Navidad para el mundo (Pastorela)

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Navidad para el mundo José Antonio Rivero C. Están Bato y Gila enfrente y al fondo Bartolo recostado sobre las piernas de Menga. Bato.- Apúrate con esos tamales Gila que ya me muero de hambre. Gila.- Espérate tantito, tragón, nomás piensas en estar comiendo. Bato.- No es cierto… No seas levanta falsos Gila.- Todavía me dices mentirosa. Si apenas hace una hora que te estabas jambando un sope y un atole. Bato.- Pues por eso, nada más me abrieron el apetito. Gila.- ¡Qué feo que sólo pienses en la comida! Bato.- No seas chismosa, también pienso en el desayuno, la merienda, la cena… Menga.- ¡Ay, Gila, ya no sé qué hacer con mi marido tan flojonazo! Gila.- Pues… es mejor que andar con éste pelón de hospicio. Menga.- Bartolo, sólo se despierta para comer y para ir a hacer del… Gila.- No me diga, porque me da retiharto asco. La última vez hasta me dijo colores, formas, olores y… Bartolo.- ¿Qué tanto dicen? No me dejan dormir. No he podido pegar los ojos. Menga.- ¡Cínico, flojonote, todo el día te la pasas durmiendo y ahora sales que no has pegado los ojos. Bartolo.- Pues que no ves que tengo en medio la nariz… Bato.- Dejen de decir tonterías y vamos a comer esos tamalitos que hizo Gila. Gila. Vine bien preparada, para poder llegar hasta el portal de Belén. Bartolo.- Huelen muy rico… Hasta el sueño se me espantó. Menga.- Pues deberían de hacer perjumes de eso para que no te quedes dormidote. Gila.- (Bendiciendo los alimentos). Manteca y harina Sagrado alimento Comida muy fina Que nos da sustento. Bato.- (Imitando los movimientos de Gila). Manteca y harina


Sagrado alimento Qué haces ajuera. Vamos pa´dentro. Gila.- Grosero, no debería darte ningún tamal. (Entra el ermitaño). Ermitaño.- La paz esté con ustedes. Gila.- Y con ella vengas. Ermitaño.- ¿A dónde se dirigen? Bartolo.- Yo, aquí detrasito del árbol, porque creo que ya me hicieron efecto los tamalitos. Menga.- Cochino, perezoso, es lo único que sabes hacer. Gila.- Vamos todos a Belén, para adorar al niño. Ermitaño.- Yo también voy a Belén. Pero creo que deben saber que hay unos… ¿Cómo se dice? Menga.- Pues dinos de qué se trata. Ermitaño.- Pues son seres muy malos. Bartolo.- ¿Narcotraficantes? Ermitaño.- No, son todavía peores. Bato.- ¡Diputados! Ermitaño.- Ya están calientes. Bartolo.- Teiboleras. Gila.- No tontos, seguramente se trata de los demonios que cada año quieren echarnos a perder esta romería. Ermitaño.- Eso es: demoños. Menga.- Pos si son de moños, se han de creer regalos navideños. Gila.- No dijo de moños, sino demonios de los que tienen cuernos y cola. Bartolo.- Entonces son toros o bueyes. Bato.- Lo ven lo mesmo que los dipu… Gila.- Cállate y no digas más burradas. ¡Qué bueno que nos previno señor…! ¿Cómo dijo que se llamaba? Ermitaño.- No les he dicho, pero pueden llamarme Gabriel. Menga.- Pues muchas gracias señor Don Briaguel.


Ermitaño.- Gabriel. Bato.- Briagel es tu marido cuando se toma sus buenos pulquitos. Bartolo.- A mí no se me suben, no soy como tú hasta con un cafecito te pones todo loco. Ermitaño.- No se peleen porque precisamente eso es lo que quieren los… Gila.- ¡Diablos! Ya me quemé con el atolito… Menga.- No hables así, porque se me afigura que los estamos invocando. Ermitaño.- Yo me adelanto y espero verlos en Belén. (Sale el Ermitaño) Gila.- Vámonos nosotros también, porque ya se está oscureciendo y luego no vamos a encontrar el camino. (Salen los pastores y de inmediato entran las diablas). Lujuria.- Ira, Ira. Gula.- No se dice Ira, sino mira. Lujuria.- Cállate, Gula, que le estoy hablando a Ira. Ira.- ¿Qué quieres lujuria? ¡Espero que sea algo interesante porque estoy de un humor que me llevan todos los diablos! Lujuria.- No seas avorazada, deja algo para las cuadernas. Pereza.- (Bostezando) ¡Qué me perdí de algo! Gula.- Tú sigue descansando, Pereza, por cierto no te vas a comer ese trozo de pastel ¿verdad? Pereza.- Deja, Gula, ya te comiste mis Doritos, mis donas, te tomaste mi Coca… Gula.- Ahí sí no, Soy golosa pero no drogadicta. Ira.- (Golpeándolas a las dos) Dejen de decir disparates. Gula.- No se dice disparates, sino disparaste. Ira.- (Golpeándola y sujetándola del cuello) Yo sé lo que digo y odio que me estés… Lujuria.- Ya deja de estarnos corrigiendo. Pareces profesor de TLR. o de Literatura. Ira.- ¿Dónde se irían esos escurridizos pastores? Gula.- Yo creo que no vale la pena gastar fuerzas en perseguirlos. Ya ven que cada año se salen con la suya. Pereza.- Este año va a ser diferente. Todos los malos están ganando. Lujuria.- Sí, ya ven que la Florence Cassez ya vive feliz en le France. Gula.- Varios narcotraficantes ahora gozan de total libertad. Ira.- Ya no le sigan, porque eso me enfurece aún más.


Pereza.- La que sigue en el tanque es la maestra de las diez mil cirugías. Ira.- Y los que están por seguir sus pasos son los de la coordinadora. Lujuria.- ¿Quién iba a pensar que la maestra Elba Esther pasaría sus últimos días en la…? (Durante los parlamentos anteriores Gula se roba el pastel de Pereza, lo prueba y exclama) Gula.- ¡Cochinada, este pastel sabe a comida para perros! Lujuria.- (Saca una botella de tequila) Ten haz unos buches para que se te vaya el sabor. Bueno yo también le voy a dar unos traguitos para que se me quite el asco. Gula.- Apúrate, porque ya no aguanto el sabor a croquetas pedigrí. Ira.- No le hagas, porque para el próximo año van a pagar impuestos. Odio pagar impuestos. Pereza.- Porque te quejas, nosotras no pertenecemos a este mundo. Ira.- Odio no pertenecer a este mundo. Lujuria.- Tu odias todo, deberías aprender de mí y sacarle provecho a las pasiones de los demás. Sé que ahora hasta en los programas infantiles de la televisión, aparecen escenas de sexo. Gula.- ¿Qué es eso? Lujuria.- ¿No sabes lo que es sexo? Gula.- No dije sexo, sino eso. (Silabeando) Que- es- e-so. Hasta yo, que he visto casi de todo, me ruborizo y me pongo roja. Ira.- Rojas somos desde que nacimos, a poco crees que este color nos vino por tanto calor que hace en el… Lujuria.- A ver no. Ira.- ¿El averno? Lujuria.- A ver no me incluyan en su grupo de caras rojas. Yo soy rosita, soy suavecita, soy sexi. (Baila Yo soy sexi y las demás diablas la siguen) (Entra el ángel por el lado derecho con gorra de policía) Ángel.- Vamos, vamos, circulen… ¿Dónde está su permiso para hacer fiestas en la vía pública? Lujuria.- No sabíamos que se necesita sacar un permiso. Ángel.- Y además tiene aliento alcohólico, se me hace que me las voy a llevar al torito. Gula.- No sea malita. No se puede arreglar con una mordida. Pereza.- Para ti, todo son mordidas. De pastel, de budín de pizza de lasagna. Ángel.- La Hazaña va a ser que salgan de ésta. Ira.- Mire, poli, no me haga enojar porque…


(El ángel saca una macana). Ángel.- (Desafiando a la diabla) ¿Porque qué? Ira.- (Atemorizada). Porque tengo piedras en mi vesícula y estos corajes me hacen mucho daño. Ángel.- Nada más porque hoy es Noche buena, se las voy a perdonar. Pero no sigan haciendo escándalos ni piensen en hacer maldades. Las voy a estar vigilando. Lujuria.- (Coqueteando con la policía) ¡Gracias mi oficial, ya sabe que estoy para lo que se le ofrezca! Ángel.- Pues se me ofrece que se vayan cada quien para su casa. (Salen las diablas y queda solita el ángel. Se quita el disfraz de policía). Ángel.- Estas diablas van a seguir intentando arruinar el nacimiento del niño. Tendré que pedir refuerzos. (Saca un radio y comienza a hablar con alguien). Pareja, pareja. Aquí reportando un 6, 6, 6 ya sabes. Lo mismo de todos los años. Sí necesito refuerzos, porque ya sabes cómo son necias las diablas. ¿Cuántas son? sólo son cuatro. Yo puedo sola, pero no me gusta llevarme todo el crédito. Está bien nos vemos en la colina del ermitaño. Sí al parecer ya tuvo contacto con los pastores y los puso en sobre aviso. Está bien, cambio y fuera. (Sale el ángel y regresan las diablas). Lujuria.- Ya se fue la poli. Ira.- Ahora sí vamos a poder idear un plan. Gula.- ¿Un flan? ¿Dónde, yo quiero un flan? Ira.- (Golpeándola tipo sape) Dije plan, no flan, deja de pensar en comida. Pereza.- Está bien, piensen mientras yo descanso. Lujuria.- Vamos a ofrecerles a los pastores algo que realmente les interese, para que se olviden de llegar a Belén. Entra el ermitaño. Ermitaño.- La paz esté con ustedes. Pereza.- La paz está en Baja California Sur. Ira.- Cállate, toma tu paz (la patea) paz. Gula.- ¿Por qué le pegas? Ira.- ¿Tú también quieres paz? Ermitaño.- Veo que a ustedes les hace mucha falta la… Lujuria.- Señor, por qué habla tan raro. Ermitaño.- Es que apenas estoy practicando mi español. ¿Do you speake english? Ira.- Si usted me pica las ingles, también le voy a dar su paz.


Ermitaño.- Yo lo que le pregunté es que, si sabe hablar inglés. Lujuria.- ¡Oh yes! Mi decir pollito “chiken”, gallina “gen”, lápiz “pencil” y pluma “pen”. Ira.- Deja de decir babosadas. Pereza.- Y tú de gritar groserías. Gula.- Yo sé decir diez en inglés. Pereza.- ¡Ah sí!, ¿cómo se dice? Gula.- Ten. Ira.- (Golpeándola) Pues tú ten. (Pelean las diablas). Ermitaño.- Veo que con ustedes no se puede hablar. Mejor voy a seguir mi camino. Lujuria.- (Con acento inglés) ¿Cuál ser tu caminou, amigou?. Ermitaño.- My way? Lujuria.- Como que güey, a poco así de rápido ya nos tomamos confianza. Ermitaño.- Es imposible hablar con ustedes. Merry Christmas. Ira.- Si usted me da en la crisma le juro que le rompo la… Sale el ermitaño. Ira.- No me deje con la palabra en la boca. Lujuria.- Ya déjalo y vamos a seguir con nuestro trabajo. Pereza.- Pues, a mí no se ocurre nada, no sé cómo estropearles su fiesta. Lujuria.- Eso es. Organicemos una gran fiesta con música y perreo y de seguro a los pastores se les van a quitar las ganas de ir a Belén a adorar al niño. Gula.- Muy, bien, pues pongamos manos a la obra. (Salen las diablas y enseguida entran los pastores con linternas en las manos). Bato.- Por tu culpa Bartolo ya se nos hizo noche y casi no vemos por donde vamos. Bartolo.- A mí que me dicen, por una siestecita que me eché. Menga.- ¡Siestecita! Te quedates bien dormidote. De no ser porque Gila te echó agua en la cara ahí te quedas hasta el año nuevo. Gila.- Yo no le eché nada. Fue una paloma que pasó volando y que hizo sus necesidades. Bartolo.- Para que me lo dices. Ahora me voy a tener que bañar con lejía.


Menga.- Pues por fin se le va a ser al agua. Bartolo.- No me arruines la existencia, mujer, que ya mucho tuve con el sábado de gloria. Gila.- ¡Cochino! Con razón hasta los animalitos te juyen por el olor. Bato.- Ya no molesten a este probe. Gila, sácate las gordas que preparates para recobrar energía. Gila.- ¿Cuáles gordas? Si ya todas te las acabates. Menga.- Se me acaba de ocurrir que este par vaya a buscar un río donde puedan lavarse la cara y las manos, mientras nosotras les preparamos más gordas para el camino. Bartolo.- Pero si está rete oscuro. Mejor lo dejamos para mañana. Menga.- Pues no comes, si no te lavas la cara. Bato.- Vamos Bartolo, que mi panza ya no aguanta más el hambre. (Salen de escena). Menga.- Hay que preparar un fogón para echar las gordas. Gila.- No se preocupe, Menga, que aquí todavía tengo unos tamalitos. Menga.- Y… ¿Por qué les dijo que ya se había acabado la comida? Gila.- Para que nos alcance y podamos llegar sin apuraciones a Belén. Menga.- Pues, ahora también va a servir para que lleguen limpios ante el niño Jesús. Gila.- ¡Hay que estar presentables! ¡Humildes, pero muy dignos! Menga.- ¡Sí, porque esta noche es de fiesta! (Entran las diablas). Lujuria.- ¿Fiesta? ¿Quién ha hablado de fiestas? Gula.- Tal parece que llegamos muy a tiempo para celebrar con estas… Ira.- Damiselas… Gila.- Dami ¿qué? Pereza.- Damiselas. Gila.- Pos yo no les doy nada. Menga.- ¿Qué serán esas selas, Gila? Pereza.- No les queremos quitar nada… Damiselas es una manera refinada de decirles… Lujuria.- Mujeres seductoras. Gula.- Señoras golosas. Ira.- Hijas de…


Gila.- ¡Ah jijo! eso sí ya no me gustó nadita. Menga.- ¿Qué es lo queren de nosotras? Si sólo semos un par de humildes pastoras. Lujuria.- No se han puesto a pensar que con un buen maquillaje se pueden ver muy bellas. (Las comienzan a pintar todas las diablas). Pereza.- Que con ropa sexi, pueden transformarse en mujeres atractivas. (Les ponen unas estolas o pañoletas que contrasten con sus ropas de pastoras). Gila.- ¡Ay, Menga! ¿Ya parezco una damisela? Menga.- Pos yo no sé que será eso, pero yo creo que Bato y Bartolo se van derretir con nuestra nueva apariencia. Lujuria.- Sus maridos, van a caer rendidos ante sus encantos. Van decirles palabras dulces, amorosas, las van a llamar… Entran Bartolo y Bato. Bato.- ¡Gordas! Ya están listas las gordas Gila. Bartolo.- Para que nos mandaron lavar, si ustedes ya se embarraron la cara con granada. Gila.- ¿No te parezco damisela? Bato.- ¡Cómo quieres que te dé una chela! Si ni siquiera traje pulquito. Además que le cerveza te reguelve la panza. Menga.- Bartolo, dime palabras dulces. Bartolo.- ¡Mmh! Capirotada, ¡Mmh! Charamusca, ate, miel de abeja… Menga.- Eso no es romántico. Dime las palabras más bonitas para ti. Bartolo.- ¡Mmh! Dormir, ¡Mmh! Sueño, petate, cobija… Menga.- Lo ve señora nuestros maridos no ven la diferencia. Lujuria.- Es que hay que ponerles ritmo. (Las diablas bailan alrededor de los pastores. Los pastores siguen sus movimientos de manera por demás torpe). Bato.- Oye Gila, yo no puedo bailar, porque no tengo pareja. Gila.- ¡Cómo que no! Y entonces yo… Bato.- Digo que no tengo pareja pero mi pata, porque me caí en un joyo. Menga.- ¡Ay Bartolo, según tú te lavates bien las manos y las traes rete puercas! Bartolo.- No seas mentirosa, si hasta le puse mucho jabón al estropajo que me prestó Bato. Menga.- Pero yo creo que ni lo mojates. Bartolo.- Cómo qui no, si por poco y mi ahogo con todo y estropajo. Gila.- A poco le dites el zacate que llevabas para la mula y el buey que están en el portal.


Bato.- No te aflijas, mujer, que todavía me queda mucho en mi morral. Gila.- Pues yo no me aflijo… Lujuria.- Eso es no se aflija y mejor afloje. Bato.- ¿Cómo está eso? Lujuria.- Digo que afloje el cuerpo para que sienta el ritmo. Llegan los ángeles. Ahora una vestido de policía y otra vestida de judicial, con lentes oscuros. Ángel policía.- Otra vez causando desorden. Ángel judicial.- Yo creo que vamos a tener que remitirlos a la delegación. Ira.- Tanto escándalo por hacer ejercicio. Ángel judicial.- ¿Ejercicio? Si bien que las vimos contoneándose como… Gula.- Gelatinas, dónde se quedaron mis gelatinas que traía para el camino. Ángel judicial.- Ya tendrás tiempo de comprarte otras en el ministerio público. Ira.- Me parece que ustedes no saben con quiénes están tratando. Ángel judicial.- ¡Ah sí! ¿Con quién? Ira.- Pues con la mera representante de Luci… Ángel policía.- (Mostrando otra vez su macana) ¿De quién? Ira.- De luz y fuerza del centro y queremos que nos vuelvan a recontratar. En la CFE. Ángel judicial.- Entonces, ¿ya no hacen marchas, sino fiestas en las calles? Pereza.- Sí, porque era muy cansado estar camine y camine y grite y grite: El pueblo unido jamás será… Lujuria.- Vendido. Gula.- Que no era vencido. Ira.- Después de los vales de Soriana, se me hace que sí se venden. Ángel judicial.- ¡Bueno, bueno, no vamos a discutir! Váyanse y no sigan perturbando el orden. Lujuria.- ¡Gracias mi poli! ¿Podemos llevarnos a nuestros nuevos militantes? Ángel judicial.- De ellos nos encargamos nosotras, así que ya se están moviendo y cuidadito si siguen causando líos. Salen las diablas gritando: Seguimos luchando y pastores buscando, Con este movimiento no habrá otro nacimiento. Ángel judicial.- (A los pastores) Y ustedes, ¿qué hacían con esas personas? Menga.- Pos nos embaucaron para ser…


Gila.- No les digas, porque se me cae la cara de tanta vergüenza. Ángel policía.- Acaso nos les advirtió un ermitaño que se iban a encontrar con… Bato.- ¡Ah! ¿Entonces esas eran los demonios? Ángel judicial.- ¡Pues claro! que no se fijaron en sus caras todas coloradas. Gila.- (limpiándose la cara) Con razón nos pusieron estos menjurges, para estar como ellas. Menga.- Vamos a lavarnos la cara… Bartolo.- Si quieren yo les digo dónde está el río, para que se restrieguen esas manchas y lleguen a Belén como Dios manda. Bato.- Nomás tengan cuidado, porque está profundo. Este Bartolo ya se estaba ahogando de no ser porque lo jalé de los pelos, ya no lo cuenta. Gila.- Oye, Bato, ¿Y los zacates? Bato.- ¡Pos no te digo que ya mero si hoga! Gila.- Yo no hablo de Bartolo, sino ¿qué dónde está el morral para agarrar los zacates? Bato.- Pues, explícate, mujer. Orita yo te los doy. Ángel judicial.- Apúrense porque ya pronto va a ser medianoche. Salen los pastores y sólo quedan los ángeles en el escenario. Ángel policía.- Pareja, pareja, tú crees que los demonios ya van a dejar en paz a los pastores. Ángel judicial.- No, ya ves que son muy necios, pero como siempre va a triunfar el bien. Ermitaño.- El niño está por nacer. Los ángeles se quitan sus disfraces y siguen al Ermitaño. Entran las diablas sumamente molestas. Ira.- Eso nos pasa por andar de complacientes. Lujuria.- La idea de la fiesta no era tan mala. Pereza.- Yo se los dije, siempre se salen con la suya los pastores. Gula.- Tenemos que llegarles a los pastores por el estómago, hay que ofrecerles: Pavo, jamón, romeritos, (conforme va diciendo su parlamento, se nota que ella es a la que más se le antoja lo que menciona). Ira.- Nada, nada, yo ya me vine preparada con esto (Saca una daga) los vamos a secuestrar hasta que haya pasado el nacimiento del niño y no puedan adorarlo como todos los años. Lujuria.- Yo estoy de acuerdo contigo. Esas mugrosas pastoras no están hechas para la seducción, menos con esos trapos matapasiones que se ponen.


Pereza.- Yo apoyo, aunque la verdad ya me dio mucha flojera. Gula.- Pues yo también me uno a tu plan Ira. Lujuria.- Que no se dice ira sino… Ira.- No comiences. Lujuria.- Era para que sintiera lo que… Ira.- ¡Silencio! Creo que ya se acercan los pastores. Entran todos los pastores, todavía secándose la cara y las manos. Ira.- ¡A ellos! Cada diabla sujeta a un pastor y lo derriba al piso. Menga.- No nos hagan nada, por amor de Dios. Gila.- Si nos dejan en paz, hasta les podemos dar unos tamalitos. Bato.- Pero, si ya se acabaron. Gula.- Con que nos querías engañar ¿Eh? Gila.- No es mentira. Miren aquí tengo unos de queso. Bato.- Y Por qué me los escondites. A ver dami uno. (Se lo arrebata y lo comienza a comer). Bartolo.- Yo también quiero uno. Porque, no sabes cómo me gusta el queso. (También le quita un tamal y se lo come). Menga.- Yo aquí traigo otros, pero no se los quería dar porque son de otro queso. Gula.- (Arrebatándoles los tamales). Yo quiero uno. Pereza.- Déjanos unos para nosotras. Lujuria.- Yo también voy a tomar pero sólo uno, para no perder mi figura. Ira.- Dejen de comer, Odio la comida. Bato.- ¡Qué rico tamal! De qué queso le pusites Gila. Gila.- Del queso de rancho que preparamos en la casa. Gula.- Y tú cuál queso usaste para este tamal. Menga.- Brava. Gula.- ¡¿Qué?! ¿Brava? ¿Qué tipo de queso es ése? Menga.- Pues del que sobraba. O sea del que ya nadie quería porque estaba echado a perder. (Las diablas se retuercen de dolor de estómago).


Ira.- ¡Qué bueno que yo no comí de sus porquerías! (Entran los ángeles ahora sin disfraz, sólo el policía trae su macana). Ángel policía.- Sabía que iban a insistir en molestar a estos pobres pastores. Ira.- Sabes, ahora sí provocaste toda mi… Ángel policía.- (Mostrando su macana). Toda tu qué… Ira.- (Empuñando su daga). Toda mi ira, mi enojo mi… (Se acerca al ángel policía de manera totalmente amenazadora). Ángel judicial.- ¡Pareja, pareja! Toma para que te defiendas. (Saca una espada que parece mucho más pequeña que la daga). Ira.- Jajaja. ¡Pobre! ¿Con eso te piensas defender? Ángel policía.- (Mueve el mango de la espada que aumenta considerablemente su tamaño). ¡Para el Señor no hay imposibles! (Todas las diablas salen corriendo y gritando por el escenario). Ira.- ¡Auxilio, Socorro, Piedad! Lujuria.- ¡Ay mis hijos! Digo mis ajos, mis ejes, mis ojos. Pereza.- ¡Mi almohada! ¡Mi catre! Gula.- ¡Ay mi panza! ¡Corran, corran porque no llego! (Salen las diablas). Ermitaño.- ¡Pastores, arrodíllense, que ha nacido el redentor! Y su gloria es infinita, pues rebasa todas las fronteras: (Hacia el público). Merry Christmas, Joyeux Noël, Buon Natale, Vrolijk Kerstfeest, Feliz navidad.


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