“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.”
Elección NT= Jn. 15:16,19; Hch. 15:7; Ro. 11:25; 1 Co. 1:27; Ef. 1:4; 2 Tes. 2:13; 1 P. 1:2; 1 P. 2:9. AT= Dt. 7:6; 18:5; 1 S. 2:28; 2 Cr. 29:11; Neh. 9:7; Sal. 33:12; 65:4; 135:4; Is. 14:1; 49:7
Predestinación NT = Jn. 6:44,65; Hch. 2:23; 13:48; 17:26; Ro. 8:29-30; 1 Co. 2:7; Ef. 1:5, 1:11; Heb. 6:17; 1 P. 1:20. AT = 2 R. 19:25; Is. 14:2427, 46:9-11, 53:6,10.
Soteria (σωτηρία ) = Salvación (seguridad, rescate, salud, salvador, liberación, dar). Logía = Estudio, ciencia, tratado. Soteriología es el estudio referente a la salvación en el sentido de la religión cristiana. Es el Orden de Salvación Según Dios. Es la Cadena Inquebrantable de la Salvación. Es la Seguridad de nuestra Salvación por la Obra Redentora de Cristo.
Eternidad Pasada (Mente de Dios) Consejo eterno de la Trinidad
Presciencia
Elección
Predestinación
Llamamiento
Regeneración
Justificación
Santificación
Glorificación
Eternidad con Cristo
Es la virtud divina de conocer las cosas antes que acontezcan. El término griego es prognosis. El Señor Jesús fue “entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios” (Hch. 2:23). Los creyentes son “elegidos según la p. de Dios Padre” (1 P. 1:2). Esto permite a Dios llamar “las cosas que no son, como si fuesen” (Ro. 4:17). El NT también usa el verbo proginosko (saber de antemano). Así, se nos dice que “a los que antes conoció, también los predestinó” (Ro. 8:29). Ro. 11:2; 1 P. 1:2, 1:20.
Elección = Acto eterno de Dios por el cual, según su gracia y su soberana voluntad y no a base de ningún mérito en el escogido o elegido, escoge a Su → PUEBLO para: tener una relación especial con Él y un ministerio específico dentro de su → PACTO.
Dicha elección puede ser de carácter: nacional (Dt 7.6–8; cf. Ro 11.28s), personal en función de la vocación y el ministerio de determinados individuos (1 S 10.24; Hch 1.24), o personal con referencia al destino final del individuo (Ro 8.28s; Ef 1.4–14). Ro. 8:33; 9:11; Col. 3:12; 2 Tes. 2:13 1 P. 1:2.
La Predestinación bíblica es la eterna predeterminación (preparado de antemano para un propósito específico, señalar de antemano) de Dios de todas las cosas conforme a su perfecta voluntad y carácter y para su propia gloria (Sal 145:7; Ro 11:36; Ef 1:6, 11–12, 14). La predestinación abarca tanto sucesos causados directamente (Gn. 1; Sal 33:9; Stg 1:18) como sucesos divinamente permitidos (Nu. 22–24; Lc 22:21– 22; Hch 2:23–24; 4:27–28).
Las Escrituras la relacionan principalmente a los propósitos redentores de Dios para su pueblo (De 7:7– 8; Hch 18:10; Ro 8:28–30; 1 Pe 2:9).
En el NT, estas ideas se expresan con palabras como kaleo (llamar) y klesis (llamamiento, invitación). Dios llama a sus elegidos (Ro. 8:30), con propósitos de paz (1 Co. 7:15). El llamamiento es fruto de la gracia de Cristo (Gá. 1:6) y no depende de nuestras obras (“... para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama” [Ro. 9:11]). Dios llama a todos los hombres mediante el evangelio (2 Ts. 2:14).
palingenesia (παλιγγενεσία), nuevo nacimiento (palin, de nuevo; génesis, nacimiento). Cambio radical que el Espíritu Santo realiza en el hombre cuando este, habiendo oído y creído la palabra de Dios, recibe a Jesucristo como Salvador. La persona pasa del dominio del pecado al dominio del Espíritu, e inicia el crecimiento y el progreso espirituales cuya meta es la perfección, el llegar a ser semejante a Cristo (Mt 13.23; Jn 3.5; Ro 8.29; 2 Co 5.17; Ti. 3:5; 1 P 1.21–23).
Eternidad Pasada (Mente de Dios) Consejo eterno de la Trinidad
Presciencia
Elección
Predestinación
Llamamiento
Regeneración
Justificación
Santificación
Glorificación
Eternidad con Cristo
Declarar y tratar como justo a alguien por medio de absolución de culpabilidad. La obra redentora de Cristo provee la base justa para la justificación de Dios a los creyentes para que reciban remisión de pecados y una posición correcta delante de El (Hch 13:38–39; Ro 3:21–26; 4:5–8; 8:1, 33–34; Col 2:13). Se puede concluir entonces, que la salvación estaba reservada para ellos.
El estado predeterminado por Dios para los creyentes, al que en gracia Él los llama, y en el que comienzan y persisten en su curso cristiano. Por ello reciben el nombre de «santos» (jagioi). La santificación es aquella relación con Dios en la que entran los hombres por la fe en Cristo (Hch 26.18; 1 Co 6.11), y para la cual el único título que tienen es la muerte de Cristo (Ef 5.25,26; Col 1.22; Heb 10.10,29; 13.12).
La etapa final de la salvación personal y
cumple con el propósito de Dios de conformar a cada creyente a la imagen de Cristo como humanidad perfecta (Ro 8:17, 21, 23, 29, 30; 1 Co 15:51–57; Flp 3:20–21; Col. 3:4; 1 Tes 4:16–17). La glorificación del pueblo de Dios se refiere específicamente al cuerpo transformado que los creyentes “en Cristo,” tanto los vivos como los muertos, recibirán en su venida. (1 Co. 15:5157).
La elección y la predestinacion son parte integral del proceso de salvación elaborado por Dios. Este proceso comienza con Dios desde la eternidad, y termina con Dios hasta la eternidad. El hombre no tiene participación directa en este proceso, solo recibe por la fe en Cristo los beneficios eternos del mismo. La gloria de esta salvación y redención es totalmente de Dios.
Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Creciendo en sabidur铆a y conocimiento de la palabra y en amor, para la gloria de Dios y la proclamaci贸n de Su reino