En su etapa más temprana los mayas aprendieron a valorar y a diferenciar todo lo que existía alrededor de ellos, fueron conscientes de la gran riqueza que les proporcionaba la selva. Desarrollaron a diferencia de nuestra actual civilización, una perfecta sincronía de entendimiento con la naturaleza. Al estudiar sus procesos y ciclos aprendieron que existían manifestaciones de poder superiores a ellos, por lo que la naturaleza junto con sus elementos, fue considerada un ser divino con voluntad propia que no quedaba a merced del hombre, sino por el contrario, eran su mismo poder y manifestaciones, las que regían la vida de los hombres. De este entendimiento, ciertas especies por características fueron adoradas. En el pasado, los abuelos de los mayas, convivieron con mastodontes ¿Qué recuerdos nos quedan hoy de esa convivencia? Ese es nuestro tema principal, gracias por acompañarnos en este breve viaje hacia el pasado y hacia otras regiones del planeta.