EMPLEO: El emblema de la era K que tambalea.

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Ante una situación económica cada vez más preocupante, el kirchnerismo enarbola con frecuencia una de sus principales banderas: el nivel empleo. Frente a los índices que muestran una actividad económica en recesión el gobierno nacional responde con estadísticas de desempleo con las que explican que el trabajo de los argentinos está a salvo y que incluso la cantidad de personas sin empleo en el país viene reduciéndose año a año. Sin embargo la realidad es otra. En un año la población económicamente activa, o en sencillas palabras que no trabaja ni busca trabajo, cayó 1,7%, lo que significan aproximadamente 550.000 puestos de trabajo menos, aunque la tasa de desempleo utilizada en la retórica kirchnerista solo haya aumentado 0,3 puntos porcentuales sobre la PEA lo que significa que aproximadamente hay 17.000 personas más que hace un año sin trabajo ¿cómo es esto posible? ¿Cómo es que hay 550.000 personas menos trabajando pero sólo 17.000 desempleados más? Las 533.000 personas de diferencia entre lo que refleja la caída de la tasa de empleo y el pequeño alza del desempleo son personas que se cansaron de buscar trabajo y al no encontrarlo desistieron de la búsqueda y se ubican hoy en la Población Económicamente Inactiva y por esto no son tenidos en cuenta como desempleados. Para dilucidar este misterio es necesario comprender ciertas características técnicas del mercado laboral y de los métodos utilizados para su estudio. Para la provisión regular de los datos laborales se recurre a encuestas por muestreo; en nuestro país los provee la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que concentrándose en el estudio de centros urbanos, logra cubrir con sus estimaciones al 70% de la población urbana nacional.

1. LA ESTRUCTURA DEL MERCADO LABORAL A partir de la metología utlizada en nuestro país, se considera que una persona está ocupada cuando satisface alguna de las siguientes condiciones: 1) haber trabajado por lo menos una hora en forma remunerada en la semana de referencia, es decir cuando se le realiza la encuesta; 2) haber trabajado sin remuneración en la semana de referencia; 3) no haber trabajado en la semana de referencia por algún motivo circunstancial pero mantener el empleo; 4) suspendidos por menos de un mes y a los de 1 a 3 meses que no hayan buscado activamente trabajo en la semana de referencia. En contraposición, las personas que no tienen trabajo pero lo buscan activamente están desocupadas. Están desocupadas aquellas personas que, sin tener trabajo: 1) lo buscaron activamente en las últimas cuatro semanas; 2) lo venían buscando y en la semana de referencia suspendieron la búsqueda por causas circunstanciales. Es aquí donde justamente radica el problema de esta metodología: el concepto de Desocupación Abierta no agota todas las situaciones de vulnerabilidad laboral. Además de las

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situaciones de precariedad laboral, ya sea trabajo no registrado o salarios menores al salario mínimo vital y móvil existen otras como las de:  

Sub-ocupado: personas que trabajan involuntariamente jornadas por debajo de las 35 horas por semana. Desalentados: desocupados que han suspendido la búsqueda por falta de oportunidades visibles de empleo.

La EPH releva estas situaciones, pero quedan clasificadas en categorías distintas a la de Desocupación Abierta y por lo tanto cuando se publica la tasa de Desocupación, la misma no refleja a esta gente que no trabaja o trabaja menos de lo que querría. Tanto los ocupados como los desocupados están dentro de la Sobreocupados fuerza laboral y constituyen el Ocupados Ocupados plenos conjunto que se PEA conoce como Subocupados Población Desocupados Económicamente Población total Activa (PEA). Otro Típicos grupo conformado por las personas que no PEI trabajan pero que no Marginales buscan un trabajo activamente se denomina Población Económicamente Inactiva (PEI). Este grupo no es homogéneo; en su interior podemos distinguir por los menos 2 categorías más: inactivos típicos e inactivos marginales (o desalentados). Los inactivos típicos cumplen las condiciones generales ya enumeradas (no trabajan ni buscan trabajo) y además no están dispuestos a incorporarse al mercado de trabajo; es el caso de los jubilados, rentistas, etc.. En cambio, se considera inactivos marginales a las personas que se han retirado de la búsqueda activa por falta de visualización de oportunidades pero están disponibles para trabajar, es decir, los desalentados. En pocas palabras, el problema de esta metodología es que al considerar como desempleados únicamente a aquellas personas sin empleo pero que están buscando uno, termina subestimando y ocultando los problemas del mercado laboral. Muchas personas “desempleadas” no buscan trabajo, y al no hacerlo, no son consideradas tales sino que son consideradas “inactivas”. El problema de porqué

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estas personas no buscan trabajo es materia de un estudio mucho más profundo donde se tengan en cuenta aspectos sociales, culturales, educacionales, etc. El fenómeno conocido como “desaliento” es aquel que hace referencia a quienes dejan de buscar empleo luego de un tiempo de búsqueda sin resultados satisfactorios. A través del análisis de algunos números nos proponemos mostrar que este efecto está ocurriendo hoy en la Argentina y que aunque no sea percibido por la Tasa de Desempleo, el mercado laboral está sufriendo la recesión económica actual.

2. COYUNTURA ACTUAL: CAIDA DEL EMPLEO El último dato publicado de la tasa de desempleo es del segundo trimestre de 2014 y ubica al desempleo en 7,5 %. Si realizamos una comparación con el mismo período del año 2013, se observa una suba del índice en 0,3 puntos porcentuales, una situación que a primera vista no parecería tan grave. Es más, si la comparación se haría entre el primer trimestre de 2014 y el primer trimestre de 2013, se concluiría que el desempleo cayó en 0,8 puntos porcentuales. Concluiríamos entonces que si el desempleo está en descenso entonces es porque se están creando nuevas fuentes de trabajo y el mercado laboral estaría en mejores condiciones. Sin embargo, el nivel de actividad (es decir el que mide cuán grande es la Población Económicamente Activa con respecto a la población total) se ubicó en un 44,8 % en el segundo trimestre del año, lo que muestra una baja de 1,7 puntos con respecto al mismo período de 2013 y, si nos remontamos más atrás aún, 2,1 puntos porcentuales menos que la tasa de actividad del tercer trimestre de 2012 cuando comenzaba la estanflación. Es decir que en un año cayó el empleo en 1,7 puntos porcentuales de la población total lo que serían aproximadamente 550.000 puestos de trabajo menos y el desempleo aumentó 0,3 puntos porcentuales sobre la Población Económicamente Activa lo que significa que aproximadamente hay 17.000 personas más que hace un

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año sin trabajo ¿cómo es esto posible? ¿Cómo es que hay 550.000 personas menos trabajando pero sólo 17.000 desempleados más? Esto sólo es posible debido a la caída de la PEA, es decir de la gente que activamente está empleada o desempleada pero buscando trabajo. La tasa de empleo es más veraz debido a que se calcula dividiendo la cantidad de gente ocupada sobre la población total. Si cae es porque menos gente del total de la población tiene trabajo. Pero la tasa de desempleo se calcula dividiendo a los desempleados sobre la PEA. Es decir que si cae la PEA (menos gente busca trabajo), el desempleo puede caer aunque haya más gente sin trabajo. Y es esto justamente lo que se observa en el gráfico: desde hace un año y, si nos remontamos más atrás en el tiempo, desde el tercer trimestre del año 2012 la proporción activa sobre el total de los argentinos viene en declinación. Las 533.000 personas de diferencia entre lo que refleja la caída de la tasa de empleo y el pequeño alza del desempleo son personas que se cansaron de buscar trabajo y al no encontrarlo desistieron de la búsqueda y se ubican hoy en la Población Económicamente Inactiva y por esto no son tenidos en cuenta como desempleados. Como parte de un ejercicio teórico podemos calcular cuál sería la tasa de desempleo si todas esas personas que no encuentran un empleo lo siguieran buscando y, de esta manera, fueran captados por la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC. Así, si todos aquellas personas que “se desalentaron” en estos 12 meses que pasaron entre el segundo trimestre del año pasado y el de este año siguieran formando parte de la PEA, la tasa de desempleo hubiera saltado del 7,2 de hace un año a un 10,9 % u 11 % en lugar del actual 7,5 %. Para entender con más precisión el problema que genera la manera de calcular el desempleo es bueno observar lo que ocurre en España. España tiene una población de aproximadamente 47 millones de personas. Se estima que hoy casi 30 millones de personas no tienen trabajo. Pero de esas 30 millones de personas, 6 millones buscan trabajo activamente (el 20 % del total de los que no trabajan), es decir que la PEI es de 24 millones y la PEA de 23 millones. Esas 6 millones de personas sobre una PEA de 23 millones arrojan las famosas tasas récords de desempleo del 25 %. De esta manera podríamos decir que si en España se buscara trabajo como en Argentina (que en lugar del 20 % del total sin empleo es sólo del 5,5 % aproximadamente), el desempleo allá sería del 7,4 %. O, viéndolo del otro modo, si en Argentina buscara trabajo el 20 % de los sin empleo (PEI + Desempleados), la tasa de desocupación sería muy parecida a la de España. Por estos motivos muchas veces es más esclarecedor observar el comportamiento de la tasa de empleo ya que al calcularse sobre la población total, no existen distorsiones del estilo del efecto desaliento. El mal desempeño de la actividad económica genera un proceso de destrucción de empleo y precarización laboral. Muchos de los que dejan de buscar empleo

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en el mercado formal encuentran alternativas para hacerse de dinero en el cuentapropismo o empleos con salarios en negro. De esta manera se sacrifica la calidad a costa de mantener una fuente de ingresos. Por otro lado, la creación de empleo privado formal creció más que el público entre 2002 y 2007 (62% contra 34,7%, mientras que el empleo informal se estancó o incluso cayó). Sin embargo, desde 2007 en adelante la situación se invirtió y el bajo nivel de creación de empleo privado que se viene observando desde ese año hizo que el público cumpla un papel compensador para que no aumente la tasa de desempleo. En el gráfico se pueden observar tres sub-períodos en lo que respecta a la evolución del empleo. Una primera etapa de fuerte crecimiento de la tasa de empleo coincidente con el período de recuperación de la economía luego de la crisis de 2001 que llega aproximadamente hasta el año 2008. Luego, un período de estancamiento o al menos de aumento del empleo a tasas mucho más modestas junto con algunos períodos de caída del empleo. Este período llega hasta mediados de 2012 y muestra una mayor dificultad para crear empleo debido a que las condiciones de ociosidad de la capacidad instalada que había dejado la crisis de inicios de la década ya habían desaparecido. Por último, desde comienzos de 2012 a la fecha se identifica un tercer período de caída del empleo que acumula desde el primer trimestre de 2012 una retracción del 3,27 % No es casualidad que ante la situación descripta, en la Cámara de Diputados se haya aprobado hace algunas semanas un proyecto de ley sobre Trabajo Registrado. En el mismo se incluyen reducciones en las contribuciones a la Seguridad Social para aquellas PyMES que establezcan una nueva relación laboral o regularicen una relación laboral preexistente no registrada. Si bien la iniciativa es válida, consideramos que llegó un poco tarde ya que el contexto recesivo que viene mostrando la economía no da cuenta de que el proyecto afecte a la

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generación de empleo. Creemos que es necesario atacar problemas más profundos para que finalmente se dé un impulso a la generación de empleo privado y consideramos contraproducente la estrategia de cubrir con empleo público la destrucción de empleo privado. La economía argentina entró en un período de recesión como consecuencia de un proceso inflacionario que comenzó en el año 2007 y nunca se enfrentó de la manera adecuada. La inflación tiene una raíz fiscal; el constante aumento del gasto público erosionó el superávit de los primeros años de kirchnerismo, provocó un déficit fiscal creciente que se cubrió con emisión monetaria generando inflación. Simplificando un poco las cosas podríamos concluir que el deterioro del mercado laboral que estamos viviendo actualmente es consecuencia del proceso inflacionario fuera de control provocado por el desorden fiscal. Si sigue creciendo el gasto público para compensar la caída del empleo privado, la situación fiscal continuará deteriorándose, alimentando el proceso inflacionario y destruyendo más empleo privado.

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