A nt o l o g í a fa nt á s t i c a d e Ta b i o
REVISTA LETRAS AL AIRE
Antología fantástica
de Tabio
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A nt o l o g Ă a fa nt ĂĄ s t i c a d e Ta b i o
REVISTA đ&#x;“– LETRAS AL AIRE
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Talleristas
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PROYECTO đ&#x;’ť DÉJATE ATRAPAR POR LA RED 2019
* Miguel Castillo Fuentes Coordinador de talleres, talleres de creaciĂłn literaria y correcciĂłn de textos * Giovanni Zambrano Laverde Tallerista invitado * David Moreu Rivas Talleres de literatura digital y digitalizaciĂłn de contenido
đ&#x;”¨ RealizaciĂłn proyecto đ&#x;”¨
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ANTOLOGĂ?A đ&#x;“– FANTĂ STICA DE TABIO
* Magda XimĂŠna GarzĂłn Amaya Bibliotecaria Sede La Cabrera * MarĂa Lucen Moreno GutĂerrez Bibliotecaria Sede Palo Verde * Luz Yenny GarcĂa Garavito Bibliotecaria Sede JardĂn BotĂĄnico * Nelly Andrea Botia Ballesteros Bibliotecaria Sede ParcelaciĂłn Termales * Carlos AndrĂŠs Chaparro Cano Bibliotecario Sede Instituto de Cultura
* Raul Antonio Ramos GĂłmez
✒ Portada y contraportada ✒ * Melisa Moreu Rivas DiseĂąo * MarĂa Paula MartĂnez SĂĄnchez Dibujo original
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EdiciĂłn, diseĂąo y diagramaciĂłn
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* David Moreu Rivas Senda RelĂĄmpago Editorial
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ImpresiĂłn đ&#x;–¨
* ARCA EncuadernaciĂłn Cra. 28 # 41 - 60 BogotĂĄ, Colombia
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Pre s ent ac i ó n Tabio ha contado con la fortuna de tener cinco bibliotecas a disposición de la comunidad, si bien es cierto nacieron en anteriores administraciones, en el periodo 2016-2019 hemos incluido dentro de nuestro compromiso con la comunidad programas dirigidos a todas las edades, extensión a espacios en los que no hay presencia de biblioteca, oportunidad de acceder a convocatorias gestionadas desde el Instituto mismo brindando la oportunidad de haber ganado reconocimientos importantes y descentralizando aún más los procesos de lecto-escritura en el municipio. A través de esta gestión que fue llevaba a cabo en esta administración, se ha mantenido por segundo año consecutivo el aporte del Ministerio de Cultura para el programa “Déjate atrapar por la red”, el cual brinda oportunidad a población especialmente infantil, en procesos que desarrolla la biblioteca llevándolos a otros espacios, igualmente teatro, cuento, títeres, formación en redacción, creación literaria y muchos otros más que cada semana los diferentes rincones del municipio esperan ver llegar en nuestro bus cultural. El programa “Lobitos Lectores”, creado hace aproximadamente 8 años, se ha venido fortaleciendo, pues ahora cuenta con 5 talleristas que en diferentes disciplinas han llevado a los niños y jóvenes actividades lúdicas, teatrales, manuales, filosóficas y de reconocimiento sonoro, siendo esta última una apuesta reciente en nuestras actividades. Con la adecuación y dotación de espacios físicos en cada una de las Bibliotecas, garantizamos una mayor cobertura, seguros de que próximas administraciones continuarán y fortalecerán estos espacios para el bien de una comunidad que ahora lee más y desde temprana edad.
Ma. Antonia Espinosa Rodríguez Gerente Instituto Municipal de Cultura Joaquín Piñeros Corpas de Tabio
Bibliotecarios y grupos de trabajo
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Instrucciones de juego B Instrucciones para nadar Lo primero que debes hacer es ponerte un traje de baño, gafas y gorro. Después debes conseguir una piscina con agua dentro para así poder lanzarte desde el borde, preferiblemente con impulso y en forma de flechita. Una vez entras al agua vas hasta el fondo y haces escuadras, que no es otra cosa que moverte como lo hacen los delfines, arriba y abajo. Recuerda también mover las manos y los pies para poder flotar después, de lo contrario corres el riesgo de ahogarte. Si se te hace difícil nadar piensa que eres Michael Phelps y ve a la superficie. Sobre todas las cosas, no abras la boca bajo el agua para evitar comerte los peces que viven allí.
Catalina Penagos Acosta
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Instrucciones para dibujar HDibujar es aprender a mirar aquello que vas a dibujar, pensarlo muy bien, y ahí sí comenzar a dibujarlo. Es recomendable pensar aquello que vas a dibujar haciendo uso de la imaginación y pensar si vas a hacerlo con lápiz o esfero. Yo prefiero usar el lápiz porque si te equivocas puedes borrar, en cambio con el esfero ya toca es usar corrector. Por esto es que recomiendo mucho usar un lápiz si vas a dibujar.
Maryuri Gomez
Instrucciones para entrenar en bicicleta Hay que llegar al entrenamiento montado en su bicicleta. Una vez en la pista dejas la bicicleta para ponerte a hacer estiramiento, primero un pie y luego el otro, así hasta que sea el momento de ponerse el casco, ojalá en la cabeza. Ya con la protección lista te montas de nuevo en tu bicicleta y empiezas a hacer acrobacias hasta llegar a la pista. Es importante aquí que te guste la adrenalina y también ganar, aunque esto último en realidad no es tan importante.
Matias Rodriguez
Instrucciones para enamorar Catalina Penagos Acosta
1. Mirar a la niña que te parezca más bonita, esa que no tenga el rostro parecido al del monstruo del pantano. 2. Preguntarle a sus amigos por sus gustos para así darle algún detalle cuando menos se lo espere. 3. Llevarle poemas y escribirle cartas román-
A nt o l o g í a fa nt á s t i c a d e Ta b i o ticas. 4. Estar muy atento por si lo anterior logra que ella empiece a enamorarse. 5. Llevarle flores que le gusten y, al hacerlo, mirarla a los ojos. 6. Insistir con los detalles románticos, y en caso de que no los reciba, guardarlos todos para el momento adecuado.
Oscar Rodríguez
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me dio un abrazo muy fuerte porque estaba de verdad feliz por mí.
Dana Saray Peralta Moreno
Instrucciones para hacer chistes Para hacer y contar chistes es necesario que exista otra persona. Es posible que esa otra persona no entienda el chiste que se dice, o que sea muy aburrido y no se ría, por eso es aconsejable que haya más personas para que la risa se contagie. La expectativa, al contar un chiste, es que quienes te oyen se mueran de la risa, pero la realidad es que solo se ríen con una carcajada, sin que nadie se muera en realidad.
Daniel Santiago García Morales Dana Saray Peralta Moreno
Instrucciones para patinar Me gusta patinar porque de esta forma hago ejercicio, además de que pienso e imagino muchas cosas divertidas mientras lo hago. También veo paisajes y carros y motos mientras yo ruedo sobre los patines. Para patinar es necesario tener un casco, codilleras y rodilleras, esto porque patinar no es tan fácil y por lo general se aprende es a los golpes, o al menos así fue como lo hice yo que aprendí a montar con una amiga, quien me sostenía hasta que finalmente me solté de ella, que al tiempo me decía que corriera mucho. Así aprendí yo. Debo confesar que cuando me solté de mi amiga tuve un miedo que rápidamente se transformó en alegría. Al verme así, mi mamá
Daniel Santiago García Morales
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Animalario de la ternura e El leopardo A mí me gusta el leopardo porque es limpio y vive en la selva, y a mí me gustaría vivir en la selva para despertar rodeada de plantas. El leopardo, cuando quiere, puede atrapar su presa con facilidad porque es muy rápido y por eso ni se dan cuentan de él. Me gustan las manchas de su piel porque parecen corazones y porque si lo ves con atención pareciera también como si fuera familiar del león. Sus dientes son filosos y grandes, por lo que puede comer su presa con facilidad sin compartirla con nadie. Es por todo esto que a mí me gustaría que un leopardo fuera mi amigo.
Sara Valentina García Higuera
Andrés Orlando Guitérrez García
Oscar Rodríguez
El gorila Un gorila defiende a su manada sin importarle si muere al hacerlo. A pesar de esto, al verlo por primera vez cualquiera pensaría que es un tierno peluche, pero si lo vemos más de cerca, y en la vida real, nos asustaríamos por culpa del sonido que hace al golpear su pecho que suena como un gran tambor. Detrás de este gorila se suelen encontrar varios tiernos gorilitas, que la mamá defiende haciendo lo mismo que el otro gorila. Esto pasa cuando oyen la marcha de un ejército. Cuando la amenaza pasa dejan de gritar y golpearse el pecho y salen de sus refugios, los cuales construyen como si fueran albañiles. Lo más sorprendente de ellos es cuando caminan, porque no solo parecen un humano cualquiera, sino que sobre todas las cosas se parecen a un gigante que ha sobrevivido a todo.
Oscar Rodriguez
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El loro
El perro
El loro habla y vuela, toma cacao y tiene uñas largas. Come semillas de girasoles y sus plumas están pintadas de colores. Tiene un pico grueso que suele ser de color negro, y a veces son domesticados y a veces no. Los loros viven en los árboles y son muy parecidos a los papagayos y los tucanes, solo que más pequeños y con la capacidad de repetir las palabras que dicen las personas. Por todo esto, y porque son sencillamente lindos, es que yo creo que el loro es de mis animales favoritos en todo el mundo.
El perro es el mejor amigo del hombre porque a él le gusta que le tiren la pelota. El perro ve a blanco y negro y es un animal doméstico y muy limpio. Todos los perros que conozco son bonitos y juegan a morderse, y a veces se muerden muy duro y lloran. A mi perrita le gusta dormir en el sofá, y a mí me encanta darle de comer. Los perros son juguetones y de colores bonitos. A mí me gustan los colores de mis perros, por ejemplo Sacha que tiene el color de un tigre, y Luna que es de solo color negro.
Yessica Alejandra Luque Sánchez
Laura Valentina Moncada Moreno
El avestruz
Yessica Alejandra Luque Sánchez
El gato Los gatos toman agua y comen pescados. También tienen uñas oscuras y bigotes muy largos, los cuales van creciendo a medida que ellos se hacen más viejos. A los gatos les gusta ir al bosque a cazar animales como pájaros. Los gatos son de colores como el naranja, o el amarillo, o el negro, o un montón de colores más. En especial, los gatos son muy tiernos.
Maryuri Yuliet Gómez Orjuela
Un avestruz es un animal alto porque Dios lo creo así. Tiene patas muy largas y en cada extremo tiene dos dedos, uno largo y otro gordo y pequeño. Sé que al avestruz le gusta comer lechuga porque yo lo vi hacerlo un día. Estaba en una jaula y mi hermano y yo le dábamos lechuga y ella comía. En una de esas el avestruz me mordió y a mí me dio mucho miedo porque había tres avestruces más, y como el avestruz comparte la comida con sus amigos pues pensé que vendrían a morderme también. Por fortuna no pasó nada más. Esos avestruces no tenían hijos porque no pueden nacer en tierra fría, sino en tierra caliente, como en África que es de donde vienen. Allá es muy común verlos cazar peces con su pico largo.
Dana Saray Peralta Moreno
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La metamorfosis de Tabio
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La metamorfosis de Karen Karen Sofía despertó de un sueño intranquilo convertida en una mariposa. Al darse cuenta de esto ella intentó levantarse de la cama, pero en vez de poner los pies en el suelo lo que hizo fue empezar a volar por la habitación. Fue en ese momento que la madre de Karen entró para recordarle que debía ir a la escuela. Karen Sofía, volando en un rincón de la habitación, vio la expresión de sorpresa en el rostro de su madre al no encontrarla, y luego la vio gritando al padre de Karen y a su hermana, quienes al parecer se sorprendieron igual o peor, porque no solo no la vieron a ella en la cama, durmiendo, sino que tampoco vieron a la mariposa que volaba a su alrededor.
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y sin que ella dejara de ser mariposa. No volvió nunca a la escuela, y en su lugar empezó a aburrirse por culpa de esa grandísima habitación y ese rarísimo cuerpo que ahora tenía. Le comenzó a dar hambre, pero como ella no sabía qué comían las mariposas empezó a debilitarse cada vez más y más. Pasaron ocho días de esta forma, y como las mariposas viven tan solo unos pocos días, Karen Sofía murió.
Karen Sofía Rodríguez Romero
La metamorfosis de Valeria Fue en ese momento que mi mamá entró al baño y me vio. Se notaba que estaba sorprendida porque imagino que lo último que esperaba ver era a una conejita en el lavamanos primero, y luego corriendo desesperada hacia la habitación de su hija. Ella también corrió y con una habilidad que le desconocía me atrapó y llevó hasta el patio de la casa, donde una jaula vacía sería mi nueva habitación.
Karen Sofía Rodríguez
Ese mismo día los padres de Karen Sofía llamaron a la policía para informar de la desaparición de su hija, y ella veía y escuchaba todo esto desde un rincón de su habitación. Pasaron los días así, sin que su familia supiera que ella estaba allí
Valeria Moreno Suárez
Mientras yo me acostumbraba a la jaula, mi mamá me buscaba por toda la casa, ignorante de que era yo, la coneja, su hija. Bastante triste se
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A nt o l o g í a fa nt á s t i c a d e Ta b i o acercó a mí y empezó a darme de comer zanahoria, lechuga y repollo, hasta que ya no pude comer más. Se hizo bastante tarde después de eso y ella me dejó en el patio, al interior de la jaula. Al otro día lo que me despertó fue el grito de mi mamá. Al principio no entendí lo que pasaba, así que intenté rascarme las orejas con mis patas, pero ya no era la extremidad de un animal, sino una mano humana nuevamente. Entonces mi mamá me sacó de la jaula y yo le conté todo lo que me había pasado.
Valeria Moreno Suárez
La metamorfosis de María María se despertó de un sueño intranquilo con un rugido demasiado fuerte. Extrañada por el sonido que hizo intentó rascarse la cabeza, y allí vio que en lugar de manos tenía dos garras de felino gigantes, así como que en vez de su cabello normal tenía una gran melena cubriendo su cara. Sorprendida por esto saltó de la cama descubriéndose a sí misma convertida en un hermoso león.
Por el ruido que hizo, porque al saltar la cama se rompió, sus papás entraron a la habitación. ¿Dónde está nuestra hija?, se lamentaban al ver un león en lugar de María. Fue entonces que el papá de María, completamente furioso, agarró una escoba con la que atacó al león, el cual sin más remedio se fue para la selva donde finalmente hizo muchos amigos. Sus papás, en cambio, estuvieron tristes por mucho tiempo, pero después de algunos años adoptaron a una niña, con la que fueron muy felices.
María Marcela Martínez
La metamorfosis de Pedro Un día Pedro Silva García se despertó de un sueño intranquilo sabiendo que algo raro le había pasado. Por esto lo primero que hizo al levantarse de la cama fue buscar un espejo para verse, lo cual hizo. Se miró en un espejo de la habitación y comprendió que se había convertido en un lobo. Fue entonces cuando escuchó a su madre que lo llamaba a desayunar. Para evitar que su madre subiera, Pedro hizo un ruido que ella comprendió como que ya estaba despierto, por lo que se fue a trabajar, no sin antes despedirse de su hijo con un grito. Una vez su mamá se había ido, Pedro bajo hasta la cocina y se comió su desayuno, pero eso no le bastó para llenarse, así que se comió toda la comida que encontró. Tanta comida le dio sed, pero no encontró nada de tomar, por lo que decidió salir a la calle por si alguien le podía regalar un poco de agua para beber. El problema aquí fue que en la calle Pedro seguía siendo un lobo, razón por la cual en todas las casas de sus vecinos le cerraban la puerta, o le pegaban o gritaban.
Pedro Silva García María Marcela Martínez
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Escalofriantes y Fantásticos
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La niña sin ojos Una niña dormía profundamente mientras algo inesperado sucedía en ella. Esto no lo supo sino hasta el otro día, cuando despertó pero seguía viendo todo oscuro. Con un miedo enorme empezó a tocarse el cuerpo, luego el rostro y finalmente sus ojos, donde descubrió que no estaban allí. La niña empezó a gritar pidiendo ayuda, y la gente que acudió a verla no entendían lo que había pasado. Su familia la llevó al médico y la mamá, sin saber qué otra cosa hacer, se dedicó a buscar los ojos de su hija, pero nunca los pudo encontrar.
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mencé a escuchar, todas las noches, ruidos que provenían de la ventana. Una noche, incluso, me desperté y miré hacia allí, pero la cortina había desaparecido. Es la bruja, pensé esa vez. Una tarde, después del colegio, me acosté en mi cama porque quería dormir, pero no pude. Sentía que algo no me dejaba cerrar los ojos, a pesar del cansancio que tenía. Fue entonces cuando sentí que una mano me tocaba un hombro. Al lado de la cama solo había un televisor, desde el cual podía ver la imagen de un duende y una bruja. Luego de eso, sin entender cómo, cerré los ojos y dormí. Fue a la mañana siguiente que me armé de valor y hablé con mi hermano. Le pedí que cambiáramos de habitación, cosa que en realidad él quería, y eso fue lo que hicimos. Ahora es a él a quien asustan todas las noches, mientras que yo duermo tranquilamente.
Harrison Leiton
Dana Valentina Pulido Medina Jasbleidy Milena Gonzáles Montiel
Jhoan Sebastián Velandia Ruiz
Santiago Cabuya
El miedo de Jonathan A mi hermano le gustaba contar historias de terror; esa
noche me contó la de una bruja que visita las habitaciones de los niños. De la historia no recuerdo muchos detalles, salvo que después de que me contará eso co-
La momia Eran las doce del día cuando supe que todos los habitantes del pueblo se encontraban presos del miedo más grande posible. Esto se debía al rumor de que una momia llegaría pronto al pueblo. Repito, todos temían, menos yo, que no creo en momias y además, llegado el caso de que existiera, no habría de temer de
A nt o l o g í a fa nt á s t i c a d e Ta b i o ellas más allá del asco que producen porque se cubren únicamente con papel higiénico. Eso andaba pensando yo cuando vi a la gente en la plaza, todos reunidos sin saber qué hacer ante el monstruo que se acercaba. Intenté calmarlos diciéndoles sin parar que las momias no existen, pero ellos, siguiendo sus instintos más antiguos, tomaron la decisión de armarse con antorchas, hachas y machetes. Al principio yo no entendía por qué lo hacían, sin embargo comprendí rápidamente que habían entendido al revés mi discurso: ¡querían quemar a la momia! Fue aquí que comprendí que debía hacer algo urgente, por lo que caminé por un atajo rumbo al bosque ya que es allí el lugar tradicional en el que se esconden los monstruos. Andaba ya por entre los árboles cuando empecé escuchar unos ruidos extraños desde un arbusto, razón por la cual decidí esconderme detrás de un árbol y desde allí lanzar una roca hacia el origen del ruido. Entonces, desde el arbusto, salió nada más y nada menos que una momia terriblemente monstruosa a la vista. Aquí tengo que decir que yo rara vez me asusto, pero esta vez sentí tanto, pero tanto miedo, que debo confesar que me hice en los pantalones. El frío y el olor fétido al interior de mi pantalón hicieron, de manera afortunada, que yo reaccionara halando del papel higiénico que usaba la momia como ropa. Fui tan rápido al hacer esto que la momia quedó dando vueltas, como hacen las momias en las caricaturas cuando pasa algo parecido. Aquí sucede, precisamente, lo más raro de toda la historia, porque una vez dejó de dar giros sobre sí misma, la momia desapareció y en su lugar apareció un viejito. No era en realidad ningún monstruo, por lo cual me acerqué a él y sujetándolo porque aún parecía mareado. Fue en ese instante que apareció la enfurecida multitud del pueblo en el bosque, a quienes no quedó otra alternativa que contarles lo que había pasado. Allí fue que el viejo nos contó que solo era un viejito que un día, haciendo aseo en el baño de su casa, tropezó con un jabón y en su intento por no caerse se agarró de un papel higiénico con el cual, al caer y dar vueltas
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en el piso, se lió en su cuerpo de tal manera que no se pudo quitar solo. Por esto fue que salió de su casa así, semejante a una momia, gritando, pidiendo ayuda. Por desgracia quien lo vio y oyó creyó que en efecto era una momia y gritó más fuerte aun diciendo: ¡cuidado! ¡Todos a esconderse! ¡Busquen refugio porque una momia viene por nosotros! Al escuchar esto, la gente enfurecida se calmó y propagaron la noticia a los pueblos vecinos: la momia no existe. A pesar de lo ya contado, debo decir que no todo terminó bien para mí. Por supuesto, las personas que fueron al bosque se dieron cuenta lo que me había pasado antes de quitarle el papel higiénico a la momia, por lo que por una semana entera el pueblo entero no habló del viejito, sino del accidente en mis pantalones.
Johan Sebastián Velandia
Sofía Garavito
Una vida sin sombra Desperté en mi habitación sintiendo algo extraño. Al principio no lograba comprender qué era hasta que finalmente miré a mí alrededor y lo supe. Había perdido mi sombra. La verdad, es que esto no es algo a lo que le suela prestar mucha atención, pero en ese momento su ausencia me hizo imaginar a las personas que conozco fijándose y remarcando el hecho de que yo no tuviera sombra. Los imaginé a algunos riendo y a otros mirándome como si fuera una cosa rara. Imaginé todo esto
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hasta que decidí que lo mejor era averiguar lo que me había pasado, así como saber si alguien más le había sucedido lo mismo que a mí. Pensé tanto tiempo en todo esto que no me di cuenta del tiempo, por lo que se había hecho tarde para ir al colegio. Decidí hacer lo que siempre hago, que es ducharme, vestirme y desayunar, todo esto tratando de no darle importancia al asunto de la sombra. Pero al bajar a la sala a comer, mi hermano se fijó detenidamente en mí hasta descubrir lo que me había pasado.
Fue tal el impacto que tuve al ver a este hombre pequeño que quedé paralizado, cosa que él aprovechó para escalar sobre mi cuerpo hasta llegar a mi cabeza.
De camino al colegio no pudo aguantar las ganas de preguntar y yo, sin saber qué más responder, me detuve para mirar al piso, donde estaba todo menos mi propia sombra.
–Pero… ¿Quién eres tú?
–Pero, dime, ¿Qué te parece? –fue lo único que pude decirle. –Pues terrorífico –respondió, levantando al tiempo los hombros como si en realidad no le diera mucha importancia a lo que me pasaba. Me quedé ahí, camino al colegio, sin entender qué sucedía porque al parecer yo era la única persona del pueblo, y de pronto del mundo, que tendría que vivir sin una sombra.
–Hola –me dijo. Yo no le respondí nada porque seguía petrificado por culpa del miedo que sentía. Solo hasta que el hombre pequeño bajó de mi cabeza hasta descansar en el piso fue que pude decirle algo.
Como respuesta lo único que recibí fue un fuerte mordisco en una de mis piernas, y como si con esto fuera capaz de cambiar el mundo por completo, él tomó mi tamaño y cuerpo, al tiempo que yo me convertía en el hombre diminuto. Por supuesto, al hacerse pasar por mí el hombre aquel me quitó mi familia y todo lo que yo había logrado en la vida. Yo, en cambio, me quedé siendo el hombre más pequeño del mundo.
Yordi Fabián Villamil Ríos
Jeimy Bellén
El hombre más pequeño del mundo Hacía un día común en el pueblo cuando decidí salir a comprar algo de ropa que necesitaba. Todo iba como siempre hasta que regresé a casa y encendí la luz. Sentía que algo raro había pasado mientras yo no estaba, pero no sabía muy bien qué hasta que abrí el armario para guardar la ropa. Resulta que allí dentro había un hombre realmente pequeño, sin duda el más pequeño que yo hubiera visto en mi vida.
Yordi Fabían Villamil Ríos
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HabĂa otro cuento
đ&#x;?–đ&#x;?–đ&#x;?– La Bruja, Blanca Nieves y el Espejo Muchos aĂąos atrĂĄs la Bruja vino a preguntarme lo mismo de siempre. –Espejito, espejito, dime ÂżQuiĂŠn es la mĂĄs bella de todas? Dime, soy yo, Âżcierto? –No –le respondĂ esa vez–, hay alguien mĂĄs bella que tĂş. La bruja, ardiendo en rabia, me preguntĂł quiĂŠn era, y yo tratĂŠ de negarme. –¥No te lo voy a decir! –DĂmelo o de lo contrario irĂŠ ya mismo a buscar la bola de cristal para saberlo. AsĂ que se lo contĂŠ: Blanca Nieves, le dije, y ella, sin dudarlo, la buscĂł hasta encontrarla. –Con que tĂş eres la mĂĄs bella de todas –le preguntĂł la Bruja a Blanca Nieves. –Pues asĂ parece –respondiĂł Blanca Nieves, y de inmediato la Bruja se lanzĂł sobre ella. Pelearon pellizcĂĄndose y halĂĄndose del cabello hasta que finalmente la Bruja sacĂł un cuchillo el cual clavĂł en el corazĂłn de Blanca Nieves. Ahora la Bruja viene todos los dĂas a preguntarme lo mismo: ÂżQuiĂŠn es la mĂĄs bella de todas? Dime, espejito, y yo le respondo siempre lo mismo: tĂş, solamente tĂş.
SofĂa Garavito
Los tres cerditos Los cerditos y yo fuimos muy buenos amigos desde muy pequeĂąos. Ă?bamos los cuatro a la escuela y compartĂamos muchas cosas, como jugar y hacer travesuras. En fin, ĂŠramos muy unidos. Pero con el paso del tiempo
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crecimos y cada uno siguiĂł su camino por separado. DespuĂŠs de mucho tiempo nos volvimos a encontrar y cada uno de mis amigos cerditos ya tenĂa su casa, por lo que cada uno me invitĂł a conocerla. La verdad, fue algo muy agradable el saber que despuĂŠs de tanto tiempo seguĂamos siendo buenos amigos. Pero un dĂa todo cambiĂł. Los cerditos conocieron a un tigre malvado, y ĂŠl hizo amigo de ellos. Ese tigre estaba celoso de la relaciĂłn que llevĂĄbamos, porque es raro ver a un lobo y unos cerdos siendo amigos, por lo que quiso daĂąarla, y lo primero que hizo fue sembrar mentiras en los cerditos diciĂŠndoles que yo querĂa destruirles las casas y todo lo que ellos tenĂan. De tal manera que el tigre logrĂł su objetivo y los cerditos no volvieron a hablar conmigo. Nunca dejaron que les explicara nada. AsĂ pasaron varios meses, hasta que un dĂa cayĂł una terrible tormenta tan dura, que dos de las casas de los cerditos se destruyeron y solo quedĂł la del cerdito que la habĂa construido en ladrillo, que fue donde se refugiaron los tres. Yo, preocupado por ellos, salĂ a buscarlos a la casa de ladrillo, donde toquĂŠ y toquĂŠ, con tan mala suerte que no me quisieron abrir. Cuando bajĂł la tormenta vi que cerca de la casa habĂa una escalera, la cual tomĂŠ y puse junto a la casa para subirme al techo y entrar por la chimenea. Y eso fue lo hice: lleguĂŠ hasta arriba y entrĂŠ por la chimenea sin saber que ellos habĂan puesto abajo una olla con agua caliente para que me quemara. EscapĂŠ por la misma chimenea y no volvĂ a saber nada de ellos. El tigre se volviĂł su mejor amigo y de mĂ no quieren saber nada.
A nt o l o g í a fa nt á s t i c a d e Ta b i o Para saber de ellos le pregunto a los animales del bosque o simplemente los veo a lo lejos, esperando que algún día me den la oportunidad de hablar con ellos y decirles que todo fue un invento del tigre para dañar la amistad que teníamos.
Valeria Moreno
Miguel Castillo Fuentes con los niños del proyecto
Caperucita Roja y la abuelita twittera Después de rogarle días y días a mí mamá, yo, la Caperucita Roja del bosque, pude obtener el iPhone tan anhelado. Mi mamá no quería regalármelo por el precio, que era sin duda algo demasiado costoso para ella, pero sobretodo porque ella opina que un teléfono con acceso a Internet no es lo mejor para una niña como yo. Sin embargo, pudo más la insistencia. Lo primero que hice con el teléfono en mis manos fue instalarle Whatsapp, Youtube, un buen número de juegos y, por supuesto, la aplicación oficial de Facebook. Fue en esta red social donde decidí, hace poco, publicar el siguiente post: Hoy es un día tan bello que saldré hacia el bosque para llevarle pastelitos a mi abuela. Admito que tan pronto publiqué el mensaje guardé el teléfono en mi caperuza y salí lo más deprisa que pude.
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Digo esto porque esta fue la razón de que no me hubiera percatado que a los pocos minutos ya podía leerse en mi Facebook: “A El Lobo Feroz y otras 53 criaturas malvadas del bosque les gusta esto.” Para sumar a mi mala suerte no solo el Lobo Feroz sabía de la visita a mi abuelita, sino que también la ruta que encontré en la aplicación de mapas del iPhone fue el camino más largo posible, cosa que ahora estoy segura aprovechó el Lobo, quien sin duda alguna encontró un camino más rápido en su Google Maps, por lo que llegó antes que yo a la casa de mi abuelita. Mi abuelita, aunque vivía sola en el bosque, tenía muchos amigos y seguidores en sus redes sociales, por lo que se puede decir que era una abuelita bastante conocida. Fue hace unos años que ella hizo un curso de Internet en el que abrió una cuenta en Twitter, y desde ahí empezó a postear todo lo que pasaba por su cabeza. Con el tiempo ella ganó miles de seguidores que a su vez la apodaron como “la abuelita twittera”. Esto último también lo aprovechó el Lobo Feroz, porque creo una cuenta falsa en Facebook con una foto que robó de mi perfil, y desde allí le escribió a mi abuelita diciéndole que estaba afuera de la casa para visitarla. La abuelita, muy contenta por mi visita, no se dio cuenta de que era un engaño y abrió la puerta de la casa. Sin perder la oportunidad ofrecida, el Lobo Feroz entró y amarró y encerró, bajo llave, a mi pobre abuelita en una habitación. Una vez dueño de la casa, el Lobo Feroz vio la computadora de mi abuelita y creyó que para que nadie sospechara de lo que pasaba, lo mejor sería ingresar en la cuenta de Twitter de mi abuelita y publicar un post para que sus seguidores creyeran que ella estaba bien. Entonces se sentó frente al teclado, pero no pudo publicar absolutamente nada porque la cuenta tenía una contraseña que él no pudo descifrar. Pasó tanto tiempo intentando ingresar a la cuenta de mi abuelita que el tiempo pasó para el Lobo Feroz sin que se diera cuenta que yo me ya me acercaba a la casa. Al percatarse de esto, el Lobo se puso la primera piya-
A nt o l o g í a fa nt á s t i c a d e Ta b i o ma de mi abuelita que encontró en su habitación, y se metió en la cama. Tengo que decir que al principio no me percaté del truco del Lobo, por lo que al verlo lo saludé como si fuera mi verdadera abuelita. — Abuelita querida, mira lo que me regaló mi mamá. — Veo que es un bonito iPhone, dijo el Lobo Feroz fingiendo la voz de mi abuelita. — Sí, ahora puedo hablar con mis amigos por acá, y también compartirnos juegos y fotos. — Qué bonito, Caperucita. Cuando yo era joven no había nada de eso. — Sí, abuelita… Mira, déjame tomarte una foto para subirla al muro de mi Facebook. — Claro, mijita, con gusto. Tomé la foto pensando más en la felicidad de usar mi iPhone que en cualquier otra cosa, quizá por esto fue que solo hasta que enfoqué su rostro con la cámara del teléfono fue que vi lo extraño que era el rostro de esa abuelita que tenía frente a mí. — Abuelita ¿Por qué tienes esos ojos tan grandes? — Son para verte mejor. — ¿Y esa nariz tan grande? — Es para olerte mejor. — ¿Y esos dedos tan grandes? — Es que así puedo teclear mejor en mi computadora. — Abuelita, ¿Y esos bigotes? — Perdón, mi Caperucita, creo que es por las hormonas que estoy tomando y se me olvidó rasurarme. — Abuelita, ¿y esa boca tan grande? — No es boca, niña tonta. Es un hocico y es para ¡comerte mejor! Como ya ustedes supondrán, porque posiblemente han leído esta historia antes, el malvado Lobo Feroz saltó de la cama y de un solo bocado me devoró. Quedó tan lleno conmigo, que acto seguido se volvió acostar en la cama de mi abuelita y se durmió. Pero, como ustedes también sabrán, la historia no termina aquí. Quiso la buena fortuna que uno de los seguidores más
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fieles de mi abuelita fuera un joven leñador que trabajaba en el bosque, no muy lejos de allí. Este leñador, cuando terminó su jornada de trabajo, revisó en su teléfono con el fin de leer las últimas publicaciones en sus redes sociales. Fue aquí que le llamó la atención que “la abuelita twittera” no tuviera ninguna publicación en su timeline. “Eso me pareció muy extraño”, dijo después. “Por eso fue que decidí ir a visitarla para estar seguro de que se encontraba bien”. El leñador creía que una rama había caído sobre el cable del Internet de la casa de mi abuelita y por eso no se podía conectar a Twitter, por eso mismo cuando llegó a la casa se sorprendió cuando vio, sobre la cama, al Lobo Feroz del bosque con su barriga hinchada conmigo dentro, durmiendo plácidamente. El resto es ya historia conocida por todo el mundo. Sin embargo el Lobo Feroz, que nunca despertó mientras todo pasaba, solo se enteraría de su comida al ver la publicación de la abuelita en la que salimos las dos, en compañía del cazador, celebrando por haber escapado de su estómago. Luego yo aprendí a usar Google Maps así como a usar mi perfil de Facebook. Y así, facebookin y facebookeando este cuento se ha acabado.
David Moreu Rivas con los niños del proyecto
A nt o l o g í a fa nt á s t i c a d e Ta b i o
Memorias
K
De cuando nuestros padres decían que la cigueña traía a los niños Ellos, nuestros padres, nos decían que los niños los traía la cigüeña, quienes solían dejarlos entre las matas de chisgua o fique. Cuando no eran las cigüeñas, ese lugar era ocupado por las viejitas que en los paseos por el monte los encontraban. Como yo creía en todo esto que me contaban, en una ocasión le salí al encuentro a una mujer bastante vieja de mi vereda que pasaba frente a la casa. Le dije que por favor le regalara una niña a mi mamá porque ya teníamos muchos niños. Ella sonrió y me dijo que eso haría. En efecto, a los pocos meses esta señora apareció en la casa y luego, como si en efecto se la hubiera regalado, nació mi hermana. Yo, en serio creía que había sido así, y por eso es que decía que mi hermanita había sido un regalo de la viejita.
Alejandrina Sánchez
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Historias de una madre Me contaba mi mamita que cuando ella era adolecente fue obligada a casarse con mi papá. Él la vio una vez y luego le escribió una carta diciéndole que le gustaba mucho. Ella le respondió por el respaldo de la misma carta que NO, pero esta carta de regreso cayó en manos de mi abuelo materno y él pensó que ellos ya eran novios, por lo que decidió que debían casarse. Pero como mi mamita no quería lo que hizo fue irse de la casa a escondidas. Alcanzó a llegar hasta Cajicá, donde pidió trabajo a una señora llamada Librada. La señora la aceptó después que le contó lo sucedido. Mientras eso le pasaba a mi mamá, mi abuelo culpaba a mi papá de su desaparición, por lo que lo demandó y la policía se lo llevó a la cárcel para que les dijera donde estaba, pero como él no lo sabía lo dejaron ir a casa por falta de pruebas. El asunto se da un día en el que mi papá fue a llevar la leña a Cajica, pues este era su trabajo. Fue así, caminando de Tabio a Cajicá, que vio a mi mamá barriendo en un segundo piso. Ella se dio cuenta y se escondió, pero ya mi papá la había visto. Entonces regresó al pueblo y le conto a mi abuelito, que enseguida fue a buscarla con mi papá. Por desgracia, la señora Librada no pudo hacer nada para evitar que se la llevaran y eso, me cuenta mi mamá, le dolió mucho a ella. La llevaron a casa y al siguiente día la llevaron al pueblo donde una tía de mi papá, donde la vistieron para el matrimonio con mi papá. Lo más curioso de todo es que mi mamá era aún muy joven y por eso mi tía, para que esto no se notara mucho, decidió hacerle un par de senos de papel para que así pareciera ante el sacerdote, y toda la gente, que ya era una señorita.
Alejandrina Sánchez Gabriel Sánchez Taller de fotografía con jóvenes
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A nt o l o g í a fa nt á s t i c a d e Ta b i o
La Santa Rosalía
Jéssica Rodríguez Taller de fotografía con jóvenes
Coplas Desde aquí te estoy mirando por debajo del arbolito pareces chivo temblando salido de ese barrito Cuando bajaba por leña allá por la quebradita tú te hacías el rey y yo la niña bonita Cásate con una campesina y no con una citadina pues se han olvidado de todo hasta de la bendita ruana
Yo era la hija mayor y cuidaba a mis hermanos. Mi mamá me contaba esto, no sé si por asustarme y así no dejar salir a mis hermanos al pozo o al Montesito. Era la historia de Santa Rosalía, quien solía salir del chuzque a la orilla de la quebrada. Decía mi mamá que la Santa Rosalía era mitad mujer y mutad mula. Cuando le pregunté por qué tenía ese cuerpo me contó la historia completa. Que era una señora que había tenido seis hijos, todos de raza negra, por esta razón los echaba al pozo y los ahogaba. Cuando tuvo el último, que era mono de labios rojos, hermoso y parecido a los ángeles de Dios, decidió no ahogarlo por su belleza. Entonces, lo llevo al padre, en la iglesia, para bautizarlo. Este accedió al bautizo, pero le exigió a Santa Rosalía una confesión. Entonces ella le contó al padre la verdad sobre sus anteriores seis hijos ahogados, ante lo cual él le impuso una penitencia. Esta consistía en llevar a su ultimo hijo, el rubio, hasta el pozo donde había ahogado a sus demás hijos, allí debía meterse junto con él hasta que el agua alcanzara su cintura. Cuando emprendió su penitencia, ya dentro del pozo, alzó con gran fuerza a su hijo pues no quería ahogarlo; sin embargo, el agua, como si fuera las almas de los hijos muertos, lo arrancó de los brazos de Santa Rosalía. En ese momento las voces de sus hijos muertos gritaban: “¡mamá, bautismo!”, y Santa Rosalía comenzó a llorar. Pero ya era tarde, al salir corriendo del pozo ya era mitad mula y mitad mujer.
Alejandrina Sánchez
No llores por nada en el mundo ni llores por mí tampoco canta por esa niña bonita que viene de Somondoco
Alejandrina Sánchez
Yo vivía con mi mamá abuelita Yo vivía con mi mamá abuelita porque mi mamá se fue de la casa cuando yo tenía nueve meses. Yo era muy feliz porque me sentaba con mi abuelita para que me cantara canciones, coplas, adivinanzas, chistes y muchas historias más. A veces me ponía a arrancarle
A nt o l o g í a fa nt á s t i c a d e Ta b i o las canas, y cuando le jalaba duro el cabello me ganaba mis palmaditas, pero yo era muy feliz. Hasta que a los siete años me mandaron para la escuela, donde estudiaba de siete de la mañana hasta mediodía. También tenía un perrito que se llamaba Relámpago, quien era mi fiel amigo y compañero. Cuando mi mamá me mandaba por leña yo lo llevaba atado de un lazo para amarrarla, y unas cabuyas para amarrarle una caquita de leña al perrito, y nos íbamos con la leña, el perro siempre adelante, y como el camino era feo por el monte, pues se le enredaba la leña y me tocaba ayudarle para que pudiera seguir hasta la casa, que quedaba en una vereda llamada La Chapa. La casa estaba hecha de tapia pisada y el techo era de paja; las paredes de la cocina eran de piedra y el techo de paja también. El nombre de mi abuelita era Concesión García, y vivía en el municipio de Socha, Boyacá. Yo estudié solo hasta segundo de primaria porque desde muy pequeña tuve que aprender a cocinar y trabajar. Cocinábamos en un fogón de tres piedras. Yo empecé a trabajar desde muy pequeña sembrando trigo, cofia, maíz, frijol, habas y alverjas. También ayudaba a sacar papas y arrancar nabos. También lavaba la ropa de mi mamita y de mi tío y la mía. Lo hacía en una quebrada. Otra cosa que solía hacer era hilar lana, tejer sacos, gorritos, y remudaba una vaca que era mía.
Rosa Amelia Araque
Al final todos los tiempos y las figuras se pierden en el olvido... pero la fe nunca cambia, solo cambia el Dios. Gabriel Sánchez Taller de fotografía con jóvenes
Gabriel Sánchez Taller de fotografía con jóvenes
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A nt o l o g í a fa nt á s t i c a d e Ta b i o
La invención del mundo
No existe un solo lugar en el mundo sin antes haberse escrito sobre él. Es decir, primero nace el cuento y luego sí aparecen las calles junto con su plaza principal, escuela y biblioteca, junto a todo lo demás que existe allí, con nosotros incluidos. Es esto precisamente lo que ha sucedido en las páginas que el lector tiene en sus manos: la invención de un mundo llamado Tabio que ahora, gracias a la imaginación de niños, jóvenes y abuelos, es hoy un pueblo más cierto de lo que era ayer. Un mundo fortalecido gracias a la lectura y escritura de cuentos literarios y relatos de la memoria propia, que son el resultado de una temporada de trabajo en las diferentes veredas del municipio. Por razones estrictas de espacio en el papel, han quedado fuera de esta publicación una gran cantidad de escritos, dibujos y fotografías que también merecen reconocimiento. A estos autores, mi gratitud por el esfuerzo creativo realizado. Para finalizar una cosa más, una muy sencilla: amigos lectores, permitan que la imaginación y la palabra entren en casa. Solo eso, permitan que la literatura nos ayude a encontrar ese mundo que necesitamos.
Miguel Castillo Fuentes
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A n t o l o g í ESTE a PROYECTO f a n t FUE á sAPOYADO t i c POR: a d e Ta b i o RUBEN DARIO ACERO GARCIA ALCALDE MUNICIPAL DE TABIO MARIA ANTONIA ESPINOSA RODRIGUEZ GERENTE INSTITUTO MUNICIPAL DE CULTURA JOAQUIN PIÑEROS CORPAS TABIO PLAN NACIONAL DE CONCERTACION MINISTERIO DE CULTURA
CON LA PARTICIPACIÓN DE LAS SIGUIENTES INSTITUCIONES EDUCATIVAS PÚBLICAS DEL MUNICIPIO DE TABIO: INSTITUCION EDUCATIVA JOSE DE SAN MARTIN TABIO SEDE: PALO VERDE INSTITUCION EDUCATIVA RURAL DIEGO GOMEZ DE MENA TABIO SEDES: DIVINO NIÑO RIO FRIO OCCIDENTAL- ALCAPARRO SIMON BOLIVAR RIO FRIO ORIENTAL PROGRAMA ADULTO MAYOR RIO FRIO GRUPO DE JOVENES RIO FRIO GRUPO DE JOVENES-NIÑOS JUAICA CARRON
JUNTAS DE ACCIÓN COMUNAL DE LAS VEREDAS: RIO FRIO OCCIDENTAL - ALCAPARRO PRESIDENTE ELIZABETH GOMEZ RIO FRIO ORIENTAL - SIMON BOLIVAR PRESIDENTE WILSON BAUTISTA JUAICA CARRON PRESIDENTE DIANA GONZALEZ PALO VERDE PRESIDENTE GILBERTO RODRIGUEZ
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