Marzo - Mayo 2011 Número 5 Edición Especial sobre Congreso de Lausana III
Las Buenas Nuevas siguen proclamándose
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Director: Dr. Abel Morales Editores: Lic. Mario Lemus Lic. Irvin Wenger Asistente de Edición: Yomila de Morales Colaboran en este número: MA. David Ruiz Dr. Israel Ortiz Dr. Jim Adams Dra. Ana María de Campos Dr. Pablo Sywulka Dr. Guillermo Taylor Lic. Ismael Ramírez Dr. Abel Morales Esta es una publicación del Centro Misionológico del Seminario Teológico Centroamericano en Alianza con la Fraternidad de Apoyo Misionero Internacional de Guatemala. Derechos Reservados 2011. Prohibida su reproducción total o parcial sin permiso previo de los editores. Las fotos de la revista fueron proporcionadas por asistentes al Congreso Lausana III y tomadas del sitio web oficial www.lausanne.org. Cedemos todos los derechos a los autores. Nota: Las ideas presentadas en los artículos a continuación son responsabilidad exclusiva de los autores.
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Dr. Abel E. Morales. Presidente de FAM Internacional. Director del Centro Misionológico.
sí es, éstas siguen proclamándose en todo el mundo. Esta proclamación se inició desde cuando según se lee en Marcos: Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio (Mr. 1:14b-15), estas palabras de Jesús fueron la base de las Buenas Nuevas que se anunciaban a la humanidad. El Apóstol Pedro en Hechos 2:32-36 y en 4:12 predicaba lo que había aprendido de Cristo mismo: Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Se proclamaría, entonces, este mensaje que similarmente a como se dijo en esas ocasiones, se repetiría una y otra vez, miles de veces, en muchas áreas del mundo. Un
mensaje que cruzó fronteras culturales, físicas, lingüísticas, de pobreza, de riqueza, intelectuales, económicas, de todo tipo, y fue oído y aceptado en muchos lugares. El Congreso Lausana III sobre la evangelización del mundo fue un claro ejemplo de ello. Más de 4 mil participantes de 198 países del mundo estuvieron reunidos para recordar aquel pionero mensaje, para reverdecerlo y buscar las maneras de cómo éste debe seguir siendo relevante para cualquier época y cultura. Cada uno de los participantes, seguramente, tendrán en su mente imágenes o situaciones del congreso que perdurarán por mucho tiempo. En mi caso particular hay dos: la primera tiene que ver con el saludo inicial de uno de los oradores en la primera noche de acti-
EDITORIAL vidades: Saludó él a los asistentes con un: “Buenas Noches, iglesia”. Inmediatamente nos hizo pensar que efectivamente allí estaban representantes de la iglesia universal: gente de toda lengua, cultura y nación, tan diferentes unos de otros pero que estábamos unidos bajo el pensamiento de Pablo en Efesios, en cuanto a que tenemos el mismo Señor, la misma fe y el mismo bautismo (Ef. 4:5). La segunda imagen es la Cena del Señor de la última noche del congreso, como otro factor de unidad de la iglesia universal, al recordar muerte, resurrección y segunda venida de Cristo a través de los elementos representativos de su cuerpo inmolado y la sangre derramada. Un evento muy impactante. El reto de seguir proclamando el mensaje eterno, básico, histórico y fundamental del Evangelio que sana y salva, se hizo a través de testimonios impactantes, de conferencias y grupos de estudio, y de compartir individualmente con hermanos de otros contextos. El mensaje tiene que seguir proclamándose a pesar de oposición, persecución y pobreza, con un factor fundamental asociado que debe hacerse en unidad. El Congreso finalizó con la publicación de un documento titulado:
Compromiso de Ciudad del Cabo, Una declaración de fe y un llamado a la acción, primera parte, (al tiempo de esta publicación la segunda parte ya ha sido publicada también). Estos documentos obviamente serán objeto de estudio y análisis posterior.
EN ESTA EDICIÓN Cooperación en el Cuerpo de Cristo: hacia un nuevo equilibrio Página 4
Para ahondar en el tema del Congreso de Lausana III, este número especial de la revista ETNOS se publica con el deseo de compartir algunas opiniones y análisis de trabajos presentados, no sólo en el Congreso en Ciudad del Cabo, sino también en la actividad relacionada con el mismo, la cual se llevó a cabo en SETECA del 18 al 22 de Octubre de 2010. Estos materiales fueron escritos por participantes en el propio Congreso y por oradores que estuvieron en la actividad de SETECA.
Síntesis de las Plenarias Centrales III Congreso Lausana de Evangelización Mundial
Finalmente, es nuestro deseo que todos los que hemos recibido y aceptado el mensaje de las Buenas Nuevas lo sigamos proclamando, aquí y ahora, en nuestro lugar de origen y hasta lo último de la tierra. Es ni más ni menos la responsabilidad que Cristo nos dejó. Estemos prestos, entonces, para cumplirla bajo Su poder y guía, hasta que Él venga otra vez.
Glosario Misionero
Ciudad del Cabo, Sudáfrica. 16 al 25 de octubre 2010
Página 7 Comentarios y Reflexiones sobre Lausana III Página 16
Página 21
La Formación Espiritual: Fundamento Olvidado de la Misión Haciendo la Misión de Jesús como Discípulos de Jesús
Página 22 La Educación en la Misión Página 30 La Misión desde el Nuevo Testamento
Reflexiones en torno al tema a la luz del Congreso de Lausana 2010
Página 35
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Espíritu Santo que movió a la Iglesia Norteamericana y Europea a crecer y enviar misioneros se está moviendo ahora entre la iglesia de África, Asia y América Latina. ¿Es posible corregir el equilibrio global?
Cooperación en el Cuerpo de Cristo:
hacia un nuevo equilibrio1
David D. Ruiz M. MA. Líder Internacional Alianza Evangélica Mundial (WEA)
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l increíble crecimiento de la iglesia en el Hemisferio Sur ha vuelto el mundo de cabeza. Una fuerza misionera fresca ha emergido de esta parte del mundo y está cambiando el mapa de las misiones. Claramente, la era de las misiones del Occidente para el remanente ha terminado. ¡Bienvenida la era de las misiones en todas partes y para todas partes! Yo soy resultado de este cambio de paradigma. Recibí a Cristo como mi salvador allá por el año 1963 en una pequeña ciudad de Guatemala. En ese tiempo, la iglesia evangélica en Guatemala 1. Trabajo presentado en Lausana III: Ciudad del Cabo 2010, Congreso Internacional sobre Evangelización Mundial. Octubre 2010.
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era alrededor de un 1% de la población total. Cuando era un estudiante universitario, un crecimiento explosivo comenzó entre los evangélicos en el país: de un 5% de la población en 1976 crecimos a un 12% en menos de 10 años. Para el año 1993 estaba pastoreando una iglesia en Guatemala y los evangélicos llegaron a ser un quinto de la población. La llama de la visión misionera incendió nuestra iglesia y en menos de 10 años estábamos enviando misioneros a plantar iglesias en España, Albania, Estados Unidos, traduciendo la biblia entre grupos indígenas en Guatemala y sosteniendo misioneros en el norte de África. En el año 1995 el 51% de los ingresos totales de la iglesia se dedicaban a nuestro presupuesto misionero. Para el año 1997 cuando llegué a ser parte del liderazgo de COMIBAM, la Cooperación Misionera Iberoamericana, la iglesia en Guatemala llegó a alcanzar a un tercio de la población. Hoy, tener a un Guatemalteco hablando en mal inglés en este congreso histórico no es extraño, es una maravillosa y singular muestra de cómo el mundo está cambiando. Podemos identificar una constante en medio de estos tiempos cambiantes. El mismo
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Cuando examinamos el texto bíblico nos damos cuenta que desigualdad es un tema recurrente, una fatídica herencia de la caída del hombre que, lamentablemente, nos seguirá hasta el fin de los tiempos. Jesucristo anticipó que a los pobres siempre los tendréis con vosotros (Jn. 12:8). No será sino hasta el momento que veamos descender la ciudad de Dios, la nueva Jerusalén, la ciudad equilibrada, igualitaria, que esa situación cambiará. Un modelo de equilibrio: La iglesia de Jesucristo es lo más cercano al equilibrio que el mundo puede experimentar. Sus orígenes lo muestran en el libro de los Hechos 2:41-47; 4:32-35. En momentos como éste, las escrituras demuestran que la iglesia puede ser el puente que conecte y acorte la brecha entre aquellos que están sufriendo por causa del desequilibro. De esa manera provee para ellos de una fuente de esperanza presente al compartirles los medios para su subsistencia pero, también, los medios sobrenaturales para proveer para sus necesidades de salud física, tanto como espiritual (Hechos 5:12-16).
¡Bienvenida la era de las misiones en todas partes y para todas partes! Sin embargo, la mayor contribución que la iglesia puede hacer es brindarles la esperanza futura que el evangelio de Jesucristo ofrece para ellos. En estos pasajes vemos cómo pobres, ricos, académicos y mendigos, así como gente de diferentes trasfondos y grupos étnicos, fueron capaces de desafiar el desequilibrio. Demuestra que en el evangelio de Jesucristo siempre
hay esperanza para todos, no importa cuál sea su origen, posición económica o social o su trasfondo cultural y étnico. Es posible para la iglesia desafiar el desequilibrio mundial, y cooperar. Lamentablemente, no pasa mucho tiempo para que el libro de los Hechos recoja en su registro el comienzo de las divisiones en la iglesia de Cristo. En Hechos 6:1 encontramos a la iglesia en tensión por la forma de repartir los alimentos, en especial para las viudas de diferentes etnias. Aún cuando los apóstoles tratan el asunto pronta y conciliatoriamente y logran un acuerdo favorable para la iglesia, también pudieron establecer que mantener la unidad de la iglesia demandaría un constante esfuerzo y dedicación de parte del liderazgo. La división en la Iglesia Las iglesias de Jesucristo enfrentan y han enfrentado las dificultades para mantener la unidad. La primera epístola de Pablo a los Corintios es un testimonio de esta realidad; es una carta para una iglesia dividida. Desde el principio podemos ver que esta carta fue escrita por causa de una información acerca de contiendas entre hermanos (1 Co. 1:11) y para responder a preguntas acerca de realidades que provocaron división entre ellos. La iglesia de Corinto nos presenta un catálogo de las diferentes clases de división que se presentan en la iglesia de Cristo. Por ejemplo: divisiones (1 Co. 1:10), contiendas (1 Co. 1:11), continúa la lista con celos (1Co. 3:3), y finalmente están los pleitos (1 Co. 6:7). Nos gustaría decir que las divisiones en las iglesias y en las organizaciones cristianas vienen por causa de los inconversos que participan en ellas, pero debemos de reconocer que las divisiones en la iglesia son una marca de nuestra falta de madurez. Las diferencias y divisiones muestran que todavía somos carnales (1 Co. 3:3). Los pleitos son una evidencia de una actitud centrada en nosotros mismos; en lugar de servir a otros, preferimos servirnos a nosotros mismos (1 Co. 10:24). Tener la actitud de que los otros sean más importantes
no es una respuesta natural, debemos de luchar y trabajar duro por eso (Ef. 4:3). Lecciones difíciles acerca de la unidad El costo de la unidad. La unidad es una evidencia de un camino ascendente a la madurez espiritual. Como tal, cada paso cuesta, cada movimiento por avanzar duele y nos recuerda constantemente a la pregunta ¿estamos dispuestos a pagar el costo de la unidad? En 1 Corintios 4:6-13 encontramos la actitud correcta para alcanzar y mantener la unidad. Son tres actitudes dolorosas pero necesarias para trabajar y mantener la unidad: La humildad es la primera de ellas (1 Co. 4:7). Pablo nos da tres preguntas claves que nos ayudan a mantenernos humildes en cualquier relación. ¿Quién te distingue? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿Por qué te
glorías como que no lo hubieras recibido? En el supremo ejemplo de la cooperación entre el Padre y el Hijo presentada en Filipenses, la humildad es la característica más importante (Fil. 2:5-11). La segunda de ellas es “estar preparado para la humillación” (1 Co. 4:9-10). Cuando leemos los versos 9-10, Pablo usa dos palabras, “exhibir” y “espectáculo”. Las dos palabras fueron usadas para aquellos que marchaban en procesión como esclavos condenados a muerte hacia la arena donde morirían. Esto describe que aquellos que están buscando trabajar y buscar la unidad deben estar dispuestos a ser humillados en el proceso. A los que causaron la división Pablo les pregunta luego: ¿No sería mejor soportar la injusticia? ¿No sería mejor dejar que los defrauden? (1 Co. 6:7). Pablo comparte 3 ejemplos de humillación tomadas de su propia experiencia: 1. Ser descartado después de haber prestado un buen servicio, de haber conseguido lo que querían de él (1 Co. 4:8).
La iglesia de Jesucristo es lo más cercano al equilibrio que el mundo puede experimentar... las escrituras demuestran que la iglesia puede ser el puente que conecte y acorte la brecha entre aquellos que están sufriendo por causa del desequilibro.
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2. Ser el último cuando debería ser el primero (1 Co. 4:9). Es una triste escena de aquel que ha sido el padre espiritual de ellos (1 Co. 4:15) y que ahora es considerado un sentenciado a muerte.
están pagando el costo de la cooperación (1 Co. 15:58):
3. Ser ignorado, aún cuando tiene una opinión o posición acerca de lo que está pasando (1 Co. 4:10). Aquellos que aprendieron de él, a quienes les abrió las puertas para encontrar el camino al éxito, ahora lo consideran ignorante, débil y despreciable.
2. Siempre entréguense completamente al trabajo del Señor (comprometidos con el Señor a pesar de los hombres).
La tercera es, “estar preparado para ser tratado sin ningún respeto”, (1 Co. 4:11-13). Con tal de mantener la unidad, nosotros debemos de estar dispuestos a ser tratados, en palabras de Pablo, como escoria, “las inmundicias que se tiran al limpiar”.2 También nos da 3 ejemplos: 1. No recibió de ellos el reconocimiento que merecía a los ojos de Dios (1 Co. 4:11). 2. No recibió un trato respetuoso a pesar de que trabajó duro y con buenos resultados (1 Co. 4:12). 3. No recibió la posición que merecía y había ganado (1 Co. 4:13). Crisóstomo dijo refiriéndose a esto: “El ha pasado a través de mil explotaciones”.3 El aliciente de la unidad: Pablo reserva para el final de la epístola la lección más difícil acerca de la unidad que es ésta: “un grupo unido, comienza y acaba conmigo”. Debemos trabajar por la unidad, como un compromiso personal con Dios, en vez de desperdiciar el tiempo buscando al culpable de haber roto la unidad que, muchas veces, somos nosotros mismos. El epílogo de esta carta nos recuerda esto en tres frases de esperanza para aquellos que 2. Robertson, A. T. Imágenes verbales en el Nuevo Testamento, (Barcelona: Clie, 1989): pág. 157. 3 Edwards, Mark J., ed. Ancient Christian Commentary on Scripture, Vol. VIII, (Downers Grove: InterVarsity Press, 1999): pág. 227.
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1. Estén firmes, que nada los pueda mover (madurez y mantenimiento de la unidad).
3. Recuerden que su labor para el Señor no es en vano (confiar en la justicia de Dios que, al final, dará a cada uno lo que merece). Trabajemos duro para mantenernos unidos y sobre todo estemos dispuestos a pagar el costo. Sólo así podremos mostrar una iglesia que desafía el desequilibrio y acorta las brechas que éste produce. El equilibrio es la actitud mental de saber que estamos haciendo lo que le agrada a Dios en la búsqueda de la cooperación, aún cuando estemos en una posición de desventaja. Termino compartiendo los sueños que me hicieron venir a Lausana III: 1. Sueño con que entendamos que más que un estado de equilibrio, necesitamos esa actitud donde todos podamos considerarnos, finalmente, miembros del mismo cuerpo, con igualdad de posibilidades y oportunidades para contribuir juntos a la evangelización del mundo. Que dejemos a un lado la sospecha, la competencia y el orgullo, y adoptemos una actitud de aprendices para aprovechar las lecciones que nos pueden enseñar aquellos que Dios está usando, aún cuando no son de nuestro continente, ni de nuestra teología, ni de nuestra organización, ni de nuestro círculo de incondicionales. 2. Sueño con que en lugar de buscar que la utopía de que aquellos que tienen recursos económicos estén dispuestos a pagar las cuentas de aquellos que tenemos misioneros se haga realidad; recuperemos la fe que exhibieron los discípulos que creyeron que El Señor que en-
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vía proveerá y que el mejor recurso para la iglesia y para la cooperación es la gloriosa presencia de Jesucristo. 3. Sueño con que terminemos con esa colonización de las ideas que, en nombre de la cooperación, trata de imponernos nombres, slogans, programas, sistemas y métodos, y seamos amigos por fin, socios en la evangelización. Tomando las palabras de Pablo, debemos tomar tiempo para ser primero, hermanos, luego, compañeros y finalmente, compañeros de milicia (Fil. 2:25) porque la cooperación se trata en esencia de la amistad. 4. Sueño que este congreso cambie nuestra mente para siempre. Que nos demos cuenta al fin que el mundo que conocimos ya no existe, que son nuevos tiempos. Que nuevos vientos del Señor están moviendo nuevas iglesias para la evangelización. Este congreso ha demostrado que la iglesia que disfrutó de la época de oro de las misiones es ahora la minoría y que las fuerzas misioneras que están creciendo tienen una joven historia misionera pero han demostrado que los misioneros efectivos son los que van capacitados contextualmente, inflamados de pasión, acompañados por sus iglesias y encarnando el evangelio de Jesucristo en el poder del Trino Dios. Aprendamos a respetar el tiempo de Dios y aquellos a quienes el Espíritu Santo ha llamado a guiar ahora el mover misionero. Con esto sueño, y termino.
Síntesis de las Plenarias Centrales III Congreso Lausana de Evangelización Mundial Ciudad del Cabo, Sudáfrica. 16 al 25 de octubre 20101 1
Introducción
Lausana III marcó un avance significativo en la misión mundial de la Iglesia. Doug Birdsall, Dr. Israel Ortiz presidente de Lausana dijo: “La Presidente Centro Esdras, unidad, diversiGraduado de SETECA, 1985 dad y vitalidad de la iglesia de todo el mundo marcaron el Congreso”. Estuvieron representadas denominaciones, organizaciones para-eclesiales, instituciones académicas y el mundo de los negocios, del gobierno y de las artes. Los organizadores tenían en mente fortalecer, inspirar y equipar a la iglesia para la evangelización mundial, y animar a los cristianos en su deber de participar en asuntos de interés público y social. Esta visión marcó el desarrollo del Congreso que asumió la misión 1
Esta síntesis fue presentada primero en el coloquio organizado por el Núcleo FTL de Guatemala “Perspectivas Latinoamericanas sobre Lausana III: Rumbo a CLADE V” 19 de noviembre 2010; y luego modificado y presentado en el panel-foro “Implicaciones del III Congreso de Lausana para la Iglesia Evangélica en Guatemala” organizado por la Delegación guatemalteca al III Congreso de Lausana, Cape Town 2010. Universidad Mariano Gálvez, 29 de noviembre 2010.
mundial dentro del marco de la misión integral. Damos gracias al Señor por el despertar y compromiso de muchos líderes e iglesias a favor de una misión que toma en cuenta el ser integral de la persona y su contexto. Compartimos a continuación una síntesis de las plenarias del Congreso y algunos retos que los guatemaltecos debemos asumir ante la misión mundial. Los temas no fueron nuevos para el contexto de América Latina, pero sí la apertura para enfrentarlos a partir de la Palabra de Dios y la realidad del mundo contemporáneo. Esta síntesis es resultado de escuchar a los expositores y de analizar sus trabajos originales. Previo a las plenarias estudiamos y reflexionamos sobre la carta a los Efesios. 1. En defensa de la verdad de Cristo en un mundo plural y globalizado. La exposición bíblica afirmó la particularidad y universalidad de Cristo como el Hijo de Dios, Creador, único Salvador y Señor del universo. Esa afirmación implica la proclamación de Jesucristo como la Verdad en un mundo plural. Caver Yu y Michael Herbest analizaron aspectos críticos del pluralismo que permitan anunciar el evangelio de forma firme y creativa. Desde la realidad asiática, Caver señala que el pluralismo es una ideología que proclama
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que la verdad es una construcción cultural válida solo para la cultura que la construye. No hay verdad que reclame ser verdad para todos. Todas las verdades son relativas. Busca silenciar la proclamación de toda verdad trascendente, y por tanto, verdad para todos los seres humanos y las culturas. Al condenar todo dogmatismo, el pluralismo se convierte en la más dogmática de todas las ideologías. Aunque descaradamente promueve la versión laica de la verdad, empuja la visión del mundo secular como verdad para todos. Caver advierte que el rechazo del cristianismo como verdad para todos trae consigo el rechazo de una moral universal. Es por ello que los individuos reclaman el derecho de definir los valores morales a partir de ellos mismos. No quieren ningún marco trascendente. Señala que el rechazo de la verdad trascendente [el evangelio] traerá consecuencias de vida. Una sociedad sin la iluminación de la verdad se hun-
dirá en la oscuridad de su propia corrupción. Por ello, Caver subraya la urgencia de predicar el evangelio a toda costa. Sin embargo, aclara que esa Verdad, el Logos encarnado, es la vida y nos muestra cómo es esa vida. Es decir, la verdad que es Cristo hay que mostrarla. Los cristianos deben mostrar la verdad en su vida.2 Por su parte, Michael Herbst plantea el pluralismo a partir de su experiencia en Alemania del Este. Afirma que esa población perdió contacto con el cristianismo hace cuatro décadas, y perdió su confianza en las metas narrativas a partir
2 Extracto de la ponencia de Caver T. Yu de la ponencia “Truth Matters, Stand Up for Truth”, III Lausanne Congress, Cape Town 2010
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del fracaso del marxismo [la misma desilusión se observa en occidente ante el capitalismo]. El paraíso prometido nunca llegó. El predominio del marxismo ateo no solo hizo que las personas no se interesaran por la iglesia cristiana, sino se tornó una cultura pública que afectó todas las esferas de la sociedad civil. El rechazo de toda verdad trascendente generó una actitud de indiferencia hacia toda interpretación religiosa de la vida. Las nuevas generaciones perdieron contacto con el cristianismo. Por supuesto, este fenómeno también se observa en los países europeos de trasfondo protestante. El materialismo y humanismo secular alejan a las nuevas generaciones de la verdad del evangelio. ¿Cómo proclamar la verdad del evangelio en el contexto del pluralismo actual? Herbst subraya que hay que volver a los evangelios para ver a Jesús quien en su misión no fue exclusivo sino inclusivo. No colocó barreras, sino se abrió
a todos los grupos humanos. La iglesia es llamada a ser una comunidad en movimiento cruzando fronteras y siendo inclusiva para alcanzar a todos los grupos sociales. Esto implica proclamar el evangelio sin etiquetar o condenar a los que no creen. La iglesia debe seguir el ejemplo de Jesús quien mostró la verdad a partir de su encarnación. Él es el Logos, el Logos encarnado como verdad universal, pero mostrado de manera humilde por medio del servicio sellado en la cruz. Esto implica que la iglesia debe servir desde abajo. No será la “preponderancia” del cristianismo que faculta el evangelio, sino el Espíritu Santo que trae la buena noticia. Por tanto, la iglesia cristiana no depende de una privilegiada posesión en la sociedad, sino de una vida de comunidad, que sirve en todas las esferas de la vida y se acerca a todos los estratos sociales. De esta manera, la gen-
te reconocerá a Cristo en nosotros.3 Se podría afirmar que cuando el cristianismo se torna en religión oficial pierde su capacidad de transformar el mundo. Os Guinness por su parte subrayó seis razones para afirmar la singularidad de Cristo como la verdad absoluta: Es teológica, es la verdad de Dios en la cual debemos confiar; sin la verdad todo pierde sentido; toda verdad tiene que ver con Dios; abandonar la verdad es abandonar la fidelidad a Cristo; ser transformados en Cristo Jesús es ser transformados por la verdad; y hay que proclamar que Jesús es la verdad, la vida y el camino. Somos llamados a ser pueblo de verdad. Por supuesto, es fundamental que advirtamos que las afirmaciones de Guinness no deben ser utilizadas para legitimar interpretaciones particulares del evangelio. Esto implica que toda teología y práctica de la misión cristiana deben pasar por el filtro del análisis y autoridad final de las Sagradas Escrituras.
¿Qué desafíos levanta la defensa de la verdad en Guatemala o el resto del mundo? En primer lugar, hay que diferenciar la pluralidad de culturas del pluralismo. El primero hace alusión a la realidad étnica de Guatemala. Subraya la presencia, diversidad y cultura de las comunidades indígenas. Implica que los cristianos en la proclamación de la verdad del evangelio deben respetar y valorar las cosas buenas de su cultura, y a la vez, redimir aquellos paradigmas opuestos al evangelio. El segundo hace alusión al pluralismo que Caver y Herbst señalan como rechazo a toda verdad trascendente. No cabe duda que ante tal actitud es fundamental una clara argumentación del evangelio, y a la vez, una demostración de la Verdad a partir de la vida. La mejor manera de adentrarse en la mente y realidad de los no cristianos,
es acercarnos y relacionarnos con ellos. A los indígenas, musulmanes, secularistas o budistas, debemos mostrarles a Cristo amándolos y sirviéndolos. Nos toca seguir el ejemplo de Jesús quien en su encarnación entró en contacto con el mundo, asumió nuestra realidad, nos compartió su vida y nos enseñó el camino al Padre. En un mundo pluralista, debemos mostrar esencialmente la vida de Cristo en nosotros. Se podría afirmar que el mundo actual nos desafía a gritos, “No me digas que me amas, muéstrame que me amas”.
2. Redescubriendo el evangelio de reconciliación. La reflexión de la palabra nos hizo recordar la realidad del ser humano separado de su Creador, su prójimo y la creación; la obra de Cristo que posibilita la reconciliación y creación de la nueva humanidad y el rol de la iglesia como
agente de reconciliación y de paz. La ponencia de Antoine Rutayisire, de Rwanda, nos ayudó a reflexionar sobre el genocidio de 1994. Subrayó la contradicción entre el crecimiento de la iglesia en África y las heridas de su país que cuestionan tal crecimiento. ¿Cómo conciliar ese fenómeno frente a las guerras tribales, enfrentamientos étnicos y genocidios? ¿Cómo conciliar la alegría de las iglesias de más rápido crecimiento con la tristeza de las peores matanzas de la historia interna y las guerras? Anota que existen muchas heridas en África que todavía no se curan por una serie de hechos que no han cambiado en la vida de los cristianos. Es por ello que pregunta, ¿Cómo ser cristianos y aún vivir con odio? ¿Cómo ser cristianos y vivir con la esclavitud, el apartheid, el odio étnico y racial, la dislocación de la fami
3 Michal Herbst, “Witnessing to Christ in a Secular Culture”, III Congress Lausanne, Cape Town, 2010
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lia y el divorcio? ¿Qué ha ido mal con la evangelización y el discipulado cristiano? ¿Qué hacer para convertirnos en “embajadores de reconciliación”? Rwanda experimentó éxito en cuanto al crecimiento del cristianismo, pero fracasó en reconciliar el país. En 1991 había un 89% de cristianos (62% católicos, 27% protestantes y otros). En 1930 la iglesia anglicana experimentó un avivamiento que afectó otros países vecinos. Sin embargo, desde 1959 hasta 1994 una serie de ataques sangrientos por razones étnicas antecedieron el genocidio que conmovió al mundo. Ante tal situación interroga, ¿Qué salió mal con nuestro cristianismo? Rutayisire sugiere las siguientes causas: 1) El contenido del mensaje fue un evangelio parcial y selectivo. No se contextualizó ni respondió a las necesidades de la nación. 2) Los métodos de evangelización exóge-
nos rechazaron la experiencia de las comunidades locales. 3) Los mensajeros no fueron un buen modelo de relaciones. Hablaron de amor, pero sembraron divisiones. 4) La iglesia católica influyó en decisiones políticas de la tribu dominante. No hubo voz profética. Ante esa triste realidad, Rutayisire afirma que hay que redescubrir el evangelio de reconciliación. Esto implica trabajar: 1) Una nueva perspectiva del pecado y la alienación. 2) Un mensaje que predica al Cristo crucificado. 3) Una identidad racial sustentada en la identidad cristiana. 4) Una nueva perspectiva de la misión de la iglesia. 5) Replantear las relaciones sociales de la iglesia como comunidad del reino de Dios. 6) Una nueva visión del poder de la unidad: Misión y Reconciliación. 4 4 Antoine Rutayisire, “Redescoveryn the Gospel of Reconciliation”, III Lausanne Congress, Cape Town 2010.
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¿Qué debemos implementar en la misión de la iglesia a la luz de la experiencia de Rwanda y otros contextos necesitados de reconciliación? Entre otras cosas, debemos reexaminar la evangelización y discipulado de las naciones. Rutayisire afirma que un análisis serio de las comunidades debe llevarnos a un currículo de enseñanza sobre naciones sanas y reconciliadas. Para las entidades teológicas o agencias misioneras en América Latina implica asumir la misión integral como base para la evangelización y formación de los enviados. La mayoría de contenidos han sido adoptados sin tomar en cuenta la realidad del continente. En el contexto de los pueblos indígenas, hay que reflexionar respecto a la realidad de las relaciones inter étnicas ladino-indígena. Sobre todo, porque la mayoría de indígenas vive en condiciones de desigualdad social, económica y política. Persiste cierto sentido de paternalismo y algunos estereotipos del
ladino sobre el indígena que deben ser redimidos. Damos gracias a Dios por la existencia de iglesias donde ladinos e indígenas conviven, pero debemos evitar que esa convivencia sea sólo de carácter religioso. Es necesario promover a partir del evangelio, el desarrollo integral y sostenible de las comunidades, sean indígenas, afroamericanas o ladinas sumidas en la pobreza. Somos llamados a conformar comunidades del reino de Dios y ser agentes de reconciliación en contextos de sufrimiento, marginación, desigualdad o exclusión.
3. Llevando el amor de Cristo a personas de otra religión. La palabra subrayó el sufrimiento como parte del testimonio, y que la multiforme sabiduría de Dios fue dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los cielos. Se nos llama a vivir con fidelidad el evangelio, a ser mediadores del evangelio en toda esfera de la realidad y convivir con otras comunidades de fe. Benjamin Kawashi y Michael Ramsden plantearon el reto de proclamar a Jesús en otros contextos religiosos. Kawashi afirma que el evangelio es poder de Dios para la salvación de los que creen. Más que un mensaje predicado, es el divino poder de Dios que guía a la salvación. Guía a la fe, a la acción y a la restauración de vidas, comunidades y del medio ambiente. El mensaje es para toda raza, tribu, lengua, nación o fe. Pese a
la intimidación o humillación que los cristianos puedan sufrir, deben proclamar el evangelio. Subraya que: 1) El evangelio es para todo el mundo, vivir para Cristo es vivir para otros, para todos los demás. Es un servicio sacrificial que proclama el evangelio en palabras y hechos. 2) El poder del evangelio debe ser mostrado por la muerte y resurrección de Cristo. Somos canales del poder de Dios y no debemos detenerlo. Hay que mostrar el poder del evangelio viviéndolo y exponiéndolo a las personas y sus comunidades. 3) El efecto eterno del evangelio no delimita la vida a vida eterna por venir, sino afirma que la vida del creyente debe conformarse a las verdades eternas de Dios, del Hijo y del Espíritu Santo. No se trata de salir del mundo, sino vivir según
la verdad del evangelio. Esto implica insistir también en la justicia a favor del oprimido e impartir justicia independientemente de su raza, religión, nacionalidad o género.5 Por su parte, Michael Ramsden afirma con el autor de Hebreos que llevar el evangelio a otros es costoso. Con facilidad buscamos métodos y medios para evangelizar mejor, pero no tomamos en cuenta el costo para predicar el evangelio. El amor rechazado es doloroso, pero debemos hacerlo porque Jesús lo hizo. Afirma que mientras que el mundo busca mejores métodos, Dios busca mejores hombres y mujeres. Debemos cambiar los corazones más que los métodos. El ser testigos de acuerdo al Nuevo Testamento implica la disposición a ser mártir por Cristo. El desafío de seguir los pasos de los creyentes en Hebreos implica la posibilidad de sufrir persecución y muerte. No podemos evitar los riesgos,
pero tampoco debemos ser imprudentes. Para el caso subraya que debemos tomar muy en serio la vida y preparación en oración, la palabra y dependencia del poder del Espíritu Santo. El desafío para los cristianos es seguir las marcas de los testimonios en la Biblia: 1) Los testigos son apasionados por el evangelio que los ha cautivado y por tanto no pueden dejar de compartirlo. 2) Son responsables por la veracidad de su testimonio. 3) Y, son fieles no solo a los hechos de Cristo, sino a su significado. Es decir, el mensaje se centra en Cristo y su mensaje acompañado de un estilo de vida consecuente. Por supuesto, afirma que presentar a Cristo como el Hijo de Dios siempre será controversial. 5 Benjamin A. Kawashi, “Bearing Witness to the Love of Christ with People of Other Faiths’, III Lausanne Congress, Cape Town, 2010.
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Por tanto, se necesita de argumentos válidos y cristianos que expresan un estilo de vida coherente con los valores del reino de Dios.6
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4. Discerniendo la voluntad de Dios para la evangelización para el siglo XXI.
¿Qué desafíos lanza a los cristianos de América Latina? Es fundamental recordar que la clave de la evangelización no es el método, sino el poder del evangelio. El énfasis debe recaer en su contenido y sus implicaciones para todas las esferas de la vida. Por otro lado, hay que subrayar la necesidad de mostrar una vida consecuente con el evangelio como fruto del poder del Cristo resucitado. Es fundamental distinguir las marcas del discipulado cristiano del nominalismo religioso. Los cristianos deben evitar el peligro de caer en la trampa de la religiosidad popular. Por otro lado, resulta importante afirmar que la vida eterna no debe ser interpretada como un escapismo de la realidad ni debe ser encajonada en asuntos de carácter espiritual. La vida eter-
La Palabra nos recordó que la unidad de la iglesia no es de carácter organizacional ni denominacional, sino espiritual. Esta unidad creada en Cristo Jesús nos toca forjarla, a fin de ser comunidad del reino y llevar a cabo la misión; sobre todo, porque existen muchos grupos de personas que no conocen el evangelio ni tienen acceso a la palabra de Dios. Paul Eshleman motivó a los participantes a comprometerse con la tarea incompleta de hacer discípulos a las etnias no alcanzadas. Anota que la Gran Comisión nos dice qué debemos hacer y cómo hacerlo, y nos dice que estamos para amar y cómo amar a los sujetos de la misión. A la luz de los esfuerzos para llegar a los grupos no alcanzados, exhorta a la iglesia a priorizar las necesidades y retos para discipular a las naciones. De manera específica enumera los siguientes
na comienza en el aquí y ahora del mundo presente y trae consigo la esperanza de nuevos cielos y nueva tierra. Nos libera de nuestro pasado, nos capacita para vivir el presente y nos da esperanza del mundo por venir. De igual modo, es esencial que los cristianos estemos conscientes del costo de seguir a Jesús y de ser testigos fieles aún en medio del sufrimiento. Es un desafío abierto para los predicadores que enfatizan la oferta del evangelio, pero soslayan el costo del discipulado. Finalmente, se nos desafía a promover en el contexto del pluralismo, el surgimiento de apologistas cristianos que asumen con pasión, con inteligencia y el poder del Espíritu la defensa del evangelio.
supuestos para lograr esa tarea: 1) Hacer discípulos a todos los grupos humanos. No es suficiente evangelizar. 2) Acelerar la proclamación y demostración del evangelio donde éste no ha sido proclamado. 3) La iglesia de todo el mundo debe proclamar el evangelio a toda parte del mundo. 4) Vivir la fe es un imperativo absoluto para todo cristiano. 5) Amarnos unos a otros y trabajar juntos deben ser marcas de la iglesia. Según Eshleman, la iglesia debe tomar los siguientes elementos como claves para realizar la Gran Comisión: la enseñanza de las Escrituras para todos, el evangelismo a los no alcanzados, el discipulado a las iglesias y los ministerios de misericordia al necesitado.
6 Michael Ramsden, “Bearing Witness to the Love of Christ with People of Other Faiths”, III Lausanne Congress, Cape Town, 2010.
¿Qué aspectos debemos asumir respecto a la misión mundial en América Latina? Eshleman proveyó un excelente
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sustrato bíblico para discipular a las naciones y preocuparse por los no alcanzados. Sin embargo, al final dio mayor atención a la tabla de datos estadísticos que presentó y el ejercicio para anotar a los grupos no alcanzados de regiones de los participantes. Aunque con buena intención, el ejercicio no tuvo mayor objetividad. Se necesita de información confiable para clasificar a los no alcanzados de cada región. Por otro lado, la tabla de datos no dio mayor atención a los católicos en América Latina, ni a los habitantes de Europa y Estados Unidos que experimentan el secularismo en un contexto post cristiano. El reto para los latinoamericanos es asumir con mayor especificidad y prioridad la misión mundial de la iglesia. Aunque algunas entidades e iglesias han avanzado sobre el tema, es necesario un trabajo de cooperación en red con otras iglesias o agencias misioneras. Resulta clave también analizar el fenómeno migratorio como recurso misionero potencial. Esta situación demanda
no apoyan las cosas que decimos en nuestra relación con otros o la manera en que manejamos el dinero. Muchos de esos temas nos desacreditan”. Chris Wright expuso que los peligros más críticos que acechan a los cristianos no están fuera, sino dentro de la iglesia. En primer lugar, señaló que la iglesia a nivel mundial no ha asumido desafíos claves del Pacto de Lausana. En segundo lugar, llama a los cristianos a una vida de arrepentimiento, renovación y compromiso. Anota que la falta de unidad en círculos evangélicos se debe a la carencia de humildad y de semejanza de Cristo en algunos líderes que demandan el nombre de evangélicos. Señala que en algunos casos son marcados por el abuso de poder, mala administración de recursos financieros o por la carencia de pureza moral y fidelidad. Wright resume los peligros y desafíos que los líderes cristianos deben enfrentar: 1) La idolatría del poder y el llamado a la humildad. 2) La idolatría del éxito y el llamado a la integridad. 3) La idolatría
sensibilidad al Espíritu Santo para entender y hacer nuevas propuestas para renovar formas tradicionales de hacer misión. Para el caso, las iglesias deben priorizar la formación del laicado para asumir el reto misionero, profundizar su compromiso para ofrendar de manera intencionada para la misión mundial y replantear el sustrato teológico del mandato misionero a partir de la misión integral.
de la codicia y el llamado a la simplicidad. Se demanda entonces que los cristianos vivan en humildad, integridad y con un estilo de vida sencillo. Femi Adelayde expuso los peligros y distorsiones de la hermenéutica de la teología de la prosperidad y llamó a todos los cristianos a un estilo de vida sencillo.
5. Llamado a la iglesia de Cristo a regresar a la humildad, integridad y simplicidad. La exposición bíblica nos desafió a ser cristianos consecuentes. Se afirmó que “En diferentes maneras, el cristianismo parece perder credibilidad. Nuestros estilos de vida
¿Qué debemos implementar los cristianos en América Latina? En primer lugar, debemos volcar la mirada hacia Jesús como el Líder-Siervo. Él es la piedra angular que da base y direccionalidad al modelo de líder que debemos aspirar. Esto implica romper con paradigmas de liderazgo que buscan poder, sea de influencia, de reconocimiento o dominio para sí mismo. Jesús coloca su liderazgo a favor del rescate de la humanidad y ejemplifica con su vida cómo servir a los
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demás. En segundo lugar, no debemos permitir que modelos de éxito del pensamiento positivo o estrategias del mundo empresarial definan el perfil de liderazgo y desarrollo de la vida y misión de la iglesia. Estos esquemas se basan en criterios de funcionalidad más bien que en principios teológicos. Se busca el éxito por el éxito y no para servir a otros. En este contexto, priva la idea, si funciona es bueno, no necesariamente si es verdad. En tercer lugar, es fundamental que los cristianos asumamos una vida de integridad y credibilidad acorde a los valores del reino de Dios. El evangelio demanda coherencia de vida en todas las esferas de la vida y la misión; sobre todo en sociedades como la guatemalteca, afectadas seriamente por la corrupción y la impunidad. Si los cristianos esperamos influir para bien en la sociedad, debemos formar discípulos maduros que se tornen agentes de transformación basados en el poder del Espíritu Santo y en la Palabra de Dios.
6. Cooperación en el cuerpo de Cristo, hacia un nuevo equilibrio. La exposición bíblica nos recordó la lucha espiritual que enfrentamos. Todo cristiano debe asumir con responsabilidad esa lucha y permanecer firme. A la vez, debe ser equipado con los recursos de Dios: Los valores esenciales del evangelio, las creencias esenciales para confiar en Dios y la utilización de los recursos esenciales de la Palabra y la oración. David Ruiz y Patrick Fung plantearon la necesidad de la cooperación global a favor de la misión mundial. D. Ruiz anotó que enfrentamos un mundo desigual ante el cual hay que levantar la pregunta, ¿Es posible corregir la ca-
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rencia global de equilibrio? Esa falta de equilibrio debe ser motivo de dolor y a la vez oportunidad para que la iglesia pobre dé a pesar de sus carencias. Subraya que la iglesia en el primer siglo jugó un rol de puente para reducir la brecha entre aquellos que sufrían una situación desigual, y ofrecía la esperanza del evangelio que se abre a todos los grupos sociales. Señala que la iglesia podría seguir siendo un ejemplo de equilibrio e igualdad, siempre y cuando no sea afectada por el divisionismo que afecta la cooperación en la misión. Luego compartió la experiencia de la Cooperación Misionera Iberoamericana (COMIBAM), como ejemplo de cooperación en la cual diversas iglesias trabajan a favor de las misiones. Afirma que esta cooperación ha favorecido la reflexión misiológica, el surgimiento de nuevos misioneros, estudiantes de misiones y el envío de 12,000 misioneros. Subraya que la cooperación es posible en la unidad, la cual
debe pagar un alto costo: ser humilde, estar dispuesto a ser humillado o el no ser respetado. Su esperanza es que todos los creyentes se reconozcan miembros del mismo cuerpo, se vean con igualdad de posibilidades y oportunidades en la misión, y que se ponga fin a la colonización de ideas que intentan poner nombres, slogans, programas, sistemas y métodos, y ser amigos y compañeros en la evangelización mundial.7 Para Patrick Fung resulta difícil hablar de equilibrio global en la misión. Afirma que aunque el centro del crecimiento cristiano se ha desplazado hacia el Sur, el centro fiscal de 7 David Ruiz, “Cooperation in the Body of Christ: Towards a New Equilibrium”, III Lausanne Congress, Cape Town, 2010.
gravedad permanece en el Norte. Anota que los conceptos y prácticas misioneras del Norte a los indefensos [del Sur] han sido cuestionados. Su ponencia provee tres grandes pautas para responder al tema: 1) La misión de Dios debe perseguir la evangelización. La misión no habla de equilibrio o balance de poder. El poder es de Dios. Todos pueden tener acceso a ese poder; la misión es de Dios. Al cuerpo de Cristo le corresponde optimizar la evangelización. Finalmente, señala que los recursos son de Dios. Esto implica dar paso a la interdependencia. 2) El propósito redentor de Dios es la reconciliación como base del compañerismo. Implica reconciliarnos con Dios, ser comunidad reconciliada para reconciliar al mundo; el llamado a morir a sí mismos da espacio para ser comunidad reconciliada. 3) El gobierno soberano de Dios vrs. el peligro de la soberbia y la autocompasión. Esto implica comprender los vientos de
¿Qué aprendemos de estas reflexiones? Ambos ponentes colocan sobre la mesa asuntos que debemos tomar para renovar nuestra perspectiva del quehacer de la misión mundial. Esto implica profundizar los lazos de acercamiento y cooperación entre iglesias y entidades para eclesiales; buscar nuevos modelos de cooperación; reconocer que el poder y la misión pertenecen a Dios; cooperar todos con sentido de interdependencia. Nos necesitamos unos a otros. Por otro lado, implica que los del Norte escuchen y atiendan la voz del Sur, y que los del Sur apreciemos el legado de los misioneros del pasado y que mantengamos una actitud enseñable. Esto implica estar dispuestos a pagar el costo de la unidad en la diversidad del cuerpo de Cristo. Finalmente, en la misión debemos buscar la gloria de Dios, no la gloria de nuestra entidad o nación. Si Jesucristo es Señor de Guatemala, lo será también para otras naciones. Debemos
René Padilla y Samuel Escobar Teólogos Latinoamericanos
cambio respecto al nuevo centro misionero. Inquieta que el Sur [léase Asia] cometa el mismo error de Occidente, igualar el poder económico con los avances de la difusión del evangelio; más bien hay que reconocer los vientos de Dios en el libro de Hechos. Estos muestran que la difusión del evangelio se debió al gobierno soberano de Dios. Ninguna nación debe demandar el privilegio exclusivo de finalizar la Gran Comisión. No hay espacio ni para la arrogancia ni para la autocompasión. Todos nos necesitamos (Occidente y Sur) y debemos aprender unos de los otros a favor de la evangelización mundial.8
evitar cualquier sentido de chauvinismo o arrogancia que nos haga sentir mejores que otros, sin dejar de buscar la excelencia y servir de manera integral a favor de la evangelización mundial.
8 Patrick Fung, “Partnering in the Body of Christ toward a New Global Equilibrium”, III Lausanne Congress, Cape Town, 2010.
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Comentarios y Reflexiones sobre Lausana III En esta sección de preguntas y respuestas participan el Dr. Guillermo Taylor, Embajador Global de la Alianza Evangélica Mundial (WEA) y los profesores de SETECA Lic. Ismael Ramírez y Dr. Abel Morales. Los tres asistieron al Congreso de Lausana III en Sudáfrica. Las preguntas fueron escritas por varios profesores de SETECA a quienes se pidió y se agradece esta colaboración.
1. ¿Se habló algo sobre prácticas o estrategias actuales dañinas que no se deben usar en las misiones mundiales? A) Paternalismo, B) Poca sensibilidad a la cultura local. C) No permitir el desarrollo de liderazgo local. Ismael Ramírez: Entre los varios temas que pueden mencionarse, observamos que todavía se habló de asuntos como el paternalismo, la insensibilidad a la cultura local, y la falta de desarrollo de liderazgo local. En cuanto al paternalismo, el problema sigue siendo la falta de recursos para un amplio segmento de la iglesia en el mundo, y por ello se depende de los dineros, políticas y metas que se establecen en los países pudientes.En cuanto a la insensibilidad cultural, todavía existe la práctica del trasplante de «iglesias» o «modos de hacer la misión»
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de un contexto a otro. No hay un ajuste o adaptación de las prácticas a los valores, cosmovisión y necesidades de quienes reciben el servicio misionero de la iglesia. La falta de desarrollo de liderazgo local puede deberse a varias razones: a) No considerarlo necesario; b) no apreciar el potencial de los creyentes locales; c) falta de recursos económicos; d) falta de priorizar el tema en los programas de trabajo misionero. Esta es una necesidad sensible.
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Abel Morales: Como en todo foro internacional estas preguntas fueron hechas, comentadas o expuestas en conferencias magistrales, talleres o en conversaciones individuales. Cada persona de diferente contexto, cultura o nación expuso lo dañino que fue y ha sido la práctica de esas tres acciones o actitudes. Señalado fundamentalmente por participantes del mundo sur o con pasado colonial (Asia, África y Latinoamérica) se reiteró que lo que hay que hacer es ya no vivir con esa pesada carga de culpas de uno y otro grupo cultural
sino contrariamente, no permitir que eso vuelva a ocurrir. Queda en todos los grupos obedecer el mandato bíblico de que en Cristo todos somos uno, de reconocer las capacidades espirituales, académicas y dirigenciales de cualquier cristiano sin que cuente, nacionalidad, raza o razones financieras. Además, notar que los nuevos países que ahora envían misioneros no cometan el mismo error histórico en que se cayó anteriormente.
Guillermo Taylor: Tengo dos comentarios al respecto. En primer lugar, a la hora de la hora, muchos sintieron que el programa, las finanzas y la dinámica fueron controlados por un núcleo del Norte. Tal vez son realidades de este tipo de eventos, pero he visto unos fuertes intercambios de correspondencia de parte de muchos que estuvieron presentes. En segundo lugar, a la hora de la hora, las dos voces fuertes del Sur Global, Patrick Fung de Singapur y David Ruíz de Guatemala, quienes hablaron con pasión y franqueza sobre la colaboración en la misión de Dios, no se escucharon.
Esto lo vemos posterior al congreso, cuando Lausana lanza sus series de programas, eventos, temas de enfoque, prioridades, y nombramiento de gente clave alrededor del mundo, todo con el fin de avanzar la bandera Lausana. Pero no creo que hubo diálogo con las voces del Sur Global (Africanos, Latinos, Asiáticos) para evaluar los planes. La torta ya estaba cocinada y preparada para el mundo. En este sentido, temo que Lausana se lanza al futuro sin tomar en cuenta los movimientos nacionales, regionales y globales que ya tienen representatividad y poder de convocatoria. Habrá que ver qué se hace cuando el dinero se acabe.
2. Comparta las tensiones y/o tendencias teólogo-misionológicas percibidas en Sudáfrica-Lausana III I. Ramírez: Por parte de un buen número de los participantes de América Latina se sintió que el programa del III Congreso de Lausana tenía una agenda preparada y dirigida por, y enfocada en gran medida a los intereses de, la iglesia de los países «desarrollados». En particular uno de los temas que causó disgusto fue la presentación enfocada en las estadísticas de los pueblos no alcanzados, a menoscabo de temas como la misión integral y otros. No hubo mucho énfasis en cuestiones como las diferencias denominacionales, y en cierta medida, como que pareció que esto se pasó por alto. Sin embargo, algunas cuestiones causaron tensión, como la participación activa de algunas mujeres, que para un sector todavía muy conservador, se consideró inapropiada. También salieron a flote algunas sensibilidades por diferentes prácticas y énfasis doctrinales. Con todo, se mantuvo un ambiente fraternal, ameno y con buen espíritu. La alabanza en particular fue viva y de gran participación, con un excelente grupo de alabanza en la dirección.
A. Morales: Unidad de la iglesia. Una de las tendencias mayores fue el enfoque sobre la unidad de la iglesia en cuanto al proceso de evangelización. Se enfatizó una y otra vez que cuando la iglesia en misión evangelizadora está envuelta en diferencias denominacionales, raciales o económicas, o que cuando se busca el avance de cualquier tendencia en lugar del propósito fundamental que es que las Buenas Nuevas se escuchen en todo lugar y cultura, se pierde el sentido evangelizador y se estancan los proyectos evangelísticos. Algo conocido y tratado pero al enfatizarlo en una audiencia tan variada creo que, por lo menos, se logró algo en cuanto a reevaluar actitudes y posiciones.
G. Taylor: La verdad es que doy gracias a Dios que me haya permitido participar en los tres congresos globales. Pero lamentablemente, siento que Lausana III no llenó lo esperado en algunas dimensiones. En primer lugar, hubo tantos temas que era difícil saber cuáles eran los críticos. Muchos se agotaron, en particular los que tu-
vieron que escuchar el programa por medio de traducción y audífonos. Pero no sólo ellos. Yo tuve que salir del enorme salón para aclarar la mente, platicar con consiervos haciendo lo mismo, ¡y dando gracias a Dios por las decenas de máquinas de café expresos! El tratamiento del tema crítico de los pueblos no-alcanzados fue un desastre. En primer lugar porque la perspectiva vino de una misiología excesivamente reduccionista, de un norteamericano (cuando hay tantas voces calificadas y con experiencia transcultural del Sur Global) con estadística errónea, y esperando una decisión inmediata de los participantes. Ninguno de mis colegas, y conozco a centenares con esta pasión, estaba satisfecho con la presentación. He dicho que esa plenaria casi le dio un sabor pasado y amargo al tema de tanta importancia. Finalmente, un sud-africano me preguntó después de todo: “Guillermo, ¿hubo voz profética o solamente muchas voces hablaron?”.
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3. Uno de los retos de Lausana III era concientizar a los asistentes a pensar en situaciones de persecución y socioeconómicas actuales, ¿qué comentarios tienen sobre algunos de estos retos? I. Ramírez: Como tal probablemente no se logró la concientización del tema. Sí se presentó la situación general que se vive en el mundo, como indicar la falta de desarrollo en algunos lugares, la condición deplorable o paupérrima en otros, las condiciones de persecución o rechazo. Pero quizá hizo falta amarrar los cabos sueltos al presentar un proyecto que permita unificar esfuerzos y criterios para que la evangelización de mundo no solo se enfoque en el aspecto espiritual, sino en el social, político, cultural, económico y material del mundo.
A. Morales: Medio Ambiente Se hizo énfasis en varias sesiones Multiplex acerca de este tema (The Environmental Crisis, the Gospel, and Christian Witness. La Crisis del Medio Ambiente, el Evangelio y el Testimonio Cristiano) señalándose que una de las causas mayores de la pobreza ha sido ciertamente, la destrucción y explotación de la creación, lo que ha traído como consecuencia ese problema en la mayoría de países del mundo.
Se hizo notar también que en muchos países los sistemas de producción industrial afectan directamente el medio ambiente. Las industrias son contaminantes en extremo en algunos casos. En un taller se exponía que los recursos naturales se agotan de una manera alarmante. La creación es una obra de Dios y si ésta se descuida o se pone en peligro es tarea y papel de los cristianos y las iglesias hacer notar estas circunstancias. En Latinoamérica, esta verdad como en otras partes del mundo, es una realidad presente y dolorosa. Algo tenemos que hacer.
G. Taylor: Indiscutiblemente, el tema de cristianos hostigados, perseguidos y martirizados fue un tema de potencia incalculable. Hay que ver los videos en vivo para captar esto. El testimonio de la señorita Nor Coreana de 18 años de edad fue tal vez el momento icónico del congreso (Ver http:// conversation.lausanne.org/en/conversations/ detail/11671a).
Nadie la equivalió, con excepción de la señora Libby de Little, misionera de largo servicio con su esporo, el Dr. Little, en Afganistán. Con toda calma, narró la historia de los últimos días de su esposo, junto con un equipo de caravanas médicas en las montañas lejanas del país. Nunca olvidaré estas dos hermanas. Y pude hablar por aparte, con un líder Coreano, que conoce quiénes cuidan a la señorita, y con el pastor de la Señora Little. La carga que tengo ahora es mayor.Estas dos voces, reales, fueron los rostros de tantas otras presentaciones de la comunidad Evangélica bajo hostigamiento y persecución. Y los documentos del congreso resaltan estas realidades. Una nota personal. Como siervo de la Comisión de Misiones de la Alianza Evangélica Mundial, estoy redactando (junto con TonicaVan DerMeer de Brasil, y Reg Reimer, Canadiense veterano de VietNam) un poderoso libro, tentativamente con este título, “Sufrimiento y Sangre: Misión en Contextos de Persecución y Martirio”. Dios mediante sale este año, y se traduce al castellano y portugués dentro de poco.
4. ¿Alguna conferencia especial o testimonio que le haya impactado más? I. Ramírez: Indudablemente hubo muchísimas cosas buenas. Si bien, quiero referirme a dos testimonios que fueron de mucho impacto para mí. El primero fue el de la chica norcoreana, de 18 años, Sun Kyung Yu. Ella relató cómo ella y su familia llegaron al conocimiento del evangelio. Cuando tenía 6 años, huyeron de Corea del Norte a China. Allí unos familiares los llevaron a una iglesia donde escucharon del evangelio. Sin embargo, su padre tuvo que volver a Corea del Norte en 2001, pues era un oficial de alto rango. Después de tres años de prisión, pudo volver a ver a su familia en China. Él se sintió llamado a volver a su país, a predicar el evangelio; así que fue allá. En
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2006 lo capturaron, y su familia no ha vuelto a oír de él. Supone que fue muerto. Sun Kyung Ju aceptó a Jesucristo tras verlo en un sueño. Ahora vive en Corea del Sur, donde espera estudiar diplomacia. El segundo fue el testimonio Libby Little, quien apenas hacía dos meses había perdido a su esposo, quien trabajaba con la Misión Internacional de Ayuda en Afganistán. Él fue muerto, junto a otros 9 miembros del equipo, en una emboscada a su vehículo al volver de una jornada médica a un remoto pueblo.
jer Palestina. Ambos ministran en Israel en ministerios claves. El hermano Israelí señaló enfáticamente que lo único que traería paz a medio oriente sería cuando los habitantes de allí tengan la paz de Dios en sus corazones a través del sacrificio de Cristo y la obra del Espíritu Santo. Las grandes diferencias entre estos dos pueblos sólo Dios las puede borrar. Las grandes heridas físicas, mentales y espirituales sólo el entendimiento de una nueva vida puede hacer olvidar aquello.
A. Morales: Fue muy impactante ver en el estrado a un hombre Israelí y una mu-
Otra conferencia/testimonio impactante fue del Hno. Antoine Rutayisire de Ruanda. Cómo un genocidio (¡más de un millón de
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personas muertas en menos de 100 días!) puso en evidencia la falta de reconciliación entre tribus que profesaban ser cristianos. La falta de un discipulado comprometido y radical hace evidente esta falta de solidaridad entre hermanos en Cristo. Tremenda lección para aprender, el gran crecimiento numérico de la iglesia debe llevar la cuota necesaria y urgente de un discipulado bíblico y funcional.
G. Taylor: He comentado las dos voces femeniles, pero uno que me impactó fue mi amigo y consiervo, Chris Wright en su poderosa plenaria acerca de ministerio en un contexto de humildad, integridad y simplicidad. Con escogidas palabras Chris nos aniquiló a todos. No lo olvido. Paralelo en poder fue la exposición del africano, FemiAdeleye, fue ungido por el Espíritu de Dios al denunciar la herejía global de la teología de la prosperidad. ¡Fuerte el varón!
Finalmente, me tocó profundamente la ceremonia de clausura, a la verdad una liturgia de la iglesia Anglicana en Kenia, la cual duró más de dos horas. ¡Pero como ahora soy Anglicano, con razón me gustó! Pero era demasiado “a lo católico” para algunos de mis amigos latinoamericanos (Ver: http:// conversation.lausanne.org/en/conversations/detail/11673).
(Ver: http://conversation.lausanne.org/en/conversations/detail/11592).
5. Comentar sobre las Mesas de Trabajo I. Ramírez: Aunque no fue la primera ocasión en que un evento de esta índole implementó esta forma de trabajo, sí fue algo característico del III Congreso de Lausana. En vez de pasar largas horas sentados escuchando a los ponentes en filas de asientos, los participantes del Congreso fuimos distribuidos en mesas de trabajo compuestas por 6 personas. Gran parte del tiempo de cada mañana transcurrió en el diálogo, intercambio y discusiones en estos grupos de trabajo. Esto permitió tener un contacto directo con otros participantes, que provenían de diferentes países, contextos eclesiásticos y culturales, e involucramiento ministerial. De esta manera, cada participante fue enriquecido en su apreciación del mundo y la manera como se lo evangeliza en distintos contextos.
A. Morales: Una modalidad muy útil y eficaz fue el trabajo de los participantes en las mesas. Ya en el III Congreso de COMIBAM en Granada, España, había sido utili-
zado ese método con buenos resultados. La gran diferencia con Lausana III fue que aquí en cada mesa había hermanos y hermanas de muchos países, de diferentes culturas y lenguajes y de distinto campo de ministerio, y esto sí fue enriquecedor en todo aspecto. En COMIBAM la casi totalidad eran latinoamericanos. El poder comentar los retos que el estudio de Efesios tenía para cada individuo de acuerdo a su contexto personal y colectivo fue muy aleccionador así como las experiencias ministeriales. El poder orar unos por otros fue asimismo muy significativo. Algo relevante también fue el aspecto organizativo ya que acomodar a 4 mil participantes y casi 900 mesas fue todo un reto administrativo coronado con mucho éxito.
miles en pequeños grupos de mesa, donde los pocos se conocerían más a fondo (A la verdad, esta idea, sentimos algunos de nosotros, vino del tercer congreso COMIBAM en Granada, noviembre de 2006, con una dinámica igual. ¡Felicitaciones, COMIBAM, por anticipar la historia!). Las personas se reunían durante todas las mañanas para orar y discutir los temas del día y las exposiciones bíblicas en las mesas. Por diseño eran tremendamente heterogéneas. En la mía tuvimos a un neo zelandés trabajando en Turquía, un norteamericano trabajando en el norte de la India, un sudafricano, este servidor “mixto” y una lidereza nigeriana con el nombre de Betsabé--la primera mujer con ese nombre que he conocido en mi vida.
G. Taylor: Los organizadores del congreso ya sabían que manejar más de 4,000 personas en un magno evento requeriría algo creativo para crear un ambiente de comunidad. Por eso decidieron transformar a los
La impactante ausencia de los 220 participantes de la China continental (a raíz del gobierno marxista) nos sacudió, en especial cuando esas 30 mesas quedaron vacías durante todo el congreso, testimonio palpable a la iglesia hostigada y perseguida en nuestro mundo.
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6. Implicaciones del Compromiso de Lausana I. Ramírez: Indudablemente el «Compromiso de Lausana» será de impacto en la vida y ministerio de todos los que participamos en el III Congreso de Lausana, pues implica ser conscientes de la amplitud de la tarea que tenemos, y la responsabilidad que hemos tomado de cumplirla.
A. Morales: Igual que en los dos Congresos anteriores, Lausana 74 y Manila 89, se publicaron documentos que han tenido mucho impacto en el quehacer eclesiástico globalmente hablando. El compromiso de Ciudad del Cabo, Lausana III en sus dos partes, tiene retos que otra vez se antojan ineludibles para la iglesia. Reafirmando el amor a Dios a través de una fundamental declaración como lo es cuando se escribe:“Para el Señor que amamos: nuestro compromiso de Fe”.
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El amor a Dios según la declaración tiene que ver con el amor por todo el Evangelio que éste habla de las buenas nuevas, Amor por la iglesia y Amor por todo el mundo. Esto se explica diciendo que a través de esa triada de amor se renueva el compromiso a creer, obedecer y compartir el Evangelio en todas las naciones. Estoy convencido de que si cada uno de los evangélicos alrededor del mundo toman para sí este compromiso y lo que implica el mensaje del evangelio que sana y salva, tendrá un nuevo impulso a nivel global. Al entender este compromiso no hay manera de eludirlo a menos que se quiera desobedecer al que lo ordenó y de quien se predica: Cristo mismo.
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G. Taylor: Los dos pequeños tomos del “Compromiso de Ciudad del Cabo” (Lausana) se distinguen el lo siguiente: la primera parte es más teológica, misiológica y bíblica, pero presentado en una narrativa creativa y poderosa; la segunda parte es más el desarrollo de temas claves con sus implicaciones que salieron de todas las plenarias, los otros grupos grandes de discusión, e incluso conversaciones llevadas a cabo en los corredores. Este documento doble merece nuestro estudio esmerado, y debe ser texto clave para cualquier materia que toca misión y misiones hoy día. Yo ya lo he requerido como texto de lectura en un seminario del Norte donde soy profesor visitante cada enero. Con agradecimiento por la oportunidad de contribuir a este número de ETNOS.
GLOSARIO MISIONERO PACTO DE LAUSANA ión del Congreso Documento elaborado en ocas dial, celebrado en Mun Internacional de Evangelización de 1974. Un total julio la ciudad suiza de Lausana, en evangelista Billy el por de 2.500 delegados, convocados basado en un nto, ume Graham, subscribieron este doc trata de un Se t. Stot . borrador redactado por John R.W cido una ejer ha y ia documento que adquirió vida prop compara lo Se cos. géli notable influencia en medios evan ICR (de la de di tian y analiza con la Evangelii Nun Quinta la de n iero surg 1975), y con los documentos que a en brad cele , sias Igle de Asamblea del Consejo Mundial to Pac “el que lado seña Nairobi, en 1975. Athol Gill ha o ient sam pen el en giro de Lausana marca un punto de r tene de pue bien que evangélico, un punto de giro os”. tian cris los s todo consecuencias importantes para n los relacionados Entre los puntos más llamativos está de los cristianos. tica polí con la responsabilidad social y en estos puntos, ivo aust Si bien el documento no es exh ió para abrir la sirv y , por lo menos plantea la cuestión s particulares esto e sobr puerta a una mayor reflexión do. mun entre los evangélicos en todo el
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gran ola de esfuerzo Mundo. Seg un Michael Grif fits, “la opa y luego de la Eur de misionero que partió primero do, ha resultado Mun er Terc América del Nor te hacia el está comenzando a en la formación de otra ola que , del Tercer Mundo elevarse y correr en dirección opuesta del Viejo Mundo nas’ istia hacia las sociedades ‘post-cr también muestra que do, Mun europeo y del viejo Nuevo ndo un notable ucie prod está señales de decadencia”. Se tiana en todo cris ra ione mis a cambio de eje en la iniciativ enientes del prov ros ione mis el mundo. El número de misioneros de ero núm al o Tercer Mundo está superand uciendo prod está Esto do. provenientes del Primer Mun mt han Las 2. a. logí iono mis importantes cambios en la s que ella aqu son M1, (1) : eras sido clasificadas de tres man én y usal (Jer ura cult ia prop van a plantar iglesias en su misioneros japoneses Judea, Hch. 1.8). Este es el caso de neses en Japón. (2) de Brasil que van a evangelizar a japo pero en algún ura, cult otra a M2, son aquellas que van Este es el caso de un aspecto similar (Samaria, Hch. 1.8). en Bolivia. (3) M3, a tare su misionero brasilero que hace calmente diferente radi ura cult son aquellas que van a una . Este es el caso de (hasta lo último de la tierra, Hch. 1.8) Kenya. un misionero brasilero que trabaja en
tienen su origen en las 1. Son los esfuerzos misioneros que oce como el Tercer con se naciones que componen lo que
Deiros, Diccionario Conceptos tomados de: Pablo A. (Miami Flor ida: ón Misi la Hispano-Americano de 289. 322, . Págs ): 1997 l, iona rnac Inte M COMIBA
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La Formación Espiritual: Fundamento Olvidado de la Misión Haciendo la Misión de Jesús como Discípulos de Jesús1
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uchos h a n observado la falta de integración entre la espiritualidad practicada por la Dr. Jim Adams iglesia evangélica y la misión de Rector, SETECA Dios.2 Comúnmente se atribuye esta falta a los trastornos doctrinales que irrumpieron en las primeras tres décadas del siglo pasado entre el ala liberal y el ala conservadora de la iglesia protestante de los Estados Unidos. Según esta interpretación, los llamados “liberales” promovieron una agenda de cambio socio-económico basado en su entendimiento del reino de Dios, mientras que los conservadores respondieron enfatizando la práctica de un pietismo individualista que le daba poca importancia a la participación de la iglesia en la transformación de la cultura. El divorcio entre la espiritualidad y la misión llegó a América Latina patente en la teología y latente en la espiritualidad de los misioneros norteamericanos. Bien describe el Dr. René Padilla la separación aguda que ha caracterizado 1 Este trabajo fue presentado en el Congreso Lausana III, Sede SETECA, Ciudad de Guatemala, Octubre 2010. 2 Cuando se usa el vocablo “misión” en este artículo, se refiere a la missio dei, la cual incluye pero es más amplia que la misión integral. Las misiones transculturales son la manera principal por medio de la cual Dios lleva su misión a los lugares en que Cristo no es conocido, obedecido y glorificado (Ro. 10:12-17).
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la perspectiva de los dos grupos: “la reducción de la misión a programas sociales que excluyen la proclamación explícita del Evangelio es tan nociva para la causa de Cristo como la reducción de la misión a la proclamación que niega la responsabilidad social como un aspecto social de la misión. Ambos estrechamientos son expresiones de los efectos de la Ilustración en el cristianismo occidental”.3 Las reflexiones de los últimos 40 años sobre la “missio dei” y la misión integral han servido para replantear de manera fundamental nuestro entendimiento de la tarea evangelizadora de la iglesia.4 Al mismo tiempo, se le ha dado poca atención a la formación espiritual y su papel en la misión de Dios. ¿Podría ser que la lentitud en el avance de la misión de Dios se debiera en parte a la falta de relacionar la formación espiritual bíblica con la misión? ¿Estamos preparando discípulos capaces de llevar a cabo la misión de Dios con testimonios creíbles no sólo de su “conversión” sino de la transformación que Jesucristo ha obrado en sus vidas? (2 Co. 3:18; Jn. 13:35).5 Quizás la mayor falta no esté en el divorcio histórico entre la espiritualidad y la misión, sino en nuestra falta de integridad como iglesia al intentar llevar a cabo la misión de Dios sin una formación espiritual bíblica que respalde la misión como la obra auténtica de Dios en Jesucristo. 3 Citado en James A. Gehman, “Definición de la misión integral e implicaciones para la hermenéutica bíblica”, Kairós no. 45 (juliodiciembre 2009): pág.128. 4 Ibid. El artículo de Gehman traza el desarrollo histórico del concepto de la misión de la perspectiva de los exponentes principales de América Latina. 5 Dallas Willard, The Spirit of the Disciplines (San Franciso: Harper & Row, 1988): págs. 264-265.
La Definición de la Formación Espiritual6 La formación espiritual se puede definir de la siguiente manera: La formación espiritual es el crecimiento integral hacia la imagen de Jesucristo que el Espíritu Santo dirige de manera sobrenatural utilizando los medios bíblicos, el esfuerzo intencionado del creyente, el cuerpo de Cristo, y el servicio en el reino de Dios.7 La formación espiritual no consiste solamente en la vida devocional o en la práctica de las disciplinas espirituales. Más bien, las disciplinas espirituales son medios que el Espíritu Santo utiliza para formar al creyente a la semejanza de Cristo y perfeccionar su participación en la obra de Cristo y la misión de Dios.8 Hoy día la tendencia de minimizar la importancia de las disciplinas espirituales o calificarlas de “legalistas” o “individualistas” no radica en la naturaleza de las disciplinas en sí mismas sino el uso indebido de éstas como medidas de la madurez espiritual o el compromiso cristiano. Demasiadas veces la práctica de las disciplinas espirituales es presentada en la iglesia evangélica como un “deber cristiano” en lugar de un encuentro transformador con el Cristo viviente. Comenta el escritor puritano Isaac Ambrose sobre la práctica de la meditación bíblica que “si el Espíritu de Cristo acompaña la Palabra, despertará corazones, levantará los ánimos y hará maravillas”.9 Harold Segura habla de una espiritualidad de “alma” que consiste en “el proceso continuo por medio del cual seguimos a Jesucristo alimentándonos de la comunión íntima con el Padre, bajo el impulso del Espíritu Santo y en peregrinaje fraterno con la iglesia”.10 6 En este artículo se usarán los vocablos “formación espiritual” y “espiritualidad” de manera intercambiable aunque la formación espiritual bíblica puede ser entendida lógicamente como la manera en que el Espíritu Santo edifica una espiritualidad verdadera en la vida del creyente. 7 La formación espiritual incluye el desarrollo de las virtudes según la obra sobrenatural del Espíritu Santo. “Crecer en virtud es desarrollar lo que podríamos llamar el carácter de Jesucristo mediante las manifestaciones y cualidades del fruto del Espíritu (Gá. 5:22-26) especialmente en cuanto a las relaciones humanas a todo nivel”, Daniel Schipani, “Formación espiritual: La meta del emerger humano a la luz de Jesucristo y el reino de Dios”, Kairós (No. 39, julio-diciembre, 2006): pág.100. 8 Las listas de las “disciplinas espirituales” son muchas y variadas. Sin embargo, la mayoría de los que escriben sobre este tema están de acuerdo de que la meditación bíblica, la oración y la soledad (con el propósito de meditar y orar) son las que tienen mayor influencia en la formación espiritual. La meditación en la Palabra de Dios y la oración son prácticas espirituales apoyadas de manera directa por la ayuda sobrenatural del Espíritu Santo (Ef. 6:17; 2 Ti. 3:16,17; Jn. 14:26; 1 P. 1:12; 1 Jn. 2:27 [la Palabra de Dios]; Ef. 6:18; Ro. 8:26-27; Judas 1:20-21; Apoc. 1:10-20 [la oración]). 9 Ibid., pág. 38 (palabras de Isaac Ambrose). 10 Harold Segura Carmona, Hacia una Espiritualidad Evangélica Comprometida (Buenos Aires, Kairós, 2002): pág. 28.
Quizás la mayor falta no esté en el divorcio histórico entre la espiritualidad y la misión, sino en nuestra falta de integridad como iglesia al intentar llevar a cabo la misión de Dios sin una formación espiritual bíblica que respalde la misión como la obra auténtica de Dios en Jesucristo.
Los Elementos de la Formación Espiritual Bíblica La Formación Espiritual es “espiritual” La formación espiritual es “espiritual” porque es un proceso que el Espíritu Santo lleva a cabo soberanamente en el creyente para ayudarlo a vivir en comunión plena con Jesucristo (Jn. 14:26; 15:26-27; 16:13-15). Según J.I. Packer el ministerio “distintivo, constante y básico del Espíritu Santo, bajo el nuevo pacto, es el de transmitir al creyente la presencia de Cristo”.11 Por medio del Espíritu, Cristo se hace presente en el creyente y en su iglesia con el fin de que Él sea conocido, amado, honrado y alabado.12 La obra del Espíritu es renovadora e integral. Utiliza de manera sabia las disciplinas espirituales, el ministerio del cuerpo de Cristo, las pruebas, y los desafíos del servicio en el reino de Dios para “formar” al creyente y “santificarlo por completo en espíritu, alma y cuerpo” (1 Tes. 5:23). Bajo esta óptica, la formación espiritual es más abarcadora que el discipulado. De hecho, la formación espiritual bíblica se realiza sólo en la vida de aquellos que se han comprometido a vivir como discípulos de Jesucristo.13
11 J.I. Packer, Keep in Step with the Spirit (Old Tappan, Nueva Jersey EU: Fleming Revell, 1984): pág. 49. 12 Ibid., pág. 47. 13 Bill Hull, The Complete Book of Discipleship (Colorado Springs: Navpress, 2006): pág. 35. (Según Hull, la formación espiritual describe la santificación o transformación de discípulos); Darrell Bock, “New Testament Community and Spiritual Formation”, Foundations of Spiritual Formation, ed. Paul Pettit (Grand Rapids, MI: Kregel Academic, 2008): pág. 105. Bock enfatiza que la formación espiritual incluye no solamente los programas de discipulado y las disciplinas espirituales sino también todos los demás recursos que Dios mismo utiliza para llevar al creyente a la madurez espiritual. Cabe observar que los discípulos de Jesucristo entraron en una relación de discipulado con Él, la cual permitió como resultado la formación en ellos de las cualidades de Jesús.
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La Formación Espiritual transforma al creyente La meta del Espíritu Santo es la transformación completa del creyente. En 2 Corintios 3:17-18, el apóstol Pablo nos enseña que: “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.14 Por tanto, todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (Es decir, por el accionar divino del Espíritu Santo). El fruto del Espíritu es la gloria de la persona de Cristo en el creyente, y los dones del Espíritu son para que el creyente glorifique la persona de Cristo en la iglesia y en el mundo.15
También observa Mariano Ávila que “la espiritualidad integral ha de permear nuestro diario quehacer. No es un aspecto de la vida que se vive exclusivamente en el culto o en el templo y que se manifiesta en las prácticas ascéticas o extáticas del cristiano; es una realidad que ha de evidenciarse en el andar cotidiano en todas las áreas de la vida, como señal de Reino que ha llegado y que está por venir”.17 La Formación Espiritual requiere la comunidad cristiana La formación espiritual bíblica no existe sin la comunidad cristiana. Una gran parte de la obra del Espíritu Santo se concentra en fomentar en el creyente las virtudes relacionales de la comunidad cristiana: misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, paciencia, el perdón mutuo, y el vínculo perfecto del amor (Col. 3:12-14). Paul Pettit describe así la naturaleza comunitaria de la formación espiritual que obra el Espíritu:
“La unidad en el cuerpo de Cristo no implica uniformidad... La meta es para que todo el cuerpo crezca. Es maravilloso que crezca cada miembro del cuerpo, pero tiene “La unidad en el cuerpo de Cristo no implica uniformidad... que crecer juntamente con los otros miembros del cuerpo, no en La meta es para que todo el cuerpo crezca. Como creyentes, el aislamiento individualista. El nuestra meta no es ser un miembro glorioso de un cuerpo, sino apóstol Pablo habló de esta clase un miembro de un cuerpo glorioso” de crecimiento y usó la metáfora de un edificio cuando escribió que: ‘en quien todo el edificio, Enfatiza Gordon Fee: “Al contemplar la gloria de Dios bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en (Cristo), el pueblo de Dios se va transformando en la misma el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edifiimagen, de gloria en gloria. Así que... el Espíritu del Dios cados para morada de Dios en el Espíritu.’ Como creyentes, viviente no sólo nos da la vida de Dios sino también sirve nuestra meta no es ser un miembro glorioso de un cuerpo, como la presencia de Dios y nos permite contemplar la glosino un miembro de un cuerpo glorioso”.18 ria de Dios para que seamos transformados a su imagen. ¡Ello es la gloria verdadera!”.16 La Formación Espiritual sirve a la Misión de Dios 14 La libertad se refiere a la libertad del “velo” que impide que no creyentes vean la gloría del Señor. Hay “libertad”, entonces, en el sentido de tener acceso pleno a Dios y la gloria de su persona. Véase Fee, God’s Empowering Presence, (Peabody MA: Hendrickson, 1999): pág. 309. 15 Packer comenta que “los dones espirituales han de definirse en referencia a Cristo como potencias actualizadas para expresar, celebrar, demostrar y comunicar la persona de Cristo de una manera u otras, ya sea por palabra o por hecho. De otra manera no edifica (pág. 83). 16 Fee, God’s Empowering Presence, págs. 309-310.
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El concepto de la formación espiritual como una espiritualidad “individualista” o “privatizada” no se puede reconciliar con el texto bíblico.19 La formación espiritual bíblica 17 Mariano Ávila, Conversión y Discipulado (San José, Visión Mundial, 1993): pág. 212 (énfasis agregado). 18 Paul Petitt, “Conclusion”, Foundations of Spiritual Formation, ed. Paul Pettit (Grand Rapids, MI: Kregel Academic, 2008): pág. 272. 19 Segura, págs. 13-20.
es para que la vida y el ministerio del creyente “encarnen” con suma claridad la persona y las palabras de Cristo. Sin la formación espiritual, la misión de Dios se convierte en algo menos que la misión de Dios en Cristo. Sólo los discípulos de Jesús pueden llevar a cabo la misión de Jesús, y no habrá discípulos verdaderos de Jesús aparte de la formación espiritual que el Espíritu Santo anhela realizar en cada creyente: “Por tanto todos nosotros... somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen [de Jesús], como por el Espíritu del Señor”. La Biblia no conoce ninguna misión edificada sobre las virtudes y los valores humanos por más deseables que sean en la elaboración de programas sociales y la reconstrucción de estados políticos.20
La Relación “Circular” entre la Formación Espiritual y la Misión de Dios La Omisión sorprendente: Los documentos principales que han contribuido a la formación de la teología de la misión hacen poca mención de la formación espiritual bíblica. Las porciones que más conectan la espiritualidad con la misión de Dios son las siguientes: Artículo 14 del Pacto de Lausana:
Consideremos lo siguiente: 1. ¿Podemos anunciar un evangelio de perdón y paz si nos falta la humildad para buscar el perdón y la paz entre nosotros? 2. ¿Podemos hablar las Palabras de Cristo con autoridad y convicción si no apartamos tiempo para meditar en sus palabras, poner atención a la voz del Espíritu Santo y arrepentirnos de nuestros pecados? 3. ¿Podemos vivir y servir con compasión de manera “encarnacional” si no se encarnan en nosotros de manera notable los frutos del Espíritu como individuos e iglesias? 4. ¿Podemos llevar a cabo la misión de Jesús si no podemos dar testimonio convincente de que nuestra vida ha sido revolucionada por la salvación en Jesús? En breve, la misión de Jesús sin la formación transformadora del Espíritu de Jesús es una misión que carece de “alma” como comenta Harold Segura: “El alma de nuestra fe es una espiritualidad enraizada en la Palabra e inspirada en el modelo de Jesús en la pasión por su reino”.21
Para ser la misión auténtica de Dios en Cristo, la misión requiere la formación espiritual del creyente. De la misma manera, sin participar en la misión de Dios, ningún creyente puede experimentar la formación espiritual auténtica.
20 Se oye a menudo el lamento sobre porqué Guatemala sigue sufriendo niveles altos de inseguridad, violencia y corrupción a pesar de contar con un porcentaje alto de cristianos evangélicos. ¿No sería mejor replantear la misma cuestión en términos de cómo ayudar a las iglesias de Guatemala a desarrollar y trabajar un perfil bíblico de un discípulo de Jesucristo? Véase Willard, Spirit of the Disciplines, págs. 220-250. 21 Segura, pág. 11.
“La evangelización mundial será una posibilidad realista sólo cuando el Espíritu Santo renueve la iglesia en verdad, sabiduría, fe, santidad, amor y poder. Por ende, exhortamos a todos los cristianos a orar por tal visitación del Espíritu Soberano de Dios de modo que su fruto se manifieste en todo su pueblo y sus dones enriquezcan el cuerpo de Cristo. Sólo así llegará la iglesia a ser un instrumento apto en sus manos para que toda la tierra oiga su voz”. Declaración 15 del Manifiesto de Manila: “Afirmamos que los que proclaman el evangelio deben ejemplificarlo en una vida de santidad y amor; de otra manera nuestro testimonio pierde credibilidad”. Afirmaciones de Amsterdam, No. 9: “Una vida constante y fiel de oración y estudio bíblico es esencial para nuestro crecimiento espiritual personal y para tener poder en el ministerio”. La omisión del papel de la formación espiritual en la misión de Dios es sorprendente a la luz del énfasis saludable que hacen estos documentos en una evangelización integral que produzca discípulos verdaderos de Jesús comprometidos con Su reino. Quizás se supone que cada cristiano se encuentra en el proceso de la formación espiritual, pero las investigaciones como el Proyecto Josué en Guatemala han demostrado que esta suposición no es la verdad.22 Para realizar su misión, Dios llama a un pueblo para sí mismo cuya santidad en toda esfera de la vida revela el carácter de Dios (Ex. 19:4-6; 2 Co. 6:16-7:1). 22 Roger Grossman, “Interpreting the Development of the Evangelical Church in Guatemala: Year 2002” (proyecto no publicado del D. Min, Southeastern Baptist Seminary, 2002). Un libro reciente que analizó el crecimiento de una de las megas iglesias más conocidas de los Estados Unidos concluyó que los creyentes más maduros y más comprometidos en el servicio del reino son los que son más activos e intencionados en buscar su propia formación espiritual. Véase Hawkins, Parkinson y Arnson, Reveal: Where are You? (Chicago Illinois: Willowcreek Resources, 2007).
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La Relación “Circular”, formados para la misión y por la misión: Para ser la misión auténtica de Dios en Cristo, la misión requiere la formación espiritual del creyente. De la misma manera, sin participar en la misión de Dios, ningún creyente puede experimentar la formación espiritual auténtica. Dios prepara al creyente para la misión (por medio de la formación espiritual), y la misión forma al creyente para Dios (como una parte indispensable de la formación espiritual). La relación es circular, no lineal, y continúa por toda la vida terrenal del creyente.
Ejemplo: El Espíritu Santo desea formar en el creyente la cualidad de amor (Gá 5.22). El creyente medita en el ejemplo del Señor Jesús y las enseñanzas bíblicas sobre el amor. Ahí es confrontado sobre su falta de amor por otros y se arrepiente de su egocentrismo. El creyente también reflexiona sobre el amor que ha recibido de Jesús (Ro. 5:5-11) y desea que otros puedan experimentar este mismo amor. Sin embargo, la “formación” del amor en el creyente no es completa si no participa en la misión de Dios. Al servir en la misión de Dios, el creyente aprende de hacer sacrificios de amor por los demás y aún por los que lo maltratan. Así se forman con firmeza en el creyente las cualidades del amor y la compasión de Cristo.
Enriqueciendo el concepto del ministerio encarnacional Desde hace bastante tiempo el concepto de la encarnación es un punto medular de reflexión sobre la naturaleza de la misión y los métodos para llevarla a cabo.23 Se propone enriquecer el concepto del ministerio encarnacional por medio de considerar los dos siguientes elementos. 23 Ibid: 37; para un ejemplo reciente, véase Gehman, “Definición de la misión integral”, págs.127-128.
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1. La Comunión de Jesús con su Padre Celestial La declaración de Jesús en Juan 20:21 de que “como me envió el Padre, así también yo os envío” lleva de manera implícita la necesidad de la formación espiritual. Los cuatro evangelios presentan a Jesús en comunión constante con Su Padre Celestial. Busca a su Padre en lugares desiertos para orar (Lc. 5:15-16; Mr. 6:45-46),24 intimando con él con una familiaridad que escandaliza a los demás (Lc. 11:1-13). Medita en la Palabra no sólo para impartir enseñanzas frescas sobre el carácter de Dios y su reino (Mr. 1:21-28) sino también para sostener su propia obediencia y sumisión a Dios en tiempos de crisis (Lc. 4:1-19; Mr. 14:36; Heb. 5:79). Declara abiertamente su dependencia de su Padre Celestial y su deseo de agradarlo (Jn. 5:19). Su “comida” es hacer la voluntad de Su Padre y terminar su obra, y así vive “permaneciendo” en Su amor (Jn. 15:10). Puede decir en el momento de ofrecer su vida en sacrificio por el pecado del mundo que “el mundo tiene que saber que amo al Padre y que hago exactamente lo que él me ha ordenado que haga” (Jn. 14:31). Esta comunión “poco común” marca a Jesús como el Hijo Verdadero de Dios en contraste a los fariseos que son identificados como religiosos que no conocen a Dios. La lección queda a plena vista: no se puede hablar del ministerio encarnacional sin seguir el modelo de Jesús en la comunión que él anheló, buscó y sostuvo con su Padre Celestial. El negar esta verdad es negar la enseñanza clara de Lucas 6:40: “El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuera perfeccionado, será como su maestro”. El poder de convencimiento del ministerio encarnacional depende de gran manera de la formación plena de Cristo en el creyente. 2. El “Derramamiento” de vida para dar vida La formación de la persona de Cristo en el creyente no tiene el fin de sólo “mejorar” o “perfeccionar” la vida cristiana del mismo creyente. Más bien, la formación de la persona de Cristo en el creyente tiene como fin el derramamiento de la vida de Cristo en el mundo para la gloria de Dios (Jn. 12:27-28). Pablo describe su propia vida como “libación” derramada para edificar la fe de los filipenses (Fil. 2:17) y exhorta a todos los creyentes a ofrecer su vida en “sacrificio vivo” (Ro. 12:1). También el apóstol habla de llevar en su cuerpo la “muerte de Jesús” para que la vida de Jesús pueda ser transmitida a otros (2 Co. 4:10-12).
24 Véase Ajith Fernando, Jesus Driven Ministry (Wheaton IL: Crossway, 2002): págs 225-242. Este libro se ha publicado en español bajo el título Ministerio Dirigido por Jesús.
En Juan 12, el Señor Jesús habla del “derramamiento” usando la figura de un grano de trigo que ha de “caer en la tierra y morir” para producir fruto. El propósito del grano de trigo no es permanecer en su “perfección” como grano, sino más bien “derramar” la vida que lleva adentro para producir fruto abundante. El versículo 26 manifiesta la expectativa de Jesús que este “derramamiento de vida” sea la experiencia de todo discípulo verdadero: “Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”. Jesús describe el dolor que produce este derramamiento aún en su propia vida como Salvador: “Ahora está turbada mi alma: ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto, he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre”. Como Salvador y Redentor, el Señor Jesús derramó su sangre para que Dios reconciliara consigo todas las cosas en la tierra y en el cielo, “haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Col. 1:20). El derramamiento de vida de parte del discípulo de Jesús no tiene ningún efecto redentor, pero sí forma una parte medular de la misión que Dios realiza por su iglesia, como testifica el apóstol Pablo: “me gozo en lo que padezco por vosotros y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia” (Col. 1:24). Observa Ajith Fernando, “La frustración y el dolor son elementos esenciales del ministerio encarnacional...Si en verdad nos identificamos verdaderamente con la gente, hay que esperar la frustración y el dolor”.25
La lección queda a plena vista: no se puede hablar del ministerio encarnacional sin seguir el modelo de Jesús en la comunión que él anheló, buscó y sostuvo con su Padre Celestial. En breve, la formación espiritual ayuda al creyente a vivir toda la plenitud de Dios (Ef.3:18-19) no con el fin de que su vida sea más cómoda, más placentera, o sólo más “santa”, sino para que pueda “derramar” tal plenitud en servicio a los demás, y así ayudarlos a experimentar la vida abundante en Cristo que es la voluntad de Dios para todo ser humano (1 Tim. 2:4-5). Cualquier concepción del ministerio encarnacional ha de tomar en cuenta no sólo la entrada de Cristo al mundo sino también el sacrificio de amor que marcó su “salida” del mundo y que hará que se doble toda rodilla y que confiese toda lengua que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre (Fil. 2:10-11). La cruz siempre ha de ser la culminación de la encarnación y el modelo del derramamiento que rige la vida del discípulo de Cristo. 25 Ajith Fernando, pág. 22.
Hay que reiterar que el “derramamiento” del creyente de su vida en Cristo en servicio a la iglesia y al mundo debe ser entendido como una parte integral de cómo el creyente es “formado” por la misión. Así se le enseña el significado verdadero del servicio y de cómo ser grande en el reino de Dios (Mr. 10:35-45). Así el egocentrismo del creyente es confrontado, corregido y cambiado por la cruz de una manera que no pueden lograr las disciplinas espirituales tradicionales. Comenta el Dr. William Lawrence, director del “Centro para Liderazgo Cristiano” del Seminario Teológico de Dallas: La ambición se transforma en la humildad cuando se dirige hacia el servicio a los demás y no hacia el servicio orgulloso de uno mismo. La ambición cristiana es redefinida [por Jesús] para referirse no al servicio de uno mismo sino al sacrificio de uno mismo. Se logra por medio de la ambición santa a la esclavitud de acuerdo al modelo del mismo Señor Jesús. ...La ambición cristiana es el deseo ardiente e impulsador para glorificar el nombre de Cristo y no al yo. Tenemos que preguntarnos: ¿Cuál es mi propósito? ¿Estoy satisfaciendo mi ego por medio de este ministerio o estoy sacrificando mi ego por amor de este ministerio?26 Agrega Siang-Yang Tan: El servir satisface nuestro anhelo más profundo y es nuestro llamado. No nos disminuye, ni disminuye a otros. Más bien nos ayuda a morir al yo falso y pecador. El verdadero servicio nos permite crecer en ser maduros y auténticos en Cristo.27 Un intento sencillo por integrar la Formación Espiritual con La Misión de Dios
26 William D. Lawrence, Bibliotheca Sacra, “Distinctives of Christian Leadership”, (July-September, 1987): págs. 323-324. 27 Siang-Yang Tan, Full Service (Grand Rapids, MI: Baker, 2006).
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“Fundamentalmente nuestra misión... significa nuestra participación comprometida como pueblo de Dios, bajo la invitación y el mandato de Dios, en la misión propia de Dios, dentro de la historia del mundo de Dios, para la redención de la creación de Dios”. Dr. Christopher Wright.28 1. Dios tiene una “misión” eterna centrada en “la reconciliación de todas las cosas” en Cristo y la “administración” de todas las cosas bajo el reino redentor de Cristo (Col. 1:15-20; Ef. 1:9-10). 2. Dios redime a su pueblo y lo llama para que anuncie las “virtudes” de Él y sirva en el mundo como cuerpo de Cristo/nación santa de Dios (Ex. 19:4-6; 1 Pedro 2:9-10; Apoc.1:5b-6).
Implicaciones y propuestas para Guatemala y América Latina 1. La formación espiritual bíblica es un fundamento indispensable en la misión de Dios. Dios ha redimido y ha llamado a un pueblo para Sí mismo para llevar a cabo su misión en el mundo. Declara James C. Wilhoit: “La formación espiritual es la tarea de la iglesia, y ¡punto! No es una opción interesante que la iglesia pueda perseguir ni tampoco es una categoría de poca importancia en la “descripción de trabajo” del cuerpo de Cristo. La formación espiritual está en el centro de por qué existe la iglesia. La iglesia fue formada para formar. Nuestro cometido, dado por Jesús mismo, es hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles a obedecer los mandamientos de Él (Mt. 28:19-20). La evangelización, la adoración, la enseñanza y la compasión que la iglesia ha de practicar requieren que el cristiano sea espiritualmente formado”.30 2. La debilidad de la iglesia evangélica en el entendimiento y la ejecución de la misión de Dios se debe a deficiencias espirituales, no sólo teológicas. Nosotros los líderes les hemos fallado a Dios y a la iglesia al no definir con mayor claridad en qué consiste la formación espiritual bíblica y la madurez espiritual en Cristo.
¿Podemos vivir y servir con compasión de manera “encarnacional” si no se encarnan en nosotros de manera notable los frutos del Espíritu como individuos e iglesias? 3. y 4. El pueblo de Dios/iglesia de Cristo está siendo formado de continuo por el Espíritu de Dios para que se cumpla la misión de Dios en sus hijos (Ro. 8:26-39) y en toda su creación (Apoc. 21-22). La misión de Dios en Cristo ha de ser modelada, proclamada y ejecutada por los discípulos de Cristo cuyas vidas demuestran la verdad de lo que el apóstol Pablo anuncia: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”.29 5. ¿No se debe incluir en la misión de Dios la formación espiritual de su pueblo a la imagen de Jesucristo, el Rey del reino y el Líder de la misión?
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28 Christopher J. H. Wright, The Mission of God: Unlocking the Bible’s Grand Narrative (Downer’s Grove, IL: 2006): págs. 22-23, citado en David Suazo Jiménez, “La Función Profética de la Educación Teológica en América Latina” (disertación doctoral, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala, 2009). 29 Col. 1:27. Los versículos 28-29 hablan de la centralidad de Cristo en las tareas de la misión y el poder espiritual que se necesita para llevarla a cabo. REVISTA DE FORMACIÓN E INFORMACIÓN MISIONOLÓGICA
3. La formación espiritual bíblica refleja y apoya la misión de Dios en por lo menos cuatro maneras críticas: a. Testimonio personal y colectivo: la “señal del reino” de una vida auténticamente transformada por Jesucristo. b. Poder espiritual en el uso correcto de los dones espirituales para glorificar a Cristo y servir el avance de su reino. c. Vivencia comunitaria (la unidad de familia e iglesia) basada en el perdón, la reconciliación, y el amor ágape que es “el vínculo perfecto” para que vivan en armonía las personas imperfectas (Col. 3:14). Tal vivencia es el anuncio profético de la reconciliación de todas las cosas (Col. 1:20). d. Visión: un entendimiento claro dado por el Espíritu Santo de la misión de Dios y la participación responsable y prioritaria en ella de todo discípulo de Cristo. 4. El liderazgo eclesial y las instituciones teológicas de América Latina tienen la responsabilidad de diseñar 30 James Wilhoit, Spiritual Formation as if the Church Mattered (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2008): págs. 15-16.
perfiles bíblicos31 del discípulo de Jesucristo y aclarar la manera en que la espiritualidad es el “motor” y la manifestación de la misión de Dios.
5. La teología encarnacional ha de incluir los conceptos de la comunión con Dios y el “derramamiento” de vida en base al ejemplo de Jesucristo, los apóstoles, los mártires, y los pioneros latinoamericanos en el evangelismo y las misiones transculturales. 6. El pensamiento teológico integrador reflejado en el Pacto de Lausana en términos de evangelización y mi-
sión debe incluir de manera más específica la formación espiritual del creyente en base a 2 Co. 3:17-18. 7. Los líderes y teólogos de América Latina deben servir a las iglesias por medio de la elaboración de una teología más bíblica, práctica y robusta de la formación espiritual, distinguiéndola del legalismo, del libertinaje, y de otras perspectivas sincretistas que han desviado la obra sobrenatural del Espíritu en el creyente. Tal teología debe incluir una exploración bíblica e histórica del papel y uso correcto de las disciplinas espirituales.
31 La pluralidad de perfiles se basa en la necesidad de ser sensible a las múltiples diferencias que existen en los contextos socio-políticos de América Latina. Aunque el primer paso podría ser la elaboración de un perfil general, la especificidad de perfiles más detallados ayudará a las iglesias a ser más intencionadas en el discipulado de sus miembros.
Diplomado en Misiones Transculturales SETECA El diplomado es un programa de estudio a nivel universitario, enfocado en la preparación bíblico-teológica y misionológica de los candidatos a misioneros transculturales. Está diseñado pensando especialmente en los miembros de comités de misiones de iglesias locales, personas involucradas en instituciones de enseñanza misionológica y personas que necesitan entrenarse para ir al campo de las misiones. Para poder graduarse, el estudiante deberá completar un total de 60 créditos académicos, repartidos en tres trimestres en residencia, además de realizar una práctica transcultural de 2 meses.
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situación, se hace necesario entonces para la iglesia el repensar cómo realizar su misión en el mundo. Hay quienes consideran que la educación es solamente una parte de la misión de la iglesia, mientras otros consideran a la educación como su principal labor antes de llegar a la praxis en cualquier área en que se desempeñe el cristiano, primariamente en el cumplimiento de la misión. Debido a esta disparidad de acercamientos, se hace necesario revisar las definiciones sobre la misión y la educación.
La Educación en la Misión1
Dra. Ana María de Campos
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Profesora de SETECA
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o hay una iglesia auténtica sin misión, así como tampoco hay una verdadera educación teológica sin iglesia. Ello procede de la comprensión histórica de la teología como aquella actividad educativa/reflexiva de la iglesia cristiana que trata de entender el ministerio de la fe, descubrir sus implicaciones para la vida y hacer visible su misión en el mundo. En una consulta celebrada por la Fraternidad Teológica Latinoamericana en Quito, Ecuador (1985), los participantes llegaron a la conclusión de que “la educación teológica es la capacitación del pueblo de Dios para el servicio del Reino”.2 Y añadiría, en cumplimiento de su misión para el servicio del Reino. 1 Este trabajo fue presentado en el Congreso Lausana III, Sede SETECA, Ciudad de Guatemala, Octubre 2010. 2 René Padilla, Nuevas alternativas de educación teológica (Grand Rapids: Nueva Creación, 1986): pág. 119.
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Esta definición introduce tres elementos esenciales: “pueblo de Dios”, “educación teológica” y “servicio del Reino”. A partir de la concepción del sacerdocio universal de los creyentes, la educación teológica debería ser un instrumento para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, específicamente entonces, para llevar a cabo la misión integral demandada a la iglesia. Por supuesto, que no se deja de reconocer que hay ministerios que por su función y complejidad requieren de una formación más profunda y completa. Sin embargo, el valor de esta definición es que pone en claro a quién se debe educar, “al pueblo de
La convicción de que una iglesia sin líderes bien formados y capacitados, jamás llegará a la madurez, al crecimiento, al cumplimiento de la misión o a la proyección parece ser el consenso de muchos. Debido a esto, crece el número de institutos, seminarios y cursos teológicos por extensión. La formación, la capacitación y el desarrollo del liderazgo es la pauta del día, no sólo en el continente latinoamericano, sino en todo el mundo.3 La educación de la iglesia para el cumplimiento de su misión sigue siendo una preocupación en nuestra tarea docente. ¿Cómo hacer para que el liderazgo que la dirige, logre recibir esta educación necesaria que lleve a la iglesia evangélica hacia el fiel cumplimiento de su misión? Y si la recibe, ¿Será que las instituciones teológicas están supliendo a cabalidad esta necesidad educativa, o tan sólo informando sobre lo que la misión es, pero no formando, modelando la misma, de manera que los líderes puedan aprender, no sólo mediante el área cognitiva, sino también volitiva y en la
Hay quienes consideran que la educación es solamente una parte de la misión de la iglesia, mientras otros consideran a la educación como su principal labor antes de llegar a la praxis en cualquier área en que se desempeñe el cristiano, primariamente en el cumplimiento de la misión Dios” y para qué, “el servicio del Reino”, para el cumplimiento de “su misión aquí en la tierra”. Pero, en esta sociedad posmoderna, en constante cambio, se requiere hacer una relectura de los paradigmas impuestos por la modernidad. Si se toma en cuenta esta
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praxis? ¿Cómo la educación puede salir al frente para ayudar a la iglesia en la comprensión de lo que es su misión, para que ésta cumpla la tarea tal y como Jesús espera que se de? ¿Cómo responder al desafío 3 René Padilla, La iglesia local como agente de transformación: una eclesiología para la misión integral (Argentina, Buenos Aires: Ediciones Kairós, 2003): pág. 44.
de la formación integral de los miembros y líderes emergentes en la iglesia? ¿Qué desafío representa esta situación para el desarrollo de programas interdisciplinarios de formación de la educación teológica?
Definiciones sobre la misión y la educación Misión René Padilla define la misión de la iglesia como “la formación de discípulos a todas las naciones –discípulos que se identifiquen con Jesucristo en su muerte y resurrección mediante el bautismo y aprendan a obedecerle en todas las dimensiones de la vida humana”.4 Mientras que Emilio A. Núñez la define en su aspecto misional, como: …la misión de la iglesia consiste en que ella se haga presente en el mundo como la comunidad del Reino de Dios, para comunicar el Evangelio por palabra y obra, en el poder del Espíritu Santo, en pro de la salvación integral del ser humano por medio de Jesucristo, a fin de que Él sea glorificado… La iglesia fue elegida para cumplir la misión (1 P 2:910). El agente divino es el Espíritu Santo. La iglesia tiene que manifestarse al mundo con una misión. La misión pertenece a la esencia misma de la iglesia. Le es inherente a la iglesia su carácter misionero. El privilegio de cumplir con la misión cristiana es la vocación de la iglesia, su razón de ser, su meta en el mundo.5 4 Ibíd. Dentro de un enfoque humano,
René Padilla también lo define como: “La misión es el florecimiento social de la palabra en un presente cada vez más cambiante. /aquí tratamos con/ la palabra de Dios como la iglesia en su desarrollo; la palabra como iglesia en su situación fronteriza; la iglesia como sorpresa y rompe cabeza…la iglesia cuando su apariencia histórica es tan novedosa que se tiene que forzar a sí misma para reconocer sus partes en el espejo presente; la iglesia donde queda preñada de nuevas revelaciones para un pueblo en el que amanece”. René Padilla, Nuevas alternativas de educación teológica, (Grand Rapids: Nueva Creación, 1986): pág. 119.
5 Núñez, Teología y misión: Perspectivas desde América Latina, págs. 235-7
Esta misión de la iglesia se ha tomado con liviandad en la comunidad del Reino, dando como resultado la falencia en el cumplimiento de la misma. Con mucha razón Riquelme urge a cumplir con la función existencial de la iglesia: La misión no es una función que la Iglesia realiza, sino la razón por la cual existe y realiza las cosas. Es su ADN. Uno no puede ser cristiano sin ser testigo de Cristo al mismo tiempo. El privatismo de la religión tan difundido hoy, ha influido negativamente en la Iglesia, que muchos creyentes no ven la acción de dar testimonio de Cristo como algo esencial a la fe cristiana.6
teológica contextual, informada por ‘las Escrituras, la tradición, la razón y la experiencia’ capaz de ser una fuerza transformadora en la iglesia y la sociedad en los años que nos quedan del siglo XX”.7 La educación siempre se presenta como instrumento y respuesta para el cambio. La educación siempre presupone un ejercicio en la formación moral y tiene que hacer frente a la remodelación que la sociedad necesita. La educación es un instrumento para responder a la responsabilidad y reconstrucción social en lugar de un simple proceso de adquisición de un conjunto de conocimientos académicos.
La educación siempre se presenta como instrumento y respuesta para el cambio. La educación siempre presupone un ejercicio en la formación moral y tiene que hacer frente a la remodelación que la sociedad necesita. Educación teológica En uno de sus escritos, Wesley lo define de la siguiente manera: “Un intento profético por sembrar la semilla de una formación
6 Miguel Riquelme, “Integración de la educación en la misión de la iglesia”, 21 de octubre 2009, <http://www.iglesiadedios. cl/nacional/index.php?option=com_conten t&view=article&id=53&Itemid=72>.
Por consiguiente, educar en la fe significa ante todo enseñar a vivir y transmitir su contenido. En su expresión mínima, se puede decir que el contenido de la fe cristiana es el evangelio de Jesucristo. La educación teológica es, pues, el proceso por me
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Esta cita fue tomada en septiembre del 2009 de un ensayo de Wesley, pero la página en internet no ha vuelto a aparecer y no se pudo tener los datos exactos de esta cita.
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...la educación teológica no tiene como principal meta preparar ministros exitosos de acuerdo a ciertas medidas utilitarias, sino, más bien, desarrollar ministros maduros, saludables y competentes, que estén bien capacitados para desarrollar la misión y llevar a la iglesia a cumplirla. dio del cual la iglesia es formada en la fe, e informada sobre ella, para articularla en hechos y palabras, con integridad bíblica, teológica, histórica y ética, y vitalidad espiritual, a través de las fronteras geográficas, sociales, psicológicas, culturales, políticas, económicas y religiosas. Hasta que todos lleguen a la estatura de la plenitud de Cristo, al varón perfecto, como Pablo expresa con precisión la meta de la educación teológica en Efesios 4:12-13. Es con este contenido y contexto educativo en el que se debe capacitar a la iglesia para el cumplimiento integral de su misión.
Propósito global de la educación El propósito global de la educación cristiana teológica es explícitamente consistente con la misión de la iglesia de ser un signo de las buenas nuevas del reino. Debido a esto, el objetivo de la educación también se puede definir como el hecho de servir en la formación, transformación y potenciación de la comunidad eclesial alternativa a la luz del evangelio del reino de Dios. La centralidad de esta tarea y de este ministerio educativo puede verse como el habilitar a la iglesia para la adoración, equiparlos para la comunidad y potenciar para la misión de igual manera.8 ¿Cómo responder al desafío de la formación integral para una misión integral de los miembros y líderes emergentes en la iglesia? ¿Qué desafío representa esta situación para el desarrollo de programas interdisciplinarios de formación educativa cristiana?
8 Daniel S. Schipani, Teología del ministerio educativo: perspectivas latinoamericanas (Buenos Aires, Argentina: Nueva Creación, 1993): pág. 117.
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A partir de la misión integral se verán algunos desafíos actuales para la educación y misión de la iglesia.
Desafíos de la educación Para que la educación teológica pueda educar, capacitar y ayudar a la iglesia, en el cumplimiento de su misión, ésta debe tener ciertas características esenciales para tal propósito: Primero, esta educación tiene que ser inherentemente transformativa. Esto es, que buscará no sólo el entender, sino también el corregir la vida cristiana. Se educa para que se aprenda, y la meta del aprendizaje es el cambio de vidas. No sólo se tiene que informar, se realiza esto con el propósito de transformar. Cuando Jesús, en la Gran Comisión, ordenó a sus discípulos que enseñaran todas las cosas que Él había compartido con ellos, no solamente quería que ellos entendieran a cabalidad los compromisos del evangelio, sino también que sus vidas reflejaran las verdaderas disciplinas de la realidad del reino.9 Segundo, ésta debe ser holística. Debe considerar y buscar normar, no sólo la mente, sino que de igual manera, la voluntad y lo afectivo. En otras palabras, debe estar preocupada no sólo por la ortodoxia (correcta doctrina), sino también por la ortopraxis (correcta práctica) y la ortopatía10 (correcto afecto). Es cuestión de la mente, de la voluntad y del corazón, que llegue a 9 Jesse C. Fletcher, La misión de la iglesia (U.S.A.: Casa Bautista de Publicaciones, 1989): págs. 76-77. 10 Se buscó en el Oxford English Dictionary, y no se encontró el significado de este término. Pero después de buscarlo en Google, se encontró en algunos blogs que les dan este uso. Quizá pueda llegar a ser parte de un término a ser empleado en la educación teológica. Este término es usado por los cuáqueros, para describir una clase de terapia de higiene natural. No
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la persona total, a cada una de sus partes esenciales. Si la ortodoxia es la forma correcta de la verdad, y la ortopraxis es la correcta implementación de la verdad en la vida de la iglesia y del creyente, entonces la ortopatía podría ser la correcta expresión de estos afectos cristianos, por el poder del Espíritu Santo, en la vida de la iglesia y del creyente. Por consiguiente, la iglesia estaría llevando a cabo su misión con su completo ser, habiendo entendido y sentido, y estando lista para la práctica de la misma. El término “haced discípulos” encontrado en Mateo 28:19-22, pone más énfasis en el hecho de que de igual manera tanto la mente como el corazón y la voluntad deben ser ganadas para Dios.11 Al respecto, Hendricksen añade: “Un discípulo es un alumno, un aprendiz. El verdadero discipulado implica mucho más que la evangelización. Un entendimiento puramente mental hasta ahora no ha hecho ningún discípulo. La verdad aprendida debe ser practicada”.12 Tercero, debe ser claramente reconocida la primacía de la praxis en el método teológico cuando se educa a la iglesia en el cumplimiento de su misión. Dándose la praxis (cristianos e iglesia en general), podrían ser ambos, el punto de partida y meta final de la actividad teológica. El decir que la teología comienza con la praxis, no es decir que se deriva sus normas de la praxis. En lugar de esto, se afirma la necesidad de buscar la reflexión doctrinal al punto de descubrir las implicaciones antropológicas y soteriológicas de todas las doctrinas. También se debe hacer el esfuerzo indispensable en relacionar ese segundo nivel de reflexión doctrinal a las actividades primarias teológicas que responden directamente a las preocupaciones que surgen de la práctica cristiana en el mundo.
sé si este uso tendrá algún argumento en contra para no poder usarlo en la educación teológica, no se quiere dar la idea de apoyar el concepto dentro de este movimiento cuáquero. Pero es un término interesante y describe una realidad básica verdadera, que la fe genuina, tiene una importante relación con el área afectiva. 11 Guillermo Hendricksen, El evangelio según San Mateo (Grand Rapids, USA: Subcomisión Literatura Cristiana, 1986): pág. 1048. 12 Ibíd.
Cuarto, debido a su conexión con la práctica, una verdadera educación práctica teológica debe necesariamente ser contextual. Ésta no se enfocará en la búsqueda por expresiones universales in-cambiables de la fe cristiana, sino que garantizará el trabajo demandante de lucha con ambos, la revelación cristiana y la situación individual socio-histórica hasta que se determine la auténtica encarnación de la fe cristiana particular. En el proceso esto podría proteger contra ambos, la irrelevancia y el relativismo. Quinto, esta actividad educativa teológica podría ser inherentemente ocasional, es decir, preocupada más por responder a temas que vayan surgiendo, en lugar de formular programáticamente un sistema teológico abstracto. La tarea educativa es sensible a lo que está sucediendo alrededor para poder ser pertinente en su respuesta y en la aplicación de las verdades divinas a esas verdades sociales y antropológicas. Sexto, concretizando la misión en forma objetiva, se puede decir que la mayoría de los cursos que se ofrecen en las instituciones teológicas están orientados hacia la formación de pastores, evangelistas, maestros y misioneros. Para dichas instituciones les parece que la misión de la iglesia se puede sintetizar sólo por la fundación y multiplicación de iglesias. Se ignora la misión global de la iglesia, y así se minimiza la misión, excluyendo al creyente de la iglesia de su llamado vocacional. Por otro lado el ministerio docente de la iglesia ha sido orientado a la formación de obreros. Todo esto ha traído el descuido de la práctica cristiana en su totalidad, o sea, el de la importancia de la presencia de la iglesia en el mundo, el de ser luz y sal, y el de la misión de la iglesia como comunidad del Reino.13 Séptimo, la educación teológica debe responder a los cambios generacionales, cambiando de enfoques didácticos en bien del aprendizaje del educando. Como bien lo expresa Robert E. Weber. 13 Dieter Brepohl, La misión de la iglesia: una visión panorámica (San José, Costa Rica: Oficina Regional de Comunicaciones para América Latina de Visión Mundial Internacional, 1992): pág. 153.
La educación anteriormente se centraba en el conocimiento y las habilidades de los estudiantes como individuos y con esa base se medían su rendimiento y se promovían a niveles superiores. La reacción postmoderna va por la senda de subrayar la comunidad por encima del individuo y las relaciones más que el conocimiento frío y distante. Los evangélicos jóvenes prefieren una educación inter-generacional y una formación en comunidad.14
Noveno, si es verdad que el propósito de la educación teológica es preparar obreras/ os aprobados, la misión de la misma debe reflejar un compromiso ético con el desarrollo integral de los ministros que educa. Es decir, la educación teológica no tiene como principal meta preparar ministros exitosos de acuerdo a ciertas medidas utilitarias sino, más bien, desarrollar ministros maduros, saludables y competentes, que estén bien capacitados para desarrollar la misión y llevar a la iglesia a cumplirla.
Octavo, la educación teológica debe evaluar, no sólo su forma de educar en el último siglo sino, fundamentalmente, su pedagogía para las primeras décadas del
En conclusión, según el mandato del Maestro de Maestros, se debe hacer discípulos yendo en busca de las personas, bautizando en el nombre del trino Dios a los que
La tarea educativa es sensible a lo que está sucediendo alrededor para poder ser pertinente en su respuesta y en la aplicación de las verdades divinas a esas verdades sociales y antropológicas. presente siglo. Es por ello que los educadores/as religiosos tienen que hacer preguntas que provean nuevas directrices para la educación de la Iglesia.
14 Robert E. Weber, The Younger Evangelicals: Facing the Challenges of the New World (Grand Rapids: Baker Book House, 2002): pág. 18.
reciben el Evangelio, y enseñándoles que guarden o sea que obedezcan, pongan en práctica, que apliquen, que vivan “todas las cosas” que El nos ha mandado (Mt. 28:1920). Esto significa mucho más que darles a conocer, e informarles esas “cosas” y sugerirles que la memoricen y las repitan ¿Cuántas son “esas cosas”? La lista es bastante larga y se relaciona con la totalidad de la
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vida del discípulo,15 pero principalmente en el cumplimiento de su misión como creyente, como discípulo del maestro que ha sido verdaderamente educado, capacitado para llevar a cabo su tarea en el mundo. El tomar parte de la misión no es nunca algo optativo para el cristiano. Este debe preguntarse, cómo y dónde quiere Dios que ejerza su mandato misionero, sabiendo por seguro que al haber sido llamado a Jesucristo, también ha sido llamado simultáneamente a comprometerse con Él en su misión.16
del mundo.17 Esta tarea educativa pareciera imposible, pero con Dios y su asistencia prometida, todo será posible.
No obstante, se debe resistir la tentación de comprometer la calidad de la educación teológica en una forma que diluya la capacidad de crear ministros y congregacioLa educación teológica tiene una gran in- nes competentes, misionales, equilibradas fluencia en el desarrollo de ministros y mi- y saludables. Entonces, la pregunta clave nisterios, pero ésta debe ser desarrollada es: ¿Cómo pueden nuestras instituciones con un claro entendimiento de la tradición desarrollar una filosofía, programa o currículo que sea relevante, a la vez que no carezca de la profundidad teo-ética necesaria para construir un ministerio pastoral y congregacional saludable? Lo práctico y la formación ministerial no La misión consiste tienen que ser enetambién en la tarea migos de lo intelecdocente diaria y a tualmente riguroso; través de los años, al contrario, deben y, más que todo, en complementarse. Es el ejemplo de disimportante, entoncipulado cristiano ces, desarrollar una que los docentes, visión integral en las El tomar parte de la misión no es nunca algo optativo para el siervos-líderes teneinstituciones educacristiano. Este debe preguntarse cómo y dónde quiere Dios que mos que ofrecer a tivas teológicas que ejerza su mandato misionero, sabiendo por seguro que al haber sido los que reciben de entienda bien los llamado a Jesucristo, también ha sido llamado simultáneamente a nosotros la Palabra retos y recursos que comprometerse con Él en su misión. de Dios. Pareciera existen para educar una tarea imposible y equipar al ministro frente a las fuerzas y y la congregación recursos humanos; pero el Señor promete cristiana, de sus contextos y las destrezas para la misión de la Iglesia. estar con nosotros “todos los días”, o sea, ministeriales que sirvan en este tiempo. cada día de nuestra existencia, hasta el fin 15 Núñez, Teología y misión: Perspectivas desde América Latina, pág. 244. 16 René Padilla, Discipulado Compromiso y Misión, (Visión Mundial, 1994): pág. 22.
17 Núñez, Teología y misión: Perspectivas desde América Latina, pág. 244.
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La Misión desde el Nuevo Testamento Reflexiones en torno al tema a la luz del Congreso de Lausana 20101 1
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l tema de la misión ha ocupado el lugar céntrico en la reflexión teológica evangélica durante los últimos cien años. Dr. Pablo Sywulka La Conferencia de Profesor de SETECA Edimburgo de 1910 se convocó para tratar dicho tema pensando principalmente en la evangelización del mundo. Más recientemente, y especialmente a partir de los Congresos de Berlín (1966) y Lausana (1974), se ha enfocado la relación entre la proclamación del mensaje y las acciones que la deben acompañar.2 Mucho se ha escrito en las últimas décadas sobre la misión de la iglesia. La reflexión sobre el tema ha sido estimulante, retadora, y a veces controversial. Sin embargo, no siempre se ha dado la importancia debida al texto bíblico como punto de partida para la discusión. Nuestro objetivo en este estudio es considerar el tema de la misión desde el Nuevo Testamento, con el objetivo de hacer una modesta contribución a la base bíblico-teológica para este tema importante.
1 Este trabajo fue presentado en el Congreso Lausana III, Sede SETECA, Ciudad de Guatemala, Octubre 2010. 2 Para una presentación más amplia de este asunto, vea James A. Gehman, “Definición de la misión integral e implicaciones para la hermenéutica bíblica”, Kairós 45 (julio-diciembre 2009), 109-133.
El concepto de misión La palabra “misión” viene del término missio en latín, el cual se deriva del verbo mittere que significa “enviar”. Misión es aquello para lo cual alguien es enviado. Hay varias expresiones en el NT que comunican la idea de misión. Una de las más importantes es el verbo “enviar”, el cual se usa para traducir al español varios verbos griegos, principalmente apostellō (aparece unas 135 veces) y pempō (80 veces) con sus derivados.
Mucho se ha escrito en las últimas décadas sobre la misión de la iglesia. La reflexión sobre el tema ha sido estimulante, retadora, y a veces controversial. Sin embargo, no siempre se ha dado la importancia debida al texto bíblico como punto de partida para la discusión. Un término complementario es el verbo “ir”. El que es enviado va; es así que Cristo pudo introducir su misión con las palabras “he venido” (por ejemplo Jn. 10:10), y también pudo dar la orden “id” para expresar la misión de sus seguidores (por ejemplo Mt. 28:19). Las expresiones de propósito también pueden comunicar la misión; por ejemplo “para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó” (1 P. 2:9).
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El enfoque de este estudio El presente estudio se enfoca en el verbo griego apostellō en el NT. Se ha escogido este término por varias razones. Por una parte, es el verbo que más corresponde a la idea de enviar con un propósito.3 Además de su uso frecuente, es una expresión clave para describir la misión tanto de Jesús como de sus seguidores. La idea de enviar o de ser enviado aparece en relación con una variedad de situaciones. Por ejemplo, Dios envía no solo a Jesús, sino también a su Espíritu (Gá. 4:6; 1 P. 1:12), a sus ángeles (Lc.
1:26) y a sus voceros humanos (Jn. 1:6; Hch. 7:35). Dentro del ámbito cristiano la iglesia puede enviar mensajeros (Hch. 15:25) y los líderes pueden enviar delegados (1 Co. 4:17). En la experiencia humana general, se puede enviar mensajeros con una variedad de objetivos (por ejemplo, para invitar a una cena, Mt. 22:3-4). Para los propósitos de este estudio, se ha escogido solamente los pasajes que hacen referencia a la misión de Jesús y la de sus seguidores, mayormente aquellos pasajes donde aparece el vocablo apostellō.
La misión de Jesús según el Nuevo Testamento ¿Quién envía a Jesús? Jesús es enviado por Dios. Jesús así lo declara en múltiples oportunidades, como también lo afirman otros escritores como Lucas, Pablo y Juan (Jn. 3:17, 34; 8:42; Hch. 3:20, 26; Ro. 8:3; Gá. 4:4; 1 Jn. 4:9-10). En los evangelios a veces aparece la forma reflexiva del verbo en boca de Jesús (Mt. 15:24; Lc. 4:43), pero siempre se entiende que quien envía es Dios o el Padre. Especialmente en Juan, Jesús habla de que el Padre lo ha enviado (Jn. 5:23, 30, 36, 37; 6:39, 44, 57; 8:16, 18, 29; 10:36; 12:49; 14:24; 20:21), y en sus oraciones menciona que “tú me enviaste” (Jn. 11:42; 17:3, 8, 18, 21, 23, 25). Pero con mayor frecuencia, tanto en los evangelios sinópticos como en Juan, se encuentra la expresión “el que me envió” (Mt. 10:40; Mr. 9:37; Lc. 9:48; 10:16; Jn. 4:34; 5:24, 38; 6:29, 38. 40; 7:16, 18, 28, 29, 33; 8:26, 29, 42; 9:4; 12:44- 45; 13:20; 15:21; 16:5), una referencia obvia a Dios. El hecho de que Dios envía a Jesús es importante. Jesús no vino para realizar su propio proyecto, sino para cumplir una misión diseñada por el Padre. Como señala Emilio Núñez: “La misión no es producto de la invención humana; tiene su origen en la mente y en el corazón de Dios”.4 Leon Morris hace la observación de que en los evangelios, y especialmente en Juan, se describe a Dios como “un Dios que envía”.5
El hecho de que Dios envía a Jesús es importante. Jesús no vino para realizar su propio proyecto, sino para cumplir una misión diseñada por el Padre. 3 Theological Dictionary of the New Testament, ed. Gerhard Kittel, vol. 1, p. 404. La idea de enviar con una comisión es característica del verbo apostellō, en contraste con pempō que normalmente enfoca el envío como tal. El uso intercambiable de estos términos se nota solamente en el Evangelio de Juan. Para una discusión más amplia del sentido de estos verbos vea la obra ya citada, págs. 403406.
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¿A quiénes es enviado Jesús? Inicialmente, Jesús señala “las ovejas perdidas de la casa Israel” como el grupo al cual ha sido enviado (Mt. 15:24). Pero Jesús mismo da a entender que el alcance de su misión es más amplio al decir, “Tú me enviaste al mundo” (Jn. 17:18).6 Jesús es enviado a las personas en este mundo, a la humanidad. 4 Emilio A. Núñez, Teología y misión: Perspectivas desde América Latina (San José, Costa Rica: Visión Mundial, 1995), pág. 235. 5 Leon Morris, New Testament Theology (Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 1986): pág. 252. 6 La idea de que Jesús ha sido enviado al mundo se encuentra frecuentemente en Juan. El, como luz, “venía a este mundo” (1:9) Dios lo envió al mundo (3:17).
¿Para qué es enviado Jesús? Jesús vino para realizar la missio dei, la misión de Dios. Su descripción de dicha misión es clave para nuestra comprensión de la misión divina. Los evangelistas que expresan de manera más explícita la misión para la cual Jesús fue enviado son Lucas y Juan. La misión según Lucas. En los evangelios, Jesús expresa de varias maneras el propósito por el cual ha sido enviado. El evangelista Lucas relata el evento en que Jesús leyó del profeta Isaías en la sinagoga, declarando que la Escritura se cumplía en su persona (Lc. 4:18-19): “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor”.
con mayor detalle la misión de Jesús. Como una expresión amplia de su misión según Juan, Jesús declara que ha sido enviado para hacer la voluntad de Dios Padre (4:23, 5:30, 6:38), para completar la obra de Dios (Jn. 4:34; 5:36; 9:4) y para agradarle (8:29). Leon Morris comenta que “el concepto en sí de misión, de ser “enviado”, encierra la idea de hacer lo que el enviador desea”.8 La finalidad de la misión para la cual Jesús ha sido enviado es traer salvación al mundo (3:17). Dicha salvación es expresada en términos de la vida eterna de los creyentes (Jn. 5:24; 6:40, 57; el mismo concepto se encuentra en 1 Jn. 4:9), su preservación y su resurrección en el futuro (Jn. 6:39, 40, 44). Para que las personas puedan creer y así recibir la salvación, Jesús es enviado a comunicar el mensaje de Dios. En el desempeño de su misión, él anuncia las palabras de Dios (Jn. 3:34; 7:16; 8:26; 12:49; 14:24; 17:8) y así da a conocer a Dios (Jn. 7:28, 17:3, 8, 21, 23, 25).
Jesús fue ungido y enviado para proclamar un mensaje a los necesitados (dar buenas nuevas a los pobres, pregonar libertad a los cautivos, predicar el año agradable del Señor), y para realizar obras en beneficio de ellos (sanar a los quebrantados de corazón, dar vista a los ciegos, poner en libertad a los oprimidos). En Lucas 4:43 Jesús afirma que él ha sido enviado para anunciar el evangelio del reino de Dios. No nos toca en este estudio entrar en el debate sobre el significado de estas declaraciones paradigmáticas de Jesús en cuanto a su misión. Lo que sí se puede afirmar es que Jesús viene anunciando la llegada del reino en su persona, y que los beneficios del reino se expresan no solo en palabras sino también en hechos.
En todo el proceso, Jesús glorifica a Dios (Jn. 17:4). Actúa como su representante, presenta su mensaje, hace sus obras y cumple sus propósitos. A la vez también es importante para una comprensión equilibrada de la teología de Lucas tomar en cuenta pasajes como 19:10,7 donde se subraya el aspecto espiritual de la salvación. La misión según Juan. El cuarto evangelista es el que desarrolla 7 “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Zaqueo no sufría una situación desventajosa en lo económico, pero tenía gran necesidad espiritual. Sin desestimar las posibles implicaciones sociales de las declaraciones de Jesús en Lucas 4, hay que tomar en cuenta el énfasis que da el tercer evangelista a la dimensión espiritual de la salvación.
En todo el proceso, Jesús glorifica a Dios (Jn. 17:4). Actúa como su representante, presenta su mensaje, hace sus obras y cumple sus propósitos.
La misión de los seguidores de Jesús según el Nuevo Testamento Particularmente en Juan, Jesús presenta su misión como modelo para la misión de sus seguidores. Hablando con su Padre, él dice: “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” 8
Morris, Teología del Nuevo Testamento, pág. 251.
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(Jn. 17:18). Y dirigiéndose a sus discípulos les dice: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Jn. 20:21).
¿Quién los envía? El que envía a los creyentes es Jesús. Este hecho se ve claramente en los cuatro evangelios (Los evangelistas señalan a Jesús como el que envía a los suyos: Mt. 10:5; 21:1; Mr. 3:14, 6:7; 8:26; Lc. 9:2, 52; 10:1, 2, 3; 19:29; 22:8. También relatan sus palabras cuando
que necesita la vida que Cristo ofrece. Otra expresión que señala la esfera de la misión es la cosecha. Se entiende que hay personas preparadas para ser “cosechadas”; los discípulos del Señor son los que entran a “la mies” del Señor para realizar ese trabajo (Tres de los evangelistas mencionan la mies como campo de labor para la misión: Mt. 9:38; Lc. 10:2; Jn. 4:38). De nuevo, la misión se dirige a personas que necesitan la salvación.
¿Para qué son enviados? Cristo quiso enviar a sus discípulos a trabajar en la mies (Mt. 9:38; Lc. 10:2; Jn. 4:38). Específicamente, les envió a predicar el mensaje de Dios (Mr. 3:14; Lc. 9:2). A la vez, la predicación iba acompañada por obras que demostraban el poder de Dios y su compasión para las personas (Mt. 10:5-8). El énfasis en la proclamación como elemento central en la misión se ve también en las epístolas. Pablo entendió que Cristo le había enviado para predicar el evangelio (1 Co. 1:17). Desde luego que si Cristo presenta el modelo para la misión, los suyos debemos imitar su ejemplo no solamente en la proclamación del mensaje y el servicio a los necesitados, sino también en una vida que agrada a Dios, que cumple su voluntad y que trae gloria a su nombre.
Jesús es la luz que brilla en las tinieblas (Jn. 1:5). Él vino como luz a este mundo (Jn. 12:46). La luz representa la verdad en cuanto a Dios y esa verdad tiene que ver con su carácter o sus atributos (1 Jn. 1:5). dice “yo le envío”: Mt. 10:16, Lc, 10:3; 22:35, Jn. 4:38; 13:20; 17:18; 20:21). Pablo entendía que Cristo lo había enviado (1 Co. 1:17). Pero en el envío, Jesús puede usar a agentes intermediarios, por decirlo así. En el libro de los Hechos se menciona el Espíritu Santo como el que envía a los misioneros (Hch. 13:4), a la vez que se reconoce el papel de la iglesia como participante en dicha acción (Hch. 14:26).
¿A quiénes son enviados? Los seguidores de Jesús, al igual que él, son enviados al mundo (Jn. 17:18). La esfera o el objeto de su misión es la humanidad que no conoce a Dios pero que necesita conocerlo; la humanidad que se encuentra en una condición de muerte y perdición espiritual y
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REVISTA DE FORMACIÓN E INFORMACIÓN MISIONOLÓGICA
La ilustración de la luz
Una de las figuras que se usan para ilustrar la misión es la luz. Jesús es la luz que brilla en las tinieblas (Jn. 1:5). Él vino como luz a este mundo (Jn. 12:46). Al igual que Juan el Bautista, nosotros no somos la luz, pero estamos para dar testimonio de la luz (Jn. 1:8). En ese sentido, nosotros somos luz para el mundo (Mt. 5:14). La luz representa la verdad en cuanto a Dios y esa verdad tiene que ver con su carácter o sus atributos (1 Jn. 1:5). Como representantes de Dios enviados al mundo, nos toca el privilegio y la responsabilidad de comunicar sus cualidades por medio de nuestras palabras así como por medio de nuestros hechos. Tanto Pablo como Pedro utilizan esta figura. Pablo, escribiendo a los Filipenses, dice que ellos “resplandecen como luminares en el mundo” (Fil. 2:15). Esto lo hacen por medio de una conducta “irreprensible y sencilla” a la vez que están “asidos de la palabra de vida”. Pedro dice a sus lectores que han sido hechos el pueblo
de Dios “para que anunciéis las virtudes (o excelencias) de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 P. 2:9). El anuncio no es únicamente verbal; se realiza también “manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles” (1 P. 2:12). En conclusión, los desafíos del siglo XXI constituyen un llamado a la iglesia del Señor para enfocarse en su misión. Si somos enviados al mundo, tenemos que hacer presencia en el mundo. Como lo señala Núñez: “la presencia de la iglesia en el mundo es esencial para el cumplimiento de su misión”.9 En un reciente artículo James Hunter propone la idea de “presencia fiel” como la postura que los creyentes debemos tomar en el mundo. Como estudiante de la historia, demuestra que los esfuerzos por cambiar la cultura mediante la acción política no han prosperado. El dice: “Si existe la posibilidad del florecimiento humano en nuestro mundo, el punto de partida no será el triunfo en la guerra de las culturas, sino la encarnación en nosotros del mensaje del amor de Dios, extendiendo a cada esfera de la vida social”.10 Como pueblo del Señor somos enviados al mundo para hacer “presencia fiel” como representantes de aquel que nos ha comisionado, para dar a conocer al Dios vivo y verdadero por medio de nuestras palabras y nuestros hechos. Siguiendo el ejemplo del Señor Jesús, debemos proclamar fielmente las palabras de Dios a la vez que hacemos las obras de Dios. Enfrentamos grandes desafíos. Las religiones predominantes en muchos casos presentan una imagen equivocada o tergiversada de Dios—ya sea el dios fatalista del Islam, las múltiples deidades del hinduismo, o el dios de la prosperidad y poder de algunos sectores evangélicos. Nuestro mundo científico y postmoderno ha producido ateos intelectuales que niegan la existencia de Dios, pero también ateos practicantes que admitiendo su existencia, viven como si no existiera. Frente a tales desafíos, se nos llama a cumplir con la misión que nos ha sido encomendada por Dios—la de dar a conocer sus excelencias y hacer que brille la luz de sus perfecciones en un mundo oscuro. Para concluir, citamos la definición de Emilio Núñez: “La misión de la iglesia consiste en que ella se haga presente en el mundo como la comunidad del Reino de Dios, para comunicar el Evangelio por palabra y obra, en el poder del Espíritu Santo, en pro de la salvación integral del ser humano por medio de Jesucristo, a fin de que El sea glorificado”.11 El desafío de la iglesia y de nosotros como integrantes de ella es responder de manera activa y efectiva para cumplir con la misión que Dios nos ha encomendando.
9 Núñez, Teología y misión, pág. 237. 10 James Davison Hunter, “Faithful Presence,” en Christianity Today (May 2010), pág. 36. 11 Núñez, Teología y misión, pág. 235.
Fraternidad de Apoyo Misionero Internacional de Guatemala FAMGUA ¿Quienes somos? Somos una entidad de servicio para iglesias e individuos deseando ser una herramienta útil para el envío de misioneros a las naciones. Nuestro deseo primordial es orientar en el proceso de pre y post envío al misionero en una manera estrecha con su iglesia local. Además FAMGUA provee al misionero de enlaces adecuados en Guatemala y el campo misionero.
¿Qué ofrece FAM a un candidato a Misionero? 1. Ser enlace con iglesias locales y nacionales, agencias misioneras e instituciones. 2. Promover orientación previa a la salida al campo misionero. 3. Facilitar el envío y dar orientación, dirección, cuidado, supervisión y evaluación en el campo misionero. 4. Administrar los recursos económicos mediante una cuenta concentradora de fondos. 5. Ser miembro de un equipo de trabajo nacional e internacional. Nuestras Alianzas Estratégicas:
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Programa de Intercesión Misionera
Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros. 2 Tesalonicenses 3:1
¿Qué es la ROM? Es un programa de la Fraternidad de Apoyo Misionero Internacional de Guatemala (FAMGUA). La ROM tiene como objetivo involucrar a las iglesias e individuos en una Red de Oración por las Misiones. La ROM es un vínculo de unidad y compañerismo cristiano que nos motiva a adoptar la visión misionera en nuestras iglesias a través de interceder por las necesidades de la obra misionera a nivel mundial.
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