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EL BARROCO MUSICAL EN LIMA

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1. Transición de Santa Rosa de Lima; por José del Pozo.

Siglo XIX. Iglesia de Santa Rosa de los Padres. 2. Retrato de Rosa Catalina Vasques de Velasco y Peralta; por Mariano Carrillo. 1 Siglo XIX. Casa de Ejercicios de Santa Rosa. 3. Retrato de Mariano Alejo Álvarez y su hijo; por José Gil de Castro. 2 Siglo XIX. Museo de Arte de Lima. 4. Apoteosis de la Catedral de Lima; por Matías Maestro.

Siglo XVIII. Casa de Ejercicios de Santa Rosa Siglo XIX. Catedral de Lima. 3. Retrato de Mariano Alejo Álvarez y su hijo; por José Gil de Castro

Siglo XVIII. Museo de Arte de Lima. 4. Apoteosis de la Catedral de Lima; por Matías Maestro

Siglo XVIII. Catedral de Lima.

Como es sabido, en el contexto del siglo XVI mediante la experiencia europea del renacimiento, España trajo consigo las formas artísticas que serían predominantes en el nuevo continente. En el campo del arte, por ejemplo los estilos: “platerescos”, “herrerianos” “mudéjar” y la plástica coetánea, “música polifónica”, entre otras expresiones, llegaron ya hechos. Sin embargo, un siglo después, al mismo tiempo que en Europa, devino el barroco como primera experiencia cultural de herencia occidental propia de América.

Con este criterio es manifiesto que los ámbitos más interesantes fueran el de la música de iglesia, la música de corte, la música de teatro y la música popular y sobre todo urbana. Como es lógico suponer el trasplante de la música selecta en plena efervescencia y creatividad en la Europa barroca, se da sobre todo en los ámbitos de la iglesia y los salones de la aristocracia. Por lo que se sabe, esta producción selecta dio obras de compositores criollos y mestizos aquí formados, de semejante nivel, algunas veces, al de los europeos conocidos en estas tierras.

Ya consolidada la vida cultural en el virreinato, la música de iglesia había ingresado a catedrales y templos mayores con elencos musicales propios. En aquellos lugares, hubo una amplia proliferación de obras musicales: misas, motetes, pasiones, villancicos, entre otras. Estas producciones alcanzaron grandes logros, sobre todo en las funciones litúrgicas, al utilizar coros múltiples, -hasta 4 coros a la vez-. Así como otras obras de dificultad polifónica. Fue muy apreciado el gusto por la polifonía y el canto acompañado. Los maestros de capilla más conocidos en la Lima virreinal fueron Tomás de Torrejón y Velasco y José de Orejón y Aparicio.

En lo que refiere a la música de corte, este campo fue propio de la aristocracia y clases altas de la sociedad limeña. Mientras en Europa el proceso de creciente individualismo determinó el desarrollo de la música dramática con coros y voces solistas aún impersonales, en América, en cambio, prosperaba la cantata. Así en Lima, en palacios y mansiones, la cantata y el villancico fueron los géneros cultos más usuales.

Así sucedió que a estos géneros pertenecen las obras más logradas de Tomás de Torrejón, antes citado, y las del peruano José de Orejón y Aparicio, de una producción de calidad extremadamente alta y uniforme.

Andrés Santa María Músico Conservatorio Nacional de Música del Perú

Confirmación de la Indulgencia a San Francisco. Siglo XVIII.

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