima del hombro desde la base del cuello hacia el filo de la articulación del hombro con el brazo, ida y vuelta, durante un minuto o dos. Descanso con el resultado. Luego coloco la mano izquierda en el hombro derecho y hago lo mismo, cuidando de no golpear el cuello sino el hombro. Luego descanso para sentir los resultados. Coloco la mano derecha en mi costado izquierdo debajo de la axila. Palmeo con pequeños golpes todo el costado izquierdo desde la axila hasta donde terminan las costillas, ida y vuelta muchas veces. Luego descanso para sentir los resultados de mi esfuerzo. Cambio al otro lado con la mano izquierdo debajo de la axila derecha y palmeo el costado de la misma forma. Acá viene la parte más difícil. Coloco la mano derecha sobre el hombro derecho descansando la palma de la mano en el omóplato derecho superior y 4
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torciendo el cuerpo un poco coloco la palma de la mano izquierda en la parte baja del omóplato derecho y hago un golpeo suave con las dos manos, tratando de alcanzar el lado derecho de la espalda, siguiendo el contorno de la caja torácica. Descanso y luego hago al revés con las manos en el lado izquierdo de la espalda y la caja torácica. (Si tengo a alguien cerca, a veces les pido ayudarme con esta parte del ejercicio pero que golpeen con suavidad.) Al terminar, simplemente siento el placer de respirar. Casi no la puedo sentir, lo cual significa que está libre de tensiones, fluyendo sin trabas. A veces termino prestando atención a la espiración, imaginando que fluye afuera sin dificultad por un gran tubo, soltándola, libremente, sin esfuerzo. CANALES DE PERCEPCIÓN Cuando presto atención a los canales de percepción, los agudizo. Si presto atención a lo que escucho, logro escuchar más. Si presto atención a mi forma de ver, puedo mejorar la visión. Decido comenzar con los ojos. Primero para descansarlos, relajarlos, los cierro y froto mis manos, calentándolas. Las coloco como copas sobre mis ojos para quitar la luz, y no presionarlos. Pongo la parte de la palma sobre los ojos, sintiendo su calor y buscando ver negro, como si estuviera dentro de una cueva sin poder ver nada. Después de un minuto más o menos, lentamente quito las manos, observando cómo va entrando la sensación de luz y color. Con los ojos todavía cerrados y en posición de estar sentado frente a una pared, abro los ojos lenta y suavemente. Moviéndolos lentamente, sin sobresaltos, miro hacia arriba y abajo varias veces, buscando fluidez y un movimiento parejo. Fricciono las manos y palmeo los ojos. Luego, quito las manos y muevo los ojos lentamente, sin sobresaltos, de la derecha a la izquierda, muchas veces, los ojos suaves, sin mover la cabeza. Luego las palmeo. Abro los ojos, los muevo a la derecha y desde la derecha alzo la vista hacia arriba y bajo hacia la izquierda y de regreso en una suerte de semicírculo de ida y vuelta, moviéndolos lentamente, buscando un movimiento parejo y fluido. Luego, palmeo los ojos. Abro los ojos y hago el semicírculo hacia abajo, moviendo los ojos desde la izquierda hacia abajo y subiendo por la derecha y de regreso. Palmeo los ojos después. Y por fin abro los ojos y los muevo en grandes círculos en una dirección y luego en otra, cuidando siempre de buscar fluidez y movimiento parejo sin sobresaltos. Palmeo los ojos, quito las manos y observo cómo los siento ya en sus órbitas. Imaginando que los ojos son como imanes, los voy a abrir suavemente con una de mis inspiraciones y como modo de entrenamiento, voy a dejar entrar a mi campo visual el color rojo. O por ejemplo, observo todos los círculos en el lugar, o las líneas horizontales, o las líneas verticales. Es jugar con lo que veo y cómo. Escojo un objeto y con los ojos suaves y receptivos lo miro. No focalizo en él tratando de ver detalles. Más bien me abro y dejo que el objeto poco a poco entre en mí, revelando sus detalles lentamente, con los ojos receptivos y suaves. De la misma forma puedo jugar con los oídos. Trato de relajar las orejas. A veces hago un masaje de las orejas y luego pongo los dedos indicadores en los huecos y hago una vibración por un minuto o más. Luego con los ojos cerrados 5
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escucho los sonidos más cercanos y voy abriendo a los sonidos más lejanos hasta poder escuchar con estas diferentes distancias y luego todos a la vez. Y desde el sonido más distante poco a poco, regreso al sonido más cercano. Tarareo o hago un sonido y lo escucho y lo siento dentro de mí. O focalizo en un solo sonido, poco a poco percibiendo otros sonidos dentro del sonido. A pesar de ser el olfato uno de nuestros sentidos más primarios, lo usamos infrecuentemente. Inspirar y abrir las fosas nasales para ingerir los olores hoy en día es muchas veces llenarse de la contaminación de la ciudad. No respiramos con la libre profundidad que requiere el olfato. Un ejercicio que practico de vez en cuando es inspirar como aspiradora para oler la comida, la ropa, los productos que uso y espirar con calma. Puedo inspirar en pequeños golpes de aire o de una sola bocanada. Las dos formas dan resultados diferentes. Hay una influencia directa en la boca y la lengua, especialmente si huelo comida. El saboreo es una función compleja que utiliza los ojos, el olfato, los labios, la lengua, los dientes, la mandíbula entre otros componentes del sistema digestivo. Si me apuro en mi saboreo, es una indicación de cómo saboreo la vida también. Una de las formas que utilizo para bajar de velocidad y comer es elegir una fruta, separar una hora sin interrupciones, y comer la fruta, pedazo por pedazo, prestando atención a todos los detalles que surgen. Es una exploración sumamente interesante e iluminador. El tacto, la sensibilidad propioceptiva, es un sentido esencial. Me pone en contacto conmigo mismo y mi medio ambiente. Me devuelve a la realidad de mi ser orgánico. Observo la postura en la cual me encuentro en este momento. De qué me doy cuenta? Probablemente lo que va a surgir es el contacto con la superficie sobre la cual ubico mi cuerpo. Si presto atención a este fenómeno de ¿cuáles son las partes que empujan y se elevan de esta superficie?, es probable que haré ajustes para sentir más comodidad. Después, puedo prestar atención a los lugares en mi cuerpo que siento como tensos, cerrados, apretados. Puedo sentir la ropa en mi cuerpo. Y si coloco una o dos manos en el lugar tenso, eventualmente sentiré calor u otra sensación, me daré cuenta de las sensaciones que surgen y algo se relajará. Es tacto es básico para mantener sano al cuerpo. SENSACIÓN CORPORAL INTERIOR Hay una herramienta tan poderosa en el trabajo corporal y las artes somáticas y sin embargo, no nos permitimos usarla por más de 30 segundos. Me refiero a la sensación corporal interior. Por lo general, es algo que ocurre con todos nosotros pero demasiadas veces no le hacemos caso y por ende, sufrimos o nos conflictuamos. Si sentimos una emoción que nos gusta o que nos es familiar, nos permitimos admitirla en nuestra vida. Pero si es una emoción que consideramos negativa, la resistimos, no queremos sentirla y nos sentimos mal. La sensación corporal interior es lo más profundo e individual dentro de cada uno de nosotros. Cuando nos movemos, hay una sensación corporal interior acompañante. Lo mismo ocurre con nuestro ser cognitivo con los 6
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pensamientos y las creencias básicas que nos mueven en la vida. Los sentidos van acompañados por la sensación corporal interior y las emociones también. Es como un sexto sentido. Todas las escuelas psicológicas y filosóficas de una forma u otra nos aconsejan permitirnos sentir lo que sentimos. Nuestra tendencia de poner etiquetas y juicios a lo que sentimos nos limita. La sensación corporal interior, si atendida, cambia de momento a momento. Es la manifestación de la vida moviéndose energéticamente dentro de nosotros. Cuando prestamos atención a lo que sentimos como manifestación corporal detrás de la idea o la emoción, algo cambia en nosotros, algo se mueve. Parecería que por diferentes razones e historias personales, muchas personas tienen dificultad de permitirse sentir y expresar su rabia, tristeza, miedo y gozo. Como estamos acostumbrados a pelearnos con nosotros mismos, tratando de controlar lo que nos es permitido sentir, pensar, hacer, la mayoría de nosotros llevamos encima y adentro muchas restricciones, autocensuras y juicios. La energía vital que puede moverse libremente a través de esta flauta que somos, siendo tocados por la vida, se atasca, se acumula y se convierte en un tipo de nudo psico-corporal. Este nudo no permite el libre flujo de la vida en nosotros y como laguna con su represa, acumula imágenes, recuerdos, historias, relaciones, etc. Y muy profundamente dentro de nosotros nos sentimos disminuidos en vitalidad, atrapados en un malestar que no podemos controlar y nos bombardeamos con preguntas, dudas, incertidumbres y buscamos la causa de todo esto en situaciones externas. Hablamos con otros sobre nuestro dilema, quizás, y nos sentimos aliviados en parte. Pero algo queda. Lo guardamos en nuestro sótano interior al ignorarlo o lo tratamos con pastillas y otras paliativas. Y poco a poco esta parte nuestra se convierte en un monstruo, algo que tememos. Y decimos, “no quiero tocar este asunto” La solución es demasiada sencillapermitirnos sentir lo que sentimos, sin juicio ni remordimiento. Al abrir el caño de agua estancada, sale el agua tóxica antes del agua limpia. Hay que dejar abierto el caño para permitir ocurrir la limpieza. EL APRENDIZAJE DE LA SENSACIÓN CORPORAL INTERIOR El aprendizaje de prestar atención a la sensación corporal interior es difícil para muchas personas porque les pone en contacto con lo que realmente, literalmente, sienten versus lo que creen que deben sentir. Poner su atención hacia adentro a las sensaciones corporales interiores tiene varios requisitos básicos que al principio son complicados para muchos: entrar en una consciencia plena, escuchar hacia adentro, poder concentrarse en lo que surge y quedarse con la sensación, tal como se presente, sin cambiarla. La única cosa que pedimos a veces es ampliar la sensación para estudiarla con más atención a los detalles. Lo más difícil para todos es confiar en el proceso mismo y tener fe que el cuerpo puede autoregularse. El hecho de poner nuestra atención en la sensación corporal interior producirá un cambio, la energía atascada se liberará pero requiere interés, acogida y tiempo. Cuando alguien me dice que siente algo extraño adentro, le sugiero quedarse con la sensación. Y tratar de describírmela. A veces hace movimientos o sonidos para expresar la sensación, a veces imágenes, a veces surge un recuerdo. Todo que 7
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expresa de una forma u otra está en el nudo energético que produce la sensación. Volvemos a la sensación corporal vez tras vez. Puede desaparecer y mover a otra parte del cuerpo. Allí seguimos su ruta con fascinación o quedamos en el lugar original que se despeja y se llena rítmicamente. Muchas veces hay una sensación y un sentimiento de alivio, cambio, sorpresa después de seguir a la sensación corporal interior. ¡Algo se sana y se abre en nosotros! Pongo mi atención dentro de mí en la zona entre mis cejas y mi hueso público. Respiro, prestando atención a cómo la siento. Después de unos minutos estoy en contacto sensible con mis adentros. Espero sin focalizar en nada en especial. ¿Desde dónde surgirá una sensación interior que me llamará la atención? Surge una sensación indefinida entre mi garganta y el pecho alto. Descanso mi atención allí con curiosidad y apertura. ¿Qué hay? Trato de aumentar la sensación un poquito y sigo respirando. Noto que la sensación es de una presión desde afuera, más en el pecho alto que la garganta. Aumento más para estudiar los detalles. Es como si la presión adentro va desde arriba hacia abajo como un tapón sobre un tubo o una tapa sobre una olla. Al mantener mi atención allí, poco a poco la presión disminuye. Y entra una luminosidad. No trato de analizar ni entender. Sólo sigo el proceso. La sensación va y viene. Mi corazón se acelera. Se calma. Entra una resistencia momentánea disfrazada como tener sueño. Si duermo, vuelvo a poner mi atención en este mismo lugar para sentir lo que está ocurriendo. La sensación ahora es una de la garganta algo cerrada. De nuevo pongo mi atención en la garganta y pecho alto, sintiendo lo que hay, matices. Siento una pulsación y algo de calor en esta zona. Sale un suspiro. Surgen imágenes, conversaciones, caras de personas. Sigo con la zona y vuelvo a las sensaciones corporales allí. Todo está tranquilo allí ya. Está despejada. El aire entra y sale libremente. Podría seguir aún más si quisiera. No trato de entender ni analizar. La sensación se ha abierto a algo nuevo. Hay más tranquilidad y estoy más conectado, presente. Sigue con tu propio proceso. Date tiempo para ti. MOVIMIENTO Quiero hablar acerca del movimiento. Hay tantos tipos por explorar y cada uno nos revela algo acerca de nosotros mismos, agrega información a nuestro sistema comunicaional interior de la organización de experiencias complejas y ayuda a nuestro organismo a autoregularse. En vez de pelear contra un tic o gesto que me encuentro repitiendo con frecuencia, lo vuelvo a repetir lenta y frecuentemente, observando lo que surge en cuanto a pensamientos, sentimientos, imágenes, recuerdos, sensaciones corporales interiores, otros movimientos espontáneos. Puedo seguir lo que surge y meterme más o puedo quedarme con el estímulo real. Supongamos que hago un gesto de agarrar el lóbulo de mi oreja al escucharte hablarme. Al hacerlo lentamente tengo la sensación de abrir la oreja más para escucharte mejor. O tal vez lo siento como un jalón de orejas lo que me dices o que me visualizo jalándote las orejas. Me puede provocar un recuerdo de un jalón de orejas que recibí en mi vida y el resentimiento por no ser escuchado o comprendido. ¿Ves? Hay mucha 8
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información de un simple gesto y cada una de estas avenidas podría ser explorada. O podrías simplemente quedar con la acción de jalar la oreja y prestar atención a la mano y los dedos, el brazo y el hombre, la cabeza y la oreja y tomarlo como un micromovimiento para ser explorado a detalle. En el trabajo con los micromovimientos, queremos bajar el ruido del esfuerzo y aprender a prestar atención a lo que hacemos y cómo. Cuando sabemos lo que hacemos, podemos hacer lo que queremos hacer. El micromovimiento nos abre a una amplia gama de posibilidades en nuestras acciones y por ende, nos libera con más opciones que el simple hábito automático. Nos hacemos conscientes de lo que hacemos y a través de la organización senso-motora del sistema nervioso, corregimos y mejoramos patrones de fluidez y eficiencia donde antes sólo hubo caos. Me siento frente a la computadora y observo cómo, a los minutos, mi cabeza comienza a moverse hacia delante como si estuviera siendo absorbida por la máquina y mi espalda en encorva. A la media hora ya siento cansancio y noto que mi respiración es superficial y con poco movimiento. Me detengo, cierro los ojos y siento dentro de mí. Me enderezo sin rigidizarme. Al espirar, inclino mi cabeza y cara hacia abajo, y al inspirar inclino mi cabeza hacia atrás y miro hacia el techo. Observo cómo afecta el movimiento de mi columna. Si arqueo la espalda baja hacia delante, empujando el estómago hacia fuera cuando miro hacia arriba con la inspiración, voy a sentir que más de mi cuerpo está involucrado con el movimiento. Si al espirar redondeo la espalda baja hacia atrás y hundo el abdomen hacia la columna, formando un tipo de rueda cuando miro hacia abajo, comienzo a sentir como todo el cuerpo se involucre con el movimiento de la cabeza. Luego si sigo con los dos movimientos con la respiración y los hago de una forma fluida y dentro de límites de comodidad, sin mover a mis extremos sino en una zona intermedia sin esfuerzo, al poco rato comienzo a sentir el movimiento como fluido y armónico en todo el cuerpo. Dos o tres minutos de este movimiento frente a la computadora con los ojos cerrados me refresca, quita tensiones…y me hace más consciente de lo que hago. Me vuelvo más atento a mi forma de sentarme y sentirme. Otra vertiente del movimiento es echarnos en el piso y simplemente seguir el proceso creativo del cuerpo. ¿Qué quiere decir? Quizás al echarme siento una tensión en el cuello y comienzo a rodar la cabeza a la derecha y la izquierda. Sigo el movimiento con consciencia y descanso. De repente me doy cuenta que estiro los dedos del pie derecho y lo hago conscientemente varias veces y descanso. Tengo ganas de doblar las piernas y lo hago. La idea es seguir lo que surge del cuerpo, repetirlo lentamente con atención hasta que cambie a otra cosa. Es una manera deliciosa de seguir el proceso de autorregulación del cuerpo a través del movimiento libre. Otra forma de jugar con el movimiento para la salud es darnos cuenta de cómo nos estamos sintiendo y permitirnos expresarlo a través del movimiento. Si nos sentimos cohibidos o reprimidos, comenzamos con el movimiento en las manos. Luego agregamos los brazos y luego las piernas y por fin la cabeza y el
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torso-es decir vamos ampliando el movimiento hasta darle libre expresión. Generalmente nos sentimos mejor después. EMOCIONES CORPORALES Las emociones son patrones de energía y pueden ser sentidas en el cuerpo. No hay fórmulas escritas en piedra pero muchos de los centros energéticos del cuerpo manifiestan las emociones. Por ejemplo, muchas personas pueden sentir la cólera en sus hombros y mandíbula. La tristeza se manifiesta en los ojos, la garganta y el pecho. El miedo reside en el abdomen. El placer invade todo el cuerpo con calor. Muchas veces sentimos algo pero no estamos seguros qué es. Nuestro cuerpo es un maravilloso barómetro y nos da mucha información si le prestamos atención. Y otro aspecto interesante es que la rabia está encima de la pena y la añoranza que están encima del miedo. Para muchísimas personas les resulta muy difícil admitir a ellos mismos y a otros que sienten miedo y permitirse sentirlo. Defendemos contra el miedo con tristeza y rabia. Claro que hay muchas otras emociones pero estas cuatro (rabia, tristeza, miedo y gozo) parecen ser universalmente difíciles de manejar. ¿Por qué no nos permitimos sentir lo que sentimos y al contrario, luchamos en su contra? En algún momento de nuestro desarrollo aprendimos que no era aceptable sentir estas emociones y expresarlas. Las reprimimos, defendiéndonos contra ellas y por ende, la energía emocional se atasca, se aumenta. Sentimos terror de desaparecer si expresamos la emoción, tratando de controlarla. La solución, por supuesto, es permitirnos sentir lo que sentimos. Para muchos es demasiado directo, es demasiado difícil. Mejor no sentir y desde allí muchas personas se anestesian para no sentir. El dilema es que la energía de las emociones no asumidas y expresadas no desaparece. Se convierte en algo más grande como monstruos en el sótano y tenemos miedo de abrir la puerta y ser anulados por ellos. A solución, entonces, es permitirnos sentir lo que sentimos y expresarlo con consciencia y libertad. Como la emoción se manifiesta a nivel corporal, podemos acercarnos a ella a través de la sensación corporal interior. Nuestra intención será aquella de desatascar la energía emocional para que circule o que se mueva hacia fuera. Una vez que comenzamos a expresar una emoción es como abrir el caño cerrado y dejar salir el agua estancada y luego el agua fresca. Siento un nudo en la garganta y presión en mis ojos y pecho. Pongo mi atención allí y trato de aumentar un poco las sensaciones para estudiarlas. El pecho oprimido es lo que más me llama la atención. La presión viene de frente desde afuera. Es como un bloque sólido en el centro del pecho. Surgen imágenes de recientes pérdidas, pero mantengo mi atención en las sensaciones físicas de la emoción. Poder sentir lo que estoy sintiendo al nivel energético es quizás más importante que la expresión catártica de la misma. Mis ojos se humedecen y la mandíbula comienza a temblar y la respiración se agita. Algo se disuelve en el pecho, suspiro hondo y me distraigo en estímulos externos. Vuelvo al cuerpo y hay algo más liviano en el pecho y surge un sueño de una persona que ganó un concurso de danza con trampa, una 10
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municipalidad que se quedó sin fondos y que no va a pagar sus deudas a sus trabajadores, y un arreglo económico con un taxista amigo para ir a mi sitio por más dinero de lo que tengo. Vuelvo a la sensación corporal. Puedo respirar más hondo con más libertad. La sensación sube a mi cuello que siento como estrangulado. Puedo pensar inmediatamente en varias personas que quisiera “estrangular”, “callar”. Vuelvo a la sensación corporal y siento un leve dolor en la garganta. Estoy adolorido, me digo. Observo mi postura y trato de acomodarme más. Y puedo seguir así por el tiempo que quiera. Ya tengo información acerca de estas sensaciones, ya algo se ha desenredado de este nudo emocional y tengo más claridad de lo que siento allí. La idea es quedarnos con lo que surge, no tratar de controlar. Es permitirnos entrar en el caos y el enredo, sentirlo y darnos cuenta que allí detrás de los nudos, hay un vasto espacio tranquilo y amplio que es nuestra esencia donde todo está bien siempre. Y entregarnos a nuestra esencia es volver a conectarnos con lo que somos-energía condensada y nuestras emociones son manifestaciones de energía condensada dentro de nosotros. Todo es lo mismoenergía. EXPRESIÓN CREATIVA Tenemos vista, olfato, gusto, tacto, oído y sensación corporal interior como herramientas corporales para sobrevivir como organismos y para expresar nuestras vivencias de forma creativa. Caminamos hacia adelante en la vida, acumulando y puliendo experiencias. La capacidad de crear nuestros rumbos reside en cada uno de nosotros. Nos cerramos en miedo y creamos estructuras de supuesta seguridad, anticipando y controlando, por el temor de perder lo que tenemos o desaparecer. O podemos abrirnos a la vida como amor que es nuestra esencia sin controlar el resultado y simplemente ser parte del flujo de la vida en un proceso creativo sin fin. Nos dejamos llevar con apertura sin saber qué pasará, dependiendo de nuestros sentidos para apoyarnos. O tratamos de planificar y controlar lo que sucederá aunque en el fondo sabemos que lo que planificamos nunca sale exactamente como el plan. Nos identificamos con lo planteado en vez del resultado. Si nuestros sentidos son los canales de nuestra creatividad, entonces entran otras vertientes como impulsos, intuiciones, corazonadas que tomamos en cuenta además de nuestras emociones. Todo esto se registra a nivel corporal. Podemos tomar este registro y expresarlo o podemos ignorarlo. Todos somos artistas. Todos tenemos la capacidad de crear. Pero demasiadas personas niegan esta posibilidad al decir: “No sé cómo hacerlo.” Hace años se me iluminó un amigo cuando me contó de un profesor suyo en las artes que venía a sus clases y decía a sus alumnos: “Sólo tengo una lección que decirles y facilitarles. Sigue el proceso que se va abriendo. Métete y el proceso mismo te enseñará.” Entendí que esto significaba que aprendemos de la experiencia misma. ¿Quieres dibujar? Dibuja. Todos los días haz un dibujo y se irán evolucionando por sí solo. Puedes buscar ayuda técnica pero el proceso de expresarte se irá revelando en lo que produces en el proceso. ¿Quieres tocar un instrumento? Agarra el instrumento como si fuera una extensión tuya 11
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y comienza a jugar a solas y con otros. Poco a poco el instrumento y el proceso creativo te enseñarán a no tener miedo, encontrar tu estilo y evolucionar. Atraerás a quiénes te puedan ayudar y el proceso continúa como habilidad y como expresión creativa. ¿Quieres danzar? Comienza a mover tu pie o tu mano y agrega poco a poco más partes hasta sentir que todo tu ser está danzando. Agrega música, emociones, imágenes y suéltate al proceso creativo que será siempre nuevo, día a día, y poco a poco irás evolucionando, especialmente si agregas disciplina y corazón a lo que hagas. ¿Quieres esculpir? Agarra arcilla, juega con ella, deja que ella te enseñe cómo expresarte a través de ella y el proceso creativo te sorprenderá con lo que va revelándose. ¿Quieres escribir? Escribe un poquito todos los días y déjate llevar sin juicio ni crítica a lo que expresa tu ser creativo. El censor gramatical puede entrar después. Pero por el momento simplemente escribe lo que te salga sin pensar mucho. ¿Quieres narrar historias? Agarra una grabadora y comienza a contar un cuento inventado sin pensarlo mucho y día tras día la historia evoluciona y toma su propia forma. Luego practica con otros y el proceso creativo se revelará. ¿Quieres cantar? Canta primero con sonidos y da rienda suelta a tu voz, escuchándote. Luego con la práctica surgirán palabras y sigues improvisando, creando tu propio canto y no imitando el canto de otros solamente. ¿Quieres actuar? Crea pequeñas escenas de 5 minutos improvisados donde entras en un espacio y haces alguna actividad cotidiana pero como obra de arte. Poco a poco irás puliendo tu capacidad de condensar muchos significados y emociones en un espacio dramático de tu creación. ¿Quieres cocinar? Cocina sin receta, juega y prueba. Te sorprenderás de las combinaciones creadas y de su presentación. Tenemos una capacidad infinita de creatividad en nosotros pero usamos sólo una porción limitada porque alguien nos dijo alguna vez, “Tú no sabes.” Claro que no. ¿Cómo íbamos a ser expertos si recién estábamos tanteando? Seguir a tu cuerpo, seguir a tu material de creación, seguir el proceso sin buscar resultados finales es abrirnos a la profundidad, el misterio y el vasto universo de nuestra esencia en sí. Podemos encontrar nuestra propia forma o formas de expresarnos y hacerlo. No es excusa que otros ya lo hayan hecho. Es nuestro derecho y responsabilidad, como parte efímera de este universo y corta vida que tenemos, vivir creativamente y expresar nuestra voz al gran coro de la humanidad. Lo podemos hacer, y de hecho lo hacemos cotidianamente, si sólo miramos un poco más de cerca a la improvisación diaria de nuestras vidas. Detrás de todos los oficios, roles sociales y máscaras personales y profesionales reside nuestro ser más auténtico que nos invita cada día a seguir el proceso creativo con consciencia y corazón. EMOCIONES - ABRIR O CERRAR Como hemos visto antes, nos cerramos en “el miedo” con su consecuente sufrimiento o abrimos a la vida con amor y lo que sentimos con su correspondiente libertad. Nuestra tendencia, sin embargo, aprendida desde la niñez, es abrirnos frente a lo que nos gusta, y que nos hace sentir bien. Y nos cerramos frente a lo que no nos gusta, lo que sentimos como negatividad. Ya hemos visto la diferencia entre exteriorizar una emoción que es mejor que 12
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guardarla adentro y también hemos probado sentir la emoción con toda la fuerza de sus sensaciones corporales interiores y seguir sintiéndola. Está bien sentir lo que sentimos. Nuestras emociones indican que estamos vivos. Creemos que podemos controlar la vida y las misteriosas energías del universo que no son tan visibles pero que sí nos afectan en nuestro esfuerzo cotidiano de vivir auténticamente. Los maestros nos enseñan sentir lo que sentimos, positivo y negativo, como medicina para poder vivir con amor y libertad. Si surge algo que nos desagrada de alguna forma y nos cerramos para no sentirlo, nos quedamos con el nudo energético en un mundo chato, y sufrimos. Si podemos aprender a abrirnos a lo que venga, positiva o negativamente, sentir lo que nos entra desde afuera y lo que surge desde adentro, seremos más amplios, libres y compasivos con estas fuerzas. La vida está en constante movimiento y cambio. Cuando nos cerramos detenemos al mundo y nos aferramos al planeta de nuestra emoción, dando vueltas en sitio, sufriendo y achicando nuestra visión hasta sentir que nuestro problema es el centro del universo. Si agregamos una buena porción de negatividad y rechazo hacia adentro y hacia fuera, nos sentimos atrapados en nuestras vidas. La otra cara de la moneda es abrirnos a lo que hay, no con resignación sino apertura, aceptación, recibiendo lo que llega con amor por toda la complejidad de la vida. A veces nuestras crisis llegan como llamadas para despertarnos de nuestros trances y para estar presentes en nuestras vidas para aprender a abrirnos de nuevo a la libertad y el amor. Es fácil decirlo. Es un constante reto poder hacerlo. Supongamos que alguien por envidia te hace daño. Y sientes miedo y rabia y tristeza, todas mezcladas. Abrirte a esta combinación sin convertirte en víctima es una dosis grande de medicina. Siente el daño en tu cuerpo y tu vida, siente la envidia, siente la pena, siente la rabia, siente el miedo. Ábrete más y siente lo que siente el otro por haberte hecho daño. Siente tu cuerpo. Sigue respirando y expande con todo esto más allá de tu cuerpo, tu edificio, tu ciudad. Conviértete en envidia y daño, miedo, rabia, pena y sigue abriéndote a estas facetas de la vida que también te atraviesan. Requiere práctica porque tenemos la tendencia de tratar de ocultar ciertas emociones como inaceptables. Pero si las emociones y las experiencias que acompañan son una manifestación de estar vivos, entonces sentirlas y abrirnos para recibirlas con el corazón abierto, donde guardamos nuestra porción de amor que la vida nos ha dado para desarrollar, entonces lo vivido, sentido y recibido con amor nos permite ser libres, viviendo amplia y profundamente. ¿Tengo miedo de tener éxito en mi vida? Siento este miedo con todas sus correspondientes imágenes, recuerdos, movimientos, sensaciones físicas. Me convierto en el miedo al éxito sin cambiar nada. Me abro y me abro a las olas que me atraviesan. No lo niego, no me cierro defensivamente para que no me entre. Abro el corazón y recibo el miedo con amor, estudiándolo, aprendiendo a conocer su canto en mi vida. Pierdo a alguien querido en mi vida. Me abro a la pena y la culpa de no estar a su lado, quizás. Me abro a todo esto, dejo que la vida me atraviese con estas emociones, recibo con amor lo que viene, sintiéndolo, y me siento más amplio y libre después. Alguien me roba y siento 13
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la vulnerabilidad, la rabia y la impotencia que esto produce. Me abro al robo, al ladrón, y a la sensación de despojo. Me abro al repentino cambio e interrupción de mi trance cotidiano. Siento todo esto con el corazón abierto, lo recibo y estoy libre para seguir moviendo en la vida con libertad. Es un ejercicio de poder llegar al lecho de muerte y decir: me he abierto a la vida en mi vida, he vivido plenamente, he tenido una vida amplia. O decir, ¿Qué ha sido todo esto?
EL PROCESO CREATIVO Como hemos mencionado antes, hay actividades sencillas que podemos practicar que nos ayudan a esclarecer y expresar lo que sentimos, que nos ayudan a desatascarnos, soltar los nudos y convertir los sentidos en una expresión creativa de nuestra vida interior. De esta forma integrada juntamos cuerpo, mente y espíritu en una expresión artística, no para el consumo público necesariamente, sino para poner afuera lo que está adentro y graficar de alguna manera el movimiento de nuestras vidas. Cada una de estas herramientas es un universo para explorar en sí y al hacer una o varias con frecuencia como aprendiendo y expresándonos en otros idiomas, la vida se tiñe de color, texturas y música. Como repaso, de nuevo vamos a revisar algunas de estas herramientas antes mencionadas. Podemos usar dos herramientas que sugiere Julia Cameron en sus materiales sobre “El Camino del Artista”. Una que es muy efectiva es lo que ella llama las tres páginas de la mañana. Escritas a mano, no son un diario sino una asociación libre y rápida de lo que estamos sintiendo sin censurar nada, como arrojando sobre el papel todo que tenemos adentro acerca de las personas y las situaciones de nuestra vida. Es como vaciar la cabeza para tenerla más despejada en el día. Terminas las tres páginas, no las vuelves a leer y las guardas para después. Al día siguiente haces lo mismo y poco a poco van revelando soluciones y nuevas ideas. Otra herramienta que ella menciona es una cita a solas contigo para llenar tu pozo creativo con nuevas imágenes y material como visitar museos, galerías, parques, tiendas-tratar bien a tu niño/a interior, mimarte. Quizás es ver una película, ir a un concierto, buscar un jardín botánico y debe durar por lo menos dos horas seguidas una vez a la semana. Algo que es muy saludable y efectivo a la vez es caminar media hora o una hora al día y observar colores, texturas, movimiento, personas, animales, las nubles, formas. Es abrirte a la vida. Puedes imaginar que al moverte caminando, el mundo pasa por ti, atravesándote o que al caminar tú dejas huella en el mundo. ¿Qué te atraviesa? ¿Qué dejas al mundo? Puedes dibujar aunque no sepas dibujar. Pero el hecho de jugar con papel y lápiz, colores, poco a poco, día tras día, va abriendo un registro de tu proceso y al meterte en este proceso creativo, comienza a revelarte el infinito misterio de tu evolución. Quizás te llame a practicar sólo una forma con lápiz
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o sólo con crayolas o acuarelas o lápices de color pero eventualmente se expandirá a otros medios. Puedes jugar con instrumentos musicales para explorar con sonido hasta sentirte atraído/a por uno en especial. Comienzas a explorar con el instrumento como si tú fueras el instrumento que es tu voz. Tal como aprendes a hablar, poco a poco van surgiendo notas y vocabulario hasta poder tocar algo que te agrade y te exprese. Lo mismo con tu voz. Cantar es una herramienta muy poderosa por su capacidad sanadora de vibración. Puedes meditar cantando sólo un sonido como ahhhh u ooooohh. Pero eventualmente agregas otros sonidos hasta poder expresarte improvisadamente con palabras y luego cantos enteros. Es como cantar afuera tu alma desde lo más burdo a lo más etéreo. No tienes que saber cantar bien. Sólo cantas y el ejercicio en sí se irá mejorando y evolucionando con la práctica. Otra herramienta excelente es rebuscar en revistas frases y gráficos e imágenes que te gustan, recortarlos y guardarlos. Cuando te sientes atascado o en un dilema o buscando un cambio, pones tu material en frente con algo de goma y en una cartulina o papelógrafo armas una pregunta y luego creas de todo tu material un collage que salga a tu gusto. Luego lo pegas y lo tienes frente a ti como un mensaje de tu inconsciente para reflexionar como un objeto de meditación. Quizás te gustaría probar con arcilla para expresar cómo te sientes. Agarras la arcilla para jugar con ella y dejarla expresarse tal como va surgiendo en formas amorfas y formas definidas. Luego con la arcilla poco a poco saldrán figuras que se repiten y dicen algo acerca de tu forma, tu textura de sentirte y el hecho de usar tus manos y tu cuerpo es como ser escultor de tu propia vida. Puedes agarrar una grabadora reportera y día a día inventar una historia narrada que va evolucionando improvisadamente. De esta historia surgirán imágenes imaginarias y fantásticas como un sueño que vas inventando tú y a la vez va expresando muchas cosas de tu mundo interior que se van aclarando y resolviendo de forma sorprendente. Puedes danzar afuera lo que vas sintiendo día a día, comenzando con movimientos chicos de las manos y ampliándolos. Una forma divertida es ampliar un movimiento repetidas veces hasta que se transforme en otro movimiento y repetirlo, ampliándolo hasta transformarse en otro movimiento. Así, sucesivamente, día a día das expresión a este movimiento con tu voz si quieres o con música para acompañar tu estado de ánimo. Puedes usar filmadora o no para esta herramienta que es efectiva e imaginativa. Estás en el teatro de tu creación. Pones una silla en la sala. Tienes 5 minutos para hacer pequeñas escenas de pantomima o verbales. Entras en el escenario, te sientas o no, hablas o no, miras al público o no, pero estos cinco minutos son un momento de atención dramática donde todo 15
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que ocurre es una obra llena de significado. Sales del escenario. Es profundo e intenso.¡ Puedes peinarte, vestirte, tomar agua y se convierten en epifanías! Otra herramienta muy efectiva que libera tu energía atascada de forma creativa es escribir o dibujar con tu mano no dominante y jugar con esto. Al usar tu mano no dominante despiertas aspectos dormidos en ti de forma física y emocional que con la práctica se van mejorando. Tener un diálogo entre tu yo cotidiano con la mano dominante y tu mano no dominante puede ser muy sorprendente y revelador. Todas estas herramientas son medios creativos para poder expresarte y van más allá del discurso usual. Nos revelan aspectos sorprendentes y sentidos de nuestro ser. Nos ayudan a esclarecernos. Son sanadoras y por ende muy terapéuticas. El proceso creativo que siempre fluye como un río profundo se revela a través de y desde nosotros. Sanamos nuestras heridas. Otra herramienta que es muy efectiva es ir a la naturaleza, sentarnos con los árboles, descansar al lado del mar o un río, subir una montaña, gozando de no hacer nada en especial y dejar que la naturaleza misma nos cure poco a poco, lentamente. Si realmente queremos abrirnos a la infinita variedad de la vida sana y alegre tenemos que abrir nuestros corazones y vidas a toda la expresión que nos atraviesa. Pero no tenemos que sufrir como presos de nuestras emociones sino expresarlas creativamente y así dejar que la energía vital atascada se libere en manifestaciones visibles de nuestro camino. Al final podremos asombrarnos de lo practicado y aprendido con profundo agradecimiento y gozo. Son talentos que todos tenemos. Los usamos y desarrollamos o los dejamos adormecidos y latentes. La lista es incompleta. El mensaje es: tú eres un ser creativo. Tu vida cada día es un escenario abierto, una página en blanco, sobre el cual improvisas y creas. ¡Hazlo conscientemente y volarás libre!
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